La Mente de Cristo

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LA MENTE DE CRISTO

“Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor para que le instruya? Mas nosotros tenemos la
mente de Cristo.” 1 Corintios 2:16

La Biblia nos invita a renovar la mente día con día, que tengamos cuidado con los pensamientos
que pasan por nuestra mente constantemente. Es un verdadero error dejar nuestra mente sin un cuidado,
ya que puede causarnos muchos problemas si no le damos el cuidado necesario. ¿Te has preguntado que
pensaría Jesús? ¿Qué tipo de pensamientos tenía Jesús? ¿En que pasaba el tiempo meditando?
Es cierto que hay muchas clases de pensamientos que pudieran considerarse impensables para Jesús
cuando estaba en la tierra. Si deseamos seguir Sus pasos, entonces tenemos que empezar a pensar como
Él lo hacía. Tal vez podamos decir: “Eso es imposible”. La Biblia nos dice que nosotros tenemos la mente
de Cristo; y espíritu y corazón nuevos. Veamos hoy algunas recomendaciones que nos llevarán a ordenar
el fluir de nuestros pensamientos al querer tener una mente como la del Señor Jesús.

1.- PIENSA EN COSAS POSITIVAS.


Si una persona está pensando de acuerdo con la mente de Cristo, ¿cuáles serán sus pensamientos?
Seguro que serán positivos. Nunca se dirá lo suficiente acerca del poder de ser positivo. Dios es positivo,
y si tú y yo queremos fluir con Él, tenemos que sintonizarnos en la misma longitud de onda y empezar a
pensar positivamente. No estamos hablando de ejercer el control mental, sino sólo de ser una persona que
cree en las promesas de un Dios Poderoso.
Debemos tener una actitud positiva. Mantengamos pensamientos y expectativas positivas.
Tengamos conversaciones positivas. Ciertamente Jesús mostraba una apariencia y actitudes positivas;
soportó muchas dificultades, incluidos ataques personales; le calumniaron; Sus discípulos lo abandonaron
cuando más falta le hacían; se burlaron de Él; se quedó solo, incomprendido; y mil decepciones más.
Sin embargo, en medio de todas esas experiencias negativas, Él permanecía en fe. Siempre tenía un
comentario alentador, una palabra de estímulo; siempre daba esperanzas a todos aquellos que le rodeaban.
De acuerdo con el Salmo 3:3, “Dios es nuestra gloria y el que levanta nuestras cabezas”. Él quiere
levantar: nuestras esperanzas, nuestras actitudes, nuestro ánimo, nuestra cabeza, manos y corazón; nuestra
vida completa.

2.- TENGAMOS LA MENTE ENFOCADA EN DIOS.


“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”
Isaías 26:3
El salmista David habla con frecuencia acerca de meditar en Dios, Su bondad y Sus obras y
caminos. Es sumamente edificante pensar en la bondad de Dios y en todas las maravillosas obras de Sus
manos. Es necesario convertir la meditación sobre Dios y Sus caminos y obras, en una parte regular de
nuestra vida interior, si queremos empezar a saborear la victoria en nuestra vida.
Nada está más cerca de nosotros que nuestros pensamientos. Por lo tanto, si llenamos nuestra
mente con el Señor, eso lo traerá a nuestra conciencia y empezaremos a disfrutar una confraternidad con
Él, que traerá gozo, paz y victoria en nuestra vida diaria. Él siempre está con nosotros, pero tenemos que
pensar en Él y estar conscientes de Su presencia.
3.- PIENSA SIEMPRE: “DIOS ME AMA”.

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene por nosotros;...” 1 Juan 4:16

Si nunca meditamos en Su amor por nosotros, no podremos experimentarlo. Pablo oraba en Efesios
3 para que la gente experimentara el amor de Dios en sí misma. La Biblia dice que Él nos ama. Pero
¿cuántos de nosotros todavía carecemos de una revelación personal con respecto al amor de Dios?

Muchas veces tenemos un concepto inconsciente y vago de todo lo que Dios nos ama, pero el amor
de Dios está destinado a ser una fuerza poderosa en nuestras vidas, que nos lleve aun a través de las
pruebas más difíciles hasta la victoria.
En Romanos 8:35 el apóstol Pablo nos exhorta: ¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Pero en todas estas
cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

4.- DESARROLLEMOS UNA MENTE AGRADECIDA.

“Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecir su
nombre.” Salmo 100:4
Una persona que fluye en la mente de Cristo encontrará que sus pensamientos están llenos con
alabanza y agradecimiento. Muchas puertas se le abren al enemigo mediante la queja.
No podremos vivir una vida poderosa sin acción de gracias. La Biblia nos instruye una y otra vez en
el principio de la acción de gracias. Quejarse en el pensamiento o de palabra es un principio negativo,
pero ser agradecidos y decirlo es un principio de vida. Si una persona no tiene un corazón agradecido, la
acción de gracias no saldrá de su boca. Cuando somos agradecidos, lo decimos.
El Salmo 34:1 el salmista dice: “Bendeciré al Señor en todo tiempo; continuamente estará su
alabanza en mi boca.” ¿Cómo puedo ser una bendición continua para el Señor? Teniendo Su alabanza
siempre en mis pensamientos y boca.
Meditemos diariamente en todas las cosas por las que tenemos que estar agradecidos.
Platiquémoslas a Dios en oración, y mientras lo hacemos descubriremos que nuestro corazón se llena de
vida y luz.

5.- TENGAMOS EN NUESTRA MENTE LA PALABRA DE DIOS.

“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que
guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y
todo te saldrá bien.” Josué 1:8
Meditar en la Palabra de Dios es uno de los más importantes principios de la vida que podemos
aprender. La Palabra de Dios es Su pensamiento escrito en papel para que la estudiemos y meditemos. Su
Palabra es cómo Él piensa acerca de cada situación y cada tema.

El diccionario “Vine’s” define así los términos griegos traducidos como meditar: “atender,
practicar”, “Ser diligente en”, “practicar el sentido más conocido de la palabra”. Nunca podremos
enfatizar lo suficiente cuán importante es este principio. Lo podemos llamar un principio de vida, porque
meditar en la Palabra de Dios nos ministrará, y en última instancia, a los que nos rodean.

El Salmo 1:2-3 habla del hombre que hace de la meditación un deleite en su vida: “Sino que en la
ley del Señor está su deleite, y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a
corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo; y su hoja no cae; y todo lo que hace prosperará.”

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”
Filipenses 4:8

Si meditamos en nuestros problemas todo el tiempo, echarán más raíces en nosotros. Si meditamos
en lo que está mal en nosotros o en otros, nos hundiremos más profundamente en los problemas, y nunca
veremos la solución. Pero hoy hemos estudiado la importancia de tener la Mente de Cristo y la
importancia de meditar en Su Palabra. Pongamos por obra esta verdad y empecemos a ver la victoria de
Dios en nuestras vidas.

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