Taxi

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¡TAXI!

Original de Ray Cooney


ACTO 1

El apartamento de Desamparados de Luis y Olga de Mora y el apartamento de


San Francisco de Luis y Débora de Mora. Una soleada mañana de verano. En lo
principal, el conjunto que es el salón de un moderno apartamento, se duplica
para ambas viviendas. Con frecuencia a lo largo de la obra, la acción tendrá lugar
simultáneamente en cada uno de los apartamentos, pero los habitantes de cada
apartamento son, naturalmente, ajenos a los demás. Hay una puerta en el centro
izquierdo del fondo del escenario en la pared trasera que conduce al salón de
Olga y una puerta en el centro derecho del fondo del escenario en la pared
trasera que conduce al salón de Débora. La decoración de la zona centro del
fondo representa la casa de Olga y la decoración del centro derecha del fondo,
que es totalmente diferente, representa la casa de Débora. Hay una ventana en el
segundo piso a la izquierda que tiene las cortinas de Olga y una ventana en el
segundo piso a la derecha que tiene las cortinas de Débora (o persianas
venecianas) El resto del salón (alrededor de dos tercios del área total) se duplica
para ambas casas. Hay una puerta abajo a la izquierda que conduce a la(s)
cocina(s) --fuera del escenario se puede ver una cocina moderna; y una puerta en
el fondo del escenario a la derecha que conduce a la(s) habitación(es) --fuera del
escenario se puede ver un taburete y un tocador. En el centro hay un sofá largo
con brazos y en cada extremo hay una mesa en cada una de las cuales hay un
teléfono con una extensión larga en su enchufe para permitir que los actores se
muevan mientras sostienen el teléfono. El de la mesa de la izquierda es el
teléfono de Olga y el de la mesa de la derecha es el teléfono de Débora. Detrás
del sofá hay una mesa que es casi tan alta como el sofá. Hay dos sillones, uno en
el centro a la izquierda del fondo y otro en el centro a la derecha del fondo, con
un cubo de basura en el fondo de cada uno. En la zona común puede haber
cuadros, plantas y cualquier otro aderezo en las paredes pero en ninguna parte
del plató hay fotografías familiares. Los dos timbres de las puertas delanteras
deben sonar diferentes al igual que las campanas del teléfono. Cuando se
levanta el telón en un escenario vacío, suena una versión orquestal de "Attack of
the Killer Tomatoes". Las cortinas de ambas ventanas están corridas, pero los
rayos del sol de la mañana se filtran en la penumbra. Toda la siguiente secuencia
se toma a un ritmo considerable ya que ambas chicas están en un estado de
tensión nerviosa y la música suena a lo largo de todo esto. Después de un
momento, Olga entra de la cocina vestida con su camisón y con una taza de té. Es
una rubia bajita y atractiva de veintitantos años. Mira su reloj, luego deja su taza
sobre la mesa detrás del sofá y se dirige a la ventana izquierda del fondo del
escenario. Ella abre las cortinas y el sol entra a raudales iluminando el área
izquierda del fondo del escenario y parte del área común. Mira por detrás (su
marido llega tarde a casa). Luego duda un momento y se apresura a buscar su
teléfono en la mesa a la izquierda del sofá. Empieza a marcar cien, pero luego
duda y cuelga el auricular. Débora entra desde el dormitorio con una bandeja de
desayuno mientras Olga mira su reloj nuevamente. Débora es una pelirroja alta
y atractiva de veintitantos años y lleva un negligé largo y vaporoso. Olga corre
hacia su ventana nuevamente y mira hacia afuera mientras Débora cierra la
puerta del dormitorio. Mientras Débora mira hacia la mesa detrás del sofá, Olga
regresa de la ventana y toma su taza de la mesa. Débora deja su bandeja sobre la
mesa detrás del sofá. Débora y Olga, de pie una al lado de la otra, cada una mira
sus relojes al mismo tiempo, está claro que no se dan cuenta (como debe ser
porque Olga está en Desamparados y Débora está en San Francisco) Débora se
apresura a subir a las ventanas del fondo del escenario a la derecha mientras
Olga se mueve hacia su teléfono en la mesa de la izquierda. Olga comienza a
marcar cien nuevamente pero cambia de opinión una vez más y se mueve frente
al sofá hacia el dormitorio. Mientras Olga ha estado haciendo esto, Débora ha
abierto sus cortinas (o persianas) y la luz del sol ha inundado el área superior
derecha del escenario y el resto del área común, de modo que todo el escenario
ahora está bañado en una luz cálida y brillante. Débora abrió su ventana, miró
hacia afuera, cerró su ventana y bajó a su teléfono en la mesa a la derecha del
sofá. Tanto Olga como Débora vacilan y una vez más, al unísono (¡pero ajenas la
una a la otra!) miran sus relojes. Olga sale al dormitorio todavía con su taza de té
mientras Débora comienza a marcar cien (su esposo llega tarde a casa). Débora
decide no llamar a la policía, cuelga el teléfono, toma su bandeja de la mesa
detrás del sofá y sale a la cocina mientras Olga regresa del dormitorio. Ahora
lleva una bata. Olga cierra la puerta del dormitorio y se dirige a la ventana del
fondo a la izquierda mientras Débora regresa de la cocina con un lavavajillas
Squezy. Débora pone el Squezy sobre la mesa detrás del sofá, se acerca a la
ventana derecha del fondo y se asoma. Olga y Débora se alejan de sus ventanas
sin saber qué hacer. Al unísono, cada uno va a la puerta de su salón (Olga en el
centro a la izquierda en el fondo y Débora en el centro a la derecha en el fondo)
y miran hacia afuera. Ambos cierran la puerta y se quedan un momento
preguntándose qué hacer. Deciden, al unísono, apurar sus teléfonos (Olga a la
izquierda y Débora a la derecha) y marcar cien. Habiendo marcado, se sientan en
cada extremo del sofá. (Olga a la izquierda y Débora a la derecha) esperando que
conteste la operadora. Mientras se sientan, la música se desvanece.

OLGA: (Al teléfono) Aló, ¿usted cree qué me pueda comunicar con la Estación de
Policías de Desamparados, por favor?

DÉBORA: (Al teléfono) ¿Aló?


OLGA: (Al teléfono) Gracias.

DÉBORA: (Al teléfono) ¿Usted me puede poner con la Estación de Policías de San
Francisco, por favor?

OLGA: (Al teléfono) ¿Aló…?

DÉBORA: (Al teléfono) Gracias.

OLGA: (Al teléfono) ¿Hablo con la Estación de Policías de Desamparados…?


Disculpe que lo moleste, Sargento, pero es que estoy muy preocupada por mi
marido.

DÉBORA: (Al teléfono) ¿Policía de San Francisco? Estoy bastante preocupada por
mi marido.

OLGA Y DÉBORA: (Al mismo tiempo, al teléfono) El Sr. Luis Mora.

OLGA: (Al teléfono) Soy la Sra. Olga de Mora.

DÉBORA: (Al teléfono) Débora de Mora.

OLGA: (Al teléfono) Número catorce.

DÉBORA: (Al teléfono) Número cincuenta y dos.

OLGA: (Al teléfono) Condominio Omega.

DÉBORA: (Al teléfono) Residencial Jardines del Río.

OLGA: (Al teléfono) Desamparados.

DÉBORA: (Al teléfono) San Francisco.

OLGA: (Al teléfono) 200 metros sur de la Estación de Bomberos.

DÉBORA: (Al teléfono) 100 meros norte de la Pulpería “La Poderosa”.

OLGA: (Al teléfono) Luis Mora, correcto. Él es taxista.


DÉBORA: (Al teléfono) Él es taxista.

OLGA: (Al teléfono) Me desperté esta mañana y él no estaba en la casa. Él tenía


que regresar a media noche.

DÉBORA: (Al teléfono) Él tenía que regresar esta mañana, aproximadamente a las
siete y treinta.

OLGA: (Al teléfono) Él estaba en el turno de la noche.

DÉBORA: (Al teléfono) Él estaba en el turno de la mañana. Son las ocho y media, y
él es muy puntual.

OLGA: (Al teléfono) Normalmente no estaría tan preocupada si no fuera tan


estricto con sus horarios.

DÉBORA: (Al teléfono) Él tiene su horario muy preciso, ¿ve?

OLGA: (Al teléfono) Pero hace muchas horas extras, y me preocupa que…

DÉBORA Y OLGA: (Al mismo tiempo, al teléfono) Que se haya quedado dormido
en el taxi.

DÉBORA: (Al teléfono) ¿Hospitales?

OLGA: (Al teléfono) No, no lo he hecho.

DÉBORA: (Al teléfono) ¿Usted podría?

OLGA: (Al teléfono) Muchas gracias.

DÉBORA: (Al teléfono) Se lo agradezco mucho.

OLGA: (Al teléfono) Bueno, él es alguien normal.

DÉBORA: (Al teléfono) Promedio, supongo.

OLGA Y DÉBORA: (Al teléfono, al mismo tiempo) Estatura mediana, cabello


castaño, ojos azules, algo tierno.
OLGA: (Al teléfono) ¿Marcas distintivas?

DÉBORA: (Al teléfono) No muchas.

OLGA: (Al teléfono) No.

DÉBORA Y OLGA: (Al teléfono, al mismo tiempo) Él es alguien muy ordinario…


muchas gracias.

Débora y Olga cuelgan cada una su teléfono y piensan por un momento. Se


escucha el timbre de la puerta de Olga. Olga reacciona, deja su teléfono en la
mesa de la izquierda y sale corriendo a su pasillo. Durante el diálogo que sigue,
Débora sube a su ventana y mira hacia afuera. Luego toma su Squezy de la mesa
detrás del sofá y sale a la cocina.

OLGA EN OFF: ¡Ay, Dios mío!

LUIS EN OFF: ¡Hola!

DETECTIVE TORRES EN OFF: Va a estar bien, señora.

El Sargento Detectives Torres, un joven oficial algo severo vestido de civil, y


Olga entran apoyando a un desaliñado: Luis, que está vestido informalmente
con pantalones y una chaqueta holgada con cremallera. Es un hombre de aspecto
ordinario cuya apariencia desmiente su excentricidad. Su cabeza está envuelta
en un vendaje y, aunque está un poco aturdido, intenta estar en lo correcto. El
Detective Sargento Torres cierra la puerta.

OLGA: (En el momento que entran) Sabía que había tenido un accidente.

DETECTIVE TORRES: Estable a medida que avanzamos.

Durante el siguiente diálogo, Olga lleva a Luis al sofá y generalmente lo mima,


aunque en su alivio lo trata como a un colegial errante. Ella y Luis se sientan en
el sofá.

OLGA: ¡Pobrecito, cariño!

LUIS: Estoy bien.


DETECTIVE TORRES: En el sofá.

LUIS: Estoy bien. De verdad.

OLGA: Miráte cómo estás, ¡cariño!

DETECTIVE TORRES: (A Olga) Soy el Sargento Detective Torres, de la Policía de


Desamparados.

OLGA: Justo acabo de llamar a su estación.

DETECTIVE TORRES: No sabía eso, Sra. Mora. He estado con su esposo las
últimas tres horas en el Hospital de Desamparados.

OLGA: (Sinceramente) ¡Ay, Luis! Tuve el susto de mi vida cuando me desperté


esta mañana y vi que no estabas. (Al Detective Torres) Nunca había pasado esto.
¿Qué fue lo que pasó, Sargento? (Examina la cabeza vendada de Luis)

DETECTIVE TORRES: Bueno, parece que su esposo se involucró con un par de


jóvenes ladrones, (a Luis) ¿no es así?

LUIS: (Asintiendo alegremente) Sí.

OLGA: (Suavemente) Será mejor que te tomés una taza de café, cariño.

LUIS: (Asintiendo) Café.

Débora regresa de la cocina y cierra la puerta.

OLGA: ¿Todo bien si le doy una taza de café, Sargento?

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