Libro Rojo de Los Ecosistemas Forestales de Marruecos
Libro Rojo de Los Ecosistemas Forestales de Marruecos
Libro Rojo de Los Ecosistemas Forestales de Marruecos
ecosistemas forestales
de Marruecos
Coordinación
Marcos Valderrábano (1)
Autores
Abdelmalek Benabid, Gabriel del Barrio (2); Alberto Ruiz (2); María E. Sanjuán (2); Helios Sainz (3);
Juan Carlos Simón.
Derechos de autor:
© 2015 Unión Internacional para la Conservación de la 6
5
Naturaleza y de los Recursos Naturales.
Citación: UICN, 2015. Libro rojo de los ecosistemas 1. Sabinares albares cerca de Sidi Chamharouch
forestales de Marruecos. Gland, Suiza y Málaga, España: (2310m), nevada 14 mayo 2010 © H. Sainz.
UICN. 164 páginas. 2. Tetraclinis articulata y Euphorbia resinifera
© H. Sainz.
3. Cedrus atlantica en Jbel Arz © H. Sainz.
4. Pinsapar (Abies pinsapo subsp. maroccana),
Traducción:
Tazaout, PN de Talassemtane © A. Benabid.
François Lassurguère, Anthony Rousseau
5. Abies pinsapo subsp. marocana © H. Sainz.
Diseño y maquetación: 6. Acacia raddiana © H. Sainz.
Manuel Gil, Antonio Pita 7. Cedrales del Rif © H. Sainz.
8. Matorral almohadillado-espinoso en Tarkeddid,
Todas las fotografías utilizadas en esta publicación son frente al Mgoun © H. Sainz.
propiedad del titular de los derechos de autor (ver pie para 9. Sabina albar en Aguelmane de Sidi Ali © H. Sainz.
detalles). Las fotografías no deben ser reproducidas o 10. Tetraclinis y maquia en Oued Laou, Talembote
utilizadas en otros contextos sin autorización escrita del © H. Sainz.
titular de los derechos de autor.
ISBN:
XXXXX La terminología utilizada en este documento, al igual
que su presentación, no representa de ningún modo
DOI:
la expresión de ninguna opinión por parte de la UICN
XXXX
respecto a la condición jurídica de ningún país,
territorio o área, o de sus autoridades, o referente
a la delimitación de sus fronteras. Algunos de los
Elaborado por:
mapas aquí presentados muestran límites nacionales
Centro de Cooperación del Mediterráneo de UICN.
cuando se ha considerado conveniente para facilitar
Disponible en: su interpretación. Dichos limites proceden de la Digital
Centro de Cooperación del Mediterráneo de UICN Chart of the World (DCW) a escala 1:1.000.000, editadas
por el Departamento de Defensa de Estados Unidos de
C/ Marie Curie 22 29590 Campanillas, Málaga, España
América y actualizados por última vez en 1992.
Tel: +34 952 028430 Fax: +34 952 028145
Los puntos de vista que se expresan en esta publicación
www.iucn.org/mediterraneo; www.iucn.org/publications no reflejan necesariamente los de la UICN.
Este estudio se enmarca dentro de un memorando marco de
colaboración entre el Centro de Cooperación del Mediterráneo
de UICN y el Alto Comisionado de Aguas y Bosques y Lucha contra
la Desertificación de Marruecos (HCEFLCD) firmado en 2013.
El objeto de dicho acuerdo es promover proyectos e iniciativas
en el ámbito de la conservación y de la gestión sostenible de la
biodiversidad en Marruecos.
Agradecimientos
Esta publicación ha sido posible gracias a las sugerencias y correcciones de Jabier Ruiz,
Aurélien Carré, y David Keith.
Además a lo largo del proyecto se han realizado diferentes talleres para validar la información
y proceso metodológico que han contado con las aportaciones de numerosos expertos entre
los que cabe destacar a Hayat Mesbah, Sabah Tahari, Mostafa Madbouhi, Khali Belayachi,
Mohammed Amhajar, Mostafa Lamrani y Lahcen Tahiqui.
Financiación
Esta publicación se ha desarrollado dentro del marco del proyecto TRANSHABITAT,
financiado por el programa POCTEFEX, iniciativa europea orientada a fomentar las
asociaciones entre España y Marruecos, que a su vez está cofinanciado por el Fondo
Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) en el contexto del nuevo marco establecido por la
política de la UE de vecindad para la cuenca mediterránea.
6
LIBRO ROJ O DE LOS EC OSIST EM AS F ORESTALES DE M A R R U EC OS
La aplicación de criterios definidos por UICN para elaborar listas rojas de especies Alcornocal con madroños y Q.
canariensis en Jbel Bouhachem.
se ha convertido, tras 50 años de recorrido, en una herramienta difundida y aceptada © H. Sainz
internacionalmente para evaluar el riego de extinción de las especies. Dichas listas
rojas han permitido influir en el diseño de programas de conservación de la naturaleza
en todo el mundo.
1 WCC-2008-Res 4_020: Umbrales cuantitativos para las categorías y los criterios de ecosistemas amenazados.
WCC-2012-Res-055: Consolidación de la Lista Roja de Ecosistemas de la UICN.
7
1 INTRODUCCIÓN, RECOMENDACIONES Y USO DE ESTA PUBLICACIÓN
Balanitaie (Balanites
aegyptiaca), Assa
© A. Benabid
Esta publicación resume el primer intento de aplicar dichos criterios en la región medite-
rránea de forma sistemática (exceptuando casos aislados). Se persigue por tanto un doble
objetivo: exponer los principales resultados obtenidos (de cara a influir en prioridades de
conservación futuras) y describir el proceso de aplicación de la metodología (con vistas
a enriquecer el intercambio de experiencias y alimentar la metodología global de UICN).
Este trabajo expone, por tanto, no sólo los resultados de la evaluación (Capítulo 5), sino
también el proceso seguido para lograr una lista roja de ecosistemas, de forma que ésta
sea revisable y actualizable. Por esta razón, buena parte de la publicación se centra en pre-
sentar un marco general sobre la problemática que suscita la evaluación del estado y las
tendencias de los ecosistemas (Capítulo 2), explicar el proceso de definición de unidades
de “Ecosistemas” (Capítulo 3) y detallar el procedimiento de aplicación de los criterios (Ca-
pítulo 4). Esta publicación recoge la información utilizada de forma resumida, pero puede
consultarse información suplementaria en la versión digital en www.uicnmed.org
El Mediterráneo es conocido por ser una región biogeográfica clave para la biodiversidad
mundial. Su catalogación como “punto caliente de la biodiversidad” hace referencia a la
conjunción de dos elementos: una alta tasa de vegetación endémica y un alto nivel de
destrucción de hábitats. Esta coyuntura, además de dotar al Mediterráneo de relevancia
mundial, advierte sobre la dificultad de establecer una tipología de unidades ecosistémi-
cas y hace suponer que un alto número de ellas se identificarán como amenazadas. Este
trabajo corrobora en parte estos supuestos.
Marruecos presenta una diversidad biológica excepcional con unas 4.500 especies de
flora vascular, de las que más del 20% son endémicas nacionales. Conservar este patri-
monio natural de forma compatible con el desarrollo humano es un reto colosal. Espera-
mos que esta publicación y los resultados de este estudio permitan ayudar a priorizar en
el futuro los esfuerzos de conservación.
2 Preparada por UICN - CME en 2013, ver publicación de Keith et al. (2013), disponible en: http://www.
iucnredlistofecosystems.org/wp-content/uploads/2014/01/Keith-et-al-2013-castellano.pdf/
3 El concepto de “ecosistema climácico” hace aquí referencia a “clima” (ecosistemas influidos principalmente por
el clima) y no a “clímax” utilizado en teorías de sucesión ecológica. La clasificación jerárquica no incluye por tanto
particularidades locales influidas por suelo, o hidrogeología.
8
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
hiperáridos y los de otros medios como son los leníticos (humedales), los lóticos (ríos),
las zonas costeras o los ecosistemas marinos deberán ser analizados en trabajos
posteriores.
9
2 Contexto global
de evaluación de
ecosistemas y
lecciones aprendidas
10
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Por esta razón básica, el proceso de pérdida de biodiversidad que se está produciendo
en todo el mundo no puede diagnosticarse en toda su amplitud atendiendo sólo al nivel
que representan las especies y su diversidad genética. La evaluación del estado y de
las tendencias en las que se encuentran las comunidades ecológicas es un requisito im-
prescindible para establecer programas y políticas de conservación de la biodiversidad.
Pero la evaluación de ecosistemas es una tarea que se revela compleja ya que se en-
frenta no sólo a retos conceptuales y metodológicos sino también, en muchos casos, a
la falta de información básica. Efectivamente, la ausencia de series largas de datos y la
heterogeneidad de los mismos dificultan sobremanera aplicar procedimientos normali-
zados que produzcan tendencias con base científica consistente.
Básicamente, todos los procedimientos que tratan de evaluar el estado y las tendencias
de ecosistemas cuantifican dos atributos principales: cambios en la cantidad y cambios
en la calidad. De esta forma, el riesgo de colapso de un ecosistema dependerá de las
tasas de pérdida de superficie (reducción del área de distribución) y de las tasas de
alteración de la función ecológica (cambios en los elementos de composición, estruc-
tura y función). Asimismo, para diagnosticar cuál es el grado de dicho riesgo, todos los
protocolos analizados establecen un conjunto de criterios, basados en los atributos de
cantidad y calidad, que permiten diferenciar grados o categorías de amenaza mediante
valores umbrales. Las diferencias que existen entre unos procedimientos y otros, tanto
4 Los avances de la ecología están conformando un marco teórico que está modificando planteamientos
tradicionales en cuestiones fundamentales. Así, los estados de no equilibrio, los flujos laterales (conectividad
horizontal), la heterogeneidad o la integración multiescalar son consideraciones que se enfrentan a visiones más o
menos deterministas del concepto de sucesión ecológica, en el que ha primado más la atención a procesos locales
y verticales. Los acontecimientos históricos (histéresis del sistema), las perturbaciones de todo tipo (distintas en
intensidad o recurrencia) y, especialmente, los niveles jerárquicos de estructuras y procesos que operan desde
microescalas a macroescalas son, en consecuencia, elementos de análisis de los ecosistemas que trascienden
una perspectiva local contemporánea, centrada en la discontinuidad horizontal de procesos.
11
2 CONTEX TO GLOBAL DE EVALUACIÓN DE ECOSISTEMAS Y LECCIONES APRENDIDAS
en los criterios (subdivisiones o agrupaciones de estos dos atributos) como en los va-
lores umbrales, ponen de manifiesto la falta de conocimiento ecológico y, por tanto, la
dificultad que entraña cuantificar el riesgo de colapso ecosistémico. Esto es especial-
mente cierto si se tiene en cuenta que los ecosistemas pueden ser muy diferentes en
sus características de organización, función y resiliencia, así como en la severidad de las
presiones y amenazas a las que están o pueden estar sometidos.
A la hora de comparar las distintas metodologías de evaluación de ecosistemas, la revisión de Nicholson et al.
(2009) es una referencia básica en la que se analizan 12 protocolos distintos sobre evaluación del estado de
amenaza de comunidades atendiendo a los criterios y subcriterios utilizados: declive en distribución geográfica,
distribución geográfica restringida, función ecológica o riesgo de extinción. Entre los protocolos incluidos en
esta revisión se encuentran los de Australia (2000), Nueva Gales del Sur (2005), Oeste de Australia (2007),
Austria (2002), NatureServe (2007), Estados Unidos (1995), Estonia (1998), Nueva Zelanda (2006) o Finlandia
(2008). Es importante constatar que algunos de estos procedimientos utilizan bastantes criterios y subcriterios
(Australia, Nueva Gales del Sur o NaturaServe) frente a otros que incluyen algunos o incluso sólo uno (Nueva
Zelanda, 2003).
Trabajos posteriores a esta revisión son, por ejemplo, los procedimientos de evaluación generados y aplicados
por el Departamento de Medio Ambiente y Conservación de Australia (2010) o por el Gobierno de Nueva Gales
del Sur (2010), la Lista Roja de Ecosistemas de Venezuela (Rodríguez et al., 2010), la Lista Roja de Ecosistemas
y Tipos de Hábitat de Noruega (Lindgaard & Henricsen, 2011), el desarrollo del Catálogo de Hábitats en Peligro
de Desaparición en España (MAGRAMA, 2012), la Evaluación de Ecosistemas de Nueva Zelanda (Robert et al.,
2012), la propuesta metodológica para elaborar una Lista Roja de Tipos de Hábitat Europeos (Rodwell et al.,
2013) o la descripción del Sistema de Evaluación de UICN en su versión 2.0 (Keith et al., 2013).
Además de este conjunto de referencias, es importante destacar los trabajos que se están desarrollando en
la Unión Europea para evaluar el “estado de conservación” de los Tipos de Hábitat de Interés Comunitario, en
aplicación de la Directiva 92/43/CEE, el “estado ecológico” de los ecosistemas acuáticos (ríos, zonas húmedas,
estuarios y aguas marinas costeras), en aplicación de la Directiva 2000/60/CE (Directiva Marco del Agua) y
el “buen estado medioambiental” de las Demarcaciones Marinas, en aplicación de la Directiva 2008/56/CE
(Directiva Marco sobre la Estrategia Marina). Este macroejercicio de evaluación, que se está realizando sobre
muchos tipos de hábitats-ecosistemas y sobre un amplio territorio, está generando directrices, procedimientos
y datos de gran valor para ser aprovechados en un contexto más amplio de evaluación global de ecosistemas,
como es el que propone UICN.
En cualquier caso, una vez adoptados unos criterios y valores umbrales, como los pro-
puestos por UICN en Keith et al., 2013, el problema de fondo se centra en la definición
del concepto de ecosistema (teoría de la comunidad), en la escala en la que se trabaje
y en la tipología o clasificación que se adopte, aspectos que ya han sido tratados en
la literatura científica (Keith, 2009; Keith et al., 2009; Nicholson et al., 2009; Kontula
& Raunio, 2009; Hobbs et al., 2006; Rodriguez et al., 2010). Dado que no existe una
taxonomía aceptada de comunidades ecológicas o ecosistemas que sea jerárquica e
integre distintas escalas espaciales, como la global, la continental o la regional, será
difícil establecer diagnósticos de ecosistemas a distintos niveles o escalas que resul-
ten complementarios.
12
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
13
2 CONTEX TO GLOBAL DE EVALUACIÓN DE ECOSISTEMAS Y LECCIONES APRENDIDAS
2.1
Criterios de UICN para evaluación
de ecosistemas
Este trabajo se ha llevado a cabo utilizando el conjunto de criterios propuestos por
UICN para la evaluación de ecosistemas en su versión 2.0, definidos por la CEM en
2013 (Keith et al., 2013). Las categorías de riesgo utilizadas en la evaluación de ecosis-
temas siguen la nomenclatura utilizada en las listas rojas de especies, con una situa-
ción de bajo riesgo (Preocupación Menor, LC) y tres niveles crecientes de amenaza:
Vulnerable (VU) En Peligro (EN) En Peligro Critico (CR).
Categorías de riesgo
CO Colapsado
CR En peligro crítico
EN Amenazado Amenazado
VU Vulnerable
LC Preocupación menor
DD Datos insuficientes
Figura 2.1. Categorias de
NE No evaluado riesgo de colapso de los
ecosistemas según criterios
de UICN
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LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Es importante señalar que el procedimiento de UICN para establecer la lista roja de eco- Matorral almohadillado-
espinoso en Tarkeddid, frente
sistemas no define las unidades ecosistémicas a evaluar, aunque es evidente que una al Mgoun. © H. Sainz
Lista Roja Global requerirá una clasificación global de los tipos de ecosistemas. En es-
pera de contar con una clasificación de este tipo, las unidades pueden ser definidas por
países o regiones en función de sus propias políticas de conservación o de las fuentes
de datos ambientales (o espaciales) disponibles. Como ya se ha explicado anteriormen-
te, esta fase del proceso -la definición de los ecosistemas- es crítica, ya que condiciona
los resultados del análisis. En este sentido, el problema se agudiza si se tiene en cuenta
que el concepto de ecosistema puede abordarse de forma diferente según los objetivos
perseguidos y según las distintas disciplinas implicadas.
Hasta que una estructura de clasificación de ecosistemas sea aceptada a nivel global,
las orientaciones que propone la CEM de UICN para definir tamaño y tipo de ecosiste-
mas son relativamente abiertas, y se limitan a un orden de magnitud de “varios cientos
por continente”. No obstante, en el marco conceptual definido por UICN (Keith et al.,
2013) sí se hace hincapié en señalar que un “Ecosistema” viene definido principalmente
por cuatro elementos: a) la biota nativa característica, b) el medio ambiente abiótico, c)
los procesos clave y las interacciones y d) la distribución geográfica. Esta definición de
Ecosistema es compatible con otros términos como “hábitats”, “comunidades ecológi-
cas” o “biotopos”. El Capítulo 4 describe en detalle el proceso seguido para establecer
las unidades ecosistémicas objeto de evaluación en este trabajo.
El modelo propuesto por UICN para determinar el grado de amenaza mide el riesgo de
colapso del ecosistema. Puesto que el riesgo de colapso es susceptible de interpreta-
ción, UICN propone una definición operativa de dicho concepto, vinculándola con la
pérdida de la biota nativa característica. Ésta puede ser la que define el ecosistema (ele-
mentos diagnósticos) o bien la que estructura su función ecológica (funcional).
15
2 CONTEX TO GLOBAL DE EVALUACIÓN DE ECOSISTEMAS Y LECCIONES APRENDIDAS
PROCESOS DE AMENAZA
C. DEGRADACIÓN
A. DISTRIBUCIÓN
DEL MEDIO
EN DECLIVE
ABIÓTICO
REDUCCIÓN DE REDUCCIÓN DE LA
CAPACIDAD DE CAPACIDAD DE CARGA
OCUPACIÓN (CANTIDAD RIESGO DE (CALIDAD DE HÁBITATS Y DE
DE HÁBITATS) PÉRDIDA LA DIVERSIDAD DE NICHOS)
BIOTA NATIVA
CARACTERÍSTICA
D. ALTERACIÓN
B. DISTRIBUCIÓN
VULNERABILIDAD A REDUCCIÓN DE TASAS, DE PROCESOS E
RESTRINGIDA AMENAZAS Y CATÁSTROFES VITALIDAD O
ESPECIALMENTE MUTUALISMOS, Y AUMENTO
INTERACCIONES
IDENTIFICADAS DE INTROMISIONES BIÓTICAS
E. ANÁLISIS
CUANTITATIVO DE
LOS RIESGOS
geográfica (Criterio A), distribución restringida en declive (Criterio B), degradación del
medio ambiente abiótico (C), disrupciones en las interacciones bióticas (D) y riesgo de
colapso mediante modelos dinámicos (E). La información disponible permitirá, en cada
caso, aplicar 1, 2, 3, 4 o los 5 criterios a cada uno de los ecosistemas. En este trabajo,
la información disponible sólo ha permitido la aplicación de los tres primeros (A, B y C).
Este conjunto de criterios (al igual que el establecido para la lista roja de especies) está
pensado para ser aplicado a cada ecosistema a nivel mundial, es decir, para evaluar el
riesgo de colapso de los ecosistemas teniendo en cuenta todos los puntos del planeta
donde estén presentes. Actualmente no se han definido unas reglas comunes de “salto
de escala” para que los criterios sean aplicados a un nivel geográfico inferior al mundial
(regional, nacional o incluso a una zona protegida concreta).
Puesto que el área de estudio en este trabajo se limita a la región mediterránea de Ma-
rruecos (ver Capítulo 4), los resultados podrían interpretarse como válidos sólo en este
contexto geográfico y, en consecuencia, serían relativos desde una perspectiva mun-
dial. Pero el grado de relativismo depende de si los ecosistemas definidos en el área de
estudio son exclusivos de Marruecos o de África del Norte, o si se encuentran también
en otras zonas del mundo. Si se consideran exclusivos de Marruecos, es obvio que los
resultados ya no son relativos. Si se extienden por África del Norte o por otras regiones,
los resultados tendrán un grado de relativismo que estará en función de la importancia
de las representaciones marroquíes.
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LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
17
2 CONTEX TO GLOBAL DE EVALUACIÓN DE ECOSISTEMAS Y LECCIONES APRENDIDAS
ecozonas (3), ecoregiones (6) y dominios (15). Esta sectorización jerárquica permite un
mayor grado de interpretación ecológica del territorio que el que proporcionan distintos
índices climáticos como el Índice Q2 de Emberger, el Índice de Lang, el Índice de Mar-
tonne o el Índice de Aridez de la FAO (Figura 2.3).
De esta forma, las unidades ecosistémicas se han definido, básicamente, como las dis-
tribuciones (representaciones) con significación estadística o relevante de cada especie
principal en cada una de las subdivisiones de los diferentes niveles. Esta aproximación
permite, por tanto, una definición jerárquica espacial de ecosistemas y, por ende, una
aplicación de criterios a unidades espaciales definidas por especies dominantes pero de
distinta significación ecológica.
Por último, es importante comentar aquí que el “riesgo de colapso” se evalúa siguiendo
los criterios definidos por UICN (versión 2.0) en tres ventanas o períodos de tiempo: el
actual, el futuro y el histórico. Los dos primeros se definen para un intervalo de medio
siglo y el histórico para un período de cambio a partir de 1750. El intervalo de 50 años se
justifica por ser suficientemente reciente para detectar tendencias actuales y porque per-
mite diagnosticar con fiabilidad cambios de dirección, sin confundirlos con fluctuaciones
naturales o riesgos futuros. La fecha de referencia de 1750 se corresponde aproxima-
damente con el inicio de la explotación a escala industrial de los ecosistemas, aunque
se entiende que varía entre zonas del mundo. Este período abarca cambios históricos
“recientes” es decir que aún tienen una inercia en la dinámica de los ecosistemas, frente
a procesos históricos “lejanos”, o “estáticos”, que ocurrieron en épocas anteriores.
El limitante principal puede ser, en muchos casos, la falta de información suficiente para
cubrir tales períodos; tal es el caso de este trabajo, que no ha podido estimar superficies
para 1750 para ninguno de los ecosistemas estudiados. Un trabajo futuro de revisión de
textos históricos permitiría completar esta información para ciertas formaciones.
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LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Resumen de los cinco criterios (A-E) usados para evaluar si un ecosistema está amenazado según las Categorías y Criterios de las
Listas Rojas de Ecosistemas de UICN, versión 2. Para obtener mayor información sobre las definiciones y los métodos empleados
para estimar las variables descritas, por favor referirse a Keith et al. (2013) Fundamentos científicos de una Lista Roja de Ecosistemas
de UICN. PLoS ONE 8(5): e62111 (disponible en: http://www.iucnredlistofecosystems.org/es/recursos/doc-claves/).
B. Distribución geográfica restringida indicada por CUALQUIERA de los siguientes estimados (B1, B2 o B3):
CR EN VU
B1 Area de un polígono convexo mínimo que abarque todos los sitios donde está presente
2,000 km2 20,000 km2 50,000 km2
(Extensión de la Presencia)
Y por lo menos una de las siguientes (a-c):
(a) Disminución continua, observada o inferida a partir de:
i. una medida de extensión espacial apropiada al ecosistema; O
ii. una medida de la calidad ambiental apropiada para la biota característica del ecosistema; O
iii. una medida de alteración de las interacciones bióticas apropiada para la biota característica del ecosistema.
(b) Procesos de amenaza observados o inferidos que probablemente causen disminuciones continuas en la distribución geográfica, la calidad
ambiental, o las interacciones bióticas en los próximos 20 años.
(c) El ecosistema existe en … 1 localidad 5 localidades 10 localidades
B2 El número de celdas 10 × 10 km ocupadas (Área de Ocupación) 2 20 50
Y por lo menos uno de los subcriterios (a-c) señalados para B1.
B3 Muy pocas localidades (generalmente menos de 5) Y
susceptible a efectos de actividades humanas o eventos estocásticos en el futuro próximo y por lo tanto capaz de colapsar o
clasificar como CR en un lapso de tiempo muy corto (B3 sólo puede conducir a una clasificación como VU). VU
D. Alteración de los procesos o interacciones bióticas durante CUALQUIERA de los siguientes períodos de tiempo:
Severidad relativa (%)
Extensión (%) 80 50 30
Ultimos 50 años, basada en el cambio de una variable biótica que afecta una
80 CR EN VU
D1 fracción de la extensión del ecosistema y con severidad relativa según los valores
50 EN VU
indicados en la siguiente tabla:
30 VU
Próximos 50 años o cualquier período de 50 años que incluya el presente y el Extensión (%) 80 50 30
futuro, basada en el cambio de una variable biótica que afecta una fracción de la 80 CR EN VU
D2
extensión del ecosistema y con severidad relativa según los valores indicados en 50 EN VU
la siguiente tabla: 30 VU
Extensión (%) 90 70 50
Desde 1750, basada en el cambio de una variable biótica que afecta una fracción
90 CR EN VU
D3 de la extensión del ecosistema y con severidad relativa según los valores
70 EN VU
indicados en la siguiente tabla:
50 VU
E. Análisis cuantitativo …
CR EN VU
50% dentro 20% dentro 10% dentro
… que estime que la probabilidad de colapso de un ecosistema es: de 50 años de 50 años de 100 años
Tabla 2.1: Resumen de los cinco criterios (A-E) usados para evaluar si un ecosistema está amenazado según
las Categorías y Criterios de las Listas Rojas de Ecosistemas de UICN, versión 2.0
(Tomada de Keith et al., 2013)
19
3 Unidades a evaluar:
clasificación
jerárquica de
ecosistemas
terrestres
20
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
El objetivo específico de esta clasificación es contar con una tipología de unidades eco-
sistémicas que puedan ser evaluables y que puedan ser objeto de seguimiento en el
tiempo. La clasificación de ecosistemas requiere una base conceptual en la que se de-
fina la aproximación al término “ecosistema” (biosistemas, geosistemas), el método de
clasificación empleado y los criterios que van a servir de base para discriminar unos
ecosistemas de otros. En este sentido, las tipologías que reconocen un elevado número
de tipos, de diverso significado ecológico y dinámico, son poco prácticas, ya que su
delimitación espacial es laboriosa y se termina generando un territorio atomizado poco
interpretable en términos funcionales.
21
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Las clases de clima resultantes sirven entonces para identificar variaciones regiona-
les de las principales formaciones de vegetación, que constituyen los ecosistemas
terrestres objeto de estudio. En consecuencia, las unidades ecosistémicas a evaluar
estarían definidas como unidades espaciales delimitadas por la intersección de dos
conjuntos geográficos: el conformado por la distribución de cada una de las comuni-
dades zonales y el que contiene los sectores generados por la regionalización climá-
tica. Además, un análisis de significación estadística ha permitido definir qué comuni-
dades zonales tienen una representación significativa o relevante en cada una de las
diferentes regiones climáticas.
En el Apartado 3.1 se describe con mayor precisión el marco conceptual utilizado para
generar esta clasificación jerárquica de los ecosistemas terrestres del norte de Ma-
rruecos y, por tanto, de las unidades objeto de evaluación. Como ya se ha indicado en
la Introducción, el análisis de cambios en las superficies ha podido realizarse porque
en Marruecos existen dos mapas de vegetación diacrónicos: el Mapa de Metro (1958)
y el Inventario Forestal (IFN, 1996). No obstante, estos dos mapas tienen unas uni-
dades de leyenda parecidas, pero no idénticas, por la que ha sido necesario llevar a
cabo un proceso de unificación que, finalmente, ha permitido definir 15 comunidades
zonales. Además, en este estudio se procedió a digitalizar el mapa de Emberger de
vegetación potencial (elaborado en 1939), que ha sido muy útil para describir las uni-
dades climácicas de la clasificación. La comparativa entre las superficies de Ember-
ger e IFN no se ha utilizado como criterio en la determinación del grado de amenaza,
pero resulta un complemento para estimar la magnitud de las ausencias y la tensión
del ecosistema5.
3.1
Marco conceptual
La definición de las unidades a evaluar en el medio terrestre, como suele ser habitual
en muchos trabajos, se basa en la discriminación de diferentes comunidades vegetales
atendiendo a formas de vida y estructuras básicas (pastos, matorrales o bosques), al
grupo de las especies dominantes (fisionomía y estructura) o a la composición florística.
La distribución y significación ecológica de estas unidades depende de diversos facto-
res como son el geoclimático (heterogeneidad ambiental), el histórico y, especialmente,
el de la actividad humana. El resultado sinérgico es una conformación de paisajes diver-
sos muy fragmentados, con comunidades en mosaico que se encuentran en distintos
grados de alteración y con una dinámica sucesional más o menos intensa. Así, cada
comunidad sigue su propio ciclo de cambio y, por tanto, no se alcanza un equilibrio al
nivel de la comunidad, sino que ciclos desincronizados coexisten formando las unidades
del mosaico. Esta situación es especialmente característica de los paisajes mediterrá-
neos. En este contexto, una evaluación de todas las comunidades descritas parece poco
5 La tensión del ecosistema puede definirse como la desviación entre su estado potencial intrínseco y el estado
actual determinado por agentes externos.
22
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Por esta razón, se ha considerado más apropiado que este primer análisis de ámbito re-
gional (Norte de Marruecos) se base en una concepción territorial a nivel de paisaje. Éste
podría definirse atendiendo a las diferentes comunidades vegetales de carácter zonal,
es decir, las que responden a gradientes ambientales generales y no locales. Sin embar-
go, la distribución espacial de estas comunidades no sólo depende de tales gradientes
sino también de la amplitud de nicho ecológico de las especies dominantes. Así, una
comunidad vegetal zonal puede tener una extensión geográfica considerable con poca
o mucha heterogeneidad ambiental. Y zonas con ambientes abióticos diferentes pueden
ser funcionalmente distintas, es decir, están sometidos a ciclos de nutrientes y flujos de
energía (productividad) distintos aunque la especie(s) dominante sea la misma.
Un análisis posterior podría abordar también el mosaico que conforman las distintas
comunidades ecológicas a escalas de mayor resolución (locales) teniendo en cuen-
ta otros elementos importantes de heterogeneidad ambiental (como son el relieve, los
suelos o la disponibilidad de agua) y de dinamismo (cambios en la organización y en la
función). De esta manera podría evaluarse cada una de las distintas zonas climáticas
y, por consiguiente, tener una perspectiva jerárquica espacial y funcional del conjunto
del territorio.
23
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
La Fig. 3.1 resume el flujo de datos y operaciones en este trabajo. La explicación posterior
muestra en mayúsculas los nombres que aparecen en dicha figura para facilitar su seguimiento.
Inventario Forestal
Nacional (IFN, 1996) del
Alto Comisionado de
Bosques y Lucha contra
la Desertificación. A:
Esparto (Stipa tenacissima)
Ap: Pinsapares (Abies
pinsapo = A. maroccana)
ApM: Abies pinsapo en
mezcla Ar: Formaciones
de acacias saharianas
(Acacia raddiana y otras)
As: Arganales (Argania
spinosa) AsM: Argania
spinosa en mezcla Ca:
Cedrales (Cedrus atlantica)
CaM: Cedrus atlantica
en mezcla Eau: Agua F:
Frondosas FB: Frondosas
bajas (de pequeña talla:
<2 m) FM: frondosas en
mezcla G: Sabinares y
Enebrales (Juniperus
spp.) GM: Juniperus en
mezcla M: matorral NC:
no codificado Pp: Pinares
de Pinus pinaster subsp.
hamiltoni, P. halepensis
y P. nigra PpM: Pinus en
mezcla Qc: Quejigares
(Quercus canariensis)
QcM: Quercus canariensis/
El Inventario Forestal Nacional de Marruecos (IFN) es un levantamiento finalizado en 1996,
faginea en mezcla Qr:
y se toma como referencia de la vegetación existente en 1988 (fecha de las imágenes de Encinares (Quercus
base). El Mapa Forestal de METRO data de 1958 y sus diferencias respecto al IFN se toma- rotundifolia = Quercus
ilex subsp. rotundifolia)
ron como estimadores de la variación de las masas forestales en ese intervalo de 30 años.
QrM: Quercus rotunfifolia
Por su parte, el Mapa Fito-geográfico de EMBERGER refleja vegetación potencial y no co- en mezcla R: Otras
rresponde a inventario alguno que pueda relacionarse con una fecha. Este mapa muestra coníferas (=resinosas)
RF: Repoblaciones de
la extensión teórica de las distintas formaciones en ausencia de intervención humana. Por
frondosas RM: Mezcla
ello, las diferencias entre los mapas de vegetación potencial (EMBERGER) y actual (IFN) de otras coníferas RR:
fueron tomadas como indicadores aproximados de tensión del ecosistema, pero no se em- Repoblaciones de
coníferas Ta: Bosques
plearon directamente en los criterios.
de Araar TaM: Tetraclinis
articulata en mezcla Tx:
Esos tres mapas de vegetación resultan de esfuerzos independientes hechos por sus au- Tarayales (Tamarix spp. ,
todas las especies)
tores respectivos en relación con el sujeto común de la vegetación de Marruecos. Por ello
sus leyendas son parecidas, pero no idénticas, al depender del objetivo concreto de cada
mapa (Tabla 3.1). La primera tarea fue, por tanto, definir una LEYENDA UNIFICADA en la
que cada formación que apareciese en dos o más mapas fuese identificada con un nom-
bre único. Esta leyenda representa, por sí misma, una lista de las formaciones vegetales
candidatas a servir de base para la definición de ecosistemas terrestres para este trabajo.
Los tres mapas (IFN, METRO y EMBERGER) fueron entonces reclasificados según esta
leyenda, lo que dio lugar a una parte del conjunto de datos de entrada para la siguiente
fase del análisis.
24
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Tabla 3.1. Correlación de leyendas entre los tres mapas Versión unificada
A: Espartales (Stipa tenacissima) Stipa tenacissima Estepas: Ziziphus lotus Espartales (mar de
+ Pistacia atlántica y “Alfa”)
Stipa tenacissima +
Artemisia herba-alba
Ap: Pinsapares (Abies pinsapo = A. marocca- Abies pinsapo Abies pinsapo subsp. Pinsapares
na) maroccana
ApM: Abies pinsapo en mezcla
Ar: Formaciones de acacias saharianas (Acacia Acacia raddiana y A.seyal Vegetación desertica
raddiana y otras)
As: Arganales (Argania spinosa) Argania spinosa Argania spinosa Arganales
AsM: Argania spinosa en mezcla
Ca: Cedrales (Cedrus atlantica) Cedrus libanotica Cedrus atlantica Cedrales
CaM: Cedrus atlantica en mezcla
F: Frondosas (incluye la maquia de acebuche, Quercus pyrenaica Maquia (Brousse) de
coscoja, lentisco, madroño, palmito y quizás Olea europea, Pistacia
parte de las formaciones de Quercus pyrenai- lentiscus y Chamaerops
ca- Q. toza en Emberger, Pistacia atlántica o humilis
Fraxinus dimorpha)
FB: Frondosas bajas (de pequeña talla: <2 m
FM: frondosas en mezcla
G: Sabinares y Enebrales (Juniperus spp.) J. thurifera J. thurifera Sabinares albares
(incluye por orden de importancia J. thurifera, J. phoenicea J. phoenicea Sabinares negrales
J. phoenicea y J. oxycedrus)
GM: Juniperus en mezcla
M: Matorral
Pp: Pinares de Pinus pinaster, P. halepensis y Pinus pinaster Pinus pinaster Pinares de pinos
P. nigra (=P. clusiana subsp. mauretanica) negrales (“maritimes”)
o resineros
PpM: Pinus en mezcla P. halepensis P. halepensis Pinares de pino
carrasco
Qc: Quejigares (Quercus canariensis) (incluye Quercus faginea Quercus faginea s.l. Quejigares
también las formaciones de Q. faginea s.l sin (incl. Q. mirbecki = Q.
diferenciarlas) canariensis, Q. lusi-
tánica, Q.humilis = Q.
fruticosa)
QcM: Quercus canariensis/faginea en mezcla
Qr: Encinares (Quercus rotundifolia = Quercus Quercus ilex Quercus ilex Encinares
ilex subsp. rotundifolia)
QrM: Quercus rotundifolia en mezcla
Qs: Alcornocales (Quercus suber) Quercus suber Quercus suber Alcornocales
QsM: Quercus suber en mezcla
R: Otras coníferas (=resinosas) Ver más abajo
Cupressus
sempervirens
RF: Repoblaciones de frondosas
RM: mezcla de otras coníferas (=resinosas)
RR: Repoblaciones de coníferas
Ta: Bosques de araar (Tetraclinis articulata) Tetraclinis articulata Callitris =Tetraclinis Araares
articulata
TaM: Tetraclinis articulata en mezcla
Tx: Tarayales (Tamarix spp., todas las especies)
Quercus pyrenaica Quercus tozae Melojares
Especies secundarias:
Olea europea. Phyllirea,
Pistacia lentiscus
25
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Por otra parte, los DATOS CLIMÁTICOS (FAOCLIM y GSOD) fueron interpolados espa-
cialmente para producir un atlas climático digital. La CLASIFICACIÓN MULTIVARIANTE
de las capas resultantes dio lugar a una REGIONALIZACIÓN CLIMÁTICA de tres niveles,
denominados respectivamente ecozonas, ecoregiones y dominios. Esos niveles son je-
rárquicos y excluyentes mutuamente, de modo que cada nivel se descompone en varias
unidades del nivel siguiente y cada nivel implica una división de toda el área de estudio.
La regionalización climática, como ya se ha dicho, tiene una importante capacidad expli-
cativa sobre la distribución de las formaciones de vegetación, y su papel en este diseño
fue dar una base espacial para la clasificación jerárquica de ecosistemas terrestres. Esta
es la otra parte del conjunto de datos de entrada para el análisis de presencia por niveles
descrito más adelante.
Una vez formados todos los datos, el mapa original de Emberger y cada nivel de la
regionalización climática fueron sometidos a un ANÁLISIS DE ASOCIACIÓN (x2) para
determinar la existencia de asociación estadística entre ambos. En este análisis, todas
las categorías de vegetación potencial fueron enfrentadas simultáneamente a todas las
clases climáticas de cada nivel. Ello permitió identificar las combinaciones que más con-
tribuían a la asociación entre vegetación y clima, lo que facilitó la realización de una DES-
CRIPCIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO en términos fito-geográficos (ver Sección 4.3). Esta
tarea no formaba parte en sentido estricto de la aplicación de criterios UICN, pero era
necesaria para dar contenido a las clases de la regionalización, y también como prueba
preliminar de la consistencia de los datos.
26
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Los CRITERIOS de UICN v2.0 fueron entonces evaluados para esas unidades ecosistémi-
cas y, dependiendo de su posición respecto a los UMBRALES respectivos, las unidades
pasaron a formar parte de la LISTA ROJA DE ECOSISTEMAS FORESTALES propuesta en
la presente publicación.
3.2
Regionalización climática:
procedimiento y resultados
Los ecosistemas terrestres considerados en este trabajo son, básicamente, formaciones
de vegetación zonal. Por ello, su clasificación jerárquica debe basarse, a su vez, en una
clasificación climática extensiva de todo el territorio. Las clases de clima resultantes
sirven entonces para identificar variaciones regionales de las principales formaciones de
vegetación, que se corresponden con los ecosistemas terrestres objeto del estudio. Esa
ha sido la función principal de la regionalización climática de Marruecos.
27
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Los datos de entrada fueron elaborados en tres pasos para todo el noroeste del Magreb.
En el primero se ensambló una base de datos con 12 valores normales (promedios men-
suales a largo plazo) de temperaturas máxima media, mínima media y precipitación, para
un conjunto de estaciones meteorológicas georreferenciadas. Esos datos procedieron
de bases de datos globales y públicos: 387 estaciones FAOClim 2.0 para la precipita-
ción y 168 estaciones GSOD para la temperatura. A continuación, los valores normales
de las tres variables fueron interpolados usando ANUSPLIN para producir superficies
climáticas continuas a una resolución espacial de 1 km. La temperatura media mensual
se calculó al final de este segundo paso y constituyó una cuarta superficie climática
continua. Finalmente, se usaron procedimientos algebraicos sencillos operando sobre
las cuatro superficies climáticas para producir un juego de 19 variables climáticas bási-
cas con valor predictivo sobre la vegetación. Dichas variables son las usadas en la base
geoespacial WorldClim, y fueron calculadas con el paquete R dismo:
2 rango diurno medio de temperaturas 11 temperatura media del trimestre más frío
(Tmax-Tmin)
12 precipitación total anual
3 isotermalidad (varianza de [2] / varianza de [7])
13 precipitación del mes más húmedo
4 estacionalidad térmica
(100 * desviación típica de [1]) 14 precipitación del mes más seco
8 temperatura media del trimestre más húmedo 18 precipitación del trimestre más cálido
9 temperatura media del trimestre más seco 19 precipitación del trimestre más frío
La regionalización fue aplicada a una ventana de trabajo, que engloba el área de estudio,
comprendida entre 12W y 1E, y entre 28N y 36N. Esta ventana cumplió la doble función
de abarcar el máximo territorio del Reino de Marruecos con los datos disponibles, y de
ser compatible con el mapa fito-geográfico de Emberger (1939).
28
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
1 Se formó una gran matriz de datos, en la que las filas correspondían a 941.037
celdas individuales terrestres y las columnas a las 19 variables climáticas bási-
cas. Una indexación apropiada permitía la correspondencia entre cada fila y su
posición en el área de estudio.
3 La matriz reducida, mucho más manejable, fue entonces sometida a una clasifi-
cación jerárquica. El resultado fue un dendrograma que mostraba la jerarquía de
diferencias y afinidades en el conjunto de los 61 grupos. La inspección de dicho
dendrograma condujo a establecer tres niveles de corte interpretables, con 3, 6
y 15 clases de grupos no jerárquicos.
El proceso fue realizado con el software de análisis PATN. El resultado fue la regionaliza-
ción climática final, formada por tres niveles jerárquicos que definieron respectivamente
3 ecozonas, 6 ecoregiones y 15 dominios (Figura 3.3). Estos términos que designan los
tres niveles de la regionalización climática se aplican de manera restringida en el pre-
sente estudio según las definiciones aquí dadas, independientemente de su uso en otras
clasificaciones bioclimáticas (particularmente, la noción de ecoregión).
0.5555
3 ecozonas
0.4279
0.3004
6 ecoregiones
0.1728
15 dominios
Row Fusion Dendrogram
0.0452
61 grupos
no jerárquicos
19
23
43
60
51
14
20
16
18
13
15
38
25
52
11
30
31
36
39
24
21
17
22
34
27
49
26
28
40
29
42
41
44
50
33
35
37
48
56
47
55
59
61
53
58
10
12
32
45
46
57
54
1
3
5
4
8
Figura 3.3.
Regionalización climática.
29
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Las manchas de las unidades a cada nivel tienen una continuidad aceptable a causa
de la autocorrelación espacial de las variables climáticas a la resolución de trabajo. Ello
facilitó considerablemente la interpretación y uso de la regionalización.
Las ecozonas fueron denominadas según su clima sinóptico dominante. Dentro de ellas,
las ecoregiones responden a variaciones geográficas consistentes. El nivel más detalla-
do, los dominios, responde en varios casos a topo-climas. Por ello su nomenclatura es
mixta y refleja la zona de aridez dominante en términos de la clasificación FAO-PNUMA
junto con la mesoforma de relieve más característica. La Tabla 3.2 muestra las superfi-
cies ocupadas en el área de estudio por cada unidad y a cada nivel.
30
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
La regionalización climática así desarrollada presenta un carácter multivariante que im- Regionalización climática del área
plica que todas las variables climáticas básicas han contribuido al resultado final. Ello de estudio: partición jerárquica de
nivel inferior en quince dominios.
desaconseja realizar aquí una exploración sumaria del valor discriminante de dichas va- Abreviaturas:
riables tomadas individualmente y, desde luego, de valores umbrales que expliquen la D01: Dominio semiárido de llanuras
separación de clases. Esos ejercicios pertenecen a un análisis climático detallado que y mesetas.
D02: Dominio semiárido de zonas
excedería el ámbito de aplicación planteado en este trabajo. Por esa razón, la descrip- medias.
ción de las principales características climáticas de cada nivel, incluidas en el Apartado D03: Dominio semiárido o subhúmedo-
3.3, se basarán en la explicación de los diagramas ombrotérmicos de Walter-Lieth. Di- seco de zonas altas.
D04: Zona transicional semiárida
chos diagramas son aceptados convencionalmente como instrumentos eficientes para del Atlas y de las Altas Mesetas
distinguir entre tipos de clima. orientales.
D05: Dominio pre-Sahariano de
las Altas Mesetas orientales.
D06: Dominio subhúmedo del Atlas.
D07: Dominio de Alta Montaña
del Atlas.
D08: Dominio semiárido del Atlas.
D09: Zona transicional Mediterráneo-
Sahariana.
D10: Dominio Sahariano.
D11: Dominio subhúmedo del
pedimento del Rif occidental.
D12: Dominio húmedo del Rif.
D13: Dominio semiárido de la costa
Atlántica.
D14: Dominio árido de la costa
Atlántica.
D15: Zona transicional Atlántico-
Sahariana
31
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
ÁREA DE ESTUDIO:
Proporción
Proporción respecto
respecto total área
Extensión nivel superior estudio
(km2) (%) (%)
Tabla 3.2. Superficies ocupadas en al área de estudio por cada unidad y a cada nivel.
32
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
3.3
Caracterización de
los diferentes niveles
A continuación se describen las principales características de las distintas clases exis-
tentes en cada nivel jerárquico (ecozonas, ecoregiones y dominios). La descripción de las
ecozonas y ecoregiones es más general y sintética. La descripción de los dominios incluye
una delimitación cartográfica, una relación de las principales características climáticas,
una descripción geobotánica (basada en la cartografía de paisajes potenciales de Em-
berger) y una descripción de la vegetación real (basada en la cartografía del IFN de 1996).
Ecozona Mediterráneo-Oceánica
ECOREGIÓN RIFEÑA
33
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
dos dominios: la zona de montaña más húmeda, y el piedemonte que la rodea ex-
tendiéndose hacia el oeste oceánico. La Ecoregión Rifeña representa un 19,1% de la
Ecozona Mediterráneo-Oceánica y un 4,1% de toda la zona de Marruecos estudiada.
34
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
35
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
El conjunto del territorio del dominio es potencialmente forestal. Sin embargo, se re-
siente el impacto de la presión antropozogena sobre las estructuras de vegetación
potencial de este nivel a baja altitud. Algunos ecosistemas han sido desmontados en
el conjunto de su territorio (maquias y acebuchales), mientras que otros están muy
deteriorados (algunos coscojales, alcornocales…). Actualmente, los más numerosos
son los de Quercus suber, así como las maquias de acebuche, lentisco y palmito, y
en algunas zonas los de Quercus coccifera. Los demás presentan pequeñas exten-
siones o se reparten simplemente en morabitos, enclaves con vegetación climácica
primitiva, cuya presencia en pleno paisaje agrícola ha permitido recomponer cuidado-
samente el mosaico paisajístico de la vegetación original. En efecto, se trata de clímax
muy densos e impenetrables debido al papel importante desempeñado por diversas
36
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
ECOREGIÓN OCEÁNICA
37
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
38
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
39
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Más al sur, el argán se refugia en los oueds secos, antes de dejar paso, junto con las
“graras o dayas”, a formaciones de zumaque (Rhus tripartitum) entre Tarfaya y Bou-
jdour. En esta franja meridional del dominio, las formaciones vegetales dominantes
siguen siendo mediterráneas, pero conviven con numerosas especies macaronési-
cas o saharianas. La zona costera cuenta con una presencia singular y significativa
de cardonales y tabaibales, con flora de raíz macaronésica (Euphorbia officinarum
subsp. echinus, E. obtusifolia subsp. regis-jubae, Kleinia anteuphorbium). Estas for-
maciones contactan con las acacias en el bajo Draa y hacia el sur (ya fuera de la zona
estudiada en este trabajo) predominan las formaciones saharianas oceánicas (Tarfaya
Smara, Laâyoune-Tantan, Zemmour, Adrar Sottouf, Boujdour-Dakhla) y las estepas
saharianas dominadas por acacias (Acacia tortilis subsp. raddiana y, en mucho menor
medida, A. ehrenbergiana) con algunos elementos paleotropicales relicticos (Calotro-
pis, Maerua, Balanites, Faidherbia albida, etc.). La vegetación sahariana representa un
39,3% del paisaje del dominio.
40
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
t "SHBOBMFTEPNJOBOUFTFOFMQBJTBKFEFTEF"HBEJSIBTUB(VFMNJN øEFUFSSJUPSJP
potencial en el dominio). Hacía el sur, poblaciones o especímenes aislados observados en
los oueds secos o en las depresiones.
t 7FHFUBDJØOTBIBSJBOBRVFSFQSFTFOUBQPUFODJBMNFOUFFM EFMEPNJOJP&TUÈ
fuertemente condicionada por la geomorfología y constituida fundamentalmente por:
– Formaciones climácicas dominadas por Rhus tripartitum en los oueds secos y las
depresiones o graras (“dayas”), ricas en elementos finos. Estos ecosistemas originales
sustituyen los de argán hacía el sur.
– Tamaricáceas compuestas por diversas especies de Tamarix rupícolas, debido a su
ubicación en las orillas de oueds de agua dulce o salada y en los sebkhas (depresión
de agua salada).
t &TUFQBTEFRVFOPQPEJÈDFBTZ[JHPýMÈDFBTFOMPTSFHT Arganal (Argania spinosa),
Tafraout, Anti-Atlas
© A. Benabid
41
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
t 7FHFUBDJØOTBIBSJBOBGVFSUFNFOUFDPOEJDJPOBEBQPSMBHFPNPSGPMPHÓB EFM
dominio) y constituida principalmente por:
– Formaciones climácicas de Acacia raddiana, Acacia ehrenbergiana, Balanites
aegyptiaca
– Tamaricáceas compuestas por diversas especies de Tamarix rupícolas, debido a su
ubicación en las orillas de oueds de agua dulce o salada y en los sebkhas (depresión
de agua salada).
– Estepas de quenopodiáceas y zigofiláceas en los regs
t "SHBOBMFTSFQBSUJEPTFOQPCMBDJPOFTEJTQFSTBT EFMQBJTBKFQPUFODJBMEFMEPNJOJP
hacia el este, y reducidos luego en poblaciones o especímenes aislados en los oueds
secos, en asociación con las acacias.
42
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Ecozona Mediterránea
ECOREGIÓN MEDITERRÁNEA
43
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
clases FAO-PNUMA son Semiárido (79%) y Árido (19%). La precipitación ocurre pre-
deciblemente en invierno y primavera, y es prácticamente nula en verano. La tempe-
ratura puede alcanzar valores altos en esta estación seca, dando lugar a una sequía
relativa importante entre abril y octubre.
Amplias zonas al pie del Atlas se han puesto en regadío con grandes cambios pai-
sajísticos. En el valle del Souss, las arganias se presentan también en estos ambien-
tes semiáridos en mezcla con Tetraclinis. Consecuentemente, pueden reconocerse
bastantes matices en este dominio que se traducen en la dominancia de formaciones
vegetales diferentes en su paisaje vegetal potencial: azufaifares (Ziziphus lotus) con
Acacia gummifera en la llanura de Haouz-Tadla y azufaifares (Ziziphus lotus) y esparta-
les con almácigos (Pistacia atlantica) en la cuenca del Moulouya (globalmente poten-
ciales en el 37,5% del dominio). Formaciones de argán (Argania spinosa) en el extremo
meridional del dominio (valle del Souss), representan potencialmente el 12,6% de la
superficie del dominio, pero concentran el 32,8% de las formaciones de esta especie
en Marruecos. Bosques abiertos de araar (Tetraclinis articulata), potencialmente el
21,3% del dominio, lo cual supone prácticamente la mitad (46,4%) de los bosques
de esta especie en Marruecos. Maquias de lentisco, acebuche y palmito (14,6%) e
44
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
incluso algunos alcornocales semiáridos (6,2%), que son una prolongación de los Encinar (Quercus rotundifolia)
© A. Benabid
alcornocales semiáridos del Dominio semiárido de la costa Atlántica.
En resumen, este dominio ofrece, en la mitad norte, unos tipos de vegetación prin-
cipalmente termo-xerófilos, constituidos por elementos florísticos mediterráneos. En
gran parte de su mitad sur, las dos especies endémicas marroquíes de origen tropical
(Argania spinosa y Acacia gummifera) son las que sustituyen las primeras.
45
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
46
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
los bosques más o menos abiertos de araar (Tetraclinis articulata, 28,7%) y también juegan
Sabinar albar (Juniperus
un papel relevante los sabinares negrales (Juniperus phoenicea, 14,5%), mejor adaptados thurifera), Lahwanit, Alto Atlas
que el araar a los ambientes contrastados continentales. Estas tres formaciones vegetales de Imilchil © A. Benabid.
son las únicas que resultan estadísticamente significativas para este dominio. Además
merece citarse una presencia relevante de espacios ocupados por vegetación de carácter
estepario (25,8%), que es más característica de la Ecoregión de las Altas Mesetas.
La parte alta del macizo del Anti-Atlas forma parte del extremo meridional de esta
unidad, rodeado por el Dominio semiárido de llanuras y mesetas. La catena del Anti-
Atlas comienza con formaciones de Tetraclinis, con Argania spinosa en la cara norte
y sabinares negrales (Juniperus phoenicea) en la sur. Se presentan encinares en las
cumbres, alcanzando gran altitud en el macizo de Kest.
El dominio constituye una zona intermedia, muy heterogénea, en la que el araar em-
pieza a ceder terreno a la encina, debido al frío que hace a estas alturas, o a la sabina
negral, a causa de la continentalidad en los valles internos. Sin embargo, las grandes
amplitudes latitudinales y altitudinales permiten la presencia de una multitud de forma-
ciones potenciales. En efecto, estas tres principales formaciones conviven con ace-
buchales (Tadla), coscojales (Béni Snassène), alcornocales (Atlas Medio oriental), sa-
binares albares (grandes alturas del Alto Atlas), cipresales de Cupressus atlantica (Alto
Atlas occidental), formaciones de acacias Acacia gummifera (piedemonte del Tadla,
meseta de los fosfatos) y arganales altcolas. Los pinares de Pinus halepensis o de
Pinus pinaster var. maghrebiana se encuentran a nivel del territorio de las encinas más
o menos abiertas en el Alto Atlas central. Las zonas más áridas están pobladas por
formaciones de Rhus tripartitum, Ziziphus lotus, a veces asociadas a Pistacia atlantica.
47
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
48
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
ECOREGIÓN ATLÁSICA
Las montañas del Atlas Medio y del Alto Atlas, así como el
macizo del Siroua, constituyen una ecoregión bien diferen-
ciada en el paisaje marroquí, con hábitats muy singulares.
Ésta representa el 12,2% de la Ecozona Mediterránea, lo
cual, a nivel del territorio de Marruecos estudiado, supone un
7,3%. La variabilidad interna de estos sistemas montañosos
ha permitido diferenciar tres dominios: 1.- subhúmedo, pre-
dominante en el Atlas Medio y en pequeños enclaves de la
vertiente occidental de la cordillera, en las áreas que reciben
más precipitaciones, y paisajísticamente caracterizado por
encinares, quejigares y cedrales. Representa el 28,0% de la
ecoregión Atlásica (2,0% de Marruecos); 2.- de alta monta-
ña, donde el clima se vuelve muy riguroso en invierno, con un
paisaje caracterizado por los sabinares albares y una vege-
tación supraforestal de almohadillado-espinosos, dominan-
te en el 5,8% de la Ecoregión Atlásica (0,4% de Marruecos); y
3.- semiárido, generalizado en todo el Alto Atlas, donde
predominan los sabinares albares y negrales y, en menor medida, los encinaresrepre-
senta la mayor parte del Atlas con el 66,2% de la ecoregión (4,8% de Marruecos).
La catena vegetal del Medio Atlas incluye encinares, quejigares (Quercus faginea, incl.
Q. canariensis), cedrales (Cedrus atlantica) y vegetación esteparia oromediterránea, en
ocasiones favorecida por el pastoreo nómada. El rasgo más característico de esta eco-
región corresponde a los bosques puros o mixtos de cedros y encinas, y localmente de
quejigos (Quercus faginea s.l.). Estos bosques albergan también algunos especímenes
de acebos (Ilex aquifolium), tejos (Taxus baccata) y arces de Montpellier (Acer monspes-
sulanum). En las zonas más húmedas, los encinares y cedrales, y de manera excepcional
los quejigares, forman bosques mixtos estables (dos o tres estratos). También se obser-
van pinares de pino negral (Pinus pinaster subsp. hamiltonii var. maghrebiana) en el Atlas
Medio central y oriental. En el sector de Azrou dominan la asociación encina-cedro y los
cedrales puros, así como bosques importantes de quejigos. En el sector Bou-Iblane, la
catena vegetal altitudinal presenta respectivamente, desde el nivel más bajo, encinares,
cedrales y sabinares albares. En el ambiente crioromediterráneo se desarrollan estepas
xerófitas almohadillado-espinosas con un nivel alto de endemismo.
49
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
El Alto Atlas oriental (sector Masker-Ayachi) se diferencia del resto del Alto Atlas por la pre-
sencia finícola de cedrales. La catena vegetal incluye progresivamente, desde el nivel más
bajo, sabinares negrales, encinares, cedrales, sabinares albares y matorrales xerófilos es-
pinosos. Hay facies locales de enebrales (Juniperus oxycedrus). El sabinar albar (Juniperus
thurifera subsp. africana), típico de las altas montañas de Africa del Norte (generalmente por
encima de 2000 m y hasta 3150 m) representa en esta unidad el límite superior del arbolado.
Localmente, los encinares dejan paso a fresnedas de Fraxinus dimorpha hacia las zonas
más secas, que conviven con sabinares albares en la zona alta y sabinares negrales a bajas
alturas. También están relativamente bien representados los matorrales xerófilos almohadi-
llado-espinosos oromediterráneos en mosaico con pastizales crioromediterraneos.
El Alto Atlas occidental y central (Toubkal, M’Goun, Siroua) presenta también una catena
vegetal en la que se suceden progresivamente, desde el nivel más bajo, encinares, sabina-
res albares y matorrales xerófilos espinosos de alta montaña. El sabinar albar (Juniperus
thurifera subsp. africana), ligado al clima mediterráneo semiárido continental y frío de las
montañas más continentales, alcanza en esta unidad su máximo desarrollo. Es también
el caso de los matorrales xerófilos almohadillado-espinosos oromediterráneos, que apa-
recen en mosaico con pastos psicro-xerófilos. Existe un elevado nivel de endemismo (su-
perior al 50% de la flora y superando el 75% en la zona de las cumbres). Los encinares se
presentan hasta cotas muy elevadas (2900 m) en el conjunto del sector occidental, donde
la oceanidad favorece el crecimiento de la encina frente a la sabina albar (macizos de los
Seksaoua). En algunas depresiones internas, también se observan enebrales de Juniperus
oxycedrus y pinares de Pinus halepensis. Desde el punto de vista biogeográfico, cabe des-
tacar los cipresales endémicos relictos de Cupressus atlantica del Oued N’Fiss.
50
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Descripción geobotánica:
paisajes potenciales
Este dominio es el predominante en
el Atlas Medio, ocupa el 28% de la
Ecoregión Atlásica pero sólo el 2%
del territorio marroquí. Los macizos
montañosos de Azrou y Bou Iblane
constituyen dos núcleos bien di-
ferenciados. También aparece en
pequeños enclaves supramedite-
rráneos, a lo largo de la vertiente
occidental de la extensa cordillera
del Alto Atlas, en las áreas que reci-
ben más precipitaciones. Paisajís-
ticamente se caracteriza por dos
formaciones montanas, los encina-
res de montaña (potencialmente el
40,7% del dominio) y los cedrales
(42,8%). En este dominio se con-
centran el 58,3% de los cedrales de Marruecos. A menudo constituyen formacio- Encinar (Quercus rotundifolia)
nes mixtas estables en las que una masa continua de encinar es superada por un - Quejigar (Quercus faginea) -
Cedral (Cedrus atlantica), Azrou,
dosel discontinuo de cedros. Moyen Atlas © A. Benabid
t Encinares, que constituyen los bosques de encinas en mejor estado de todo Marruecos
(potencialmente 40,7% del dominio)
t Cedrales (Cedrus atlantica), cuyo potencial forestal es el más importante de Marruecos
(potencialmente 42,8% del dominio)
t Quejigares (Quercus faginea s.l.), cuyos bosques son los más estables de Marruecos (solo
potenciales en el 2,9% del dominio)
t Sabinares albares, en general poco extensos en este dominio (potenciales en el 6,6% de la
superficie)
t Matorrales xerófilos espinosos en las cumbres (4,1%)
t Pinares de pino negral (Pinus pinaster var. maghrebiana) (0,8%)
51
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
t Sabinares albares: grandes alturas del Atlas Medio oriental y del Alto Atlas (40,8% del
dominio)
t Matorrales xerófilos espinosos de alta montaña: situados localmente en las cumbres
más elevadas del Alto Atlas occidental, y a los que sustituyen en mosaico pastos
psicroxerófilos “pelouses écorchées”, por encima de 3700 m y hasta las más altas
cumbres del Atlas (potenciales en el 39,2% del dominio)
t Cedrales: grandes alturas de las zonas orientales del Alto Atlas y del Atlas Medio (7,3%)
t Encinares: de tipo preestépico, los más altícolas de Marruecos (12,2%)
t Enclaves con fresnedas en las vertientes secas de las altas cumbres; no mencionados
en el mapa de Emberger, ni por el IFN
52
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
39,2% del dominio, reuniendo el 25,5% de estos paisajes en Marruecos. Estas zonas
de las cumbres del Atlas presentan altas tasas de endemismo y en ellas también apa-
rece una vegetación especializada de escarpes, gleras y pedregales.
Con carácter finícola llegan a aparecer potencialmente en esta zona algunos cedrales
(7,3%) y encinares (12,2%); en general se trata de formaciones en mal estado de con-
servación que se establecieron en el Cuaternario, en periodos de clima más favorable
(húmedo y templado) que el actual, y que parecen estar en regresión por motivos
climáticos y antrópicos.
53
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
t Sabinares albares: grandes alturas del Atlas Medio oriental y del Alto Atlas, así como
vertiente norte del Saghro (potencialmente ocuparían el 36 % del dominio)
t Sabinares negrales: valles internos y vertiente sur del Atlas y del Saghro (28,8%)
t Encinares: de tipo preestépico, los más altícolas de Marruecos (23,1%)
t Formaciones con presencia puntual:
– Cedrales: grandes alturas de las zonas orientales del Alto Atlas y del Atlas Medio (2,7%)
– Bosques de araar (0,4%)
– Pinares de pino carrasco (0,1%)
– Pinares de pino negral (0,3%)
– Fresnedas: vertientes secas de grandes alturas; no mencionadas en el mapa de
Emberger
– Matorrales xerófilos espinosos de alta montaña: situados localmente en las cumbres más
altas del Alto Atlas occidental
54
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
55
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Se trata de un territorio árido muy bien delimitado, con un clima muy continental y con
paisajes esteparios que constituyen un ecotono transicional entre el mundo mediterrá-
neo y el sahariano. Se extiende por una superficie de 61.825 km2, que representa un
28,4% de la Ecozona Mediterránea (16,9% del Marruecos estudiado).
56
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
sajes esteparios. Se extiende por la vertiente meridional del Atlas Medio, a “sombra
de lluvias” y ocupa una superficie de 15.381 km2 (24,9% de la Ecoregión de las Altas
Mesetas y 4,2% del territorio marroquí considerado). Potencialmente, como zona de
transición, el paisaje participa de las formaciones características de los dos dominios
con los que contacta: espartales (Stipa tenacissima) y formaciones esparcidas de al-
mácigos (Pistacia atlantica) (34,7%), encinares semiáridos (30,5%), bosques abiertos
de araar (Tetraclinis articulata, 11,9%), sabinares negrales (10,8%) y cedrales (6,8%).
También aparecen en este dominio pequeñas manifestaciones de sabinares albares
(2,9%) y de pinares de pino negral (2,7%). De hecho, este dominio es el que agrupa las
formaciones de Pinus pinaster subsp. hamiltoni var. maghrebiana
57
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
t Estepas y azufaifares (Ziziphus lotus) con almácigos (Pistacia atlantica), y dominio de los
espartales (Stipa tenacissima), albardinares (Lygeum spartum) y matorrales halonitrófilos
(potenciales en el 77,1% de la superficie del dominio denominados “mar de Alfa”)
t Sabinares negrales que ocuparían potencialmente el 19,3% del dominio sobre todo en la
vertiente sur del Alto Atlas y las cumbres de los macizos de la región Oriental
t Vegetación halófila en los “chotts” (0,3%)
58
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Ecozona Sahariana
ECOREGIÓN SAHARIANA
59
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
60
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
senta un mosaico de geomorfosistemas relacionados con los dominios adyacentes Estepas de Artemisia
(Altas Mesetas y Sahariano). El paisaje presenta algunos elementos mediterráneo- herba-alba, Tamtattouchte
© H. Sainz
áridos finícolas relacionados con los espartales (Stipa tenacissima), los sisallares
(Salsola spp.) y las formaciones de artemisias (Artemisia spp.). Son también fre-
cuentes los azufaifares (Ziziphus lotus) y los matorrales halonitrófilos (Peganum
harmala, Hammada articulata, Anabasis spp., Fredolia aretiodes) o las comunida-
des de terófitos efímeros que aparecen en los “regs” y las hammadas calcáreas
después de las lluvias. De acuerdo con la potencialidad asignada en el mapa de
Emberger (1939), estas formaciones esteparias de origen mediterráneo represen-
tan en total el 32,9% del paisaje de este dominio, mientras que la vegetación desér-
tica propia del dominio sahariano supone el 64,9%.
61
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
Dominio Sahariano
62
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
El paisaje está dominado por estepas sin árboles. Este territorio sahariano, con pre-
cipitaciones anuales de unos 40 a 60 mm y una lluvia horizontal considerable, se ca-
racteriza por una geomorfología muy simple reducida a una gran extensión de tierras
bajas sin apenas alturas aparentes, así como estepas dominadas por matorrales halo-
xerófilos con algunos árboles pequeños (Acacia raddiana, Rhus tripartita) esparcidos
y deformados por los vientos frecuentes y violentos.
t Formaciones de acacias en los lechos arenosos profundos de los oueds, Acacia tortilis
subsp. raddiana, Calotropis procera; enclaves con rodales arborescentes de Acacia
raddiana, A. ehrenbergiana, Balanites aegyptiaca, Capparis decidua, Maerua crassifolia,
Tamarix articulata
t Sistemas dunares (ergs), con Retama raetam, Aristida pungens, Ephedra alata, Euphorbia
guyoniana
t Regs arcillosos y pedregosos, con Hammada articulata, Fredolia aretioides, Zygophyllum
gaetulum, Fagonia spp., Zylla spp.
t Hamadas rocosas y cerros testigos (“gours”), con Fredolia aretioides, Pituranthos
scoparius, Warionia saharae (en grietas)
t Depresiones salinas (sebkhas y chotts)
t Oasis con palmerales de Phoenix dactilifera, Tamarix spp., Nerium oleander, Ziziphus
lotus, Populus euphratica
63
3 UNIDADES A EVALUAR: CL ASIFICACIÓN JER ÁRQUICA DE ECOSISTEMAS TERRESTRES
3.4
Ecosistemas de distribución
restringida
En Marruecos existen, además de los ecosistemas climácicos comentados en el aparta-
do anterior, otras comunidades ecológicas cuya distribución se circunscribe a enclaves
concretos, y que no han podido ser evaluados por falta de información. Estas comuni-
dades se han citado ya, en parte, en los dominios correspondientes con el objeto de
presentar una visión más completa de los mismos.
64
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
t Enclaves con presencia singular de abedules (Betula alba subsp. fontqueri), de ar-
ces (Acer monspessulanum), de acebos (Ilex aquifolium) y de tejos (Taxus baccatta),
principalmente en el Rif.
t Enclaves con fresnedas (Fraxinus dimorpha) en las vertientes secas de las grandes
alturas del Atlas.
65
4 Aplicación de los
criterios de UICN
en Marruecos
66
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
La aplicación de los criterios UICN que ha podido realizarse en Marruecos ha estado ba-
sada en diversas fuentes de información disponibles, y algunas de ellas han sido reela-
boradas por el equipo de trabajo. Por un lado, se encuentra la distribución observada
de las comunidades zonales en dos momentos distintos del pasado siglo y, aunque no
usado directamente, una reconstrucción fito-geográfica de la vegetación potencial; por
otro, un mapa de estados y tendencias de condición de la tierra basado en métodos
geomáticos (Tabla 4.1). Esta información ha permitido aplicar tres de los cinco criterios
definidos por la UICN en su versión 2.0: A (reducción de la distribución espacial), B (dis-
tribución restringida) y C (degradación ambiental).
4.1
Fuentes de información
$SJUFSJPT"Z#$BSUPHSBGÓBEFMBTDPNVOJEBEFT[POBMFT
1 La única excepción a estas fuentes de datos la constituyen las formaciones de ciprés, como se describe en la
ficha correspondiente.
67
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
Boudy, 1948 o Quezel y Barbero, 1990) o instituciones independientes (por ejemplo, las
series periódicas de informes sobre el estado de los bosques publicadas por FAO2) antes
de asignar el nivel final de riesgo.
El Mapa fito-geográfico de Marruecos EMBERGER (1939) (Figura 4.1) tuvo un papel es-
pecial en este estudio, por ser el único que describe vegetación potencial. Asimismo,
contiene estimaciones de las superficies aún ocupadas por esos tipos de vegetación en
1939. Elaborado con datos recogidos a lo largo de prolongadas estancias de viaje y es-
tudio en el país, es uno de los primeros mapas de vegetación potencial elaborados en la
cuenca mediterránea y ha servido de modelo para muchas aproximaciones posteriores
en otros países de la región.
Emberger fue un gran conocedor de Marruecos y en su trabajo se plantea “la búsqueda del
estado primitivo de la vegetación, de los clímax”. Cuando recorrió el país llegó a la conclusión
de que “la cubierta vegetal, en inmensas superficies, representa estados de degradación,
los miserables restos de un pasado más rico y sobre todo más boscoso”. Pero afortunada-
mente también se dio cuenta de que “a pesar de la profunda alteración de la vegetación, la
restauración del paisaje primitivo es posible en todas partes, al menos en sus rasgos funda-
mentales…. Incluso en las zonas más áridas, rara vez han desaparecido todos los testigos
o los vestigios… Por fin, los innumerables santuarios o morabitos son, para el botánico,
referencias inestimables”. Emberger se consideraba por ello un privilegiado, debido a que
cuando visitó Marruecos las técnicas agrícolas eran bastante rudimentarias, el campo care-
cía de mecanización y en casi todas partes quedaban indicadores de los paisajes originales.
Ya entonces imaginaba los cambios drásticos que luego sobrevendrían con “la puesta en
cultivo intensiva de tipo europea, con labores profundas y abonos que modifican el suelo”.
El mapa de Emberger, por su propia naturaleza potencial, refleja un paisaje que proba-
blemente no haya existido jamás en el territorio de Marruecos. Ello sólo sería posible en
el supuesto de que la población humana hubiese realizado un uso inapreciable de los
recursos naturales en algún período pasado con clima similar al actual. Sin embargo,
esas condiciones no se han dado en los últimos milenios ni en Marruecos ni en territorio
alguno de la cuenca mediterránea, donde el paisaje ha evolucionado conjuntamente con
sus pobladores humanos desde tiempo inmemorial. La noción de paisaje mediterráneo
prístino simplemente carece de contenido, más allá de algunos enclaves especiales.
El Atlas de Marruecos (Bosques), fue realizado por A. André y F. Joly bajo la dirección de
A. METRO en 1957 a una escala 1:1.000.000, y ha sido también digitalizado en el marco
de este estudio (Figura 4.2).
El Mapa del Inventario Forestal Nacional (IFN, 1996, 1:100.000) ha sido facilitado en ver-
sión digital por el Alto Comisariado de Aguas, Bosques y Lucha Contra la Desertificación
(HCEFLCD), y se ha revisado ligeramente en el marco de este trabajo. Esta revisión se ha
2 Disponibles en http://www.fao.org/forestry/sofo/es/
68
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Figura 4.1. Mapa fito-geográfico de Marruecos elaborado en 1939 por Louis EMBERGER.
Respecto al primero de ellos, los tres mapas de vegetación usados en este estudio ca-
recían de análisis formal de precisión, y estaban referidos a un momento histórico (o
inexistente, en el caso de la vegetación potencial). Ello significa que las distribuciones
de las entidades cartografiadas no pueden ser verificadas en el presente y, por tanto, no
fue posible incluir esa incertidumbre en el análisis de errores de los criterios UICN. No
obstante, tanto los mapas iniciales como los resultados obtenidos fueron sometidos a
una inspección experta lo más exhaustiva posible para minimizar las consecuencias de
errores inherentes a cada mapa. De hecho, el IFN fue revisado especialmente para este
trabajo con objeto de corregir pequeños fallos de etiquetado o topología.
El resto de esta sección concierne por tanto a la estrategia seguida para minimizar ar-
tefactos espaciales, sobre todo de escala. Conviene destacar aquí los problemas inhe-
rentes a comparar mapas cuyas escalas y métodos difieren considerablemente. El mapa
fito-geográfico de Emberger refleja vegetación potencial y fue realizado a la escala de
1:1.500.000. Por su parte, el IFN es un inventario de vegetación real a escala 1:100.000.
Finalmente, el mapa de Metro refleja también vegetación existente en un momento dado,
69
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
pero su escala es un orden de magnitud inferior (1:1.000.000) a la del IFN. Más aun, los Figura 4.2. Atlas de
Marruecos, 19 hoja NW.
métodos usados para levantar ambos mapas de vegetación real fueron diferentes: fo- Bosques. Fuente: Checklist of
tointerpretación (METRO) y teledetección (IFN). Esas disparidades aconsejan extremar la Online Vegetation and Plant
Distribution Maps3.
prudencia en cualquier comparación. No obstante, la concurrencia de estas fuentes de
información se consideró una oportunidad única para un trabajo de este tipo.
El estudio cartográfico fue realizado en formato ráster para facilitar las combinaciones
entre datos de distintas fuentes, incluyendo las climáticas y de teledetección. Una serie
de pruebas empíricas realizadas sobre las capas vectoriales llevó a concluir que la ras-
terización estabilizaba los resultados a resoluciones espaciales de 1000 m (Emberger
y Metro) y 250 m (IFN). Finalmente, la resolución espacial de 1000 m fue seleccionada
porque era la que menos redundancia presentaría de todas las opciones disponibles.
Esta resolución es, además, muy común en estudios y bases de datos geoespaciales
por todo el mundo, lo que facilita la normalización de los resultados. Por tanto, los datos
vectoriales de Emberger, Metro e IFN fueron rasterizados a esta resolución y, adicional-
mente, el IFN lo fue también a 250 m.
70
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
(La Oriental está en el Huso 30, mientras que el Sáhara Occidental se encuentra casi
completamente en el 28). Esta elección permitió mantener una distorsión despreciable
de áreas y distancias, incluso a escalas relativamente poco detalladas como las ma-
nejadas en este estudio.
Las comparaciones entre los mapas de IFN, Metro y Emberger requieren atender dos
cuestiones. La primera se da cuando dos mapas representan el mismo tema pero a esca-
las diferentes (el caso IFN vs. Metro). La segunda ocurre cuando dos mapas representan
temas diferentes pero comparables hasta cierto punto, y sus escalas respectivas son por
ello también distintas (el caso IFN vs. Emberger). Ambas cuestiones deben ser abordadas
por separado.
El algoritmo aplicado registra la presencia de una mancha en una celda si, y solo si, pasa
por el centro de ésta. Así, pequeños lóbulos que interesan una mínima parte de las celdas
no son registrados en ellas, y las manchas muy pequeñas en relación a la resolución ráster
tampoco son registradas. Se trata por tanto de una corrección dependiente de la escala
que estabiliza la estimación de superficies lo suficiente como para permitir la comparación.
71
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
El primer paso fue rasterizar los mapas de vegetación real a las resoluciones espaciales a
analizar: 1000 m para Metro, y 250 m y 1000 m para IFN. Trabajando cada mapa, formación
vegetal y resolución por separado, se calculó la diferencia de área (km2) entre el mapa vec-
torial original y la versión ráster correspondiente. El valor absoluto de la mitad de dicha dife-
rencia fue tomado como un estimador del error absoluto de esa rasterización. El error relativo
fue calculado a continuación, dividiendo el error absoluto por el área según el mapa vectorial.
Una vez conocidos tanto el área como su error relativo para los mapas ráster de Metro e
IFN a sus resoluciones respectivas, fue posible calcular el Subcriterio A1 para cada forma-
ción vegetal (ver Sección 4.2 para explicación del procedimiento). Las siguientes variantes
del IFN fueron exploradas, siempre dejando fijo el Metro rasterizado a 1000 m de resolu-
ción (Metro-1000): IFN vectorial, ráster a 250 m (IFN-250), y ráster a 1000 m (IFN-1000).
Cada variante del Subcriterio A1 dio lugar a un valor central procedente de la estimación
directa. Su error relativo fue calculado como la suma de los errores relativos de los dos
mapas intervinientes en el cálculo. El error absoluto fue entonces calculado a partir del
relativo, obteniendo así un intervalo en la forma (valor central ± error absoluto).
Datos de entrada
IFN IFN-250 (km2) IFN-1000 (km2) Metro-1000
vectorial (km2)
(km2)
Formación Valor Valor ErrRel (%) Valor ErrRel (%) Valor ErrRel (%)
Tabla 4.2. Extensiones y sus errores relativos en los mapas de vegetación real de Metro rasterizado a 1000 m
de resolución (Metro-1000). IFN vectorial, IFN ráster a 250 m (IFN-250), e IFN ráster a 1000 m (IFN-1000).
72
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Tabla 4.3. Cálculo del Subcriterio A1 usando versiones alternativas del mapa IFN frente al mapa ráster de Metro a la resolución de 1000 m.
Los códigos de color indican niveles de riesgo para este criterio.
El paso final fue asignar niveles de riesgo según la escala de reducción de superficie
aplicada por UICN, y detectar los casos en que el intervalo de valores del Subcriterio A1
incluyese más de un nivel de riesgo. Dichos casos serían interpretados como no adecua-
dos a la resolución correspondiente.
La Tabla 4.2 muestra las áreas y sus errores relativos para los mapas ráster usados. Los
errores relativos son pequeños en general, y sugieren una calidad aceptable de las rasteriza-
ciones. La mediana del error relativo de la rasterización IFN-1000 (0,43%), es mayor que la de
IFN-250 (0,21%), como era de esperar dada la escala detallada del mapa original. Los melo-
jares destacan por tener los mayores errores relativos a 1000 m de resolución, tanto en IFN
como en Metro. Ello se debe probablemente a que su distribución espacial es muy restringida
y sigue un patrón de manchas pequeñas. Eso es un desafío para el algoritmo de rasterización,
y ha resultado en superficies ligeramente sobreestimadas a estas resoluciones gruesas.
Los resultados de calcular el Subcriterio A1 con los datos anteriores se muestran en la Ta-
bla 4.3. Los errores relativos acumulados son bajos, con medianas de 0,65% (IFN vectorial),
0,86% (IFN-250) y 1,39% (IFN-1000). Los intervalos alrededor de cada valor central son ge-
neralmente estrechos, con amplitud entre uno y dos puntos porcentuales. Merece destacar
que los valores calculados de A1 para sabinares albares y sabinares negrales son negativos
(ambos) o absurdos (el último), a pesar de que sus errores relativos se mantienen similares a los
de otras formaciones. Ello sugiere que el procedimiento de rasterización es correcto, pero que
sus extensiones fueron probablemente subestimadas en la elaboración del mapa de Metro.
No obstante, en todos los casos los intervalos del Subcriterio A1 son suficientemente
pequeños como para que sus extremos no incurran en niveles de riesgo diferentes al
asignado al valor central, como muestra el código de colores de la Tabla 4.3. Por ello, y
con las cautelas descritas para ciertos casos en el párrafo anterior, cabe dar por válida
la hipótesis de partida, y concluir que todas las versiones ráster de los mapas de vegeta-
ción real son suficientemente adecuadas para los propósitos de este estudio.
73
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
$SJUFSJP$.ÏUPEPE36&$POEJDJØOEFMBUJFSSB
Por otra parte, el seguimiento se refiere a las tendencias y pretende detectar la evo-
lución de cada sitio en el curso del tiempo, tanto a causa de oscilaciones meteoro-
lógicas como por su dinámica ecológica interna. La hipótesis asumida es que los
cambios de biomasa media en el curso del tiempo, excluidas las oscilaciones meteo-
rológicas interanuales, indican degradación o progresión ecológica. En este segui-
miento, cada sitio es comparado consigo mismo a lo largo del período. El seguimien-
to es realizado mediante regresiones paso a paso y se contrasta estadísticamente
para una significación del 95%.
74
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
En el caso del producto 2dRUE-Magreb, se estudió una región que comprendía Ma- Pinus pinaster subsp.
rruecos, Argelia, Túnez y Libia, al norte del paralelo 28ºN y al oeste del meridiano hamiltonii var. magrebiana
en Tassaot
12ºE. Fue realizado a la resolución espacial de 1 km, con series temporales archiva- © H. Sainz
das de SPOT VEGETATION S10, y un archivo climático obtenido mediante interpola-
ción a partir de datos meteorológicos georeferenciados procedentes de GSOD, con
una resolución temporal de 1 mes. Su adaptación para resolver los Subcriterios C2 y
C3 se explica más adelante, en la Sección 5.4.
75
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
4.2
Criterio A. Reducción en la distribución
El Criterio A se basa en una reducción observada, estimada o inferida de la extensión
espacial adecuada de cierto ecosistema, aplicando umbrales de la siguente forma:
‘(% reducción ≥ % umbral) nivel de riesgo’.
Por su definición, el criterio es amplio respecto al método usado para establecer la re-
ducción de la extensión espacial. El criterio incluye en su definición de pérdida de super-
ficie el calificativo ‘adecuada’, que sugiere una extensión mínima necesaria para la per-
sistencia de las funciones ecológicas. Esa información era desconocida para todos los
ecosistemas terrestres manejados en este trabajo. Por esa razón, los cálculos hechos
con las extensiones disponibles asumen que cualquier reducción ha tenido lugar por
debajo de la extensión adecuada, y es por ello importante a efectos de calificar el riesgo.
El intervalo de tiempo en que se evalúa el criterio da lugar a tres subcriterios: los últimos
50 años (A1), los próximos 50 años (A2a) o cualquier período de esta duración que inclu-
ya el presente (A2b), o desde 1750 (A3).
De cara a estimar las variaciones superficiales fruto de las distintas escalas de los ma-
pas, se llevó a cabo una comparativa de superficies y cálculos de errores estimados, que
se ha explicado con más detalle en el Apartado 4.1.1.
Los mapas utilizados para este cálculo (IFN 1996 y Metro 1958) presentan una diferencia entre
Tizoula (3447m) y cabecera
sus fechas de referencia de 30 años, si se tiene en consideración que el IFN está basado en del Tessaout con Amezri y
imágenes satélite de 1988. Dado que no hay datos cartográficos completos más recientes, Tasgaiualt © H. Sainz
76
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
y que los estudios parciales existentes son frecuentemente contradictorios, para completar
el período de 50 años (1958-2008) se ha trabajado con un abanico de escenarios posibles:
donde P30 es la pérdida (y P30% la tasa de pérdida) registrada para el período 1958-1988,
y MTR e IFN son las extensiones en km2 del ecosistema en cuestión según los mapas de
Metro e IFN respectivamente. Inf08 es la extensión inferida del ecosistema en cuestión
para 2008, que se basa en el IFN y en un Coeficiente de Escenario con valor = 1 para el Es-
cenario Estable, <1 para el Pesimista y >1 para el Optimista. Finalmente, P50 es la pérdida
(y P50% la tasa de pérdida) estimada para el período 1958-2008. El valor de P50% fue en-
tonces comparado con los umbrales UICN para atribuir el nivel de riesgo correspondiente.
PP = EMB – IFN
(EMB-IFN) × 100)
PP% =
MTR
donde PP es la PPotencial que se valora, y EMB e IFN son las extensiones en km2 del
ecosistema en cuestión según los mapas de Emberger e IFN respectivamente.
77
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
4.3
Criterio B. Distribución restringida
El Criterio B identifica aquellos ecosistemas cuya distribución geográfica es tan restringi-
da que existe riesgo de colapso ante acontecimientos o procesos de amenaza.
El alcance que una perturbación puede tener en cierto ecosistema depende de los ta-
maños relativos entre ellos. Los ecosistemas con distribuciones restringidas presentan
un riesgo mayor, ya que perturbaciones locales de tamaño medio pueden conducir a su
completa extinción.
.ÏUSJDB Extensión de Presencia (EOO), que se define como la extensión del polígono
imaginario, convexo, continuo y más pequeño posible, que encierra toda la presencia del
ecosistema.
78
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Malla de 10 x 10 km
umbral y, además, existe una disminución continua de la superficie ocupada por el eco-
sistema, o de una variable abiótica, o de sus interacciones - sub criterios B1a y B2a. Si
los procesos de degradación pueden ocasionar una degradación de alguno de estos
parámetros en próximos 20 años estará amenazado por- sub criterios B1b y B2b- , y si el
ecosistema existe en un nº reducido de localizaciones por Criterios B1c y B2c.
Este trabajo ha evaluado el Criterio B para todas las unidades ecosistémicas, pero única-
mente al nivel de todo el territorio de estudio, desestimando las subdivisiones utilizadas
en el resto del estudio (ecozonas, ecoregiones y dominios). Los cálculos de las métricas
(EOO y AOO) se han realizado sobre el mapa del IFN. Para determinar el polígono en-
volvente mínimo para la Extensión de Presencia (EOO) se ha usado la implementación
de la función “convex hull” (chull) de la librería grDevices v.3.0.1 del software de análisis
estadístico R.
79
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
4.4
Criterio C. Degradación ambiental
(Factores abioticos)
&YUFOTJØOZTFWFSJEBESFMBUJWB
El intervalo de tiempo en que se evalúa el criterio da lugar a tres subcriterios: los últimos
50 años (C1), los próximos 50 años o un período de esa longitud que incluya el presente
(C2), y desde 1750 (C3).
80
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Esa escala de complejidad incluye, pero no se limita a, una sucesión ecológica. Los
estados a partir de Productivo de alta biomasa se definen por turnos de renovación
decrecientes y biomasas crecientes, por lo que sí reflejan propiamente el patrón de una
sucesión ecológica. Sin embargo, los estados denominados degradados muestran va-
lores bajos tanto de biomasa como de turno de renovación, y representan, más bien,
posiciones terminales en la evolución de un ecosistema. El estado Productivo de baja
biomasa es una articulación entre esos dos patrones y suele asociarse con cubiertas
vegetales explotadas, a partir de las cuales la evolución del sistema puede seguir una u
otra trayectoria.
81
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
Marco temporal
2dRUE llega a los estados descritos tras una observación que se prolonga diez años
aproximadamente (1998-2008 en este caso), pero que es colapsada a un ‘momento’ sin
dimensión temporal. Un símil apropiado sería una foto fija cuyo intervalo de exposición
durase una década. Ese intervalo es necesario para separar respuestas ecológicas a
corto plazo, normalmente asociadas a la variabilidad meteorológica, de estados y ten-
dencias a largo plazo en la dinámica de los ecosistemas.
Todos los estados reflejan una secuencia temporal, sea de sucesión o degradación. El
estado por omisión de los ecosistemas naturales sería Referencia (y tal vez Anomalía
de Alto Rendimiento, dada la naturaleza estadística del método). Por tanto cualquier
otro estado puede tomarse como una desviación de éste, lo cual lleva asociado un
intervalo de tiempo, incluso si no se valora directamente. Simplificando, puede supo-
nerse que la distribución espacial de todos esos estados ‘temporales’ en un ‘momen-
to’ dado equivale a examinar la evolución de unos pocos sitios a lo largo de estados
sucesivos en el tiempo.
Por eso, el mapa de estados puede tomarse como la instantánea de un sistema di-
námico que puede asumirse, de nuevo simplificadamente, en estado estacionario. En
él, las pérdidas son compensadas por ganancias y la reversibilidad de los cambios
es crucial para ello. Así, las frecuencias de las desviaciones respecto a la referencia
óptima indican intensidades de explotación. Creemos que ésta puede ser una visión
alternativa eficiente para los ecosistemas mediterráneos, cuyo uso y explotación es
consustancial con sus orígenes, en vez de asociarse sencillamente con una fecha si-
tuada unos pocos siglos atrás.
Por todo lo anterior, cabe aceptar que los estados reflejados en 2dRUE-Magreb indican
la respuesta ecológica frente al cambio ambiental ocurrido en Marruecos. En sentido
estricto, el resultado se aplica al momento en que se realizó la observación. El intervalo
para el que esto se considere representativo debe ser interpretable, y planteó el dilema
de si debería referirse a los 50 años precedentes (C1) o a lo ocurrido desde 1750 (C3).
La segunda opción tenía la ventaja de valorar un período más largo, equiparable al
intervalo de vida de la vegetación zonal usada para definir los ecosistemas. Ello per-
mitía mejorar la interpretación de estados muy alejados de la referencia en términos
causales, vinculándolos a presiones ambientales que han operado en este período, si
bien no hay datos que sugieran que todo el cambio ambiental haya tenido lugar dentro
de ese intervalo.
Severidad relativa
Así planteados, los estados de condición fueron asimilados, mediante juicio experto, a la
escala de severidad relativa referida por UICN. Para ello fue necesario establecer umbra-
les de severidad en función de las características concretas del ecosistema en cuestión.
82
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Ahora esta secuencia puede examinarse en términos de severidad relativa (SR): Estados de condición de la
tierra, que representan grados
de madurez o degradación en
t Anomalía de Alto Rendimiento y Referencia son estados poco afectados que con- términos de biomasa y turno
servan la práctica totalidad de sus funciones ecológicas. Su severidad relativa es de renovación.
nula o baja: 0% ≤ SR < 30%. Período 1998-2008. Extraído
del producto 2dRUE-Magreb
(Sanjuán et al., 2010).
t Maduro tiene sus funciones ecológicas sólo ligeramente inferiores a las de Referencia
y por ello la severidad relativa puede ser considerada como baja: 30% ≤ SR < 50%.
t Productivo de Baja Biomasa sugiere una severidad relativa alta para un ecosistema
que debería tener mucha más densidad, ya que probablemente se compromete su
regeneración: 80% ≤ SR < 90%.
83
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
La escala de riesgo de UICN (VU EN CR) se aplica a un ecosistema dado en cierta región
o dominio, no a una localización individual. Dicho ecosistema está siempre formando
una población de localizaciones, cuyo valor conjunto atribuye el nivel de riesgo corres-
pondiente. Este principio ha sido aplicado en el proyecto considerando tanto la escala
acumulativa de severidad descrita en el párrafo anterior, como la extensión acumulada
de sus estados ordenados.
≥ 70 % EN VU LC
≥ 50 % VU LC LC
Tabla 4.4. Aplicación del Subcriterio C3 según el procedimiento definido por la UICN (versión 2.0).
La primera columna de la Tabla 4.5 muestra, con tonos de intensidad decreciente, los
estados de condición según 2dRUE-Magreb (a) y su correspondencia con la escala de
severidad relativa según UICN (b). Las columnas siguientes a su derecha muestran la
distribución de sabinares albares en los diferentes estados de 2dRUE-Magreb, en los
cinco ámbitos espaciales. Esas cantidades fueron obtenidas contrastando el mapa de
estados con la distribución de sabina albar según el IFN.
El Dominio semiárido del Atlas (DOM8) puede ser empleado para ilustrar el procedimiento:
84
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Rendimiento basal 0 20 10 0 5
Muy degradado 5 12 15 6 25
Degradado 11 21 38 62 32
Submaduro 54 32 33 32 27
Maduro 12 0 0 0 1
Rendimiento de referencia 12 0 0 0 1
≥ 90 % 16 67 63 68 63
≥ 70 % 22 68 67 68 71
SUBCRITERIO C3 LC VU VU VU VU
t El porcentaje acumulado de extensión en estado Degradado o peor (es decir, Seve- Tabla 4.5
Aplicación del Subcriterio
ridad relativa ≥ 90%) es del 63% (=1+5+25+32). Este valor excede del umbral 50% C3 a sabinares de Juniperus
establecido por UICN y, por ello, corresponde a un nivel de riesgo Vulnerable (VU). thurifera en Marruecos,
usando estados de condición
de la tierra según 2dRUE-
t Añadiendo a lo anterior el porcentaje de extensión en los estados Productivo de Magreb. Se consideran
cinco dominios climáticos:
Baja Biomasa y Productivo con alta biomasa (es decir, Severidad relativa ≥ 70%), el semiárido en zonas medias
porcentaje acumulado llega al 71% (=63+8+0). Este valor supera a su vez el umbral (DOM2), zona transicional
semiárida del Atlas y de las
70% de extensión para este nivel de severidad relativa, y corresponde nuevamente Altas Mesetas orientales
a un nivel de riesgo Vulnerable (VU). (DOM4), subhúmedo del Atlas
(DOM6), de Alta Montaña del
Atlas (DOM7) y semiárido del
t Finalmente, el 98% de las formaciones de sabina albar en este dominio se encuen- Atlas (DOM8). Los valores
son: a) porcentaje de la
tran en estado Submaduro en el mejor de los casos (es decir, Severidad relativa distribución observada (IFN)
≥50%). Esa extensión excede el umbral 90% establecido por UICN, y corresponde de J. thurifera en cada estado
de condición y dominio, y
a un nivel de riesgo Vulnerable (VU). b) porcentaje acumulado
de niveles de severidad
relativa (codificado en tonos
t Los tres niveles de severidad relativa asociados con el C3 coinciden en atribuir el crecientes de marrón).
nivel de riesgo Vulnerable (VU) a este ecosistema. Fuentes externas (por ejemplo,
Fromard y Gauquelin, 1993) ratifican este resultado, subrayando que esta especie
parece ser la que más ha declinado en Marruecos, y su degradación masiva se
relaciona con la limitada disponibilidad de leña en los valles del Alto Atlas.
85
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
Adicionalmente al cómputo del Subcriterio C3, se aplicó un test estadístico para determi-
nar si, dada una formación vegetal, los dominios difieren significativamente entre ellos en
términos de condición de la tierra. El método fue el contraste no paramétrico de Kruskal-
Wallis, equivalente a un análisis de varianza (ANOVA) por rangos. A continuación, y para
aquellos casos en que hay diferencias significativas, se realizaron múltiples compara-
ciones mediante la media de los rangos (contraste de Tukey) para determinar si todos
los dominios son diferentes entre sí, o si es posible establecer grupos homogéneos.
Esta aproximación es complementaria al Subcriterio C3 y permitió ordenar los dominios
según su estado o madurez ecológica, como un apoyo para las políticas ambientales re-
lativas a la vulnerabilidad. Los resultados se presentan como mapas de niveles relativos
de madurez eoclógica.
Los resultados para los sabinares de sabina albar muestran que los dominios (exclu-
yendo DOM7, debido al pequeño tamaño de la muestra) son significativamente distintos
entre ellos (Kruskal-Wallis H=25.98, d.f.=3, p<0,001) en términos de madurez ecológica.
Las comparaciones múltiples demostraron adicionalmente que hay dos subgrupos: por
un lado el DOM2, donde la condición es mejor; por otro, no hay diferencias estadísticas
entre DOM4, DOM6 y DOM8, aunque este orden refleja una condición creciente. Hay una
correspondencia evidente con los niveles de riesgo UICN obtenidos.
4VCDSJUFSJP$QFSÓPEPEFB×PTJODMVZFOEPQSFTFOUFZGVUVSP
La determinación de tendencias en 2dRUE se basa en regresiones paso a paso prac-
ticadas para cada celda ráster de 1 km2. La variable dependiente es la biomasa anual
(por ejemplo, NDVI/12), y los predictores son el año y la aridez de ese año (calculada,
siguiendo la recomendación de CNULD, como cociente entre los totales anuales de
Evapotranspiración Potencial y Precipitación: P/PET). El procedimiento paso a paso y
el análisis de significación subsiguiente determinan la contribución individual de cada
predictor. Esta resulta en términos de coeficiente normalizados de regresión parcial (la
cantidad de desviaciones típicas del predictor necesarias para causar un cambio de
1 desviación típica en la biomasa), de modo que si ambos efectos son detectados,
puedan compararse. Así, la respuesta en el tiempo detectada puede interpretarse como
tendencia intrínseca del sitio en cuestión, excluyendo variaciones debidas a oscilacio-
nes interanuales de aridez. Ver del Barrio et al. (2010) para más detalles.
Las regresiones resultantes de 2dRUE son lineales. Pero para mejorar el realismo de la
exploración, es decir, para reflejar que la variación de biomasa esperada depende de la
biomasa inicial, fueron convertidas a regresiones exponenciales aplicando logaritmos.
De ese modo, la biomasa de los sitios Degradándose tiende a cero a (muy) largo plazo,
con una intensidad que depende de la biomasa que haya en cada momento. Los sitios
86
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
que fueron detectados como Aumentando no fueron evaluados. Primero, porque a priori Tendencias de condición de
no suponen un problema de conservación. Y segundo, porque requerirían una regresión la tierra, que representan
variación neta de biomasa
logística (no una simple regresión exponencial) cuya parametrización excedería el ámbito en el curso del tiempo
de este estudio. tras descartar el efecto de
fluctuaciones climáticas
interanuales.
Las regresiones así obtenidas fueron usadas para producir dos indicadores inmediatos. Período 1998-2008. Extraído
Uno, el porcentaje de la biomasa actual esperable en el año 2052. ‘Actual’ se refiere aquí del producto 2dRUE-Magreb
justo al centro del período 1998-2008. Como 2dRUE-Magreb usa años hidrológicos (de (Sanjuán et al., 2010).
septiembre a agosto), ese momento corresponde al año 2002. La proyección se hace por
tanto a un momento situado 50 años más tarde. El segundo indicador fue el año en que
la biomasa actual se reducirá a la mitad (50% de la biomasa actual).
87
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
El algoritmo opera con detalle progresivo. En particular, la diferencia entre los pasos 2c y 3c es
que el primero supone que todos los sitios Degradándose pueden contribuir a elevar el riesgo
de cualquier nivel de severidad, mientras que el último usa solo los sitios que realmente pueden
hacer esa contribución. La razón para ello es doble. Primero, este procedimiento facilita el con-
trol por el operador, cuyo juicio es requerido para razonar el resultado final en el paso 4c. Se-
gundo, la proporción de tierra degradándose es habitualmente baja en las aplicaciones 2dRUE
(por ejemplo, 0,4% para el Magreb, 1% para Iberia, 1,1% para el Nordeste de Brasil, 3.,9% para
la Región IV de Chile, y hasta 19% para Mozambique), por lo que explorar en el paso 2 si la
degradación total tiene el potencial de elevar el nivel de riesgo ahorra tiempo y cálculos.
≥ 50 % EN VU LC
Tabla 4.6 Aplicación del
Subcriterio C2 según el
≥ 30 % VU LC LC procedimiento definido por la
UICN (versión 2.0).
88
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Paso 2 Paso 3
C2_T0 C2_T0+Deg C2 C2 C2
Severidad relativa %_cumul. % (explor.) %_cumul. %_cumul. %_cumul.
≥ 80 % 0 34 34 0 0
≥ 50 % 20 53 41 41 20
≥ 30 % 41 75 55 55 55
Degradación proyectada
(Regresión exponencial)
% de biomasa en año 2052 43%
Año para 50% de la biomasa
presente 2043
89
4 APLICACIÓN DE LOS CRITERIOS DE UICN EN MARRUECOS
1. Paso 1
t La degradación activa afecta al 34% de la distribución del ecosistema.
2. Paso 2
t La severidad relativa en el presente, ajustada según la correspondencia entre
estados y niveles de severidad descrita en la sección precedente (C2_T0) tiene
extensiones de 0%, 20% y 41% para los tres niveles ≥80%, ≥50% y ≥30% res-
pectivamente. El ecosistema resultaría como LC.
t Sin embargo, cuando se suma separadamente la degradación total a las exten-
siones anteriores (C2_T0+Deg), los niveles de severidad relativa ≥80% y ≥50%
superarían respectivamente los umbrales del 30% y 50% de extensión, cualifi-
cando para un nivel de riesgo VU.
t Los porcentajes anteriores no pueden usarse como tales, porque la degrada-
ción total solo puede sumarse una vez. Pero la operación ilustra rápidamente si
existe el potencial de traspasar algún umbral de riesgo.
3. Paso 3
t Para este ecosistema en particular, la severidad relativa ≥80% abarca desde
Anomalía de bajo rendimiento hasta Productivo de baja biomasa (sombreado en
marrón oscuro en la primera columna).
t Si todos los sitios Degradándose que se encuentran actualmente en un estado
superior se convierten a (al menos) Productivo de baja biomasa, la extensión del
nivel de severidad ≥80% aumentaría proporcionalmente. Esto se refleja en la co-
lumna ‘Cambio a ≥80%’. El nuevo porcentaje de extensión de este estado (resalta-
do en negrita) es la suma de la extensión actual (0%) y los porcentajes de celdas
Degradándose de todos los estados superiores (34%=2+11+8+6+7). Consistente-
mente con ello, los nuevos porcentajes de esos estados superiores se ven redu-
cidos en sus proporciones respectivas de celdas Degradándose. Por ejemplo, la
nueva extensión de Maduro sería 13% (=21-8) bajo esta simulación
t El mismo ejercicio se realiza para simular posibilidades alternativas de cambio,
a ≥50% y a ≥30% en las dos últimas columnas.
t Tras calcular los valores exploratorios correspondientes para el Subcriterio C2,
resulta que la severidad relativa ≥80% podría alcanzar un riesgo de VU en 2052.
4. Paso 4
t Los pasos anteriores dan lugar a dos escenarios:
i] Degradación intensa: todas las celdas que están ahora Degradándose
realizarán la transición a (al menos) Productivo de baja biomasa. El nivel de
riesgo se elevará de LC en el presente a VU en 2052.
ii] Degradación atenuada: no ocurrirían suficientes transiciones y la
degradación, aunque activa, no elevaría de forma relevante la extensión de
ningún nivel de severidad.
t Los resultados de las regresiones exponenciales pueden ayudar a evaluar esos
escenarios. Primero, el 34% de degradación activa observada es un orden de
magnitud superior a la proporción de esta misma tendencia en todo el área de
estudio (1,4%). Segundo, la biomasa actual del ecosistema podría reducirse a la
mitad en 2043. Y tercero, la proyección para este ecosistema en 2052 es que su
biomasa solo sería el 43% de la actual.
t Referencias independientes (ver la ficha del ecosistema) consideran los bosques de
araar como profundamente ligados a la vida rural, con amenazas contrastadas que
se relacionan con la industria de labrado de la madera y el incremento del turismo.
t En vista de los puntos anteriores, tanto las tendencias intrínsecas como las pre-
siones exógenas se consideran justificadas. La recomendación es aceptar el peor
escenario (C2=VU).
90
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
4.5
Criterio D. Alteración de procesos
e interacciones bióticas
Según argumenta Keith et al. (2013), la persistencia de la biota en los ecosistemas de-
pende de procesos bióticos e interacciones tales como la competitividad, la predación,
la facilitación, el mutualismo y otros procesos como las relaciones tróficas o patógenas.
Los cambios que se puedan producir en especies clave, como especies dominantes
(biomasa arbórea), herbívoros o predadores, pueden significar cambios drásticos tam-
bién en la dinámica del ecosistema. En este sentido, por ejemplo, la desaparición de
especies de la macrofauna norteafricana como gacelas, muflones, rapaces, leones, leo-
pardos (incluso elefantes) indica ya, claramente, una profunda transformación histórica
de las interacciones y dinámica de los ecosistemas (Charco, 1999).
En cualquier caso, este criterio no ha sido aplicado en el presente trabajo porque, ade-
más de no contar con información, no se dispone de un procedimiento más o menos
normalizado que permita un análisis objetivo.
En un futuro próximo, sería interesante aplicar este criterio a las unidades descritas, ana-
lizando tasas de decaimiento o falta de regeneración (reclutamiento). Este problema es
localmente común en ciertas regiones, y esta información está previsto que forme parte
de la contenida en una próxima revisión del IFN (en curso).
4.6
Criterio E. Estimaciones cuantitativas del
riesgo de colapso de los ecosistemas
Este criterio se refiere a la simulación con modelos de dinámica de ecosistemas, que
permiten la exploración de interacciones y sinergias potenciales entre múltiples meca-
nismos causantes de colapso. Este aspecto lo diferencia de los otros criterios, que se
conciben para evaluar el riesgo de colapso atendiendo a mecanismos separados a tra-
vés de síntomas particulares.
91
5 Resumen de
evaluaciones
de las principales
formaciones
vegetales
92
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
En este capítulo se presentan los resultados obtenidos al aplicar los criterios descritos
en el Capítulo 4 a las unidades ecosistémicas de Marruecos. Tal y como se ha descrito
en el Capítulo 4, para este trabajo dichas unidades se han definido como formaciones de
vegetación con presencia significativa (estadística) en cierta clase climática en el nivel de
ecozona, ecoregión o dominio, y también formaciones que, no siendo “significativas”, han
sido consideradas relevantes para la conservación, ya sea porque su presencia es res-
tringida o porque su extensión es considerable en la unidad de territorio correspondiente.
Esta diferencia se indica en las fichas con los superíndices s (significativo) o r (relevante).
Las formaciones de vegetación que han servido de base para definir las unidades eco-
sistémicas constituyen la leyenda unificada, generada a partir de las fuentes cartográfi-
cas utilizadas: el mapa de Metro (1958) y el Inventario Forestal Nacional (IFN) de Marrue-
cos (1996), además del apoyo interpretativo que brinda el mapa de Emberger (1939). Son
las siguientes:
5.1 PINSAPARES
5.2 ESPARTALES
5.3 ARGANALES
5.4 CEDRALES
5.9 ENCINARES
5.10 ALCORNOCALES
5.12 QUEJIGARES
5.13 MELOJARES
93
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Han quedado excluidas del análisis, por tanto, aquellas formaciones no comparables entre Inventario Forestal
las distintas fuentes, como son la “vegetación desértica”, las “frondosas” y otras clases Nacional (IFN, 1996) del
Alto Comisionado de
(matorral, repoblación frondosas, repoblación coníferas, resinosas, resinosas mixtas). Bosques y Lucha contra la
Tampoco se han analizado las formaciones de acacias saharianas, ya que la mayor parte Desertificación mostrando
de su área de distribución queda fuera del área de estudio. En cambio, sí se han incluido únicamente las formaciones
estudiadas.
en el análisis las formaciones de cipreses del Atlas ya que, aunque no se cartografiaron en
el mapa de Metro, se consideran formaciones importantes desde el punto de vista de su
conservación.
Los resultados se presentan en una ficha descriptiva para cada una de las 14 formaciones
de vegetación analizadas, en las que se agrupan las diferentes unidades ecosistémicas.
Cada ficha incluye el siguiente contenido: resumen, descripción geobotánica, área de
distribución, presiones y amenazas, evaluación de criterios y referencias bibiográficas.
94
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.1
PINSAPARES (Abies pinsapo subsp. Maroccana)
Resumen Los pinsapares son una de las formaciones biogeográficamente más singulares de
Marruecos. El pinsapo es una especie relicta, endémica a nivel de subespecie (relacionada
con los abetos de España y Argelia), y de gran importancia forestal. Solo aparecen en el
Dominio húmedo del Rif, entre 1.400 y 2.100 m de altitud sobre sustratos calcáreo-dolomíticos
en contacto con encinares, cedrales y pinares de Pinus pinaster. Ocupan unas 3.000 ha.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Pinsapares EN EN EN LC LC EN
Ø de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar EN LC LC EN
§ de la Ecoregión Rifeñar EN LC LC EN
Los pinsapares se encuentran globalmente En Peligro (EN) por los Subcriterios A1, B1c y
B2c, principalmente debido a la reducción de su superficie acaecida en los últimos 50 años,
especialmente entre los años 60 y 80, y por su reducida extensión actual: se encuentra en
sólo dos localidades muy próximas entre sí.
Descripción El pinsapo (Abies pinsapo subsp. maroccana), endémico de Marruecos, conforma unos
geobotánica ecosistemas forestales de una belleza excepcional. Situados en el Rif, cerca de Chefchaouen,
entre 1.400 y 2.100 m, en las cumbres y altas laderas de la parte oriental de la Dorsal calcárea-
dolomítica, estos ecosistemas ofrecen una gran riqueza florística, así como una espléndida
arquitectura paisajística. Son típicos del pinsapar Acer granatensis, Paeonia maroccana,
Lonicera arborea var. kabylica y otras especies. El nivel inferior está salpicado localmente por
especímenes aislados o en bosquetes de Pinus clusiana var. mauretanica.
Nivel de
conservación
(Sub-criterio C3)
de los Pinsapares:
No se puede evaluar
si hay diferencias
entre Dominios
en términos de
grados de madurez
ecológica ya
que solo están
presentes de manera
significativa en el
Dominio 12. Su
estado es LC en el
sub-criterio C3.
95
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
El pinsapar, que se extiende sobre una superficie total de menos de 4.000 ha, presenta
diferentes facies forestales moduladas por los pisos altitudinales y el dinamismo relacionado
con el pastoreo y la pasada extracción maderera o de leñas. Los que están en mejor estado
de conservación constituyen un bosque denso de gran belleza, dominado por árboles
maduros. En otras zonas se presenta una pujante regeneración tras pasadas talas y son
frecuentes las áreas en que el dosel arbóreo presenta una elevada diversidad con quejigos,
pinos, cedros, arces, acebos o tejos. En los claros se desarrolla un matorral muy rico,
dominado por genisteas, cistáceas y labiadas.
96
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Área de Distribución potencial en Marruecos según Emberger: 20.400 ha, de las cuales un 96,1% en el
distribución Dominio húmedo del Rif.
La mayor parte de los pinsapares marroquíes están protegidos actualmente dentro un Parque
Nacional (Talassemtane) que reúne sus dos núcleos principales (Tazaot y Talassemtane). Se
perdió más de la mitad de su superficie entre 1958 y 1988. No se cuenta con datos precisos
sobre la evolución en los últimos 20 años, aunque es evidente que se ha frenado la velocidad
de deforestación.
Presiones En la actualidad, el pinsapar constituye la zona central del Parque Nacional de Talassemtane,
ZBNFOB[BT incluido en la lista indicativa del Patrimonio Mundial de la UNESCO. En su conjunto, el pinsapar se
encuentra relativamente bien protegido aunque sus manifestaciones presentan una fragmentación
preocupante que continúa en la actualidad. Se aprecia una regeneración aceptable y zonas en
que constituye bosques mixtos muy interesantes con pinos, cedros, encinas y quejigos.
Hay zonas que han sufrido el efecto de los fuegos por lo que el riesgo de incendios forestales
ha de considerarse como un problema potencial. También la extensión de los cultivos de
Cannabis fragmenta y amenaza la continuidad de los rodales de pinsapar (Esteban et al.,
2010), aunque afecta en mayor grado a los pinares de Pinus pinaster circundantes. Hay zonas
en que estos cultivos se realizan bajo los propios pinsapos, modificando drásticamente la
composición florística de la formación y simplificando peligrosamente el ecosistema, lo que
provoca también la deforestación y erosión acelerada de los suelos (McNeil, 1992).
Los pinsapares son formaciones muy exigentes en humedad, que viven en el límite de sus
posibilidades en las montañas del Rif. Dependen de las precipitaciones extraordinarias que
generan los vientos del estrecho de Gibraltar, por lo que constituyen un ecosistema muy frágil
frente a cualquier cambio climático que conlleve desecación. Aunque existe pastoreo en el
seno de los bosques de pinsapos, este parece mantenerse en niveles aceptables.
Los pinsapares de Marruecos están presentes en dos masas relativamente continuas (Tazaot
y Talassemtane), que frente a efectos de plagas o fuegos pueden ser consideradas como dos
localidades.
Se ha asumido la suposición más probable (escenario estable desde 1988), con lo que la
superficie en 2008 sería de 2.944 ha. En consecuencia, la pérdida de superficie acumulada
desde 1958 sería del 55%, lo cual supone categorizarlo como En Peligro (EN).
97
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
8000
6000
4000 Optimista
2000 Pesimista
0 Estable
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
98
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.2
ESPARTALES (Stipa tenacissima)
Resumen El esparto es una gramínea amacollada vivaz que da lugar a extensas formaciones estépicas,
casi desprovistas de árboles, en el Norte de África. En Marruecos los espartales ocupan
grandes superficies, sobre todo en la zona continental de las Altas Mesetas orientales, al sur
de las cadenas montañosas y hasta el borde del Sáhara. Los espartales aparecen a menudo
salpicados o en mosaico con rodales de Ziziphus lotus, Rhus pentaphyllus o Pistacia atlántica
y matorrales de chih (Artemisia inculta = A. herba-alba).
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Espartales LC LC LC LC VU VU
Ø de la Ecozona Mediterráneas LC LC EN EN
§ de la Ecoregión Mediterránea r LC LC VU VU
o del Dominio semiárido de llanuras
LC LC VU VU
y mesetasr
o del Dominio semiárido de zonas mediasr VU LC VU VU
§ de la Ecoregión Oceánicar LC EN
o del Dominio semiárido de la costa
LC EN
Atlánticar
Ø de la Ecozona Saharianar LC LC EN EN
§ de la Ecoregión Saharianar LC LC EN EN
o de la Zona transicional
LC LC EN EN
Mediterráneo-Saharianar
99
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
espartales: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes (*).
Área de Las matas de esparto alteran la distribución y desarrollo de un gran número de organismos,
distribución como plantas vasculares, musgos y líquenes (Maestre, 2007), por lo que su buen estado de
conservación contribuye a la diversidad de estas comunidades.
%JTUSJCVDJØOQPUFODJBMFOMPTEPNJOJPTDMJNÈUJDPTEFMQSPZFDUP
Dominio pre-Sahariano de las Altas Mesetas orientales (36,4%), Dominio semiárido de
llanuras y mesetas (30,5%), Zona transicional Mediterráneo-Sahariana (14,0%), Dominio
semiárido de zonas medias (8,8%), Zona transicional semiárida del Atlas y de las Altas
Mesetas orientales (5,4%).
El Harradji (1997) menciona que a partir de los años veinte del siglo pasado la explotación
de los espartales como combustible para fines industriales produjo unas pérdidas estimadas
en 15.000 ha.
Presiones Las formaciones esteparias de esparto tuvieron una gran importancia etnobotánica desde
ZBNFOB[BT época romana al ser utilizadas por la población para la fabricación de recipientes y múltiples
enseres (alpargatas, serones, albardas, esteras, etc.). La deforestación de sabinares negrales,
araares y formaciones de almácigos pudo extender históricamente la superficie de los
espartales, que se consideraban una formación de gran utilidad. Hoy, la utilidad del esparto se
limita al uso artesanal local y a la ganadería.
(*). El contraste (Kruskal-Wallis H = 341.6, d.f. = 4, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre Dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del sub-criterio C1 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D5), intermedia (D9 y D4)
a mejor (D2 y D1). Hay correspondencia con las categorías asignadas en el Criterio C3.
100
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
El esparto precisa de suelos limosos finos bien conservados, por lo que la erosión le afecta
gravemente. Se trata de una formación que representa una antesala o banda transicional al
desierto. La aridificación creciente del clima, consecuencia del recalentamiento y cambio
global, reduce de modo progresivo la distribución de los espartales. Otras causas de
degradación son el sobrepastoreo, los incendios, o los desbroces para sustituir el esparto por
Atriplex nummularia, especie forrajera, en el marco de proyectos de mejora pastoral.
Al desconocerse la superficie actual (2008) del espartal, se han planteado dos supuestos:
t Escenario pesimista: la tasa de pérdida superficial se ha mantenido constante desde
1988. Como resultado, la superficie en 2008 es de 1.685.683 ha (reducción 34%- VU)
t Escenario estable (más probable): se ha frenado la reducción superficial: Superficie 1988
= Superficie 2008: 2.038.050 ha (reducción 21%- LC)
101
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
3.000.000
2.500.000
2.000.000
1.500.000
1.000.000
Estable
500.000
0 Pesimista
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Las formaciones estépicas y los espartales tienen una extensión de presencia en el área de
estudio de unos 114.300 km2 y un Area de Ocupación de 507 celdas 10x10 km por lo que se
clasifican según este criterio como Preocupación Menor (LC).
102
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.3
ARGANALES (Argania spinosa)
Resumen Los arganales están manejados desde antiguo por el hombre dada su utilidad (forraje y frutos
con un aceite muy valorado). Presentan una estructura abierta, generalmente adehesada, y se
localizan en el litoral y en el valle del Souss, extendiéndose hasta los flancos occidentales del
Gran Atlas y el Anti Atlas.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Arganales LC LC LC LC LC LC
de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicas VU LC LC VU
de la Ecoregión Oceánicas VU LC LC VU
de la Ecozona Mediterranear LC EN LC EN
de la Ecoregión Mediterráneas LC EN LC EN
Descripción Los ecosistemas de argán (Argania spinosa, especie endémica marroquí de origen tropical),
geobotánica esencialmente vinculados al inframediterráneo, son sin duda los más extensos, originales
y diversificados de este piso. Algunos se han localizado, de manera excepcional, en el
103
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
arganales: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes (*).
termomediterráneo. Se encuentran a lo largo del litoral entre Safi e Ifni, en el valle del Souss y
en las laderas de las zonas occidentales del Alto Atlas y Anti-Atlas. Estas poblaciones están
generalmente esparcidas y presentan una gran amplitud ecológica, ya que se encuentran
entre el nivel del mar y una altura de hasta 1.400 m. Se desarrollan en bioclimas áridos y
semiáridos cálidos y templados, en todo tipo de sustrato geológico y con precipitaciones
medias anuales de entre 100 y 400 mm.
Desde el punto de vista fitosociológico, el arganal se identifica por varias asociaciones, cuyas
características ecológicas y sobre todo florísticas y fisionómicas confieren a los paisajes del
sector una singularidad excepcional. Los límites de los ecosistemas de argán son colindantes
con los del araar, de mayor altura, con los de la sabina negral en las zonas de marcada
continentalidad, con los de la encina o con los grupos saharianos de Acacia.
Entre las especies características que permiten diferenciar el arganal, cabe destacar: Acacia
gummifera, Asparagus altissimus, Bupleurum dumosum, Chamaecytisus albidus, Linaria
sagittata, Rhus tripartitum, Warionia saharae, Periploca laevigata.
Debe mencionarse que los complejos florísticos de los arganales muy aislados - el de Oued
Grou al sureste de Rabat y el de los alrededores de Berkane - no se diferencian de los grupos
forestales cercanos.
* Arganales del litoral: Corresponden a varias asociaciones que se caracterizan, a nivel
fisionómico y florístico, por especies de cactáceas y crasuláceas, y se ven fuertemente
influenciadas por la cercanía del océano. Se trata de estructuras preestépicas claras, cuya
cobertura arbórea se eleva hasta el 70% en los hábitats bien conservados; los arganales
suelen alcanzar una altura de unos diez metros. Las especies que caracterizan estos
arganales son: Euphorbia beaumierana, Euphorbia echinus, Euphorbia regis-jubae, Salsola
longifolia, Salsola vermiculata.
* Arganales de la zona interior: Las asociaciones de la zona interior que se forman en torno
al argán son más diversificadas que las del litoral. Las especies comunes a los arganales
siguen estando presentes pero su número se reduce, más aún cuando la influencia del mar
(*). El contraste (Kruskal-Wallis H = 365.3, d.f. = 3, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D2 y D1), intermedia (D13)
y mejor (D14).
104
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
se atenúa. Los elementos florísticos propios de las asociaciones de la zona interior son:
Olea maroccana (endémico de aspecto singular), Polygala balansae, Chamaecytisus albidus,
Ephedra cossonii, Hesperolaburnum platycarpum, Globularia arabica, Withania adpressa,
Jasonia hesperida, Fagonia zilloides...
Área de Distribución potencial en Marruecos según Emberger: 3.091.300 ha. El propio Emberger
distribución estima que en 1939 restan 650.000 ha de arganales. En un estudio posterior, Boudy (1948)
calcula un área potencial de 2.128.000 ha, de la que perduran 700.000 ha.
105
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
un repunte en el interés de la población local por estas formaciones gracias a las ayudas para
la extracción y comercialización del aceite de argan y otros productos derivados (jabones,
cosméticos, etc).
Presiones Los arganales en mejor estado de conservación son aquellos del Alto Atlas y Anti-Atlas,
ZBNFOB[BT en particular los que se encuentran en los alrededores del paraje de los dragos (Dracaena
draco var. ajgal). Es precisamente en estas zonas en las que la regeneración natural
del argán se produce de manera espectacular. Desafortunadamente, los arganales de
llanura están deteriorados e invadidos por pastos pobres anuales. Cuando se observan
en grandes extensiones, aparecen muy homogéneos debido a la explotación intensiva
por el hombre. Su sotobosque ha desaparecido por completo por culpa de los desbroces
llevados a cabo para favorecer los cultivos. Los arganales del valle del Souss han
experimentado una importante regresión, provocando el inicio de unos procesos de
desertificación importantes. Entre Aït-Melloul e Ida-Ou-Mennou han sido prácticamente
destruidos, especialmente por la construcción del aeropuerto de Agadir (El Yousfi &
Benchekroun, 1992 ; M’Hirit et al., 1998).
Evaluación Los datos disponibles no han permitido aplicar el Criterio D (alteración de procesos e
de criterios interacciones bióticas), pero éste parece sin duda el más apropriado para evaluar el estado
actual de los arganales y tener en consideración las amenazas expuestas, incluyendo la
falta de regeneración. Previsiblemente, el nivel de amenaza aumentaría si se dispusiera de
información suficiente para aplicar este criterio.
$SJUFSJP"Reducción en la distribución
Subcriterio A1. Pérdida de superficie en los últimos 50 años.
Puesto que se desconoce la superficie de estos ecosistemas en 2008 se ha procedido a una
serie de estimaciones de la evolución entre 1988-2008:
t Escenario pesimista: se mantiene la tasa de deforestación observada entre 1958 y 1988.
Superficie inferida 2008: 533.147 ha; reducción del 38% desde 1958-VU
106
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
1.000.000
800.000
600.000
400.000 Moussouris
200.000 Pesimista
0 Estable
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
107
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
5.4
CEDRALES (Cedrus atlantica)
Resumen Los cedrales son los bosques más característicos y singulares de las montañas de
Marruecos. Son exigentes en humedad, se situan entre 1.400 y 2.500 m de altitud y a menudo
se presentan integrando formaciones mixtas con encinares. Se extendieron en el óptimo
climático del Holoceno (hace 5.000-3.000 años). Indiferentes respecto a la litología, pueden
reconocerse variantes silícicolas, calcícolas y de suelos volcánicos muy ricos. Se presentan
en el Rif y el Tazekka, en el Medio Atlas central oceánico sobre sustratos basálticos (los más
húmedos, más de 60.000 ha), en el Medio Atlas plegado y el Alto Atlas oriental. El 76% de
las 130.000 ha que ocupa en Marruecos, por tanto, se concentra en la Ecoregión Atlásica.
Sensibles al cambio climático y a la desertización en sus localidades más meridionales, donde
están en situación finícola y parecen estar desapareciendo.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Cedrales VU LC LC LC LC VU
de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar VU EN LC EN
de la Ecoregión Rifeñas VU EN LC EN
de la Ecozona Mediterráneas VU LC VU VU
de la Ecoregión Atlásicas VU LC VU VU
Los cedrales se encuentran amenazados tanto a nivel de toda la zona de estudio como en gran
parte de las diferentes clases climáticas. En el área de estudio se asignan a la categoría VU por
reducción del 38% de la superficie en el período evaluado (Subcriterio A1). Se encuentran En
Peligro los cedrales del Dominio húmedo del Rif en aplicación del Subcriterio C2 (proyección de
degradación activa en los próximos 50 años).
Descripción El cedro del Atlas (Cedrus atlantica) conforma diferentes ecosistemas localizados en el
geobotánica Rif central, el Medio Atlas y el Gran Atlas oriental a nivel del piso supramediterráneo y
oromediterráneo, entre 1.400 y 2.500 m de altitud. Se desarrollan en todo tipo de sustratos
aunque crecen mejor en aquellos más bien ácidos.
Con esta amplitud altitudinal, los cedrales presentan 3 tipos de series de vegetación:
t las del supramediterráneo, con bosques de Quercus esclerófilos o caducifolios.
t las del horizonte inferior del oromediterráneo suelen ser densas y se mezclan a menudo
con los encinares.
las del horizonte superior del oromediterráneo están esparcidas y compuestas por especies
de pastos psicro-xerófilos o sabinares.
108
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Nivel de
conservación de los
cedrales: pérdida
de biomasa en el
tiempo no relacionada
con fluctuaciones
climáticas
interanuales durante
el periodo 1998-2008.
Resulta de aplicar
una regresión lineal
múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y
niveles relativos
de madurez de
los cedrales:
resultados del
análisis estadístico
entre los estados
del ecosistema
y sus dominios
significativos o
relevantes (*).
a. Los cedrales calcícolas: agrupados en poblaciones aisladas, cuyo complejo florístico es muy
diferente al de los cedrales silicícolas, exiguos y de estructura moldeada por condiciones
ecológicas particulares (vientos violentos, permeabilidad excesiva de los sustratos
ecológicos). Los cedros son pequeños, robustos y de una altura media de 10-12 m.
(*). El contraste (Kruskal-Wallis H = 17.28, d.f. = 3, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D8), intermedia (D6 y D4)
y mejor (D12).
109
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
b. Los cedrales silicícolas: constituyen el conjunto de las poblaciones del Alto Rif central
silíceo y del macizo de Tazekka. Se trata de un monte con árboles bien desarrollados.
Las poblaciones son densas y compuestas por árboles de 25 a 30 m de altura media. Las
series supramediterráneas que se constituyen en torno al cedro forman unos bosques
muy ricos compuestos por el melojo (Quercus pyrenaica), el quejigo (Quercus faginea) o el
alcornoque (Quercus suber). Hacia el este, dejan paso a las encinas (Quercus rotundifolia).
Área de El 80% de la superficie total de los cedrales está localizada en el Atlas Medio (Benabid, 1994),
distribución lo cual coincide con la regionalización llevada a cabo en el marco de este estudio, donde
la mayoría de los cedrales se ubican potencialmente en el Dominio subhúmedo del Atlas
(58,3%), la Zona transicional semiárida del Atlas y de las Altas Mesetas orientales (19,1%), el
Dominio semiárido del Atlas (8,6%), y el Dominio húmedo del Rif (6,5%).
Las estimaciones dadas por Emberger (1939) son de un área potencial de 545.700 ha y
una superficie remanente de 215.000 ha, mientras que Boudy (1948) estima 456.000 ha
potenciales y 115.000 reales.
El Dominio de la Alta Montaña del Atlas, donde Emberger también daba potencialidad para los
cedrales, es el que más ha perdido por estar en situación marginal en un ambiente muy árido
y ya sin posibilidad de migración altitudinal. Ahí los cedros persistían como relictos desde el
último periodo glaciar, pero no han podido resistir el cambio climático, unido a las cortas, la
extracción de leñas y el sobrepastoreo nómada. En el Rif, aunque hay bastante presión humana,
las condiciones climáticas con elevadas precipitaciones son más favorables para los cedrales.
Presiones Cuando se mantienen en un buen estado de conservación (Rif y Atlas Medio oceánico),
ZBNFOB[BT estos ecosistemas destacan en el paisaje por su extensión y por la altura de sus árboles. En
cambio, los cedrales muy deteriorados y debilitados de las zonas con condiciones climáticas
110
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Amenaza la tormenta marginales (Atlas Medio plegado y Alto Atlas oriental) presentan un paisaje muy desolado.
en el Cedral del Jbel Las actividades antropozoógenas (despunte, escamonda, tala, sobrepastoreo...) han tenido
Hebri © H. Sainz
los efectos más devastadores en los cedrales que sobreviven en un equilibrio muy frágil.
Estas regiones presentan grandes extensiones de cedros muy deteriorados o muertos en
pie. Se trata aquí de un auténtico proceso de desertificación que se inicia con una profunda
perturbación de las estructuras y arquitecturas de los ecosistemas, que se transforman en
estepas áridas, debido a la erosión del suelo, el cual se vuelve rocoso y pierde por completo
su capacidad de retención de aguas pluviales. La última fase de la desertificación se traduce
por la desaparición de los cedrales, como consecuencia de la pérdida del suelo y de la
cubierta forestal que lo protegía y alimentaba.
Las talas, a menudo excesivas y a veces incontroladas, y el sobrepastoreo afectan en gran parte
de su área a los cedrales, lo que genera problemas de erosión y fragmentación. No obstante,
el principal proceso que afecta a los cedrales es el cambio climático. Al ser formaciones muy
exigentes en humedad, que ocupan enclaves privilegiados, el calentamiento y la reducción
de precipitaciones los coloca en situación crítica. A menudo son sustituidos por encinares o
sabinares albares cuando los ambientes montanos son demasiado áridos. El calentamiento
les impulsaría a subir en montaña pero sobre todo en el Gran Atlas las zonas superiores son
áridas, más favorables para los sabinares albares, por lo que se ven encerrados entre hábitats
incompatibles sin escape posible frente al cambio climático. En el Rif y el Atlas Medio la
situación es menos preocupante pero en ambas zonas se sitúan ya en las cumbres por lo que
tienen poca flexibilidad para encarar el cambio climático actualmente ya muy evidente.
Hay estudios que relacionan el declive de los cedrales con el cambio climático reciente, y también
con la sustitución de manchas puras por bosque mixtos de cedros y encinas (Linares et al., 2011).
111
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
250.000
200.000
150.000 Optimista
100.000 Pesimista
0 Estable
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los cedrales tienen una extensión de presencia en Marruecos de unos 30.000 km2 y un área
de ocupación de 80 celdas 10x10 km. Puesto que no podemos aseguar que la disminución
observada de extensión espacial (-37,6% entre 1958 y 1988), sea contínua hasta el presente
(hipótesis projeccion constante), se consideran como LC. Si nueva información permitiese
contrastar el supuesto de declive continuo, podríamos considerar que los cedrales son
Vulnerables en el país de acuerdo con el Subcriterio B1a(i).
112
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.5
SABINARES NEGRALES (Juniperus phoenicea)
Resumen Los sabinares negrales tienen un amplio territorio potencial en los hábitats semiáridos
continentales, especialmente en la vertiente meridional de los sistemas montañosos de
Marruecos. Es el cuarto bosque con mayor nicho potencial en Marruecos tras las formaciones
de araar, los arganales y los encinares. La plasticidad y resistencia ambiental de la sabina
negral le permite colonizar todo tipo de sustratos, en hábitats muy extremos.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Sabinares negrales LC LC LC LC LC
de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar VU LC VU
de la Ecoregión Oceánicas VU LC VU
odel Dominio semiárido de la costa Atlánticar VU LC VU
de la Ecozona Mediterráneas LC LC LC
de la Ecoregión Mediterránear LC LC LC
odel Dominio semiárido de zonas mediass LC LC LC
de la Ecoregión Atlásicar LC VU VU
odel Dominio semiárido del Atlass LC VU VU
de la Ecoregión de las Altas Mesetasr LC VU VU
ode la Zona transicional semiárida del
LC VU VU
Atlas y de las Altas Mesetas orientaless
odel Dominio pre-Sahariano de las
LC LC LC
Altas Mesetas orientaless
113
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Nivel de
conservación de los
sabinares negrales
y enebrales: pérdida
de biomasa en el
tiempo no relacionada
con fluctuaciones
climáticas interanuales
durante el periodo
1998-2008. Resulta de
aplicar una regresión
lineal múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
sabinares negrales y
enebrales: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes (*).
sustratos en las laderas soleadas del Atlas Medio y sobre todo del Gran Atlas y Anti-Atlas.
Se encuentra en una franja altitudinal comprendida entre 1.000 y 2.200 m, bajo bioclimas
semiárido y árido superior, frescos, fríos y muy fríos.
Estos ecosistemas, que se desarrollan en tales condiciones ecológicas, son muy abiertos.
Están compuestos por elementos esteparios que les confieren una estructura bien despejada.
(*) El contraste (Kruskal-Wallis H = 168.8, d.f. = 4, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre Dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D8), intermedia (D5 y D4)
y (D2) a mejor (D13).
114
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Superficie en 1958 (Metro): 3.100 ha. Esta cifra es incomprensiblemente baja, quizás debido
a una confusión con Tetraclinis y/o Juniperus oxycedrus. Por ejemplo, una estimación
alternativa dada por Boudy en 1948 es de 200.000 ha.
Superficie en 1988 (IFN): 291.963 ha.
Presiones Los sabinares negrales son formaciones abiertas que ocupan principalmente hábitats
ZBNFOB[BT semiáridos continentales; en ellos la presión antropozoógena (tala, extracción de leñas,
despunte, sobrepastoreo) constituye su principal amenaza. Lo que queda ocupado por
sabinares son zonas con escaso interés agrícola. Actualmente ya no son frecuentes las
roturaciones pero persiste la excesiva presión ganadera.
En el caso de los sabinares litorales, menos comunes, la principal amenaza deriva de los
procesos urbanizadores relacionados con el turismo, dada su localización litoral, a menudo
en áreas acantiladas con buenas vistas o sobre sistemas dunares. Lo ocurrido en la zona de
Essaouira ilustra bien el proceso que afecta a estos sabinares costeros.
Sabinares negrales
(Juniperus
phoenicea), en las
dunas de Essaouira
© A. Benabid
115
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
adecuadamente las distintas especies del género Juniperus (J. phoenicea, J. thurifera y J.
oxycedrus), existiendo incluso en ocasiones confusiones con Cupressus y Tetraclinis. Por
otro lado, el Mapa de IFN 1996 también contenía manchas confusas, y se llevaron a cabo
ligeras correcciones (sugeridas por A. Benabid) para reasignar polígonos entre especies
de Juniperus. En consecuencia, se desestimó la información de Metro por considerarla no
fidedigna y no se aplicó el Criterio A por deficiencia de datos.
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los sabinares negrales tienen una extensión de presencia en Marruecos de 220.000 km2 y
un área de ocupación de 238 celdas 10x10 km. Por ello, no se consideran amenazados (LC-
Preocupación Menor).
116
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.6
SABINARES ALBARES (Juniperus thurifera)
Resumen Los sabinares albares se localizan en Marruecos en alta montaña, habitualmente por
encima de los 2.000 m de altitud, pudiendo llegar hasta los 3.200 m. Ocupan un piso de alta
montaña continental en el Alto Atlas (89% en la Ecoregión Atlásica) muy frío y semiárido,
por encima del nivel de máximas precipitaciones donde se ubican encinares o cedrales.
Los sabinares albares son formaciones abiertas; entre los árboles aparecen formaciones
estépicas de alta montaña dominadas por matorrales almohadillado-espinosos y pastos
psicro-xerófilos (pelouses ecorchées).
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Sabinares albares VU LC LC VU VU
de la Ecozona Mediterráneas LC VU VU
de la Ecoregión Mediterránear LC LC LC
o del Dominio semiárido de zonas mediasr LC LC LC
de la Ecoregión Atlásicas LC VU VU
o del Dominio subhúmedo del Atlasr LC VU VU
o del Dominio de Alta Montaña del Atlasr LC VU VU
o del Dominio semiárido del Atlasr LC VU VU
de la Ecoregión de las Altas Mesetasr LC VU VU
o de la Zona transicional semiárida del Atlas
LC VU VU
y de las Altas Mesetas orientalesr
Descripción Es de las pocas formaciones arbóreas que se desarrollan en áreas de climas extremos,
geobotánica estableciéndose en laderas con fuertes pendientes. Gracias a la capa de humus que
genera bajo su copa y a la protección que ofrecen sus raíces a las partículas finas del
suelo ante los efectos del viento y la lluvia, la sabina albar (Juniperus thurifera) juega un
importante papel ecológico como agente controlador de la erosión en ladera (Gauquelin
et al, 1999). En consecuencia, la degradación de las sabinas conlleva la pérdida de su
capacidad protectora, creándose laderas erosionadas. Además de estos efectos locales,
las partículas movilizadas por el viento son arrastradas hacia el sur de las montañas del
Atlas. Algunos autores defienden que las partículas minerales responsables de la intrusión
de arena, provienen principalmente de las laderas deforestadas del Atlas más que del
Sahara (Dembner, 1987).
La sabina albar es un árbol extremadamente robusto que conforma ecosistemas donde ninguna
otra especie forestal puede desarrollarse. Estos sabinares albares se extienden en prácticamente
todas las altas cumbres del Atlas Medio plegado y del Gran Atlas, salvo las de Seksaouas y
117
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Distribución y niveles
relativos de madurez
de los sabinares
albares: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes. (*)
Sus poblaciones presentan estructuras bien despejadas, en las que las sabinas se distribuyen
de manera dispersa en formaciones esteparias a grandes alturas. La regeneración natural de
la especie no se produce ni en el Atlas Medio ni en la parte occidental del Alto Atlas, donde
los sustratos son silíceos. En algunas otras zonas se observan plántulas diseminadas.
Presiones De acuerdo con los datos de Emberger, los sabinares albares han perdido el 93,5%
ZBNFOB[BT de su territorio potencial. Por regla general, los ecosistemas de sabina albar están
muy deteriorados en la mayor parte de sus manifestaciones, especialmente en el Atlas
Medio y Alto Atlas occidental. En otras zonas, su desarrollo parece más o menos
normal. La presión antropozoógena (tala, despunte, sobrepastoreo) ha constituido su
principal amenaza. En las zonas de alta montaña su equilibrio es precario debido al
clima muy duro, frio y continental, y sufren una presión insostenible por extracción de
leñas y desmoche para usar el ramón como complemento de la dieta del ganado. En
estas zonas, donde el gas natural es demasiado caro para la población, se cocina y se
calientan con madera de sabina, dado que no existen otras posibilidades. Muchos de los
(*) El contraste (Kruskal-Wallis H = 25.98, d.f. = 3, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del sub-criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D4, D6 y D8) a mejor (D2).
El D7 no ha sido evaluado en el análisis por no tener datos suficientes en la muestra.
118
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Sabinar albar en la
subida hacia Tarkeddid,
macizo del Mgoun
© H. Sainz
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los sabinares albares tienen una extensión de presencia en Marruecos de 32.700 km2 y un
área de ocupación de 55 celdas de 10x10 km. En la mayor parte de su superficie no hay datos
calculados de disminución continua de su extensión. No obstante, nuestras observaciones
personales aprecian una regresión generalizada de estas formaciones, sobre todo por la
extracción de leña de las poblaciones bereberes de la alta montaña del Atlas. Aceptando ese
declive, resultarían vulnerables (VU) en Marruecos, al cumplir el Subcriterio B1a(i).
119
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
5.7
PINARES DE PINO NEGRAL
(Pinus pinaster subsp. hamiltonii var. magrebiana)
Resumen Los pinares de pino negral o resinero tienen varios orígenes en Marruecos que la cartografía
no diferencia. Unos son formaciones relictuales naturales, en la costa atlántica, el Rif
(asentados sobre calcarenitas dolomíticas muy singulares) o el Atlas, mientras otros derivan
de repoblaciones forestales iniciadas por los franceses y españoles. Además localmente
pueden comportarse como etapas de sustitución, sobre todo de encinares y alcornocales.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Ø de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar LC LC LC
§ de la Ecoregión Rifeñar LC LC LC
§ de la Ecoregión Atlásicar VU VU VU
El estado degradado, una extensión de presencia inferior a los 20.000 km2 y un área de ocupación
inferior a las 20 celdas (10 x 10 km) implica la categorización En Peligro (EN) por los Subcriterios
B1 y B2 para el conjunto del área de estudio. Al no poderse discriminar en la cartografía el origen
(natural-repoblado) de estos pinares, no se ha considerado adecuado aplicar el Subcriterio A1.
Los pinares de pino negral se encuentran en un estado Vulnerable (VU) en una de las dos ecozonas
en las que se encuentran y en las dos ecoregiones que engloban la mayoría de su extensión: la de
las Altas Mesetas (6%) y la Atlásica (60%), así como en los dominios que las componen.
Descripción Los ecosistemas de pino negral (“Pin maritime” en francés, Pinus pinaster subsp. hamiltoni
geobotánica var. magrebiana y var. iberica) son mucho menos extensos que los de pinos carrascos. Los
más importantes se encuentran en la zona oriental y central del Atlas Medio, si bien presenta
varios enclaves en el Rif y en la parte oriental y central del Alto Atlas.
Las principales especies forestales cuyas poblaciones conviven con las del pino negral son
la encina, el alcornoque, el quejigo y el cedro. Su sotobosque está dominado por Thymelaea
tartonraira, Rosmarinus officinalis, Cistus albidus, Ampelodesma mauritanica, Euphorbia
characias, Berberis hispanica...
Área de Emberger estima una superficie potencial de 40.300 ha para los pinares de pino negral en
distribución Marruecos, con la siguiente distribución: Zona transicional semiárida del Atlas y de las Altas Mesetas
orientales (49,4%), Dominio subhúmedo del Atlas (16,6%), Dominio semiárido del Atlas (11,4%),
Dominio húmedo del Rif (9,9%), Dominio semiárido o subhúmedo-seco de zonas altas (6,0%).
120
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Nivel de
conservación de
los pinares de pino
negral: pérdida de
biomasa en el tiempo
no relacionada
con fluctuaciones
climáticas interanuales
durante el periodo
1998-2008. Resulta de
aplicar una regresión
lineal múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
pinares de pino
negral: resultados del
análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes. (*)
Las estimaciones de Boudy son algo inferiores: 30.000 ha potenciales y 15.000 ha remanentes en 1948
Superficie en 1958 (Metro): 12.900 ha (incluye las repoblaciones iniciadas en la época de “los
Protectorados”).
Superficie en 1988 (IFN): 8.019 ha
Presiones El principal problema de los pinares de pino negral es la facilidad con que se queman durante
ZBNFOB[BT la época seca, dado que su resina, madera, piñas y grandes acículas, que se acumulan
secas en el suelo, son muy inflamables. En el Rif sufren la roturación y cultivo intercalado de
Cannabis sativa, lo que genera la fragmentación y tala generalizada de sus formaciones. La
madera se usa en construcción rural de forma ilegal. En los pinares autóctonos del Rif, aunque
están legalmente protegidos de las talas, se ha detectado un declive en el reclutamiento
(*) El contraste (Kruskal-Wallis H = 8.02, d.f. = 2, p > 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios no presentan diferencias (a = 0.05) en cuanto a madurez ecológica.
121
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Los cultivos de
Cannabis reducen el
área de los pinares de P.
pinaster de Talasemtane
© H.Sainz
que puede representar un problema para su persistencia futura. Los estudios diamétricos
realizados indican una tendencia al envejecimiento del bosque (Ajbilou et al., 2003).
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Estos pinares tienen una extensión de presencia en Marruecos inferior a los 20.000 km2 (de casi
17.000 km2) y su área de ocupación es de 13 celdas de 10 x 10 km. Dado que se ha producido
una disminución continua de extensión espacial (aunque ésta no sea suficientemente precisa
para aplicar el Criterio A, sí se puede afirmar que existe), podemos considerar que se encuadran
en la categoría En Peligro (EN), al cumplir tanto el Subcriterio B1a(i) como el B2a(i).
122
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.8
PINARES DE PINO CARRASCO (Pinus halepensis)
Resumen El pino carrasco es una especie circunmediterránea muy frugal, indiferente edáfica y bien
adaptada a los ambientes semiáridos. Es el “rellena huecos” (bouche-trou) de los hábitats áridos.
Los pinares de pino carrasco tienen diversos orígenes en Marruecos. Unos son formaciones
relictuales naturales en el Rif o el Alto Atlas (valles interiores secos), otros se comportan como
etapas de sustitución, sobre todo de encinares, y finalmente una parte bastante importante
procede de repoblaciones forestales iniciadas por los franceses y españoles.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
de la Ecozona Mediterráneas LC VU VU
de la Ecoregión Mediterráneas LC LC LC
de la Ecoregión Atlásicas LC VU VU
Descripción Los ecosistemas puros de pino carrasco (Pinus halepensis) son poco habituales. La especie
geobotánica suele convivir con el araar, la sabina negral, la encina, el alcornoque o la coscoja, con los que
conforma ecosistemas preforestales o preestépicos.
El pinar de pino carrasco no posee ningún complejo florístico especial. Se desarrolla a menudo en
formaciones preforestales o en conjuntos de matorrales o estepas compuestos por: Globularia alypum,
Ebenus pinnata, Rosmarinus officinalis, Cistus clusii, Cistus villosus, Rosmarinus tournefortii y otras especies.
Área de Emberger estimó una distribución potencial en Marruecos de 26.700 ha, posiblemente
distribución refiriéndose a las principales manifestaciones naturales, mientras que Boudy estimó una
superficie potencial de 150.000 ha, de la que restaban unas 65.000 ha en 1948.
123
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Nivel de conservación
de los pinares de pino
carrasco: pérdida de
biomasa en el tiempo
no relacionada con
fluctuaciones climáticas
interanuales durante
el periodo 1998-2008.
Resulta de aplicar una
regresión lineal múltiple
entre la biomasa, el
índice de aridez y el
tiempo.
Distribución y niveles
relativos de madurez
de los pinares de pino
carrasco: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos o
relevantes. (*)
dominios de este trabajo: Dominio semiárido de zonas medias (27,3%), Dominio semiárido de
llanuras y mesetas (20,6%), Dominio semiárido o subhúmedo seco de zonas altas (12,7%),
Zona transicional semiárida del Atlas y de las Altas Mesetas orientales (12,0%), Dominio
subhúmedo del pedimento del Rif occidental (8,6%), Dominio semiárido del Atlas (7,9%),
Dominio subhúmedo del Atlas (4,9%), Dominio presahariano de las Altas Mesetas orientales
(4,5%).
Superficie en 1958 (Metro): 94.800 ha (incluye las repoblaciones iniciadas en la época de “los
Protectorados”)
Superficie en 1996 (IFN): 79.713 ha
El contraste (Kruskal-Wallis H = 21.09, d.f. = 3, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre Dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del sub-criterio C3 asignadas a
la unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D4, D8 y D3) a mejor
(D2). El Criterio C3 considera a los Pinares de Pino carrasco como Vulnerables en D4, D8 y D3 y preocupación menor
en D2.
124
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Pinares naturales de
pino carraco en el valle
del Tessaout
© H. Sainz
Presiones Los pinares de pino carrasco tienen predisposición a arder durante la época seca, si bien
ZBNFOB[BT no suelen presentar incendios de importancia en sus manifestaciones naturales, como en el
valle del río Tessaout o en el Rif (Aknul), dado el valor que les concede la población local, que
actua como guardianes del bosque. El proceso de desertización creciente que se produce
en los límites del Sáhara afecta también a algunos pinares de pino carrasco con sotobosque
estepario que tienden a perder su dosel arbóreo.
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Estos pinares tienen una extensión de presencia en Marruecos de casi 60.000 km2 y su área
de ocupación es de 61 celdas de 10x10 km por lo que no están amenazados en la zona de
estudio por el Criterio B.
125
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
5.9
ENCINARES (Quercus ilex subsp. rotundifolia)
Resumen Los encinares son los bosques densos con mayor superficie potencial en Marruecos tras las
formaciones de araar y de argán. Son los más extendidos en la actualidad: ocupan más de un cuarto
de la superficie forestal del pais. La encina tiene una gran plasticidad ecológica y se comporta en
Marruecos, en palabras de Emberger (1939), “tapando agujeros o rellenando huecos” (bouche-trou).
Los encinares son formaciones muy frecuentes en Marruecos que ocupan áreas montanas desde los
600 m hasta los 2.700 m de altitud dando lugar a formaciones muy diversas, en un gran abanico de
ambientes y dominios climáticos. Casi toda su superficie se encuentra en la Ecozona Mediterránea.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Encinares LC LC LC LC LC LC
de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar LC LC LC LC
de la Ecoregión Rifeñar LC LC LC LC
de la Ecozona Mediterráneas LC LC LC LC
de la Ecoregión Mediterráneas LC LC LC LC
o del Dominio semiárido de llanuras
LC EN LC EN
y mesetasr
o del Dominio semiárido de zonas mediass LC LC LC LC
o del Dominio semiárido o subhúmedo s
LC LC LC LC
eco de zonas altass
de la Ecoregión Atlásicas LC LC VU VU
Los encinares no se encuentran amenazados ni en el conjunto del área de estudio ni en los dominios
de la Ecoregión Rifeña y de la Ecoregión Mediterránea, a excepción del Dominio semiárido de
llanuras y mesetas, donde se encuentran En Peligro (EN) por el Subcriterio C2. Los encinares de las
Ecoregiones Atlásica y de las Altas Mesetas están en la categoría VU por el Subcriterio C3. Además,
los encinares del Dominio de Alta Montaña del Atlas se encuentran en Peligro Crítico (CR) por una
pérdida del 80% de su superficie en los últimos 50 años (Subcriterio A1).
Descripción En Marruecos, los ecosistemas de encina (Quercus ilex subsp. rotundifolia) ocupan más de
geobotánica un cuarto de la superficie forestal. Se encuentran en todas las regiones de Marruecos cuyas
condiciones ecológicas les son favorables. La plasticidad y la resistencia de la encina le permiten
colonizar todo tipo de sustratos geológicos y asentarse en zonas bioclimáticas semiáridas,
subhúmedas, húmedas y perhúmedas, de templadas a extremadamente frías. En cuanto a su
zonificación altitudinal, los ecosistemas de la encina se sitúan entre 600 y 2.700 m de altitud; es
decir que aparecen en el horizonte superior del termomediterráneo y desaparecen en la parte
inferior del oromediterráneo. Sin embargo, los encinares en mejor estado de conservación se
observan a nivel del mesomediterráneo y supramediterráneo húmedo y perhúmedo. Se pueden
diferenciar las siguientes tipologías:
126
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Nivel de conservación
de los encinares
pérdida de biomasa
en el tiempo no
relacionada con
fluctuaciones
climáticas interanuales
durante el periodo
1998-2008. Resulta de
aplicar una regresión
lineal múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
encinares: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes. (*)
(*) El contraste (Kruskal-Wallis H = 589.54, d.f. = 7, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos
de grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D7 y D8), intermedia (D6,
D1, D3 y D4) y mejor (D12 y D2).
127
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Encinares
desmochados valle
Agouti © H. Sainz
Área de La distribución potencial de los encinares en Marruecos según Emberger es de 2.836.900 ha,
distribución distribuidas de la siguiente manera: Dominio semiárido de zonas medias (23,3%), Dominio
semiárido-subhúmedo seco de zonas altas (22,3%), Zona transicional semiárida del Atlas
y de las Altas Mesetas orientales (16,5%), Dominio semiárido del Atlas (14,4%), Dominio
subhúmedo del Atlas (10,7%), Dominio semiárido de llanuras y mesetas (8,1%).
Presiones La gran amplitud ecológica de la encina hace que pueda reaccionar positivamente frente al cambio
ZBNFOB[BT climático. Los principales factores de degradación de los ecosistemas de encinas son antropozoógenos
y han derivado históricamente de los cambios de uso, especialmente las roturaciones para extensión de
los cultivos, con talas a “mata-rasa” que se produjeron desde el inicio de la colonización en Marruecos
y que en algunos casos aún se practican en nuestros días. Estas explotaciones han permitido cubrir
prácticamente todas las necesidades de leña y carbón vegetal en el mundo rural marroquí. El impacto
negativo de estas labores se traduce por la profunda perturbación de estos ecosistemas y su posterior
desaparición. Este impacto se multiplica en los límites inferiores y superiores de los encinares, donde la
especie dominante es menos pujante y encuentra mayor competencia de otros árboles:
- A bajas alturas, los ecosistemas están generalmente muy deteriorados por los rebaños y la
tala ilegal (despunte, escamonda, poda…) efectuados por el hombre.
128
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
- En los niveles superiores de las grandes alturas, donde las condiciones ecológicas son
extremadamente severas, la explotación abusiva ha provocado una profunda perturbación de
estos ecosistemas, reduciendo considerablemente su extensión.
La regresión de los encinares facilita a la larga la expansión de otras formaciones menos exigentes
en precipitaciones. Se trata generalmente de formaciones preforestales y abiertas. En las zonas más
bajas son enebrales de Juniperus oxycedrus, sabinares negrales y bosques de araar mientras que
hacia la alta montaña son matorrales estépicos almohadillado-espinosos o bosquetes de sabina albar.
thurifera), la sabina negral (Juniperus phoenicea) y el enebro (Juniperus oxycedrus).
2.000.000
1.500.000
Optimista
1.000.000
Pesimista
500.000
0 Estable
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
Subcriterio C3. Estado de degradación. Sólo se encuentran amenazados (categoría VU) por
este subcriterio los encinares de los tres dominios de la Ecoregión Atlásica y los de la Zona
transicional semiárida del Atlas y de las Altas Mesetas orientales (Ecoregión de las Altas
Mesetas), en donde más del 90% de la superficie registra una severidad relativa superior al 50%.
129
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
5.10
ALCORNOCALES (Quercus suber)
Resumen Los alcornocales se localizan principalmente en zonas subhúmedas y húmedas del
cuadrante noroccidental de Marruecos, sobre todo en el entorno de la cordillera del Rif.
Aisladamente aparecen también en el Medio Atlas oriental y en enclaves del Alto Atlas. En
zonas sublitorales atlánticas con precipitaciones horizontales pueden vivir en ambientes
formalmente semiáridos.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Alcornocales LC LC LC LC LC LC
Ø de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicas LC LC LC LC
§ de la Ecoregión Rifeñas LC LC LC LC
§ de la Ecoregión Mediterránea r
VU LC LC VU
o del Dominio semiárido de llanuras
LC LC LC LC
y mesetasr
o del Dominio semiárido o subhúmedo
VU LC LC VU
seco de zonas altass
Tras aplicar los Criterios A, B y C, podemos concluir que los bosques de alcornoques no
están amenazados (LC) en el conjunto del territorio de Marruecos. Las reducciones de
superficie sufridas en los últimos 50 años (Subcriterio A1) hacen que los alcornocales del
Dominio semiárido de la costa Atlántica (24.3%), de la Ecoregión Oceánica, del Dominio
semiárido o subhúmedo seco de zonas altas (14,9%) y de la Ecoregión Mediterránea, estén en
situación Vulnerable (VU).
Descripción Salvo algunos enclaves repartidos a lo largo del Alto Atlas y los alcornocales del Medio Atlas
geobotánica oriental, el alcornoque (Quercus suber) se localiza principalmente en la parte septentrional
occidental de Marruecos. Esto se corresponde con las zonas bioclimáticas subhúmeda,
húmeda y perhúmeda cálidas, templada y fresca, excepcionalmente semiárida cálida y
templada. Sin embargo, el clima de estas zonas está sometido a una fuerte influencia
oceánica que compensa la falta de precipitaciones del último caso mencionado. Desde el
punto de vista edáfico, los alcornocales se limitan a los sustratos silíceos, lo cual reduce
de manera considerable el número de especies del complejo florístico. Estos criterios
ecológicos permiten explicar por qué los alcornocales situados a la misma altitud y en
condiciones climáticas similares tienden a ser homogéneos.
En Marruecos, los alcornocales se desarrollan entre el nivel del mar y una altitud de 1.600
m, es decir que se reparten entre los pisos termomediterráneo, mesomediterráneo y
supramediterráneo, con un mejor grado de conservación en los dos primeros. De hecho,
es prácticamente la única especie que todavía presenta, en numerosas localidades,
130
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Nivel de
conservación de
los alcornocales:
pérdida de biomasa
en el tiempo no
relacionada con
fluctuaciones
climáticas
interanuales durante
el periodo 1998-2008.
Resulta de aplicar
una regresión lineal
múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y
niveles relativos
de madurez de
los alcornocales:
resultados del
análisis estadístico
entre los estados
del ecosistema
y sus dominios
significativos o
relevantes. (*)
formaciones de tipo forestal en el piso termomediterráneo. Por todas estas razones, son
escasos los tipos de alcornocal en Marruecos:
t "MDPSOPDBMFTUFSNPNFEJUFSSÈOFPT ocupan las llanuras y bajas alturas, donde los
sustratos son silíceos. En las regiones muy húmedas, los alcornocales aún en buen estado
de conservación ofrecen un complejo florístico dominado por ericáceas o cistáceas,
cuya extensión es favorecida por la apertura de las poblaciones de alcornoque. Arbutus
unedo, Erica arborea, Crataegus monogyna figuran entre los mejores bioindicadores del
entorno forestal creado por las poblaciones de alcornoque. Estos paisajes forestales de las
zonas húmedas o subhúmedas dan paso, en las zonas menos húmedas como la Mamora
(*) El contraste (Kruskal-Wallis H = 88.2, d.f. = 4, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre Dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D3, D12 y D1) a mejor
(D13 y D11). La categoría para todos los Dominios es de LC por el criterio C3.
131
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
y las bajas alturas de la Meseta Central, a ecosistemas en los cuales las estructuras y
arquitecturas de las fitocenosis son mucho menos frondosas. Cuando aún sigue en buen
estado, su sotobosque en la Mamora se compone principalmente de Teline linifolia, Pistacia
lentiscus, o Thymelaea lythroides. En otras zonas, las cistáceas son dominantes.
t "MDPSOPDBMFTNFTPNFEJUFSSÈOFPTZTVQSBNFEJUFSSÈOFPT se desarrollan en un
entorno bioclimático húmedo y perhúmedo, cuyas condiciones explican la gran densidad
de las poblaciones, cuando aún se encuentran en buen estado de conservación. En las
zonas más húmedas, el alcornoque tiende a mezclarse con robles caducifolios. Desde el
punto de vista florístico, estos alcornocales se reconocen por un sotobosque de Arbutus
unedo, Erica arborea, Cytisus triflorus, Viburnum tinus... Los claros están cubiertos de
matorrales de degradación dominados por las cistáceas y ericáceas, que nos ofrecen una
magnífica estampa en época de floración.
Área de La distribución potencial en Marruecos según Emberger alcanza las 1.892.700 ha, repartidas
distribución de la siguiente manera: Dominio semiárido de llanuras y mesetas (26,4%), Dominio
subhúmedo del pedimento del Rif occidental (24,7%), Dominio semiárido de la costa Atlántica
(24,3%), Dominio semiárido-subhúmedo seco de zonas altas (14,9%), Dominio húmedo del Rif
(7,8%)
Emberger estimaba que sólo quedaban unas 500.000 ha en 1939, mientras que la estimación
de Boudy para el año 1948 era de 367.000 ha.
En la zona central del Rif, la principal amenaza a los ecosistemas de alcornoque son las tareas
ilegales de desmonte realizadas para el cultivo del kif (Cannabis indica), aceleradas durante
los últimos veinte años del siglo XX. Las consecuencias son catastróficas: destrucción del
suelo por aceleración de la erosión, alteración del ciclo hidrológico y empobrecimiento de la
biodiversidad en las zonas perturbadas.
Los demás alcornocales marroquíes se mantienen en un estado mucho más favorable de
conservación, aunque el sobrepastoreo condiciona la regeneración en todos ellos. Según
Torres Álvarez (2003), la falta de regeneración es el problema más grave que presentan estos
bosques. Desde los años 50 se vienen realizando estudios relativos a la regeneración de
los alcornocales en la Mamora. El pastoreo y la recolección de bellotas para el consumo
humano que se ha venido practicando durante años han sido factores negativos para que la
regeneración se produzca. Por otra parte, los autores señalan la importancia de la existencia
de un estrato arbustivo medio como factor positivo para la regeneración.
132
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
A pesar de las protecciones de corcho características del alcornoque, los incendios forestales
constituyen otra amenaza de destrucción de los ecosistemas de alcornoques.
133
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
600.000
500.000
400.000
300.000
Optimista
200.000
Pesimista
100.000
0 Estable
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
Asimismo, los alcornocales del Dominio semiárido de la costa Atlántica (donde está el famoso
alcornocal de La Mamora, sobre arenales sublitorales), y del Dominio semiárido o subhúmedo
seco de zonas altas son también Vulnerables (VU) por el Subcriterio A1. Este proceso ha sido
además documentado por numerosos autores como Goujon para FAO:
… “El bosque de la Mamora, en otro tiempo era mucho más extenso que ahora, pero las
muchas talas que el hombre ha hecho en su interior han disminuido su superficie. Hace
algunos años los forestales pensaron que era necesaria la reproducción artificial e incluso que
el alcornoque debería sustituirse con especies de crecimiento rápido y resistentes a la sequía.
La mejor sería el eucalipto, especialmenteEucalyptus camaldulensis, que crece bien en los
suelos no calcáreos, arenosos”.
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los alcornocales tienen una extensión de presencia en Marruecos de unos 70.000 km2 y un
área de ocupación de 217 celdas 10x10 km, por lo que no están amenazados en Marruecos
por este criterio.
Aunque actualmente se carece de datos suficientes para ello, sería muy interesante aplicar el
Criterio D para evaluar la severidad relativa de la disfuncionalidad en la interacciones bióticas
(por ejemplo, la falta de regeneración por alteraciones en estrato arbustivo), que no han
podido analizarse en el presente estudio.
134
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.11
BOSQUES DE ARAAR (Tetraclinis articulata)
Resumen El araar o tuya de Berbería es una especie típica del mediterráneo suroccidental, del Maghreb. Es
en Marruecos donde esta especie presenta las formaciones más extensas y diversificadas (más de
una docena de asociaciones fitosociológicas diferenciadas) que viven sobre todo tipo de sustratos
geológicos. Los bosques abiertos de araar se localizan principalmente en ambientes térmicos y
semiáridos con escasas heladas. Son el tipo de bosque con mayor superficie potencial en Marruecos.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Bosques de araar VU LC LC VU LC VU
de la Ecozona Mediterráneas LC LC VU
de la Ecoregión Mediterráneas LC LC VU
o del Dominio semiárido de llanuras
LC LC VU
y mesetass
o del Dominio semiárido de zonas mediass LC LC VU
o del Dominio semiárido o subhúmedo
LC LC VU
seco de zonas altass
de la Ecoregión de las Altas Mesetasr LC VU VU
o de la Zona transicional semiárida del
LC VU VU
Atlas y de las Altas Mesetas orientalesr
o del Dominio presahariano de las Altas
LC VU VU
Mesetas orientalesr
de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar LC LC LC
de la Ecoregión Oceánica s
LC LC LC
o del Dominio semiárido de la costa
VU LC VU
Atlánticas
Los bosques de araar pueden asignarse a la categoría VU para el conjunto del territorio
analizado al haberse producido una reducción del 41% de su superficie en los últimos 50 años
(Subcriterio A1), y estimarse un incremento del nivel de severidad relativa en la degradación
activa en los próximos 50 años (Subcriterio C2).También se encuentran en esta categoría los
bosques de araar de los dominios de la Ecoregión de las Altas Mesetas (Criterio C3) y los del
Dominio semiárido de la costa Atlántica (Subcriterio C2).
Descripción Marruecos posee los ecosistemas de araar (Tetraclinis articulata) más extensos y diversificados.
geobotánica Se reparten en diferentes áreas naturales, como la zona oriental del país, la meseta central
y el sector del argán. Se han adaptado muy bien a las variantes cálidas y templadas del
termomediterráneo semiárido y localmente subhúmedo inferior. Penetran incluso en el
inframediterráneo cuando las condiciones ecológicas lo permiten. La plasticidad y la resistencia
del araar le permiten colonizar todo tipo de sustrato geológico, ocupando una franja altitudinal
comprendida entre el nivel del mar y una altitud de 1.000 m en la zona septentrional de Marruecos,
llegando a alcanzar los 1.600 m en la parte meridional. De ahí la gran diversidad de ecosistemas
que se crea en torno a esta conífera. En efecto, más de una quincena de asociaciones y otras
tantas series de vegetación ligadas al araar han sido identificadas a día de hoy. Algunas son
claramente forestales ya que crecen en un bioclima subhúmedo inferior en la parte septentrional
de Marruecos. Las demás son preforestales o localmente preestépicas en el sur de Marruecos.
Desde el punto de vista fisionómico, los bosques de araar pueden alcanzar 10 a 15 m de altura,
si bien son frecuentes montes bajos generalmente densos de 6 a 8 m de altura. Entre les
135
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Nivel de
conservación de
los araares: pérdida
de biomasa en el
tiempo no relacionada
con fluctuaciones
climáticas interanuales
durante el periodo
1998-2008. Resulta de
aplicar una regresión
lineal múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
araares: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes. (*)
especies que conforman los bosques de araar, cabe destacar aquellas que le acompañan en el
conjunto de su territorio. Se trata en particular de Ceratonia siliqua, Olea oleaster, Phillyrea media,
Rhamnus oleoides, Osyris lanceolata, Genista tricuspidata... Los demás elementos florísticos que
desempeñan un papel importante en la organización de las series y asociaciones vegetales dotan
de características específicas a las diferentes regiones de araar. Entre ellos, cabe mencionar:
- Rosmarinus officinalis, Rosmarinus tournefortii, Anthyllis cytisoides, Genista retamoides...
que aparecen en algunas asociaciones de la parte septentrional de Marruecos.
- Rhus pentaphylla, Cistus monspeliensis, Withania frutescens, Coronilla viminalis... que se
encuentran en los bosques de araar de la Meseta Central.
El contraste (Kruskal-Wallis H = 269.2, d.f. = 5, p < 1E-03) evalúa si hay diferencias entre Dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios presentan diferencias con una gradación que va de peor (D4), intermedia (D5, D3,
D2 y D1) y mejor (D13).
136
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Área de Emberger estima una superficie potencial para estos ecosistemas de 3.698.700 ha, distribuida
distribución de la siguiente manera: Dominio semiárido de llanuras y mesetas (46,4%), Dominio semiárido
de zonas medias (26,2%), Dominio semiárido-subhúmedo seco de zonas altas (11,8%),
Dominio semiárido de la costa Atlántica (6,8%), Zona transicional semiárida del Atlas y de las
Altas Mesetas orientales (5,0%).
Esta cifra es prácticamente el doble de la estimación de superficie potencial Boudy (1.860.000 ha).
En todo caso, ambos autores estiman una superficie remanente similar: 665.000 ha (Emberger,
1939) y 740.000 ha (Boudy, 1948). Estos datos chocan con las cifras aportadas por Metro (1958) de
1.229.400 ha. Creemos posible que Metro incluyera por error aquí parte de los sabinares negrales,
cuyas cifras son ridículas. Por tanto, parece más realista suponer que la superficie en 1958 estaba
en torno a 700.000 ha (media de los valores estimados por Emberger y Boudy).
Presiones Los bosques abiertos de araar se presentan como un mosaico paisajístico, fruto del uso y las
ZBNFOB[BT perturbaciones que han sufrido, así como de su propia dinámica y gran diversidad florística. Los
ecosistemas de araar muestran una gran resiliencia que les permite regenerarse rápidamente,
si las condiciones ecológicas lo permiten, después de cualquier perturbación razonablemente
moderada. Brota de cepa con vigor cuando se tala o arde en incendios forestales. Es una de las
pocas coníferas capaz de brotar de cepa y que carece de parásitos conocidos.
El principal proceso que amenaza a estas formaciones tan pujantes son los cambios drásticos de
uso. Los bosques de araar son compatibles con una explotación ganadera extensiva y una extracción
Tetraclinis articulata
© H. Sainz
137
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
moderada de leñas pero, lógicamente, no soportan la roturación o el descuaje para puesta en cultivo.
Su termofilia y buena adaptación a los ambientes semiáridos hace pensar en que pueden tolerar bien
las tendencias previstas del cambio climático, salvo quizá en las zonas de transición al desierto.
Evaluación
de criterios $SJUFSJP"Reducción en la distribución
Subcriterio A1. Pérdida de superficie en los últimos 50 años.
Dado el probable error registrado en la cartografía de Metro con respecto a estos bosques,
no ha sido posible evaluar este subcriterio para los Dominios, Ecoregiones y Ecozonas. No
obstante, sí se considera aceptable la cifra aproximada de 700.000 ha (media de los valores
estimados por Emberger y Boudy) como estimación de su superficie en 1958 para el conjunto
de Marruecos.
Puesto que se desconoce la superficie exacta en 2008 se procede a estimar la evolución entre
1988-2008:
t Escenario pesimista: la degradación ha continuado al mismo ritmo que en 1958-1988.
Pérdida del 69% de la superficie existente en 1958 (EN)
t Escenario estable: no hay cambios de superficie entre 1988 y 2008. Pérdida del 41% de la
superficie existente en 1958 (VU)
Tomando el escenario estable, más probable, los bosques de araar se clasifican como
Vulnerables (VU) en Marruecos según este subcriterio.
1.000.000
Estable
500.000
0 Pesimista
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los bosques de araar tienen una extensión de presencia en Marruecos de unos 210.000 km2
y un área de ocupación de 261 celdas 10x10 km, por lo que no se encuentran amenazados en
Marruecos por este criterio.
138
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.12
QUEJIGARES (Quercus faginea)
Resumen Los quejigares son bosques con altas exigencias hídricas, por lo que a menudo están
relacionados con los cursos de agua y los suelos más profundos de la parte norte del país.
Tienen una distribución restringida en Marruecos (7.500 ha), sobre todo en el Rif y el Medio
Atlas, desde el nivel del mar hasta los 1.600m. Aunque colonizan diversos sustratos tienen
preferencia por los suelos profundos de naturaleza silícea.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Quejigares VU VU EN LC LC EN
Ø de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar LC LC LC LC
§ de la Ecoregión Rifeñar LC LC LC LC
§ de la Ecoregión Mediterránear LC LC LC LC
o del Dominio semiárido o subhúmedo
LC LC LC LC
seco de zonas altasr
§ de la Ecoregión Atlásicar CR LC LC CR
Descripción Los ecosistemas de quejigos (Quercus faginea s.l. incl. Q. canariensis) se localizan desde el nivel
geobotánica del mar hasta una altitud de 1.800 m en el Rif y el Medio Atlas, en los pisos termomediterráneo,
mesomediterráneo y supramediterráneo. Aunque colonizan diversos sustratos, tienen
preferencia por los suelos profundos y frescos de naturaleza silícea. Se desarrollan bajo
bioclimas subhúmedo, húmedo y perhúmedo, cálidos, templados, frescos y fríos. Los bosques
que crecen en bioclima húmedo y perhúmedo se asemejan, por su densidad y estructura, a los
de las zonas templadas: los árboles son esbeltos, el sotobosque poco desarrollado y el suelo
completamente cubierto de humus de tipo mull.
139
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
Nivel de conservación
de los quejigares:
pérdida de biomasa
en el tiempo no
relacionada con
fluctuaciones
climáticas interanuales
durante el periodo
1998-2008. Resulta de
aplicar una regresión
lineal múltiple entre la
biomasa, el índice de
aridez y el tiempo.
Distribución y niveles
relativos de madurez
de los pinares de los
quejigares: resultados
del análisis estadístico
entre los estados del
ecosistema y sus
dominios significativos
o relevantes. (*)
Área de Según Emberger, los quejigales ocuparían potencialmente 85.500 ha en Marruecos, en los
distribución siguientes dominios: Dominio húmedo del Rif (31,3%), Dominio subhúmedo del Atlas (25,4%),
Dominio semiárido subhúmedo-seco de zonas altas (19,4%), Dominio subhúmedo del
pedimento del Rif occidental (13,7%), Dominio semiárido de zonas medias (6,7%)
El contraste (Mann-Whitney U Test, p > 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos de grados de
madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la unidad
ecosistémica. Los dominios no presentan diferencias (a = 0.05) en cuanto a madurez ecológica. El D6 no ha sido
evaluado en el análisis por no tener datos suficientes en la muestra.
140
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Presiones Aunque aún presenten un buen estado de conservación en el Atlas Medio central y el Tazekka,
ZBNFOB[BT los quejigares fueron arrasados en el Rif en vísperas de la independencia de Marruecos,
por culpa de la explotación destructiva de estos bosques por parte de la administración
española para construir las líneas de ferrocarril en España. Estudios palinológicos realizados
en el medio Atlas (Lamb et al, 1991) señalan que el patrón de la distribución de los taxones
no ha cambiado en respuesta a la explotación humana, aunque si se ha producido una gran
alteración en la abundancia, diversidad y estructura de la vegetación en respuesta a dicha
explotación. El autor destaca como especialmente severas las alteraciones producidas
sobre los bosques de Quercus canariensis del Atlas medio, que se han visto reducidos
drásticamente tanto en abundancia como en área de ocupación.
141
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
15.000
10.000
Estable
5.000
0 Pesimista
2000
2007
1965
1986
1993
1958
1979
1972
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los quejigares tienen una extensión de presencia en Marruecos de unos 30.000 km2, pero
su área de ocupación es de sólo 14 celdas 10x10 km al ser una formación relicta ligada a
hábitats húmedos favorables (edáfica o microclimáticamente). No podemos aseguar que la
disminución constatada de extensión espacial (del 36,6% entre 1958 y 1988) sea contínua
hasta el presente, aunque sí se constata la degradación ambiental que induce la falta de
regeneración, podemos considerar que están En Peligro (EN) en el país de acuerdo con el
Subcriterio B2a(ii).
142
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
5.13
MELOJARES (Quercus pyrenaica)
Resumen Los melojares son silicícolas, muy exigentes en humedad, y sólo aparecen en Marruecos en
la zona rifeña. El melojo es una especie submediterránea ibérica que debió llegar a Marruecos
desde la Península Ibérica, donde se encuentra bien representado, en episodios fríos de
finales del Terciario o Cuaternario, quizás en momentos relacionados con la desecación del
Estrecho de Gibraltar a finales del Mioceno.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Melojares EN EN LC VU EN
de la Ecozona Mediterráneo-Oceánicar LC VU VU
de la Ecoregión Rifeñar LC VU VU
de la Ecozona Mediterránear LC VU VU
de la Ecoregión Mediterránear LC VU VU
Debido a su distribución muy restringida en el Norte de África (menos de 1.000 ha y solo dos
localidades) y con una disminución continua observada de extensión espacial, se encuadran
en la categoría en Peligro Crítico por los Subcriterios B1 y B2. Dado su estado de degradación
(Subcriterio C3) los melojares son Vulnerables (VU) en Marruecos, y se encuentran incluso En
Peligro (EN) en el Dominio subhúmedo del pedimento del Rif occidental.
Descripción En Marruecos, los ecosistemas de melojo (Quercus pirenaica) sólo aparecen en la zona
geobotánica centro-occidental del Rif. Se desarrollan en los pisos mesomediterráneo y supramediterráneo,
Distribución y
niveles relativos
de madurez de los
melojares: No se
puede evaluar si hay
diferencias entre
Dominios en términos
de grados de madurez
ecológica ya que solo
están presentes de
manera significativa
en el Dominio 12.
143
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
húmedos y perhúmedos. Tienen preferencia por los sustratos silíceos. En estas condiciones
climáticas favorables a los robledales semicaducifolios, los melojares pueden entrar en contacto
con los quejigares. Éstos últimos prefieren, sin embargo, colonizar los suelos profundos
coluviales, mientras que los melojares ocupan generalmente suelos medianamente profundos
pero frescos gran parte del año.
Los melojares son bosques densos y cerrados, con una estructura en dos estratos: el estrato
arbóreo se compone de árboles de 10 a 12 m de altura y el estrato arbustivo, formado
principalmente por retoños del melojo, no más alto que 1 m. Estos retoños son una seria
competencia para las especies del sotobosque: Cytisus triflorus, Viola munbyana, Geranium
malviflorum, Stellaria holostea, Geum silvaticum, etc. En las cimas, el melojo convive a veces
con el alcornoque (Quercus suber) o la encina (Quercus rotundifolia). Desde el punto de
vista fitosociológico, en el lugar donde conviven los melojares con los quejigares, sólo las
subasociaciones permiten distinguirlos.
Área de Las 17.500 ha que potencialmente podrían ocupar los melojares en Marruecos según
distribución Emberger, se encuentran en el Dominio húmedo del Rif (58,3%), Dominio subhúmedo del
pedimento del Rif occidental (34,3%), Dominio semiárido o subhúmedo seco de zonas
altas (7,4%)
Superficie en 1958 (Metro): 2.700 ha
Superficie en 1988 (IFN): 944 ha
144
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Presiones Los melojos o rebollos rebrotan bien de cepa y raíz, por lo que sus ecosistemas poseen
ZBNFOB[BT una gran capacidad de resiliencia para soportar las perturbaciones actuales, a pesar de
ser formaciones relictas en límite de área en Marruecos. La principal amenaza deriva de la
roturación para la extensión de cultivos y urbanización.,
Hay evidencias palinológicas (Reille, 1977) que indican una mayor dominancia de melojares y
quejigares en tiempos remotos. Los estudios de su distribución diamétrica indican declives en
la regeneración (Ajbilou et al., 2003).
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Los melojares tienen una distribución muy restringida en el Norte de África puesto que sólo
se encuentran en Marruecos, principalmente en la Ecoregión Rifeña y el Dominio húmedo
del Rif. Su extensión de presencia es de 90 km2 y su área de ocupación es de dos celdas de
10x10 km, ocupando dos localidades, por lo que podemos considerar que se encuadran en
la categoría En Peligro (EN) por B1c y B2c. Si se demostrase que el declive observado entre
1958-88 es continuado, se encontraría en Peligro Crítico por subcriterios: B1a(i) y B2a(i).
145
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
5.14
FORMACIONES DE CIPRESES (Cupressus atlantica)
Resumen El ciprés del Atlas es un taxón endémico de Marruecos, que sólo aparece en varias localidades
del valle de N’Fiss en el Alto Atlas occidental, entre 900 y 1.400 m. Sus poblaciones están
intercaladas con enebros, sabinas negrales y encinas. Ocupan unas 6.500 ha.
Criterios A1 B1 B2 C2 C3 RESUMEN
Formaciones de cipreses LC CR EN LC VU CR
de la Ecozona Mediterráneas LC VU VU
de la Ecoregión Mediterránear LC VU VU
de la Ecoregión Atlásicar LC LC LC
Su limitada distribución les hace acreedores de la categoría en Peligro Crítico (CR) por
el Criterio B. Su estado de degradación hace que sean Vulnerables (VU) en la Ecozona y
Ecoregión Mediterráneas y en dos de los tres dominios en los que se encuentran.
Descripción El ciprés del Atlas (Cupressus atlantica), endemismo marroquí, es la especie dominante en
geobotánica ecosistemas preestépicos situados en el valle de N’Fiss del Alto Atlas occidental, entre 900
y 1.400 m. Esta localización corresponde al nivel superior del piso termomediterráneo y a un
Distribución y
niveles relativos
de madurez de
las formaciones
de cipreses del
atlas: resultados del
análisis estadístico
entre los estados
del ecosistema
y sus dominios
significativos o
relevantes. (*)
(*) El contraste (Kruskal-Wallis H = 1.0, d.f. = 2, p > 1E-03) evalúa si hay diferencias entre dominios en términos de
grados de madurez ecológica (estados). El resultado se relaciona con las categorías del criterio C3 asignadas a la
unidad ecosistémica. Los dominios no presentan diferencias en cuanto a madurez ecológica.
146
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Según Emberger, las formaciones de cipreses tienen una distribución potencial de 10.900 ha
Área de en Marruecos, principalmente en dos dominios: Dominio semiárido del Atlas (56,9%), Dominio
distribución semiárido de zonas medias (42,2%). El propio Emberger estima una superficie remanente de
10.000 ha en 1939.
147
5 RESUMEN DE EVALUACIONES DE L AS PRINCIPALES FORMACIONES VEGETALES
A pesar de tener una corología restringida, las formaciones de ciprés aparecen asociadas
a tres de los dominios climáticos: Dominio semiárido en zonas medias, Dominio semiárido
o subhúmedo seco de zonas altas y Dominio semiárido del Atlas. Esa heterogeneidad fue
también detectada por Alifriqui et al. (1995), que considera el área como la frontera entre dos
regímenes pluviométricos distintos.
En el conjunto del territorio, los ecosistemas de ciprés del Atlas poseen una gran
Presiones capacidad de resiliencia frente a los factores de degradación. No obstante, la degradación
ZBNFOB[BT ha ido transformado los ecosistemas en estepas áridas de alta montaña con especies
almohadillado-espinosas, más resistentes a la herbivoria, que se han desarrollado en los
claros o entre los viejos cipreses.
$SJUFSJP"Reducción en la distribución
Evaluación Subcriterio A1. Pérdida de superficie en los últimos 50 años.
de criterios La pérdida de superficie reciente no puede calcularse con precisión dado que las
formaciones de ciprés no fueron reconocidas en la cartografía de Metro (1958). No obstante,
utilizando alternativamente la información de superficie relictual identificada por Emberger
en 1939 (10.000 ha) y suponiendo un declive constante entre 1939 y 2008, la superficie
inferida en 1958 sería de 9.068 ha. Esto supondría una pérdida reciente (últimos 50 años) del
27% de su superficie y, por tanto, les corresponde la categoría de Preocupación Menor (LC)
por el Subcriterio A1.
$SJUFSJP#Distribución restringida.
Las formaciones de cipreses tienen una distribución muy restringida (menos de 7.000 ha)
en el Norte de África puesto que son endémicas de Marruecos. Están localizadas en el Alto
Atlas, su extensión de presencia es de 300 km2 y su área de ocupación es de 5 celdas de
10x10 km, ocupando cuatro localidades dentro de un mismo valle. Su limitada distribución y
la disminución geográfica inferida les hace acreedoras de la categoría en Peligro Crítico (CR),
por el Subcriterio B1 y En Peligro (EN) por el Subcriterio B2.
148
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
12.000
10.000
9.064
8.000
6.600
6.000
4.000
2.000
2002
1960
1988
1995
1939
1953
1946
1967
1981
1974
Subcriterio C3. Estado de degradación.Las formaciones de cipreses se clasifican como
Vulnerables (VU) en el conjunto de Marruecos, y en dos de los tres dominios en los que se
encuentran: Dominio semiárido de zonas medias y Dominio semiárido o subhúmedo-seco de
zonas altas. En el Dominio semiárido del Atlas la situación es de Preocupación Menor (LC).
Nota: IUCN (2006) considera la especie dominante (el ciprés del Atlas) como En Peligro (A1bc,
B1+2b)
149
6 Discusión y
perspectivas
de futuro
150
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
La evaluación del riesgo de colapso de los ecosistemas es una tarea compleja por la Alcornocales cultivados tras
la roturación del sotobosque,
dificultad de analizar este nivel de organización biológica. Por una parte, la flexibilidad Bab Berred, Rif
del concepto ecosistema propicia la posibilidad de que puedan generarse distintas con- © A. Benabid
cepciones tipológicas y, por tanto, condiciona el proceso metodológico de evaluación
y los resultados obtenidos. Por otra, la necesidad de determinar tasas de cambio en el
estado, en intervalos de tiempo suficientemente amplios, requiere un marco conceptual
de caracterización y funcionamiento ecológico con series largas de datos relativas a la
extensión, a la organización y a la función.
151
6 DISCUSIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO
Dos limitaciones de este tipo de métodos globales, como el propuesto por UICN, son la
dificultad en establecer los valores umbrales y su utilidad a una escala distinta a la mun-
dial. Establecer unos valores discretos y únicos para todos los grupos de ecosistemas
facilita una visión contrastable, pero posibilita diagnósticos similares (probabilidades)
a ecosistemas con distinto riesgo de colapso real. La utilidad a una escala distinta a la
mundial depende fundamentalmente de la extensión y singularidad ecológica del ámbito
geográfico en el que se apliquen los criterios. No obstante, el hecho de que los valores
umbrales sean porcentuales en cuatro criterios mitiga en parte esta problemática. El
único criterio que puede provocar una seria distorsión al ser aplicado a escalas no mun-
diales es el que identifica riesgo de amenaza por distribución restringida (al establecer
valores umbrales absolutos). En este caso concreto se ha optado por aplicar este criterio
(y sus umbrales) únicamente a escala de Marruecos, dejando fuera los distintos niveles
de ecozonas, ecoregiones o dominios.
El método de evaluación implica combinar los resultados obtenidos para los criterios
individuales, de modo que el nivel final de riesgo atribuido a cierto ecosistema es el máxi-
mo de los encontrados. Esta equipotencialidad es razonable desde el punto de vista de
la conservación, pero puede conllevar sesgos importantes si los errores asociados a los
distintos criterios no son comparables, como se discute más abajo.
1 El mapa de Metro (1958), por ejemplo, no parece fiable en los datos que presenta acerca de las formacio-
nes de cupresáceas (Juniperus thurifera, J. phoenicea y Tetraclinis articulata). Mientras los araares parecen
sobredimensionados (1.229.400 ha frente a una superficie remanente estimada por Boudy en 1948 de 740.000
ha), los sabinares negrales están claramente infravalorados (3.100 ha, frente a 291.963 ha en IFN). Parece haber
confusión entre estas dos formaciones.
152
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
que la estructura del bosque no fue afectada seriamente hasta el Siglo II. En términos Encinar (Quercus rotundifolia)
en Alto Atlas cerca de Imilchil
generales, puede decirse que a inicios del Siglo XX el dominio de los bosques ocupaba © A. Benabid
unos 5 millones de hectáreas en Marruecos, con una pérdida estimada de 4,8 millones
de hectáreas (Mhirit & Benchekroun , 2006).
Teniendo en cuenta esta problemática, se consideró inicialmente que una opción razo-
nable sería abordar el Subcriterio A3 cuantificando las diferencias entre el Mapa Fito-
geográfico de Emberger y el IFN. Este análisis tenía sus limitaciones ya que el mapa
de Emberger es un mapa de vegetación potencial estimada o deducida. Tras realizar
el análisis y consultar los resultados obtenidos con expertos marroquíes, se decidió no
utilizar dicho análisis como base para evaluar el Subcriterio A3 de forma sistemática. El
mapa de Emberger, en todo caso, ha servido como fuente de información adicional para
estimar la tensión de los distintos ecosistemas.
2 Entre los que más han visto reducida su superficie han de citarse los araares (que han pasado de ocupar el
10% del territorio al 1,1%) y los sabinares negrales (del 6,1% al 0,8%) o sabinares albares (del 2,3% al 0,1%).
En el extremo opuesto se encuentran los encinares que han disminuido en mucha menor medida (del 7,8%
potencial al 3,7% actual). En posiciones intermedias se sitúan los arganales (del 10% al 1,8%), los cedrales (del
1,5% al 0,3%) o los alcornocales (del 5,2% al 1,1%). Las formaciones que ya eran potencialmente raras como
pinsapares, melojares, quejigares, formaciones de cipreses y pinares de pino negral o de pino carrasco, tam-
bién han perdido presencia en los paisajes, y su situación general es crítica, con excepción del pino carrasco,
que ha compensado las pérdidas en sus masas relictas naturales con algunas repoblaciones. La comparación
de estos resultados con los bosques remanentes en España (WWF, 2009, 2012) resulta muy llamativa.
153
6 DISCUSIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO
para cada ecosistema. El paisaje marroquí se encuentra bajo algún tipo de gestión en su
práctica totalidad, y así lo refleja el Subcriterio C3. Los resultados muestran que buena
parte de la degradación que afecta a los ecosistemas considerados está asociada a su
uso histórico. Esa degradación inicial carece en muchos casos de trascendencia para la
conservación, y por ello los resultados del Subcriterio C3 son moderados.
Respecto a las tendencias, los resultados muestran que la degradación activa, es decir,
la pérdida de biomasa con una tasa temporal significativa, es un proceso muy restringi-
do. Los resultados de 2dRUE detectan 5.357 km2 (1,5% de la extensión total) para todo
el área de estudio. Estos valores son consistentes con los encontrados para el conjunto
del Magreb occidental y también con los de otras regiones, y demuestran la importancia
de separar estados de tendencias.
Por su parte, el Criterio C se calcula de forma auto-contenida, operando sobre una única
fuente de datos (series temporales archivadas de vegetación y clima). Ello no le exime
de errores sistemáticos, como por ejemplo, sobreestimar la densidad de la vegetación
en formaciones vegetales dispersas de ambientes secos. Sin embargo, dichos errores
se anulan en el propio diseño del método 2dRUE, donde cada sitio es comparado con
otros sitios de referencia dentro de la misma clase climática (Subcriterio C3) o consigo
mismo (Subcriterio C2).
154
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
mendación metodológica de UICN, consistente en asignar el mayor nivel de riesgo en- Euphorbia resinifera
y sabinas negrales
contrado entre todos los criterios, motiva que el Criterio C explique el nivel final atribuido Ouaouizarht
a la mayoría de los ecosistemas amenazados. © H. Sainz
Gran parte de los ecosistemas analizados en este trabajo quedan incluidos en catego-
rías de amenaza (VU, EN, CR). A nivel del conjunto del territorio objeto de estudio, Ce-
drales, Formaciones de cipreses, Pinares negrales, Pinsapares, Quejigares, Melojares o
Bosques de araar son claros ejemplos de unidades ecosistémicas que requirieren una
especial atención en un marco estratégico de conservación global de los ecosistemas
mediterráneos. En este sentido, se sugiere tener en cuenta los resultados de la vigilancia
del estado de conservación de los Tipos de Hábitat de Interés Comunitario que se está
realizando en la Unión Europea. Así por ejemplo, el estado desfavorable en el que se
encuentran determinados tipos en España, como son los sabinares albares, los pinares
negrales, los encinares, los araares o los pinsapares, debería alertar sobre el riesgo de
colapso de estos ecosistemas en un ámbito mundial. La Reserva de la Biosfera Inter-
continental del Mediterráneo (RBIM) entre Andalucía y Marruecos constituye un marco
inmejorable para esta colaboración, y para la planificación conjunta de prioridades de
conservación.
155
6 DISCUSIÓN Y PERSPECTIVAS DE FUTURO
156
LIBRO ROJO DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES DE MARRUECOS
Finalmente, los autores creen apropiado destacar el esfuerzo realizado en este trabajo
para asegurar la objetividad y el potencial de actualización de los resultados obtenidos
en Marruecos, así como para desarrollar un protocolo potencialmente aplicable a otros
países mediterráneos.
Ello se refiere, por un lado, al uso de datos de entrada procedentes de bases de datos
públicas, gratuitas y normalizadas. Todos los datos que sustentan la regionalización cli-
mática y el producto 2dRUE-Magreb tienen alcance global y cumplen directamente esos
requisitos. Respecto a los datos sobre distribución de ecosistemas terrestres, Marrue-
cos presentaba recursos bibliográficos especialmente ricos y detallados, que hubiera
sido absurdo desaprovechar. Pero esa clase de datos es objetivo de una cantidad cre-
ciente de productos regionales o globales. Por ejemplo, la vegetación potencial podría
ser apropiadamente incorporada por el Mapa de Ecosistemas Terrestres Normalizados
de Africa (Sayre et al., 2013), desarrollado recientemente mediante modelos numéricos
a 1 km de resolución espacial. De forma equivalente, la vegetación actual podría ser
aproximada mediante el producto GLOBCOVER de la Agencia Espacial Europea, un
mapa global de cobertura terrestre a 300 m de resolución espacial.
Por otro lado, este trabajo ha desarrollado un protocolo metodológico que aplica los
criterios UICN de forma objetiva y repetible, separando netamente los procesos de cóm-
puto de las decisiones que requieren una estimación experta. Ello facilita la revisión de
dichas decisiones e incrementa la consistencia de los resultados incluso si fueran ob-
tenidos por equipos diferentes. Lejos de sustituir la intuición y experiencia de personas
conocedoras del ambiente ecológico de la zona estudiada, los autores creen que este
modo de trabajo les provee de recursos objetivos mientras que se garantiza la coheren-
cia de los resultados en los niveles regional y global.
157
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