10) 5 Relatos de HORROR Que NO Te Podrás CREER

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PESADILLA PROFUNDA

5 relatos de HORROR que NO te podrás CREER

INTRODUCCION

Cada día llegan a subirse cerca de 50.000 horas de video, a través de las diferentes
redes sociales. En este mar inconmensurable de contenido, se puede llegar a
encontrar desde recetas de cocina, noticias, películas, y videos más perturbadores.

Estos mismos pueden llegar a poseer, el poder de generarnos cierto grado de temor.
Al punto que algunos lleguen a provocar terror en cada uno de nosotros, debido a las
historias mostradas que hay detrás de ellos.

¿Alguna vez has creído en los espíritus, o en la existencia de algo más allá de la
muerte?

Estos son diferentes hechos que llegan a limitar con la frontera de la realidad. Quienes
los llegan a experimentar saben instintivamente, que se encuentran en medio de una
experiencia sobrenatural. La cual les está ocurriendo en aquel instante, al punto de
llegar a percibir que es real cada cosa que les ocurre.

En otros momentos, llegaremos a ver diferentes manifestaciones oníricas. Pero en


todos los casos, quienes recibieron estos mensajes suelen ser personas altamente
sensoriales, que tienen o tuvieron una especial vinculación con los seres que se les
llegaron a manifestar.

Hoy vamos a ver 5 relatos de horror. Los cuales han llegado a ser contados por
diferentes seres humanos.

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nuestras escalofriantes exploraciones.

(PRESENTACIÓN DEL CANAL)

Bienvenido a Pesadilla profunda. En este canal hablaremos de todos aquellos


misterios, terroríficos lugares, y seres que han sido captados a través de diferentes
cámaras. Exploraremos diferentes relatos de terror, que te dejaran sin habla. Y solo tú
los podrás mirar en este canal:

Es posible que las historias que oigas a continuación, te dejen con una sensación
extraña e incómoda. Por lo tanto, te recomendamos discreción y tener un lugar de
donde agarrarte. Comencemos con nuestra lista de historias:
Una presencia en el sofá

Esta es la historia de una madre como tantas que hay hoy en día. Démosle el nombre
de Vanessa. Ella se encontraba en su hogar y en un ambiente de cotidianeidad; en la
sencillez de su casa.

Mientras la misma se encuentra realizando las tareas del hogar, por un instante
Vanessa fijaría su vista en la fotografía de su padre. El cual habría fallecido hacía unos
meses.

En aquel instante Vanessa centraría la vista hacia un sofá cercano, y con enorme
sorpresa se fijó en que uno de los asientos se llegó a hundir. Similar a ¡Como si
alguien se hubiera sentado encima!

Al mismo tiempo Vanessa observó que al lado de ella, habría una presencia tan
potente que era capaz de identificarla. Sentado en aquel sofá del salón de su casa
¡Estaba quien ella consideraba era su padre!

En aquel mismo momento se percibiría un frío extraño, nada común. Una sensación
que nunca antes había tenido. No era la corriente típica que se forma cuando dos
ventanas enfrentadas quedan abiertas. O el frío del invierno de una ciudad
acostumbrada a las temperaturas bajas. Sería otro tipo de frío. ¡Era un frío espectral!

«Lo sabía, era él. Y me causaba una enorme tranquilidad saber que estaba ahí».

Aquella presencia de quien sería su padre fallecido hacía unas semanas, le sorprendió
a esta mujer, pero lejos de asustarse ante él y ante lo desconocido de ese fenómeno,
Vanessa se encontraría tranquila debido a que aquella presencia sería la de su padre.

En aquel instante, la fotografía de su padre la cual estuvo mirando antes y que estaba
apoyada en otros objetos de una repisa cercana, caería totalmente al piso. Como una
especie de despedida; el espectro de su padre desapareció y no regresó.
La maldición de la diosa del mar

Emiliano hombre de 33 años, quien trabaja como administrativo en una empresa de


seguros. Contaría esta historia:

De chico siempre iba a veranear con mis abuelos a Punta del Este Uruguay. Para ellos
lo mejor era ir a pescar al muelle y yo solía acompañar con gusto.

En aquel verano en el cual tenía ocho años, nos tocó un día nublado en el que no
estaba para ir a la playa. Sin embargo, insistí hasta que ellos accedieron a ir.

Nos llegamos a subir al auto y entonces fuimos a conocer, "Punta del Chileno". El cual
era un balneario que estaba un poco más alejado del centro turístico, recuerdo que allí
había unas olas increíbles y extremadamente altas.

Llegamos y comenzamos el ritual de siempre. Mi abuelo llegaría a clavar el pie de la


caña en la arena, y mi abuela se encargó de colocar la sombrilla para llegar a
protegernos del viento. El mar se encontraba revuelto y traía todo tipo de cosas a la
orilla.

Entre velas y flores que habían llegado arrastradas por la marea, pude encontrar un
pequeño plato de cerámica con el dibujo de un niño y decidí guardarlo. Salvo por una
familia que había llegado un rato después, éramos los únicos en el lugar.

En aquel instante cielo se abrió y con mi abuela nos acercamos a la orilla a mojarnos
los pies. Allí sentiríamos una fuerza la cual nos llegaría a hacer caer a ambos.

Al principio aquella situación nos resultaría extraña. Sin embargo, le restamos


importancia. Algunos minutos más tarde, oímos los gritos desgarradores de los
integrantes de la otra familia y fuimos a ver qué era lo que ocurría:

De repente, un hombre mayor salía del mar con el cadáver de un bebé a cuestas.

Al día siguiente, por el diario nos enteramos que un anciano había buscado sacarse
una foto con su nieto de ocho meses de espaldas al mar y una ola se lo arrebató de
las manos. El detalle más escalofriante era que el niño se llamaba igual que yo.

Cuando regresamos a la Capital, mi abuela se acercó a un templo de la religión


Umbanda, (originada en Brasil a comienzos del siglo XX y que combina elementos del
espiritismo y del ocultismo), para contarle a la encargada del lugar la experiencia que
habíamos tenido.
Aquella mujer le explicó que el plato que tomamos era un tributo para Jemanjá, la
diosa del mar, el cual nos habríamos robado sin saber que era una ofrenda de vida:

En aquel trueque se llegaría a ofrecer la vida de alguien, para salvar a otro. Al parecer,
cuando llegue a agarrar aquel objeto me entrometí en el ritual, y como el mar no había
podido llevarme en un primer intento, se llevó al otro niño que se encontraría en la
misma playa.

Varios años después me llegué a ir de vacaciones a Mar del Tuyú. Una mañana,
mientras caminaba con un amigo por la costa, llegué a observar una escultura color
turquesa que llamó mi atención.

Cuando me acerqué lo suficiente reconocí la imagen de Jemanjá, ya que


anteriormente la había buscado ansiosamente en Internet.

En esa época los celulares no eran lo que son ahora y las cámaras digitales eran la no
eran tan buenas, así que le saqué una foto a la estatua que inexplicablemente salió
invertida.

Lo llegué a tomar como una advertencia, un mensaje de la diosa para recordarme que
todavía estoy en deuda con ella.

Entre el mundo real y el espiritual

María mujer de 38 años, empleada pública y bailarina de danza contemporánea


llegaría a contar también su propia historia:

Desde chica he llegado a tener un tipo de sueño, en el que suelo oscilar en el límite de
la realidad la cual se llega a volver difusa.

Cierta ocasión me quedé dormida escuchando el sonido de mi hermano tecleando la


computadora en el cuarto de al lado, con el televisor prendido en el comedor.

De repente, sentí que abría los ojos mientras al mismo tiempo dormía encontrándome
con la habitación deformada y las paredes viscosas. Sin embargo, escuchaba el
teclado y la televisión. También, no me podía mover ni gritar. En aquel momento me
invadió una sensación de pánico horrible pues no podía hacer absolutamente nada.
Además, percibes en todo tu cuerpo, una presencia que sabes que te va a hacer algo.
Muchas veces en esa situación sentí unas manos que aparecían en mis hombros
como si me fuesen a hacer masajes, pero con el ademán de ahorcarme.

La sensación corporal ocurrida en aquel instante fue de mucho vértigo, porque eres
plenamente consciente de lo que ocurre. Te encuentras escuchando todo lo que pasa
a tu alrededor, dándote cuenta que no estás ni de un lado de la realidad ni del otro.

Cuidador fantasma

Natalia mujer de 28 años, quien trabaja en el Call Center de un banco nos contraría
esta historia:

Cuando tenía 14 años estudiaba danza en una escuela de Merlo, provincia de Buenos
Aires.

Se acercaba una competencia muy importante y era común que nos llegáramos a
quedar después de hora con mi compañera para ensayar. La jornada de clase ya
había finalizado así que podíamos quedarnos solas y disponer del tiempo suficiente
para repasar una y otra vez las rutinas.

Ahora bien, recuerdo que la puerta que unía el vestuario con el estudio quedó abierta y
que vimos pasar por ahí a un señor mayor, de contextura grande y vestido de camisa
blanca y pantalón marrón.

Nos llegamos a mirar entre nosotras extrañadas pues teníamos entendido que a esa
hora no se encontraría ninguna persona. Luego de un par de minutos nos dimos
cuenta que habíamos quedado sugestionadas por la presencia de aquel hombre y
como ya era medio tarde decidimos emprender la vuelta a casa.

Al día siguiente, después de conversar con otras compañeras lo ocurrido. Ellas nos
contaron que también lo habían visto en otras oportunidades. Así que decidimos
contarle aquella situación a Cristina, nuestra profesora quien lejos de sorprenderse,
nos pidió que se lo describiéramos.

Al terminar de explicarle lo sucedido, ella sonrió tiernamente y nos contó con toda
naturalidad que el señor que habíamos visto deambulando era su padre. Quien había
fallecido 20 años atrás y que iba a visitarla de vez en cuando. A pesar de que nos dijo
que no nos preocupáramos, nunca más volvimos a entrenar solas.
Fantasmas de habitación

El quinto de estos casos lo podríamos llegar enmarcar en lo que en este tipo de


fenómenos se conoce como visitantes o fantasmas de habitación. Nuestro
protagonista es Marcos.

Este hombre ha percibido con total claridad y naturalidad, la presencia de su abuela en


la habitación en la que duerme, cuando llega a ir a su pueblo.

«Notaba como mi abuela se sentaba en mi cama, cuando yo dormía», confiesa con


cierto rubor. Cuando Marcos siente esta presencia la vive con naturalidad. «Es la
habitación de un tío que ya murió» pero esa figura que se sienta «es mi abuela».

También asegura que en ocasiones le presiona el pecho. Al punto que en algún


momento pudo llegar llevarle a sentir una angustia extrema. Esta sensación puede
llegar a ser conocida como parálisis del sueño la cual se produce debido a la
presencia de íncubos o de súcubos.

Estos son espíritus malignos, que pueden llegar a usar la violencia como presión sobre
el cuerpo y otras experiencias. En estas ocasiones suele aparecer el miedo.

Marcos completa su experiencia relatando que en ocasiones pueden llegar a aparecer


objetos perdidos. «Me ha pasado con frecuencia buscar desesperadamente algún
objeto, no encontrarlo pese a saber dónde está; y a la vuelta de unas horas, aparecer
cuando había buscado con ahínco en ese lugar».

DESPEDIDA:

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