Tesis Rolando Rocha
Tesis Rolando Rocha
Tesis Rolando Rocha
TESIS
AUTOR
Rolando ROCHA MARTÍNEZ
ASESOR
Dra. Emérita ESCOBAR ZAPATA
Lima, Perú
2020
Reconocimiento - No Comercial - Compartir Igual - Sin restricciones adicionales
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/
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comercial, siempre y cuando se dé crédito al autor del documento y se licencien las nuevas
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tecnológicas que restrinjan legalmente a otros a hacer cualquier cosa que permita esta licencia.
Referencia bibliográfica
DEDICATORIA
A mis hijos Favio, Gabriel, Mateo y Fer, con la lealtad «óptima» e «inviolable» de quien se
atreve a soñar a través de ellos.
iii
AGRADECIMIENTOS
Son muchas las personas involucradas en el desarrollo de este trabajo de tesis. De forma
directa o indirecta, la consecución del producto final de esta investigación desarrollada a
través de varios años de reflexiones y trabajos de investigación ha sido posible gracias al
apoyo, en primer lugar, de mis padres, Luis Enrique Rocha Ocaña y Gladys Martínez Ríos.
Sin ellos, sin su cariño y confianza en mi trabajo, mi formación y mi inclinación por la
búsqueda de respuestas habrían resultado implausibles. Los contextos más íntimos de nuestra
relación familiar fueron el germen de la discusión y el aprendizaje.
En segundo lugar, debo agradecer a mi asesora de tesis, la Dra. Emérita Escobar
Zapata, quien de forma siempre asertiva me guio cuando fui su alumno, tanto en pre como
en posgrado. Sin las observaciones atingentes que me extendió y la asesoría sostenida con la
cual direccionó la versión de esta tesis, habría resultado improbable culminarla. Con la
profesora Emérita Escobar aprendí el camino del análisis escrupuloso y le debo mucho de mi
formación como investigador y como docente. Su trabajo en las aulas sanmarquinas sin duda
es indispensable para las futuras generaciones de lingüistas.
A mis camaradas shipibohablantes Inin Soi (David Ramírez Nunta), su hermana
Marlena Ramírez Nunta, su esposa Cordelia Sánchez García, Guimer García Bardales,
Panshin Jabe (Danny Chávez), quienes son los principales gestores de este estudio, ¡irake
kabanon!
Debo extenderles un agradecimiento especial a Heriberto Avelino (Universidad de
California, Berkeley), Alejandro Correa (Pontificia Universidad Javeriana e Instituto Caro y
cuervo), Paul de Lacy (Universidad de Rutgers), Sharon Inkelas (Universidad de California,
Berkeley) y José Alberto Elías Ulloa (Universidad Stony Brook), por los invaluables
comentarios sobre aspectos puntuales vinculados con la presente tesis.
No podría continuar los agradecimientos sin dejar de mencionar el trabajo de muchos
de los notables docentes de San Marcos, cuyas reflexiones en las aulas de la Facultad de
Letras han forjado las diversas aristas de mi perfil investigativo. Así, considero menester
señalar que la orientación y las enseñanzas del Dr. Félix Quesada Castillo resultan
invaluables para mi labor como lingüista, puesto que muchas de sus lecciones han alcanzado
iv
siempre un eco en mis clases de Fonología y Fonética. De igual forma, no menos relevante
ha sido el aporte de uno de mis más queridos maestros y guías, el Dr. Manuel Conde Marcos,
de quien aprendí lo necesaria de la dedicación en la investigación, y a quien agradezco por
su generosidad invaluable y sus aleccionadoras conversaciones. El Dr. Conde ha sido para
mí mucho más que un profesor universitario, pues siempre me alentó a observar con
acuciosidad el trasfondo de lo superficial en la evidencia empírica.
Un agradecimiento particular es el que le debo a mi maestra dilecta, la Dra. Isabel
Gálvez Astorayme, quien me acogió hace muchos años en el Instituto de Investigaciones
Lingüísticas (Invel), un lugar alejado de todo sectarismo académico y sesgo intelectual. Con
la Dra. Isabel, a través de diferentes investigaciones financiadas por la universidad, aprendí
los recursos necesarios del trabajo de campo. Con ella, tuve la total libertad para atreverme
a postular propuestas seminales de descripción gramatical del quechua y su diversidad. Sin
su flexibilidad para permitirme presentarle mis aportes, las descripciones iniciales de carácter
fonológico que realicé habrían sido posiblemente un anhelo sin concreción.
El respeto y la admiración que le debo al profesor Raymundo Casas Navarro me
permiten extenderle los agradecimientos pertinentes en esta tesis, pues es de quien aprendí el
sustento sólido y la capacidad de réplica. Sin el diálogo con el maestro me reconocería
incapaz de discutir y cuestionar los principales asertos y conjeturas a nivel teórico. Considero
menester reconocer en este agradecimiento su capacidad reflexiva y entrega a la labor de
formación en las aulas de San Marcos. Uno de los objetivos de cualquier docente serio de la
especialidad es desarrollar las clases con la consistencia meridiana con la que lo hace el
profesor Casas, y este objetivo lo hago mío.
El trabajo de tipo científico requiere de los engarces interdisciplinares, sobre todo en
cuanto a las bases epistemológicas se refiere. Por ello, sería de una total necedad soslayar las
edificantes y formativas lecciones de mi gran amigo y descollante epistemólogo, el profesor
Galo Valderrama Zea. La consistencia de los asertos en una investigación solo es posible si
se supera el escollo de la subjetividad. Agradezco al profesor Galo por la claridad expositiva
con la cual siempre me prodigó sus conocimientos en lógica y epistemología, vitales para el
desarrollo de esta tesis.
El Dr. Jorge Valenzuela Garcés merece un comentario aparte, pues siempre estuvo
pendiente de la culminación de este trabajo. Su preocupación y sus consejos me permitieron
v
ÍNDICE
DEDICATORIA....................................................................................................................... ii
AGRADECIMIENTOS............................................................................................................iii
ÍNDICE DE FIGURAS.............................................................................................................. x
ÍNDICE DE DATOS DE LENGUAS....................................................................................... xiv
ÍNDICE DE TABLAS……...................................................................................................... xv
RESUMEN.... .........................................................................................................................1
INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................3
CONCLUSIONES....................................................................................................... 168
RECOMENDACIONES PARA FUTURAS INDAGACIONES.................172
BIBLIOGRAFÍA..........................................................................................................174
x
ÍNDICE DE FIGURAS
Fig. 47. Espectrograma de la consonante oclusiva bilabial sorda velarizada [pˠ] en sílaba no
acentuada............................................................................................................................ 111
Fig. 48. Espectrograma del sonido oclusivo bilabial sordo velarizado [pˠ] en sílaba acentuada.
............................................................................................................................................ 112
Fig. 49. Espectrograma de la consonante nasal bilabial velarizada [mˠ] en sílaba no
acentuada............................................................................................................................ 113
Fig. 50. Espectrograma de la consonante nasal bilabial velarizada [ˈmˠ] en sílaba
acentuada............................................................................................................................ 114
Fig. 51. Espectrograma de la consonante obstruyente bilabial sonora velarizada [bˠ] en sílaba
no acentuada....................................................................................................................... 115
Fig. 52. Espectrograma de la consonante obstruyente bilabial sonora [bˠ] en sílaba acentuada
(a inicio de palabra y a final de palabra respectivamente).................................................. 116
Fig. 53. Movimientos labiales en isoko, presentados por Ladefoged (2003)....................... 118
Fig. 54. Articulación labiodental [v] en hablante masculino y hablante femenino presentados
por Sadowsky (2009).......................................................................................................... 119
Fig. 55. Constricciones labiales en vocales presentadas por Gick, Wilson y Derrick
(2013)................................................................................................................................. 120
Fig. 56. Constricciones labiales en consonantes y aproximante labiovelar presentadas por
Gick, Wilson y Derrick (2013)........................................................................................... 121
Fig. 57. Posición de los labios en vocales según Clark (1994)........................................... 128
Fig. 58. Fotogramas de la sílaba [mˠɨ] (fase de cierre máximo y apertura) en la palabra metoti
(hablante hombre)............................................................................................................... 130
Fig. 59. Fotogramas de la sílaba [pˠɨ] (fase de cierre máximo y apertura) en la palabra pempén
(hablante hombre)............................................................................................................... 131
Fig. 60. Fotogramas de la sílaba [bˠɨ] (fase de cierre máximo y apertura) en la palabra béro
(hablante mujer).................................................................................................................. 131
Fig. 61. Fotogramas de nativohablante hombre durante la producción de la sílaba [ˈʂʊ] en la
palabra s̈hobo...................................................................................................................... 132
Fig. 62. Fotogramas de nativohablante hombre durante la producción de la sílaba [ˈʂʊ] en la
palabra s̈hobo...................................................................................................................... 132
ÍNDICE DE TABLAS
RESUMEN
El shipibo, lengua de la familia pano, evidencia casos de consonantes bilabiales con segunda
articulación dorsal. Este fenómeno es descrito en el presente estudio como un caso de
velarización generado por la vocal central alta no redondeada /ɨ/. Las consonantes complejas
en cuestión son el producto de un proceso fonológico, razón por la cual carecen de estatus
léxico; a saber, no conforman el inventario fonológico de la lengua shipiba. Sin embargo, el
fenómeno es pasible de descripción y plantea una serie de desafíos a nivel teórico. En rigor,
el fenómeno es selectivo, pues ocurre únicamente con consonantes bilabiales (en shipibo son
tres): la consonante oclusiva bilabial sorda /p/, la consonante bilabial sonora /b/ y el sonido
nasal bilabial /m/. Los segmentos anteriores adquieren una articulación de naturaleza
secundaria, la cual se ejecuta de forma simultánea al movimiento articulatorio principal
realizado con los labios, de forma que los sonidos devienen en las formas fonéticas [pˠ], [bˠ]
y [mˠ], consistentes con la vocal central que condiciona el proceso. La selectividad del
proceso supone que solo son los segmentos de tipo labial los que son producidos de forma
compleja; así, no ocurre lo mismo con los sonidos coronales y dorsales. En tanto que tal, en
el presente estudio se intenta realizar un abordaje empírico del proceso a través de un análisis
acústico y una pesquisa articulatoria, a fin de definir con claridad si los sonidos en cuestión
se articulan o no con los labios retraídos. Además, de plantearán conjeturas de carácter
fonológico, pues sostenemos que la selectividad del proceso de velarización obedece a la
naturaleza no marcada del fenómeno en shipibo; a saber, la lengua opta por la tendencia más
natural. Para efectos del caso, se asumen los presupuestos de la fonología no lineal,
específicamente la propuesta de Halle, Vaux y Wolfe (2000). Este modelo permite establecer
predicciones sobre la base articulatoria del proceso mediante la distinción de los dominios de
rasgos para la articulación principal y la articulación secundaria. De esta manera, se distingue
el movimiento labial del dorsal en los términos antes señalados. Finalmente, se precisa de la
teoría de optimalidad (TO) a fin de definir las razones por las cuales el shipibo opta por las
consonantes bilabiales, y no las de otro tipo, para gatillar el fenómeno.
ABSTRACT
The Shipibo, language of the Pano family, shows cases of bilabial consonants with a second
dorsal articulation. This phenomenon is described in this study as a case of velarization. The
complex consonants in question are the product of a phonological process, which is why they
lack of lexical status; namely, they do not conform the phonological inventory of the Shipibo
language. However, the phenomenom is subject to description and poses a series of
challenges at the tehoretical level. Strictly speacking, the phenomenom is selective, since it
occurs only with bilabial consonants (there are three in Shipibo): the voiceless bilabial
consonant /p/, the voiced bilabal consonant /b/ and the bilabial nasal sound /m/. The anterior
segments acquire an secondary articulation, which is executed simultaneously with the main
articulatory movemente made with the lips, so that the sounds become in the phonetic forms
[pˠ], [bˠ] and [mˠ]. The selectivity of the process assumes that it is only the labial segments
that are produced in a complex way; thus, the same does not happen with the coronal and
dorsal sounds. As such, in the present study an empirical approach to the process is
attempted through an acoustic análisis and an articulatory investigation, in order to clearly
define whether the sounds in question are articulated or not with the lips retracted. In
adittion, they will raise phonological conjectures, since we maintain that the selectivity of
the velarization process is due to the unmarked nature of the Shipibo phenomenom; namely,
the language opts for the most natural tendency. For the purposes of the case, the budgets of
nonlinear phonology are assumed, specifically the proposal of Halle, Vaux and Wolfe (2000).
This model allows predictions to be stablished on the articulatory basis of the process by
distinguishing the domains of traits for the main articulation and the secondary articulation.
In this way, the labial movement of the dorsal is distinguished in the aforementioned terms.
Finally, the “Optimality Theory” (OT) is required in order to define the reasons why the
Shipibo opts for bilabial consonants, and not those of another type to trigger the
phenomenom.
Key words: Shipibo, velarization, acoustic and articulatory description, non linear
phonology, Optimality Theory (OT)
3
INTRODUCCIÓN
El estudio de los sonidos del habla se ha desarrollado a lo largo de décadas de forma tal que
los instrumentos de medición y los procedimientos de análisis son cada vez más sofisticados.
Tal evolución es necesaria, pues la ciencia lingüística hace posible el planteamiento de
conjeturas que procuran superar de forma objetiva la enredadera de intuiciones que, en no
pocos casos, dificulta la consecución de una aproximación plausible al fenómeno del
lenguaje, cuyas diversas aristas lo erigen como un verdadero reto. Este trabajo de
investigación, de tipo descriptivo-explicativo, se ha decantado de forma intermitente desde
el año 2001, en las clases de Fonética en la Facultad de Letras de la UNMSM en las que
realicé un trabajo monográfico del cual derivó el fenómeno que es el objeto de estudio
medular de esta indagación. El resultado final es producto del afinamiento teórico y
metodológico, necesario para que las hipótesis adquieran la consistencia necesaria. En tanto
que tal, la propuesta que planteamos en la presente tesis es de nuestra absoluta
responsabilidad y, como toda propuesta teórica, es también pasible de impugnación. Así, el
tema que se aborda es la ocurrencia en shipibo de consonantes labiales con segunda
articulación, las cuales han sido descritas por diversos autores de forma diferente. Nuestro
objetivo consiste no solo en documentar el fenómeno de una manera ecléctica, sino que, a la
luz de la evidencia empírica y el razonamiento de los potenciales mecanismos que determinan
la articulación de consonantes complejas en esta lengua, se pretende explicar las razones por
las cuales este fenómeno fonológico ocurre en shipibo.
Para efectos organizativos, el trabajo de tesis está estructurado en tres secciones: la
primera de ellas comprende un conjunto de tres capítulos y constituyen, en rigor, los
fundamentos de nuestra investigación. De esta forma, el primer capítulo de esta sección está
destinado al planteamiento del estudio, el cual, a su vez, incluye el planteamiento del
problema, los objetivos, las hipótesis de indagación y, finalmente, los aspectos
metodológicos vinculados con las diversas fases de investigación. Luego, en el segundo
capítulo se desarrollan exhaustivamente los antecedentes de la investigación, a saber, las
investigaciones previas en las que se aborda el fenómeno. Independientemente de las
asunciones que los diversos autores proponen, consideramos de vital importancia realizar
una revisión e interpretación de estos datos, pues en cierta medida permiten que la
4
0.1. El shipibo
El shipibo es una de las lenguas más vitales de la Amazonía peruana. Los datos sobre la
población shipiba son heterogéneos: Ethnoloɠue plantea una población de 26 000 habitantes,
en el Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas de América Latina (Albó et al. 2009),
Gustavo Solís (2009, p. 328) presenta un número sensiblemente menor; saber, 16 085, y, en
lo que concierne al Ministerio de Cultura, este plantea un número de 22 517 shipibos en total.
De acuerdo con el censo realizado el año 1993, datos que recoge también Solís, la Unesco,
en la página web UNESCO Atlas of the World's Languages in Danger1, asume estos datos y,
por ello, cataloga a la lengua como Definitely endangered (definitivamente en peligro de
extinción), de acuerdo con los cinco niveles de vulnerabilidad evidenciados en las lenguas
del mundo. Respecto de la filiación lingüística, el shipibo pertenece a la familia pano, la cual
incluye lenguas como el amahuaca, el capanahua, el cashibo-cacatibo, el cashinahua, el
mayoruna o matsés, el sharanahua, entre otras (Solís, 2009, p. 319). En cuanto a la ubicación
geográfica en la que se han asentado las poblaciones de shipibohablantes, esta comprende las
regiones de Ucayali, Loreto, Madre de Dios, y Lima.2 Una de las características de este grupo
es su lealtad lingüística, la cual se manifiesta en la capacidad para adaptarse y mantener en
lo sustancial las prácticas socioculturales originarias en Lima, contexto que se torna
excluyente y muchas veces violento con las poblaciones indígenas de nuestro país. En lo que
sigue, presentaremos algunos rasgos fonológicos de la lengua shipiba.
1
Consultada el 02 de octubre de 2018 a las 14:00 h. en el siguiente enlace: <http://www.unesco.org/languages-
atlas/index.php?hl=en&page=atlasmap>.
2
Ministerio de Cultura, Mapa sonoro estadístico. Lenguas indígenas u originarias. Revisado el 24 de marzo
de 2016 a las 17: 00 h. <http://www.mapasonoro.cultura.pe/#list37>.
6
oclusiva bilabial sonora /b/ (a pesar de que el símbolo se corresponde con una oclusiva, el
autor la posiciona en su cuadro fonológico en la ubicación destinada para sonidos [+
continuo]), para cambiarla por un sonido africado bilabial sonoro /bᵝ/, además de considerar
una africada retrofleja sonora /ɖʐ/ en lugar de una vibrante /r/. En cuanto al sistema de
vocales, este está conformado por cuatro sonidos vocálicos que configuran un espectro de
dos alturas; y este número, en términos de los distintos trabajos sobre la fonología de la
lengua, es consistente en cada uno de los autores revisados. Sin embargo, García Rivera le
confiere estatus fonológico al rasgo [+nasal] en vocales, razón por la cual, las
correspondientes formas vocálicas nasales aparecen en el cuadro de unidades distintivas.
Otro aspecto de la discusión en vocales se deriva de la ocurrencia en la lengua de la cantidad
vocálica. No obstante, estos distingos en las propuestas no son un escollo serio para plantear
rasgos distintivos en cuanto a los núcleos vocálicos; así, el rasgo diferencial de las vocales
altas es el rasgo [+ redondeado], mientras que la vocal central baja /a/ se diferencia a través
del rasgo [+ bajo] y [+ RLA]. El sonido vocálico que es de nuestro interés es el segmento
alto central no redondeado /ɨ/, ya que este condiciona la ocurrencia de una segunda
articulación que motivará la discusión posterior, debido a las diferentes formas en que este
fenómeno ha sido descrito. Este es un sonido que se describe con rasgos dorsales,
específicamente los rasgos [alto], [bajo] y [posterior]. Asimismo, los sonidos consonánticos
afectados por este proceso fonológico son los que se articulan con los labios; a saber, sonidos
de naturaleza [labial], los cuales son tres en shipibo.
A fin de ilustrar el repertorio de segmentos discretos en shipibo, se planteará un
cuadro básico de vocales y otro de consonantes solo con el objetivo de iniciar un
reconocimiento preliminar. Dado que el análisis autosegmental de los sonidos consonánticos
afectados por la vocal central alta no redondeada, además de las vocales del shipibo, será
realizado en el capítulo 4. A continuación, presentaremos el inventario simple de sonidos en
la lengua sin definir aún los rasgos constitutivos (adaptado de Elías Ulloa, 2011, p. 257). Es
decir, se propondrán los dos subconjuntos de sonidos en el shipibo a fin de iniciar el
reconocimiento de aquellos que, en los siguientes capítulos, serán evaluados a través de
herramientas de análisis acústico y, en el caso de las consonantes con segunda articulación
un análisis articulatorio, de los movimientos periféricos frontales. Adicionalmente, se
7
p t k ʔ
s ʃ ʂ h
ts tʃ
bᵝ ɖʐ
m n
j w
i ɨ ʊ
a
8
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL ESTUDIO
1.1. INTRODUCCIÓN
En el presente capítulo se efectuará el planteamiento del estudio. A fin de alcanzar
consistencia en esta sección, se dividirá en tres subcapítulos. El primero de ellos estará
destinado a la identificación del problema (§ 1.2). Luego, el siguiente subcapítulo se
planteará el escollo fundamental que enfrenta la presente tesis. En tanto que tal, en este
capítulo, presentaremos el planteamiento del problema (§ 1.3), el cual constará de los
objetivos de la investigación (§ 1.3.1), la formulación del problema propiamente (§ 1.3.2), la
justificación y relevancia de la investigación sobre el fenómeno en shipibo (§ 1.3.3) y las
conjeturas cuya plausibilidad someteremos a prueba mediante un análisis riguroso del
fenómeno; a saber, las hipótesis (§ 1.3.4). El primer subcapítulo es de relevancia debido a
que este definirá la orientación del estudio descriptivo-explicativo en el marco de las
descripciones de epifenómenos en el nivel fonológico. Posteriormente, en el subcapítulo final
se describirán los aspectos metodológicos asumidos en la investigación (§ 1.4). Para ello, se
definirá el tipo de investigación en el que se enmarca nuestra tesis (§ 1.4.1), se detallarán
cuáles han sido las técnicas de recojo de datos (§ 1.4.2), es decir, los criterios usados para
elaborar el cuestionario (§ 1.4.2.1) y la forma en que los insumos tecnológicos escogidos han
resultado útiles para obtener datos vinculados con el fenómeno de velarización en shipibo,
de manera que la evidencia obtenida posibilite una medición lo más objetiva posible del
proceso, toda vez que existen descripciones divergentes sobre este. Posteriormente, se
describirán los procedimientos y las herramientas utilizados en la entrevista a los hablantes
de shipibo (§ 1.4.2.2), y, finalmente, se precisará en esta sección la forma en que se desarrolló
la filmación de dos posiciones del rostro de los shipibohablantes en simultáneo como
herramienta adicional para obtener datos de los movimientos labiales (§ 1.4.2.3). Para
9
En los datos anteriores, los sonidos en shipibo, cuya articulación primaria es de tipo
labial, presentan una articulación secundaria de tipo dorsal, representada mediante el
diacrítico [ˠ], únicamente cuando se posicionan en arranque silábico y ante una vocal central
alta no redondeada /ɨ/. Como se aprecia en los datos, esto no ocurre si los sonidos en cuestión,
a saber, /p, b, m/, se posicionan en otros contextos vocálicos. Es decir, si los sonidos labiales
10
1.3.1. Objetivos
ii) ¿Qué causas subyacen a la selectividad del proceso asimilatorio que determina la
ocurrencia de consonantes con segunda articulación dorsal?
a) ¿La naturaleza labial de los sonidos modificados por el proceso se erige como la
más natural para que se active la regla de asimilación?
b) ¿En qué medida la naturaleza de las propiedades vocálicas y consonánticas del
proceso particular en shipibo permitirían establecer engarces plausibles entre los
sonidos de manera más amplia?
1.3.4. Hipótesis
La segunda articulación de consonantes labiales en shipibo está originada por un proceso
fonológico de velarización que implica la ganancia de propiedades dorsales, las cuales se
activan selectivamente en los sonidos cuyo articulador activo está conformado por el dominio
de los labios, debido al carácter no marcado de la asociación [labial] y [dorsal].
Now that we know the basic tools for describing speech sounds, we need to know how to go
about observing the production of these sounds. With some sounds this is very easy, since the
mechanisms involved in their production are readily visible. With sounds of this sort, you can
typically make satisfactory descriptions simply by observing your informants as they speak.
For posterity's sake, though, and also in order to double check your own real-time
observations, you should make video recordings of your informants speaking. Since a single
unaided video camera can only capture an individual's vocal tract from one perspective at a
time, it is a good idea to use a mirror if you can, positioned so as to reveal the prospect of the
individual's head that is perpendicular to that of the camera.
Simple external observation of this type can be very effective for sounds involving
activity of the lips, jaw, and to a lesser extent the teeth and the front part of the tongue. Raising
and lowering of the larynx can also be observed in this manner. Unfortunately, this simple
and unobtrusive technique does not work for most articulatory activities, which take place
deeper within the vocal tract. In order to get at these articulations, more intricate and
problematic techniques are required. (Vaux y Cooper, 2003, p. 63)3
3
Ahora que conocemos las herramientas básicas para describir los sonidos del habla, tenemos que definir cómo
observar la producción de estos sonidos. Con algunos de ellos la labor es muy sencilla, ya que los mecanismos
implicados en su producción son fácilmente visibles. En estos casos, normalmente se pueden realizar
descripciones satisfactorias, mediante la observación de la forma en que los informantes hablan. Sería
provechoso para futuras investigaciones, sin embargo, y también con el fin de comprobar las propias
observaciones en tiempo real, grabar en video la forma en que los informantes hablan. Desde una única cámara
de vídeo, sin ayuda, solo puede capturar el tracto vocal de un individuo desde una perspectiva a la vez, es una
buena idea utilizar un espejo si es posible, posicionado de tal forma que sea posible poner de manifiesto la
perspectiva de la cabeza de la persona que es perpendicular a la de la cámara.
Este tipo de observación externa simple podría ser muy eficaz para los sonidos que implican actividad
de los labios, la mandíbula, y, en menor medida, los dientes y la parte delantera de la lengua. La elevación y
el descenso de la laringe también se puede observar de esta manera. Por desgracia, esta técnica sencilla y
discreta no funciona para la mayoría de las actividades articulatorias que ocurren en lugares más profundos
del tracto vocal. Con el fin de conseguir estas articulaciones, se requieren técnicas más complejas y
problemáticas. [nuestra traducción]
17
CAPÍTULO II
ANTECEDENTES Y ESTADO DE LA CUESTIÓN
2.1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo será de utilidad para detallar los antecedentes de nuestra investigación. En la
medida en que el fenómeno en shipibo ya ha sido interpretado por otros autores, nuestra
propuesta pretende innovar en cuanto a la metodología usada para obtener e interpretar los
datos y, además, en cuanto al entendimiento de la naturaleza del proceso fonológico,
vinculado con las propiedades labiales y dorsales, junto con posibles engarces en el análisis
de otras lenguas en las que se presencia este fenómeno (la ocurrencia de segunda articulación
en consonantes labiales). La importancia de los estudios previos radica en que estos encauzan
el planteamiento hipotético y, en rigor, constituyen el soporte previo bajo el cual se plantean
los procedimientos pertinentes para recoger y evaluar los datos. De esta forma, se presentará
en la primera sección (§ 2.2) el estudio seminal planteado por Fernando García Rivera en su
tesis Aspectos de la fonología del shipibo (1994); en la segunda sección (§ 2.3), se describirán
los aspectos relevantes de un artículo nuestro sobre el fenómeno fonológico intitulado «La
velarización en shipibo» (2009), en el cual se desarrolla una descripción básica en el marco
del enfoque generativo no lineal; luego, en el tercer subcapítulo se detallarán los aspectos
tanto fonéticos como fonológicos asumidos por José Elías Ulloa en su libro Una
documentación acústica de la lengua shipibo-conibo (Pano). (Con un bosquejo fonológico)
(2011). Finalmente, a manera de rastreo adicional, se presentarán algunos datos adicionales
registrados en otras lenguas amazónicas respecto de fenómenos similares.
hechos relevantes vinculados con los segmentos discretos, la sílaba, entre otros. No obstante,
acerca de la metodología usada para extraer los datos no existen muchas pistas, tampoco en
lo que concierne a la interpretación y el análisis.
A pesar de ser un estudio básico, el trabajo presenta algunos datos puntuales sobre el
fenómeno fonológico en el que se centra nuestra indagación. Estos, para el autor, constituyen
evidencia de un proceso de inserción condicionado por la adyacencia de las consonantes
labiales y la vocal central alta no redondeada /ɨ/, fonema vocálico del shipibo. Los datos que
el autor de la tesis presenta son los siguientes (García Rivera, 1994, p. 43):
alta no redondeada /ɨ/ presenta las condiciones articulatorias para que ello ocurra. Es decir,
la vocal condicionante, en el marco de sus propiedades constitutivas internas, presenta los
rasgos dorsales [+ alto], [– bajo] y [+ posterior], y son justamente estos rasgos los que se
asimilan a las consonantes bilabiales simples y aparecen en la forma fonética.
La metodología utilizada es especialmente básica para obtener los datos, ya que estos
se obtuvieron en la producción de palabras simples en shipibo. De esta forma, se esperaba
que el hablante produjera la palabra en su lengua una vez que se le daba la instrucción
siguiente: «¿Cómo se dice X en tu lengua?». Luego el hablante procedía a reproducir la
entrada tres veces. Las herramientas no eran las más apropiadas tampoco, puesto que nos
bastó en ese momento con una grabadora manual analógica marca Sony para microcassetes
Sony MC-60. De esta forma, los audios obtenidos resultarían inadecuados para efectuar un
trabajo acústico serio; además, la transcripción se realizó de forma directa. Esto quiere decir
que los datos no eran de buena calidad y las transcripciones solo se sustentaron en la audición
de las grabaciones con el único filtro que poseíamos: los conocimientos de las articulaciones
fonéticas en shipibo. Este aspecto resulta problemático, debido a que incluso el fonetista
mejor entrenado jamás podría captar de forma detallada las propiedades acústicas de la
lengua que ha motivado su indagación. Por esta razón, consideramos que el procedimiento
en general era de carácter muy intuitivo y preliminar.
En cuanto al marco teórico asumido, la fonología no lineal resumida de Sagey y Halle,
presentada por Kenstowicz (1994), y replicada por Elías Ulloa en su tesis «El acento en
shipibo» (2000) fue considerada para la formalización del fenómeno. El modelo teórico de
Sagey-Halle, básicamente presenta una organización interna jerarquizada de rasgos para cada
segmento, con lo cual se intenta superar la fonología SPE anterior, en la que se propone que
los sonidos no son sino matrices de rasgos. Más allá de la disposición de los rasgos en este
enfoque, se consideró que era adecuado para representar las propiedades vocálicas que
intervienen en la ejecución de la regla de asimilación, de forma tal que el proceso se puede
representar de manera precisa apelando a los rasgos pertinentes de la vocal. Además, la
plausibilidad de la regla radica en que el sonido vocálico se articula con un repliegue de los
labios, similar al que se produce en el caso de sonidos anteriores del tipo /i/. A manera de
ayuda visual, se presentará a continuación la regla no lineal propuesta en el referido artículo
de investigación (Rocha Martínez, 2009, p. 130):
23
central alta [ɨ], y, en rigor, se advierte un descenso notorio de F2 en el sonido vocálico cuando
la consonante que la precede es labial:
[…] podría parecer sorprendente que la vocal central, [ɨ], exhiba un mayor grado de descenso
del F2 que la otra vocal central, [a], cuando ocurren adyacentes a (sic) [p]. Sin embargo, la
diferencia en su comportamiento, (sic) se debe a un fenómeno tradicionalmente descrito como
Labialización (Shell 1985; García-Rivera 1994). La generalización es que las consonantes
bilabiales [p], [bᵝ] y [m] se labializan cuando aparecen seguidas de la vocal central no-
redondeada [ɨ]: [pʷɨ], [bᵝʷɨ] y [mʷɨ]. Esta sección ofrece una descripción acústica de este
fenómeno. (Elías Ulloa, 2011, p. 77)
Figura 5. Espectrogramas de labialización en africada bilabial y nasal bilabial presentados por Elías
Ulloa (2011)
De acuerdo con lo señalado, el descenso en cuestión solo ocurre en casos en los que
la vocal central alta se contextualiza después de los sonidos bilabiales. Y, en otros ambientes
vocálicos, como la vocal anterior alta [i] o la vocal central baja [a] no ocurre el bajamiento
formántico, sino que más bien se constata una estabilidad a nivel del segundo formante. En
consecuencia, la evidencia acústica de la segunda articulación en consonantes bilabiales haría
posible considerar que esta no es una propiedad fonológica. Además, en el sentido opuesto,
en las consonantes que se articulan con el dorso de la lengua o la pala de la lengua y se
contextualizan antes de la vocal [ɨ] tampoco se evidencia la ocurrencia del comportamiento
acústico a nivel de F2. En tal sentido, este fenómeno cuyo correlato acústico para el autor es
el descenso drástico de F2 es privativo de sonidos labiales. Así, en el siguiente espectrograma
(Elías Ulloa, 2011, p. 81), es detectable la estabilidad de F2 en contextos en los cuales la
oclusiva bilabial sorda [p] y la nasal bilabial [m] se posicionan antes de la vocal alta anterior
[i] y la vocal central baja [a] respectivamente.
28
Figura 6. Espectrograma que muestra a las consonantes [p] y [m] en otros contextos (Elías Ulloa,
2011)
Figura 8. Representación autosegmental de vocal [ɨ] y vocal [ʊ] con el rasgo [redondeado]
2.5. CONCLUSIÓN
En el subcapítulo destinado al rastreo y presentación de antecedentes se desarrollaron
sustancialmente tres propuestas. La primera de ellas, planteada por Fernando García Rivera
el año 1994, postula la ocurrencia de la inserción de semiconsonante [w] en el shipibo. A su
vez, este fenómeno ocurría en contextos en los que las consonantes bilabiales /p, b, m/ se
contextualizaban antes de la vocal central no redondeada /ɨ/. En este estudio es evidente que
el autor considera la ganancia del rasgo redondeado a través del sonido insertado, cuya
articulación es labiovelar, aunque no existe un razonamiento acerca de la razón sustancial
por la cual este proceso ocurre en tales condiciones. Luego, el trabajo presentado por nosotros
el 2009 asume que el fenómeno que ocurre en shipibo no es la inserción de semiconsonante,
sino el fenómeno fonológico de velarización. Así, mediante la fonología generativa no lineal
se describe el proceso en cuestión y se concluye que la vocal condicionante permite que los
sonidos bilabiales extiendan las propiedades dorsales de la vocal. De esta forma, no se trataría
de la inserción de un sonido adicional, sino más bien de la derivación de una consonante
compleja con la interacción orquestada de dos articuladores activos a nivel oral, a partir de
una articulación simple de carácter labial. Aunque a nivel metodológico este estudio usa
herramientas básicas para el recojo de datos y el análisis mismo de estos resulta aún muy
intuitivo, se aleja de la propuesta de García Rivera al asumir que se trata de un solo sonido y
no de una secuencia de segmentos. Finalmente, la propuesta de Elías Ulloa en un trabajo de
documentación acústica con un esbozo fonológico desarrolla una propuesta diferente,
sustentada en un trabajo acústico minucioso. En suma, el autor propone la ocurrencia de
segmentos complejos, y no la inserción de una glide labiovelar, debido al descenso de F2
notorio de la vocal central alta en los espectrogramas. Este descenso solo ocurre en la referida
vocal cuanto le anteceden las consonantes labiales del shipibo. Para afirmar su propuesta,
Elías Ulloa recoge las asunciones de Jakobson, Fant y Halle sobre la perturbación de un
conjunto de formantes cuando los labios acusan un estrechamiento notorio, característico en
sonidos redondeados. Finalmente, el autor asume, ante la paradoja de la ocurrencia de
redondeamiento en consonantes bilabiales a partir de un sonido vocálico que no es
redondeado, el rasgo flotante [redondeado]; es decir, un rasgo que permanece latente en
sonido vocálico que condiciona el proceso, pero que se explicita únicamente ante sonidos
32
bilabiales, ya que, como se evidencia en los datos, este no se manifiesta cuando las
consonantes se articulan con el dorso o la pala de la lengua. De esta manera, la propuesta
fonológica se sustenta en un detallado trabajo de documentación acústica a través del Praat,
el cual hace posible la medición rigurosa más allá de la audición directa de grabaciones.
Una vez realizado el recuento de los antecedentes de nuestra indagación, a
continuación, se desarrollará de forma razonada el marco teórico que asumiremos para
formalizar el proceso de velarización en el shipibo. Para efectos del caso, se realizará un
recuento desde la fonología lineal, y se discutirán tres modelos no lineales a fin de definir
cuál de estos es el que mejor permite abordar la segunda articulación dorsal en shipibo.
33
CAPÍTULO 3
MARCO TEÓRICO
3.1. INTRODUCCIÓN
En este capítulo se desarrollarán las asunciones teóricas pertinentes para el análisis y
formalización del proceso de asimilación en shipibo. El marco teórico se corresponde con la
fonología generativa no lineal, específicamente con el modelo revisado del articulador
planteado por Morris Halle, Bert Vaux y Andrew Wolfe (2000). Para razonar de forma
apropiada el aparato conceptual de la teoría fonológica no lineal, presentamos el modelo
fonológico derivaciones basado en reglas y representaciones (§ 3.2). Para efectos del caso,
se desarrolla de forma bastante resumida el marco teórico relativo a la fonología generativa
lineal SPE (§ 3.2.1), puesto que constituye el antecedente, reanalizado y discutido, de la
fonología no lineal o autosegmental. Ambas orientaciones se inscriben en el enfoque
derivacional; sin embargo, la organización interna de los sonidos planteada por la geometría
de rasgos en la descripción y explicación de los fenómenos fonológicos es fundamental.
Luego de desarrollar brevemente la propuesta lineal, abordamos el enfoque autosegmental
en tres de sus versiones (§ 3.2.2); a saber, el enfoque de Sagey (1986), la teoría basada en la
constricción de Clements y Hume (1996) y el modelo revisado del articulador (RAT) de
Morris Halle, Bert Vaux y Andrew Wolfe (2000). La pertinencia de abordar estos tres
modelos reside en la necesidad de sopesar las fortalezas y las debilidades de los presupuestos
esgrimidos con la finalidad de, a partir de la discusión, orientarnos por uno de ellos, a saber,
el que de manera consistente describa el fenómeno en shipibo. En primer lugar, se aborda el
modelo jerárquico de Sagey (§ 3.2.2.1). En segundo lugar, se discute la jerarquía de rasgos
34
que conforman el aparato articulatorio humano y las propiedades acústicas que devienen de
la activación de esta maquinaria. No obstante, la teoría generativa derivacional SPE 4, adscrita
a la consideración general de que el lenguaje es el «espejo de la mente» en los términos
asumidos por Leibniz (Chomsky, 1989, p. 14), procura establecer propiedades a nivel mental,
pues la articulación y la energía acústica que esta produce es la fase final de una serie de
operaciones a nivel mental que constituiría el real objeto de estudio del fonólogo. La
gramática, tal y como se entiende en teoría generativa SPE, es la descripción del
conocimiento tácito de un hablante por parte del lingüista, así como el conocimiento mismo
del hablante nativo (Chomsky y Halle, 1968, p. 3). Esta descripción constituye el
planteamiento de diversos niveles, uno de los cuales permite explicitar los mecanismos de la
competencia fonológica del hablante. En tanto que tal, la propuesta parte de una serie de
asunciones que permitirían explicitar tal conocimiento intuitivo que hace posible que un
hablante no solo genere diversas constricciones con mucha precisión, sino que agrupe los
sonidos en constituyentes mayores (sílabas), que sea capaz de asignar acento a algunos
segmentos discretos y no a todos, que modifique la articulación de ciertos sonidos en
determinadas condiciones, etc. El modelo derivacional recibe el nombre debido a la
consideración de que ciertas representaciones mentales pueden derivar otras en distintos
niveles a través de un mecanismo denominado regla, la cual constituye el constructo formal
que justifica el componente fonológico como parte constitutiva de la estructura gramatical.
A su vez, el componente fonológico se asume como un sistema de reglas del tipo A → B /
4
Por las iniciales del libro The Sound Pattern of Englisgh de Chomsky y Halle (1968).
36
cuales la regla no podría operar. Las reglas SPE presentan una disposición específica, la cual
se explicitará en la figura 9 a continuación:
A → B / C ___ D
Cambio Descripción
estructural estructural
+ conson + conson.
̶ voc → [ + sonoro ] / ____ ̶ voc
̶ nas
̶ nas
+sonoro
Una regla como esta es sencilla y, en casos en los que el contexto permite establecer
ciertas condiciones articulatorias potenciales para sonorizar, permite erigir un modelo
elegante respecto de los estados mentales potenciales que regulan y direccionan los
movimientos articulatorios de naturaleza física. Ahora bien, el modelo inicial ha sido
cuestionado por razones de diverso tipo. Una de ellas es la carencia de organización interna
de las representaciones, pues, como vemos, más allá de un simple inventario de rasgos de
naturaleza binaria en una matriz bidimensional, es posible caracterizar un sonido como /ʧ/
como [− nasal], con lo cual se estaría usando un rasgo que resulta impertinente para los
sonidos orales como el africado en cuestión. Otra de las carencias notorias del modelo lineal
SPE es la asunción de que propiedades tan poco regulares en las lenguas como el acento sean
consideradas como si se trataran de un rasgo (Chomsky y Halle, 1968, p. 112):
Figura 11. Regla de tensión con el rasgo [acento] según Chomsky y Halle (1968)
La regla lineal anterior representa a una vocal sin acento que deviene en una vocal
cerrada cuando está posicionada antes de una vocal, entre otros contextos. Como es evidente,
el acento puede ser categorizado binariamente; no obstante, la asunción anterior deviene en
una dificultad: ¿el acento es una propiedad inherente a los sonidos vocálicos en general? ¿De
qué manera entonces los hablantes le asignan prominencias primarias o secundarias solo a
ciertas vocales? Las respuestas potenciales a estas incongruencias determinaron la aparición
de los modelos fonológicos no lineales o jerárquicos, los cuales asumen los fenómenos
fonológicos en distintos planos relacionados. Es decir, el acento se computa en un plano
diferente y presenta mecanismos de asignación categorizados por los hablantes; lo mismo
ocurre con la sílaba o el tono. Nuestro objetivo en el presente subcapítulo es desarrollar de
manera exhaustiva las consideraciones de los modelos no lineales; para tales efectos se
realizará un recuento de distintas propuestas, evaluando las fortalezas y las debilidades de
estas, pues la elección de uno de estos modelos para formalizar el proceso en shipibo debe
ser consistente con la confrontación de sus postulados básicos.
39
H L
los problemas potenciales que podrían derivarse del análisis de sonidos a través de estas
teorías.
que definen la forma en que un sonido se ejecuta articulatoriamente. El esquema general que
asume Sagey (1986, p. 14) lo presentamos a continuación a fin de discutirlo.
Como ya se dijo, este modelo presenta el nudo de raíz que domina la relación
autosegmental al configurarse en el nivel más alto. La propuesta de Sagey acerca de un nivel
radical se sustenta, como en todas las propuestas autosegmentales, en la evidencia existente
respecto de casos de asimilación total. Las operaciones pertinentes, para establecer la
asociación de propiedades, requieren de un nudo que las agrupe por completo. De este nivel
jerárquico se desprenden dos rasgos relativos al modo de articulación; a saber, [continuo] y
43
[consonántico]. Las definiciones de estos dos rasgos se derivan de las asunciones primigenias
planteadas por la fonología SPE. El primero de ellos supone la generación de una constricción
tal que, con o sin dificultad, permite que el aire egrese por la cavidad oral. Por otro lado, el
segundo rasgo se define como el formante característico de sonidos que se articulan con un
impedimento considerable en la salida del aire a través de la cavidad oral, que hace imposible
la sonorización espontánea. Ambos rasgos no dependen de articulador alguno, razón por la
cual se desprenden directamente del nudo radical; esto es, carecen de dependencia respecto
del nudo laríngeo o el supralaríngeo. Luego, en cuanto al nudo laríngeo, involucrado con
distintos estados en la glotis, de este se ramifican cuatro rasgos terminales [extendido],
[constricto], [laxo] y [tenso]. Para entenderlos, se presentan a continuación ilustraciones de
las distintas configuraciones de la glotis (Morén, 2003, p. 230).
y [laxo] se asumen sin modificaciones respecto al modelo SPE; sin embargo, en el modelo
de Sagey se ramifican de un nudo particular y son pertinentes para cierto tipo de sonidos.
En cuanto al dominio supralaríngeo, de este se ramifican dos nudos: el que
corresponde paladar blando, y el relativo a los puntos que pueden adquirir las consonantes
en la cavidad oral. Del paladar blando se ramifica el rasgo [nasal] y, del nudo de punto, los
articuladores labial, coronal y dorsal con sus correspondientes rasgos terminales. La
correspondencia de rasgos terminales depende del articulador principal de los sonidos
articulados. De esta forma, un sonido velar como [ɣ] presentaría solo la ramificación relativa
al punto dorsal (con sus correspondientes rasgos [alto], [bajo] y [posterior] de acuerdo con
las distintas direcciones a las que puede desplazarse el dorso de la lengua). El modelo es
pertinente con la configuración de ciertos sonidos; sin embargo, la geometría de rasgos de
sonidos con segunda articulación resultaría problemática. Uno de los escollos es la carencia
de especificidad para definir cuál es la articulación primaria y cuál es la secundaria. Dicho
de otro modo, ciertos esquemas jerárquicos permitirían predecir sonidos diferentes con la
misma configuración, lo cual resultaría conflicto en aquellas lenguas en los que tales sonidos
presentan estatus fonológico. Por ejemplo, en nupe, lengua hablada en la zona central y en el
norte de Nigeria (África), existen sonidos complejos del tipo [kʷ] y [kpʷ] (Sagey [asumiendo
los datos de Hyman, 1970], 1986, p. 212) y, como la misma autora asume, es evidente que
ambos carecen de distinción en términos formales, pues, aun cuando estos son productos
derivados de una regla de labialización, sus propiedades constitutivas son las mismas. El
esquema idéntico para ambos sonidos se presenta a continuación (Sagey, 1986, p. 214):
[kʷ] o [kpʷ]
Punto
Labial
dorsal
[redondeado]
[+ posterior]
Como indica la autora, «The reason for this lack of distinction is that the features
[round] and [back] cannot be specified without specification of the articulator nodes labial
and dorsal, respectively. That is, it is impossible to specify a segment [+round] without also
specifying it as labial […]» (Sagey, 1986, p. 214)5. La autora reflexiona acerca de estos casos
particulares y plantea una potencial solución. Esta, sin embargo, más allá de erigirse como
un mero recurso en la representación, resulta insuficiente para diferenciar los segmentos en
cuestión. Los esquemas planteados por la autora6 (Sagey, 1986, p. 216) son los siguientes:
5
«La razón de esta falta de distinción es que los rasgos [posterior] o [redondeado] no se pueden ramificar sin
la especificación del nodo de articulador (labial y dorsal respectivamente). Es decir, es imposible especificar
un segmento como [+ redondeado] sin especificarlo también como dorsal» [nuestra traducción].
6
En la versión original aparece el rasgo [continuo], el cual se desprende del nudo de raíz. Hemos suprimido
esta propiedad en la cita.
46
el sonido coarticulado labializado, este presenta dos articuladores principales (dorsal y labial,
respectivamente), y los rasgos terminales para cada cual representan las propiedades
derivadas del proceso de labialización, pero no constituyen los rasgos de las articulaciones
medulares.
Estos casos se relacionan de manera directa con la presente tesis, puesto que los
sonidos, objeto de nuestro análisis, presentan segunda articulación (de carácter dorsal), y las
diferencias cruciales entre segmentos simples y las articulaciones complejas deberían
configurarse de forma consistente en el marco de los esquemas de naturaleza autosegmental;
en tal sentido, la propuesta de Sagey resultaría insuficiente. Este modelo, sin embargo, nos
ofrece un panorama alentador respecto de los átomos básicos que potencialmente estarían
involucrados en el proceso articulatorio, a través de una configuración jerarquizada que
intenta encontrar respuestas acerca de la forma en que estos elementos posibilitan la
articulación de sonidos, de manera que consideramos pertinente presentarlo, por constituir
un antecedente teórico inmediato.
Otro de los escollos del modelo de Sagey es la configuración autosegmental de
sonidos prenazalizados, los cuales se plantean mediante la ramificación de valores diferentes
para el rasgo [nasal] a través del mismo nudo o dominio. Un caso concreto presentado en la
tesis de la autora se corresponde con sonidos prenazalizados del tipo /ⁿd/ o /ᵐb/, cuya
articulación nasal previa es seguida de una apertura oral máxima. Estos se configuran en
cuanto al rasgo nasal de la siguiente forma (Sagey, 1986, p. 80):
raíz
supra
paladar blando
punto
[+nasal] [–nasal]
Figura 18. Diagrama jerárquico de sonidos prenasalizados con diferentes valores para el rasgo nasal
47
A seccond approach, emanating from work by Clements (1989a, 1991, 1993), Herzallah
(1990), and Hume (1992), proposes to unify the description of consonants and vocoids in a
somewhat different way. This model is a based on the preliminary observation that any
segment produced in the oral tract has a characteristic constricción, defined by two principal
parameters, constriction degree and constriction location. Since vocal tract constrictions
determine the shape of the acoustic signal and thus contribute directly to the way in which
48
speech is perceived they can be regarded as constituting the effective goal of articulatory
activity.7
7
«Una segunda aproximación, derivada del trabajo propuesto por Clements (1989a, 1991, 1993),
Herzallah (1990), y Hume (1992), propone unificar la descripción de consonantes y vocoides mediante una
propuesta algo diferente. Este modelo se sustenta en una observación preliminar que da cuenta de que todo
segmento producido en el tracto oral ostenta como característica inherente la constricción, definida a través
de dos parámetros medulares: el grado de constricción y la ubicación de la constricción. Desde que las
constricciones en el tracto vocal determinan la forma de la señal acústica y, así, contribuye directamente en
la manera en que la palabra es percibida, estas pueden considerarse como constituyentes de la meta efectiva
de la actividad articulatoria» [nuestra traducción].
8
El resaltado en rojo es nuestro.
49
Ubicación Ubicación
de la de la
constricción constricción
Grado de
constricción Grado de
constricción
presentan turbulencia en la salida del aire sin la intensidad mencionada, del tipo /ɸ, ð, θ/,
resultaría implausible. La razón fundamental es que el sonido fricativo labiodental sordo /f/
y el bilabial /ɸ/ presentan la misma ubicación de la constricción: el punto-C; además, el
estado de la glotis y el valor para el rasgo sonoro es el mismo. Finalmente, en lo que concierne
al grado de constricción, el cual se formaliza mediante el rasgo [continuo], ambos sonidos
fricativos presentan el mismo valor; a saber, [+continuo]. Los inconvenientes de esta carencia
de distinción mediante propiedades específicas aparecen en lenguas como el ewe, en la que
los sonidos labiales /f/, /v/, /ɸ/ y /β/ son distintivos (Ladefoged y Maddieson, 1996, p. 139):
Si los autores asumen que «las constricciones determinan la forma de la señal acústica
y, de esta manera, contribuyen directamente en la manera en que la palabra es percibida,
[además] estas pueden considerarse como constituyentes de la meta efectiva de la actividad
articulatoria» (Clements y Hume, 1996, pp. 275-276), es cuestionable que las propiedades de
la propuesta carezca de parámetros definidos para que la organización jerárquica permita,
por ejemplo, a los hablantes de ewe, establecer constricciones diferentes con estatus
fonológico para establecer diferencias a nivel léxico. Los movimientos articulatorios son
sutiles; sin embargo, son apremiantes para distinguir palabras en la lengua en cuestión. El
modelo propuesto por Halle (1995, p. 197) recoge un rasgo propuesto en el modelo lineal
que precede a los modelos autosegmentales: el rasgo [estridente]; por lo tanto, la
contraposición formal entre /f/ y /v/ se explicita mediante el rasgo [± sonoro], mientras que
el distingo entre /f/ y /ɸ/ se define mediante el rasgo [± estridente]. Lo mismo ocurriría en el
caso de /β/ y /v/, dado que el primero se caracterizaría como [– estridente], y el segundo,
como [+ estridente]. Este rasgo caracteriza a los sonidos que evidencian ruido fricativo de
alta intensidad.
El modelo basado en la constricción resulta promisorio en cuanto a la caracterización
de sonidos vocálicos que condicionan procesos como el de palatalización, por ejemplo, pues
ofrece una alternativa a considerar respecto de sonidos vocálicos anteriores del tipo /i/, cuya
51
articulación depende del rasgo no binario [coronal]. Esta manera de abordar las propiedades
de estas vocales es importante debido a que permite predecir casos de palatalización del tipo
t → ʧ, de forma tal que el articulador coronal de los sonidos posalveolares resulta congruente
con las propiedades de la vocal condicionante. En otros modelos geométricos, todas las
propiedades vocálicas se vinculan con el nudo [dorsal], de manera que el posicionamiento de
la lengua, tanto en lo que concierne a la altura como en lo tocante al eje horizontal, es
predecible únicamente mediante los tres rasgos que se desprenden de este: [± alto], [± bajo]
y [± posterior]; en consecuencia, la ocurrencia de palatalización motivada por las vocales
anteriores carecería de un correlato articulatorio consistente con el producto de la regla; a
saber, un sonido coronal. Respecto de las constricciones configuradas en el modelo, existen
diferencias entre la jerarquía de consonantes y vocoides. Ya que los nudos que se proyectan
son diferentes en cuanto a la ubicación y el grado de constricción, que para las vocales y las
consonantes difieren en una serie de parámetros atingentes con la disposición de los órganos
articulatorios para definir sutiles cambios en los canales por los cuales el aire egresa durante
la orquestación de sonidos del habla. Una de las razones por las cuales se precisa de dos
jerarquías diferentes es que la interacción de las vocales y las consonantes en cuanto a los
procesos fonológicos que derivan propiedades diferentes en los sonidos consonánticos
implica la explicitación de diferencias apremiantes entre sonidos simples y complejos, y la
jerarquía vocálica puede accionar la ocurrencia de una consonante simple del tipo [tʃ] a partir
de la forma /t/, pero también podría generarse una segunda articulación palatal del tipo [tʲ] a
partir del mismo sonido coronal. De lo anterior se desprende, en consecuencia, que los
sonidos derivados son diferentes, y las jerarquías que hacen posible la activación muscular
concreta también. Además, ya que el modelo se basa en la constricción, el grado de
constricción en consonantes se corresponde con el rasgo [continuo], mientras que para
vocales es el de [apertura]. Aun cuando las jerarquías son diferentes, es importante indicar
que se complementan a fin de materializar las correspondencias que son pasibles de
establecer entre consonantes y vocales. Para ilustrar la geometría autosegmental del modelo
basado en la constricción, se presentarán las jerarquías respectivas a continuación (Clements
y Hume, 1996, p. 292):
52
shipibo: «Central vocoids satisfy none of the definitions in (41) 9, and are thus treated as
phonologically placeless» (Clements y Hume, 1996, p. 277)10. La carencia de rasgos
terminales para el articulador dorsal y el labial complejiza la tarea de asignarle una jerarquía
adecuada a la vocal central alta mencionada. Este vacío en el modelo se acentúa con la
carencia de propiedades específicas para diferenciar sonidos coarticulados de los
correspondientes segmentos con segunda articulación. La razón crucial es que los autores
consideran que, en cuanto al rasgo dorsal, es irrelevante el rasgo posterior o alto, debido a
que el nudo de punto-C y punto-V predicen diferencias entre consonantes y vocoides de
acuerdo con clases naturales específicas (Clements y Hume, 1996, p. 277)11:
9
Las definiciones a las que se refiere son las correspondientes a tres constricciones: [labial], [coronal]
y [dorsal]. El primer rasgo está referido a una constricción generada por los labios; le segundo rasgo está
vinculado con una constricción generada por la parte anterior de la lengua. Finalmente, el rasgo dorsal supone
una constricción definida por la zona posterior de la lengua. Esta consideración abandona la noción de
articulador y asume la de constricción. [nuestra traducción]
10
Las vocoides centrales no satisfacen ninguna de las definiciones presentadas en (41), y, de esta
manera, son tratadas como fonológicamente inubicables. [nuestra traducción]
11
El modelo basado en la constricción predice que deberíamos encontrar una clase natural
correspondiente a cada punto de rasgos del tracto oral, como se muestra a continuación:
(42) [labial]: consonantes labiales; y vocoides redondeadas o labializadas
[coronal]: consonantes coronales, vocales anteriores
[dorsal]: consonantes dorsales, vocales posteriores [nuestra traducción]
54
La evidencia predice que el sonido oclusivo velar sonoro /g/, cuyo articulador activo
es el dorso de la lengua, deviene en una forma derivada labializada [gʷ] cuando el contexto
de ocurrencia es específicamente prevocálico, y el núcleo silábico en cuestión es redondeado,
en este caso se trata de la vocal alta posterior redondeada /u/. A fin de determinar la forma
en que operan los diversos mecanismos autosegmentales en el modelo jerárquico de
Clements y Hume en los casos en los cuales la derivación es asimilatoria, planteamos la
sección de la regla no lineal que se corresponde con la operación autosegmental de extensión
de rasgos a continuación:
55
corresponde con el francés acadia de Hume (1994), citado por Howe (2003, p. 164). Los
datos son los siguientes:
(6)
La regla autosegmental para los datos de (6) esta vez presenta cambios en consonantes
cuya articulación primaria es dorsal. Estas adquieren el rasgo coronal debido a que las vocales
anteriores son coronales12. La descripción de vocales anteriores como coronales en lugar de
dorsales supone una modificación de la forma en que han sido considerados los sonidos
vocálicos desde la fonología SPE, puesto que estos tradicionalmente han sido considerados
dorsales. Una consecuencia del análisis de los sonidos vocálicos como dorsales es la
consideración de que los sonidos posalveoares y los alveopalatales son [+ alto] debido a que
se articulan en la zona prepalatal. Sin embargo, los modelos autosegmentales son
caracterizados como coronales en el paradigma de Clements y Hume, de manera que es
pertinente definir algún nivel de asociación o de conformación de este nivel. Así, el fenómeno
fonológico se representa jerárquicamente de la siguiente forma (Clements y Hume, 1996, p.
294):
12
En este modelo los sonidos vocálicos anteriores son coronales; de esta forma, se supera el
inconveniente articulatorio de enfoque de Sagey, que predice segmentos coronales posalveolares motivados por
vocales dorsales (cuyos rasgos terminales son [alto], [bajo] y [posterior]).
57
13
La restricción de no ramificación
Configuraciones de la forma
están mal formadas. En el esquema anterior, A es alguna clase de nudo (lo cual incluye al nudo de
raíz); A domina de forma inmediata a B y C; y B y C se encuentran en la misma hilera [nuestra
traducción].
60
Este esquema no lineal transgrede la RNR pues, como es evidente, el rasgo [nasal]
presenta dos valores diferentes bajo el dominio del nudo paladar blando, lo cual genera
inconvenientes en el análisis, pues sería posible predecir segmentos con el rasgo [+tenso] y
[–tenso] a la vez, o [+laxo] y [–laxo] de manera simultánea. Dicho de manera más sencilla,
sería posible configurar bajo el modelo de Sagey sonidos que sean sonoros y sordos a la vez.
En tal sentido, la propuesta de Clements y Hume (1996, p. 254) se orienta más bien por el
análisis en dos raíces; a saber, dos nudos de raíz que, a su vez, dominen por separado dos
valores diferentes para el rasgo [nasal]. El esquema autosegmental planteado en la figura 25
caracteriza la propuesta de los autores.
+sonante –sonante
+ aproximante –aproximante
+vocoide –vocoide
raíz raíz
[+nasal] … [–nasal] …
3.2.2.3. La teoría revisada del articulador o modelo RAT de Halle, Vaux y Wolfe
La propuesta autosegmental de Morris Halle, Bert Vaux y Andrew Wolfe (2000) aparece en
el artículo «On Feature Spreading and the Representation of Place of Articulation» publicado
en Linguistic Inquiry. En este, los autores se proponen discutir los diferentes modelos
autosegmentales de rasgos a fin de proponer una jerarquía consistente que constituya un
aparato formal para describir tanto vocales como consonantes con una estructura única. Si
bien los modelos no lineales se sustentan en la organización jerárquica de los rasgos, es
posible detectar en este modelo en particular, algunos distingos interesantes y consistentes
con la descripción de los sonidos en shipibo que se plantearán en este trabajo. Las asunciones
medulares que propone el modelo RAT son los siguientes:
14
Las siglas provienen del nombre en inglés Revised Articulator Theory.
62
1. Designated articulators are indicated by features, rather than nodes in the geometry
(Chomsky and Halle 1968, Halle 1989, 1992, 1995, Sagey 1986, Clements 1989, 1991, 1993,
Clements and Hume 1995).
2. Spreading is implemented as operations on terminal nodes in the feature tree (Halle 1995,
and in a somewhat different sense Padgett 1995).
3. Features are fully specified in underlying representations, and rules and constraints can be
indexed for marked, contrastive, or all feature specifications (Calabrese 1995). (Halle, Vaux
y Wolfe 2000, p. 388)15
El modelo RAT presenta una jerarquía diferente que hace posible la descripción
jerárquica de sonidos con segunda articulación, de acuerdo con los rasgos terminales que
dependen de articuladores principales o mayores. De esta forma, mientras que en el modelo
de Sagey, los rasgos no binarios [labial], [coronal] y [dorsal] dominan rasgos terminales
binarios ([redondeado]; [anterior] y [distribuido]; y [alto], [bajo] y [posterior]
respectivamente), en la jerarquía de rasgos RAT estos aparecen como rasgos terminales. De
acuerdo con esta disposición de propiedades, los articuladores principales son los labios, la
pala de la lengua, el cuerpo de la lengua, la raíz de la lengua, el paladar blando y la laringe,
los cuales, a su vez, se ramifican de dominios diferentes. De esta manera, los articuladores
mayores dominados por el nudo de punto se denominan labios, pala de la lengua y cuerpo
de la lengua; mientras que la raíz de la lengua y la laringe se desprenden del dominio
destinado al nivel gutural. En cuanto al paladar blando, este se ramifica directamente del
nudo de raíz, en el cual, a diferencia de Clements y Hume, se mantienen los rasgos de clase
mayor clásicos: [consonántico] y [sonante]. Respecto de los rasgos que carecen de
dominancia articulatoria, se ramifican del nudo principal o nudo de raíz los siguientes:
[continuo], [estridente], [lateral] y [succión], este último planteado en el modelo lineal SPE
para caracterizar a los clics. La geometría de rasgos RAT y sus correspondientes hileras
15
1. Los articuladores designados están indicados por rasgos, en lugar de nodos en la jerarquía (Chomsky
and Halle 1968, Halle 1989, 1992, 1995, Sagey 1986, Clements 1989, 1991, 1993, Clements and Hume
1995).
2. La extensión de rasgos está implementada como un conjunto de operaciones en los nodos terminales
de la geometría de rasgos (Halle 1995, y en una propuesta algo diferente, Padgett 1995).
3. Los rasgos están completamente especificados en las representaciones subyacentes; además, las
reglas y constricciones pueden estar indexadas para especificaciones marcadas, contrastivas o para
todas las especificaciones de rasgos (Calabrese 1995). [nuestra traducción]
63
Figura 26. Geometría de rasgos del modelo RAT (Halle, Vaux y Wolfe, 2000)
16
La traducción es nuestra.
64
La evidencia sugiere que es necesario un nivel que permita asociar todas las
especificaciones de un sonido en casos de asimilación total y, para ello, se requiere de un
nivel jerárquico que agrupe a todos los constituyentes que posibiliten la formalización
autosegmentalmente un sonido. Este nivel está conformado por los rasgos [consonántico] y
[sonante]. Ambas propiedades, como ya se precisó, constituyen el nudo radical o nudo de
raíz en las descripciones mediante análisis geométricos de rasgos. El rasgo consonántico
mantiene la definición clásica de la fonología SPE, de maneta que esta es la definición que
presentaremos. En rigor, la naturaleza del rasgo se mantiene, lo que cambia es la forma en
que este se organiza en el paradigma autosegmental, de manera que, mientras en la fonología
lineal las propiedades carecen de una jerarquía interna definida, en la fonología lineal se
65
postula un estatus especial. Así, en los términos clásicos, el rasgo [consonántico] se define
de la siguiente manera (Chomsky y Halle, 1968, p. 302)17:
Consonantal sounds are produced with a radical obstruction in the midsagittal region of the
vocal tract; nonconsonantal sounds are produced without such an obstruction. It is essential
to note that the obstruction must be at least as narrow as that found in the fricative consonants
and must, moreover, be located in the midsagittal region of the cavity. This feature, therefore,
distinguishes liquids and consonants, both nasal and nonnasal, from glides and vowels.
Tanto el rasgo consonántico como el rasgo sonante forman una unidad en la jerarquía
de rasgos. En lo que correspondiente al rasgo sonante, este constituye un rasgo o propiedad
inherente de sonidos que se articulan con una constricción tal en la cavidad oral que hace
posible la vibración espontánea de las cuerdas vocales. Esto supone que el impedimento del
flujo de aire en la cavidad oral es mínimo (Chomsky y Halle, 1968, p. 302)18:
Sonorants are sounds produced with a vocal tract cavity configuration in which spontaneous
voicing is possible; obstruents are produced with a cavity configuration that makes
spontaneous voicing impossible. As we noted above, spontaneous voicing may be suppressed
by narrowing the air passage to a point where the rate of flow is reduced below the critical
value needed for the Bernoulli effect 19 to take place. Constrictions more radical than those
found in the glides [y] and [w] will have this result. Hence sounds formed with more radical
17
Los sonidos consonánticos se producen con una constricción radical en la región mediosagital del tracto
vocal; los sonidos no consonánticos, por el contrario, se articulan sin tal impedimento. Es fundamental
considerar que la obstrucción debe ser al menos tan estrecha como en el caso de los sonidos fricativos y
debe ocurrir, por otra parte, en la región mediosagital de la cavidad señalada. Por lo tanto, este rasgo
diferencia a los sonidos líquidos y consonantes, tanto nasales como no nasales, de las glides y las vocales.
[Nuestra traducción]
18
Los sonidos sonantes se producen con una configuración de la cavidad oral en la cual es posible la
sonorización espontánea; los sonidos obstruyentes se articulan con una disposición articulatoria de los
órganos que hace imposible la vibración espontánea de las cuerdas vocales. Como ya hicimos notar, la
sonorización espontánea puede ser suprimida por el estrechamiento del paso de aire a un punto en el que la
velocidad del flujo se reduce por debajo del valor crítico necesario para que tenga lugar el efecto de
Bernoulli. Constricciones más marcadas que las evidenciadas en las aproximantes [y] y [w] tendrán el
resultado anterior. Por lo tanto, los sonidos articulados con una constricción más definida que las
aproximantes, tales como los oclusivos, los fricativos y los africados, son no sonantes, mientras que las
vocales, aproximantes, consonantes nasales y las líquidas son sonantes. [Nuestra traducción]
19
El efecto de Bernoulli ocurre en casos en los que dos superficies no viscosas se juntan si el flujo aire que
pasa entre ellas presenta una velocidad alta. Este efecto ocurre cuando las cuerdas vocales vibran.
66
constrictions than the glides, i.e., stops, fricatives, and affricates, are nonsonorant, whereas
vowels, glides, nasal consonants, and liquids are sonorant.
a) Los labios
Los labios constituyen, junto con algunas secciones de la lengua, los únicos
articuladores activos visibles (Ladefoged y Ferrari D., 2012, p. 115). Los movimientos
orquestados por ambos labios, no necesariamente de manera simultánea, determinan sonidos
labiales. En la geometría de rasgos, el articulador labial constituye una propiedad que se
asocia a sonidos articulados mediante ciertos gestos como el abocinamiento, por ejemplo,
movimiento que presenta una base anatómico muscular específica (Ladefoged y Ferrari D.,
20
[El modelo RAT] […], y algunos de sus predecesores como la teoría de Sagey (1986) y Halle (1988, 1989,
1992) basa la organización de su jerarquía de rasgos en las propiedades anatómicas de los articuladores.
[Nuestra traducción]
67
2012, p. 129)21: «The principal muscle of the lips is the orbicularis oris, which circles round
the lips. When this muscle contracts the corners of the lips are pulled together, producing lip
rounding. The degree of lip opening is also controlled by the raising and lowering of the jaw
(using muscles not shown here), which affects the position of the lower lip». En síntesis
(Ladefoged y Maddieson, 1996, p. 10)22:
There is no doubt that movements of the upper lip play a prominent role in some articulatory gestures,
but the larger movements are those of the lower lip, which is often raised and lowered with the assistance
of movements of the jaw. Because the two lips usually act together as articulators, we have joined the
points indicating what we take to be the approximate centers of their masses by dashed lines. Gestures
involving the lips are said to be Labial.
A continuación, se presenta la figura 27 (Gick, Wilson & Derrick, 2013, p. 193) del
músculo orbicular de los labios, el cual, como ya se indicó, es el que hace posible un aumento
de la longitud de la constricción generada por los labios, al aproximarse las comisuras. Este
está presenta partes internas y periféricas que posibilitan diversos movimientos labiales.
Dado que estos están directamente involucrados en el fenómeno que describiremos en el
presente trabajo, es importante reconocer que los gestos labiales son de fácil detección, a
diferencia de otros gestos articulatorios como los realizados por la lengua en general, cuya
descripción podría resultar más invasiva. Las consecuencias de los gestos labiales en
términos acústicos fueron descritas por Jakobson, Fant y Halle (1963). Aunque en este
subcapítulo el desarrollo conceptual es de tipo fonológico, la evaluación acústica posterior
será relevante para esclarecer el fenómeno fonológico ocurrente en shipibo que se analiza en
la presente tesis.
21
El músculo principal de los labios es el orbicular de los labios, el cual circunda alrededor de los labios.
Cuando este músculo se contrae, las comisuras de los labios se tiran unas a otras produciendo el
redondeamiento labial. El grado de apertura de los labios también está controlado por la elevación y el
descenso de la mandíbula (usando músculos que no se muestran aquí), los cuales afectan la posición del
labio inferior. [Nuestra traducción]
22
No hay duda de que los movimientos del labio superior juegan un papel prominente en algunos gestos
articulatorios, pero los movimientos más relevantes son los de labio inferior, que a menudo se eleva y
desciende con la ayuda de los movimientos de la mandíbula. Debido a que los dos labios suelen actuar juntos
como articuladores, nosotros hemos juntado los puntos indicando lo que consideramos que es el centro
aproximado de sus masas por medio de líneas marcadas. Los gestos que involucran el movimiento de los
labios confluyen en la denominación labial. [Nuestra traducción]
68
Figura 27. Músculo orbicular de los labios presentado por Gick, Gilson and Derrick (2013)
Como se evidencia en la figura 27, el músculo está conformado por una sección
profunda y otra superficial. Además, cada tanto el labio superior como el labio inferior se
subdividen en la porción marginal y la porción periférica. Finalmente, el músculo buccinador
cumple la función de ampliar la sección oral, además de permitir que esta se estreche cuando
silbamos o realizamos gestos con los labios.
b) La pala de la lengua
La pala de la lengua (tongue blade) se define bajo coordenadas más o menos
específicas que involucran tanto al propio articulador como a la cavidad oral y ciertas zonas
estáticas de referencia, pues, tal y como afirman Ladefoged y Maddieson (1996), establecer
cuál es la longitud que debe considerarse como pala de la lengua es complicado. En términos
del articulador propiamente, se considera lámina la sección que está detrás del ápice lingual,
aunque también es posible la referencia a la zona superior de la cavidad oral. La zona superior
69
es una zona de referencia que tradicionalmente se vincula con los denominados articuladores
pasivos. Asumimos la consideración que el concepto de «articulador» es pertinente
únicamente para los órganos capaces de ejecutar movimientos en el tracto vocal, esa es la
naturaleza de los rasgos vinculados con los articuladores en el modelo no lineal de Sagey y
el planteado por Morris Halle, Bert Vaux y Andrew Wolfe en la versión revisada del
articulador. Aun cuando la dificultad para precisar qué exactamente se define como pala de
la lengua, la aproximación a este articulador es necesaria para clarificar los sonidos
potenciales que se articulan en las lenguas del mundo a través de este órgano activo. De esta
forma, y a fin de explicitar los aspectos anatómicos vinculados con esta sección lingual,
recurriremos al trabajo de Ladefoged y Maddieson, pues el razonamiento y la presentación
de datos son de gran prolijidad y permitirá razonar de forma más precisa los mecanismos
articulatorios y las bases anatómicas involucradas. De esta forma, sobre la pala de la lengua,
los autores indican lo siguiente:
[…] Behind the tip is the blade, which is the defining part of the tongue for sounds that are
said to be laminal. It is difficult to say how far back the blade extends. Probably the most
useful definition of the blade of the tongue from a linguistic phonetic point of view is in terms
of its relation to the roof of the mouth. It is the part of the tongue below the center of the
alveolar ridge when the tongue is at rest. This, of course, requires us to define the alveolar
ridge -an equally difficult task. The center of the ridge is the point of maximum slope in the
curvature of that part of the midline sagittal section of the vocal tract which is behind the
upper teeth. In practice this is often difficult to determine but it is probably the most useful
point that can be approximated in a wide selection of individuals. (Ladefoged y Maddieson,
1996, p. 11)23
23
Detrás de la punta se ubica la lámina lingual, que es la parte de la lengua que define la articulación de los
sonidos laminales. Es difícil decir a qué distancia se extiende la pala de la lengua. Probablemente la
definición más apropiada de esta sección, desde un punto de vista lingüístico fonético, sea en términos de su
relación con la zona alta de la boca. Es la parte de la lengua por debajo del centro de la
cresta alveolar cuando la lengua se ubica en posición de reposo. Esto, por supuesto, nos obliga a definir
la cresta alveolar —una tarea igualmente difícil. El centro de la cresta es el punto de máxima
pendiente en la curvatura de la parte de la sección sagital en la línea media del tracto vocal que está detrás
de los dientes superiores. En la práctica, esto es a menudo difícil de determinar, pero es probable que sea el
punto más útil que pueda aproximarse en una amplia selección de individuos. [Nuestra traducción]
70
La pala de la lengua domina, entre otros, al rasgo terminal [coronal]. Este será descrito
más adelante en el marco de la jerarquía de rasgos RAT. Las posibilidades articulatorias de
la lámina de la lengua, en rigor, comprenden desde la sección inmediatamente anterior a
periferia frontal labial (en el caso de sonidos interdentales como los fricativos /ð, θ/) hasta la
zona posalveolar (tal es el caso de sonidos fricativos /ʃ, ʒ/ o los sonidos africados /ʧ, ʤ/).
Aunque también es posible incluir a las consonantes fricativas sibilantes alveolares /s, z/, los
sonidos oclusivos tanto alveolares como dentales /t, d, t̪ , d̪/, entre otros. Se considera, de
acuerdo con esta descripción, que los sonidos posalveolares son articulados con la sección
coronal y no con el dorso de la lengua. Finalmente, la zona sublaminal se activa en la
articulación de sonidos retroflejos del tipo fricativo /ʂ, ʐ/ o también oclusivo /ʈ, ɖ/. Para
obtener una aproximación gráfica de los posibles movimientos de la pala de la lengua,
algunos sonidos articulados con esta sección lingual (interdental, alveolar y posalveolar) se
presentan en la figura 28 (Ladefoged y Ferrari D., 2012, p. 118).
Figura 28. Fricativa interdental, oclusiva alveolar y fricativa posalveolar presentadas por Ladefoged
y Ferrari (2012)
Figura 29. Perfiles de sonidos fricativos [s] y [ʃ] presentados por Johnson (2003)
c) El cuerpo de la lengua
En cuanto al cuerpo de la lengua, esta es la zona de mayor prominencia, cuya
dinamicidad depende de diversos músculos. El cuerpo de la lengua se entiende también como
la sección que excluye el ápice, la pala y la raíz de la lengua (Carr, 2008, p. 22). Los sonidos
articulados con esta sección lingual son considerados dorsales. De esta forma, segmentos
discretos velares del tipo fricativo tales como /x, ɣ/, y sus correspondientes pares oclusivos
/k, g/ son de tipo dorsal. Además, los sonidos fricativos uvulares /χ, ʁ/ y las consonantes
oclusivas del mismo tipo /q, ɢ/, articulados en la periferia posterior, también se consideran
dorsales. Finalmente, tanto el sonido nasal /ɴ/ como la consonante vibrante uvular /ʀ/ se
articulan con esta sección de la lengua.
The body of the tongue is the mass of the tongue behind the blade which can be taken to have
its effective center in the neighborhood of the point labeled ‘body’ on figure 2.1. [la que
presentaremos a continuación] From an articulatory point of view, it is the surface of this mass
that has to be considered. Articulations made with this surface are said to be Dorsal
articulations. It is sometimes useful to distinguish between the front and back regions of this
surface, the front being that part which is at rest below the hard palate and the back that part
72
which is at rest below the velum. These regions cannot be moved separately from each other.
(Ladefoged y Maddieson 1996, p. 11)24
Figura 30. Perfil en el que se delimita el cuerpo de la lengua según Ladefoged y Maddieson (1996)
24
El cuerpo de la lengua es la masa de la lengua detrás de la pala, de la cual es posible considerar que tiene su
centro efectivo en el entorno del punto marcado como «cuerpo» en la figura 2.1. Desde un punto de vista
articulatorio, es la superficie de esta masa la que tiene que considerarse como tal. Las articulaciones hechas
con esta superficie se dice que son dorsales. A veces es útil distinguir entre las regiones frontal y posterior
de esta superficie, la parte delantera es la parte que está en reposo por debajo del paladar duro y la parte
posterior, la parte que está en reposo por debajo del velo del paladar. Estas regiones no se pueden mover
por separado unos de otros.
73
de la lengua, además de la raíz. El movimiento del cuerpo de la lengua está vinculado con
este músculo principal que, además, contrae la lengua hacia el centro de la mandíbula. En
cuanto al estilogloso, este hace posible el movimiento de la lengua hacia atrás y hacia arriba,
y se halla unido a una parte del cráneo ubicado debajo de la oreja. Finalmente, el músculo
hiogloso, también facilita la retracción de la lengua hacia la zona posterior de la cavidad oral
y, además, permite que la lengua descienda por debajo de la posición neutra, y está fijado al
hueso hioides. La posición neutra de la lengua se evidencia cuando la maquinaria articulatoria
humana se prepara para hablar (Chomsky y Halle, 1968, p. 300). De esta manera, un sonido
palatal supone la activación del músculo geniogloso; en las articulaciones faringovelar y
velar, se activan los músculos geniogloso y estilogloso, mientras que en la articulación
faringal es solo el músculo hiogloso. Los tres músculos se presentan en la figura 30
(Ladefoged y Ferrari, 2012, p. 127).
Figura 31. Músculos vinculados con los movimientos de la lengua de acuerdo con Ladefoged y
Ferrari (2012)
74
d) El paladar blando
El paladar blando constituye un articulador vinculado con la producción de sonidos
nasales; de esta forma, un descenso de esta zona (el velo del paladar) generaría, además de
una potencial constricción a nivel oral, la salida del flujo de aire por la cavidad nasal. Este
descenso está controlado por el músculo palatogloso; además, el músculo tensor del velo del
paladar y el músculo elevador palatino levantan el velo del paladar y generan la articulación
de sonidos con el rasgo [–nasal] (Kenstowicz 1994, p. 143). En el modelo RAT (así como en
la versión de Sagey y Halle), en palabras de Kenstowicz, el tradicionalmente denominado
velo del paladar es cambiado por el paladar blando para referirse al articulador activo que
genera nasalidad. A continuación, se presentan los músculos que hacen posible la articulación
de sonidos nasales en la Figura 3225.
1
4
Figura 32. Músculos del paladar: 1. Músculo tensor del velo del paladar, 2. Músculo elevador del
velo del paladar, 3. Músculo palatofaríngeo, 4. Músculo uvular (palatoestafilino)
25
La imagen de la figura fue extraída de la página web del Instituto Químico Biológico (IQB), consultada el
10 de junio de 2016. <http://www.iqb.es/diccio/m/images/paladar/paladar2.htm#>
75
e) La raíz de la lengua
En cuanto a la raíz de la lengua, esta parte ejecuta movimientos de manera
independiente al cuerpo. La ubicación de la raíz de la lengua es detrás de la sección posterior
de la lengua y delante de la zona posterior de la faringe (Carr, 2008, p. 178). Los movimientos
de la zona radical de la lengua pueden motivar diferencias de tipo vocálico. A saber, es
posible detectar variaciones de apertura en vocales. Por ejemplo, en wolof (Howe, 2003, p.
180), lengua africana, se evidencia un caso de armonía vocálica en sufijos que asocian los
rasgos de la última vocal de la raíz. Así, es posible detectar vocales como /e, oː, æ/ cuyo valor
para el rasgo terminal es [+RLA], las cuales se diferencian de sus correspondientes
segmentos vocálicos /ɛ, ɔː, ɑ/ cuyo valor para el rasgo terminal relativo a la raíz de la lengua
es [-RLA]. La pertinencia articulatoria está definida por la autonomía de esta sección lingual.
The root of the tongue and the epiglottis can be moved independently of the body of the
tongue, although, as with other articulations involving the tongue, when they are moved the
rest of the tongue will be moved with them. The relation between the root of the tongue and
the epiglottis is similar to that between the tip and blade of the tongue. They can be moved
separately, but because of their proximity only one or the other can be the principal articulator
in any given sound. Gestures made by either of them are considered to be Radical
articulations. (Ladefoged y Maddieson, 1996, p. 11)26
26
La raíz de la lengua y la epiglotis pueden moverse independientemente respecto del cuerpo de la lengua. Sin
embargo, como sucede con otras articulaciones relacionadas con la lengua, cuando estas se mueven el resto
de la lengua se moverá con ellas. La relación entre la raíz de la lengua y la epiglotis es parecida a la que
existe entre la punta y la superficie subyacente a la pala de la lengua. Estas se pueden mover
independientemente, pero, debido a su proximidad, solo una o la otra puede ser el articulador principal en
cualquier sonido dado. Los gestos realizados por cualquiera de ellas son considerados articulaciones
radicales. [Nuestra traducción]
76
tipo /ʕ, ħ/ se articulan con la raíz replegándose hacia la zona faringal. Esta zona se ubica entre
la úvula y la laringe. Los rasgos terminales binarios que se ramifican del dominio de este
articulador activo en el modelo RAT son [RLA] y [RLR], mientras que el rasgo no binario
es [radical].
f) La laringe
La laringe presenta distintos movimientos que ocurren por la activación de los
pliegues vocales. Esta presenta una serie de componentes anatómicos como el cartílago
tiroides, conocido comúnmente como la manzana de Adán, además del cartílago cricoides
(Ladefoged y Ferrari 2012, p. 135). En la figura 33 (Dobrovolsky y Katamba, 2011, p. 20)
se presenta de manera detallada la estructura laríngea.
Figura 33. La laringe (vista frontal, vista posterior y anatomía de la glotis) según Dobrovolsky y
Katamba (2011)
La glotis presenta diversos estados y, en cierta medida, se asume que estos están
asociados a patrones mentales que hacen posible su ocurrencia. La ausencia de vibración de
los pliegues vocales, la cual caracteriza a sonidos sordos del tipo /p, t, k/ se refleja en la
primera imagen de la figura 34. La vibración espontánea característica de sonidos sonantes,
por ejemplo, se patentiza en la segunda imagen de la figura señalada, además del susurro y
el murmuro. La articulación como tal implica la activación controlada de órganos
77
articulatorios, pero esta activación implica una orden cerebral. Las diferentes formas en que
la glotis se activa se presentan en la figura 34 (Dobrovolsky y Katamba, 2011, p. 21).
El estudio detallado de la actividad de las cuerdas vocales muestra que esta constituye un
fenómeno muy complejo sobre el que aún queda mucho por aprender. La mayoría de las
veces, cuando alguien habla, las cuerdas vocales vibran en uno u otro modo posible. Estos
modos varían de acuerdo a la proximidad de los pliegues. […] La vibración puede prevenirse
abriendo la glotis lo suficiente como para que los pliegues estén demasiado separados para
vibrar, o presionando los pliegues, como para un tope glótico. La vibración tampoco se
producirá si la presión subglotal es demasiado baja (verbigracia, el hablante está sin aliento)
o la presión supraglotal es demasiado alta (por ejemplo, cuando el aire está obstruido en la
cavidad oral por un cierre articulatorio), incluso si las cuerdas vocales están en una posición
que induciría la vibración en otras condiciones. En estas últimas situaciones, la vibración de
las cuerdas vocales puede estar ausente de alguna parte de un enunciado hablado sin que se
haya producido ninguna alteración de un entorno laríngeo apropiado para la voz. (Ladefoged
y Maddieson, 1996, p. 49 [nuestra traducción])
78
Tabla 2. Definiciones cortas de los gestos glotales presentadas por Ladefoged (1996)
27
«Encontramos una respuesta [cerebral] selectiva frente a distintos rasgos fonéticos». [Nuestra traducción]
80
raíz [succión]
[continuo]
[estridente]
[lateral]
consonántico
sonante
El rasgo [± succión]. Este rasgo fue planteado en la fonología lineal SPE, y estaba
asociado a sonidos particulares como los clicks en los que se detectaban dos oclusiones
simultáneas. Este rasgo aparecía en el modelo lineal dentro de movimientos suplementarios
(Chomsky y Halle, 1968). Ya que se trata de dos articulaciones simultáneas, estas pueden ser
tanto labiales como dorsales, razón por la cual el modelo RAT lo ramifica del nudo de raíz.
La succión que deviene de las articulaciones en simultáneo involucra una disminución en la
presión del espacio generado por los articuladores y un ingreso de aire por la cavidad oral.
81
Las articulaciones en los clicks evidencian diferente estatus, debido a que uno de los gestos
hace las veces de movimiento primario, mientras que el otro es secundario:
It must be noted that the velar closure that produces suction need not necessarily be a
secondary closure but may also be a primary closure. In the Hottentot or Xhosa clicks, the
velar closure is secondary, since, as we have seen, it combines with different primary
articulations. In the labiovelar suction stops of such languages as Kpelle, on the other hand,
the closure at the velum is primary and the closure at the lips secondary (rounding). (Chomsky
y Halle, 1968, p. 322)28
The feature [suction] is the basic mechanism for clicks of all kinds. In order to produce the
ingressive airstream that is characteristic of these consonants, the oral cavity is blocked off at
both ends and the air within it is removed by suction. When the cavity is subsequently opened
by releasing the anterior closure, the partial vacuum inside the cavity causes the ambient air
to flow rapidly into it, thereby producing the characteristic click sound.29
28
Es preciso indicar que la oclusión velar que produce la succión no necesariamente es una oclusión secundaria,
ya que es posible que esta sea una oclusión primaria. En los clicks del hotentote o el xhosa, la oclusión velar
es secundaria, dado que, como vimos, esta se combina con diferentes articulaciones primarias. En la succión
de oclusivas labiovelares de lenguas como el kpelle, por otro lado, la oclusión en el velo es primaria y la
oclusión labial (redondeamiento) es secundaria. [Nuestra traducción]
29
El rasgo [succión] es el mecanismo básico para los clicks de todo tipo. A fin de producir la corriente de aire
ingresivo característico de estas consonantes, la cavidad oral es bloqueada en ambos extremos y el aire
dentro de ella es eliminado por succión. Cuando la cavidad se abre posteriormente, al liberar el cierre
anterior, el vacío parcial dentro de la cavidad genera que el aire fluya rápidamente en ella, lo cual produce
el sonido característico del click. [Nuestra traducción]
82
estos sonidos son recurrentes en algunas lenguas del África (Ladefoged y Ferrari, 2012, p.
175), uno de los aspectos pertinentes a considerar es la universalidad de esta propiedad, pues,
aun cuando se trata de un rasgo vinculado a movimientos articulatorios sumamente especiales
por la complejidad de los movimientos y los efectos físicos que estos generan en la cavidad
oral, respecto de la naturaleza de la corriente de aire, los sonidos no son universales. De esta
forma, el estatus de universalidad que podría derivarse de un rasgo como [dorsal] no es
corroborable en el caso de [succión].
Strident sounds are marked acoustically by greater noisiness than their nonstrident
counterparts. When the air stream passes over a surface, a certain amount of turbulence will
be generated depending upon the nature of the surface, the rate of flow, and the angle of
incidence. A rougher surface, a faster rate of flow, and an angle of incidence closer to ninety
degrees will all contribute to greater stridency. Stridency is a feature restricted to obstruent
30
En la producción de sonidos continuos, la constricción primaria en el tracto vocal no llega a estrecharse hasta
el punto en que se bloquea la corriente de aire; en las oclusivas, el flujo de aire a través de la boca está
efectivamente bloqueado. [Nuestra traducción]
83
continuants and affricates. Plosives and sonorants are nonstrident. (Chomsky y Halle, 1968,
p. 329)31
El rasgo [± lateral]. Los sonidos laterales se articulan con el desplazamiento del flujo de aire
egresando por uno o por los dos lados de la región mediosagital de la cavidad oral. En el
paradigma SPE el rasgo configuraba estrictamente a sonidos coronales. Sin embargo, es
posible que los sonidos laterales se articulen con el cuerpo de la lengua: «Lateral sounds are
produced by lowering the mid section of the tongue at both sides or at only one side, thereby
allowing the air to flow out of the mouth in the vicinity of the molar teeth; in nonlateral
sounds no such side passage is open» (Chomsky y Halle, 1968, p. 317). Casos de sonidos
laterales articulados con el cuerpo de la lengua se evidencian en lenguas como el quechua o
el aimara, en las cuales existe el sonido lateral palatal /ʎ/.
a) Rasgos de punto
Los rasgos de punto se definen como los movimientos articulatorios posibles de ejecutarse
en la zona oral. Este nudo de dominio reemplaza a las diferentes zonas de articulación de la
fonética tradicional, tales como bilabial, labiodental, velar, uvular, etc. Los rasgos de punto,
a su vez, se ramifican de tres dominios diferentes, razón por la cual se desarrollarán de
acuerdo con los articuladores activos del modelo RAT: labios, pala de la lengua y cuerpo.
31
Los sonidos estridentes se caracterizan acústicamente por presentar un mayor ruido a diferencia de sus
contrapartes no estridentes. Cuando el flujo de aire se desplaza sobre una superficie, se genera una cierta
cantidad de turbulencia dependiendo de la naturaleza de la superficie, la fuerza de la corriente y el ángulo
de incidencia. Una superficie más rugosa, una mayor velocidad del flujo de aire, y un ángulo de incidencia
más cercano a los noventa grados contribuirán a una mayor estridencia. La estridencia es un rasgo
restringido a consonantes obstruyentes continuas y africadas. Las oclusivas y las sonantes son no estridentes.
[Nuestra traducción]
84
32
Los sonidos redondeados son producidos con un estrechamiento del orificio labial; los sonidos no
redondeados, en cambio, se articulan sin el estrechamiento señalado. [Nuestra traducción]
33
Los sonidos anteriores son producidos con una obstrucción que se localiza en la parte frontal de la región
palatoalveolar de la boca. Los sonidos no anteriores son producidos sin la obstrucción indicada. [Nuestra
traducción]
85
asignación de este rasgo a sonidos coronales. Este rasgo, en rigor, caracteriza a los sonidos
cuya articulación genera una constricción de longitud considerable con la pala de la lengua.
Así, mientras que los sonidos interdentales, alveolares y retroflejos del tipo /θ, z, ʂ/
respectivamente son [– distribuido], los posalveolares y dentales, tales como /ʃ, ʒ, t̪ , d̪/, son
[+ distribuido]:
Distributed sounds are produced with a constriction that extends for a considerable distance
along the direction of the air flow; nondistributed sounds are produced with a constriction that
extends only for a short distance in this direction. The distinction that we are trying to capture
here has by no means gone unrecognized in the past. Phonetics books traditionally distinguish
apical from laminal and retroflex from nonretroflex consonants. (Chomsky y Halle, 1968, p.
312)34
HIGH-NONHIGH. High sounds are produced by raising the body of the tongue above the
level that it occupies in the neutral position; nonhigh sounds are produced without such a
raising of the tongue body.
34
Los sonidos distribuidos son producidos con una constricción que se extiende por una distancia considerable
a lo largo de la dirección en la cual se desplaza la corriente de aire; los sonidos no distribuidos son
producidos con una constricción que se extiende solo por una distancia corta en esa dirección. La distinción
que intentamos definir aquí no ha sido soslayada en el pasado. Tradicionalmente, los libros de fonética
distinguen consonantes apicales de laminales y consonantes retroflejas de no retroflejas. [La traducción es
nuestra]
86
LOW-NONLOW. Low sounds are produced by lowering the body of the tongue below the
level that it occupies in the neutral position; nonlow sounds are produced without such a
lowering of the body of the tongue.
BACK-NONBACK. Back sounds are produced by retracting the body of the tongue from the
neutral position; nonback sounds are produced without such a retraction from the neutral
position. (Chomsky y Halle, 1968, pp. 304-305)35
De acuerdo con las definiciones de la cita anterior, las consonantes palatales y velares
del tipo /c, ɟ, k, ɡ/ son [+ alto], mientras que las consonantes uvulares, sean oclusivas o
fricativas, como /q, ɢ, χ, ʁ/ respectivamente, son [– alto]. En el caso de las vocales, las vocales
altas del tipo /i, ɨ, u/ son [+ alto], mientras que los sonidos vocálicos medios como /e, ɘ, o/ y
las vocales bajas como /æ, a, ɑ/ son [– alto]. Por otro lado, las consonantes velares y uvulares
son [+ posterior], mientras que los sonidos palatales son [– posterior]. Ahora bien, en lo que
concierne a las vocales, las que se posicionan en la zona anterior para la tradición fonética, a
saber, los sonidos /i, e, ɛ, ɪ/, entre otros, son [– posterior], mientras que las vocales centrales
/ɨ, ɜ, ɐ/ y las vocales posteriores /ʊ, ɔ, ɒ/ son [+ posterior]. Finalmente, los sonidos vocálicos
del tipo /a, ɶ, ɑ, ɒ/ son [+ bajo], mientras que las vocales medias /e, ɛ, ə, ɤ, ʌ/ y las altas /i,
y, ʏ, ʉ, ʊ/ son [– bajo].
Los rasgos definidos hasta el momento se corresponden con articulaciones en la
cavidad oral. En los párrafos siguientes, se desarrollarán los rasgos terminales vinculados
con articulaciones en otras zonas, las cuales se ramifican desde el nudo radical, en el caso del
paladar blando como articulador activo; y del nudo gutural, en el caso de los articuladores
radical y laringal.
35
ALTO-NO ALTO. Los sonidos altos son producidos elevando el cuerpo de la lengua por encima del nivel
que esta ocupa en la posición neutral; los sonidos no altos se articulan sin la elevación del cuerpo de la
lengua señalada.
BAJO-NO BAJO. Los sonidos bajos se producen con un descenso del cuerpo de la lengua por debajo del
nivel que esta ocupa en la posición neutral; los sonidos no bajos se articulan sin el descenso del cuerpo de
la lengua señalado.
POSTERIOR-NO POSTERIOR. Los sonidos posteriores se producen con un retraimiento del cuerpo de la
lengua respecto de la posición neutral; los sonidos no posteriores son articulados sin el retraimiento señalado
respecto de la posición neutral. [Nuestra traducción]
87
36
«El rasgo articulador ejecutado por el paladar blando, cuya correspondencia es equivalente con [labial] y los
labios, [dorsal] y el cuerpo de la lengua y así sucesivamente». [Nuestra traducción]
37
«[…] se producen con un descenso del velo del paladar que permite que el aire escape a través de la nariz;
los sonidos no nasales se producen con el velo levantado de tal forma que el aire pulmonar egresivo solo
puede escapar a través de la boca». [Nuestra traducción]
88
(8)
En lo que concierne al rasgo [RLR], este es pertinente para sonidos articulados con la
raíz de la lengua replegándose hacia la zona faríngea, es decir, retrayéndose de tal forma que
el espacio faríngeo se reduce. Así, las consonantes faringales /ʕ, ħ/ son [+RLR] (Halle, 2002,
p. 215)38. Respecto del rasgo no binario [radical] este constituye una propiedad básica en
aquellos sonidos cuyo articulador principal es la raíz de la lengua (Howe, 2003, p. 66). En
tal sentido, los sonidos faringales presentarían en la descripción jerárquica el rasgo terminal
no binario [radical], mientras que sonidos faringalizados del tipo /p͡t ˤ/ presentaría solo el
nodo raíz de la lengua y el rasgo terminal [+RLR], puesto que los articuladores principales
de la consonante coarticulada son orales y se vinculan con los articuladores activos LABIOS
y PALA DE LA LENGUA, de los cuales se desprenderían los rasgos terminales no binarios
[labial] y [coronal] respectivamente.
38
El artículo de Morris Halle «Feature Geometry and Feature Spreading» (1995), aparecido en Linguistic
Inquiry, es presentado en una recopilación de trabajos de Morris Halle del año 2002. En el referido trabajo
de Morris Halle, este considera a los sonidos uvulares como [+RLR] y a los glotales como [– RLR].
90
En la figura 36 los rasgos pertinentes del sonido oclusivo se vinculan con el nudo de
punto, pues este sonido se articula principalmente en la cavidad oral mediante el cuerpo de
la lengua. Este articulador se desplaza hacia la zona posterior de la cavidad en cuestión debido
al rasgo-articulador [dorsal], el cual activa el gesto. En el caso de los rasgos independientes
del articulador, el sonido oclusivo impide la salida del aire, razón por la cual es [– continuo].
Finalmente, en lo que concierne a la faringe como articulador activo, el sonido descrito está
vinculado con el rasgo [+ cv tensas], propio de sonidos sordos. El articulador principal de
estos sonidos puede variar. Tal es el caso del sonido fricativo posalveolar planteado en la
figura siguiente.
consonantes nasales presentan como articulador activo el paladar blando activado por [rinal];
sin embargo, un sonido vocálico nasalizado como /ã/, solo presentaría el rasgo [+ nasal] pero
no la articulación primaria definida mediante [rinal]. En la figura siguiente, se plantea el caso
de un sonido consonántico nasal articulado con los labios. En este, además de detectar una
articulación principal de carácter oral, existe otra con el mismo estatus definida por el paladar
blando.
En la figura 39, la articulación principal del sonido fricativo se representa con el rasgo
terminal no binario [dorsal] que se ejecuta con un movimiento del cuerpo de la lengua. En
cuanto al estrechamiento de los labios, característico en sonidos labializados, este se
representa mediante el rasgo binario [+ redondeado]; sin embargo, es menester indicar que,
en este caso, no se ramifica el rasgo no binario [labial], pues la articulación principal, como
ya se indicó, es dorsal.
descripción fonológica que se detallará en el análisis del proceso de asimilación que ocurre
en el shipibo.
Figura 42. Dos versiones de la operación autosegmental de extensión de rasgos en el modelo RAT
valores de rasgos; por otro lado, si la vocal del tema nominal es [– posterior], la vocal-sufijo
extendería el mismo valor para el rasgo en cuestión. El único rasgo invariable e impredecible
es el rasgo [+ alto], el cual permanece sin reajustes incluso en contextos en los cuales la vocal
del tema nominal es [+ bajo], como en el caso de la vocal /a/. Para ejemplificar gráficamente
las operaciones desarrolladas, presentaremos los datos de los autores señalados.
(9)
media, ambas no redondeadas, la representación superficial del sufijo es [i]. Tal es el caso,
entre otras, de las tres primeras entradas. En estas, el sufijo se manifiesta siempre como una
vocal anterior, aun cuando la vocal condicionante es media. Lo anterior supone que el rasgo
no predecible es [+ alto] y, por consiguiente, este forma parte de la información que debe
considerarse en la representación subyacente. Por otro lado, si la vocal es redondeada, tal es
el caso de temas nominales que presentan la vocal anterior alta redondeada /y/ (que aparece
en la fuente bibliográfica con el símbolo /ü/), o la vocal anterior media redondeada /o/,
además de su contraparte alta /u/, el sufijo se manifiesta como una vocal redondeada y alta,
ya sea esta la vocal /y/ o /u/. Nuevamente, el rasgo [+ alto] es no predecible, razón por la
cual, las operaciones autosegmentales tendrían que ser selectivas de los rasgos dorsales. La
precisión anterior es atingente con la consideración de que, según el modelo RAT, las
especificaciones en la representación subyacente deben ser específicas y completas de
acuerdo con el cambio y el condicionamiento que lo genera. En rigor, los rasgos presentes en
el primer nivel representacional es el rasgo [+ alto], pues el producto final en la forma sufijal
es una vocal alta independientemente de si el sonido es [– alto] tal y como se precisó arriba.
Por consiguiente, la operación de asociación de rasgos terminales es específica y debe ocurrir
en un determinado nivel de la jerarquía. A saber, la extensión de rasgos únicamente se debería
ejecutar respecto de los rasgos terminales [+posterior] y [– bajo]. A manera de ilustración, se
planteará la operación de extensión de rasgos en el modelo RAT.
99
Figura 43. Regla de asimilación vocálica en turco (con vocal anterior media)
145), citado por Howe (2003, p. 158), lengua en la que una consonante oclusiva coronal
deviene en dorsal, condicionada por una nasal velar.
(10)
Este caso inusual de asimilación regresiva consiste en que la consonante oclusiva del
sufijo derivativo (cuya representación subyacente es /t/), al entrar en contacto con el sonido
dorsal de la raíz, a saber, el sonido nasal velar /ŋ/ condiciona la modificación de las
especificaciones coronales, las cuales devienen en la ganancia de los rasgos [+alto] y
[+posterior]. En otras palabras, la consonante oclusiva alveolar del sufijo pierde sus
constituyentes relativos a la pala de la lengua para extender los rasgos de cuerpo de la lengua,
propios de la consonante nasal velar. Para efectos de la representación autosegmental del
proceso fonológico es menester indicar la pérdida de las especificaciones [+ anterior], [–
distribuido], [coronal], además de definir las líneas de extensión con las que se vinculan los
rasgos terminales relativos al cuerpo de la lengua, esto es, [alto], [bajo], [posterior] y [dorsal],
tal y como se muestra en la figura 44.
101
3.3. CONCLUSIÓN
En este capítulo, en resumen, se han presentado las asunciones medulares de la fonología
generativa. Esta tradición teórica se inicia con la fonología lineal SPE, para la cual el aparato
articulatorio humano está comandado por propiedades denominadas rasgos, los cuales
activan los movimientos articulatorios. Los rasgos son los constituyentes últimos de las
representaciones mentales, y son pasibles de modificación. El marco teórico clásico, sin
embargo, carece de herramientas formales para definir la estructura interna de las
representaciones, razón por la cual aparece una respuesta razonable; a saber, la consideración
de que los rasgos se organizan jerárquicamente. Sin embargo, a pesar de que los modelos
geométricos superan las debilidades de la fonología lineal, evidencian debilidades puntuales
en lo concerniente a la configuración autosegmental de ciertos sonidos, fundamentales para
los objetivos que persigue la presente tesis. Por tal razón, nos permitimos confrontar tres
propuestas: el modelo de Sagey (1986), el modelo basado en la constricción de Clements y
Hume (1996) y el modelo revisado del articulador de Halle, Vaux y Wolfe (2000). Los tres
modelos geométricos se configuran de diferente manera, aunque en lo sustancial mantienen
la naturaleza de la propuesta autosegmental; a saber, que los rasgos se estructuran en nudos
que constituyen niveles, de manera que se predice la caracterización de sonidos de acuerdo
con rasgos específicos relacionados con la articulación principal del sonido. De esta manera,
un sonido dorsal como /k/ solo se describe con los rasgos relativos a este articulador: [alto],
[bajo] y [posterior]. Lo mismo es pertinente para los sonidos coronales, labiales, etc. Los dos
modelos de geometría de rasgos desarrollados se presentan, de acuerdo con la forma en que
se asumen los nudos o niveles, a continuación (Morén, 2003, p. 208).
103
a consonantes con segunda articulación, aunque el análisis podría derivarse a cualquier otra
lengua particular.
El recuento de las diferentes propuestas teóricas posibilita que el análisis sea
contrastable con la evidencia empírica que, en el caso de nuestro estudio, ha sido obtenida
mediante grabaciones a hablantes de la lengua shipiba, así como de filmaciones de la
articulación labial. Por tal razón, en la segunda parte de nuestro trabajo investigativo, se
realizará el análisis de los datos obtenidos, mediante la observación y la medición de datos,
acústica y articulatoriamente, y, adicionalmente se esgrimirán las conjeturas a nivel
fonológico mediante la geometría de rasgos RAT, la cual se corresponde con la fonología
generativa no lineal.
106
CAPÍTULO IV
ANÁLISIS ACÚSTICO Y ARTICULATORIO DE CONSONANTES
CON SEGUNDA ARTICULACIÓN EN SHIPIBO
4.1. INTRODUCCIÓN
En este capítulo se aplicarán las herramientas de análisis de los datos obtenidos en shipibo.
Para el desarrollo progresivo de esta sección, la hemos dividido en dos subcapítulos. El
primero de ellos (§ 4.2) será menester para evaluar el comportamiento acústico de la vocal
que condiciona el fenómeno fonológico de velarización en casos en los que este sonido se
contextualiza después de sonidos bilabiales. De esta forma, se presentarán espectrogramas
para determinar si existe un patrón definido de descenso formántico o, en su defecto, si se
detecta algún correlato acústico específico del proceso. Lo anterior implica, en primer lugar,
que nuestra propuesta difiere de los planteamientos presentados en los antecedes (§ 2), ya
que se asume que el producto del proceso es una consonante compleja con segunda
articulación (y no dos sonidos); además, se considera que el sonido es velarizado (no
labializado). En lo que concierne a la segunda parte de esta sección (§ 4.3), se presentará el
análisis directo de los movimientos labiales, realizado a partir del conjunto de las filmaciones
obtenidas en videograbadora. Esta sección es fundamental, pues es una herramienta de
análisis que en el estudio articulatorio de sonidos no se ha usado en las diversas descripciones
fonológicas en la UNMSM, razón por la cual la consideramos un aporte y permitirá contrastar
la evidencia acústica a fin de darle mayor consistencia a la descripción fonológica
propiamente. A continuación, iniciaremos el análisis de los sonidos velarizados en shipibo
basados en evidencia acústica y, posteriormente, se presentarán en detalle los fotogramas
107
Figura 45. Espectrograma de sonido oclusivo bilabial sordo labializado (Elías Ulloa 2011, p. 78)
Figura 46. Espectrogramas de los sonidos bilabiales presentados por Elías Ulloa (2011, p.
79)
39
La disposición de los planos anatómicos que asumimos es la planteada por Gick, Wilson y Derrick (2013, p.
8).
110
Dado que los sonidos involucrados son sonidos bilabiales: ¿acaso un correlato acústico de
los segmentos bilabiales no consiste en el descenso de F2? Resulta ambiguo interpretar el
descenso de F2 como parámetro determinante de labialización, toda vez que el propio autor,
asegura que el segundo formante, a diferencia del oclusivo alveolar, «[…] también baja en la
oclusiva bilabial pero la caída es mucho más notable» (Elías Ulloa, 2011, p. 72). Ocurre lo
mismo en el caso de la consonante nasal bilabial, puesto que el autor afirma que «El F2 de
las vocales presenta un descenso claro cuando éstas están adyacentes a la nasal bilabial [m].
Esto se nota particularmente cuando [m] está adyacente a las vocales [i], [ɨ] y [a]» (Elías
Ulloa, 2011, p. 140).
En el caso que nos ocupa, en efecto, hemos detectado un comportamiento acústico de
mayor heterogeneidad; es decir, los datos no solo se circunscriben a la detección de un
descenso de F2. Este incluso en muchos casos no suele ser tan acusado como en los
espectrogramas que la minuciosa descripción de Elías Ulloa presenta. Para efectos de la
explicación, pasaremos a detallar parte de la muestra analizada. Estableceremos una
descripción consistente con cada uno de los casos y se reflexionará acerca de qué posibles
conclusiones se podrían derivar de estos datos. Es necesario determinar si los correlatos
acústicos40 son específicos con el fenómeno de velarización propuesto en la presente tesis.
¿Será posible establecer patrones acústicos regulares de los sonidos labiales velarizados
detectados en shipibo? Si esto es posible, ¿cuáles son esos patrones y de qué manera se
vinculan con el fenómeno en rigor?
Para efectuar la descripción acústica del fenómeno de velarización, se analizará cada
uno de los sonidos bilabiales de la muestra, tanto en sílaba acentuada como en sílaba no
acentuada. De esta manera, en primer lugar, se presentará un segmento oclusivo bilabial
sordo velarizado en sílaba no acentuada [pˠɨ], en la palabra peshka ‘caparazón’ en shipibo.
40
Es importante considerar, para efectos de la potencial correlación con el redondeamiento labial en shipibo,
la descripción acústica de Gunnar Fant (2004), quien indica que, en lo concerniente a los labios
sobresalientes (protruded lips) o los labios ligeramente cerrados los tres primeros formantes se muestran
bajos a diferencia de lo que ocurre con estos mismos formantes cuando el orificio labial es más grande. De
esta forma, «[…] Un cierre de labio progresivo solo causa la disminución de F1, F2 y F3, pero con cantidades
variables dependiendo de la posición particular de la lengua. El efecto en F3 es pronunciado en el caso de
los movimientos prepalatales de la lengua» (Fant, 2004, p. 157 [Nuestra traducción]).
111
F3 3209 Hz
F3 3110 Hz
F2 1858 Hz
F2 1430 Hz
Hz
Figura 47. Espectrograma de la consonante oclusiva bilabial sorda velarizada [pˠ] en sílaba no
acentuada
F3 2946 Hz F3 2946 Hz
F2 2418 Hz
F2 1034 Hz
Figura 48. Espectrograma del sonido oclusivo bilabial sordo velarizado [pˠ] en sílaba acentuada
F3 3275 Hz
F2 1627 Hz
Figura 49. Espectrograma de la consonante nasal bilabial velarizada [mˠ] en sílaba no acentuada
F3 3242 Hz
F2 1660 Hz
Figura 50. Espectrograma de la consonante nasal bilabial velarizada [ˈmˠ] en sílaba acentuada
F2 3143 Hz F2 3275 Hz
F2 1858 Hz
F2 1001 Hz
Figura 51. Espectrograma de la consonante obstruyente bilabial sonora velarizada [bˠ] en sílaba no
acentuada
de la palabra rabé ‘dos’ (la primera sílaba de la palabra y la segunda sílaba del ítem léxico
respectivamente).
1641 Hz
F2 1660 Hz
Figura 52. Espectrograma de la consonante obstruyente bilabial sonora [bˠ] en sílaba acentuada (a
inicio de palabra y a final de palabra respectivamente)
en cuestión. Por tal razón, en el siguiente subcapítulo (§ 4.3) presentaremos datos de carácter
visual sobre los movimientos labiales con segunda articulación en shipibo.
Figura 54. Articulación labiodental [v] en hablante masculino y hablante femenino presentados por
Sadowsky (2009)
Because the lips and face are externally visible, they are relatively easy to measure compared
to other parts of the vocal tract. Methods for measuring the lips and face fall into two broad
categories: video imaging and point tracking. First, we’ll talk briefly about video imaging
techniques, then we’ll cover two methods for optical point tracking (tracking points attached
to the outside of the body), and finally we’ll discuss two point-tracking methods that can be
used both outside and inside the body. (Gick, Wilson y Derrick, 2013, p. 198)41
Figura 55. Constricciones labiales en vocales presentadas por Gick, Wilson y Derrick (2013)
41
Debido a que los labios y la cara son visibles externamente, la medición de estos es relativamente fácil en
comparación con otras partes del tracto vocal. Los métodos para medir los labios y la cara se dividen en dos
grandes categorías: imágenes de video y seguimiento de puntos. Primero, se abordarán brevemente las
técnicas de imágenes de video, luego dos métodos para el seguimiento del punto óptico (puntos de
seguimiento adjuntos al exterior del cuerpo) y, finalmente, discutiremos dos métodos de seguimiento de
puntos que pueden usarse tanto fuera como dentro del cuerpo. [Nuestra traducción]
121
condicionamiento es una vocal que presenta los labios retraídos como /ɨ/), presentará el
aspecto de labios extendidos (spread) como en la primera imagen de la figura; y, si más bién
se trata de segmentos labializados, cuando menos esperamos detectar movimientos labiales
redondeados (rounded) o altamente redondeados (highly rounded) como en las dos últimas
figuras. Respecto de las articulaciones de carácter labial, también es posible usar la técnica
de filmación para documentar movimientos labiales en sonidos consonánticos o
aproximantes (Gick, Wilson y Derrick, 2013, p. 196).
Figura 56. Constricciones labiales en consonantes y aproximante labiovelar presentadas por Gick,
Wilson y Derrick (2013)
tanto velares como uvulares, con segunda articulación labial; por ejemplo, [kʷesa]
‘salpicando’, [gʷesu] ‘cerdo’, [xʷasa] ‘un baile’, [kʷˀesa] ‘ligero’, [qʷesa] ‘cáscara’, [ɢʷalas]
‘lagarto’, [χʷatˀa] ‘gorrión’, [qʷˀ'asa] ‘llorando’. De igual forma, la lengua arrernte presenta
sonidos labializados, aunque con un mayor espectro de articulaciones primarias, ya que es
posible detectar sonidos labiales y coronales labializados (Ladefoged y Maddieson, 1996, p.
357).
CORONALES
LABIALES DORSALES
DENTALES APICOALVEOLARES
del dorso hacia el velo del paladar. Ahora bien, es posible que los sonidos labializados sean
producto de un proceso fonológico, con lo cual el redondeamiento labial es predecible. A
continuación, daremos cuenta de algunas fuentes en las que se define esta segunda
articulación.
The addition of a lip rounding gesture is referred to as labialization. It may occur even when
the primary articulation is made at the lips. In the great majority of cases where lip rounding
is employed as a secondary articulation, there is also an accompanying raising of the back of
the tongue, i.e. a velarization gesture. This is parallel to, and functionally related to, the
familiar prevalence of lip rounding paired with backness in vowels […]. (Ladefoged y
Maddieson, 1996, p. 356)42
42
La adición de un gesto de redondeamiento de labios se denomina labialización. Ocurre incluso cuando la
articulación primaria se produce con los labios. En la mayoría de casos en los cuales se produce el
redondeamiento como articulación secundaria, se evidencia también un aumento simultáneo de la parte
posterior de la lengua; es decir, un gesto de velarización. Este es paralelo a, y funcionalmente relacionado
con, la predominancia común del redondeamiento labial vinculado con la posterioridad vocálica. [Nuestra
traducción]
43
[…] es siempre determinable a partir de otras propiedades En las vocales y aproximantes, se correlaciona
con el máximo grado de constricción en la cavidad oral. Las aproximantes y las vocales altas evidencian un
mayor redondeamiento, mientras que, en las vocales bajas, es menor. [Nuestra traducción]
124
between velarized and non-velarized s in Arabic (transcribed [ᵴ] and [s] respectively).
(Crystal, 2008, p. 509)44
Se trata de una articulación secundaria que, además, puede ser claramente descrita
como efecto de una vocal condicionante con propiedades específicas ([+ alto] y [+
posterior]), lo cual supone que a una articulación consonántica principal se superpone otra
de carácter vocálico del tipo [ɨ] (Chomsky, 1968, pp. 305-306). Los efectos de la vocal en
segmentos consonánticos involucran un reajuste del cuerpo de la lengua en el tracto vocal, lo
cual implica que el movimiento dorsal se superponga a la articulación básica (Clark, 1990,
p.101). Respecto de los sonidos potenciales que podrían adquirir la segunda articulación
dorsal, es posible la ocurrencia de sonidos coronales velarizados [lˠ] en inglés (Ladefoged y
Ferrari, 2012, p. 181); aunque también es posible que ciertas lenguas como el kom, hablada
en Camerún, presenten sonidos labiales [pˠ] junto con coronales [dˠ] (Ladefoged, 1964, p. 31
[citado por Chomsky y Halle, 1968, p. 309]): «[…] has the velarized forms bɣ, dɣ which are
clearly sequences from the auditory point of view; but equally the articulatory gestures
overlap, in that the velar stricture is formed during the stop closure. In this language there are
strong grounds for saying that this is a kind of additive component or secondary articulation
[…]»45. Eso quiere decir que el registro de sonidos velarizados, en cuanto al articulador
activo que sostiene el gesto primario, es también heterogéneo. Es menester precisar, sin
embargo, que mientras el inglés circunscribe la ocurrencia de la segunda articulación a los
sonidos coronales, y la lengua kom alterna la ocurrencia entre sonidos labiales y coronales,
el shipibo exclusivamente escoge los sonidos bilabiales como candidatos a desarrollar una
44
Velarización es un término general referido a cualquier articulación secundaria que involucra un movimiento
de la parte posterior de la lengua hacia el velo del paladar. En un sonido velarizado, por supuesto, su
articulación primaria está en otro lugar de la boca, por ejemplo, un sonido como [z], normalmente producido
en posición alveolar, se dice que está velarizado si durante su articulación la parte posterior de la lengua se
eleva hacia el paladar blando; esto le daría al sonido una resonancia posterior (u ‘oscura’) distintiva. El
término se aplica usualmente a consonantes que no son velares; aunque también puede usarse para referirse
a vocales, pero tales variaciones en la articulación de la vocal son usualmente descritas con términos
diferentes (‘centralizado’, ‘retraído’, etc.). La velarización puede ser una propiedad esencial de la identidad
de un sonido, como en la distinción entre la s velarizada y no velarizada en árabe (transcrita [ᵴ] y [s]
respectivamente). [Nuestra traducción]
45
[…] evidencian formas velarizadas bˠ, dˠ que desde el punto de vista auditivo son claramente secuencias,
pero los gestos articulatorios se superponen, durante el cierre oclusivo es en que se forma la constricción
velar. Existen buenas razones para señalar que, en esta lengua, se trata de un tipo de componente adicional
o articulación secundaria. [Nuestra traducción]
126
segunda articulación velar, predecible a partir de la vocal [ɨ]. Este aspecto será abordado en
el análisis fonológico.
La muestra que presentaremos en el análisis consiste en fotogramas obtenidos durante
la fase de cierre máximo en los sonidos bilabiales. Este análisis de cierre máximo lo hemos
registrado tanto mediante una grabación frontal de los hablantes de shipibo como de la
grabación del perfil a través de la técnica del espejo. Ambas grabaciones fueron realizadas
de manera simultánea, a fin de obtener evidencia en dos ángulos de la misma emisión. Pero
antes de empezar con la evaluación de los datos, precisaremos que es necesario para
complementar el análisis acústico, la constatación de que, en efecto, el redondeamiento existe
en shipibo cuando se articulan sonidos con segunda articulación. Lo anterior es fundamental
pues, en lo concerniente a la determinación precisa de algunas articulaciones, el Praat
presenta sus limitaciones46, y, en cierta medida, al no detectar un correlato acústico en los
audios obtenidos, requerimos de la evidencia empírica audiovisual. De esta forma, las
herramientas de análisis se pueden complementar a fin de que las conjeturas sobre un
determinado fenómeno, en este caso el proceso fonológico de velarización, adquieran mayor
grado de consistencia.
Una de las debilidades de la propuesta de Elías Ulloa (2011) consiste en la
determinación de la labialización basada exclusivamente en evidencia acústica, ya que, como
se discutió en el capítulo anterior, resulta insuficiente validar tal propuesta a partir del
descenso de F2 como único correlato del fenómeno en cuestión. Dado que el autor recurre a
la propuesta de Jakobson, Fant y Halle (1963), es menester considerar también lo que los
autores plantean en términos articulatorios acerca de la producción de los sonidos vinculados,
pues, como estos indican «Flattening is chiefly generated by a reduction of the lip orifice
(rounding) with a concomitant increase in the length of the lip constriction. Hence the
opposition flat vs. plain has been genetically termed "orifice variation", and the opposition
46
Alejandro Correa Duarte, fonetista y fonólogo del Instituto Caro y Cuervo, en conversación personal, nos
reveló que «La información acústica tiene límites, eso quiere decir que no siempre encontramos una relación
uno a uno entre parámetros acústicos y sus correlatos articulatorios y/o perceptivos. La acústica es
particularmente mala para inferir detalles articulatorios y naturalmente no siempre escuchamos lo que
producimos. Mi consejo es tomar datos acústicos y complementarlos con otra técnica como
la palatografía estática. Se supone que el centro de gravedad decrece en el orden coronal > dorsal >labial,
pero se debe demostrar que esta caracterización articulatoria es correcta y luego sí se puede buscar una
relación entre el espectro y el punto de articulación».
127
grave vs. acute "cavity variation"» (Jakobson, Fant y Halle, 1963, p. 31)47. En otros términos,
la perturbación del conjunto de formantes como correlato acústico del redondeamiento debe
corresponderse con el gesto articulatorio en concreto, de manera que no basta solo con la
observación de F2, sobre todo si lo sonidos involucrados son bilabiales, pues una de las
características de la articulación bilabial es justamente un descenso notorio de F2 de la vocal
concomitante, lo cual hace posible establecer una contraposición entre estos y los sonidos
coronales, que generan un descenso no tan acusado, además de los sonidos dorsales, que más
bien evidencian un levantamiento de F2 y una disminución de F3 (Stevens, 1999). Visto de
esa forma, es necesario entonces advertir el redondeamiento de forma directa en los hablantes
para definir correspondencias más certeras: tal fue nuestra labor. La visualización de las
filmaciones deja evidencia contundente al respecto: no existe redondeamiento, de manera
que sostenemos y nos permitimos conjeturar plausiblemente que el proceso que ocurre en
shipibo es el de velarización, y no el de labialización. En cuanto a las consideraciones
respecto de la determinación del redondeamiento, asumimos, además de la muestra de
Ladefoged para la lengua isoko, los tres gestos básicos de los labios, detectables en vocales:
a) extendido, b) neutral y c) redondeado (Clark, 1994, p. 66), los cuales se vinculan
directamente con el trabajo de Gick, Wilson y Derrick (2013). La documentación de distintos
gestos articulatorios labiales ha servido como base consistente en la evaluación de los datos
obtenidos para la lengua shipiba, aunque no solo se evaluaron los movimientos frontales del
cierre labial máximo de sonidos bilabiales, sino de la fase de apertura en la que es posible
definir el grado de constricción del gesto labial en concreto. Esto es, se precisó la detección
de movimientos de carácter labial en distintos momentos de la articulación de los sonidos
velarizados en shipibo. La extensión de labios es constatable en vocales como [i], por
ejemplo, y, en los datos obtenidos, es el gesto típico de la vocal central alta no redondeada
del shipibo [ɨ]; en cuanto a la posición neutral de los labios, esta es evidente en sonidos como
la vocal [ə] o vocales bajas no redondeadas. Finalmente, el redondeamiento labial es natural
en vocales redondeadas como [ʊ, ø, ɔ]. En la figura 51, se presentan las constricciones
labiales propias de los sonidos vocálicos (Clark, 1994, p. 66).
47
El aplanamiento se genera principalmente por una reducción del orificio labial (redondeamiento) con un
incremento concomitante de la longitud de la constricción labial. De ahí que la oposición aplanado vs.
normal ha sido genéticamente [articulatoriamente] denominada como “variación del orificio”, mientras que
la oposición grave vs. agudo, se ha denominado “variación de la cavidad”. [Nuestra traducción]
128
En los fotogramas que presentaremos en este subcapítulo, los sonidos con segunda
articulación presentan un cierre labial con retracción y no con redondeamiento. La razón por
la cual los hablantes de shipibo carecen de redondeamiento durante la ocurrencia del proceso
de velarización es la vocal [ɨ] que condiciona el proceso. Esta vocal ha sido descrita como
«[…] apagada, casi como la eu francesa, pero con los labios retraídos» (Faust, 1973, p. 5 [el
resaltado es nuestro]). Loriot James et al. (1993, p. 18) recogen exactamente la misma
definición del sonido vocálico, el cual, en rigor, presenta retraimiento labial. Esa es la razón
por la que sostuvimos en su momento que «La segunda articulación de las consonantes
bilabiales /p/, /b/, /m/ a nivel superficial o fonético es producto de un proceso fonológico de
velarización condicionado por la vocal central alta no redondeada /ɨ/» (Rocha Martínez,
2009, pp. 99-100). Una primera evaluación de los sonidos bilabiales velarizados arroja cierres
máximos producto de la articulación bilabial acompañados de labios retraídos por efectos de
la vocal central o de estrechamiento de labios sin que este se aproxime a los sonidos con
redondeamiento.
129
Figura 58. Fotogramas de la sílaba [mˠɨ] (fase de cierre máximo y apertura) en la palabra metoti
(hablante hombre)
En la figura 58, es evidente el cierre bilabial, similar al del sonido nasal [m] y el
posterior retraimiento de labios. Este último gesto ocurre cuando la transición de la
consonante a la vocal ha ocurrido. Un aspecto relevante de este dato es que la sílaba posterior
a la emisión de la vocal central alta [ɨ] presenta arranque coronal (la sílaba [tʊ]). La atención
a la sílaba posterior a la articulación del sonido con segunda articulación es importante,
puesto que, en aquellos datos en los que el sonido velarizado se articula antes de una sílaba
con arranque labial, el retraimiento es menos notorio. A pesar de carecer de un retraimiento
labial acusado en contextos en los que la sílaba siguiente a la articulación del sonido no es
coronal, los sonidos complejos están lejos de articularse de la misma forma que un sonido
con redondeamiento.
Ya que los sonidos velarizados en cuestión son tres (los sonidos obstruyentes
bilabiales pˠ, bˠ y mˠ), a continuación, se presenta evidencia visual de la articulación de los
dos primeros en los que se detalla la configuración de los labios cuando ocurre el proceso de
velarización.
131
Figura 59. Fotogramas de la sílaba [pˠɨ] (fase de cierre máximo y apertura) en la palabra pempén
(hablante hombre)
Figura 60. Fotogramas de la sílaba [bˠɨ] (fase de cierre máximo y apertura) en la palabra béro
(hablante mujer)
132
En las figuras 59 y 60, se presentan los sonidos en cuestión en la primera sílaba de las
palabras pempén ‘mariposa’ y béro ‘ojo’. En cada uno de estos se detecta en la articulación
de los sonidos complejos bilabiales de las sílabas [pˠɨ] y [mˠɨ] un cierre bilabial sin
redondeamiento al inicio, seguido de una apertura de labios. La separación se caracteriza por
el retraimiento mínimo, aunque en ambos casos no se constata el redondeamiento labial
característico de un sonido labializado. Ahora bien, el redondeamiento labial se presenta de
manera clara en la articulación de la vocal /ʊ/, en casos en los que el arranque del núcleo
vocálico redondeado es una consonante coronal. Así, se evidencia el cierre máximo a nivel
vocálico, acompañado de la extensión de los labios en palabras como s̈hobo ‘casa’, la cual
presenta el sonido coronal retroflejo [ʂ]. A continuación, presentaremos los fotogramas
obtenidos durante la articulación de la primera sílaba de la palabra en cuestión.
En las figuras 61, 62, 63, 64 y 65, la articulación de la vocal /ʊ/, en distintos grados,
se ejecuta con redondeamiento de los labios. Los fotogramas de perfil son relevadores en lo
que respecta al estiramiento hacia el plano anterior. En rigor, es esperable que los sonidos
complejos con articulación secundaria, de ser labializados, generen una constricción labial
similar a la de los sonidos en cuestión. Sin embargo, esto no ocurre en ninguno de los casos
documentados de sonidos complejos en shipibo.
La evidencia articulatoria en la palabra indicada permite constatar que existe en
shipibo la producción de sonidos con abocinamiento labial. No obstante, el grado de
constricción en sonidos bilabiales con segunda articulación no se corresponde con el
correlato acústico que plantea Elías Ulloa, razón por la cual debe reconsiderarse el sonido en
cuestión como velarizado y no como labializado. Los datos, en rigor, son concluyentes en
este sentido, pues se carece de evidencia de redondeamiento en toda la data.
Son dos los argumentos que hacen posible la impugnación de la ocurrencia de sonidos
bilabiales labializados en shipibo: el primero de ellos es de carácter acústico, puesto que el
descenso de F2 no puede ser concluyente para definir la ocurrencia de labialización, toda vez
que Jakobson, Fant y Halle plantean el descenso de un conjunto de formantes o de todos, no
de uno solo; por otro lado, el segundo argumento basado en evidencia articulatoria 48 es que
los videos arrojan de forma concluyente el retraimiento de los labios y no el redondeamiento
de estos, el cual es consistente con la caracterización articulatoria del rasgo de los autores
consignados, quienes acusan un aumento considerable de la longitud labial (el mismo que se
evidencia en los fotogramas de la articulación de [ʊ] extraídos de las grabaciones de perfil).
4.4. CONCLUSIÓN
Abordamos el estudio de los sonidos complejos con segunda articulación en shipibo mediante
un análisis acústico y articulatorio. Sostenemos que la evidencia acústica es heterogénea en
diversos aspectos. En primer lugar, la perturbación del segundo formante ocurre de forma
48
Heriberto Avelino, en conversación personal, nos sugiere, sin embargo, que un potencial apoyo a la hipótesis
de la labialización es que «[…] La transición del gesto labial hacia uno donde los labios son 'planos' induce
coarticulación. Obviamente, esta transición estaría ausente en consonantes coronales. Lo que parece
interesante es que en algunas lenguas este efecto se fonologiza». Es importante considerar estos aspectos en
investigaciones posteriores, a fin de determinar los distintos grados de constricción labial en lenguas
amazónicas, gatillados por la vocal central condicionante.
135
distinta en los sonidos bilabiales; a saber, no existe un patrón regular dado que el sonido
oclusivo presenta un descenso formántico acusado, mientras que en el sonido labial este es
mucho menos robusto y, en el caso del sonido obstruyente bilabial sonoro, este alterna entre
una depresión marcada (aunque menos notoria que la del oclusivo sordo) y el descenso en
los dos extremos del F2, formando una curva con un pico que asciende a los 1641 Hz. Los
correlatos acústicos, además, son distintos de acuerdo con la ocurrencia de los sonidos
complejos en sílaba acentuada o inacentuada. Por consiguiente, para determinar el
redondeamiento labial que supone el planteamiento de sonidos labializados, puesto que la
descripción acústica clásica de los sonidos redondeados presenta la perturbación de un
conjunto de formantes (no solo de uno) como correlato acústico, se requirió el uso de otras
técnicas de documentación de las constricciones labiales: la filmación. En tal sentido, la
obtención de datos acústicos no bastó para confirmar que un gesto como el estrechamiento
labial con prolongación de la longitud labial hacia el plano anterior (redondeamiento) se
presenta en los sonidos complejos del shipibo. De esta forma, a fin de determinar si realmente
los hablantes de shipibo articulan los sonidos complejos labializados o con redondeamiento
(o más bien carecen de este gesto articulatorio), se presentaron los fotogramas de los sonidos
bilabiales en cuestión y concluimos que los labios no se redondean. El retraimiento es natural
debido a las características articulatorias de la vocal condicionante del proceso fonológico en
cuestión, a saber, la vocal [ɨ]. En suma, es necesario que la documentación acústica, por lo
menos en lo concerniente a estos sonidos, se matice con evidencia articulatoria, pues muchas
veces los datos acústicos son sutiles y podrían generar un solapamiento de la naturaleza
articulatoria real de los sonidos documentados. Una vez establecidos los sonidos complejos
que ocurren en shipibo, a saber, segmentos consonánticos bilabiales velarizados, el paso
siguiente será formalizar el proceso fonológico que deriva sonidos bilabiales simples en
sonidos complejos mediante la teoría no lineal asumida en la presente tesis: el modelo
revisado del articulador o modelo RAT de Halle, Vaux y Wolfe. En primer lugar,
describiremos tantos las consonantes como las vocales del shipibo y posteriormente se
planteará la regla no lineal que subyace a la articulación de sonidos complejos en esta lengua.
136
CAPÍTULO V
ANÁLISIS FONOLÓGICO DE CONSONANTES CON SEGUNDA
ARTICULACIÓN EN SHIPIBO
5.1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo se procederá al análisis fonológico. Una vez efectuada la descripción acústica
y la constatación articulatoria del fenómeno de velarización en shipibo, es menester describir
fonológicamente los mecanismos que subyacen a la articulación concreta de sonidos con
segunda articulación en shipibo. De esta forma, se procederá con la descripción
autosegmental de los sonidos en shipibo y el planteamiento de la regla de velarización.
Ambas aristas de la descripción serán planteadas mediante el modelo revisado del articulador
o modelo RAT (§ 5.2). Posteriormente, se detallarán las razones que determinan la
selectividad del fenómeno de la velarización en shipibo (§ 5.3), puesto que son solamente los
sonidos bilabiales los que evidencian el cambio articulatorio descrito. Para efectos del caso,
discutiremos si la propuesta derivacional no lineal es atingente para responder los problemas
planteados; como consecuencia de esta discusión, se detallará el paradigma que nos
permitiría enfrentar estas preguntas y se plantearán algunas potenciales soluciones al
respecto.
Hemos realizado una pesquisa tanto acústica como articulatoria del fenómeno de
velarización en shipibo. De esta forma, hemos constatado mediante el análisis directo de los
labios, basado en fotogramas de los videos, que no existe redondeamiento de labios y que,
en consecuencia, no es posible sostener que exista labialización. Nuestra labor en los párrafos
siguiente consistirá en formalizar el proceso fonológico de velarización mediante el modelo
no lineal RAT, pues consideramos que esta geometría de rasgos presenta la jerarquía
apropiada para describir la segunda articulación dorsal de los sonidos labiales. Es decir, el
modelo escogido permite diferenciar la articulación principal de la articulación secundaria,
mediante un único esquema que permite incluir en el análisis tanto a vocales como a
consonantes.
Los sonidos labiales de la figura 70 presentan como rasgo terminal [labial], el cual
activa los labios, y, además, de este nudo de dominio se desprende [– redondeado], pues los
sonidos en cuestión carecen de estrechamiento labial acompañado de una extensión de
longitud de este estrechamiento, en los términos de Jakobson, Fant y Halle (1963, p. 31). No
obstante, los sonidos en cuestión, cuya representación subyacente evidencia especificaciones
labiales en cuanto al punto, extienden los rasgos dorsales de acuerdo con el sonido vocálico
que activa el proceso. Como vimos en la sección destinada al análisis articulatorio de los
sonidos bilabiales con segunda articulación (§ 4.3), estos carecen de abocinamiento labial,
de manera que la consideración del redondeamiento producto de un proceso de labialización
(Elías Ulloa, 2011, p. 268) no se sostiene. Lo anterior supone, en consecuencia, que el
proceso que deriva formas simples a formas complejas es el de velarización, la cual, en
shipibo, presenta la articulación primaria de tipo labial acompañada de un elevamiento del
dorso hacia la zona del paladar blando. Sin embargo, al ser esta una articulación secundaria
(a diferencia de los sonidos coarticulados, los cuales presentan dos articulaciones principales
simultáneas), la representación derivada debe configurarse de modo tal que se distinga la
naturaleza articulatoria de ambos movimientos: el movimiento principal o articulación
primaria y el movimiento derivado o articulación secundaria.
142
Figura 72. Diagramas autosegmentales de sonido velar /k/ y glotal /ʔ/ en shipibo
que la articulación secundaria, derivada de la regla fonológica, solo se representa con los
rasgos [+ alto] y [+ posterior]. Si los labios son el articulador primario, entonces la geometría
de rasgos predice que el sonido debe ramificar [labial]. Si el articulador primario es el cuerpo
de la lengua, entonces el rasgo terminal pertinente es [dorsal], y lo mismo se aplica para el
rasgo terminal [coronal]. No obstante, si los labios funcionan como articulador secundario,
solo se ramifica el rasgo terminal [± redondeado], mas no el rasgo [labial]. De igual forma,
si el cuerpo de la lengua funciona como articulador secundario (tal es el caso de los sonidos
velarizados), solo se ramifican los rasgos [± alto], [± bajo] y [± posterior], pero no [dorsal].
Así, la diferencia entre un sonido velarizado [pˠ] y uno coarticulado [k͡p] sería la siguiente:
Ambos esquemas, de acuerdo con la geometría de rasgos del modelo RAT, presentan
coincidencia en cuanto a los articuladores activos ramificados del dominio de punto; no
obstante, el sonido velarizado [pˠ], aun cuando presenta los rasgos [+ alto] y [+ posterior]
proyectados desde el nudo de cuerpo de la lengua, carece del rasgo [dorsal], pues estos rasgos
se corresponden con su articulación secundaria. Además, el nudo relativo a los labios
ramifica el rasgo no binario [labial], pues la articulación primaria es de tipo labial. La
contraparte coarticulada [k͡p] presenta los rasgos no binarios [labial] y [dorsal] pues ambas
articulaciones son consistentes y medulares en la producción; a saber, ninguna de las dos es
una articulación secundaria.
147
sonidos bilabiales los que evidencian un cambio. Los problemas que se intentarán resolver
en esta sección son los siguientes:
ii) ¿Qué causas subyacen a la selectividad del proceso asimilatorio que determina la
ocurrencia de consonantes con segunda articulación dorsal?
a) ¿La naturaleza labial de los sonidos modificados por el proceso se erige como la
más natural para que se active la regla de asimilación?
b) ¿En qué medida la naturaleza de las propiedades vocálicas y consonánticas del
proceso particular en shipibo permitirían establecer engarces plausibles entre los
sonidos de manera más amplia?
La teoría derivacional solo hace posible la formulación de una regla para describir los
mecanismos fonológicos implicados en la velarización. En tal sentido, se planteó que la
velarización supone la extensión de rasgos relativos al cuerpo lingual sobre la base de una
articulación primaria. No obstante, no es posible con este modelo establecer una respuesta
satisfactoria al problema de la selectividad del proceso. Consideramos por consiguiente que
es necesario recurrir a otras vías teóricas para determinar una solución razonable al respecto.
Esta será definida a continuación.
conforman; es decir, las vocales y las consonantes evidencian conexiones en términos de las
propiedades que las constituyen. Así, una de las maneras en que esta relación se hace
manifiesta es, entre otras, en los casos en que las consonantes adquieren una articulación
diferente a la articulación primaria sin que esta última se pierda; de esta forma, la
palatalización como proceso fonológico que afecta a consonantes está vinculada con vocales
anterior, es decir, con vocales cuya constitución jerárquica comprende el rasgo [– posterior];
de igual forma los sonidos labializados, en tanto sonidos derivados de un proceso de
labialización se vinculan con vocales redondeadas tipo /u/. No es descabellado suponer que
los sonidos velarizados bilabiales podrían tener cierta vinculación en cuanto a su naturaleza
interna con la vocal dorsal que condiciona el proceso de velarización en shipibo. Uno de los
primeros intentos por definir estas relaciones entre vocales y consonantes fue la de Jakobson,
Fant y Halle (1963) a través de una propuesta basada en criterios acústicos, la cual, además,
presentaba una breve descripción articulatoria. De esta forma, mediante un conjunto de
propiedades básicas o rasgos, los autores intentan detectar patrones distintivos que se
apliquen a ambas clases naturales de sonidos para establecer subclases, además de diferenciar
internamente a los miembros constitutivos de cada una de estas. Las dicotomías planteadas
en esta propuesta son diversas. Nos detendremos en la oposición conformada por el par de
rasgos grave-agudo, la cual se plantea en una publicación anterior y se define, de forma
sencilla, en los siguientes términos (Jakobson y Halle, 1956, p. 31):
[…] acoustically - concentration of energy in the lower (vs. upper) frequencies of the
spectrum;
genetically - peripheral vs. medial: peripheral phonemes (velar and labial) have an ampler and
less compartmented resonator than the corresponding medial phonemes (palatal and dental)49.
En la cita anterior, se distingue entre sonidos articulados en los extremos del tracto
vocal, denominados sonidos periféricos. En contraposición, los sonidos que se articulan
generando divisiones en la cavidad oral se denominan agudos. Articulatoriamente, los
sonidos periféricos evidencian un mayor espacio en el resonador oral, mientras que los
49
[…] acústicamente – concentración de energía en las frecuencias bajas (vs. altas) del espectro [acústico];
genéticamente – periférico vs. central: fonemas periféricos (velares y labiales) tienen un resonador más
amplio y menos dividido que los correspondientes fonemas centrales (palatales y dentales). [Nuestra
traducción]
150
sonidos medios evidencian más bien divisiones. Estas características articulatorias presentan
un correlato acústico, a saber, concentración de energía en frecuencias bajas, en el caso de
los sonidos graves, mientras que los sonidos agudos presentan concentración de energía
acústica en frecuencias altas. Los sonidos graves presentados por Jakobson y Halle son los
labiales y velares, los cuales podrían constituir una clase de sonidos. En cuanto a los
segmentos vocálicos, las vocales centrales y posteriores son graves, mientras que las
anteriores son agudas. Tal es el caso del turco (Jakobson, Fant y Halle, 1963, p. 30), en la
que las vocales /ɨ, u, a, o/ son graves y las vocales /i, y, e, ø/ son agudas.
La definición anterior es sugerente en lo concerniente a los sonidos que han motivado
nuestra investigación, puesto que los sonidos labiales (uno de los sonidos graves de Jakobson
y Halle) son los que se modifican condicionados por un sonido vocálico también grave (el
sonido dorsal /ɨ/). Ambos sonidos son periféricos, y solo la secuencia Cbilabial-Vcentral genera
el proceso de velarización. Esta consideración, aun cuando pareciera ser solo un patrón
articulatorio particular, es detectable en lenguas amazónicas peruanas de filiación diferente.
Los detalles de los segmentos con segunda articulación en otras lenguas amazónicas se
plantearán más adelante.
En suma, la propuesta de Jakobson, Fant y Halle (1963) es la propuesta primigenia
que procura establecer un conjunto de propiedades o rasgos como propuesta generalizante.
Esta, a su vez, constituye un antecedente ineludible a la propuesta derivacional de la
fonología generativa: la fonología lineal SPE.
Si bien la propuesta de Jakobson, Fant y Halle hacen posible definir una relación entre
el sonido condicionante y el sonido que cambia en shipibo, sobre la base de propiedades
acústicas que les son comunes a ambos, además de presentar una articulación que genera un
espacio mayor en la cavidad oral, se requiere del planteamiento de algún mecanismo que
posibilite considerar que, de ambas posibilidades (a saber, la segunda articulación velar en
bilabiales o en coronales), la que afecta a sonidos bilabiales es la tendencia más natural. Por
consiguiente, el siguiente paso será definir en qué medida las lenguas permiten evidenciar
empíricamente la conformación de clases naturales de sonidos.
La fonología generativa tradicional únicamente considera el mecanismo de la regla
fonológica para formalizar la modificación en un nivel representacional; en tal sentido, la
velarización en el paradigma SPE está motivada, en tanto que existe en la articulación
151
humana relaciones a nivel consonántico y vocálico, por la vocal /ɨ/. Además, la matriz de
rasgos del sonido vocálico en cuestión (a saber, [+ alto] y [+ posterior]) haría posible razonar
y describir como un proceso asimilatorio la adquisición de la segunda articulación velar, ya
sea en labiales o coronales (ambos sonidos presentan el rasgo [+ anterior]).
Sin embargo, el mecanismo para explicar la tendencia en shipibo, y potencialmente
en otras lenguas amazónicas, no es posible de definir en el modelo derivacional, razón por la
cual, en primer lugar, es menester detectar evidencia empírica que permita establecer una
vinculación razonada sobre los sonidos bilabiales y la vocal /ɨ/ o alguna otra vocal posterior
como una clase particular que se diferencie de otras. En el siguiente capítulo se presentará la
evidencia en lenguas particulares sobre la relación CONSONANTE-VOCAL en términos de la
conformación de ciertas clases de sonidos, vinculados por las propiedades internas de estos.
(12)
MP 24 Flatting (optional)
p, m pʷ, mʷ ï
+obs +syl
-cmp → [+flt] / ___ +dif
+grv +grv
-flt
Figura 75. Regla de aplanamiento (flatting) en capanahua planteada por Loos (1969)
En la figura 75, notamos que la vocal condicionante determina que los sonidos
carentes del rasgo [plano] lo adquieren por efectos de una vocal que presenta valor negativo
para la propiedad en cuestión. Por esta razón, el proceso fonológico es de naturaleza distinta
al de asimilación. La propuesta de Loos, sin embargo, adolece de los mismos inconvenientes
de las descripciones de lenguas amazónicas en general: la presentación de evidencia signada
por un registro intuitivo. En tanto que tal, más allá de la transcripción del autor, no tenemos
más que la formalización lineal del fenómeno, lo cual impide la evaluación de los datos
registrados. Un aspecto problemático del fenómeno en capanahua es la determinación de si
realmente ocurre un proceso de labialización, y si los datos reflejan el redondeamiento de los
sonidos complejos en la lengua pano en cuestión. Ya que son lenguas emparentadas,
resultaría razonable asumir que el proceso de derivación fonológica en capanahua deviene
en la constitución de sonidos velarizados. Un elemento crucial acerca de este supuesto es que
la documentación acústica no asegura en absoluto la determinación de redondeamiento en
los sonidos en cuestión. A continuación, presentaremos los datos en la lengua pano en
cuestión (Loos, 1969, p. 183):
Figura 76. Fase inicial de sonido labializado [pˠɨ] en la entrada apape en awajún presentada por
Paredes et al. (2016)
La figura 76 muestra el cierre bilabial inicial del sonido oclusivo sordo velarizado, de
manera que permitiría repensar de forma diferente el fenómeno y reformular las propuestas
de Corbera (1978), entre otras, que plantean también el fenómeno de labialización de sonidos
bilabiales. La evidencia articulatoria en estos casos es capital para corroborar la presencia de
retraimiento labial. Además, otras lenguas no emparentadas con el shipibo, como el achuar
(jíbaro), presentan el fenómeno de velarización. La documentación de datos de esta última
lengua está por aparecer bajo el formato de un artículo de investigación de nuestra autoría.
Se ha reportado, adicionalmente a los datos propuestos, que lenguas en las que sería
razonable plantear el fenómeno de velarización son el arabela (familia lingüística záparo).
50
Los alumnos del curso de Fonología II desarrollado durante el año 2016 realizaron una pesquisa de esta
lengua. En esta se recopilaron los datos de sonidos bilabiales no solo a través de grabaciones sino mediante
filmaciones de los movimientos labiales. En tal sentido, agradezco a los alumnos Ivonne Paredes Ramírez,
Richard Anthony Ibarra Valer, Nick Bryan Sandoval Zapata, Christofer Villareyes Gómez y Xiomara Rojas
Acero por compartir sus datos.
155
51
Agradezco a John Jiménez quien, en conversación personal, indicó que tanto el arabela como el ocaina y el
resígaro presentaban la vocal condicionante y los sonidos bilabiales velarizados.
52
Los datos revisados para constatar la presencia de la vocal en cuestión forman parte del soporte virtual South
American Phonological Inventory Database v1.1.4. Survey of California and Other Indian Languages
digital resource de Lev Michael, Ammy Stark, Emily Clem, and Will Chang.
156
En rigor, los trabajos sobre diversas propiedades fonológicas más naturales o menos
naturales ha sido un terreno de indagación que ha supuesto el hallazgo de tendencias
fonológicas que son más frecuentes. En lo concerniente a los sonidos complejos, como los
sonidos velarizados en shipibo, estos son menos frecuentes, tanto en los inventarios
fonológicos como en las correspondientes producciones fonéticas. Sin embargo, en el caso
concreto que nos ocupa, será importante determinar en qué medida la evidencia en shipibo,
y en otras lenguas amazónicas, constituirían un caso poco prototípico de ocurrencia de
sonidos complejos en los que la relación consonante-vocal p/ɨ se manifiesta como una
orientación fonológica robusta en lenguas amazónicas, la cual, sin embargo, es poco natural
y selectiva. Para poder definir en qué medida los sonidos velarizados en shipibo se erigen
157
53
La traducción es nuestra.
158
consideramos que existen algunos rasgos del fenómeno que harían posible su inclusión como
una propiedad marcada o no marcada. Tal es el caso del carácter selectivo del fenómeno. De
acuerdo con las consideraciones desarrolladas sobre los articuladores que definen el modelo
de geometría de rasgos RAT, el nudo de punto de articulación domina tres articuladores
activos: labial, pala de la lengua y cuerpo de la lengua: estos son niveles de dominio previos
a los rasgos terminales. De estos, solo son los sonidos coronales y los sonidos labiales los
que pueden velarizarse en las lenguas, aunque la literatura respecto de la velarización registra
su ocurrencia por los sonidos coronales. Así, se registra evidencia de laterales coronales
velarizadas en hablantes de inglés británico y hablantes escoceses (Lodge, 2009, p. 44);
aunque las descripciones vinculadas con la velarización enfatizan en los dialectos del inglés
en general (Ball & Rahilly, 1999, p. 127). Se registran sonidos coronales velarizados en el
gaélico escocés (Rogers, 2013, p. 206); en el árabe, con la diferencia entre los sonidos
coronales [d], [t] y [s], y los correspondientes [dˠ], [tˠ] y [sˠ] (Catford, 2001, p. 105); en el
nupe y el irlandés existe la coronal lateral velarizada [lˠ], y en el mazateco la oclusiva sorda
velarizada [tˠ] (Golston y Kehrein, 2015, p. 75). La evidencia empírica supone la
documentación de sonidos coronales velarizados, aunque, como se constata en lenguas como
el shipibo, es posible la detección de sonidos bilabiales velarizados. Si bien es cierto que la
detección de sonidos con segunda articulación velar en este capítulo no diferencia la segunda
articulación como propiedad léxica o producto de un fenómeno asimilatorio, sostenemos que,
es altamente probable la postulación de etapas previas en las que la segunda articulación fue
producto derivacional y, posteriormente, esta propiedad pasó a formar parte del repertorio
fonológico en las lenguas. Esta conjetura es razonable para aquellas lenguas en las que la
segunda articulación velar es un rasgo distintivo; es decir, determina distinciones léxicas, de
manera que no es simplemente un rasgo alternante producto de la derivación de la forma
subyacente (carente del rasgo dorsal como articulador base). Visto de esa manera, es posible
considerar que, en el marco del repertorio fonológico en el que se detecta la presencia de
labiales y coronales velarizadas, la lengua marshalés presenta el rasgo dorsal tanto en sonidos
con base labial como en sonidos cuya articulador fundamental es coronal. En esta, es posible
reconocer los siguientes sonidos (Choi, 1992, p. 14):
159
Lo notorio de los casos registrados de velarización (sea esta una propiedad fonológica
o el efecto de un cambio que se añade a la articulación principal) es que existe una
predominancia de la relación CORONAL-DORSAL en contraposición con la relación LABIAL-
DORSAL; en tal sentido, es menester definir si el fenómeno de velarización en shipibo es parte
de una tendencia natural en términos interlingüísticos. Respecto de lo anterior, consideramos
que el shipibo presenta un fenómeno no marcado en comparación con otras lenguas en las
cuales es ocurrente la aparición de coronales velarizadas.
Como ya se dijo, el concepto de marcadez se define en términos de características que
son más naturales o frecuentes, las cuales son no marcadas, mientras que aquellas más
inusuales son marcadas. Algunos casos concretos en los que se explicitan estas tendencias
más o menos frecuentes o naturales son la inserción o la neutralización de sonidos,
fenómenos en los que los segmentos glotales o coronales son preferidos en lugar de los
dorsales o los labiales (De Lacy, 2006, p. xi), de manera que la ocurrencia de los primeros
supone un patrón consistente de tipo «no marcado», en contraposición con los segundos que
son de naturaleza «marcada». La consideración anterior implica cierta inclinación en las
lenguas, las cuales prefieren preservar los patrones «no marcados»; sin embargo, es preciso
indicar que es posible que estas en el camino del cambio se orienten, si acaso presentan
características «marcadas», hacia aquello que es más natural. De esta forma, el concepto de
«marcadez» en fonología se puede entender en los siguientes términos:
Certain structures are often avoided while others are generated; the avoided structures are
called ‘marked’ while the generated ones are ‘unmarked’. As an example, many languages
have processes which turn the phonological segment /k/ into [ʔ]. In a sense, this process avoids
160
[k] and favours [ʔ], so [k] (or some component of [k]) can be said to be more marked than
(some component of) [ʔ]. (De Lacy, 2006, p. 1)54
54
A menudo, ciertas estructuras son evitadas, mientras que otras se generan; las estructuras evitadas se
denominan «marcadas», mientras que las generadas se denominan «no marcadas». Un ejemplo de esta
tendencia se aprecia en el hecho de que muchas lenguas evidencian procesos que convierten el segmento
fonológico /k/ en [ʔ]. De alguna manera, este proceso evita [k] y favorece [ʔ], entonces [k] (o algún
componente de [k]) se puede decir que es más marcado que (algún componente de) [ʔ]. [La traducción es
nuestra]
161
marcado o menos natural: para la teoría de optimalidad, una gramática que opte por las
vocales orales se definirá en términos de restricciones que se decanten por la marcadez. Por
otro lado, es posible que las lenguas intenten preservar sus propiedades constitutivas de
manera que la fuerza que las orienta sería la de fidelidad.
A diferencia del paradigma derivacional del generativismo clásico en el que las
representaciones están mediadas por reglas, la propuesta de optimalidad propone el ranqueo
de restricciones que define la escogencia de un candidato considerado óptimo. En tal sentido,
se basa en una competencia de representaciones, con lo cual los mecanismos derivacionales
quedan descartados. La asunción de «restricción» desplaza la noción de «principio»; por
consiguiente, el carácter rígido de la última deviene en la flexibilidad para ser transgredido
de la primera. Es decir, mientras que el principio implica un grado de abstracción profundo
de acuerdo con posibles excepciones que puedan aparecer, además de suponer un escollo
respecto de su aceptabilidad, las restricciones en la TO pueden ser transgredidas, de manera
que las lenguas pueden infringirlas a fin de definir el output óptimo. La explicación de la
diversidad dialectal, a diferencia de la propuesta de Kiparski (1973) respecto de
ordenamientos diferentes de reglas que derivan en formas dialectales diversas, es definida en
la TO mediante ranqueos diferentes de restricciones que suponen la competencias de diversas
representaciones de las que, dicho en términos simples, una de ellas aparecerá en la
superficie. La universalidad y el carácter innato de las restricciones no son óbice para que
los candidatos las transgredan. El conflicto entre ambas fuerzas, en consonancia con las
nociones de universalidad de las restricciones y su naturaleza pasible de transgresión,
permiten la elección de un candidato óptimo. La forma en que el ranqueo de restricciones
permite la ocurrencia de un output fonológico se plantea en una tabla como la que se propone
a continuación (Kager, 2004, p. 13).
R1 R2
a. Candidato a *
b. Candidato b *!
162
En la tabla 3, se propone un ranqueo simple con dos restricciones (R1 y R2), las cuales
están ordenadas jerárquicamente. Así, la R1 es la más importante en la gramática de la
lengua; por consiguiente, esta no puede ser transgredida sin que esta implique una violación
fatal (esta es representada por el signo de admiración de cierre ‘!’). Los asteriscos (*) indican
que una restricción ha sido transgredida. Se evidencia en la tabla que el candidato óptimo no
es aquel que permanece libre de transgresiones, sino el que transgrede las de menor jerarquía
o viola las de mayor jerarquía en menor medida. La violación de una restricción de alta
jerarquía determina la eliminación de los candidatos potenciales. En rigor, entre las
características de la teoría de optimalidad, se plantean las siguientes asunciones medulares:
d. Las restricciones que generan candidatos óptimos son de tipo universal, aunque,
a diferencia de los modelos derivacionales anteriores, estas son pasibles de
transgresión, dado que implica la resolución de fuerzas en conflicto.
Marcadez Fidelidad
55
Para un desarrollo introductorio sumamente útil para comprender los presupuestos fundamentales de la teoría
de optimalidad, se recomienda revisar, entre otros, el libro de Rene Kager, Optimality Theory (2004).
56
Le agradezco de manera especial a Paul de Lacy por los generosos alcances brindados para razonar las
implicancias de la articulación secundaria en shipibo en el marco de la teoría de optimalidad.
164
de la base, podría considerarse las siguientes asignaciones en consonancia con las formas
labiales con segunda articulación en shipibo (iniciaremos el análisis con los sonidos oclusivos
sordos):
a. pɨ *! *
b. pˠɨ *
57
Paul de Lacy nos indica que esta sería la posibilidad razonable en el marco de la propuesta funcionalista.
166
a. […bɨʂʊ…] *! *
b. […bˠɨʂʊ…] *
a. […mɨkɨn…] *! *
b. […mˠɨkɨn…] *
En rigor, la gramática del shipibo opta por la salida más natural, que supone la
articulación de sonidos labiales velarizados. Las formas óptimas se relacionan con el camino
menos marcado; es decir, la fuerza más relevante es la de marcadez, la cual define la
ocurrencia de consonantes con segunda articulación labial. La selectividad L ABIAL-VELAR
es consecuencia de esta predominancia. Sin embargo, el resultado final de esta sección está
lejos de ser concluyente, dado que existen otras lenguas amazónicas peruanas en las que el
fenómeno ocurre, de manera que no es solo la gramática del shipibo la que presenta
consonantes velarizadas. Un aspecto revelador es que las gramáticas de estas lenguas no
emparentadas con el shipibo seleccionan también sonidos bilabiales, de manera que no es un
caso marginal; a saber, la tendencia en las lenguas de la Amazonía peruana es hacia la
167
5.4. CONCLUSIÓN
La descripción del fenómeno de velarización en shipibo es explicable en términos de la
ocurrencia de un proceso derivacional que determina la ganancia de propiedades dorsales en
consonantes bilabiales. Esta regla ha sido planteada mediante el modelo no lineal RAT como
la extensión de rasgos dorsales a la base labial de los sonidos /p, b, m/ en shipibo. La regla
propuesta de esta forma permite formalizar el fenómeno en términos de la activación de
ciertos articuladores en contextos específicos. Además, es una forma elegante de determinar
las propiedades articulatorias involucradas en la producción fónica de tales segmentos. Sin
embargo, la descripción dista de ser suficiente para explicar por qué el shipibo selecciona
únicamente sonidos bilabiales. Es decir, se carece actualmente de una respuesta satisfactoria
para indicar las causas que subyacen a la escogencia de sonidos con el rasgo L ABIAL como
articulador medular. Por ello, se recurre a la propuesta de optimalidad, puesto que, en el
marco de esta propuesta teórica es posible configurar una explicación razonable respecto de
la selectividad en shipibo. La propuesta razonable que se defiende en la presente
investigación es que se trata de un ranqueo de restricciones en las cuales la de marcadez
*CORONALˠ es la más relevante, dado que es la que prohíbe la ocurrencia de sonidos
coronales velarizados y labiales sin velarizar. Además, la violación de esta restricción
supondría que ciertas gramáticas optan por el camino menos natural o más marcado al
velarizar coronales. El shipibo, en consecuencia, se orienta por el camino más natural dado
que la secuencia LABIAL-VELAR es de menor coste articulatorio, siguiendo la lógica de
Jakobson, Fant y Halle (1963), quienes proponen una unidad entre sonidos periféricos de tipo
labial y velar bajo la oposición de los rasgos [grave] y [agudo]. Así, la ocurrencia de
consonantes bilabiales velarizadas en shipibo supone que el conflicto de fuerzas implica la
selección de la marcadez como la más relevante, toda vez que las restricciones de fidelidad
se transgreden en la gramática del shipibo.
169
CONCLUSIONES
b) Los rasgos terminales del articulador activo principal de la vocal condicionante del
proceso fonológico son [+ alto], [– bajo], [+ posterior] y [dorsal], los cuales
determinan el proceso de velarización de las consonantes bilabiales del shipibo.
g) Las propiedades acústicas no son claras para definir parámetros acústicos acerca del
fenómeno de velarización. Dicho de manera más sencilla, el descenso de F2 es
insuficiente para inclinarnos por un tipo de articulación secundaria o por otro, puesto
que la propuesta primigenia sostiene que el abocinamiento labial determina la
perturbación de un conjunto de formante o de todos los formantes del espectro, y en
la evidencia acústica el formante que presenta una perturbación acusada es el F2.
i) Los fotogramas del proceso, tanto en su fase inicial como final ameritan un análisis
detenido, ya que en cada uno de los casos la evidencia empírica arroja un retraimiento
labial. Además, incluso en el caso de la articulación de la vocal redondeada del
shipibo, el redondeamiento es sumamente débil.
171
j) Es menester afirmar que la articulación del sonido vocálico redondeado /ʊ/ en shipibo
evidencia un redondeamiento más definido cuando el sonido consonántico previo es
coronal. No ocurre lo mismo cuando el sonido es labial.
lenguas amazónicas en las que se podría constatar la ocurrencia del fenómeno, una pregunta
interesante al respecto sería la siguiente: ¿qué ha determinado históricamente que esta
tendencia se explicite en distintas lenguas amazónicas no emparentadas? Este problema
intrigante debería ser abordado en una futura investigación interlingüística en la que se
determinen con claridad los diversos tipos de constricción articulatoria de tipo labial en estas
lenguas, además de la detección de sonidos labializados (como, de hecho, parece haberlo
para el caso del arabela, según nos informó Jhon Jiménez Peña en conversación personal)
con sus correspondientes características articulatorias y acústicas, a fin de para poder
contrastarlas con la de los sonidos velarizados. Finalmente, la pesquisa fonológica deberá dar
respuestas sobre la selectividad del fenómeno y su ocurrencia robusta en la Amazonía, a
partir de la evidencia empírica recolectada minuciosamente.
175
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