Alegoría de La Caverna Actividad
Alegoría de La Caverna Actividad
Alegoría de La Caverna Actividad
ALEGORÍA DE LA CAVERNA
"Y a continuación compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a
la falta de ella, se halla nuestra naturaleza.
Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la
luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna, y unos hombres que están en ella desde niños,
atados por las piernas y el cuello, de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia
adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde
algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto.
Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de objetos,
cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra.
y de madera, entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan hablando y otros que
estén callados.
- ¡Qué extraña escena describes y qué extraños prisioneros!
Iguales que nosotros porque, en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí
mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna
que está frente a ellos?
- ¿Cómo? ¿Si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo? Y si pudieran hablar los unos con los
otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos? ¿Y
si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara
alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba no era otra cosa que la sombra que veían
pasar? Entonces no hay duda de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las
sombras de los objetos fabricado.
Examina, pues, ahora qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y
si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a
levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y cuando, al hacer todo esto,
sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras
veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras y que es
ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una
visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus
preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había
contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía,
volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría qué estos, son
realmente más claros que los que le muestra? Y si se lo llevaran de allí a la fuerza, obligándole a
recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol,
¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los
ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos
verdaderas.
No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
Necesitaría acostumbrarse, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente
serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las
aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche
las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de
día el sol y lo que le es propio. Y por último sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas
ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que.
Él estaría en condiciones de mirar y contemplar. Y después de esto, comprendería ya con respecto al
sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es,
en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían. Ahora, cuando se acordara de su
anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se
consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
Ahora fíjate en esto: si, vuelto el liberado allá abajo y ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees
que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol? Y si tuviese que
competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca
de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería
muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que,
por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar
una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien
intentara desatarles y hacerles subir?
Pues bien, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes;
hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del
fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la
contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región
inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la
divinidad sabe si por acaso está en lo cierto.
En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo,
es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que entender que ella es la causa de todo lo recto y lo
bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano
de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento.
ACTIVIDADES
1.
A. ¿A qué obra pertenece la alegoría que has leído?
B. ¿Qué significan los hombres encadenados y cuáles podrían ser sus cadenas?
C. Explica la expresión: “...no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos
fabricados.”
D. ¿Por qué es tan difícil salir y ver el mundo exterior? ¿Qué crees que trata de simbolizar Platón con
la “áspera y escarpada subida” para salir de la cueva?
E. Enumera los pasos que sigue el ex prisionero para acostumbrarse a la luz del sol, después de salir
de la caverna.
F. ¿Cómo de fácil es su readaptación al mundo de la caverna y por qué causa?
G. ¿Con qué reacciones humanas se podrían comparar las que manifiestan los prisioneros de la
caverna ante el hombre que les traía la iluminación de otro mundo?
H. ¿Qué dos mundos diferencia, entonces, Platón? Explícalos
a. Interior de la caverna
b. Exterior de la caverna
c. Sombras
d. Encadenados
e. Objetos transportados
f. Fuego
g. Objetos reflejados
h. Objetos mismos
i. Sol
3. Responde de acuerdo a tu opinión, pero apoyándose en el marco teórico:
¿Con qué ceguera del hombre contemporáneo podría compararse las cegueras de las cuales habla
Platón?