Clase 1-2
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Clase 1-2
Nuestro planeta natal nos proporciona vida y nos protege del espacio.
La Tierra, nuestro planeta natal, es un mundo diferente a los demás. Tercer planeta más alejado del sol, la Tierra es el
único lugar del universo conocido en el que se ha confirmado que existe vida.
La Tierra orbita el sol una vez cada 365,25 días. Como nuestros años
naturales, según el calendario gregoriano por el que se rige el mundo
occidental, solo tienen 365 días, añadimos un día bisiesto más cada cuatro
años para tener en cuenta la diferencia.
La Tierra gira sobre su eje cada 23,9 horas, lo que define el día y la noche para los habitantes de la superficie. Este eje
de rotación está inclinado 23,4 grados con respecto al plano de la órbita de la Tierra alrededor del Sol, lo que nos da las
estaciones. El hemisferio que está más cerca del sol experimenta el verano, mientras que el hemisferio que está lejos
hace lo propio con el invierno. En primavera y otoño, cada hemisferio recibe cantidades similares de luz. En dos fechas
concretas del año -los equinoccios- ambos hemisferios se iluminan por igual.
Hace unos 4500 millones de años, la gravedad obligó a la Tierra a formarse a partir del disco gaseoso y polvoriento que
rodeaba a nuestro joven sol. Con el paso del tiempo, el interior de la Tierra, formado principalmente por rocas de silicato
y metales, se diferenció en cuatro capas.
En el corazón del planeta se encuentra el núcleo interno, una esfera sólida de hierro y níquel de 1221 kilómetros de
ancho y que alcanza los 5426 grados centígrados. El núcleo interno está rodeado por el núcleo externo, una banda de
fluidos de hierro y níquel de 2253 kilómetros de espesor. Más allá del núcleo externo se encuentra el manto, una capa
de 2897 kilómetros de espesor de roca viscosa fundida sobre la que
descansa la capa más externa de la Tierra, la corteza. En la tierra, la
corteza continental tiene una media de 30 kilómetros de grosor, pero la
corteza oceánica que forma el fondo marino es más fina -unos cinco
kilómetros de grosor- y más densa.
La corteza y el manto superior de la Tierra están divididos en enormes placas que chocan entre sí a cámara lenta. Cuando
estas placas chocan, se separan o se deslizan entre sí, dan lugar a nuestra geología, que goza de gran actividad. Los
terremotos retumban cuando estas placas se enganchan y se deslizan entre sí. Muchos volcanes se forman cuando la
corteza del fondo marino choca y resbala bajo la corteza continental. Cuando las placas de la corteza continental
colisionan, cadenas montañosas como el Himalaya son empujadas hacia el cielo.
La atmósfera de la Tierra está compuesta por un 78 % de nitrógeno, un 21 % de oxígeno y un 1 % de otros gases como
el dióxido de carbono, el vapor de agua y el argón. Al igual que un invernadero, este manto de gases absorbe y retiene
el calor. En promedio, la temperatura de la superficie de la Tierra es de unos 15 grados centígrados; sin nuestra
atmósfera, sería de -18 grados. En los últimos dos siglos, los seres humanos han expulsado a la atmósfera suficientes
gases de efecto invernadero como para aumentar 1,0 grados centígrados la temperatura media de la Tierra. Este calor
adicional ha alterado los patrones climáticos de la Tierra de muchas maneras.
La atmósfera no solo alimenta la vida en la Tierra, sino que también la protege: es lo suficientemente densa como para
que muchos meteoritos se quemen antes de impactar por la fricción, y sus gases -como el ozono- impiden que la luz
ultravioleta, que daña el ADN, llegue a la superficie. Pero para todo lo que hace nuestra atmósfera, es
sorprendentemente delgada. El noventa por ciento de la atmósfera de la Tierra se encuentra a solo 16 kilómetros de la
superficie del planeta.
También disfrutamos de la protección del campo magnético de la Tierra, generado por la rotación de nuestro planeta y
su núcleo de hierro y níquel. Este campo en forma de lágrima protege a la Tierra de las partículas de alta energía que
se lanzan contra nosotros desde el sol y otros lugares del cosmos. Sin embargo, debido a su estructura, algunas
partículas son canalizadas hacia los polos de la Tierra y chocan con nuestra atmósfera, dando lugar a las auroras, el
espectáculo natural de fuegos artificiales conocido por algunos como auroras boreales.
La Tierra es el planeta que mejor podemos conocer en detalle, ya que nos permite ver cómo se comportan otros
planetas rocosos, incluso los que orbitan alrededor de estrellas lejanas. Por ello, los científicos la vigilan cada vez más
desde el espacio. Solo la NASA ha dedicado docenas de misiones a resolver los misterios de nuestro planeta.
Al mismo tiempo, los telescopios miran hacia el exterior para encontrar otras Tierras. Gracias a instrumentos como el
telescopio espacial Kepler de la NASA, los astrónomos han encontrado más de 3800 planetas en órbita alrededor de
otras estrellas, algunos de los cuales son del tamaño de la Tierra, y un puñado de ellos orbitan en las zonas alrededor
de sus estrellas que tienen la temperatura justa para ser potencialmente habitables. Otras misiones, como el Satélite
de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito, están preparadas para encontrar aún más planetas.
Origen del agua en la Tierra
Fuente: https://www.nationalgeographic.es/espacio/explicando-el-planeta-tierra