Tema 4. Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez

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TEMA 4: ANTONIO MACHADO Y JUAN

RAMÓN JIMÉNEZ

4.1.ANTONIO MACHADO (1875- 1939)

Antonio Machado es uno de los grandes poetas españoles del siglo XX. Su
poesía trata temas como la intimidad, los recuerdos, el paisaje castellano, la
preocupación por España, el paso del tiempo, la muerte, etc. Varias obsesiones
se repiten en su obra: el paso del tiempo y la nostalgia por la niñez y la
juventud perdidas, la falta de amor, y la correspondencia emocional entre los
elementos del paisaje y su estado de ánimo.
En la métrica se inclina por las formas populares, destacando la silva
arromanzada, aunque no faltan manifestaciones más cultas (sonetos, por
ejemplo) y abunda la rima asonante.

Trayectoria poética: las obras.


Primera etapa: (hasta 1907) se inicia con Soledades (1903) que se ve
ampliada con Soledades, galerías y otros poemas (1907). Se inscribe en el
Modernismo simbolista al que suma la raíz romántica de Bécquer y Rosalía y el
simbolismo de Verlaine. Es una lírica profundamente intimista: encontramos la
expresión de los sentimientos personales, el paso del tiempo, la muerte, los
recuerdos, la angustia, la soledad... Para transmitir estos sentimientos, el
poeta, utiliza numerosos símbolos: los sueños (recuerdos), el camino (el curso
de la vida), la tarde o el crepúsculo (el final de la luz, la vejez y la muerte), el
huerto o jardín (el paraíso perdido de la infancia).
Uno de los temas fundamentales del libro es la meditación dolorosa
sobre el fluir del tiempo que conduce irremediablemente a la muerte. Aparecen,
sobre todo, tres temas: el tiempo, la muerte y Dios. Resumiendo, se trata del
problema de la condición humana. También aparecen la evocación de la
infancia, el paisaje y un amor que parece más soñado que vivido. Se ha
destacado en esta primera etapa de su poesía el peso del simbolismo. Se
repiten con insistencia motivos como los de la tarde, el agua, la noria, las
galerías, etc. que constituyen símbolos de realidades profundas, de obsesiones
íntimas. Por ejemplo, el agua es símbolo de vida cuando brota, o de la
fugacidad cuando corre –como los ríos de Jorge Manrique -, o de la muerte
cuando aparece estancada o quieta. Del simbolismo y del modernismo le
vienen también a Machado la preferencia por ciertos tipos de ritmo: abundan en
estos primeros poemas los versos dodecasílabos y los alejandrinos.

El estilo es sencillo, de una gran sensorialidad, dominado por una


musicalidad suave y un cromatismo apagado y simbólico.

Segunda etapa: El Machado más conocido es el de Campos de Castilla (1912


y 1917). A partir de 1907 con su llegada a Soria, Machado comienza un periodo
menos intimista en el que el paisaje soriano cobra gran protagonismo. Los
temas fundamentales son la descripción de las tierras de Soria –prototipo del
paisaje castellano- y las reflexiones críticas y dolorosas sobre la decadencia
española. Es un intento de volcarse hacia el exterior huyendo del mundo íntimo
de soledades. El paisaje castellano de Soria le proporciona los elementos para
esta poesía de proyección colectiva, en la que se interesa por la gente y las
tierras que hay a su alrededor. Es una poesía más descriptiva que refleja un
paisaje real. En este sentido se dice que es un libro noventayochista: Castilla
se convierte en símbolo de España, y Machado expresa su profunda
preocupación patriótica. Los poemas son evocaciones del paisaje real
castellano; las descripciones se convierten en meditaciones en las que se
contrapone el esplendor del pasado castellano con su presente monótono y
gris.
Otros poemas incluidos en esta obra son retratos de amigos, una serie
de elogios dedicados a hombres a los que admira y que proponen una vía de
progreso (Giner de los Ríos, Rubén Darío, Unamuno...) composiciones en
recuerdo de Leonor muerta y poemitas breves que recogen sentencias y
aforismos anunciadores de Nuevas Canciones (1924).
La línea poética del Machado de Campos de Castilla no tuvo continuidad
pues la poesía de los años veinte se alejó de los problemas humanos, del estilo
y de las preocupaciones machadianas. Después de la guerra, su vida y su obra
serán referencia para los poetas comprometidos.

Tercera etapa: (1919-1939) Nuevas canciones (1924) es un libro muy breve


en el que sigue apareciendo el paisaje castellano, aunque más depurado y
menos sentimental. Utiliza la copla, la seguidilla y la soleá para la expresión de
un pensamiento que cada vez se hace más filosófico. El aspecto más
interesante reside en los “Proverbios y cantares”, composiciones a modo de
sentencia o de canción popular con los temas constantes del autor: el tiempo,
la búsqueda de Dios, la vida como un camino, la crítica sobre el país.
Sus últimas producciones líricas son: “Canciones a Guiomar”, dedicados a su
musa de madurez, Pilar Valderrama, De un cancionero apócrifo (1926) es un
libro de prosa con versos intercalados. Antonio Machado finge que estos textos
son obra de Abel Martín y su discípulo Juan de Mairena, dos personajes
ficticios y Poesías de Guerra, que incluyen una elegía a García Lorca.

En prosa destaca Juan de Mairena, personaje inventado que reflexiona


sobre literatura, filosofía, política, etc.
Cabe mencionar también su teatro popular: Desdichas de la fortuna, La
Lola se va a los puertos…) escrito en colaboración con su hermano Manuel y
que gozó de gran éxito.

En cuanto al estilo, además del simbolismo, cabe destacar la técnica


impresionista: mediante un estilo nominal (enumeración de elementos del
paisaje, como en un mosaico) capta impresiones, momentos fugaces, en los
que proyecta sus emociones. Recursos habituales son el símil, las
interrogaciones retóricas (en su constante indagación existencial), la
personificación (del paisaje o del dolor), las enumeraciones… En su etapa
modernista hace uso de sinestesias, aliteraciones, paronomasias, e introduce,
mediante los epítetos, un cromatismo delicado y un marcado poder de
evocación. El tono sentencioso y la profundidad de sus reflexiones se
manifiestan, en su última etapa, mediante un lenguaje sobrio y a veces críptico.
Para Machado la poesía es “palabra esencial en el tiempo”, “diálogo del
hombre, de un hombre, con su tiempo”. Con estas palabras sintetiza su objetivo
lírico: captar la esencia de las cosas a la vez que el tiempo fluye en ellas.

4.2.JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958)

La trayectoria de Juan Ramón Jiménez está marcada por la búsqueda


incesante de la belleza. Para conseguir llegar a esa belleza poética retocaba
siempre sus composiciones, que estaban siempre en un permanente estado de
corrección debido a su ansia de perfección. Su poesía fue variando desde el
Modernismo hasta llegar a la poesía pura, intelectual y difícil. Esta nueva
concepción de la poesía se rige por la inteligencia y se dirige a la minoría
siempre.
La poesía de Juan Ramón puede dividirse en las siguientes etapas:

1. Etapa sensitiva (1898- 1915) desde los comienzos (1898) hasta 1915.
Con influencia de Bécquer, el Simbolismo y el Modernismo es una poesía
intimista y sencilla. Predominan las descripciones del paisaje como reflejo del
alma del poeta, los parques otoñales y los jardines al atardecer, los
sentimientos vagos, la tristeza, la melancolía, la música y el color. Es la poesía
de Arias tristes, Jardines lejanos y La soledad sonora (toma su nombre de un
verso de San Juan de la Cruz).
Está inspirada por el Modernismo como muestran los libros Ninfeas y
Almas de violeta (1900). El sentimentalismo adolescente de estas obras, le
movió a repudiarlas en años posteriores.
En Rimas (1902), Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) el poeta
se centra en los temas de la melancolía, la soledad, el paso del tiempo con una
poesía sencilla de tono sentimental. Es perceptible la huella del Romanticismo
y del Simbolismo.
Hacia 1908 con La soledad sonora tenemos el momento más
modernista. No se trata, sin embargo, del Modernismo exótico y decorativo, con
pavos reales, princesas y fiestas galantes. La aspiración de esta poesía es
embellecer la realidad mediante un lenguaje brillante, colorista y musical
(metáforas y sinestesias, vocabulario refinado, etc.)
En esta época escribió también el famoso libro en prosa poética Platero
y yo publicado en 1914.

Estío constituye ya un tránsito hacia su segunda etapa. El poeta se aleja


del Modernismo en busca de una mayor depuración de la palabra.
Desaparecen los ambientes nostálgicos y soñados, a favor de una realidad
concreta.

2. Etapa intelectual (1916- 1936) representada por Diario de un poeta


recién casado (1916- 1917) escrito a raíz de un viaje a Nueva York con motivo
de su boda señala el comienzo de la “poesía desnuda” o “poesía pura”:
poemas breves, en verso libre o sin rima, que tratan de expresar lo esencial de
las cosas; poesía de ideas, más que de sentimientos; poesía depurada dirigida
a la inteligencia y que exige un esfuerzo intelectual para desentrañar su
significado.
Abandona el sentimentalismo y toda herencia anterior. El resultado es
una poesía difícil, abstracta, se mezclan prosa y verso y desaparecen la
decoración colorista y musical. La raíz intelectual de esta poesía se revela
cuando el poeta apela a la inteligencia como musa inspiradora: “Intelijencia,
dame / el nombre exacto de las cosas”.
Destacan también en este periodo Eternidades (1918) donde manifiesta su
desacuerdo con toda su poesía anterior, que consideraba demasiado
ornamental, Piedra y cielo (1919), Poesía (1923), Belleza y La estación total,
culminación de la etapa.
Las obras de este periodo son las que mayor influencia ejercerán sobre los
poetas del 27.

3. Etapa suficiente (1937- 1958) la desarrolla en el exilio a partir de 1936.


Destaca En el otro costado, siete libros que incluyen el poema en prosa
“Espacio”, cercano al Surrealismo. En Animal de fondo y Dios deseado y
deseante, el poeta se identifica con Dios al que ve en la naturaleza. Al final de
su vida trata el tema del amor y de la muerte en Ríos que se van, de 1951.
Su autoexigencia y ensimismamiento se acentúan. El dios del poeta es
la belleza del mundo, la naturaleza, con la que se siente íntimamente
identificado.
En La estación total (1946) y Dios deseado y deseante (1949) intenta una
poesía total.

Como conclusión recordaremos que se considera a Juan Ramón Jiménez el


mayor renovador de la lírica española del siglo XX, ya que facilitó la aparición
de las Vanguardias y de la Generación del 27 al acercar a España la obra de
los poetas extranjeros más innovadores (T. S. Eliot, Paul Valery, etc.). Pero su
concepto elitista e íntimo de la poesía, dirigida “a la inmensa minoría”, le atrajo
la crítica y el distanciamiento de autores más comprometidos con lo humano,
como Pablo Neruda, que abogaron posteriormente por la “rehumanización” del
arte.

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