La Gran Keily
La Gran Keily
La Gran Keily
• Capítulo 1 • Capítulo 34
• Capítulo 2 • Capítulo 1
• Capítulo 3 • Capítulo 2
• Capítulo 4 • Capítulo 3
• Capítulo 5 • Capítulo 4
• Capítulo 6 • Capítulo 5
• Capítulo 7 • Capítulo 6
• Capítulo 8 • Capítulo 7
• Capítulo 9 • Capítulo 8
• Capítulo 10 • Capítulo 9
• Capítulo 11 • Capítulo 10
• Capítulo 12 • Capítulo 11
• Capítulo 13 • Capítulo 12
• Capítulo 14 • Capítulo 13
• Capítulo 15 • Capítulo 14
• Capítulo 16 • Capítulo 15
• Capítulo 17 • Capítulo 16
• Capítulo 18 • Capítulo 17
• Capítulo 19 • Capítulo 18
• Capítulo 20 • Capítulo 19
• Capítulo 21 • Capítulo 20
• Capítulo 22 • Capítulo 21
• Capítulo 23 • Capítulo 22
• Capítulo 24 • Capítulo 23
• Capítulo 25 • Capítulo 24
• Capítulo 26 • Capítulo 25
• Capítulo 27 • Capítulo 26
• Capítulo 28 • Capítulo 27
• Capítulo 29 • Capítulo 28
• Capítulo 30 • Capítulo 29
• Capítulo 31 • Capítulo 30
• Capítulo 32 • Capítulo 31
• Capítulo 33 • Capítulo 32
La gran Keily
Manjari
Capítulo 1
AddisonEstoy aquí.
—Hola.
—Oh, si es así, recuérdame que me corte las uñas y que tome clases
de boxeo —bromeé.
Addison, la hija del hermano de mi madre, había sido una gran guía
turística y una muy buena amiga (o prima). Gracias a ella, mi
disgusto por todo este calvario de desarraigo de nuestras vidas había
bajado un poco.
Vestida con unos vaqueros ajustados y un crop top, que sólo dejaba
entrever su esculpido vientre, parecía haber salido directamente de
una revista de moda.
Mírala, es preciosa.
—¿Para qué están los amigos sino para ser una carga para ti? —
bromeó Addison, haciéndome sonreír. Ella es perfecta.
Así que, con una sonrisa emocionada, seguí a Addison, dejando que
fuera mi mentora.
***
—Ya que es nuestro primer día de inglés, ¿por qué no...? —Se
interrumpió cuando se abrió la puerta del aula.
Uh...
—¿Eh?
Oh.
—No. —Mi voz salió más dura de lo que pretendía. Estaba tratando
de no sonar débil, pero terminé sonando como una pija. Buen
trabajo.
—Con toda esa grasa sacudiendo tu cuerpo, seguro que tienes una
actitud. —Sus palabras aplastaron la poca confianza que había
reunido.
Era mejor alejarse de él, porque al final, por mucho que quisiera, no
podía luchar contra gilipollas como él.
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Manjari
Capítulo 2
Metí los libros en mi casillero y lo cerré de un golpe. El insulto de
Haynes seguía ardiendo en mi mente, empañando mi estado de
ánimo.
—Es un tipo bastante guay, molesto, pero guay. Aunque todo este
año va a cargarnos con muchos deberes, así que prepárate.
Mi primera impresión del Sr. Crones también había sido que era un
tipo relajado. Era demasiado entusiasta para mi gusto, pero al
menos era amable con nosotros, los estudiantes.
—Es bueno tener una cara bonita por aquí —dijo Lucas con una
sonrisa muy genuina—. Espero que tengamos algunas de nuestras
clases juntos. La prima de Addison es mi... amiga.
—Será mejor que siga siendo tu amiga. No queremos que salgas con
una vaca —comentó una voz. Haynes. ~
—Vale, vale —intervino Lucas, con los ojos bailando entre Addison y
James, que se encontraban en una competencia fulminante.
Matt, el chico de las gafas, y Axel y Keith, los otros dos, fueron a
buscar nuestro almuerzo. Al fin y al cabo, ellos invitaban.
—Así que Keily, ¿te lo estás pasando bien aquí...? —Lucas se detuvo,
su cara se frunció en un lindo ceño—. Déjame decirlo de otra manera.
No te estás aburriendo demasiado, ¿verdad?
Sentía que cada una de mis acciones estaba controlada por cómo
reaccionaría él.
A medida que la comida llegaba a nuestras bocas, la cháchara en la
mesa se sucedía.
***
—Keily.
Preguntaba por el color del tema. Uno era un marrón más oscuro
que se desvanecía en marrón claro. El otro era también marrón, pero
de un tono diferente.
Señalé al primero.
—Este también me gusta. —Sonrió y cerró la página web. Mis ojos
seguían en su pantalla cuando noté un software desconocido.
Yo podría haberlo hecho, pero el profesor nos había pedido que nos
sentáramos por orden alfabético, y como la K ~viene después de ~la
J~, tuvimos que sentarnos uno al lado del otro.
Durante casi una hora, había tenido que soportar sus miradas
juzgadoras, y cuando cometía el error de mirar a mi lado, me llovían
los chistes de gordos.
Mi madre ya tenía mucho entre manos con esta nueva oficina suya.
No necesitaba oír a su hija quejarse de un adolescente malvado.
Capítulo 3
—Keily —susurró Lucas, que estaba sentado a mi lado.
Después de esto, sólo quedaba una clase antes de que terminaran las
clases.
Ser pariente de Addison había tenido mucho que ver en ello, porque
nunca en mi vida había esperado ser amiga de un grupo tan popular.
Lucas tiró una nota a mi escritorio y cayó justo encima del libro de
texto. La recogí y la desdoblé. ~Vamos a ir a la heladería después de
clase. ¿Quieres venir? ~
Tuve que morderme los labios para reprimir una carcajada. Nunca
había esperado que el gran mariscal de campo de nuestra escuela
hiciera pucheros como un niño y se viera tan mono.
—¿Sabes qué, James? —Lucas empezó —Oh no— y ~vi que sus fosas
nasales se encendían.
—Tengo que irme —murmuré, y salí del aula sin mirar atrás. El
segundo en que los otros estudiantes nos habían mirado, se había
vuelto demasiado abrumador. ~No puedo afrontar esta humillación.
~
¡Bien! ~
Pensé en añadir colores al texto y a las filas para pasar el rato, pero
decidí no hacerlo, ya que la Sra. Green no había empezado con los
comandos de estilo CSS, y era mejor no hacerse la lista delante de
una persona que calificaba tus informes y exámenes.
Probablemente había dicho todo eso para fastidiar a James, pero sus
palabras habían dejado en mí una impresión mayor de la que quería.
Capítulo 4
—¿A dónde vas, Piggy? —James sostenía la correa superior de mi
mochila. Se inclinó más cerca, su aliento acariciando mis orejas—. El
aparcamiento está en la otra dirección.
—Sólo déjame ir. —Suspiré, mirándole por fin. Sus ojos negros me
miraban fijamente, haciendo que mis rodillas se doblaran. Me di
cuenta de que era más alto que yo cuando tuve que inclinar el
cuello.
—¿Por qué?
—No hace falta que me lleves —dije, bajando la mirada, y apreté con
fuerza el móvil en la mano.
—N-no —ahogué, temiendo por mi vida. James me miró, con sus ojos
afilados y calculadores—. No me gusta de esa manera. En serio, no te
preocupes por tu amigo. Nunca se decantará por mí de todas formas.
Respiré aliviada.
Cuando llegamos a Riche's Parlor, ya estaba lista para salir del coche
y huir de él.
El temor me invadió una vez más con cada paso que daba hacia las
puertas de cristal. Parecía que mis nerviosos nervios no iban a tener
ningún descanso hoy.
Cuando entramos, vi a Lucas, Sadhvi, Matt y Lola sentados en la
tercera mesa desde el frente, charlando y disfrutando de sus helados.
Matt nos vio primero y sonrió, haciéndonos señas para que nos
acercáramos. Sonreí incómodamente cuando los demás también
giraron la cabeza.
Lucas era el que parecía más sorprendido por nuestra presencia, más
aún de que estuviéramos juntos. No podía culparlo; yo también me
habría sorprendido.
—Y...
—¿Y?
James casi puso los ojos en blanco. —Vas a tomar dos bolas. ¿Quieres
que las dos sean de arándanos?
—Pero...
De la poca interacción que había tenido con ella, deduje que tenía
una personalidad extrovertida y burbujeante, completamente
opuesta a la de Lola. Addison se hacía amiga de todo tipo de
humanos.
—Lo que haga con ella no es asunto tuyo. Es algo entre ella y yo —
replicó con despreocupación, dando otro mordisco a su carretera
rocosa.
Por muy imbécil que fuera James, era el amigo íntimo de Lucas. Y no
me gustaba ser la causa de su pelea.
—Keily, espera —me llamó Sadhvi desde atrás cuando estaba a punto
de empujar la puerta de la tienda. Se acercaban las seis de la tarde
cuando todos decidieron volver a casa. Lucas, James y Matt ya
estaban fuera.
—No, Keily. Vete —dijo Lola, que estaba junto a Sadhvi. Sadhvi
frunció el ceño, pero no pareció afectada.
—Keily, déjame llevarte a casa —se ofreció Lucas cuando las chicas
llegamos a ellas.
Capítulo 5
Para su amigo despilfarrador, Bassanio, Antonio decide firmar una
fianza con Shylock que le obliga a dar una libra de carne de su
cuerpo si no devuelve el préstamo. ¡En serio! ~
Esa era la obra que había seleccionado para la tarea de inglés que el
señor Crones nos había pedido que presentáramos al final del
semestre.
Era sábado y no tenía ningún sitio al que ir, así que decidí ponerme
por fin a trabajar en ello, en lugar de dejarlo para una semana antes
del plazo.
Era suficiente para las cinco mil palabras que el Sr. Crones quería de
nosotros.
—Hola.
Mi simple «Sí» había sido seguido por su burla: —Por supuesto que te
gusta comer cosas. Incluso de buen humor, podía esperar que James
fuera un gilipollas, pero esa vez, su comentario había sonado
desenfadado.
Supuse que su cambio de humor tenía que ver con que Lucas no
discutiera más con él por dejarme en casa. ~Es un niño tan
malcriado. ~
—Pero esta vez, fue un poco más lejos, por lo que no lo habían
superado cuando nos encontramos en la heladería.
—Tengo que ir. Prepárate para las ocho y vístete bien. ¿Quién sabe si
Lucas está realmente enamorado de ti?
***
—Te ves bien, tan bien que me hace dudar de dejarte ir a la fiesta.
—¡Adiós, tío!
—¡Adiós, papá!
—Gracias, supongo.
Pero fue suficiente para saber que James Haynes estaba forrado. —
Lo sé, ¿verdad? Mi primera reacción fue esta también.
Seguro que la casa de Keith era espaciosa, pero llena de tanta gente,
no lo parecía.
Llevaba una camisa azul marino con los tres primeros botones
desabrochados y unos vaqueros negros. Todo era informal pero
definitivamente caro, lo que le hacía parecer pecaminosamente
guapo.
Capítulo 6
Noté que la mandíbula de James se aflojaba un poco cuando me
miraba, su mirada era más feroz que nunca.
—No creo que sea una buena idea para mí. Mis padres se volverán
locos.
—Sé que donde hay alcohol, estáis vosotras dos. —La miró a ella y
luego a Sadhvi, que se estaba preparando otra copa. Ella es rápida. ~
—Y tú, Keily, será mejor que no bebas como ellas. —Lucas se volvió
hacia mí.
—Sí, Addison no bebe, pero creo que cuidar a dos borrachas será
demasiado para ella.
—Sí. —Sonrió—. Pero también son mis amigas, así que se me permite
destrozarlas.
Estaba al otro lado del gran salón, rodeado de sus amigos del equipo
de fútbol.
Durante todo el tiempo que había estado bailando con Lucas, había
sentido su mirada de láser sobre mí, y lo había localizado una o dos
veces.
—¿Qué?
Lucas puso los ojos en blanco, haciéndome hacer un mohín. —
¿Quieres vengarte de James? Los dos echamos una mirada furtiva al
susodicho que nos miraba con desprecio antes de enfrentarnos el
uno al otro.
—Entonces bésame.
—¿Eh?
Lucas tenía sentido. Desde el primer día, James siempre había estado
en contra de la idea de que fuéramos algo más que amigos. Diablos,
incluso le disgustaba nuestra amistad.
—¿Quién eres tú? ¿Mi padre? —Lucas resopló, soltándose del agarre
de James—. Y de todos modos, ¿por qué me voy a arrepentir de haber
besado a Keily? Es guapa y hermosa, con un buen corazón.
Me sonrojé cuando los dos chicos me miraron, Lucas con una sonrisa
de satisfacción y James con el ceño fruncido. El plan de Lucas me
estaba saliendo por la culata.
—¿Vas a buscar a otro tipo para ser una puta? Unas cuantas copas
de alcohol y muestras tus verdaderos colores, convirtiéndote en una
puta para cualquier hombre que te preste aunque sea solo un poco
de atención.
Verle apartar a la persona que me había defendido hizo que por fin
encontrara algo de valor en una borrachera.
Capítulo 7
Abrí los ojos y vi una figura dormida a mi lado, con su pelo rozando
mi cara y mi cuello.
Había pasado casi un mes desde la última vez que estuve aquí con
Addison.
Me levanté de la cama en silencio y fui al baño adjunto para
refrescarme.
Ella tenía más experiencia que yo en lidiar con las secuelas de las
fiestas del instituto.
Sadhvi seguía durmiendo profundamente cuando salí. Addison
levantó la vista del teléfono cuando me senté a su lado en la cama.
—Bebí un poco de más, pero creo que no fue un desmayo total. —Me
reí, pero me arrepentí rápidamente cuando mi cabeza palpitó sin
piedad—. Sí, me acuerdo de anoche.
Manejar a Sadhvi, que estaba peor que yo, se estaba volviendo difícil
para Addison. Así que apenas hizo falta convencerla por mi parte
para que se fuera.
Ahora, al verla preocupada por mí, me sentía mal por haber sido tan
difícil anoche. Ya tenía que lidiar con Sadhvi y no necesitaba añadir
una prima emocionalmente inestable.
—Lo conozco desde que éramos niños. Pero estaba borracho, y nunca
se sabe con los chicos. ¿Intentó...?
—No hizo nada. De hecho, me divertí mucho con él. Tal vez estaba
llorando porque estábamos a punto de besarnos pero nos
interrumpieron.
¡Grandioso! ~
—No.
—Agradezco que no haya pasado nada o sería muy incómodo para los
dos.
—Hunde tu barco, porque un tipo como Lucas nunca irá a por mí,
sobre todo cuando hay tantas chicas guapas ya tras él. —Esa era la
verdad.
—¿Por qué no va a por ti? —Addison frunció las cejas—. ¿Qué te pasa?
Eres preciosa. —Me pellizcó las mejillas con mucha agresividad,
haciéndome chillar—. Y muy mona.
—Lo que sea. —Addison puso los ojos en blanco y se sentó en una de
las sillas del comedor. —Sadhvi todavía está en la cama. No le hagas
el desayuno.
—¿Seguro?
—Es la primera vez que ocurre algo así. Pero tienes dieciocho años y
eres un adulto legalmente. Creo que voy a dejarle esto a tu madre.
—Bien.
Me ocuparé de ti en la escuela- ~
Capítulo 8
El lunes por la mañana llegó demasiado pronto para mi gusto. Y
cuando entré en mi clase de inglés, deseé que no hubiera llegado.
—¿Por qué eres tan tímida ahora, Piggy? —dijo James, haciendo que
me detuviera y lo mirara tímidamente. Mis mejillas se calentaron
cuando nuestros ojos se encontraron. Su mirada era feroz y
acusadora, y como siempre, me inmovilizaba en la sumisión.
—¿Qué pasó con la zorra que no podía mantener sus manos fuera de
Lucas la otra noche?
—¿Por qué? ¿No fuiste tú quien dijo que podías ser una puta con
cualquiera? —me cortó, apoyándose en el respaldo de su silla. Sus
ojos recorrieron toda mi figura, y me retorcí cohibida.
Llevaba un top de rayas rosas y blancas metido por dentro de la
falda vaquera azul lisa, que me llegaba justo por encima de las
rodillas.
James se burló cuando no dije nada. —Si lo quieres tanto, ¿por qué
acudir a Lucas? —Se sentó, una sonrisa arrogante apareció en sus
labios, antes de inclinarse hacia mí.
¡Está enfermo! ~
Lo odio tanto. ~
***
—Deberías venir a las pruebas esta tarde —me dijo Lucas—. Es mejor
que estar sola en la biblioteca. Además, puedes ver a Addison
agitando esos pompones.
No le había visto en toda la mañana, pero eso era sobre todo porque
el lunes, la clase de cálculo que compartíamos era después de comer.
Estaba un poco recelosa de verle debido a los incidentes de la fiesta,
pero Lucas, actuando como si nada fuera de lo normal, eliminó toda
la incomodidad de nuestra conversación.
Hoy, después de las clases, iban a tener lugar las pruebas de fútbol
para todos los que quisieran estar en el equipo.
Insistió en que viniera a ver las pruebas, ya que iba a estar aquí de
todos modos porque Addison también tenía su práctica de
animadora después de la escuela, y fue ella quien me dejaba en casa.
Sin embargo, ahora que Lucas hablaba tan animadamente del juego,
pensé que me encantaría verlos a él y a Addison haciendo sus cosas
en el campo de fútbol.
Pero por desgracia, con ellos también iba a haber una persona a la
que despreciaba. No quería ver la cara de James después de lo que
había pasado en inglés.
***
Quería desaparecer.
—Juro que soy una buena persona, pero cuando se trata de fútbol,
soy un sádico.
Capítulo 9
Los rayos del sol calentaron agradablemente mi piel expuesta, y el
ligero viento me hizo volar el pelo sobre la cara mientras me dirigía
a las gradas metálicas de los terrenos de nuestra escuela.
Era un buen día para salir, una mezcla perfecta de sol y un poco de
viento. Y un completo contraste con la ansiedad que bullía en mi
interior.
—El fútbol implica mucho de eso, así que no me uní al equipo, sólo
para estar seguro.
—Oh. Lo siento.
—No es tan malo para mí. Puedo seguir haciendo ejercicio normal,
como correr o entrenar, pero no nada de alta intensidad.
—Lucas aún no ha llegado —dijo Lola, haciéndome girar hacia ella por
haberme leído la mente.
—Los dos tienen el mismo talento, pero el juego significa más para
Lucas.
—Él quiere entrar en la universidad con una beca deportiva, y James,
por otro lado, ha admitido que no tiene planes para el fútbol en el
futuro. —Sacudió la cabeza.
Razoné que quería una palanca para evitar que fuera a por mí, pero
hasta ahora no había encontrado ninguna, y sólo había consolidado
la idea de que era perfecto, menos la parte del acoso.
—Por fin están aquí —dijo Matt, y giré la cabeza hacia el campo.
Cuando los soltó, Lucas miró a las gradas y saludó con la mano, con
los dientes brillando en la distancia.
Pasó por delante de una línea blanca, haciendo girar el balón ovalado
en su mano. Vi a James de pie cerca de la línea media, de cara a
nuestro lado. Se me cortó la respiración cuando levantó la vista
hacia nosotros —o hacia mí— antes de ponerse el casco.
Sonó el silbato y todo sucedió en un instante. Lucas corría hacia el
otro lado antes de que James lo derribara al suelo.
—¿Qué quieres decir? —Mi cara volvió al campo. James tenía la mano
extendida y Lucas la estaba usando para levantarse.
—Nada. Ese placaje fue más agresivo de lo necesario. Tal vez James
no quiso hacerlo.
¡Este imbécil! ~
—Oh, sí. Querías ser un gran capitán macho para esos niños.
—Es mejor que ser un hijo de puta celoso como tú... —Se detuvo
cuando nos vio venir hacia ellos.
—¿James está celoso? —preguntó Matt una vez que llegamos a ellos.
Su cara se iluminó con diversión mientras miraba entre los dos—.
¿De qué está celoso, Lucas?
¡Qué cabrón! ~
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Manjari
Capítulo 10
—Voy a solicitar un permiso de aprendizaje —dije sorbiendo mis
espaguetis—, y me sacaré el carnet de conducir al cabo de un mes.
Será más fácil porque ya sé conducir.
Fruncí el ceño.
No quería ser un lastre que ella y Sadhvi tuvieran que llevar siempre
a cuestas; por eso quería sacarme el carné, para poder compartir el
deber de conductor designado.
—Con la forma en que avanzan las cosas, para la semana que viene
vas a traer un novio a casa. —Mi madre esbozó una sonrisa burlona
que me recordó a la de Addison—. Estás siendo muy madura.
Sabía que lo que decían era correcto en su mayor parte, pero acatar
esas palabras en la vida real era difícil, mucho más cuando había
gente como James que te recordaba tus defectos de forma tan cruel.
—Si necesitas ayuda con los formularios, acude a mí. —Papá nos
devolvió al tema original—. También te acompañaré a tu examen de
conducir.
***
Tarareé en voz baja «All Too Well» de Taylor Swift mientras pasaba
por los pasillos blancos y azules de nuestra escuela.
La canción había sonado en la radio cuando Addison nos llevaba al
instituto, y como la obra maestra que era, se había quedado grabada
en mi cabeza.
—A mí no me lo parece.
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Manjari
Capítulo 11
Me apresuré a ir al laboratorio de informática, temiendo
internamente otro encuentro con James. Esta mañana había dejado
muy claro que me odiaba. Bueno, el sentimiento era muy ~mutuo, y
también agotador.
Era agotador.
No... ~
—El tema principal de vuestro sitio web será dado por mí, y cada
semana, estaré revisando vuestro progreso. Así que preparad
vuestros discos o unidades de disco.
Los papeles tenían escritos los temas de los sitios web. Cuando
llamó a la tercera pareja, me di cuenta de que nos asignaba parejas
según nuestra disposición de asientos.
El único consuelo que podía darme era que tal vez la señora Green
me encontraría otro compañero, dado que James estaba ausente.
—¿Por qué?
—Keily, casi todos los estudiantes antes que tú me han pedido que
les cambie de pareja. Los rechacé a todos, y te rechazo a ti también.
No. ~
***
Algunos otros chicos del equipo y Lucas también estaban con él.
James y Lucas se separaron de los demás y se dirigieron a su mesa
habitual con Matt, Axel y Keith.
—Tal vez es hora de que yo haga lo que tú deberías haber hecho hace
días. —Addison apretó los dedos, mirando en dirección a James.
Por suerte, estaba demasiado ocupado hablando con Matt como para
darse cuenta de que mi prima estaba a punto de saltar sobre él.
Cada vez que James se metía conmigo delante de los demás, alguien
tenía que venir a rescatarme. Y mis amigos ni siquiera eran
conscientes de todo el alcance de su abuso verbal. Yo era así de
patética.
—Um...
—Sois muy tontas —murmuró Lola, moviendo los ojos entre Addison
y Sadhvi.
—Te creo, Addison. Pero Keily no es como tú, es un poco —hizo una
pausa, buscando un sinónimo aceptable de patética— ~tímida y
apocada, una presa perfecta para un matón.
¡¿Qué?! ~
—Eso ni siquiera tiene sentido —dije, con las mejillas teñidas—. Creo
que tu teoría es absolutamente errónea. Me odia. —Cómo había
llegado a esa idea estaba más allá de mí.
Además, alguien que se veía tan bien como James nunca iría detrás
mío. No es que quiera que lo haga.
Se volvió hacia Addison. —Por lo que sé, River fue quien lo persiguió
durante más de un mes antes de que empezaran a salir.
Oh, Lola, ¿por qué pusiste una idea tan ridícula en sus mentes? ~
Capítulo 12
Habían pasado dos días y James aún no sabía que debíamos trabajar
juntos en el proyecto.
Keily¿James?
Le envié un mensaje para confirmar que era él. Claro que es él,
Keily. ~
JamesQué inteligente. Quiero un caramelo por hacerlo bien.
Podía imaginar la mirada furiosa y burlona en su rostro.
***
En cuanto entré en la escuela, mis sentidos se volvieron
hiperinteligentes. Mis ojos buscaban por todas partes cualquier señal
de James. Mi plan para sobrevivir a la ira de James era evitarlo todo
lo posible.
Sus cejas se fruncieron aún más. —Tuviste dos días, Piggy. —Se
acercó más—. En cambio, me entero por Seth que hay un proyecto y
que tú eres mi compañera.
—Ya sabes lo que significan los créditos y la nota media para entrar
en la universidad. Ese proyecto es al menos el veinticinco por ciento
de nuestra nota.
—No le hables así. —Una vez más, Addison habló desde mi lado—. En
todo caso, deberías alegrarte. Ibas a hacerla hacer todo el trabajo de
todos modos. —Ella resopló.
—Bueno, da miedo.
—No, no es así. Siempre es malo, pero rara vez lo veo intenso así, tal
vez a veces durante los partidos.
—De verdad. Tal vez siempre es así para ti. Supongo que Lola tenía
razón en que tiene algo contigo. —Otra vez esto no.
—Déjame adivinar qué puede ser ese «algo» —chisté con fingido
entusiasmo—. Asco y odio —contesté con una sonrisa.
—No te culpo por pensar así. Se comporta como un imbécil. —Se rió.
—No puedo culparlo. Sonabas tan mona y te veías tan guapa con el
rubor, que hasta a mí me hizo calmarme. Guarda ese truco bajo el
brazo por si acaso.
¿Qué sentido tiene ya este mundo? ~
—Eres rápida —se burló, levantando los labios en una sonrisa apenas
perceptible. No sabía qué prefería, si un demonio enfadado o un
gilipollas de los de antes.
Capítulo 13
Me apresuré a doblar mi ropa desparramada sobre la cama,
observando el desorden que tenía mi habitación.
Al oír mis pasos, los ojos de James pasaron de papá a mí. Me sonrojé
cuando recorrieron mi cuerpo discretamente.
Nunca era tan amable con los extraños. —Adelante. —Mi padre le dio
una palmadita en el hombro como si no se conocieran desde hace un
par de minutos.
James asintió y entró y se puso delante de mí. Sin decir una palabra,
empecé a subir las escaleras. Él me siguió.
—Tu padre parece bueno —comentó James una vez que salimos de su
alcance.
Le respondí con una mirada débil, que sólo terminó haciéndole reír.
Me pareció que me gustaba su risa despreocupada, aunque me
molestara.
Asentí con la cabeza, ansiosa por seguir con el trabajo y por sacarlo
de mi casa lo antes posible.
Sólo había una silla en la habitación, así que tuvimos que sentarnos
los dos en mi cama, uno al lado del otro.
Es guapísimo... ~
~¡¿De dónde salió eso, Keily?! ¿Y cuándo nos hemos acercado tanto?
~
Sí, ha vuelto.
Miré a mi regazo. —Por favor, no lo hagas. —Hice una mueca de dolor
por lo pequeña que sonaba—. No empecemos con eso.
Para ser sincera, sus elecciones eran mejores que las mías; conocía
las paletas que atraían la atención de los clientes.
—Sí.
Me volví hacia él y me encontré con que ya me estaba mirando.
Como no quería que se repitiera lo de la última vez, evité sus ojos y
volví a mirar la pantalla.
***
Así que aquí estaba yo, sentada en la mesa del comedor con una
cazuela de pollo en un plato delante de mí y James Haynes a mi
lado.
¡Qué encantador! ~
Fruncí el ceño.
¡Imbécil! ~
Ugh. ~
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Manjari
Capítulo 14
—Oh Dios, ese bastardo tenía a tus padres comiendo de su mano. —
Addison se rió.
Tenían más opciones que todas las tiendas que habíamos visitado
juntas, las telas también eran de mucha mejor calidad y, lo más
importante, tenían prendas de mi talla.
Incluso el ambiente del lugar era diferente, bien diferente.
—Te dije que te iba a encantar —me dijo Sadhvi desde atrás mientras
miraba la falda roja.
—De acuerdo.
Sadhvi eligió una minifalda, una camisa granate con volantes, una
chaqueta de cuero para el próximo invierno y mocasines rosas.
—No puedo creer que un lugar como este exista realmente. —Casi
grité. Estábamos saliendo de la tienda para conseguir algo de comer.
Tal vez la inquietud al comprar ropa era una de las varias cosas a las
que me había enfrentado en Remington y que me habían hecho
pensar que mi cuerpo no era deseable.
***
Me sentía bien, algo feliz. Mis pasos se movían un poco mientras
caminaba hacia mi taquilla después de clase.
—¡BOO!
Eran inevitables ya que una chica gorda se paseaba con dos de los
chicos más codiciados del colegio.
—Así que te has enterado de la fiesta del viernes después del partido,
¿verdad? —Lucas se acercó más a mí.
—Sí. Addison me lo contó. —Sabía que James nos miraba en silencio.
Sus advertencias con respecto a la relación de Lucas y mía siempre
estaban en mi mente cada vez que los tres estábamos juntos.
—Ese es el espíritu. —Sonreí a pesar del diablo que tenía al otro lado.
—Me gustaría que hubieras estado en las fiestas que organizó James
el año pasado. Una fue después de que ganáramos el campeonato, y
la otra fue en Nochevieja.
Por muy tentadora que fuera la casa grande con piscina, no entraría
en la casa del diablo sólo para ir de fiesta.
—Uh...
No no no no. ~
Eché una mirada a James. Sus ojos ya estaban fijos en mí, y había
una sonrisa en sus labios que me advertía de que se avecinaban
problemas.
—Tu sensación es muy equivocada —le dijo a Lucas—, pero ahora que
lo pienso, no quiero privar a una recién llegada de la diversión de mis
fiestas. Sería una pena.
—Así que si Piggy promete venir, la fiesta después del partido será en
mi casa.
—Por supuesto, lo promete —dijo Lucas inmediatamente—. ¿Verdad?
—Me miró con tanta esperanza que mi solo no ~podría haber
destrozado su vida.
Capítulo 15
El instituto Jenkins estaba loco por el fútbol.
Hace un par de años, ella misma había conducido por toda la ciudad
con sólo un permiso de aprendizaje.
Otra razón por la que quería permanecer sobrio era para no bajar la
guardia. Puede que vaya a la guarida del lobo, pero eso no significa
que quiera que me coman viva.
—Keily —dijo Lola en voz baja, sus ojos mirándome con simpatía—,
no estás gorda. Con curvas, claro. Pero no estás gorda. Eres hermosa,
y los imbéciles que dicen lo contrario son estúpidos, incluido James.
—Siempre puedes encontrar gente que tenga algo que decir sobre tu
cuerpo —respondí vagamente.
—Quiero que te enfrentes a él por ello y espero que pongas fin a este
juego del gato y el ratón que tenéis entre manos.
—No empieces con eso otra vez. —Matt resopló. Cuando llegaron los
equipos, su atención volvió a centrarse en nosotros para señalarnos
quiénes eran los jugadores difíciles entre nuestros rivales.
Hoy estaba un poco más segura con mi elección de ropa, pero sus
ojos ardientes eran suficientes para hacerme sentir como si
estuviera desnuda. Imbécil. ~
Ya habría desviado la mirada, pero sus ojos habían clavado los míos
en los suyos, hasta que fue él quien rompió nuestro contacto visual
cuando el chico con el que hablaba le dio una palmadita en el
hombro.
Estaban muy guapos, tanto que casi sentí celos de ellos. A pesar de
tener personalidades opuestas, ambos encajaban juntos.
¡Soy un desastre! ~
Con todas las volteretas y saltos que hacían, tenía miedo de las
lesiones que sufrirían si alguien se caía. Los chicos de su equipo les
ayudaron añadiendo más acrobacias emocionantes.
Sin embargo, la pequeña pirámide del final fue buena. Los aplausos
para ellas fueron más fuertes porque eran el equipo local.
—Oh.
Tuvimos nuestro primer touchdown antes del final del medio tiempo.
Lo marcó Seth, que jugaba de receptor. El alboroto que soltamos en
el momento en que llegó a la zona de anotación fue ensordecedor.
Durante todo el partido, mi atención se centró inconscientemente
en James. Su agilidad, velocidad y fuerza eran increíbles. Era difícil
no mirarlo.
Capítulo 16
~Así que eres un tipo duro ~
Matt y Lola se habían ido antes con Lucas, James y otros chicos
para preparar la casa antes de que llegaran los demás.
Saludé antes de mirar el reloj del salpicadero. Eran más de las ocho.
—Pensé que tus padres eran geniales, a diferencia de los míos —se
quejó Sadhvi.
—Por mucho que me disguste James, sus fiestas son increíbles. Son
muy divertidas. —Sadhvi abrió algo.
—Tiene una casa grande. Seguro que puede dejar una habitación de
invitados para sus amigos, como la última vez. Además, no me
importará dormir en su hermoso jardín.
Sin embargo, todas las miradas robadas, sus ojos intensos y esa gran
sonrisa genuina que me había lanzado al otro lado del campo cuando
ganamos esta noche me impactaron.
Y me odié por ello. No sabía que era tan fácil que me derretía con
una sonrisa. ¡¿Qué diablos me pasaba, que me enamoraba de un tipo
que me intimidaba?!
***
Antes, sólo había podido ver la lujosa casa de James desde fuera, y
ahora, al entrar en ella, me sentía como si estuviera entrando en un
castillo moderno.
Los muebles del salón eran antiguos y caros. Los jarrones, cuadros y
esculturas que decoraban la gran sala parecían demasiado caros
para tocarlos. Todo gritaba lujo y dinero.
—Por supuesto que sí. —Lucas dio un sorbo a su copa—. Vosotras sois
amigas. Sólo que no es muy expresivo al respecto.
Nos contó más cosas sobre el partido de esta noche mientras nos
acomodábamos en el sofá de cuero de la esquina. En algún
momento, Addison y Sadhvi nos dejaron para ir a por bebidas.
Me fijé en una morena que caminaba con él. Nunca la había visto en
la escuela. Era alta, delgada y hermosa, todo lo contrario a mí.
—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Lucas, casi sin aliento. Miraba a la
chica como si hubiera visto un fantasma.
—James me invitó —respondió la chica.
—Quería ahorrarte el drama por esta noche, pero olvidé que ella
podía ser muy molesta, sobre todo cuando se trata de ti —le explicó
monótonamente James a Lucas, que lo miraba fijamente.
—¡Te lo merecías!
—¿Por qué no os lleváis vuestra pelea de enamorados a un lugar
privado? —interrumpió James, divertido—. Y desahogar el calor que
ha estado reprimido durante los últimos meses.
¿Bien...? ~
—Llevan juntos desde los quince años, y esta pelea entre ellos no va
a durar mucho. Te advertí que no fueras tras Lucas. No debes estar
con él.
—Bien. —La ira en sus ojos disminuyó, pero su mirada siguió siendo
penetrante como siempre—. Como dije, no debes estar con él, Piggy.
—Lejos de ti.
Capítulo 17
Le devolví la mirada, desconcertada, tratando de ignorar la
sensación difusa en mi pecho ante su contacto.
—No puedo disfrutar con ellos cuando mi juguete favorito está aquí.
Oh Dios, esperaba que no fuera así a partir de ahora. Todo esto era
un desastre.
Oh Dios. ~
—¿Pero qué hace él? Te deja colgada para follarse a su ex. No puedes
superarlo...
¡No! ~
Especialmente ahora.
—No quería decir eso. —Tardé casi un minuto en encontrar mi voz y
romper el tenso silencio entre nosotros.
Estoy en problemas. ~
—A empujarte al precipicio.
***
—Bueno, tienen derecho, porque seguro que trabajan duro para ello.
A veces, incluso se olvidan de que tienen un hijo esperándoles en
casa.
—¿Es así? —El brillo travieso de sus ojos reaparecía, haciendo que mi
guardia se elevara—. Pensaba que gilipollas me quedaba mejor. ¿No
fue eso lo que dijiste?
Capítulo 18
Estaba quieto. Demasiado quieto para mi gusto. Tal vez fue un
error... ~
Fue increíble. ~
Y yo acababa de besarlo.
~¿Qué he hecho? ~
He besado a James. ~
¡Oh Dios! ~
Sus labios habían sido mágicos, y tal vez era mi cerebro loco
inventando cosas, pero había sentido un anhelo con la forma en que
habían capturado los míos.
Me odio a mí misma. ~
***
Para ser sincera, estaba más que contenta de salir de aquí. Estaba
demasiado destrozada emocionalmente para seguir disfrutando de la
fiesta, o para volver a enfrentarme a James.
Ahora lo único que tenía que hacer era dejar de pensar en él durante
un minuto y encontrar a las chicas para poder encogerme
tranquilamente en la habitación de la tía.
Tal vez, por una noche nos habíamos acercado también... hasta que
lo había arruinado al besarlo.
Salté la primera puerta, que estaba un poco abierta, oyendo las risas
de varios varones que venían de dentro. Aunque me asomé, sólo para
asegurarme de que las chicas no estaban allí.
Oh. ~
Con los ojos muy abiertos, cerré la puerta en silencio antes de que
alguien pudiera verme. Me alejé, tratando de encontrarle sentido a lo
que había visto.
—¿Quién iba a saber que podías mover esas piernas tan cortas tan
rápido? —dijo James, y sus ojos centellearon con picardía. Noté que
su pelo estaba despeinado y me sonrojé, sabiendo que era yo la
responsable de ello.
—Pero lo hiciste, y no quiero que te sientas mal por ello. —Se acercó
más.
Se me curvaron los dedos de los pies. ¿Quién iba a imaginar que era
capaz de ser tan dulce y gentil?
—No te disculpes.
—No tienes ni puta idea. —Estaba enfadado—. ¡Me has engañado para
nada!
—¿No me digas que te has tomado todo eso en serio? —Se pasó una
mano por la cabeza, frustrado.
Capítulo 19
Las tardes de los sábados solían reservarse para holgazanear y
eliminar el cansancio de toda la semana.
Addison¡¡¡Besaste a James!!!
Llegó otro mensaje de Addison, que me devolvió a la realidad.
¿Quién iba a saber que James iba a buscar un poco de carne gruesa?
:P ~
Es regordeta y eso le gusta a James ~
Está gorda ~
Mi corazón UwU ~
***
—No has respondido a mis mensajes —dijo Addison, con los ojos
entrecerrados advirtiéndome; una respuesta errónea y estallaría.
—Pensé que más tarde significaba unas horas, no dos días. —Arrancó
el motor y nos pusimos en camino hacia la escuela.
Llegó la espantosa mañana del lunes y lo único que quería era volver
a arrastrarme en la seguridad de mis mantas en lugar de
enfrentarme a James o a mis compañeros.
Supe que había llamado la atención cuando la foto en la que
aparecía besando a James circuló por las redes sociales. Así que me
esperaba miradas y rumores locos en los pasillos y las aulas durante
los próximos días.
—James.
—Así que en lugar de eso decidiste besar a ese bastardo. —Los ojos
de Addison se entrecerraron en pequeñas rendijas, todavía fijos en la
carretera.
—¿Cómo has...?
Durante el resto del viaje, ninguna de las dos dijo una palabra. El
silencio entre nosotros era pesado, y la angustia se irradiaba a
nuestro alrededor en oleadas. Nunca nos hablábamos así.
—He visto a Myra con Lucas en tu casa —oí que le decía el chico a
James mientras me metía en mi taquilla. Estaba haciendo mucho
ruido, así que era imposible no oírle—. ¿Están juntos de nuevo o qué?
—Sólo estaba siendo amistoso, y resultó que fue todo lo que necesitó
para lanzarse sobre mí. ¿Qué tan desesperada puede estar una chica?
Pero bueno, qué se puede esperar de una ballena como ella.
Se me nubló la vista. Me escondí de nuevo en la seguridad de la
taquilla antes de dejar caer las lágrimas.
Es vicioso. ~
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La gran Keily
Manjari
Capítulo 20
—¡Eh, Keily! —Alguien gritó desde el fondo. Yo estaba en la fila del
medio. Nuestra clase de física estaba a punto de empezar.
—Es uno de los mejores —dijo otro con una carcajada—. Pero, de
nuevo, no podemos estar seguros, dado que eres un manojo de
nervios.
—Pero ese beso fue bastante caliente —comentó una voz desde algún
lugar, y en el momento en que se produjo, otros estudiantes
sentados alrededor empezaron a hacer sonidos de besos,
aumentando mi vergüenza.
Realmente quería lanzar una buena réplica para callar sus odiosas
risas, pero debido a mi cobardía sumada al superpoder de mi cerebro
de congelarse durante las confrontaciones, no pude.
***
Al verlo, saltarse la clase parecía una opción más atractiva que estar
cerca de él.
Sin embargo, el Sr. Crones y mis padres no habrían apreciado eso, así
que forcé mis piernas hasta mi asiento, que estaba justo al lado del
suyo.
—Haz una foto, durará más tiempo —dijo James con hosquedad. Me
di cuenta de que había estado mirándolo a él —o a su moretón— más
tiempo del necesario. Me sonrojé ante su mirada penetrante.
***
—¡BOO!
—¿Está todo bien? —preguntó Lucas, sus labios cayendo en una fina
línea mientras me miraba.
—Te has peleado con James —afirmé. Cualquier otro día, me reiría de
lo gracioso que parecía Lucas con los ojos grandes, como un niño al
que han pillado robando galletas. Ahora mismo, me sentía todo lo
contrario de divertida.
—¿Qué ha pasado?
Lucas me miró con el ceño fruncido. —Sólo dijo algunas cosas que
me parecieron muy ofensivas —fue su vaga respuesta, aumentando
mi curiosidad. Estaba esquivando el tema.
Lucas asintió.
Lucas exhaló con fuerza. —Cosas que suele decir para llegar a ti. No
pienses demasiado.
Estaba hablando con Keith, pero sus ojos estaban aquí para
encontrarse con los míos.
—¿Qué ha pasado?
Pude ver que ella también se sentía culpable porque eligió sentarse a
mi lado en silencio, su forma de pedir perdón.
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La gran Keily
Manjari
Capítulo 21
La habitación de Lola se parecía vagamente a un local de tarotistas
que había visitado una vez en mi ciudad cuando tenía siete años.
Eché una mirada furtiva a Addison, que estaba mirando a Lola, pero
ésta parecía completamente indiferente y sólo me miraba fijamente.
Cuando Lola levantó las cejas, cedí.
—Siempre has sido sincera con todo. La última persona que esperaba
que estuviera en el armario eras tú. Quiero decir, eres demasiado
fuerte y genial para ser el blanco de las bromas de nadie, si es lo que
temes.
—Los padres de Addison son geniales, pero mis padres son bastante
ortodoxos.
—Por eso, casi todos los días hay algún tipo de disputa entre mis
padres y yo sobre mis decisiones vitales más básicas. Acabo de
pelear con ellos hace unas horas para pasar la noche con vosotras.
—Sólo puedo esperar que una vez que esté fuera de su vista, no sean
tan fastidiosos y tal vez me acepten por lo que soy.
Hice una pausa, con los labios temblando, reviviendo aquel día. —
Llevaba el bañador que mi padre me había comprado en el último
momento. Se había equivocado con la talla, así que era un poco
apretado.
—La gente sigue molestándome por ello. Siempre había sido una niña
gordita, pero nunca había pensado mucho en ello en ese momento.
—Mis muslos son tan grandes que me lo pienso mil veces antes de
ponerme unos vaqueros ajustados o unos pantalones cortos. Las
opciones para mí son tan limitadas, no sólo en la ropa, sino que
parece que en todo. —Suspiré.
Me reí. —Gracias.
Fruncí el ceño mientras ella tenía más sentido que las insistentes
voces dentro de mi mente. —Tienes razón. —Ella tenía razón—.
Prometo que a partir de ahora no dejaré que nadie se burle de
mí. Incluyendo a James. ~
—Bien.
—Ahora lo sé.
—Como debe ser —añadió Lola, con una tímida sonrisa en los labios.
—Es tan difícil ser una chica en este mundo de mierda. Uf.
—Estoy segura de que los chicos deben tener sus propios desafíos.
Capítulo 22
—No te olvides de tu proyecto —dijo la señora Green, recogiendo los
libros y carpetas que tenía sobre su escritorio—. Lo revisaré mañana
y será mejor que vea algún progreso.
Tal vez su cambio de actitud tuvo algo que ver con nuestro beso o
quizás con el golpe que le había dado Lucas.
***
Hacía casi una hora que habían terminado las clases, y como era mi
rutina habitual, me había sentado en la biblioteca con mis deberes a
esperar que James terminara con su entreno.
Había mandado un mensaje a Addison antes para decirle que iría con
él. No se había mostrado tan quisquillosa al respecto como yo
esperaba. Supuse que todos habían notado el cambio de
comportamiento de James hacia mí.
Mi prima sólo me recordó que esta vez debía poner el pie en el suelo
si el bastardo ~intentaba algo.
—Oh.
Oh... No... ~
—No quiero nada de ti. —Me eché hacia atrás débilmente, apretando
con el puño la palma de la mano cuando otra oleada de golpes en el
útero me golpeó.
Me gustaría poder decir que soy una de esas chicas cuyos primeros
días de menstruación son ligeros y lentos. Pero los míos eran
abundantes y muy dolorosos al principio.
Sin embargo, antes de que pudiera inventar una excusa para que
James me dejara en casa, ya estaba llegando al garaje de su
mansión.
Y hoy es un mal día. Juré que esta casa estaba maldita para mí.
La mayoría de las fotos eran de él con sus amigos del colegio —Lucas
aparecía en casi todas— y sólo una era con sus padres y su hermano,
tomada cuando probablemente no tendría más de once años.
Por favor, que mis pantalones estén bien, recé, dejando mi bolsa en
el suelo; de todos modos, no estaba ayudando. Salí corriendo hacia el
baño. Mis dedos estaban a punto de agarrar la manilla cuando...
—¡¿Qué demonios?!
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La gran Keily
Manjari
Capítulo 23
Inmediatamente giré hacia atrás, apartando mi trasero de su vista.
¡Dios mío! ~
Podría dar fe de que mi cara debía estar en su punto más rojo. Pero
no más roja que mis pantalones por la mirada de James. Mis manos
y pies estaban fríos a pesar de que todo mi cuerpo ardía, y no en el
buen sentido.
El va a arruinarme. ~
—Tú...
Antes de que pudiera decir nada, abrí la puerta del baño, entré a
trompicones y la cerré de golpe.
¡No! ~
¡Grandioso! ~
—Keily, ¿estás bien ahí dentro? —Su voz era suave, sorprendiéndome.
¿No iba a burlarse de mí?
—No eres una buena mentirosa. —James suspiró—. ¿Por qué llorabas,
eh? ¿Tan malos son los dolores? —preguntó con seriedad.
—Pero me miraste...
—Uh-yeah.
—Pero...
—Pero lo hice. Así que come. Yo también tengo hambre; son casi las
cinco. —Cogió un croissant y le dio un mordisco.
—¿Por qué estás siendo tan amable? —No pude evitar preguntar. Sólo
el lunes este tipo me había llamado «ballena».
Capítulo 24
—James es un encanto —dijo mi madre, entregándome el par de
pantalones de deporte azul marino doblados. Los pantalones de
James. Los había traído de la percha de fuera.
—Chica, odias la escuela más que yo, ¿eh? —Addison sonrió ante mi
rostro hosco mientras me sentaba en el asiento del copiloto.
—Continúa.
—Enemigos —~resoplé.
Addison me miró y levantó las cejas. —Me gusta que estés enfadada
con él. —Me di cuenta de que estaba frunciendo el ceño y corregí mi
expresión.
***
La chica soltó una risita por algo que él dijo, y los celos se
dispararon en mi interior al verlos tan cerca, seguidos de la rabia
hacia mí misma por ser tan patética.
Cuando se trataba de él, mi cerebro perdía su capacidad de
razonamiento simple... porque mis reacciones no eran muy
razonables.
—Hola. —Le devolví la sonrisa, la mía más falsa que la suya, y asentí.
No sabía su nombre. No compartíamos ninguna clase. Probablemente
se había enterado de mi nombre por las secuelas de la noche del
viernes pasado.
—No estamos...
—¿Quién iba a saber que mi estado sentimental era asunto de toda
la escuela? —se burló James, acercándose a mí.
—¿Eran cómodos, Keily? —me preguntó James con una voz de arrullo.
—¿Qué?
—Sólo recuerda que lo digo en serio. Te quiero. —Se acercó más y sus
labios rozaron mis orejas—. Y esta vez, lo haré jodidamente bien
para conseguirte. —No pude distinguir si sonaba aterrador o sexy...
Capítulo 25
James. James. James. ~
Te quiero a ti. ~
Me quiere a mí. ~
Asentí ante las palabras de Lucas. —Ya hay mucha presión sobre
vosotros por ganar.
Las universidades también eran una gran preocupación para mí, así
que al menos pude empatizar con él en eso.
Me sentí tan hipócrita al decir eso cuando yo misma era la gran bola
de ansiedad y de pensamiento excesivo que rezumaba. Alguien dijo,
con razón, que era más fácil predicar que seguir.
Celoso. ~
***
—Vuestra página web tiene buena pinta. —La señora Green estaba
revisando la página web en el ordenador en el que James y yo
estábamos trabajando.
—Sí, lo hacemos. —James se dejó caer en su silla. Noté que sus labios
se levantaron un poco antes de volver a bajar.
—Por favor —dijo, una sola palabra que requería todas sus fuerzas—,
quiero hablar. No me importa hacerlo aquí, pero pensé que no te
gusta que otros se metan en nuestros asuntos.
La luz del sol entraba por las ventanas detrás de él, iluminando la
mitad de su cara.
—¿Qué quieres...?
—No todo tiene que ver contigo, James. —Fruncí el ceño, aunque por
dentro sabía que tenía razón.
—Lo sé, pero ahora mismo se trata de ti. No quiero que te hagan
daño.
¡Crédula! ~
—No tienes derecho. —Mi voz era pequeña. Estaba tan cerca que
podía sentir el calor de nuestros cuerpos mezclándose.
—Lo sé. Pero no es fácil razonar eso cuando Lucas tiene su brazo
alrededor de ti y yo quiero... —Hizo una pausa, sus cejas se
fruncieron con rabia.
—¿Quieres? —insistí.
James me miró. —Joder —gimió, y una vez más, mis labios fueron
capturados por los suyos. Esta vez fue lento, suave, saboreando
nuestro sabor juntos.
Continuamos durante todo el tiempo que pudimos sin perder el
aliento.
—Te juro que después de esa noche, ha sido muy difícil controlarme.
Una vez que te probé, era una tortura verte todos los días
pavoneándote y no poder besarte.
Puso sus manos sobre mis hombros, con cara de dolor al verme
llorar. —Keily, lo siento. —No sabía lo que sentía.
—Lo siento.
La culpa cubrió sus rasgos. —No quise decir eso. No eres ninguna de
esas cosas. Fui un estúpido. Lo siento. —Se inclinó hacia abajo y
ahuecó mis mejillas—. Eres hermosa.
Los dos moqueamos, con las narices rojas. Deseaba que nuestras
sesiones de besos no terminaran en llantos.
Capítulo 26
Un artículo que leí en Internet hace una semana decía que los zumos
de frutas podían ser tan poco saludables como los refrescos en
cuanto a azúcar y calorías. ¡En serio! ~
—Soy Myra.
—Lo sé.
Ella asintió, sus ojos me evaluaron de arriba a abajo. —He oído que
tú y Lucas sois buenos amigos. —Su tono implicaba algo más.
—Claro que sí. —Se rió, pero no había humor—. Caminando juntos por
los pasillos, teniendo su brazo alrededor de ti, besándote en la fiesta
de Keith. Vosotros dos parecéis absolutamente amigos.
Yo, al principio, pensé que era sólo para fastidiar a su amigo, pero
ahora me había enterado de que intentaba poner celoso a James.
—No estoy espiando. Tengo cosas mejores que hacer. —Myra puso los
ojos en blanco—. Sólo digo que otros en tu escuela están observando.
Siempre hay algo de verdad en los rumores. Y viendo tu cara, la hay.
—Es cierto que por aquel entonces estábamos atravesando una mala
racha con otras cosas también. Así que la comunicación no iba tan
bien.
—La mierda que dijo y la forma en que actuó cuando traté de llegar
a él fue hiriente. Ahora le estoy dando a probar su propia medicina.
—¿Por qué me cuentas todo esto?
—De acuerdo.
Asentí con la cabeza. Sí, James había sido muy insensible conmigo.
***
Alguien tenía que gafar mis lunes. Cada vez que volvía a la escuela
después de los fines de semana, siempre había algo que pesaba en mi
mente... Y de alguna manera siempre estaba relacionado con
James. Tal vez él es el que los gafa. ~
Hoy era la vergüenza por lo que había pasado cuando estaba con él
la última vez.
Fruncí el ceño.
Capítulo 27
—¡BOO!
—Addison es una mala compañía para ti. —Me miró, frunciendo las
cejas como un director de escuela que amonesta.
Una sonrisa jugó en sus labios que amenazó con romper su fachada
seria. —Vale, me has pillado. —Me reí, y él por fin sonrió.
Estos días, Lucas estaba sentado en nuestra mesa con las chicas,
pero yo quería hablar con él en privado; por eso había tomado el
camino largo y lo había buscado antes.
Quería que Lucas arreglara las cosas con James ya. Habían alargado
su pelea durante demasiado tiempo.
Podía ver a Lucas luchando por no tener a James a su lado. Claro que
tenía muchos amigos, pero James era su persona.
También se acercaba la temporada de fútbol. No sabía si los dos
podrían mantener su animosidad fuera del campo de juego, pero
definitivamente ayudaría si no tuvieran la animosidad en primer
lugar.
Además, las victorias y las derrotas se sienten mucho mejor con los
amigos.
Miró por encima de mi cabeza hacia algo que estaba detrás de mí.
Sentí un cosquilleo en la espalda, al sentir la conciencia familiar de
los ojos de cierta persona.
Los chicos conversaban entre ellos, pero los ojos de James estaban
aquí, en nosotros.
—Yo... —Habría tenido razón si no fuera por las cosas que habían
pasado estos últimos días. Me sorprendí mirando a James y me
sonrojé—. Últimamente se ha portado bien conmigo.
—No mucho. Ella sólo me dio una versión muy corta de por qué
rompistéis. La acusaste erróneamente de engañarte.
Axel puso los ojos en blanco. —Deja de ser una perra, Lucas, y ven a
sentarte con nosotros. Ahora se está volviendo molesto.
—Sí, únete a nosotros. Nos falta un amigo; nos vendría bien otro —
instó Axel, burlándose de Lucas—. Te invitaremos a comer.
***
Tenía una cara media para una adolescente blanca, descontando mis
mejillas regordetas y mi papada... o quizá también estaban bien.
Aunque deseaba tener una piel suave, libre de las manchas rojas y el
acné en las mejillas y la frente. Envidiaba a los que no tenían que
lidiar con esta parte del crecimiento.
Luego venía mi cuerpo, con el que compartía una relación
complicada. Odiaba mi vientre grueso, mis muslos grandes, mis
brazos irregulares y, sobre todo, las feas estrías que los cubrían,
cortesía de la pubertad.
Sabía que no era una buena estrategia de vida dejar que otros me
definieran, pero era difícil no derivar tus valores de la gente que te
rodea. Sus palabras se imprimen en tu mente, consciente o
inconscientemente.
A decir verdad, había estado más nerviosa que furiosa cuando James
y Lucas estaban discutiendo. Su brusquedad me había sorprendido, y
no había ayudado que Keith y Axel estuvieran allí también.
Keily¿Por qué?
JamesPuede parecer malvado, pero me gustaba el poder que
tenía sobre ti. Me permitió retenerte.
Keily¿Retenerme? No soy tu mascota.
Fruncí el ceño.
KeilyBuenas noches.
Tiré mi teléfono en la cama cuando se desconectó.
Capítulo 28
Toda la semana había pasado en una bruma, y el sábado ya estaba
aquí.
Hoy estaba con mis vaqueros pitillo y mi chaqueta vaquera con una
camiseta amarilla debajo.
Sin embargo, esta vez aplasté mis inseguridades y salí de casa con
ellas. Los halagos de las chicas a mi ropa también ayudaron.
—Sí, la última vez que estuvimos aquí con el equipo —dijo Sadhvi—,
Cindy y Emma se separaron de nosotros. Tardamos horas en
encontrarlas. Volvimos tarde esa noche, y mi madre estaba muy
enfadada.
—¿Qué tal si esta vez nos cogemos de la mano como buenas chicas?
—Lola levantó la vista de su teléfono y sonrió burlonamente—. Estoy
segura de que no os importará.
Addison puso los ojos en blanco. —No me extraña que los gays
tengan miedo de salir del armario.
—Todas las parejas tienen que lidiar con las odiosas bromas de sus
amigos —murmuró Lola, con los ojos fijos en su móvil y los dedos
tecleando.
Es cierto que había estado lidiando con sus propias cosas y había
arremetido contra ellas, pero el juicio seguía estando ahí.
Otra razón era que no sabía lo que estaba pasando entre James y yo.
No sabía si él estaba tratando de engañarme o algo así.
—Es difícil guardarle rencor cuando está siendo tan dulce —dije,
sonrojándome. Me sentí aliviada de que no estuvieran siendo
demasiado duras con James o conmigo—. Puede ser realmente
amable y considerado cuando quiere.
—Así que por ahora, ¿os lo estáis tomando con calma? —preguntó
Lola.
***
—Os habéis tomado vuestro tiempo —dijo Lola cuando llegaron. Matt
había venido con James, Lucas, Keith y Axel.
—¿Por qué no los golpeaste, Addison? —preguntó Keith una vez que
Addison y Sadhvi terminaron su historia—. Tienes un golpe muy
fuerte. —No parecía que estuviera bromeando.
Pronto, los demás se dieron cuenta. Addison puso los ojos en blanco.
Sadhvi se sonrojó. Lola sonrió. Lucas sonrió. Keith, Axel y Matt
parecían divertidos. Pero no importaba.
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La gran Keily
Manjari
Capítulo 29
—¿Quieres dejarlos e ir a otro lugar? —me preguntó James.
—¿Y qué quieres hacer ahora? —le pregunté. Nuestras manos estaban
unidas mientras caminábamos. Para cualquier otra persona,
parecíamos una pareja. Tal vez lo éramos, un poco.
Evitaba chocar con los demás, más bien sin éxito, y me movía
lentamente cuando me empujaron violentamente contra la pared.
—Alguien me dijo que no fuera tan amable. —Me reí y giré el volante
180 grados para dar marcha atrás. Y entonces volvimos a la carga,
persiguiéndonos y chocando con otros.
—Creo que me voy a desmayar —fue mi primera frase tras bajar del
Twister. Todo daba vueltas y mis piernas se tambaleaban. Me agarré
al brazo de James para apoyarme.
Eran cerca de las 6 de la tarde y el sol casi se había puesto. Las luces
de colores de los puestos, las casetas y las atracciones estaban
encendidas e iluminaban todo el lugar con fuerza.
—¿Qué es?
—No sabía cómo iba a saber, así que sólo cogí uno. Dale un mordisco.
—¿Cómo es?
La cola para entrar era bastante larga. Casi rebotaba en mis pies
cuando la cola se acortaba, emocionada por ver todo el carnaval
desde arriba.
Siempre que iba a alguna feria o carnaval, esta parte era el punto
culminante de mi visita.
Miré a James para compartir mi emoción, pero mi sonrisa vaciló
cuando vi sus labios apretados y las líneas en su frente mientras
miraba al frente la rueda gigante.
Me miró y esbozó una sonrisa, pero esta vez no le llegó a los ojos. —
Sí. ¿Por qué lo preguntas?
—Eso duele. ¿Te estás vengando, Keily? —Bromeó con una cara seria.
—Pero resulta que sólo eres un chico de dieciocho años, que puede
tener miedo de las cosas como todo el mundo. Eso te hace mucho
menos intimidante.
—Así que te estás vengando. Así se hiere mi ego, Keily. —Era difícil
decir que estaba bromeando hasta que sonrió.
James asintió y nos arrastró a los dos hasta la góndola que nos
esperaba antes de que pudiera objetar.
—No tienes que hacer esto —dije. Estábamos sentados uno al lado
del otro. Nos movimos ligeramente para entrar en la siguiente
góndola, haciendo que los dedos de James se apretaran alrededor de
los míos.
Capítulo 30
James estaba inquieto. Cuando subimos, sentí su agarre alrededor de
mi cintura.
Miré hacia abajo para ver toda la feria envuelta en luces brillantes y
de colores y cientos de personas agrupadas en mi campo de visión.
—¿Lo correcto?
—He jugado con tus inseguridades, con tus miedos. Es justo que
ahora veas mis miedos también. —Se burló, sacudiendo la cabeza.
Se rió. —Si sirve de algo, creo que estabas adorable. —Me sonrojé
bajo su intensa mirada—. Y ahora también estás muy adorable.
—Cuando se trata de ti, parece que no puedo hacer nada bien, ¿eh?
—Tengo tantas ganas de besarte ahora mismo —dijo James, sus ojos
se dirigieron a mis labios y las pupilas se dilataron—, pero tengo
miedo. Nuestras experiencias anteriores no han sido muy buenas.
Antes de que pudiera terminar, sus labios estaban sobre los míos. No
perdió tiempo en acelerar el ritmo y me besó ferozmente,
compensando todo el tiempo que no habíamos pasado.
—Ahora que tengo la señal verde de ti, no hay tiempo que perder.
—Cerca del lago. Debe estar tranquilo allí. —Tiró de los dos en
dirección al lago cuando asentí.
Como James había predicho, la orilla del lago estaba mucho más
tranquila. Sólo había pocas personas dispersas entre los árboles.
Encontramos un lugar aislado y nos instalamos en la hierba.
—Pregunta.
Había admitido estar en el error pero nunca había dicho las razones
por las que había hecho y dicho todas esas cosas.
—No eres gorda ni fea, Keily. Eres hermosa —aseguró con firmeza—.
Tal vez Lola tenía razón.
—No dejé una muy buena primera impresión, ¿verdad? —Sus ojos
recorrieron mi cara, calentándome con su fervor.
—Miraste hacia otro lado sonrojándote. Eso fue la cosa más bonita
de la historia.
—Me dolió un poco, así que dije lo primero para devolverte el daño
sin pensarlo.
—Tal vez me asusté de todas estas nuevas emociones y dejé que mis
peores instintos me controlaran y terminé haciéndote daño.
Giré la cabeza para mirarle. Noté que sus ojos estaban llorosos como
los míos. Todo esto de la revelación me dolió más de lo que esperaba.
A él también le dolió.
—¿Puedes perdonarme por todas mis tonterías, Keily Harris? —Su voz
se quebró un poco.
Oh no. ~
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La gran Keily
Manjari
Capítulo 31
Tardé más de unos segundos en reconocer a los cuatro hombres que
estaban frente a nosotros. Eran los tipos que las chicas y yo
habíamos encontrado en la entrada cuando esperábamos a los
demás.
—¿Qué hacéis aquí, niños? —preguntó uno de ellos, con sus dientes
blancos brillando en la oscuridad—. No es seguro aquí de noche.
—¿Qué intentas ocultar ahí, chico? —se rió otro—. Tu chica no es tan
fácil de esconder. Aunque no me importa; puedo ver por qué estás
tocando eso.
Por muy fuerte que fuera James en comparación con todos los
hombres aquí presentes, no podía derribar a cuatro tipos a la vez.
—Espera. ¿No es una de las chicas que vimos antes? —El que le
gustaba lamerse los labios me había reconocido. Mi amenaza no
tuvo efecto en él ni en los demás.
—Bueno, seguro que les encantan los policías. —Otro con el pelo
negro se rió, sus ojos me recorrieron de arriba a abajo.
Grité pidiendo ayuda. Les grité que se detuvieran. Grité todo lo que
pude, pero nadie vino a ayudar. Mis mejillas estaban manchadas.
Estaba llorando. Le estaban haciendo daño.
—¿Quieres pelear, nena? —El que se lamía los labios estaba encima
de mí—. ¡Te daré una pelea! —Me dio un puñetazo en la cara, y mi
visión se volvió negra por un segundo. Sabía a sangre dentro de mi
boca.
—No está cerca de ti. —Me froté los ojos una vez más porque no
podía dejar de llorar. Mi cara palpitaba ante la simple acción. La
adrenalina se estaba agotando.
—Me has salvado el culo allí, Keily —dijo con orgullo—. ¿Quién iba a
saber que mi chica podría derribar a dos hombres?
Resoplé. —No he aceptado ser tu chica, así que cálmate con el título.
—Lo eres.
—Está bien. —Su voz era débil, muy poco habitual en él.
Capítulo 32
Todo lo que ocurrió después de que el hombre nos encontrara fue un
borrón. Una multitud se reunió a nuestro alrededor, nos siguieron los
lamentos de las sirenas y luego nos llevaron a la ambulancia. Apenas
lo estaba procesando todo.
Pero recordé haber señalado la orilla del lago y haber hablado a los
policías de nuestros agresores, que probablemente seguían allí
tirados y también necesitaban atención médica, aunque lo que más
deseaba para esos monstruos era que estuvieran entre rejas.
Estaba agotada; aun así, no podía apartar la mirada del pálido rostro
de James ni del monitor que registraba los latidos de su corazón.
Tenía miedo de apartar la vista, temiendo que se me escapara si lo
hacía.
—Tu novio se va a poner bien —me dijo el otro médico que estaba
sentado a mi lado—. No te preocupes.
***
—Gracias, doctor.
—Sí.
—Keily, James está bien. No te preocupes por él; guarda algo de
preocupación para ti también. —Sus cejas se fruncieron, observando
mi rostro.
Explotaron en el teléfono una vez que les dije que estaba en la sala
de emergencias.
Estaban en camino.
—No te preocupes, Keily. Tómatelo con calma por ahora. Tus padres
deben venir; deja que ellos se encarguen de eso.
—Me duele cuando lo toco. Aparte de eso, está bien, supongo. Pero
me duele todo el cuerpo —respondí con sinceridad.
—Me voy a asegurar de que esos bastardos paguen diez veces más
por cada palabra denigrante que hayan dicho y por cada daño que te
hayan causado. —Sus facciones se ensombrecieron, y supe que esos
hombres no se iban a escapar.
—¿Contestar a qué?
—¿Me perdonas?
Mis caricias cesaron y me encontré con sus ojos oscuros. Esto iba a
ser largo.
—Así que James, creo que te amo. No, sé que te quiero... Sí, te
quiero. —Asentí para confirmar mis palabras.
—Eso no significa que vaya a dejar que me trates como basura otra
vez. Tus palabras que dijiste para conseguir una reacción de mí
lograron su propósito, pero deberías saber que esa reacción fue
odiarte.
—Te odié cada vez que te metiste conmigo. Así que no tendré
problema en odiarte si vuelves a tener esa actitud.
—Lo que quiero decir es que te perdono. Te perdono por todas tus
tonterías, James. Y si te quedas así, te seguiré queriendo, como
ahora... te quiero.
—Te has adelantado a decir la palabra con «Q», y yo que pensaba que
te iba a asustar. —James sonrió ampliamente. Ahora que este diablo
conocía mi debilidad, estaba trabajando en su encanto.
—Me salvaste el culo y derribaste a dos de esos mierdas... Tienes más
fuerza de la que dejas ver, Keily. No puedo creer que me hayas
dejado salir ileso con toda la mierda que solté.
—Ni siquiera es una pregunta. Fui tuyo desde el momento en que nos
conocimos. —La convicción en su voz me tenía. Él es mío. ~
—Tienes que parar, Keily, porque también me haces llorar. —Se rió, y
me encantó su sonido.
Siempre había pensado que los primeros besos debían ser especiales,
pero con él, la magia nunca se desvanecía.
—Lo hemos sellado con un beso. —Su dedo jugó con los mechones de
mi pelo—. Ahora eres toda mía, Keily Harris. —Sonrió cuando mi
rubor se oscureció—. Por fin.
Había sido una larga noche, y por la mirada de mis padres, no estaba
cerca de terminar.
Capítulo 33
—No me gusta la foto —me quejé mirando mi carnet de conducir. Mi
foto en él era muy fea.
—No dejes que esa foto mal tomada del 2D te amargue el ánimo.
Eres preciosa. —James sonrió, y su mano pasó de la palanca de
cambios a mi muslo.
—Lo sé, gatita. —Apretó los labios para ahogar la risa cuando le miré
fijamente.
—Pareces una gatita. Todo mona y lista para ronronear bajo mis
caricias. ¡Este tipo! ~
—No vas a romper conmigo. Nunca —dijo con una sonrisa, pero
ambos sabíamos que hablaba en serio. ¿Estaba mal que adorara su
posesividad?
—O tal vez esté satisfecha con que la llames Keily, su buen nombre
—repliqué.
—Qué original —me burlé, con una sonrisa que demostraba lo mucho
que me gustaba.
***
Yo estaba sentada en las gradas justo al lado de Lola. Matt estaba a
su otro lado con su brazo apoyado en sus hombros. El otro asiento a
mi lado estaba vacío, esperando a ser ocupado por mi novio.
Hoy, nuestros rivales eran, una vez más, el instituto Westview. Esta
vez había mucho en juego. Si nuestra escuela perdía, seríamos
expulsados de la temporada.
Me gustó mucho ver a mis amigas actuar ahí fuera. Addison y Sadhvi
estuvieron muy bien.
También había pasado casi todo el día hablando con Lucas por
teléfono. Lucas estaba muy ansioso por el partido de hoy porque los
ojeadores iban a venir a verle jugar.
Estaba aprendiendo que bajo toda esa intimidante rudeza, James era
un tipo dulce.
Por supuesto, tenía sus momentos de arrogancia y maldad, lo que
hacía que se le tachara de amargado, pero una vez superado eso, se
podía ver por qué sus amigos se quedaban con él.
Sin embargo, había una cara que reconocí. Myra. —¿Está aquí para
animar a Lucas o a su escuela?
—Tal vez ambas cosas. O ninguna. —Me reí—. Espero que Lucas y ella
entierren el hacha de guerra y vuelvan a estar juntos o sigan
adelante.
—Tal vez puedas empujar a Lucas para que se reconcilie con ella.
Myra está enfadada con él, pero aún lo quiere. —Intenté mantener el
rostro erguido mientras su pulgar acariciaba suavemente mi cintura,
poniéndome la piel de gallina.
Lucas me había dicho una vez que era su forma de castigar a James
por todas las veces que se había portado como un idiota conmigo.
Pero sospeché que era sobre todo para su propio disfrute.
Esperé que su mano subiera y tocara mis tetas, pero no lo hizo. Sus
dedos permanecieron pegados justo debajo de mis pechos, dando
ligeros golpecitos como si esperara que mi paciencia se rompiera.
—Bien por ti, entonces. Que Lucas reciba ese memorándum —añadió
Matt.
Capítulo 34
Hemos ganado. Nuestro equipo ganó el partido. No fue una victoria
fácil. El equipo de Westview era bueno, realmente bueno, pero
nuestros jugadores lo dieron todo y se llevaron la victoria por un
rasguño.
—Os vais mañana por la noche a otro partido —la amonestó Lola.
Pero no era el único. Mis ojos habían chocado con los suyos oscuros
muchas veces en el poco tiempo que estuve con las chicas aquí.
—No puedo discutir eso. —Yo tampoco habría estado a favor de salir
con James si hubiera seguido con su mal comportamiento.
—No estoy preocupada por Addison —dijo Sadhvi—. Pero será muy
difícil para nuestro equipo de fútbol ganar esta temporada sin
James.
—Él y Lucas son nuestros mejores jugadores. Sin uno, será una
victoria difícil.
Le sonreí y asentí.
—No antes de tener mi beso ganador, Keily —chistó Lucas y se
adelantó.
—Keily, deberías buscar otro chico —me dijo y señaló a James—. Este
es un amargado y se pone celoso con facilidad. También es una diva
de alto mantenimiento. No estoy seguro de que puedas soportar
todo eso.
***
—Sí, Mark ha jugado muy bien. Creo que nuestro equipo tiene una
buena oportunidad esta temporada. Todo el mundo está trabajando
duro. Tal vez podamos ganar a Pinewood Academy la próxima vez.
—Sé que me has estado observando toda la noche —dijo, con la voz
pesada. Se inclinó y nuestras narices se rozaron. Mi corazón se
aceleró y mi estómago zumbó con mariposas.
—Así que —dejó caer un pequeño beso en mis labios, sin dejarme
profundizar— tus ojos de estrella me hacen difícil dejarte ir esta
noche. Quiero llevarte a casa. —Otro beso.
—Shh. Estoy bien, así que no grites —me reprendió como si fuera yo
la revoltosa.
—No, no están en casa. Sólo quiero que guardes tus gritos para la
acción real.
—Esta noche te haré mía en todos los sentidos, Keily —dijo James y
se quitó el jersey.
Es perfecto.
Pero yo no lo soy. ~Los pensamientos de autodesprecio asomaron su
fea cabeza después de tantos días y en el peor de los momentos.
~No, no, no. No lo arruines, Keily. ~Había pensado que los había
superado. Tenía que estarlo.~
Él te ama.
—¿Miedo de qué?
—Ahora eres mía, junto con todo el equipaje que llevas. Puede que no
tenga la mejor manera de demostrarlo, pero supe que eras para mí
desde el momento en que te vi.
Sus ojos oscuros se encontraron con los míos y asentí con la cabeza,
y eso fue suficiente para que soltara la contención.
Me mostró una y otra vez lo hermosa que era durante toda la noche.
Cuando terminamos, estaba dolorida, con los músculos doloridos y
cada parte de mí marcada como suya con marcas de mordiscos
morados.
Fin
¡Recomendado para ti!