El Parto de Un Desencuentro

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El parto de un desencuentro: el duelo peronismo-comunismo en

Argentina (1943-1955)
The birth of a disencounter: the Peronism-Communism duel in Argentina
(1943-1955)
César Tcach
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.82039
Résumé | Index | Plan | Texte | Notes | Citation | Auteur
RÉSUMÉS
ESPAÑOLENGLISH
En este artículo se examinarán las raíces del divorcio entre peronismo y
comunismo tomando en consideración cuatro aspectos centrales: la matriz
militar a partir de la cual se inició la construcción del movimiento
peronista, la disputa por la identidad colectiva de los trabajadores, el tipo
de represión ejercida desde el ámbito gubernamental y la línea política
desarrollada por los comunistas argentinos. El análisis de la matriz a partir
de la cual se construyeron las relaciones entre peronistas y comunistas
devela el papel central de la represión anticomunista que, a diferencia de la
que tuvo lugar durante las décadas precedentes, era funcional a un actor
estatal empeñado en disputar primero, y hegemonizar después, los sentidos
de pertenencia de los trabajadores, es decir, tenía como blanco a su
principal competidor en la clase obrera argentina. Ofrece, asimismo, una
reconstrucción de las posiciones asumidas por el PC en relación a la
oposición golpista. A tenor de estas consideraciones, se indaga en torno a
las raíces de desencuentro entre ambas fuerzas políticas y sus
consecuencias en el largo plazo.
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ENTRÉES D’INDEX
Keywords:
Argentine Communist Party, Collective Identity, Peronism, Repression
Palabras claves:
Partido Comunista, identidad colectiva, Peronismo, represión
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PLAN
Introducción
El PC en la clandestinidad (1943-45)
Legalidad restringida y represión política (1946-55)
Reflexiones finales
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TEXTE INTÉGRAL
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Introducción
 1 Nueva Era, año VII, no 4, 1955. Véase Gurbanov, Andrés y
Rodríguez, Sebastián, “Los comunistas arg (...)
 2 Diario Córdoba, 24-7-1955.
 3 Ibid, 7-8-1955.
 4 Ibid, 23-8-1946.
 5 Firmaban el comunicado los dirigentes estudiantiles comunistas
Eugenio Oscar Reati, Eduardo Quirog (...)
 6 Staltari, Silvana, “El Partido Comunista frente al peronismo:
estrategias y tácticas políticas, 19 (...)
1El 22 de junio de 1955, el periódico del Partido Comunista Argentino, La
Hora, expresaba el repudio de los comunistas a los bombardeos realizados
sobre Plaza de Mayo por aviones de la Armada y reclamaba a los
trabajadores un protagonismo activo en contra del golpe reaccionario y
proyanqui.1 En julio de 1955, el Partido Comunista de Córdoba llamó a la
movilización popular para “impedir todo nuevo golpe de Estado”, para el
cual trabajaban – señalaba el documento – “activamente los elementos
reaccionarios al servicio del imperialismo yanqui y la oligarquía”.2 Desde
su mirada, el golpe promovido por el clero, la oligarquía y sectores
militares se orientaba a liquidar los aspectos más progresistas de la
presidencia de Perón. En agosto, una declaración de intelectuales de
izquierda – entre los que se contaban comunistas como Gregorio Bermann
y disidentes del Partido Socialista como Lucio Garzón Maceda y Gustavo
Roca – otorgó una mayor claridad y proyección a este punto de vista: a
Perón no se lo quería derrocar por lo que tenía de negativo (como las
restricciones a las libertades públicas o falta de democracia en los
sindicatos) sino para derogar leyes progresistas, atacar a las organizaciones
obreras y favorecer la “solidaridad americana” promovida por los Estados
Unidos.3 No era la primera vez que el PC condenaba los intentos golpistas
contra Perón. En agosto de 1946 – en consonancia con lo resuelto por el XI
Congreso Nacional del Partido Comunista – el comité provincial de
Córdoba del PC se manifestó en contra de quienes promovían “un nuevo
golpe de fuerza que solo beneficiaría a los sectores reaccionarios del país y
a los monopolios imperialistas”.4 En el caso de Córdoba, el PC apoyó las
luchas que ese año emprendieron los estudiantes universitarios pero
advirtió a la FUC (Federación Universitaria de Córdoba) que ellas podían
ser usadas para alentar un golpe de Estado o por el gobierno para
reimplantar el Estado de Sitio.5 En 1951, frente al intento golpista que tuvo
su epicentro en la base aérea de El Palomar, en la provincia de Buenos
Aires, el PC volvió a condenar todo intento de golpe de Estado.6
 7 Diario Córdoba, 19-10-1955.
2Tras el golpe militar de septiembre de 1955, el Partido Comunista fue
excluido de cualquier tipo de diálogo con el nuevo gobierno y, por cierto,
no participó de la Junta Consultiva Nacional de los Partidos Políticos,
organismo de asesoramiento al poder militar. Sin embargo, las primeras
declaraciones del Partido Peronista tras el golpe de Estado centraron su
artillería en el combate anticomunista. En un documento dado a conocer el
19 de octubre de 1955, se esmeraba en señalar que las nuevas autoridades
militares y el peronismo tenían un enemigo común: el “comunismo
apátrida”, y añadía: “Recordamos a nuestros tradicionales enemigos que
desde hace doce años han dejado de ser voceros del proletariado
argentino”.7
3¿Cómo explicar la definición de enemigos apátridas en un documento
oficial del Partido Peronista, cuando en rigor los comunistas habían
rechazado de modo explícito el golpismo militar en 1946, 1951 y 1955?;
¿por qué tanto encono? Se puede suponer, en una primera aproximación
que, de modo análogo al trienio 1943-45, se ofrecía al establishment un
dique de contención al comunismo y se ponía de relieve la necesidad de
conservar al sindicalismo peronista. Pero la explicación amerita un análisis
más complejo: en las décadas siguientes al golpe de septiembre de 1955, y
pese a la abundante evidencia empírica en contra, tanto en el imaginario
peronista como en las posturas de intelectuales referentes del sedicente
campo “nacional y popular” – como Rodolfo Puiggrós y Abelardo Ramos –
se instaló la idea de un PC golpista contra Perón. En este artículo se
examinarán las raíces del divorcio entre peronismo y comunismo tomando
en consideración cuatro aspectos centrales: la matriz militar a partir de la
cual se inició la construcción del movimiento peronista, la disputa por la
identidad colectiva de los trabajadores, el tipo de represión ejercida desde
el ámbito gubernamental y la línea política desarrollada por los comunistas
argentinos.
El PC en la clandestinidad (1943-45)
 8 Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina, Buenos
Aires, Comité Central del Partido (...)
 9 En octubre de 1943 tuvo lugar un gran tumulto en la estación de
ferrocarriles de Córdoba debido a (...)
4El modelo originario en torno al cual se gestó la relación entre peronismo
y comunismo descansó en la competencia por una misma base social: el
movimiento obrero. Pero no se trató de una competencia equilibrada sino
mediada por el control del aparato estatal por parte de Perón. Tras el golpe
militar de junio de 1943 tuvo lugar un proceso progresivo de concentración
funcional de la autoridad en Perón, que lo condujo a desempeñar primero el
poder en el Departamento Nacional del Trabajo y luego, de modo
simultáneo, en la Secretaría de Trabajo y Previsión, en el Ministerio de
Guerra y en la Vicepresidencia de la nación hasta octubre de 1945. El
segundo día después del golpe, el diario del PC La Hora fue saqueado y
clausurado por los agentes policiales de la Sección Especial contra el
comunismo, y detenidos sus principales redactores.8 El 1 de julio de 1943,
el Ministro del Interior, general Alberto Gilbert, envió un telegrama a las
autoridades designadas en provincias y territorios nacionales en el que
advertía que los comunistas podían actuar de modo indirecto y disimulado
a través de asociaciones colaterales que había que combatir, ilegalizar y de
las que había que clausurar sus locales. Dos semanas más tarde completó
sus advertencias: el uso de la palabra “democrático” podía ser una máscara
de las actividades comunistas: se declaró fuera de la ley a la CGT N° 2,
centros educativos y culturales como el Colegio Libre de Cultura Popular y
asociaciones antifascistas como Acción Argentina y Junta de la Victoria. A
principios de agosto, había 38 militantes comunistas detenidos en la
provincia de Córdoba, número que se acrecentó al comenzar la primavera.
Una parte de ellos fue traslada a cárceles de otras partes del país a efectos
de impedir las muestras de solidaridad de organizaciones de izquierda y
grupos antifascistas.9
 10 Gobierno de Córdoba (1943), tomo 77, f. 98.
 11 Ministerio de Gobierno (1945), Ejército Argentino, tomo 7, f.
124.
5La eliminación de la presencia de comunistas en la administración pública
nacional, provincial y municipal constituyó un objetivo constante del
gobierno nacional. En 1943, se impartieron instrucciones a los
comisionados municipales de diversas provincias a efectos de vigilar la
infiltración comunista y denunciarla a la policía.10 Asimismo, en junio de
1945, una resolución del Ministro de Guerra, coronel Perón, instruyó al
general de brigada y Director General del Personal del Ejército, Pedro
Abadie Acuña, para que solicitara información al interventor federal en
Córdoba sobre empleados de la Cárcel de Encausados imputados de
“actividades comunistas”.11
 12 Fondo Ministerio del Interior. Expedientes secretos, reservados y
confidenciales, Caja 11, Documen (...)
 13 Se trataba de Pablo Bonfantti, Carlos Simunck y Luis
Defant, Ibid, Folio 2.
6La represión anticomunista se extendió a los más recónditos lugares de la
geografía argentina. En el departamento Roque Sáenz Peña (territorio
nacional de Chaco) fueron detenidas 24 personas, algunas de ellas en sus
lugares de trabajo. Al respecto son ilustrativas las notas remitidas al
Ministerio del Interior: una de ellas, firmada por “obreros, campesinos y
comerciantes” de esa localidad, reclamaba la libertad de los detenidos,
“honestos obreros” presos en Resistencia y Roque Sáenz Peña; otra, escrita
por un padre que tenía sus dos hijos detenidos – Benjamín y Pascual
Molodezky – sostenía que fueron “acusados gratuitamente como
comunistas”, mientras que estos aclaraban, en otra carta, que su detención
se produjo “en momentos de realizar sus actividades
habituales”.12 Algunos de los detenidos pertenecían – según informó el
coronel que gobernaba Chaco, Alberto Castro – a la Federación de Uniones
Agrarias de Chaco y, de modo simultáneo, al PC.13
 14 Carrizo, Gabriel, Saldando cuentas. El peronismo en la
gobernación militar de Comodoro Rivadavia 1 (...)
7En la gobernación militar de Comodoro Rivadavia – jurisdicción política
administrativa creada en 1944 –, la represión a los militantes comunistas
que desarrollaban su actividad en los campamentos petroleros de Caleta
Olivia y Cañadón Seco no tardaron en hacerse sentir. De acuerdo con el
historiador Gabriel Carrizo, pervivieron durante largos años en la memoria
colectiva de los ex-militantes comunistas – entre los cuales circulaba
asiduamente el semanario Orientación – los vuelos que se realizaban desde
la ciudad de Comodoro Rivadavia a cárceles de Buenos Aires “a través del
denominado avión fantasma”. En esa ciudad petrolera, militares, sacerdotes
salesianos y la Asociación Patriótica Argentina Peronista conjugaron sus
esfuerzos para liquidar el sindicalismo comunista.14
 15 Ministerio del Interior (1945), Exp. no 006-01678-24, folios 322-
324.
 16 Ejército, volumen 7, folios 162-163-165 (1945). Archivo de
Gobierno de la provincia de Córdoba. En (...)
8Entre 1943 y 1945, la organización del aparato represivo del Estado en
relación a las actividades comunistas tenía dos andariveles: militar y
policial. En relación al control social ejercido directamente por los
militares, tenían injerencia directa en el proceso de toma de decisiones el
Ministerio de Guerra y la Gendarmería Nacional. El comandante de
Gendarmería, Miguel Fernández Cristobo, fue designado “Comisionado
Investigador de Actividades Comunistas”, con facultades para solicitar
informes a las policías de cada ciudad o provincia.15 Esta militarización de
la represión a los comunistas permite explicar hechos aparentemente
anecdóticos o pintorescos. En 1945, el rector del Colegio Nacional de Villa
María, Roberto Díaz, solicitó la colaboración del Tercer Batallón del
Regimiento 13 de Infantería debido a la huelga y manifestación decidida
por los adolescentes de su escuela, agrupados en la Federación de
Estudiantes Secundarios de esa ciudad.16
 17 Tcach, César, “La represión al Partido Comunista en los orígenes
del peronismo. Una mirada desde C (...)
 18 Ministerio del Interior (1943), Expedientes secretos, reservados y
confidenciales, caja 12, docume (...)
9El dispositivo policial de represión tenía su centro de coordinación en la
policía de la Capital (Buenos Aires), reconvertida en Policía federal a partir
del 24 de diciembre de 1943; las policías locales de las diversas provincias
debían compartir con ella informes y fichas de personas identificadas como
comunistas. Los organismos de espionaje político tendieron a
institucionalizarse a través de la reglamentación de las divisiones de
investigaciones, y en especial de sus respectivas secciones de Orden Social
y Político.17 La planilla prontuarial empleada por la policía se organizaba
en cuatro ítems: datos, señas particulares, antecedentes penales y
antecedentes políticos y morales.18 En virtud del Estado de Sitio,
numerosos comunistas fueron detenidos sin juicio, quedando a disposición
del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), apelando a un prolífico uso del al
artículo 23 de la constitución nacional. Muchos de ellos fueron enviados a
penales del sur del país.
 19 Ministerio del Interior, (1945), Exp. no 006-01678-24, folios 322-
324; Resolución 432 del 26-11-19 (...)
 20 Diario Córdoba, 16,17, 20 y 21-10-1945.
 21 Torre, Juan Carlos, La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los
orígenes del peronismo, Buenos Ai (...)
 22 La Voz del Interior, 22-1-1946, Diario Córdoba 18-1-1946, 19-
11-1947 y 6-11-1948.
10Las normas institucionales que regulaban la represión anticomunista
fueron los Edictos de Seguridad y Reuniones Públicas de noviembre de
1943, y especialmente el decreto 536/45 del 15 de enero de 1945,
de Represión de Delitos contra la Seguridad del Estado. Los edictos – de
órbita provincial – sancionaban con penas de prisión de hasta 25 días la
distribución de panfletos y la posesión y/o pegatina de carteles; el decreto
castigaba con penas de hasta cinco años de prisión preconizar doctrinas
comunistas y hasta tres años de prisión para quienes inciten a huelgas en
“reparticiones nacionales, provinciales o municipales, o en empresas
semioficiales o particulares que tengan a su cargo servicios públicos”.19 La
prohibición de la prensa comunista se complementó con la censura de
prensa contra aquellos periódicos que reprodujesen sus declaraciones. En la
segunda quincena de octubre de 1945, el Correo argentino impidió la
circulación de diario Córdoba a raíz de la reproducción de un manifiesto
del PC.20 En el mundo del trabajo – como ha señalado con acierto Juan
Carlos Torre –, la firmeza de los cuadros obreros comunistas en mantenerse
fieles a la línea del partido sin dejarse seducir ni cooptar por el gobierno,
tuvo como consecuencia la represión más implacable.21 Sus sindicatos
fueron perseguidos, sus locales clausurados y sus bienes confiscados. En
muchos casos, se estimuló desde la Secretaría de Trabajo y Previsión la
formación de sindicatos paralelos a los cuales se les adjudicaba la facultad
de negociar los convenios de trabajo, práctica que se prolongó durante la
primera presidencia de Perón. Así, por ejemplo en Córdoba, frente al
Sindicato Obrero de la Construcción – orientado por los comunistas- se
constituyó el Nuevo Sindicato de la Construcción, y en 1947 se le retiró la
personería gremial al socialista Centro de Empleados de Comercio,
ocupando su lugar la oficialista Asociación Gremial de Empleados de
Comercio.22
 23 La Voz del Interior, 9-9-1945.
11En vísperas de la primavera de 1945, los comunistas retrataban en tonos
sombríos el bienio iniciado con el golpe militar de junio de 1943: “miles de
miembros de nuestro partido […] han pasado meses y hasta más de dos
años en las cárceles, los centenares de afiliados que sufrieron las brutales
torturas […] la persecución implacable”.23 A tenor de la experiencia vivida
y en consonancia con el clima internacional derivado de la segunda guerra
mundial, tendieron a identificar a Perón con el fascismo europeo.
Legalidad restringida y represión política (1946-55)
 24 Los Principios, 3-8-1945.
 25 Staltari, Silvana, Op. Cit., p. 20- 21.
 26 Leoni, María Silvia, “Construcción estatal y participación política
en los márgenes de la argentin (...)
12La legalización del Partido Comunista de cara a las elecciones de febrero
de 1946 y la decisión de Perón de mantenerlo en la legalidad durante los
años posteriores generó el descontento de la Iglesia Católica. Desde su
mirada, legalizar al PC y permitirle participar de las consultas electorales
era “un crimen de lesa patria”.24 La decisión de Perón tuvo como
contrapartida la prédica antigolpista del Partido Comunista y la adopción
de una línea política predispuesta – a partir del XI congreso partidario – a
reconocer los aspectos positivos de la gestión gubernamental. La VI
Asamblea Nacional del PC, realizada a fines de 1946, valoró
satisfactoriamente el primer plan quinquenal propuesto por Perón en sus
aspectos económicos, pero advirtió acerca de la tendencia del presidente a
concentrar demasiado poder y restringir las libertades democráticas.25 La
idea del Perón nazi o resabio del fascismo europeo cedió paso, así, a una
mirada más sofisticada del peronismo que lo concebía como un fenómeno
heterogéneo que incluía en su interior vetas progresistas y reaccionarias.
Por ello el PC participó de todas las consultas electorales del período,
incluso de aquellas en que el resto de la oposición planteó la abstención,
como por ejemplo, las elecciones realizadas en la nueva provincia
Presidente Perón (Chaco), en 1953.26
 27 Diario Córdoba, 6-1-1948 y 2-7-1948.
13Sin embargo, el PC no tenía cabida en la “comunidad organizada” que
imaginaba Perón. En 1948 se prohibieron sus actos y reuniones, se allanó
su sede en Córdoba y se detuvo a 50 militantes.27 El 12 de agosto de ese
año marcó un punto de inflexión: la Cámara de Diputados de la Nación
aprobó en el lapso de unos pocos minutos, sin despacho de comisión ni
debate previo, la Ley de Organización de la Nación para Tiempos de
Guerra, que legitimaba e institucionalizaba la participación de las Fuerzas
Armadas en la represión interna. Ante la interpretación de un “peligro
inminente”, el presidente podía asumir funciones judiciales y someter a los
civiles a la justicia militar. Esta ley fue aplicada por primera vez a los
obreros ferroviarios en la huelga de 1951, cuya responsabilidad fue
adjudicada por el gobierno a elementos comunistas.
 28 Diario Córdoba, 14-4-1949.
 29 Diario Córdoba, 11-8-1949, 1-9-1949; también se detuvo a un
grupo de mujeres comunistas –Susana Be (...)
 30 Ibid, 3-10-1949.
14En abril de 1949, la policía federal allanó en Buenos Aires la sede que el
PC tenía en la calle Acevedo 2265 y detuvo a 26 militantes que
participaban de una escuela de formación de cuadros. El motivo aducido
fue la violación del edicto policial sobre reuniones públicas, pero el
comunicado de la Policía Federal reflejaba un rabioso anticomunismo:
aludía al “virus venenoso de su nefasta ideología”.28 En Córdoba se
allanaron los domicilios de Gregorio Bermann, Silvia Bermann y Luis
Chernicoff, entre otros. Un nuevo allanamiento de su sede partidaria los
privó del mimeógrafo empleado habitualmente. El PC denunció
“innumerables allanamientos”.29 La idea de “infiltración” estaba
plenamente instalada en el universo cultural peronista. No en vano el
gobernador de Córdoba, brigadier Ignacio San Martín, señalaba en un
discurso de octubre de 1949: “El enemigo no descansa y no descuida
oportunidad para infiltrarse y producir desorden. Ese Partido Comunista o
ese Partido Socialista marxista, tienen en este momento la misión principal
de infiltrarse”; y convocaba a la participación civil en la represión: “Contra
esos cabecillas, agitadores profesionales pagados por el extranjero, tienen
que reaccionar ustedes, la masa misma”.30
 31 Piliponsky, Esteban, “La gran huelga azucarera de 1949 y la
autonomía sindical. El consenso acerca (...)
15El hecho más grave ocurrió en Tucumán. En noviembre de ese año, 10
sindicalistas de la capital de la provincia fueron detenidos por planear un
paro general de solidaridad con la huelga de obreros de los ingenios
azucareros. Uno de ellos, Carlos Antonio Aguirre, dirigente del sindicato de
mozos y, a la sazón, integrante del comité provincial del PC de Tucumán,
fue secuestrado, torturado y asesinado por la policía; al parecer, en el
subsuelo de la Casa de Gobierno. A posteriori se hizo desaparecer el
cuerpo, mientras fuentes policiales y gubernamentales – y desde la propia
CGT oficialista – promovían la hipótesis del auto-secuestro y se
responsabilizaba a sus camaradas, circunstancia que generó nuevos
allanamientos en casas de militantes comunistas. Empero, la investigación
judicial permitió hallar su cuerpo dos semanas después en la provincia de
Santiago del Estero. A contragusto de la CGT, el 20 de diciembre de 1949
hubo una huelga general en la ciudad de Tucumán de repudio al asesinato,
que se extendió a los ingenios azucareros de Santa Lucia y La Florida. Los
policías que tuvieron una responsabilidad directa contaron con penas de
prisión en suspenso y quedaron en libertad.31
 32 Diario de Sesiones, Cámara de Diputados de la provincia de
Córdoba, tomo 2, p. 1283 (30 de agosto (...)
16En febrero de 1950, por resolución del presidente de la Comisión
Bicameral del Congreso Nacional para la investigación de actividades
antiargentinas, José Visca, se clausuraron numerosas sedes del PC. Por
violación del Edicto policial de seguridad pública fueron detenidos
centenares de militantes comunistas en diversas partes del país. Así, por
ejemplo, con motivo de la preparación de un acto para el 1 de mayo de
1951, fueron presos a la Cárcel de Encausados de Córdoba Héctor Naum
Schmucler (años después, reconocido intelectual y fundador de los
cuadernos de Pasado y Presente), Arturo Flier, Héctor Klismajer, Dora
Farber, Berta Sivanik Montovoy, Marta Bronstein, Isidoro Kautman,
Sajario Feldman, entre otros. La ascendencia judía de una parte
significativa de los detenidos fue advertida por José Aguirre Cámara, lúcido
dirigente del sector más liberal del Partido Demócrata de Córdoba, quien
señaló en la Cámara de Diputados de la provincia: “Hay un ensañamiento
con los hombres y mujeres que llevan apellidos judíos”.32 Ese año pasaron
por la Cárcel de Encausados centenares de militantes políticos y
adquirieron notoriedad los nombres de los torturadores José Felipe Sueldo
y Bernardo Gordillo, quienes trabajaban en la División de Investigaciones
– Sección de Orden Social y Político – de la Policía de Córdoba.
 33 Boletín Derechos del Hombre, Liga Argentina por los Derechos
del Hombre, Buenos Aires, mayo de 195 (...)
 34 Ibid, p. 4.
 35 Ibid, p. 4-5.
17En mayo de 1950, la Liga Argentina de los Derechos del Hombre,
institución promovida por el PC, incluía en su boletín publicado en Buenos
Aires un artículo titulado “El ‘desacato’, arma de represión antipopular”.
Sostenía que el pueblo contemplaba con “indignación” como las cárceles se
poblaban de militantes políticos y gremiales acusados de desacato. Al
respecto, recordaba que, en 1949, durante las últimas sesiones del Congreso
Nacional, se amplió discrecionalmente el alcance del delito de desacato
mediante la reforma del Código Penal, en su artículo 244. Entre los
detenidos por desacato mencionaba al Dr. Ángel Abraccio, dirigente en la
ciudad de Roque Sáenz Peña (Chaco) de la Liga Argentina de los Derechos
del Hombre, al obrero José Paz – a la sazón, diputado electo –, secretario
del PC de la provincia de Santiago del Estero, y a los periodistas y
directores de La Hora, Paulino González Alberdi, Salvador Dell´ Aquilla y
Alfredo Varela.33 En el caso del dirigente obrero santiagueño José Paz, se
aclaraba que estaba detenido desde hacía seis meses y procesado por
supuesto delito contra la seguridad del Estado, por repartir volantes
reclamando la investigación del crimen de Aguirre en Tucumán. A modo de
contraste, denunciaba que, mientras tanto, los torturadores de la Sección
Especial denunciados por las mujeres obreras telefónicas continuaban
disfrutando de impunidad.34 Las denuncias incluían 8 detenidos por el
decreto de seguridad del Estado y 6 secuestros entre marzo y abril de 1950,
y 157 detenciones arbitrarias en los primeros cuatro meses del año. Otras
14 personas de origen eslavo y, al parecer, de simpatías comunistas, estaban
detenidas por aplicación de la Ley de Residencia 4144. Asimismo,
informaba que se presentaron 30 recursos de habeas corpus desde el inicio
del año.35 La publicación incluía en su pedido de libertades al peronista
Vicente Leónidas Saadi y a los presos de la UCR, Ricardo Balbín, Moises
Lebenshon y Mario Bernasconi.
 36 Ibid, p. 4.
 37 Luna, Félix, Perón y su tiempo. II. La comunidad organizada,
Buenos Aires, Sudamericana, 1985.
18La defensa de los derechos humanos promovida por la LADH no excluía
un tono antinorteamericano que involucraba al propio presidente Perón.
Ante la celebración gubernamental del 1 de mayo de 1950, se
preguntaba: “¿Puede ser un día de fiesta cuando los emisarios del
imperialismo yanqui, organizadores y propagadores de la guerra, van y
vienen en nuestro país libremente, mientras en este 1 de mayo, todas las
fuerzas obreras y populares que no coinciden con el punto de vista
gubernamental se ven imposibilitadas de manifestar por las calles sus
anhelos de paz, libertad, de solidaridad y de justicia social?”36 Sus
denuncias no hicieron mella: en mayo de 1951 fue secuestrado, torturado y
asesinado Ernesto Mario Bravo, militante estudiantil comunista de la
Universidad de Buenos Aires. La FUBA –presidida por David Viñas-
dispuso una huelga de 48 horas.37
 38 Nueva Era, año VII nro 4, 1955, p. 14 -citado en Gurbanov, A y
Rodríguez, S., “Los comunistas arge (...)
19En los años que siguieron, el riesgo de allanamientos de domicilios
particulares, sedes partidarias y detenciones continuaron formando parte de
la vida cotidiana de los militantes comunistas. Pero éstos ya no acusaban a
Perón de nazi – como en 1945, al compás del fin de la segunda mundial –
sino de tibieza ante el imperialismo norteamericano. El hecho más grave
ocurrió en Rosario el 17 de junio de 1955: Juan Ingalinella, médico y
apoderado del PC en esa ciudad, fue secuestrado por integrantes de la
Sección Especial de la policía, torturado y asesinado; su cuerpo no apareció
nunca. Sin embargo, la línea antigolpista del PC se mantuvo incólume. Una
declaración dada a conocer el 16 de julio, sostenía que el episodio se
produjo “... al amparo de ciertas autoridades gubernamentales, por
elementos policiales al servicio del golpe de Estado reaccionario tramado
por el imperialismo yanqui”.38 Es decir, la responsabilidad no fue
adjudicada al presidente de la nación sino a elementos incluidos en su
gobierno.
 39 Unidad Sindical no 33, Buenos Aires, marzo de 1955, p. 8.
 40 Ibid.
20Cabe añadir que durante la primera mitad de los años cincuenta, el PC,
en abierto desafío al sindicalismo peronista, impulsó el Movimiento pro
democratización e independencia de los sindicatos, cuyo órgano de
prensa, Unidad Sindical, denunció en marzo de 1955 que 700 trabajadores
y demócratas estaban encarcelados en virtud del “Estado de Guerra
Interno”. Al respecto añadía: “Para acallar el descontento, los jerarcas de la
CGT se han convertido en cómplices de la policía y los empresarios, tanto
en los encarcelamientos como en los despidos, y extreman las medidas
corporativo fascistas dentro de los sindicatos, expulsando afiliados,
violando los derechos sindicales de los trabajadores, efectuando comicios
fraudulentos, eliminando delegados honestos, negándose a efectuar
asambleas deliberativas y democráticas, anulando la autonomía de las
organizaciones”.39 Llamaba, asimismo, a formar “Comisiones Unitarias de
Lucha en todos los lugares de trabajo, en todos los gremios y en todas las
zonas” y “defender nuestra patria contra los piratas yanquis y sus planes de
coloniaje y guerra”.40 Ciertamente, es posible suponer que la adhesión del
PC a las orientaciones definidas por la política exterior de la URSS
contribuía poderosamente a ratificar su línea antigolpista, pese a la
represión gubernamental y las coacciones ejercidas por la burocracia
sindical peronista.
Reflexiones finales
 41 Devoto, Fernando, “Para una reflexión en torno al golpe del 4 de
junio de 1943”, Estudios Sociales(...)
 42 Panebianco, Ángelo, Modelos de partido, Madrid, Alianza
Editorial, 1990.
21En diferentes momentos de su vida, desde sus discursos de los años
cuarenta hasta su mensaje a los países no alineados en 1973, el general
Perón atribuyó la gestación de su movimiento a dos momentos claves: la
revolución de junio de 1943 (un golpe militar) y el 17 de octubre de 1945
(una inmensa movilización de masas).41 La primera fecha evocaba a las
Fuerzas Armadas y la segunda al Pueblo trabajador como elementos
fundantes de la unidad nacional que, en su mirada, expresaba el
movimiento peronista. De acuerdo con Ángelo Panebianco, el modelo
originario sobre el que se constituyen las organizaciones – el momento del
parto de una fuerza política – constituye un aspecto central para
comprender sus rasgos de larga duración.42 En el caso del peronismo, esa
matriz estuvo signada por la presencia del Estado como un actor político,
de un líder carismático cuya construcción descansó en el control de los
sindicatos, de la movilización popular como instancia de legitimación que
coadyuvaba a la otorgada en las instancias electorales y de una concepción
que lo identificaba como la expresión totalizadora de la voluntad del pueblo
argentino. Pero a diferencia de las controversias que entabló con radicales,
conservadores o clericales (muchos de los cuales integraron su
movimiento) había un núcleo conflictivo irreductible que lo enfrentaba al
PC: la disputa por la identidad colectiva de los trabajadores.
22Por eso la represión anticomunista a partir de 1943 revistió
características originales que la distinguían de la ejercida en las décadas del
veinte y del treinta. Ciertamente era tributaria de aquélla, pero en el nuevo
contexto político era ejercida por un actor estatal empeñado en disputar
primero y hegemonizar después, los sentidos de pertenencia de los
trabajadores. En otras palabras, tenía como blanco a su principal
competidor en la clase obrera argentina. En pos de este objetivo, la apertura
de puertas de acceso a la ciudadanía social – nuevos derechos y
reconocimiento simbólico del lugar central de los trabajadores en la
sociedad argentina – se asoció, en contraste con los Estados de Bienestar
europeos, con la anulación de la independencia política y organizativa de la
clase obrera.
23En el diseño represivo se apeló a viejas y nuevas herramientas. En
diversos momentos se hizo uso y abuso de la figura del detenido sin juicio
a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, en pocos casos se utilizó la Ley
de Residencia y en muchos se aplicó el decreto de Represión de Delitos
contra la Seguridad del Estado, se multiplicaron las detenciones por
“desacato”, se puso en marcha la Ley de Organización de la Nación para
Tiempos de Guerra (que algunos interpretan como un antecedente del Plan
CONINTES), se militarizó el conflicto de los obreros ferroviarios y se
empleó la Gendarmería en la lucha anticomunista. Este período registra
también algunos secuestros y tres casos de crímenes policiales a partir de
desaparición forzada de personas, uno en Tucumán, otro en Buenos Aires y
un tercero en Rosario. Se institucionalizó, asimismo, la sección de Orden
Social y Político que funcionaba en el marco de la División de
Investigaciones en la órbita policial.
24El Partido Comunista transitó un camino que lo llevó de caracterizar al
peronismo como apéndice y resabio del fascismo europeo, a hacerlo como
un movimiento contradictorio que albergaba en su interior sectores
progresistas y reaccionarios. Desde su XI Congreso del año 1946 mantuvo
incólume una línea política que, al tiempo que apoyaba, por ejemplo, el
primer plan quinquenal o la estatización de la energía eléctrica, criticaba
acerbamente las restricciones a las libertades públicas y a la democracia
sindical. Con el transcurrir de los años, el Perón “nazi” de 1945 fue
resignificado en un Perón tibio o inconsecuente en la lucha contra el
imperialismo norteamericano, durante la primera mitad de los años
cincuenta. Sin embargo, en 1955 concibió el golpe como un resultado de la
acción combinada de la oligarquía, el clero y los intereses de EEUU.
25Las razones del encono, pregunta con la que iniciábamos este texto,
tuvieron más que ver con la feroz disputa por la identidad colectiva de los
trabajadores argentinos y con la obstinada resistencia del PC a reconocer a
Perón como “el primer trabajador” que con una línea política anclada en los
confines de la segunda guerra mundial.
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NOTES
1 Nueva Era, año VII, no 4, 1955. Véase Gurbanov, Andrés y Rodríguez,
Sebastián, “Los comunistas argentinos frente a la crisis del peronismo en
1955”, XII Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia.
Departamento de Historia, San Carlos de Bariloche, Facultad de
Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad
Nacional del Comahue, 2009, p. 9.
2 Diario Córdoba, 24-7-1955.
3 Ibid, 7-8-1955.
4 Ibid, 23-8-1946.
5 Firmaban el comunicado los dirigentes estudiantiles comunistas Eugenio
Oscar Reati, Eduardo Quiroga y Guillermo Lombardo. Ibid, 28-11-1946.
6 Staltari, Silvana, “El Partido Comunista frente al peronismo: estrategias y
tácticas políticas, 1945-1955”, Archivos de historia del movimiento obrero
y la izquierda, 2014, v. 5, p. 25.
7 Diario Córdoba, 19-10-1955.
8 Esbozo de Historia del Partido Comunista de la Argentina, Buenos Aires,
Comité Central del Partido Comunista-Editorial Anteo, 1948, p. 108-109.
9 En octubre de 1943 tuvo lugar un gran tumulto en la estación de
ferrocarriles de Córdoba debido a la oposición de familiares y compañeros
de partido al traslado a Buenos Aires de once comunistas. Los policías
presentes en el lugar fueron impotentes frente a las protestas airadas e
indignadas, razón por la cual un cabo de la policía fue dado de baja.
Decreto 5739 (21-4-1944), en Gobierno (1944), tomo 85, folio 98.
10 Gobierno de Córdoba (1943), tomo 77, f. 98.
11 Ministerio de Gobierno (1945), Ejército Argentino, tomo 7, f. 124.
12 Fondo Ministerio del Interior. Expedientes secretos, reservados y
confidenciales, Caja 11, Documento no 485, 1943.
13 Se trataba de Pablo Bonfantti, Carlos Simunck y Luis
Defant, Ibid, Folio 2.
14 Carrizo, Gabriel, Saldando cuentas. El peronismo en la gobernación
militar de Comodoro Rivadavia 1944-1955, Documento de Trabajo no 11,
Serie Voces y argumentos, CEA-UNC, 2007, p. 15-18.
15 Ministerio del Interior (1945), Exp. no 006-01678-24, folios 322-324.
16 Ejército, volumen 7, folios 162-163-165 (1945). Archivo de Gobierno
de la provincia de Córdoba. En la FES tenía fuerte presencia la Federación
Juvenil Comunista (FJC).
17 Tcach, César, “La represión al Partido Comunista en los orígenes del
peronismo. Una mirada desde Córdoba”, Ayer, 2020, v.118:2, 165-195.
18 Ministerio del Interior (1943), Expedientes secretos, reservados y
confidenciales, caja 12, documento 690.
19 Ministerio del Interior, (1945), Exp. no 006-01678-24, folios 322-324;
Resolución 432 del 26-11-1943. Ministerio de Gobierno de Córdoba
(1943), tomo 7, folios 14, 15 y 16.
20 Diario Córdoba, 16,17, 20 y 21-10-1945.
21 Torre, Juan Carlos, La vieja guardia sindical y Perón. Sobre los
orígenes del peronismo, Buenos Aires, Sudamericana, 1990, p. 70.
22 La Voz del Interior, 22-1-1946, Diario Córdoba 18-1-1946, 19-11-1947
y 6-11-1948.
23 La Voz del Interior, 9-9-1945.
24 Los Principios, 3-8-1945.
25 Staltari, Silvana, Op. Cit., p. 20- 21.
26 Leoni, María Silvia, “Construcción estatal y participación política en los
márgenes de la argentina: la región chaqueña entre el territorio nacional y
la provincia”, Boletín Americanista, 2016, v. 72, p. 66.
27 Diario Córdoba, 6-1-1948 y 2-7-1948.
28 Diario Córdoba, 14-4-1949.
29 Diario Córdoba, 11-8-1949, 1-9-1949; también se detuvo a un grupo de
mujeres comunistas –Susana Bercovich, Perla de Feldman, Elsa Ferreyra,
Elba Celiz, Elsa Dicosky, entre otras- en momentos en que iban a depositar
un ramo de flores al pie de la estatua del general San Martín, en la plaza
que lleva su nombre. Córdoba, 18-8-1949.
30 Ibid, 3-10-1949.
31 Piliponsky, Esteban, “La gran huelga azucarera de 1949 y la autonomía
sindical. El consenso acerca de la represión y la coerción”, Archivos de
historia del movimiento obrero y la izquierda, 2014, año III, nº 5, p. 155;
Diario Córdoba, 8 y 30-12-1949.
32 Diario de Sesiones, Cámara de Diputados de la provincia de
Córdoba, tomo 2, p. 1283 (30 de agosto de 1950). Como contrapartida y
quizá para compensar, el gobernador, brigadier Juan Ignacio San Martín,
resolvió unos meses después cambiar el nombre de una calle para
designarla con el nombre de República de Israel. Ibid, p. 1938-1942.
33 Boletín Derechos del Hombre, Liga Argentina por los Derechos del
Hombre, Buenos Aires, mayo de 1950, p. 3.
34 Ibid, p. 4.
35 Ibid, p. 4-5.
36 Ibid, p. 4.
37 Luna, Félix, Perón y su tiempo. II. La comunidad organizada, Buenos
Aires, Sudamericana, 1985.
38 Nueva Era, año VII nro 4, 1955, p. 14 -citado en Gurbanov, A y
Rodríguez, S., “Los comunistas argentinos frente a la crisis del peronismo
en 1955”, Op. Cit., p. 11.
39 Unidad Sindical no 33, Buenos Aires, marzo de 1955, p. 8.
40 Ibid.
41 Devoto, Fernando, “Para una reflexión en torno al golpe del 4 de junio
de 1943”, Estudios Sociales, 2014, v. 46, p. 172-173.
42 Panebianco, Ángelo, Modelos de partido, Madrid, Alianza Editorial,
1990.
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POUR CITER CET ARTICLE
Référence électronique
César Tcach, « El parto de un desencuentro: el duelo peronismo-
comunismo en Argentina (1943-1955) », Nuevo Mundo Mundos
Nuevos [En ligne], Colloques, mis en ligne le 08 octobre 2020, consulté
le 09 juillet 2024. URL :
http://journals.openedition.org/nuevomundo/82039 ; DOI :
https://doi.org/10.4000/nuevomundo.82039
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