Irracionalidad 2018

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UNIVERSIDAD DE CHILE

Facultad de Economía y Negocios


Departamento de Economía

Irracionalidad
Lo que falta al debate chileno sobre la reforma al
Sistema de Pensiones

Seminario para optar al tı́tulo de


Ingeniero Comercial, Mención Economı́a

Vicente Tirado Andresen

Fabián Duarte
Profesor Guı́a

Jaime Ruiz-Tagle
Director Departamento Economı́a

Santiago, Chile
Marzo 2018
Agradecimientos

En primer lugar, comenzar agradeciendo a mi profesor guı́a Fabián Duarte. Por su apoyo
e interés desde el comienzo en este tema, que a veces no encuentra cabida en la enseñanza
de economı́a tradicional. El resultado de esta tesis debe mucho a sus agudas correcciones y
sabias recomendaciones.
Quisiera agradecer también a Edgar Kausel, por despertar mi interés en estas materias.
A Guy Mayraz mi profesor de “Behavioral Economics” en la Universidad de Melbourne y a
su ayudante Edwin Ip por su ayuda proporcionada para esta tesis.
A Jorge Katz por su estı́mulo a ir más allá. A mi madre Heidi y a mi abuelo Georg por
sus valiosos consejos y a Ricardo por su apoyo incondicional.

ii
Universidad de Chile

Vicente Tirado1
Fabián Duarte (Profesor guı́a)

Irracionalidad
Lo que falta al debate chileno
sobre la reforma al Sistema de Pensiones

Marzo, 2018

Resumen

En contraste con la teorı́a económica tradicional, la economı́a del comportamiento acepta la


realidad de que los individuos no siempre actúan maximizando su bienestar, especialmente
en el largo plazo. Como las pensiones corresponden a la encarnación del largo plazo en la
mente de las personas, esta materia se encuentra afecta en mayor intensidad a múltiples
heurı́sticas y sesgos identificados por esta disciplina. El presente trabajo pretende analizar,
desde un enfoque de la economı́a conductual, el sistema de pensiones de Chile, describiendo
los mecanismos en que estos sesgos ocasionan perdidas en el bienestar de los chilenos. Se
reconocen además las caracterı́sticas que, de alguna forma, permiten hacerse cargo de algu-
nos de estos problemas en el sistema tal como se encuentra hoy. Posteriormente se realiza
un ejercicio similar con las diferentes propuestas provenientes de distintas organizaciones e
instituciones, destacando aquellas formulaciones que desde una perspectiva conductual signi-
ficarı́an un avance en el bienestar de la tercera edad. Finalmente se hace una breve revisión
internacional de los casos más exitosos de implementación de polı́ticas de fomento conduc-
tual, con un énfasis en el ahorro voluntario. El objetivo es aportar con una mirada hasta
ahora no considerada en el debate nacional y que podrı́a enriquecer la discusión chilena sobre
la reforma al sistema previsional.

Palabras clave: sistema de pensiones, chile, conductual, afp, fondo, comportamiento.

1
[email protected]
Índice general

Índice de tablas VI

Índice de figuras VII

Introducción 1

I. Marco conceptual de los sistemas de pensiones 4


Caracterı́sticas diferenciadoras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Los Tres Pilares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

II. Sistema de pensiones chileno 8


La situación anterior a 1981 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
La reforma de 1981 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
La Reforma Previsional de 2008 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Caracterización del sistema actual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Evaluación de desempeño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

III.Conceptos de la Economı́a Conductual 16


¿Qué es la Economı́a Conductual? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
Opción por defecto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Heurı́sticas y Anclaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
Preferencias inestables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Demasiadas opciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Procrastinación, Inercia y el Modelo de descuento hiperbólico. . . . . . . . . . . . 21
Efectos de encuadre (“Framing effects”) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Teorı́a Prospectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Cajas mentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Efecto Pares y Sesgo de Grupo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Exceso de seguridad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
“Nudge” y la arquitectura de la elección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

iv
IV.Análisis del actual sistema de pensiones chileno bajo un enfoque conduc-
tual. 28
Ciclo de vida y el ahorro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
La libertad de elegir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Pequeños empujones para los chilenos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
Algunos sesgos cognitivos perniciosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Desinformación combinada con sesgos y opciones por defecto. . . . . . . . . . . . 41

V. Revisión de propuestas para una reforma al sistema previsional bajo un


enfoque conductual. 43
Propuestas y evaluaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Más ahorro obligatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Contribuciones con cargo al empleador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Paternalismo o Libertarismo, un debate continuo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Refinaciones a la opción por defecto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Educación previsional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

VI.Recomendaciones conductuales de polı́tica pública basadas en la experien-


cia internacional. 51
Mas allá de “la crı́tica general” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Ahorro Voluntario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
Inscripción Automática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
Ahorra más mañana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
¿Ahorro reciclado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Uso de las tecnologı́as . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Implementación en Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56

Conclusión 58

Bibliografı́a 61

v
Índice de tablas

II.1. Lı́mites de inversión máximos y mı́nimos en instrumentos de renta variable . 10


II.2. Comisiones de las AFP, Enero 2018 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
II.3. Mediana de la Pensión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
II.4. Mediana De La Tasa De Reemplazo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
II.5. Mediana De La Tasa De Reemplazo Proyectadas (2025 - 2035) . . . . . . . . 15

IV.1. Participación de Trabajadores independientes en sistema de pensiones. . . . 29


IV.2. Diferencias en una década, estructura de comisiones y rentabilidades . . . . . 35
IV.3. Esquema de fondos por defecto según género y edad. . . . . . . . . . . . . . 36
IV.4. Porcentaje de afiliados que tomaron una decisión activa y opción por defecto
en fondos de pensiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
IV.5. Número de afiliados por tipo de fondo y grupo (genero, edad). . . . . . . . . 37
IV.6. Porcentaje afiliados por grupo (genero, edad) para cada fondo. . . . . . . . . 37
IV.7. Porcentaje afiliados por tipo de fondo para grupo (genero, edad) . . . . . . . 39

VI.1. Contribución mı́nima voluntaria para el empleador y trabajador en el Reino


Unido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53

vi
Índice de figuras

III.1. Función de valor, teorı́a de prospectos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

vii
Introducción

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (2015) la esperanza de vida en el


mundo incrementó 5 años entre 2000 y 2015. El progreso económico de las últimas décadas
y la consecuente mejora en las condiciones de salud han permitido a las personas vivir más,
aumentando la proporción de la población que depende de los sistemas de pensiones y ten-
sionando la sostenibilidad fiscal de muchos paı́ses. Es este el contexto en que el debate sobre
los sistemas de pensiones y sus posibles reformas ha tomado fuerza a nivel global.
Chile no es excepción de lo anterior, de hecho, es de las naciones que ha envejecido con
mayor rapidez, llegando estos últimos años a formar parte del selecto grupo de treinta paı́ses
con una esperanza de vida superior a los 80 años. Sin embargo, el sistema encargado de
resguardar la calidad de vida del adulto mayor, no se ha desarrollado de la misma manera.
En palabras de Corbo y Schmidt-Hebbel (2003) “el nivel de pensiones que están obteniendo
quienes se retiran de la vida laboral en nuestro paı́s es inferior a las expectativas que formaron
quienes impulsaron el actual sistema”. Esta situación ha generado descontento en la población
y distintas movilizaciones sociales.
Para dar respuesta a esto, se han generado una serie de propuestas de reforma. Algu-
nas desde organizaciones de la sociedad civil, otras de instituciones del estado y otras más
recientes desde el poder ejecutivo y candidatos presidenciales. En estos documentos se han
desarrollado distintos análisis técnicos y sugerencias de polı́tica pública que por lo general
descansan en el supuesto de que los individuos se comportan como un Homo œconomicus 2 .
Este término, ha sido utilizado por la escuela neoclásica de economı́a para sintetizar en un
concepto el comportamiento racional de los humanos ante estı́mulos, siendo capaces de pro-
cesar adecuadamente la información que reciben y de maximizar su propio beneficio. Para
esta rama económica, una selección de inversión óptima requiere que los individuos participen
activamente en la asignación de sus recursos. La razón para esto se basa en el reconocimiento
de que las personas tienen distintas preferencias con relación a sus activos (incluyendo capital
humano), aversión al riesgo y horizonte de tiempo, luego si lo que se busca es maximizar su
utilidad, estas preferencias deberı́an verse reflejadas en la composición de sus portafolios de
inversión.
2
“Hombre económico” en latı́n.

1
De esta forma, mucho de la discusión al respecto de la implementación de sistemas de
pensiones asume que los individuos tienen el conocimiento y la fuerza de voluntad para ejercer
la elección. Sin embargo, una reciente literatura en economı́a conductual sugiere que los
individuos tienen dificultad para comportarse como el Homo œconomicus. Esto provocarı́a
que cometan errores sistemáticos con respecto a sus fondos de retiro y últimamente una
reducción en su bienestar económico. A pesar de que el desconocimiento financiero y del
sistema es parcialmente responsable de lo anterior, también existe evidencia de que incluso
cuando se corrigen esos problemas, los individuos no desean, o son incapaces de seleccionar
un fondo de inversión que coincida con sus preferencias de riesgo y retorno. La economı́a
conductual es consistente con la proposición económica fundamental de que la gente intenta
maximizar su utilidad, sólo que reconoce que estas decisiones son muchas veces subóptimas,
dada la información disponible, sesgos cognitivos, heurı́sticas, entre otros (Mitchell y Utkus,
2004).
En consecuencia, una pregunta de polı́tica pública básica en la formulación de sistemas de
pensiones debiese ser cuánto poder de decisión deben tener los individuos en materias como
la elección del administrador de fondos, la designación del portafolio de inversión, y la forma
del pago de la pensión al momento del retiro. Este tipo de decisiones pueden determinar
su estándar de vida al momento de envejecer y son aún más relevantes en contextos donde
los trabajadores son forzados a participar en el sistema. De hecho, es probablemente en la
necesidad del estado de forzar a los ciudadanos a ahorrar para su vejez, donde se hace más
evidente la irracionalidad y miopı́a de los individuos. A lo menos no es concordante con las
ideas arraigadas en economı́a de que los individuos calculan un ingreso permanente y suavizan
consumo a lo largo de su vida.
El presente trabajo pretende entonces argumentar la importancia de estas materias y
aportar con una nueva mirada en la inminente discusión por una reforma al sistema de
pensiones en Chile. La estructura es la siguiente:
En el primer capı́tulo (I) se hará un breve resumen a modo de marco conceptual, sobre
los distintos tipos de sistemas de pensiones existentes, mencionando algunas caracterı́sticas
diferenciadoras y otros conceptos fundamentales.
En un segundo capı́tulo (II) se describirá el sistema de pensiones chileno, realizando un
recorrido histórico desde la situación anterior a 1981, hasta las caracterı́sticas del sistema
actual. Se hace también un breve análisis de desempeño del sistema, a modo de contexto
para las propuestas de reformas detalladas en (V).
En un tercer capı́tulo (III) se describen los principales hallazgos de la literatura en eco-
nomı́a conductual respecto a los sistemas de pensiones, haciendo un listado de los principales
sesgos cognitivos y heurı́sticas.

2
En el cuarto capı́tulo (IV) se analiza el sistema de pensiones actual chileno desde la
perspectiva de la economı́a conductual, reconociendo los distintos sesgos (III) que ocasionan
pérdidas en el bienestar de la población. Además, se reconocen y destacan las caracterı́sticas
(II) que, de alguna forma, permiten hacerse cargo de algunos de estos problemas en el sistema
tal como se encuentra hoy.
En un quinto capı́tulo (V) se hace un análisis similar al realizado en (IV) pero esta vez de
las distintas propuestas de reforma provenientes de distintas organizaciones e instituciones
en los últimos años, poniendo especial énfasis en aquellas que de una perspectiva conductual
intentan abordar las problemáticas identificadas en el capı́tulo anterior.
Finalmente, en el capı́tulo seis (VI) se hace una breve revisión internacional de los casos
más exitosos de implementación de polı́ticas de fomento conductual, con un énfasis en el
ahorro voluntario.

Por otro lado, esta tesis no pretende hacer un diagnóstico acabado de la situación actual
del sistema de pensiones chileno, ni tampoco procura debatir otros aspectos muy importantes
en materia económica, polı́tica y filosófica, como por ejemplo, si deben involucrarse las lógicas
del mercado en su formulación. Por sobre todo, este trabajo no pretende inclinarse por algún
esquema de pensiones en particular.

3
Capı́tulo I
Marco conceptual de los sistemas de pensiones

Caracterı́sticas diferenciadoras

En este trabajo de investigación se pretende hacer un análisis del sistema de pensiones de


Chile bajo la perspectiva de la economı́a conductual. Para proceder, se requiere primordial-
mente tener un entendimiento de las caracterı́sticas de este, ası́ como un sentido elemental de
las condiciones en que este fue elaborado. Sin embargo, antes de ello, se hace necesario adop-
tar algunos conceptos y definiciones que permitan enmarcar la investigación e interpretar las
conclusiones que se alcancen. A lo largo de este capı́tulo, se espera entonces dar un claro con-
cepto sobre lo que se entiende por un sistema de pensiones y definir algunas caracterı́sticas
básicas de los sistemas que las rigen.
En términos generales, “una pensión es un fondo en el cual se añade una suma de dinero
durante los años de empleo de los trabajadores y del cual se realizan pagos periódicos a las
personas cuando llega el momento de retirarse”(Lemke y Lins, 2010). Sin embargo, a lo largo
del mundo existen muchı́simas diferencias en la forma que se organizan y operan los sistemas
que las administran. A continuación, se definen seis diferencias fundamentales entre estos:

1. Los flujos de ingreso a los sistemas de pensiones pueden venir de impues-


tos generales o contribuciones especiales. Entiéndase impuestos generales como
impuesto a la renta, al valor agregado, entre otros. Por contribuciones especiales se
entiende un monto exclusivamente diseñado para aportar al sistema de pensiones y que
constituye un porcentaje mensual del salario.

2. Las contribuciones pueden ser obligatorias o voluntarias. Obligatorias significa


que se descuenta un porcentaje del salario mensual automáticamente de las planillas
de sueldo, dictaminado por leyes a nivel nacional o a veces a nivel de una industria.
Voluntarias no significa que el individuo se encargue personalmente de realizar inver-
siones para su vejez, sino que también puede ser el estado o una compañı́a la que se

4
encargue de administrar la contribución, sólo que en este caso, el monto se descuenta
voluntariamente de la planilla de sueldo. Este último generalmente funciona de forma
complementaria al ahorro obligatorio.

3. Las contribuciones pueden ser de cargo del empleado, empleador o ambos.


Los porcentajes varı́an a lo largo del mundo sin existir un patrón ni estar ligados
a algún tipo de esquema. Existen también modalidades de “match” impulsados por
algunos gobiernos, por ejemplo, en casos de ahorro voluntario, donde el empleador se
compromete a igualar el monto aportado por el trabajador.

4. Las instituciones que aseguran el funcionamiento del sistema pueden ser


privadas, públicas o mixtas. Por institución privada se refiere a cualquiera que no
sea del gobierno general. Por ejemplo, un empleador actuando como un patrocinador de
un plan, o una compañı́a que ofrece el servicio de invertir el dinero en distintos fondos
para generar rentabilidades. Por lo general las instituciones privadas no tienen como
objetivo sustituir por completo el rol del gobierno, como en los paı́ses que gestionan
sólo el ahorro voluntario.

5. Los beneficios pueden ser calculados como “Beneficio Definido” o “Contri-


bución Definida”. Beneficio definido quiere decir que la pensión está basada en el
número de años de contribución y el promedio de ingresos durante el ciclo de vida o
durante los últimos años antes de pensionar. Esto es en contraste con el esquema de
contribución definida, donde cada participante recibe, al momento de retirarse, un be-
neficio equivalente a la suma de todas sus contribuciones más un retorno por la inversión
(Willmore, 1999).

6. Los esquemas (en términos generales) pueden ser de Capitalización Indivi-


dual, de Reparto (Redistribución Intergeneracional) o de Ahorro Intrage-
neracional.
La capitalización individual es un sistema de ahorro en cuentas individuales, donde la
cotización va a un fondo que pertenece al trabajador y que puede ser retirado solamente
al momento de la jubilación.
El sistema de reparto corresponde a una transferencia inmediata hacia los actuales jubi-
lados. Es decir, la cotización no va a un fondo, sino que se reparte entre los pensionados
existentes.
El ahorro intrageneracional corresponde a un fondo de ahorro colectivo que pertenece
a una generación determinada, es decir, a cada persona se le asigna un cohorte gene-
racional y paga cotizaciones en el mismo fondo hasta jubilar, momento en el cual los

5
fondos recién se reparten progresivamente. De alguna forma esta última combina los dos
anteriores en el sentido que recoge el componente de ahorro/inversión del sistema de
capitalización individual y también el componente redistributivo del sistema de reparto
(Banco Central de Chile, 2017).

Los Tres Pilares

Adicionalmente a estas caracterı́sticas diferenciadoras, por varios años el Banco Mundial


(1994) ha promovido el entendimiento de los sistemas de pensiones en base a tres pilares
que componen (o debieran componer) estos sistemas y que serán utilizados a lo largo de esta
investigación.
El primer pilar de un sistema de pensiones no depende de las contribuciones, está basado
en la solidaridad y garantiza un piso de ingreso mı́nimo para todas las personas mayores a
cierta edad de la sociedad y cuyo principal objetivo es aliviar la pobreza.
El segundo pilar corresponde a contribuciones obligatorias de todos los trabajadores y
entrega mayores beneficios a quienes contribuyeron más.
El tercer pilar es voluntario, para quienes desean complementar su pensión obtenida de
los primeros dos pilares con contribuciones adicionales.
Los pilares uno y tres por lo general no son controversiales (Willmore, 1999). El consenso
es que el primer pilar es mejor que sea público, ya que el gobierno se encontrarı́a en mejores
condiciones de financiar pensiones planas en base a impuestos generales. También hay con-
senso respecto a que el tercer pilar es mejor que sea administrado por instituciones privadas
con fiscalización estatal generalmente bajo un sistema de capitalización individual.
Es el segundo pilar el que genera mayor controversia y con más diferencias en la literatura
económica y social. La visión más radical de todas, propuesta por Friedman (1999) sostiene
que no existe justificación para este pilar y que el gobierno no debiera obligar a las personas
a ahorrar y sólo preocuparse del primer pilar. A pesar de esta excepción el grueso del debate
se ha centrado en la forma en que el gobierno debe intervenir.
En la práctica el sistema de reparto ha predominado en la gran mayorı́a de los paı́ses
desarrollados, y casi siempre ha estado ligado a un esquema de beneficio definido1 . Como
los beneficios recibidos bajo este esquema no corresponden con las contribuciones hechas
por los individuos, todas las diferencias entre estas dos deben necesariamente salir del fisco
(impuestos generales). Por lo anterior, no deberı́a sorprendernos que se haya hecho costumbre
que sea el sector público el que provea estos servicios. A esta combinación de caracterı́sticas
1
Es posible que el sistema de reparto sea bajo un esquema de contribuciones definidas y que el sistema de
capitalización individual sea bajo un esquema de beneficios definidos. Sin embargo, en este último caso no
podrı́a ser considerado un sistema CI puro (Espinosa-Vega y Russell, 1999).

6
se le llama también un sistema de seguridad social.
El sistema de capitalización individual en cambio, adoptado completamente por tan sólo
un puñado de paı́ses a fines del siglo XX, se encuentra ligado al esquema de contribución
definida, esto porque las pensiones son pagadas de acuerdo a las contribuciones que los
individuos han realizado durante sus vidas (ya sea enterado por el empleado o empleador),
siendo la contribución definida, por lo general, un porcentaje fijo del salario, que se invierte
en distintos fondos. Estos fondos pueden ser manejados por empresas privadas que hacen
inversiones en bonos, acciones o cualquier otra forma de inversión permitida por la ley. Al
momento de jubilar el individuo puede acceder a todo el dinero que se ha ido acumulando en
su cuenta, más la rentabilidad ganada, menos lo pagado en comisiones (Petrides y Dangerfield,
2003). Luego el individuo puede (por lo general) decidir si hacer retiros programados de su
cuenta, comprar una anualidad u optar por una combinación de ambas. Más detalles sobre
esto último en el análisis del caso chileno del siguiente capı́tulo.

7
Capı́tulo II
Sistema de pensiones chileno

La situación anterior a 1981

Chile fue uno de los primeros paı́ses con algún desarrollo de la seguridad social en Améri-
ca Latina, gracias a un sistema normativo integral iniciado en 1924 (Mesa-Lago, 1978). Este
esquema progresó respondiendo a las necesidades de agrupaciones de empleados y profesio-
nales de manera segmentada, incorporando a los trabajadores dependientes a un sistema de
cajas de previsión de carácter semi-público. Estas instituciones, se sustentaban de las cotiza-
ciones obligatorias que realizaban los trabajadores y empleadores, asegurando al beneficiario
atención médica, pensión de invalidez y una jubilación a partir de cierta edad.
Hacia fines de los años setenta, el Sistema de Pensiones chileno ya contaba con 35 cajas
de previsión y alrededor de 150 regı́menes previsionales distintos. El sistema era cuestiona-
do por ser segmentado, extremadamente complicado y con dificultad de portar derechos al
cambiarse entre cajas. En materia de pensiones, el sistema podı́a ser caracterizado como uno
de reparto, que ofrecı́a beneficios definidos pero heterogéneos según afiliación a uno u otro
régimen previsional (Arellano, 1985).
Hacia 1980, se pagaban más de un millón de pensiones y se registraban 1,7 millones
de contribuyentes, alcanzando una cobertura cercana al 75 % de los ocupados. Las tasas de
cotización eran además muy superiores a las actuales1 (Arellano, 1985).

La reforma de 1981

El sistema de pensiones en Chile sufrió un cambio estructural a partir de 1981. Fue uno de
los pocos paı́ses del mundo donde bajo el predominio de una doctrina pro mercado se susti-
1
Por ejemplo, en 1973 la Caja de Empleados Particulares requerı́a una cotización del trabajador de 14,6 %
y del empleador de 44,4 % y la Caja de Empleados Públicos una cotización del trabajador de 18,8 % y del
empleador de 7 %(Arellano, 1985)

8
tuyó mediante el D.L. 3.500 el sistema de reparto por un sistema de cuentas de capitalización
individual administradas por entidades privadas, con contribución definida y obligatoria pa-
ra los trabajadores dependientes. Estas entidades constituidas como sociedades anónimas
fueron llamadas “Administradoras de Fondos de Pensiones” (AFP). Las AFP recaudan las
cotizaciones, administran cuentas individuales e invierten los fondos previsionales en activos
del mercado de capitales nacional e instrumentos en el extranjero. Deben ser de giro único y
se encuentran sujetas a una regulación por parte del Estado (Benavides y Jones, 2012). Los
afiliados por su parte, pueden cambiarse por elección propia de AFP cuando lo estimen con-
veniente considerando las rentabilidades y comisiones de cada una de ellas. Las cotizaciones
previsionales se hacen de cargo completo del trabajador y la tasa de cotización se establece
en 10 % de la remuneración imponible. Este monto se destina a la cuenta de capitalización
individual, más una cotización que cubre el seguro de invalidez y sobrevivencia y la comisión
que es diferente según la AFP en que se cotiza. Las edades legales de pensión de vejez se
mantuvieron en 60 años para las mujeres y 65 años para los hombres.

En sus comienzos, se les ofreció a las personas cambiarse al nuevo sistema o permanecer
en el sistema antiguo que se estandarizó al menos parcialmente y paso a llamarse INP. Para
fomentar el cambio, los trabajadores que optaban por el sistema nuevo experimentaban una
fuerte caı́da en la cotización total (entre 13 % y 20 % de la remuneración imponible), lo
que a su vez se traducı́a en un robusto aumento de la remuneración lı́quida. Además, los
beneficios que habı́an acumulado en el sistema antiguo eran reconocidos emitiendo un “bono
de reconocimiento” pagadero al momento de la jubilación.

En el sistema nuevo el objetivo de alivio de la pobreza era buscado por medio del otor-
gamiento de beneficios básicos2 para la porción más vulnerable de la población.

Los afiliados tienen además la opción de elegir las siguientes modalidades de pensión:

Retiro Programado: Es la modalidad de pensión que paga la AFP con cargo a la Cuenta
de Capitalización Individual del afiliado. El monto de la pensión se calcula y actualiza
cada año en función del saldo de la cuenta individual, la rentabilidad de los fondos, la
expectativa de vida del afiliado y la tasa vigente de cálculo de los retiros programados.

2
Se puso a disposición una pension asistencial (PASIS) equivalente a poco menos de un tercio del salario
mı́nimo (En agosto de 2007, el salario minimo era de $159.000 mensual ó USD 255) independientemente de
su historial de aportes previsionales, siempre y cuando sus ingresos y los ingresos per cápita de sus hogares
fueran ambos inferiores a ese nivel. El segundo mecanismo fue una pensiona mı́nima garantizada (PMG)
equivalente a dos tercios del salario mı́nimo y otorgada a quienes cumplı́an un requisito de 20 años de
cotizaciones. Ambas fueron extra-sistema, financiadas por impuestos y asignadas en la Ley de Presupuesto.

9
Renta Vitalicia Inmediata: Es aquella modalidad de pensión que contrata un afiliado
con una Compañı́a de Seguros de Vida, obligándose dicha compañı́a al pago de una
renta mensual, fija en UF, para toda la vida del afiliado. En esta modalidad la AFP
traspasa a la Compañı́a de Seguros de Vida los fondos previsionales del afiliado para
financiar la pensión contratada. Por lo tanto, al seleccionar una renta vitalicia, el afiliado
deja de tener la propiedad de sus fondos.

También pueden escoger alguna combinación de las dos anteriores3 (Superintendencia de


Pensiones, 2018e) W.

En el año 2001 se promulgó la reforma al Mercado de Capitales I que habilitó a los tra-
bajadores dependientes e independientes a realizar ahorro previsional voluntario (APV) en
condiciones más favorables (Ley 19,768), realizando una exención tributaria para las contri-
buciones por sobre el 10 % y por un máximo de 50UF (USD 2,160).
Este mecanismo permitió a los afiliados anticipar la edad de jubilación, cubrir periodos no
cotizados o aumentar el monto de la pensión. El APV considera las cotizaciones voluntarias
que se realizan en una AFP, los depósitos de ahorro previsional voluntario que se realizan en
entidades distintas a las AFP y los depósitos convenidos. Estos últimos son aportes que el
empleador realiza a la cuenta de capitalización del trabajador en forma periódica u ocasional,
previo acuerdo entre ambas partes y no se consideran renta para fines tributarios.

Tabla II.1: Lı́mites de inversión máximos y mı́nimos en instrumentos de renta variable

Fondo Lı́mite máximo permitido Lı́mite mı́nimo obligatorio


Fondo A - Más Riesgoso 80 % 40 %
Fondo B - Riesgoso 60 % 25 %
Fondo C - Intermedio 40 % 15 %
Fondo D - Conservador 20 % 5%
Fondo E - Más Conservador 5% 0%
Fuente: (Superintendencia de Pensiones, 2018f) W.

Finalmente, el año 2002 se autorizó a cada AFP a administrar cinco diferentes fondos entre
los cuales puede optar el afiliado según su perfil de riesgo. El Fondo A, tiene una mayor
proporción de sus inversiones en renta variable, la que va disminuyendo progresivamente en
el Fondo B, Fondo C, Fondo D y Fondo E.

3
Bajo las modalidades de Renta Temporal con Renta Vitalicia Diferida y Renta Vitalicia Inmediata con
Retiro Programado.

10
En definitiva, el reemplazo del sistema fue completo, desde un esquema de reparto a uno de
capitalización individual, convirtiéndonos de esta forma en un uno de los paı́ses pioneros en el
mundo en integrar este sistema. La reforma, sin embargo, no aplicó a Carabineros y Fuerzas
Armadas, cuyas cajas de previsión (Capredena y Dipreca) se han mantenido financiadas
principalmente de forma estatal (Benavides y Jones, 2012).

La Reforma Previsional de 2008

La reforma previsional de 2008 fue la modificación al D.L. 3.500 más sustantiva realizada
hasta la fecha y tuvo un carácter comprensivo, abarcando al sistema de pensiones en forma
integral, incluidos los pilares I y III.
Se estableció un Sistema de Pensiones Solidarias integrado al régimen de capitalización
individual, que otorga beneficios de vejez e invalidez y que reemplazó por completo los an-
teriores. En particular, se creó la Pensión Básica Solidaria (PBS)4 , que es el beneficio al que
pueden acceder personas que jamás cotizaron y no pertenecen a ningún otro sistema previ-
sional. Además, se implementó el Aporte Previsional Solidario (APS) correspondiente a un
monto mensual complementario, para quienes, habiendo autofinanciado una pensión, alcan-
zan niveles por debajo de los mı́nimos garantizados. El APS se otorga en forma decreciente
en relación con el monto ahorrado bajo el supuesto de que esto mejorarı́a los incentivos a
contribuir.
Un requisito fundamental para acceder a los beneficios del nuevo Pilar Solidario, es inte-
grar un grupo familiar perteneciente al 60 % más pobre de la población.
La solidaridad del actual Sistema de Pensiones es de carácter indirecto, en cuanto proviene
en su totalidad desde el Estado: no existe solidaridad explı́cita entre cotizantes, ni tampoco
intergeneracional. No obstante, de manera indirecta, la solidaridad se produce dentro de una
generación y entre generaciones, si se considera que el grueso de los recursos del Estado
proviene del impuesto a la renta (43 %) y del IVA (45 %). Hoy en dı́a el sistema de pensiones
solidarias tiene un costo equivalente a un 0,7 % del PIB (Comisión Bravo, 2015).

Otra modificación importante es la instauración de un proceso de licitación por dos años


para poder convertirse en la AFP por defecto de los nuevos afiliados y que se otorga a la
administradora de fondos de pensiones con menor comisión. El objetivo fue introducir mayor
competencia entre las AFP, dada la falta de sensibilidad de los afiliados a variables como
rentabilidad y comisiones cobradas. Históricamente la cotización adicional por concepto de
comisiones alcanzó niveles que llegaron a representar 4,87 % del ingreso imponible (en 1983),
luego convergió lentamente (desde 1984 hasta 1992) hacia niveles que se estabilizaron en
4
Al año 2018 de CLP 104 mil o USD 167.

11
torno a 3 % (1993 a 1997). Después iniciaron un rápido descenso hasta niveles en torno a
2,5 % del ingreso imponible, valor que se mantuvo hasta esta reforma y la implementación
del mecanismo de licitación de nuevos afiliados, gracias a la cual en el año 2018 las seis AFP
existentes se ubicaban entre 0,41 % y 1,48 % del ingreso imponible (Comisión Bravo, 2015).

Tabla II.2: Comisiones de las AFP, Enero 2018

A.F.P. % de la remuneración o renta imponible


Capital 1.44
Cuprum 1.48
Habitat 1.27
Modelo 0.77
Planvital 0.41
Provida 1.45
Fuente: (Superintendencia de Pensiones, 2018c) W.

En esta reforma se introdujo también la cotización del seguro de invalidez y sobrevivencia


de cargo del empleador y se estableció la obligatoriedad de cotización para los trabajadores
independientes con ingresos por medio de honorarios a través de una fórmula de entrada
progresiva al sistema.
Como un avance en materia de ahorro voluntario la Reforma Previsional incorporó además
el Ahorro Previsional Voluntario Colectivo (APVC). Esta fórmula consiste en que el ahorro
realizado por los trabajadores sea complementado por el aporte de sus respectivos emplea-
dores, con beneficios tributarios equivalentes al ahorro previsional voluntario individual.
Se crea también La Cuenta de Ahorro Voluntario o Cuenta Dos que es una cuenta in-
dependiente de la Cuenta de Capitalización Individual. El afiliado puede optar por efectuar
depósitos en ella, en forma completamente voluntaria y tiene por objeto ahorrar, obtener una
ganancia y disponer libremente de ese ahorro y su ganancia.
Se introduce además la figura del afiliado voluntario, dando la posibilidad a toda persona
natural que no ejerza una actividad remunerada de enterar cotizaciones previsionales en una
cuenta de capitalización individual. Los recursos que se mantengan en dicha cuenta serán
inembargables y los derechos y obligaciones respecto de ella serán los mismos que se apliquen
para la cuenta de capitalización individual obligatoria (Superintendencia de Pensiones, 2018b)
W.
Finalmente, en la reforma del 2008 se reforzó además la participación del Estado, creando
la Superintendencia de Pensiones con el objetivo de fiscalizar en mayor detalle a las AFP
y se introdujo un subsidio previsional para las madres según el número de hijos, buscando
reconocer y compensar interrupciones en el historial de aportes previsionales.

12
Caracterización del sistema actual

Desde la Reforma de 2008, el actual Sistema de Pensiones puede ser caracterizado como
un sistema que integra tres pilares, tal como fue propuesto por el Banco Mundial (1994):

Primer pilar: (en Chile conocido como el Pilar Solidario) es financiado con recursos
fiscales basado en los instrumentos de la Pension Básica Solidaria (PBS) y el Aporte
Previsional Solidario (APS).

Segundo pilar: contributivo obligatorio de ahorro en cuentas individuales que son ad-
ministradas por las AFP que tienen como rol gestionar los aportes para otorgar las
prestaciones previsionales. Al estar basado en la capitalización, el sistema incorpora
el concepto de propiedad del ahorro que realiza el trabajador afiliado, teniendo una
estrecha relación entre el esfuerzo realizado a lo largo de la vida activa y los beneficios
recibidos.

Tercer pilar: de ahorro voluntario compuesto por los instrumentos del Ahorro Previsio-
nal Voluntario (APV), Ahorro Previsional Voluntario Colectivo (APVC) y el Ahorro
voluntario en Cuenta Dos.

A diferencia de lo establecido originalmente en el D.L. 3.500, el Pilar Solidario por medio de


la PBS y el APS establece derechos, garantizando niveles mı́nimos de prestaciones para la
población más vulnerable y se incrementa la cobertura desde el 65 % al 85 % de los adultos
mayores (Uthoff, 2017).
Actualmente el sistema de AFP tiene un total de 10,4 millones afiliados, y en el último año
han cotizado mes a mes alrededor de 5,4 millones de trabajadores. El valor de los fondos de
pensiones que administra el sistema alcanza un total de USD 219 mil millones, representando
un 76,2 % del PIB. Además, el paı́s tiene un total de 1,9 millones de pensionados de los cuales
640mil pertenecen al antiguo sistema y 1,250 millones al sistema de capitalización individual,
recibiendo pensiones de las AFP o de las compañı́as de seguro (Superintendencia de Pensiones,
2018d) W.

Evaluación de desempeño

Con el único objetivo de introducir la necesidad de las reformas a analizar, se realiza aquı́
una breve evaluación de desempeño del sistema de pensiones chileno.
La comisión presidencial para la reforma al sistema previsional 2014-155 , fue categórica
5
Más conocida como “Comisión Bravo (2015)”, por David Bravo quien ejerció como Presidente de la Comi-
sión.

13
Tabla II.3: Mediana de la Pensión

Pensiones autofinanciadas Pensiones autofinanciadas + APS


Mujer Hombre Total Mujer Hombre Total
CLP18,000 CLP81,000 CLP38,000 CLP43,000 CLP112,000 CLP83,000
USD 29 USD 130 USD 61 USD 69 USD 180 USD 133
Tabla modificada con fines simplificatorios (Comisión Bravo, 2015)

al mostrar que las medianas6 de los pensionados denotan pésimos resultados. En un contexto
paı́s donde el sueldo mı́nimo es de CLP 241mil (USD 387) al momento del estudio. La pensión
mediana, sin subsidios alcanza los CLP 38mil (USD 61). Siendo un 350 % más grande la de
los hombres que la de las mujeres. Incluyendo todos los subsidios alcanzó CLP 83 mil (USD
133). Siendo un 160 % mayor en los hombres que en las mujeres.
En un sistema basado en la capitalización individual, las mujeres pueden verse particu-
larmente expuestas a una situación de pobreza en la tercera edad. Esto se debe, entre otras
cosas, a que en ocasiones sus carreras se ven interrumpidas debido a la maternidad y a que
generalmente las mujeres reciben un salario más bajo que los hombres. Sumado a lo anterior,
tienen una esperanza de vida mayor (De Mesa y Montecinos, 1999).

Tabla II.4: Mediana De La Tasa De Reemplazo

Pensiones autofinanciadas Pensiones autofinanciadas + APS


Mujer Hombre Total Mujer Hombre Total
24 % 48 % 34 % 31 % 60 % 45 %
Tabla modificada con fines simplificatorios (Comisión Bravo, 2015)

La tasa de reemplazo7 mediana sobre el ingreso de los últimos 10 años fue de 34 % sin
subsidios y de 45 % con estos. Nuevamente con enormes diferencias al distinguir por género,
48 % hombres y 24 % mujeres en el primer caso, 60 % hombres y 31 % mujeres en el segundo.
Según el mismo informe de la comisión presidencial, los resultados anteriores se dan en
un escenario donde gran parte de los actuales pensionados fueron imponentes de las antiguas
Cajas de Previsión, sistema de pensiones existente previo a la reforma de 1980, y por lo tanto,
6
De manera que los resultados sean más representativos de la realidad de la mayorı́a de los pensionados, la
comisión Bravo consideró para efectos del análisis las medianas de los montos de pensión y no los promedios,
teniendo en cuenta que, al igual que para los ingresos, la distribución de las pensiones también es asimétrica.
La mediana en estos efectos corresponde al monto de pensión que divide la distribución de pensiones en dos,
es decir, el monto de pensión que recibe como máximo el 50 % de los pensionados.
7
La tasa de reemplazo resulta de dividir el monto mensual de la pensión por la remuneración promedio de
un perı́odo de tiempo determinado, que puede ir desde el último salario hasta un promedio de los últimos
10 o más años antes de la jubilación.

14
Tabla II.5: Mediana De La Tasa De Reemplazo Proyectadas (2025 - 2035)

Pensiones autofinanciadas Pensiones autofinanciadas + APS


Mujer Hombre Total Mujer Hombre Total
8% 24 % 25 % 34 % 41 % 37 %
Tabla modificada con fines simplificatorios (Comisión Bravo, 2015)

no representan realmente los resultados generados bajo un sistema puro de capitalización


individual. Al respecto, se tiene que las tasas de reemplazo proyectadas para la generación de
pensionados de los años 2025 y 2035 llegarı́an a un 25 % sin subsidios y un 37 % con subsidios.
Además, con subsidio, un 50 % de los pensionados entre los años 2025 y 2035 obtendrı́an tasas
de reemplazo igual o inferior al 15 % del ingreso promedio de los últimos 10 años.8
¿Cómo es el desempeño de Chile al compararse internacionalmente? Según los datos más
recientes de la OCDE9 Chile rankea número 28 de los 35 paı́ses miembros en términos de
tasa de reemplazo. Sin embargo, es relevante constatar que la tasa de contribución de 10 %
que tiene Chile, es cerca de la mitad de la que tiene el promedio de los paı́ses asociados a
la OCDE, correspondiente a un 19,7 % (CPC, 2016). En este sentido, la tasa de reemplazo
es útil como medida de suficiencia, pero no necesariamente como medida de desempeño de
un sistema de pensiones. De todos modos, permite hacer una primera aproximación a las
diferencias de calidad de vida de las personas jubiladas de estos paı́ses.

Respecto al financiamiento actual del sistema de pensiones, aproximadamente dos tercios


del gasto de pensiones en Chile lo realiza el sector público, en el pilar solidario, en el IPS, en
Capredena y Dipreca. Sólo un tercio lo hacen las AFP y las compañı́as de seguros. De esta
forma uno podrı́a también preguntarse, si un sistema privado de capitalización individual
puede considerarse sólido debiendo ser tan apuntalado con recursos estatales.

Para considerar también la opinión pública, según la “Encuesta de opinión y percepción


del sistema de pensiones en Chile” encargada por la Comisión Bravo (STATCOM, 2014), el
71 % de los pensionados declara que la pensión que recibe no le alcanza para satisfacer sus
necesidades. Además, el 64 % del total de no pensionados creen que cuando estén en edad de
jubilarse, la pensión que recibirán no cumplirá con sus expectativas.

8
Comisión Bravo (2015), pág 91
9
La OCDE estima tasas de reemplazo teóricas (no efectivas) brutas, para realizar las comparaciones entre
paı́ses . Para calcularlas, supone que el agente representativo cotiza durante toda su vida activa y utiliza
las reglas principales de cada sistema, en distintos escenarios para la rentabilidad observada, inflación y
crecimiento de los salarios. Este cálculo permite proyectar tasas de reemplazo y compararlas entre paı́ses.
Sin embargo, hay que tener en consideración que están basadas en distintos parámetros en cada paı́s.

15
Capı́tulo III
Conceptos de la Economı́a Conductual

¿Qué es la Economı́a Conductual?

La teorı́a económica ha desarrollado desde hace varios años distintos esfuerzos por explicar
de mejor manera por qué los individuos muchas veces se comportan de manera distinta a la de
un agente racional, alejándose de los supuestos fundamentales de la economı́a convencional.
Ası́ han surgido nuevas ramas económicas con la finalidad de reconciliar los modelos teóricos
con una gran cantidad de hallazgos empı́ricos que contradicen las predicciones de las teorı́as
económicas neoclásicas. Entre estos esfuerzos, destacan los planteamientos de la Economı́a
Conductual o Economı́a del Comportamiento (Behavioral Economics) (Lin, 2010).
De acuerdo con la definición consignada en la Serie sobre Economı́a Conductual de la
Universidad de Princeton, la Economı́a Conductual “utiliza los hechos, modelos y métodos de
ciencias relacionadas para determinar hallazgos descriptivamente exactos sobre la habilidad
cognitiva humana y la interacción social, y para explorar las implicancias de estos hallazgos
para la conducta económica. La más fértil de estas ciencias relacionadas ha sido la Psicologı́a,
pero la Sociologı́a, la Antropologı́a, la Biologı́a y otros campos también pueden influir en la
Economı́a de manera útil. La Economı́a Conductual se encuentra profundamente enraizada
en hallazgos o métodos empı́ricos y hace que la economı́a avance a su manera, generando
planteamientos teóricos, realizando predicciones más exactas sobre los fenómenos de campo,
y sugiriendo mejores polı́ticas”.
Por el otro lado, según Mullainathan y Thaler (2000), la Economı́a Conductual es una
disciplina que combina la Economı́a y la Psicologı́a, al investigar lo que ocurre en los mercados
cuando los agentes sufren las limitaciones y complicaciones propias de los seres humanos.
Independientemente de la definición, la cual depende en gran medida de la vertiente
teórica, esta particular rama de la economı́a se adentra en el estudio y análisis de las anomalı́as
propias del comportamiento humano y sus efectos sobre las decisiones económicas.
Una parte importante de las contribuciones dentro de esta nueva rama de la economı́a

16
con frecuencia guardan relación con la economı́a publica, al indagar, por ejemplo, cómo los
individuos responden a distintos tipos de sanciones o impuestos. Del mismo modo, con el
área de finanzas en la creación de modelos de manejo de dinero y valoración de activos incor-
porando parámetros de la finanza conductual. También, en el estudio de cómo los distintos
fallos en el proceso de planificación pueden tener implicaciones de interés de cara al diseño de
las polı́ticas públicas. Un ejemplo distintivo de esto último han sido los diseños de sistemas
de pensiones. De hecho, Richard Thaler (2018)1 recientemente llamó a la utilización de los
aprendizajes de este campo en el diseño de polı́ticas públicas en materia de pensiones como
el más grande triunfo de la economı́a conductual W.
Esta corriente de estudio económico ha observado comportamientos de las personas que
violan el supuesto de racionalidad cuando toman decisiones. A estas alteraciones en la mente
humana que son difı́ciles de eliminar y que llevan a una distorsión de la percepción, a un juicio
impreciso o a una interpretación ilógica, se le ha acuñado el término de “Sesgos cognitivos”
(Shefrin, 2002).
A continuación, revisaremos varios sesgos cognitivos documentados en la literatura económi-
ca conductual junto con otros conceptos relacionados que son cruciales para los análisis pos-
teriores, siempre con un enfoque aplicado a sistemas de pensiones.

Opción por defecto

En el proceso de entender cómo los individuos toman decisiones, es importante considerar


que una opción posible es simplemente no hacer nada, mantener el statu quo. Por esta razón,
a pesar de que la opción por defecto no corresponde a un sesgo cognitivo per se, es prudente
comenzar definiendo esta caracterı́stica, dado que muchos sesgos por revisar en este capı́tulo
tienen como consecuencia el uso de esta opción. Se define como “cursos de acción predefinidos
que toman efecto si nada es especificado por el tomador de decisión”(Sunstein, Pratt y Thaler,
2014).
En la publicación “¿Acaso las opciones por defecto salvan vidas? de Johnson y Goldstein
(2003) se muestra que requerir que las personas se den de baja2 si no desean ser donantes de
órganos en vez de que tengan que inscribirse si desean hacerlo, provoca grandes diferencias
en las tasas de donación de órganos.

Esto es ampliamente conocido por las grandes corporaciones. Sin ir más lejos, Google hizo
una gran apuesta en los inicios de su historia, al llegar a un acuerdo de USD 50 millones con
1
Gran exponente de esta rama de la economı́a, autor de múltiples libros y Premio Nobel de Economı́a 2017
2
A pesar de no ser una expresión común en Chile, corresponde a la traducción más precisa del término
anglosajón “Opt-out”.

17
AOL en 2002 para convertirse en su motor de búsqueda por defecto. Muchos economistas
estarı́an de acuerdo en que esto no es anticompetitivo. Sin embargo, como dijo el director eje-
cutivo de Yelp, Jeremy Stoppelman, en una sesión del senado estadounidense el año 2011 “Si
la competencia realmente estuviera, “tan sólo a un click”3 de escoger otro motor de búsqueda,
¿por qué han invertido tanto en ser la opción por defecto de navegadores y smartphones?
Claramente, la gran mayorı́a de la gente, jamás hace ese simple click”.
Hoy Google paga un estimado de USD 100 millones al año a Mozilla para que su navegador
(Firefox) utilice Google como motor de búsqueda por defecto (Lohr, 2011).
Si las grandes corporaciones han sabido dar consideraciones especiales a las problemáticas
psicológicas y económicas que surgen de la elección de la opción por defecto, ¿por qué no lo
hacemos en el proceso de diseño de polı́ticas públicas?
Un plan de pensión por defecto es probable que se interprete (o malinterprete) como
un consejo implı́cito que muchas personas pueden seguir automáticamente. De esta forma,
la opción por defecto puede tener efectos negativos en el bienestar de las personas si no es
tomada con seriedad. Aunque también, puede servir como una herramienta para influenciar
a la gente a tomar decisiones socialmente deseadas.
Cuando la opción que se quiere influenciar cambia con el tiempo o está sujeta a varia-
bles que cambian (por ejemplo la edad), el diseño de la opción por defecto puede requerir
planes que varı́en también automáticamente en el tiempo. Esto debido a la tendencia de los
individuos a preferir el status quo (Mitchell y Utkus, 2004).

Heurı́sticas y Anclaje

Una violación sistemática a la racionalidad que afecta a las decisiones de inversión se le


ha atribuido a los “atajos mentales” o heurı́sticas. Se definen simplemente como formas de
pensar que se han propuesto para explicar cómo las personas toman decisiones y resuelven
problemas, tı́picamente cuando se enfrentan a problemas complejos o información incompleta
(Tversky y Kahneman, 1974).
Los inversionistas se enfrentan diariamente con una gran cantidad de información que
deberı́a permitirles tomar decisiones informadas. Sin embargo, el proceso de toma de deci-
siones no es uno estrictamente racional donde se considera toda la información y se analiza
objetivamente. En realidad, los inversionistas funcionan utilizando heurı́sticas. Hay muchas
razones prácticas para ello, especialmente cuando existen presiones de tiempo.
Algunas evidencias de decisiones heurı́sticas en la literatura incluyen, por ejemplo, sólo
la consideración del desempeño reciente de fondos mutuos, generalmente menos de 5 años,
3
Aludiendo a las palabras de defensa de Google.

18
cuando en periodos tan cortos el desempeño podrı́a deberse sólo a la suerte (Patel, Zeckhauser
y Hendricks, 1991).

Por otro lado, Bemartzi y Thaler (2001) utilizaron una base de datos de 170 planes de
retiro diferentes en los Estados Unidos, y demostraron que en administradoras que ofrecı́an
una mayor cantidad de fondos de acciones, la mayor cantidad de las contribuciones se invertı́an
en fondos de acciones. Mientras que en las que ofrecı́an una mayor cantidad de fondos con
depósitos a plazo, la mayor parte de las inversiones se iban a esos fondos.

Una subcategorı́a de heurı́stica ha sido llamada “Anclaje”. Sucede cuando una exposición
inicial a un número sirve como punto de referencia e influye en los subsecuentes juicios de
valor. El proceso usualmente ocurre sin percatarnos (Tversky y Kahneman, 1974).

Un experimento pidió a los participantes anotar los últimos tres dı́gitos de su número
de teléfono multiplicado por 1000. (Por ejemplo, 623 = 623,000). Los resultados muestran
que las estimaciones subsecuentes de las estimaciones de precios de casas por parte de los
participantes, fueron significativamente influidas por el ancla definido arbitrariamente, a pesar
de que a todos se les hizo una presentación de 10 minutos sobre el mercado de las casas al
inicio del estudio (Scott y Lizieri, 2012). En la práctica, el efecto anclaje es comúnmente
menos arbitrario, el precio de la primera casa mostrada por el corredor de propiedades puede
actuar como ancla e influenciar las percepciones de las casas subsecuentemente presentadas
a nosotros (como relativamente más baratas o más caras).

Para Benartzi y Thaler (2013) el anclaje puede impedir a muchos empleados aumentar
su porcentaje de contribuciones de retiro a niveles que podrı́an generar los activos deseados
para su jubilación. Una tasa de 3 % en los planes 401(k)4 en los Estados Unidos fue diseñada
como “puntapié inicial”, bajo el supuesto de que una vez insertos en el plan los trabajadores
aumentarı́an sus tasas de contribución a su nivel deseado. Sin embargo, una vez anclados a
la baja tasa de contribución inicial, los que decidı́an no seguir la opción por defecto no eran
capaces de aumentar la tasa a porcentajes suficientemente lejanos del 3 % de partida.

En definitiva, cuando los individuos se enfrentan a una gran cantidad de decisiones, mu-
chas veces utilizan las heurı́sticas o “atajos mentales”, que en muchas circunstancias provocan
que los individuos se vean influenciados por factores no necesariamente relevantes. Por lo an-
terior sus decisiones pueden no corresponder con sus preferencias.

4
A principios de los años 80 se creó en los Estados Unidos un nuevo vehı́culo de ahorro:los programas 401(k).
En términos generales, un trabajador puede acceder voluntariamente a un programa 401(k) a través de su
empleador siendo estas, pensiones con contribución definida, de ahorro voluntario e inscripción automática.

19
Preferencias inestables

Mucha de la literatura en esta área muestra que los individuos no siempre llegan a to-
mar las decisiones con claras preferencias en mente. Por el contrario, las preferencias de los
individuos al riesgo y horizontes de tiempo, varı́an dependiendo de la decisión a tomar.
Por ejemplo, Benartzi y Thaler (2002) en un intento por testear especı́ficamente las per-
cepciones de los participantes sobre decisiones de inversión se les pide ordenar de más a
menos atractivo tres portafolios de inversión distintos. Uno es el que ellos habı́an escogido
previamente de entre una gama de opciones, el segundo es un portafolio promedio de todos
los participantes, y el tercero es el portafolio que correspondı́a a la mediana del grupo. En
promedio los participantes indicaron al portafolio promedio como igual de atractivo que el
de ellos mismos, pero sorpresivamente, mostraron una preferencia por el portafolio mediana
por sobre el de ellos mismos.

Demasiadas opciones

Múltiples estudios han examinado el impacto que tiene en el comportamiento del in-
dividuo el número de opciones de inversión disponibles. Al contrario de lo que asume la
economı́a convencional, más opciones no siempre dejan al agente económico mejor o igual.
Este fenómeno puede catapultar la aplicación de “decisiones heurı́sticas” o de la opción por
defecto, las cuales son mucho más comunes frente a una gran cantidad de opciones sobre
todo si estas son complejas. La presencia de muchas opciones ha sido asociada a infelicidad
(Schwartz, 2009), decantarse por la opción por defecto e incluso negarse a tomar la decisión.
Un experimento usualmente citado para ilustrar el impacto del exceso de información es
documentado por Iyengar y Lepper (2000). En su experimento instalan dos estantes diferentes
en una tienda, con uno mostrando 6 sabores de mermelada y otro 24. A pesar de que el 60 %
de los consumidores se detuvieron en el estante con 24 mermeladas y un 40 % en el otro
estate, sólo un 3 % de los clientes compraron mermeladas del estante de 24 opciones y un
30 % lo hicieron en el estante donde la cantidad estaba limitada a seis. De este experimento,
ellos concluyen que efectivamente es posible que los consumidores deseen menos opciones.
Existe evidencia de que estos descubrimientos pueden aplicarse a la elección en planes de
jubilación. Iyengar y Jiang (2003) en un estudio sobre las tasas de participación en los planes
401(k) demuestran utilizando datos de 800,000 trabajadores que esta disminuyó en la medida
que aumentaron las opciones de fondos. De un 75 % de tasa de participación en estos planes
de ahorro voluntario cuando se ofrecı́an dos opciones a un 60 % con 60 opciones disponibles.
Otro estudio realizado por Agnew (2002) examinó las interacciones entre el conocimiento
financiero de los individuos y su comportamiento relativo al número de opciones. El estudio

20
concluye que a medida que aumentan las opciones tanto las personas con alto conocimiento
financiero como los de bajo conocimiento optan por la opción por defecto.

Procrastinación, Inercia y el Modelo de descuento hiperbólico.

Un sesgo conductual importante identificado por los investigadores es la procrastinación


(dejar las cosas para mañana), y la inercia (dejar las cosas como están), llevando a decisiones
sub-óptimas Choi et al. (2003).
En el largo plazo quisiéramos alimentarnos mejor, ver una pelı́cula de culto y escribir este
trabajo con anticipación, pero en el corto plazo es más tentador comer chocolates, ver una
pelı́cula ligera y postergar la tesis hasta el último minuto.
El problema de la procrastinación se vuelve más relevante cuando el diseño de un sistema
de pensiones permite decisiones de inversión y los afiliados enfrentan costos substanciales de
información y planificación en la toma de estas decisiones. Por ejemplo, cuando un individuo
desea cambiarse de fondo o AFP, deben incurrir en costos inmediatos de recopilar la infor-
mación necesaria para ejercer la decisión, costos que pueden ser mayores a los posiblemente
enormes beneficios futuros cuando se les aplica una tasa de descuento. El sesgo ocurre por la
preponderancia del costo inmediato de resolver, a pesar de que las ganancias de largo plazo
sean substanciales.
Para modelar este tipo de inconsistencias temporales se ha utilizado el modelo de des-
cuento hiperbólico, que se ha convertido en la piedra angular de la economı́a conductual
(Grüne-Yanoff, 2015). El modelo sostiene que dados dos “premios” similares, los individuos
muestran preferencia por el que llega antes que por el que llega tarde. Tradicionalmente es-
te proceso se ha modelado en la forma de descuento exponencial, un modelo de descuento
“consistente en el tiempo”. Sin embargo, un gran número de estudios han demostrado desvia-
ciones a la tasa de descuento constante asumida en el descuento exponencial. El modelo de
descuento hiperbólico es una alternativa matemática que considera estas desviaciones (Green
y Myerson, 2004).
De acuerdo con el modelo, las tasas subjetivas con las que los individuos descuentan
el futuro son más altas en el corto que en el largo plazo. Cada vez que se ofrecen bienes
futuros, los sujetos tienden a escoger de manera relativamente paciente. Pero cuando los
beneficios se ofrecen de manera inmediata, los sujetos tienden a escoger de forma impaciente,
con una reversión de las preferencias (Grüne-Yanoff, 2015). Esto contrasta con el descuento
exponencial, en el cual la valoración cae a un factor constante por unidad de tiempo.
El experimento estándar pregunta a los participantes: “¿Preferirı́as $100 hoy o $120 en un
mes?” versus “¿Prefierirı́as $100 en un año, o $120 en un año y un mes?”. La gran mayorı́a

21
de los individuos prefiere el menor valor hoy, pero en cambio están felices de esperar un mes
en un año más para recibir el monto mayor (Laibson, 1997). Estas preferencias se dice que
están “sesgadas al presente”, implicando que las personas están sobreconsumiendo hoy, a un
costo substancial de su consumo futuro.
El problema de la procastinación y la inercia es cercano al problema de “autocontrol
limitado” de Mullainathan y Thaler (2000). Esto es, las personas intentan ahorrar para su
retiro, pero además muy frecuentemente se ven limitados en su capacidad para ejecutar sus
intenciones. Pareciera ser que las personas intelectualmente “entienden” los beneficios de un
comportamiento especı́fico, y “tienen una idea” de por dónde empezar, pero aun ası́ tienen
dificultad para implementarlo.
Además, la tendencia humana hacia la procastinación de actividades no placenteras
comúnmente lleva a la inercia. En estudios aplicados a pensiones se ha demostrado que
esto ocurre generalmente post inscripción en un plan de retiro. Un hallazgo común es que
los participantes rara vez vuelven a balancear sus portafolios de inversión luego de unirse a
un plan (Benartzi y Thaler, 2002). Por ejemplo, Ameriks, Veres y Warshawsky (2001) en-
cuentran que, durante un periodo de 10 años, un 47 % de su muestra no hicieron cambios en
las asignaciones de nuevas contribuciones y un 73 % no hizo cambios a las asignaciones de
activos ya existentes en sus cuentas.
Una investigación realizada por Weber (2004), sugiere que esta inercia puede explicarse
por la decisión de evitar decisiones de retiro que inherentemente conlleva pensar en factores
no placenteros como el envejecimiento y la muerte. Benartzi y Thaler (2007) argumentan que
otro factor que contribuye a la inercia viene del potencial miedo a arrepentirse por parte del
inversor si observa que el nuevo portafolio (en nuestro paı́s serı́a AFP y fondo especı́fico),
está teniendo un mejor rendimiento que el anterior.

Efectos de encuadre (“Framing effects”)

Otro sesgo en la toma de decisiones guarda relación con la forma en que la pregunta se
formula. Las opciones pueden ser puestas en palabras que destaquen los aspectos positivos o
negativos de la misma decisión provocando cambios en su atractivo relativo.
Vrij (2008) describe un ejemplo muy interesante en que los participantes de un experi-
mento ven un video sobre un accidente de tránsito y luego se les hace preguntas sobre el
evento. Una de estas es “¿A qué velocidad iban los autos cuando hicieron contacto?” Otros
participantes recibieron la misma información solo que las palabras “hicieron contacto” fue-
ron remplazadas por toparon, chocaron, colisionaron o estrellaron.5 A pesar de que todos
5
El experimento fue realizado en inglés. Se ha intentado escoger las traducciones más apropiadas. Los verbos
originales fueron ‘contacted’, ‘hit’, ‘bumped’, ‘collided’, y ‘smashed’, respectivamente.

22
los participantes vieron el mismo video, las palabras utilizadas en la pregunta afectaron su
respuesta. La velocidad estimada (en millas por hora) promedio fue de 31, 34, 38, 39 y 41
respectivamente. Una semana después se les preguntó si habı́an visto vidrios rotos en el sitio
del accidente. A pesar de que la respuesta correcta era “no”, un 32 % de los participantes
que se les preguntó por la “colisión” dijeron que lo habı́an visto.
Otro ejemplo común es cuando se debe realizar un procedimiento médico riesgoso. Cuando
se le dice al paciente “De los que se someten a este procedimiento, el 90 % está vivo luego
de 5 años” es mucho más probable que esté dispuesto a hacérselo que cuando se dice “De
los que se someten a este procedimiento, el 10 % muere antes de 5 años” (Redelmeier, Rozin
y Kahneman, 1993).
En sistemas de pensiones o inversiones, la enumeración y el orden en el cual se presentan
los portafolios afectan la decisión tomada. Benartzi y Thaler (1999) descubren en sus expe-
rimentos, que los inversionistas reaccionan distinto si son los resultados de corto o largo los
que se presentan. Luego en otro experimento Benartzi y Thaler (2002) testean la “aversión a
extremos”, diseñando un experimento donde el mismo portafolio de inversión (C) es situado
como la opción intermedia o como una opción extrema. Descubren que cuando se sitúa como
una opción extrema en el set de opciones A, B, C el 29,2 % de los participantes preferı́an C
a B, pero cuando C era la opción intermedia en el set B, C, D el 52,8 % indicó preferir C
sobre B. Es decir, cuando los individuos se enfrentan a un grupo de fondos balanceados con
riesgos variados, algunos probablemente preferirán el del medio simplemente por su posición
relativa.

Teorı́a Prospectiva

La teorı́a prospectiva destaca como un modelo alternativo a la teorı́a de la utilidad espe-


rada. Fue desarrollada por Kahneman y Tversky (1979) y finalmente le valió a Kahneman el
premio Nobel de economı́a en 2002.
Utilizando los resultados obtenidos tanto de sus propias observaciones empı́ricas, como de
varios experimentos, concluye que los individuos establecen preferencias en función de una
situación inicial, en lugar de en términos absolutos. Uno de los resultados de este razona-
miento conduce a asimetrı́as de comportamiento entre las situaciones de posibles pérdidas
o ganancias. Los individuos, por ejemplo, son generalmente más aversos a las pérdidas que
amantes de las ganancias. Un efecto de dotación también se deriva de este análisis, ya que
la compensación requerida por alguien para deshacerse de un bien es más grande de lo que
estarı́a dispuesto a pagar para adquirirlo.
La función de valor, que se muestra en la Figura III.1, depende de cambios en la riqueza

23
Figura III.1: Función de valor, teorı́a de prospectos

con respecto a una situación de referencia y tiene una forma sigmoidea: siendo cóncava para
las ganancias (aversión al riesgo) y convexa de las pérdidas (amante al riesgo). Se presenta
una discontinuidad en el origen con una pendiente más pronunciada para las pérdidas que
para las ganancias.
Esta teorı́a ayuda a entender por qué el mismo individuo puede ser, en diferentes situa-
ciones, amante o averso al riesgo. Por ejemplo, explica por qué los inversores evitan vender
activos que han perdido valor pero es probable que los vendan cuando han generado ganan-
cias. También por qué la misma persona puede comprar tanto un billete de loterı́a y una
póliza de seguro (Shefrin y Statman, 1985).

Cajas mentales

“Es el set de operaciones cognitivas utilizado por individuos y hogares para organizar,
evaluar y mantener seguimiento de actividades financieras” (Thaler, 1985). De acuerdo a
la teorı́a las personas tratan el dinero de forma diferente dependiendo de factores como
el origen e intención de uso, en vez de simplemente sumar entradas y restar salidas como
en contabilidad. Se recibe placer no sólo del valor del objeto, pero también de cómo se
llevó a cabo la transacción, por ejemplo, las personas están dispuestas a gastar más dinero
cuando pagan con tarjeta que con efectivo (Prelec y Simester, 2001). Además, los humanos

24
comúnmente fallan en considerar los costos de oportunidad y son susceptibles a la “falacia de
los costos hundidos” que ocurre cuando los individuos continúan un comportamiento como
resultado de recursos previamente invertidos (tiempo, dinero o esfuerzo), también puede ser
visto como un sesgo resultante de un compromiso en curso. Por ejemplo, una persona que tiene
entradas para un concierto podrı́a manejar por horas con mal tiempo solo porque siente que
debe ir dada la inversión inicial. Si los costos superan los beneficios (inconveniencia, tiempo
o dinero) son guardados en una “caja mental” diferente que la asociada a la transacción de
la entrada (Thaler, 1999).
Las personas usualmente también crean cajas mentales cuando se trata de deudas. Muchos
individuos tienen simultáneamente deudas y dinero ahorrado con fines particulares que no
paga interés (por ejemplo dinero en la cuenta corriente para la educación de sus hijos y
un crédito para pagar una casa). Pero como hay que pagar intereses por la deuda, estarı́an
mejor si utilizaran los ahorros para pagarla dado el carácter fungible del dinero (Thaler,
1985). Respecto a sistemas de pensiones existen estudios que muestran que los individuos
separan su dinero entre “cuenta antigua” para el dinero que ya se ha incorporado en un plan
de contribución definida y “cuenta nueva” a dinero aún no contribuido a ningún plan. Las
personas parecen más dispuestas a diferenciar el fondo de asignación para el dinero nuevo
que el antiguo, posiblemente porque temen arrepentirse si el antiguo fondo tiene mejores
rentabilidades que el nuevo. En contraste, para el dinero nuevo no hay historia/punto de
referencia. Ameriks (2002) analizan una muestra de afiliados entre 1987 y 1996 en Estados
Unidos. Observan que durante el periodo sólo un 27 % cambiaron sus activos existentes, pero
un 53 % cambió sus nuevas contribuciones.

Efecto Pares y Sesgo de Grupo

La presión de los pares o presión social hace referencia a la influencia que ejerce un grupo
de pares en alentar a una persona a cambiar sus actitudes, valores, o comportamiento de ma-
nera de dar conformidad a las normas del grupo. Cuando las personas están en grupo, toman
decisiones respecto al riesgo de manera diferente de aquellos que están solos6 . Agrupadas, las
personas son propensas a tomar decisiones más arriesgadas debido a que el riesgo compar-
tido hace creer al individuo que arriesga menos o porque al haber una posición compartida
se piensa que es lo correcto tomando una decisión más extrema, no obstante en otro caso, la
decisión serı́a más conservadora (Chen y Ma, 2017). A diferencia de otros sesgos analizados
que paralizan la toma de decisiones como la procastinación y la inercia, el efecto par por el
contrario puede acelerar una decisión sin tomar las consideraciones necesarias para llevarla a
6
En ocasiones incluso todos los miembros sin excepciones habrı́an tomado una decisión diferente u opuesta,
lo que es conocido como “La paradoja de Abeline” (Harvey, 1988)

25
cabo eficazmente.
Bursztyn et al. (2014) conducen un experimento para identificar dos canales de influencia
social en decisiones financieras ampliamente estudiados de forma teórica. Cuando alguien
compra un activo, sus pares pueden querer comprarlo también, porque (1) aprenden de su
decisión (aprendizaje social) y (2) la posesión del activo afecta la utilidad de otras personas
directamente. Ambos canales tendrı́an efectos estadı́sticamente significativos en las decisiones
de otros.
Además, Benartzi y Thaler (1999) sostienen que las personas buscan consejos financieros
de sus parejas, amigos y colegas en vez de especialistas. Una anécdota interesante viene de
una cadena de supermercados que operaba en Texas. El proveedor de planes de pensiones de
la cadena se percató que el comportamiento de los trabajadores era notablemente homogénea,
pero que el comportamiento entre supermercados era bastante heterogénea, concluyendo que
la fuente de consejos provenı́a informalmente de adentro de los supermercados (Benartzi
y Thaler, 2007).
No obstante lo anterior, como la información entregada por los pares es usualmente de
naturaleza cuantitativa (por ejemplo, niveles de consumo), se creı́a posible que los sujetos
simplemente se “anclaran” a esos niveles de forma inconsciente, sin influencia normativa o
informacional. Un reciente estudio experimental (Verhallen et al., 2018) buscó diferenciar
estos efectos en el contexto de sistemas de pensiones, exponiendo a los participantes a ambos
efectos y pidiéndoles escoger una tasa de contribución. Los resultados muestran que cuando
se utilizan números más cercanos a los del grupo de control (no expuesto a ningún tipo de
influencia) el efecto de ambos sesgos es similar, sin embargo, cuando se utilizan valores más
extremos, el rol del efecto par es mucho mayor que el efecto ancla. Este estudio no hace
más que confirmar la existencia y relevancia que podrı́a tener el efecto par en el contexto de
sistemas de pensiones.

Exceso de seguridad

Otro sesgo en el proceso de toma de decisiones es el resultado de que muchos individuos


poseen un exceso de seguridad en su conocimiento, habilidades y la precisión de su infor-
mación. Una vasta literatura experimental (ver por ejemplo Fischhoff y MacGregor (1982))
muestra que los individuos por lo general piensan que su conocimiento es más preciso de lo
que realmente es.
En la literatura psicológica hay dos factores principales que contribuyen al exceso de
confianza: La ilusión del conocimiento y la ilusión del control. La primera ocurre cuando uno
tiene una gran cantidad de información, pero automáticamente asume que la información

26
ha sido interpretada correctamente por lo que puede ser utilizada de forma oportuna. La
segunda es la ilusión de que uno puede decidir sobre cosas que escapan de nuestro control. A
gran cantidad de asuntos se le ha atribuido el problema del exceso de confianza. Por ejemplo,
el gran número de emprendedores que entran al mercado a pesar de las bajas probabilidades
de éxito (Moore y Healy, 2008).

“Nudge” y la arquitectura de la elección

Thaler y Sunstein (2008) definen arquitectura de la elección como “el contexto en que
las personas toman decisiones”, las diferentes formas en que las opciones son presentadas a
los consumidores y el impacto de esta presentación en la toma de decisiones. Por ejemplo,
el numero de opciones presentadas, la forma en que los atributos son descritos (framing),
la presencia de una opción por defecto o de un efecto señuelo7 , entre otros, pueden influen-
ciar la decisión del consumidor. La arquitectura de la elección, no tiene necesariamente un
componente intencional.
“Nudge”, por otro lado, se traduce literalmente como “un pequeño empujón” y se define
como “cualquier aspecto de la arquitectura de la elección que altere el comportamiento de los
individuos de forma predecible, sin prohibir ninguna opción ni cambiar significativamente los
incentivos económicos”. [...] Para ser considerado un nudge la intervención debe ser barata y
fácil de cambiar [...] Nudge no es un mandato. Poner fruta a la altura de los ojos cuenta como
nudge. Prohibir la comida cahtarra no” (Thaler y Sunstein, 2008). Un “pequeño empujón” o
nudge tiene como objetivo “guiar a las personas en direcciones particulares” (Sunstein, 2015)
y por tanto se define como una herramienta8 .

7
Ocurre cuando las preferencias de las personas de una opción sobre otra, cambian al añadir una tercera
opción (similar pero menos atractiva). Por ejemplo, es más probable que las personas escojan un bolı́grafo
elegante por sobre USD 6 si hay una tercera opción en la forma de un bolı́grafo menos elegante (Bateman,
Munro y Poe, 2008).
8
Nudge se ha definido en ocasiones como una unidad sin intención, utilizado como sinónimo de arquitectura de
la elección, sin embargo, la definición aquı́ empleada es la mas común y aceptada (ver Barton y Grüne-Yanoff
(2015) para más detalle sobre esta diferenciación en la literatura).

27
Capı́tulo IV
Análisis del actual sistema de pensiones chileno bajo
un enfoque conductual.

Ciclo de vida y el ahorro

Un modelo económico muy famoso y enseñado en casi todas las escuelas de economı́a del
mundo, corresponde a la “Teorı́a del Ciclo de Vida” de Modigliani y Brumberg (1954). Este
empieza con la observación de que cada individuo cumple un ciclo de vida respecto a sus
ingresos: cuando nace, no percibe ingresos, luego trabaja y finalmente jubila. Los individuos
intentarı́an entonces suavizar su consumo, para lo cual ahorran y desahorran durante su ciclo
de vida, y ası́ tener un consumo parejo a lo largo de su existencia. La “Hipótesis de la Renta
Permanente” de (Friedman, 1957), es similar a la anterior, aunque centrando la atención en
la predicción del nivel de renta disponible de un consumidor a lo largo de su vida. Estas
proposiciones se han mantenido como una parte esencial del pensamiento económico por
muchos años. Sin ellas, tendrı́amos mucho menos que decir sobre temas como la provisión
pública y privada de la seguridad social, los efectos del mercado accionario en la economı́a,
los efectos de la demografı́a en el ahorro nacional y los determinantes de la riqueza nacional,
entre otros temas económicos importantes (Deaton, 2005).
Sin embargo, los diversos intentos por testear la hipótesis del ciclo de vida han tenido
resultados a lo menos mixtos. Un buen resumen es dado por Courant, Gramlich y Laitner
(1986) “pese a toda su elegancia y racionalidad, el modelo no ha funcionado muy bien, ni
los esfuerzos para testearlo con microdatos de corte transversal han sido satisfactorios”1 . Un
ejemplo claro de que la hipótesis anteriormente señalada no se ajusta a la realidad es el
simple reconocimiento de que la gran mayorı́a de los gobiernos (incluido Chile) fuerzan a los
ciudadanos a ahorrar para su vejez. Si la teorı́a del ciclo de vida se cumpliera, la coerción
1
Para un ejemplo reciente de una prueba empı́rica ver Ganong y Noel (2015), “How does unemployment
affect consumer spending?”.

28
serı́a innecesaria dado que los individuos lo harı́an por convicción.
Lusardi (1999) encuentra que la riqueza en los Estados Unidos varı́a mucho más entre los
hogares de lo que serı́a consistente con la teorı́a del ciclo de vida. De acuerdo con su estudio,
algunos hogares mantienen más riqueza de lo que la hipótesis de Modigliani puede explicar,
mientras que muchos llegan a la jubilación con muy pocos ahorros. En la misma lı́nea, Thaler
y Benartzi (2004) concluyen que cuando se deja a su suerte, las personas ahorran menos para
su pensión de lo que la tasa del ciclo de vida podrı́a predecir.
En Chile, a pesar de que los trabajadores deben cotizar por ley, existı́an hasta hace po-
co algunas excepciones que podrı́an darnos una idea de la real propensión a ahorrar de la
población chilena. Esta excepción correspondı́a, hasta el año 2017, a los trabajadores in-
dependientes. En estricto rigor desde el año 2012 que comenzó para ellos la obligación de
realizar cotizaciones previsionales para pensiones, seguro de accidentes de trabajo y enferme-
dades profesionales, sin embargo, existı́a la posibilidad de firmar una declaración jurada de
forma electrónica para eximirse anualmente de dicha obligación por las rentas de honorarios
recibidas hasta el año 2017 (considerado como un periodo de transición). A partir de enero
2018, la obligación de cotizar no admite excepción y todos los trabajadores a honorarios
deben cotizar para pensiones y accidentes del trabajo (SII, 2018).

Tabla IV.1: Participación de Trabajadores independientes en sistema de pensiones.

Trabajadores independientes 2017


Emitieron boletas (total) Renunciaron a cotización Cotizaron
1.005.044 745.681 260.693
100,0 % 74,2 % 25,8 %
Fuente: (Superintendencia de Pensiones, 2018d)W

Como podemos apreciar en la Tabla IV.1 el 25,8 % de los trabajadores independientes no


cotizaban en el sistema de pensiones el año 2016. La proporción es bajı́sima considerando
que existió lo que podrı́amos designar el diseño de una “arquitectura de elección” à la Thaler
y Sunstein (2008). En el sentido que se estableció que los trabajadores independientes por
defecto deben cotizar y que el encuadre o “framing” para darse de baja consiste en una
declaración jurada (y no una pregunta simple). En definitiva, excede con creces los requisitos
mı́nimos establecidos por la literatura de economı́a conductual y aun ası́ los porcentajes son
bajos.

29
Si bien puede ser que un porcentaje de estas personas mantengan otro tipo de ahorros,
es sensato afirmar que la mayorı́a de los 1.005.044 trabajadores independientes no están aho-
rrando para su jubilación. También es prudente extender esta conclusión (no la magnitud) a
los 10.433.137 trabajadores dependientes afiliados suponiendo que no fuera para ellos obliga-
torio cotizar. Es decir, utilizando a los trabajadores independientes como un contrafactual,
es razonable afirmar en forma general que: en ausencia de coerción estatal, la mayorı́a de los
trabajadores chilenos no ahorrarı́a y es mı́ope respecto a su jubilación.
Los porcentajes de ahorro voluntario también permiten hacerse una idea respecto a que
tan “Homo œconomicus” son los chilenos. Según datos de la Superintendencia de Pensiones
(2018), en Chile 1.143.870 personas hacen uso del Ahorro Previsional Voluntario (APV) es
decir un 10,6 % del total de los afiliados. Mientras que tan solo 1.097.005 personas hacen uso
de la opción de ahorro voluntario en cuenta dos, representando el 10,5 % de la totalidad de
afiliados al sistema de AFP. El Ahorro Previsional Voluntario Colectivo (APVC) en realidad
es casi inutilizado, con 737 cuentas existentes representa el 0,007 % del universo de afiliados.
Es importante mencionar que el hecho de que las personas no contribuyan más de los
exigido por ley no puede calificarse como irracional per se. Si pensamos en el modelo de
decisión intertemporal de Fisher (1930) es posible que el consumo óptimo tanto futuro como
presente pudiese ser alcanzado con un nivel de ahorro afı́n a una tasa de contribución menor a
la exigida por el gobierno de Chile. En ese caso la restricción de contribuir por un porcentaje
10 % se encontrarı́a activa y por lo tanto el individuo representativo estarı́a tomando una
decisión perfectamente racional al decidir no contar con un porcentaje de ahorro voluntario.
Sin embargo, toda la evidencia indica que las pensiones chilenas no son suficientes, no
solo desde una perspectiva social o de estado, sino que para los individuos en particular. El
64 % del total de no pensionados creen que cuando estén en edad de jubilarse, la pensión que
recibirán no cumplirá con sus expectativas STATCOM, 2014. En definitiva, hay luces de que
los chilenos son conscientes que con el nivel de contribuciones actual no alcanzarán la pensión
que les permita su nivel de consumo óptimo, sin embargo, no intervienen activamente para
revertir esta situación.
Una explicación para lo anterior es que los chilenos se encuentren fuertemente sesgados
al presente con preferencias hiperbólicas de modo que, aunque la gente se da cuenta que
posponer decisiones relativas a la jubilación puede acarrear costos en el futuro (a su pensión),
el costo inmediato a incurrir en tiempo y esfuerzo determina a los individuos a evitar planificar
(Ackert y Deaves, 2009). Esto explicarı́a por qué los trabajadores independientes posponen
su iniciación en el sistema, y por qué los trabajadores dependientes posponen la decisión de
ahorrar más, aunque tengan la intención de hacerlo eventualmente.

30
Este corresponde a un buen punto de partida para analizar el sistema de pensiones chileno
desde un punto de vista conductual: Sin coerción estatal muchos chilenos no ahorrarı́an para
su jubilación. Pero si el Estado de Chile debe llegar al punto de obligar a los ciudadanos a
ahorrar para su vejez contribuyendo con un porcentaje de sus salarios, parece válido pregun-
tarse: ¿Podemos esperar que estos individuos tomen decisiones informadas en asuntos más
complejos como, por ejemplo, la elección de una AFP o de un fondo de riesgo?

La libertad de elegir

Si consideramos sólo el primer y segundo pilar, los sistemas de reparto en el mundo


generalmente no entregan a los ciudadanos diferentes opciones para su jubilación 2 . En estos
casos las decisiones de los individuos que afectan sus ahorros para la vejez son en realidad,
decisiones estrictamente laborales, como por ejemplo la decisión de entrar a trabajar o de
dejar de hacerlo definitivamente. Por el contrario, una caracterı́stica frecuente de los sistemas
de capitalización individual y que el sistema de pensiones en Chile también posee, es la
libertad que tienen los ciudadanos para tomar decisiones respecto a sus ahorros. En este
sentido, es interesante hacer el ejercicio de analizar la cantidad de decisiones que debe tomar
un ciudadano de Chile respecto a sus fondos de pensiones cuando comienza a trabajar: En
primer lugar, debe decidir si cotizar en la administradora de fondos por defecto o alguna
otra. Si no decide hacerlo en la AFP por defecto, debe en segundo lugar decidir en cuál de
todas, considerando factores como las comisiones, rentabilidades y servicio. En tercer lugar,
debe decidir si invertir en un solo fondo de riesgo o en más de uno. Si es en uno, debe luego
decidir si lo hace en el fondo por defecto correspondiente a su edad y género o en algún fondo
con distinto riesgo. Si decide en más de uno debe finalmente decidir qué porcentaje de su
cotización asignar a cada uno.
Este simple ejercicio permite advertir que a pesar de que el sistema chileno de pensiones
parece ser bastante sencillo a primera vista, conlleva una serie de decisiones importantes al
momento de comenzar a cotizar por primera vez, y aún más si consideramos las decisiones de
cambiarse de fondo o AFP a lo largo de la vida, respondiendo a las condiciones económicas
y el contexto polı́tico, entre otras variables.
Ya advertimos en el Capı́tulo III que tener demasiadas opciones puede traer consigo
consecuencias negativas tales como la aplicación de “decisiones heurı́sticas”, de la opción por
defecto o experimentar una caı́da en las tasas de participación. Deberı́amos entonces, desde
2
No obstante, si incluimos también el tercer pilar de cotizaciones voluntarias, (que en varios paı́ses ha ido
tomando un rol cada vez más importante en mejorar el ahorro para la vejez de la población), nos percatamos
que algunos de ellos como Suecia y Australia permiten incluso opciones de inversión ilimitadas (Tapia
y Yermo, 2007)

31
una perspectiva de la economı́a conductual, esperar que los gobiernos limitaran la cantidad
de opciones, en la búsqueda de que los ciudadanos tomasen mejores decisiones. Una de las
medidas que ha tomado Chile con respecto a aquello de manera explı́cita, es limitar a sólo
cinco fondos de riesgo por AFP, lo que se puede interpretar como un intento por simplificar
el sistema y disminuir el número de decisiones para los individuos.
A pesar de estos esfuerzos, gran parte de la literatura de economı́a conductual analizada
en el Capı́tulo III sostiene que, incluso enfrentado a pocas opciones, los individuos comenten
errores sistemáticos con respecto a sus fondos de retiro, siendo muchas veces incapaces de
seleccionar un fondo de inversión que coincida con sus preferencias de riesgo y retorno. Luego
se hace necesario discutir: ¿Cuáles son las razones que hay detrás de dar libertad de elección
a los individuos respecto a sus fondos de jubilación?
En una publicación del Gobierno de Chile sobre una serie de reformas realizadas al sistema
el año 2002, se puede leer que la razón de la creación de los multifondos fue “permitir a los
afiliados definir, sobre la base de sus necesidades especı́ficas y preferencias, la forma en que
serán invertidos sus ahorros previsionales” (Gobierno de Chile, 2002). Esta declaración y
en general la noción de que las decisiones individuales deben ser cuidadas y respetadas,
usualmente descansa en la idea de que los individuos toman excelentes decisiones, o al menos
que tomarán mejores decisiones a que si otros las tomasen por ellos. Desde un punto de
vista económico tradicional se argumenta que los agentes económicos informados actúan
racionalmente para maximizar su propio beneficio, en consecuencia, una selección de inversión
óptima requiere que las personas participen activamente en la asignación de sus recursos de
manera que estas preferencias se reflejen en la composición de sus portafolios de inversión.
Sunstein y Thaler (2003) sostiene que existe poca evidencia empı́rica que apoye la idea de
los individuos como buenos tomadores de decisiones y utiliza el ejemplo de la obesidad. “Exis-
te muchı́sima evidencia de que la obesidad causa graves problemas de salud, frecuentemente
conllevando una muerte prematura (Mokdad et al., 2001). [. . . ] Es bastante fantástico sugerir
que todos escogerán una dieta óptima, o una dieta que es preferible a la que elegirı́an terce-
ras personas. Por supuesto que a las personas racionales les importa el sabor de la comida,
además de la salud, pero la idea de que las personas están escogiendo sus dietas óptimamente
serı́a difı́cil de respaldar.” Esta afirmación se aplica perfectamente a Chile donde según un
reciente informe de la OMS el 63 % de la población adulta tiene sobrepeso u obesidad, la más
alta tasa en América Latina (Naciones Unidas FAO, 2017).
Lo que es cierto para las dietas, es cierto también para muchos otros comportamientos
ligados al riesgo, incluido beber y fumar, causantes de miles de muertes prematuras al año en
Chile (Naciones Unidas FAO, 2017). Luego deberı́a ser natural preguntarse: ¿Debe ser la dieta
que llevamos una decisión completamente libre de tomar para las personas? ¿Debe el estado

32
establecer ciertas restricciones a través de polı́ticas públicas? De igual forma, una pregunta
básica en la formulación de sistemas de pensiones debiese ser ¿Cuánto poder de decisión
deben tener los individuos en cuestiones como la elección del administrador de fondos, la
designación del portafolio de inversión, y la forma del pago de la pensión al momento del
retiro? Este tipo de decisiones pueden tener grandes consecuencias en la calidad de vida de
la población jubilada. Sin embargo, no son solamente preguntas de polı́tica pública, sino que
corresponden a una pregunta filosófica que sigue vigente hoy tanto como lo era en el siglo
XVII 3 .
Un paternalista defenderı́a la reducción de la libertad y autonomı́a de la persona bajo
la justificación de proteger a la persona del posible daño que esa persona pudiera causarse
a sı́ mismo en caso de disponer de mayor autonomı́a y libertad. Un libertarista defenderı́a
completamente la libertad individual, es decir, el derecho del individuo sobre sı́ mismo para
tomar decisiones que le afectan.
“El principio del daño” articulado por el filósofo libertarista inglés Stuart Mill (1859)
sostiene que “El único propósito por el cual el poder puede ser correctamente ejercido sobre
los miembros de una comunidad civilizada en contra de su voluntad, es para prevenir el daño
a otros. Su propio bienestar, ya sea fı́sico o psicológico, no es garantı́a suficiente”.
En definitiva, es una pregunta que no tiene una sola respuesta.
Lo cierto es que en Chile, además de la mencionada limitación en la cantidad de fondos
para las AFP, también se han tomado medidas concretas para limitar la libertad de elegir
de los individuos. En particular, se han puesto restricciones de edad. “Los afiliados hombres
desde 56 años y mujeres desde 51 años de edad, no pensionados, pueden optar por todos los
fondos menos el fondo A. Por otro lado, los afiliados pensionados pueden optar por cualquiera
de los tres fondos de menor riesgo relativo (C, D y E)” (Superintendencia de Pensiones, 2018g)
W. Es interesante notar que en la página web de la superintendencia de pensiones se indica
que esta restricción es la forma en que la ley protege a quienes están cerca de jubilar, sin
embargo, no explicita que los protege de sus propias malas decisiones.
Sunstein y Thaler (2003), en la publicación “Paternalismo Libertario no es un oxı́moron”
entregan una respuesta intermedia a las posiciones anteriores basada en los avances de la
economı́a conductual. Su énfasis está en cuestionar la libertad de elección, cuando las de-
cisiones son producto de efectos de encuadre, reglas por defecto, heurı́sticas; y elabora una
forma de paternalismo que “deberı́a ser aceptable para aquellos que se encuentran firmemente
comprometidos con la libertad de elección”.
Si recordamos el ejemplo del paciente que debe someterse a un procedimiento médico
3
La primera exposición conocida de algo cercano al libertarismo es atribuible a Locke (1924), quien creı́a que
en el estado de naturaleza todos los individuos eran libres e iguales.

33
riesgoso y que cambia de parecer dependiendo como se le pregunta. Deberı́amos entonces
preguntarnos ¿Cuáles son realmente las preferencias del paciente? ¿Cuáles son las verdaderas
preferencias de alguien que siempre está en el fondo C, independiente de la estructura de
riesgo? ¿O las del individuo que ahorra dependiendo cual es la opción por defecto? Se puede ası́
cuestionar el valor de la libertad de acción, cuando no es claro que el individuo efectivamente
se encuentra tomando decisiones libres de sesgos.
El “Paternalismo Libertario” de Sunstein y Thaler (2003), se basa en la idea general de
que las personas deben tener la libertad de “salirse” de distintos arreglos si ası́ lo desean, pero
de que es legı́timo para las instituciones públicas y privadas influenciar a través de nudges
o “pequeños empujones” el comportamiento de la población. En otras palabras, hacen un
llamado a las instituciones para que activamente dirijan a la gente a tomar decisiones que
mejoren su propio bienestar. ¿Podrı́amos en ese caso afirmar, que el Estado de Chile, a través
de sus organismos e instituciones, influencian activamente a la gente a tomar decisiones que
mejores su propio bienestar en el sentido del Paternalismo Libertario de Sunstein y Thaler
(2003)?

Pequeños empujones para los chilenos

Para responder a la pregunta anterior, examinaremos si en el sistema de pensiones de


Chile se han utilizado nudges, a través del diseño de una arquitecura de la elección que
se beneficie de recursos clásicos de la economı́a conductual. En particular, analizaremos en
profundidad las opciones por defecto existentes, primero en la elección de AFP y luego en la
elección de fondos de riesgo. Igual de relevante, estudiaremos si durante el proceso de diseño
de polı́ticas públicas, se ha llevado a cabo una reflexión sobre las problemáticas psicológicas
y económicas que surgen de las diferentes elecciones.
En general, el diseño de una opción por defecto de AFP, tanto en Chile como en otros
paı́ses4 se ha realizado poniendo atención en la minimización de costos de los trabajadores y
no necesariamente en asegurar que la opción por defecto sea la “mejor alternativa” para los
individuos que no ejercen su poder de decisión. Como revisamos en el Capı́tulo II, la creación
de la AFP por defecto en Chile se realizó instaurando un proceso de licitación para convertirse
por dos años en la AFP por defecto de los nuevos afiliados y que se otorga a la administradora
con menor comisión. En su sitio web la superintendencia de pensiones de Chile declara “El
objetivo de la licitación es incentivar la competencia de precios entre las AFP e incrementar la
eficiencia, en beneficio de los afiliados.” Como se ha mencionado anteriormente, esto produjo
una caı́da importante en las comisiones cobradas por las administradoras de fondos y destaca
4
Ver Superannuation Choice: The Pivotal Role of the Default Option (Gallery, Gallery y Brown, 2004)

34
como un avance importante en el tema, que sı́ ha traı́do consecuencias positivas de bienestar.
No obstante lo anterior, existen diversas razones por las que se hace necesario seguir
avanzando en la materia. Por un lado, se podrı́a mejorar el diseño de esta opción por defecto
de forma que considerara otros factores como el horizonte de inversión y las rentabilidades
de las AFP evitando ası́ que sea subóptima en otras dimensiones adicionales a las comisiones
cobradas.
Por otro lado, existen a lo menos tres razones por las que se hace necesario cuestionar su
carácter estático:

Tabla IV.2: Diferencias en una década, estructura de comisiones y rentabilidades

AFP Comisiones Rentabilidades anuales acum.


2007 2017 2007 2017
Bansander 2.42 % 4.84 %
Capital 1.44 % 7.56 %
Cuprum 2.48 % 1.48 % 5.28 % 7.41 %
Habitat 2.23 % 1.27 % 5.29 % 8.04 %
Modelo 0.77 % 7.51 %
Planvital 2.55 % 0.41 % 5.51 % 6.81 %
Provida 2.39 % 1.45 % 4.55 % 7.07 %
Santa Marı́a 2.42 % 5.19 %
Elaboración propia con datos de la (Superintendencia de Pensiones, 2018c) W.

1. Si revisamos datos de la superintendencia de pensiones, es fácil darse cuenta que la


AFP más rentable5 puede cambiar a lo largo del tiempo, al igual que la estructura de
comisiones, sumado a la aparición de nuevos competidores como la AFP Modelo, con
tasas de comisión bastante competitivas y rentabilidades bastante altas.

2. Varios expertos sugieren que, durante los primeros años en el mercado laboral, cuando
los ahorros acumulados no son grandes, lo más conveniente es escoger una AFP con
bajas comisiones en vez de una AFP con altas rentabilidades (por lo general más caras).
Esto se explica en que el exceso de retorno no alcanza aún a compensar las comisiones
con ese nivel de ahorro. Sin embargo, una vez que se haya alcanzado cierto monto
ahorrado se justificarı́a un cambio a una de mayor rentabilidad y mayor comisión.6

3. Debemos recordar que los individuos tienen una tendencia a preferir el status quo a
causa de la inercia y la procastinación. Chile no es la excepción cuando hablamos
5
Para el análisis de comparación de rentabilidades entre AFP se utiliza sólo el fondo C, a modo de no
complejizar aún más con un análisis por fondos.
6
Andrés Guerra (2017), Gerente general y fundador de Previsionarte.cl W

35
de las AFP. El año 2016 de los 10 millones 170 mil afiliados al sistema tan solo 76
mil efectuaron un cambio de AFP. Incluso si suponemos que en el transcurso de una
década este número corresponde siempre a individuos diferentes7 tan solo el 7.47 % de
los afiliados habrı́a cambiado de AFP a lo largo de 10 años.

Estas tres situaciones, hacen preguntarse si es suficiente el diseño de una opción por defecto
estática para nuevos afiliados y si no es necesario que se incorporen opciones por defecto que
varı́en en el tiempo tal como han sugerido Mitchell y Utkus (2004).
Haciendo un análisis a nivel de fondos de riesgo, A, B, C, D, E es posible afirmar que se
ha avanzado muchı́simo en materia de arquitectura de la elección y opciones por defecto. Si
un individuo no elige un fondo al momento de afiliarse al sistema, se le asignará de acuerdo
a su edad y sexo siguiendo el siguiente esquema.

Tabla IV.3: Esquema de fondos por defecto según género y edad.


Mujeres hasta 35 años Mujeres de 36 a 50 años Mujeres desde 51 años
Hombres hasta 35 años Hombres de 36 a 55 años Hombres desde 56 años
A
B
C
D
E
Fuente: (Superintendencia de Pensiones, 2018h) W

De esta forma, sin utilizar las opciones más extremas (Fondos A y E), se asigna a los
afiliados en los fondos B (Riesgoso), C (Intermedio) y D (Conservador). La razón de lo
anterior, es que en el largo plazo los fondos más riesgosos han demostrado ser siempre los
más rentables. En particular el fondo A casi siempre supera al E, aunque la brecha se ha ido
acortando en el tiempo, llegando incluso, en el caso del portafolio más conservador, a superar
la performance del A, como ocurrió en 2011 y 2016. Con todo, desde 2002, la rentabilidad
del fondo A respecto del E, es 2,8 % mayor promedio por año.
En consecuencia, se ha propuesto que es mejor invertir en fondos más riesgosos cuando
se es joven, pero una vez que se acerca la edad de jubilación, es preferible evitar riesgos de
pérdida sustanciales que pueden ser irrecuperables en el corto plazo, llegando ası́ al esquema
de opciones por defecto propuesto en la Tabla IV.3.
Utilizando datos de la superintendencia de pensiones podemos ver en la Tabla IV.4 que,
en Chile, desde la implementación del sistema multifondos en 2002 hasta el año 2017 ha
7
Lo que es un supuesto poco realista, considerando que los individuos que cambian una vez de AFP son los
más probables que vuelvan a hacerlo cuando las condiciones del mercado fluctúen.

36
Tabla IV.4: Porcentaje de afiliados que tomaron una decisión activa y opción por defecto en
fondos de pensiones.

% de Afiliados que tomaron 2002 2005 2008 2011 2014 2017


Decisión activa 16 % 24 % 34 % 40 % 42 % 45 %
Opción por Defecto 84 % 76 % 66 % 60 % 58 % 55 %
Elaboración propia con datos de la (Superintendencia de Pensiones, 2018c) W.

habido un constante crecimiento del porcentaje de afiliados que tomaron una decisión activa
respecto al fondo en que desean pertenecer. Sin embargo, a 15 años luego de implementado
el sistema, sigue siendo mayor el porcentaje de afiliados que no ejercen el derecho a decidir
y simplemente son asignados a la opción por defecto. Estados cifras pueden ser además
complementados con información del número de porcentaje de afiliados para cada fondo.

Tabla IV.5: Número de afiliados por tipo de fondo y grupo (genero, edad).

Hombres<36 Hombres 36 - 55 Hombres >55


Mujeres <36 Mujeres 36 - 50 Mujeres >50
A 617,724 485,850 47,543
B 3,113,859 603,187 110,350
C 147,919 2,366,480 861,231
D 59,117 73,425 935,248
E 266,083 350,456 185,920
Elaboración propia con datos de la (Superintendencia de Pensiones, 2018c) W.

En particular, la Tabla IV.5 cruza estratégicamente a los afiliados por el grupo de edad
correspondiente en el esquema de opción por defecto presentado anteriormente, con el fondo
efectivo en que se encuentran (A, B, C, D ó E).

Tabla IV.6: Porcentaje afiliados por grupo (genero, edad) para cada fondo.

Hombres<36 Hombres 36 - 55 Hombres >55


Mujeres <36 Mujeres 36 - 50 Mujeres >50
A 54 % 42 % 4%
B 81 % 16 % 3%
C 4% 70 % 26 %
D 6% 77 % 88 %
E 33 % 44 % 23 %
Elaboración propia con datos de la (Superintendencia de Pensiones, 2018c) W.

37
Si calculamos el porcentaje de afiliados por grupo de edad para cada fondo8 (Tabla IV.6),
podemos percatarnos que actualmente el 77 % de las personas que cotizan en el fondo E,
debiera en realidad estar ahorrando en fondos de mayor riesgo, según el esquema de estrategia
por defecto del modelo. En particular, un 33 % de los cotizantes del fondo E son personas
menores a 36 años, y, por lo tanto, debieran estar en el B. Otro 44 % de los cotizantes del E,
en tanto, tienen entre 36 y 55 años hombres, 50 años mujeres, por lo que les corresponderı́a
estar en el fondo C; mientras que sólo el 23 % restante corresponde a afiliados que debieran
seguir una estrategia de inversión más conservadora en el fondo D o E, debido a su cercanı́a
con la edad de retiro.
Aunque es posible que un porcentaje de este grupo corresponda a jóvenes altamente
adversos al riesgo, en general, estas cifras no hacen más que reforzar la necesidad de seguir
avanzando en el mejoramiento del diseño de una arquitectura de elección que maximice el
bienestar de estos individuos.
Una de estas mejoras posibles, al igual que en el caso de las AFP, corresponde a la
implementación de opciones por defecto dinámicas, que cambien de fondo automáticamente
a los individuos de acuerdo a su género y edad en la medida que van envejeciendo. De hecho,
gracias a una modificación introducida en agosto del año 2010 ahora “las AFP pueden optar
por ofrecer a todos sus afiliados la posibilidad de suscribir un contrato de traspasos futuros
entre los multifondos, de acuerdo a la edad de éstos.” (Superintendencia de Pensiones, 2018a)
De esta forma, quienes no seleccionen un fondo al pasar los años, son traspasados al que
corresponda por edad de forma gradual, cada año un 20 % de los ahorros, y hasta completar
el 100 % en el nuevo fondo. Se ofrece también la posibilidad de incluir un nuevo contrato por
defecto ampliado donde se incluye también el fondo A (Más Riesgoso) para los menores de
30 años y el fondo E (Más conservador) para los hombres mayores de 61 y mujeres mayores
de 56.
Esta nueva alternativa, que podrı́a interpretarse como una opción por defecto dinámica,
significa un gran avance en el reconocimiento (ya sea formal o implı́cito) de la inercia pre-
sente en los individuos afiliados al sistema, creando mecanismos concretos para evitar las
consecuencias de este sesgo. Sin embargo, debe entenderse como una atribución legal de las
AFP y no una caracterı́stica del sistema que asegure el bienestar de todos los individuos.
Para terminar este análisis de nudges y arquitectura de la elección en Chile, quisiera
hacer dos pequeñas observaciones respecto el ahorro voluntario. Primero que la opción por
defecto aún no se ha utilizado con la finalidad de fomentar el ahorro voluntario como sı́ se
ha utilizado exitosamente en otros paı́ses. “En el contexto del ahorro voluntario, es posible
cambiar drásticamente los patrones de ahorro para la pensión, tan solo cambiando la opción
8
Cada fondo suma 100 %

38
por defecto que los trabajadores enfrentan”(Choi et al., 2004). Se ahondará más sobre este
tema en el Capı́tulo VI.
En segundo lugar, a pesar de que probablemente no fue de forma intencional, la creación
de la llamada “cuenta dos” que es independiente de la de ahorro obligatorio, constituye una
herramienta psicológica importante de fomento al ahorro en el marco de las “cajas mentales”
revisadas en el Capı́tulo III. El ofrecer la posibilidad de abrir una cuenta en un fondo y en una
AFP diferente a la de siempre, permite al individuo pensar en un ahorro con “dinero nuevo”
en una caja mental desprovista de una historia de rentabilidad y de puntos de referencia que
pudieran imposibilitar a los individuos a ahorrar más. En este sentido constituye un “pequeño
empujón”, que desde la economı́a conductual podrı́a incentivar a la población a mejorar su
pensión.

Algunos sesgos cognitivos perniciosos

Además de los distintos mecanismos que desde una perspectiva de la economı́a conductual
influencian activamente a la gente a tomar decisiones que mejores su propio bienestar, también
podemos reconocer distintos sesgos que son fácilmente identificables en el comportamiento
de la población chilena y que podrı́an estar teniendo efectos negativos en el bienestar de las
personas. En esta sección nos enfocaremos particularmente en el anclaje, efecto par, inercia
y procastinación.
En lı́nea con lo realizado por Tapia y Yermo (2007), si volvemos a utilizar los datos de la
Tabla IV.5 pero esta vez calculamos el porcentaje de afiliados por tipo de fondo para cada
grupo9 (Tabla IV.7), podemos ver (como era de esperar) que la mayorı́a de los individuos de
cada grupo se mantiene en el fondo por defecto (gris oscuro).

Tabla IV.7: Porcentaje afiliados por tipo de fondo para grupo (genero, edad)

Hombres<36 Hombres 36 - 55 Hombres >55


Mujeres <36 Mujeres 36 - 50 Mujeres >50
A 15 % 13 % 2%
B 74 % 16 % 5%
C 4% 61 % 40 %
D 1% 2% 44 %
E 6% 9% 9%
Elaboración propia con datos de la (Superintendencia de Pensiones, 2018c) W.

Sin embargo, si buscamos donde se encuentra el grupo que ha decidido cambiarse a


otro fondo distinto al asignado, podemos percatarnos que siempre es mayor en el fondo
9
Cada grupo de edad y género suma 100 %

39
inmediatamente superior al fondo por defecto (gris claro). Este “anclaje” sucede en las tres
bandas de edad. Siendo en la tercera banda aún más significativo. Este resultado podrı́a
encontrar explicación en que ese fondo simplemente adhiere a necesidades de estos grupos.
Sin embargo, es probable que estas personas en la búsqueda del fondo de su preferencia
(en este caso más riesgoso y rentable en el largo plazo), hayan decidido también no alejarse
demasiado del fondo “recomendado” para su grupo de edad con consecuencias negativas
de bienestar. Este fenómeno permite reflexionar también sobre las posibles consecuencias
negativas de una opción por defecto y de cómo seguir mejorando estas herramientas.

Otro sesgo importante desarrollado en el Capı́tulo III y con gran aplicabilidad a la reali-
dad chilena es el “efecto par”. En una entrevista con el diario “La tercera” la consultora
previsional y de ahorro Alfredo Cruz y Compañı́a, recuerda dos ejemplos claves. Primero,
la popularización del llamado del sitio web denominado “Felices y Forrados” a moverse al
fondo E de AFP Modelo, arguyendo que era la estrategia de inversión barata y de más corto
plazo de la AFP implicando menores perdidas. El segundo episodio fue la acción colectiva
elaborada por movimientos contrarios al modelo de AFP de cambiarse al fondo E “para
acabar con el sistema” donde se traspasaron alrededor de 170 mil afiliados. En esa lı́nea el
Asesor Previsional Ronald Dempster, agrega que “Es absolutamente negativo, van a perder
patrimonio las personas y a quienes más va a afectar es a los que estaban a punto de tomar
la decisión, o sea, los que ya estaban cercanos a jubilarse [. . . ] Están creyendo que perjudican
a las AFP y en la realidad a quien están afectando es a ellos mismos. Deben entender que las
platas son de ustedes, por lo tanto, si salen a vender masivamente acciones van a tener que
venderlas más baratas. Si salen a comprar masivamente renta fija van a comprarla demasiado
cara”(Cooperativa, 2016) W.
Desde una perspectiva económica este tipo de problemas son bastante graves conside-
rando que estas decisiones grupales muchas veces son más radicales de las que se tomarı́an
individualmente y, sin embargo, pueden determinar el estándar de vida al momento de enve-
jecer.
Como revisamos en el Capı́tulo III, a diferencia de otros sesgos que paralizan la toma de
decisiones como la procastinación y la inercia, el efecto par por el contrario puede acelerar una
decisión. En este sentido la combinación incorrecta de ambos sesgos puede tener consecuencias
aún más graves en bienestar que cada uno por separado. Supongamos el caso de una persona
que toma la decisión de cambiarse al fondo E para acabar con el sistema de pensiones. Aquı́
la decisión va asociada a emociones como la rebeldı́a o la acción potenciadas por el impulso
colectivo. En cambio, una vez que esté en ese fondo y el fervor polı́tico haya pasado, volver
a cambiarse requerirá pensar en emociones no placenteras asociadas al envejecimiento o la

40
muerte que podrı́an provocar inercia y procastinación.
Para fijar ideas, pongamos el ejemplo concreto de una mujer de 30 años, que tiene ahorros
acumulados por 4 millones de pesos de su vida laboral (USD 6400). Además, cuenta con una
remuneración mensual imponible de 624 mil pesos (USD 1000) y cotiza en promedio 11
meses al año. Supongamos que logra duplicar su salario a los 36 años y que además vuelve a
aumentar en 60 % a los 51 años. Si jubila a los 60 años, y cotizando siempre en el fondo A10
tenemos que bajo un escenario neutral su pensión esperada es de CLP 546 mil (USD 880),
en cambio si cotiza siempre en el fondo E su pensión esperada es de CLP 400 mil (USD 640),
un 27 % menos aproximadamente. Por otro lado, aunque desde los 30 a los 35 años cotizara
siempre en el fondo E, si a los 36 años se cambiara nuevamente al fondo A11 su pensión
esperada serı́a de CLP 534mil (USD 860), sufriendo una pérdida de tan sólo un 2,2 %.12 Es
decir el “costo de equivocarse” producido por el efecto par sólo es grave cuando se combina
con la procastinación.

Desinformación combinada con sesgos y opciones por defecto.

Es muy importante comentar que no todas las “malas decisiones” se toman por los distin-
tos sesgos identificados desde la economı́a conductual y que otra causante de estas corresponde
simplemente al desconocimiento y falta de información. Respecto de algunos parámetros del
Sistema de Pensiones consultados en la Encuesta de Opinión de la Comisión se concluye que
solamente el 19 % de los hombres y el 12 % de las mujeres conoce el ingreso imponible que
se descuenta mensualmente para el Sistema de Pensiones, un 11 % de las personas está al
tanto de las comisiones cobradas por su AFP, un 34 % manifiesta estar nada informado sobre
la rentabilidad de sus fondos. La edad legal de jubilación es el elemento que más personas
conocen, en efecto 77 % conoce efectivamente la edad legal de jubilación de los hombres y
un 67 % la de las mujeres. En cuanto a la propiedad de los fondos un 72 % indica saber que
estos son de propiedad personal.
Aunque efectivamente muchos de las decisiones subóptimas son consecuencia de la des-
información de la población o de malas recomendaciones, lo cierto es que algunos sesgos
identificados por la economı́a conductual pueden agravar sus consecuencias.
Sunstein y Thaler (2003), tiene un ejemplo muy ilustrador de lo anterior. La gran mayorı́a
de los adultos han experimentado lo suficiente durante el curso de sus vidas para tener una
idea clara sobre los sabores de helado que prefieren. Pueden tomar decisiones óptimas en
10
Excepto para cuando el individuo es mayor de 51 años, que como ya revisamos, tiene restringido el acceso
al fondo A.
11
idem
12
Cálculos realizados utilizando el simulador oficial de la superintendencia de pensiones. W

41
una heladerı́a incluso cuando se ofrece más de una docena de sabores. Aunque la opción
por defecto sea “Helado de Esparrago”, de todos modos es poco probable que la escojan
y no deberı́a tener mayor incidencia en los sabores más vendidos. Sin embargo, cuando
nos enfrentamos a un menú de muchas comidas desconocidas en un paı́s extranjero, las
personas pueden verse perjudicadas si se les hace escoger entre alguna de ellas. Probablemente
preferirı́an un menú más reducido o una sugerencia por defecto (por ejemplo la existencia de
una sugerencia del chef), y si en este contexto la opción por defecto fuera desastrosa para los
turistas (por ejemplo un plato demasiado picante), entonces se agravan las consecuencias de
bienestar.
Recapitulando, a pesar de que muchas veces las malas decisiones se toman con mayor
frecuencia en contextos de desinformación, también es cierto que algunos sesgos o carac-
terı́sticas como la opción por defecto identificados por la economı́a conductual toman aún
más relevancia y agravan las consecuencias en estos contextos.
Volviendo al tema de pensiones, podrı́amos decir, por ejemplo, que el cambio de una
AFP a otra producto de una decisión desinformada es una falla importante en el proceso
de maximización de utilidad. Sin embargo, mantenerse en esta por décadas (que es lo que
realmente trae graves consecuencias de bienestar), puede ser producto de factores como la
inercia. Recordando que la inercia puede tener como causa algo tan sencillo como evitar
pensar en nuestra vejez (Weber, 2004) podrı́amos volver a utilizar el caso de la mujer de 30
años aplicado en la simulación anterior, solo que esta vez, en vez de combinar dos sesgos se
combina desinformación con un sesgo conductual. Un economista conductual muy riguroso
quizás serı́a más estricto, pero también podrı́amos decir que ocurre una combinación de todas
ellas, sesgos y desinformación.
Un segundo ejemplo similar al desarrollado por Sunstein y Thaler (2003), serı́a que la
opción por defecto de fondo de riesgo fuera muy mala, digamos que el fondo que más rentó
el año pasado. Si el individuo está informado, esto no serı́a problema pues probablemente
serı́a capaz de elegir el fondo que mejor se alinea con sus preferencias de riesgo. Sin embargo,
si no lo está es más probable que utilice la opción por defecto y nuevamente la economı́a
conductual vuelve a tomar importancia en contextos de desinformación.

42
Capı́tulo V
Revisión de propuestas para una reforma al sistema
previsional bajo un enfoque conductual.

Propuestas y evaluaciones

Como revisamos en el Capı́tulo II, el nivel de pensiones que están obteniendo quienes se
retiran de la vida laboral en nuestro paı́s ha resultado ser bastante inferior a las expectativas
que formaron los propulsores del sistema de capitalización individual (Corbo y Schmidt-
Hebbel, 2003). Esto ha generado descontento en la población, ası́ como el nacimiento de
organizaciones contrarias al sistema que han movilizado a cientos de miles de personas en
distintas ciudades del paı́s.
Para hacer frente a esto, se han preparado una serie de propuestas con la intención de
dar respuesta a estas falencias. Algunas desde organizaciones de la sociedad civil, otras de
instituciones del estado y más recientemente, desde el poder ejecutivo y candidatos presiden-
ciales. Quizás la propuesta más formal de todas corresponde a la realizada por la “Comisión
Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones” conformada en Abril de 2014 a solicitud
de la expresidenta Michelle Bachelet y que luego de 16 meses y 65 sesiones de trabajo, cul-
minó en tres propuestas globales de diversa radicalidad y excluyentes entre ellas, además de
58 propuestas especı́ficas.
Otros informes recientes corresponden al “Informe de la Comisión Asesora de Pensiones de
la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC)” quienes elaboran 22 propuestas
de reforma manteniendo parte sustancial del sistema actual; una “Propuesta Técnica de
la Coordinadora Nacional de Trabajadores NO+AFP” que propone un cambio completo a
un Sistema de Reparto y una “Evaluación de impactos macroeconómicos de largo plazo de
modificaciones al sistema de pensiones” realizada por el Banco Central de Chile evaluando
tres escenarios diferentes y sus efectos sobre una serie de variables macroeconómicas a través
de un análisis de equilibrio general.

43
Sumado a esto la expresidenta Michelle Bachelet, firmó en agosto de 2017 tres proyectos
de ley que conforman una reforma al sistema de pensiones basado en un aumento de un 5 %
de cotización adicional con cargo al empleador y de los cuales 2 % se destinarı́a a un fondo de
ahorro colectivo (de reparto inter e intrageneracional y un bono para la mujer). Finalmente, el
presidente Sebastián Piñera propuso en su programa presidencial aumentar las cotizaciones en
un 4 %, con cargo al empleador, aunque siempre bajo un sistema de capitalización individual.
Propuso además aumentar la PBS, el APS, las pensiones de las mujeres y la clase media a
través de un mayor gasto fiscal, entre otras mociones.
En algunos de estos documentos1 se han desarrollado diversos análisis técnicos que por
lo general descansan en el supuesto de que los individuos se comportan racionalmente. Esto
queda en evidencia en la sección de “Supuestos Generales” de BC (pág 19), donde se enuncia:
“Los agentes tienen previsión perfecta y viven durante tres periodos. [. . . ]”, desarrollando una
adaptación del modelo neoclásico del ciclo de vida. Sin embargo, también existen propuestas
que, a pesar de nunca mencionar los sesgos cognitivos que abordan, parecieran descansar
en conceptos básicos de la economı́a del comportamiento y que considero, podrı́an ser una
solución efectiva a varias de las falencias identificadas en la sección anterior, o en su defecto,
significar una mejora al diseño de la “arquitectura de la elección” existente en el sistema de
pensiones chileno. Algunas de estas propuestas son las que destacaremos a continuación.

Más ahorro obligatorio

En el capı́tulo anterior comenzamos haciendo mención a la necesidad del estado de obligar


a los ciudadanos a ahorrar para su jubilación y cómo esto se contradice con el supuesto
neoclásico de la racionalidad de los agentes, presente en teorı́as como la del ciclo de vida y
de ingreso permanente. En los informes revisados para este capı́tulo, a pesar de que tampoco
mencionan explı́citamente las razones para hacerlo, sigue aludiéndose a la necesidad del
ahorro obligatorio e incluso de su expansión. Esto último se propone (como ya se ha discutido)
en términos de la población obligada a cotizar, particularmente en CPC y CB, que refuerzan
la obligatoriedad de cotización para trabajadores independientes, mientras que en otros casos
se propone (de forma inédita), un aumento de la tasa de cotización obligatoria (CPC, CB,
N+A, MB, SP ). En definitiva, se hace un diagnóstico sobre los niveles bajos de pensiones
1
Para simplificar su mención, en adelante se utilizarán las siguientes abreviaciones.

Informe Comisión Asesora Informe Comisión Asesora Propuesta Técnica Evaluación Impactos Proyectos de Ley Programa Presidencial
Presidencial (Bravo) Pensiones CPC NO+AFP Banco Central Gobierno Michelle Bachelet Sebastián Piñera
CB CPC N+A BC MB SP

44
y se reconoce el poco uso de las herramientas de ahorro voluntario, haciendo explı́cita la
necesidad de aumentar el ahorro obligatorio.

Contribuciones con cargo al empleador

Respecto a los aumentos indicados de la tasa de cotización, llama la atención como en


casi todos los informes (CB, CPC, N+A, MB, SP ), estos aumentos se formulan a cargo del
empleador. Incluso en la propuesta técnica N+A donde se propone disminuir las cotizaciones
de los trabajadores a un 9 %, se establece además un nivel de cotizaciones igualado de un
9 % a cargo del empleador.
No obstante lo anterior, la teorı́a económica convencional sostiene que el hecho de que la
cotización sea enterada por el empleador o empleado, no constituye una diferencia relevante
con respecto a los efectos posibles en el mercado del trabajo (OECD, 2012). A primera
vista, un aumento en las contribuciones del empleador aumenta los costos del trabajo y en
consecuencia reduce su demanda por este factor. Sin embargo, los economistas se interesan
en quién realmente paga el costo del impuesto o contribución en el largo plazo, en vez de a
quién se le impone. En la misma lı́nea el informe BC, sostiene que “cuando se aumenta la
contribución a la pensión por parte del empleador, en el equilibrio, la parte de la cotización que
se entiende como un beneficio futuro se rebajará del salario lı́quido del trabajador, mientras
que la incidencia de lo que se perciba como un impuesto dependerá de la sensibilidad de la
oferta y demanda por trabajo a cambios en el salario2 , y no de quien entera la cotización”
(Banco Central de Chile, 2017). De esta modo, si suponemos que la demanda por trabajo
de los individuos es más inelástica, este modelo estarı́a asumiendo que los salarios y las
contribuciones a la pensión por parte de los empleadores son altamente fungibles.3
Tengamos en mente este supuesto para los casos en que existe ahorro voluntario y se
implementa un aumento en la contribución de la pensión por parte del empleador. Como las
contribuciones a la pensión por parte de los empleadores y los ahorros voluntarios provienen
ambos de los salarios serı́a esperable entonces que un aumento de un 1 % de la cotización
obligatoria de parte del empleador conllevara una disminución cercana al 1 % en ahorro
voluntario. Sin embargo, esto no es lo que se ha observado empı́ricamente.
Card y Ransom (2011) examinan una muestra de 48.000 profesores4 pertenecientes a 100
2
En particular, entre menos (más) sensible al salario sea la disposición a trabajar por parte de las personas,
mayor (menor) será la incidencia del impuesto sobre el trabajador, quien verá reducido (aumentado) su
salario lı́quido. En este caso el impacto sobre el nivel de empleo será menor (mayor).
3
Se dice que dos instrumentos financieros son fungibles cuando son plenamente intercambiables por incorporar
idénticas caracterı́sticas.
4
Los autores discuten también sobre cómo esta muestra corresponde a una porción altamente educada de la
población, de modo que los resultados podrı́an ser incluso conservadores al generalizarlos para el resto de
los trabajadores.

45
colegios y universidades en Estados Unidos, concluyendo que a aumentos de un 1 % la con-
tribución obligatoria del empleador, los individuos disminuyeron su cotización voluntaria en
aproximadamente un 0.3 %. Mientras que un aumento de 1 % de la cotización obligatoria del
trabajador se tradujo en una disminución del 0.7 % en la cotización voluntaria del mismo. Es
decir, existirı́a una asimetrı́a para las contribuciones propias y del empleador. Esta asimetrı́a
serı́a consistente con un sesgo de “cajas mentales” descrito en el Capı́tulo III, donde los in-
dividuos asignan las contribuciones a la pensión por parte del empleador a una caja mental,
y los salarios en otra.
A pesar de la importancia de las contribuciones en sistemas de pensiones, sorprendente-
mente los estudios empı́ricos sobre sus efectos económicos son escasos (Comisión Europea,
2015). En “¿Quién realmente asume los impuestos al trabajo y contribuciones sociales?”5 ,
Melguizo y González-Páramo (2013) sugieren bajo un enfoque de metanálisis6 que un apro-
ximado de dos tercios de los “impuestos” al factor trabajo son asumidos por los empleados
mientras que un tercio por lo empleador. Pese a esto, hay demasiada variación entre paı́ses
para ver este resultado como una estimación precisa.
En definitiva, la única conclusión clara es que aún falta para entender a cabalidad los
posibles efectos que puede tener en las pensiones si la contribución es a cargo del trabajador
o empleador y que existen sesgos cognitivos que podrı́an ayudar a explicar el comportamiento
de los usuarios, particularmente el uso de cajas mentales.

Paternalismo o Libertarismo, un debate continuo.

En la sección “la libertad de elegir” del capı́tulo anterior se mencionaron algunas medidas
que se han tomado en Chile para disminuir la cantidad de opciones y otras para directamente
restringir por completo la libertad de elección. Por ejemplo, la limitación a cinco fondos de
riesgo o las restricciones de acceso a fondos riesgosos para ciertos grupos etarios. Algunas
de las propuestas revisadas en este capı́tulo buscan precisamente seguir avanzando en estas
direcciones. La propuesta A18 del informe CB propone “Modificar el esquema multifondos
para reducir el riesgo y disminuir su número de 5 a 3, eliminando los fondos A y E.” Por
otro lado, las propuestas especı́ficas 26 y 27 de la CB, que fueron además recogidas en el
proyecto MB proponen restringir aún más el fondo A para hombres mayores de 45 y mujeres
mayores de 40. Adicionalmente se restringirı́a el fondo B para hombres mayores de 55 y
mujeres mayores de 50.
5
Del inglés “Who really pays social security contributions and labour taxes?”
6
El análisis está basado en 124 estimaciones de elasticidades salario-impuesto, tomadas de 52 investigaciones
empı́ricas. En promedio, en toda la muestra un aumento de un 1 % en contribuciones reduce los salarios en
un 0.66 %.

46
Otro ı́tem interesante de la propuesta MB que también busca restringir la libertad de
elegir de los individuos es el que plantea limitar los cambios que pueden hacer las personas
entre los fondos de las AFP. Ası́, los cotizantes sólo podrı́an pasar al multifondo adyacente,
por ejemplo, del A al B, del B al C, pero no del A al E, de una vez. Además, las transferencias
se materializarı́an en un plazo de 10 dı́as hábiles, por lo que si un afiliado quiere cambiarse del
fondo A al E podrı́a hacerlo en un plazo de 40 dı́as. Esta última podrı́a llegar a ser una medida
muy positiva contra los movimientos masivos a cambiarse de fondo y otras implicaciones del
“efecto par” que, como revisamos en el Capı́tulo IV, pueden suscitar deterioros importantes
en el nivel de pensiones y el bienestar de la población.
El programa SP por el contrario, propone la creación de la aplicación (en internet) llamada
“Un click y cambio” para “facilitar la libre elección de los usuarios y levantar las restricciones
a los cambios de fondos”.
Estas diferencias tan notorias, corresponden visiblemente a diferencias ideológicas y polı́ti-
cas que nos vuelven a posicionar en un debate filosófico de larga data. La respuesta no es
única, sin embargo, es muy importante que este debate se desarrolle con la máxima rigurosi-
dad técnica y con el fin último de maximizar el bienestar de la población, no sólo de defender
ideologı́as. ¿Cuál es el costo social de que ningún trabajador pueda acceder al fondo de ma-
yor rentabilidad histórica, desde el momento que faltan 20 años para su edad de jubilación?
¿Cuál es el ahorro social de evitar una fuga masiva a un fondo de riesgo especı́fico? ¿Cuál es
el beneficio social de poder ejercer el derecho a decidir? ¿Es este mayor al costo social de que
algunos individuos cometan decisiones desafortunadas respecto a sus fondos de pensiones?
Desde luego, estas preguntas son muy difı́ciles de responder, sin embargo, deberı́an en-
contrarse en el centro de la discusión. A la par, el diseño de “pequeños empujones” en el
contexto del “Paternalismo Libertario” surge como una tercera alternativa que, desde los
avances de la economı́a conductual, precisamente busca maximizar el beneficio de la libertad
de elegir de los individuos mientras que minimiza los costos sociales provocados por sesgos y
desinformación. Desde luego no deberı́a ser tomada a la ligera por los hacedores de polı́tica
pública.
Respecto a las propuestas N+A y a la propuesta global C de la CB, de implementar un
sistema de reparto, tampoco se menciona o pondera en absoluto los ahorros de costos en
términos de bienestar que tendrı́a la posibilidad de tener menos (o no tener) decisiones como
individuos, dentro del contexto de lo revisado en los capı́tulos III y IV.

47
Refinaciones a la opción por defecto

En el Capı́tulo IV, se realizó un análisis del estado de las opciones por defecto en el sistema
de pensiones de Chile, siendo una conclusión reiterativa la necesidad de avanzar en opciones
por defecto dinámicas en el tiempo, tanto para las AFP como para los fondos de riesgo. Esto
bajo el argumento de que ambas varı́an en “optimalidad” en la medida que las condiciones
económicas y las caracterı́sticas del afiliado cambian. Es por ello, que esta investigación
valora la propuesta A16 del informe CB que sostiene: “Periódicamente, los afiliados serán
automáticamente asignados en el fondo por defecto dependiendo del grupo etario al que
correspondan.” En la misma lı́nea el proyecto MB establece “Las AFP deberán consultar
periódicamente a sus afiliados sobre su voluntad de continuar en el tipo de fondo elegido,
cuando este no corresponda al tramo etario al que pertenezca el afiliado según defecto. En
caso de que el afiliado no se pronuncie, las administradoras deberán traspasarlo al fondo que le
corresponde según su rango etario”. Estas fórmulas, podrı́an de manera efectiva hacerse cargo
de la procastinación e inercia de los individuos, efectos que además (como se ha mencionado
anteriormente) se agravan cuando se manifiestan en conjunto de desinformación u otros sesgos
cognitivos.
Respecto a la opción por defecto en las AFP, el informe CB en su propuesta A19 sugiere
“realizar licitaciones periódicas para los afiliados en las que también participen los afiliados
existentes.” A pesar de ser muy interesante como propuesta, esta tesis recoge la consideración
del informe CPC que advierte sobre la posible “monopolización” del mercado de las AFP en
caso de incorporar también a los afiliados antiguos a la licitación. En cierto modo, la idea
de una opción por defecto dinámica y óptima, a la medida de cada individuo, se asemeja
cada vez más a la asignación de un “planificador social benevolente”, y cada vez menos al
de un mercado donde las AFP compiten, poniendo en riesgo la existencia de este mercado.
En este sentido, la búsqueda de una opción por defecto óptima y dinámica funciona mejor
para la elección de fondos de riesgo, que no compiten entre ellos (ni dejan de existir si
tienen pocos clientes), que para la elección de AFP que sı́ lo hacen, generando un posible
trade-off entre mercado y bienestar de la población. Estas son discusiones que escapan del
alcance de esta investigación, porque justamente disputan la existencia de un mercado en la
administración de fondos, pero que no deberı́an dejarse de lado en el debate nacional por una
nueva modificación al D.L 3500.

48
Educación previsional

Finalmente, resalta la propuesta 5.3 de la CPC para una “mayor y mejor educación
previsional a través de programas de educación para los afiliados”. En la misma lı́nea, las
propuestas especı́ficas 45 y 46 de la CB proponen “desarrollar programas formativos en
la educación formal dependientes del Ministerio de educación, como a nivel de empresas y
medios de comunicación masiva”. “Las AFP deberán proponer y mantener programas de
educación previsional, que no podrán tener contenidos comerciales.”
Los supuestos detrás de una polı́tica que, informando busca ayudar a los individuos a
tomar buenas decisiones, es que sujetos bien instruidos toman decisiones consistentes con sus
preferencias. Sin embargo, como hemos revisado en este trabajo, las preferencias reveladas y
normativas difieren constantemente en el dominio del ciclo de vida y ahorro para la pensión.
De hecho, la evidencia conductual indica que a pesar de que la información puede afectar la
intención, es rara vez suficiente para afectar el comportamiento.
Choi et al. (2002) analiza una encuesta para conocer la sensación de los trabajadores
luego de atender un seminario de inversión financiera en conjunto con datos de sus acciones y
cambios de pensiones guardados en los datos administrativos de las empresas. Los resultados
revelan una brecha entre intenciones y acciones especı́ficas para unirse a un plan, cambiar
las asignaciones existentes, o cambiar el destino de sus contribuciones futuras. Es decir, a
pesar de que muchos de los que participaron en el seminario indicaron intenciones para hacer
cambios en sus planes de pensiones, muy pocos realmente ejecutaron estas intenciones.
Más recientemente Fernandes, Lynch Jr y Netemeyer (2014) conducen un análisis de
metadatos para la relación entre educación financiera y el comportamiento conductual en
más de 168 publicaciones de 201 estudios. Descubren que las intervenciones para mejorar el
conocimiento financiero explican sólo un 0.1 % de la varianza en comportamiento financiero,
con efectos más modestos en muestras de bajos ingresos.
Otra barrera importante es la resistencia por parte de los trabajadores para informarse
debido a los costos no monetarios asociados. Estos incluyen los de estudiar y procesar in-
formación compleja, el costo de mantener las habilidades y conocimiento actualizado para
permitir un monitoreo constante de las decisiones pasadas, y finalmente el costo potencial de
tomar una decisión equivocada (Brown, Gallery y Gallery, 2002).
“Como otros tipos de educación, la educación financiera decae con el tiempo, incluso
grandes intervenciones con muchas horas de instrucción tienen efectos prácticamente nulos
en el comportamiento 20 meses luego de la intervención” (Fernandes, Lynch Jr y Netemeyer,
2014).

49
Willis (2008) en la publicación “En contra de la educación financiera”7 sugiere que esta
puede ser incluso contraproducente. En vez de convertir a los consumidores financieros en
lo que Willis denomina “jugadores competentes y determinados para tomar decisiones que
maximicen su bienestar”, aumenta la confianza sin mejorar la habilidad, llevando a peores
decisiones.
Finalmente, en un reciente artı́culo, Benartzi (2017) sugiere que un tipo de educación “jus-
to a tiempo” ligada a comportamientos especı́ficos y para ser aplicada prontamente parecerı́a
tener un efecto significativo.
En cualquier caso, la educación y la información, por si solas, no pueden solucionar la
gran mayorı́a de los problemas ocasionados por heurı́sticas y sesgos cognitivos.

7
Del inglés “Against Financial Literacy Education.”

50
Capı́tulo VI
Recomendaciones conductuales de polı́tica pública
basadas en la experiencia internacional.

Mas allá de “la crı́tica general”

En “La Hipótesis del ciclo de vida conductual”, Shefrin y Thaler (1988) introducen la
publicación con las siguientes palabras: “estamos al tanto, por supuesto, de que criticar el
realismo de los supuestos de un modelo económico no representa algo novedoso. En la misma
lı́nea, no es nada nuevo decir que son muy pocos los consumidores capaces de hacer los
cálculos del valor presente implı́citos en la teorı́a. Estas crı́ticas, aunque precisas, poco ayudan
en formular mejores modelos y polı́ticas. Luego, en un intento por ir más allá de esta especie
de crı́tica general, proponemos tres formas en las que el modelo puede ser enriquecido. . . ”.
Esta referencia ilustra fielmente el espı́ritu de la economı́a conductual. Desde sus mismos
inicios ha sido una disciplina altamente propositiva y con un enfoque hondamente aplicado.
En términos de sistemas de pensiones, se ha logrado en los últimos años, implementar en una
serie de paı́ses distintas polı́ticas con mejoras significativas en materia de elección de fondos
apropiados, tasas de participación, niveles de contribución, y disminución de pérdidas, entre
otros. Algunas de estas experiencias son las que se revisan de forma muy breve en este
capı́tulo, con la única intención de introducir hacia donde se puede seguir avanzado.

51
Ahorro Voluntario

En capı́tulos anteriores hemos mencionado el APV, sin embargo, podrı́a decirse que estas
menciones se limitaron a indicar que en Chile el ahorro voluntario es bastante bajo. Con la
excepción de la referencia a la cuenta dos y el uso de cajas mentales, no se ha realizado, hasta
aquı́, un examen del ahorro voluntario desde las nociones de la economı́a conductual.
Este análisis ha quedado reservado para esta sección por dos motivos. Primero, porque a
pesar de haber en Chile múltiples mecanismos de ahorro voluntario (revisados en el Capı́tu-
lo II), no existen, desde mi punto de vista, ni polı́ticas reales de fomento ni propuestas de
reforma que desde la economı́a conductual pudiesen contribuir a un aumento de este. Se-
gundo, porque han sido tan notables los avances en este ámbito en otros paı́ses del mundo,
que vale la pena describir brevemente algunos de los casos más emblemáticos que pudiesen
servir como insumo de discusión para nuevas propuestas de reforma en Chile, más allá de lo
revisado en el Capı́tulo V.

Inscripción Automática

La “Inscripción automática es una medida que funciona” dice el gobierno del Reino Unido
cuando le preguntan a empleadores, grupos de trabajadores, profesionales de la industria y
consejeros financieros para proveer de puntos de vista y evidencia sobre el éxito del esquema
hasta la fecha (Department for Work and Pensions, 2017).
Esta polı́tica, introducida en 2012, obliga a los empleadores a inscribir automáticamente
a sus trabajadores en un fondo de ahorro de contribución mixta, aportando con un monto
cada mes, a no ser que los trabajadores decidan activamente salirse del acuerdo. En otras
palabras, se establece que, como opción por defecto, los trabajadores deben contribuir con
cierto monto en una cuenta de ahorro voluntario. Se presentó como una apuesta para combatir
las constantes caı́das en las tasas de participación basado en la idea de que, si los individuos
presentan inercia y procrastinación para entrar a un plan de ahorro voluntario, la tendrán
también para salirse de este.
Gracias a esta polı́tica, del 2012 al 2016, el porcentaje de trabajadores con ahorro vo-
luntario en el lugar de trabajo aumentó de 47 % a 68 % (Office for National Statistics UK,
2017). Además en tan sólo 3 años logró aumentar el total ahorrado por todos los trabajado-
res de GBP £75mil millones (USD $104mil millones) a GBP £82mil millones (USD $114mil
millones). Este monto deberı́a seguir aumentando fuertemente en la medida que aumentan
los porcentajes de contribución mı́nima establecidos (ver Tabla VI.1) y la polı́tica se termine
de expandir a todas las empresas.

52
Tabla VI.1: Contribución mı́nima voluntaria para el empleador y trabajador en el Reino
Unido

Empleador Trabajador Contribución mı́nima total


Presente 1% 1% 2%
Abril 2018 2% 3% 5%
Abril 2019 3% 5% 8%
Fuente: Gobierno del Reino Unido (2017) W

Por otro lado, el año 2007 se introdujo en Nueva Zelanda el programa KiwiSaver, ofre-
ciendo una solución flexible, donde cualquier persona puede unirse, en cualquier momento y
cualquier monto puede ser contribuido. El elemento de “inscripción automática” se da cuando
el empleado comienza un nuevo trabajo teniendo 8 semanas para poder salirse del acuerdo si
lo desea (Carrera, 2012). Los trabajadores y empleadores deben pagar un mı́nimo de 3 % de
contribución, lo que constituye también la opción por defecto (O’Connell, 2009). A mediados
del 2016, el programa tenı́a 2,6 millones de miembros representando el 75 % de la población
entre 18 y 65 años, comparado con el 15 % de la población que ahorraba en esquemas de pen-
sión de tipo privado y voluntario antes de la introducción del esquema (NZIER, 2015). Sin
embargo, a diez años de su implementación, la gran mayorı́a de los trabajadores y empleado-
res continúan realizando contribuciones en sus niveles mı́nimos. Si bien existe preocupación
de que estas tasas de contribución no ofrezcan niveles óptimos de ahorro, se han mantenido
bajas para seguir promoviendo la participación (O’Connell, 2009).

En Estados Unidos la inscripción automática es una polı́tica que se aprobó bastante


antes, en 1998 , por lo mismo, existe abundante investigación académica al respecto. Esta ha
arrojado resultados mixtos en cuanto a si han existido beneficios de largo plazo en el uso de
esta herramienta.
El acuerdo general en la literatura, es que la inscripción automática ha aumentado la
participación. En este sentido, la polı́tica ha sido positiva dado que el porcentaje de gente
que decide salirse del acuerdo es de un promedio del 10 % (Madrian y Shea, 2001). En la misma
lı́nea, Choi et al. (2004) examinan tres grandes administradoras de pensiones, encontrando
que este mecanismo ha tenido un impacto en la participación con tasas sobre el 85 % de una
base inicial de menos de 50 %. Sin embargo, encuentran que un 76 % de los participantes, en
promedio, adhirieron a la opción por defecto tanto para el nivel de contribución (generalmente
de un 3 %) como para el fondo de riesgo.
Favorablemente, el “Department of Labor” en conjunto con empleadores y profesionales
del rubro financiero, han trabajado para crear una variedad de opciones para fondos de riesgo

53
que automáticamente vuelven a balancearse cuando cambian las rentabilidades o la edad de
los trabajadores (Benartzi y Thaler, 2013).
El principal problema ha sido entonces, las bajas tasas de contribución establecidas como
opción por defecto y que se han mantenido en ese nivel por razones meramente históricas. Ası́,
se ha apuntado a la “inscripción automática” como la causa de que las tasas de contribución
promedio hayan descendido de un 7,3 % a un 6.9 % entre 2007 y 2014 (Towers Watson, 2014).
La explicación serı́a que, contrario a los otros paı́ses revisados en esta sección, Estados
Unidos ya contaba con una cultura de ahorro privado voluntario1 anterior a la implementación
de esta polı́tica y muchos de quienes fueron automáticamente inscritos a una tasa por defecto,
de haber sido forzados a escoger una tasa por ellos mismos, hubiesen escogido una tasa
mayor. Incluso quienes escogieron otra tasa, se habrı́an “anclado” a esta nueva tasa del 3 %
establecida para quienes fueron inscritos automáticamente Madrian y Shea, 2001.
Para dar una respuesta este problema, Thaler y Benartzi (2004) diseñaron un nuevo
mecanismo llamado “Ahorra más mañana” , basado en múltiples aprendizajes de la economı́a
conductual.

Ahorra más mañana

Thaler y Benartzi (2004), argumentan que la solución al problema anterior se encuentra


en la escalada automática de contribuciones y diseñan ası́ un programa llamado “Ahorra más
mañana” que posee tres componentes principales.
Primero, los trabajadores son invitados a comprometerse hoy a aumentar progresivamente
su tasa de contribución mañana. Esto dado que el “autocontrol limitado” serı́a más fácil de
aceptar si se posterga que si se hace de inmediato.
Segundo, los aumentos comprometidos están ligados a aumentos del salario. Esto buscarı́a
disminuir el efecto de la aversión a las perdidas (la tendencia a ponderar más las pérdidas que
las ganancias) (Kahneman y Tversky, 1979). Ası́ nadie verı́a disminuido su salario lı́quido o
la “plata para el bolsillo”2 .
Tercero, cuando los trabajadores se inscriben al plan, se mantienen en él hasta que la
tasa de contribución alcanza un lı́mite preestablecido o deciden darse de baja. Esto utiliza la
inercia y procrastinación para mantener a las personas en el sistema.
En sı́ntesis, el programa permite que las personas se comprometan hoy a contribuir con
su salario futuro.
En la primera compañı́a que implementó “Ahorra más mañana” los trabajadores que
decidieron unirse (un 78 % de a quienes se les ofreció hacerlo lo hicieron) terminaron casi
1
Principalmente a través del uso de los planes 401(k)
2
Traducido de la expresión “Take home pay”.

54
cuadruplicando su tasa de ahorro de 3,5 % a 13,6 % en menos de 4 años, demostrando que el
programa podı́a ser altamente exitoso (Thaler y Benartzi, 2004).
A pesar de que su formulación original ligada a aumentos del salario sólo se ha utilizada
en casos puntuales en Estados Unidos, sus notables resultados hicieron que el año 2006 la
aprobación del “Pension Protection Act” promueva a las firmas para que adopten conjun-
tamente la “escalada automática” y la “inscripción voluntaria”. Ası́ al año 2017 un 66 %
de los planes de contribución definida en Estados Unidos ya han incorporado la inscripción
automática y tres cuartos de estos también la escalada automática (Alight Report, 2017).
Según un reciente reporte de la asociación de contribución definida en Estados Unidos “las
administradoras que ofrecen ambos mecanismos de ahorro, tienen el doble de participantes
con más de 15 % de tasas de contribución (aproximadamente el 14 % de los afilados)” (DCIIA,
2017). Igualmente, Benartzi (2017) estima que la combinación de ambas habrı́a aumentado
las tasas de ahorro de al menos 15 millones de estadounidenses.

¿Ahorro reciclado?

Una pregunta importante respecto a estos esfuerzos y bastante difı́cil de responder, es


si inducir mayores tasas de contribución para la pensión, efectivamente aumenta el ahorro
total o simplemente lo cambia de lugar (por ejemplo, del banco a un plan laboral). Nue-
vas investigaciones que utilizaron datos de riqueza de hogares en Dinamarca sugieren que,
de los trabajadores inscritos automáticamente en planes de retiro, el 85 % de esos ahorros
corresponderı́a a ahorro nuevo (Chetty et al., 2014).

Uso de las tecnologı́as

Vivimos en un mundo altamente digitalizado, que en muchos aspectos ha moldeado fuer-


temente la forma en que consumimos, trabajamos y nos relacionamos. En una publicación
reciente titulada “¿Deben los gobiernos invertir más en herramientas conductuales?”3 Benar-
tzi et al. (2017) investigan el impacto de distintos correos electrónicos en la adherencia a un
programa de ahorro voluntario para la pensión, enviado a un aproximado de 800 mil militares
en servicio. El correo más efectivo prácticamente duplicó la tasa de inscripciones que las del
grupo que no recibió ningún correo (sólo recibieron la información por vı́as tradicionales).
Los resultados se lograron utilizando efectos de encuadre (framing), dando claros ejemplos
de cómo pequeñas contribuciones pueden convertirse en grandes ahorros y de claros “pasos
a seguir”. Por ejemplo, los efectos son diferentes si se ofrece ahorrar $5 al dı́a o $150 al mes.
3
Del inglés “Should Governments Invest More in Nudging?”

55
Según los autores, ahorrar $5 al dı́a nos hace pensar en saltarnos un café, mientras que $150
nos hace pensar en cosas como cuentas del hogar, lo que serı́a más difı́cil de sacrificar. Como
el correo electrónico es un mecanismo de fomento de bajo costo, este incentivo fue 100 veces
más costo efectivo que otras polı́ticas de intervención tradicionales, tales como incentivos
tributarios o programas de educación financiera.
Además, en un reciente artı́culo del Harvard Business Review, Benartzi (2017) entrega
más información al respecto. “Si una herramienta tan básica como un correo electrónico es tan
efectiva, soy optimista de que podemos obtener resultados aún mejores en la implementación
de polı́ticas digitales más personalizadas” [. . . ] “Cuando compras en Amazon, se utiliza Big
Data4 para ofrecerte productos escogidos especialmente para ti, basado en tus preferencias y
necesidades. Yo pienso que nuestras vidas financieras podrı́an beneficiarse de un nivel similar
de personalización. Por ejemplo, alguien que es extremadamente adverso al riesgo, debiese
ser ofrecido un mix diferente de fondos que alguien que tiene mayores niveles de tolerancia
a las pérdidas” [. . . ] “Gracias a innovaciones como Apple Pay y Amazon one click buying es
más fácil que nunca gastar dinero en lı́nea. Es nuestra responsabilidad encontrar mecanismos
equivalentes que faciliten el ahorro”.

Implementación en Chile

Una inquietud válida, es si estos programas implementados en paı́ses desarrollados tendrı́an


similares resultados en paı́ses Latinoamericanos, considerando las diferencias culturales.
Un reciente estudio experimental en Brasil sobre la efectividad de la inscripción automáti-
ca, entrega las primeras señales de que la respuesta podrı́a ser afirmativa. En el experimento
Pereira y Afonso (2017) utilizan grupos de tratamiento donde la opción por defecto es perte-
necer a un plan de ahorro voluntario y un grupo de control donde los individuos activamente
deben escoger un plan de ahorro (3 opciones disponibles). Los 241 individuos participantes
debı́an tomar decisiones en 9 periodos diferentes. Los autores concluyen que los fondos con
inscripción automática y paridad de contribución con el empleador positivamente influencia-
ron la decisiones de mantenerse en el plan (con un 99 % de confianza estadı́stica).

En Chile ya existe un mecanismo de ahorro voluntario muy similar a los planes 401(k)
de ahorro voluntario con contribución mixta en Estados Unidos, los planes de ahorro APVC
(Ahorro Previsional Voluntario Colectivo), descritos en el Capı́tulo II. Sin embargo, como
mencionamos en el Capı́tulo III el uso de este mecanismo es prácticamente nulo en nuestro
4
Big Data (datos masivos en español, aunque apenas se utiliza la traducción) es el proceso de recolección de
grandes cantidades de datos y su inmediato análisis para encontrar información oculta, patrones recurrentes
y nuevas correlaciones.

56
paı́s. (Principal Financial Group, 2014), principal administradora de planes de ahorro vo-
luntarios en Chile, tiene sus explicaciones para esto: “El APV Colectivo (APVC), tal como
fue concebido en la reforma previsional de 2008, fue un gran paso, pero insuficiente por tres
razones. (1) Su tratamiento tributario es de difı́cil comprensión, (2) no provee puntos de re-
ferencia que ayuden a determinar cuánto es deseable ahorrar, y (3) existe escasa información
sobre su existencia y beneficios.”
Manifiestamente son necesarias innovaciones para aumentar el uso de esta y otros planes
de ahorro voluntario. Sin embargo, no hacen falta reformas estructurales, pues ya contamos
con la estructura de planes necesaria, sólo se requieren los mecanismos de fomento apropiados.
Por supuesto que habrá incentivos tributarios y otros que desde la economı́a convencional
podrán ayudar a incentivar a las empresas a ofrecer mejores planes a sus trabajadores. Sin
embargo, el uso de algunos mecanismos revisados en este capı́tulo, que desde la economı́a
conductual han logrado transformar el ahorro voluntario en otros paı́ses, será también clave
en el éxito de estos programas en el nuestro.

Respecto al uso de herramientas digitales, Chile también cuenta con la infraestructura


necesaria para ello. De acuerdo con el informe McKinsey & Company (2017) nuestro paı́s
lidera la penetración de tecnologı́a en Latinoamérica, tanto en penetración de internet, que
alcanza el 71 %, como en smartphones (65 %). Tenemos que aprender a utilizarlas de forma
efectiva y ya hay señales de que combinadas con elementos de economı́a conductual será más
fácil lograr este objetivo.

57
Conclusión

Las pensiones son un tema que muchas personas consideran aburrido. La jerga financiera
es difı́cil de entender para el ciudadano común. El sueldo ya se hace insuficiente. Aún falta
mucho para retirarse del trabajo. Y sinceramente, ¿quién quiere llenar formularios? Quizás
no deberı́a sorprendernos que no le prestemos mucha atención a la jubilación. En palabras de
Thaler (2017) “el hombre puramente económico se acerca bastante a un desadaptado social
y la teorı́a económica ha estado demasiado preocupada de este tonto racional”.
La economı́a conductual, por otro lado, nos ha permitido levantar ciertos supuestos con-
vencionales que en la práctica no se cumplen y que pueden tener graves consecuencias de
bienestar si se siguen asumiendo a la hora de hacer polı́tica pública. La realidad, es que
los individuos se encuentran vulnerables a una serie de heurı́sticas y sesgos cognitivos, que
hacen que no siempre actúen en su propio interés económico, especialmente no en el largo
plazo. Como la jubilación corresponde a la encarnación del largo plazo en nuestras mentes,
las decisiones relacionadas a nuestra pensión se encuentra aún más afecta a todos ellos.
En esta tesis revisamos cómo tener muchas opciones ocasiona que los chilenos opten por
la inacción, decantándose por la opción por defecto y cómo ésta a su vez los “ancla”, cuando
se cambian al fondo de riesgo inmediatamente superior al asignado. Examinamos el efecto par
en los llamados masivos a cambiarse de fondo con consecuencias mucho más graves cuando
se combina con procrastinación e incercia; y vimos que esto también sucede con otros sesgos
en un contexto, como el de nuestro paı́s, de gran desinformación previsional.
Sin embargo, no pueden dejar de reconocerse algunos avances importantes. Tales como,
el diseño de opciones por defecto para las AFP y los fondos de riesgo. Aunque no han sido
del todo exitosas (77 % de quienes cotizan en el fondo E deberı́an estar en fondos de mayor
riesgo) habla del un incipiente diseño de una “arquitectura de la elección”.
Una potencial mejora y que se ha mencionado en las diferentes propuestas de reformas,
es la de otorgarle dinamismo a esta opción, que por el momento es de carácter generalmente
estático.
Además de estas polı́ticas que buscan “conducir por buen camino” las decisiones de los
individuos, llama la atención otras que buscan directamente restringir la libertad de elegir
de los chilenos al poner, por ejemplo, limitaciones de acceso a ciertos fondos para ciertos

58
grupos etarios. En las propuestas de reforma revisadas, hay polı́ticas que buscan continuar
por esta senda y otras que buscan revertir la situación para dar completa libertad a los
chilenos. Ambas pueden ser válidas en distintos contextos, sin embargo, el enfoque de un
“Paternalismo Libertario”, se presenta como un camino que permite disminuir grandes costos
sociales de malas decisiones previsionales y al mismo tiempo dejar contento al más ferviente
defensor de las libertades individuales.
Respecto a la educación previsional presente en las propuestas, la evidencia conductual
señala que no serı́a tan efectiva, al menos en su forma tradicional. Otros supuestos conven-
cionales, como que no es relevante si es el trabajador o empleador el que entera la cotización,
también fueron criticados. La evidencia empı́rica indica que esto no es ası́, y podrı́a encontrar
respuesta en el uso de “cajas mentales”.
En general, diversos autores han concluido que cuando no se les obliga, las personas aho-
rran menos para su pensión de lo que la tasa del ciclo de vida podrı́a predecir y Chile es
un claro ejemplo de esto. Basta con revisar el nivel de contribución de los trabajadores in-
dependientes o los niveles de ahorro voluntario. Incluso las recientes propuestas de reforma
al sistema de pensiones chileno, siguen insistiendo sobre la necesidad de aumentar el aho-
rro obligatorio. ¿Entonces, porqué seguimos asumiendo previsión perfecta y otros supuestos
racionales?
Llama profundamente la atención que a pesar de que la discusión y los análisis son bas-
tante convencionales, en la práctica sı́ se llevan a cabo algunas polı́ticas que parecieran estar
basadas en la economı́a conductual. El patrón es reiterativo: se advierte que cierta polı́tica se
implementó o se propone para “proteger” a los individuos, o para fomentar cierta conducta,
sin embargo, no se analiza ni se discute las causas o procedimiento. Como que no quisiéramos
entrar en detalle. Nadie aceptarı́a proponer un incentivo tributario sin especificar los mecanis-
mos a través de los cuales afectarı́a el comportamiento de los agentes económicos. El mismo
nivel de rigurosidad debiésemos tener con las “propuestas conductuales”, realizando análisis
igual de especı́ficos respecto a los mecanismos mediante los cuales pretenden contrarestar
sesgos cognitivos, heurı́sticas y otros comportamientos irracionales.
Probablemente aún existe cierto temor a levantar ciertos supuestos clásicos. Quizás es
momento de tener un debate más sensato, con supuestos también más sensatos sobre el
comportamiento de los individuos. En palabras de Ariely (2009) “¿No harı́a mucho mas
sentido, si la economı́a se basara en como la gente se comporta, en vez de como deberı́a
comportarse?”

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La discusión de una reforma al sistema de pensiones chileno es inminente y probablemente
el grueso del debate se encuentre en qué esquema adoptar para el porcentaje extra de con-
tribuciones obligatorias. A pesar de su objetiva relevancia y necesaria discusión, este trabajo
destaca el enfoque que se ha puesto en otros paı́ses sobre el tercer pilar para elevar el nivel de
ahorros de jubilación de sus ciudadanos. Ya contamos con gran parte de la institucionalidad
e infraestructura tanto previsional como tecnológica necesaria para fomentar el ahorro volun-
tario. Existe igualmente, suficiente evidencia conductual internacional para guiar el camino
de su implementación en nuestro paı́s. No menos importante, en términos polı́ticos pareciera
haber conceso de que fomentar el ahorro voluntario de capitalización individual en Chile es
un objetivo deseable.
Esperemos que en un futuro cercano podamos ver implementadas en nuestro paı́s estas
y otras polı́ticas que desde la economı́a conductual puedan ayudar a alcanzar esas pensiones
que tanto soñamos.

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