Castillo Interior de Santa Teresa de Ávila
Castillo Interior de Santa Teresa de Ávila
Castillo Interior de Santa Teresa de Ávila
Introducción
Santa Teresa de Ávila escribió Castillo Interior bajo “el poder de la obediencia”
hacia el final de su vida, comenzando el libro el 2 de junio de 1577 y finalizándolo el
29 de noviembre del mismo año.
El origen del Castillo Interior de Santa Teresa se produjo después de que ésta
recibiera una visión de Cristo, en la que se le representaba “el alma como si fuera
un castillo hecho de un solo diamante o de un cristal muy claro, en el que hay
muchas habitaciones, como en el Cielo”. hay muchas mansiones”
En el centro del castillo de cristal está el Sol, o el Rey, quien otorga todo el
esplendor y belleza al resto del castillo. Cuanto más nos acercamos al centro, mayor
es la luz. Tenga en cuenta que esta visión tiene similitudes notables con la visión
final del Nuevo Testamento: el capítulo 21 del libro de Apocalipsis. Las 7 mansiones
son más una continuidad (un crecimiento gradual e imperceptible) que habitaciones
separadas.
2. Ánimo : Cuando comprendamos los sacrificios y las dificultades que son parte
normal del viaje hacia nuestro destino, no nos sorprenderemos sino que más bien
nos animaremos a ver nuestro crecimiento a lo largo del camino. Además, cuando
conocemos los placeres de la realización contemplativa, será mucho más probable
que hagamos los sacrificios que implica alcanzarla.
1ra mansión
Nota: La 1ª Mansión corresponde a la 1ª forma de obtener agua de Santa Teresa, la
de sacar agua de un pozo mediante un balde, lo que supone un gran esfuerzo
humano.
Estas personas están libres de pecados graves y quieren evitar ofender a Dios (por
eso el Rey habita en su castillo), sin embargo, todavía están inmersos en los
asuntos y placeres mundanos (una relación débil con el Rey, por lo que apenas ven
Su luz).
“Hasta donde puedo entender, la puerta por la que debemos entrar a este castillo es
la oración y la consideración . Hablo tanto mental como vocal: al ser oración, debe
hacerse con atención; porque aquella que no considera con quién habla, y qué pide,
y quién es la que pide, y a quién pregunta, poco sabe de la oración, por mucho que
se muevan sus labios”
“Este conocimiento de nosotros mismos es tan importante, que deseo que nunca
admitáis ninguna relajación en él, por muy elevado que seáis, porque mientras
vivimos en esta tierra, nada es más necesario para nosotros que la humildad …
porque, en mi opinión , nunca seremos capaces de conocernos a nosotros mismos,
a menos que nos esforcemos por conocer a Dios. Al considerar su grandeza,
descubrimos nuestra propia bajeza; al contemplar Su pureza, descubrimos nuestra
propia inmundicia, y al contemplar Su humildad, descubriremos cuán lejos estamos
de ser verdaderamente humildes... nuestras imperfecciones se descubren mejor al
contrastarlas con las perfecciones divinas”