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ISEGORIA 60 N-7_Maquetación 1 20/6/19 11:01 Página 325

ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 60, enero-junio, 2019, 325-339, ISSN: 1130-2097
https://doi.org/10.3989/isegoria.2019.060.18

Justicia: una experiencia subjetiva


de los límites de la ley
Justice: A Subjective Experience of the Limits of the Law

JAVIER TAILLEFER*
Liaoning Normal University - Missouri State University

RESUMEN. Pocos temas han generado más de- Palabras clave: justicia; ley; deseo; contin-
bates en el campo de la filosofía política a lo gencia; subjetividad.
largo de las últimas décadas que el de la jus-
ticia. Sin embargo, la mayoría de estos deba- ABSTRACT. Over the last decades, few topics
tes han girado en torno a qué tipo de equilibrio have generated more debates in the field of po-
entre libertad e igualdad puede considerarse litical philosophy than the question of justice.
como justo, o qué tipo de instituciones legales Nevertheless, most of these debates have re-
y judiciales serían necesarias para ofrecer ma- volved around issues such as what kind of bal-
yores niveles de justicia a los ciudadanos. Este ances between liberty and equality that could be
trabajo pretende abordar el problema de la considered to be just, or what kind of legal and
justicia desde un punto de vista radicalmente judicial institutions would be necessary in order
distinto. A saber, la forma en la que el sujeto to provide citizens with higher levels of justice.
–el ‘hombre de carne hueso’, en palabras de This work intends to address the question of jus-
Unamuno– experimenta la justicia. Dejando a tice from an entirely different perspective.
un lado los ya mencionados aspectos institu- Namely, the way in which the subject –the ‘man
cionales, el objetivo de este artículo es explo- of flesh and bone,’ as Unamuno would say–
rar la forma en que el término justicia opera experiences justice. Setting aside the above-
como un significante vacío en relación con la mentioned institutional aspects of the debate, the
ley; y cómo esto, a su vez, permite la forma- goal of this article is to explore the ways in
ción de infinidad de nociones subjetivas de which the term justice functions as an empty sig-
justicia. nifier in relation to law; and how this, in turn, al-
c
*
[email protected] Orcid iD: https://orcid.org/0000-0001-7122-8430.
Copyright: © 2019 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia
de uso y distribución Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).
[Recibido: noviembre 2016 / Aceptado: mayo 2017] 325
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Javier Taillefer

lows the emergence of a multiplicity of subjec- Key words: Justice; Law; Desire; Contingency;
tive understandings of justice. Subjectivity.

Introducción de las teorías liberales de la justicia1 pro-


puestas por autores como John Rawls
El emperador bizantino Justiniano I (482- (1972), Robert Nozick (1974), Michael
565) pasó a la historia por la construcción Walzer (1983), o Michael Sandel (2010)
de Santa Sofía y la reconquista de los te- en la medida en que éstas centran su aten-
rritorios perdidos del Imperio Romano de ción en el tipo de equilibrio entre libertad
Occidente, pero su obra más influyente y e igualdad que podría considerarse como
duradera fue de naturaleza jurídica. El justo en una sociedad liberal, desplazando
Corpus Iuris Civilis, la recopilación y re- así el núcleo del problema –la justicia– a
visión del derecho romano hecha por Jus- las esferas de la igualdad y la libertad.
tiniano, es la piedra angular sobre la que se Por el otro, a su vez, se diferencia del es-
ha edificado todo el derecho civil con- tudio de la justicia desarrollado por di-
temporáneo. Con vigencia en más de 150 versas corrientes de filosofía del derecho
países, este sistema jurídico regula la vida –iusnaturalismo,2 positivismo jurídico,3
de millones de personas en todo el mundo. realismo jurídico,4 y teoría crítica del de-
Y sin embargo, al margen de su impacto y recho5– en la medida en que éstas se han
vigencia, uno de los aspectos más intere- centrado en estudiar el tipo de reformas
santes de esta obra es la visión que el pro- políticas y jurídicas que serían necesarias
pio Justiniano trató de imprimir al descri- para mejorar el funcionamiento de la ad-
bir la relación entre la política, el derecho ministración de justicia, dejando así de
y el individuo como sujeto político. Una lado la posibilidad de que su concepción
visión fundamentada en dos axiomas: que de la justicia difiera de la de los sujetos a
la existencia de cualquier comunidad po- los que buscan satisfacer. Este enfoque,
lítica está fundamentada en la ley, y que por el contrario, centra su atención en una
toda ley tiene su causa última en las per- cuestión fundamental que ambas discipli-
sonas para las que ésta ha sido creada. nas parecen haber dejado de lado: la forma
Pese a su antigüedad, este punto de en que el sujeto usa, entiende, y concep-
vista puede resultar innovador en el estu- tualiza el término “justicia”, y, por lo
dio del concepto de justicia, aportando tanto, lo que espera de la misma.
una bocanada de aire fresco a los debates Partiendo de esta “laguna” común a
que han dominado este campo a lo largo ambas corrientes y subrayando la impor-
de las últimas décadas; un punto de vista tancia del sujeto –el “hombre de carne y
que, a diferencia de las teorías liberales de hueso” unamuniano–, este trabajo busca
la justicia y de las propuestas hechas por poner de manifiesto la importancia del en-
diferentes corrientes de filosofía del dere- cuentro entre éste y la ley en la producción
cho, centra su atención en el sujeto que de nociones subjetivas de justicia; nocio-
acude a la ley en busca de justicia. nes que, en ocasiones, no sólo difieren de
Por un lado, este enfoque se diferencia aquellas del Estado y de otros sujetos sino

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que también pueden aparecer enfrentadas los medios de comunicación como en la


a las mismas. Por lo tanto, no se pretende política española a lo largo de los últimos
determinar aquí ningún tipo de signifi- años: tratar la ley y el Estado como hechos
cado último u objetivo del concepto de incuestionables, como si de fenómenos
justicia, sino estudiar la forma en que uti- naturales se tratara.6
lizamos y entendemos este concepto a raíz Las leyes, por definición, siempre se
de nuestras interacciones con la ley. pueden infringir. Si algo fuese imposible
Al presentar también dimensiones dis- por el mero hecho de ser ilegal, las san-
tributivas, retributivas y restaurativas, la ciones incluidas en normas como el Có-
justicia como objeto de estudio filosófico digo Penal carecerían de sentido, y posi-
excede el alcance de este texto y no puede blemente tampoco habría necesidad de
limitarse al análisis de su difícil relación celebrar juicios, de contar con una admi-
con la ley. Y, sin embargo, el enfoque aquí nistración de justicia, o tener un cuerpo de
propuesto también puede tener un valor policía. Algunas de las declaraciones que
instrumental en el estudio de éstas y otras siguieron a los eventos anteriormente
cuestiones; un enfoque que no busca ofre- mencionados poco menos que equiparan
cer una teoría normativa, sino explicar las normas jurídicas a las leyes de la física,
cómo nuestra interacción con la ley con- tratando de hacerlas tan inquebrantables
diciona y afecta la producción de nociones como la ley de la gravedad o las leyes de
subjetivas de justicia que, en ocasiones, la termodinámica. Y, sin embargo, si hay
pueden derivar en la aparición de teorías algo que caracteriza a las normas jurídicas
normativas de la justicia. es, precisamente, que su campo de aplica-
Considerando la normatividad y la ge- ción es el del comportamiento humano:
neralidad de la ley como principales ca- aquello que es posible y contingente, no lo
racterísticas de ésta, en las próximas pá- necesario o imposible. A diferencia de las
ginas trataré de explicar cómo la conexión leyes de la física, cuya función es descri-
entre estos dos atributos y el papel de la bir patrones observables universalmente
contingencia y la subjetividad como lími- válidos, las normas jurídicas se caracteri-
tes constitutivos de la ley hacen que el zan por carecer de validez universal y
término “justicia” termine operando como prescribir comportamientos. Es decir, se
un significante vacío en respuesta a los lí- caracterizan por su carácter general y nor-
mites de la ley, dando lugar a la aparición mativo.
de una multitud de posibles nociones sub- La primera de estas características, la
jetivas de justicia. generalidad de la ley, es la piedra angular
del Estado de Derecho: todos son iguales
Pensando desde los límites de la ley ante la ley. Nadie está por encima de ella,
y ésta ha de ser aplicada por igual a todos
Eventos recientes, como el proceso sobe- los miembros de una misma comunidad
ranista catalán o la derogación de la Doc- política. En palabras de Anatole France,
trina Parot, han puesto de manifiesto algo “la ley, en su magnífica ecuanimidad, pro-
que se ha vuelto bastante habitual tanto en híbe, tanto al rico como al pobre, dormir

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bajo los puentes, mendigar en las calles y ticular que puede reclamar –y también su-
robar pan” (de su libro “La azucena roja” frir– su aplicación como del ámbito uni-
o “El lirio rojo”, dependiendo de la tra- versal del conjunto de la humanidad.
ducción, publicado por primera vez como La segunda de las características de la
Le Lys Rouge en 1984). ley es su normatividad, su carácter neta-
No hay sociedad sin leyes, sean estas mente prescriptivo. Las normas jurídicas
escritas o no. Sin duda, en su ausencia se- dictan o prohíben ciertos actos, siendo im-
guiría siendo posible hablar de un con- puestas a través del monopolio estatal de
junto o de un agregado heterogéneo de la violencia si no son acatadas. Algo que,
seres humanos, pero no de sociedad (Al- de acuerdo con Derrida (1990), refleja a la
thusser, 2001). Esta última sólo surge en el perfección el carácter normativo de la ley9:
momento en el que sus miembros son re- la forma en que ésta es impuesta al indi-
conocidos legalmente como sujetos jurí- viduo, legitimándose a sí misma en el pro-
dicos, como ciudadanos, presentándose a ceso. Esta imposición, a la que Walter
sí mismos como miembros de una unidad Benjamin califica como “violencia mí-
superior a la suma de sus partes y como in- tica” o violencia creadora de derecho
tegrantes de un todo más o menos homo- (1996) es la que da legitimidad a la ley. Y
géneo. En consecuencia, una sociedad no porque la violencia legal sea intrínse-
sólo puede existir en la medida en que (1) camente mejor que la ilegal, sino porque
imponga sus leyes a los individuos que la es cuantitativamente superior, y dicha di-
conforman, y (2) proporcione a dichos in- ferencia cuantitativa le permite, a su vez,
dividuos una identidad y un sentido de presentarse como legítima.10 Más allá de
pertenencia comunes. Y es aquí, precisa- sus consecuencias inmediatas, cualquier
mente, donde se ve con mayor claridad el acto de violencia ilegal es calificado como
carácter general de la ley. Por un lado, si ilegítimo y peligroso por suponer un des-
las normas jurídicas que rigen la vida de afío a la autoridad de la propia ley. Una ley
una comunidad política han de aplicarse que requiere, a su vez, de este tipo de in-
por igual a todos sus miembros, dichas fracciones para ser impuesta y permanecer
normas han de mantener cierto nivel de en vigor de forma efectiva.
abstracción, de tal manera que jamás se es- Consideradas en su conjunto, ambas
tablezcan prescripciones para sujetos con- características de la ley –generalidad y nor-
cretos, sino para el conjunto de los ciuda- matividad– nos permiten vislumbrar dos
danos de forma general.7 Y, por el otro, si elementos necesarios para el funciona-
estas normas han de regir la vida de una miento de la misma y que, sin embargo,
comunidad política determinada, su apli- también cuestionan su viabilidad y autori-
cación queda restringida a los miembros dad: subjetividad y contingencia. Relacio-
de dicha comunidad, y no a otros.8 De nados respectivamente con la generalidad
esta manera, la ley siempre resulta aplica- y la normatividad de la ley, ambos ele-
ble a una generalidad de sujetos pertene- mentos actúan como límites constitutivos
cientes a una misma comunidad política de la ley. Es decir, como elementos que
distinguible, a su vez, tanto del sujeto par- deben permanecer parcialmente excluidos

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de la ley y del derecho en cuanto a sistema guaje, la ideología, la moral, la ética o la


para poder dotarlo de consistencia e impe- religión, así como otros códigos y prácti-
dir que colapse (Cornell, 1992). De acuer- cas culturales también tienen su papel en
do con la teoría general de sistemas este proceso. Sin embargo, todos ellos tie-
desarrollada por Niklas Luhmann (1995), nen algo en común: pertenecen al registro
para que un sistema sobreviva sus relacio- lacaniano de lo simbólico. Forman parte
nes con el entorno que le rodea han mante- del universo simbólico en el que los seres
ner unos niveles bajos de complejidad, humanos somos arrojados al nacer (Hei-
siéndole imposible comprender dentro de degger, 2010). Y al igual que el lenguaje
sí mismo toda la información que le rodea: exige el uso de ciertas palabras y estruc-
algo debe quedar fuera del sistema al mis- turas gramaticales, o de la misma forma
mo tiempo que lo constituye. De lo contra- que la religión requiere tener fe en una de-
rio, el sistema colapsaría volviendo a ser terminada deidad y observar ciertos ritos,
idéntico al entorno en el que se enmarca. la ley también demanda ser obedecida.
Es decir, se volvería puramente descripti- Todos estos fenómenos socioculturales
vo. Aplicado al ámbito del derecho, esto pertenecientes al registro de lo simbólico
implica que si una ley incluyera prescrip- se caracterizan, en última instancia, por
ciones para cada sujeto particular –límite imponer al individuo una serie de normas
de subjetividad– en cualquier situación que acaban constituyéndole como sujeto.
posible –límite de contingencia– y antici- Una imposición que, tal y como apunta Ju-
pando cualquier demanda imaginable de dith Butler (1997), termina por reproducir
justicia –límite de justicia–, ésta acabaría las mismas relaciones de poder y depen-
por volverse puramente descriptiva, per- dencia sobre las que se fundamenta este
diendo así su carácter normativo y dejando proceso de formación del sujeto.
de ser una ley propiamente dicha. Enfatizando la forma en que la impo-
A lo largo de las próximas páginas ex- sición de ciertas normas condiciona la for-
plicaré en más detalle tanto la relación mación del sujeto, el párrafo anterior re-
entre la generalidad de la ley y su límite de fleja hasta qué punto la normatividad y la
subjetividad, así como la existente entre generalidad de la ley están interconecta-
normatividad y contingencia, explicando das. Sin embargo, la relación entre la ge-
finalmente cómo el uso del término “jus- neralidad de la ley y su límite de subjeti-
ticia” y las demandas articuladas en torno vidad se vuelve claramente distinguible
a este concepto aparecen en respuesta a di- de la relación entre normatividad y con-
chos límites. tingencia cuando la consideramos en su
dimensión más puramente ideológica y
Subjetividad simbólica (Hunt, 1993: 91). Una dimen-
sión que Althusser y Freud pueden ayu-
Afirmar que la formación del sujeto se darnos a entender mejor.
restringe a la ley y sus efectos sería una Althusser define ideología como la re-
simplificación, cuando no un reduccio- lación imaginaria de los individuos con
nismo extremadamente peligroso. El len- sus condiciones reales de existencia

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(2001). Y Freud, por otro lado, afirma que individuo, sin que esto implique un pro-
“el término cultura designa la suma de las nunciamiento sobre el valor ético de se-
producciones e instituciones que distan- mejante derecho (ibíd.: 94).
cian nuestra vida de la de nuestros ante-
cesores animales y que sirven a dos fines: En este párrafo Freud reduce la justicia
proteger a los hombres contra la Natura- a la legalidad, pero lo que es realmente sig-
leza y regular las relaciones de los hom- nificativo es la forma en que articula la re-
bres entre sí” (2011: 88). Salvo que ha- lación entre la ley, la existencia de la so-
blemos de desastres naturales tales como ciedad –de la “cultura”, siguiendo su propia
terremotos o erupciones volcánicas, podría terminología–, y la formación del sujeto. La
decirse que en el siglo XXI tenemos más afirmación que hace Althusser (2001) de
que garantizada nuestra protección contra que sin la existencia de estructuras de do-
los elementos, por lo que de los dos obje- minación sería posible hablar de un agre-
tivos de la cultura a los que apunta Freud, gado de seres humanos, pero no de socie-
el segundo de ellos –la regulación de las dad, completa el análisis hecho por Freud.
relaciones entre seres humanos– es el que De tal manera que, según estos autores, la
resulta más relevante a día de hoy. Y, en existencia de la sociedad sólo se vuelve
este sentido, ¿qué es la ley sino la regula- posible en la medida en que la ley (1) logre
ción de “las relaciones de los hombres en- imponer sus normas a los individuos que
tre sí”?, ¿qué es la ley sino el mismo nú- conforman dicha sociedad y (2) les dote de
cleo de lo que Freud define como cultura? un sentido de unidad y pertenencia. Es de-
El punto de unión entre ambos autores cir, siempre y cuando haya una amenaza de
viene dado por esto mismo: en la medida castigo creíble que desincentive el incum-
en que la ley regula y ordena relaciones plimiento de la ley, y siempre y cuando la
entre seres humanos, no describe las exis- convivencia en ese marco normativo cons-
tentes, sino que inscribe en el dominio de tituya a los individuos como sujetos jurídi-
lo simbólico una serie de relaciones ima- cos y políticos, como ciudadanos de una
ginarias que previamente no existían. misma comunidad.
Una vez constituidos como tales, la
La vida humana en común sólo se torna relación entre dichos ciudadanos queda
posible cuando llega a reunirse una ma- mediada por la ley, generando una serie de
yoría más poderosa que cada uno de los expectativas normativas. De manera resu-
individuos y que se mantenga unida mida, podría decirse que estas expectati-
frente a cualquiera de estos. El poderío vas se traducen en el clásico ceteris pari-
de la comunidad se enfrenta entonces, bus: si todo sigue igual, si no sucede nada
como «Derecho», con el poderío del in- inesperado y actuamos según el marco
dividuo, que se tacha de «fuerza bruta». normativo en el que nos encontramos, po-
[…] Así pues, el primer requisito cultu- demos esperar alcanzar tal y cual meta en
ral es el de la justicia, o sea, la seguridad la vida. No obstante, si dichas expectativas
de que el orden jurídico, una vez esta- se ven truncadas por cualquier contingen-
blecido, ya no será violado a favor de un cia, el marco normativo en el que se

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mueve el sujeto también establece que hablar el lenguaje del Otro. Un lenguaje
éste no puede tomarse la justicia por su que excluye la posibilidad de hablar en tér-
mano: no puede resolver la situación por minos puramente particulares o universa-
sí mismo. El sujeto debe acudir a la ley y les. Si expresamos nuestras necesidades en
solicitar la mediación del Estado ya que de términos puramente particulares acabarí-
lo contrario sus acciones serían conside- amos hablando una especie de “lenguaje
radas ilegales, incurriendo así en el riesgo privado” (Wittgenstein, [1953] 1967:
de ser castigado por haber contravenido el §243-§271) –el conflicto exacto W que
monopolio sobre la violencia del Estado. los sujetos particulares X e Y mantienen
De no ser así, si la amenaza de castigo no sobre el objeto Z– imposible de entender
fuera creíble, la proliferación de vendettas para la ley, ya que un caso particular sólo
personales acabaría dañando severamente resulta jurídicamente relevante en la me-
la autoridad del Estado (Benjamin, 1996), dida en que este tenga cabida dentro de
que en última instancia terminaría por per- una categoría jurídica más amplia. Pero
der su monopolio de la violencia y, por lo tampoco nos sería posible expresar dichas
tanto, gran parte de su legitimidad. La necesidades en términos puramente uni-
amenaza de castigo y el monopolio de la versales, ya que de lo contrario la ley en
violencia generan así una relación de po- cuanto a Otro no tendría forma de saber
der y dependencia entre el sujeto y la ley, que nos estamos dirigiendo a ella con el
de tal manera que si nuestras expectativas fin de ver satisfechas nuestras necesida-
normativas se ven truncadas y queremos des. Por lo tanto, las demandas en las que
devolver la normalidad a nuestras vidas, articulamos nuestra necesidad de ver re-
hemos de acudir a aquellas normas que ac- establecidas nuestras expectativas norma-
túan de garante. tivas han de estar expresadas en los tér-
Este tipo de situaciones llevan al sujeto minos exigidos por el Otro: en los
a buscar justicia, a demandarla ante la ley. términos exigidos por la ley y por la ge-
Ante la necesidad de ver sus expectativas neralidad que la rige. De esta manera, un
normativas reestablecidas, el sujeto debe sujeto que busque satisfacción en la ley ja-
expresar esta necesidad, debe articularla más se presentará ante ésta como “José
como demanda, en tales términos que García, músico amateur, deportista, mi-
pueda ser entendida por la ley, por la en- llonario y filántropo”, sino como el ciu-
tidad de la que depende para obtener la sa- dadano José García, nacido en Madrid el
tisfacción que busca. Sin embargo, y de 13 de julio de 1980, con domicilio en
acuerdo con Lacan, la articulación de cual- Cuenca, NIF tal, etc.
quier demanda conlleva, a su vez, la pro- Sin embargo, la articulación de una
ducción de algo más: la producción de un demanda no sólo tiene como fin la satis-
deseo. Satisfacer nuestras necesidades nos facción de una necesidad, sino que tam-
obliga a interactuar con otros seres hu- bién busca poner de manifiesto la rela-
manos, de tal manera que hemos de ser ca- ción entre el sujeto y el Otro. Es decir,
paces de expresar dichas necesidades de cuando una víctima de ETA acude ante la
forma que nos puedan entender: debemos Audiencia Nacional para pedir justicia,

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no sólo busca que se encarcele a la per- enunciado– y como particularidad –sujeto


sona responsable de su pérdida, sino que de la enunciación– entraña un desafío a la
también la ley y el Estado le reconozcan validez y autoridad de la ley. Y aunque la
en su calidad de víctima: que le reconoz- producción de subjetividades aparece
can como José García, el padre que perdió como algo consustancial a la normatividad
trágicamente a su hijo en un atentado te- y generalidad de la ley, el sujeto concreto
rrorista. Esta segunda función de la de- al que constituye siempre es contingente,
manda, este “¿y quién soy yo para ti?”, es al igual que lo es su deseo de justicia.
a lo que Lacan llama “deseo”. Un deseo
que, a diferencia de la necesidad y la de- Contingencia
manda, resulta estructuralmente imposible
de satisfacer en el marco normativo en el De la misma manera que la aparición de
que se formula. En su demanda de justicia, subjetividades particulares pone de mani-
el sujeto exige a la ley que reconozca la fiesto los límites de la generalidad de la ley,
validez universal de su particularidad: algo la contingencia revela los límites de su
que la ley, por definición, no puede hacer. normatividad. Entendiendo como contin-
Para la ley el sujeto sólo es relevante como gente todo aquello que puede suceder o no,
ciudadano, pero nada más. Nombre, his- y que por lo tanto no es ni necesario ni im-
toria, personalidad, gustos, aficiones, mie- posible, este fenómeno aparece como un
dos, dolor, alegrías…todos son completa- requisito fundamental de la ley: como
mente irrelevantes desde un punto de vista aquello que crea las condiciones de posi-
jurídico. La particularidad del sujeto, el bilidad para su existencia. Sin la posibili-
hombre de carne y hueso del que hablaba dad de que el sujeto pueda actuar de ma-
Unamuno, no tiene cabida en la ley: sólo nera distinta a lo dispuesto en la ley, sin la
el ciudadano. El deseo de justicia del su- posibilidad de que alguien la incumpla, no
jeto es imposible de satisfacer dentro de la hay espacio para su aplicación. La ley de-
ley. Y mientras que esta sólo reconoce al manda obediencia, pero requiere ser in-
sujeto como ciudadano, en términos de cumplida para poder permanecer en vigor:
generalidad, este desea que su particulari-
dad se vea universalmente reconocida. Todo amo que se toma la justicia por su
De esta manera, el concepto de justicia mano tiene que hacer de diablo para po-
surge y se diferencia de la ley, precisa- der tomársela e inventar imputaciones.
mente, en la formulación de este deseo. Siempre el fuerte busca razones con
Nace del conflicto entre el impulso del que cohonestar sus violencias, cuando
sujeto de ver satisfecho su deseo y la in- en rigor basta la violencia, que es razón
capacidad de la ley para darle lo que de sí misma, y sobran las razones (Una-
busca. La impotencia del marco normativo muno, 2004: 61).
en el que se ha movido el sujeto hasta ese
momento hace que quede en entredicho su Sin la posibilidad de su incumpli-
buen funcionamiento. El deseo de justicia miento, si todo el mundo cumpliera siem-
del sujeto como ciudadano –sujeto del pre todo lo dispuesto por la ley, esta aca-

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baría por volverse puramente descriptiva, de forma lineal, el pasado resulta irrever-
y por lo tanto dejaría de ser ley. La con- sible, y por lo tanto imposible de cambiar
tingencia aparece de este modo como su o regular. Y, por otro lado, el Estado de
requisito más básico, como aquello que Derecho excluye la posibilidad de crear
hace posible su existencia, pero también normas jurídicas para cada caso especí-
como su límite definitivo: como aquello fico. De esta forma, al final la ley ve res-
que es tan específico, tan particular, tan tringido su campo de actuación a la regu-
impredecible, y en última instancia, tan lación de aquellas acciones que puedan
aleatorio que no puede tener cabida en tener lugar en el futuro: a aquellas accio-
ella. Sin contingencia no hay ley posible, nes que todavía sean posibles. Dada la ex-
pero las leyes también han de poder ser clusión del presente como base para la
aplicadas a una totalidad de situaciones creación de normas aplicables, la ley sólo
concretas e irrepetibles. Para mantener su puede regular aquellas acciones que ten-
carácter normativo y a la vez poder ser gan lugar en el futuro sobre la base de
aplicada todas y cada una de estas situa- aquellas experiencias y acontecimientos
ciones, la ley ha de ser abstracta. Debe que ya hayan ocurrido. Y de esta manera,
mantener un nivel de abstracción que per- ciega ante la particularidad y especificidad
mita subsumir una totalidad de casos po- del presente, la temporalidad de la ley se
sibles dentro de categorías jurídicas más ve caracterizada por una mediación y ten-
amplias –siempre y cuando cumplan cier- sión constantes entre el pasado y el futuro.
tos requisitos. Un nivel de abstracción que Llegados a este punto resulta posible
aparece, por otro lado, como uno de los re- distinguir tres aspectos distintos, aunque
quisitos indispensables del Estado de De- interconectados, de la relación entre la
recho, ya que nadie está por encima de la normatividad de la ley y la contingencia
ley, y ésta ha de ser aplicada a todos por como límite constitutivo de ésta. En pri-
igual independientemente de sus circuns- mer lugar, la contingencia aparece como
tancias particulares. De esta forma, la apli- aquello que permite la aplicación –y en úl-
cación de normas abstractas genera un es- tima instancia, la existencia– de la ley. En
pacio de indecidibilidad (Derrida, 1992: segundo lugar, también aparece como
77) en el que la especificidad y contin- aquello que genera un abismo, un espacio
gencia de cada caso excede las disposi- de indecidibilidad, entre la abstracción de
ciones contempladas en la ley. la norma y la particularidad radical del
Sin embargo, la vigencia del Estado caso al que ha de ser aplicada. Y en tercer
de Derecho no sólo conlleva que todas las lugar, la temporalidad de la ley hace que
normas hayan de ser aplicadas por igual a ésta viva en permanente tensión entre el
todo el mundo, sino que además implica la pasado y el futuro, mientras que el carác-
prohibición de las leyes ad hoc. Es decir, ter contingente de cada caso hace que este
conlleva la prohibición de crear leyes para exija ser resuelto en el presente, de forma
cada caso concreto, dando lugar a un tipo inmediata.
de temporalidad que presenta varias par- La ley genera una mediación entre el pa-
ticularidades. Si consideramos el tiempo sado y el futuro que produce un tipo de

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temporalidad eminentemente cronológica: Es posible reestablecer la conexión en-


una sucesión de momentos en el que el pre- tre generalidad y normatividad –y por lo
sente aparece siempre como el futuro de tanto entre subjetividad y contingencia– a
un pasado y como la materialización de un raíz de la idea de que no hay sociedad sin
futuro cercano –como el encuentro fallido leyes y de que la existencia de ésta sólo se
entre un “todavía no” y un “demasiado torna posible en la medida en que ésta sea
tarde”. Y es precisamente este “encuentro capaz de imponer sus normas a los indivi-
fallido” el que nos permite vislumbrar la duos que la conforman, dotándoles de un
forma en que la justicia surge de los límites sentido de identidad y pertenencia –es de-
de la ley, ya que a diferencia de ésta, la jus- cir, en la medida en que los constituya
ticia “no espera […] una decisión justa como sujetos jurídicos y como generali-
siempre se requiere inmediatamente […] y dad: como ciudadanos. La ley requiere de
el momento de la decisión, en cuanto a tal, su aplicación para existir y permanecer en
siempre aparece como algo finito y preci- vigor, y en dicho proceso genera, a su vez,
pitado” (Derrida, 1990). un tipo de subjetividades que sólo se vuel-
ven relevantes en su contraste con otras
La incompatibilidad entre justicia y excluidas de dicho marco normativo (p.ej.
derecho: desafiando la generalidad ciudadanos de otros estados): subjetivida-
y la normatividad de la ley des que sólo ganan relevancia e identidad
legal en su diferencia con las producidas
A lo largo de los dos apartados anteriores por otros sistemas jurídicos. En el proceso
se ha visto como la exigencia de justicia de diferenciar a los ciudadanos propios de
por parte del sujeto difiere del tipo de sa- los extranjeros, toda diferencia entre sus
tisfacción ofrecido por la ley en dos ám- propios ciudadanos queda reducida a iden-
bitos distintos; es decir, cómo la generali- tidad, y toda similitud entre estos y los de
dad y la normatividad de la ley chocan con otros estados queda convertida en diferen-
la radical subjetividad y contingencia de la cia. En última instancia, esto quiere decir
persona que acude ante ella pidiendo jus- que la ley siempre opera en términos de ge-
ticia. Por un lado, mientras que el sujeto neralidad, excluyendo de su ámbito tanto lo
exige el reconocimiento de su singularidad particular como lo universal: tanto el sujeto
y de los hechos que le han llevado a esa si- particular como el conjunto de la humani-
tuación, la ley sólo puede reconocerle en dad. Y sin embargo, cuando se da un in-
su generalidad, en su carácter de ciuda- cumplimiento de la ley, cuando la contin-
dano. Y por el otro, mientras que dicha gencia crea una ventana de oportunidad
exigencia de justicia y de reconocimiento para su aplicación y el sujeto demanda jus-
requiere ser atendida de forma inmediata ticia ante sus instituciones, éste no sólo
en su especificidad, la ley ve restringida su busca que se satisfaga su demanda o que se
capacidad en este sentido por una tempo- aplique la ley, sino también plantea la pre-
ralidad ciega a la particularidad del pre- gunta “¿y quién soy yo para ti?”.
sente y en permanente tensión entre el pa- Todo deseo de justicia aparece así
sado y el futuro. como la expresión de una particularidad

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Justicia: una experiencia subjetiva de los límites de la ley

radical que exige ser reconocida univer- momento pasa por allí Pedro Alonso, y le
salmente, y por lo tanto, como la expre- dice lo siguiente:
sión de los límites de la ley y su generali-
dad. Supone un cuestionamiento del Ni vuestra merced es Baldominos, ni
funcionamiento de la ley que revela los lí- Abindarráez, sino el honrado hidalgo
mites de su autoridad y normatividad: los del señor Quijada.
límites de su poder. Este tipo de desafío
genera una sensación de extrañeza ante la Tanto le habría dado decir a don Qui-
ley. Un fenómeno revestido ideológica- jote que no podía ser quien él quisiera ser,
mente de un carácter omnipotente, inelu- sino quien es de forma oficial y legal: don
dible y natural –tal y como se ve en las de- Alonso Quijano. Sin embargo, la respuesta
claraciones de Mariano Rajoy a las que del caballero de la triste figura no se hace
hacía mención en una nota al comienzo esperar, y de forma categórica le contesta
de este texto– ve cuestionados su poder y “¡Yo sé quién soy!”. Una afirmación que,
autoridad. Ante el deseo de justicia del de acuerdo con Unamuno (2004: 68), no
sujeto, la ley aparece desnuda, reducida a sería sino un “¡Yo sé quién quiero ser!”.
un mero producto sociocultural tan falible Don Quijote nos dice que él sabe quién es
y contingente como cualquier otro. Y sin porque sabe quién quiere ser. O lo que es
embargo, a la vista de sus propias limita- lo mismo, sabe quién es porque sabe qué
ciones, la ley desautoriza este desafío, este es lo que quiere. Al igual que Zaratustra,
deseo-más-allá-de-la-demanda, tachán- don Quijote aspira a su obra. Una aspira-
dolo de venganza, revanchismo, o insu- ción que le mantuvo vivo hasta al final de
misión al Estado de Derecho. Ante este sus aventuras, muriendo sólo cuando fi-
desafío, la ley niega y resta validez al de- nalmente se resigna a ser “el honrado hi-
seo del sujeto. Pero en última instancia, di- dalgo del señor Quijada”. Y de la misma
cha negación entraña también una nega- manera, su mundo de gigantes, ideales de
ción del sujeto mismo y del deseo que le caballería y nobleza murió junto a él
constituye. Algo que podemos observar cuando aceptó representar el papel que se
en un pasaje del Quijote en el que el ca- suponía debía representar, el de don
ballero de la triste figura tiene un encon- Alonso Quijano.
tronazo con su vecino Pedro Alonso –una
de las encarnaciones de la cordura, la sen- Quien destruye una vida, es como si
satez, la normalidad, y, en última instan- hubiera destruido el mundo entero; y
cia, de la ley en la obra de Cervantes. En quien salva una vida, es como si hu-
el quinto capítulo de la primera parte, du- biera salvado al mundo entero. (Tal-
rante una de sus primeras aventuras, don mud, Mishná Sanedrín 4:5).
Quijote se cae de su caballo y, en un in-
tento de recobrar su valor, empieza a re- La universalidad de don Quijote murió
citar cantares de gesta, prometiéndose a sí junto a lo más radical de su particularidad,
mismo superar las hazañas de los héroes enterrada bajo la lápida de la generalidad,
sobre los que tanto había leído. En ese de lo simbólico.

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La negación que hace la ley del deseo la ley permanece ciega. Es decir, mientras
de justicia del sujeto es equivalente a este que la temporalidad de la ley aparece
tipo de muerte. Y sin embargo, el sujeto como el dominio de Cronos, la temporali-
que encuentra rechazo y negación donde dad de la justicia es el de Kairós: el mo-
buscaba reconocimiento no puede resig- mento adecuado para hacer algo, el lapso
narse del todo, ya que resignación absoluta de tiempo decisivo e irrepetible que su-
equivale a muerte absoluta –tal y como pone una abertura y en el que es posible
Sancho le dice a don Quijote en su lecho alcanzar nuestro objetivo. La justicia apela
de muerte: “No se muera vuestra merced, siempre a este momento, al presente finito
señor mío, sino tome mi consejo y viva e irrepetible en el que se requiere de forma
muchos años, porque la mayor locura que inmediata una decisión que reconozca uni-
puede hacer un hombre en esta vida es de- versalmente nuestra particularidad.
jarse morir sin más ni más, sin que nadie le
mate ni otras manos le acaben que las de la Conclusiones
melancolía”. Quizá la ley ha incumplido
las expectativas que había depositado en Como se puede ver, en este texto no se ha
ella, pero el deseo de justicia del sujeto per- propuesto ningún concepto claro de justi-
siste, e independientemente de la forma cia: no se ha buscado teorizarlo ni expli-
que éste adopte en su persistencia o de la car en qué consiste. En ocasiones, tratar
narrativa a la que dé lugar, éste exige el re- de abordar un tema directamente puede
conocimiento universal de su particulari- resultar contraproducente: puede dar lugar
dad: una relación directa entre lo particu- a presuposiciones, a aspectos de dicho
lar y lo universal que cuestiona, cuando no tema de estudio que podemos llegar a dar
suspende, la generalidad de la ley. por sentados, o incluso a la exclusión de
Un cuestionamiento y una exigencia otros que pueden resultar relevantes. En
de inmediatez que también se extienden al ocasiones puede ser necesario dar un
ámbito normativo y temporal de la ley: rodeo para llegar nuestro objetivo: puede
utilizar nuestro caso como base para la ser necesario abordarlo de una forma más
resolución de otro distinto en el futuro oblicua. Y eso es precisamente lo que se
nos resulta insuficiente, y considerarlo ha hecho aquí. En lugar de abordar direc-
igual a uno anterior atenta contra nuestra tamente cuestiones como “¿qué es la jus-
particularidad más radical. En contraste ticia?” o “¿qué tenemos que hacer para
con el carácter cronológico secuencial de poder vivir en una sociedad más justa?”,
la ley, en el que cada caso aparece inser- se ha tratado de hacer algo menos vistoso
tado en un vector de tiempo en el que pero, quizá, más fundamental: una genea-
cada instante y cada contingencia está en logía. Es decir, se ha tratado de dar res-
constante tensión entre el pasado y el fu- puesta a las preguntas “¿en qué momento
turo, la justicia aparece, precisamente, en empezamos a hablar de justicia?” y “¿por
el lapso de tiempo que surge del encuen- qué en ese momento particular?”. Me he
tro fallido entre un “todavía no” y un “de- limitado a tratar de exponer la forma en
masiado tarde”: en el presente ante el que que el sujeto, “el hombre de carne y

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Justicia: una experiencia subjetiva de los límites de la ley

hueso” unamuniano, comienza a recurrir a tener una concepción distinta de la


este concepto cuando sus expectativas misma?, ¿por qué parece imposible po-
normativas se ven incumplidas y la ley re- nernos de acuerdo al respecto?, ¿qué es lo
sulta incapaz de satisfacerlas. O lo que es que realmente queremos cuando decimos
lo mismo, cómo la necesidad de verlas que queremos justicia? – antes de lanzar-
restauradas le lleva a acudir y a interac- nos de cabeza a dar una definición nor-
tuar con un marco normativo que, por de- mativa de justicia.
finición, no puede reconocer la singular
importancia que dichas expectativas jue- Bibliografía
gan en la vida del sujeto.
La insatisfacción con la ley y con otros Althusser, L. (2001). “Ideology and Ideo-
marcos normativos –tales como la moral, la logical State Apparatus: Notes towards
economía, o la política– nos lleva a re- and Investigation”, en Lenin and Philo-
plantearnos la validez de nuestro universo sophy and other Essays. New York:
simbólico. Ciertas cosas que alguna vez Monthly Review Press.
consideramos como normales o incluso na- Benjamin, W. (1970). “Theses on the Phi-
turales se vuelven extrañas, terriblemente losophy of History”, en Illuminations.
mundanas y contingentes, y otras que cre- London: Jonathan Cape.
íamos imposibles se vuelven reales, dema- Benjamin, W. (1996). “A Critique of Vio-
siado reales. La desaparición de nuestras lence” en Marcus P. Bullock and Michael
expectativas y de los marcos que las sus- W. Jennings (eds.) Walter Benjamin: Se-
tentaban puede generar una sensación de lected Writings. Vol.1, 1913-1926. Cam-
pérdida y desorientación, pero es precisa- bridge, Mass.; London: Belknap Press of
mente en este contexto en el que recurrimos Harvard University Press.
al concepto de justicia. Un concepto al que Butler, J. (1997). The Psychic Life of Power:
acudimos como aquello capaz de devolver Theories in Subjection. Stanford, Cali-
el orden y la normalidad a nuestra vida, y fornia: Stanford University Press.
que sin embargo viene definido por el de- Cornell, D. (1992). The Philosophy of the Li-
seo particular de cada sujeto. En otras pa- mit. New York; London: Routledge.
labras, un concepto que opera como un sig- Derrida, J. (1990). “The Force of Law”, Car-
nificante vacío que demarca los límites de dozo Law Review, Vol. 11: 920-1045.
significación de la ley como sistema y abre Derrida, J. (1992). Deconstruction and the
la puerta a la creación de nuevos sistemas Possibility of Justice. New York: Rou-
de significación construidos sobre la base tledge.
de este deseo de reconocimiento de la par- Freud, S. (2011). El malestar en la cultura.
ticularidad del sujeto. Madrid: Alianza Editorial.
Quizá, y sólo quizá, puede que a par- Heidegger, M. (2010). Being and Time. Al-
tir de este primer rodeo en torno al con- bany: State University of New York
cepto de justicia nos resulte posible abor- Press.
dar otras cuestiones tan preliminares como Hunt, A. (1978). The Sociological Movement
necesarias – ¿por qué cada sujeto parece in Law. London: Macmillan.

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thustra: A Book for All and None. Cam-
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NOTAS
1
“Liberales” entendido aquí en un sentido mientos establecidos por la propia ley.
amplio del término: incluyendo sus variantes 4
El realismo jurídico fundamenta su aná-
más comunitaristas (Walzer), libertarias (No- lisis en un juicio de eficacia según el cual una
zick), e incluso aquellas voces que –aún desde ley es eficaz –y por lo tanto es ley– en la me-
el propio liberalismo– se pueden mostrar más dida en que pueda ser aplicada.
o menos críticas con un liberalismo político de 5
Finalmente, la teoría crítica del derecho
corte “clásico” (Sandel).
aborda este campo de estudio desde una pers-
2
El iusnaturalismo gira a entorno a un jui- pectiva fundamentalmente ideológica según
cio de “justicia” que requiere adecuar el dere- la cual la mayoría de normas jurídicas esta-
cho positivo a un orden superior de carácter rían destinadas a garantizar la perpetuación
moral o religioso. de relaciones de explotación y dominación
3
Por su lado, el positivismo jurídico está social.
basado en un juicio de validez interna según el 6
No hay más que recordar las declaraciones
cual una ley es válida en la medida en que del actual presidente del gobierno, Mariano Ra-
ésta haya sido aprobada por los órganos legal- joy, ante la posibilidad de convocar un referén-
mente competentes siguiendo los procedi- dum en Cataluña. Declaraciones en las que llegó

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Justicia: una experiencia subjetiva de los límites de la ley

a afirmar que, al ser ilegal e inconstitucional, la no en Francia, Portugal, o cualquier otro Es-
secesión de Cataluña es imposible. tado.
7
Un rápido vistazo a la redacción de las 9
Al comienzo de The Force of Law De-
normas de nuestro ordenamiento jurídico re- rrida desarrolla una serie de juegos de palabras
vela este carácter general y abstracto de las dis- con el objetivo de recalcar este aspecto de la
posiciones legales. Por ejemplo, el artículo 138 ley. Más concretamente, hace alusiones a la
del Código Penal estipula lo siguiente: “El que forma en que el verbo “to enforce” (aplicar o
matare a otro será castigado, como reo de ho- ejecutar la ley) refleja la necesidad de “enfor-
micidio, con la pena de prisión de diez a quince ceability” (aplicabilidad) de la ley para que
años”. En ningún momento se hace referencia ésta pueda existir y mantenerse “in force” (en
a características que puedan definir a un sujeto vigor). Apunta, de esta manera, a la necesidad
particular del tipo “aquel que mida más de un del quebrantamiento de la ley para que ésta
metro y cincuenta centímetros, sea calvo, va- pueda seguir existiendo.
rón, y matare a otro” o “si José García Gonzá- 10
El texto de Derrida mencionado ante-
lez mata a otro”. riormente es, precisamente, un desarrollo del
8
Razón por la cual el ordenamiento jurí- trabajo realizado por Walter Benjamin en Para
dico español tiene vigencia en España, pero una crítica de la Violencia.

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