Apunte N°1 Totalitarismo

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EDUCERE COLLEGE
Subject: Historia
Teacher: Simón Bizama

Apunte n°1 “características de los totalitarismos”


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Learning Objetive: Identificar rasgos comunes y diferentes entre los regímenes totalitarios nazi,
comunista y fascista, y compararlos con los principios democráticos, valorando la democracia
como sistema de gobierno.

ITALIA Y ALEMANIA: LOS PAÍSES DESCONTENTOS

Los tratados de paz que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial dejaron
descontentos a italianos y alemanes. Además, la guerra trajo como
consecuencia para estos países un millonario endeudamiento con Inglaterra,
Francia y Estados Unidos. La deuda provocó la devaluación de la moneda, el
descenso de los salarios y el alza de los precios.
Italia, que en un comienzo había sido parte de la Triple Alianza con Alemania
y Austria-Hungría, al iniciarse la Gran Guerra se declaró neutral y
posteriormente se alió a la Triple Entente, formando parte del bando vencedor.
Pero, al terminar la Primera Guerra, surgió un sentimiento de insatisfacción
entre le grupo nacionalista italiano que, posteriormente llegaría al gobierno,
por considerar que no se respetaron todas las promesas que contrajeron los
gobiernos de Inglaterra y Francia. Específicamente, el gobierno de estados
Unidos se opuso a la entrega de territorios en la región de Dalmacia.
Alemania en particular, sentía que el Tratado de Versalles la había humillado
y obligado a pagar grandiosas indemnizaciones. Además, la situación social
de posguerra era lamentable: la desocupación de miles de combatientes
desmovilizados, la cesantía de miles de obreros, la ruina de pequeños
propietarios y el empobrecimiento de los campesinos.
El período que transcurrió entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial se
caracterizó por el surgimiento de regímenes totalitarios en algunos países de
Europa. En este tipo de regímenes, el Estado-a través de un partido único-
centraliza y controla todo el poder, censurado cualquier opinión y expresión
en contra. Este fue el caso del fascismo en Italia (1924-1943), el nazismo en
Alemania (1933-1945) y el comunismo estalinista de la Unión soviética
(1927-1953), entre otros.
En la mayoría de los países europeos de donde la monarquía había sido
remplazada por gobiernos elegidos, el Estado había adquirido gran
importancia en la solución de los problemas sociales y en el manejo de la
economía. Sin embargo, en los países con escasa tradición democrática, como
Italia, Alemania y Rusia, sumidos después de la guerra en una profunda crisis
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económica, los movimientos nacionalistas y revolucionarios guiados por


líderes carismáticos, crearon estados súper poderosos con la ilusión de que
solucionarían la grave crisis en que se encontraban y aliviaría el malestar
social que habían dejado siglos de injusticia social o el malestar social que
habían dejado siglos de injusticia social o el malestar nacional que había
dejado la guerra. Estas condiciones facilitaron, a partir de 1920, el nacimiento
de gobiernos totalitarios.

Las características comunes

● El súper poderoso Estado: El Estado concentra todo el poder y está por


encima de los derechos individuales, es decir, los objetivos y fines del Estado
son más importantes que la libertad, la razón o el derecho de las personas. En
los casos de Italia y Alemania, la primacía del Estado sobre los individuos se
justificaba en la pretensión de que representaba los intereses de la nación que
se creían superiores a los de los demás individuos. En el caso de la Unión
Soviética, se suponía que el Estado representaba los intereses de la clase
obrera que también se consideraban superiores a los de los individuos. El
Estado controlaba la vida política, económica, social y cultural de la nación,
reprimiendo con encarcelamiento torturas y asesinatos cualquier
manifestación de oposición.

● Partido único: El control del Estado quedaba en manos de un partido


único que controlaba todas las funciones, a través de la ocupación de los
cargos clave y ejercía el poder sin contrapeso, pues estaban prohibidos los
partidos de oposición al régimen. Además, se crearon poderosas policías
secretas, con una amplia red de informantes que constantemente vigilaban a la
población para detectar hasta la más mínima expresión de oposición. En Italia
gobernó el partido fascista, en Alemania, el nazi y en la Unión soviética, el
comunista.

● Exaltación del líder: Otra característica común de los totalitarismos es la


exaltación de la figura del líder, que era obedecido en forma absoluta y no se
le cuestionaba ni contradecía en nada. Se le consideraba “salvador” de la
patria y se le revestía de una serie de atributos que le otorgaban un carácter de
infalibilidad. El desarrollo y masificación de los primeros medios de
comunicación de masas (cine, radio, afiches, prensa) contribuyó de manera
significativa a este fenómeno. Mussolini (Italia), Hitler (Alemania) y Stalin
(Unión Soviética) ocuparon estrategias similares (imágenes junto a niños y a
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grandes obras públicas) para difundir las ideas de poder y de bondad asociadas
a su personalidad.

● Afanes imperialistas: Una de las características de estos sistemas es el


afán de dominio total, pues su visión de la realidad, que aspira a imponerse en
todo el mundo, excluye cualquiera otra. Una de las pretensiones de Mussolini,
fue extender las fronteras de Italia para refundar el antiguo imperio romano.
Este fue el principio que justificó la invasión a Etiopía en 1935. Hitler intentó
imponer su dominio en toda Europa y Stalin aspiraba al triunfo universal del
comunismo en contra de capitalismo.

Fascismo italiano: El remedio peor que la enfermedad

En Italia, el totalitarismo se expresó en el fascismo, partido que fue fundado


por Benito Mussolini, con el apoyo económico de la alta burguesía y los
sectores terratenientes atemorizados por la Revolución Rusa. Mussolini se
hizo popular entre los excombatientes de la Primera Guerra, pues representaba
el descontento contra los políticos tradicionales que no daban soluciones a la
gran cantidad de hombres sin trabajo ni ocupaciones en Italia.
La débil oposición al fascismo desde 1922 a 1925, años en los cuales
Mussolini consolida su dictadura y se autodenomina Duce, fue reprimida
duramente con prácticas como el exilio y la prohibición de todos los partidos
políticos paralelos al fascismo.
El fin de este régimen político se produjo durante la Segunda Guerra Mundial,
cuando Mussolini fue encarcelado, acusado de haber llevado a Italia a una
guerra nefasta, tanto para la población como para la consolidación de la paz y
la democracia. Si bien es cierto que el fascismo fue aceptado en principio por
la población italiana, se convirtió después en un régimen represor que no
representaba los intereses de todos los ciudadanos. Así comenzaba el fin de
uno de los regímenes más dictatoriales del siglo XX.
El nazismo alemán: el mito de la superioridad

El ascenso al poder de Hitler y del nazismo, ocurren en 1933 cuando es


nombrado Gran Canciller. Un año más tarde, y teniendo una asombrosa
popularidad entre los alemanes, disuelve poco a poco toda la oposición al
nazismo, exiliando, asesinando y encarcelando a los dirigentes de otros
partidos, como el comunista. En agosto de 1934 murió Hindenburg que era el
presidente, y Hitler asumió como el Fuhrer (conductor) del Tercer Reich
alemán.
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El régimen nazi se inspiró en el régimen fascista, por lo que resulta muy
similar; sin embargo, tuvo un carácter ultranacionalista basado en el falso
principio de la superioridad racial del pueblo alemán. De allí se derivó el afán
imperialista que sostenía que Alemania debía ser la nación líder de la unión de
los pueblos germanos dispersos en otros territorios (pangermanismo).

Además, debía extender su influencia en el mundo, pues según la ideología


nazi, la raza aria era superior. Este mismo principio sirvió para justificar el
antisemitismo, que se expresó en la persecución y exterminio sistemático de la
población judía y de otras etnias y grupos sociales considerados inferiores. El
nacionalismo también sirvió para oponerse al marxismo que proclamaba el
internacionalismo y al liberalismo económico que desvalorizaba el rol del
Estado. La política interior y exterior de Hitler gozó de gran popularidad entre
la población alemana y desencadenó el temor del resto de Europa. Para
muchos historiadores, fue la agresión de la Alemania comandada por Hitler la
que dio inicio a la Guerra.

El comunismo estalinista: en nombre del proletariado

Tras la muerte de Lenin, el jefe del Estado soviético fue Stalin,


revolucionario e hijo de una familia humilde. Desde que asumió el poder, en
1924, inició un proceso de colectivización total de la propiedad a favor de la
clase proletaria. Sin embargo, Stalin se convirtió en el emblema del
totalitarismo comunista. De ahí el nombre estalinismo.
Stalin inició un proceso de exterminio contra toda oposición política.
Entre 1934 y 1939, más de 4 millones de funcionarios del partido comunista
fueron arrestados y más de 500 mil fueron ejecutados sin una condena previa.
Stalin desconfiaba de todos y lideró una empresa de terror y miedo, aun entre
los propios miembros de su partido. Gobernó hasta su muerte en 1956. Solo
después de su desaparición, se pudo hacer en la Unión Soviética una revisión
crítica del período estalinista y se denunciaron sus crímenes. La Segunda
Guerra Mundial es, sin duda el conflicto bélico que ha tenido mayor
repercusión mundial hasta nuestros días. Sus alcances y proporciones no
tienen comparación con los conflictos vividos por el ser humano en toda su
historia. Los millones de víctimas que cobró, así como las armas devastadoras
utilizadas, pusieron a la humanidad al borde de su propia destrucción.

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