Extracto Plan Nacional de Desarrollo
Extracto Plan Nacional de Desarrollo
Extracto Plan Nacional de Desarrollo
Lejos de superar o atenuar los aspectos políticos y sociales más inaceptables del desarrollo
estabilizador, el neoliberalismo los acentuó y los llevó a niveles generalizados: la corrupción,
el carácter antidemocrático de las instituciones y la desigualdad, entendida ésta no sólo como
una diferenciación creciente entre segmentos de la población sino también entre regiones del
país y entre el campo y la ciudad.
…
Las instituciones forjadas con el modelo de democracia representativa deben ser ampliadas
y complementadas con mecanismos de democracia participativa que permitan hacer efectivos
los principios contenidos en el Artículo 39 constitucional: "la soberanía nacional reside esencial
y originariamente en el pueblo" y "todo poder público dimana del pueblo y se instituye para
beneficio de éste. "El gobierno federal debe recuperar su función de árbitro auspicioso y
constructivo de los conflictos, empezar a cumplir sus mandatos constitucionales como guardián
de los derechos individuales y colectivos y asumir plenamente sus facultades como impulsor y
conductor de la economía.
El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 debe plasmar tales propósitos de manera llana y
clara y ser accesible a la población en general, la de hoy y la de las décadas venideras, porque
será uno de los documentos fundamentales de la transformación histórica que estamos
viviendo.
PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2019-2024
I. POLÍTICA Y GOBIERNO
Erradicar la corrupción, el dispendio y la frivolidad
La corrupción es la forma más extrema de la privatización, es decir, la transferencia de
bienes y recursos públicos a particulares. Las prácticas corruptas, agudizadas en el periodo
neoliberal, dañaron severamente la capacidad de las instituciones para desempeñar sus tareas
legales, para atender las necesidades de la población, para garantizar los derechos de los
ciudadanos y para incidir en forma positiva en el desarrollo del país.
Por ello, erradicar la corrupción del sector público es uno de los objetivos centrales del
sexenio en curso. Con este propósito, el Poder Ejecutivo Federal pondrá en juego todas sus
facultades legales a fin de asegurar que ningún servidor público pueda beneficiarse del cargo
que ostente, sea del nivel que sea, salvo en lo que se refiere a la retribución legítima y
razonable por su trabajo.
Lo anterior significa un combate total y frontal a las prácticas del desvío de recursos, la
concesión de beneficios a terceros a cambio de gratificaciones, la extorsión a personas físicas
o morales, el tráfico de influencias, el amiguismo, el compadrazgo, la exención de obligaciones
y de trámites y el aprovechamiento del cargo o función para lograr cualquier beneficio personal
o de grupo.
...
El aparato gubernamental, tal y como se recibió el 1 de diciembre de 2018, estaba plagado
de instituciones redundantes, de duplicidad de funciones y de oficinas y partidas
presupuestales sin propósito o resultados. En apego al marco legal, el gobierno federal
eliminará los despachos inútiles, concentrará las funciones y tareas en las dependencias
centralizadas y reorientará los presupuestos dispersos a los programas significativos y de alto
impacto social y económico.
Los lujos, los dispendios y la opulencia que caracterizaban el ejercicio del poder han llegado
a su fin. El gobierno actual está decidido a eliminar los privilegios y prebendas de que han
disfrutado los funcionarios de nivel alto y medio y pondrá fin a la contratación generalizada e
indiscriminada de personal de confianza, a la asignación abusiva de oficinas, vehículos,
mobiliario, equipos de comunicación y viáticos; al pago con cargo al erario de seguros de
gastos médicos; a los presupuestos para fiestas y banquetes y a los viajes sin sentido.
Únicamente los titulares de las secretarías de Estado podrán disponer de vehículo y chofer, y
sólo se asignarán escoltas a aquellos funcionarios que, por la naturaleza de su trabajo,
requieran de medidas de seguridad.
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Separar el poder político del poder económico
Durante décadas, el poder político en México ha sido distorsionado y pervertido por la
connivencia entre equipos de gobierno y grupos empresariales, hasta el punto en que se hizo
imposible distinguir entre unos y otros. De esa manera, las instituciones gubernamentales
fueron puestas al servicio de los intereses corporativos y usadas para la creación,
consolidación y expansión de fortunas, en tanto que diversos consorcios han disfrutado en los
hechos de una perversa proyección política, legislativa, judicial y administrativa.
El gobierno federal actual se ha planteado el objetivo de separar esos dos ámbitos y
restaurar el principio constitucional de que "todo poder público dimana del pueblo y se instituye
para beneficio de éste". En lo sucesivo, la capacidad económica y financiera de personas
físicas o morales no debe orientar el nombramiento de funcionarios, la adopción de políticas
públicas, las decisiones administrativas, la realización de reformas legales, la elaboración de
fallos legales y mucho menos la distorsión de la voluntad popular en procesos electorales,
como ha ocurrido en el pasado. Las instituciones de gobierno deben velar por las necesidades
del país y de toda la población y no sólo por los intereses de grupos de presión empresariales
y mediáticos.
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