Consumo de Drogas

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ANTECEDENTES DEL PROYECTO

DE INVESTIGACIÓN EL CONSUMO DE DROGAS

Algunos de los últimos datos sobre consumo de drogas entre la población


juvenil, constatan que la edad media de inicio en las mismas se sitúa en
la franja de edad que se denomina adolescencia.

Asimismo, según los datos que aparecen en el informe sobre el


“Indicador de Admisiones a Tratamiento” del Observatorio Español sobre
Drogas, los admitidos a tratamiento por algunas drogas como el
cannabis, alucinógenos y MDMA habían comenzado a consumir a
edades tempranas (16,6 años, 17,9 y 17,6, respectiva-mente). De igual
modo, los años transcurridos desde los inicios de los consumos hasta la
solicitud de demanda de ayuda mantienen una media muy elevada que
oscila entre los cinco años en el caso del MDMA, a los once años
transcurridos en el caso de la heroína.

A estos datos cabe añadir la apreciación realizada por los profesionales


de los tratamientos de drogodependencias sobre la importancia de la
detección precoz de casos y la intervención temprana de esta
problemática para un buen pronóstico posterior. Además, esta
intervención temprana podría realizarse en muchos casos utilizando las
redes normalizadas de salud, servicios sociales, familias, centros
educativos…, evitando de este modo la estigmatización que
inevitablemente con-llevan las redes asistenciales especializadas en
drogodependencias.

Entendemos que existe una necesidad objetiva de disponer de un


instrumento orientador de las intervenciones susceptibles de aplicarse
con los menores que comienzan a tener problemas relacionados con las
drogas.

Desde todas las Administraciones competentes y organizaciones


sociales se insiste en impulsar Programas específicos de intervención
dirigidos a los menores consumidores, sin embargo, son aún escasas las
experiencias aplicadas en nuestro país.

Para la realización de esta Guía de Intervención se diseñó un


cuestionario de recogida de información que fue enviado a los Planes
Autonómicos, Ayuntamientos que cuentan con Planes Municipales sobre
drogas en la Unidad Educativa Juan Montalvo

ONG que intervienen en el campo de las drogas, con objeto de recabar informa-
ción sobre los Programas de este tipo que se están de llevando a cabo en
nuestro país.

No debemos olvidar, por otra parte, que este tipo de Programas tiene entre sus
dificultades una muy particular: exige la implicación de un gran número de
Mediadores Sociales que van desde los Servicios Sociales y Sanitarios, los
centros educativos, los recursos de ocio y culturales…hasta los centros
especializados en drogodependencias y las organizaciones sociales que
intervienen en la comunidad. Todos ellos precisan de un lenguaje, unos objetivos
y unas estrategias nítidas de intervención que permitan llevar a cabo una acción
coordinada. Quizás la complejidad de esta tarea sea el origen precisamente de la
escasez de Programas aplicados en este campo.
LOS MENORES/ADOLESCENTES

Esta guía de intervención hace especial referencia a la intervención con


meno-res en situación de riesgo. Lo primero que debemos precisar son
los dos términos: “menor” y “situación de riesgo”.

El concepto de “menor” se circunscribe, en coherencia con el ámbito


legislativo, al tramo de edad que va desde los 14 a los 18 años. No
obstante, hemos de señalar que en la mayoría de los Programas
revisados se amplía el tramo hasta los 20.

Este segmento de edad viene a coincidir con la etapa evolutiva de la


adolescencia, aunque no existe una unanimidad doctrinal a la hora
delimitar los distintos momentos en que evoluciona el adolescente. A
efectos de este trabajo hemos decidido seguir el criterio de Horrocks
(1984) quien destaca en la evolución de la adolescencia tres sub
períodos: temprana, media y tardía.

La adolescencia temprana o pre adolescencia se extendería de los 11 a


los 13 años, la adolescencia media de los 14 a los 16 años, y la
adolescencia tardía de los 16 y rondando los 20.

El foco de este trabajo se centra en los períodos de la adolescencia


media y tar-día, es decir, en el tramo de edad desde los 14 a los 20 años.

Entendemos por adolescencia el período de desarrollo humano (hoy


prolonga-do en el tiempo) que se inicia al finalizar la infancia con la
pubertad y termina en la etapa adulta. El niño ha abandonado la niñez,
pero aún no se ha desarrollado como persona adulta. Se trata, por tanto,
de una etapa de transición llena de ambigüedades e incertidumbres.
El sujeto está experimentando una serie de cambios decisivos para su
vida futura. No olvidemos que en esta etapa evolutiva, el universo de
valores, intereses, actitudes vitales y comportamientos adultos quedan,
sino fijados, al menos origen-
SITUACIÓN ACTUAL

De enero a mayo de 2018, el Ministerio de Salud atendió a 8.554 personas por


problemas relacionados con los estupefacientes. El 12,65% de estudiantes, de
entre 12 y 17 años, consumió sustancias prohibidas durante 2015 en Ecuador, de
acuerdo con la ‘Encuesta sobre uso y consumo de drogas ilícitas en estudiantes de
enseñanza media’, elaborada en 2017 por la Secretaría Técnica de Drogas
(Seted). Este promedio se obtuvo de entrevistas a más de 36.000 alumnos, lo que
representa unos 4.554 estudiantes que respondieron que sí. De ese número, el
39% consumió más de una clase de narcótico. ¿Pero cuál droga es la más común
en este grupo etario? El informe revela que la marihuana es la sustancia ilícita más
consumida, con un 9,57%. En Guayaquil, la mayoría de los encuestados —que
aceptó consumir drogas— dijo fumar yerba (10,77%); un 4,89% esnifar heroína o
‘H’; un 3,02% cocaína: y 1,96% pasta base. La ‘H’ es una de las drogas más
dañinas, no solo por el poder adictivo de la heroína que es su componente
principal, sino por los efectos que producen los agentes de corte que los ‘cocineros’
(denominación de quienes preparan las sustancias) adicionan para crear una
mayor dependencia y tener asegurada ‘la clientela’. Luis Salazar, vocero de la
Dirección de Análisis y Estudios sobre drogas de la Seted, informó que en el
laboratorio de esta institución fueron analizadas 56 muestras de esa sustancia,
incautadas en diferentes sectores. El 100% de las muestras contenía heroína
(Diacetilmorfina). Al 85,71% le agregaron Diltiazem, un 98,21% tenía cafeína. Los
otros elementos hallados son la tolicaína, aminopirina, noxiptilina, dietilftalato y
carbonato de calcio. La pureza de la sustancia difirió entre las muestras, pero la
mayor tenía 60%. Más de la mitad de las muestras poseía entre el 20% y 40% de
sustancia pura. Salazar agregó que el tráfico ilícito de heroína es fuertemente
sancionado por el Código Orgánico Integral Penal (COIP). Si la persona tiene
menos de 0,1 gramos, puede ser castigada con pena privativa de 1 a 3 años. Si
lleva más de 0,1 y menos de 0,2 gramos, la pena privativa oscila entre los 3 y 5
años. En cambio, si tiene entre 0,2 y menos de 20 gramos, la sanción alcanza de 5
a 7 años de prisión, y si posee más de 20 gramos, la condena puede ir de 10 a 13
años. “A pesar de estas sanciones, la oferta de heroína en las instituciones
educativas y sus alrededores es notoria, por lo tanto la solución no ha sido
incrementar las penas”. ¿Cómo gana territorio la ‘H’? El médico psiquiatra y
psicólogo clínico Carlos Orellana Román, director técnico del Instituto de
Neurociencias de Guayaquil, asegura que la típica imagen del micro traficante mal
encarado, que solo transita en la oscuridad, ya quedó en el pasado. Ahora los
chicos son convencidos por los amigos, por el más aplicado de la clase, el de
buena pinta o hasta por la enamorada. “Basta la primera vez para que el chico
diga: el cuerpo me pide. Cuando uno consume esta droga puede inmediatamente
pasar a la dependencia, lo que con otras sustancias es más retardado”. Además de
eso los ‘cocineros’, que se presume son diferentes por sectores, añaden a las dosis
elementos que potencian la adicción. “No podemos descartar que en otros lugares
se añadan agentes de corte (sustancias nocivas), pero no aparecen en los análisis
que se realizaron.

SITUACIÓN PROBLEMÁTICA

La marihuana y la llamada H serían las drogas que más fácilmente consiguen los
jóvenes; en la Costa son en las que supuestamente es más visible la presencia de
estupefacientes dentro de los centros educativos; y la zona urbana es donde los
adolescentes habrían visto mayormente el consumo juvenil de sustancias adictivas.

Estos datos constan en el informe Niñez y Adolescencia desde la


intergeneracionalidad, que recoge información de una encuesta realizada a 4 mil
hogares en el país en el 2015, en la cual se detallan más de 150 indicadores que
describen condiciones sobre el entorno familiar, educación, protección, salud,
participación y felicidad.
El dato recopilado presentado de voces de los jefes de hogar y también de los
niños y adolescentes, con la autorización de los padres. Además, se realiza un
análisis de los últimos 15 años sobre la situación de niños, niñas y adolescentes
del Ecuador. El consumo de alcohol, drogas y estupefacientes consta en el capítulo
IV sobre la Protección contra la violencia y la discriminación.

Según los datos de la encuesta, el 29% de los y las adolescentes entre 12 y 17


años han visto presuntamente a algún estudiante del colegio consumiendo drogas.
En las zonas urbanas este porcentaje supera (34%) al área rural (18%). En la
Costa, el 38% de los adolescentes habría visto usar drogas a algún estudiante, una
cifra mayor que en otras regiones.

Sobre el acceso a drogas y estupefacientes, un 15% señala que le sería fácil


conseguir marihuana. Lo preocupante, detalla el informe, es que la segunda droga
a la que, al parecer, pueden acceder es la H en un 8%. En tercer lugar está la
cocaína con un 6%, el éxtasis en un 4% y la pasta base en un 3%.

El estudio indica que lo más grave es que el 46% considera que en su centro
educativo circulan supuestamente drogas y el 24% dice que alguna vez habría
visto a un estudiante que las vende o las pasa. Casi la mitad de los y las
encuestadas (48%) asegura que alrededor de su colegio o escuela venden
estupefacientes.

EL PROBLEMA CIENTÍFICO
Los expendedores primero le regalan la dosis a un adolescente o niño y lo
condicionan a repartirla a otros menores. Sus ojos están un poco rojos y algo
desorbitados. Está como ida, no sé si va llorar o reír y a veces quiere que le den sal
o agua para calmar lo que le pasa. Así es como describe Lesly a su amiga Nayeli,
de 13 años, cuando se encuentra bajos los efectos de la droga ‘H’. La adolescente
cuenta que ve a su amiga de esta forma por lo general durante el recreo o las
clases. Nayeli no es el único caso de estudiantes que usan sustancias ilegales.
Según una encuesta del Observatorio Nacional de Drogas (OND), realizada a
514.962 alumnos en 2013, 1,62% admitió fumar marihuana al menos una vez en el
último año. El 0,15% dijo que consumía heroína, y el 18,3% declaró que consigue
las drogas a través de un ‘amigo’. Precisamente por este microtráfico dentro y fuera
de los planteles y por las denuncias de menores usando las sustancias, el
Ministerio del Interior e instituciones como el Ministerio de Educación ejecutan la
campaña ‘Revolución Preventiva contra las drogas’. El colegio Aguirre Abad, de
Guayaquil, fue el primero en ser visitado. El plan contempla revisiones sorpresas
por parte de miembros de la Policía, Fiscalía y la Dinapen en las instituciones para
controlar el ingreso de sustancias en las mochilas y vigilar el expendio del
producto. ¿Qué pasa por las mentes de los jóvenes? Lesly y Nayeli cursan el
noveno año básico en el colegio Vicente Rocafuerte de Guayaquil (VR). Desde
octavo de básica Nayeli ha usado drogas, según su amiga. Cuenta que las busca
cuando se pelea con la mamá o tiene problemas con el novio, que estudia en la
misma institución. “Ella nos dice que lo tiene controlado, pero vuelve a hacerlo
cuando la aqueja uno de estos problemas. También nos dice que es feo todo lo
que siente. Ella nos cuenta que le duele la cabeza, todo el cuerpo y que también
vomita. No quiere dejarla”. La sicóloga clínica Eva Cevallos explica que el consumo
de drogas en los adolescentes es “multicausal y un asunto complejo”. Hay factores
de tipo personal, familiar y social involucrados en el consumo, y que pueden incidir
aún más cuando la familia es disfuncional y no ha ayudado a que el menor tome
decisiones asertivas. Cevallos considera que el manejo del ocio es otro factor,
“cuando dedican el tiempo a hacer nada surgen estas inquietudes relacionadas con
el consumo”. Ricardo Carcelén, sicólogo de la Unidad de Conductas Adictivas
(UCA) del Instituto de Neurociencias, indica que efectivamente es necesaria la
integración del joven en actividades paralelas. “Si no tiene nada que hacer, puede
ir a una cancha y practicar deportes o dedicarse a pintar. Mientras el niño tenga un
objetivo claro, lo que nosotros llamamos proyecto de vida, podrá enfocarse en lo
que hará los próximos 5 u 8 años”, explica Carcelén. Para ambos profesionales, las
drogas son cada vez más asequibles para los jóvenes y muchas veces para
comprarlas solo deben gastar entre $ 2,50 y $ 3,00. La experta en
comportamientos de conducta, Carla Villacís, indica que al existir este fácil acceso,
la adicción se afianza en los adolescentes. “Una vez que entran al organismo las
drogas modifican el comportamiento e intereses. Se quedan enganchados y es el
organismo el que las pide. Su capacidad de decisión sobre la sustancia no
depende de ellos cuando ya se ha establecido la dependencia”. Estos niveles de
adicción ponen en peligro la vida de los estudiantes por intoxicación. Elías, alumno
de cuarto año de bachillerato, cuenta que hace unos meses a un compañero de su
curso le dio un ataque por sobredosis. “Lo hacen porque los hace sentir como el
más chévere del curso. Aquí hay esos muchachos con quienes nadie se puede
meter”, comentó. Cevallos agrega que a medida que el consumo aumenta, también
crece el síndrome de tolerancia a las drogas y “necesitan más cantidad para sentir
lo mismo. En el momento en que quieren dejarla se genera un síndrome de
abstinencia y aparecen varios síntomas tanto síquicos como enfermedades”. La
droga ‘H’, por ejemplo, provoca dolores musculares, temblores, náuseas, pérdida
del apetito, trastornos en el sueño o comportamientos violentos. Los padres y su rol
Wendy Torres, madre de Lesly, dice tener claro que la solución no es sacar a su
hija del colegio ni prohibirle la amistad con la jovencita que sí consume drogas.
Para ella la comunicación que mantiene con su hijos -su hijo mayor se graduó en el
VR- es un factor para que los jóvenes no estén envueltos en las drogas. “Les digo
que sus malas decisiones los pueden llevar a destruir sus vidas, y vean a esas
personas que deambulan desorientadas por las calles. Les digo que ellos también
pasaron por la adolescencia y son el espejo de haberse involucrado con las
drogas”, cuenta la madre. Raúl Villegas, otro padre de familia, quien recoge por las
tardes a su hija, considera que debería realizarse exámenes toxicológicos a los
estudiantes una vez a la semana. Además cree necesario tener cámaras en las
aulas, para que junto al servicio ECU-911 puedan controlar el microtráfico en los
exteriores de los colegios. Como parte del plan de prevención, la ciudadanía puede
hacer sus denuncias de expendio o consumo en los colegios a través de las líneas
1800-Delito y 1800-Drogas. En una encuesta del Observatorio Nacional de Drogas
(OND) reveló que 2 de cada 100 estudiantes de educación media consumen
esporádicamente marihuana y menos del 1% podría estar abusando de la
sustancia. Los estudiantes que dijeron consumir drogas, al ser consultados sobre
dónde y cómo consiguen el alcaloide, el 18,3% señaló que le proporcionan
‘amigos’; el 18% dijo tener un proveedor; el 16,1% en la calle o alrededores de los
colegios y el 7,4% al interior de su institución educativa.

OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN Y CAMPO DE ACCIÓN

Las personas se inician en el consumo de drogas a través de los procesos de


modelado y reforzamiento que son mediatizados por factores personales tales
como cogniciones, actitudes, expectativas y personalidad. Incorpora, así mismo,
elementos del modelo de Educación para la salud, mediante los siguientes
aspectos: la educación de las personas a través de la adquisición activa de
información basada en la evidencia, la promoción y entrenamiento de las
habilidades personales necesarias para adoptar medidas destinadas a mejorar la
propia salud.

INVESTIGACIÓN DE LA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN

El consumo de drogas legales precede a las ilegales. Un primer momento estaría


representado por el consumo de tabaco y alcohol; una segunda etapa estaría
representada por el consumo de cannabis, finalmente se produciría el consumo de
otras drogas ilegales. Esta secuencia no implica que la progresión sea inevitable
(muchos individuos permanecen como consumidores de drogas legales sin
avanzar en la secuencia de consumo), ya que la probabilidad o el riesgo de
consumir drogas ilegales aumenta con el consumo de tabaco y alcohol, el objetivo
de los esfuerzos preventivos dirigidos a los adolescentes ha de ser reducir o
prevenir el consumo de estas sustancias.
OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Determinar el nivel de consumo y riesgo de sustancias psicoactivas de los jóvenes de la calle


triunfo de la revolución, que atentan en la salud personal y de la sociedad de estos jóvenes.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Conocer cuál es la causa que lleva a estos jóvenes a consumir drogas para así brindarle una
ayuda.

Prevenir el consumo de las drogas incidiendo en los factores de riesgo al consumo de las
drogas, básicamente a través de la información y educación socio sanitaria de los jóvenes,
padres y agentes potenciales de prevención.

Fomentar la inclusión de los familiares y amigos de los afectados directos dentro del
concepto de “afectados por las drogas”. Trabajar para la reinserción de personas adictas en
situación de exclusión social.

OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN Y CAMPO DE ACCIÓN

Los jóvenes se inician en el consumo de drogas a través de los procesos de modelado y


reforzamiento que son mediatizados por factores personales tales como cogniciones,
actitudes, expectativas y personalidad. Incorpora, así mismo, elementos del modelo de
Educación para la salud, mediante los siguientes aspectos: la educación de las personas a
través de la adquisición activa de información basada en la evidencia, la promoción y
entrenamiento de las habilidades personales necesarias para adoptar medidas destinadas a
mejorar la propia salud.
IDENTIFICACIÓN DE LA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN

 Como línea principal de este proyecto se estudia los mecanismos neurobiológicos


de la recaída, siendo este uno de los procesos fundamentales para entender la
conducta adictiva como enfermedad crónica y recurrente.

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Determinar el nivel de consumo y riesgo de sustancias psicoactivas de los jóvenes de la calle


triunfo de la revolución, que atentan en la salud personal y de la sociedad de estos jóvenes.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Conocer cuál es la causa que lleva a estos jóvenes a consumir drogas para así brindarle una
ayuda.

Prevenir el consumo de las drogas incidiendo en los factores de riesgo al consumo de las
drogas, básicamente a través de la información y educación socio sanitaria de los jóvenes,
padres y agentes potenciales de prevención.

Fomentar la inclusión de los familiares y amigos de los afectados directos dentro del
concepto de “afectados por las drogas”. Trabajar para la reinserción de personas adictas en
situación de exclusión social.
 IDEA A DEFENDER.

Con la elaboración de este proyecto, se pretende concientizar a nuestros jóvenes sobre la


dramática realidad que viven los estudiantes que padecen esta enfermedad de la
drogodependencia y el gran impacto emocional que sufren su familia y la sociedad, es por
esto que se debe establecer la necesidad de la creación de Centros de Rehabilitación para
alcohólicos y drogadictos en el Cantón Baba, que funcione con parámetros de control
efectivos, ciertos y veraces, bajo un control riguroso a fin de que se constituyan en lugares
propicios facilitadores de una reinserción social.

 VARIABLES DE LA INVESTIGACIÓN.

Variable Independiente.

Elaborar un informe Jurídico sobre el legal funcionamiento del Centro de Rehabilitación


para alcohólicos y drogadictos en el Cantón Baba.

Variable dependiente.

Conocer si el Centro de Rehabilitación para alcohólicos y drogadictos en el Cantón Baba,


que prestan ayuda a drogodependientes y que se encuentra en funcionamiento activo cumple
con los parámetros y requisitos exigidos para su creación.

 Metodología de la Investigación. (Definir Tipo de Investigación, Métodos a


emplear, Técnicas e Instrumentos que utilizara para la recolección de datos).

Metodología Empleada.

La presente Investigación es de carácter Descriptivo y Bibliográfico, porque está dirigido a


cómo es y cómo está la situación de las variables.

Estos métodos son parte fundamental de la investigación ya que se puede dar una evaluación
real apegada a la actualidad legal y social.
 Bases Teóricas sobre el origen y evolución del objeto de estudio.

 Hoy hay una asunción en el campo de las drogodependencias de que es necesario


elaborar los programas preventivos basados en una adecuada base teórica. Y, que
ésta se base en un buen apoyo empírico.
 Ca, pudiendo ser derivada de las hipótesis, explicar leyes o construir modelos. Por su
parte, un modelo es una teoría o grupo de teorías aplicada a un área específica o
situación (Mitchelly Jolley, 1992). A menudo, el objetivo es describir la relación
matemática exacta entre variables en una cierta situación. El coste de esta precisión
es que los modelos son generalmente más limitados en el ámbito de la teoría general
y pueden también ser menos parsimoniosos .Finalmente, entendemos por ley
(Mitchell y Jolley, 1992) a aquella teoría que ha sido verificada con certeza (ej.,
leyes del aprendizaje). Suele especificarse matemáticamente y los estudios que se
hacen sistemáticamente con la misma la confirman una y otra vez, de ahí que sea
universal y correcta. También partiendo de leyes establecidas podemos desarrollar
teorías para explicar por qué distintos tipos de relaciones ocurren. Lo que sí es cierto,
como indican Flay y Petraitis (1995), es que las teorías son abstractas, nos sirven
para hacer una representación de nuestro mundo, habitualmente complejo, a través
de una estructura simple en el marco teórico, sirven para saber qué encontrar y cómo
predecir el futuro o poder disponer de principios orientativos a partir de la misma.
Pero una teoría no implica que sea cierta. Para ello se precisa investigar que sus
postulados se cumplen y con ello ver si hay evidencia o no para sostenerla. En el
campo de las drogodependencias, por su juventud, no siempre ha habido, ni siempre
hay, una concordancia entre la prevención, los programas preventivos y el modelo
teórico o teoría que subyace a la misma (prevención) o a los programas preventivos.
Lo cierto es que, como afirman Donaldson, Grahan yHansen (1994), cuando
disponemos de un programa basado en la teoría esto tiene tanto ventajas para el
propio programa como para su evaluación. Estas ventajas pueden ser las de:
 1) ayudar a identificar las variables pertinentes y cómo, cuándo y quién debe
evaluarlas,
 2) permite identificar y controlar las fuentes de varianza extraña,
 3) alerta al investigador sobre lo potencialmente importante o las interacciones
intrusivas (ej., respuesta diferencial del sujeto al tratamiento),
 4) ayuda a distinguir entre la validez de la implementación del programa y la validez
de la teoría en la que se basa el programa,
 5) dicta el modelo esta-dístico adecuado para el análisis de datos y la validez de las
asunciones requeridas en ese modelo y, lo más importante,
 6) ayuda a desarrollar una base de conocimiento acumulativo sobre cómo funciona
el pro-grama y cuando funciona. Sin embargo, una crítica común a muchos
programas preventivos es carecer de una base teórica (ej.,Moskowitz, 1989) o de ser
a teóricos (ej., Werch, Meers y Hallan, 1992). Un estudio reciente de Werch,Lepper,
Pappas y Castellon-Vogel (1994) analiza específica y empíricamente esta cuestión.

 Analizaron 400programas preventivos estadounidenses utilizados en los años 1987-


90. Los clasificaron en 6 tipos generales:

 1) información/difusión;

 2) educación afectiva;

 3) programas basados en alternativas;

 4) entrena-miento en habilidades de resistencia;

 5) entrenamiento en habilidades personales y sociales; y,

 6) aproximaciones ambientales.

Para evaluar la adscripción a cada tipo de programa preventivo les enviaron a los
responsables de los mis-65una gran importancia al papel de los iguales como una
causa primaria del uso de drogas. Sí que se ha encontrado subgrupos específicos de
alto riesgo (Gorman, 1996) o que los factores de riesgo no están distribuidos por
igual entre los grupos de iguales, pero esto lleva a un cambio sobre la perspectiva y
el peso que se le daba hasta ahora a los iguales. Lo cierto es que en los últimos años
la teoría ha cobrado un gran papel para el diseño de intervenciones adecuadas para
prevenir el consumo de drogas (Catalano et al., 1996; Gorman, 1996).
Descubrir varios delos factores de riesgo para el consumo de drogas.
ANEXOS

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