La Doctrina Secreta Tomo VI - Helena Petrovna Blavatsky
La Doctrina Secreta Tomo VI - Helena Petrovna Blavatsky
La Doctrina Secreta Tomo VI - Helena Petrovna Blavatsky
Cosmogénesis
Simbolismo Arcaico Universal
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Antropogénesis
El Simbolismo Arcaico de las Religiones, del Mundo y de la Ciencia
Ciencia, Religión y Filosofía
Objeto de los Misterios y Práctica de la Filosofía Oculta
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Helena Petrovna Blavatsky
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Título original: The Secret Doctrine. The Synthesis of science, religion and philosophy
Helena Petrovna Blavatsky, 1888
Traducción: Miembros de la S.T.E.
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Índice de contenido
Cubierta
Nota
Nota
Apunte I
Apunte II
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Apéndice
Notas
Notas generales
Sobre el autor
Notas
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Página 8
Nota
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Sección XLI
La doctrina de los Avâtaras
Entre los discípulos de algunos insignes gurús himaláyicos y aun entre gentes
profanas, persiste una extraña tradición, que mejor pudiera calificarse de
leyenda, según la cual Gautama, el príncipe de Kapilavastu, continúa en las
regiones terrestres, no obstante, la muerte e incineración de su cuerpo físico y
las reliquias que de él se conservan. Los buddhistas chinos y arios por
tradición, y los lamas del Tíbet por el texto de sus libros sagrados, afirman
que Gautama tenía dos doctrinas: una para el vulgo y sus discípulos legos, y
otra para sus «elegidos» o arhats. Según parece, la norma de conducta del
Maestro, continuada por los arhats, fue no prohibir a nadie el ingreso en las
filas del arhatado; pero no revelar los misterios finales sino a quienes, tras
muchos años de prueba, se mostraran dignos de la iniciación, sin que para ello
fuese obstáculo alguno la diferencia de raza, casta o posición social, como
sucedió en el caso de su sucesor occidental. Los arhats divulgaron esta
tradición relativa a Buddha hasta arraigar en la mente del pueblo; y en ella se
basa, asimismo, el posterior dogma lamaísta de la reencarnación de los
Buddhas humanos.
Lo poco que es posible decir aquí acerca del asunto, podrá o no llevar por
buen camino al estudiante de ocultismo. Conviene advertir que habiéndose
dejado al juicio y responsabilidad de la autora decir las cosas tal como
personalmente las comprende, sobre ella sola ha de recaer la culpa de los
posibles errores. A la autora le enseñaron la doctrina, pero con entera libertad
de criterio sobre el conjunto de los misteriosos y perplejantes datos reunidos,
de igual modo que ahora se dejan también a la sagacidad del lector. Las
incompletas afirmaciones que aquí se exponen, son fragmentos de lo que
contienen ciertas obras secretas, pues no es lícito divulgar los pormenores.
La versión esotérica que del ministerio dan estas obras secretas, pueden
resumirse en pocas palabras. Los buddhistas han negado siempre
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resueltamente que, como suponen los brahmanes, fuese Buddha un avatâra de
Vishnu, análogamente a como un hombre es encarnación de su antepasado
kármico. Su negativa proviene, en parte, de que no conocen el completo,
impersonal y amplio significado del término de «Mahâ Vishnu», misterioso
principio de la Naturaleza, que no es el dios Vishnu, sino un principio que
contiene la semilla del avatârismo (Bîja), o sea la potencia y causa de tales
encarnaciones divinas. Todos los Salvadores del mundo, los Bodhisattvas y
Avatâras, son árboles de redención que brotan de una sola semilla: el Bîja o
«Mahâ Vishnu». Tanto importa que se la designe con este nombre o con el de
Âdi–Buddha (Sabiduría Primordial). Esotéricamente considerado, Vishnu es a
un tiempo Saguna y Nirguna (con atributos o sin ellos). Como Saguna, recibe
Vishnu culto y adoración exotéricos; y como Nirguna, es cifra y resumen de
la espiritual sabiduría del Universo, o sea el Nirvâna[1], y le adoran todas las
mentes filosóficas. En este sentido esotérico el Señor Buddha fue una
encarnación de Mahâ Vishnu.
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Muchos nacimientos he dejado Yo tras Mí, y muchos
dejaste tú, ¡oh Arjuna! Pero yo los recuerdo todos; pero tú no
recuerdas los tuyos, ¡oh Parantapa!
Aunque soy el nonato e imperecedero Ser, el Señor de todos
los seres y cobijo la naturaleza, que es mi dominio, también
nazco por virtud de mi propio poder[3].
Cuando quiera que la rectitud desmaya, ¡oh, Bhârata!, y
cobra bríos la iniquidad, entonces renazco.
Para proteger a los buenos, confundir a los malos y restaurar
firmemente la justicia. De edad en edad renazco Yo con este
intento en cada yuga.
¡Quien así conozca en su esencia Mi divino nacimiento y
Mis acciones divinas, ya no volverá a nacer cuando deje el
cuerpo, sino a Mí se unirá, ¡oh Arjuna![4].
De modo que todos los avatâras son uno y él mismo; son los Hijos de su
«Padre» en directa descendencia. El «Padre», o una de las siete Llamas, llega
a ser con el tiempo el Hijo y, en consecuencia, uno con el Padre desde toda la
eternidad. ¿Qué es el Padre? ¿Es la absoluta Causa de todo? ¿Es el
impenetrable Eterno? No por cierto. Es Kâranâtmâ, el «Alma Causal»,
llamada por los indos Ishvara, el Señor, y por los cristianos «Dios», el Único,
el Solo. Desde el punto vista de la unidad es así; pero, entonces, también
podríamos considerar como «el único y el Solo» al elemental más ínfimo.
Todo ser humano tiene, además, su propio divino espíritu o dios individual.
Esa divina Entidad o Llama, de la cual emana Buddhi, está con el hombre,
aunque en plano inferior en la misma relación que el Dhyâni Buddha con su
humano Buddha. De aquí que sea posible conciliar el monoteísmo con el
politeísmo; pues existen en la Naturaleza.
Muy misteriosas son, en efecto, estas encarnaciones que caen fuera del
círculo general de renacimientos. En tres grupos pueden dividirse las
encarnaciones: Los avatâras o encarnaciones divinas; las de los nirmânakayas
o adeptos que renuncian al Nirvana con el propósito de auxiliar a la
humanidad; y las naturales reencarnaciones de la masa general, sujeta a la
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rueda de nacimientos y muertes, la ley común. El avatâra es una apariencia,
que podríamos llamar una ilusión especial, dentro de la natural ilusión
producida en los planos en que reina Mâyâ. El adepto renace
conscientemente, a su voluntad y albedrío[5]; pero la grey común del vulgo
sigue inconscientemente la gran ley de la dual evolución.
Los Shâstras dicen que por nuestras acciones podemos alcanzar tan solo el
moksha o liberación final; y que si no nos esforzamos, tampoco obtendremos
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ganancia alguna ni recibiremos auxilio ni beneficio de la Divinidad [el Mahâ
Gurú]. Por lo tanto, tenemos que si bien Gautama fue un avatâra en cierto
sentido, fue un verdadero jîvanmukta por sus propios merecimientos, y en
consecuencia más que un avatâra. Por sus propios méritos alcanzó el nirvâna.
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nuestros orientalistas, es absorbido en esa Nadidad que es la única conciencia
real, puesto que es absoluta; y por lo tanto, no se puede decir que vuelva a
encarnar sobre la Tierra, puesto que el nirvâni ya no es un él, una ella, ni tan
siquiera un ello. En cambio, el nirmânakâya que obtuvo el Nirvâna «con
residuos», queda revestido de un cuerpo sutilísimo que lo abroquela
impenetrablemente contra todas las vibraciones exteriores, y en el cual
conserva la noción de su individualidad, por lo que puede reencarnar en la
tierra. Además, todo ocultista oriental sabe que hay dos clases de
nirmânakâyas: el natural y el asumido. El nirmânakâya natural es la condición
del adepto que alcanzó un estado de bienaventuranza inmediatamente inferior
al nirvâna. El nirmânakâya asumido es la condición del que por abnegado
sacrificio renuncia al nirvâna absoluto, con propósito de auxiliar y conducir a
la humanidad. Podría objetarse que siendo el dharmakâya un nirvâni o
jîvanmukta, no puede dejar «residuo» alguno después de la muerte, ni
necesita cuerpo alguno sutil ni individualidad, por haber alcanzado un estado
en el cual ya no son posibles más encarnaciones, y que, por lo tanto, ha de
desaparecer inmediatamente la individualidad o Ego que reencarna. A esto
cabe redargüir diciendo que así sucede por regla general en cuanto a las
explicaciones exotéricas; pero el caso de que tratamos es excepcional, y su
determinación depende de los ocultos poderes de los elevados adeptos,
quienes, antes de entrar en el nirvâna, pueden hacer que sus «residuos»[7]
permanezcan en planos inferiores[8], tanto si llegan a nirvânis como si solo
alcanzan un menor grado de bienaventuranza.
Pero hay casos que, si bien pocos, son más frecuentes de lo que pudiera
creerse, en los cuales el adepto[9] durante sus pruebas encarna consciente y
voluntariamente. Todo hombre tiene un «Yo superior» y un cuerpo astral;
pero pocos son los que, aparte de los adeptos superiores, puedan dominar el
cuerpo astral o alguno de los principios que les animan, luego de terminada la
vida terrena. Sin embargo, la guía y dominio del cuerpo astral y su
transferencia de un cuerpo físico muerto a otro vivo, no solo es posible, sino
que ocurre con frecuencia, según las enseñanzas ocultas y cabalísticas;
aunque, como es natural, haya variedad de grados en el ejercicio de semejante
poder. Mencionaremos tan solo tres de estos grados: El primero, empezando
por el inferior, permite al adepto que en vida tuvo muchos obstáculos para
estudiar y practicar sus poderes, escoger después de la muerte otro cuerpo en
el que proseguir los interrumpidos estudios, aunque ordinariamente pierde en
este nuevo cuerpo, todo recuerdo de su encarnación anterior. El segundo
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grado le permite transmitir, además, al nuevo cuerpo, la memoria de su vida
pasada. El grado más alto no conoce límites en el ejercicio de esta maravillosa
facultad.
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matriz de los mortales, según nuestro significado oculto. En ellos germina
aquella conciencia que es la primera manifestación de la Conciencia Causal,
el alfa y el omega de la eterna vida y del divino Ser. Desciende grado por
grado a través de todas las fases de la existencia, a través del hombre, del
animal y del vegetal, hasta terminar su descenso en el mineral. Se le
representa por el doble triángulo, el más misterioso y sugestivo signo místico,
porque es un doble símbolo que abarca la vida y conciencia física y espiritual,
pues uno de los dos triángulos está dispuesto hacia arriba y el otro hacia
abajo, pero entrelazados ambos de modo que muestran los diversos planos de
la biséptuple gradación de la conciencia, o catorce esferas de existencia
manifestada llamadas lokas por los brahmanes.
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espíritu. Según los egipcios, el hombre estaba constituido por
los siguientes principios: Kha (cuerpo físico); Khaba (cuerpo
astral); Ka (alma animal o principio de vida); Ba (alma
superior), Akh (inteligencia terrestre); y Sah (momia), que no
entraba en actividad hasta después de la muerte del cuerpo
físico[14].
Nada más podemos decir ahora de lo que dijimos en Isis sin Velo (I,
pág. 35), y así nos limitaremos simplemente a observar que:
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los semifabulosos y semirreales relatos de las religiones y
mitologías antiguas. Así como la luz de una estrella se refleja en
las aguas de un lago, a pesar de la inmensa distancia en que
sobre nuestras cabezas brilla en la infinidad del espacio, así la
imagen de hombres que vivieron en épocas antediluvianas se
reflejan en los períodos históricos que podemos abarcar
retrospectivamente.
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Un cierto rayo (principio) de Sanat Kumâra espiritualizó (animó) a
Pradyumna, hijo de Krishna, durante el período del Mahâbhârata, mientras
que al propio tiempo el mismo Sanat Kumâra instruía espiritualmente al rey
Dhritarâshtra. Además, conviene recordar que Sanat Kumâra goza de
perpetua juventud y, como «un eterno joven de diez y seis años», mora en
Jana Loka, la peculiar esfera de su estado espiritual.
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Así dijo Gautama el Buddha: «Caigan sobre mí los sufrimientos y pecados
del mundo[16], y que el mundo se salve, —una exclamación de genuino
significado apenas comprendida por sus discípulos actualmente—. Si quiero
que él quede hasta que yo venga, ¿qué te va a ti?»[17] pregunta Jesús en
cuerpo astral a Pedro. «Hasta que yo venga» significa «hasta que reencarne
nuevamente» en un cuerpo físico. Así Cristo pudo en verdad decir en su
cuerpo crucificado: «Yo estoy con mi Padre y soy uno con Él», lo cual no
impidió que su astral tomara nueva forma, ni tampoco que Juan esperara su
vuelta y que al volver no le reconociera y aun que se opusiese contra Él. Pero
estas palabras del Maestro le sugirieron a la Iglesia la absurda idea del juicio
final en el milenio en sentido físico.
Desde entonces tal vez haya vuelto, más de una vez, el «Hombre de las
Angustias», sin que le reconocieran sus ciegos discípulos. También desde
entonces ha sido este gran «Hijo de Dios» incesante y más cruelmente
crucificado, día tras día y hora por hora, por las Iglesias fundadas en su
nombre. Pero los apóstoles, que tan solo eran semiiniciados, no supieron
esperarle, y no solo no le reconocieron, sino que lo menospreciaron cada vez
que volvió[18].
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Sección XLII
Los siete principios
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su divina mónada y llevar en el terrestre plano de ilusión y temporánea
existencia, una vida consciente en un prestado e ilusorio cuerpo que a un
tiempo sirva para dos objetos: la extinción de su propio karma y la salvación
de millones de hombres menos evolucionados. Si se pregunta: «Cuando un
Buddha o un Jîvanmukta pasa al nirvâna, ¿en dónde continúa residiendo la
conciencia? ¿En el nirvâni o en las sucesivas reencarnaciones de los
“residuos” de éste, es decir, en el nirmânakâya?. —Responderemos que la
conciencia encarnada puede ser, como dice Gibbon—, el conocimiento
adquirido por la observación y la experiencia»; pero la conciencia
desencarnada es causa y no efecto: es una parte del todo, o más bien un rayo
de la ilimitada y omnidifusa Luz que se diferencia con variados reflejos en la
gradual escala de su manifestada actividad. Por lo tanto, la conciencia es
ubicua; y no cabe localizarla, centrarla ni limitarla, en individuo alguno. Sus
efectos pertenecen solo a la región de la materia, porque el pensamiento es
una forma de energía que de varios modos actúa sobre la materia; pero la
conciencia en sí misma, como enseña la filosofía oculta, es la cualidad
suprema del principio senciente espiritual que está en nosotros, el alma divina
(o Buddhi) y nuestro Ego Superior, y no pertenece al plano de la materia.
Después de la muerte física del hombre, si es un iniciado, la conciencia se
transforma de cualidad humana en el principio independiente mismo; el ego
consciente se convierte en conciencia per se sin ego alguno, pues éste ya no
está limitado por el espacio y el tiempo, ni condicionado por los sentidos. Por
lo tanto, es él capaz de reflejarse en el pasado hombre astral, sin necesidad de
localizarse ni desprenderse de Buddhi. Prueba de ello, aunque escasa e
incompleta, es lo que nos sucede en sueños; porque si la conciencia puede
actuar ubicuamente durante nuestros ensueños y mientras el cuerpo y el
cerebro físico están profundamente dormidos, mucho más viva será su
actividad cuando, libre por completo, no la ligue relación alguna al cerebro
físico.
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Sección XLIII
El misterio de Buddha
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letra muerta. Además, las nuevas enseñanzas perturbaron a muchos talentos,
que hasta entonces habían permanecido fieles a la fe brahmánica ortodoxa.
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raíz. De cuando en cuando el Gautama «astral» se reúne misteriosamente, y
de modo incomprensible para nosotros, con avatâras y grandes santos y actúa
por medio de ellos. Se sabe el nombre de algunos de éstos.
Pero aunque esta expresión sea verdadera en su sentido místico, puede inducir
a error el modo de exponerla sin las debidas explicaciones. Shankara fue un
Buddha, es decir, iluminado; pero no fue reencarnación de Buddha, por más
que el ego «astral» de Gautama (o mejor dicho, su bodhisattva) se asociase
misteriosamente con Shankarâchârya. Tal vez fue, en efecto, ese ego de
Gautama bajo el nuevo y mejor apropiado cuerpo de un brahmán de la India
meridional; pero el Âtman, el Yo superior que a ambos cobijaba, era distinto
del Yo superior de Buddha, que estaba a la sazón en su propia esfera cósmica.
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éste, hasta la aparición del nuevo Buddha. El sentido esotérico de esta
enseñanza es claro. En el caso de un simple mortal, sus principios solo son
reflejo más o menos brillante de los siete principios cósmicos, y de los siete
principios celestiales o jerarquías de seres superfísicos. En el caso de un
Buddha, los principios son casi ellos mismos. El bodhisattva substituye en él
al Kârana Sharina, el principio del ego, y el resto correspondiente; y así dice
la filosofía esotérica que: «por virtud de Dyhâna [la meditación abstracta] el
Dhyâni–Buddha [el espíritu o mónada de un Buddha] crea el bodhisattva», o
sea el Ego revestido astralmente en el Mânushya Buddha. Por lo tanto,
mientras el Buddha vuelva al nirvâna, de donde procede, el Bodhisattva queda
tras él para continuar en la tierra, la obra de Buddha. Al Bodhisattva pueden
pertenecer, pues, los principios inferiores del cuerpo aparicional del avâtar
Shankarâchârya.
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Después de cumplir todas las condiciones para el logro
inmediato de la perfecta iluminación, el bendito Ser, movido de
su ilimitada compasión por todo ser viviente, prefirió
encarnarse una vez más en beneficio del hombre.
Dice Shankarâchârya:
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de la tierra; y en consecuencia, los principios que un tiempo fueron de
Gautama, predecesor de Shankara, fueron atraídos a éste, puesto que la
economía de la Naturaleza no consiste que vuelvan a evolucionar desde su
estado grosero principios semejantes. Pero debemos tener en cuenta que los
principios etéreos superiores no son visibles para el hombre como algunas
veces lo son los más materiales inferiores (como cuerpos astrales), y han de
considerarse como separados e independientes potestades o dioses, más bien
que como objeto materiales. De aquí que lo más acertado sería decir que los
diversos principios, el bodhisattva, de Gautama Buddha, no entraron en el
nirvâna, y se reunieron para formar los principios medios de la entidad
terrenal de Shankarâchârya[28].
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de los planetas es Buddha. Así lo demuestra el que los talmudistas sostienen
que Jesús fue inspirado por el espíritu planetario, Genio o Regente de
Mercurio, al que Sir Guillermo Jones confunde con Gautama Buddha. Hay
otros puntos de semejanza entre Buddha y Jesús, que no podemos exponer
aquí[30].
«No es lícito» hablar públicamente de estas cosas, como nos dice San
Pablo; y así solo daremos una somera explicación más del asunto. Dijimos
antes que un adepto que por sacrificio se somete a nueva vida y renuncia al
nirvâna, aunque no puede perder el conocimiento adquirido en anteriores
existencias, tampoco le es posible elevarse a más alto nivel en esos cuerpos
prestados; porque en tal caso se convierte sencillamente en vehículo de un
«Hijo de la Luz» perteneciente a una esfera más elevada todavía, y que por
ser arûpico carece de cuerpo astral a propósito para actuar en este mundo.
Estos «Hijos de la Luz», o Dhyâni–Buddhas, son los dharmakâyas de
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manvantaras precedentes que, terminado su ciclo de encarnaciones en el
sentido ordinario, y estando así desprovistos de Karma, hace mucho tiempo
que han abandonado sus Rûpas o formas, y se han identificado con el
Principio superior. De aquí la necesidad de un nirmânakâya que se ofrezca en
sacrificio, y esté dispuesto a sufrir por los pecados y errores del nuevo cuerpo
en su peregrinación terrestre sin recompensa alguna en el orden evolutivo,
puesto que no hay renacimientos para él en el ordinario sentido. El Yo
superior, o mónada divina, no queda en semejante caso ligado al yo inferior;
sino que su conexión es solo temporánea, y casi siempre actúa por decretos
kármicos. Es un verdadero y genuino sacrificio, cuya explicación corresponde
al supremo conocimiento oculto, a la más elevada Iniciación de Gñana. Está
íntimamente relacionado, por la evolución directa del espíritu e involución de
la materia, con el grande y primitivo sacrificio en la manifestación de los
mundos, y el gradual ahogo y muerte de lo espiritual en lo material. La
semilla «no se vivifica si antes no muere»[33]. Por esto mismo, en el Purusha
Sûkta del Rig Veda[34], fuente y origen de todas las siguientes religiones, se
dice alegóricamente que el «kilocéfalo Purusha» fue asesinado cuando la
fundación del mundo, a fin que de sus restos se produjera el Universo. Éste no
es ni más ni menos que la base, la semilla en verdad, del símbolo del
sacrificio del Cordero, símbolo que se encuentra en múltiples formas en
varias religiones posteriores, incluso el cristianismo. Esto no es ni más ni
menos que un juego de palabras. En sánscrito, la palabra «Aja» (Purusha),
con que se designa al eterno y «nonato» Espíritu, significa también «cordero».
Como quiera que el espíritu desaparece, o muere, metafóricamente hablando,
al descender a la materia, de aquí la alegoría del sacrificio del «nonato», o del
«cordero».
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revelación; y si bien rechazaba las superposiciones amañadas posteriormente
por la fantasía de los brahmanes, fundó Sus doctrinas sobre la inconmovible
base de la única verdad. Como en el caso de su sucesor occidental. Gautama,
el «misericordioso», «puro» y «justo», fue el primer adepto de la jerarquía
oriental, sino del mundo entero, que estrechó en fraternal abrazo a todos los
hombres sin distinción de cuna, ni casta, ni raza. Fue el que por vez primera
proclamó esa sublime máxima y el que por primera vez la puso en práctica. A
los pobres, a los oprimidos, a los parias y a los miserables invita al festín del
rey, y de él excluye a quienes hasta entonces se habían encastillado en su
egoísmo y altivez, creyendo que los contaminaba la sombra misma de los
desheredados de la tierra. Estos brahmanes no espirituales, tomaron esta
exclusión por agravio y contra Él se revolvieron. Desde entonces sus
semejantes no han olvidado al príncipe mendigo, al hijo de reyes que,
menospreciando su categoría y posición social, abrió de par en par a los parias
las puertas del prohibido santuario, inaccesible, hasta entonces, a hombres de
casta inferior, y con ello antepuso el mérito propio del individuo al hereditario
rango del nacimiento y de la fortuna. El pecado era de ellos, pero la causa era
Suya; y por ello el «Misericordioso y Bendito» no podía salir completamente
de este mundo de ilusión y engendró causas impropiciatorias por los pecados
de todos, incluso de los mismos brahmanes. Si el «hombre afligido por el
hombre» se refugió en el Tathâgata, el «hombre que aflige al hombre» tuvo
también participación en Su sacrificio de ilimitado y misericordioso amor.
Dícese que quiso expiar los pecados de sus enemigos; y únicamente entonces
anheló llegar a la plenitud de dharmakâya, de jîvanmukta «sin residuos».
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Sección XLIV
«Reencarnaciones» de Buddha
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con propósito de auxiliar a la ignorante humanidad extraviada.
Dice un Comentario:
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Chakra[43]. Se dice que Vajradhara o Dorjechang (la sabiduría) reside en el
segundo mundo arûpico, lo que lo relaciona con el Metatron del primer
mundo de los espíritus puros, o mundo briático de los cabalistas, quienes
llaman a este ángel El–Shaddai, el omnipotente y poderoso. Metatron es en
griego (Mensajero), o gran Instructor. Miguel lucha con Satán (el
Dragón) y lo vence junto con sus rebeldes ángeles. Vajrasattva, llamado
también Vajrapâni o dominador de los espíritus malignos, vence a Râhu, el
enorme Dragón que está en continuo intento de devorar al Sol y a la Luna
(eclipses). «La guerra en el Cielo», de la leyenda cristiana, está basada en
haber descubierto los malos ángeles la mágica sabiduría de los buenos
(Enoch) y el misterio del «Árbol de la Vida». Quienquiera que lea los
exotéricos relatos de los panteones indo y su derivado el buddhista, advertirá
que ambos se basan sobre la misma primitiva y arcaica alegoría de la Doctrina
Secreta. En los textos exotéricos (indos y buddhistas), los dioses mazan el
océano para extraer el Agua de la Vida, el Amrita o Elixir del Conocimiento.
El Dragón roba parte del amrita y en castigo lo expulsa del cielo Vishnu[44].
Lo mismo nos dice el Libro de Enoch; y el apóstol San Juan lo poetiza en el
Apocalipsis. Y ahora, la alegoría, con todas sus fanáticas supersticiones, es
dogma de fe.
Dice Schlagintweit:
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[En uno de estos libros se exponen extrañas y oscuras afirmaciones que la
autora transcribe bajo su exclusiva responsabilidad, puesto que pocos son
capaces de advertir el significado oculto, bajo palabras que alteran el sentido
superficial][46]. Dícese que cansado Shankârachârya de su cuerpo mortal a la
edad de treinta y tres años, «lo dejó» en la cueva a que se había retirado, y el
Bodhisattva, que animaba su inferior personalidad, quedó libre de la carga de
las culpas que no había cometido.
Dícese que algunos siglos más tarde encarnó Buddha en el cuerpo de ***,
y cincuenta años más tarde, después de la muerte de este adepto, reencarnó en
la persona que se llama Tiani–Tsang. No se nos da pormenor alguno acerca
de estas reencarnaciones. Solamente se afirma que el último Buddha había de
apurar los residuos de su karma, cuya acción ni los mismos dioses eluden, y
estaba obligado a ocultar más profundamente ciertos misterios, cuya
incompleta revelación motivó que se interpretaran erróneamente. He aquí el
pasaje que arroja algo de luz sobre el asunto:
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edad y en la siguiente a los ochenta, según las crónicas
(ilusoriamente), pero a los ciento en realidad. El Bodhisattva
escogió el cuerpo de Tiani–Tsang[51], y después el Sugata fue
Tsong–Kha–pa, quien por ello se convirtió en De–zhin–Shegs–
pa o Tathâgata[52]. El Bendito pudo beneficiar a su generación,
pero no a la posteridad, en la persona de ***, y así encarnó en
Tiani–Tsang solo para apurar los residuos[53]. Los Siete
Senderos y las Cuatro Verdades se encubrieron más todavía. El
Misericordioso atendió desde entonces exclusivamente al
paternal cuidado del corazón de Bodyul, el plantel de las
semillas de la verdad. Los benditos «residuos» han cobijado
desde entonces y reposado en algunos santos cuerpos de
Bodhisattvas humanos.
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*** apareciendo después kármicamente como Mahâ Shankara.
Y nació fuera de piedad en *** y otra vez en *** y luego en
Tsong–Kha–pa… Porque el que escoge humillación debe
descender, y el que no ama, permite que karma lo levante[59].
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Sección XLV
Un sermón inédito de Buddha
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escuche mi secreta ley, predicada por mis escogidos arhats, llegará con su
ayuda al conocimiento del Yo y de aquí a la perfección».
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Sección XLVI
Nirvâna – Moksha
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espacio cósmico, por una representación abstracta, lo tuvieron los rishis indos,
los magos caldeos y los hierofantes egipcios por eterna raíz de todas las cosas,
por escenario de todas las fuerzas de la Naturaleza. Es la originaria fuente de
toda vida terrena; y la morada de aquéllos para nosotros invisibles enjambres
de seres reales, así como de sus sombras, que conscientes o inconscientes,
inteligentes o sin sentido, nos rodean por todas partes e interpenetran los
átomos de nuestro Kosmos, aunque no nos vean ni los veamos por medio del
organismo físico. Para el ocultista, «espacio» y «universo» son sinónimos. En
el espacio no hay aisladamente materia, fuerza y espíritu, sino todo eso y
mucho más. Es el Único elemento, el único Anima Mundi, la Raíz de la Vida
(Espacio, Âkâsha o Luz Astral), que en su eterno e incesante movimiento,
parecido al continuo vaivén del infinito océano único, desenvuelve y absorbe
cuanto vive, siente, piensa y tiene en ello su ser. Según se dijo en Isis sin
Velo, el espacio:
Así opinaban en este punto los antiguos grandes filósofos, desde Manu hasta
Pitágoras, desde Platón a San Pablo.
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pitagóricos es la misma que la de toda gran filosofía. Es la fórmula general de
la unidad en la multiplicidad, lo Uno que desenvuelve lo vario y lo penetra
todo. En suma, es la antigua doctrina de la emanación.
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Creemos que lo mismo ocurre con los conceptos de «espacio», «nirvâna» y
otros de que estamos tratando.
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profundizar este punto, a nuestro artículo Transmigración de los átomos
vivientes[82], pues ahora nos contraemos a la doctrina del nirvâna.
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burlaba: «El nirvâna es». Y es eterno. Pero los orientalistas lo niegan, y a su
juicio el nirvâna no es la reabsorción en la Fuerza universal, ni la eterna
felicidad y descanso, sino que significa «desvanecimiento, extinción y
aniquilamiento total, y no absorción». El Lankâvatâra, citado por algunos
sanscritistas en apoyo de su opinión, que expone las diferentes
interpretaciones dadas al nirvâna por los brahmanes tirthikas, no es autoridad
para quien acude a las primitivas fuentes de información y especialmente a las
enseñanzas de Buddha que enseñó la doctrina. También citan a los Chârvâka
materialistas, en su apoyo.
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instructores y maestros. Pero hemos de creer todo cuanto en
enseñanzas orales o escritas sea corroborado por nuestra razón
y nuestra conciencia. «Por esto —dice el Maestro en conclusión
—, os enseñé a creer no lo que habéis oído tan solo por oírlo,
sino que cuando vuestra conciencia crea en ello, obréis de plena
conformidad con ello y fecundamente»[85].
El autor añade:
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El «Nihil» es esencialmente la Absoluta Deidad en sí misma, el Poder
oculto y omnipresente, que el monoteísmo degradó en un ser antropomórfico,
con todas las pasiones humanas en gran escala. La unión con Eso, no es
aniquilación como suponen los orientalistas europeos[89]. En Oriente, la
aniquilación nirvánica se refiere tan solo a la materia; a la de los cuerpos
visibles e invisibles que, aunque sublimados, son también materiales. Buddha
enseñó que la substancia primordial es eterna e inmutable y que tiene por
vehículo el puro y luminoso éter, el ilimitado e infinito espacio,
Dijo Buddha:
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Según la filosofía buddhista, aniquilación significa dispersión de materia,
en cualquiera forma o apariencia de forma que pueda tener; porque todo
cuanto tiene forma ha sido creado y más o menos tarde habrá de perecer, es
decir, mudar de forma. Así, pues, las cosas temporales son ilusorias (mâyâ)
aunque nos parezcan permanentes; y como la eternidad no tuvo principio ni
tendrá fin, la duración más o menos prolongada de las formas es comparable a
la de un relámpago. Antes de que tengamos tiempo de advertir lo que hemos
visto, se desvanece la forma para siempre; y hasta nuestros etéreos cuerpos
astrales, son ilusiones de materia en tanto conservan la silueta terrestre. El
cuerpo astral, según la doctrina buddhista, cambia en proporción a los
merecimientos o desmerecimientos de la persona durante su vida terrena; y
esto es la metempsícosis. Cuando la entidad espiritual se desliga
definitivamente de toda partícula de materia, entonces únicamente entra en el
eterno e inmutable nirvâna. Entonces existe en espíritu, en nada objetivo; se
ha aniquilado como forma, como apariencia y semejanza; y por lo tanto, ya no
morirá más, porque el espíritu solo no es mâyâ, sino la única Realidad en un
ilusorio universo de formas siempre pasajeras.
Página 49
desciendan? Los pitagóricos sostienen que los espíritus de las
criaturas son emanaciones del éter más sublimado, pero no
formas, sino emanaciones, ALIENTOS. El éter es corruptible,
según afirman todos los filósofos; y lo incorruptible dista tanto
de quedar aniquilado cuando se desprende de la forma, que
justifica la pretensión a la INMORTALIDAD».
«Pero ¿qué es lo que carece de cuerpo y forma; qué es lo
imponderable, invisible, indivisible; lo que existe y sin embargo
no es?, —preguntan los buddhistas—. El nirvâna», responden.
Es NADA; no una región, sino más bien un estado[95].
Página 50
Sección XLVII
Los libros secretos de «Lam–rin» y «Dzyan»
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En dicho libro se pregunta: «¿Quién está en posesión del verdadero
conocimiento? —Y la respuesta es—: Los grandes maestros de la montaña
Nevada».
Página 52
Sección XLVIII
Amita Buddha Kwan–Shai–Yin y Kwan–Yin
Página 53
un epíteto que le relaciona directamente con el Ilimitado Âdi–
Buddhi[105] de los indos, con el Anima Mundi de todas las antiguas
naciones de Europa, y con el Ilimitado e Infinito de los cabalistas.
y que
Puesto que los tibetanos no aceptaron el buddhismo hasta el siglo VII después
de J. C., ¿cómo pudieron inventar el Amita Buddha? Por otra parte, los
tibetanos llaman a Amitâbha, Od–pag–med, lo cual indica que en un principio
no aceptaron los tibetanos el nombre, sino la idea abstracta de una Potestad
impersonal, invisible y desconocida, cuyo concepto tomaron del indo «Âdi–
Buddhi» y no del chino «Amitâbha»[107]. Hay gran diferencia entre el popular
Od–pag–med (Amitâbha) que se sienta en el celeste trono del Devachan
(Sukhâvati), según dice el Mani Kah–’bum[108], y la filosófica abstracción
llamada Amida Buddha, cuyo nombre ha pasado ahora al Buddha terreno, o
sea a Gautama.
Página 54
Sección XLIX
Tsong–Kha–Pa. – Lohans en China
Página 55
donde muy luego alcanzaron gran fama entre las gentes, y la han conservado
hasta nuestros días. Habíanles precedido otros lohans [arhan, arhat],
Los primeros lohans allí establecidos llegaron de Kashmir sobre el año 3000
del Kali Yuga (un siglo antes de la era cristiana)[116], y los últimos se
establecieron 1500 años después, a fines del siglo XIV; pero como no cupieran
en la lamasería de Yihigching, fundaron el mayor monasterio hasta entonces
conocido, en la isla sagrada de Pu–to (Buddha, o put en lengua china) en la
provincia de Chusán. Allí floreció durante algunos siglos la Buena Ley, la
«Doctrina del Corazón»; hasta que profanada la isla por una invasión de
occidentales extranjeros, se refugiaron los lohans principales en las montañas
de ****. En la pagoda de Pi–yün–sï, cerca de Pekín, puede verse todavía el
«salón de los quinientos lohans», en cuya parte inferior están colocadas las
estatuas de los que llegaron primero, mientras que inmediatamente debajo del
techo aparece la imagen de un lohan solitario, que parece haber sido erigida
en recuerdo de su visita[117].
Página 56
Fue aquello un ensayo histórico de los dramas que siglos después se
representaron en la Cristiandad. Como en el caso de los llamados
«heresiarcas» del cristianismo, no fueron perseguidos los arhats por rechazar
la sílaba sagrada o los Vedas, sino por comprender demasiado bien su secreto
significado; pues sus conocimientos se disputaban por peligrosos e
inconvenientes su presencia en la India, y así se vieron precisados a emigrar.
Pero había allí, y aún existe en nuestros tiempos, una Palabra mucho más
excelsa que el misterioso monosílabo, la cual casi igualaba a Brâhman a quien
poseía su clave. Únicamente los brahmâtmâs la poseen, y sabemos que
actualmente la conocen dos iniciados de la India meridional. Solo está
permitido comunicarla en el momento de morir, y por eso se la llama la
«Palabra perdida». Ni por tormentos ni por ningún poder humano la revelaría
el brahmán que la conociese, y está bien guardada en el Tíbet.
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asiáticos se ven desanimados por sus mismos Pandits, que actúan bajo la triste
impresión de que no es posible alcanzar el adeptado en la actual Kâlî Yuga
(edad negra). Aun a los buddhistas se les enseña que el Señor Buddha
profetizó diciendo que las facultades superfísicas se desvanecerían «al cabo
de mil años después de su muerte». Pero no hay tal cosa porque en el Digha
Nikâya dice Buddha:
Página 58
Sección L
Rectificación de algunos otros conceptos erróneos
Página 59
individuales, debe perder necesariamente su unitaria individualidad y
fundirse, por decirlo así, con dichos diez yoes. Ciertamente que mientras este
gran misterio sea letra muerta para los pensadores, y especialmente para los
orientalistas occidentales, no lograrán éstos explicarlo conforme a la verdad.
Página 60
tienen un doble significado, y como cada secta pretendió poseer
exclusivamente el verdadero, se arrogó supremacía sobre las demás. De ahí
que el cisma corroyese, como horrible cáncer, el hermoso cuerpo del
buddhismo primitivo. A la escuela Nâgârjuna Mahâyâna («Vehículo Mayor»)
se opuso la Hînayâna («Vehículo Menor»); y aun la Yogâchârya de
Âryâsanga quedó desfigurada por la anual peregrinación de muchedumbres de
vagabundos bajados de la India a las costas del lago Mansarovara, y que
vestidos de esteras se fingen yoguis y faquires, en vez de trabajar. Una
afectada repugnancia del mundo, y la fastidiosa e inútil práctica de contar las
inspiraciones y expiraciones, como medio de producir absoluta tranquilidad
de mente o meditación, arrastraron esta escuela al campo del Hatha Yoga y la
hicieron heredera de los tirthikas brahmánicos. Y aunque sus srotâpattis,
sakridâgâmines, anâgâmines y arhats[122] lleven los mismos nombres en casi
todas las escuelas, difieren muy mucho sus respectivas doctrinas y ninguna de
ellas es probable sirva para obtener los abhijnas[123] verdaderos.
Página 61
enseñaron las verdades de la Shûnyatâ, lo perecedero y transitorio de las cosas
terrenas, los misterios del Prajnâ Pâramitâ o conocimiento del que «atraviesa
la corriente» y toma por fin el suelo firme del «Perfecto Ser» en las regiones
de la Única Realidad. Pero los arhats de Gautama no eran Gautama mismo.
Algunos pecaron de ambiciosos y reunidos en concilios modificaron las
primitivas enseñanzas, por lo que la escuela matriz no quiso admitir a estos
«heréticos» cuando las persecuciones empezaron a expulsar de la India al
buddhismo; hasta que, por último, la mayor parte de las escuelas se
sometieron a la guía y gobierno de los principales âshramas, y la Yogâchârya
de Âryâsanga se refundió en la primitiva Logia, donde desde tiempo
inmemorial, yace oculta la postrera esperanza y luz del mundo, la salvación
de la humanidad. Varios son los nombres dados a esta escuela primitiva y a la
tierra en que se asienta. Los orientalistas la designan con el mítico nombre de
un fabuloso país; pero de esta tierra espera el hinduista a su Kalki Avatâra, el
buddhista a su Maitreya, el parsi a su Soshios, el judío a su Mesías, y también
esperaría el cristiano a su Cristo, si conociese esto.
Página 62
La mayor parte de las doctrinas de las escuelas Yogâchâya y Mahâyâna
son esotéricas. Día llegará, en que los hinduistas y buddhistas profanos
desmenucen la Biblia, tomándola al pie de la letra. La cultura se extiende
rápidamente por Asia y ya se ha intentado algo en dicho sentido; de suerte
que tal vez se revuelvan los argumentos contra el cristianismo. Pero
cualesquiera que sean las conclusiones a que lleguen unos u otros, nunca
igualarán en injusticia y absurdidad a algunas de las teorías lanzadas por los
cristianos contra sus respectivas filosofías. Así, según Spence Hardy, al morir
el arhat entra en el nirvâna:
Página 63
Un arhat va al infierno si duda de algo[136].
Página 64
En resumen, esta doctrina es la del Râja Yoga en su práctica de las dos
clases del estado samâdhi; uno de los «senderos» conduce a la esfera de
bienaventuranza (Sukhâvati o Devachan), en donde el hombre goza de
perfecta y pura felicidad, aunque todavía relacionada con la existencia
personal; y otro sendero conduce a la completa emancipación de los mundos
de la ilusión, del yo y de la irrealidad. El primer sendero está abierto a todos y
se alcanza sencillamente por merecimientos; el segundo, cien veces más
rápido, se alcanza por medio del conocimiento (la iniciación). Por
consiguiente, los partidarios de la escuela Prasanga se aproximan mucho más
al Buddhismo Esotérico que los Yogâchâryas; pues sus conceptos son
análogos a los de las más secretas escuelas, y en el Yamyangshapada y otras
obras publicadas, tan solo repercute el eco de estas doctrinas. Por ejemplo, en
algunas obras exotéricas se expone la irrealidad de dos de las tres divisiones
del tiempo, diciendo: 1.º Que no hay pasado ni futuro, pues estas dos formas
del tiempo son correlativas del presente; 2.º Que nadie sino quien haya
obtenido el cuerpo dharmakâya, puede percibir y sentir la realidad de las
cosas. De aquí otra dificultad puesto que este cuerpo «sin residuos» conduce
al iniciado a la plenitud del paranirvâna (si admitiéramos literalmente la
explicación exotérica), en donde no puede sentir ni percibir. Pero
evidentemente nuestros orientalistas no advierten las lagunas en tales
incongruencias, y especulan a su antojo sin más detenimiento ni reflexión.
Los sabios debieran estar mejor enterados de estas materias, por cuanto la
literatura mística es copiosísima, y Rusia por sí sola ha adquirido en el Tíbet
bibliotecas enteras, gracias a sus relaciones comerciales con los buratos,
hamanos y mongoles. Sin embargo, basta leer lo que Csoma escribió acerca
del origen del sistema Kâla Chakra[140], o lo que dice Wassilyef sobre el
buddhismo, para perder toda esperanza de que los orientalistas occidentales
ahonden más que en la corteza del «fruto prohibido». Cuando Schlagintweit
afirma que el misticismo tibetano no es yoga[141], sino que está íntimamente
relacionado con el shamanismo siberiano, y «es casi idéntico al ritual
tántrico»; que el Zung del Tibet no es ni más ni menos que el «Dhâranís», y
que el Gyut es igual a los Tantras[142], resulta casi justificada la sospecha de
creer a los orientalistas trabajando en completa amistad y alianza con los
misioneros. Toda localidad desconocida de los geógrafos, les parece fabulosa.
Así leemos:
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este [¿fabuloso?] país más allá del Sir Daria (Yaxartes), entre
los 45º y 50º latitud norte. Se le conoció por vez primera en
India el año 965 después de J. C., y por la parte de Kashimir se
introdujo en el Tíbet el año 1025 de la era cristiana[143].
Respecto de las fechas orientales, hay entre los sabios europeos una
irremediable confusión, que sube de punto en lo concerniente al buddhismo
tibetano. Así es que, mientras algunos aceptan, aproximadamente, en el
siglo VII la introducción del buddhismo en el Tíbet, otros, como por ejemplo
Lassen y Koeppung, le asignan fecha muy anterior. Lassen se apoya en
valiosas autoridades para demostrar que en las vertientes de los montes Kailâs
se edificó un monasterio buddhista hacia el año 137 antes de J. C.[147] Por su
parte dice Koeppung que el buddhismo estaba ya establecido en el Punjab y al
Norte, 292 años antes de la era cristiana. La diferencia entre estas fechas
extremas, aunque es una bagatela (solo un millar de años), no deja de ser
embarazosa. Pero aun esto se explica fácilmente en el terreno esotérico. El
Página 66
Buddhismo, como religión exotérica, arraigó públicamente en el siglo VII de
la era cristiana; mientras que el Buddhismo Esotérico real, la flor, el
verdadero espíritu de las doctrinas del Tathâgata, fue llevado al lugar de su
nacimiento, cuna de la humanidad, por los predilectos arhats de Buddha, a
quienes envió en busca de un seguro asilo para estas doctrinas, pues
Página 67
Sección LI
La «doctrina del ojo» y la «doctrina del corazón»
o el «sello del corazón»
Porque los buddhistas del Sur no tienen siquiera idea de la existencia de una
doctrina esotérica (semejante a perla en la concha de cada religión), al paso
que chinos y tibetanos conservan numerosas señales de ella. Aunque
degenerada y corrompida, la doctrina públicamente expuesta por Gautama, se
guarda incólume en los monasterios chinos, a donde no puede llegar la
curiosidad de los viajeros. Y aunque por tiempo de casi dos mil años, los
«reformadores» hayan adulterado algún tanto el original con especulaciones
de su invención, todavía alienta la verdad aun entre las masas. Pero tan solo
en las lejanías transhimaláyicas, vagamente llamadas Tíbet, en los más
inaccesibles parajes del desierto y de la montaña, se conserva hoy día, en toda
su prístina pureza, la esotérica «Buena Ley», el «Sello del Corazón».
Página 68
Otros estudiantes de Ciencias ocultas tenían, en este caso
especial, mayor motivo de confianza que las revelaciones de los
«espíritus»; pues habían visto los libros en que estaba la
«Palabra»[148].
Tal vez no eran orientales los nombres de los «espíritus» que se comunicaron
con el gran teósofo sueco. Las afirmaciones de un varón de tan reconocida y
patente integridad, cuyos conocimientos en matemáticas, astronomía, ciencias
naturales y filosofía, aventajaban en mucho a los de su época, no pueden
desdeñarse tan de plano como si fueran las de un teósofo moderno. Además,
declara Swedenborg que podía pasar voluntariamente al estado en que el Yo
se desprende de los sentidos físicos, para actuar en el mundo donde, como en
abierto libro, ven los ojos del alma todos los secretos de la Naturaleza[149].
Desgraciadamente, las dos terceras partes de las obras de este autor están
escritas en sentido alegórico; y como los críticos las han tomado literalmente,
no han excluido al gran vidente sueco de las invectivas lanzadas contra otros
videntes.
Después de echar una ojeada sobre las ciencias ocultas y la magia, con sus
respectivos adeptos en Europa, cúmplenos mencionar ahora a los iniciados
orientales. Si tras dos mil años de fe ciega en su texto literal, empieza a
sospecharse en nuestros días el sentido esotérico de las Escrituras sagradas de
Occidente, lo mismo puede afirmarse con respecto de los libros sagrados de
Oriente. Por lo tanto, no es posible comprender sin clave los sistemas
hinduista y buddhista, ni el estudio comparado de las religiones constituirá
una «ciencia» hasta que los símbolos de cada religión descubran sus últimos
secretos. De lo contrario, semejante estudio equivaldrá a perder el tiempo, o
todo lo más a jugar al escondite.
Página 69
única verdaderamente real. Así lo corrobora Hiuen Tsang, que en su
traducción del Mahâ–Prajnâ–Pâramitâ (Ta–poh–je–King), que consta de
ciento veinte tomos, dice que después de subir al nirvâna el gran Maestro, su
discípulo Kâshyapa, encargado por Él de interpretar sus enseñanzas, confió a
Ananda (discípulo favorito de Buddha) la promulgación del «Ojo de la
Doctrina»; pues el «Corazón» de la Ley quedó en el exclusivo poder de los
arhats.
Página 70
Habían roto tan completamente con el pasado los autores de
los Brâhmanas, que sin acordarse del poético carácter de los
himnos ni del anhelo de los poetas tras la Divinidad
desconocida, exaltaron el pronombre interrogativo ¿Quién?
(Ka) a la categoría de dios… En todos los versículos
interrogativos declara el autor que Ka es Prajâpati, o el Señor de
las Criaturas. Pero no se contentaron con esto. Algunos himnos
en que aparece el pronombre en forma interrogativa se llamaron
Kadvat Kaya, es decir, con Kad o Quid. Pero pronto se formó el
nuevo adjetivo Kaya[152] para calificar no solo los himnos sino
también los sacrificios ofrecidos al dios Ka… En tiempo de
Pânini adquirió esta palabra tal legitimidad que se explicó su
formación por medio de una regla especial. El comentador
identifica aquí a Ka con Brahman.
Página 71
libresca. Así estableció el Tsung–men, o rama esotérica de la
doctrina que entrañaba la tradición del corazón de Buddha[153]
…
Unas cuantas observaciones del autor del Buddhismo Chino arrojan luz sobre
los universales errores de los orientalistas en general, y de los misioneros en
«tierras gentiles» en particular. Los teósofos, sobre todo los indos, deben
fijarse mucho en ellas, porque se dirigen poderosamente a su intuición.
Transcribiremos en bastardilla las frases más notables:
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extremado respeto a los lamas del Tíbet.
Página 73
datos expuestos en dicha obra son exactos; pero todas las conclusiones, sin
exceptuar una, son erróneas. Dijimos en Isis sin Velo (Vol. II, pág. 566) que:
Como razonablemente dice el autor, puesto que cada converso no solo queda
«despojado» de su propio credo, sino que es una desdichada adquisición para
el cristianismo. Extractaremos los pasajes, traducidos de intento para la
presente obra.
Página 74
Si ningún oído profano escuchó el potente Chau–yan[159] de
Vu–vei–Tchen–jen[160], de nuestro amado Señor y Bodhisâttva,
¿cómo le ha de ser posible a cualquiera afirmar cuáles fueron
sus verdaderos pensamientos? El santo Sang–gyas–
Panchhen[161] nunca deparó la intuición de la Única Realidad a
los Bhikkus[162] no reformados[163]. Pocos son los que, ni aun
entre los Tu–fon[164], los conocen, pues las escuelas de Tsung–
men[165] os encubre más y más cada día… Ni siquiera el Fa–
siong–Tsung[166] puede comunicar la sabiduría enseñada en el
verdadero Naljor–chod–pa[167]… todo ello es doctrina del
«Ojo» y nada más. Se echa de menos una guía restricta, puesto
que escasean los Tch’an–si [instructores] de meditación
interna[168], y a la Buena Ley ha substituido la adoración de los
ídolos [Siang–Kyan]. Los bárbaros[169] solo han oído hablar de
los ídolos y nada saben del Bas–pa–Dharma[170]. ¿Por qué ha de
esconderse la verdad como una tortuga en su concha? Porque,
como el cuchillo tonsural[171] de los lamas, puede hoy
convertirse en arma demasiado peligrosa, aún para manejarla
por el lanu. Por lo tanto, a nadie se ha de confiar
prematuramente el conocimiento. Apenas hay Chagpa–Thog–
mad, y los mejores se han retirado al bendito Tushita[172].
Otro pasaje habla del hombre que pretende dominar los misterios del
esoterismo antes de que el maestro iniciado (Tch–an–si) le considere
dispuesto a recibirlo, y lo compara a quien
Página 75
Los aforismos de Lin–tsi, en el Buddhismo Chino, corroboran las
afirmaciones expuestas:
Verdaderamente:
Página 76
Algunos apuntes sobre la
significación
de la filosofía oculta en la vida
Página 77
Nota
Página 78
Apunte I
***
Página 79
significado de la sabia exhortación del oráculo de Delfos. Todos conocéis
vuestra terrena genealogía; pero ¿quién de vosotros ha descubierto jamás los
vínculos de herencia astral, psíquica y espiritual que os han hecho lo que
actualmente sois? Muchos han manifestado el deseo de unirse con su ego
superior; y sin embargo, nadie parece conocer el indisoluble lazo que
relaciona su «ego superior» con el Yo único y universal.
Om
«Om» dice el adepto ario, el hijo de la quinta raza, que comienza y acaba
con esta sílaba su salutación al ser humano y su invocación a las no–humana
Presencias.
Página 80
que se emplee. Ha de recordar el estudiante que el número implica forma y
sonido. El número subyace en la raíz del Universo manifestado; el número y
las proporciones armónicas dirigen las primeras diferenciaciones de la
sustancia homogénea en elementos heterogéneos; y el número y los números
ponen límites a la formativa mano de la Naturaleza.
Cuando se comprende bien la mística frase: «Om Mani Padme Hum, —en
vez de traducirla por las casi incoherentes palabras—: ¡Oh la Joya del Loto!»,
alude a esta indisoluble unión del Hombre y del Universo, interpretada de
siete modos distintos, con la posibilidad de siete distintas aplicaciones a otros
tantos planos de pensamiento y acción.
Página 81
segundo caso, aunque sin darse cuenta de lo que hace, el hombre bueno se
convierte en una protección para quien quiera que esté a su lado.
Los orientalistas profanos que en toda su vida no hacen otra cosa que
desnatar meras exterioridades, os hablarán con ligereza y mofa de la para
ellos superstición de que, en el Tíbet, la frase citada es un poderoso hechizo
comunicado a las naciones del Asia central por Padmapâni, el Chrensi
tibetano[179].
Página 82
volvió a juntar los pedazos en diez cabezas, tres blancas y siete de diversos
colores. Desde aquel día, el hombre es un perfecto número Diez.
Cada uno de éstos emite su correspondiente sonido, que forman los siete
de la escala musical. Así como la Geometría, entre las Matemáticas, está
especialmente relacionada con la Arquitectura y también (respecto de lo
universal) con la Cosmogonía; asimismo los diez Jods de la tétrada pitagórica,
o Tetraktys, simbolizando el macrocosmos, tenían que corresponderse con los
diez puntos en que está dividida su imagen, el hombre o microcosmos. A esto
ha provisto la misma Naturaleza, según veremos.
Pues bien; el primer requisito para todo el que estudie las ciencias esotéricas
con este doble objeto, es conocer perfectamente la correspondencia entre
colores, sonidos y números. Según hemos dicho, la sagrada fórmula del lejano
Oriente: «Om Mani Padme Hum», es la más a propósito para evidenciar al
estudiante estas correspondientes cualidades y funciones.
Página 83
dejamos expuestos, sintetizan al Hombre la Unidad. El adelanto de un
estudiante de ocultismo depende del completo conocimiento y comprensión
del significado y potencia de estos números, en sus varias y multiformes
combinaciones, y en su mutua correspondencia con sonidos o palabras, y
colores o modos de movimientos, que la ciencia física representa por
vibraciones. Por lo tanto, debemos comenzar por la palabra inicial: Om o
Aum. Om es un «velo. —La frase—: Om Mani Padme Hum», no consta de
seis, sino de siete sílabas; pues la primera sílaba es doble, debidamente
pronunciada (A–um), y tiene esencia trina. Representa la sempiternamente
oculta, primordial y trínica diferenciación, no de lo Absoluto, sino en lo
Absoluto; y en consecuencia, está simbolizada por el 4, o Tetraktys, en el
mundo metafísico. Es el Rayo uno, o Âtman.
Sin exponer el secreto análisis, los indos han comparado desde tiempo
inmemorial la matriz del Universo y también la matriz solar con el útero
femenino. Del Universo dicen: «Su matriz es tan vasta como el Meru», y
además se lee:
Página 84
dioses, demonios y hombres.
Página 85
Página 86
1. Embrión.
2. Líquido amniótico que envuelve inmediatamente el embrión.
3. Amnios, o membrana derivada del feto, que contiene el líquido
amniótico.
4. Vesícula umbilical, que sirve para alimentar y nutrir originalmente al
embrión.
5. Alantoides, o alargamiento del embrión en forma de saco ciego, que se
extiende entre el amnios y el corión por en medio del espacio entre
ellos, y que concretado en la placenta sirve para alimentar el embrión.
6. Espacio entre el amnios y el corión, lleno de un líquido albuminoso.
7. Corión, o envoltura externa.
Página 87
Página 88
Ver nota en el anterior párrafo: Proceso Humano (Polo Inferior) Numeral
2a[181]
Ver nota en el anterior párrafo: Proceso Humano (Polo Inferior) Numeral
3a [182]
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de la ilimitada Naturaleza. Los Vedas lo llaman por su nombre sánscrito
esotérico: Aquello, con lo que designan la incognoscible Raíz sin raíz. Si
mantenemos este concepto, podremos responder a las siguientes preguntas del
Catecismo Esotérico:
Página 90
El hombre meramente terrestre se refleja en el universo de materia, por
decirlo así, de arriba abajo, y el Triángulo superior, en donde residen la
ideación creadora y la subjetiva potencialidad de la facultad formativa, se
transporte al hombre de barro debajo de los siete. Así, tres de los diez, son
realidad uno solo y contienen en sí el mundo arquetípico solo en ideal y
paradigmática posibilidad, esto es, en potencia y no en acto. La potencia
creadora de formación reside en el Logos, síntesis de las siete Fuerzas o
Rayos, que inmediatamente se convierte en el Cuaternario o sagrada
Tetraktys. Este proceso se repite en el hombre, en quien el inferior triángulo
físico, en conjunción con el femenino Uno, llega a ser el masculino–femenino
creador, o generador. Lo mismo ocurre en todavía más inferior plano en el
mundo animal. Verdaderamente hay misterio arriba y misterio abajo.
Diagrama I
Página 91
cinco principios, según enseñan los vedantinos[189], quienes substituyen por el
físico el cuerpo áurico y funden en uno los dos principios manásicos o de
conciencia. Así cuentan cinco principio (Koshas o envolturas) y llaman Âtmâ
al sexto, que no es tal «principio». En esto se funda la crítica de Subba Row
acerca de la división expuesta en el Buddhismo Esotérico. Pero veamos ahora
cuál es la verdadera enumeración esotérica.
Diagrama I
1. El macrocosmos y sus 3, 7 o 10 centros de fuerza creadoras
A, B, C. Lo
Incognoscible.
Página 92
A. El Logos inmanifestado a, b, c. Es el Pradhâna, la
y sin sexo. materia indiferenciada,
B. La Sabiduría potencial. según la filosofía
Sânkhya, o el bien, el mal y
C. La Ideación universal.
las caóticas tinieblas
a. El Logos creador. (Sattva, Rajas y Tamas),
b. La Substancia eterna. mutuamente
c. El Espíritu. neutralizados. Cuando se
D. Fuerzas espirituales que diferencian son las Siete
actúan sobre la Materia. Potestades Creadoras:
el Espíritu, la Substancia y
(Âtman, aunque el Fuego que
exotéricamente es el séptimo estimulan a la materia
principio, no es un para tomar forma.
principio individual sino que
pertenece al Alma del I, II, III. Son las tres
Universo. El séptimo hipóstasis de Âtman.
principio individual es el La cuarta es su contacto
Huevo áurico, la esfera con la Naturaleza y
magnética que rodea a el Hombre, formando un
hombres y animales). Cuaternario o Tetraktys,
el Yo Superior.
Página 93
1. Buddhi, vehículo de
Âtma.
1, 2, 3, 4, 5, 6. Estos seis
2. Manas, vehículo de principios actúan en
Buddhi. cuatro planos distintos y
3. Manas Inferior[190]. tienen su Envoltura
áurica en el séptimo. Son los
4. Kâma Rûpa, vehículo que
del Manas Inferior. emplean los adeptos de la
5. Prâna, la Vida. derecha, o magos blancos.
6. Linga Sharîra, 1. El cuerpo físico no se
vehículo de Prâna. considera como principio;
se le pasa por alto, y solo se
1. (Buddhi), Ojo
emplea en magia negra.
derecho.
2. (Manas). Ojo izquierdo.
3. (Manas Inferior).
Oreja derecha.
Página 94
3. El microcosmos (el hombre físico) y sus 3, 7 o 10 centros de acción
7. La boca el órgano
del Logos Creador.
8, 9, 10. Como quiera
que este ternario
inferior está
directamente relacionado
con la 6.(Vehículo de la Vida).
superior tríada âtmica Ventanilla izquierda de la nariz.
en sus tres aspectos 7. Paradigma del décimo
(creador, conservador y orificio (creador) en Tríada
destructor, o mejor Inferior.
dicho, regenerador), el Estos órganos físicos solo los
abuso de sus emplean los dugpas
correspondientes en la magia negra.
funciones es el más terrible
pecado kármico, el
pecado contra el Espíritu
Página 95
Santo, según los
cristianos.
Página 96
de voluntad, cread una imaginaria línea de comunicación entre el ojo derecho
y Buddhi, colocando éste, como si fuese un centro, en la misma parte de la
cabeza. Aunque digamos que esta línea es «imaginaria», adquiere verdadera
realidad en cuanto logréis verla con la vista mental y darle una forma y un
color. Una cuerda vista en sueños no es y, sin embargo, es. Además, según el
color espectral de que dotemos a la línea, así será su activa influencia. Ahora
bien; Buddhi y Mercurio se corresponden mutuamente; y ambos son de color
amarillo radiante y dorado. En el sistema humano, el ojo derecho corresponde
con Buddhi y Mercurio, y el izquierdo con Manas y Venus o Lucifer. Por lo
tanto, si vuestra línea es dorada o plateada, aliviará el dolor; y si roja, lo
agravará, porque el rojo es el color de Kâma y corresponde a Marte. Los
partidarios de la llamada Ciencia Cristiana y los mentalistas han advertido los
efectos sin comprender las causas. Descubrieron ocasionalmente el secreto de
producir semejantes resultados por abstracción mental, y los atribuyen a su
unión con Dios (ellos sabían si personal o impersonal), siendo solo mero
efecto de uno u otro principio. Sea lo que fuere, están en camino de descubrir,
aunque todavía han de divagar durante largo tiempo.
Recordad que con solo los sentidos físicos a nuestro servicio, ninguno de
nosotros puede esperar percibir más allá de la materia grosera. Para ello es
necesario en absoluto valernos de alguno de nuestros siete sentidos
espirituales, ya por educación y ejercicio, ya por haber nacido vidente. Sin
embargo, por mucha honradez y sinceridad que adornen a un clarividente
desconocedor de las verdades ocultas, si no es adepto sus visiones en la luz
astral le inducirán a un falso concepto de los moradores de las esferas
ocasionalmente vislumbradas, como les sucedió a Swedenborg y otros.
Página 97
aunque invisiblemente, siete capas, como las tienen el espacio cósmico y
nuestra piel física. Esta aura es la que, según nuestro puro o impuro estado
físico y mental, nos abre la vista de otros mundos, o nos la cierra
herméticamente, dejándonos tan solo la de este mundo de materia densa.
Cada uno de nuestros siete sentidos físicos (dos de los cuales desconoce
todavía la ciencia profana), y cada uno de nuestros siete estados de
conciencia[196], se corresponde con uno de los siete planos cósmicos,
desenvuelve y utiliza uno de los siete sentidos espirituales y está directamente
relacionado, en el plano terreno–espiritual, con el cósmico y divino centro de
fuerza que lo engendró y que es su creador directo. Cada sentido físico está
también relacionado y sometido a la directa influencia de uno de los siete
planetas sagrados[197]. Todo esto pertenecía a los misterios menores, cuyos
discípulos se llamaban Mystai (los velados), porque solo podían ver las cosas
como a través de una niebla, como si tuvieran los ojos entornados, por decirlo
así, mientras que los iniciados o «videntes» de los misterios mayores se
llamaban Epoptai (o sea los que ven las cosas sin velo alguno). Únicamente
estos últimos aprendían los verdaderos misterios del Zodíaco y las relaciones
y correspondencias entre sus doce signos (dos de ellos secretos), y los diez
orificios humanos, que son actualmente, desde luego, por mera diferencia
externa, diez en la mujer y tan solo nueve en el varón. En el tercer tomo de
esta obra dijimos que hasta el término de la tercera raza raíz, hasta la
separación en sexos del hombre andrógino, los diez orificios existían en el
hermafrodita, primero potencial, y después funcionalmente. Así lo indica la
evolución del embrión humano. Por ejemplo, la abertura que primero se
forma es la cavidad bucal, una especie de «cloaca que comunica con la
extremidad anterior del intestino» y que más tarde se transmuta en boca y
ano. Esto representa físicamente, en ocultismo, que el Logos se diferencia y
emana materia grosera en el plano inferior. Fácilmente puede explicarse la
dificultad con que algunos estudiantes tropezarán, para conciliar las
correspondencias entre el Zodíaco y los orificios. La magia es coetánea de la
tercera raza raíz, cuyos individuos procreaban al principio por Kriyâshakti y
acabaron por engendrar según el actual procedimiento[198]. Como quiera que
la mujer quedó con el perfecto número cósmico de diez (el número divino de
Jehovah), se la diputó por más elevadamente espiritual que el hombre. En el
antiguo Egipto, las estipulaciones matrimoniales contenían una cláusula según
la cual la mujer debía ser la «señora del señor» y su verdadera señora. El
marido se comprometía a «obedecer a su esposa» para la producción de
Página 98
resultados alquímicos, tales como el elixir de la vida y la piedra filosofal;
pues los alquimistas varones necesitaban al efecto la ayuda espiritual de la
mujer. Pero ¡ay del alquimista que tomara este auxilio en su muerto sentido
de unión sexual! Semejante sacrilegio lo arrastraría a la magia negra y fuera
irremediable su fracaso. Los verdaderos alquimistas de la antigüedad se
ayudaban de mujeres de edad, evitando escrupulosamente toda relación con
las jóvenes; y si acaso alguno de ellos era casado, trataba a su propia esposa
como hermana algunos meses antes de proceder a la operación alquímica y
mientras la llevaba a cabo.
En Isis sin Velo[199] se explicó ya el error de creer que los antiguos solo
conocían diez signos del Zodíaco. Los antiguos conocieron los doce, pero los
consideraron de distinto modo que nosotros, pues resumieron en un solo signo
los de Virgo y Escorpión, teniendo en cuenta que se referían directa y
simbólicamente al primario hombre dual, y a su separación en sexos. Cuando
la reforma del Zodíaco, se añadió el duodécimo signo de Libra, si bien es un
signo meramente equilibrante, en el punto de conversión de la humanidad
separada en sexos.
Página 99
han podido ser capaces de ayudar a otros, tanto como a sí mismos, en las
necesidades, y obrar lo que inconsideradamente se llaman «milagros», con el
auxilio y por mediación de su Dios interno, que solo ha puesto en condiciones
de actuar en el plano externo.
3. La ciencia esotérica enseña que todo sonido del mundo visible despierta
su correspondiente sonido en los reinos invisibles, y pone en acción alguna
fuerza oculta de la Naturaleza. Además, cada sonido se corresponde con un
color, un número[201] y una sensación en uno u otro plano. Todos los sonidos
tienen su eco en los elementos superiores, y aun en el plano físico, y ponen en
acción las vidas que hormiguean en la atmósfera terrestre.
Página 100
producen. Para producir saludables efectos ha de pronunciar la oración «quien
sepa hacerse oír en el silencio», de modo que ya no sea un ruego, sino un
mandato. ¿Por qué se dice prohibió Jesús a sus oyentes que fuesen a las
sinagogas públicas? Seguramente que no todos los orantes eran hipócritas y
embusteros, ni fariseos que gustaban demostrarse devotos a la vista de las
gentes. Suponemos que algún motivo tendría para ello; el mismo motivo por
el cual los ocultistas prohíben a sus discípulos ir a los lugares concurridos,
entrar en las iglesias y asistir a sesiones espiritistas, etc., a menos que se
pongan a tono con los circunstantes.
Página 101
Âtman no es un número ni corresponde con ningún planeta visible
pues procede del Sol…
Espiritual; ni guarda relación con los sonidos y colores ni cosa alguna,
pues las incluye todas.
Como quiera que los principios humanos carecen de número por sí
mismos, y tan solo se corresponden con números, sonidos, colores,
etc., no se enumeran aquí en su orden exotérico.
PRINCIPIOS DÍAS DE LA
NÚMEROS METALES PLANETAS
HUMANOS SEMANA
KÂMA
RÛPA
1 y 10
Vehículo
Tónica MARTE MARTES
o sede
del HIERRO Planeta de la Die Martis
de las
hombre Generación. o Tiw.
pasiones
físico
e instintos
animales.
EL SOL
EL dador de
vida física.
Espiritual y
2 esotéricamente,
Vida el substituto PRÂNA O DOMINGO
espiritual ORO del JÎVA Die Solis,
y Vida planeta La Vida o del Sol
física intermercurial,
sagrado y
Página 102
secreto para
los antiguos.
3
Porque
Buddhi MERCURIO
MIÉRCOLES
está, por Amalgamado
Die Mercurii
decirlo con el azufre BUDDHI o Woden.
así, entre como Alma
MERCURIO Día de
Âtmâ Buddhi
espiritual Buddha
y Manas y lo está con la Mensajero e
o rayo en el Sur,
forma llama del intérprete
âtmico. y de Woden
con el Espíritu. de los Dioses.
Vehículo en el Norte.
séptimo, o (Véanse las
de Âtmâ. Dioses de la
envoltura definiciones
Sabiduría.
áurica, alquímicas).
la Tríada
devachanica.
4
Principio
intermedio
KÂMA
entre las
MANAS
tríadas SÁBADO
Mente
material Diee
PLOMO SATURNO inferior
y espiritual. Saturni,
o alma
La parte o Saturno.
animal.
consciente
del hombre
animal.
JUEVES
ENVOLTURA
5 ESTAÑO JÚPITER Dies Jovis, o
ÁURICA.
Thor.
COBRE
Su aleación VENUS MANAS
es VIERNES
Lucero de la Mente superior
6 el bronce o Dies Veneris
mañana y de la o alma
principio Frige.
tarde. humana.
dual.
Página 103
7 LINGA–
Contiene en SHARÎRA
LA LUNA LUNES
sí el reflejo PLATA Doble astral Dies Lunae, o
Madre de la
del hombre del hombre.
Tierra Luna.
septenario. Padre del
hombre físico.
Página 104
***
Para terminar este primer apunte diremos que los lectores han de
agruparse en dos amplios órdenes:
1. Los que no han desechado del todo las usuales escépticas dudas, pero
que anhelan conocer cuánto de verdad haya en las afirmaciones de los
ocultistas.
2. Los que ya libres de las trabas del materialismo y de la relatividad,
advierten que la real y verdadera dicha ha de buscarse únicamente en
el conocimiento y personal experiencia, llamada Brahmavidyâ por los
filósofos indos, y el conocimiento de Âdi–buddha[203] por los arhats
buddhistas.
Página 105
dimana la pena. Semejante hombre será físicamente de materia, y sin
embargo, vivirá fuera y más allá de ella. Su cuerpo estará sujeto a cambios,
pero él permanecerá inmutable en su sempiterna vida, aun en los temporáneos
y efímeros cuerpos. Todo esto puede realizarse por el acrecentamiento del
inegoísta y universal amor a la Humanidad, por la supresión del egoísmo o
personalidad, de que proviene toda humana tristeza y es causa de todo
pecado.
Página 106
Apunte II
Los astrólogos, de los cuales hay muchos entre los esoteristas, es probable
se encuentren suspensos ante algunas afirmaciones completamente contraria a
sus enseñanzas; mientras los desconocedores de la materia tal vez se
encuentren por de pronto combatidos por quienes hayan estudiado los
sistemas esotéricos de la Cábala y la Astrología. Porque téngase presente que
nada de lo que se imprima para todo el mundo y lo que el estudiante pueda
leer y observar en las bibliotecas y museos públicos, es verdaderamente
esotérico; sino que está encubierto de propósito con intencionados «velos», o
por lo menos no puede estudiarse ni comprenderse provechosamente, sin un
completo glosario de términos ocultos.
Página 107
Prescindiendo por de pronto de la década superior (el Kosmos) y de la década
inferior (el Hombre), los tres primeros números de la separada septena se
refieren directamente al espíritu, alma y envoltura áurica del ser humano, así
como también al elevado mundo suprasensorio. Los cuatro números
inferiores, o los cuatro aspectos, corresponden también al hombre, así como
también al Kosmos, y su conjunto está sintetizado en lo Absoluto.
Página 108
asiriólogo; pues todas las mencionadas representaciones son meramente
símbolos del Khargakkurra, la Montaña del Mundo, o Monte Meru, y se
refieren tan solo al polo Norte, la tierra de los dioses (véanse los Vol. I y III).
Los asirios exponían como sigue sus enseñanzas exotéricas acerca de los
planetas y sus correspondencias:
DÍAS DE LA
NÚMS. PLANETAS METALES COLORES
SEMANA
Sáb. De (aquí
el sabbath, en
1 Saturno Plomo Negro honor de
Jehovah).
Blanco. A
veces
2 Júpiter Estaño púrpura o Jueves
anaranjado
Amarillo
4 Sol Oro Domingo
oro
Verde o
5 Venus Cobre Viernes
amarillo
Blanco
7 Luna Plata Lunes
plata
Página 109
representa el Universo según el siguiente diagrama, con la Tierra en el centro
y el Sol en el cuarto lugar de los planetas.
Página 110
Sabiduría y la Inteligencia, el Padre y la Madre, o también el Padre y el Hijo,
están en el mismo plano y reaccionan uno sobre otro.
Página 111
psíquicas, físicas y espirituales. En resumen, los siete planetas físicos son los
Sephiroth inferiores de la Kabalah; y nuestro trino Sol físico, del que
únicamente vemos el reflejo, está simbolizado, o mejor dicho, personificado
por la Tríada Superior o Corona Sephirotahl[209].
Página 112
significación espiritual y una séptuple significación psiquicofísica. Para
terminar, podemos decir, en rigor de verdad, que Prâna, el principio vital, no
tiene número, puesto que compenetra a todos los demás principios, o al total
humano. Así es que cada uno de los siete números puede aplicarse
exotéricamente a Prâna-Jîva, como se aplican esotéricamente al cuerpo
áurico. Según indicaba Pitágoras, el Kosmos no fue formado por el número o
por medio del número, sino geométricamente, es decir, según las
proporciones numéricas.
PARTES
PLANETAS DÍAS METALES DEL COLORES
CUERPO
Oreja
derecha,
[211]
Saturno Sábado Plomo rodillas y Negro
sistema
óseo
Oreja
izquierda, [212]
Júpiter Jueves Estaño muslos, pies Púrpura
y sistema
arterial
Frente,
nariz,
cráneo,
función
Marte Martes Hierro sexual y Rojo
Página 113
sistema
muscular
Ojo
derecho,
Sol Domingo Oro corazón y Anaranjado[213]
entrañas
vitales
Barbilla,
mejillas,
cuello,
Venus Viernes Cobre riñones y Amarillo[214]
sistema
venoso
Boca,
manos,
vísceras,
Miércoles Mercurio
Mercurio abdominales Crema[215]
y sistema
nervioso
Pecho, ojo
izquierdo y
sistema
Luna Lunes Plata fluido Blanco[216]
(saliva,
linfa, etc.)
Página 114
influencia y relación con uno de los principios humanos, puesto que cada una
de estas Jerarquías es, en realidad, originaria y creadora fuente del respectivo
principio humano. A cada color del espectro se le llama en ocultismo el
«Padre del Sonido» que le corresponde; y el sonido a su vez es la Palabra, o
Logos, de su Pensamiento–Padre. Ésta es la razón del porqué los sensitivos
relacionan cada color con un sonido determinado, según admite ya la ciencia
moderna[217]. Pero el negro y el blanco son colores negativos, y no tienen
representación en el mundo subjetivo.
1. El color.
2. El sonido.
3. El sonido se materializa en el espíritu de los metales (los elementales
metálicos).
4. Los elementales se materializan en los metales físicos.
5. La esencia armónica vibratoria y radiante pasa luego a las plantas para
darles color y aroma, cuyas «propiedades» dependen de la vibración de
esta energía por unidad de tiempo.
6. De las plantas pasa a los animales.
7. Culmina finalmente en los «principios» del hombre.
Página 115
vibratorias que agregan y disgregan átomos y molécula. Aunque invisible e
inaudible para nosotros en pormenor, podemos oír la síntesis del conjunto en
el plano material. Esto es lo que los chinos llaman Kung o «el Gran Tono».
Según confesión de la misma ciencia, los músicos afirman que la actual tónica
del mundo físico es el fa medio del piano. Lo oímos distintamente en las
voces de la Naturaleza, en los rumores del océano, en los murmullos de la
selva, en el lejano bullicio de las ciudades, en el viento, en la tormenta, y en
todo cuanto suena y resuena en este mundo. A los oídos de quien escucha
llegan todas estas voces en definido tono de inapreciable diapasón, que, como
hemos dicho, es el fa de la escala diatónica. Estos pormenores descubrirán al
estudiante de ocultismo la diferencia que existe entre las nomenclaturas y
simbolismos exotéricos y esotéricos.
Página 116
Fuego Aire Agua Tierra
Oriente Sur Occidente Norte
Página 117
En el sistema de Simón el Mago y de su discípulo y sucesor Menandro,
descubriremos lo que la palabra «Magia» significaba a la sazón para los
iniciados.
Simón, como todos los demás gnósticos, enseñaba que nuestro mundo
había sido formado por ángeles inferiores, a los que daba el nombre de Eones,
de los cuales solo menciona tres grados, porque, según antes dijimos, era y es
inútil enseñar nada de los cuatro superiores; y en consecuencia empieza él en
el plano de los globos A y G. Su sistema se aproxima a la verdad oculta tanto
como otro cualquiera; de suerte que podemos examinarlo, así como también
los conceptos que él y su discípulo Menandro tenían de la «Magia», para ver
qué significaban con esta palabra. Según Simón, todo lo creado culminaba en
el Fuego. Era éste para él, como lo es para nosotros, el principio universal, la
infinita potencia emanada de la oculta Potencialidad. El Fuego era la
primitiva causa del manifestado mundo de la existencia y tenía un dual
aspecto, manifestado y secreto.
Así escribe Simón; lo que equivale a decir que lo visible está siempre presente
en lo invisible, y lo invisible en lo visible. Esto era solo nueva forma de la
idea expuesta por Platón acerca de lo inteligible (noêton) y lo sensible
(aisthêton), así como de las enseñanzas de Aristóteles sobre la potencia
(dunamis) y el acto (energeia). Según Simón, era inteligencia todo aquello de
que se podía pensar y todo aquello sobre que se podía actuar. El Fuego lo
contenía todo. Y como todas las partes del Fuego estaban dotadas de
inteligencia y razón, eran susceptibles de desarrollo por emanación y
extensión. Esta es precisamente nuestra doctrina del Logos manifestado, y las
partes primordialmente emanadas son nuestros Dhyân Chohans, los «Hijos de
la Llama y del Fuego», o Eones superiores. Este «Fuego» es el símbolo del
activo y viviente aspecto de la Naturaleza Divina. En él subyace la «infinita
Potencialidad en la Potencialidad», que Simón llamaba lo «que existió, existe
y existirá», o la estabilidad permanente y la inmutabilidad personificada. De
la Potencia Mental, la Divina Ideación se concretaba en acción. De aquí que
las series de emanaciones primordiales del pensamiento engendran el acto,
cuya madre es el aspecto objetivo del Fuego, y cuyo padre es el aspecto
oculto. Simón llamaba sizigias (unidades pares) a estas emanaciones, porque
Página 118
emanaban de dos en dos, una como Eón activo y otra como Eón pasivo. Así
emanaron tres pares (seis Eones en total, que con el Fuego eran siete), a los
cuales dio Simón los nombres siguientes: «Mente y Pensamiento; Voz y
Nombre; Razón y Reflexión»[221], siendo el primero de cada par masculino, y
el segundo femenino. De estos seis Eones primordiales emanaban los seis del
mundo intermedio. Pero veamos lo que dice el mismo Simón:
Ahora bien; ¿dan estas palabras a entender otra cosa, sino que para ser los
Eones iguales en todo a la infinita Potencia, habían de imitarla en su acción, y
ser a su vez principios emanadores, como su progenitor, para engendrar
nuevos seres y transmutarse también en potencias activas? El directo
resultado de este poder es producir emanaciones, tener el don de Kriyâshakti,
cuyo efecto depende de nuestra propia acción. Por lo tanto, este poder es
inherente al hombre como lo es a los Eones primordiales y aun a las
secundarias emanaciones, puesto que así ellos como el hombre proceden del
único y Primordial Principio, de la Potencia Infinita. Vemos, pues, en el
sistema de Simón el Mago, que los seis primeros Eones, sintetizados por el
séptimo, la Potencia progenitora, se actualizan y emanan a su vez seis Eones
secundarios, sintetizados en sus respectivos progenitores. En el
Philosophumena, compara Simón los Eones al «Árbol de la Vida». Y en la
Revelación[223], dice:
Página 119
Potencialidad cuyo nombre es Sigê [el Silencio]. Una de estas
[series de Eones] procede de arriba. Es esta la gran Potencia, la
Mente universal [la Ideación Divina o Mahat de los indos]. Es
masculina y regula todas las cosas. La otra procede de abajo. Es
el gran Pensamiento manifestado, el Eón femenino,
engendrador de todas las cosas. Estas [dos clases de eones] se
corresponden[224] mutuamente, se conjuntan y manifiestan a
distancia media [la esfera o plano intermedio], el incoercible
Aire, que no tiene principio ni fin[225].
Este «Aire» femenino es nuestro éter o luz astral de los cabalistas; y por lo
tanto, corresponde al «Segundo Mundo» de Simón, nacido del Fuego o
principio de todas las cosas. Nosotros le llamamos la Vida Una, la
omnipresente, infinita, inteligente y divina Llama. En el sistema de Simón,
este Segundo Mundo estaba gobernado por una Potencia, a la par masculina y
femenina, activa y pasiva, buena y mala. De este Ser–Progenitor se dice que,
como la Potencia infinita y primordial, «existió, existe y existirá», mientras
dure el Kosmos manifestado. Al emanar en acto, semejante a su propio
Progenitor no era dual o andrógino. Es el Pensamiento (Sigê) que emanó de lo
que llegó a ser como él mismo (el Progenitor), convirtiéndose en semejante a
su imagen (o antetipo); el segundo fue entonces a su vez el primero (en su
peculiar plano o esfera).
Página 120
tanto, que si bien es uno lo manifestado por ambos, aparece
duple, pues el andrógino lleva en sí mismo el elemento
femenino. Así la Mente y el Pensamiento son inseparables uno
de otro por ser uno, aunque aparezcan en dualidad.
El [Simón] llama Nous y Epinoia, Cielo y Tierra a la
primera Sizigia de las seis Potencias, y de la séptima que
sintetiza el par; el elemento masculino mira abajo desde arriba y
toma al pensamiento por su Sizigia [o esposa], para que la tierra
reciba los frutos intelectuales venidos del cielo y consanguíneos
de la tierra[226].
Página 121
en acto. Este principio es lo que «existió, existe y existirá», es
decir, lo que existió arriba en no engendrada Potencia; lo que
existe abajo en la corriente de las aguas, engendrado en una
imagen; lo que existirá arriba junto a la gloriosa e infinita
Potencia, cuando se identifique con esta imagen. Porque según
dice Simón hay tres Eones permanentes sin los cuales nada de
lo engendrado en las aguas a semejanza del progenitor sería,
como es, un Eón celestial y perfecto, en modo alguno inferior
en pensar a la inengendrada Potencia. Así dicen los simonianos:
«Yo y tú [somos] uno; ante mí [estabas] tú; yo estoy después de
ti». Según Simón, estas frases significan la Potencia una,
dividida entre arriba y abajo, que se engendra a sí misma y se
nutre a sí misma, y a sí misma se busca y se halla. Es su propio
padre, madre, hermano, esposa, hija e hijo. Es lo Único, porque
es la Raíz de todos los seres y de todas las cosas[228].
Y además:
Todas las cosas son esta imagen, con tal que la imagen
inferior (el hombre) ascienda en espíritu y pensamiento a la
originaria Fuente y Raíz.
Página 122
el plano objetivo, por la fuerza de la Idea y de la Voluntad, de la Materia
invisible e indestructible.
Hemos dicho todo esto para dilucidar lo que vamos a exponer. Los
discípulos de Simón el Mago eran numerosos y aprendieron la magia de su
maestro. Empleaban «exorcismos» (como les llama el Nuevo Testamento),
hechizos y filtros; creían en sueños y visiones, que producían a voluntad; y
finalmente, sometían a su obediencia a los espíritus inferiores. A Simón el
Mago le apellidaban «el Gran Poder de Dios, —o literalmente—, la Potencia
de la Deidad llamada Grande». Lo que en su tiempo se llamaba Magia es lo
que ahora llamamos Teosofía o Sabiduría, Poder y Conocimiento divinos.
Tenemos, pues, que tanto del maestro como del discípulo se asegura que
alcanzaron el mayor grado de poder en el arte de encantamientos, cuyo logro
atribuyen los cristianos a «la ayuda del demonio»; aunque sus «obras» eran
idénticas a las que el Nuevo Testamento relata como milagrosas por divina
virtud y se creen y aceptan como viniendo de Dios y por Dios. Pero cabe
Página 123
preguntar si los llamados «milagros» de «Cristo» y de los apóstoles han
tenido alguna vez más acertada explicación que las mágicas proezas de los
llamados magos y hechiceros. Por mi parte afirmo que nunca la tuvieron. Los
ocultistas no creemos en fenómenos sobrenaturales; y los Maestros se sonríen
al oír la palabra milagro. Veamos, pues, cuál es el verdadero significado de la
palabra Magia.
Página 124
matrimonio de Nous (Âtmâ–Buddhi) con Manas, la unión mediante la cual se
identifican la Voluntad y el Pensamiento y quedan dotados de divinos
poderes. Porque la pura esencia de Âtman, el primordial, eterno y universal
Fuego Divino que «existió, existe y existirá», pertenece a todos los planos.
Buddhi es su vehículo o Pensamiento, generado por el «Padre» a quien
también genera, y a su vez a la Voluntad. Ha existido, existe y existirá
siempre, y en conjunción con Manas se convierte en lo masculino–femenino
tan solo en esta esfera. De aquí que cuando Simón el Mago afirma de sí
mismo que es el Padre, el Hijo y el Espíritu, y dice que Elena es su Epinoia o
Pensamiento Divino, simboliza con ello la unión de Buddhi con Manas. Elena
representaba la Shakti, o potencia femenina, del hombre interno.
Oigamos ahora a Menandro. Según él, los ángeles inferiores eran las
emanaciones de Ennoia (el Pensamiento Proyectante). Ennoia enseñó a
Menandro la ciencia mágica, junto con el arte de dominar a los ángeles
creadores del mundo inferior, o sean las pasiones de la naturaleza inferior.
Los discípulos de Menandro, una vez recibido el bautismo (la Iniciación) de
manos de su maestro, se decía adquirían la «inmortalidad», a despecho de la
vejez, por «resurrección de entre los muertos»[234]. Esta «resurrección»,
prometida por Menandro, significaba simplemente el paso de las tinieblas de
la ignorancia a las claridades de la luz, de la verdad, el despertamiento del
inmortal Espíritu del hombre a la interna e imperecedera vida. Tal es la
Ciencia de la Magia o Râja Yoga.
Página 125
Jámblico abomina de los fenómenos físicos que, según dice, son producidos
por malignos espíritus que engañan a los hombres (los fantasmas
mediumnímicos), al paso que enaltece vehementemente la Teúrgia Divina,
para cuyo ejercicio es indispensable ser «hombre de alma casta y acendrada
moralidad». La opuesta clase de magia es privativa de hombres impuros y
egoístas, y nada tiene de divina. Los falsos profetas no hallaron jamás en sus
comunicaciones nada que procediese de nuestros dioses superiores. Así, la
Magia Blanca o Teúrgia consiste en el conocimiento de nuestro Padre (Yo
superior), y la Magia Negra supone sujeción a la naturaleza inferior. La
Teúrgia requiere santidad de alma que desecha y excluye toda cosa corporal;
la Magia Negra es la profanación del alma. La Teúrgia es la unión con los
dioses (con el propio Dios interno), y fuente de todo bien; la Magia Negra es
el comercio con el demonio (Elementales), y si no les dominamos nos
dominan hasta arrastrarnos poco a poco a la ruina moral (mediumnidad).
En resumen:
Página 126
3. Acción en espíritu (en cuerpo astral o por medio de la voluntad).
4. Dominio sobre los demonios insensatos, inferiores (Elementales), por
la naturaleza misma de nuestros Egos purificados. Todo esto requiere
la purificación del ego; y así, según Jámblico, la Magia no es ni más ni
menos que la iniciación en la Teurgia.
***
Bastante hemos dicho para indicar que mientras para los orientalistas y el
vulgo profano, la frase «Om Mani Padme Hum» significa: «¡Oh, la Joya en el
Loto!, —esotéricamente significa—: ¡Oh, mi Dios en mí!». En efecto; hay un
Dios en cada ser humano, pues el hombre fue y volverá a ser Dios. La frase
alude a la indisoluble unión entre el Hombre y el Universo; porque el loto es
Página 127
el símbolo universal del Kosmos en su absoluta totalidad, y la Joya es el
Hombre Espiritual, o Dios.
Página 128
ESTADOS
PRINCIPIOS COLORES NOTAS NÚMS. DE
MATERIA
Chhâyâ,
Sombra o Violeta Si 7 Éter
Doble
Estado
Manas
crítico,
Superior,
llamado
Inteligencia Añil La 6
aire en
Espiritual
Ocultismo
Envoltura
Azul Sol 5 Vapor
áurica
Buddhi o
Amarillo Mi 3 Agua
Alma espiritual
Prâna o Estado
Anaranjado Re 2
Principio Vital crítico
Kâma Rûpa,
sede de la vida
Rojo Do 1 Hielo
animal
Página 129
Página 130
COLORES, SONIDOS Y FORMAS
Prosigamos:
[240]
Página 131
en el plano espiritual, corresponde a la afinidad sexual en el inferior.
Lo dicho está sobre el plano manifestado; después del cual vienen los siete y
el espectro manifestado, o sea el hombre en la Tierra. Con este último solo el
Mago Negro tiene que ver.
Página 132
septenario graduado y no más, a no ser que aprendamos a paralizar nuestro
cuaternario y discernir las vibraciones tanto superiores como inferiores
mediante nuestros espirituales sentidos, residentes en el triángulo superior.
Violeta
1. Rojo Verde
2. Anaranjado Azul
3. Amarillo Añil
Violeta
Página 133
Imagen extraída del Tomo XII de la Collected Writings (Plate II)
Página 134
se ven los colores rojo, verde, rojo–violeta ni el áurico azul, pues apenas se
notan vibraciones del dorado matiz de Prâna, y una llama violeta estriada de
oro, que parece arder en el punto correspondiente al tercer ojo, elevándose
sobre la cabeza y culminando en un punto. Si el estudiante recuerda que el
verdadero violeta, o extremo del espectro, es un color homogéneo (y no una
mezcla de rojo y azul), con vibraciones siete veces más rápidas que las del
rojo; y que el matiz dorado es la esencia de los tres matices amarillos
(anaranjado–rojo, amarillo–anaranjado y amarillo), comprenderá que el yogui
vive en su cuerpo áurico, convertido en vehículo de Buddhi-Manas. Por el
contrario, en un sujeto artificiosamente hipnotizado, por efecto de magia
negra consciente o inconsciente (a menos que lo produzca un elevado adepto),
se observarán todos los principios: el Manas superior, paralizado; el Buddhi,
rigurosamente apartado del Manas a causa astral, enteramente sometido al
verde Manas superior, paralizado; y el rojo–violeta cuerpo astral, enteramente
sometido al verde Manas inferior y al rojo Kâma Rûpa (los dos monstruos
animales que en el hombre anidan).
Número de
Longitud de las ondas
COLORES en milímetros vibraciones en
trillones
Violeta
406 759
Extremo
Violeta 423 709
Violeta–añil 439 683
Añil 449 668
Añil–azul 459 654
Azul 479 631
Azul–verde 492 610
Verde 512 586
Verde–
532 564
amarillo
Amarillo 551 544
Amarillo–
571 525
anaranjado
Anaranjado 583 514
Anaranjado–
Página 135
rojo 596 503
Página 136
propia manera cada Rayo o Jerarquía tienen también siete divisiones,
correspondientes a la misma serie de colores. Pero en este caso, el color
peculiar de la Jerarquía particular predomina en intensidad sobre el conjunto
de los demás.
Página 137
Imagen extraída del Tomo XII de la Collected Writings (Plate III).
Página 138
Página 139
N. E.: la palabra Violado, que aparece en este texto, corresponde al color
Violeta.
Página 140
permite el calificativo; mientras que el rojo (color de sangre) del espectro, es
el color de Kâma o el deseo animal, inseparable del plano físico.
***
La unidad de la deidad
Estas palabras indican que los antiguos creían que toda manifestación procede
de la misma única Fuente, que todo emana del idéntico Principio que solo
puede desenvolverse completamente en los colectivos agregados de sus
emanaciones.
Página 141
Epinoia, la primera manifestación femenina de Dios, el «Principio», de Simón
el Mago y Saturnino, ofrece los mismos caracteres que el Logos de Basílides;
y ambos se remontan a la esotérica Alêtheia, la verdad de los Misterios.
Todos estos conceptos entonan, en diferentes épocas y en distintos idiomas, el
sublime canto de los papiros egipcios de miles de años atrás, según se nos
enseña:
Página 142
Apunte III
Algunas consideraciones sobre los primeros estudios
Los diagramas no tienen otro objeto que familiarizar a los estudiantes con
las ideas capitales de las correspondencias ocultas, pues la verdadera índole
del Ocultismo metafísico, macrocósmico y espiritual, prohíbe el empleo de
figuras, y aun de símbolos, a no ser en calidad de interinos auxiliares. En
cuanto se define verbalmente una idea, pierde su realidad; en cuanto se
Página 143
plasma una idea metafísica, queda materializado su espíritu. Las figuras
deben emplearse tan solo como peldaños para escalar la muralla, que de nada
sirven luego de puesto el pie en las almenas.
Página 144
Esto se hace así para evitar que las eternas verdades se pierdan
completamente o queden olvidadas en adelante por las generaciones futuras.
Página 145
su actuación en los cerebros humanos. Esto proviene de que, en ciertos
organismos privilegiados, se abren camino las vibraciones de la verdad
primitiva puestas en acción por los Espíritus Planetarios, y producen lo que
llama ideas innatas la Filosofía occidental, y «relámpagos de genio» el
Ocultismo[247]. Todo lo que a las vigilantes Potestades les cabe hacer cuando
se despierta tal o cual idea basada en la verdad eterna, es evitar su completa
revelación.
Página 146
contrarios efectos dependen de su grado de diferenciación y de sus diversas
correlaciones. El aspecto luminoso de esta esencia produce vida, salud, dicha
y divina paz; el aspecto tenebroso produce turbación, tristeza, enfermedad y
muerte.
Ésta es otra pregunta que se oye con frecuencia y a la que cabe responder
diciendo: Excelente es la genuina concentración y meditación, consciente y
precavida, sobre el yo inferior a la luz de los Pâramitâs y del divino Yo
interno; pero es fatal «dedicarse al Yoga» con solo un somero y a menudo
extraviado conocimiento de sus verdades prácticas; porque el diez por ciento
de estudiantes, o desenvolverán facultades mediumnísticas, o perderán el
tiempo y se aburrirán tanto en la práctica como en la teoría. Antes de
entregarse a tan arriesgado experimento y de ir más allá de un minucioso
examen del propio yo inferior y de sus pasos en la vida, o lo que en
terminología ocultista se llama el «Libro de la Vida diaria del Chela», es
preciso aprender, por lo menos, la diferencia entre la «magia» blanca o divina
y la magia negra o diabólica, y convencerse de que si se «dedica uno al yoga»
Página 147
sin experiencia alguna, y sin tener quien le muestre los peligros, antes hay que
cerciorarse de que no se están cruzando de día en día y de hora en hora, los
límites de lo divino para caer en lo satánico. Sin embargo, muy fácil es
conocer la diferencia; pues basta recordar que ninguna verdad esotérica
enteramente revelada se publicará jamás impresa en libros ni periódicos.
Ahora bien; ¿cómo puede ser esto si los Tattvas son simplemente el
substrátum de las siete fuerzas de la Naturaleza? Hay siete formas de Prakriti,
según nos enseñan el Sânkhya de Kapila, el Vishnu Purâna y otras obras.
Prakriti es la Naturaleza, la Materia (primordial y elemental); y por lo tanto,
es lógico que haya también siete Tattvas. Porque tanto monta que, como
enseña el Ocultismo, Tattvas signifique «fuerzas de la Naturaleza», o que,
según dice el erudito Râma Prâsad, sean «la sustancia de que está formado el
Universo» y la «fuerza que lo mantiene». Son ellos la Fuerza (Purusha) y la
Materia (Prakriti). Y si las formas, o planos de materia, son siete, también han
de ser siete sus fuerzas. En otros términos, los grados de densidad de la
Página 148
materia y los grados de la fuerza que la anima, han de corresponderse
paralelamente.
Así dice Shiva en el Shivâgama, según lo cita Râma Prasâd en Las Fuerzas
más sutiles de la Naturaleza. De esto se infiere que si Prakriti es septenario,
los Tattvas han de ser siete, porque, como queda dicho, son ellos a la par
sustancia y fuerza, o la materia atómica y el espíritu que la anima.
Explicamos esto aquí para que el estudiante sea capaz de leer entre líneas
los llamados artículos ocultos sobre filosofía sánscrita que, de lo contrario,
pudieran extraviarle. Los antiguos brahmanes mantuvieron con mucho sigilo
la sagrada doctrina de los siete Tattvas[251], cuya enseñanza está casi olvidada
en nuestros días, pues raros son los iniciados que hablan de ella, por estar
limitada a las escuelas transhimalâyicas. Sin embargo, la política oculta ha ido
cambiando gradualmente en este punto. Empezaron los chelas a aprender
dicha doctrina a grandes rasgos; y cuando en 1879 se estableció en la India la
Sociedad Teosófica, se me ordenó que la enseñara en su forma exotérica, a
uno o dos. Ahora la expongo esotéricamente.
Página 149
La separación del Yo superior de los principios inferiores, y el apartamiento
de Buddhi–Manas de la personalidad tântrika, serán las rápidas y terribles
consecuencias kármicas de la Magia Negra.
***
Página 150
Ver nota en el anterior párrafo: Transitorios Aspectos producidos por los
principios. 1°[252]
Ver nota en el anterior párrafo: Principios Eternos y fundamentales.
4°[253]
Página 151
dijimos, es eterno en su esencia; y en sus constantes correlaciones y
transformaciones, durante el progreso reencarnante del ego, es como una
máquina de movimiento continuo.
Como expusimos en el tercer tomo de esta obra, los egos o Kumâras que
tomaron carne humana al fin de la tercera raza raíz, no son humanos de esta
Tierra o plano, sino que se convirtieron en tales al animar al hombre animal,
dotándole así de su mente superior. Cada Kumâra es un «Aliento» o
Principio, llamado el Alma Humana, Manas o Mente.
Por otra parte, la Sabiduría antigua nos enseña que desde esta primera
encarnación, los Pitris lunares que habían formado hombres de sus Chhâyâs o
sombras, son absorbidos por esta esencia áurica, y cada ego toma al
reencarnarse una forma astral distinta para cada una de las personalidades de
la serie de encarnaciones.
Página 152
aspiraciones y pensamientos de su anterior inmediata personalidad, a fin de
entrar en un feliz estado; de otro modo, ¿qué es lo que gozaría de felicidad y
recompensa? Seguramente no el Ego impersonal, la Individualidad Divina.
Por lo tanto, debe ser el buen karma del difunto, impreso en la substancia
áurica, el que suministra al alma humana los suficientes elementos
espirituales de la expersonalidad, y lo capacita para creerse todavía en el
cuerpo de que acaba de separarse, y experimentar su fruición durante un
período más o menos prolongado de «gestación espiritual». Porque el
Devachan es una «gestación espiritual» en una ideal matriz; el ideal y
subjetivo nacimiento del Ego en el mundo de los efectos, nacimiento que
precede a su próxima encarnación terrena, determinada por su mal karma, en
el mundo de las causas[255].
Página 153
por la última personalidad. Una vez allí, la Naturaleza modela el feto de
carne, según el patrón del etéreo, valiéndose de los materiales en desarrollo de
la simiente masculina en el terreno femenino. Así, de la esencia de una
simiente que se destruye, brota el fruto o eidolón de la semilla muerta, cuyo
fruto físico a su vez produce dentro de sí otras simientes para futuras plantas.
Por varias razones limitan a cinco los Tattvas, los sistemas indos. Una de
ellas ya se ha mencionado anteriormente; otra es que solo estamos en la
quinta raza, y solo poseemos cinco sentidos (en cuanto alcanzan los
conocimientos científicos); los otros dos, que todavía están latentes en el
hombre, pueden probarse únicamente por testimonios fenoménicos, no
admitidos en modo alguno por los materialistas. Los cinco sentidos físicos se
hacen corresponder con los cinco Tattvas inferiores; y los otros dos, no
desarrollados todavía en el hombre, con sus dos respectivas fuerzas o Tattvas
olvidados por los brahmanes y no reconocidos aún por la ciencia profana, son
tan subjetivos y sagrados, que solo cabe conocerlos por medio de las más
profundas ciencias ocultas. Fácilmente se comprende que el sexto y séptimo
sentidos y el sexto y séptimo Tattvas corresponden a los dos superiores
principios humanos: Buddhi y la Envoltura Áurica, iluminados por la luz de
Âtmâ. A menos que el ejercicio oculto nos abra los sentidos sexto y séptimo,
jamás comprenderemos debidamente sus correspondientes tipos. Así es que,
desde el punto de vista esotérico, resulta errónea la afirmación expuesta en
Las fuerzas más sutiles de la Naturaleza, al decir que el Tattva superior es el
Âkâsha[259], seguido [solo] por otros cuatro, cada uno de los cuales tiene
mayor densidad que el precedente. Porque dado que el casi homogéneo y sin
Página 154
duda universal principio, Âkâsha, se traduce por éter, queda empequeñecido y
limitado a nuestro visible Universo, pues seguramente no es el éter del
espacio. Diga lo que quiera la ciencia moderna, el éter es substancia
diferenciada. El Âkâsha no es substancia, ni aun exotéricamente, ni para
algunos orientalistas[260], pues solo tiene por atributo el SONIDO, cuyo
substrato es, y más bien puede considerarse como el caos o el gran vacío del
espacio[261]. Esotéricamente, el Âkâsha solo es el Divino Espacio, y
únicamente se convierte en éter en el último e ínfimo plano, o sea el terrestre.
En este caso, el velo consiste en decir que el Sonido es «atributo» del Âkâsha,
cuando en realidad no lo es, sino su primaria correlación, su primordial
manifestación, el Logos, o Ideación divina hecho Verbo, y el «Verbo» o
Palabra hecho «Carne». Tan solo podemos considerar el sonido como
«atributo» del Âkâsha si antropomorfizamos este último. No es una
característica del Âkâsha, aunque ciertamente es tan innato en él, como la
idea de «Yo soy Yo» es innata en nuestras mentes.
Página 155
en Cosmogonía esotérica, la fuerza dimanante del Logos Inmanifestado o
Primer Logos.
2. ANUPÂDAKA TATTVA[262]. La primera diferenciación en el orden o
plano de la existencia (pues la primera es ideal), dimanante de la
transformación de algo superior. Para los ocultistas esta fuerza procede del
segundo logos.
3. ÂKÂSHA TATTVA. Es el punto de partida de todas las filosofías y
religiones exotéricas que lo consideran como éter o fuerza etérea. Por esto se
designaba al «supremo» dios Júpiter, con el nombre de Padre Éter. En la
India, el que fue un día el dios supremo, Indra, es la expansión celeste o
etérea, y lo mismo se dice de Urano, etc. Los cristianos tienen por tercera
persona de su Trinidad al Espíritu Santo, al Pneuma, el aire o viento
enrarecido. Todos estos conceptos los resume el Ocultismo en la fuerza del
tercer logos, o sea la fuerza creadora en el ya manifestado Universo.
4. VÂYU TATTVA. El plano aéreo, en el que la substancia es gaseosa.
5. TAIJAS TATTVA[263]. El plano de nuestra atmósfera.
6. ÂPAS TATTVA. Substancia acuosa o líquida, y su fuerza.
7. PRITHIVÎ TATTVA. Substancia sólida terrena. La fuerza o espíritu
terrestre. Es la fuerza ínfima.
Página 156
Prithivi Tattva en los pies. De esta distribución se excluyen y se ignoran los
dos Tattvas superiores y sus correspondencias; pero como quiera que estos
dos Tattvas son los principales factores del Râja Yoga, no es posible
determinar sin ellos ningún fenómeno de superior naturaleza intelectual ni
espiritual, sino tan solo, y a lo sumo, fenómenos físicos. Respecto a los
«Cinco Alientos» o mejor dicho a los cinco estados de la respiración humana,
como en el Hatha Yoga se corresponden con planos y colores terrenos como
se ha indicado, ¿qué resultados espirituales cabe obtener? Por el contrario, son
la verdadera antítesis del plano del espíritu, o superior plano macrocósmico,
reflejados invertidos en la luz astral. Así lo prueba la misma palabra tântrika
Shivâgama. Comparemos.
Página 157
Tablas esotéricas y tântrica de los tattvas
Página 158
corresponde brazos hasta
al hielo los muslos
De los
Linga Éter denso, o
(f) Âpas muslos a las Violeta (f) Âpas
Sharira aire liquido
rodillas
Cuerpo
viviente
De las Rojo–
en Prâna, Estado crítico
(g) Prithivî rodillas a los anaranjado (g) Prithivî
o la y sólido
pies (*)
vida
animal
(*)Puede notarse a primera vista que los colores de los Tattvas quedan
invertidos al reflejarse en la luz astral, pues el añil se le llama negro; al verde,
azul; al violeta, blanco, y al anaranjado, amarillo.
(**)Conviene repetir que los colores no siguen el orden de la escala
espectral (rojo, anaranjado, amarillo, verde azul, añil y violeta), porque esta
escala es un reflejo falso; una mâyâ; mientras que nuestra escala esotérica es
la de las esferas espirituales, o los siete planos del Macrocosmos.
Página 159
La ciencia de los Cinco Alientos: el húmedo, el ígneo, el aéreo, etc., tiene
un doble significado y dos aplicaciones. Los Tântrikas la toman literalmente,
en lo relativo a la regulación del vital aliento pulmonar; mientras que los
antiguos râja yoguis la referían al aliento mental o de «voluntad», que solo
puede conducir a las superiores facultades de clarividencia, a la función del
tercer ojo y a la adquisición de los verdaderos poderes ocultos del Râja Yoga.
Enorme es la diferencia entre ambos métodos. El primero, según queda
indicado, emplea los cinco Tattvas inferiores; el segundo comienza por
emplear únicamente los tres superiores, para el desarrollo mental y volitivo,
dejando los demás para luego de dominados aquellos tres; por lo que solo
emplean uno (Âkâsha) de los cinco Tattvas tántricos. Según dice muy bien la
obra citada: «los Tattvas son las modificaciones de Svara». Pero Svara es la
raíz del sonido, el substrato de la pitagórica música de las esferas, lo que está
más allá del espíritu en la moderna acepción de la palabra, el espíritu en el
espíritu; o como propiamente se interpreta, «la corriente de la oleada de vida»
la emanación de la Vida Única. El Gran Aliento de que hablábamos en el
primer tomo de esta obra es Âtmâ, que etimológicamente significa: «el
movimiento eterno». Ahora bien; mientras el chela asceta de nuestra escuela
sigue cuidadosamente para su desarrollo mental el método propio de la
evolución del Universo, esto es, de lo universal a lo particular, el Hatha Yogui
invierte los términos y empieza por esforzarse en obtener la supresión de su
(vital) aliento. Pero si, como enseña la filosofía hinduista, «Svara asume la
forma de Âkâsha» al comienzo de cada evolución, y sucesivamente va
tomando las formas de Vâyu (aire), Agni (fuego), Âpas (agua), y Prithivî
(materia sólida)[265], resulta patente la razón de empezar por los superiores y
suprasensibles Tattvas. Los Râja Yoguis no descienden, en los planos de la
substancia, más acá del Sûkshma (la materia sutil), mientras que los Hatha
Yoguis únicamente desarrollan y emplean sus poderes en el plano material.
Algunos Tântrikas colocan los tres Nâdîs, llamados: Sushumnâ, Idâ y Pingalâ,
en la medula oblongada, cuya línea central designan con el nombre de
Sushumnâ, y con los respectivos de Pingalâ e Idâ las divisiones derecha e
izquierda. También colocan en el corazón los tres Nâdîs, con los mismos
nombres. La escuela transhimaláyica de los antiguos Râja Yoguis de la India,
con los cuales no deben confundirse los yoguis modernos, coloca el
Sushumnâ, asiento principal de los tres Nâdîs, en el conducto central de la
medula espinal, e Idâ y Pingalâ a los lados izquierdo y derecho. Sushumnâ es
el Brahmadanda, el canal (de la medula espinal), cuyo oficio desconoce la
Fisiología, como desconoce los oficios del bazo y de la glándula pineal. Son
Página 160
Idâ y Pingalâ los sostenidos y bemoles del fa, tónica de la naturaleza humana
y nota media de la septenaria armonía de los principios que, cuando vibran
convenientemente, despiertan a los centinelas de ambos lados (al Manas
espiritual y al Kâma físico), y subyugan lo inferior por medio de lo superior.
Pero este efecto ha de resultar del ejercicio del poder de la voluntad, y no de
la científica o regulada supresión del aliento. Si observáis una sección
transversal de la médula espinal, advertiréis tres columnas una de las cuales
transmite las órdenes volitivas, y la otra una vital corriente de Jîva[266]
durante lo que se llama el estado de Samâdhi y otros análogos.
Página 161
Lo siguiente es cuanto hemos podido entresacar de las autoridades científicas,
acerca de estos dos importantes órganos.
Página 162
concretamente los metafísicos conceptos llamados Manas y Buddhi.
Para que Buddhi sea consciente en el plano físico, necesita el más
diferenciado fuego de Manas; pero una vez el sexto sentido ha
despertado al séptimo, la luz que irradia de este séptimo sentido,
ilumina los campos del infinito. Por breve espacio de tiempo es
entonces omnisciente el hombre; lo pasado y lo futuro, el espacio y el
tiempo, son para él un presente. Si es un adepto, almacenará en su
memoria física el conocimiento así adquirido; y nada, excepto el
crimen de entregarse a la magia negra, será capaz de quitárselo. Si tan
solo es un chela o discípulo, almacenará solo partes de la verdad total
en su memoria, con la condición de que durante años repita el
procedimiento, sin consentir que ni un lunar de impureza le mancille
mental o físicamente, antes de recibir la completa iniciación.
Página 163
Ciencia Esotérica enseña que Manas, el Ego mental, no se une del todo al
niño hasta los seis o siete años de edad, antes de la cual ningún niño es
responsable, ni según la Iglesia ni según los códigos legales[269]. Ahora bien;
el famoso anatómico alemán Wengel, observó en millares de casos la extraña
circunstancia de que, con rarísimas excepciones, esta «arenilla» o concreción
de color dorado, solo se encontraba en niños mayores de siete años. En los
locos apenas existen estos cálculos, y en los idiotas faltan por completo.
Morgagni[270], Grading[271] y Gum[272] fueron sabios en su tiempo y lo son
hoy, pues son los únicos fisiólogos que han relacionado la arenilla con la
mentalidad. Así, pues, como los niños de corta edad, los viejos decrépitos y
los idiotas no tienen arenilla, ésta debe de estar relacionada con la mente.
Página 164
siete Rayos del Logos, responderé afirmativamente, con la observación de
que los Rayos del Logos vibran en cada átomo, por vibrar en la materia de
este átomo.
En estos volúmenes hemos revelado casi del todo que los «Hijos de
Fohat» personifican las naturales fuerzas del movimiento, sonido, calor, luz,
cohesión, electricidad y magnetismo o fluido neurótico. Sin embargo, esta
verdad no le enseñará al estudiante a armonizar y acomodar el Kundalini del
plano cósmico con el vital Kundalini, o sea el fluido eléctrico con la fuerza
nerviosa; y si no sabe armonizarlos, de seguro que se ocasionará la muerte,
porque la velocidad del fluido eléctrico es de 460 000 kilómetros por
segundo[273], y la del fluido neurótico tan solo de unos veintiocho metros. Las
siete Shaktis, llamadas Para–Shakti, Jnâna–Shakti, etc., son los aspectos
femeninos de los «Hijos de Fohat». Sin embargo, en el actual estado
evolutivo, sus nombres podrían confundir al estudiante occidental, y así vale
más dar los equivalentes usuales. Como quiera que cada fuerza es septenaria,
suman en total cuarenta y nueve.
Página 165
He aquí un ejemplo de la relación entre el color y el sonido, muy digno de
atención para los ocultistas. No solo los adeptos y chelas adelantados, sino
también los psíquicos de inferior categoría, tales como los clarividentes y
psicómetras, pueden percibir en torno de cada individuo un aura psíquica de
varios colores, correspondiente al temperamento del mismo; es decir, que los
misteriosos anales registrados en el Huevo áurico no son exclusivo
patrimonio de evolucionados adeptos, sino también, a veces, de psíquicos
naturales. En esta aura están señalados los pensamientos, pasiones y
cualidades humanas, por los respectivos colores y matices, aunque algunos de
éstos sienten más bien que se perciben. Los psíquicos mejores, según ha
indicado Galton, pueden también percibir colores producidos por las
vibraciones de instrumentos musicales, en que cada nota sugiere un distinto
color. Así como las cuerdas vibran en audibles notas, así también los nervios
del cuerpo humano vibran y tremolan en correspondencia con las diversas
emociones, bajo el general impulso de la circulante vitalidad de Prâna,
determinando de esta suerte ondulaciones con efectos cromáticos en el aura
de la persona.
Conviene advertir que ningún tratadista coincide con otro hasta hoy en la
localización de los chakras y padmas en el cuerpo; y además, todos invierten
los colores Táttvicos, como sigue:
Página 166
a. Âkâsha. Se le da color negro o le dejan sin color,
mientras que en correspondencia con Manas, es añil.
b. Vâyu. Se le da color azul, cuando es verde por
corresponder al Manas inferior.
c. Âpas. Se le da color blanco, cuando, por corresponder al
cuerpo astral, es violeta, con un substrato de color blanco de
plata, lunar.
Únicamente aciertan en el color rojo atribuido a Tejas. Por todo ello es fácil
ver, que estas discrepancias son velos muy peligrosos.
Página 167
podía comunicarse al vulgo; y por ello, aunque casi todos los misterios de la
filosofía oculta están medio encubiertos en Isis sin Velo y en los cuatro
primeros volúmenes de esta obra, no me consideraba con derecho a ampliar ni
a corregir pormenores ajenos. El lector puede comparar ahora estos seis
volúmenes, y los diagramas y explicaciones de estos estudios, con obras tales
como El Buddhismo Esotérico, para resolver por sí mismo.
Página 168
personalidad, separándose conscientemente del Ego Divino[278] como pura,
aunque densa sombra, se infunde en el cerebro y sentidos[279] del feto, al
séptimo mes del embarazo, el Manas superior no se une con la criatura hasta
los siete años de edad. Esta desglosada esencia, o mejor dicho, el reflejo o
sombra del Manas superior, se convierte, según crece el niño, en un principio
distinto pensante del hombre, cuyo principal instrumento es el cerebro físico.
No es, pues, maravilla que al advertir los materialistas únicamente esta «alma
racional» o mente, no quieran desglosarla del cerebro y la materia. Pero la
Filosofía Oculta ha resuelto hace siglos el problema de la mente, y ha
descubierto la dualidad de Manas. El Divino Ego propende hacia Buddhi; y el
humano Ego gravita hacia lo inferior, fundido en la Materia, unido con su
mitad superior y subjetiva, solo por el Antahkarana, único lazo de unión
durante la vida, entre la conciencia superior del ego y la humana inteligencia
de la mente inferior.
Página 169
significa: Vosotros sois personalmente materia muerta, inconsciente de su
peculiar esencia espiritual; y vuestra verdadera vida está oculta con vuestro
divino ego (Christos), o fundida con Dios (Âtmâ). Si la vida se aparta de
vosotros, sois hombres sin alma. Hablando en términos esotéricos, todo
materialista recalcitrante es un hombre muerto, un autómata viviente, por
poderoso que sea su cerebro. Escuchemos lo que dice Âryâsanga al tratar de
este asunto:
Una vez podamos hacerlo así, aseguraremos nuestra inmortalidad. Pero tal
vez diga alguien: «¡Cuán pocos serán capaces de llevar esto a cabo! Quienes
lo realizan son grandes adeptos, y nadie es capaz de alcanzar el adeptado en
una breve vida. —Ciertamente es así; pero cabe una alternativa—. Si no
puedes ser Sol, sé humilde planeta»[281]. Y si aún a esto no alcanzáis,
procurad al menos manteneros dentro del rayo de alguna estrella menor, de
modo que su argentina luz penetre en la lobreguez que sigue el pedregoso
sendero de la vida; pues sin esta divina radiación, arriesgamos perder más de
lo que presumimos.
Página 170
En la cita de los papiros egipcios se advierte desde luego la triada
superior: Âtmâ–Buddhi–Manas. En el Ritual, llamado ahora Libro de los
Muertos, el alma purificada, el Manas dual, aparece «víctima de la tenebrosa
influencia del dragón Apofis, —o sea la personalidad física del hombre
Kâmarrupico, con sus pasiones—. Si ha logrado el definitivo conocimiento
(gnosis) de los misterios celestiales e infernales», de la magia blanca y negra,
la personalidad del difunto «triunfará de su enemigo». Esto alude al caso de
una completa reunión, después de la vida terrena, del Manas inferior,
henchido de la «cosecha de la vida, —con su Ego. Pero si Apofis vence al
alma—, no puede entonces ésta sustraerse a una segunda muerte».
Página 171
confundida con Kâma; y fenece y se aniquila para siempre. Pero las
ideaciones mentales y espirituales del «yo» personal vuelven a él, como
partes de la esencia del Ego, y nunca se marchitan. Así es que de la
personalidad únicamente sobreviven y se inmortalizan sus espirituales
experiencias, la memoria de cuanto en ella hubo de noble y bueno con la
conciencia de su «yo» entremezclada con la de los otros «yoes» personales
que le precedieron. No hay inmortalidad para el hombre terreno, aparte del
Ego que lo caracteriza, y es el único sobrellevador de todos sus alter egos en
la tierra, y su único representante en el estado mental llamado Devachan. Sin
embargo, como la personalidad últimamente encarnada tiene derecho a su
peculiar estado de dicha, libre y sin mezcla de la memoria de las anteriores
personalidades, solo se disfrutan con plena realidad los resultados felices de
la última existencia. El Devachan se compara a menudo al día más feliz entre
los millares de «días» de una vida. La intensidad de su dicha pone al hombre
en olvido de todos los demás días, hasta borrarse los recuerdos del pasado.
Página 172
triste es decirlo, es muy frecuente en nuestros días, y de la cual vamos a tratar
extensamente.
Página 173
En The Teosophist y en Isis hice sobre ella alguna insinuación, pero no logré
darme a entender. Voy a explicarla punto por punto.
Quien haya leído algo atentamente esta obra, debe conocer el origen de
los humanos Egos, llamados genéricamente mónadas, y lo que eran antes de
quedar forzados a encarnar en el animal humano. Los seres divinos a quienes
karma condujo a actuar en el drama de la vida manvantarica, son entidades de
superiores y más primitivos mundos y planetas, cuyo karma no estaba
agotado todavía al entrar su mundo en pralaya. Tal es la enseñanza; pero sea o
no así, los Egos Superiores resultan (en comparación con las transitorias y
deleznables formas humanas) seres divinos, dioses, inmortales durante el
Página 174
Mahâmanvantara o sean los 311 040 000 000 000 de años que forman la Edad
de Brahmâ. Así como los Egos Divinos han de purificarse en el fuego del
sufrimiento y de las individuales experiencias para reintegrarse en la Esencia
Única, y volver de nuevo al Aum, así también las personalidades o Egos
terrestres, para participar de la inmortalidad de los Egos Superiores, han de
cumplir la misma obra mediante la represión de cuanto únicamente beneficie
a su naturaleza inferior, y por el anhelo de transfundir su pensante principio
Kâmico en el del Ego Superior. Nuestra personalidad se inmortaliza por el
injerto de nuestra pensante naturaleza moral en la trínica y divina mónada,
Âtmâ–Buddhi–Manas, cuyos aspectos son tres en uno y uno en tres. Porque la
mónada, manifestada en la tierra por el Ego encarnante, es el Árbol de la Vida
eterna, que solo puede alcanzar quien come el fruto del conocimiento del bien
y del mal, de la Gnosis o la Sabiduría Divina.
Página 175
(Vikâra) por medio del Mahat. Por lo tanto, Buddhi–Manas no pueden
manifestarse durante sus periódicas encarnaciones, sino por medio de la
mente humana o Manas inferior. Ambos están invariablemente enlazados y
tienen tan escasa relación con los Tanmâtras[286] inferiores o átomos
rudimentarios, como lo homogéneo con lo heterogéneo. Por consiguiente, la
función del Manas inferior, o personalidad pensante, cuando se une con su
dios o Ego Divino es paralizar y desvanecer los Tanmâtras o propiedades de
la forma material. Así se desdobla Manas en la dualidad de Ego y mente del
hombre. El yo inferior o Kâma–Manas, alucinado por la falaz noción de
existencia independiente, se cree el «productor» y soberano de los cinco
Tanmâtras y cae en el Ego–ismo, en cuyo caso se le ha de considerar como
Mahâbhûtico y finito, por estar relacionado con Ahankâra o la facultad
personal de «egoencia». De aquí que:
Página 176
permanente relación, y su definitiva reunión, con el Ego Divino. Recordemos
que esto no puede ocurrir mientras retenga la más tenue mancha terrena; al
paso que tampoco es posible quebrantar enteramente la relación, ni impedir la
reunión definitiva, mientras haya una sola obra espiritual o potencialidad que
pueda servir de nexo; pero en cuanto se extingue esta última chispa y se
desvanece la postrera potencialidad, sobreviene la separación. En una
parábola oriental el Ego Divino es simbolizado por el labrador que envía a sus
braceros a cultivar la tierra y cosechar el fruto, y que se contenta con
conservar el campo en tanto pueda ofrecerle la más mínima remuneración;
pero si el terreno se esteriliza del todo, no solo queda abandonado, sino que el
bracero mismo (Manas inferior) perece.
Por fantástico que sea este símil, nos facilitará la exacta comprensión de la
idea. A no ser por medio de la entrefusión de la naturaleza moral con el Ego
Divino, no hay inmortalidad para el Ego personal. Únicamente sobreviven las
emanaciones más espirituales de la personal alma humana, sobrellevadora de
la esencia de las obras kármicas del hombre físico; la que durante la vida
terrena queda imbuida de la idea y sentimiento del «yo soy yo», y después de
la muerte física se convierte en partícula de la Llama Divina, el Ego. Se hace
ella inmortal por su vigoroso injerto en la Mónada, que es el «Árbol de la
Vida eterna».
Página 177
Ego por no poder injertar nada en el inmarcesible tronco cuya sabia fluyó a
través de millones de personalidades semejantes a las hojas de sus ramas, que
se marchitan y caen una vez cumplido su oficio. Estas personalidades brotan,
florecen y mueren; unas sin dejar vestigio, y otras después de entrefundir su
propia vida con la del tronco patrio. Las personalidades o almas humanas que
no dejan huella de su existencia, son las que están condenadas a la
aniquilación, al Avîtchi (estado muy mal comprendido y peor descrito por
algunos autores teósofos), que no solamente está en la Tierra, sino que es la
misma Tierra.
Pero antes de entrar en el fondo del asunto, conviene explicar con mayor
claridad el significado y funciones del Antahkarana, que, según ya dijimos,
puede considerarse como un angosto puente, tendido entre el Manas superior
y el Manas inferior[288], que:
Este Kâma Rûpa es el cascarón o concha astral que los espiritistas ven surgir
a veces en sus sesiones como «formas» materializadas que
inconsideradamente toman por «espíritus de los muertos»[289]. Tan lejos está
de ser así que, aunque en los sueños no desaparece el Antahkarana, la
personalidad se halla tan solo medio despierta; y por tanto, se dice que
durante el sueño normal está Antahkarana beodo o loco. Si tal sucede en la
muerte cotidiana, o sueño físico, puede juzgarse de lo que será la conciencia
del Antahkarana cuando después del llamado «sueño eterno» se convierte en
Kâma Rûpa.
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le llama también «el Sendero». De la propia suerte que los órganos físicos se
debilitan y al fin se atrofian por falta de ejercicio, así también sucede con las
facultades mentales; y de aquí la atrofia de la función mental inferior, llamada
Antahkarana, en las naturalezas completamente materialistas y en las
empedernidamente malvadas.
Página 179
O como dice un axioma oculto:
Ahora se nos presentan las cuestiones que entrañan estas dos preguntas:
Página 180
y al mismo tiempo el «Hijo», puesto que Manas es el segundo trasunto del
«Padre». El divino Hijo echa sobre sí, al reencarnarse, los pecados de todas
las personalidades que ha de animar; y esto solo puede hacerlo por medio de
su mandatario o reflejo, el Manas inferior. El único caso en que el Ego Divino
puede sustraerse a la individual penalidad y responsabilidad como Principio
guiador, es cuando se separa de la personalidad, porque entonces, la materia,
con sus físicas y astrales vibraciones, por la misma intensidad de sus
combinaciones, se emancipa del dominio del Ego. El dragón Apofis vence; y
el Manas reencarnante se separa poco a poco de su tabernáculo, hasta
desprenderse por completo del alma psíquico–animal.
Página 181
afinidad y la atracción, se abre paso en la corriente astral, a través de la
envoltura áurica del nuevo tabernáculo habitado por el Ego patrio, y
declara la guerra a la luz inferior que lo ha sustituido. Sin embargo,
esto solo puede ocurrir en el caso de que la personalidad así obsesa sea
en demasía débil; pues ningún hombre virtuoso y de conducta recta
puede tener semejante riesgo, sino únicamente los de corazón
depravado. Roberto Luis Stevenson vislumbró algo de esto al escribir
su obra titulada: El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, que es una
verdadera alegoría. Todo discípulo echará de ver en esta obra un fondo
de verdad, y en Mr. Hyde un Morador, un obseso de la personalidad, el
tabernáculo del espíritu patrio.
Cierto sujeto que ya no forma en nuestras filas, y que estaba obsesionado por
un «Morador» señaladísimo, un «Mr. Hyde» que lo acompañaba casi siempre,
me decía a menudo que todo esto era «un cuento de pesadilla», objetando que
«cómo era posible cosa semejante sin que uno se diese cuenta de ello». Sin
embargo, así sucede; y antes de ahora dije algo acerca del particular en The
Theosophist:
Verdaderamente:
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hay allí un Alma (el Ego Espiritual reencarnante) para liberar…
pues ésta se apartó años antes.
Así tenemos en la Tierra dos clases de seres desalmados. Los que han
perdido su Ego Superior en la actual encarnación, y los que ya nacieron sin
alma, por haberse separado de su Ego Superior en la vida precedente. Los
primeros son candidatos al Avîtchi; los otros son «Mr. Hydes», obsesores en
cuerpo humano o fuera de él, es decir, ora encarnados, ora invisibles, pero
poderosos fantasmas. Tales hombres llegan a indecible grado de astucia; y
solo quienes estén familiarizados con la secreta enseñanza en este punto,
Página 183
sospecharían que sean seres sin alma, pues ni la religión ni la ciencia
presumen siquiera estos hechos naturales.
Tales son, pues, las explicaciones esotéricas de lo que tan perplejos dejó a
quienes creyeron ver contradicciones en varios escritos teosóficos[302]. Pero
antes de dar por terminado el asunto, debemos añadir un consejo de
precaución, que se ha de retener cuidadosamente en la memoria. A los
esoteristas les parecerá muy natural que ninguno de ellos pueda pertenecer al
orden de gentes desalmadas, y que, por lo tanto, no han de temer al Avîtchi,
Página 184
como el buen ciudadano no teme al código penal. Aunque tal vez no estéis
todavía en el Sendero, estáis sin duda bordeándolo, y muchos de vosotros
ciertamente en derechura. Entre las leves faltas inevitables en el ambiente
social, y la espantosa maldad descrita en la nota del editor de la obra
Satán[303], de Eliphas Levi, media un abismo. Si no nos hemos
«inmortalizado en el bien por identificación con (nuestro) Dios» o Aum
(Âtmâ–Buddhi–Manas), seguramente no nos hemos hecho «inmortales en el
mal», tampoco, por identificación con Satán (el yo inferior). Sin embargo,
olvidáis que todo tiene un principio; que el primer resbalón en la escotadura
de una montaña es el necesario antecedente para despeñarse y caer en brazos
de la muerte. Lejos de mí la sospecha de que algún estudiante esotérico haya
llegado a un bajo punto del plano de descenso espiritual. Sin embargo, a todos
aconsejo que eviten dar el primer paso. Tal vez no lleguéis al fondo del
abismo en esta vida ni en la próxima, pero pudierais engendrar las causas de
vuestra segura ruina espiritual en la tercera, cuarta, quinta o más, de las
subsiguientes existencias. En la gran epopeya inda se lee que una madre,
cuyos hijos todos habían muerto en la guerra, se quejaba a Krishna diciendo
que a pesar de tener la suficiente visión espiritual para escudriñar hasta
cincuenta de sus anteriores encarnaciones, no veía en sus atrasadas culpas
fuerza bastante para engendrar tan terrible karma, a lo que respondió Kríshna:
«Si tú pudieras retrover tu quincuagésima primera vida, como yo la veo, te
verías matando con retozona crueldad el mismo número de hormigas que el
de hijos que ahora has perdido». Naturalmente, esto es una figura poética;
pero representa, con extraordinario vigor, la imagen de cómo causas en
apariencia fútiles, producen enormes resultados.
Página 185
al estado de Avidyâ e irresponsabilidad. Aunque huyamos a las más apartadas
regiones de la Tierra, y nos ocultemos a la vista de las gentes, o busquemos
olvido entre el tumulto de los agitados remolinos mundanos, allí nos
encontrará esa Luz para delatar nuestros pensamientos, palabras y obras.
Todo cuanto H. P. B. puede hacer es enviaros a todos cuantos esto leáis, su
más sincera y fraternal simpatía envuelta en el deseo de que lleguen a bien
vuestros esfuerzos. No desmayéis empero, sino, por el contrario, perseverad
en el intento[304]; pues nada importan veinte caídas, si les siguen denodados
empeños en escalar las alturas. ¿No se llega así a la cumbre de las montañas?
Y tener también presente que si karma anota inflexiblemente en la cuenta de
un esoterista, culpas que deja pasar por alto en la de un ignorante, también es
cierto que cada buena acción del esoterista es centuplicadamente más intensa,
y poderosa para el bien, por razón de su asociación con el yo Superior.
Página 186
Apéndice
Página 187
Notas sobre los apuntes I, II Y III
Página 418
Página 188
operativas[306]. Si, por ejemplo, quisiera un estudiante hacer operativo a
Buddhi, habría de entonar las primeras palabras del Mantra sobre la nota mi.
Pero acentuaría todavía más el mi, y produciría mentalmente el color amarillo
correspondiente a esta nota en todas las emes de la frase: «Om mani padme
hum». Así es, no porque la nota mi tenga el mismo nombre en nuestros
idiomas, en sánscrito, ni siquiera en senzar, pues ello no importa; sino porque
la letra m sigue a la primera letra y, en la fórmula sagrada, es también la
séptima y la cuarta. Considerada como Buddhi es la segunda; como Buddhi–
Manas es la segunda combinada con la tercera.
H. P. B.
Página 420[307]
Página 433
Página 455
Página 189
El oscuro pasaje: «Recordad[308]… un misterio abajo verdaderamente»
aparecerá más claro al estudiante si lo ampliamos algún tanto. El «Triángulo
primordial» es el segundo Logos, que se refleja a sí mismo como Triángulo
en el tercer Logos, u Hombre celeste, y desaparece después. El tercer Logos,
que contiene la «potencia de creación formativa», desenvuelve el Triángulo
en Tetraktys y se convierte así en los Siete (la Fuerza Creadora), que con el
Triángulo originario constituye la Década. Cuando este celeste Triángulo y
Tetraktys se refleja en el Universo de la materia para constituir el hombre
astral paradigmático, quedan invertidos; y el Triángulo, o potencia formativa,
resulta debajo del Cuaternario, con el vértice superior hacia abajo. La Mónada
de este hombre astral paradigmático es por sí misma un Triángulo, que guarda
con el Cuaternario y Triángulo la misma relación que el Triángulo primordial
con el Hombre celeste. De aquí la frase: «El Triángulo superior… está
colocado en el hombre de barro debajo de los siete». De aquí también que el
Punto ampliado en Triángulo, y la Mónada transmutada en Ternario,
constituyan, con el Cuaternario y el inferior triángulo creativo, la Década o
número perfecto. «Como es arriba, así es abajo».
Página 190
En el hombre perfecto, el rojo queda absorbido por el verde; el amarillo se
identifica con el añil; el amarillo–anaranjado se absorbe en el azul; y el
violeta permanece fuera del hombre verdadero, aunque relacionado con él.
Sustituyamos ahora los colores por sus correspondientes principios, y
tendremos: Kâma queda absorbido por el Manas inferior; Buddhi se identifica
con Manas; Prâna queda absorbido en el Huevo áurico; y el cuerpo físico
permanece en conexión, aunque aparte de la vida real.
A. B.
Página 459
Página 191
Continuando el procedimiento a la inversa, por sustracción de 42,
veremos que el verde, o color del campo, es el primero para nuestro globo.
Página 192
, según la siguiente tabla:
–, 28, 56, 84, 112, 140, 168, 196, 224, 252, 280, 308, 336, 364, 392, 420,
448, 476, 504, 532, 560, 588, 616, 644, 672, 700.
Página 193
Análogamente podemos colocar una octava debajo de C’ y otra encima
de C”. Anotando estas tres octavas en línea, y multiplicando por siete,
tendremos una correspondencia casi exacta con nuestra tabla de vibraciones
del cuarto sentido.
H. C. [Dr. H. A. W. Coryn]
Página 194
Notas
Página 195
Sobre algunas enseñanzas orales
Los tres aires vitales
El Âkâsha puro circula por Sushumnâ: sus dos aspectos fluyen por Idâ y
Pingalâ. Éstos son los tres aires vitales, simbolizados por el cordón
brahmánico. Son regulados por la voluntad. La voluntad y el deseo son,
respectivamente, el aspecto superior e inferior de una misma cosa. De ahí la
importancia de que los canales sean puros; porque de lo contrario, los aires
vitales, vigorizados por la voluntad, producirán magia negra. Por esta razón se
prohíbe todo comercio sexual en la práctica del ocultismo.
El huevo áurico
El huevo áurico está constituido por curvas, análogas a las que forma la
arena puesta en un disco vibratorio. Todo átomo, como todo cuerpo, tiene su
huevo áurico cuyo mismo centro forman. Este huevo áurico, con apropiados
materiales atraídos para su constitución, es una defensa. El yogui de esta
suerte resguardado, no ha de temer el ataque de fiera alguna por feroz que sea,
pues no se le acerca siquiera. El huevo áurico del yogui rechaza todas las
influencias malignas. Ningún poder de la voluntad se manifiesta por medio
del huevo áurico.
Página 196
R. Es imposible responder a esta pregunta. El conocimiento es la última
palabra de la magia. Está relacionado con Kundalini, que tan fácilmente
puede conservar como destruir. El novicio ignorante puede matarse.
Según el grado del adepto, así podrá relacionar su huevo áurico con el de
su propio planeta o con el del Universo. Esta envoltura es el receptáculo de
todas las causas kármicas, y en ella quedan fotografiadas todas las cosas como
en una película sensible.
El niño tiene un huevo áurico muy pequeño, de color blanco casi puro. En
el momento de nacer, el huevo áurico está formado de Âkâsha poco menos
que puro, con más los Tanhâs que permanecen latentes o en potencia, hasta el
séptimo año de la vida.
Página 197
Las anteriores observaciones pueden aplicarse también al hipnotismo,
aunque por ser este último una fuerza psicofísica, resulta muy peligroso. Sin
embargo «un líquido excelente puede pasar por sucios conductos», como
sucede al valerse del hipnotismo para curar de su vicio a los alcohólicos y
fumadores de opio. El ocultista puede servirse del mesmerismo para la
extirpación de costumbres viciosas, si tal propósito es perfectamente puro;
porque en el plano superior la intención lo es todo, y la buena intención ha de
propender necesariamente al bien.
Los estados críticos se dejan fuera de cuenta. Son los Centros Laya o
eslabones perdidos de nuestra conciencia, y separan estos cuatro planos uno
de otro.
El morador
Página 198
El «Morador» se dirige, por atractiva afinidad, hacia el reencarnado Ego a
quien perteneciera en otra vida; pero como es incapaz de reintegrarse a él, se
aferra al kama de la nueva personalidad y se convierte así en el «Morador del
Umbral», vigorizando el elemento Kâmico y prestándole así una fuerza
peligrosa. Algunos enloquecen por esta causa.
La inteligencia
Karma
Página 199
que en la nueva encarnación del Ego propenden infaliblemente hacia él y
constituyen su karma. Hasta que se reúnen y se encauzan todos estos átomos
dispersos, no está la individualidad libre del renacimiento. El Manas Superior
es responsable del Rayo que emite. Si el Rayo no se mancha, no se engendra
mal karma.
El estado Turîya
Mahat
Cómo se ha de progresar
Página 200
Aum consta de dos vocales y una semivocal que debe ser prolongada. Así
como la Naturaleza tiene por tónica el fa, así cada hombre tiene su peculiar
tónica; porque el hombre está diferenciado de la Naturaleza. El cuerpo puede
compararse a un instrumento, y el Ego al tañedor. Empezamos por producir
efectos en nosotros mismos; y después, poco a poco, aprendemos a poner en
actividad los Tattvas y los Principios. Aprendemos sucesivamente notas,
acordes y melodías. Una vez que el estudiante domina todos los acordes,
puede empezar a colaborar con la Naturaleza en beneficio de los demás; y
mediante la experiencia adquirida de su propia naturaleza, y por el
conocimiento de los acordes, dará el que sea en beneficio de los demás, y así
será una tónica de resultados beneficiosos.
El temor y el odio
El triángulo
Página 201
R. El yogui solo puede representarse lo abstracto al llegar al estado de
Turîya, el cuarto de los siete grados del Râja Yoga. Antes de dicho estado, la
facultad perceptiva está condicionada, y por lo tanto, han de ofrecérsele en
forma los objetos de percepción, pues no puede representarse lo arrúpico o sin
forma. En el estado de Turîya percibe el yogui el Triángulo en sí mismo y en
sí lo siente. Antes del estado de Turîya es preciso representar simbólicamente
el Âtmâ–Buddhi–Manas. Para hacer posible el pensamiento, el símbolo no es
el mero Triángulo geométrico, sino la imaginada Tríada, de la cual podemos
hacer una representación de Manas, por indistinta que sea; mientras que de
Âtmâ no cabe formarnos imagen alguna. Hemos de intentar representarnos el
Triángulo en planos más y más elevados. Hemos de concebir a Manas
cobijado por Buddhi, e inmergido en Âtmâ. Solo es posible representarnos a
Manas, el Ego Superior; y podemos concebirlo como el augoeides, la radiante
figura descrita en Zanoni. Así lo puede ver un psíquico excelente.
La visión psíquica
Página 202
artificial ve cuanto hay en ella, pero que nada sigue viendo cuando la luz se
apaga. La visión espiritual ve por la luz interna, por la luz que escondida arde
en el fanal del cuerpo y permite ver clara e independientemente de todo lo
exterior. El psíquico ve alumbrado por una luz externa a él, y en
consecuencia, la visión queda coloreada por la naturaleza de dicha luz.
El triángulo y el cuaternario
P. ¿Por qué es violeta el color del Linga Sharira puesto en el vértice del
△ cuando el macrocosmos está simbolizado por △ y arroja así el amarillo
(Buddhi) en el Cuaternario inferior?
Página 203
El estado de Turîya se inicia en el cuarto sendero, y está representado en
el diagrama de la página 106, en el segundo Estudio.
Las nidânas
Manas
Página 204
R. Ciertamente hay catorce; pero vosotros queréis correr antes de saber
andar. Primero es preciso conocer tres, y después los cuarenta y nueve. Hay
tres Hijos de Agni, que se despliegan en siete, y éstos en cuarenta y nueve.
Pero no sabéis aún cómo se originan los tres. Aprended primero a producir el
«Fuego Sagrado», de que nos hablan los Purânas. Los cuarenta y nueva
fuegos son estados de Kundalini, y han de producirse en nosotros por el roce
de la Tríada. Aprended primero el septenario del cuerpo, y después el de cada
principio. Pero ante todo aprended la primera Tríada (los tres aires vitales).
La médula espinal
Página 205
Prâna
Antahkarana
R. Eso es todo.
Página 206
Miscelánea
Los nâdis
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P. ¿Tienen los Nâdis determinada relación con las vértebras? ¿Pueden
estar situados opuestamente a las vértebras o entre ellas? ¿Se les puede
señalar determinados lugares en la médula espinal? ¿Se corresponden con
las divisiones que los anatómicos establecen en la medula espinal?
Al sistema del gran simpático, llamado por los indos Vînâ de Shiva, se le
denomina también Vînâ de Kalî.
Página 208
P. Si es lícito estudiar el cuerpo y sus órganos, con sus correspondencias,
¿convendrá dar los principales perfiles de estas correspondencias, en
relación con los Nâdis y con el diagrama de los orificios?
R.
Los siete
Página 209
R. Así es. El cuerpo físico no es un principio, esotéricamente hablando,
porque está en el mismo plano que el Linga. Por lo tanto, el huevo áurico es el
séptimo. El cuerpo físico es más bien un Upâdhi o vehículo que un Principio.
La Tierra es el Upâdhi de la luz astral, y está tan íntimamente relacionada con
ella como el cuerpo físico con su Linga. La tierra es la subdivisión inferior del
plano físico, y la luz astral es la subdivisión superior. Sin embargo, la luz
astral terrestre no debe confundirse con la luz astral universal.
Un psicómetra acierta, por ejemplo, a qué mesa perteneció mil años atrás
un trozo de madera, porque cada átomo refleja el cuerpo entero de que formó
parte, como sucede con las mónadas de Leibnitz.
A las siete subdivisiones del plano físico, suceden las siete del plano
astral, su segundo principio. La materia desintegrada, superior subdivisión
material, es la privación de la idea de ella, el cuarto.
Página 210
Los sonidos
Los sentidos ocuparon distinto plano en cada Raza. Por ejemplo, la cuarta
tenía sentidos mucho más desarrollados que los nuestros, pero en otro plano,
y fue una Raza muy materializada. El sexto y séptimo sentidos se fundirán en
el sonido Âkâshico. «El sentido del tacto se relaciona con diversos grados de
materia, y de cuáles sean éstos depende el nombre que le damos».
Página 211
Prâna
R. No. Prâna engendra estas «vidas». Si, por ejemplo, sumergimos una
esponja en el océano, el agua que la esponja embebe puede compararse a
Prâna, y el agua del océano a Jîva. El principio motor de la vida es Prâna. Las
«vidas» se apartan de Prâna; pero Prâna no se aparta de las «vidas». Si sacáis
la esponja del agua y la escurrís, quedará seca o sin agua, es decir, sin Prâna,
sin vida. Todo principio es una diferenciación de Jîva, pero el movimiento
vital es Prâna o «el aliento de la vida». Kâma depende de Prâna, sin el cual no
habría Kâma. Prâna vitaliza los deseos y despierta a la vida los gérmenes
kâmicos.
Iniciados
La conciencia kósmica
Página 212
H. P. B. dijo que la conciencia kósmica, como todas las demás
conciencias, actúa en siete planos, de los cuales tres son inconcebibles y
cuatro están al alcance de los adeptos superiores. Los planos de la conciencia
kósmica aparecen bosquejados en el siguiente diagrama:
Manas–Ego
Astral
Prâkritico o Terrestre
Terrestre
Página 213
Su plano objetivo o sensorio es lo que es perceptible por los cinco
sentidos físicos.
1. Sensoria.
2. Instintiva.
3. Fisiológico–emocional
4. Pasional–emocional
5. Mental–emocional
6. Espiritual–emocional
7. X
Astral
Página 214
Respecto de la primera división del segundo plano, recordaba H. P. B. a
sus discípulos que habían de invertir todo cuanto vieran en él al transportarlo
al físico; por ejemplo, los números que pareciesen al revés. El plano Astral
Objetivo corresponde en todo con el plano Terrestre Objetivo.
Página 215
mentales, pero no espirituales. El clarividente hipnotizado puede alcanzar este
plano y aun el siguiente, si es bueno.
Del sexto plano proceden las más hermosas inspiraciones del arte, la
poesía y la música; los sueños de naturaleza elevada, las llamaradas del genio.
A este plano corresponden los vislumbres de pasadas encarnaciones, aunque
sin capacidad para puntualizarlas y localizarlas.
Página 216
[Todos los Planos Kósmicos debieran estar representados en este
diagrama del mismo tamaño que el del plano Prâkritico. Además, dentro del
círculo, todos los planos Prâkriticos hubieran debido ser del mismo tamaño
que el más inferior; pero dificultades de impresión han obligado a trazar así el
diagrama, pues ocuparía mucho espacio. —N. del E. de la Edición de 1897].
Página 217
Notas generales
Los dos planos descritos son los únicos a que alcanza el Hatha Yoga.
Fohat está por doquier. Se extiende como un hilo a través de todo, y tiene
siete divisiones propias.
Página 218
Los seis planos Kósmicos; y el huevo áurico como séptimo.
Página 219
Considerando esta figura como representativa de los humanos Principios y
planos de conciencia, tendremos que el 7, 6 y 5 representan, respectivamente,
a Shiva, Vishnu y Brahmâ, que es el inferior.
Página 220
Atributos, Mâyâvi–Rûpas, etc.[317]
Página 221
Entre el 5 y el 4 viene el Antahkarana. El ∆ representa el Christos, la
Víctima propiciatoria, crucificada entre los ladrones. Esta es la entidad
bifácea. Los vedantinos le dan veladamente la forma cuaternaria de:
Antahkarana, Chit, Buddhi y Manas.
La conciencia objetiva
La conciencia astral
Los idiotas están en este plano. La frase vulgar: «ha perdido la razón», es
una verdad oculta; porque cuando a causa de terror y otro motivo se paraliza
la mente inferior, está la conciencia en el plano astral. El estudio de la locura
dará mucha luz sobre estos puntos. El plano astral podría llamarse «plano de
los nervios», pues lo conocemos mediante «centros nerviosos» enteramente
ignorados por los fisiólogos; y así es posible que el clarividente lea con los
ojos vendados, con las yemas de los dedos, con el hueco del estómago, etc. El
sentido astral está sumamente desarrollado en los sordos y mudos.
Página 222
La conciencia kâma–prânica
La conciencia kâma–mânasica
La conciencia mânasica
La conciencia búddhica
MISCELÁNEA
Página 223
todo, y lo mismo propende a repetir mecánicamente las malas que las buenas
acciones. No siempre viene de la carne la tentación; en el noventa por ciento
de los casos, el Manas inferior, con sus imágenes, precipita a la carne en la
tentación.
Los Dhyân Chohans son espíritus puros, sin pasiones y sin mente. No
luchan ni han de sojuzgar las pasiones.
Los Dhyâns Chohans han de pasar por la escuela de la vida. Por esto se
dice: «Dios va a la escuela».
Página 224
El cuerpo astral se halla primero en la matriz. Después viene el germen
que lo fructifica, y entonces se reviste de materia, según lo fueron los Pitris.
La Luz Áurica rodea todos los cuerpos. Es el «aura» que de todos ellos
emana, sean animales, vegetales o minerales. Es la luz que se ve alrededor de
los imanes, por ejemplo.
En el primero.
Página 225
No se toman en cuenta los dos inferiores, que quedan fuera, se desintegran
y se los pasa por alto. Quedan cinco, bajo la radiación de Âtmâ.
En el segundo
Página 226
3. Ideación en actividad.
OBSERVACIONES
Soles y planetas
Página 227
La Luna
Hay plantas benéficas bajo la acción de los rayos del Sol, que son
maléficas bajo la de los de la Luna. Las hierbas ponzoñosas lo son mucho más
cuando se arrancan en noches de Luna.
El sistema solar
Página 228
Todos los planetas que sitúan los astrónomos en nuestro sistema solar
pertenecen a él, menos Neptuno. También existen algunos otros, con sus
lunas, que asimismo pertenecen a él; así como «todas las lunas que aún no son
visibles, para las cosas por venir».
El Tiempo
La Muerte
Página 229
Los Átomos
Los Términos
Los Lokas
Bhûr–loka.
Bhuvar–loka.
Svar–loka.
Mahar–loka.
Janar–loka.
Tapar–loka.
Satya–loka.
Brahmâ loka.
Pitri–loka.
Soma–loka.
Indra–loka.
Gandharva–loka.
Página 230
Râkshasa–loka.
Yaksha–loka.
Atala.
Vitala.
Sutala.
Talâtala (o Karatala).
Rasâtala.
Mahâtala.
Pâtâla.
Significa lugar del gusto; el lugar en que es posible sentir con uno
Rasâtala
de los órganos de la sensación.
Página 231
Significa exotéricamente gran lugar; pero, esotéricamente,
Mahâtala
significa el lugar que subjetivamente incluye a todos los demás, y
potencialmente a todos cuantos le preceden.
5 y 7 Bhûtas, o elementos.
Página 232
Explicación de los estados de conciencia
correspondientes a la clasificación
vedantina de los lokas
Página 233
astral del Mânasa–Manas, o puro rayo de Manas, es decir, el Manas Inferior
(como en los niños de muy corta edad), antes de su entremezcla con Kâma. A
dichas Jerarquías se les llama Devas Sparsha, o sea Devas dotados de tacto.
La primera Jerarquía de estos Devas tiene un sentido; la segunda, dos; la
tercera, tres; y así progresivamente hasta la séptima, que tiene siete. Sin
embargo, los sentidos que respectivamente les faltan, están en potencia. El
sentido del tacto a que nos hemos referido, es más bien afinidad o contacto.
Página 234
5. Shâbdico. Sentido del oído.
4. Spárshico. Sentido del tacto.
3. Rûpico. Estado de conciencia en que el ser se identifica con su forma
corporal.
2. Râsico. Sentido del gusto.
1. Gândhico. Sentido del olfato.
Tabla
5 + 5 Tanmâtras 2 subjetivos
5 + 5 Bhutas 2 subjetivos
5 + 5 Jnyânendryas 2 subjetivos
5 + 5 Karmendryas 2 subjetivos
20 + 20 8
20 + 20 + 8 + Mâyâ = 49
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Los Lokas
Lokas infernales
Lokas divinos
o terrestres
1. Pâtâla (nuestra
1. Bhûrloka (la Tierra).
Tierra).
2. Bhuvarloka (entre la Tierra y el Sol [Munis]). 2. Mahâtala.
3. Svarloka (entre el Sol y la estrella polar [Yoguis]). 3. Rasâtala.
4. Maharloka (entre la Tierra y el límite extremo del 4. Talâtala (o
sistema solar)[322]. Karatala).
5. Janarloka (más allá del sistema solar. La morada de los
5. Sutala.
Kumras, que no pertenecen a este plano).
6. Taparloka (todavía más allá de la región Mahátmica; la
6. Vitala
morada de las divinidades Vairâja).
7. Satyaloka (la morada de los Nirvânis). 7. Atala
Ahora bien; estos catorce lokas son planos de fuera adentro, los siete
divinos estados de conciencia por los que el hombre puede y debe pasar, tan
luego como se determina a recorrer los siete senderos y portales de Dhyâni.
Para ello no es preciso estar desencarnado, pues cabe alcanzarlos todos en la
Tierra, durante una o muchas encarnaciones.
Los cuatro lokas inferiores 1, 2, 3, 4, son rúpicos; esto es, que el hombre
personal los recorre conscientemente, y el hombre interno en plena compañía
de los más divinos elementos del Manas inferior. El hombre personal no
puede alcanzar los tres estados superiores, a menos que sea un completo
adepto. Un Hatha Yogui nunca pasará psíquicamente del Maharloka, ni
físicomentalmente del Talâtala (lugar doble o dual). Para llegar a ser Râja
Yogui, es preciso subir hasta el séptimo portal o Satyaloka que, según se nos
enseña, es el fruto del sacrificio (Yajna). Una vez trascendidos los estados
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Bhûr, Bhuvar y Svarga, cuando la conciencia del yogui está concentrada en
Maharloka, se halla en el último plano y estado, entre la completa
identificación del Manas inferior con el superior.
Los lokas y talas son reflejos uno de otro. Así también las Jerarquías de
cada loka tienen sus pares de opuestos, en los dos polos de la esfera. Estos
pares de opuestos están por doquiera: bien y mal, luz y tinieblas, masculino y
femenino.
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El azul es un color primario. El añil es color, no un matiz del azul, como
el violeta.
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Vitala es un estado a la par excelso e infernal. Ese estado, que para la
personalidad del mortal constituye una completa separación del ego, es para
un buddha una separación temporánea. Para el buddha es el Vitala un estado
kósmico.
Los brâhmanes y los buddhistas consideran los talas como infiernos; pero
en realidad esta palabra es simbólica; doquiera haya infelicidad, miseria e
infortunio, allí estará el infierno.
Los Elementales son reflejos en la luz astral. Todas las cosas de la Tierra
se reflejan en esta luz, por cuyo medio pueden obtenerse algunas veces
fotografías mediumnímicas producidas inconscientemente, al paso que los
adeptos pueden producirlas conscientemente por el poder de Kriyâshakti
mediante un procedimiento comparable al enfoque de los rayos solares en un
espejo ustorio.
Estado de conciencia
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R. La conciencia no puede estar plenamente en dos planos a la vez. Los
estados superior e inferior no son por completo incompatibles; pero el que
está en el superior se distraerá del inferior. A fin de acordarse del estado
superior cuando se regresa al inferior, es preciso elevar la memoria. El adepto
puede tener una conciencia aparentemente dual; pues cuando no quiere ver es
capaz de abstraerse, así como le es posible actuar en un plano superior, y sin
embargo, responder a las preguntas que se le dirijan, aunque en este caso
regresará momentáneamente al plano material para remontarse de nuevo al
superior. De esta facultad se vale en las condiciones adversas, como único
recurso.
El amor maternal
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El amor maternal es un instinto tan propio del ser humano como de los
animales, y a menudo más vigoroso en éstos. La continuidad del amor
maternal en los seres humanos, tiene por causa el espíritu de asociación, el
magnetismo o «voz» de la sangre, y la afinidad psíquica. Las familias están
constituidas a veces por seres que convivieron en anteriores existencias,
aunque con frecuencia no ocurre esta circunstancia. Las causas operantes son
muy complejas y han de equilibrarse. A veces, cuando ha de nacer un niño
con muy mal karma, se escogen padres de embotados sentimientos, quienes
también pueden morir antes de que se manifiesten los efectos kármicos. O
bien el sufrimiento por medio del niño, puede ser el karma propio de los
padres. El amor maternal como instinto, tiene su estado entre Rasâtala y
Talâtala.
Los Lipikas son los archiveros del karma humano, cuyos anales imprimen
en la luz astral.
La conciencia
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La plena conciencia del hombre es la autoconciencia, el conocimiento del
«yo actúo», del que dimanan las experiencias, mientras que el animal no tiene
conciencia de su propio Yo. El insigne filósofo Spencer diserta muy
razonadamente sobre la conciencia, pero esquiva las dificultades en vez de
vencerlas. Lo mismo le ocurre al filósofo Hume, cuando dice que en la
introspección ve tan solo sentimientos y no un «Yo», olvidando que sin un
«Yo», no le sería posible ver los sentimientos. El animal no es consciente del
sentimiento de «yo soy yo», pues si bien tiene instinto carece de
autoconciencia, que es un atributo de la mente y no del alma o ánima, de que
se deriva el mismo nombre de animal. La humanidad no tuvo autoconciencia
hasta el advenimiento de los Mânasaputras, o hijos de la mente, en la tercera
raza. La conciencia cerebral, es el campo iluminado por la luz del Ego, del
huevo áurico, del Manas superior. Las células de la pierna, por ejemplo, son
conscientes, pero esclavas de la idea; y así no son autoconscientes, porque no
engendran ideas, aunque cuando están cansadas pueden sugerir al cerebro una
sensación desagradable, y despertar la idea de la fatiga. El instinto es el estado
inferior de la conciencia. La conciencia del hombre pasa por las cuatro claves
de su conciencia septenaria; hay siete escalas de conciencia en su conciencia,
sin menoscabo de su unidad sintética. Los estados de conciencia alcanzan
millones de millones de matices, en tanto número como hay hojas en los
árboles; y así como no hay dos hojas iguales, tampoco puede haber igualdad
en dos estados de conciencia. Jamás se repite exactamente un mismo estado
de conciencia.
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actualizado en el hombre. Las teorías occidentales sobre el particular adolecen
de muchos errores, prejuiciosamente aceptados como verdades.
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conciencia si estamos atentos al caso; pero si cualquier ruido nos distrae,
entonces transcurrirá una fracción de segundo antes de que llegue a la
conciencia. El ocultista debe ejercitarse en recibir y transmitir,
simultáneamente, todas las impresiones en las siete escalas de su conciencia.
Cuanto más progresa, más reduce los intervalos de tiempo físico.
5. Autopercepción
Discernimiento Manásico del Manas inferior.
Manásica:
6. Percepción de la Percepción volitiva, la apreciación voluntaria de
voluntad: una idea; la estima o desdén del dolor físico.
7. Apercepción espiritual, Porque alcanza al Manas superior y
enteramente consciente: autoconsciente[323].
Estas escalas se pueden manifestar en cualquier plano. Por ejemplo, una mala
noticia pasa por las cuatro escalas inferiores, antes de llegar al corazón.
Página 244
Considerando la mala noticia en su modalidad de sonido, tendremos:
1. Hiere el oído.
2. El oído la percibe automáticamente.
3. Percepción psíquica o mental, que la lleva a la
4. Percepción vital (dura, suave; fuerte, débil, etc.).
El ego
Una de las mejores pruebas de la existencia del Ego, del verdadero campo
de conciencia, es que jamás, como hemos dicho, se reproduce exactamente el
mismo estado de conciencia aunque la vida dure cien años y pase el ego por
millares de millones de tales estados. En un día de actividad son tantos los
estados y subestados de conciencia, que no fuera posible hallar células
bastantes para todos ellos. Esto facilitará la comprensión del porqué algunos
estados mentales y algunas cosas abstractas acompañan al ego en el
Devachan, y por qué otros se disipan en el espacio. Todo cuanto vibra en
armonía con el ego, como por ejemplo, una buena acción, tiene afinidad con
él y le acompaña al Devachan, formando parte integrante de la biografía de la
personalidad que se está desintegrando. Los sentimientos elevados recorren
las siete escalas y alcanzan al ego; y la mente pone en vibración las células
mentales. Podemos analizar y describir la operación de la conciencia; pero no
definir la conciencia sin suponer un sujeto consciente.
Bhûrloka
La glándula pineal
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no percibirse. Durante el proceso del pensamiento que se manifiesta en la
conciencia, vibra constantemente la luz de esta aura; y si un clarividente mira
con el ojo espiritual el cerebro de un hombre vivo, puede casi contar las siete
escalas, los siete matices de luz que pasan del tono más oscuro al más
brillante. Si os tocáis la mano, antes del toque vibra ya el aura de la glándula
pineal, con su correspondiente matiz. Esta aura determina el desgaste y
destrucción del órgano, por las vibraciones que establece. El cerebro puesto
en vibración transmite las vibraciones a la médula espinal, y así al resto del
cuerpo. Tanto la felicidad como la desgracia, establecen violentas vibraciones
que desgastan el cuerpo. Así es como las vibraciones muy potentes de alegría
o tristeza, pueden ocasionar la muerte.
El corazón
El astral y el ego
La individualidad
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de agua conserva su individualidad aunque caiga en el océano, porque como
gota que fue tiene vida propia, como la vida de un hombre, y no puede
aniquilarse. Un grupo de hombres reunidos para estudiar en común el
Ocultismo, tendría en la luz astral mayor permanencia y cohesión que
cualquier otro grupo de personas. Cuanto más elevada y espiritual sea la
afinidad, más permanente será la cohesión.
El manas inferior
El kâma
El carácter individual
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Principios, se une a la Mente Universal[324] para esperar allí kármicamente el
día de la reencarnación del Ego[325]. Porque toda entidad, por elevada que esté
debe tener en la tierra sus kármicos premios y castigos. Las impresiones
espirituales quedan más o menos grabadas en el cerebro, pues de otro modo
no sería responsable el Ego inferior. Hay, sin embargo, algunas impresiones
que no son de nuestras experiencias anteriores, y las recibe el cerebro. El
cerebro del adepto está preparado para retener estas impresiones.
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en su ciclo de renacimientos, reconoce con mayor advertencia por efecto del
sufrimiento, la responsabilidad que, finalmente, le lleva a la conciencia
propia, la de todos los Egos del universo. Ser Absoluto, para tener idea o
sensación de todo, ha de pasar individual y no universalmente, por todas las
experiencias; a fin de que al reintegrarse, vuelva con la misma omnisciencia
de la Mente universal, más el recuerdo de todo cuanto pasó.
El día de «Sed con nosotros», ha de recordar el Ego todos los ciclos de sus
pasadas reencarnaciones manvantaricas. Entonces, al ponerse el Ego en
contacto con la Tierra, los siete Principios se resumen en uno y ve cuanto en
la Tierra hizo. Ve la corriente de sus pasadas encarnaciones, iluminada por
una divina luz. Ve la humanidad en conjunto; pero todavía perdura el
sentimiento de individualidad, un algo que es siempre «yo».
El kâma rûpa
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proceden de la materia del pasado. La sangre es el Kâma Rûpa.
El corazón
En el corazón hay siete cerebros, que son los Upâdhis y símbolos de las
siete Jerarquías.
Los fuegos
La percepción
Imaginad algo que exceda a nuestras fuerzas mentales, como por ejemplo
la naturaleza de los Dhyân Chohans. Dejad entonces pasivo el cerebro y pasad
más allá. Veréis una luz blanca, radiante, de brillo argentino y opalescente a
manera de nácar, por la que cruzan coloreadas y cambiantes ondas, desde el
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violeta pálido hasta el añil de brillo metálico, pasando por matices de verde–
bronce. Si veis esto, prueba será de que os halláis en otro plano, al cual
habréis llegado por medio de siete etapas.
La conciencia
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importante y el rey de los órganos del cuerpo, hasta el punto de que el
corazón de los decapitados sigue latiendo hasta treinta minutos después de
separada la cabeza del tronco, y continúa palpitando durante algunas horas si
el cuerpo se envuelve en algodón en rama y se coloca en un paraje de
temperatura elevada. Hay en el corazón un punto, centro de la vida, que es
último en cesar de latir. Este punto central se denomina Sede de Brahmâ y es
el primer centro vital que funciona en el feto, y el último que muere en el
organismo. A veces han sido enterrados algunos yoguis que se hallaban en
estado cataléptico, y aunque todo el cuerpo era cadáver, subsistía la vida en
este punto, por lo que es posible resucitarlo mientras viva este último centro
del corazón, que contiene en potencia la mente, la vida, la energía y la
voluntad. Durante la vida irradia este centro irisados colores de matiz
luminoso opalescente. El corazón es el centro de la conciencia espiritual,
como el cerebro lo es de la intelectual; pero la persona no puede guiar a esta
conciencia ni dirigir su energía, mientras no esté a tono con los elevados
principios Buddhi–Manas. Hasta entonces la conciencia guía a la persona, si
ésta se deja guiar. De aquí los aguijones del remordimiento y los escrúpulos
de conciencia, que vienen del corazón y no de la cabeza. En el corazón reside
el Dios único manifestado, que, con los otros dos invisibles forman la tríada
Âtmâ–Buddhi–Manas.
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impulsos Kâmicos. La crucifixión del Christos representa el sacrificio del
Manas superior, del unigénito Hijo enviado por el Padre a cargar con nuestros
pecados. El mito de Cristo procede de los misterios. La vida de Cristo es tan
semejante, por la misma causa a la de Apolonio de Tyana, que los Padres de
la Iglesia suprimieron la de este último, para que las gentes no advirtieran su
gran analogía con la del primero.
Página 253
La percepción clarividente es la conciencia del tacto; y así cabe leer
escritos y psicometrizar objetos, con la boca del estómago. Cada sentido tiene
su conciencia peculiar, y por medio de cada sentido podemos tener
conciencia. Puede haber conciencia en el plano de la visión, aunque esté
paralizado el cerebro. Los ojos de una persona, cuyo cerebro se paralice,
expresarán terror. Lo mismo ocurre con el oído. Los ciegos, sordos y mudos
en el plano físico, no están desprovistos de los complementos psíquicos de la
vista, oído y habla.
Voluntad y deseo
La conversión
Los orígenes
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En Parabrahman, que es el movimiento eterno, absoluto e
inconcebiblemente rápido que no es nada y lo es todo, emana una película: es
la Energía o Eros, que se transforma en Mûlaprakriti, o sustancia primordial,
que aún es Energía. Esta Energía, merced a su incesante e inconcebible
movimiento, se transforma a su vez en átomo o, mejor dicho, en «el germen
del átomo», que está en el tercer plano del Universo.
Nuestro Manas es un Rayo del Alma del mundo, que se retira durante el
Pralaya. «Es tal vez el Manas inferior del Parabrahman», es decir, del
Parabrahman del universo manifestado. La primera película es la energía o el
movimiento en el plano manifestado. Âlaya es el tercer Logos, Mahâ–Buddhi,
Mahat. Siempre empezamos en el tercer plano; más allá todo es inconcebible.
Âtmâ se enfoca en Buddhi, pero solo encarna en Manas, siendo éstos el
cuerpo, alma y espíritu del Universo.
Los sueños
En los sueños podemos adquirir experiencias, así malas como buenas. Por
lo tanto, debemos educarnos y adiestrarnos para despertar enseguida que
notemos la tendencia a hacer mal.
Las nidânas
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Las nidânas tienen un doble significado, a saber:
1. Las doce causas de existencia senciente, mediante los doce lazos entre
la Naturaleza subjetiva y la objetiva.
2. Un encadenamiento de causas y efectos.
Cada causa produce un efecto, que a su vez se convierte en causa. Toda causa
tiene como base o Upâdhi, la subdivisión de una de las nidânas, y también un
efecto o consecuencia.
Tanto las causas como los efectos, pertenecen a una u otra nidâna, y cada
una de éstas tiene tres, diecisiete, dieciocho y veintiuna subdivisiones.
Las doce nidânas son:
1. Jarâmarana.
2. Jâti.
3. Bhava.
4. Upâdâna.
5. Trishnâ.
6. Vedanâ.
7. Sparsha.
8. Chadayâtana.
9. Nâmarûpa.
10. Viñâna.
11. Samskâra.
12. Avidyâ[327].
En esto se basan los cinco Skandhas, que son sus efectos o resultados. Por
otra parte, dicha causa se basa a su vez en los cinco Skandhas. Hay
mutualidad en ambas cosas, pues una produce la otra.
Página 256
2. Por huevos, como las aves.
3. Por gérmenes líquidos o etéreos, como en el polen de las flores, la
freza de peces e insectos, etc.
4. Por Anupâdaka, como los Nirmânakâyas, dioses, etc.
Exotéricamente.
Devas.
Hombres
Asuras
Hombres en el infierno
Pretas[328]
Animales.
Esotéricamente.
Dioses mayores.
Devas o Pitris (de toda clase).
Nirmânakâyas.
Bodhisattvas.
Hombres en Myalba.
Entidades Kâma–Rûpicas[329]
Elementales (Entidades subjetivas).
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nidânicos.
Los skandhas
Página 258
peligrosos tanto para nosotros como para los demás. Por esto es tan peligroso
ejercer una influencia sobre otras personas. Los elementales que nos
sobreviven después de la muerte, son los que, por decirlo así, se inoculan en
otras personas; y el resto queda latente hasta que volvemos a la Tierra, y
resucitan en nuestra nueva personalidad. «Por esto, —decía H. P. B.—: Si a
consecuencia de mis enseñanzas se resolviera alguien a cometer acciones
delictuosas, sobre mí habría de recaer todo el karma, pues se habría pecado
por mí. Calvino, por ejemplo, cargó sobre él las consecuencias de sus nocivas
enseñanzas, aunque las diera con buenas intenciones. Lo peor que **** hace
es detener el progreso de la verdad. Aun el mismo Buddha se equivocó al
enseñar a las gentes doctrinas para cuya comprensión no estaban preparadas;
y esto engendró nidânas».
Página 259
la espada contra un espectro, no es el astral de la espada, sino la espada
misma la que hiere. Solo los instrumentos punzantes, pueden penetrar en la
materia astral, mas no así los contundentes. Por ejemplo, dentro del agua no
sentiremos el daño de un golpe, pero sí un corte.
El fuego
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En la más grosera modalidad de su esencia, es el fuego la primera forma,
y refleja las formas inferiores de los primeros seres objetivos del universo.
Los Elementales del Fuego son los primeros pensamientos caóticos divinos.
En la tierra ellos toman forma de salamandras o elementales inferiores del
fuego, que revolotean en las llamas. En el aire hay millones de seres vivos y
conscientes que se apoderan de nuestros emitidos pensamientos, también allí
existentes. Los Elementales del Fuego están relacionados con el sentido de la
vista, y absorben a los elementales de los demás sentidos. Así es que con solo
el sentido de la vista podemos oír, oler y gustar, puesto que todos los sentidos
se sintetizan en el de la vista.
Página 261
Insinuaciones sobre el porvenir
Según transcurra el tiempo, habrá más y más éter en el aire; y cuando por
completo lo llene, nacerán los niños sin necesidad de padres. En el Estado
norteamericano de Virginia hay una especial variedad de manzano, que
fructifica a pesar de no tener flores ni semillas. Esta suerte de generación se
extenderá primero a los animales, y después a los hombres. Las mujeres darán
a luz sin previa fecundación, y en la Séptima Ronda habrá hombres capaces
de reproducirse por sí mismos. En la Séptima Raza de la Cuarta Ronda, los
seres humanos mudarán la piel todos los años y renovarán las uñas de manos
y pies. Las gentes serán por de pronto más psíquicas, y después espirituales.
Por último, en la Séptima Ronda nacerán buddhas sin mácula. La Cuarta
Ronda es la más larga del Kali Yuga, siguiéndola la Quinta y la Sexta, y la
Séptima será muy corta.
Los egos
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Al reencarnar el Ego superior emite un Rayo, el Ego inferior, y sus
energías divergen hacia arriba y hacia abajo. Las propensiones ascensionales
se convierten en experiencias Devachanicas, y las inferiores son Kâmicas. El
Manas superior es, respecto de Buddhi, lo que el Manas inferior respecto del
superior.
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El Ego superior solo puede manifestarse por sus atributos.
A veces alcanza el Mâyâvi Rûpa tan vigorosa vitalidad, que pasa a otro
plano y anima a seres de ese plano.
Las gentes que miman y acarician a los animales domésticos, les infunden
alma hasta cierto punto y les apresuran la evolución; pero, en cambio, tales
gentes absorben la vitalidad y magnetismo de los animales. Por lo tanto, es
contra Naturaleza, y resulta nocivo en último resultado, apresurar de este
modo la evolución animal.
La evolución monádica
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Los Kumâras no dirigen la evolución de los Pitris Lunares. Para mejor
comprender esta verdad, podemos comparar la sangre con el Principio
universal de la Vida, y los glóbulos con las mónadas. Así como hay diversas
clases de glóbulos, hay también diversas clases de mónadas y varios reinos
naturales, cuya distinción no dimana de que la esencia monádica sea distinta,
sino del respectivo ambiente que a cada grupo y reino rodea. El Chhâyâ es la
semilla perpetua; y así es que no iba desencaminado Wessmann al establecer
su teoría sobre el germen hereditario.
Hasta los siete años de la vida terrena, los atávicos gérmenes astrales
modelan el cuerpo físico. Desde los siete años en adelante, el cuerpo físico
modela el cuerpo astral.
El cuerpo astral
El germen o esencia de la vida del cuerpo etéreo está en el bazo. Por esto
se ha dicho: «El Chhâyâ está replegado en el bazo». De aquí se forma el
cuerpo etéreo, que al principio es una ondulante neblina rotatoria como humo,
que va tomando forma, según crece, pero que no se proyecta, átomo por
Página 265
átomo, del cuerpo físico, pues esta última forma es intermolecular y es el
Kâma Rûpa. Después de la muerte, todas las moléculas y células exhalan su
esencia de la cual se forma el astral del Kâma Rûpa; pero este otro astral no se
exterioriza jamás durante la vida.
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perniciosos, pueden comunicarse en circunstancias propicias, pero hay que
atraerlos.
Página 267
FIN DEL TOMO SEXTO Y FIN DE LA DOCTRINA SECRETA
No Hay Religión Más Elevada Que La Verdad
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HELENA PETROVNA BLAVATSKY Nació en 1831 en lo que actualmente
es Ucrania, hija de un coronel alemán asignado al Imperio ruso y una madre
novelista aristócrata rusa. Desde niña manifestó poderes psíquicos y a los 20
años se encontró con su Maestro Morya en Londres, a quien había percibido
numerosas veces antes (a nivel astral) pero no sabía quién era.
Fue la emisaria de los Maestros Kuthumí y Morya quienes la instruyeron y
prepararon para que llevara a cabo el resurgimiento moderno del Movimiento
Teosófico.
Fue una de las fundadoras de la Sociedad Teosófica y contribuyó a la difusión
de la teosofía. Sus libros más importantes son «Isis sin velo» y «La Doctrina
Secreta», escritos en 1875 y 1888.
Blavatsky viajó por todo el mundo en búsqueda de conocimientos y
desarrollos ocultos. Sumando alrededor de siete años, su estancia en varios
Ashrams pertenecientes a la Logia de su Maestro y preparándola para su
misión, hasta que finalmente en 1873 fue enviada de Paris a Nueva York con
el objetivo de fundar la Sociedad Teosófica.
En septiembre de 1875, Blavatsky publicó su primera gran obra, «Isis sin
velo», un libro que trata de la historia y del desarrollo de las ciencias ocultas,
la naturaleza y el origen de la magia, las raíces del cristianismo y, según la
Página 269
perspectiva de la autora, los fallos de la teología cristiana y los errores
establecidos en aquel entonces por la ciencia oficial.
En octubre de 1879 se inició la publicación del primer número de la revista de
teosofía, que fue llamada «The Theosophist» (la cual todavía se publica),
siendo Blavatsky la editora responsable. La Sociedad Teosófica creció
rápidamente, teniendo como miembros a personas de gran importancia.
En Wurzburgo, (Alemania), comenzó a escribir «La Doctrina Secreta», que
fue su obra maestra. En mayo de 1887, aceptando la invitación de teósofos de
Inglaterra, se trasladó a Londres. La cual finalizó y publicó en 1888,
simultáneamente en Londres y Nueva York. Sus ayudantes en la transcripción
y la edición de los manuscritos habían sido Bertram Keightley y Archibald
Keightley.
Murió en Londres, el 8 de mayo de 1891.
Página 270
Notas
Página 271
[1]Muchos errores han dimanado de confundir y no expresar debidamente los
planos de existencia. Así, por ejemplo, se han confundido con el nirvâna
buddhista ciertos estados espirituales. El nirvâna buddhista es totalmente
distinto del samâdhi y de la teofanía alcanzados por los adeptos menores.
Después de la muerte física difieren muchísimo los estados espirituales que
alcanzan los adeptos. <<
Página 272
[2]Estas enseñanzas son el único punto posible de conciliación entre los dos
polos opuestos de la religión y la ciencia, que una con sus dogmas cerrados y
otra con sus vanas hipótesis, abonan la cizaña del error. Nunca se
armonizarán, porque están en continua discordia; pero esto no les impide
unirse contra la filosofía esotérica, que durante dos mil años ha debido luchar
contra presuntuosas infabilidades, y ve ahora cómo el materialismo de la
moderna ciencia arremete contra sus verdades. <<
Página 273
[3] De aquí arrancan, tal vez, algunas ideas gnósticas. Cerinto enseñaba que
habiendo caído Jehovah de su primitiva virtud y dignidad permitió el
Supremo que uno de sus gloriosos eones, llamado el «Ungido» (Christo),
encarnara en el hombre Jesús, Basílides negaba la realidad del cuerpo de
Jesús, diciendo que era «ilusorio», y que los tormentos de la pasión y de la
cruz no los sufrió Jesús, sino el Cirineo. Todas estas enseñanzas son eco de
las doctrinas orientales. <<
Página 274
[4] Bhagavad–Gîtâ, por A. Besant. —Estancia IV, 5 a 9, edición española. <<
Página 275
[5]El verdadero adepto iniciado no pierde jamás esta condición, por muchas
veces que reencarne en nuestro ilusorio mundo. La fuerza determinante de
esta serie de encarnaciones voluntarias no es Karma, como generalmente se
supone, sino otra fuerza todavía más inescrutable. Durante sus vidas terrenas
no pierde el adepto su calidad de tal, aunque tampoco pueda elevarse,
entretanto, a superior estado de evolución. <<
Página 276
[6]Desde el Brahmâ Loka o séptimo mundo, más allá del cual todo es arûpico
y puramente espiritual, hasta el ínfimo mundo de las formas microscópicas,
existe un perpetuo renacimiento de la vida. Algunos seres humanos llegan a
estados o esferas desde las cuales solo es posible volver en un nuevo Kalpa o
día de Brahmâ; pero hay otros estados o esferas desde los cuales solo cabe
volver después de cien años de Brahmâ (Mahâ–Kalpa o período de
311 040 000 000 000 de años). El Nirvâna se dice que es un estado del que no
se vuelve. Sin embargo, se afirma que en casos excepcionales puede haber
encarnaciones procedentes del nirvâna; pero tales encarnaciones son tan
ilusorias como todas las cosas del plano físico, como se verá. <<
Página 277
[7] Llamados algunas veces, aunque impropiamente Mâyâvi Rûpa. <<
Página 278
[8]La desaparición del vehículo de egoencia en el adepto completamente
evolucionado, que se supone alcanza en la tierra el estado de nirvâni años
antes de su muerte, ha determinado una de las leyes de Manu, sancionada por
milenios de autoridad brahmánica, según la cual el paramâtma, o adepto
completamente evolucionado, no contrae responsabilidad alguna en cuanto
pueda hacer, (véase el último capítulo de las Leyes de Manu). En efecto, el
yogui puede quebrantar impunemente la ley de castas, que es la más
despótica, rigurosa y tiránica de cuantas rigen en la India. Esto dará la clave
de nuestras afirmaciones. <<
Página 279
[9]H. P. B. emplea con muy poco rigor la palabra «adepto», como si con ella
quisiera expresar únicamente la posesión de un especial conocimiento de
cualquier clase. Aquí parece indicar primero un discípulo no iniciado, y
después un iniciado. (Nota del editor de la edición de 1897). <<
Página 280
[10]Cerca de cincuenta años antes del nacimiento de Copérnico, escribía el
cardenal de Cusa: «Aunque el mundo pueda no ser absolutamente infinito, no
cabe representárnoslo como finito, pues la razón humana es incapaz de
señalarle límite… Porque de la misma manera que nuestra tierra puede no
estar en el centro del Universo como generalmente se cree, también puede no
estarlo la esfera de las estrellas fijas… Así es que este mundo es como una
grandiosa máquina cuyo centro [la Deidad] estuviese en todas partes y la
circunferencia en ninguna (machina mundi quasi habens ubique centrum et
nullibi circumferentiam)… De aquí que si la tierra no está en el centro, ha de
estar, por lo tanto, dotada de movimiento… y aunque es mucho más pequeña
que el Sol, no por ello es lícito suponerla de peor condición… No es posible
ver si sus habitantes son superiores a los que moran cerca del Sol o en otros
astros, puesto que el espacio sidéreo no puede estar inhabitado… La tierra, no
obstante ser uno de los globos más pequeños, es cuna de seres inteligentes,
nobles y perfectos».
Preciso es convenir con el biógrafo del cardenal de Cusa, que causaría
verdadera admiración tal suma de conocimientos previos en un escritor del
siglo XV, sino se les diera por base la verdad oculta; así es que se maravilla
dicho biógrafo ante tal perspicacia, y se la atribuye a Dios que se revelara
particularmente a este hombre de incomparable erudición en las ciencias
filosóficas, a quien dice se le comunicaron ciertos misterios teológicos que
durante siglos habían permanecido velados a la mente humana.
Moreri pregunta: «Pascal pudo leer las obras del cardenal de Cusa; pero ¿de
quién tomaría éste sus ideas?». A esto cabe responder que, dejando aparte la
posibilidad de sus reencarnaciones, bien pudiera haberlas tomado de las obras
de Hermes y de Pitágoras. <<
Página 281
[11]Este es el secreto significado de la jerarquía de prajâpatis o rishis. Primero
se mencionan siete, luego diez, después veintiuno y así sucesivamente. Son
los «Dioses» y creadores de los hombres, los «Hijos de la Mente» de Brahmâ,
los «Señores de los Seres», que en su descenso a la materia llegan a ser héroes
morales, y con frecuencia se los representa como de un carácter muy
pecaminoso. El mismo significado tienen la mística escala de Jacob y la
historia de los patriarcas bíblicos con su genealogía y sus descendientes, que
se reparten la tierra entre ellos. <<
Página 282
[12]El de las «Siete Virtudes» es el que, sin los beneficios de la iniciación,
llega a ser tan puro como un adepto, por su propio mérito. A causa de su
santidad, en la inmediata encarnación sirve su cuerpo de morada a su
«Vigilante» o Ángel de la Guarda, como los cristianos dirían. <<
Página 283
[13] Título de los más elevados, Dhyân Chohans. <<
Página 284
[14] Obra citada, II, 367 (edición inglesa). <<
Página 285
[15]«Después de la muerte sigue el alma en el cuerpo aéreo (astral) hasta que
se purifica de todas sus aviesas y sensuales pasiones. Entonces sobreviene una
segunda muerte (cuando el alma entra en el Devachan) y el cuerpo aéreo
fallece como antes falleció el cuerpo terrestre. Por lo cual dijeron los antiguos
que “el alma está constantemente unida a un cuerpo celeste, inmortal,
luminoso y semejante a las estrellas”». Natural parece, por lo tanto, que el
cuerpo astral de un adepto no sufra segunda muerte, puesto que antes de
separarse del cuerpo físico quedó limpio de toda mancha. El adepto superior
es «Hijo de la Resurrección», igual a los ángeles, e inmortal. (Véase el
Evangelio de San Lucas, XX, 36). <<
Página 286
[16] Esto es, renazca yo a nuevas miserias. <<
Página 287
[17] San Juan XXI, 21–22. <<
Página 288
[18]Véase el extracto, publicado en The Theosophist (Nov. 1881, pág. 38 y
Dic. pág. 75) de una hermosa novela de Dostoievsky, extracto titulado El
Gran Inquisidor. Es una maravilla de ficción en la que se supone la vuelta de
Cristo a España, durante el período álgido de la Inquisición, cuyo jefe
supremo o Gran Inquisidor lo encarcela y sentencia a muerte, temeroso de que
acabe con la obra salida de manos jesuíticas. <<
Página 289
[19]El «Gran Maestro» no significa aquí Su Ego Buddhico, sino el principio
que servía de vehículo a su personalidad. <<
Página 290
[20] Five Years of Theosophy, nueva edición inglesa, pág. 3. <<
Página 291
[21] Obra citada, pág. 183. —(Octava edición inglesa). <<
Página 292
[22] Inútil sería aducir argumentos sacados de obras exotéricas contra las
afirmaciones que en ésta tienden a exponer, aunque superficialmente, las
enseñanzas esotéricas solas. A causa de estar imbuidos en las doctrinas
exotéricas, dicen el obispo Bigandet y otros autores, que la idea de un
supremo y eterno Âdi–Buddha solo se encuentra en obras de fecha
relativamente moderna. Lo que aquí exponemos está tomado de la parte
secreta del Dus Kyi Khorlo, (en sánscrito Kâla Chakra, que significa Rueda
del Tiempo o de la duración). <<
Página 293
[23]Estos tres cuerpos son: 1.º El nirmânakâya, (llamado Pru–lpai–Ku por los
tibetanos), en el cual se aparece el bodhisattva para enseñar a los hombres,
después de entrar en el sendero nirvánico por los seis pâramitâs; 2.º El
sambhogakâya (Dzog–pai–ku) el cuerpo de bienaventuranza impasible a toda
sensación física, del que se reviste quien ha cumplido las tres condiciones de
perfección moral; y 3.º El dharma–kâya (Chos–Ku en tibetano) que es el
nirvánico. <<
Página 294
[24] Five Years of Theosophy, artículo «Personal and Impersonal God»,
pág. 129. <<
Página 295
[25]
Así lo cree la autora de esta obra; pero libres son los lectores de creerlo o
negarlo. <<
Página 296
[26] Adhishtâtha significa el agente operante en prakriti o la materia. <<
Página 297
[27]Vedânta–Sutras, Ad. I, Pada IV, SI. 23. Comentario. En los Sacred Books
of the East, tomo XXXIV, pág. 286, traduce Thibaut como sigue el citado
pasaje: «El Yo es, por lo tanto, la causa operante, pues no hay otro principio
director. También es el Yo la causa material, porque no hay otra substancia de
la que pueda dimanar el mundo». <<
Página 298
[28]En Five Years of Theosophy, artículo titulado «Shâkya Muni’s Place in
History», pág. 234, nota, se afirma que estando un día el Señor en la cueva de
Sattapanni, comparó al hombre con la planta de siete hojas o saptaparna. Al
efecto dijo: «Mendicantes: hay siete Buddhas en cada Buddha, y seis
Bhikshus, pero solo un Buddha en cada mendicante. ¿Cuáles son los siete?
Las siete ramas del completo conocimiento. ¿Cuáles son los seis? Los seis
órganos de los sentidos. ¿Cuáles son los cinco? Los cinco elementos del ser
ilusorio».
¿Y cuál es el Uno que también es diez? «Es un verdadero Buddha que
desenvuelve en él las diez formas de santidad y las somete todas a lo Uno».
Esto significa que cada principio de Buddha era el supremo que podía
desarrollarse en la tierra; mientras que en el caso de cualquier otro hombre
que alcanza el nirvâna, no ocurre necesariamente lo mismo. Aun como simple
mortal o mânushya, fue Gautama Buddha un modelo para todos los hombres.
Pero sus arhats no lo eran. <<
Página 299
[29] es Nebo, el dios de la Sabiduría. <<
Página 300
[30] Véase Isis sin Velo, II, 132 (edición inglesa). <<
Página 301
[31] Las enseñanzas esotéricas dicen que vivió cien años. <<
Página 302
[32] «Antes de llegar al estado de Buddha es preciso pasar por el de
Bodhisattva; y antes de llegar al Bodhisattva se ha de ser Dhyâni–Buddha…
Un Bodhisattva es el camino para llegar al Padre, y del Padre a la única y
suprema Esencia». Así lo explica el tratado sobre el Descenso de los Buddhas
de Âryâsanga, pág. 17; y las palabras del evangelista San Juan (XIV, 6), que
dicen: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie puede llegar al Padre
sino por mí». El «camino» no es la «meta». En ningún pasaje del Nuevo
Testamento se llama Jesús a sí mismo Dios, sino tan solo «Hijo de Dios», el
hijo de un «Padre» sintéticamente común a todos. San Pablo no dijo: «Dios se
manifestó en la carne», sino «El que se manifestó en la carne». (I, Ep. a
Timoteo, III, 16). La masa general de los buddhistas y especialmente los
birmanos, consideran a Jesús como una encarnación de Devadatta, un pariente
que se opuso a las enseñanzas de Buddha; mientras que los estudiantes de
filosofía esotérica ven en el sabio nazareno un Bodhisattva animado del
espíritu de Buddha mismo. <<
Página 303
[33] I, Corintios, XV, 36. <<
Página 304
[34] Obra citada, Mandala X, himno 90. <<
Página 305
[35] Literalmente: «el que sigue la senda de sus predecesores». <<
Página 306
[36]Schmidt, en el Slanong Seetsen, pág. 471, y Schlagintweit, en el Buddhism
in Tibet, pág. 53, consideran estos preciosos dones literalmente y los llaman:
«La rueda; la piedra preciosa; la real consorte; el mejor tesoro; el mejor
caballo; el elefante; el mejor guía. —Después de esto, no cabe maravillarse de
que—, además de un Dhyâni–Buddhi y un Dhyâni–Bodhisattva», se provea
cada Buddha humano de una compañera llamada Shakti, que en verdad solo
es el poder del alma, la energía psíquica tanto del Dios como del Adepto. La
«real consorte» tercero de los preciosos dones indujo a los orientalistas a caer
en este error palpable, muy probablemente. <<
Página 307
[37] Religiosa meditación abstracta o zhine–lhagthong de los tibetanos. <<
Página 308
[38] Un bodhisattva puede alcanzar el nirvâna en vida (como le ocurrió a
Gautama) quedando después de la muerte en pleno albedrío de reencarnarse
en beneficio de la humanidad, a la que puede instruir de varios modos, desde
las regiones Devachanicas situadas en la esfera de atracción de la tierra. Pero
el que alcanza el paranirvâna o «nirvâna sin residuos», esto es, la suprema
condición Dharmakâya completamente extraña a todo lo terreno, transpone el
ciclo de nacimientos, y en consecuencia, no vuelve a encarnar hasta el
comienzo de un nuevo manvantara. <<
Página 309
[39]Tulpa [¿T’ul–Ku?] es la voluntaria encarnación de un adepto en un cuerpo
viviente, sea de un recién nacido, de un impúber o de un adulto. <<
Página 310
[40] Ku–Sum es la triple modalidad del estado nirvânico y su respectiva
duración en el «ciclo del No–Ser». La palabra septenario se refiere aquí a las
siete rondas de nuestro sistema septenario. <<
Página 311
[41] Éxodo, XXXIII, 14. <<
Página 312
[42] Isaías, LXIII, 9. <<
Página 313
[43]
La obra más importante de la división mística Gyut [o (D) gyu] del
Kanjur. <<
Página 314
[44] Equivalente a Vajradhara o el Dios caudillo. <<
Página 315
[45]Buddhism in Tibet, pág. 52. Este mismo uso genérico de un nombre se
encuentra entre los hindúes con el de Shankarâchârya, para no citar sino un
ejemplo. Todos sus sucesores llevan el mismo nombre genérico, aunque no
sean reencarnaciones de dichos maestros. Así sucede con los «Buddhas». <<
Página 316
[46][El texto entre corchetes sirve de antecedente a las afirmaciones expuestas
a continuación en el texto, y que por lo confusas y contradictorias tales como
aparecen, dan motivo a suponer que H. P. B. las hubiera dilucidado, pues las
escribió dos o tres veces con diferente redacción. El manuscrito está
sumamente confuso, y así lo publicamos tal como lo escribió, poniendo las
adiciones entre paréntesis]. –A. B. <<
Página 317
[47] El rey Suddhodana. <<
Página 318
[48] Hay varios nombres substituidos simplemente por asteriscos. <<
Página 319
[49]
Shankarâchârya murió, también, a los treinta y dos de edad, o mejor dicho
desapareció de la vista de sus discípulos, según afirma la tradición. <<
Página 320
[50] Según dice el Comentario, cuando un adepto se desprende
voluntariamente del cuerpo a determinada edad, en la inmediata existencia
habrá de morir a la misma edad contra su voluntad. [N. del Editor de la
edición española]. <<
Página 321
[51]¿Fue «Tiani–Sang» Apolonio de Tyana? Es simple sospecha. En apoyo de
ella hay algo en la vida de Apolonio, pero en cambio hay otras cosas en
contra. <<
Página 322
[52] [«El que sigue el camino de sus predecesores»]. <<
Página 323
[53] [Entendemos que se refiere a los residuos del karma precedente]. <<
Página 324
[54] «Los que se verán repudiados por el buddhismo en el próximo ciclo». <<
Página 325
[55]
Según las enseñanzas esotéricas, vivió Buddha cien años; pero como a los
ochenta alcanzó el nirvâna, se le tuvo desde entonces por muerto para el
mundo de los hombres. Véase el artículo «Shâkyamuri’s Place in History» en
Five Years of Theosophy, pág. 230. <<
Página 326
[56]Es un rito secreto perteneciente a la superior iniciación y tiene el mismo
significado que el a que alude San Clemente de Alejandría al hablar de «la
separación del Cristo» en nosotros como señal de reconocimiento (Strom.
Cap. XIII). Schlagintweit se admira de lo que ello pueda ser, y al efecto dice:
«Siempre se representó típicamente a los eremitas en figura de hombres de
larguísima barba y abundosa cabellera… Un rito muy a menudo preferido,
aunque no veo la razón, es el del Chod (“cortar” o “destruir”), cuyo
significado ocultan los lamas cuidadosamente en profundo secreto».
Buddhism in Tibet, pág. 163. <<
Página 327
[57] El divino Espíritu en el hombre; el supremo grado de clarividencia. <<
Página 328
[58] La India; el país de los brahmanes. <<
Página 329
[59]El secreto significado de esta frase es que karma ejerce su influjo sobre un
adepto tanto como sobre cualquier otro hombre. Los «dioses» están sujetos al
karma lo mismo que los simples mortales. El adepto que entra en el sendero y
alcanza el dharmakâya (el nirvâna del cual no hay vuelta hasta el próximo
gran Kalpa), tiene derecho a elegir una condición inferior, pero con facultad
de volver cuando le plazca y en cualquier personalidad que haya elegido. Para
ello debe estar preparado a sobrellevar toda posibilidad de fracaso,
determinada por la ley oculta. El karma únicamente es justo e infalible en sus
selecciones. El que se aprovecha de los derechos del karma debe soportar sus
consecuencias si alguna sobreviene. Así la primera reencarnación de Buddha
fue determinada por karma y lo condujo a mayor altura que nunca; las dos
reencarnaciones posteriores fueron «sin piedad» y ***. <<
Página 330
[60][Debería leerse Utpala o Utpalam, significando «un loto azul». Varnâ
significa «color»]. <<
Página 331
[61] Doctrina del Dharma. <<
Página 332
[62] La ilusión universal. <<
Página 333
[63]
El Universo de Brahmâ (Sien–Cham; Nam–Kha), es la Ilusión Universal o
nuestro mundo fenoménico. <<
Página 334
[64]Âkâsha. Es casi imposible traducir la mística palabra «Tho–og» por otra
que no sea «espacio»; pues a menos que se invente una adrede, ninguna como
la de «espacio» puede representar con tanta fidelidad la idea en la mente del
ocultista. La palabra «aditi» se traduce también por «espacio», y tiene todo un
mundo de significado en ella. <<
Página 335
[65]
Dang–ma es un alma purificada. Lha es un espíritu libre; pero encarnado
en un cuerpo viviente, es decir, un adepto o arhat. Según las creencias
populares del Tíbet, el Lha es un espíritu desencarnado, algo semejante,
aunque superior, al Nat de los birmanos. <<
Página 336
[66]Kwan–yin es un sinónimo del vocablo empleado en el texto original. Es la
divina voz del Yo, «la voz del Espíritu» en el hombre, idéntica a la «Voz de la
Divinidad» (Vâchishvara) de los brahmanes. Los buddhistas ritualísticos de
China han degradado la significación de la palabra, antropomorfizándola en
una diosa del mismo nombre (Kwan–shai–yin–Bodhisat) con mil manos y
ojos. Es el «daimon» buddhista la voz interna de Sócrates. <<
Página 337
[67]El sancta sanctorum de un asceta. La cueva o lugar que escoge para
entregarse a la meditación. <<
Página 338
[68] «La infinita luz» que permite ver las cosas del mundo subjetivo. <<
Página 339
[69]Se aplica esta denominación a los Jivan–muktas o seres perfectos, y
significa esotéricamente el «corazón de insuperable misericordia y sabiduría».
<<
Página 340
[70]Estos seis mundos (siete con el nuestro) son los mundos de los Nats o
espíritus según los buddhistas birmanos, y los siete mundos superiores de los
vedantinos. <<
Página 341
[71]Dos cosas enteramente distintas. La «facultad no se distingue del sujeto»;
solamente en el plano material, cuando el pensamiento engendrado en el
cerebro físico no queda impreso al mismo tiempo en su espiritual contraparte,
ya sea por atrofia del cerebro o por debilidad intrínseca del pensamiento por
él engendrado, en cuyo caso nunca sobrevive al cuerpo. <<
Página 342
[72] Vedânta Sâra. —Traducción de Jacob, pág. 123. <<
Página 343
[73]Según el Rig Veda, aditi es «el Padre y la Madre de todos los Dioses». Los
buddhistas del Sur sostienen que el âkâsha es la raíz de todo; pues de él
derivan todas las cosas del universo con arreglo a la ley de moción que le es
inherente. El âkâsha equivale al tho–og o «espacio» de los tibetanos. <<
Página 344
[74] Mânava–Dharma–Shâstra, I, 6, 7. <<
Página 345
[75]El «Dios» de Pitágoras (el discípulo de los sabios arios), no es un Dios
personal. Recordemos que enseñaba como dogma cardinal que bajo todas las
formas, cambios y fenómenos del universo, late un Principio de unidad. <<
Página 346
[76] Isis sin Velo, I, pág. XVI (edición inglesa). <<
Página 347
[77] Isis sin Velo, I, XVIII. <<
Página 348
[78] Isis sin Velo, I, 58. <<
Página 349
[79] Isis sin Velo, I, 59. <<
Página 350
[80]
Al paso que tienen muchos puntos de coincidencia con los del Buddhismo
Esotérico o Doctrina Secreta del Oriente. <<
Página 351
[81] Parerga, II, III, 112. —Citado en Isis sin Velo, I, 58. <<
Página 352
[82] Five Years of Theosophy, pág. 338 y siguientes [en la edición de 1910].
<<
Página 353
[83]Max Müller, en una carta al periódico londinés The Times (Abril de
1857), sostiene con vehemencia que nirvâna significa aniquilación en el pleno
sentido de la palabra. (Chips from a German Workshop, I, 284). Pero en 1869,
en una conferencia ante el Congreso general de filósofos alemanes en Kiel,
declaró explícitamente que «el aniquilamiento atribuido a las enseñanzas de
Buddha no forma parte de su doctrina, y que es completamente gratuito
suponer que el nirvâna signifique aniquilación». (Amer: and Oriental Lit.
Rec., de Trubner, 16 de Octubre de 1869). <<
Página 354
[84] Esto se refiere a presumidas inspiraciones espirituales. <<
Página 355
[85]Véase el Kâlâma Sutta del Anguttara Nikayo, citado en A Buddhist
Catechism por H. S. Olcott, primer Presidente de la Sociedad Teosófica (1875
–1907), págs. 32–33 (pág. 58 edición española). <<
Página 356
[86] Œdipus Ægypt, II, i, 291. <<
Página 357
[87]Sephir o aditi, el espacio místico. Los Sephiroth son idénticos a los
prajâpatis del hinduismo, los dhyân chohans del buddhismo esotérico, los
amshaspends del mazdeísmo y los elohim, o sea los «Siete ángeles de la
Presencia» de la Iglesia Católica Romana. <<
Página 358
[88]Palabra latina que significa ser. Ens, entis. De aquí ente y entidad en
lengua española. —N. del T. <<
Página 359
[89]Según el pensamiento oriental, todo procede de lo Uno y de nuevo vuelve
a Ello. La aniquilación absoluta es incomprensible, pues ni siquiera la materia
eterna puede aniquilarse. Se aniquilan las formas y cambian las relaciones. La
aniquilación, en el sentido que la toman los orientalistas europeos, no puede
ocurrir en el universo. <<
Página 360
[90] Isis sin Velo, I, 289. <<
Página 361
[91]La Secreta Ley o «Doctrina del Corazón», así llamada para distinguirla de
la «Doctrina del Ojo» o Buddhismo exotérico. <<
Página 362
[92]La materia ilusoria en su trina manifestación: cuerpo–físico, cuerpo astral
o fontal y alma dual de Platón, la racional y la irracional. <<
Página 363
[93] Las enseñanzas de la Doctrina Secreta. <<
Página 364
[94] Isis sin Velo, I, 289. <<
Página 365
[95] Isis sin Velo, I, 290. <<
Página 366
[96] Derivado de la palabra sánscrita dhyân, que significa meditación mística.
<<
Página 367
[97]La Doctrina Secreta es un extracto de todas estas obras. El texto principal
apenas daría materia para un folleto; pero las explicaciones y notas de los
comentarios y glosarios daría materia para diez volúmenes del tamaño de Isis
sin Velo. <<
Página 368
[98]El monje italiano Della Penna se mofa en sus Memorias (véase la obra
Tibet, por Markham, pág. 309 y sig.) de ciertas afirmaciones contenidas en los
Libros de Kiu–te, y al efecto cita «la gran montaña de 160 000 leguas de
altura» (una legua tibetana tiene cinco millas) en la cordillera de los
Himalayas. Y dice el monje: «Según sus creencias, en el occidente del mundo
hay un paraíso en donde mora un santo llamado Ho pahme que significa santo
de esplendor e infinita luz. Este santo tiene varios discípulos, todos los cuales
son Chang–chub, —esto es—, espíritus que por su perfección no necesitan
santidad y educan e instruyen a los lamas renacidos ayudándolos a vivir». De
esto se infiere que los que Della Penna llama Chang–chub, y cuyo verdadero
nombre es Yang–chhub (presumiblemente considerados «muertos») son ni
más ni menos que bodhisattvas vivientes, conocidos algunos por «los
Hermanos» (Bhante). Respecto a la montaña de 160 000 leguas de altura, el
Comentario que da la clave explica que, según la clave empleada por los
autores del texto, «al occidente de la Montaña Nevada, a la distancia de 160
leguas [las cifras son un velo] contadas en derechura de cierto punto, está el
Bhante Yul [el país o residencia de los Hermanos], residencia del Mahâ
Chohan». Este es el verdadero significado. El «Ho pahme» a que se refiere el
monje Della Penna, es el Mahâ Chohan, el jefe. <<
Página 369
[99]En algunos manuscritos originales del sacerdote Thango–pa Chhego–mo
se lee: «Los pocos misioneros católicos que visitaron nuestro país durante el
siglo pasado (con nuestra protesta), y que pagaron nuestra hospitalidad
poniendo en ridículo nuestra sagrada literatura, han demostrado tener muy
poca discreción y todavía menos cultura. Verdad es que el canon sagrado de
los tibetanos, el Kah–gyur [Kanjur] y Bstanhgyur [Tanjur] comprende 1707
obras distintas, de las cuales 1083 son públicas y 624 secretas. Las primeras
están contenidas en 350 volúmenes en folio, y las segundas en 77. ¿Podrían
decirnos los buenos misioneros, sin embargo, cuándo tuvieron ni el más leve
vislumbre de los libros secretos? Y aun cuando por casualidad hubiesen visto
alguno, sepan los clérigos occidentales que ni siquiera un tibetano de
nacimiento es capaz de comprender estos manuscritos sin dos claves: una para
los caracteres y otra para su significado oculto. En nuestro sistema, todas las
descripciones de localidades son alegóricas, y los nombres y palabras están
intencionadamente encubiertos. Por lo tanto, es preciso estudiar primero la
manera de descifrar, y aprender después la equivalencia de los símbolos y
términos secretos con las palabras del lenguaje religioso. La escritura
hierática de los egipcios es un juego de niños en comparación de los enigmas
de nuestros sacerdotes». <<
Página 370
[100] Memorias de la Iluminación de Tathâgata, escrito el siglo VII. <<
Página 371
[101] Libro de la Creación. <<
Página 372
[102] Véase Chinese Buddhism por Edkins, pág. 171. <<
Página 373
[103]«Budhi» en sánscrito significa «discernimiento» o razón pura (el sexto
principio). «Buddha» quiere decir «sabio», «la sabiduría», y es también el
nombre el planeta Mercurio. <<
Página 374
[104] En chino, «Wu–liang–sheu». <<
Página 375
[105] Alma primitiva y universal. <<
Página 376
[106]Esta curiosa contradicción puede hallarse en la obra Chinese Buddhism,
págs. 171–273. El autor afirma que «para los filósofos budistas… Amitâbha
Yoshi Fo y demás, eran únicamente signos de ideas» (pág. 236). Verdad; pero
también debieran serlo entonces otros nombres divinos, como Jehovah,
Allach, etc.; pues si no fuesen simples «signos de ideas» esto solo indicaría
que las mentes que los aceptan con otro significado, no son mentes
filosóficas. De ninguna manera pueden aducirse fundamentadas pruebas de
que en realidad haya Dioses vivientes, personales, de esos nombres. <<
Página 377
[107]El chino Amitâbha (Wu–liang–sheu) y el tibetano Amitâbha (Od–pag–
med) se consideran ahora como dioses personales que gobiernan la celeste
región de Sukhâvatî o Tushita (en tibetano: Devachan); mientras que el Âdi
Buddhi de los filósofos indos y el Amita Buddha de los filósofos chinos y
tibetanos, son nombres de ideas primordiales y universales. <<
Página 378
[108] El más antiguo libro histórico del Tíbet. <<
Página 379
[109] «Reincarnations in Tibet». The Theosophist de Marzo de 1882, pág. 146.
<<
Página 380
[110] Comunidad de lamas o sacerdotes tibetanos. —N. del T. <<
Página 381
[111] Facultades mágicas. <<
Página 382
[112] Monjes chinos. <<
Página 383
[113]Es interesante la íntima relación entre los veinticinco buddhas
(bodhisattvas) y los veinticinco tattvas (los condicionados) de los indos. <<
Página 384
[114]Es curioso advertir la gran importancia que dan los orientales europeos a
los dalai–lamas de Lhassa y la completa ignorancia en que están de los tda–
shu (o tesht) lamas que son de hecho los «papas» del Tíbet, y en quienes
comenzó la serie jerárquica de las encarnaciones de Buddha. Los Dalai Lamas
fueron instituidos por Nabang–lob–Sang, un Tda–shu considerado como la
sexta encarnación de Amita siguiendo la línea de Tsong–Kha–pa; aunque
muy pocos parecen enterados de esta circunstancia. <<
Página 385
[115] El canto de un mantra no es una plegaria, sino más bien una frase mágica
en que la oculta ley de causalidad se relaciona dependientemente del albedrío
y actos del cantor. Es una sucesión de sonidos sánscritos y cuando la serie de
palabras y frases consecutivas del mantra, se pronuncian con arreglo a las
fórmulas mágicas del Atharva Veda, que muy pocos comprenden, producen
un instantáneo y maravilloso efecto. Esotéricamente, el mantra, o más bien
sus sonidos, contienen el Vâch («el lenguaje místico»); pues de un modo u
otro su efecto resulta de las vibraciones del éter. A los expertos en mantras se
les llamó «dulces cantores». De aquí la leyenda china de que desde sus celdas
oyen los monjes del monasterio de Fang–Kwang, al despertar el día, los
melódicos cantos de los lohans. (Véase Biografía de Chi–K’ai en T’ien–t’ai–
han–chi). [Véase Chinese Buddhism, pág. 177]. <<
Página 386
[116] El famoso lohan Mâdhyantika, que convirtió al buddhismo al rey de
Kashmir con todos sus vasallos, envió una misión de lohans a predicar la
Buena Ley. Este mismo lohan fue el escultor que labró la colosal estatua de
Buddha, de treinta metros de altura, que Hiuen–Tsaumg vio en Dardu, al
norte del Punjab. También menciona el célebre viajero chino un templo, en
las cercanías de Peshawur, que medía ciento ocho metros de circunferencia y
doscientos sesenta y dos de altura, el cual tenía ya una antigüedad de 850 años
en los días de Hiuen–Tsaung (año 550 de J. C.). En este dato se apoya
Kœppen para opinar que en el año 292 antes de J. C. El buddhismo era la
religión dominante en el Punjah. <<
Página 387
[117] Véase Chinese Buddhism, pág. 254. <<
Página 388
[118]
O, Pan–ch’en Rin–po–ch’e. Sobrenombre del Tda–shu–Hlum–po Lama
[Tashi–hlunpo]. <<
Página 389
[119]Muy divertidos para quien conoce algún tanto siquiera las verdaderas
doctrinas. <<
Página 390
[120]
Las doce Nidânas, llamadas por los tibetanos tin–brel chung–nyi, que se
fundan en las «Cuatro Verdades». <<
Página 391
[121] Decenas de miles, según los modernos reencarnacionistas. <<
Página 392
[122]Srotâpatti es el que ha alcanzado el primer sendero de comprensión de lo
real y lo ilusorio; sakridâgâmin, el candidato a una de las iniciaciones
superiores «el que solo ha de nacer otra vez»; anâgâmin, es el que ha
alcanzado el «tercer sendero», o literalmente «el que ya no ha de renacer» a
menos que así lo desee, pues puede optar entre nacer de nuevo en «los
mundos de los dioses» permanecer en el Devachan o tomar cuerpo terreno,
por amor a la humanidad; y arhat es el que ha llegado al sendero supremo y
puede sumirse voluntariamente en el nirvâna, mientras está en la tierra. <<
Página 393
[123] Las cinco facultades sobrenaturales y extraordinarias. <<
Página 394
[124][El Pratyeka Buddha está en el mismo nivel del Buddha perfecto, pero no
enseña al mundo y nada absolutamente se sabe acerca de su misión. En los
libros exotéricos se expone el descabellado concepto de que es egoísta a pesar
de su imponderable altura de poder, sabiduría y amor. Difícil es averiguar de
dónde surgió tan craso error que H. P. B. me dio el encargo de desvanecer,
puesto que en un momento de descuido copió en uno de sus manuscritos
dicha afirmación. —A. B.]. <<
Página 395
[125]
«Sierpes» fabulosas con cuyo nombre se designa simbólicamente a los
mahâtmâs o iniciados. <<
Página 396
[126] Dondam–pay–den–pa. En sánscrito, paramârthasatya. <<
Página 397
[127] Kunza–bchi–den–pa. En sánscrito, samvritisatya. <<
Página 398
[128] La analizadora reflexión sobre uno mismo. <<
Página 399
[129] Absoluta conciencia del ego personal sumido en el impersonal. <<
Página 400
[130]Yerran los orientalistas al tomar literalmente las enseñanzas de la escuela
Mahâyâna acerca de las tres clases de cuerpos, conviene a saber: Prul–pa–ku,
Longehod–dzocpaig–ku [o long–sku] y Chos–Ku, que no corresponden como
de la letra parece inferirse, al estado nirvânico. Hay dos categorías de nirvâna:
El terrestre y el de los espíritus puramente desencarnados. Los tres «cuerpos»
mencionados son tres envolturas, más o menos físicas, de que dispone el
adepto en cuanto recorre los seis Pâramitâs o «senderos» del buddha. Al
entrar en el séptimo ya no puede volver más a la tierra. Véase csoma de
Körös, Jour. As. Soc. Beng. VII, 142 y Schott Buddhismus, pág. 9, quien lo
expone distintamente. <<
Página 401
[131] Vedânta Sâra, traducción del mayor Jacob, pág. 119. <<
Página 402
[132] Vedânta Sâra, pág. 122. <<
Página 403
[133] Der Buddhismus, págs. 327, 357 y sig., cita de SchIagintweit. <<
Página 404
[134] Buddhism in Tibet, pág. 41. <<
Página 405
[135] Jour. of. As. Soc. Bengal. VII, 144. <<
Página 406
[136] Buddhism in Tibet, pág. 44. <<
Página 407
[137]
«Los que niegan la existencia y tienen por ilusoria la Naturaleza toda».
También afirman la existencia de Parabrahman (la Naturaleza única y
absoluta) y lo ilusorio de todas las cosas externas a ella. Creen además que el
yoga basta para conducir al alma individual (Rayo de la «Universal») a la
verdadera existencia real. <<
Página 408
[138] Meditación por autopercepción. <<
Página 409
[139] Nirmânakâya (o también vulgarmente nirvânakâya) es el cuerpo
espiritualizado, del ser «sin residuos» (influencias terrenas). Un iniciado
dharmakâya, o sea en estado nirvânico «sin residuos», es el jîvanmukta, el
perfecto iniciado, capaz de separar su Yo superior completamente de su
cuerpo, durante el samâdhi. [Se advertirá que estas dos palabras se emplean
aquí en distinto sentido que anteriormente. —A. B.]. <<
Página 410
[140]Libros «sagrados» de Dus–kyi–khorlo (Círculo del Tiempo). Véase el
Jour. As. Soc., II, 57. Estos libros cayeron en manos de los dugpas de
Sikkhim, en la época de la reforma de Tsong–Kha–pa. <<
Página 411
[141]En el concepto de la «devoción abstracta por cuyo medio se adquieren
facultades sobrenaturales» según lo define Wilson en su obra Glossary of
judicial and Revenue Terms, art. «Yoga». Citado en Buddhism in Tibet,
pág. 47. <<
Página 412
[142]
El Tantra precristiano es considerado por el ritual de los tântrikas
modernos. <<
Página 413
[143] Buddhism in Tibet, págs. 47–48. <<
Página 414
[144] De las que apenas se conocen la décima parte. <<
Página 415
[145] Sobrenombre que por ironía aplica H. P. B. al abate Huc. —N. del T. <<
Página 416
[146]Buddhism in Tibet, págs. 63–64. Los objetos contenidos en la cajita,
según los enumera la leyenda exotérica, son, por supuesto, simbólicos. Los
menciona el Kanjur, como sigue: 1.º Dos manos entrelazadas; 2.º Un Choten
(Stupa o relicario) en miniatura; 3.º Un talismán con la inscripción: «Om
mani padme hum»; 4.º Un libro religioso, Zamatog (un «vehículo
construido»). <<
Página 417
[147] Alterthumskunde, II, 1072. <<
Página 418
[148] Obra citada, II, 470 (edición inglesa). <<
Página 419
[149]A menos que la información sea exacta y riguroso el método, las visiones
individuales, aunque correctas y verdaderas en la vida del alma, no quedan
fotografiadas en la memoria física, y ciertas células cerebrales es seguro que
estragarán nuestros recuerdos. <<
Página 420
[150]O lo que es lo mismo, entre la forma exotérica y la esencia esotérica,
entre la fría metafísica y la sabiduría divina. <<
Página 421
[151] Pág. 161. <<
Página 422
[152] Como si dijéramos quienésico o sea lo relativo al Quien. —N. del T. <<
Página 423
[153]Chinese Buddhism, pág. 158. El reverendo Edkins ignora tal vez la
verdadera existencia de estas escuelas, y juzga por el disfraz chino de las
mismas, a las que llama «Buddhismo heterodoxo»; y hasta cierto punto es así.
<<
Página 424
[154]Los recuerdos de estas escuelas y de sus enseñanzas se han perdido en
India tan solo para el público en general y para los orientalistas occidentales;
pero se conservan en algunos Mathams (refugios o cenobios de
contemplación mística). Sin embargo, vale más buscarlos en sus legítimos
propietarios, los llamados «míticos» adeptos o mahâtmâs. <<
Página 425
[155] Chinese Buddhism, págs. 155–159. <<
Página 426
[156]Verdaderamente rechazan la vulgar teoría de la transmigración de las
almas o entidades humanas en animales; pero no niegan que los hombres
proceden evolutivamente de los animales, por lo menos en cuanto se relaciona
con los principios inferiores. <<
Página 427
[157]Por el contrario es del todo compatible si se explica según la doctrina
esotérica. El paraíso o «cielo occidental» no es una ficción localizada en
excelsos espacios, sino un desierto lugar circuído de montañas. Está destinado
a residencia de aquellos estudiantes de sabiduría esotérica (discípulos de
Buddha) que han alcanzado la categoría de lohans y anâgâmins (adepto). Se le
llama «occidental» sencillamente por consideraciones geográficas. El «gran
cinturón montañoso de hierro» qué rodea el Avîtchi y los siete lokas que
circuyen el «paraíso occidental», son representaciones muy exactas de
localidades y cosas muy conocidas de los estudiantes orientales de ocultismo.
<<
Página 428
[158] Dhammapada, V, 126, pág. 41, ed. española. <<
Página 429
[159] Los secretos e iluminadores preceptos. <<
Página 430
[160]El Buddha en Buddha. Los orientalistas han traducido extraviadamente
esta palabra por «el hombre sin posición (¿?); —pero significa sencillamente
el ego, o verdadero hombre interno—. Buddha en Buddha» quiere decir que
Gautama era el mismo interna que externamente. <<
Página 431
[161] Uno de los sobrenombres de Gautama Buddha en el Tíbet. <<
Página 432
[162] Monjes. <<
Página 433
[163] No iniciados. <<
Página 434
[164] Tibetanos. <<
Página 435
[165] Escuelas esotéricas de China. <<
Página 436
[166]Escuela de contemplación fundada por el viajero Hiuen–Tsang, y hoy
casi extinguida. Fa–siong–Tsung significa: «Escuela que descubre la interna
naturaleza de las cosas». <<
Página 437
[167]
En sánscrito yogâchârya. Enseñanza esotérica del yoga. (En chino: Yo–
gami–Kiau). <<
Página 438
[168] Tchung–kwan o autocontemplación. <<
Página 439
[169] Los pueblos de Occidente. <<
Página 440
[170] Doctrina Secreta. <<
Página 441
[171]El «cuchillo tonsural» es de hierro meteórico, y sirve, como su nombre
indica, para cortar los «mechones» de pelo que simbolizan el voto del novicio
al recibir las órdenes menores. Este cuchillo tiene una hoja de dos filos tan
aguzados como los de navaja de afeitar, y se guarda en un estuche de asta. Por
medio de un muelle salta la hoja como un relámpago y vuelve a cerrarse con
la misma rapidez. Para servirse de ella es preciso tener habilidad, pues de lo
contrario se expone quien la maneja a herir en la cabeza al joven Gelung o
Gelung–ma (candidatos a sacerdotes y monjas) durante los ritos preliminares,
que son públicos. <<
Página 442
[172]Changpa–Thog–mad es el nombre tibetano de Âryâsanga, fundador de la
escuela Yogâchârya o Naljorchodpa. Dícese que el mismo Maitreya Buddha
(el Buddha que ha de ser de la sexta raza) enseñó «sabiduría» al iniciado
Âryâsanga en Tushita (región celestial presidido por Él) y de Él recibió los
cinco libros de Champaitehos–nga. Sin embargo, la Doctrina Secreta enseña
que Âryâsanga vino de Dejung o Shamballah, llamada la «fuente de la
felicidad» (sabiduría adquirida), que algunos orientalistas diputan por ciudad
«fabulosa». <<
Página 443
[173] Tal vez convenga recordar al lector que el «espejo» pertenecía al
simbolismo del Thesmoforia (una parte de los misterios eleusinos), y que se
empleaba en la investigación del Atmu, el «Ser oculto» o «Yo. —En su
excelente opúsculo sobre dichos misterios, dice el doctor Alejandro WiIder,
de Nueva York—: A pesar de la afirmación de Herodoto y otros autores de
que los misterios báquicos eran egipcios, hay muchas probabilidades de que
procedieran originariamente de la India y tuviesen carácter saivítico o
buddhista. Kore–Persep–honeia era la misma diosa Parasu–pani o Bhavâni, y
Zagreus procede de Chakara, país que se dilata entre dos océanos. Si esto es
una leyenda turania, podemos reconocer fácilmente los “cuernos” como
símbolo del cuarto creciente llevado por los lamas y convenir en que toda la
leyenda [la fábula de Dionisio–Zagreus] está basada en la sucesión y
transmigración de los lamas… Toda la historia de Orfeo… está impregnada
de sabor indo». La leyenda de la «sucesión y transmigración de los lamas» no
tuvo su origen en estos sacerdotes, cuyo establecimiento tan solo data del
siglo VII, sino en los caldeos y brahmanes, pertenecientes a época muy
anterior. <<
Página 444
[174] Estado de completa liberación sin culpa ni deseo alguno. <<
Página 445
[175]Estado durante el cual ve el adepto la larga serie de sus vidas pasadas y
revive todas sus anteriores encarnaciones en éste y otros mundos. (Véase la
admirable descripción contenida en la Luz de Asia). <<
Página 446
[176] Ibíd., pág. 164. <<
Página 447
[177] El Universo, simbolizado por Adam Kadmon o su equivalente en las
distintas filosofías. <<
Página 448
[178] Por supuesto que solo se trata de un adepto del sendero de la derecha. <<
Página 449
[179] Véase tomo III. <<
Página 450
[180] Traducción Wilson, corregida por Fitzedward Hall, I, 40. <<
Página 451
[181] Prâna es en realidad el universal principio de la Vida. <<
Página 452
[182] Empezando a contar desde arriba. <<
Página 453
[183] En la publicación original se salta esta cita. N. E. D. <<
Página 454
[184]Todas las partes uterinas tienen una relación espiritual directa con sus
cósmicos antetipos; y en consecuencia son, en el plano físico, poderosos
instrumentos de magia negra. Por esto se consideran impuras. <<
Página 455
[185] Véase tomo III, Parte I. <<
Página 456
[186] El sistema solar o la Tierra, según el caso. <<
Página 457
[187] Parte superior del diagrama. <<
Página 458
[188] Lo mismo ocurre con los animales, vegetales y aun los minerales.
Reichenbach nunca entendió lo que le dijeron los sensitivos y clarividentes.
Es el fluido magnético, aúrico u ódico, que emana del hombre, pero también
es algo más. <<
Página 459
[189] Véase en el tomo I, 191, la enumeración vedantina exotérica. <<
Página 460
[190] El Manas superior e inferior son dos aspectos de un solo principio. <<
Página 461
[191]
Véase Lucifer, enero de 1889, pág. 408, «Dialogue upon the Mysteries of
After–Life». <<
Página 462
[192]Estado del que por extrema purificación de todo su sistema transcienden
las mismas divinas ilusiones devachanicas. <<
Página 463
[193]El alter ego del cuerpo físico, que durante la vida está dentro de la
envoltura carnal, mientras que el aura radiante está fuera. <<
Página 464
[194] Los siete orificios superiores y la tríada inferior. <<
Página 465
[195] El amnios del hombre físico en todas las épocas de la vida. <<
Página 466
[196]Estos siete estados son: 1.º Vigilia; 2.º Ensueño; 3.º Sueño natural;
4.º Sueño hipnótico; 5.º Estado psíquico; 6.º Estado superpsíquico; 7.º Estado
puramente espiritual. <<
Página 467
[197] Véase tomo II. <<
Página 468
[198] Véase tomo I. <<
Página 469
[199] Obra citada, II, págs. 456, 461, 465 y siguientes (ed. inglesa). <<
Página 470
[200]Jod–Hevah o los masculino–femenino del plano terrestre, según idearon
los judíos, pero que ahora significa Jehovah; aunque real y literalmente
significa: «Dador de ser» y «receptor de vida». <<
Página 471
[201] Una Potestad espiritual, psíquica o física. <<
Página 472
[202] Véase Notice sur le Calendrier, por J. H. Ragon. <<
Página 473
[203] La Sabiduría primordial. <<
Página 474
[204] Véase vol. III. Las Razas con el «Tercer Ojo». <<
Página 475
[205] II, 81, 6. <<
Página 476
[206]«Y el pueblo vio las voces». La interpretación correcta es «voces» o
«sones», y no «truenos» como hasta ahora ha solido traducirse (Éxodo, XX,
18). Estas voces o sones son los Sephiroth. —Véase la obra de Frank: Die
Kabbala, 152 y sig. <<
Página 477
[207] Génesis, II, 7. <<
Página 478
[208] Véase tomo I. <<
Página 479
[209] En corroboración de lo expuesto podemos citar las obras de Orígenes,
quien dice que «los siete daimones gobernantes» (genios o netarios) son
Miguel (el Sol, en figura de león), Júpiter o Suriel, en figura de toro, etc. Los
siete son los «Espíritus de la Presencia» o Sephiroth. El árbol sephirotal es el
árbol de los planetas divinos según lo dio Porfirio, o árbol de Porfirio, como
se llama comúnmente. <<
Página 480
[210] Tomo I. <<
Página 481
[211] Esotéricamente, verde, pues no hay negro en los colores del prisma. <<
Página 482
[212]Esotéricamente, azul claro. El color púrpura se compone de encarnado y
azul, y según el ocultismo oriental, el azul es la esencia espiritual del púrpura,
al paso que el encarnado es su base material. El ocultismo atribuyó a Júpiter
el color azul, porque Saturno, su padre, es verde, y el azul claro contiene
como color espectral gran porción de verde. Además, el cuerpo áurico
contiene mucha parte del color del Manas inferior si el hombre es un
materialista sensual, así como abunda el matiz oscuro cuando predomina el
Manas superior. <<
Página 483
[213]Esotéricamente no puede relacionarse el Sol con el ojo derecho, nariz, ni
órgano alguno, pues, según hemos dicho, no es un planeta, sino el astro
central. Lo consideraron como planeta los astrólogos postcristianos, que
nunca fueron iniciados. Además, el verdadero color del Sol es azul, y si nos
parece amarillo es por efecto de que su atmósfera absorbe vapores
(generalmente metálicos). Todo es Mâyâ en nuestro planeta. <<
Página 484
[214]Esotéricamente, añil, o azul oscuro, que es el complemento del amarillo
en el espectro. (Físicamente, el complemento del amarillo, o sea el color que
le falta para componer el blanco, es el violeta. Aquí debe referirse al
complemento «esotérico». El azul es «la esencia espiritual del púrpura» o
violeta. [Véase este mismo volumen]). El amarillo es un color simple o
primitivo. Manas es de naturaleza dual como su símbolo sidéreo el planeta
Venus, lucero matutino y vespertino; y así la diferencia entre el Manas
superior y el inferior, cuya esencia deriva de la jerarquía gobernadora de
Venus, se expresa por el azul oscuro y el verde. El Manas inferior se asemeja
al color verde del espectro solar que aparece entre el amarillo y el azul oscuro,
o Manas superior. El añil es el intensificado color del firmamento, que denota
la propensión siempre ascendente del Manas hacia Buddhi, o celeste Alma
Espiritual. Este color se obtiene de la planta indigofera tinctoria, cuyas
ocultas propiedades la relacionan con el cobre y que se emplea muchísimo en
las operaciones de magia blanca en la India. La afinidad con el cobre la indica
el que el añil adquiere brillo cobrizo, cuando se le frota con alguna substancia
dura. Otra propiedad del tinte es su insolubilidad en el agua y aun en el éter, y
que pesa menos que cualquier otro líquido conocido. En Oriente no se admitió
jamás símbolo alguno, sin contar como base una razón lógica y demostrable.
Por esto, desde los tiempos primitivos, los simbologistas orientales
relacionaron la mente espiritual del hombre con el azul intenso (añil de
Newton), o verdadero azul, sin mezcla de verde; y la mente animal con el
verde puro. <<
Página 485
[215]Esotéricamente, amarillo, porque el color del Sol es anaranjado, y
Mercurio está tan próximo al Sol en distancia como en color. El planeta
substituido por el Sol estaba todavía más cerca de éste que lo está actualmente
Mercurio, y era uno de los más elevados y secretos planetas. Dícese que
desapareció de la vista humana al fin de la tercera raza. <<
Página 486
[216]Esotéricamente, violeta, tal vez porque es el color que toma un rayo de
Sol al atravesar una lámina muy delgada de plata; y también porque la Luna
refleja sobre la tierra la prestada luz del Sol, así como en el cuerpo humano
resplandecen las cualidades tomadas de su doble, el hombre aéreo o etérico.
Del mismo modo que la forma astral arranca la serie de principios humanos
en el plano terrestre, hacia el Manas inferior, así también del rayo violeta
arranca la serie de colores del prisma hasta el verde. El astral como principio,
y el violeta como color, son los más refrangibles de todos los principios y
colores. Además, todas estas correspondencias de cuerpos celestiales y
terrenales, de colores y sonidos, entrañan el mismo gran misterio del
ocultismo. En suma, y para hablar con claridad, la misma ley de relación
existe entre la Luna y la Tierra, los cuerpos astral y físico del hombre, como
entre el rayo violeta del espectro y los colores añil y azul. Pero ya seguiremos
hablando de esto. <<
Página 487
[217] Francis Galton, Human Faculty. <<
Página 488
[218]
En sentido espiritual y secreto, la palabra magia significa «Gran Vida» o
sea vida espiritual y divina. La raíz es magh, en sánscrito mahat; en parsi
maz, en griego megas, y en latín magnus, todo lo cual significa «grande». <<
Página 489
[219] Con esta palabra Yoes se designa algo más que nuestro espíritu superior.
<<
Página 490
[220] Philosophumena, VI, 9. <<
Página 491
[221] Nows, Epinoia; Phônê y Onoma; Logismos y Enthumêsis. <<
Página 492
[222] Philosophumena, VI, 12. <<
Página 493
[223] La Gran Revelación (Hê Megalê Apophasis), atribuida a Simón. <<
Página 494
[224] Literalmente, que se oponen en pares o hileras. <<
Página 495
[225] Obra citada, VI, 18. <<
Página 496
[226] Id., I. 13. <<
Página 497
[227]Cada mundo consta de dos planos, el superior y el inferior, masculino y
femenino. El último acaba por reunir en sí ambos elementos, y se transmuta
en andrógino. <<
Página 498
[228] Philosophumena, VI, 17. <<
Página 499
[229] El caos, o substancia indiferenciada, nuestro Buddhi. <<
Página 500
[230] Manas en el hombre. <<
Página 501
[231] Profecía de Jeremías, I–5. <<
Página 502
[232] Philosophumena, VI, 14. <<
Página 503
[233]Al principio hay los vasos omfalo mesentéricos, dos arterias y dos venas,
que desaparecen después como el «área vascular» de la vesícula umbilical, de
que proceden. Respecto a los vasos umbilicales, el cordón arrolla en sí de
derecha a izquierda una sola vena umbilical que lleva al feto la sangre
oxigenada de la madre, y dos arterias umbilicales o hipogástricas que llevan a
la placenta la sangre impura del feto. Los vasos ofician así inversamente a
cómo sucede en la vida extra uterina. De esta suerte corrobora la ciencia los
conocimientos del ocultismo antiguo, pues en la época de Simón el Mago,
ningún hombre, excepto los iniciados, sabían absolutamente nada de
Fisiología ni de la circulación de la sangre. Mientras estaba en prensa el
presente estudio, recibí dos folletos del doctor Jerome A. Anderson,
publicados respectivamente en 1884 y 1888, en los que se demuestra con
argumentos científicos la nutrición del feto, tal como queda expuesta en el
apunte I. En resumen, el feto se nutre por ósmosis mediante el líquido
amniótico y respira por medio de la placenta. Poco o nada sabe la ciencia
acerca del líquido amniótico y sus oficios. Si alguien quisiere estudiar esta
cuestión, puede valerse del folleto del doctor Anderson, titulado: Remarks on
the Nutrition of the Fœtus (Wood & Cª, Nueva York). <<
Página 504
[234] Véase Eusebio, Historia Eclesiástica, III. 26. <<
Página 505
[235] De Mysteriis, I, 100 y 109. <<
Página 506
[236] De Mysteriis, cap. V. pág. 290, y cap. VII. <<
Página 507
[237] De Mysteriis, p. III, sección III, pág. 100. <<
Página 508
[238]Adeptos, ya de la derecha ya de la izquierda, cuyos cuerpos han muerto,
pero que han aprendido a vivir en el invisible espacio, en sus etéreas
personalidades. <<
Página 509
[239] Véase volúmenes I, III y IV. <<
Página 510
[240] La tónica o diapasón de la Naturaleza manifestada. <<
Página 511
[241] Según queda dicho, el rojo y el verde son intercambiables. <<
Página 512
[242]Véase Five Years of Theosophy, págs. 273 a 278 (edición de 1885;
págs. 175–8 en la edición revisada de 1894). <<
Página 513
[243] Apud Grebut Papyrus Orbiney, pág. 101. <<
Página 514
[244] San Pablo I, Corintios, III, 16. <<
Página 515
[245]
Los Kumâras superiores que ya no encarnan en el Universo durante este
Mahâmanvantara. <<
Página 516
[246] Véase The Mahâtmâ Letters to A. P. Sinnet, pág. 41. <<
Página 517
[247] Lucifer, Nov. de 1889. pág. 227. <<
Página 518
[248] La Voz del Silencio, págs. 68 y 94. <<
Página 519
[249]«Nature’s Finer Forces», The Theosophist Noviembre de 1887, pág. 98.
Las alusiones que hacemos a las Fuerzas más sutiles de la Naturaleza, se
refieren a los ocho artículos publicados en The Theosophist [1887–8] y no a
los quince ensayos y la traducción de un capítulo del Shivâgama, contenidos
en el libro de aquel mismo título. El Shivâgama es puramente tántrico en sus
pormenores, y solo perjuicio puede producir la práctica de sus preceptos. Por
mi parte disuadiría enérgicamente a los estudiantes de todo intento de todas
estas prácticas de Hatha Yoga, porque o labrarán su propia ruina, o
retrocederán de tal manera que les sea casi imposible recuperar en esta
encarnación el terreno perdido. La referida traducción ha sido
considerablemente expurgada, y ni aun así convenía publicarla; encomia la
magia negra de la peor especie, y es el polo opuesto del Râja Yoga espiritual.
Id con cuidado, os digo. <<
Página 520
[250] Premiado con medalla de oro por los editores de The Theosophist. <<
Página 521
[251] Los principios del Universo y del hombre. <<
Página 522
[252]
Recuérdese que nuestros reencarnados egos se llaman los Mânasaputras,
«Hijos de Manas» (Mahat, la Inteligencia o Sabiduría. <<
Página 523
[253]Prâna es en la tierra, en todo caso, una modalidad solo de la vida, un
constante y cíclico movimiento de dentro a fuera y de fuera adentro, la
inspiración y expiración de Jîva o la vida única, sinónima de la Absoluta e
Incognoscible Divinidad. Prâna no es la Vida absoluta, o Jîva, sino su aspecto
en un mundo de ilusiones. En The Theosophist (Mayo de 1888, pág. 478) se
dice que Prâna es «un estado más sutil que la densa materia terrestre». <<
Página 524
[254]Es un error contar el «Kâma Rûpa» como cuarto principio humano; pues
hasta después de la muerte no adquiere forma, sino que sintetiza los
elementos kâmicos es decir, los deseos y pasiones tales como la cólera,
lujuria, envidia, venganza, etc., que son la progenie del egoísmo y de la
materialidad. <<
Página 525
[255]
La vida terrena es el mundo de las causas, y el estado Devachanico el
mundo de los efectos, en este aspecto. <<
Página 526
[256]En las sesiones mediumnísticas solo se puede materializar este Kâma
Rûpa, y esto es lo que frecuentemente sucede, cuando la aparición no es la del
mismo astral del médium. ¿Cómo es posible, pues, considerar como «ángel»,
ni como espíritu desencarnado, a tan vil haz de pasiones y concupiscencias
mundanas, galvanizado solo por el organismo del médium? Valdría tanto
como diputar por ángeles buenos a los microbios de la peste. <<
Página 527
[257]Esta desintegración ocurre en un período más o menos largo, según el
grado menos o más espiritual de la personalidad cuyas escorias forman el
fantasma. Si prevaleció la espiritualidad, el fantasma o larva, se desintegrará
rápidamente; pero si la personalidad fue muy materialística, el Kâma Rûpa
puede subsistir siglos; y en determinados, aunque raros casos, sobrevive con
ayuda de sus esparcidos Skandhas residuos que, andando el tiempo, se
transforman en elementales. En Key to Theosophy, pág. 141 y siguientes se
explica, sin entrar en pormenores, cómo los Shandhas son gérmenes de
efectos kármicos. <<
Página 528
[258] La Clave de la Teosofía, pág. 141, edición inglesa. <<
Página 529
[259]Siguiendo al Shivâgama, el autor de la citada obra enumera los Tattvas y
sus correspondencias en el orden siguiente: Âkâsha (éter), Vâyu (gas), Tejas
(calor), Âpas (líquido), y Prithivî (sólido). <<
Página 530
[260] Véanse las Notas sobre el Víshnu Purâna, de Fitz–Edward Hall. <<
Página 531
[261]El par de opuestos a que nos hemos referido al hablar de la Vida Una (la
Raíz de todo) y el Âkâsha en su período de prediferenciación se corresponde
con el Brahma neutro y el Aditi de algunos hinduistas, y están en la misma
relación que el Parabrahman y Mûlaprakriti de los vedantinos. <<
Página 532
[262]Anupâdaka (Opapâtika en pâly) significa el «sin padres» o nacido de sí
mismo, por transformación. Ejemplo de ello tenemos en Brahmâ que surge del
Loto (símbolo del Universo) que se nutre del ombligo de Vishnu. En este
símbolo representa Vishnu el ilimitado y eterno espacio; y Brahmâ representa
el Universo y el Logos. El Buddha mítico nace también de un Loto. <<
Página 533
[263] De Tejas, que significa luminoso. <<
Página 534
[264] Sede de todos los dioses fálicos, creador. <<
Página 535
[265] Véase The Theosophist, Febrero de 1888, pág. 276. <<
Página 536
[266] No de Pranâ o la fuerza vital del hombre físico. <<
Página 537
[267]
Según los ocultistas, de la periferia del huevo áurico, por cuyo medio nos
comunicamos con los planos superiores del universo. <<
Página 538
[268] Sœmmerring, De Acervulo Cerebri, II, 322. <<
Página 539
[269]En la Iglesia griega ortodoxa no pueden los niños recibir el sacramento
de la penitencia antes de los siete años, que es para ellos la edad del uso de
razón. <<
Página 540
[270] De Caus. Ep. XII. <<
Página 541
[271] Advers Med. II, 322. <<
Página 542
[272] De Lapillis Glandulæ Pinealis in Quinque Ment Alien, 1753. <<
Página 543
[273]Los experimentos llevados a cabo por varios físicos para determinar la
velocidad del fluido eléctrico difieren notablemente en sus resultados, pues la
velocidad depende del conductor. —N. del T. La velocidad que para la
corriente eléctrica da la autora, coincide con la que encontró Wheastone en
1883, de 463 000 kilómetros por segundo, o 450 000 en un hilo de cobre.
Fizeau y Gonnelle la calcularon en menos de 180 000 kilómetros para un hilo
de hierro. Kischhoff y Maxwell, le asignaron una velocidad de kilómetros o
aproximadamente la de la luz. Según Gould, en los hilos telegráficos
ordinarios es de solo 22 500 a 25 700 kilómetros. Aquí la autora trata del
cuerpo humano, que es un buen conductor. <<
Página 544
[274]Téngase en cuenta que jamás se han publicado las prácticas del
verdadero Râja Yoga. <<
Página 545
[275]
Véase: «Stray Thoughts on Death and Satan, —en The Theosophist, III.
núm. 1. Véase también—: Fragments of Occult Truth», III y IV. <<
Página 546
[276] II, 368 y siguientes. <<
Página 547
[277] Estrella de cinco puntas. —N. del T. <<
Página 548
[278]La esencia del Ego Divino es «pura llama»; una entidad a la que nada
puede añadirse y de la que nada puede quitarse. Por lo tanto, no queda ella
disminuida por las innumerables mentes inferiores, que de ella se desprenden
como chispas de la hoguera. Sirva esto de respuesta a la objeción de un
esoterista que preguntaba cuál era la inextinguible esencia de la misma y
única Individualidad capaz de suministrar un intelecto humano para cada
nueva personalidad en que se encarna. <<
Página 549
[279]El cerebro, o máquina de pensar, no se limita a la cabeza; sino que, como
saben los fisiólogos no materialistas, todos los órganos del cuerpo humano, el
corazón, el hígado, los pulmones, etc., así como los nervios y músculos
tienen, por decirlo así, su peculiar cerebro o máquina de pensar. Como
nuestro cerebro no interviene en las operaciones colectivas e individuales de
cada órgano, preguntamos quién los guía tan certeramente en sus incesantes
funciones; quién los mueve a operar, no como piezas de un reloj (según
alegan algunos materialistas), que al menor tropiezo o rotura se paran, sino
como entidades dotadas de instinto. Decir que es la Naturaleza, es no decir
nada; porque, después de todo, la Naturaleza no es ni más ni menos que el
conjunto de todas esas funciones, la suma de cualidades y atributos físicos,
mentales, etcétera, en el universo y el hombre; la totalidad de agentes y
fuerzas guiadas por leyes inteligentes. <<
Página 550
[280] Epístola a los Colosenses, 3–3. <<
Página 551
[281] Libro de los Preceptos de Oro. <<
Página 552
[282]Léase desde el último párrafo de página 367 hasta el fin del primer
párrafo de página 370 [edición inglesa] y compárese lo escrito entonces con
lo que expreso actualmente. <<
Página 553
[283] Véase Key to Theosophy, págs. 147, 148 y siguientes. <<
Página 554
[284] Mahâ–Buddhi, en los Purânas. <<
Página 555
[285]Dícese que Kâma Rûpa, vehículo del Manas inferior, reside en el cerebro
físico, en los cinco sentidos corporales y en todos los órganos sensorios del
cuerpo físico. <<
Página 556
[286] Tanmâtra significa forma sutil y rudimentaria, el tipo grosero de los
elementos más delicados. Los cinco Tanmâtras son realmente las propiedades
o cualidades características de la materia y de todos los elementos. La
verdadera acepción de la palabra es «algo» o «simplemente trascendental» en
el sentido de propiedades o cualidades. <<
Página 557
[287] Véase: The Theosophist, «The Real and the Unreal», Agosto de 1883. <<
Página 558
[288]En el Glosario de La Voz del Silencio se dice que es una proyección del
Manas inferior, o más bien el lazo entre éste y el Ego superior, o entre el alma
humana y el alma espiritual o divina. Como quiera que el autor de El
Buddhismo Esotérico y El Mundo oculto llama Manas al alma humana y
Buddhi al alma espiritual, dejé estos mismos términos en La Voz del Silencio,
en consideración a que era un libro destinado al público. <<
Página 559
[289]Las exotéricas enseñanzas del Râja Yoga llaman al Antahkarana el
órgano interno de percepción y lo dividen en cuatro partes: Manas inferior,
Buddhi (razón), Ahankâra (personalidad) y Chitta (facultad pensante). Junto
con varios otros órganos forma una parte del Jîva, el alma llamada también
Lingadeha. Sin embargo, los esoteristas no deben dejarse extraviar por esta
versión vulgar. <<
Página 560
[290] Hombre sin pecado. <<
Página 561
[291]Se entiende aquí por aniquilación la carencia en la memoria eterna del
más leve vestigio del alma sentenciada; y por lo tanto significa aniquilación
en la eternidad. <<
Página 562
[292] La Tierra es el Avitchi, y el peor Avitchi posible. <<
Página 563
[293] Un breve período de espiritual aspiración y sincero arrepentimiento. <<
Página 564
[294]Estado de Avîtchi en la Tierra. La vida terrestre es el único infierno que
existe, para los seres humanos de este planeta. Avîtchi no es un lugar, sino el
estado diametralmente opuesto al Devachan. Tal estado puede sufrirlo el
alma, ya en el Kâma Loka como despojo semiconsciente, ya en un cuerpo
humano, cuando renace para sufrir el Avîtchi. Nuestras doctrinas no admiten
otro Infierno. <<
Página 565
[295] Los ocultistas dicen, «Inmortal en Satán». <<
Página 566
[296] Véase The Theosophist, octubre de 1881 y noviembre de 1882. <<
Página 567
[297] La Voz del Silencio, pág. 97 (edición inglesa). <<
Página 568
[298] Pasaje ya citado. <<
Página 569
[299]
En una nota del tomo II (edición inglesa) de Isis sin Velo, se echará de
ver que aún los egiptólogos profanos y hombres que, como Bunsen,
desconocían la Iniciación, quedaron sorprendidos de su descubrimiento al
encontrar la «Palabra» mencionada en papiros antiguos. <<
Página 570
[300]Esta unión equivale en mi concepto al estado que los cristianos llaman
gracia de Dios. —N. del T. <<
Página 571
[301]Por esto afirman los cristianos que de nada valen las oraciones a quien no
está en gracia de Dios. —N. del T. <<
Página 572
[302]
Entre ellos: «Fragments of Occult Truth», en la revista The Theosophist,
tomos III y IV. <<
Página 573
[303] Véase The Theosophist, Octubre 1881, pág. 14 y siguientes. <<
Página 574
[304] Leed La Voz del Silencio, págs. 40 y 63 (edición inglesa). <<
Página 575
[305] Tal como se pronuncian en latín y no en las lenguas europeas. <<
Página 576
[306] Véase La Voz del Silencio, VIII. <<
Página 577
[307]Estas notas han sido proporcionadas por los estudiantes [cuyas iniciales
van al pie] y fueron aprobadas por H. P. B. <<
Página 578
[308] Véanse las explicaciones referentes anteriores al Diagrama I. <<
Página 579
[309] Diagramas II. <<
Página 580
[310][Esta pregunta era algún tanto oscura. Evidentemente, el interrogante
deseaba saber si el huevo áurico es una diferenciación del Âkâsha en la que,
cuando el niño llegue a hombre, y si llega a ser adepto, puede entretejer los
materiales necesarios para fines especiales]. <<
Página 581
[311][H. P. B. quiso saber si esta pregunta se refería al significado del
Triángulo o al modo de representarlo en la «pantalla de Luz». El que
formulaba la pregunta declaró que se refería a esto último, y entonces
dio H. P. B. la respuesta que aparece en el texto]. <<
Página 582
[312]
[Esta pregunta quedó sin respuesta porque iba demasiado lejos. El Anillo
lmpasable está en la circunferencia del Universo, manifestado]. <<
Página 583
[313]Por esto se dice también que le inician los devas. Antes morirá un indo
que revelar este nombre. <<
Página 584
[314]El oído depende de la vibración de las partículas moleculares. El orden
perceptivo se encierra en la frase que dice: «El discípulo siente, oye y ve». <<
Página 585
[315] El gas hilarante es el óxido nitroso que tiene por fórmula NO2 – N. del T.
<<
Página 586
[316] La Vida universal tiene también siete principios. <<
Página 587
[317] El número de rayos es arbitrario y carece de importancia. <<
Página 588
[318] Luz, calor, electricidad, magnetismo, sonido, etc. <<
Página 589
[319] De pada que significa pie. <<
Página 590
[320]Se preguntó por qué el calificativo âlayico se aplica al estado âtmico y no
al buddhico.
R. Porque estas clasificaciones no son cerradas e invariables, sino que cada
término puede mudar de sitio, según sea la clasificación exotérica, esotérica o
práctica. Los estudiantes han de esforzarse en reducir todas las cosas a estados
de conciencia. Buddhi es realmente uno e indivisible. Es un sentimiento
íntimo, y absolutamente imposible de expresar en palabras. Toda catalogación
es inútil para explicarlo. <<
Página 591
[321] El que adquiere el conocimiento de Mâyâ se convierte en adepto. <<
Página 592
[322]
Todos estos «espacios» denotan las especiales corrientes magnéticas, los
planos de substancia y los grados de aproximación que la conciencia del
yogui, o del chela, realiza hacia la asimilación con los habitantes de los lokas.
<<
Página 593
[323]Apercepción significa percepción, acción consciente, no según el
concepto de Leibnitz, sino cuando la atención se fija en la percepción.
Apercepción es en Filosofía, «la percepción del conocimiento interior». <<
Página 594
[324] Se unen aquellas «impresiones» superiores, aún al plano Devachanico.
<<
Página 595
[325]
[Tenemos, por lo tanto, tres órdenes de impresiones que podremos
denominar: Kámicas, Devachanicas y Manásicas]. <<
Página 596
[326] Los ojos, los oídos, las ventanas de la nariz y la boca. —N. del T. <<
Página 597
[327]
[Ordenando inversamente las Nidânas, esto es, del 12.º al 1.º dan el orden
evolucionario. N. del E. de la edición de 1897]. [Para el significado de estas
palabras, véase el Glosario al final de la obra]. <<
Página 598
[328] Demonios o espíritus malignos, que actúan en la tierra. <<
Página 599
[329] De hombres o de animales, en Kâma Loka o en la luz astral. <<
Página 600
[330] [En este caso quiere decir un iniciado, pues con la palabra adepto
expresaba H. P. B. en general cualquiera de los grados de la Iniciación. Como
se ve, ella usaba la expresión Mâyâvi Rûpa en más de un sentido. —N. del E.
de la edición de 1897]. <<
Página 601
[331] Aquí parece referirse la autora al caso de la «muerte del alma». <<
Página 602
[332] Esta posibilidad de aspiración es la «gracia» de los cristianos. <<
Página 603
Página 604