Que Es La Biblia
Que Es La Biblia
Que Es La Biblia
Todo estudiante de la Biblia debe saber que para la exégesis y la correcta interpretación del texto
bíblico, es necesario estar familiarizado en primer lugar, con los idiomas bíblicos (hebreo, arameo y
griego), y en segundo lugar, con el idioma receptor (el castellano). Quien no conozca los idiomas
bíblicos, aunque sea de manera general dependerá casi cien por ciento de las traducciones bíblicas, y
aquí se produce un primer elemento problemático, y es la fuente de nuestra exégesis, interpretación y
quehacer teológico. Durante el pasar de los tiempo la Biblia ha pasado por una serie de trasformaciones
debido a su complejidad para su interpretación, en la actualidad se cuenta con una serie de instrumentos
lingüísticos y exegéticos de excelente calidad que permite la fácil interpretación por cualquier persona
que busque su estudio e interpretación de la Palaba de Dios. La respuesta lingüística sobre qué es la
Biblia, debe incluir el estudio de la transmisión del texto bíblico y, el de las versiones, tanto las
antiguas (Septuaginta, Vulgata) como las castellanas, antiguas y modernas.
El traductor y el exegeta necesitan estar conscientes de las diferentes particularidades de los idiomas
bíblicos, y de otras diferencias para comunicar el mensaje bíblico de la manera más fiel. Una
traducción literal, no toma en consideración esas diferencias entre idiomas distintos. Las traducciones
basadas en el significado nos ofrecen una traducción más fiel y natural. El estudiante de la Biblia tiene
que estar informado de la base textual de la versión que usa para la exégesis, la liturgia y la
proclamación, hoy en día las fuentes textuales en las que se basan casi todas las versiones castellanas
son tres: el texto de la Vulgata Latina, el “texto recibido” o textus receptus, y el texto crítico. Es
importante saber que una buena traducción necesita de buenos exegetas, buenos lingüistas, buenos
“comunicólogos” y gente que conoce y maneja bien el idioma receptor. Actualmente es muy raro
encontrar una Biblia que haya sido producida por una sola persona, en todo este proceso se ha tenido el
cuidado de pasar por revisiones, las cuales han estado formadas por equipos interconfesionales,
interdisciplinarios e internacionales, y como valor agregado un balance entre hombre y mujeres de
diferente generaciones, permitiendo de esta forma una mayor objetividad. Actualmente con el apoyo de
la lingüística moderna ya no solo se toma en cuenta la lingüística como tal, sino también la estilística, y
además el contexto histórico y cultural donde surgió por primera vez el mensaje bíblico y donde se
desarrolló posteriormente. Es decir, los traductores necesitan integrar en su traducción elementos
históricos y culturales que los autores bíblicos dieron por sentado por considerar que su primera
audiencia no necesitaba recibirlos de manera explícita.
Otra respuesta importante es los análisis literarios, lo cuales han obligado a revisar el método histórico
crítico, y esta crítica ha demostrado el “talón de Aquiles” de ese método exegético. El estudio literario
del texto bíblico ha conducido a considerar no sólo el asunto de los géneros y formas literarias, sino
también todo lo que hoy en día se considera vital para el análisis de la narrativa y el lenguaje poético,
aquí se debe observar el uso artístico del lenguaje, del cambiante juego de ideas, licencias, tonos,
sonidos, imágenes, sintaxis, perspectivas narrativas, unidades composicionales y mucho más. Algo
muy importante que siempre debemos tomar en cuenta en el estudio literario es el contexto de una
forma cultural e histórica, siendo considerado vital para el análisis narrativo y poético. Una exégesis
que no tome en cuenta el análisis literario y todo lo que involucra la crítica retórica, es una
interpretación muy pobre y posiblemente distorsionada de la Biblia.
Otra respuesta es que la Biblia no es únicamente literatura, sino que también es un documento
histórico, en este sentido no solo nos presenta una simple recolección de datos intrascendente, sino
también narraciones de experiencia vividas por el pueblo de Israel o con la iglesia, en un contexto de
interrelación con su Dios desde una forma histórica. Una gran parte de la Biblia está escrita de esta
forma en distintas épocas en contexto específico y perspectivas históricas, y esta a su vez ha sido una
de las riquezas de la tarea de la hermenéutica. A medida que el intérprete se aleja del evento narrado, se
va perdiendo el entendimiento del mismo, es por ello que es necesaria la familiaridad con el contexto
histórico particular, debe existir un diálogo con la historia para que la fe bíblica sea bien analizada.
La Biblia tiene también un acercamiento sociológico, y es que todos los conocimientos están
condicionados socialmente, es decir, pertenece a un espacio específico, que puede ser temporal,
psicológico, social, y cultural, lo cual afecta la percepción general y la construcción de la realidad. En
este sentido, se debe incluir maneras de distinguir y clarificar las diferencias entre la ubicación social
del intérprete y la de los actores, y autores del evento o relato que será interpretado. Los modelos
socioculturales más apropiados para el análisis de la Biblia y su contexto, son aquellos que se
construyen sobre la base de investigación y datos pertenecientes a la región geográfica de las
comunidades bíblicas en estudio, también es importante estudiar la cultura en el texto bíblico.
Otro tipo de análisis es el religioso, ya que Israel y la iglesia desarrollaron su vida y su quehacer
inmersos en un entorno religioso variado y complejo. Prácticamente, cada nación o pueblo con los que
ellos interactuaron tenía su propia religión y concepción de la divinidad, del propósito del ser humano y
del «más allá». Para entender la teología de ambos testamentos, el intérprete necesita familiarizarse con
la realidad religiosa que rodeaba al pueblo de Dios. Básicamente en este análisis se debe observar la
religión, idolatría e ídolo, y el tema de la religión de Canaán. En el análisis de la religión no puede
quedar fuera el impacto de las religiones que estuvieron operando en el mundo grecorromano,
entenderlas es vital para todo intérprete de las Escrituras.
Una penúltima respuesta, es la teológica, y aquí conviene señalar que la pregunta más básica de la
teología bíblica es la pregunta sobre Dios: ¿Quién es Dios? ¿Qué hace y demanda? ¿Cómo se le
conoce, se le alcanza y se le experimenta? En este enfoque el examen de la literatura extrabíblica, así
como el de trabajos importantes sobre la religión de los pueblos vecinos de Israel ha venido a reforzar
la idea de no hacer afirmaciones precipitadas sobre la particularidad de Yavé. Ya no solo se considera
que el Dios de la Biblia se revelaba en la historia, y es Yavé el Dios y Señor de la historia. El éxodo, la
alianza fueron elementos que vinieron a diferenciar el Dios de Israel de los demás pueblos.
Por último, es importante hablar de la respuesta canónica y de la fe, y en este sentido los trabajos de
Brevard Childs y James Sanders, señalaron que nuestra exegesis y quehacer teológico debe considerar
seriamente las comunidades canonícas que dieron su forma final a la Biblia. Según la tradición, la
iglesia protestante sigue el canon corto que se refiere al número de libros, y en cambio la católica sigue
el canon de la Septuaginta. El asunto del número de libros del canon no es un asunto que se resuelve
por medio de la exégesis, sino que pertenece a los ámbitos de la historia eclesiástica y la dogmática. En
este sentido es importante hablar del reconocimiento por parte de comunidades de fe de ayer y de hoy
que la Biblia, como Palabra de Dios, es autoritativa y tiene poder transformador, Ella reaviva y vivifica,
y una vez revitalizada, proclama esa Palabra inyectándole nuevas experiencias de vida.