Lectopolis Cierre 5to
Lectopolis Cierre 5to
Lectopolis Cierre 5to
E
Nombre: Curso:
El sándwich
Pepe Pelayo
E
se día me preparé el sándwich más rico y grande que se haya visto jamás. Tenía la boca
hecha agua. Me lo serví en un plato para comérmelo con tranquilidad en el patio. Pero, de
pronto, recordé que estaba solo en casa con Yoyito. ¿Y si me veía y se le antojaba la
mitad del sándwich? Decidí entonces comérmelo encerrado en el baño...
Solo contemplarlo era una locura. Dos tapas de pan apretaban una hamburguesa doble,
hojas de lechuga, cebollas, pepinillos, dos capas de rodajas de tomates, un huevo frito, varias
lascas de queso, y sobredosis de mayonesa, mostaza y kétchup... De nuevo se me hizo agua
la boca.
Pero había un problema. O me comía uno a uno los ingredientes por separado o aplastaba
los panes y me lo comía todo a mordiscos, abriendo la boca lo más posible. Sí, porque el
sándwich medía unos centímetros más que una estiradísima boca promedio. Y la mía no era
tan grande... Dudé.
Y en esa vacilación estaba cuando Yoyito, al no encontrarme por ningún lado, comenzó a
llamarme a gritos.
No lo pensé dos veces. Que me perdonara mi hermanito, pero no podía compartir
aquella delicia.
Abrí tan desmesuradamente la boca que sonaron los huesos de mi mandíbula. Sentí un
dolor agudo, pero enseguida se me pasó. Sin embargo, una sensación de parálisis me invadió
la cara. Tocándola con mis dedos lo pude comprobar: ¡se me había trabado la quijada! ¡No
podía cerrar la boca! ¡Era increíble! ¡Tenía que ir al médico lo más pronto posible!
Pero sentí miedo. ¿Y si salía y se burlaban de mí en la calle? Era muy fácil reírse si me
comparaban con un buzón, por ejemplo.
O si un gracioso me metía un papelito arrugado como si mi boca fuera un basurero. ¿Y qué
diría Cary si me viera así? Nunca más se interesaría por mí. ¡Y lo que era peor! ¡Si el pesado de
Orco me llenaba la boca con agua sacada de cualquier lugar! ¡O un hombre, sin darse cuenta,
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me apagaba un cigarrillo en la boca confundiéndola con un cenicero! No, no podía salir así...
¿Pero, qué podía hacer?
Intenté cerrarla a la fuerza, con una mano en la cabeza y otra debajo de la mandíbula. Nada.
Entonces se me ocurrió una idea estrambótica, pero era mi única oportunidad: me
golpearía la quijada con el puño cerrado. Comencé suavemente. Nada. Continué con más
fuerza. Nada. La tercera vez, me concentré pensando en que golpeaba la cara de Orco.
El knock-out fue fulminante...
Percibí un fuerte olor a alcohol. Poco a poco se me fue aclarando la vista y comprobé que
me encontraba en un hospital. Reconocí a mis padres parados delante de la camilla. Entonces
escuché el tono alto y agudo de la voz de mi hermanito:
—...y sentí un estruendo. Empujé la puerta y vi que era Ada. Entonces llamé a la
ambulancia, como ustedes me enseñaron, y lo trajeron para acá. Ah, y también recogí su
sándwich...
—Pues cómetelo tú, hijo mío —dijo mi madre—. Te lo mereces.
En ese instante sentí que se me hacía la boca agua. Y sentí también un profundo odio por
mi hermanito...
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Prueba 3
3 ¿Cuál es el propósito del texto anterior?
A. Narrar una historia.
B. Informar sobre un hecho.
C. Informar acerca de la vida de una persona.
D. Entregar instrucciones de cómo hacer un sándwich.
4 En la frase:
“... y sentí un estruendo. Empujé la puerta y vi que era Ada. Entonces llamé a la
ambulancia, como ustedes me enseñaron, y lo trajeron para acá”, ¿a qué se refiere la
frase destacada?
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Lee el siguiente diario de vida y responde las preguntas 5 a 7.
Aventuras de Superpepe
Lunes, 5 de agosto
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Prueba 3
que canta un gallo. El problema es que, una vez arriba, el vértigo se apoderó
de mí. ¡Me quedé paralizado! Mientras el gato maullaba, yo pedía socorro. Y,
al oírme, el gato maullaba aún más fuerte. Afortunadamente, entre los dos
organizamos tal escándalo que los bomberos no tardaron mucho en venir a
rescatarnos.
He de reconocer que mi actuación como superhéroe dejó bastante que
desear. Pero no voy a darme por vencido por un poco de vértigo. Seguro
que inconvenientes de ese tipo le surgieron hasta al mismísimo Spiderman.
Sin embargo, con renovados ánimos, me he subido nuevamente en mi
superbicicleta. Algo en mi corazón de superhéroe me decía que iba a llevar
a cabo un cometido importante.
Nada más salir oí los gritos de una mujer. A través de una ventana vi a un
hombre que agarraba a una señora por el cuello. «Una dama en apuros», me
dije, y, como hubiera hecho el Capitán Trueno, acudí a auxiliarla. Para no
perder un segundo rompí el cristal de una pedrada, me colé en la habitación
y abatí al siniestro individuo. Yo esperaba que la dama se lanzara a mis
brazos y me abrumara con frases de agradecimiento. Todo lo contrario. La
buena señora, además de darme un sartenazo, me lanzó improperios como
una histérica. Sucede que en realidad ella era cantante y el hombre que la
asía por el cuello era en realidad su profesor, quien estaba comprobando la
vibración de sus cuerdas vocales.
¿Qué hubiera hecho Batman en una situación como esta? Yo opté por
disculparme y quitarme de en medio sin darles tiempo a reaccionar.
Cualquiera pensaría que esto ha servido para hacerme desistir de mi
empeño de convertirme en superhéroe. Nada más lejos de la realidad. Pero
sí me ha obligado a replantearme mis métodos. Después de mucho
reflexionar, he llegado a una conclusión: lo mejor será crear una página
web. En ella ofreceré mis servicios y, como un quijote moderno, continuaré
con mi generosa empresa: ayudar a la humanidad. Después de todo, ¿qué
sería de ella sin Superpepe?
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5 En el fragmento
“y el hombre que la asía por el cuello era en realidad su profesor, quien estaba
comprobando la vibración de sus cuerdas vocales”, la palabra destacada se puede
reemplazar por:
A. Miraba.
B. Tomaba.
C. Tocaba.
D. Acariciaba.
6 ¿Por qué Pepe pensaba que era normal que se rieran de él?
A. Porque no llevaba una armadura.
B. Porque nunca había ayudado a nadie.
C. Porque sentía vergüenza por su malla.
D. Porque los superhéroes nunca han sido comprendidos.
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Prueba 3
Lee la siguiente noticia y responde las preguntas 8 a 13.
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8 ¿Qué le pidió Kailash Satyarthi al Parlamento de la India?
A. Que se celebre el Día del Niño.
B. Que le entreguen el Premio Nobel de la Paz.
C. Que apruebe una ley contra el trabajo infantil.
D. Que aseguren educación para todos los niños hasta los catorce años.
10 En el fragmento:
“mientras su país celebra el Día del Nió, millones de menores son obligados a languidecer
en trabajos en granjas, minas, fábricas y en sus propios hogares”, la palabra destacada se
puede reemplazar por:
A. Apenarse.
B. Humillarse.
C. Debilitarse.
D. Angustiarse.
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Prueba 3
11 ¿Por qué Satyarthi pide acelerar la legislación del trabajo en el Día del Niño?
A. Porque es un día en que los niños esperan un regalo.
B. Porque es el único día en que se recuerda a los niños.
C. Porque es un día representativo para los derechos de los niños.
D. Porque es un día importante para que las personas se preocupen por los niños.
13 Si se aprobara legislar el trabajo infantil, ¿cuál de los siguientes sería un buen titular para
un reportaje sobre el tema?
A. “El duro trabajo infantil”.
B. “Los hábitos de estudio de niños”.
C. “Los padres de niños que trabajan”.
D. “Las leyes para enfrentar el trabajo infantil”.
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Lee el siguiente poema y responde las preguntas 14 a 18.
I
Arauco tiene una pena
Que no la puedo callar,
Son injusticias de siglos
Que todos ven aplicar,
Nadie le ha puesto remedio
Pudiéndolo remediar.
Levántate, Huenchullán.
II
Un día llega de lejos
Huescufe conquistador,
Buscando montañas de oro,
Que el indio nunca buscó,
Al indio le basta el oro
Que le relumbra del sol.
Levántate, Curimón.
III
Entonces corre la sangre,
No sabe el indio qué hacer,
Le van a quitar su tierra,
La tiene que defender,
El indio se cae muerto,
Y el afuerino de pie.
Levántate, Manquilef.
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Prueba 3
IV
Adónde se fue Lautaro
Perdido en el cielo azul,
Y el alma de Galvarino
Se la llevó el viento sur,
Por eso pasan llorando
Los cueros de su kultrún.
Levántate, pues, Callfull.
V
Del año mil cuatrocientos
Que el indio afligido está,
A la sombra de su ruca
Lo pueden ver lloriquear,
Totora de cinco siglos
Nunca se habrá de secar.
Levántate, Callupán.
VI
Arauco tiene una pena
Más negra que su chamal,
Ya no son los españoles
Los que les hacen llorar,
Hoy son los propios chilenos
Los que les quitan su pan.
Levántate, Pailahuán.
VII
Ya rugen las votaciones,
Se escuchan por no dejar,
Pero el quejido del indio
¿por qué no se escuchará?
Aunque resuene en la tumba
La voz de Caupolicán,
Levántate, Huenchullán.
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14 ¿Qué intenta transmitir el hablante en la segunda estrofa?
A. La desolación del indio.
B. La avaricia del extranjero.
C. La conquista de los españoles.
D. La relación entre la naturaleza y el indio.
17 Según lo que plantea el hablante en la quinta estrofa, ¿qué se puede inferir sobre la vida
del indio?
A. Que su vida es triste y esforzada.
B. Que construye su ruca con totora.
C. Que lleva un sufrimiento de cuatro siglos.
D. Que llora por su pobreza.
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Prueba 3
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21 ¿Qué hace el jugador que gana?
A. Venda los ojos.
B. Abandona el juego.
C. Se venda los ojos y atrapa.
D. Puede continuar escapando de la “gallinita”.
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Prueba 3
Lee la siguiente leyenda y responde las preguntas 23 a 28.
El paso de Nian
Leyenda china
Hace muchos años hubo un monstruo llamado Nian, que atemorizaba a los
habitantes de las aldeas próximas a la costa. Quienes lo habían visto lo describían
como una bestia de enorme cabeza y largos cuernos. Vivía en las profundidades
del mar y solo salía a la superficie en año nuevo. Entonces, en busca de su
alimento, arrasaba con todo: destrozaba las casas, devoraba el ganado, perseguía a
los niños… Cuando se acercaba la venida de Nian, los vecinos recogían sus cosas y
huían a las montañas hasta que el monstruo regresaba al mar.
Un año, mientras se organizaba la huida en una aldea costera, llegó un
anciano de largos cabellos blancos y mirada serena. Preguntó dónde podía pasar
la noche, pero nadie pudo atenderlo, pues todos se estaban preparando para
subir a las montañas. Cuando el hombre entendió qué sucedía, dijo a los
aldeanos:
—Es su miedo el que alimenta la cólera de Nian. Deben hacerle frente.
Lo miraron perplejo, pues sabían que estar cerca de la bestia implicaría la
muerte, sin embargo, escucharon al viejo y su plan les pareció convincente.
Todos decidieron quedarse y seguir sus órdenes.
Al caer la noche, se encerraron en sus casas. Cuando el monstruo llegó, la aldea
estaba sumida en un inquietante silencio. De repente, todos los vecinos salieron de
sus casas con antorchas, encendieron fogatas e iluminaron las casas, haciendo
resplandecer los cristales de las ventanas, que habían sido forrados con papeles
rojos. Al fuego y las luces se unió el estruendo de petardos y fuegos artificiales.
Nian huyó despavorido hacia el mar.
Al darse cuenta de que se habían librado del monstruo, los vecinos continuaron
encendiendo petardos y haciendo ruido para celebrar la victoria. El anciano fue
aclamado como un héroe, pues había dado a los habitantes de la aldea el valor
necesario para enfrentarse a Nian y derrotarlo.
La noticia corrió de pueblo en pueblo y de región en región. Y desde entonces en
China el color rojo, los petardos y el ruido van unidos a la celebración del año nuevo.
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23 ¿Qué llevaba a Nian a salir del mar?
A. Ir a las montañas.
B. Buscar alimentos.
C. Destrozar las casas.
D. Asustar a los aldeanos.
24 ¿Cuál de las siguientes es una característica del anciano?
A. Sabio.
B. Ingenioso.
C. Solitario.
D. Estratégico.
25 La leyenda explica:
A. Cómo defender a un pueblo de amenazas.
B. La importancia de escuchar a los ancianos.
C. Cómo se originó la celebración del año nuevo chino.
D. La causa de la muerte del ganado en los años nuevos.
26 ¿Qué características de los aldeanos hicieron que se liberaran del monstruo?
A. Osados y honestos.
B. Cobardes y astutos.
C. Valientes e ingeniosos.
D. Honrados e ingeniosos.
27 ¿Qué significa la expresión: “Es su miedo el que alimenta la cólera de Nian"?
A. Que Nian tiene miedo y rabia.
B. Que el miedo de ellos hace feliz a Nian.
C. Que el miedo de ellos es la causa de la cólera de Nian.
D. Que mientras más rabia tiene Nian, más miedo sienten los aldeanos.
28 ¿Cuál es la idea principal del texto?
A. Un año nuevo de felicidad.
B. Un pueblo que vence sus miedos.
C. Un monstruo que deja tranquilo a los aldeanos.
D. Un anciano que es escuchado por los aldeanos.
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Prueba 3
Lee el siguiente artículo informativo y responde las preguntas 29 a 33.
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29 ¿Cuál es el origen de la comida típica de Chile?
A. De Alemania y Francia.
B. De los pueblos originarios y monjas españolas.
C. De España, Francia y Alemania.
D. De los pueblos originarios y países europeos.
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Prueba 3
Lee el siguiente mito y responde las preguntas 34 a 37.
El tiempo
Mito maya
El tiempo de los mayas nació y tuvo nombre cuando no existía el cielo ni había
despertado todavía la tierra.
Los días partieron del oriente y se echaron a caminar.
El primer día sacó de sus entrañas al cielo y a la tierra.
El segundo día hizo la escalera por donde baja la lluvia.
Obras del tercero fueron los ciclos de la mar y de la tierra y la muchedumbre de
las cosas.
Por voluntad del cuarto día, la tierra y el cielo se inclinaron y pudieron encontrarse.
El quinto día decidió que todos trabajaran.
Del sexto salió la primera luz.
En los lugares donde no había nada, el séptimo día puso tierra.
El octavo clavó en la tierra sus manos y sus pies.
El noveno día creó los mundos inferiores. El décimo día destinó los mundos inferiores
a quienes tienen veneno en el alma.
Dentro del sol, el undécimo día modeló la piedra y el árbol.
Fue el duodécimo quien hizo el viento. Sopló viento y lo llamó espíritu, porque no
había muerte dentro de él.
El décimo tercer día mojó la tierra y con barro amasó un cuerpo como el nuestro.
Así se recuerda en Yucatán.
Eduardo Galeano, Memoria del Fuego I. Los nacimientos
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35 ¿Qué día se juntó el cielo y la tierra?
A. El sexto día.
B. El cuarto día.
C. El primer día.
D. El décimo día.
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Lectópolis E > Comprensión lectora
Prueba 3
Lee el siguiente fragmento de novela y responde las preguntas 37 a 40.
Capítulo X
Antoine de Saint-Exupéry
Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330.
Comenzó, entonces, a visitarlos para buscar un trabajo y para instruirse.
El primero estaba habitado por un rey. El rey, vestido de púrpura y armiño, se hallaba
sentado en un trono muy sencillo y, sin embargo, majestuoso.
—¡Ah! He aquí un súbdito —exclamó el rey cuando vio al principito.
Y el principito se preguntó:
—¿Cómo puede reconocerme si nunca me ha visto antes?
No sabía que para los reyes el mundo está muy simplificado. Todos los hombres son
súbditos.
—Acércate para que te vea mejor —le dijo el rey, que estaba orgulloso de ser al fin
rey de alguien.
El principito buscó con la mirada donde sentarse, pero el planeta estaba totalmente
cubierto por el magnífico manto de armiño. Quedó, pues, de pie, y como estaba
fatigado, bostezó.
—Es contrario al protocolo bostezar en presencia de un rey —le dijo el monarca—. Te
lo prohíbo.
—No puedo impedirlo —respondió confuso el principito— He hecho un largo viaje y
no he dormido...
—Entonces —le dijo el rey— te ordeno bostezar. No he visto bostezar a nadie desde hace
años. Los bostezos son una curiosidad para mí. ¡Vamos!, bosteza otra vez. Es una orden.
—Eso me intimida..., no puedo... —dijo el principito, enrojeciendo.
—¡Hum! ¡Hum! —respondió el rey—. Entonces te... te ordeno bostezar o no bos...
Farfulló un poco y pareció irritado.
El rey exigía esencialmente que su autoridad fuera respetada. Y no toleraba la
desobediencia. Era un monarca absoluto. Pero, como era muy bueno, daba órdenes
razonables.
“Si ordeno, decía corrientemente, si ordeno a un general que se transforme en ave
marina y si el general no obedece, no será culpa del general. Será culpa mía”.
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—¿Puedo sentarme? —inquirió tímidamente el principito.
—Te ordeno sentarte —le respondió el rey, que recogió majestuosamente un faldón
de su manto de armiño.
El principito se sorprendió. El planeta era minúsculo. ¿Sobre qué podía reinar el rey?
—Majestad... —le dijo—, os pido perdón por interrogaros...
—Te ordeno interrogarme —se apresuró a decir el rey.
—Majestad.... ¿sobre qué reináis?—Sobre todo —respondió el rey, con gran simplicidad.
—¿Sobre todo?
El rey con un gesto discreto señaló su planeta, los otros planetas y las estrellas.
—¿Sobre todo eso? —dijo el principito.
—Sobre todo eso...—respondió el rey.
Pues no solamente era un monarca absoluto, sino un monarca universal.
—¿Y las estrellas os obedecen?
—Seguramente —le dijo el rey—. Obedecen al instante. No tolero la indisciplina.
Un poder tal maravilló al principito. ¡Si él lo hubiera detentado, habría podido asistir,
no a cuarenta y tres, sino a setenta y dos, o aun a cien, o aun a doscientas puestas de sol
en el mismo día, sin necesidad de mover jamás la silla! Y como se sentía un poco triste por
el recuerdo de su pequeño planeta abandonado, se atrevió a solicitar una gracia al rey:
—Quisiera ver una puesta de sol... Hazme el gusto... Ordena al sol que se ponga...
—Si ordeno a un general que vuele de flor en flor como una mariposa, o que escriba
una tragedia, o que se transforme en ave marina y si el general no ejecuta la orden
recibida, ¿quién, él o yo, estaría en falta?
—Vos —dijo firmemente el principito.
—Exacto. Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer —replicó el rey—.
La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya
a arrojarse al mar, hará una revolución. Tengo derecho de exigir obediencia porque mis
órdenes son razonables.
—¿Y mi puesta de sol? —respondió el principito, que jamás olvidaba una pregunta
una vez que la había formulado.
—Tendrás tu puesta de sol. Lo exigiré, pero esperaré, con mi ciencia de gobernante, a
que las condiciones sean favorables.
El principito (fragmento).
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Prueba 3
37 ¿Qué estaba haciendo el principito en la región de los asteroides?
A. Estaba de vacaciones.
B. Estaba conociendo personas.
C. Estaba aprendiendo sus características.
D. Estaba buscando un trabajo e instruirse.
40 ¿Qué significa la oración “Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer”?
A. Que las personas pueden dar lo que quieran.
B. Que todas las personas tienen las mismas capacidades.
C. Que a las personas se les exige según sus capacidades.
D. Que a todas las personas se les exige de la misma manera.
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