Tema 2 - Al Andalus y Los Reinos Cristianos
Tema 2 - Al Andalus y Los Reinos Cristianos
Tema 2 - Al Andalus y Los Reinos Cristianos
VIII-XV)
AL ANDALUS
1. EVOLUCIÓN POLÍTICA: LA CONQUISTA, EL EMIRATO Y EL CALIFATO DE CÓRDOBA
2. LA CRISIS DEL SIGLO XI: REINOS DE TAIFAS E IMPERIOS NORTEAFRICANOS.
(Siglos XI al XIII)
3. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1237-1492).
4. LA ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL DE AL-ANDALUS.
5. CULTURA.
“La desaparición del reino visigodo fue el resultado de uno más de los numerosos
enfrentamientos nobiliarios (...) y (los dirigentes y grandes propietarios de tierras) recibieron de
los musulmanes vencedores garantías de que mantendrían su preeminencia social y su
situación económica, a pesar de lo cual algunos no dudan en aceptar el Islam, mientras otros
se limitan a firmar acuerdos por los que se avienen a pagar determinados impuestos en su
nombre y en el de los que residen en las comarcas sometidas a su jurisdicción. La organización
eclesiástica fue igualmente respetada, aunque sometida al poder superior de los jefes
musulmanes que sustituyen, también en este campo, a los reyes visigodos”.
J. Luis Martín: “La Edad Media”. En VV.AA. Historia de España. Madrid, Taurus, 1998, página
69. Citado en Anaya, página 57.
ALJOXANÍ, Historia de los jueces de Córdoba, escrita hacia 970. Citado en Editorial Santillana,
2º de Bach. Página 43.
Comenzó así un largo período de ocho siglos, conocido como “Reconquista” durante los
cuales los reinos cristianos del norte (711-1492 d.C.) fueron avanzando y conquistando los
territorios ocupados por los musulmanes.
La batalla de Covadonga (722), ganada por los cristianos en las montañas asturianas,
permitió el establecimiento de un núcleo de resistencia cristiana en el norte, origen del posterior
reino de Asturias. Los musulmanes no dieron importancia a esta derrota, que sin embargo se
convirtió en un símbolo para los cristianos.
Su intento de avanzar más allá de los Pirineos fue frenado por los francos en la batalla
de Poitiers (732).
Desde el principio, el gobierno central tuvo poca fuerza en Al-Andalus (salvo la época de
Abderramán I), ya que representaba una asociación de tribus árabes y bereberes, cada una de
las cuales recibió una parte del territorio ocupado. Además, los cristianos convertidos al Islam,
llamados “muladíes” mantuvieron su poder y sus territorios con cierta autonomía respecto al
poder central.
Por todo lo anterior, la inestabilidad política es la nota dominante en esta época, lo que
permitió que se consolidaran los reinos cristianos del norte que estudiamos en el tema siguiente.
Nada más terminarse la conquista, los bereberes que habían recibido las zonas montañosas
y el valle del Duero, se rebelaron para mostrar su descontento por haber recibido las peores
tierras (la minoría árabe se quedó con las tierras más fértiles). Aunque la sublevación fue
sofocada, el valle del Duero quedó abandonado, retrocediendo la frontera entre Al-Andalus
y las zonas cristianas a las montañas del sistema Central.
A finales del VIII y principios del IX grupos populares de las ciudades más importantes
(Sevilla, Toledo, Córdoba) se sublevaron contra la presión fiscal. La sublevación fue reprimida
con brutalidad.
- Los muladíes protagonizaron también protestas en defensa de su autonomía.
- También hubo revueltas protagonizadas por las comunidades de mozárabes.
Estos reinos de taifas (cerca de 30 en un principio) eran la demostración más clara de las
profundas divergencias que existían entre los musulmanes, principalmente entre sus dirigentes.
En esta época fueron muy frecuentes los enfrentamientos entre los pequeños reinos de Taifas.
El elevado número de reinos que había al principio, se fue reduciendo, al integrarse algunos de
los más pequeños en otros más grandes. Esta división interna de Al-Andalus facilitó el avance
hacia el sur de los reinos cristianos. Algunos reinos de Taifas, debilitados y en inferioridad militar,
pagaban unos impuestos a los reinos cristianos a cambio de su protección. Estos impuestos eran
llamados “parias”. Hay que destacar que la debilidad política de estos reinos no vino
acompañada ni de crisis económica ni de decadencia cultural.
A fines del siglo XI, ante la pérdida de Toledo (1085) y el avance imparable de los
reinos cristianos del norte, los reinos de taifas se pusieron de acuerdo para pedir ayuda a los
almorávides. Estos eran bereberes nómadas del Sahara, musulmanes ultraortodoxos en
cuestiones religiosas (intransigentes, fanáticos), que habían creado un gran imperio en el norte
de África.
2.2.- La unificación almorávide. (1090-1145).
Los almorávides respondieron a esta petición de ayuda, vencieron a las tropas de Alfonso
VI e incorporaron a su imperio a los diferentes reinos de taifas. No obstante, la unificación de
Al-Andalus bajo su poder tuvo una breve duración, debido a tres factores:
La crisis del imperio almorávide había producido en Al-Andalus una nueva fragmentación
política que ha sido denominada por algunos historiadores como “los segundos reinos de taifas”.
Mientras tanto, en el norte de África, su imperio había sucumbido frente a otro nuevo imperio
naciente, el almohade. Los almohades, deseosos de eliminar por completo cualquier resto del
imperio almorávide, cruzaron el estrecho de Gibraltar y fueron apoderándose de los diferentes
territorios de Al-Andalus, completando la unificación en 1172, con capital en Sevilla. Hasta finales
del siglo XII, los almohades vivieron una época de esplendor, logrando importantes victorias
sobre los reinos cristianos del norte.
Hay que tener en cuenta que los almohades no habían llegado en auxilio de los
musulmanes como había ocurrido con los almorávides, sino para poner fin al dominio de éstos
en Al-Andalus, por lo que no tuvieron el apoyo de la población, reacia a la intervención extranjera
bereber tras la experiencia almorávide. El imperio almohade se apoyaba en su fuerza militar,
que quedó debilitada tras la derrota sufrida en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la
que los reinos cristianos habían unificado sus fuerzas. De dicha batalla proviene el famoso
pendón que se conserva en el burgalés monasterio de las Huelgas, y que parece ser no un
pendón sino un trozo de la tienda del jefe almohade derrotado (llamado Miramamolín por los
cristianos). Tras esta derrota, se produjo el imperio almohade entró en decadencia, y su
debilidad produjo de nuevo y por tercera vez la aparición de nuevos reinos de taifas, que fueron
sucumbiendo ante el avance cristiano. Sólo sobrevivió el reino de Granada, aunque sometido al
vasallaje de Fernando III, rey de Castilla y León.
4.2.- Sociedad. - En cuanto a la sociedad de Al-Andalus, tenemos que destacar que es una
sociedad urbana. En sus ciudades, revitalizadas tras la conquista, vivieron los aristócratas
conquistadores que se beneficiaban de las rentas y tributos y eran los dueños del poder
económico y político. En ellas se desarrolló una importante artesanía y un no menos importante
comercio, como ya hemos visto. Córdoba llegó a ser la ciudad más importante del Occidente
medieval en la época del califato, Sevilla también fue una ciudad floreciente, sobre todo en la
época almohade, como lo fue Granada en el reino nazarí.
- Esta sociedad es muy plural. En ella convivieron grupos étnicos y sociales diferenciados,
que conservaron sus rasgos y personalidad. Son los siguientes:
Los bereberes africanos, también musulmanes. Fueron relegados frente a los árabes,
y se les entregaron peores territorios, en la Meseta y en las laderas de las montañas,
donde se dedicaban a la ganadería.
Las comunidades hebreas (judíos) tuvieron mucha importancia en las ciudades, en las
que desarrollaron importantes actividades comerciales y financieras.
Hay que recordar que los musulmanes respetaban a las “religiones de libro revelado”, por lo que
a judíos y mozárabes se les permitía practicar libremente su religión. No obstante, tenían que
pagar unos tributos especiales, a veces elevados. La tolerancia religiosa fue una constante sobre
todo en las épocas del emirato y del califato; la llegada de los almorávides supuso un retroceso
en esa tolerancia debido a su fanatismo e intransigencia.
Mención especial merecen los filósofos Averroes y Maimónides, que fueron coetáneos (ambos
vivieron en el siglo XII). Averroes es el más importante de los filósofos de Al-Andalus y cultivó
los más variados campos del saber; sus libros sobre medicina se estudiaron en Europa hasta el
siglo XVII. Tradujo y estudió la obra de Aristóteles, contribuyendo a difundirla por el occidente
cristiano europeo. Fue un hombre de ideas avanzadas para su tiempo lo que le supuso ser
perseguido. Tuvo que marchar desterrado al norte de África donde murió.
También tuvo que huir de la intolerancia religiosa Maimónides, miembro de la comunidad judía
que destacó en todos los campos de la ciencia, y que, al igual que Averroes destacó por ser uno
de los más reputados médicos de su época.
AL-MAQQARI, Nafh al-Tib. Citado en “Biografía de España”. Fernando García de Cortázar, página 121.
1. LA RECONQUISTA:
El término reconquista se refiere a la actividad militar que llevan a cabo los cristianos en los
siglos VIII al XV sobre el territorio ocupado por los musulmanes en la Península. Esta lucha tiene
un doble sentido:
2. ETAPAS:
El reino de Asturias: el punto de partida de este reino fue la batalla- escaramuza de Covadonga
(Pelayo 722). Con Alfonso I, la capital del reino se estableció en Cangas de Onís, ampliando
pronto su radio de acción hacia el este: Cantabria, Vizcaya, Álava.
Con Alfonso II (791-842) la corte se traslada a Oviedo. Este monarca trató de conectar con la
herencia visigoda restableciendo como código legislativo el Líber Iudiciorum visigodo. Durante
su reinado se descubre la supuesta tumba del apóstol Santiago.
En el siglo IX tiene lugar la expansión hacia el sur. En el 900 se llega hasta el Duero (Alfonso
III): esta era una zona de tierra de nadie ocupada por labriegos, monjes y mozárabes del sur,
especialmente desde el siglo IX en que la intolerancia religiosa se instala en Al-Ándalus. Se
creaban aldeas y se ocupaba la tierra mediante la presura.
La marca hispánica: el 778 Carlomagno, rey de los francos, intenta controlar el valle del Ebro,
intento que se saldó con un fracaso por su derrota a manos de los vascones en Roncesvalles.
Estos hechos están en el origen de:
Reino de Pamplona: los Arista consiguen la independencia de este territorio aliándose con
Carlomagno o con los musulmanes. En los primeros años del siglo X, con la dinastía Jimena,
logran extenderse hasta el Ebro. A mediados del siglo X Aragón quedó unido a este reino y
en el siglo XI, con Sancho III alcanzó su máximo apogeo con el control de Sobrarbe y
Ribagorza.
Aragón: se crean a principios del siglo IX unos núcleos, condados, controlados por los
francos: Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Con el tiempo estos condados se hacen
independientes, al igual que ocurre en el resto del Imperio Carolingio.
Condados catalanes: el 801 los francos conquistan Barcelona, dando lugar a la creación de
la Marca Hispánica. Con Wifredo el Velloso se produjo un proceso de colonización de la Plana
de Vic similar al de la Meseta norte hasta el río Duero. El conde Borrell II se independizó
completamente de los francos en 988.
En 1096, los reyes de Aragón conquistan Huesca. Con Alfonso I en 1118 se conquista Zaragoza.
Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y rey de Aragón, conquista Tortosa (1148) y
Lérida (1149).
Los castellanos ocupan Cuenca. (1177)
2.3. La expansión cristiana del siglo XIII: Baleares, Valencia, Andalucía y Murcia.
La caída de los almohades dio lugar a la mayor expansión cristiana en el siglo XIII:
La negativa de los nobles aragoneses a dejar salir a sus campesinos, por la escasa
población del reino.
Jaime I quiso limitar el protagonismo de los nobles en esta repoblación.
Modelos:
La sociedad de estos primeros núcleos cristianos era rural y atrasada, con algunas pequeñas
ciudades. Eran pueblos montañeses, pastores y poco romanizados. Estaban aislados de Europa
y eran muy dependientes de Al-Ándalus.
Desde estas zonas montañosas repoblaron las llanuras. Al principio el proceso fue lento y
centrado en la meseta norte hasta el Duero y el interior de Cataluña (Plana de Vic). Esta
repoblación no consiste sólo en la llegada de nuevos pobladores, sino en la organización
administrativa de estos territorios que lleva a cabo el rey con la ayuda de los nobles y la Iglesia.
Hasta el siglo XI la repoblación fue espontánea, aunque se preferían áreas protegidas por
fortificaciones y guarniciones militares. La tierra se ocupaba mediante la aprisio o presura que
podía hacerla una persona, el rey (o un conde en su nombre) un clérigo o monjes. Estos colonos
eran personas libres que formaron aldeas en las que pastos, agua y bosques eran bienes
colectivos. Poco después los más poderosos o la Iglesia ampliaban sus posesiones y hacían a los
colonos depender de ellos (a veces eran los propios colonos los que pedían protección de nobles
y monasterios).
Los siglos XI-XIII en la Europa cristiana son de una gran transformación: crece la población y
son siglos de desarrollo económico.
- Cartas pueblas que eran contratos colectivos que fijaban las condiciones para el
cultivo de las tierras.
- Los fueros que determinaban los derechos de una ciudad o villa.
Las órdenes militares dieron protección armada en estas zonas (sobre todo en las tierras al
sur del Duero) y obtuvieron propiedades, castillos y derechos sobre localidades enteras.
Repartimientos: distribución de bienes y tierras en lotes que efectuaba el rey entre los
conquistadores. Se aplicaron sobre todo en el siglo XIII, a costa de los mudéjares que en
muchos casos se sublevaron y acabaron expulsados o convertidos en siervos.
o La Corte era ambulante, y se desplazaba generalmente por las tierras propiedad del rey2.
Los nobles eran guerreros con ejército y fortalezas, con tierras y aldeas que forman su
patrimonio familiar (señoríos). El mismo papel que los nobles tenían los monasterios y los
obispos.
1
Proceso de transformación social que tuvo lugar en la mayor parte de Europa entre la caída del Imperio Romano y
su culminación en los siglos XI-XIII. Una sociedad feudal es aquella en la que existen relaciones generalizadas de
dependencia entre campesinos y señores laicos o eclesiásticos. Dependencia material, señorío territorial, pues
trabajaban en sus posesiones y dependencia personal, señorío jurisdiccional, pues los señores administraban justicia y
ejercen su autoridad sobre los campesinos.
2
Tierras de realengo
Historia de España. Tema 2: Al-Ándalus y los reinos cristianos (siglos VIII-XV)
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o La economía era de subsistencia, basada en la agricultura (la técnica de cultivo más frecuente
era año y vez) y el escaso comercio se basaba en el trueque. Los pagos eran en especies y
hasta el siglo X no comienzan a verse monedas de plata de Al-Ándalus y francas. Las ciudades
eran pequeñas y ligadas a funciones políticas y militares.
Disminuyeron las propiedades y las libertades de los campesinos: la mayor parte de ellos vivía
en tierras de señorío. Las tierras podían ser de dos tipos:
También había jornaleros que labraban la tierra del señor a cambio de un salario (parte de lo
cosechado)
La sociedad de la España medieval tenía también minorías de otras religiones: los mudéjares y
los judíos.
3
Facultad concedida o reconocida por la Corona, que atribuye a un particular las funciones administrativas y judiciales
que aquella ejerciera anteriormente
Historia de España. Tema 2: Al-Ándalus y los reinos cristianos (siglos VIII-XV)
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LA BAJA EDAD MEDIA. LA CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV.
1.- LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA. INSTITUCIONES.
2.- CRISIS DEMOGRÁFICA, ECONÓMICA Y POLÍTICA.
3.- LA EXPANSIÓN DE LA CORONA DE ARAGÓN EN EL MEDITERRÁNEO.
4.- LAS RUTAS ATLÁNTICAS: CASTELLANOS Y PORTUGUESES. LAS ISLAS CANARIAS.
1.1.- El Reino de Castilla. A pesar del poder de los señores, los reyes fortalecieron su poder
en estos dos siglos, debido en parte a la difusión de teorías políticas que defendían el poder
absoluto del rey que se consideraba de origen divino (recuerda el texto de Alfonso X el Sabio en páginas
anteriores); frente al concepto feudal del rey como señor de vasallos, se impuso otra manera de
entender al monarca como soberano de súbditos, cuya autoridad no tenía límites y sólo respondía
ante Dios. Esta doctrina está en el origen de lo que posteriormente conoceremos como
monarquía absoluta. De momento, en estos siglos (XIV y XV), el poder del rey se refuerza, sin
llegar al absolutismo, por lo que hablamos de “monarquía autoritaria”. Los nobles no
aceptaron de buen grado este fortalecimiento del poder del rey, se resistieron a perder poder
político y consiguieron conservar intactos sus privilegios y su poder económico. Veamos como el
fortalecimiento de la monarquía se plasma en el desarrollo de unas nuevas instituciones que
respondían a las necesidades de un Estado más complejo y centralizado:
La Audiencia. Nació en 1369 como órgano supremo de justicia, sólo supeditado al rey. Al
principio era itinerante, pero en el XV fijó su sede en Valladolid, pasando a llamarse
Chancillería en 1442.
En cuanto a las Cortes, se produjo la fusión definitiva de las Cortes de Castilla y de León.
Estas Cortes fueron perdiendo influencia, sobre todo en el siglo XV, limitándose a aprobar los
impuestos y a tomar juramento al heredero. Al final sólo asistían los representantes de las
ciudades, pues nobles y clero, al no pagar impuestos, dejaron de asistir.
Por otro lado, se mantuvo el concepto feudal de pacto entre el señor y sus vasallos.
El rey era el señor, y los vasallos eran la nobleza, el clero y la alta burguesía de las ciudades (el
patriciado urbano). El origen de este pactismo está en el reinado de Pedro III el Grande, quien,
necesitado del apoyo militar y económico de la nobleza y las ciudades para sus campañas de
Italia, se comprometió mediante el llamado Privilegio General (1283) a solicitar en el futuro
el consentimiento de las Cortes en asuntos importantes y a reunirlas periódicamente. De este
modo, las Cortes de los distintos territorios aragoneses, ejercieron un fuerte control sobre la
monarquía, impidiendo el ejercicio de un poder absoluto por parte del rey.
Los virreinatos. En los territorios en los que no residía el monarca, su autoridad era ejercida
por un lugarteniente suyo o virrey. A menudo eran miembros de la propia familia real.
Las Cortes. Ejercían un contrapeso al poder del rey, y defendían los intereses de la nobleza,
el clero y la alta burguesía. Existían Cortes independientes en Aragón, Cataluña y Valencia y
Las Diputaciones. Al principio eran comisiones temporales nombradas por las Cortes para
controlar la recaudación de impuestos. Con el tiempo se convirtieron en diputaciones
permanentes, ampliando sus competencias y convirtiéndose en el máximo órgano de
representación política en Aragón y Cataluña frente a los posibles abusos de la Corona. En
Valencia nunca llegaron a tener esas competencias políticas.
Diputación del Reino de Aragón. Surgió en 1412, compuesta por ocho miembros (clero, alta
burguesía, caballeros y estado llano). Similar a la catalana.
Diputación del Reino de Valencia. Se creó en 1419 y, a diferencia de las anteriores, nunca
adquirió competencias políticas importantes.
El Justicia de Aragón. Este cargo era específico de Aragón, y no existía en Cataluña, Valencia
o Mallorca. Lo nombraban las Cortes entre la nobleza, y su función consistía en la defensa
de los fueros de Aragón frente al poder del rey.
Los municipios. Como en Castilla, los municipios fueron controlados por la alta burguesía,
pero en la Corona de Aragón los delegados del rey fueron perdiendo poder, al contrario de
lo que ocurrió en Castilla. En los ayuntamientos se nombraron a unos magistrados con
funciones ejecutivas y nombres diversos en los distintos territorios. En Cataluña eran los
llamados “consellers”. Además, existía una asamblea municipal, de carácter asesor, llamado
en Barcelona el “Consell de Cent”.
En el caso de Aragón, la crisis afectó sobre todo durante la segunda mitad del siglo XIV,
afectando especialmente a Cataluña (muy castigada por la peste negra). El siglo XV fue de
recuperación, excepto en Cataluña, donde la crisis se acentuó por los conflictos sociales y la
guerra civil.
Así podemos entender que las malas cosechas que se produjeron en la primera mitad del
siglo XIV en toda Europa rompiera el precario equilibrio entre población y recursos, produciendo
el encarecimiento de los alimentos y el hambre. Es lo que se llama “crisis de subsistencias”. El
hambre a su vez hacía que las enfermedades, y en especial las epidemias, se extendiesen con
más facilidad, como ya hemos visto (a consecuencia de las epidemias, cayó la producción,
aumentaron los precios, disminuyó la mano de obra y aumentaron los salarios).
2.3.- Crisis política. Ya hemos dicho que en estos siglos se fortaleció el poder de los
reyes, pero tuvieron que hacer frente a la resistencia de la nobleza y el clero cuyas aspiraciones
chocaban con la política autoritaria y centralizadora de los reyes. Este es un importante factor
para entender las guerras civiles que se produjeron los siglos XIV y XV y en las que afloraron
también tensiones sociales contenidas durante mucho tiempo. Veámoslo:
A.- El reino de Castilla. Vivió una guerra civil (1366-1369) entre Pedro I y su hermanastro
Enrique de Trastámara. La decisión de Pedro I de gobernar de forma autoritaria, dejando de lado
tanto a la nobleza como a las Cortes, hizo que la alta nobleza se organizara entorno a los hijos
bastardos de Alfonso XI (hermanastros de Pedro I), principalmente en torno a Enrique de
Trastámara, que encabezó una rebelión contra Pedro I. La guerra tuvo una dimensión más
amplia, al contar Enrique con el apoyo de Francia (Compañías Blancas de Beltrán Duguesclin) y
de Pedro IV de Aragón mientras que Pedro I contó con el apoyo de Inglaterra (recuerda que en
estos momentos se está produciendo el enfrentamiento entre Inglaterra y Francia conocido como
Guerra de los Cien Años).
Finalmente, Pedro I fue asesinado y ascendió al trono Enrique, con el nombre de Enrique
II de Trastámara, con lo que se inicia una nueva dinastía que sustituye a la anterior dinastía de
Borgoña. Supuso el triunfo de la nobleza frente a la monarquía autoritaria de Pedro I el Cruel,
de manera que, tras la guerra, muchos nobles que habían apoyado a Enrique, recibieron
prebendas y beneficios de todo tipo (las llamadas “Mercedes Enriqueñas”, sustituyendo a la
antigua nobleza que había estado al lado de Pedro I. Se extendió entre los nobles la costumbre
del mayorazgo (que sería luego institucionalizada por los Reyes Católicos), que consistía en
que las propiedades del noble debían transmitirse de forma íntegra al hijo mayor, por lo que no
podían ser vendidas, ni divididas ni embargadas ni enajenadas de ninguna manera. Era una
manera que tenía la nobleza de proteger su patrimonio, impidiendo su división, lo que en el
fondo era una manera de asegurarse la posesión de sus tierras y propiedades, que eran las
fuentes de su poder e influencia.
Se inició, así, una etapa de predominio noble, con constantes abusos de poder y
enfrentamientos con el monarca, frecuentes en los reinados de Juan II (1405-1454) y Enrique
IV (1454-1474). En el reinado del primero, la nobleza consiguió que se procesara y ejecutara a
don Álvaro de Luna, defensor del poder real frente a la nobleza y en quien el rey había delegado
las tareas de gobierno. A su vez, Enrique IV fue depuesto “en efigie” por la nobleza, en la llamada
“Farsa de Ávila” (1465); la nobleza ofreció el trono a su hermana Isabel, quien firmó con Enrique
IV el tratado de los Toros de Guisando por el que se convertía en su sucesora (Isabel llegaría a
ser reina, tras enfrentarse en guerra civil a su sobrina Juana la Beltraneja, como veremos en el
tema siguiente).
Otro aspecto relevante es la muerte sin sucesión de Martín I el Humano (1396-1410). Para elegir
un rey se reunieron nueve compromisarios, tres por cada uno de los territorios de Aragón,
Cataluña y Valencia, en lo que se llamó el Compromiso de Caspe, eligiendo como rey a
Fernando de Trastámara, con lo que, a partir de entonces, la misma dinastía reinaba en Aragón
y en Castilla.
La guerra civil catalana estalló en 1462 y duró diez años. Las causas hay que buscarlas
en varios factores, algunos de los cuales ya hemos estudiado:
1.- El enfrentamiento de la oligarquía catalana con la nueva dinastía Trastámara.
2.- El enfrentamiento entre los payeses de remensa y la nobleza feudal.
3.- El enfrentamiento en Cataluña entre dos grupos sociales: los artesanos y la pequeña
burguesía, agrupados en una especie de partido llamado la “Busca” (significa astilla o viruta en
catalán) contra la alta burguesía rentista y los grandes comerciantes agrupados a su vez en otro
partido denominado la “Biga” (viga en catalán). Sus intereses económicos estaban enfrentados,
y ambos aspiraban a controlar las instituciones catalanas.
Como sabes, tras el Compromiso de Caspe, la nueva dinastía Trastámara, deseosa de fortalecer
su autoridad, debía enfrentarse a la oposición de la oligarquía catalana, por lo que monarcas
como Alfonso V el magnánimo (1416-1458) no dudaron en ponerse del lado de los payeses de
remensa o de la Busca por su rivalidad con la oligarquía catalana.
El hecho que finalmente desencadenó la guerra civil fue el enfrentamiento del tercer rey
Trastámara, Juan II, con su hijo Carlos (Príncipe de Viana). Ambos aspiraban al trono de Navarra
tras morir sin sucesión la reina Blanca (esposa de Juan II y por tanto madre de Carlos). A Carlos,
que contaba con el apoyo de la burguesía catalana, le acusaba su padre de mantener un pacto
secreto con Castilla. Los payeses de remensa, por su lado apoyaban a Juan II.
La guerra llegó a internacionalizarse pues Juan II recibió el apoyo del rey de Francia,
quien se anexionó los condados catalanes del Rosellón y Cerdaña. La guerra terminó tras diez
años de lucha con la firma de la Capitulación de Pedralbes, en 1472, en la que Juan II se
mostró conciliador con el otro bando. Los efectos de la guerra fueron muy perjudiciales para
Cataluña, que había quedado arruinada. Además, el problema de los payeses de remensa no se
solucionó, pues parte de la nobleza y el clero habían apoyado al rey, lo que le impedía mantener
un apoyo claro a los payeses.
Navarra.- Durante estos siglos, el reino de Navarra tuvo más conexiones con Francia (a
que con Castilla o Aragón, consiguiendo mantener una política de equilibro
la que llegó a estar unido)
frente a los intentos anexionistas tanto de Castilla como de Aragón. A mediados del siglo XV, a
la muerte de la reina doña Blanca, se disputan el trono su marido, Juan II de Aragón, y el hijo
de ambos, Carlos, Príncipe de Viana, lo que produjo una guerra civil que afectó también a la
El reino de Granada.- Último reducto de lo que había sido Al-Andalus, vivió su mayor
esplendor en la segunda mitad del siglo XIV, coincidiendo con los conflictos internos de Castilla.
En el siglo XV, estallaron conflictos internos en los que diferentes caudillos militares disputaron
el poder a la dinastía reinante. Esta situación de debilidad haría posible, a finales del siglo XV,
su conquista por los Reyes Católicos (tema siguiente).
Así, a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV, fueron incorporando territorios como Sicilia
(1282), Cerdeña (1324) y el reino de Nápoles (1443), que ocupaba el sur de Italia. También
algunas posesiones en el norte de África, e incluso durante un breve período llegaron a arrebatar
a los turcos los ducados griegos de Atenas y Neopatria, conquistados por mercenarios catalanes
(los llamados “almogávares”).
Fruto de esta expansión política es un comercio muy activo, sobre todo en el siglo XIV,
que tiene su centro en el puerto de Barcelona, desde donde se exportaba hierro y principalmente
tejidos, y se importaban cereales, especias y otros productos. La crisis catalana del siglo XV
afectó a este comercio, y el puerto de Barcelona perdió influencia en favor del de Valencia.
Castilla mantuvo una activa intervención en el Atlántico NORTE, propiciada por los intereses
de sus mercaderes y condicionada por los avatares de la guerra de los Cien Años. La marina
castellana prosperó con el comercio de vinos franceses y lana merina castellana con destino a
los mercados del norte de Europa, siendo frecuentes los enfrentamientos con los ingleses y con
los miembros de la Hansa (federación de ciudades del norte de Europa que monopolizaban el comercio en el
Báltico, Rusia y Centroeuropa).
Es en el siglo XV cuando castellanos y sobre todo portugueses (con los que entran en
competencia,) exploran y extienden su presencia por el Atlántico SUR. Estas expediciones fueron
posibles gracias a importantes avances técnicos tanto en la cartografía (los famosos mapas
llamados “portulanos”), como en el uso de instrumentos que permitían conocer mejor la posición
del barco en alta mar (la brújula, el astrolabio). Además, se construyeron mejores barcos (las
carabelas), más ligeros y rápidos, que permitían desplazarse más lejos que las antiguas galeras.
En esa expansión atlántica debemos mencionar la anexión de las Islas Canarias, que se
produjo a lo largo del siglo XV. Los habitantes de las islas Canarias -guanches- vivían todavía
en un nivel de desarrollo similar al del Neolítico, con una agricultura muy rudimentaria y una
ganadería trashumante. Se organizaban en pequeños grupos muy jerarquizados, gobernados
por reyes, adoraban a las fuerzas de la naturaleza y desconocían el tejido, la metalurgia y la
escritura. Desde el siglo XIII estas islas eran utilizadas por los europeos como lugar para capturar
esclavos.
Los portugueses extendieron sus expediciones por el Atlántico desde principios del siglo
XV, bordeando la costa africana en busca de oro, llegando al golfo de Guinea. Las Canarias, por
tanto, estaban dentro de su ámbito de influencia, por lo que hubo enfrentamientos entre ambos
reinos por el control de estas islas llamadas “afortunadas”. El conflicto se resolvió definitivamente
en favor de Castilla en el reinado de los Reyes Católicos, en los tratados de Alcaçovas-Toledo
(1479).
Estas exploraciones darán lugar, como veremos en otro tema, a los grandes viajes y
descubrimientos de finales del siglo XV y XVI.
LA DUREZA DE LA CRISIS DEL SIGLO XIV. “En este año [1376] tan sin ventura y tan
duro hay que contar las extrañas cosas de Valencia y, entre ellas, como en el camino de
Castilla, entre Requena y Utiel, murieron de hambre más de dos mil personas. Murieron
también más de mil pares de gallinas, que, después, las gentes no se atrevían a comer. Juan
Marqués, que probó un solo bocado, entró en frenesí y murió al día siguiente.
En este año tan fuerte, tan caro, tan seco, tan guerrero, tan rematadamente malo, hay que
recordar también cómo los franceses y los castellanos hicieron cruel guerra por tierras de
Aragón. Apresaban hombres, les daban tormento y pedían por ellos grandes rescates. A la
vez, corrían la tierra, asolando los pueblos.”
J. CAIRUANA, “Una relación inédita de jueces de Teruel”, en Jerónimo Zurita. Cuadernos de Historia 1963. Citado en
Historia de España, 2º de Bachillerato. Editorial Santillana, página 81.
EL REGIMIENTO DE SEGOVIA (1345) “Sepan quantos esta carta vieren cómo nos don
Alfonso [XI], rey de Castilla [...], porque es nuestro servicio que en la villa de Segovia haya
hombres buenos para tratar los hechos e para ordenar todas las cosas que el concejo haría,
porque a los concejos vienen hombres a poner discordia, tenemos por bien fiar todos los
hechos del concejo a diez hombres de los linajes, [...] a dos de los pecheros de la villa y a tres
de los pecheros de los pueblos. Todos éstos, con el juez o con los alcaldes, el alguacil y un
escribano deben juntarse los lunes y los viernes en el lugar acostumbrado. Allí tratarán los
asuntos del concejo, administrarán las rentas, recaudarán los pechos y ordenarán las labores
de reparación de muros y calzadas y las demás cosas necesarias para la villa y su término.
Ellos se repartirán anualmente los [cargos de gobierno] de la villa y no habrá otros oficiales
concejiles que ellos.”
En A. REPRESA, Notas para el estudio de la ciudad de Segovia en los siglos XII-XIV. Citado en Historia de España, 2º
de Bachillerato. Editorial Santillana, página 89.
LA NOBLEZA CONTRA ENRIQUE IV: LA “FARSA DE ÁVILA” (1465). “Encima del cadalso
pusieron una estatua asentada en una silla, que decían representar la persona del Rey, la cual
estaba cubierta de luto. Tenía en la cabeza una corona, y un estoque delante de sí, y estaba
con un bastón en la mano. E así puesta en el campo, salieron todos aquestos ya nombrados
acompañando al príncipe Don Alonso hasta el cadalso. [...] se pusieron al derredor de la
estatua; donde en altas voces mandaron leer una carta [...] en que señaladamente acusaban
al Rey de cuatro cosas: Que por la primera, merecía perder la dignidad Real; y entonces llegó
Don Alonso Carillo, Arzobispo de Toledo, e le quitó la Corona de la cabeza. Por la segunda, que
merecía perder la administración de la justicia; así llegó Don Álvaro de Zúñiga, Conde de
Plasencia, e le quitó el estoque que tenía delante. Por la tercera, que merecía perder la
gobernación del Reino; e así llegó Don Rodrigo Pimentel, Conde de Benavente, e le quitó el
bastón que tenía en la mano. Por la cuarta, que merecía perder el trono e asentamiento de
Rey; e así llegó Don Diego López de Zúñiga, e derribó la estatua de la silla en que estaba,
diciendo palabras furiosas e deshonestas”
Crónica del rey don Enrique cuarto. 1474. Citado en Historia de España. 2º de Bachillerato. Editorial Oxford. 2003.
[Se han adaptado la mayor parte de las grafías de la época]
LA PESTE NEGRA DE 1348 EN FLORENCIA. “ [En 1348] la ciudad de Florencia, noble entre
todas las de Italia, fue pasto de una mortífera peste. La cual, [...] en virtud de la justa cólera
de Dios, fue enviada a los mortales para corregirnos, después de que durante algunos años se
había enseñoreado de las regiones orientales, en las que había cobrado innumerables vidas y
desde donde sin detenerse en lugar alguno, prosiguió de forma devastadora hacia Occidente,
extendiendose continuamente.
No valían contra ella previsión ni providencia alguna, como el que limpiasen la ciudad operarios
nombrados al efecto o prohibir que los enfermos entrasen en la población, o dar muchos
consejos para preservar la salud, o hacer no una sino varias veces al día humildes rogativas a
Dios en procesiones u otras formas piadosas.
En cualquier caso, lo cierto es que, al comenzar la primavera del año mencionado, comenzaron
a manifestarse los dolorosos efectos de la pestilencia. Pero no obraba como en Oriente, donde
el verter sangre por la nariz era signo seguro de muerte, sino que aquí, al empezar la
enfermedad, les nacían a las hembras y varones en las ingles y en los sobacos unas
hinchazones que algunas veces alcanzaban el tamaño de una manzana o de un huevo. La
gente común daba a estos bultos el nombre de bubas. Y, en poco tiempo, estas mortíferas
inflamaciones cubrían todas las partes del cuerpo. Luego, los síntomas de la enfermedad se
trocaban en manchas negras o lívidas en brazos, muslos y demás partes del cuerpo, bien
grandes y diseminadas o apretadas y pequeñas. Así, la buba primitiva, se convertía en signo
inequívoco de futura muerte, tanto como estas manchas.
Para curar esta enfermedad no parecían servir los consejos de médicos ni medicina alguna,
bien porque la naturaleza del mal no lo consintiera, o bien porque se desconocía por la
medicina el origen del mal y la forma de atajarlo. Así, no sólo eran pocos los que curaban, sino
que casi todos los afectados, al tercer día de la aparición de los citados signos, o bien un poco
después, morían sin fiebre alguna ni otro accidente.”
BOCCACCIO, El Decamerón (obra clásica de la literatura italiana, escrita entre 1348 y 1353, en la que un grupo de
jóvenes de buena posición social narran historias para pasar el tiempo en la villa campestre donde se habían refugiado
para huir de la peste de Florencia. Citado en Historia de España de 2º de Bachillerato. Almadraba, año 2003. Página
130.