Caminando en El Espíritu
Caminando en El Espíritu
Caminando en El Espíritu
Espíritu: La Llenura
del Espíritu Santo
Predicador: DEREK BERDUGO
Serie:CAMINANDO EN EL ESPÍRITU
Ahora bien; ¿qué nos dice la Biblia sobre el tema? Efesios 5:15-21 nos dice lo
siguiente:
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el
tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la
voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando
al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios.”
¿Somos diligentes para usar el tiempo en temas del Espíritu?
Pablo recalcó este tema cuando le dijo a Timoteo que no dejara que el fuego
que Dios había puesto en él se apagara, y esto era fundamental porque su
ministerio se basaba en ello: en el ser lleno por el Espíritu de Dios.
Dice Efesios 5:19-21 “hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre,
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos unos a otros en el temor de Dios”
Pablo hizo una analogía entre estar embriagados de alcohol – lo cual es
pecado – vs estar embriagados del Espíritu Santo. Cuando una persona se
embriaga con alcohol, esta sustancia toma control de la vida y empieza a
conducir como la persona habla, piensa, se comporta. Es imposible por
ejemplo trabajar o racionalizar con una persona alcoholizada.
Y Pablo afirma por otra parte “que no nos embriaguemos con alcohol sino
con el espíritu Santo”. Lo que este hombre estaba enseñando es que el
enemigo va a querer imponerse, sin embargo, Dios va a querer tomar control
de nuestra mente, de nuestro hablar y del cómo actuamos. Pero para que Él
tome el control, nosotros necesitamos ceder; el Señor no lo va a hacer de
forma impositiva, sino que debemos estar dispuestos nosotros a entregarle a Él nuestra
confianza y nuestra vida para que Él actúe.
La llenura siempre va a ir de la mano de una saturación.
Dios quiere encendernos y volver a ser esas personas que dábamos todo por
el Evangelio cuando estábamos llenos del Espíritu Santo.
¿Qué era lo que producía esa combustión? esa zarza tenía una particularidad: no se
apagaba.
Era muy difícil para este hombre comprender lo que estaba sucediendo, sin
embargo, la respuesta era muy sencilla: algo distinto a la madera estaba
sosteniendo esa zarza. Con lo anterior en mente preguntémonos ¿Qué nos
sostiene a nosotros? ¿Qué nos identifica como cristianos y ser distintos a
los demás?
¿Cuál fue era el sello del pueblo de Dios? El poder del Señor manifestándose
continuamente en medio de ellos.
Los discípulos fueron hombres con diferentes talentos, ninguno sobresalía,
eran personas comunes y corrientes. Ellos tenían a Jesús viviendo en todo
momento con ellos. Ellos tuvieron la mejor escuela de discipulado, tres años
viviendo con Jesús, experimentaron los milagros, y el Señor les dijo
en Hechos 1:4-5 “«No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les prometió,
tal como les dije antes. Juan bautizaba con agua, pero en unos cuantos días ustedes serán bautizados
con el Espíritu Santo»”
En Hechos 2 los discípulos entraron en el aposento santo y allí fueron
bautizados por el Espíritu Santo como en lenguas de fuego, y el Señor los
empiezan a capacitar, y ellos entendieron que era imposible simplemente ir
con un discurso aprendido, ellos necesitaban moverse en el Espíritu.
Pasaron de ser hombres temerosos, donde cada uno murió martirizado por
seguir a Cristo.
Juan y Pedro habían ido muchas veces al templo, pero en Hechos 3 se
relata una historia donde vieron a un paralítico que siempre iba a pedir
limosna. En ese momento, Pedro le dijo algo poderoso a ese hombre. “Pedro
y Juan lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: «¡Míranos!». El hombre lisiado los miró ansiosamente,
esperando recibir un poco de dinero, pero Pedro le dijo: «Yo no tengo plata ni oro para ti, pero te daré
lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y camina!».”
Lo que verdaderamente necesitamos es el poder de Dios para transformar
los ambientes. Cuando busquemos y andemos en la llenura del Espíritu
Santo la gente a nuestro alrededor va a cambiar, porque van a recibir de lo
que tenemos.
Juan dijo “«Yo los bautizo con agua, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior
que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con
el Espíritu Santo y con fuego” Lucas 3:16.
Esta promesa era para nosotros, esto significa que íbamos a ser sumergidos
en agua para nacer de nuevo, pero sumergidos en fuego para obrar lo que el
Espíritu quiere hacer. La única forma que nos podemos mover en este
mundo es el poder del Espíritu de Dios en nosotros.