El Aprender Haciendo en La Enseñanza de B.P

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

El "aprender haciendo"

en la enseñanza de B.P

Cuadernos de Educación y Escultismo


Serie Fundamentos 3
M.S. H. Wild
¿Por qué incluir en la serie el concepto de “aprender haciendo” ? Sencillamente
porque no es seguro afirmar que la “renovación pedagógica” impulsada en el
escultismo, cuando se habla de “aprender haciendo” se refiera a lo mismo que
aquello que impulsara Baden Powell en sus textos fundantes.

Como una primera cuestión podría decirse que el aprender haciendo privilegia
el hacer por sobre el hablar, y esto no es algo casual, ya que en todo arte (y las
artes scouts lo son) la palabra no puede describir la acción física de manera
perfecta, por eso en el método que profundiza Roland Phillipps se trata de que
alguien que ya conoce la técnica muestre y acompañe al novicio en los primeros
pasos para la obtención de la habilidad. Lejos está de ello el “descubrimiento de
las reglas”, ya que las mismas son producto de generaciones y se transmiten
culturalmente de padre a hijo, de maestro a aprendiz, de vecino a vecino…
también lejos se encuentra el hacer cualquier cosa, ya que el aprendizaje se liga a
la técnica y a la ética que se deriva de ella, cuestión extremadamente presente
en las poblaciones de riesgo (60 % de la niñez y juventud de nuestro país y con
cifras similares en Sudamérica) ya que si en la actualidad el sujeto está
desorientado respecto de una ética de normas y mandamientos (a la manera de
leyes a cumplir), es más seguro poder encontrarla y encontrarse por la vía del
hacer.

El aprender haciendo entre otras cosas, asienta sus raíces en que no siempre
hablando se entiende la gente… de la misma manera que no siempre la palabra
alcanza para poder realizar un artefacto… ¿Qué palabras pueden describir
perfectamente la tensión de la cuerda, las dificultades en hacer una lazada, la
firmeza con que debe ajustarse un amarre cuadrado? En un ejemplo de la vida
cotidiana… ¿Quién no ha comprado alguna vez en los negocios transnacionales
esos muebles “hágalo en su casa” que tienen las instrucciones para el armado e
incluso traen alguna herramienta? ¿Por qué será que las empresas que los
venden generalmente mandan a su personal a armarlo? El tema es por demás
sencillo: las instrucciones escritas de los folletos- que de por si son muy precisas
- no alcanzan, a no ser que el que lo arme tenga alguna experiencia de ello…
Es fundamentalmente en compañía de otros, en esa experiencia de la
transmisión práctica de la técnica y la palabra hablada que el novicio aprende
a realizar una construcción. “Mostrar, no explicar, es lo que se hace en los
talleres cuando el maestro demuestra el procedimiento adecuado mediante la
acción” (1). Pero como la mostración solamente no alcanza para aprender,
aparecen entre otras cosas lo escrito vinculado a la transmisión, siendo
nuestro ejemplo de ello “Escultismo para muchachos”, cuyo mayor desafío
fue resolver la enorme dificultad de enseñar técnica “en ausencia” del
maestro.

Varias veces para legitimar al escultismo se ha hablado de la vinculación de


Baden Powell con el filósofo John Dewey; en escritos anteriores de “apuntad
alto!” hemos destacado el papel de John Ruskin en la formación de Baden
Powell y las influencias de William Morris como quien lleva adelante las ideas
de Ruskin en la Inglaterra de fines del siglo XIX. Podemos agregar que Ruskin
y Morris fueron socialistas, de igual manera que Dewey quien en
“Democracia y educación” escribió lo siguiente: “Tanto el trabajo como el
juego son libres y tienen su motivación intrínseca, al margen de las falsas
condiciones económicas que tienden a hacer del juego un estímulo ocioso
para los sectores pudientes y del trabajo una tarea desagradable para los
pobres. Desde el punto de vista psicológico, el trabajo no es más que una
actividad que incluye concientemente la consideración de sus consecuencias
como parte de sí mismo; se convierte en trabajo coaccionado cuando sus
efectos quedan al margen de la actividad, como un fin para el cual éste solo
es un medio. El trabajo que se mantiene impregnado de juego es arte.”

Es muy interesante leer profundamente el párrafo de Dewey para


preguntarnos si el giro programático (y paradigmático) del programa Scout de
la OMMS no ha producido esto que Dewey denuncia: convertirse en un
“estímulo ocioso para los sectores pudientes” quedando los más pobres -
aquellos que no tienen la misma chance de divertimento y de errar en la vida-
abandonados a una mirada donde las nociones clásicas del scout que se
esfuerza en lograr su progresión, explora y se anima a varias especialidades es
desestimada (incluso ridiculizada por algunos promotores del programa)
quitando dignidad a la noción de trabajo en tanto queda reducido a ser
“trabajo coaccionado cuando sus efectos quedan al margen de la actividad,
como un fin para el cual éste solo es un medio” perdiéndose la potencia y
articulación que ofrecen las artes scouts como experiencia compartida en
transmisión de conocimientos; aprendizaje por ensayo y error de forma
colectiva; base común del sistema propuesto por el trípode de Ruskin, los
talleres de Morris, y del sistema pedagógico de Dewey, posibilidad del
armado de un verdadero proyecto de vida fundado en la posibilidad del
autogobierno y buena ciudadanía que se desprende de la conexión entre el
arte-trabajo y el trabajar con otros para la solución de problemas, la
reparación de lo que no anda… en fin… el trabajo democrático.

Si el arte-juego de las artes scouts se pierde, difícilmente pueda entenderse la


potencia real del método scout en especial para los sectores populares (y
populosos de nuestra América latina), insertos en un sistema educativo
general donde el aprender haciendo se liga al fracaso escolar y no a la
posibilidad de ubicar el error que permite recorrer el mismo camino de la
corrección para aprender, camino del artesano, camino de las artes scouts.
Las artes scouts están fundadas en una profunda voluntad democrática y
apuntan al desarrollo de niños y jóvenes que participan del movimiento. La
democracia en el hacer está sustentada en la posibilidad de que cualquier
persona, sin distinción de clase social, puede transformarse en scout
desarrollando las artes que son propias en el movimiento desde la forma
particular que se tiene de entender el aprender haciendo. Lo artístico -
artesanal en los sectores socioeducativos de mayores recursos, no ha gozado
de “buena prensa”, probablemente por carecer de la “vocación” de
exclusividad y asimetría de las “bellas artes”. El problema – parafraseando a
Dewey- pareciera ser que en lo artístico – artesanal se produce la unión entre
juego y trabajo; actividades escindidas del sistema escolar que en nuestro
país –gracias a la renovación pedagógica neoliberal- destruyó durante más de
una década a la escuela técnica y a los centros de formación en oficios,
considerados desde el prejuicio pedagógico como “educación para chicos que
no les da”

Para la visión de una educación basada en la democracia del hacer, cualquier


persona puede desarrollar habilidad sin importar su condición social y pocas
veces importando su condición mental, por eso posiblemente Baden Powell
no dudó ni un momento al formar de forma heterogénea las primeras
patrullas para la experiencia de Brownsea. Richard Sennett en su libro “El
artesano” señalará que los test de Coeficiente Intelectual (como el Terman)
no tienen en cuenta la posibilidad de desarrollo de habilidades manuales
siendo esto factor de discriminación respecto de la orientación en las
posibilidades de desarrollo de las personas con y sin problemas de
aprendizaje. Los que trabajamos en salud mental y educación conocemos
numerosos casos donde a chicos con determinados diagnósticos se les arma
equipos con una gran cantidad de profesionales que “con las mejores
intenciones” pretenden forzar la producción de un saber que es imposible…
terminada la escuela, junto a las “secuelas” del aplastamiento subjetivo de la
infancia y la adolescencia, estos chicos devenidos en jóvenes se encuentran
con la escasa posibilidad para encontrar empleo, quedando abandonados a la
soledad de una discriminación aún mayor… pero pueden memorizar la historia
de los Medos y los Persas… paradójicamente en los sectores más humildes
esto no suele suceder ya que las personas cuando no le encuentran la vuelta
a la escuela la abandonan insertándose en el mundo del trabajo como
aprendices, peones, etc.… mucha gente se encuentra “integrada” sin haber
padecido el forzamiento del sistema escolar y sin prestar mucha importancia
(más allá de la anécdota) a las dificultades que han tenido en la escuela, que al
haberla abandonado se produjo un escape dentro del sistema de control y
ponderación, no pudiendo detectarse el problema de aprendizaje lo que sin
querer dio posibilidad de desarrollo en un trabajo sin el estigma de ser el
“chico que no aprende” y sin el padecimiento de ser –en algunos casos- un
sujeto sujetado a un equipo profesional generalmente más extenso que su
propia familia.

Características esenciales del aprender haciendo

En el aprender haciendo el desarrollo es progresivo más allá de la condición


del sujeto. Hablamos del peón pero también podemos hablar de los “pintores
sin manos” como ejemplo de desarrollo progresivo y de la “vocación
democrática” existente en el hacer artístico-artesanal. Podemos afirmar sin
temor a equivocarnos que en el aprender haciendo del escultismo tanto el
pibe de la villa como el del country se encuentran en la misma condición, sin
importar si uno tiene mas recursos económicos, tecnológicos o mejor manejo
del lenguaje que el otro (lo que comúnmente se denomina “chamuyo” o
“parla”, uno de los medios más poderosos por los cuales ejercen poder sobre
otros quienes participan dentro del discurso del capitalismo y de sectores
sociales burgueses tanto de derecha como de la llamada izquierda
democrática).

La palabra progreso está íntimamente ligada a lo que denominamos


progresión y se trata de cómo alguien va desarrollando una habilidad
determinada a lo largo del tiempo, y de la forma particular en que se va
constituyendo la posibilidad de experimentar y crear. Las artes scouts brindan
una base común para todos los chicos (contenidos mínimos) y la posibilidad
de realizar un recorrido a la carta, lo que nos permite fijar un derrotero
singular para conocer y elegir qué habilidades profundizaremos y
desarrollaremos. Los scouts tradicionales las llaman simplemente “actividades
scouts”, los scouts de la OMMS las llaman “actividades fijas” aunque
ciertamente serían “actividades típicas”, porque son las básicas del método
scout en cuanto a la manera de entender el aprender haciendo…
Las llamadas “actividades variables son otra forma de entender el “aprender
haciendo” que obedece a una lógica distinta - la de la educación formal –
siendo estructuralmente muy semejantes a las desarrolladas en materias
como “construcción de la ciudadanía”, “educación artística”, etc; asignaturas
que encontramos en el programa de la Escuela Secundaria Básica

Si recordamos el progreso que hemos realizado alguna vez en el desarrollo


de una de las artes scouts como podría ser el pionerismo, podremos darnos
cuenta que el mismo no es lineal… nos encontraremos con distintos
momentos y etapas… en relación a los momentos podremos recordar cómo
aprendimos los primeros nudos, su uso; en la adolescencia un interés mayor
pudo despertar el aprender trenzados y soguería… unas pulseras para
vender nos dan aliento para seguir inventando, creando en función de lo
que vamos aprendiendo; en este caso la falta de linealidad tiene que ver con
distintos momentos motivacionales en relación a un arte particular. Por otra
parte tenemos distintas etapas en el desarrollo de la habilidad relacionadas
con obstáculos que aparecen en el camino, que a veces los sorteamos o
dejamos para otro momento… cuando tengamos un nuevo impulso el
obstáculo será sorteado y se producirá el salto progresivo que también
podrá ser transmitido a otros, por eso lo artístico – artesanal es
esencialmente cultural, el conocimiento se acumula y transmite de
generación en generación

En el aprender haciendo observamos que en cada etapa los que al principio


requería gran esfuerzo con la práctica requiere cada vez menos; primero
necesitaremos coordinar el movimiento de nuestras manos con los ojos,
luego quizás podremos obviar la mirada de forma continua en algún tipo de
obra (un ejemplo de ello podría ser el trenzado de sogas). Cada aprendizaje
producido genera un nuevo desafío que afianzará la habilidad y permitirá
desarrollar sobre ella nuevos movimientos, y a partir de ellos nuevas
aplicaciones e invenciones.

Respecto a las herramientas para la transmisión de las artes scouts, lo que


podría denominarse la didáctica que se desprende del aprender haciendo,
Richard Sennett nombra tres:
·La ilustración empática: Como quien transmite también alguna vez ha sido un
“Tomasito” (ver “Escultismo para muchachos”); quien transmite se identifica
con las dificultades que el principiante tiene al momento de encontrarse con
la técnica.
·La presentación del escenario: De acuerdo a un relato o historia, se ubica al
una alguna aventura o costumbre cultural que explica cómo alguien haciendo
uso de las “artes” puede sortear un obstáculo, permitiendo tener una imagen
global del problema (y de la técnica) y actuando como motivador para el
aprendizaje y el juego
·La instrucción mediante la metáfora; por este medio el aprendiz puede
fantasear diversos marcos en los que aplicar lo que está aprendiendo. En los
scouts Baden Powell ubica el juego como el espacio privilegiado de la
metáfora. No debemos olvidar que el juego es antes que nada un texto que
nos permite fantasear, crear dentro del marco de las reglas, aplicar lo
aprendido.

Los tres momentos descriptos por Richard Sennet pueden encontrarlos en


“Escultismo para muchachos” sin hacer demasiado esfuerzos para hallarlos,
porque de esta manera (como decíamos mucho antes de que dicho autor
editara este libro) se articula todo el libro: El relato de una historia, la
enseñanza de la técnica, los juegos y el campamento como modo de imaginar
distintos escenarios y practicar la técnica.

Finalmente podemos decir que el error o rotura en aquello que se ha


realizado forman parte del aprender haciendo otorgándole un dinamismo
distinto. No se trata de que esté mal, sino de que se puede corregir en
función de capitalizar el error; no se trata de que se rompió, sino de que
tenemos posibilidad de reconstruirlo y arreglarlo de distinta forma.

También podría gustarte