Ceen96 07
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y Etnografía
de Navarra
separata
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El ritual del juicio, muerte y quema de Judas en Navarra y Álava
José Ángel Chasco Oyón 149
NOTICIAS/BERRIAK
Piedra, tierra y memoria. Exposición permanente de estelas discoideas en la
Casa de Cultura de Tafalla
Alicia Irurzun Santa Quiteria 199
The ritual of Judas’ trial, death and burning in Navarre and Alava
DOI: https://doi.org/10.35462/CEEN96.7
Recepción del original: 06/02/2023. Aceptación provisional: 17/02/2023. Aceptación definitiva: 7/03/2023.
RESUMEN
Rito mágico ancestral de la purificación del mal mediante la quema de Judas celebrado
en Navarra y Álava por Pascua de Resurrección. Esta fiesta social llena de encanto trata
de señalar y criticar los males acaecidos en los pueblos durante el año. La tradición de
la cultura inmaterial es recogida visitando los lugares en donde se desarrolla y hablando
con las personas mayores, únicos testigos de cómo se hacía en el pasado ante la falta de
documentación histórica. El mal personificado en un pelele de paja, llamado Judas, es
destruido mediante el fuego, quedando los pueblos liberados y purificados. El invierno
queda atrás y renace la primavera.
Palabras clave: fiesta; ajusticiamiento de Judas; crítica social; purificación del mal; Na-
varra; Álava
LABURPENA
Judas erretzearen bidez, gaizkia garbitzeko antzinako erritu magiko da, Nafarroan eta
Araban Pazko Egunez ospatua. Xarmaz beteriko gizarte-ospakizun horrek urtean zehar
herrietan izandako gertaera txarrak azpimarratu eta kritikatzeko helburua du. Ekimena
burutzen den herriak bisitatuz, eta bertako adinekoekin hitz eginez jasotzen dira ma-
teriagabeko kulturaren tradizioari buruzko argibideak. Pertsona horiek bait dira agiri
historikorik ez zegoen garaietan egiten zenaren lekuko bakarrak. Judas izeneko lastozko
panpin batean pertsonifikatutako gaitza suak suntsitzen duelarik, herriak askatuta eta
garbituta geratzen dira. Udaberriaren berpiztearekin negua atzean geratzen da.
ABSTRACT
Ancestral magical rite of the purification of evil by burning Judas held in Navarre and
Álava for Easter. Enchanting social festival which aims to highlight and criticise the
evils that have occurred in the villages during the year. Intangible cultural tradition
documented by visiting the places where it is held and talking with the older residents,
the only witnesses, in the absence of historical documentation, of how it was done in
the past. Evil, personified in the form of a straw effigy called Judas, is destroyed by fire,
leaving the villages liberated and purified. Winter is left behind and spring is in full
swing.
Keywords: Festival; Judas’ trial; social criticism; purification of evil; Navarre; Alava.
1. INTRODUCCIÓN
Después de una larga y austera Cuaresma y Semana Santa llega la Pascua de Re-
surrección. La víspera de la quema de Judas la juventud se reúne para confeccionar
un muñeco vestido con ropas viejas y relleno de paja. Esta costumbre del calendario
religioso se lleva a cabo al final de la Semana Santa. En unos pueblos tiene lugar
el Domingo de Resurrección y en otros el Lunes de Pascua. Judas es sometido a un
sumarísimo juicio, leyéndole una sentencia acusatoria de ser el culpable de todos los
males y desgracias acaecidas en el pueblo durante el año. Acto seguido, le prenden
fuego para destruir el mal personificado en el pelele. Es una forma de vengarse y
de manifestar el pueblo el rencor que tiene contra este personaje malévolo y contra
todos los que son como él. De esta manera se logra erradicar el mal y purificar el
lugar.
La figura del pelele Judas es seguramente la imagen del personaje festivo más insulta-
do, maltratado y quemado en los pueblos de Navarra y Álava. Acabada la Cuaresma,
ya lejos de las duras restricciones de otros tiempos, es celebrado en la Pascua de Resu-
rrección el festejo de la captura, juicio, muerte y quema de Judas, singular y pintoresca
tradición popular realizada con la finalidad de que los pueblos hagan justicia contra los
personajes merecedores de repulsa y execración popular, contra aquellos personajes que
suscitan odio y rechazo entre la gente por su maldad.
Algunos lugares también lo han hecho el Sábado de Gloria o al final del mes de
mayo con el derribo del árbol mayo e incluso en la celebración de las fiestas patro-
nales en cualquier época del año. Son jornadas de catarsis, de limpieza individual y
colectiva, de desprendimiento de lo negativo para iniciar una nueva etapa sin cargas
pasadas.
La víspera de la quema los quintos o la juventud de cada lugar confeccionan los mu-
ñecos. Para ello piden por las casas a los vecinos que les entreguen las ropas más viejas
que guarden en los armarios, pero que estén en buenas condiciones. Del pajar o cuadra
de los animales cogen un fardo de paja, que les sirve para rellenar el interior de los
muñecos dándoles forma. Fabrican los Judas en pajares, cuadras, almacenes públicos,
bodegas, eras o en las calles si el tiempo acompaña.
En Cabanillas Judas es un mozo de carne y hueso que corre y salta. En Los Arcos
pasean a Judas sentado en una silla sobre andas. En Allo va montado en un carro con
llantas de hierro. En otros lugares lo llevan en una sencilla carretilla como en Mirafuen-
tes. En Estella-Lizarra va montado en un burro de cartón con ruedas. En Samaniego los
niños lo llevan «en volandas» (corriendo en brazos). En Salinas de Añana no se pasea y
aparece colgado de un saúco en la plaza pública. En Moreda de Álava llevaban antes a
los Judas montados en burros, pero hoy se realiza a brazos.
Es costumbre quemar los Judas en calles y plazas públicas cercanas a las parroquias.
En Cabanillas dan muerte a Judas en el balcón de una casa cercana al ayuntamiento;
En Estella-Lizarra en la plaza. En Los Arcos en un parque. En Murieta en el frontón
junto a la iglesia. En Samaniego en un rincón de las paredes de la iglesia, en donde son
visibles los sillares ennegrecidos desde hace décadas. En Moreda de Álava en la plaza
de la Concepción con una larga soga, que va desde una casa señorial al cementerio de
la iglesia de Santa María de Moreda. En otros lugares en una calle con una cuerda, que
va del balcón de una casa al de la de enfrente.
Figura 1. Judas es el mal personificado en un pelele de paja que es destruido mediante el fuego.
El área geográfica en donde está vigente la fiesta ritual del juicio, muerte y quema de
Judas es en la más occidental y sureña de Navarra, así como la más meridional de Álava
limitando con La Rioja. En Navarra destacan hoy las poblaciones de Allo, Cabanillas,
Estella-Lizarra, Los Arcos, Murieta, San Adrián y Tudela.
Las localidades de Arizala y Tudela también quemaban a Judas. Hoy Tudela quema
al Volatín. En el valle de la Berrueza, ubicado en la parte occidental de la merindad de
Estella, lo hacían en casi todos los pueblos, conservándose la tradición en localidades
como en Mirafuentes y Nazar. También en Arróniz en la comarca de Estella oriental.
Murieta en el valle de Valdega quema a Judas dentro de la celebración de la fiesta del
árbol mayo.
Es una fiesta popular nacida del propio pueblo. La juventud y las asociaciones cultu-
rales son las verdaderas protagonistas de la realización de esta fiesta, ya que son los jó-
venes quienes confeccionan el pelele, lo pasean, redactan la sentencia o sermón burlesco
y le prenden fuego volteándole. En ningún momento la Iglesia, ni los curas, se hacen
cargo del desarrollo de la fiesta. Resulta una fiesta oficiosa, que no oficial, nacida de la
espontaneidad del pueblo.
Con la religiosidad cristiana tiene varias connotaciones: el nombre del personaje Ju-
das y el día del juicio y quema que por regla general tiene lugar el Domingo de Resu-
rrección o el Lunes de Pascua. Son coincidencias accidentales, que nada tienen que ver
con el significado y sentido de la fiesta.
La Iglesia oficial siempre ha sido contraria a perturbar los actos religiosos con la
celebración de festejos y tradiciones, tales como danzas, comedias, corridas de toros,
entretenimientos burlescos, personaje del Cachi o Bobo, juicio y quema de los Judas y
demás tradiciones «ridículas» que se hiciesen con la finalidad de entretener y divertir a
la gente. Incluso hubo momentos en que llegó a prohibirlas.
Las constituciones del obispado de Calahorra, dadas por el obispo don Pedro Lepe
en el sínodo diocesano de Logroño en el año 1698, prohibían que «en los sermones de
la Pasión y Resurrección se predicasen cosas jocosas y desedificativas, cuales son mu-
chas de las que acostumbran a decir en ellos con nombre de gracia haciendo ridículo el
sermón»2. Mandato que desliga a la tradición del juicio y quema de Judas de la organi-
zación y del apoyo eclesiástico, estando más en consonancia con el origen popular, con
la creatividad y con la forma de pensar de la juventud, que con la postura oficial de la
Iglesia.
Una de las noticias documentales más antigua que habla de la tradición de los Judas
en Navarra la hallamos en el Archivo Municipal de Viana. Se trata de un bando de al-
caldía del año 1834 durante la primera guerra carlista. El alcalde liberal Juan de Ychaso:
Hace saber al publico, que teniendo justos motivos para no permitir, que ni en estos
proximos dias de Pascua, ni en otro alguno, se cuelguen, quemen, ni bajo prestesto
alguno se presenten figuras, que otros años han acostumbrado colgar, y quemar con
titulo de Judas, ó bajo cualquiera otra denominación que sea: Queda prohibido desde
ahora el colgar, quemar, ni presentar al publico dichas figuras; y se manda que el que
las tenga las desaga hoy mismo dentro de su propia casa bajo la pena a unos y otros
de ocho ducados de plata y quince dias de carcel de irremisible exacción3.
Durante los años de la guerra civil española (1936-1939) en Oyón se prohibió por
bando de alcaldía (1937) la celebración de carnavales, disfraces y quema de fantoches,
judas, etc.4. En Moreda de Álava tampoco se realizó esta tradición por la falta de jóve-
nes, ya que se encontraban combatiendo en la guerra (Chasco, 1998).
Sin embargo, durante los años 2020-2021, pese al confinamiento de toda la población
en sus casas por motivo de salud a causa de la pandemia del coronavirus (covid-19), fue
realizado el juicio y la quema de Judas en algunas localidades como Moreda y Samanie-
go en Álava de forma virtual. Fue difundida por las redes sociales con el fin de que no
se perdiera esta bonita tradición (Chasco, 2000).
2 Constituciones Sinodales Antiguas, y Modernas del obispado de Calahorra y La Calzada. Año de 1700.
Archivo Parroquial de Santa María de Moreda de Álava.
3 Archivo Municipal de la ciudad de Viana, caja 112, carp. 104, doc. 6. Agradecer al historiador y etnógrafo
vianés Félix Cariñanos San Millán la localización de esta joya etnográfica.
4 Bando de alcaldía de Laureano Iribarria Pérez, 7 de febrero de 1937. Caja 128-5. Archivo Municipal de la villa
de Oyón-Oion. Agradecer al historiador local Manuel González Pastor la localización de este significativo
documento etnográfico.
Figura 2. Bando del año 1834 para que no se cuelguen ni quemen Judas en Viana (Archivo Municipal de Viana).
En donde mayor desarrollo y tipismo ha tenido esta costumbre es en los valles occi-
dentales de la merindad de Estella. Acostumbraban a realizarla el Domingo de Resu-
rrección o Lunes de Pascua. Paseaban a Judas en burro. Era insultado y tras un juicio
popular lo quemaban en la hoguera.
Antiguamente en Estella hacían Judas en los distintos barrios que componen la ciudad
como son los de San Pedro, San Miguel, Navarrería y plaza de Santiago. Todos con-
feccionaban grotescos personajes con caretas de carnaval. Mientras los bailaban sobre
la calle desde los balcones, los pequeños los insultaban, llamándoles «traidor, canalla,
marrano, falso», y otras lindezas, antes de quemarlos (Jimeno, 1973, p. 2).
Hoy Judas camina montado en un caballo de cartón con ruedas y el lugar donde se
quema es la plaza de Santiago. Antes lo llevaban en un caballo de carne y hueso. El
pasacalle de Judas suele acompañarse con la música de los gaiteros de Estella.
En Estella Lizarra a 22 de abril del año 2019. Bando: Se hace saber… Que la Asamblea
de Participación Ciudadana (una vez más), ha tomado la decisión de condenar a la
Buscan el mayo dentro una frondosa chopera existente junto al río Ega en dirección
Abáigar. Un buen ejemplar largo y recto es cortado y descortezado la víspera dejando
la arboleda más aclarada de árboles. El pelele del Judas lo confeccionan de forma muy
animada los niños introduciendo puñados de paja dentro de un enorme buzo azul de-
positado en el suelo del frontón municipal junto al templo parroquial de San Esteban.
Las extremidades, manos y pies, son atadas con cuerdas para que no se salga la paja.
De cabeza le colocan un balón forrado con una tela blanca, que es hábilmente pintada
con el rostro humano por una niña.
6 Recogida presencialmente esta costumbre en Murieta los días 1 de mayo y 3 de junio de 2019.
una gran multitud de personas. Encabezan el traslado del árbol los niños que lo sujetan
por la zona más delgada, seguidos de las personas mayores que lo sostienen por la zona
más ancha, que es la de mayor peso. Los primeros llevan en volandas al tronco del árbol
con los brazos levantados hacia arriba, mientras los segundos apoyan en sus hombros
el pesado tronco.
Durante el trayecto hay momentos en que el mayo pesa algo más cuando algún niño
travieso en vez de sujetarlo se cuelga de forma simpática como si fuese un mono. En-
seguida le reprenden y se descuelga. Para entrar en el casco de la población, antes de
pasar el puente sobre el río Ega, el mayo gira y cambia de posición. Los niños que lo
encabezan seguidos por los adultos tornan la trayectoria.
Llegan al frontón las personas mayores que depositan el culo del árbol en el suelo para
introducirlo por un agujero que hay expresamente hecho en el rincón del frontis con
su pared izquierda. En la punta más delgada del árbol clavan una madera en forma de
cruz y sobre esta al monigote del Judas, hecho con un simple buzo relleno de paja y la
cabeza pintada.
alzamiento del mayo dando las órdenes precisas a los vecinos tiradores de la soga. El
árbol a cierta altura lleva enganchada una larga soga que es tensada y tirada por nume-
rosos vecinos que se encuentran al otro lado del frontón, en la calle San Esteban. Luego,
para que quede sujeto con seguridad, es amarrado el tronco al paredón del frontón con
una abrazadera.
Figura 11. Cabanillas. Carroza con las vestales romanas custodiadas por la guardia pretoriana.
Una hora después de la misa y la procesión, pero en otro escenario distinto, sito en la
calle San Roque que alberga al Ayuntamiento de Cabanillas y a varios establecimientos
hosteleros en los que se congrega numeroso público, tiene lugar la captura y muerte de
Judas. La comitiva festiva la abren los componentes de la banda de cornetas y tambores
de Murchante, que portan el estandarte de Nuestra Señora de la Asunción y visten de
riguroso traje negro con banda morada a la cintura. Su música y el redoble de tambores
animan el desfile.
Figura 12. Judas fugándose en Cabanillas de una casa en la que se encontraba escondido.
A ambas orillas de la calle San Roque se agolpa el numeroso público que acompaña
a la comitiva festiva hasta llegar a la casa consistorial. Durante el trayecto una docena
de mozos vestidos de romanos (guardia pretoriana) calzan vistosas alpargatas de dan-
zantes adornadas con hiladillos rojos, cruces rojas y flores con pétalos azules y rojos.
Portan pantalón blanco, vestido tipo faldón verde, chaqueta verde y capa roja con ribe-
tes dorados. Acompañan y protegen a las vestales. Estas arrojan al público caramelos.
Judas, perseguido por los jóvenes romanos, sortea velozmente al numeroso público
asistente. El espectáculo resulta muy vistoso y entretenido debido a las improvisaciones
y ocurrencias de los mozos del pueblo que escenifican los distintos papeles del persegui-
do Judas y de los perseguidores soldados romanos.
Se oculta, antes de su definitiva captura, en cuatro casas del entorno del ayuntamiento.
Anda por todas las habitaciones, se asoma por ventanas y balcones al igual que también
hacen sus perseguidores arrojándose unos y otros hasta los peluches de los dormitorios.
Judas escapa con agilidad y destreza saltando de un balcón a la calle o descolgándose
por una soga, mientras sus perseguidores pierden el tiempo bajando por las escaleras.
En estas escabrosas e intrépidas huidas Judas comete muchas fechorías, desde secues-
trar al joven romano lector de los versos y embestir al público con un toro de carretilla
hasta raptar a un niño llevándoselo a hombros. Finalmente, en el balcón de la última
casa Judas es atrapado por los jóvenes romanos y muerto a puñaladas y machetazos. Su
cuerpo inerte es bajado de la casa a hombros por los romanos y llevado hasta la casa
consistorial. Sentado encima de Judas va un niño jactándose de la victoria.
Así como en otros lugares se acostumbra en la fiesta de Judas a leer un sermón, sen-
tencia o bando acusatorio contra este personaje de ser el autor de todos los males y
calamidades acontecidas en la localidad durante el último año, en Cabanillas recibe el
nombre de Versos romanos. En ellos los mozos del pueblo se ríen de sí mismos contando
historias y anécdotas frívolas que les han ocurrido durante el año. Además de tener los
Versos romanos un matiz claramente erótico picante juvenil, también poseen un carác-
ter reivindicativo como es la petición que realizan al Ayuntamiento de Cabanillas para
que les compren trajes nuevos como hicieron con los de los paloteados.
Tras dos años sin actuar./ Los romanos nos hemos podido volver a juntar./ Que alegría
nos da veros/ y en el balcón unos versos pregonar.
No nos queremos olvidar,/ que el año pasado tres romanos caímos en el altar./ La con-
quista de Arguedas se nos hizo larga/ y en misa nos tuvimos que desmayar.
No queremos desaprovechar/ para recordar el día del paloteau./ Ellos hablaron de los
desmayos/ y nosotros también nos hemos acordado/ tras más de cincuenta años repre-
sentando en el pueblo,/ parece que no somos nadie para el Ayuntamiento./ Los trajes y
cascos hubiésemos renovado/ si tuviésemos las mismas subvenciones que el paloteado.
He aquí también una pequeña muestra de algunos de los versos graciosos y picantes
que echaron los mozos romanos de Cabanillas en el año 2022:
Javier el de Santicos/ tractor con GPS se ha tenido que comprar/ para cuando le toque
labrar/ de campo no volverse a equivocar.
Cristian el pequeño de Román/ de fiesta se va con cualquiera/. No nos sorprende
apenas/ pues hasta con la Foral se ha ido de pesca.
Pablo el del tubo de escape/ con su moza quiso quedar/ pero no se acordó que está-
bamos en cuarentena/ y la Foral le fue a visitar.
Simón el de Pedro Tomás/ con su cuñada se levantó en la cama/. Poco susto se pegó
la Laura/ cuando le metió la mano por el pijama.
Joan el de la Maite/ a los gaiteros se ha apuntado/ ya que tiene a la Irati la de García/
tocándole la gaita todo el día.
Luis Carlos el de Luis Carlos/ del fútbol le han tenido que echar./ Y es que en el campo
duraba menos/ que los domingos en el altar.
El final de los Versos romanos es rematado con el saludo «Ave Roma» y estas letrillas:
Tenéis que comprender/ que algunos errores podemos cometer./ Llevamos dos años
parados/ y estamos un poco oxidados.
No os preocupéis/ que el año que viene volveremos./ Espero que con unos nuevos
trajes/ y con unos versos que sorprenderos.
Judas recibe el nombre de Volatín por las incontables volteretas que da el muñeco ata-
do a un torno. Es accionado desde el interior de la casa consistorial con una manivela.
Judas en este entorno urbano ha tomado forma de muñeco de madera articulado. Viste
ridículamente de botarga, gorro de judío y un enorme puro petardo en la boca (Marín,
1977).
El origen de esta tradición se sitúa en el siglo XVI, como una escenificación del suici-
dio de Judas tras vender a su maestro. En los inicios estuvo organizada por la Cofradía
del Sacramento y era quemado un árbol de fuego con cohetes en los balcones de la casa
consistorial, mientras que en la noche del Sábado Santo se hacía una hoguera en la plaza
de Santa María, permaneciendo colgada la simbólica figura de Judas hasta el mediodía
del día siguiente, día de Pascua (Sainz, 1969, p. 1422).
Tudela conserva un dibujo con su correspondiente texto explicativo del año 1787
donde aparecen pintadas simbólicamente las ceremonias del Ángel retirando el velo
a la Virgen y del Volatín de Tudela colgado con los brazos estirados de un largo palo
que va unido a un torno en el balcón de la casa consistorial. Es obra de Juan Antonio
Fernández, historiador del siglo XVIII y se conserva en el Archivo de la Catedral de
Tudela dentro del Libro Nuevo con memorias, actas, noticias, dibujos de la procesión
llamada del Ángel y otros datos escritos por Juan Antonio Fernández, 1787 a 1910,
perteneciente a la Cofradía del Santísimo Sacramento de Tudela. Son las imágenes más
antiguas que se conservan del Volatín-Judas y del Ángel retirando el velo a la Virgen
(Iribarren, 1944).
Primero sobre las diez horas de la mañana se prende el puro-petardo del Volatín, pro-
duciéndose una fuerte explosión de la pólvora. El muñeco de madera, que cuelga sujeto
a un torno, baila a mil por hora una danza simiesca, haciendo contusiones grotescas,
cabriolas y volteretas que le hacen perder toda la ropa que acaba hecha jirones. Abajo
en la plaza los niños recogen los trozos del estrafalario traje del Volatín, las zapatillas y
el gorro partidos en mil pedazos.
Acaba la fiesta del Volatín de Tudela arrojando desde los balcones del ayuntamiento
globos, balones y caramelos para todos los niños concentrados en la plaza. Al día
siguiente, Domingo de Resurrección, celebran la Bajada del Ángel, en la que una niña
vestida de ángel descenderá del cielo e irá al encuentro de la Virgen para quitarle el
velo.
Figura 14. La chavalería de Los Arcos pasea a Judas por las calles de la localidad.
La mocería lo pasea subido en unas andas, atado a una silla vieja, como si llevasen
en procesión a un santo encima de una peana. Los jóvenes gritan al muñeco: «Judas
Iscarioooté, no comerás calboootés. Judas traidooór no cómeras calboootés. Judas trai-
dooór irás al paredooón» (calbotes son judías negras o pintas) (Hermoso de Mendoza,
2004).
Los Arcos antes quemaba a Judas en la plaza de la iglesia. Ahora, lo hace pasando el
río Odrón junto a la casa de cultura y la biblioteca municipal, en la calle Ruta Jacobea,
junto al parque Atalaya. Al parecer, antes, introducían dentro del cuerpo del muñeco
de Judas animales tales como gatos, ratones o conejos en la actualidad sustituidos por
petardos (Hermoso de Mendoza, 2004).
Figura 15. Quema del Judas en presencia de los vecinos y vecinas de Los Arcos.
La plaza Atalaya es muy bonita y está bien cuidada. La escena de ver a Judas arder,
teniendo como telón de fondo a la más esbelta y artística torre plateresca de toda Na-
varra, dibuja una composición de la vida costumbrista de Los Arcos entrañable y digna
de admirar. Con la quema del monigote se producen las vibrantes explosiones de los
petardos que lleva dentro del cuerpo, circunstancia que aviva la atención y la curiosidad
de los niños para exclamar sus verdades, juicios sencillos e inquietudes creativas: «esto
le pasa por haber sido muy malo».
Y es que la devoción popular, que durante varios días venía sintiendo el dolor de la
traición de Judas y el posterior prendimiento, pasión y muerte de Cristo, concentraban
en su alma el deseo de venganza y el rencor hacia la figura de este apóstol. Venganza y
rencor que solo se verían mitigados creando por su cuenta un personaje de ficción con
el que poder desahogarse a gusto.
De esta suerte, «los Judas» en Allo eran expuestos públicamente durante varias horas,
para mayor mofa y diversión popular.
En casi todos los barrios hacían su fantoche. Los fabricaban con ropas viejas, rellenas
de paja mezclada con sal. Les ponían sombrero o boina, les pintaban un bigote y en
cada barrio los artífices se encargaban de que quedara lo más ridículo posible. Les aña-
dían luego letreros alusivos como el de «Judas Traidor», o «Judas Canalla». Tampoco
faltaban quiénes le colgaban del brazo una bolsa de trapo, en donde hipotéticamente se
guardaban las treinta monedas que recibiera por entregar a Cristo.
Para el punto de la mañana los colgaban de una cuerda y los ataban entre dos balco-
nes opuestos de una misma calle. La gente al pasar se mofaba de ellos y les insultaba.
Al caer de la tarde les prendían fuego, mientras que entre dos hombres eran zarandea-
dos y obligados a dar piruetas en el aire. Con el calor de las llamas los granos de sal pro-
ducían tiros, que contribuían a hacer más espectacular y entretenido el acontecimiento.
Desde abajo, los asistentes gritaban e insultaban al fantoche, y cuando intuían que iba
a desprenderse algún trozo, gritaban: «¡Que va un brazo!», «¡que cae la cabeza!»… Al
mismo tiempo que era celebrado y aplaudido por todos.
De esta suerte, si al principio fue la ceniza del Miércoles la que abría el largo camino
penitencial de la Cuaresma y Semana Santa, seguida de la Pascua, de nuevo ahora es
el fuego, la ceniza y el intenso olor a paja quemada quienes se encargaban de cerrarlo.
He recogido en Allo el dicho: «que le den pajahumo, como a los Judas», pero los in-
formantes no tienen muy claro su significado.
San Adrián, localidad situada en la Merindad de Estella en la Ribera del Alto Ebro,
ejecuta el ritual de la quema de Judas en la plaza del Rebote después de presenciar el
encuentro de la Virgen con el paso del palio del Santísimo. La imagen de María es
desvestida del manto negro y se le pone otro de color blanco. Los cofrades de la Vera
Cruz reparten claveles rojos y prenden fuego al muñeco de paja que simboliza al apóstol
traidor (Esparza, 2018).
El pueblo de Cabredo, sito en el Alto Ega, tenía la costumbre de pasear a Judas por
las calles para luego acabar colgándolo de un nogal existente detrás de la iglesia. La
juventud leía en una sentencia graciosa todos los chascarrillos acontecidos en el lugar
(Mariezkurrena, 2003).
Muy notoria ha sido la quema de Judas en Espronceda. Le echaban en cara todas las
travesuras que habían hecho los mozos durante el año (Jimeno, 1990a). El Domingo
de Resurrección en medio de la plaza de los Fueros montaban un espantajo vestido con
sayas de mujer. Por la tarde los niños antes de quemar a Judas lo apaleaban durante el
juicio al que era sometido. A la vez que le imputaban los cargos lo sentenciaban de esta
manera: «Tú, que l´ has robáu a fulanico una gallina, palooo!». «Tú, que l´ has quitáu a
menganito tal cosa, palooo!». Le acusaban de ladrón y bandido, no de traidor como a
Judas, al igual que otras poblaciones navarras lo hacen por carnaval u otras festividades
del año (Jimeno, 1973). La somanta de palos que le caían encima era descomunal. Tras
ser magullado a estacazos era quemado.
En Arizala, junto a Estella, confeccionaban el Judas vistiendo con ropa usada rellena
de paja el armazón del muñeco, que fabricaban con dos palos cruciformes. Entre la
paja introducían sal para que chisporrotease mientras ardía y huevos batuecos para
que explotasen con el fuego. Lo solían quemar el martes de carnaval gritándole «Judas
Iscarioooté, con barbas y bigoooté». Lo quemaban colgado de un varal, a la vez que
apedreaban los pucheros de barro que habían recogido por las casas. Destruían lo viejo,
el invierno, para dar paso a lo nuevo, la primavera (Hermoso de Mendoza, 2004).
Abárzuza antes quemaba al Judas y a la Judesa. Les recitaban: «Piensa Judas que va a
bodas/ porque le llevan majo,/ y lo llevan a la plaza/ a darle fuego por bajo» (Usunáriz,
1996).
Dos muñecos, hombre y mujer, ponían en Fitero en la calle San Juan la noche víspera
de San Juan Bautista, día en que los corellanos colgaban sus «juanberingas» (Jimeno,
1973).
El pelele de Judas estuvo presente en la calle San Juan o «la Caparra» de Artajona
hasta el año 1935. Los niños le insultaban y le apedreaban durante el baile precursor
del incendio. A finales del siglo XIX cada barrio quemaba su propio muñeco (Usunáriz,
1996).
Fuera del tiempo de la Semana Santa y del mes de mayo la villa de Torralba del Río,
sita en las faldas de la sierra de Codés, festeja por San Juan en junio la captura, muerte y
quema del bandolero Juan Lobo, personaje malvado que al igual que Judas es condena-
do a muerte tras leerle una sentencia condenatoria acusándole de haber cometido todos
los males y desgracias ocurridos en el pueblo.
Juan Lobo también es conocido como el Moro, personaje que representa, al igual que
Judas, el mal acontecido durante el año. Se trata de una persona de carne y hueso que
lleva la cara tiznada y el cuerpo camuflado con vegetación de hiedra y ramajes. La fiesta
rememora la captura de este temido bandolero y consumado ladrón que durante el siglo
XVI perturbó la tranquilidad de toda la comarca hasta que ballesteros de la cofradía
cívico-militar de San Juan de Torralba del Río le dieron captura y muerte junto a la
Balsa en 1525 (Bujanda & Korres, 2019).
Conmemorando estos sucesos del pasado, los torralbeses representan por las fiestas de
San Juan la captura de Juan Lobo, el Baile de la Balsa, el traslado del bandido hasta el
pueblo montado en un caballo, la lectura de la sentencia condenatoria acusándole de todo
tipo de crímenes y desmanes y la ejecución mediante varios tiros de escopeta. El verso
final de la sentencia del año 2002 decía a Juan Lobo: «Proceda el ejecutor/ a cumplir esta
sentencia/ y dé muerte al malhechor/ con dos tiros de escopeta» (Mariezkurrena, 2003).
La Rioja Alavesa, ubicada junto a la muga más occidental de Navarra, ocupa una
fértil franja de tierra de viñedos, olivares y campos de cereal comprendidos entre el río
Ebro y las sierras de Toloño-Codés. En sus pueblos, que históricamente formaron parte
del Reino de Navarra hasta la segunda mitad del siglo XV, también se celebra la fiesta
del juicio y quema de Judas, al igual que en otros pueblos de la Montaña Alavesa y del
Valle Salado de Añana.
Tras pasear al Judas y la Judesa por las calles de la localidad, al son de la música de los
gaiteros de Elciego, se suelen dejar los peleles depositados en la plaza de la iglesia para
que los vecinos, que acuden a misa del mediodía, puedan ver lo bien que están hechos
estos personajes. Los niños se suelen meter más con la confección de los muñecos pro-
pinándoles golpes, manotazos y patadas. En Moreda permanecen apoyados en la torre
de la iglesia hasta que finaliza la misa del Domingo de Resurrección.
La sentencia de la quema de los Judas de Moreda del año 1984 comenzaba así:
En la villa de Moreda una fiesta vamos a celebrar./ Es la fiesta de los Judas, fiesta muy
tradicional./ Estos Judas tan graciosos y cada año diferentes/ han sido siempre pensa-
dos para hacer reír a la gente./ Con ellos pretendemos los hechos injustos criticar/ y
de esta forma los males del pueblo poder erradicar9.
Los jóvenes, una vez que están ardiendo los muñecos tras ser rociadas sus vestimentas
con gasolina, tensan la cuerda y comienzan a bambolearla de un lado para otro dán-
dole de vez en cuando vueltas completas. Judas convertido en una bola de fuego vuela
ardiendo por el aire entre las casas. Los muñecos en su movimiento y volteo con el aire
se consumen hasta quedar tan solamente el armazón o esqueleto de hierro de estos per-
sonajes. Esta forma de quemarlos tan original es espectacular y emocionante. A veces
puede resultar peligrosa, ya que en alguna ocasión algún trozo de ropa o paja ardiendo
ha caído sobre el público allí concentrado para ver el festejo.
aéreas quedaba liberado y huía entre las llamas y el público como alma que se la
lleva el diablo. Explican que esto lo hacían para manifestar que el espíritu maligno
es indestructible y que el alma de Judas se corporizaba en forma de gato escapando
de su destrucción, ya que creían que las brujas y otros seres malévolos se encarna-
ban en gatos.
Antiguamente, las cenizas de los Judas en Moreda las echaban en las cuadras de los
animales en las casas con la finalidad de desinfectarlas y purificarlas.
Hay villas como Samaniego en donde el acto de la lectura de las acusaciones a que es
sometido Judas convierte a esta costumbre en una representación teatral con todo un
tribunal de justicia actuante. Intervienen un juez togado, fiscal acusador, abogado de-
fensor y vecinos del pueblo como testigos, que confirman a viva voz la autoría de Judas
en cada una de las acusaciones con que es inculpado.
Judas, en forma de muñeco trajeado con corbata y sombrero, relleno de paja, escucha
impasible la sentencia mientras permanece empalado en la punta de un árbol seco, plan-
tado en las inmediaciones del antiguo palacio de la familia Samaniego. Los textos que
los diferentes actores leen durante el juicio a Judas están muy bien trabados y poseen
calidad literaria.
Judas es acusado de haber cometido todo lo negativo que haya ocurrido en el pue-
blo, como accidentes de circulación, tormentas y pedriscos dañadores del viñedo, bajos
precios pagados de la uva por parte de las bodegas, incendio de pabellones agrícolas,
jóvenes sin trabajo, carestía de la vida, robos, gamberradas, etc. A cada una de las
acusaciones el fiscal pregunta a los presentes: «¿A quién se lo achacaremos?». El pueblo
responde: «¡A Judas!»10. De Samaniego se conserva una sentencia del año 1921. Dicho
escrito la califica como sermón burlesco.
Este pueblo alavés tiene la peculiaridad de que en este mismo escenario del juicio a Ju-
das se junta también la tradición de la procesión del Huerto. Se confecciona sobre unas
andas un monumento o templete en forma de arcos al que llaman el Huerto. Está rea-
lizado con ramas de tejo (árbol de la inmortalidad) y adornado con naranjas, limones,
cintas de colores y cinco bonitos pañuelos antiguos. Dentro ponen la imagen de pie de
Jesucristo Resucitado sobre la bola del mundo, a la cual cada familia de Samaniego le
cuelga una ristra de rosquillas, que acaban tapando por completo la imagen. El párroco
bendice el Huerto y es llevado en procesión hasta la iglesia.
Al mismo tiempo, Judas es derribado de lo alto del poste cayendo al suelo. Antes, un
cazador lo abatía disparándole con una escopeta. El muñeco es recogido por la chiqui-
llería y llevado en volandas y a rastras hasta la iglesia. En un rincón exterior del templo
le prenden fuego, ante la llegada de la procesión con el Huerto de Cristo Resucitado.
Solo los niños con sus travesuras permanecen en el exterior del templo pendientes de
cómo arde el muñeco. El resto de la población penetra dentro de la iglesia portando a
hombros el Huerto con la imagen de Jesucristo Resucitado completamente tapada por
ristras de rosquillas. Finalizada la misa, los vecinos degustan en colación las rosquillas
bendecidas. Judas en Samaniego encarna el mal y la traición.
Salinas de Añana es la principal localidad del municipio de Añana, sita en el valle Sa-
lado en la parte más occidental de Álava. Al norte de las salinas se encuentra el monas-
terio de San Juan de Acre y al sur el templo parroquial de Nuestra Señora de Villacones.
Figura 22. Los vecinos y vecinas de Salinas de Añana cumpliendo un año más con la tradición.
por escrito desde el año 1579. Organizaba el encuentro la cofradía de la Santa Vera
Cruz e iban hasta el monasterio de San Juan de Acre, en donde celebraban la misa
(Dantzariak, 1980).
Se retira el velo de luto a la Virgen y se produce el saludo con su hijo Jesús Resucita-
do. Prenden fuego a Judas, que arde conjuntamente con el saúco. A medida que se va
quemando el muñeco, Judas hace varias genuflexiones o venias pidiendo perdón. Una
persona va explicando la costumbre, los personajes y los ritos que se realizan a medida
que se desarrolla el evento. Cuando comienza a arder un salinero grita:
Muera Judas en las llamas abrasado,/ condenado por el pueblo reunido,/ y que pren-
da el pecador atolondrado/ a volver al buen camino arrepentido. Y que sirva este cas-
tigo de escarmiento/ para todos los que viven sin conciencia/ pues la vida se compara
con el viento/ y al fin, muy pronto, tendremos la sentencia11.
Acostumbran a realizar esta fiesta en este rincón de Álava los niños en edad es-
colar, el segundo sábado de marzo, la fecha más próxima a la festividad de Santo
Tomás de Aquino (día 8 de este mes). También se le conoce con el nombre de «las
Meriendillas».
De mañana realizan una ronda y cuestación por las calles de la villa. Pasean a hom-
bros un muñeco relleno de papeles, vestido con un pantalón azul de mil rayas anchas y
una camisa a cuadros azules y rojos. De cabeza y extremidades el monigote lleva globos
de colores, que hacen que el pelele resulte más atractivo para los chiquillos.
En cada casa de la villa cantan una canción petitoria. Las amas de casa les echan
desde las ventanas y balcones o bajando a la puerta de entrada unas monedas, que son
recogidas por los niños en un balde de plástico de color verde oscuro.
Los chiquillos y chiquillas cantan, bailan y saltan entonando las siguientes letrillas:
La patrona de esta casa es una buena mujer,/ si nos da chorizo y huevos y el porrón
para beber./ Ángeles somos, del cielo bajamos, pidiendo limosna para Jesucristo./ Si
no nos la dan cataplín, cataplán, la cebolla con el pan./ Si nos da chorizo, no se corte
usted los dedos./ Corte un poco más arriba, somos muchos compañeros.
El dinero recaudado, junto a las galletas y chocolates que les han donado en las casas
y tiendas del pueblo, lo llevan a una determinada casa para que a la tarde-noche les
hagan una merienda.
De esta fiesta infantil de Elvillar hay que destacar dos aspectos: la ronda petitoria y
la quema del muñeco. La ronda y cuestación con la canción peticionaria nos pone en
época del comienzo del carnaval. Equivale a lo que otros niños y mozos realizan en los
pueblos de Rioja Alavesa los días de Santa Águeda y Jueves de Lardero, Jueves de To-
dos o Jueves Gordo. La quema del muñeco guarda relación con la quema de monigotes
La localidad de Elvillar quemaba a Judas en cualquier fecha del año. Cuando llegaba
de visita algún personaje o autoridad importante. En este caso, aunque resulte paradó-
jico, la quema de Judas se hacía para ensalzar al ilustre visitante. Incluso le recitaban
unos versos dándole la bienvenida, pero exponiéndole a la vez cuáles eran los problemas
y necesidades que tenía Elvillar. Es el único caso conocido en donde la quema de Judas
poseía un sentido positivo a la vez que reivindicativo12.
La villa amurallada de Labraza, a mitad del siglo XX, quemaba al Judas o a la Judesa
(cada año quemaban a uno u otro personaje alternativamente) en las mecetas patronales
de San Miguel en el mes de septiembre. Le leían una sentencia hecha por el cura y le
prendían fuego colgándole de un trípode de madera13.
Las siguientes estrofas de la quema de Judas en Labraza reflejan muy bien el sentido
que daban los lugareños a esta tradición en el año 1962:
Vean señoras y señores/ a este Judas de Labraza/ que es demonio del infierno/ y
bruja en todas las falazas/ que hoy con todos los honores/ va a ejecutar la sentencia/
quemándose en la fogata.
Aquí está el ladrón de los ladrones/ el que sabe saltar por la ventana,/ cogerle los
chorizos a Perico/ y comerlos asados en la plaza.
Aquí está el más grande granujilla/ que en la siesta del domingo por la tarde/ y en el
huerto de don Juan García/ robaba alcachofas el muy tunante/ pa guisarlas con carne
y guindillas (Jiménez, 1962).
12 Testimonios recogidos a los vecinos de Elvillar: Tomás Miguel Fernández Villa de ochenta y siete años
(1907), Casimira Pérez García de ochenta y cinco años (1909) y Engracia López Gil Ocio de setenta años
(1924) en el año 1994.
13 Testimonio recogido en 1987 a María Dolores Chasco López, vecina de Labraza, de ochenta y cuatro años
(nacida en 1903).
del pantalón. Lo quemaban dándole vueltas de balcón a balcón colgado de una soga.
Judas representaba el mal y la traición. Su quema suponía la purificación de Viñaspre14.
Las chicas de Kripan eran las que confeccionaban los Judas. Los chicos cantaban:
«Judas Iscariote/ que mató a la mujer/ con un serrote». Quemaban tanto a Judas como
a la Judesa (Medrano, 1961). En el sermón que le echaban decían: «Este hombre que ro-
baba las olivas en Reicilla las llevaba a vender a Genevilla y siempre le echaba las culpas
a Castilla». «De este hombre el pueblo tiene muchas quejas, pero siempre se disculpa
con Calleja».
Dejó de realizarse esta tradición en Elciego en la segunda década del siglo XX. Hacían
la fiesta del juicio y quema de Judas de forma muy teatralizada con todo un tribunal de
justicia. Judas representado por un mozo vestido grotescamente huía hasta ser captura-
do por otros jóvenes vestidos de soldados. En la plaza Mayor de Elciego colocaban tres
catafalcos, uno con mesa y sillas para los abogados y jueces, otro a modo de púlpito
para el predicador del sermón burlesco y el tercero en forma de patíbulo para colgar
y quemar a Judas. Elciego conserva dos sermones burlescos antiguos sobre la quema
de Judas, leídos en los años 1908 y 1917. Están estructurados en tres partes: bando de
búsqueda y captura de Judas, acusándolo de los males acaecidos en la villa; acusación
del fiscal de los hechos y defensa desmintiendo las acusaciones (Fernández, 2009).
Los mozos de Baños de Ebro formaban dos ejércitos, cristianos y judíos, que se en-
frentaban dialécticamente y bélicamente con el fin de capturar a Judas. Preso Judas era
juzgado en la plaza con la lectura de un sermón que le condenaba a la hoguera. Finali-
zaba la ceremonia con la aparición de los padres de Judas que entre sollozos y lamentos
recogían sus cenizas (Jiménez, 1983).
La Comarca de Bernedo hacía los Judas el lunes de Pascua. Poblaciones como Bajauri,
Obecuri, Quintana, Urturi y Villafría conocieron hace unas décadas la quema de Judas
tras ser paseado en un ganado o carro. Confeccionaban el fantoche con helechos en
vez de con paja. Le daban golpes con palos, echando la culpa a Judas de todos los ma-
les y desgracias que les había sucedido. Colgado entre dos casas le prendían fuego
(González, 1984, pp. 81-107).
14 Testimonios recogidos a los vecinos de Viñaspre Amancio Mauleón López de setenta y nueve años (1916) y
Julián Mauleón López de setenta y un años (1924) en 1995.
La sentencia a Judas, que antaño era leída en Lagrán en cada esquina del pueblo en
donde paraba la comitiva festiva, en la actualidad ya no se hace. Llevaban al muñeco
grotesco encima de un pollino. Hoy, simplemente hacen el monigote y le prenden fuego
sin más en la calle frente a la iglesia. Sin embargo, hace tiempo tras la misa le leían un
decreto de pena de muerte por ser un apóstol traidor.
Este Judas de Lagrán llevaba a la espalda un letrero que decía: «Por falso y traidor».
El final de la sentencia siempre era el mismo: «Es condenáu a ser colgáu, apaleáu, arras-
tráu y quemáu» (Viana, 1984, pp. 9-51).
Estos muñecos son conocidos con el nombre de Judas porque históricamente el nom-
bre de este personaje ha sido símbolo de la maldad, de la perversión y de la traición.
Mencionar el nombre de Judas e identificarlo con una persona en concreto crea ani-
madversión, enojo y antipatía hacia la persona causante de un mal o desgracia. Judas
es uno de los personajes más odiados de la historia de la humanidad desde hace casi
dos mil años. El público lo identifica enseguida como el apóstol traidor, que vendió a
Jesucristo por treinta monedas, dando una connotación religiosa a la costumbre de la
quema del Judas.
Los peleles de los Judas eran hechos por los jóvenes en los pueblos al margen de la
oficialidad municipal y eclesial. Fue costumbre colgar y quemar figuras malignas en
distintas épocas del año y con diferentes titulaciones.
Además del nombre genérico de Judas, en Moreda de Álava cada año le dan nombres
ficticios de personas a ambos muñecos. Los nombres con los apellidos alusivos a los
personajes malévolos, que se pretende criticar y culpar por haber cometido todos los
males y fechorías en el pueblo, son escritos en unos carteles que cuelgan de sus pechos.
Posteriormente, durante la lectura de la sentencia, también son leídos sus nombres.
Letreros de «Judas traidor» o «Judas canalla», portando una bolsa con monedas, ha
sido tradición que se los coloquen al Judas y Judesa en Allo y en Salinas de Añana.
A estos fantoches colgados por las calles, a modo de espantapájaros de ropa vieja y
paja, les llamaban en Navarra Judas, Judés y Judesa. Eran zarandeados, insultados,
apedreados y quemados (Jimeno, 1990a).
No está nada claro si quemar a Judas obedece a una costumbre cristiana del final de la
Semana Santa o, quizás, pueda tener antecedentes más antiguos en la tradición pagana
como personaje del carnaval, ya que en este tiempo también se acostumbra a confeccio-
nar muñecos de paja para ser quemado, posteriormente, esta costumbre es cristianizada
y transformado el personaje en Judas, el apóstol traidor, debido a los valores éticos y
fondo moralizante que posee la tradición. La fecha de celebración ha podido ser trasla-
dada de la época de carnaval a la Pascua de Resurrección.
Esta tradición estaba muy arraigada para el siglo XVIII. En Moreda de Álava, en
el año 1705, se dieron doce reales al gaitero por un festejo que se hizo por Pascua de
Resurrección16. Otra de las noticias más antiguas que tenemos sobre la realización de
la quema de los Judas nos la da el Diccionario de Autoridades en el año 1734, al expli-
carnos la voz Judas: «El que falta traidoramente al amigo, que se confió del. Dicese por
alusión al Apostol traidor que vendió a Christo. Llaman tambien la figura o represen-
tación del traidor Judas, que cuelgan y queman en las calles el Sabado Santo, o otro día
de Quaresma» (RAE, 1726-1739). Según nos cuenta Caro Baroja al Judas de Madrid
en el año 1796 lo vestían muy ridículamente de «golilla», es decir, con el traje del siglo
anterior, para colgarlo el Jueves Santo (Caro, 2006, p. 149).
Las opiniones de los expertos sobre esta costumbre difieren en ambos sentidos, tanto
a favor como en contra de una u otra hipótesis. Para James George Frazer, que estudió
los festivales ígnicos en Europa y entre ellos los fuegos pascuales, atribuye un carácter
esencialmente pagano al festival de fuego de Pascua en donde encuadra la quema de
Judas junto a otras hogueras en las que se quemaba a brujas, a «la vieja» o al «hombre
de Pascua». Frazer dice que es preciso buscar su origen en una época muy anterior a
la difusión del cristianismo (Frazer, 2003, pp. 355, 690-693). Se trata de destruir al
enemigo hasta que perezca aniquilando su imagen. Acabar con el mal, representado en
Judas, quemando su efigie es la mejor forma de eliminar a los seres nocivos y peligrosos
para la sociedad.
Los Judas han sido relacionados con los peleles que se confeccionan por toda Europa
entre el final del Carnaval y la fiesta de San Juan o lo que es lo mismo entre la primavera
y el verano. Al comienzo de la primavera eran quemados como símbolo del año acabado
ante el inicio del nuevo. Frazer cree que con esta práctica se buscaba el fin regenerativo
de la vegetación siguiendo los ritos de fertilidad de antiguas culturas agrarias al esparcir
las cenizas del Judas para fertilizar los campos (González, Ormazábal & Hualde, 2004,
p. 175).
Para el profesor Demetrio Brisset la quema de Judas marca el tránsito entre dos ciclos:
la Semana Santa con la Pascua de Resurrección, es decir, entre el ciclo cuaresmal y el
ciclo primaveral del amor. Cambio de año. Culto a la vegetación y la fertilidad (Brisset,
2000).
16 Archivo Municipal de Moreda de Álava. Libro de cuentas de la villa de Moreda, años 1677-1712.
Julio Caro Baroja vio en la figura del Judas la personificación del mal, de todo lo
negativo de la sociedad, de las brujas y espíritus malignos, del apóstol traidor, de los
personajes que causaban animadversión a la gente, etc. Consideró que estos rituales
se hacían para acabar con todos estos personajes negativos personificados en el pelele
de Judas. En tiempos anteriores recibieron otros nombres a los que se tenía aversión y
que fueron identificados por su maldad con Judas el apóstol traidor. Se trataría de una
interpretación cristiana posterior (González, 2004).
Otros autores ven en la quema de Judas un origen cristiano, fiesta celebrada al final
de la austera Cuaresma y Semana Santa. El día de la celebración, Domingo de Resu-
rrección, así como el nombre del personaje y sentencias-sermones de juicio y quema de
Judas, en memoria del apóstol traidor, así lo confirmarían.
Representaban la función para criticar la vil traición de Judas Iscariote, amado del
Redentor, que lo vendió a los judíos, escribanos y fariseos por treinta dineros. Inter-
venía un tribunal de justicia y distintos mozos disfrazados de soldados de infantería,
caballería y de miñones. Judas era la representación del mal simbolizado en el apóstol
traidor durante la Semana Santa.
Probablemente todos tengan algo de razón y esta tradición del juicio, muerte y quema de
Judas reúna elementos tanto paganos como cristianos. Es posible que se haya producido
en la figura de Judas y de su ritual una mezcla de elementos profanos, tales como la figura
del muñeco, la sentencia condenatoria y el fuego catártico o purificador para enfrentarse
al mal que posee origen arcaico, con otros elementos cristianos, como el propio nombre
del personaje evangélico de Judas, el sentido moralizante que posee y el tiempo de su
celebración durante la Pascua al final de la Semana Santa en que Cristo muere y resucita.
Independientemente del origen de la fiesta, del juicio, muerte y quema de Judas, el he-
cho es que se intenta destruir al mal personificado en el apóstol traidor para que impere
el nuevo orden del bien.
Ayuda a liberar tensiones humanas. La mocería insulta, pega, arrastra, cuelga y que-
ma a Judas. La lectura de la sentencia acusatoria alecciona a los vecinos para que con-
trolen los comportamientos indeseables y poco éticos. Produce en el pueblo una especie
de catarsis y de aprendizaje, de: «Ojo no hagas eso que al siguiente año puedes salir
en los Judas». Se produce una renovación de la conciencia comunitaria del vecindario.
En definitiva, el juicio y quema de Judas, Juan Lobo, la bruja o el nombre con que se
le quiera llamar a la personificación del mal, pretende destruir mediante el fuego purifi-
cador todos los males que acechan a la sociedad, al trabajo, a la salud de los vecinos y a
la vida económica de los agricultores, ganaderos y demás habitantes. Mueren los actos
malos del último año y se produce el nacimiento de un nuevo año limpio. El invierno
con el año viejo queda atrás enterrado. Comienza un nuevo año y ciclo de la naturaleza.
Despierta y renace la primavera. Los campos florecen y nace el amor. Se busca el por-
venir, la prosperidad de los campos, cosechas, animales y gentes.
Algunos pueblos conservan esta tradición como enseña de identidad y la tienen como
algo propio, privativo e identificador del lugar. Se sienten identificados con la costumbre
del juicio y la quema de Judas. En realidad, se mantiene este ritual porque esta tradición
sigue apasionando y divirtiendo a los jóvenes que teatralizan la vida de este personaje
manteniendo una puesta en acción muy atractiva. En el fondo se trata de una tradición
prácticamente universal. Hoy la quema de Judas se realiza en cientos de pueblos y ciu-
dades de España y Latinoamérica.
9. LISTA DE REFERENCIAS
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