Solubilidad de Compuestos Iónicos en Agua

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SOLUBILIDAD DE COMPUESTOS

IÓNICOS EN AGUA.
Cuando las sales solubles se disuelven en agua, los iones en el
sólido se separan y dispersan uniformemente a través de la
solución; este proceso representa un cambio físico conocido
como disociación. El cloruro de potasio (KCl) es un ejemplo de sal
soluble. Cuando se agrega KCl sólido al agua, el extremo positivo
(hidrógeno) de las moléculas polares de agua es atraído a los
iones de cloruro negativos, y los extremos negativos (oxígeno) del
agua son atraídos a los iones de potasio positivos. Las moléculas
de agua rodean los iones K+Cl− individuales, reduciendo las
fuertes fuerzas que unen los iones y permitiéndoles moverse en
solución como iones solvatados.

Como ejemplo, consideremos lo que le sucede a un compuesto


iónico, como la sal de mesa (NaCl), cuando es agregada al agua.

Si se revuelve sal de mesa en agua, la red cristalina del NaCl


comenzará a disociarse en iones de Na+ y Cl-. (La disociación es
solo un nombre para el proceso por el cual un compuesto o
molécula se separa para formar iones). Las moléculas de agua
forman capas de hidratación alrededor de los iones: los iones
Na+ con carga positiva son rodeados por las cargas parciales
negativas del lado del oxígeno de las moléculas de agua,
mientras que los iones Cl- cargados negativamente son rodeados
por los extremos del hidrógeno con carga parcial positiva. Durante
este proceso, todos los iones en los cristales de la sal de mesa
son rodeados por capas de hidratación y dispersados en la
solución.
Las moléculas no polares, como las grasas y los aceites, no
interactúan con el agua ni forman capas de hidratación. Estas
moléculas no tienen regiones de cargas parciales positivas o
negativas por lo que no son atraídas electrostáticamente por las
moléculas de agua. Por eso, en lugar de disolverse, las
sustancias no polares (como los aceites) se mantienen separadas
y forman capas o gotas cuando se ponen en agua.

¿Cómo cambia la solubilidad de la mayoría


de los compuestos iónicos?
Factores como la temperatura y la presión influyen en este
equilibrio, cambiando así la solubilidad. La solubilidad también
depende en gran medida de la presencia de otras sustancias
disueltas en el disolvente como por ejemplo la existencia de
complejos metálicos en los líquidos. La solubilidad dependerá
también del exceso o defecto de algún ion común, con el soluto,
en la solución; tal fenómeno es conocido como el efecto del ion
común. En menor medida, la solubilidad dependerá de la fuerza
iónica de las soluciones. Los dos últimos efectos mencionados
pueden cuantificarse utilizando la ecuación de equilibrio de
solubilidad.
Para un sólido que se disuelve en una reacción redox, la
solubilidad se espera que dependa de las posibilidades (dentro
del alcance de los potenciales en las que el sólido se mantiene la
fase termodinámicamente estable). Por ejemplo, la solubilidad del
oro en el agua a alta temperatura se observa que es casi de un
orden de magnitud más alta cuando el potencial redox se controla
mediante un tampón altamente oxidante redox Fe3O4-Fe2O3 que
con un tampón moderadamente oxidante Ni-NiO.
La solubilidad (metaestable) también depende del tamaño físico
del grano de cristal o más estrictamente hablando, de la superficie
específica (o molar) del soluto. Para evaluar la cuantificación, se
debe ver la ecuación en el artículo sobre el equilibrio de
solubilidad. Para cristales altamente defectuosos en su estructura,
la solubilidad puede aumentar con el aumento del grado de
desorden. Ambos efectos se producen debido a la dependencia
de la solubilidad constante frente a la denominada energía libre
de Gibbs asociada con el cristal. Los dos últimos efectos, aunque
a menudo difíciles de medir, son de relevante importancia en la
práctica [cita requerida] pues proporcionan la fuerza motriz para
determinar su grado de precipitación, ya que el tamaño de cristal
crece de forma espontánea con el tiempo.
TEMPERATURA
La solubilidad de un soluto en un determinado disolvente
principalmente depende de la temperatura. Para muchos sólidos
disueltos en el agua líquida, la solubilidad aumenta con la
temperatura hasta 100 °C,2 aunque existen casos que presentan
un comportamiento inverso. En el agua líquida a altas
temperaturas la solubilidad de los solutos iónicos tiende a
disminuir debido al cambio de las propiedades y la estructura del
agua líquida, el reducir los resultados de la constante dieléctrica
de un disolvente menos polar.
Los solutos gaseosos muestran un comportamiento más complejo
con la temperatura. Al elevarse la temperatura, los gases
generalmente se vuelven menos solubles en agua (el mínimo que
está por debajo de 120 ° C para la mayoría de gases),3 pero más
solubles en disolventes orgánicos.

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