Estatuto de Roma

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Estatuto de Roma

El Estatuto de Roma es el instrumento constitutivo de la Corte Penal

Internacional. Fue adoptado en la ciudad de Roma, Italia, el 17 de julio de

1998, durante la Conferencia Diplomática de plenipotenciarios de las Naciones

Unidas sobre el establecimiento de una Corte Penal Internacional.

El Estatuto de Roma estableció cuatro crímenes internacionales

centrales: genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y

el crimen de agresión esos delitos no estarán sujetos a prescripción alguna.

Según el Estatuto de Roma, la CPI sólo puede investigar y procesar los cuatro

crímenes internacionales principales en situaciones en las que los Estados no

pueden o no quieren hacerlo por sí mismos. La competencia del tribunal es

complementaria de la competencia de los tribunales nacionales. El tribunal

tiene competencia sobre los crímenes sólo si se cometen en el territorio de un

Estado parte o si son cometidos por un nacional de un Estado parte. Una

excepción a esta regla es que la CPI también puede tener jurisdicción sobre

crímenes si su jurisdicción está autorizada por el Consejo de Seguridad de las

Naciones Unidas.

Durante la Conferencia, los Estados Unidos, Israel y China hicieron causa

común en contra de este. Pese a esto tanto Israel como los Estados Unidos

firmaron pero no ratificaron el Tratado. De hecho, la firma por la parte

estadounidense la realizó en el año 2000 el presidente Bill Clinton solo un día

antes de dejar el poder a George W. Bush. En 2002, el gobierno

estadounidense declaró la retirada de la firma y también promulgó la Ley de


Protección de los Miembros de Servicio Estadounidenses en agosto de 2002

para proteger a los ciudadanos estadounidenses de la CPI.

Pese a la experiencia internacional en suscripción de tratados multilaterales, el

mismo estatuto fijó un alto cuórum para su entrada en vigencia (60 países). Sin

embargo, el proceso fue sumamente rápido, partiendo por Senegal hasta que

diez países en conjunto depositaron ante la Secretaría General de las Naciones

Unidas el instrumento de ratificación el 11 de abril de 2002. El Estatuto entró en

vigor el 1 de julio del 2002.

En mayo de 2024, 124 estados son parte del estatuto. Se trata de 33 países

africanos, 19 de Asia-Pacífico, 19 de Europa del Este, 28 de América Latina y

el Caribe y 25 de Europa Occidental y otros países. Entre otras cosas,

establece la función, jurisdicción y estructura de los tribunales.

El Estatuto es un instrumento legal cuya Corte Penal está facultada para

ejercer Jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de

trascendencia internacional y tiene también, carácter complementario sobre las

jurisdicciones penales nacionales. Debe tenerse en cuenta que el documento

original ha sido modificado de manera que cualquier referencia al mismo es

relativa al documento originario A/CONF.183/9, de 17 de julio de 1998,

enmendado el 10 de noviembre de 1998, 12 de julio de 1999, 30 de noviembre

de 1999, 8 de mayo de 2000, 17 de enero de 2001 y 16 de enero de 2002. Las

enmiendas al artículo 8 reproducen el texto contenido en la notificación del

depositario C.N.651.2010 Treaties-6, en tanto que las enmiendas a los artículos

8 bis, 15 bis y 15 ter reflejan el texto contenido en la notificación del depositario


C.N.651.2010 Treaties-8; ambas notificaciones del depositario tienen la fecha

29 de noviembre de 2010.

Asimismo, debe tenerse en cuenta que tanto los Elementos de los Crímenes

como las Reglas de Procedimiento y Prueba están correlacionados con el

Estatuto y que deben interpretarse en su conjunto. Para que el Estatuto de

Roma pudiera entrar en vigencia se requirió la ratificación de 60 El Estatuto

entró en vigencia el 01 de julio del 2002. A la fecha son 121 Estados que han

ratificado el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

Es fundamental subrayar que la CPI depende de la cooperación de los Estados

para si funcionamiento, independientemente que hayan ratificado o no el

Estatuto de Roma.

El compromiso de los Estados para con el Estatuto de Roma de la CPI, se rige

por el principio de la Buena Fe.

Para Guatemala la vigencia ha comenzado exactamente 10 años después, el 1

de julio de 2012.

La importancia de contar con un tratado internacional como el Estatuto de

Roma, radica no sólo en la creación de una Corte Penal Internacional de

naturaleza permanente y con competencia para sancionar individuos

responsables de crímenes internacionales, sino que además ha delimitado e

incorporado la definición de tales crímenes, los mismos que se encuentran bajo

jurisdicción de la referida Corte como los delitos de genocidio, lesa humanidad

y crímenes de guerra. Su evolución más reciente no era esperada tan

tempranamente pero incluso el delito de agresión ha logrado ser delimitado en

la
El Estatuto de Roma es el resultado de un largo proceso de codificación que

busca la persecución y eventual sanción de los graves y masivos atentados a

la dignidad humana.

Si bien el Estatuto de Roma no contiene una disposición que expresamente

obligue al Estado a recoger las descripciones típicas de los crímenes

internacionales en él contemplados, tácitamente dicha obligación se deriva del

principio de complementariedad recogido en su preámbulo: Destacando que la

Corte Penal Internacional establecida en virtud del presente Estatuto será

complementaria de las jurisdicciones penales nacionales así como en su

articulado: "Artículo 1. La Corte se instituye por el presente una Corte Penal

Internacional ("la Corte").

De acuerdo con dicho principio, los Estados deben mostrar las condiciones de

justicia adecuadas para juzgar y sancionar en el ámbito interno a los

responsables de estos delitos o crímenes.

Ello supone que el marco normativo de imputación de conductas, la tipificación

de conductas constitutivas de delitos internacionales y los procedimientos para

su persecución y sanción, se encuentren en niveles óptimos para llevar a juicio

a los responsables de tan graves conductas.

Precisamente, la legislación penal vigente muestra un deficiente marco

normativo interno para sancionar adecuadamente a los responsables de delitos

internacionales y por lo tanto para prevenir prácticas violatorias de derechos

humanos tan graves como el crimen de genocidio, los crímenes de lesa

humanidad o los crímenes de guerra.


Una cuestión esencial es discutir las formas en las que la legislación penal

introduzca los supuestos típicos contemplados en el derecho penal

internacional. Esto a pesar de la antigüedad de algunos Convenios

Internacionales relacionados con la materia como el Convenio para la

Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, el Convenio contra el Apartheid,

la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles Inhumanas y

Degradantes, la Convención

Interamericana de Desaparición Forzada de personas o los Convenios de

Ginebra.

Como puede apreciarse, los tratados antes referidos resultan insuficientes

frente a la amplitud de los supuestos típicos recogidos en el Estatuto de Roma.

Ello sin perjuicio de tener en cuenta que este Estatuto constituye una forma de

síntesis mínima de diversos instrumentos internaciones vinculados al Derecho

Internacional de los Derechos Humanos y al Derecho Internacional

Humanitario. Sin embargo, debe tenerse claro que subsisten obligaciones

propias de los tratados mencionados puesto que no las hipótesis de derecho

surgen de distintas condiciones jurídicas. Así, subsistirán los deberes de

tipificación de las violaciones de Derecho Internacional Humanitario, de

adecuación legislativa del delito de tortura (Véase la sentencia en el expediente

1822-2011 de la Corte de Constitucionalidad, donde ésta "exhorta" al Congreso

a tipificar el delito de tortura de acuerdo a los estándares internacionales),

respecto a la desaparición forzada, etcétera.


La creación de la Corte Penal Internacional (CPI) es considerada un hito en el

derecho internacional y representa un notable avance en la lucha contra la

impunidad de los más graves crímenes internacionales.

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