TEMA 4 Historia

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TEMA 4: LOS ORÍGENES DEL MOV.

OBRERO (1800-1914)
1. EL NACIMIENTO DE UNA SOCIEDAD DE CLASES

1.1. UN NUEVO MARCO DE RELACIONES SOCIALES


El proceso de revolución industrial y de implantación del liberalismo político y económico
transformaron las relaciones sociales en todo el mundo industrializado. Al desaparecer la
desigualdad jurídica, las diferencias sociales se establecieron esencialmente en el ámbito
económico.
A partir de ese momento, lo que determinó la posición social fue la pertenencia a una clase
social: la de los que poseían la propiedad y el control de la producción, o la de los asalariados,
que vendían su fuerza de trabajo. Los primeros, la burguesía, constituían los nuevos
privilegiados al poder establecer las condiciones salariales y laborales e influir en las decisiones
económicas y políticas. El resto, el proletariado industrial o agrario, se convirtió en el nuevo
grupo social desfavorecido, que dependía de la burguesía para su supervivencia y debía
aceptar las condiciones que le impusieran.
Desde este momento surgió el conflicto de clases, que quería ya no solo en la conquista de la
igualdad y la libertad legales, sino en la lucha por la reducción de las desigualdades sociales y
económicas.

1.2.LOS ORÍGENES DEL MUNDO OBRERO


Algunos obreros industriales provenían de antiguos trabajadores manuales y pequeños
artesanos urbanos, pero, esencialmente, eran campesinos que habían emigrado a las ciudades
en busca de empleo.
Las condiciones de trabajo resultaron, en los primeros tiempos, muy difíciles. Las jornadas
eran agotadoras y se desarrollaban en ambientes laborales muy duros y con una estricta
disciplina. Los salarios apenas permitían la supervivencia: se cobraba únicamente por jornada
trabajada, y en caso de enfermedad o día de fiesta, no había remuneración. Para sobrevivir era
indispensable que trabajasen también mujeres y niños, con salarios mucho más bajos.
En la ciudad, los campesinos proletarizados habían perdido la mayoría de sus referentes. Los
horarios y el ritmo de trabajo ya no dependían de la luz solar o de la estación del año, sino del
reloj y del capataz de la fábrica. Los ancianos y los niños no eran una ayuda en las tareas
agrícolas sino una boca que alimentar. Las costumbres, fiestas o relaciones sociales agrarias,
fraguadas durante siglos, desaparecieron. De este modo, los obreros vivieron, en los primeros
tiempos, una situación de desconcierto y tuvieron que ir adaptándose a unas nuevas formas de
trabajo y de vida muy difíciles.

Además, la existencia leyes antiasociativas, impedían cualquier tipo de asociación de


trabajadores para defender sus intereses.

1.3.LOS PRIMEROS CONFLICTOS: EL LUDISMO


La nueva organización del trabajo y la introducción de máquinas no solo deterioró las
condiciones laborales, sino que provocó una pérdida de puestos de trabajo: de este modo, de
las 800000 personas que en el año 1800 trabajaban en los telares manuales de Gran Bretaña,
en 1834 solo quedaban 200 000.
Ante esta situación, durante las primeras décadas del siglo XIX se produjeron numerosas
protestas contra el nuevo sistema fabril. Pero la imposibilidad de organizarse de forma legal
conducía a los asalariados a participar en revueltas espontáneas y violentas. A menudo, sus
acciones se dirigían contra las máquinas, a las que consideraban responsables del paro y de la
bajada de los salarios, y contra los amos y el gobierno que los protegía.
Esta primera forma de organización y resistencia de los obreros recibe el nombre de ludismo,
en referencia al nombre de un personaje inglés mítico, el capitan Ned Ludd. Las revueltas
ludistas nacieron en Inglaterra entre 1811 y 1816, y se extendieron por todo el continente. En
España, las revueltas ludistas más importantes se produjeron en 1821, en Alcoy, y en 1835, en
Barcelona.
De este modo, la destrucción de máquinas se convirtió en una defensa del puesto de trabajo y
también en una manera de presionar e intimidar a los empresarios en momentos de conflicto
laboral.

1.4.LA CUESTIÓN SOCIAL


En la primera mitad del siglo XIX se hizo evidente que la sociedad liberal e industrializada había
generado nuevas desigualdades. Numerosos intelectuales (escritores, filósofos, políticos) y
artistas tomaron conciencia de la miseria y desamparo en los que se encontraba la clase
trabajadora y de la violencia social que su descontento generaba.
Nació así la denominada cuestión social, es decir, la preocupación por las consecuencias
sociales que provocaba la industrialización.

2. LA CONDICIÓN DE LOS OBREROS EN EL S.XIX


En los primeros tiempos de la industrialización, los trabajadores fueron obligados a vivir en
situaciones muy precarias. Los asalariados eran simplemente fuerza de trabajo que se
compraba, por su abundancia, a muy bajo precio.
Las condiciones laborales eran impuestas de manera unilateral por los propietarios de las
fábricas, las minas u otros negocios.
No existía ninguna legislación para proteger a los trabajadores, al contrario, cualquier forma de
organización o protesta era perseguida por las autoridades.
Se necesitó casi un siglo para que los trabajadores empezaran a participar de los beneficios de
la gran transformación económica que supuso la industrialización, a la que los obreros habían
contribuido en gran medida.

3. PRINCIPALES IDEOLOGIAS DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES


3.1.EL SOCIALISMO UTÓPICO
En Francia, país de gran tradición revolucionaria e intelectual, surgió a principios del Siglo xx
una serie de pensadores, procedentes de la clase media, e incluso de la nobleza, preocupados
por las contradicciones sociales producto de la industrialización, que elaboraron teorías,
formularon soluciones y propusieron distintos modelos de sociedad. Todos estos pensadores
fueron calificados por Karl Marx de utópicos, para diferenciarlos de su propuesta de socialismo
científico.
Los principales ideólogos del socialismo utópico fueron Saint-Simon, Charles Fourier, Blanc y
Blanqui. Henri de Saint-Simon fue un gran defensor del progreso tecnológico, desarrollando en
sus escritos un claro contenido industrialista. Louis Blanc defendió un socialismo democrático y
de Estado. Publicó varios artículos en 1839, en los que proponía talleres sociales de carácter
cooperativo apoyados en parte por el Estado, los Talleres Nacionales. Louis Blanqui, junto con
otros pensadores, realizó una labor más de agrupamiento y puesta en contacto de sociedades,
como la Société des Amis du Peuple y la Société des Droits de l'Homme et du Citoyen.

Todos ellos coincidían en la crítica al sistema capitalista, defendían la evolución social frente a
la revolución, preferían emplear medios pacíficos a la acción violenta para conseguir su
objetivo y postulaban que la bondad y la concordia eran innatas en la condición humana.
Mientras que el socialismo científico propugnaba el cambio social a través de la acción
revolucionaria, el socialismo utópico dejaba en manos de la burguesía la transformación social.
Karl Marx y los socialistas posteriores criticaron duramente a los socialistas utópicos,
acusándoles de sustituir la realidad por creaciones fantásticas.

3.2.EL SOCIALISMO CIENTIFICO


El principal ideólogo del socialismo científico, conocido también como marxismo, fue Karl Marx
(1818-1883), con su colaborador y amigo Friedrich Engels (1820-1895).
Ambos fundaron las primeras organizaciones basadas en los principios del socialismo científico
y divulgaron sus ideas en publicaciones ilegales, como la Gaceta Renana, dirigida por Marx, o
los Anales Francoalemanes, donde Engels expuso sus teorías.
En su etapa revolucionaria, Marx deambuló de un lugar a otro, de París a Bruselas, de la zona
renana a Suiza, hasta refugiarse finalmente en Londres.
Durante esta vida de exilado, al principio se movió en circulos liberales, pero llegó a la
conclusión de que el liberalismo era incapaz de resolver las contradicciones capitalistas.
Redactó, en 1848, el Manifiesto Comunista, y fue el fundador de la Primera Internacional.

Una de sus tesis fundamentales se refiere a la visión económica de la historia, teoría que se
conoce como materialismo histórico. La premisa principal es que la economía es el factor
determinante de la historia. Los cambios económicos son los detonantes de todos los
movimientos sociales y culturales que, en definitiva, influyen en el fenómeno religioso, la
ciencia, el Estado o, incluso, en la mentalidad de las personas.
En el Manifiesto Comunista, Karl Marx define la historia como «una lucha entre opresores y
oprimidos». Dentro de esta lucha de clases, Friedrich Engels diferencia entre la lucha
económica, enfocada a mejorar las condiciones de vida; la lucha política, encaminada a
conseguir el poder, y la lucha ideológica, cuyo fin es la concienciación de la clase trabajadora.
El objetivo del proletariado es la toma del poder político para transformar el sistema capitalista
en un modelo socialista, donde desaparezcan las distintas clases sociales y la propiedad de los
medios de producción sea pública y no privada.
Todas estas ideas dieron lugar, al finalizar la Primera Internacional, a la creación de partidos
socialistas en distintos países, como el Partido Socialista francés, el Partido Laborista
británico o el Partido Socialdemócrata alemán. En 1876 se celebró en París el primer congreso
obrero, y tres años más tarde, en 1879, se fundó el Partido Obrero francés. En 1905 nació la
Sección Francesa de la Internacional Obrera (SFI0).
En Gran Bretaña, el pensamiento marxista se extendió tanto como en Francia o Alemania. Se
fundó el Partido Laborista Independiente, convertido años después, en 1906, en el Partido
Laborista.
En Alemania se organizó la Asociación General de Trabajadores Alemanes (1863), que convivió
con el Partido Socialdemocrático Alemán, hasta la fusión de ambos en 1875, durante el
Congreso de Gotha, del que nació el Partido Social-demócrata.

3.3.EL ANARQUÍSMO
El anarquismo como práctica política y doctrina filosófica surgió a principios del SIglo xix.
William Godwin, a finales del siglo XVII, elaboró su primera teorización con una base
racionalista. Sus principales ideas fueron: la declaración de la libertad individual, rechazando la
idea de sujetarse a leyes o instituciones distintas o contrarias a ella; la abolición de la autoridad
constituida, y la eliminación de la propiedad.
Uno de los primeros teóricos del anarquismo fue el francés Pierre Joseph Proudhon(1809-
1865), que en su obra ¿Qué es la propiedad? afirma: «La propiedad es un robo».Otro ideólogo
del anarquismo fue el alemán Max Stirner (1806-1856), que propugnó e yo individual como
medida de todo, sin subordinación a ninguna jerarquía, como la Iglesia, la sociedad, el Estado o
cualquier partido político, siendo sólo deseable la asociación si se consigue con ello una mayor
afirmación de sí mismo.
El ruso Mijail Bakunin (1814-1876) está considerado como el verdadero creador del
anarquismo. su pensamiento se orientó hacia la organización espontánea del proletariado y al
colectivismo.
Bakunin rechazó todo tipo de poder o autoridad, y defendió políticamente tres ideas fun-
damentales: la necesidad de la eliminación del Estado, la desaparición de los ejércitos y la
aparición de una revolución campesina espontánea.

La sociedad ideal defendida por el anarquismo sería la constituida por personas absolutamente
libres, sin Estado ni poderes institucionales, integrada por pequeñas células autogestionadas,
capaces de elegir a sus autoridades por sufragio universal y con libertad para separarse,
federarse o evolucionar hacia formas más complejas: regiones, naciones, etcétera. La sociedad
postulada por el anarquista Mijail Bakunin consistía en un modelo de anarco-colectivismo, en
el que se colectivizarían los instrumentos de trabajo, el capital y la tierra, y se repartirían los
frutos del trabajo en función del esfuerzo de cada uno.

Un gran anarquista y teórico, el príncipe ruso Piotr Alexéievich Kropotkin, defendió el anarco-
comunismo. La diferencia con el anarco-colectivismo consiste en que propone no sólo la
colectivización de los instrumentos de trabajo, sino también de los frutos, es decir, el reparto
de los bienes según el principio de necesidad, y no según el principio de rendimiento.

En base a esta idea desarrollaría el principio social «de cada uno según su capacidad, a cada
uno según sus necesidades»; se mostró partidario de la asociación libre basada en la
comunidad de ideas y hostil a todas las agrupaciones coactivas, entre las que incluía también a
los sindicatos obreros, a los que sólo veía útiles como instrumentos de la lucha revolucionaria,
pero no como organizadores de la sociedad anarquista (a diferencia del anarco-sindicalismo).

4. LAS PRIMERAS ORGANIZACIONES OBRERAS (1830-1875)


4.1. EL NACIMIENTO DE LOS SINDICATOS
A partir de 1820-1830, los trabajadores comprendieron que el nuevo sistema fabril había
llegado para quedarse, y que no mejorarían sus condiciones de vida y de trabajo destruyendo
las máquinas (ludismo). Animados por las nuevas ideas socialistas, fueron creando
organizaciones para defender sus derechos y plantear alternativas al capitalismo industrial.

El primer tipo de organización obrera fueron las sociedades o asociaciones de Socorros


Mutuos, en ocasiones clandestinas. Tenían su origen en antiguas formas de protección de los
artesanos y ayudaban al trabajador o a su familia en caso de enfermedad, paro, defunción, etc.
Organizaron las primeras huelgas gracias al cobro de cuotas a sus miembros, lo que les
permitía crear cajas de resistencia.

Posteriormente, en Gran Bretaña, cuando se derogaron las leyes antiasociativas (1825)


empezó a configurarse el sindicalismo con-temporáneo. Los obreros se agruparon en
organizaciones de oficios, las Trade Unions, entre las que destaca el Gran Sindicato General de
Hiladores (1829), encabezado por John Doherty.
En 1834, bajo la dirección de Robert Owen, se produjo la unión de los diversos sindicatos de
oficio, y se constituyó la Great Trade Union, que llegó a tener más de medio millón de
trabajadores afiliados.
En la década de 1840 se expandió el sindicalismo: en Francia se creó la Unión Obrera (1843) y
en España el primer sindicato fue la Asociación de Tejedores de Barcelona (1840).
4.2. EL CARTISMO, UN PROYECTO POLÍTICO
Durante el proceso de las revoluciones liberales, los obreros habían secundado las propuestas
de las corrientes radicales, demócratas y republicanas. Fue en Gran Bretaña donde, por
primera vez, el movimiento obrero tomó la iniciativa de organizarse en un proyecto político
propio: el cartismo.
Las enormes dificultades legales y la persecución a la que estaban sometidos los dirigentes
sindicales de las Trade Unions, les convenció de la necesidad de participar en política para
poder cambiar las leyes y de este modo mejorar las relaciones laborales. En 1836, un grupo de
obreros fundó la Working Men's Association, que publicó la Carta del Pueblo. En 1842 se
transformó en la Asociación Nacional de la Carta, considerada el primer partido político de los
trabajadores.
Los cartistas reclamaban el sufragio universal masculino y secreto; la idéntica división de los
distritos electorales (para acabar con el predominio de los distritos rurales); un sueldo para los
diputados, con el fin de que los trabajadores, y no solo los ricos y rentistas, pudieran ejercer
este cargo; e inmunidad parlamentaria para poder exponer sus ideas sin temor a represalias.
Presentaron sus demandas a la Cámara de los Comunes y promovieron en su defensa huelgas
y manifestaciones. Aunque no consiguieron sus objetivos, el cartismo permitió la
concienciación de amplias capas de trabajadores.

4.3. LA PRIMERA INTERNACIONAL


A partir de 1850, el número de trabajadores, organizaciones obreras y pensadores socialistas
era ya muy importante. La conciencia de formar parte de una misma clase, más allá de los
Estados y las fronteras, les llevaría a la constitución de la Asociación Internacional de
Trabajadores (AIT). Fue creada en Londres en 1864 por delegados de asociaciones obreras
inglesas y francesas y emigrantes polacos, italianos y alemanes. Posteriormente se
incorporaron otros grupos (owenistas, cartistas, etc.) y personalidades involucradas en la lucha
social.
La AIT o Primera Internacional se organizó en secciones nacionales y tenía un Consejo General
dirigido por Marx, que redactó los estatutos y el manifiesto inaugural en el que se establecían
los principios básicos de la Internacional: la emancipación de los trabajadores debía ser obra
de los mismos trabajadores, que conquistarían el poder político para acabar con la sociedad
burguesa e implantar el socialismo.
Los primeros congresos de la organización se celebraron en Ginebra (1866), Lausana (1867) y
Bruselas (1868). En ellos se adoptaron acuerdos para impulsar las movilizaciones obreras y se
definieron una serie de reivindicaciones: reducción de la jornada laboral, supresión del trabajo
infantil, desaparición de los ejércitos permanentes, socialización de los medios de producción y
el recurso a la huelga como el medio más eficaz para conseguir estos objetivos.
A pesar de los acuerdos, existían discrepancias en el seno de la Internacional. La más
importante fue el enfrentamiento entre Marx y Bakunin, es decir, entre las ideas del
socialismo marxista y las del anarquismo. Bakunin acusaba a Marx de controlar la Internacional
y de que gran parte de los acuerdos de la AIT reflejaban las posiciones marxistas. Bakunin se
oponía a la conquista del Estado y del poder político, propugnaba su abolición y se mostraba
hostil a cualquier autoridad política.
Las delegaciones de los países más industrializados (Gran Bretaña, Alemania) apoyaban las
tesis de Marx, y los países más atrasados (España, Italia), con un sector agrícola todavía muy
importante, las de Bakunin. Este enfrentamiento provocó la ruptura de la organización en
1872.

4. ¿POR QUÉ FRACASÓ LA PRIMERA INTERNACIONAL?


En el seno de la AlT, las discrepancias entre marxistas y bakuninistas se convirtieron en
irresolubles.
Eran dos concepciones diferentes y enfrentadas sobre cómo organizar el movimiento obrero,
cómo conseguir la destrucción del orden capitalista, y qué sociedad debía construirse tras la
desaparición del capitalismo.
En 1870, la guerra franco-prusiana originó un elemento mas de crisis en el internacionalismo.
El conflicto acabó con la derrota de Francia frente a los alemanes.
El pueblo de París se negó a la capitulación y protagonizó una insurrección popular: la Comuna
de París (1871).
La Comuna intentó poner en marcha muchos de los ideales del pensamiento socialista y
democrático, pero su carácter espontáneo, al margen de la propia AlT, y su falta de conexión
con el resto del proletariado francés y europeo, condujeron a su fracaso, y fue reprimida por
las tropas alemanas y Francesas unidas contra sus principios.
La derrota de la Comuna ahondó en la crisis del internacionalismo. Marx y sus seguidores se
mostraron convencidos de la necesidad de crear partidos políticos nacionales fuertes y
organizados, capaces de dirigir en un futuro la revolución.
Ello se aprobó y ratificó en el Congreso de La Haya de 1872, en el que, además, se expulsó a
Bakunin y a sus seguidores, disconformes con la línea adoptada.
La AlT se trasladó a Estados Unidos y se disolvió al poco tiempo (1876). A partir de entonces
marxistas y anarquistas siguieron caminos separados.

6.3. LA SEGUNDA INTERNACIONAL


La Segunda Internacional se fundó en París en 1889. Solo incorporó partidos socialistas y se
organizó como una confederación de partidos nacionales autónomos, sin un consejo general
que centralizase la acción, a diferencia de la AIT. En 1900 se creó un Buró Socialista
Internacional, con sede en Bruselas, encargado de dar continuidad a la organización entre la
celebración, cada tres años, de los congresos de la Internacional.
Las resoluciones adoptadas en el congreso fundacional reclamaban leyes para la protección de
los trabajadores, la jornada laboral de ocho horas y la abolición del trabajo infantil. En los
siguientes congresos, la Segunda Internacional debatió y estableció una serie de principios que
se mantendrían a lo largo del siglo: la extensión de la democracia, la evolución pacífica hacia la
toma del poder político, la regulación del mercado laboral y el fin de la discriminación sexual y
de las demás desigualdades.
-» Asimismo, condenó el colonialismo, como una forma más de explotación capitalista, y las
guerras, consideradas un producto del enfrentamiento entre los Estados capitalistas que se
debía impedir y frenar por medio de la huelga general y la movilización revolucionaria.
Agrupaba a millones de trabajadores y sus debates tuvieron una notable repercusión. Impulsó
una gran diversidad de organismos, entre los que cabe destacar la Conferencia Internacional
de Mujeres Socialistas (1907).

7. ¿POR QUÉ SE PRODUJO UNA RUPTURA DE LOS PARTIDOS SOCIALISTAS A PINCIPIOS DEL
S.XX?
A partir de 1890, en el movimiento socialista se abrieron una serie de debates que acabaron
proyectando su ruptura y dieron origen a las dos grandes corrientes del socialismo del siglo XX:
la socialdemócrata o reformista y la revolucionaria o comunista.
En Alemania, un sector del socialismo, dirigido por Eduard Bernstein, sostenía que la
participación política de la clase obrera, y su colaboración con las fuerzas políticas burguesas
había permitido las reformas sociales y la democratización política. En consecuencia, apostaba
por la vía parlamentaria y reformista para llegar de manera gradual al socialismo.
Otro sector defendía que solo se podía llegar al socialismo a través de la revolución proletaria y
que esta debía tener un carácter mundial. El ruso Lenin y la alemana Rosa Luxemburgo fueron
las personalidades más relevantes de esta tendencia.
Junto a esta cuestión, se abrieron nuevos debates que dividieron al socialismo. Por un lado, el
del colonialismo, con un sector opuesto a la explotación colonial y otro que mostraba cierta
tolerancia al respecto, por las ventajas económicas que representaba para los trabajadores de
los países imperialistas.
Por otro lado, también generó enfrentamiento la posición que debían adoptar los socialistas
respecto a la guerra europea, La cuestión era si los intereses nacionales se anteponían a los de
clase en caso de conflicto bélico.

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