Transtorno Acido Base
Transtorno Acido Base
Transtorno Acido Base
Materia:
Clinopatología
Docente:
Dr. María Isabel Bautista Ochoa
Síntesis
Trastorno acido-base
Elaborado por:
José Miguel Bedran Cruz
Etiología
Además, ciertos diuréticos como los diuréticos de asa (por ejemplo, furosemida) y
los tiazídicos (por ejemplo, hidroclorotiazida) están asociados con la alcalosis
metabólica, cuya gravedad se relaciona directamente con el grado de diuresis
inducido por estos fármacos. La contracción de volumen y la pérdida de H⁺ en la
orina contribuyen a este problema. La secreción incrementada de H⁺ en el túbulo
distal, como respuesta a un aumento en el aporte de sodio (Na⁺) debido a los
diuréticos, y la acción de la aldosterona que se libera por la contracción de
volumen, son mecanismos involucrados. Aunque la aldosterona minimiza la
pérdida de Na⁺, también aumenta la secreción de K⁺ y H⁺, intensificando así la
pérdida de HCO3⁻.
Manifestaciones clínicas
La alcalosis metabólica se caracteriza por un pH arterial elevado (>7,45), niveles
de bicarbonato (HCO3⁻) superiores a 26 mEq/l y un exceso de base por encima de
2 mEq/l. Por lo general, las personas con este trastorno pueden estar
asintomáticas o presentar signos relacionados con la depleción del volumen del
líquido extracelular (LEC) o la hipopotasemia. A diferencia de otros desequilibrios
ácido-base, los síntomas neurológicos como la hiperexcitabilidad son menos
comunes debido a que el HCO3⁻ entra al LEC más lentamente que el CO2.
En casos de alcalosis metabólica aguda y grave, pueden observarse
manifestaciones neurológicas como confusión mental, reflejos hiperactivos, tetania
y espasmo carpopedal. La alcalosis metabólica también puede llevar a una
hipoventilación compensatoria, que puede resultar en diferentes grados de
hipoxemia y acidosis respiratoria.
Cuando la alcalosis metabólica es severa (pH >7,55), puede provocar
complicaciones significativas como insuficiencia respiratoria, arritmias cardíacas,
convulsiones y coma. Es crucial reconocer y tratar adecuadamente este
desequilibrio ácido-base para prevenir estas complicaciones graves.
Acidosis respiratoria
La acidosis respiratoria se produce en condiciones que afectan negativamente la
ventilación alveolar, lo que conlleva a un aumento en la concentración de dióxido
de carbono (PCO2) en la sangre, conocido como hipercapnia, y una consiguiente
disminución del pH. Esta condición puede manifestarse como un trastorno agudo o
crónico, siendo más comúnmente causada por una reducción en la eficiencia de la
ventilación alveolar.
La insuficiencia respiratoria aguda se caracteriza por un rápido incremento en la
PCO2 arterial, con un aumento mínimo en el bicarbonato (HCO3⁻) plasmático y
una notable reducción en el pH. Por otro lado, la acidosis respiratoria crónica se
distingue por un incremento sostenido de la PCO2 arterial, lo cual provoca una
adaptación renal con un aumento más significativo del HCO3⁻ plasmático y una
disminución menos pronunciada del pH.
Etiología
La acidosis respiratoria puede observarse en afecciones agudas o crónicas que
afectan la ventilación alveolar efectiva y resultan en la acumulación de CO2 en la
sangre. Esto puede deberse a una reducción en el impulso respiratorio,
enfermedades pulmonares, trastornos de la pared torácica o debilidad de los
músculos respiratorios. La sobreproducción de CO2 es menos frecuente como
causa subyacente de este trastorno.
La acidosis respiratoria aguda puede surgir debido a varios trastornos que
comprometen la ventilación alveolar eficaz, como la depresión del centro
respiratorio en la médula espinal (por ejemplo, en caso de sobredosis de
narcóticos), enfermedades pulmonares, lesiones torácicas, debilidad de los
músculos respiratorios o bloqueo de las vías respiratorias. En la mayoría de los
casos, las personas con acidosis respiratoria aguda también experimentan
hipoxemia cuando respiran aire del ambiente, dado que el CO2 se difunde a través
de la membrana capilar alveolar aproximadamente 20 veces más rápido que el
oxígeno.
La acidosis respiratoria crónica es una condición relativamente común en
individuos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En estos
pacientes, el aumento continuo de la presión parcial de CO2 en la sangre estimula
la secreción de iones hidrógeno (H+) y la reabsorción renal de bicarbonato
(HCO3⁻). A menudo, la efectividad de estos mecanismos compensatorios puede
restablecer el pH a niveles casi normales, siempre y cuando los niveles de
oxígeno se mantengan dentro de un rango que no inhiba excesivamente el control
quimiorreceptor de la respiración.
Manifestaciones Clínica
La acidosis respiratoria se caracteriza por un pH menor de 7,35 y una PCO2
superior a 45 mm Hg. Estas manifestaciones clínicas varían dependiendo de la
rapidez del inicio del trastorno y de si se trata de una condición aguda o crónica.
Dado que la acidosis respiratoria frecuentemente va acompañada de hipoxemia,
sus manifestaciones clínicas a menudo se superponen con las del déficit de
oxígeno.
El dióxido de carbono tiene la capacidad de atravesar fácilmente la barrera
hematoencefálica, afectando el pH de los líquidos cerebrales. Niveles elevados de
CO2 provocan vasodilatación en los vasos sanguíneos cerebrales, lo cual puede
ocasionar cefalea, visión borrosa, irritabilidad, espasmos musculares y
alteraciones psicológicas. En casos graves y prolongados, la elevación de la
presión del líquido cefalorraquídeo y el papiledema pueden estar presentes. El
deterioro del nivel de conciencia, que varía desde letargo hasta coma, se observa
cuando la PCO2 alcanza niveles extremadamente altos. La parálisis de las
extremidades y la depresión respiratoria son posibles en casos severos de
acidosis respiratoria. Las formas más graves de este trastorno a menudo se
acompañan de piel caliente y enrojecida, debilidad muscular y taquicardia.
Alcalosis respiratoria
La alcalosis respiratoria es un trastorno sistémico caracterizado por una
disminución primaria de la PCO2 plasmática, conocida como hipocapnia, lo cual
conlleva a un aumento del pH y una reducción subsiguiente de los niveles de
HCO3−. Este trastorno puede comenzar de manera repentina, y en ocasiones, la
disminución compensatoria del bicarbonato puede no ocurrir antes de que se
corrija la respiración.
Etiología
La alcalosis respiratoria puede atribuirse a la hipoventilación o a una frecuencia
respiratoria mayor de lo necesario para mantener niveles normales de PCO2 en la
sangre. Puede ser resultado de la estimulación del centro respiratorio medular
central o periférico (como los quimiorreceptores carotídeos), aunque rara vez se
debe a una condición patológica física.
En situaciones donde se utiliza ventilación mecánica, la alcalosis respiratoria
puede desarrollarse si la frecuencia y el volumen corriente están ajustados de
manera que la eliminación de CO2 exceda su producción. Dado que el CO2
atraviesa la membrana alveolar aproximadamente 20 veces más rápido que el
oxígeno, puede ser necesario aumentar la ventilación para mantener niveles
adecuados de oxígeno, lo cual conlleva a una disminución simultánea de los
niveles de CO2. Este tipo de alcalosis respiratoria puede observarse en pacientes
intubados que reciben tratamiento para reducir la presión intracraneal elevada.
La estimulación central del centro respiratorio medular puede ocurrir en
situaciones como ansiedad, dolor, embarazo, estados febriles, septicemia,
encefalitis y toxicidad por salicilatos. Además, la alcalosis respiratoria es común en
personas críticamente enfermas, siendo un hallazgo consistente en casos de
embolismo pulmonar e insuficiencia cardíaca congestiva. Durante el embarazo,
especialmente en el último trimestre, las mujeres pueden experimentar una
hipocapnia notable.
Una causa frecuente de alcalosis respiratoria es la hiperventilación, que se
caracteriza por episodios recurrentes de respiración excesiva, a menudo
asociados con ansiedad. Los ataques de pánico pueden llevar a una alcalosis
respiratoria aguda y son una razón común de consulta en emergencias.
Además, existe un tipo fisiológico de alcalosis respiratoria que puede observarse
cuando una persona se encuentra a grandes altitudes. La menor concentración de
oxígeno en el aire estimula la frecuencia respiratoria, lo que conduce a una
pérdida de CO2 y, como resultado, a una forma leve de alcalosis respiratoria. El
cuerpo generalmente compensa esta situación mediante los riñones, aumentando
la excreción de bicarbonato.
Manifestaciones clínicas
La alcalosis respiratoria se caracteriza por una disminución de la PCO2 y un déficit
de H2CO3 (tabla 40-5). En este trastorno, el pH supera los 7,45, la PCO2 es
inferior a 35 mm Hg y los niveles de HCO3− generalmente están por debajo de 22
mEq/l (22 mmol/l).
Los signos y síntomas de la alcalosis respiratoria están relacionados con la
hiperexcitabilidad del sistema nervioso y la reducción del flujo sanguíneo cerebral.
La alcalosis aumenta la unión de proteínas al calcio extracelular, lo que disminuye
los niveles de calcio ionizado y aumenta la excitabilidad neuromuscular. La
reducción del contenido de CO2 en la sangre causa constricción de los vasos
sanguíneos cerebrales. Debido a que el CO2 atraviesa rápidamente la barrera
hematoencefálica, las manifestaciones de la alcalosis respiratoria aguda suelen
aparecer de manera súbita. Con frecuencia, la persona experimenta mareos,
hormigueo y adormecimiento en las manos y los pies. Estos síntomas pueden ir
acompañados de transpiración, palpitaciones, sensación de pánico, falta de aire y
disnea.
Es posible que los signos de Chvostek y Trousseau sean positivos, y pueden
presentarse tetania y convulsiones. Dado que el CO2 proporciona el estímulo para
la regulación respiratoria a corto plazo, las personas con episodios agudos de
hiperventilación pueden experimentar breves períodos de apnea.
Tratamiento
La acidosis metabólica se caracteriza por una respuesta compensatoria que
comienza dentro de la primera hora y se completa entre 12 y 24 horas, con
hiperventilación que reduce la pCO2 en aproximadamente 1,2 mmHg por cada 1
mEq/l de disminución en bicarbonato. La acidosis láctica, comúnmente secundaria
al shock u otras condiciones como la hipoxia o la exposición a toxinas, requiere
corregir la insuficiencia circulatoria para restaurar la perfusión tisular. El
tratamiento se centra en abordar la enfermedad subyacente que causa el trastorno
metabólico.
La alcalosis metabólica se caracteriza por un aumento primario en los niveles de
bicarbonato (HCO3) y un aumento compensatorio en la PaCO2. Generalmente
resulta de la pérdida ácida gástrica o renal, seguida de una reabsorción renal de
bicarbonato estimulada por hipovolemia, déficit de cloruro o un exceso de
actividad mineralocorticoide. El tratamiento puede implicar la reposición de cloruro
de potasio en lugar de cloruro de sodio en casos de edema, junto con la
corrección de la hipocalemia y alcalosis.
La acidosis respiratoria, indicativa de insuficiencia ventilatoria, se produce cuando
la ventilación alveolar disminuye sin un aumento compensatorio adecuado, lo que
resulta en un aumento de la pCO2 a menos que se incremente la ventilación. Las
causas pueden ser anormalidades en el control neural de la ventilación, problemas
en la pared torácica o músculos respiratorios, o enfermedades pulmonares. El
tratamiento implica revertir los trastornos causales, aumentar la ventilación,
disminuir el espacio muerto y, a menudo, requiere ventilación mecánica.
La alcalosis respiratoria se caracteriza por una reducción primaria en la pCO2
arterial debido a una hiperventilación relativa a la producción de CO2. Puede
ocurrir en respuesta a diversos estímulos y su manejo se enfoca en tratar la causa
subyacente. En casos severos con alcalemia y alcalosis metabólica superpuesta,
a menudo se requiere sedación.
Conclusión
Los trastornos ácido-base comprenden un grupo diverso de condiciones que
afectan el equilibrio químico del cuerpo humano. La acidosis metabólica y
respiratoria, así como la alcalosis metabólica y respiratoria, reflejan desequilibrios
en los niveles de bicarbonato y dióxido de carbono en la sangre, influenciados por
una variedad de causas subyacentes que van desde condiciones pulmonares y
renales hasta desequilibrios metabólicos y factores externos como la ventilación
inadecuada o el consumo de toxinas.