Reyes Catolicos

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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Derecho
Historia de las Instituciones Jurídicas, Políticas y Sociales Chilenas

LOS REYES CATÓLICOS: EL NACIMIENTO DE ESPAÑA Y LA


EXPANSIÓN ATLÁNTICA
Prof. Bruno Rodríguez Carapelle

I. La Península Ibérica en el siglo XV.


El siglo XV cambió, en muchos aspectos, al mundo conocido. Marcó, por una parte, la
frontera o transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, poniéndose como fechas
coyunturales para este cambio -de manera alternativa y aún sin acuerdo historiográfico- el
año 1453, con la caída del Imperio Romano de Oriente en manos de los turcos otomanos, o
el año 1492, cuando se inició el proceso de descubrimiento y conquista de América.
En el caso de la Península Ibérica, durante el siglo XV existían en ella cinco reinos: el
Reino de Castilla, baluarte del proceso de Reconquista; el Reino de Aragón, también
partícipe activo de las guerras contra los musulmanes; el Reino de Navarra, circunscrito al
norte de la Península y con fuertes relaciones con Francia; el Reino de Portugal,
independiente y con su Reconquista ya culminada desde dos siglos antes; y el Reino Nazarí
de Granada, al sur, último bastión musulmán de la otrora Al-Ándalus.
De esta manera, España, tal como la
conocemos hoy, no existía aún hacia el siglo XV.
El proceso de Reconquista aún se encontraba en
pie, al menos en Castilla y Aragón, pugnando sus
monarcas por expulsar de modo definitivo a los
musulmanes que habían invadido la Península
casi ocho siglos antes. Desde las perspectivas
económica, social y política, los reinos ibéricos
aún guardaban una fuerte raigambre medieval,
cuasi feudal, verificándose ésta a través de la
presencia de reyes con poco poder, una alta Los cinco reinos de la Península Ibérica hacia
el siglo XV
dependencia de los poderes locales, falta de
centralización económica y militar, luchas intestinas entre los señores regionales, y un fuerte
desorden jurídico en que aún se utilizaban fueros y Derechos consuetudinarios localistas.
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Castilla fue gobernada por el rey ENRIQUE IV DE TRASTÁMARA entre los años 1454 y
1474, en un período convulso debido a diversos conflictos de carácter civil, así como por los
rumores sobre la licenciosa vida del monarca que acrecentaban las críticas y la oposición
tanto nobiliaria como popular en su contra. Su matrimonio con JUANA DE PORTUGAL
justificaba el enorme interés portugués por el destino político de Castilla, procurando los
reyes lusos no perder su influencia sobre su poderoso vecino hispano. No obstante, las muy
pregonadas acusaciones de impotencia y de homosexualidad contra Enrique IV, así como
sobre la vida íntima disipada de Juana, hacían que el reino dudara acerca de la posibilidad de
un heredero legítimo al trono engendrado por ambos reyes.
En el año 1462 nacería, de modo socialmente escandaloso, la supuesta hija entre ambos
reyes: JUANA DE CASTILLA, cuya legitimidad fue rápidamente cuestionada por nobles,
clérigos y el pueblo castellano en general. Se aseguraba que la infanta Juana no era sino
resultado de la unión extramatrimonial entre la reina y su valido, BELTRÁN DE LA CUEVA, lo
que le valió inmediatamente el despectivo apodo de Juana “La Beltraneja” 1 y la falta de apoyo
de toda una facción de la nobleza castellana a su nombramiento como heredera. No obstante,
ante la falta de un heredero legítimo, ¿quién podría hacerse con el trono de Castilla ante la
muerte de Enrique IV, si se duda sobre la paternidad de Juana?
ISABEL DE TRASTÁMARA, hermana del rey Enrique IV, sería apuntada como la legítima
heredera del trono del Reino de Castilla. En torno a ella comenzarían a arremolinarse fuerzas
adherentes cada vez mejor aspectadas en lo militar, político y económico, y su matrimonio
con el heredero al trono aragonés, FERNANDO DE ARAGÓN, en 1469, así como su fama de
piadosa católica y hábil política, la convertirían en una candidata idónea para ocupar el puesto
de su hermano cuando éste falleciese.

II. La Guerra de Sucesión Castellana y el ascenso de Isabel al trono.


La muerte de Enrique IV “El Impotente” llegaría en 1474, con dos pretendientes al trono:
su supuesta hija, Juana de Castilla, y su hermana, Isabel de Trastámara, ambas apoyadas por
sendas facciones que encontraban en cada una de ellas la más óptima defensa a sus intereses.
Isabel fue coronada como ISABEL I DE CASTILLA aquel mismo año, haciendo efervescer
aún más a sus detractores. Comenzaría, así, un cruento y largo enfrentamiento que desangró
a Castilla por varios años: la GUERRA DE SUCESIÓN CASTELLANA, de 1475 a 1479.
El Bando Juanista estaba compuesto por la parte de la nobleza castellana que sostenía
la legitimidad de la paternidad de “La Beltraneja”, así como por el Reino de Portugal -por su
vínculo con la madre de Juana- y el Reino de Francia. El Bando Isabelino, por su parte,
estaba compuesto por otra gran parte de la nobleza de Castilla, entre ellos muy altos y ricos

1Mientras el rey Enrique IV era apodado “El Impotente” y acusado por detractores y súbditos de comportamiento
sodomita y graves faltas a sus deberes conyugales, la reina Juana recibía frecuentes visitas de cortesanos y nobles
ante la desatención y permisiva impasividad de su marido -según detractores, incluso con su beneplácito-. Uno de
sus “favoritos” era el valido Beltrán de la Cueva, quien, se rumora, habría engendrado a la infanta Juana de Castilla.

2
señores y eclesiásticos, así como por el Reino de Aragón, gracias al enlace matrimonial
celebrado entre Isabel y Fernando.
Isabel I de Castilla y sus adherentes triunfarían sobre los juanistas, dando por zanjada la
discusión sobre la sucesión real y consolidándose ella como reina. A la sazón, el marido de
la monarca se había convertido, en el mismo año 1479, en el rey FERNANDO II DE ARAGÓN.
La guerra concluyó, justamente, con el
TRATADO DE ALCÁÇOVAS-TOLEDO,
mediante el cual el bando perdedor los
reconocería como los legítimos
gobernantes de Castilla. La pareja real,
cada uno rey en su propio reino,
comenzaría desde entonces a ejercer
un estilo de gobierno que cambiaría
para siempre la historia de lo que hoy Moneda de cuatro ducados de oro conmemorativa a
conocemos como España. Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, a quienes se
representa frente a frente en el anverso, y con los escudos
tanto castellano como aragonés en el reverso

III. Las tareas de los Reyes Católicos.


La pareja conformada por Isabel y Fernando pronto pasaría a ser conocida, en conjunto,
como “REYES CATÓLICOS”, debido a sus reconocidas obras relativas a la conservación,
protección y expansión de la fe católica y su buena relación con el Papa. Si bien los Reyes
Católicos gobernaron en conjunto, es muy relevante comprender que los reinos de Castilla
y de Aragón continuaron separados; es decir, Isabel gobernaba sobre Castilla y Fernando
sobre Aragón, y no viceversa, aun cuando, en general, muchas de las acciones de gobierno
de Fernando fueran en directo beneficio del reino de su esposa y no del propio 2. Podría
afirmarse, en general, que Castilla y Aragón comenzaron a tener una política común y en
absoluta sintonía, mientras su entidad como reinos, su economía, sistema tributario, moneda,
ejército, ley y administración de justicia continuaban siendo asuntos separados.
Los Reyes Católicos se hicieron cargo de una serie de problemáticas que requerían de
atención inmediata, sobre todo en Castilla, tras el penoso gobierno del hermano de Isabel.
Estos asuntos, conocidos como sus “tareas”, son los que siguen.
1. La unificación territorial.
Como se vio supra, el territorio de lo que hoy es España se encontraba aún fragmentado
y dividido cuando los Reyes Católicos comenzaron a gobernar. Castilla y Aragón eran, sin
dudas, los reinos más relevantes y extensos, pero todavía existían bastiones musulmanes y

2 En Castilla, si bien Isabel era la reina de iure, Fernando asumió una gran cantidad de funciones de gobierno, llegando
a dirigir, por ejemplo, su política exterior en muchos asuntos. Sin embargo, no se dio la misma situación viceversa,
toda vez que Isabel no tuvo injerencia alguna sobre el Reino de Aragón, cuya legislación no admitía a las mujeres
como monarcas. No obstante aquello, los esfuerzos políticos y diplomáticos de Fernando resultaron sumamente
beneficiosos para Castilla, siendo acusado, en ocasiones, de desatender su propio reino por favorecer al de Isabel.

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francófilos que sería necesario incorporar para asegurar la paz y estabilidad en la Península y
crear, a la larga, a la actual España. Los principales hitos en torno a la unificación territorial
son los que siguen.
a. El matrimonio de Isabel y Fernando (1469): Como se dijo, la unión matrimonial
entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, aún siendo ambos herederos o
pretendientes a sus respectivos tronos, marcó el inicio de una política común entre
Castilla y Aragón, aun cuando no uniesen de modo formal o legal a sus reinos en uno
solo. Isabel fue capaz de desafiar la autoridad de su hermano, entonces rey, con tal
de casarse con Fernando, a quien profesó amor y devoción desde pequeña. Además,
su matrimonio resultó sumamente estratégico, no sólo por aunar con él a los dos
reinos más relevantes de la Península, sino también por las conocidas dotes políticas
y diplomáticas de Fernando, que serían puestas al servicio de Castilla, granjeándole
importantes victorias e incorporaciones territoriales.

b. La conquista del Reino de Granada y el fin de la Reconquista (1492): Desde el


año 722 la Reconquista había sido la más crucial y ardua tarea de todo gobernante
cristiano de la Península Ibérica. El Reino Nazarí de Granada, ubicado al sur de la
misma, era el último reducto musulmán que rememoraba a la otrora grande y fuerte
Al-Ándalus. Los Reyes Católicos lograron, hacia 1492, poner un cerco a la ciudad de
Granada, reduciendo el dominio musulmán a su mínima expresión, asfixiando a las
tropas del sultán BOABDIL DE GRANADA y
empujándolo a la rendición incondicional.
El día 2 de enero de 1492 el rey musulmán
rindió la ciudad a Isabel y Fernando,
entregándoles simbólicamente sus llaves y
embarcándose penosamente hacia el norte
de África 3. Con este hecho concluían los
casi ocho siglos de presencia islámica en la Pintura que representa la entrega de las
Península Ibérica, terminaba la Reconquista llaves de la ciudad de Granada por parte del
definitivamente, e Isabel y Fernando sultán Boabdil al rey Fernando “El
Católico” junto a La Alhambra
ganaban fama en todo el mundo conocido.
Fue la conquista de Granada el hecho que dio pie a que el papa ALEJANDRO VI les
otorgase oficialmente, mediante bula pontificia, el título de “Reyes Católicos”.

c. La anexión del Reino de Navarra (1512): Haciendo gala de sus habilidades tanto
diplomáticas como bélicas, el rey Fernando de Aragón se involucró activamente en
la guerra civil de Navarra, incorporando, finalmente, el territorio de dicho reino a

3Cuenta la historia que Boabdil, luego de salir ceremoniosamente del Palacio de La Alhambra y entregar las llaves
de la ciudad a los Reyes Católicos, se veía notoriamente afectado, al borde del llanto. Su madre, la sultana AIXA, lo
espetó con una frase que pasaría a la historia: “No llores como mujer lo que no supiste defender como un hombre”. Este dicho,
entendido en su contexto histórico y cultural, resulta doblemente deshonroso para Boabdil, considerando no sólo
su calidad de rey, sino de musulmán.

4
Castilla. Llama la atención, así, que el monarca decidiese emplear sus recursos
políticos y militares para anexar un nuevo territorio al reino de su cónyuge en vez de
al propio. De paso, Fernando apagó, con esta anexión, el principal foco de influencia
francesa en toda la Península.

d. La herencia de los reinos unificados y el nacimiento de España (1516): La reina


Isabel de Castilla moriría en 1504, a los 53 años, dejando como regente de Castilla a
su marido, Fernando. En 1516 el rey aragonés también fallecería, debiendo operar la
sucesión real. Si bien Isabel y Fernando tuvieron cinco hijos, los dos mayores ya
habían fallecido, siendo la tercera, Juana, la heredera. No obstante, es esta infanta
quien pasaría a la historia con el apodo de JUANA “LA LOCA”, siendo prontamente
declarada interdicta e impidiéndosele gobernar 4. Es por esto que el reino fue
heredado, finalmente, a CARLOS DE HABSBURGO, nieto de los Reyes Católicos e
hijo de Juana, quien pasaría a ser conocido con el nombre de CARLOS I DE ESPAÑA
o CARLOS V DEL SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO. Con este hecho no sólo se
inauguraba una nueva dinastía, la Casa de Habsburgo o Austria, sino que los reinos
ibéricos, hasta ahora aún separados, eran heredados de manera unificada. Así, Carlos
I de España heredó Castilla, Aragón, Granada y Navarra, convirtiéndolos en un solo
reino, dando nacimiento a España.

2. La reorganización de la hacienda.
La hacienda es, en resumidas cuentas, la economía del reino. Su reestructuración en
Castilla es otra más de las muestras de que los Reyes Católicos convertían, poco a poco, a la
futura España en un Estado moderno, alejándola de las estructuras y categorías típicas de la
Edad Media. En tiempos medievales, la gran cantidad de señores locales implicaba que
fueran éstos quienes recibiesen los tributos o impuestos; de aquellas cifras, una fracción
arribaba finalmente a las arcas reales, quedando los monarcas sujetos a los vaivenes
económicos de nobles y señores, sin contar con un patrimonio considerable. En ese estado
recibió Isabel el Reino de Castilla de manos de su hermano. No obstante, la hacienda fue
completamente reorganizada por la reina, creando un sistema tributario unificado por el
que el dinero recaudado pasaba directamente al erario público, sin intermediario alguno.
Del mismo modo, Isabel ideó la creación de un Consejo de Hacienda, organismo
de su plena confianza que se encargaría de la administración del dinero del Reino de Castilla.
Con este hecho se marcó un nuevo hito histórico, toda vez que, a partir de este momento,

4 Juana I de Castilla, apodada “La Loca”, recibió este apelativo por la inestabilidad mental en que quedó luego de la

muerte de su marido, FELIPE “EL HERMOSO”, en 1506. Tras su fallecimiento, Juana cayó en una profunda depresión
que la llevó a desfilar durante días junto al cadáver de su marido en estado de putrefacción, además de vivir continuos
episodios de arrebatos de ira y decisiones erráticas. Si bien hoy en día, con los avances de la psiquiatría, su caso sería
considerado producto de alguna afección a su salud mental, en la época esta clase de situaciones eran
invariablemente sindicadas como “locura” o “demencia”. Así, Juana fue recluida en un torreón en Tordesillas donde
pasaría el resto de su vida, hasta su muerte en 1555. De su unión con Felipe “El Hermoso”, de la Casa de Austria
o Habsburgo, nacería, en 1500, su hijo Carlos, futuro rey de la España unificada y emperador del Sacro Imperio.

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el patrimonio del reino y el patrimonio de los reyes pasaban a estar separados y ser
completamente distinguibles, cosa que no sucedía en los demás Estados europeos, donde
normalmente el dinero del rey y el del país se identificaban.
3. La centralización del poder y la sujeción de la nobleza.
Otra de las problemáticas que solían aquejar a los reyes medievales era el excesivo
poder de la nobleza en desmedro de los monarcas, lo que se manifestaba en todo un abanico
de aspectos: los nobles de cada localidad controlaban la economía, recaudaban impuestos,
acuñaban moneda propia, tenían ejércitos, declaraban la guerra a otros señores, imponían
leyes y administraban justicia. Del mismo modo, las localidades, en general, poseían amplias
libertades a través de sus ayuntamientos, municipios o cabildos, en los cuales el pueblo se
autorrepresentaba para salvaguardar sus intereses.
En la transición que vivió Castilla durante el gobierno de los Reyes Católicos, del
Estado medieval al Estado moderno, el poder político comenzó a desplazarse desde la
nobleza hacia el monarca, dejando de encontrarse diseminado o atomizado como en tiempos
feudales. La reina buscó la supresión del poder político de la nobleza y su reemplazo
por un poder único y personal encarnado en la figura del monarca, aun cuando hubiera
llegado al trono, en gran parte, gracias a su apoyo.
El principal medio de control que tenían los
nobles sobre los reyes, además del económico y
militar, eran las cortes, en las que la nobleza y los
estamentos representados se reunían para tomar
ciertas decisiones concernientes a todo el reino y, en
ocasiones, imponer términos a los monarcas. Isabel
“La Católica” tomó la determinación de dificultar la
convocatoria a cortes e impedirlas a como diese
lugar, propiciando que las decisiones y peticiones se
hiciesen en su propia corte y ante su presencia.
Por otra parte, para controlar los
ayuntamientos o municipios en todos los rincones de
Retrato de los Reyes Católicos, Isabel I Castilla tomó la decisión de intervenirlos mediante la
de Castilla y Fernando II de Aragón
creación de un funcionario, el corregidor, único
miembro del cabildo que era nombrado por el monarca, con funciones de fiscalización, ya
que todos los demás eran electos por y de entre los vecinos del pueblo o ciudad respectivo.
Finalmente, Isabel terminó de centralizar el Estado a través de la creación del sistema
polisinodal, a través del cual se basaba toda la administración pública en consejos, cuyos
miembros no eran nobles, sino profesionales pagados, designados y de exclusiva confianza
de la reina, que la asesoraban y acompañaban por el país de modo itinerante junto a su corte.
Estos consejos dieron pie a una administración más eficiente y eficaz, además de
especializada, funcionando de una manera similar a los ministerios modernos.

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4. La reforma de la Iglesia y la defensa de la fe.
Uno de los aspectos capitales de la administración de los Reyes Católicos dijo relación
con la fe católica y la Iglesia. Isabel, cristiana muy devota, era una convencida de que la
unificación política y jurídica de su reino sólo podía ser efectiva si iba aparejada a una
unificación religiosa, cuestión sumamente complicada en una Castilla de tres religiones: una
amplia mayoría de sus súbditos era católica, por supuesto, pero también quedaban
poblaciones no despreciables de musulmanes -llamados mudéjares, es decir, musulmanes
que habitan en un reino cristiano-, así como importantes comunidades de judíos -llamados
sefardíes, según la denominación de la época-. Del mismo modo, la nueva reina avizoró un
problema estructural y de aun más gravedad: la Iglesia castellana, en general, se encontraba
en pésimas condiciones tanto morales como intelectuales; su clero, salvo excepciones, no
contaba con la preparación, instrucción ni observaba el comportamiento que se esperaba de
él; sus escuelas de teología estaban atrasadas y despobladas; en general, la situación religiosa
era paupérrima, y la reina católica estaba decidida a revertir aquel deplorable estado.
a. La reforma de la Iglesia de Castilla: Primero
que todo, la reina encargó a su confesor y
sacerdote de confianza, FRAY FRANCISCO
JIMÉNEZ DE CISNEROS, una reforma completa
y absoluta de la Iglesia del Reino de Castilla, así
como de la enseñanza de la teología. Se dificultó
notoriamente el ingreso a los hábitos
sacerdotales, aumentando la exigencia y la
preparación intelectual de los clérigos, quienes
debían ser doctos en las artes liberales, así como
en teología, filosofía y otros saberes.
Pronto las principales universidades de Castilla,
como Valladolid, Alcalá de Henares o Retrato de fray Francisco Jiménez
de Cisneros, confesor de la reina y
Salamanca, comenzaron a producir camada tras gestor de la reforma a la Iglesia
camada de teólogos de renombre, al tiempo que castellana
las más importantes dignidades eclesiásticas del reino eran ocupadas por
sacerdotes bien instruidos y educados. Asimismo, se propició y enforzó el buen
comportamiento moral, público y privado de los clérigos, dando nueva cara a la
Iglesia del reino en su totalidad.

b. La expulsión de musulmanes y judíos: Convencida de la necesidad de


homogeneizar religiosamente a Castilla, la reina Isabel decidió, tras la toma de
Granada en 1492, expulsar del reino a todo musulmán y judío. La decisión se
comunicó a través de un documento llamado Edicto de Granada, teniendo
efecto tanto sobre Castilla como sobre Aragón. Se otorgó a mudéjares y sefardíes
un plazo de tres meses -entre enero y abril- para convertirse al cristianismo o, de
lo contrario, salir del territorio castellano y aragonés. Esta expulsión no fue sino

7
la antesala de otros exilios masivos -sobre todo de judíos- que se darían más
adelante. Por ejemplo, los sefardíes serían más tarde también expulsados de
Portugal (1497) y de Navarra (1498) 5.

c. El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición: A pesar de que ya muchos


años antes de la expulsión de musulmanes y judíos ya se había iniciado una política
estatal de conversión de éstos al cristianismo, muchos de los “nuevos cristianos”
solían ser, en realidad, falsos conversos. Es decir, continuaban profesando su
antigua religión de modo privado y secreto, aun cuando, públicamente, se
comportasen como cristianos. Esta situación, sumada a problemáticas menores
de herejías o blasfemias, motivó a la reina Isabel a solicitar formalmente al papa
SIXTO IV el restablecimiento del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en
Castilla, lo que fue aceptado en 1478, quedando bajo tutela directa de los reyes.
La Inquisición existía en Europa desde el siglo XII, pero en Castilla ya no operaba;
es por ello que debió ser especialmente reestructurada en tiempos de los Reyes
Católicos.
Funcionaba como un tribunal eclesiástico,
teniendo competencia exclusivamente sobre
católicos bautizados -por ello su capacidad de
juzgar a los falsos conversos-, y poniendo el
foco en los “moriscos” y “marranos” 6 que
observaban supuestas actitudes judaizantes o
herejes. El primer inquisidor general de Castilla
y Aragón, nombrado por la reina, fue FRAY
TOMÁS DE TORQUEMADA, quien defendía el
uso de la tortura y las ejecuciones públicas
como medios procesales válidos. Entre 1478 y
1530 murieron aproximadamente dos mil Fray Tomás de Torquemada,
personas a manos de la Inquisición. primer inquisidor general de
Castilla y Aragón
d. El rol de los teólogos castellanos fuera de España: Con posterioridad al
gobierno de los Reyes Católicos, los frutos de su obra religiosa se notarían
patentemente en toda Europa. La Iglesia castellana había pasado de ser una de las
más pedestres y atrasadas a ser la de mayor prestigio y preparación en todo el
continente, sobre todo gracias al calibre intelectual de sus clérigos y sus facultades

5 La expulsión de los judíos de la Península Ibérica se enmarca en una tónica sumamente frecuente en Europa en
los siglos circundantes al de los Reyes Católicos. A modo de ejemplo, previo al Edicto de Granada (1492) los judíos
también habían sido expulsados de Inglaterra (1290), Francia (1394), Austria (1421), Parma (1488) y Milán (1490).
Asimismo, de modo posterior, también fueron forzosamente expulsados de Lituania (1495), Portugal (1496),
Navarra (1498), Provenza (1500), Brandeburgo (1510), Túnez (1535), Nápoles (1541), Génova (1550), Baviera
(1554), de los Estados Pontificios (1593), Orán (1669) y Viena y Baja Austria (1670). Estas expulsiones tuvieron
distintas motivaciones, desde la religiosa a la económica, y contribuyeron a generar la denominada “diáspora judía”.
6 “Morisco” era la denominación dada al converso del islam al cristianismo. Por su parte, “marrano” era un apelativo

sumamente despectivo contra los judíos que eran, en realidad, falsos conversos.

8
de teología. El siglo XVI fue sumamente difícil para la Iglesia Católica, toda vez
que los embates de la Reforma Protestante remecían su base de fieles en Europa
Central. Para contener la oleada protestante, la Iglesia convocó al CONCILIO DE
TRENTO, celebrado entre 1545 y 1563, el que es considerado el primer gran
concilio ecuménico moderno, y que sentó las bases de la respuesta de la Iglesia
Católica a la Reforma Protestante. En Trento se aclaró una serie de puntos
doctrinales, disciplinarios y dogmáticos 7. En este concilio fue especialmente
destacada la participación de los teólogos castellanos formados al alero de la
reforma y depuración de Isabel “La Católica” y fray Francisco Jiménez de
Cisneros.

5. La organización de la conquista y de lo conquistado.


El día 12 de octubre de 1492 ocurrió un hecho coyuntural que cambiaría para siempre
la historia de la humanidad. El navegante genovés CRISTÓBAL COLÓN, a cargo de las naves
castellanas Pinta, Niña y Santa María, arribaba por vez primera al continente americano,
tocando tierra en la isla de Guanahani, que rebautizó con el nombre de San Salvador
(actualmente una de las islas de Bahamas). Luego de estos hechos se dio inicio a una de las
más importantes y trascendentes tareas de los Reyes Católicos: la organización de la
conquista, exploración y administración de un nuevo continente, desconocido hasta
entonces para todo el Viejo Mundo.
La conquista del Nuevo Mundo comenzó a ser organizada por los Reyes Católicos tan
pronto regresase Colón desde el Caribe. No obstante, ésta tuvo una serie de características
especiales que la vuelven única. Primero que todo, el sistema colonial tradicional, utilizado
por ingleses, portugueses y otras potencias, implicaba netamente un afán extractivo de
materias primas, careciendo de un ánimo de penetrar en el territorio o aportar a la realidad
del mismo 8. En cambio, el sistema de conquista castellano distó de ser colonial, existiendo
un ánimo de permanencia ajeno a la sola extracción de riquezas: se fundaron ciudades, se
estableció contacto con los indígenas, negándose a su esclavización y fomentando los
matrimonios mixtos y la conformación de una sociedad mestiza, y se incorporó el territorio
en calidad de reino, con la misma categorización jurídica que la propia Castilla o Aragón.

7 Si bien el Concilio de Trento nació como una instancia para dar respuesta a la amenazante expansión de la Reforma
Protestante de Martín Lutero, terminó sentando las bases de la doctrina católica moderna, gracias a la cantidad de
asuntos debatidos y a la calidad de teólogos que en él participaron. Así, parte de su importancia histórica se debe
también a haber definido la doctrina de la Iglesia sobre las Sagradas Escrituras, la Tradición, los sacramentos y el
celibato (quedando prohibido el matrimonio de los sacerdotes), la reafirmación de la supremacía de la autoridad
papal y la delimitación de los campos de aplicación de los teólogos. El Concilio definió, a su vez, las nuevas normas
dogmáticas, litúrgicas y éticas de la Iglesia, en especial las prácticas rechazadas por los protestantes: presencia real
de Cristo en la Eucaristía, justificación por la fe y por las obras, conservación de los siete sacramentos, las
indulgencias y la veneración de la Virgen María y los santos.
8 Una de las características más usuales del colonialismo es la fundación de ciudades portuarias estrictamente

dedicadas a la extracción de materias primas hacia la Metrópoli. Tomando el ejemplo portugués, todas sus capitales
fundadas en América (Salvador de Bahía, Río de Janeiro), África (como Praia, Luanda o Maputo) o Asía (como
Goa, Macao o Timor) se emplazaban en las costas, a diferencia de capitales hispanas fundadas en América, como
Ciudad de México, Bogotá o Santiago de Chile, fundadas en el interior y demostrativas del ánimo de permanencia.

9
Del mismo modo, a partir del descubrimiento la Corona comenzó a hacerse cargo de
situaciones tales como la justificación jurídica del proceso de conquista y de la posesión
de las Indias, la regulación de las instituciones jurídicas indianas, la creación de un
sistema administrativo para el nuevo continente, y, finalmente, el hecho que resulta más
singular -toda vez que en ninguna otra posesión de ultramar europea se verificó algo ni
remotamente similar-, la creación y estructuración de un Derecho indiano, propio, pensado
y adaptado especialmente para la vida en el nuevo continente.

IV. Los viajes colombinos y el descubrimiento de América.


Cristóbal Colón, experto navegante nacido en Génova (actual Italia), se presentó a
diversas cortes reales europeas a presentar un proyecto que muchos veían como
descabellado: que era posible alcanzar el Lejano Oriente -lo que hoy entendemos como
China, Japón, India y el Sudeste Asiático- navegando hacia Occidente. La esfericidad de la
Tierra se encontraba ya plenamente probada y aceptada, mas nadie consideraba factible que
las naves de la época lograsen cruzar la interminable Mar Océana -nombre que se daba
entonces al Atlántico- y arribar con vida a Asia. Los portugueses, que iniciaron su exploración
del mundo décadas antes que Castilla, habían ya descubierto una ruta hacia Oriente que
implicaba bordear por completo el continente africano para luego cruzar el Océano Índico
hasta la India. No obstante, Colón se empecinaba en que su ruta era realizable.
Luego de haber sido rechazado su
proyecto por el rey de Portugal, Colón se
dirigió a la corte de Isabel y Fernando. Fue
este último quien confió en la aventura
colombina y consideró que, de lograrse, sería
sumamente provechosa para el reino de su
esposa. La Corona financiaría el viaje de las
dos carabelas y la nao de Colón hacia lo
desconocido, ambicionando el
descubrimiento de una nueva ruta hacia las
sedas, especias y riquezas de Oriente, sin
Cuadro al óleo que representa a Colón
proponiendo su proyecto a Isabel y Fernando sospechar de la existencia de todo un
continente nuevo en la mitad del camino.
Comenzaba el año 1492, y los Reyes Católicos habían capturado la ciudad de Granada
recientemente cuando llegaron a un acuerdo con el avezado navegante. Se encontraban los
monarcas en Santa Fe, nombre del campamento que rodeaba a la otrora ciudad musulmana,
cuando se sentaron las bases jurídicas del que, nadie sospechaba, sería el documento
fundante de un nuevo mundo por descubrir: las CAPITULACIONES DE SANTA FE.
Las Capitulaciones de Santa Fe son un verdadero contrato entre la Corona de Castilla y
Cristóbal Colón, firmado el 17 de abril de 1492, por el cual se establecieron los términos y
condiciones de la empresa de descubrimiento y conquista. En el documento se otorgan a

10
Cristóbal Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador general de todos los
territorios que descubriese, así como una décima parte de todas las riquezas que
obtuviese. Así, las Capitulaciones de Santa Fe significaron un reparto anticipado entre Colón
y los Reyes Católicos de los beneficios que reportaría la conquista de lo que después se
llamaría América.

“Primeramente, que Vuestras Altezas, como Señores que son de las dichas mares océanas, hacen desde
ahora al dicho don Cristóbal Colón su almirante en todas aquellas islas y tierras
firmes que por su mano o industria se descubrirán o ganarán en las dichas mares océanas
para durante su vida y, después de él muerto, a sus herederos y sucesores de uno en otro perpetuamente (…)”.
“Otrosí, que Vuestras Altezas hacen al dicho don Cristóbal su virrey y gobernador
general en todas las dichas tierras firmes e islas que, como dicho es, él descubriere o
ganare en las dichas mares ; y que, para el regimiento de cada una y cualquiera de ellas, haga él
elección de tres personas para cada oficio y que Vuestras Altezas tomen y escojan uno, el que más fuere su
servicio; y así serán mejor regidas las tierras que Nuestro Señor le dejará hallar y ganar a servicio de Vuestras
Altezas”.
“Ítem, que de todas y cualesquiera mercaderías, siquiera sean perlas, piedras preciosas, oro, plata, especiería
y otras cualesquiera cosas y mercaderías de cualquier especie, nombre y manera que sean que se compraren,
trocaren, hallaren, ganaren y hubieren dentro en los límites del dicho almirantazgo, que desde ahora Vuestras
Altezas hacen merced al dicho don Cristóbal y quieren que haya y lleve para sí la décima parte
de todo ello, quitadas las costas todas que se hicieren en ello, por manera que de lo que
quedare limpio y libre haya y tome la dicha décima parte para sí mismo y haga de ella a su voluntad,
quedando las otras nueve partes para Vuestras Altezas ”.
Capitulaciones de Santa Fe, 17 de abril de 1492 (fragmentos).
Para muchos, las Capitulaciones de Santa Fe, de modo indirecto y no buscado,
representan el nacimiento del Derecho indiano, que a posteriori sería la mayor creación jurídica
de la América hispana. Tras este acuerdo, la Pinta, la Niña y la Santa María zarparían desde
el puerto de Palos de la Frontera hacia las Islas Canarias, y desde allí hacia el continente
asiático por la ruta de Occidente. Sin saberlo, en su primer viaje Colón visitaría varias islas
del Mar Caribe, como Bahamas, Cuba y La Española (actuales República Dominicana y
Haití), fundando los primeros efímeros asentamientos castellanos en el Nuevo Mundo y
entrando en contacto por primera vez con los nativos del continente americano.
Cristóbal Colón realizaría un total de cuatro viajes a América, en 1492, 1493, 1498 y 1502.
En su segundo viaje visitó las islas de las Antillas -actualmente Martinica, Guadalupe,
Antigua, entre otras-, así como Puerto Rico y Jamaica; en el tercer viaje arribó por primera
vez -todavía sin saberlo- a Sudamérica, en lo que hoy es Venezuela y Guyana; finalmente, en
su cuarto viaje llegó a Centroamérica, paseando por las costas de las actuales Panamá, Costa
Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Belice. Por parte de la Corona, los términos de las
Capitulaciones de Santa Fe serían respetados, aun cuando Isabel desarrollara una cierta
animadversión a Colón, obligándolo a observar un buen trato hacia los nativos. El almirante
moriría en 1506, sin enterarse que había arribado no a Asia, sino a un nuevo continente.

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V. Anexo documental: Mapas.

Expulsiones de
judíos en Europa
entre los siglos XII
y XVI

Viajes de
descubrimiento y
exploración
portugueses en los
siglos XV y XVI

Rutas de los
cuatro viajes de
Cristóbal Colón al
Nuevo Mundo

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