Predica Roy

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LA ORACIÓN

La oración es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado para comunicarnos con Él. Pero no
todas las oraciones son iguales. Algunas son como llaves que abren puertas específicas en el reino
espiritual.

La “oración de Jabes” es una de esas llaves. Encontramos esta oración en el Antiguo Testamento,
en el libro de 1 Crónicas 4:9-10, que dice: “Jabes fue más ilustre que sus hermanos; y su madre le
puso por nombre Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel,
diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo,
y me libraras de mal, para que no me cause dolor! Y le otorgó Dios lo que pidió.“

. EL PODER DE LA ORACIÓN DE JABES


La “oración de Jabes” no es simplemente un conjunto de palabras; es un clamor del corazón que
toca el corazón de Dios. En 1 Crónicas 4:9-10, Jabes pide cuatro cosas específicas: bendición,
expansión de territorio, la mano de Dios con él y liberación del mal. Este no es un pedido egoísta,
sino un deseo de vivir una vida que glorifique a Dios.

A. La Petición De Bendición En La Oración De Jabes


Cuando Jabes pide bendición, no está pensando solo en sí mismo. Está pensando en cómo puede
ser un canal de bendición para otros. “¡Oh, si me dieras bendición!” es un clamor que va más allá
de las necesidades personales. Es un deseo de tener más para dar más.

¿Cuántas veces hemos limitado nuestras oraciones a nuestras necesidades inmediatas y olvidado
el propósito más grande de ser una bendición para los demás? Recordemos las palabras de Jesús
en Lucas 6:38: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosante darán en vuestro
regazo“.

B. La Expansión Del Territorio En La Oración De Jabes


Jabes también pide que Dios ensanche su territorio. No se trata solo de tierras o posesiones, sino
de influencia y oportunidades para hacer el bien. “Y ensancharas mi territorio” es una petición
para tener un impacto más grande en el mundo para Dios. En Mateo 5:13-14, Jesús nos llama la
“sal de la tierra” y la “luz del mundo”. ¿Cómo podemos ser sal y luz si no pedimos a Dios que
amplíe nuestro alcance?

C. La Mano De Dios Y La Liberación Del Mal


Finalmente, Jabes pide la mano de Dios en su vida y liberación del mal. “Y si tu mano estuviera
conmigo, y me libraras de mal”. Aquí vemos una profunda conciencia de la necesidad de la
protección y guía divinas. Recordemos el Salmo 23:4: “Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo“.

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