Apunte Teoría Constitucional 3 1
Apunte Teoría Constitucional 3 1
Apunte Teoría Constitucional 3 1
Estos derechos humanos los tenemos todos los seres humanos por el solo hecho de
existir, y el Estado solamente reconoce (no los establece), por eso es que si un Estado
no los reconoce se puede reclamar su reconocimiento. Hoy día incluso a nivel
internacional, antes se consideraba un asunto interno de cada Estado, hoy es de
carácter internacional.
Clasificación de los Derechos Fundamentales: 1) Derechos Civiles y Políticos (de
primera generación): Son aquellos sin los cuales el ser humano no podría vivir, ni
desenvolverse, fueron los primeros derechos reconocidos por estas primeras
Constituciones. Su respeto se puede exigir tanto del Estado como de los particulares.
Ej. Derecho a la vida, derecho de propiedad, libertad personal y seguridad individual,
libertad de expresión, derecho de asociación, libertad de culto y emitir opinión,
libertad de reunión, etc.
GARANTÍAS CONSTITUCIONALES:
Son instituciones que tienden a proteger los derechos del hombre. La garantía más
antigua históricamente y que, además, no estaba en constituciones escritas, es el
Habeas Corpus (Recurso de Amparo), éste lo puede interponer cualquier persona en
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El poder constituyente es aquel que tiene la capacidad para establecer o dictar una
nueva Constitución o modificar la ya existente. Se divide en poder constituyente
originario, que es el poder para dictar una nueva Constitución, y poder constituyente
derivado, que es el poder para modificar la ya existente.
Por su parte, la soberanía es la cualidad que tiene el poder estatal en virtud de la cual
puede autodeterminarse, dándose la organización que estime conveniente, y en
virtud de la cual no está sujeto a ningún órgano, ente o poder que se encuentre
situado por sobre él. Puede ser interna, que es la facultad de darse la organización
política, social y económica que estime conveniente, o externa, que es la facultad de
relacionarse con los otros Estados y miembros de la comunidad internacional en un
plano de igualdad jurídica.
La soberanía se analiza desde dos puntos de vista, uno EXTERNO y uno INTERNO.
SOBERANIA INTERNA: es el poder máximo del estado para constituirse y gobernarse
por sí mismo, es sinónimo de autonomía, autodeterminación
SOBERANIA EXTERNA: es el poder supremo del estado para ser considerado
independiente frente a los demás estados: libertad en el manejo de sus relaciones
exteriores.
Esta soberanía externa es la que origina EL PRINCIPIO DE LA NO-INTERVENCIÓN:
“es el derecho de un estado de oponerse a que dentro de sus fronteras otro estado
pueda ejercer actos de mando o autoridad”.
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RESPONSABILIDAD
El Presidente de la República puede ser acusado constitucionalmente por la mayoría
de los miembros de la Cámara de Diputados en ejercicio. La acusación constitucional
es un mecanismo jurídico-político contemplado en la Constitución para hacer efectiva
la responsabilidad de altas autoridades.
En toda democracia los gobernantes deben dar cuenta a los ciudadanos sobre el
ejercicio de su función de poder y la sociedad tiene la obligación de pedirles cuentas
por los casos de corrupción, de abuso de poder o de violación de los derechos
humanos, y hacer efectiva su responsabilidad por acciones u omisiones que lesionen
estos principios
Considerar en este aspecto la relación del Estado con la persona humana, artículo 1
de la carta fundamental, lo dispuesto en el artículo 38 de la misma, sobre
responsabilidad del Estado, y lo que dispone los artículos 52 y 53 de LA Constitución
Política, en relación a Fiscalización de los actos del Gobierno y Acusación
Constitucional. Recordar análisis de clases.
Constituciones dictadas entre la 1era y 2da Guerra Mundial. Entre mediados del S
XVIII y principios del XX se produjeron en el mundo grandes transformaciones, de
todo tipo, en el campo político, social, económico: - Revolución Industrial. - Cuestión
Social. - Revolución Norteamericana. - Imperialismo y Colonialismo. - Revolución
Francesa. - Nacionalismo y Liberalismo. - Independencia de América. - Primera Guerra
Mundial. - Surgimiento de las ideologías. Estos acontecimientos cambiaron
totalmente la faz del mundo, y estas transformaciones se vieron reflejadas en las
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El Estado, como cuerpo político, está expuesto, lo mismo que el hombre, a sufrir crisis y
diversas enfermedades.44
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De hecho, no existe Estado en el mundo que no haya sufrido a lo menos una vez durante
su existencia de una grave crisis, que puede ser una guerra externa, una guerra civil, una
revolución, un golpe de estado, un pronunciamiento militar o un cuartelazo.
Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Alemania, Japón, Italia, España, países que hoy en
día se encuentran entre los más desarrollados y estables del mundo, han sufrido graves
crisis o quiebres a lo largo de su historia, lo mismo que Chile, cuyo último gran quiebre fue
en 1973.
Estas crisis pueden ser de cierta gravedad, pero solucionables, como una emergencia
climática, un desastre de la naturaleza o una pandemia, o conducir o traducirse
derechamente en un quiebre de la institucionalidad, caso en que el gobierno en ejercicio
cae y es sustituido, generalmente por medio de la fuerza, por otro.
Para los primeros casos el ordenamiento constitucional prevé los llamados estados de
emergencia, o estados de excepción constitucional, como se denominan en Chile.
Para el segundo tipo de casos no existe remedio en el ordenamiento jurídico-
constitucional, ya que precisamente dichos casos implican un rompimiento de la propia
institucionalidad.
Puede que la enfermedad del cuerpo político sea tan grave que no alcance con estos
remedios que contempla la Constitución y el ordenamiento jurídico y el orden
constitucional simplemente se rompa.
Chile, desde su existencia como estado independiente, ha tenido varios quiebres, como en
1823, 1829, 1891, 1924 y 1973, aparte de otros intentos de golpe de estado o revolución
en 1851 y 1859, los que fracasaron.
Acá es posible que se den dos situaciones: si el intento de golpe fracasa los
revolucionarios van a ser juzgados de acuerdo con el mismo jurídico-político-institucional
que intentaron derribar. Si en cambio tiene éxito va a entrar a operar lo que en doctrina
se denomina “Teoría de la Revolución”, que veremos en el acápite siguiente.
La teoría de la revolución.
Cuando al interior de un Estado se quiebra el orden institucional, por la razón que sea,
justificada o no, se sale del campo del Derecho y se ingresa al campo de los hechos.
Si bien es cierto, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789
consagra el derecho de resistencia a la opresión, las Constituciones no lo hacen, y de
hecho la prohíben, sea expresa o sea tácitamente. Al respecto, por ejemplo, la
Constitución chilena de 1980 señala en su artículo 5° que ningún sector del pueblo ni
individuo alguno pueden atribuirse el ejercicio de la soberanía, en lo que es una
prohibición indirecta del golpe de estado, mientras que el artículo 7° agrega que ninguna
magistratura, persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aún a pretexto de
circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les
hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes, y que todo acto en contravención
a ello es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que señale la ley, en lo que
también es una prohibición indirecta al quiebre constitucional, disposición que en
términos parecidos contenía la Constitución de 1925 y la de 1833.
Y, sin embargo –curiosa paradoja-, las tres Constituciones, que son las que
verdaderamente han regido en Chile, han surgido tras quiebres constitucionales; una
guerra civil la de 1833, y sendos pronunciamientos militares las de 1925 y 1980.
Lo que sucede es que acá simplemente entra a jugar lo que Hans Kelsen denominaba
“Hecho ilícito creador de Derecho”, o “Norma Hipotética Fundamental”, “Grundnorm” en
alemán, que significa que un ordenamiento constitucional tiene que partir de la base que
siempre será respetado y que cualquier infracción a él acarrea la nulidad, puesto que si
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contemplara el derecho a su propia violación serpia casi como que estuviese incitando al
golpe de estado, y por ello lo prohíbe.
Pero si en el hecho ocurre y los revolucionarios triunfan, logrando hacerse con el poder y
consolidándose en él, de ahí en adelante van a ser ellos los que van a imponer el nuevo
orden jurídico, político y constitucional, y nada ni nadie podrán impedirlo. Vale decir, a
partir de ese primer hecho ilícito se va a crear todo un nuevo orden jurídico, el que
probablemente contemple también la prohibición del golpe de estado y de la revolución.
Es lo que ha sucedido siempre en la historia, y ello explica que por ejemplo se hable tanto
por ciertos actores políticos de que la Constitución de 1980 es ilegítima en cuanto a su
origen, pues fue dictada tras un golpe de estado por una dictadura militar, sin reparar que
la Constitución de 1925 igualmente lo fue, así como la Constitución de 1833 fue impuesta
tras una guerra civil por el bando vencedor.
Si nos remontamos hacia atrás en la historia de Chile y de otros países, veremos que
siempre en su origen hubo un primer hecho ilícito, de acuerdo con el ordenamiento
jurídico vigente en la época, que triunfó y se consolidó en el tiempo, a partir del cual se
creó todo el orden político, jurídico, constitucional y social vigente.
De acuerdo con lo visto al principio toda la existencia y el orden político y jurídico de Chile
y de todos los países de América, incluidos los Estados Unidos, sería entonces inválida, en
circunstancias que hoy en día la propia España reconoce a estos Estados, lo mismo que
Gran Bretaña respecto de Estados Unidos y Portugal respecto de Brasil. Evidentemente
ello es absurdo y no puede ser.
Si el resultado de la guerra civil hubiese sido distinto y los separatistas hubiesen triunfado
(y estuvieron cerca de hacerlo) la historia habría cambiado, y probablemente se habría
formado otro gran Estado al sur de los Estados Unidos, el cual posiblemente seguiría
existiendo hasta el día de hoy. El triunfo en la revolución y la consolidación de los
revolucionarios en el poder hace que todos estos actos, que en principio son ilegítimos de
acuerdo con el orden jurídico vigente a la fecha del estallido de la misma, se validen, y por
eso es que en Chile sigue vigente la Constitución de 1980, no obstante que el régimen
militar que la implantó dejó el poder ya hace casi treinta años, como la mayoría de la
legislación que dictó en los dieciséis años y medio que estuvo en el poder, entre la cual se
encuentra el sistema previsional, la ley de bancos e instituciones financieras, el sistema de
salud tanto público como privado, el estatuto administrativo de los funcionarios públicos,
la ley de administración financiera del Estado, la ley sobre adquisición, administración y
disposición de los bienes de propiedad fiscal, y un largo etcétera.
Este es un derecho que aparece consagrado y reconocido por muchos filósofos políticos
desde la Antigüedad. Se le define como el derecho que tiene toda sociedad de hombres
dignos y libres para defenderse contra el despotismo e incluso destruirlo. Se le conoce
también como derecho de rebelión y derecho de revolución.
Su fundamento radica en que ninguna sociedad ni grupo de personas está obligada a
soportar un gobierno manifiestamente tiránico y despótico, pudiendo entonces rebelarse
en su contra y deponer al gobernante, con el fin de sustituirlo por otro.
Ya Platón y Aristóteles lo reconocían implícitamente, al hablar de las formas impuras de
gobierno y dentro de ellas de la tiranía, que era una perversión o desviación de la
monarquía. Platón incluso trató en tema de la tiranía en su libro “La República”, y
manifestó que el pueblo tenía derecho a defenderse contra el tirano y contra la injusticia.
En el mundo medioeval varios autores, como San Isidoro de Sevilla, Juan de Mariana,
Francisco Suárez, Juan de Salisbury, Santo Tomás de Aquino y Marsilio de Padua
desarrollaron el tema. Juan de Salisbury incluso, en su obra “Polycraticus”, efectúa la
primera defensa explícita del tiranicidio, vale decir, el derecho a dar muerte al tirano.
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De hecho, la mayoría de las Constituciones parten de la base de que siempre van a ser
respetadas y de que todo acto en contravención a ello es nulo, como vimos que lo hace la
Carta Fundamental chilena de 1980 en sus artículos 7° y 5°, cuando implícitamente
prohíbe la sublevación, ni aún a pretexto de circunstancias extraordinarias.
Una de las pocas Constituciones que lo consagra, posiblemente por el contexto histórico
en que fue dictada –tras el fin de la segunda Guerra Mundial-, es la Constitución alemana
de 1949, reformada el año 1991, que en su artículo 20 inciso final contempla el derecho
de resistencia, como último recurso, señalando que contra cualquiera que intente eliminar
los fundamentos del orden estatal (Estado federal, democrático y social, en que todo el
poder emana del pueblo y todos los poderes del Estado están sometidos a la Constitución,
la ley y el Derecho) todos los alemanes tienen el derecho de resistencia cuando no fuere
posible otro recurso.
Otra es la venezolana de 1999, cuyos artículos 333 y 350 parecieran dar pie a consagrar
una especie de derecho de rebelión, cuando señalan el primero que la Constitución no
perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada
por cualquier otro medio distinto al previsto en ella, y que en tal eventualidad, todo
ciudadano investido o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento
de su efectiva vigencia; y el segundo que el pueblo de Venezuela, fiel a su tradición
republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá
cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías
democráticos o menoscabe los derechos humanos, y que está siendo invocado por los
opositores al Presidente Nicolás Maduro en su intento por convocar una Asamblea
Constituyente cuyos miembros no serían elegidos por votación popular, con el fin de
dictar una nueva Carta Fundamental.
Los gobiernos de facto, por su parte, son aquellos que emanan de un quiebre
constitucional, vale decir de una toma del poder por medios no contemplados en el
ordenamiento jurídico y constitucional.
De facto significa de hecho, ya que como vimos y salvo contadas excepciones, las
Constituciones no contemplan la posibilidad de la revolución o el golpe de Estado,
sancionando con la nulidad cualquier acto en dicho sentido.
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Esto último fue lo que sucedió, por ejemplo, con el régimen militar que asumió el poder
vía golpe de estado o pronunciamiento el día 11 de septiembre de 1973, el que en sus
inicios era un gobierno de facto, que legislaba y ejercía la potestad constituyente vía
decretos ley, así como también la función gubernativa, quedando solo sin intervención –al
menos directa- el Poder Judicial, pero que posteriormente, a contar del 11 de marzo de
1981, se transforma en gobierno de iure, o sea de Derecho, cuando se otorga su propio
ordenamiento constitucional, el cual nos rige –con modificaciones, algunas sustanciales y
otras no- hasta el día de hoy (la Constitución Política de la República de 1980).
Nuestro derecho para hacer frente a situaciones extraordinarias como las expuestas
contempla y regula los Estados de Excepción Constitucional.
Consisten en situaciones que la propia Constitución ha regulado con el fin de que hechos
críticos del Estado-Nación sean soportados por el orden constitucional y de ello se derivan
una serie de facultades extraordinarias, que tienen como objeto que la autoridad
restablezca el orden público y la paz social, ya sea suspendiendo o restringiendo el
ejercicio de ciertas facultades durante un determinado tiempo.
Debe quedar claro que aquí, no se autoriza a transgredir el Estado de Derecho, es más,
hay derechos que bajo ningún caso se pueden afectar como el derecho a la vida y la
integridad física o síquica.
Bajo ningún supuesto podemos concebir que exista una negociación de los derechos
humanos, so pretexto de salvar al país o el Estado. Es más, la finalidad última de estas
instituciones es proteger tales derechos. Pero, no podemos ser ciegos y claramente aquí
en ciertos casos se decretan medidas que menoscaban derechos de carácter fundamental,
pero solo en orden de restringirlos o suspenderlos de forma transitoria y de conformidad
a la regulación jurídica.
decreta otro distinto; o (c) cuando decreta un estado de excepción sin fundamento
alguno.
⮚ Las requisiciones de bienes que se practiquen, así como las limitaciones al derecho
de propiedad que signifiquen privación de los atributos esenciales del dominio,
causando daño al particular, darán lugar a indemnizaciones en conformidad a la
ley (art. 45 CPR). La acción indemnizatoria prescribirá dentro del plazo de un año
contado desde la fecha de cese del estado de excepción (art. 1º de la LOC 18.415
sobre Estados de Excepción).
⮚ Recordar lo realizado en su trabajo sobre este tema.
Si bien la reforma a la que vamos a hacer alusión, se aprobó hace más de una década es
muy importante tenerla presente. Esto, porque el párrafo correspondiente a los Estados
de Excepción fue rotundamente modificado por ella.
Hubo reformas meramente formales, pero en lo sustancial, debemos destacar las
siguientes modificaciones:
3. Disminuyen los derechos que pueden ser suspendidos o restringidos, así como la
gravedad de las medidas que pueden adoptarse respecto de éstos. Así, por
ejemplo, bajo ningún régimen podrá afectarse la libertad de expresión, el derecho
de sindicación. Tampoco podrán trasladarse a las personas de un punto a otro del
territorio nacional, como se autorizaba en los estados de sitio.
2.- Declaración
El Estado de Asamblea lo declara el Presidente de la República, con acuerdo del
Congreso Nacional. En el pronunciamiento del Parlamento, éste sólo podrá aceptar o
rechazar la propuesta presidencial pero no podrá introducir modificaciones a la misma.
Para dar esta autorización, el Congreso Nacional deberá pronunciarse dentro de un
plazo de 5 días desde que el Presidente pida su declaración. En caso de que no se
pronuncie dentro de este plazo, se entenderá que acepta dicha propuesta. Ver lo
comentado en clases respecto a discordancia con la ley orgánica constitucional.
Por otra parte, mientras el Congreso no emita su opinión, y estando dentro del
plazo constitucional antes señalado, el Presidente podrá aplicar de inmediato el estado de
asamblea, pero en esta situación, esta declaración sí será objeto de revisión de los
tribunales de justicia.
3.- Duración
El estado de asamblea podrá ser mantenido, mientras dure la situación de Guerra
Exterior. El presidente podrá disponer su suspensión con anterioridad.
4.- Efectos
Durante la Asamblea, el Presidente podrá suspender o restringir determinados
derechos. Dejamos constancia, que para efectos de todos los estados de excepción, el
artículo 12 de la LOC 18.415 establece que “Se suspende una garantía constitucional
cuando temporalmente se impide del todo su ejercicio durante la vigencia de un estado de
excepción constitucional. Asimismo, entiéndase que se restringe una garantía
constitucional cuando durante la vigencia de un estado de excepción, se limita su ejercicio
en el fondo o la forma.”
Bajo este régimen, el Presidente de la República podrá:
(a) suspender o restringir la libertad personal
(b) suspender o restringir el derecho de reunión
(c) suspender o restringir la libertad de trabajo
(d) restringir el derecho de asociación
(e) interceptar y registrar comunicaciones
(f) requisar bienes
(g) establecer limitaciones a la propiedad
2.- Declaración
El Estado de Asamblea lo declara el Presidente de la República, con acuerdo del
Congreso Nacional. Se aplican las mismas reglas explicadas para el Estado de Asamblea.
Sin embargo, el Presidente de la República podrá aplicar el estado de asamblea o
de sitio de inmediato mientras el Congreso se pronuncia sobre la declaración, pero en este
último estado sólo podrá restringir el ejercicio del derecho de reunión. Las medidas que
adopte el Presidente de la República en tanto no se reúna el Congreso Nacional, podrán
ser objeto de revisión por los tribunales de justicia, sin que sea aplicable, entre tanto, lo
dispuesto en el artículo 45.
3.- Duración
El estado de sitio podrá hacerse sólo por un plazo de 15 días, pero el Presidente
podrá solicitar su prórroga al Congreso Nacional.
4.- Efectos
En el Estado de Sitio, el Presidente podrá restringir la libertad de locomoción y
arrestar a las personas en sus propias moradas o en lugares que la ley determine y que no
sean cárceles ni esté destinada a la detención o prisión de reos comunes. Podrá, además,
suspender o restringir el ejercicio del derecho de reunión.
2.- Declaración
Lo declarará el Presidente de la República, indicando la zona afectada por el
mismo.
Las medidas que adopte el Presidente deberán ser informadas al Congreso
Nacional.
Sin embargo, si el estado de catástrofe se extendiera por más de un año, requerirá
del acuerdo del Congreso Nacional. Este acuerdo se tramitará bajo los plazos y
procedimientos propios del Estado de Asamblea.
3.- Duración
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4.- Efectos
Declarado el Estado de Catástrofe, las zonas respectivas quedarán bajo la
dependencia inmediata del Jefe de la Defensa nacional que designe el Presidente de la
República. Este asumirá la dirección y supervigilancia de su jurisdicción, con las
atribuciones y deberes que la ley señale.
Además, el Presidente de la República podrá:
(a) Restringir la libertad de reunión
(b) restringir la libertad de locomoción
(c) disponer requisiciones de bienes
(d) establecer limitaciones al ejercicio del derecho de propiedad
(e) adoptar las medidas extraordinarias de carácter administrativo que sean
necesarias para el pronto restablecimiento de la normalidad en la zona
afectada.
(f) Ver análisis de clases en relación a la posibilidad del Presidente de justificar
y hacer uso del decreto de emergencia económica.
3.- Duración
Sin embargo, para sucesivas prórrogas requerirá acuerdo del Congreso. Este
acuerdo estará sometido a los mismos plazos y procedimientos que los estudiados a
propósito del Estado de Asamblea.
4.- Efectos