Rio - Traduccion Clan Nocturno
Rio - Traduccion Clan Nocturno
Rio - Traduccion Clan Nocturno
Libro original: “Warriors: A Starless Clan #1: River” por Erin Hunter.
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Súper Ediciones:
El Secreto de Fauces Amarillas.1
La Profecía de Estrella Azul.
La Sombra de Corazón de Tigre.
La Esperanza de Esquiruela.
Novelas Gráficas:
Exiliados del Clan de la Sombra.
Una Sombra en el Clan del Río.
El Camino de Cuervo.
Vientos de Cambio.
1 Traducción en conjunto: hecha por Ariana Curbelo (del Clan Nocturno) junto con Karian, Milly
Mendoza y Belu Morison.
CONTENIDO
DEDICATORIA……... 2
FILIACIONES………. 5
PRÓLOGO…………... 14
CAPÍTULO 1………... 17
CAPÍTULO 2………... 25
CAPÍTULO 3………... 37
CAPÍTULO 4………... 45
CAPÍTULO 5………... 54
CAPÍTULO 6………... 65
CAPÍTULO 7………... 70
CAPÍTULO 8………... 79
CAPÍTULO 9………... 86
CAPÍTULO 10………. 94
CAPÍTULO 11………. 103
CAPÍTULO 12………. 109
CAPÍTULO 13………. 115
CAPÍTULO 14………. 123
CAPÍTULO 15………. 129
CAPÍTULO 16………. 138
CAPÍTULO 17………. 146
CAPÍTULO 18………. 154
CAPÍTULO 19………. 163
CAPÍTULO 20………. 172
CAPÍTULO 21………. 178
CAPÍTULO 22………. 184
CAPÍTULO 23………. 192
FILIACIONES
CLAN DEL TRUENO
LUGAR-
TENIENTE ESQUIRUELA — gata rojizo oscuro de ojos verdes y una
pata blanca.
CURANDE-
ROS GLAYO — gato atigrado gris de ciegos ojos azules.
CORAZÓN DE ALISO — gato rojizo oscuro de ojos
ámbar.
GUERREROS
(gatos y gatas sin crías)
CANDEAL — gata blanca de ojos verdes.
BETULÓN — atigrado marrón claro.
RATONERO — gato gris y blanco.
APRENDIZ, ZARPA DE LAUREL (atigrado
dorado).
ROSELLA — gata moteada carey y blanca.
CORAZÓN DE LIRIO — pequeña gata gris oscuro atigrada
con manchas blancas, de ojos azules.
APRENDIZ, ZARPA FLAMEANTE (gato negro).
LÁTIGO DE ABEJORRO — gato gris claro con rayas
negras.
CAÍDA DE CEREZA — gata rojiza.
BIGOTES DE TOPO — gato marrón y crema.
CARBONERA — gata gris oscuro atigrada.
APRENDIZA, ZARPA DE PINZÓN (gata carey).
FLORES CAÍDAS — gata tricolor con manchas blancas en
forma de pétalos.
CHARCA DE HIEDRA — gata blanca y plateada atigrada
de oscuros ojos azules
ALA DE ÁGUILA — gata rojiza.
APRENDIZA, ZARPA DE MIRTO (gata marrón
claro).
NARIZ DE ROCÍO — macho gris y blanco.
OREJA DE CLAVELINA — gata gris oscuro.
NUBE DE TORMENTA — gato gris atigrado.
MECHÓN DE CARRASCA — gata negra.
CANCIÓN DE FRONDAS — macho amarillo atigrado.
GARRA VOLTEADA — macho atigrado.
PELAJE DE MIEL — gata blanca con manchas amarillas.
MANTO DE CHISPAS — gata naranja atigrada.
RAYA DE ACEDERA — gata marrón oscuro.
RAMAJE DE RAMITAS — gata gris de ojos verdes.
ALETA SALTARINA — gato marrón.
PELAJE DE CARACOLA — gato carey.
CIRUELA DE PIEDRA — gata rojiza y negra
HOJA SOMBRÍA — gata carey.
LEONADO — macho dorado atigrado de ojos ámbar.
REINAS
(gatas embarazadas o al cuidado de crías pequeñas)
DALIA — gata color crema de pelaje largo, viene del
cercado de los caballos.
PELAJE MANCHADO — atigrada manchada gris y blanca
(madre de Pequeña Erizada, atigrada naranja y blanca;
Pequeño Tallo, atigrado naranja; y Pequeño Gris, gatito
blanco con manchas grises).
VETERANOS
(guerreros y reinas ya retirados)
ESPINARDO — atigrado marrón dorado.
NIMBO BLANCO — gato blanco de pelo largo y ojos
azules.
CENTELLA — gata blanca con manchas canela.
FRONDE DORADO — atigrado marrón dorado.
CLAN DE LA SOMBRA
LUGAR-
TENIENTE PATAS DE TRÉBOL — gris atigrada.
CURANDE-
ROS CHARCA BRILLANTE — macho marrón con manchas
blancas.
VISIÓN DE SOMBRA — macho gris atigrado de ojos
ámbar.
GUERREROS
TRIGUEÑA — gata moteada de ojos verdes.
ALA DE PIEDRA — macho blanco.
PELAJE DE CARBÓN — gato gris oscuro de orejas
rasgadas, una está cortada.
PATAS DE LINO — atigrado marrón.
COLA DE GORRIÓN — gran macho atigrado.
AGUZANIEVES — gata de un blanco puro y ojos verdes.
HOJA DE MILENRAMA — gata rojiza de ojos amarillos .
CORAZÓN DE BAYA — gata blanca y negra.
CORAZÓN DE HIERBA — gata marrón pálido atigrada.
MANTO DE ESPIRAL — gato gris y blanco.
BIGOTES DE LÚPULO — gata calico.
FUEGO ARDIENTE — gato blanco y rojizo.
TALLO DE FLOR — gata plateada.
COLMILLO DE SERPIENTE — gata atigrada color miel.
PELAJE PIZARRA — liso macho gris.
PASO SALTARÍN — gata gris.
SALTO DE LUZ — gata marrón atigrada.
CAÍDA DE GAVIOTA — gata blanca.
GARRA DE ESPIRAL — gato negro y blanco.
SALTO HUECO — gato negro.
RAYO DE SOL — atigrada marrón y blanca.
REINAS
ALA DE TÓRTOLA — gata gris claro de ojos verdes
(madre de Pequeño Serbal, un gatito rojizo; y Pequeño
Betulo, gatito marrón claro).
COLA DE CANELA — gata marrón atigrada con patas
blancas.
VETERANOS
ROBLEDO — pequeño gato marrón.
CLAN DEL CIELO
LUGAR-
TENIENTE ALA DE HALCÓN — gato gris oscuro de ojos amarillos.
CURANDE-
ROS PELAJE DE PECAS — gata moteada marrón claro
atigrada con piernas manchadas.
COPO INQUIETO — gato negro y blanco.
GUERREROS
MANTO DE GORRIÓN — gato marrón oscuro atigrado.
MACGYVER — gato blanco y negro.
BROTE DE ROCÍO — robusto gato gris.
BROTE DE RAÍZ — gato amarillo.
GARRA DE ACÍCULA — gata negra y blanca.
SAUCE DE CIRUELA — gata gris oscuro.
NARIZ DE SALVIA — gato gris pálido.
CICATRIZ DE AZOR — gato rojizo.
ARROYO HARRY — gato gris.
COLA DE CEREZA — gata peluda carey y blanca.
NUBE NEBLINOSA — gata blanca de ojos amarillos.
PASO DE TORTUGA — gata carey.
SALTO DE CONEJO — macho marrón.
VUELO DE MATRACA — dorada atigrada.
GARRA DE JUNCO — pequeña gata pálida atigrada.
APRENDIZ, ZARPA DE ESCARABAJO (gato
atigrado).
PELAJE DE MENTA — gata gris atigrada de ojos azules.
MANCHA DE ORTIGA — gato marrón claro.
NUBE DIMINUTA — pequeña gata blanca.
CIELO PÁLIDO — gata blanca y negra.
VIOLETA BRILLANTE — gata negra y blanca de ojos
amarillos.
HOJA BELLA — gata naranja claro de ojos verdes.
PLUMA DE CODORNIZ — gato blanco de orejas negras.
PATAS DE PALOMA — gris y blanca.
BIGOTES RAYADOS — gata blanca con manchas
marrones.
NARIZ DE GRAVA — gato color canela.
MANTO SOLEADO — gata rojiza.
APRENDIZA, ZARPA DE ABEJA (gata blanca y
atigrada).
SON DE NÉCTAR — gata marrón.
REINAS
CORAZÓN FLORECIENTE — gata blanca y rojiza (madre
de Pequeña Cresta, gatita rojiza de nariz blanca; y
Pequeño Crepúsculo, gatito blanco de patas y orejas
marrones).
VETERANOS
GAMA DE FRONDAS — gata marrón pálida que ha
perdido el sentido del oído.
CLAN DEL VIENTO
LUGAR-
TENIENTE CORVINO PLUMOSO — gato gris oscuro.
GUERREROS
NUBE NEGRA — gata negra.
ALA MOTEADA — gata marrón moteada.
MANZANA BRILLANTE — gata amarilla atigrada
HOJOSO — gato atigrado oscuro de ojos ámbar.
SON DE MADERA — gata marrón.
RESCOLDO — gato gris con dos patas oscuras.
VENTOLERO — macho negro de ojos ámbar.
COLA BRECINA — gata atigrada marrón claro de ojos
azules.
MANTO DE PLUMAS — gata gris atigrada.
PATAS ACECHANTES — gato rojizo.
SALTO CANTARÍN — gata carey.
CAÑAMERA — gata atigrada marrón claro.
PATAS AGITADAS — gato marrón y blanco.
PATAS LEVES — gato negro con una mancha blanca en el
pecho.
GARRA DE AVENA — macho atigrado marrón pálido.
BIGOTES ULULANTES — gato gris oscuro.
FRONDA RAYADA — gata gris atigrada.
REINAS
ALA DE ALONDRA — gata atigrada marrón pálido (madre
de Pequeño Rayado, atigrado gris; y Pequeño Arroyo,
gatito negro y blanco).
VETERANOS
NARIZ DE BIGOTES — gato marrón claro.
GENISTA — gata de color blanco y gris muy claro, de
ojos azules.
LUGAR-
TENIENTE JUNCAL — gato negro.
CURANDE-
RAS ALA DE MARIPOSA — gata dorada moteada de ojos
ámbar.
APRENDIZA, ZARPA ESCARCHADA (gata gris
claro de ojos azules).
GUERREROS
VESPERTINA — gata atigrada marrón.
COLA PALOMINA — gata gris oscuro.
NARIZ MALVA — gato marrón claro atigrado.
MANTO REFUGIADO — gata negra y blanca.
LUZ DE VAINA — macho gris y blanco.
MANTO RELUCIENTE — gata plateada.
COLA DE LAGARTIJA — gato marrón claro.
NUBE DE ESTORNUDOS — gato gris y blanco.
MANTO DE HELECHOS — gata carey.
COLA SALPICADA — macho marrón atigrado.
NARIZ DE NIEBLA — gris y blanca.
NÍVEA — gata blanca de ojos azules.
APRENDIZA, ZARPA DE NEBLINA (atigrada carey
y blanca).
LIEBRE LUMINOSA — gato blanco.
PLUMA RIZADA — gata marrón claro.
NARIZ DE BÚHO — gato marrón atigrado.
GARRA DE AULAGA — gato blanco con orejas grises.
CIELO NOCTURNO — gata gris oscuro de ojos azules.
CORAZÓN DE BRISA — gata blanca y marrón.
APRENDIZ, ZARPA GRIS (atigrado plateado).
VETERANOS
MUSGOSA — gata blanca y carey.
PRÓLOGO
La luna llena flotaba sobre las copas de los árboles, arrojando una luz fría
sobre la Asamblea. Los gatos se amontonaban alrededor del Gran Roble;
en sus ramas, sus líderes estaban agazapados, medio ocultos por las hojas
teñidas del dorado y marrón de la temprana estación de la caída de la hoja.
Solo sus ojos, brillantes como pequeñas lunas, delataban su presencia.
El Clan de la Sombra había sido el último en llegar, y los gatos
seguían escurriéndose entre la multitud para encontrar lugar. Uno de ellos,
un gato blanco y negro, se quedó atrás, recorriendo con la mirada a los
gatos reunidos hasta que se fijó en una gata del Clan del Cielo. Su manto
blanco, manchado de marrón, brillaba a la luz de la luna. Un ronroneo se
acumuló en su garganta. La gata levantó un poco la cabeza cuando su
mirada se encontró con la de él, y se deslizó silenciosamente hacia atrás
hasta encontrar un espacio a la sombra de un arbusto en el borde del claro.
El gato se le unió y se sentaron uno al lado del otro.
—Pensé que no vendrían —murmuró la gata.
El gato se estremeció al sentir el calor de su aliento cerca de su oreja.
—A Estrella de Tigre le gusta hacer una entrada —respondió.
Apenas había terminado de hablar cuando el líder del Clan de la
Sombra soltó un fuerte aullido, erguido sobre una rama del Gran Roble.
—Gatos de todos los Clanes —maulló mientras el sonido de la charla
se extinguía—. Bienvenidos a la Asamblea.
Estrella Zarzosa, el líder del Clan del Trueno, fue el primero de los
líderes en dar sus noticias, pero sus palabras bañaron al gato del Clan de la
Sombra como una brisa cálida que apenas erizó su pelaje. Toda su
atención estaba en la gata a su lado. Su placer por estar con ella era casi
como dolor. Recordaba cuánto tiempo hacía que se querían, cómo habían
empezado con miradas compartidas y charlas cortas en las Asambleas, y
luego habían conseguido tener algunos encuentros en la frontera que
compartían junto al lago. Cada momento que habían pasado juntos había
sido tan valioso y, a la vez, tan desleal. «¿Qué dirían nuestros parientes y
compañeros de Clan si lo supieran?». A veces, el gato del Clan de la
Sombra esperaba que todo saliera bien. Después de todo, su líder de Clan,
Estrella de Tigre, se había enamorado de una gata del Clan del Trueno, y
ella había dejado su Clan natal para estar con él. Pero aún recordaba
cuánto había tardado el Clan de la Sombra en aceptar a Ala de Tórtola.
«Ambos somos leales a nuestros Clanes —pensó, con una mirada cariñosa
a la gata del Clan del Cielo—. No queremos perder a nuestros parientes,
ni a nuestros amigos».
Deleitándose al ver la curva elegante de su cuello, recordó también
cómo había llegado al Clan de la Sombra para ayudar a custodiar al
impostor, Cenizo, cuando fue encarcelado allí. El gato se estremeció al
recordar al malvado espíritu que se había apoderado del cuerpo de Estrella
Zarzosa y había liderado al Clan del Trueno hasta que su engaño salió a la
luz. Mientras se había aferrado al poder, casi había destruido a los Clanes
en su determinación de erradicar a los traidores al código. Aquella había
sido una experiencia terrible para los Clanes, y el gato sintió una punzada
de culpabilidad por lo maravillosa que había sido para él y para la gata
marrón y blanca. Antes, todo lo que podían haber esperado eran momentos
arrebatados junto a su frontera compartida. Pero una vez que Cenizo fue
hecho prisionero en el Clan de la Sombra, custodiado a su vez por
guerreros de los otros Clanes, sus deberes la habían llevado al campamento
del Clan de la Sombra. Entonces habían tenido raras oportunidades de
sentarse uno junto al otro y hablar, de estar juntos sin sentir que le estaban
robando tiempo a sus Clanes. Lo mejor de todo era que, al final, su terrible
miedo a ser tachados de traidores al código se había desvanecido como una
ramita en las inundaciones de la estación de la hoja verde. El código
guerrero cambiaría. El Clan Estelar ya no les prohibiría estar juntos.
Los pensamientos del gato se vieron interrumpidos cuando la gata del
Clan del Cielo le dio un toque en el costado.
—¡Despierta! —susurró. Sus ojos brillaban y su cola temblaba de
emoción—. Estrella Vaharina va a hablar de los cambios al código
guerrero. Esto es lo que vinimos a oír.
Cuando Cenizo había sido finalmente derrotado, a varios gatos vivos
se les había concedido el privilegio de pisar los terrenos de caza del Clan
Estelar. Cuando habían regresado, se les había dado el título de Luces en la
Niebla, y habían traído un plan que cambiaría las cosas para todos los
Clanes. «Especialmente para gatos como nosotros», pensó el gato, con
una mirada cariñosa a la gata.
El gato levantó la mirada para ver a la líder del Clan del Río que se
dirigía lentamente hacia el final de su rama. Se quedó atónito al notar por
primera vez su aspecto frágil; el pelaje que rodeaba su hocico estaba
grisáceo por la edad, y su manto gris azulado, alguna vez grueso y
hermoso, ahora estaba delgado y apagado. Pero seguía mirando a los gatos
reunidos con toda la dignidad de una líder de Clan cuando empezó a
hablar.
El gato del Clan de la Sombra y la gata del Clan del Cielo
intercambiaron una mirada de expectación, y luego centraron toda su
atención en Estrella Vaharina. Todos los demás gatos hacían lo mismo;
ningún gato los miraba. En silencio, se acercaron y entrelazaron sus colas.
El corazón del gato blanco y negro latía tan fuerte que pensó que se le
saldría del pecho. «Las cosas están cambiando… —se dijo a sí mismo—.
Oh, Clan Estelar, pase lo que pase, déjennos estar juntos».
CAPÍTULO 1
Agazapado junto al montón de carne fresca, Zarpa Flameante arrancó un
bocado del ratón que yacía a sus patas. Pero la suculenta carne le supo a
hojas muertas en la boca y, cuando la engulló, se le asentó en el vientre
como una roca. No podía pensar en otra cosa que no fuera su evaluación
de guerrero, que empezaría en cuanto él y los demás aprendices terminaran
de comer. A su lado, su hermano de camada adoptivo Zarpa de Laurel, que
compartía su ratón, dejó de comer para mover vigorosamente los cuartos
traseros, y luego se lanzó en un enorme salto, aterrizando con sus patas
delanteras aferradas a un guijarro que yacía en el suelo del campamento
del Clan del Trueno.
—¡Te tengo! —aulló—. Ese fue mi mejor salto —declaró mientras
saltaba hacia Zarpa Flameante. Sus ojos brillaban de emoción—. Voy a
cazar muchas presas. ¡Ratones y ardillas, cuidado! ¡Zarpa de Laurel va a
por ustedes!
—Sí, claro —murmuró Zarpa Flameante.
Zarpa de Laurel se agachó a su lado y le dio un toque amistoso, con
una mirada tranquilizadora.
—Hey, no te preocupes —maulló—. Estarás bien. Eres un gran
cazador.
Zarpa Flameante asintió y se obligó a darle otro mordisco al ratón.
Con la esperanza de distraerse de su próxima evaluación, dirigió las orejas
hacia un grupo de gatos mayores que estaban compartiendo presas cerca
de donde estaba, con las cabezas juntas en lo que parecía una conversación
seria.
—No sé qué es lo que opino sobre hacer cambios al código guerrero
—Betulón maulló con inquietud—. Especialmente esta idea de que
podríamos deshacernos de un líder. Sería como decirle al sol que no brille.
Charca de Hiedra soltó un bufido de desaprobación.
—Nos habría encantado deshacernos de Cenizo —señaló—. Incluso
cuando aún creíamos que era Estrella Zarzosa. Murieron gatos porque
seguimos aceptándolo como nuestro líder, a pesar de que enviaba a los
gatos al exilio y sospechaba de todos nosotros por deslealtad, como si
tuviera abejas en el cerebro.
—¿Pero cuántas veces tendremos que lidiar con un gato como
Cenizo? —preguntó Betulón.
—Una vez fue suficiente —Espinardo contestó con un movimiento de
orejas—. Creo que Charca de Hiedra tiene razón.
—Pero Cenizo no era un verdadero líder —insistió Betulón—. Si no
hubiera robado el cuerpo de Estrella Zarzosa, ningún gato lo habría
aceptado. Y el Clan Estelar nunca le dio sus nueve vidas y su nombre.
Estas nuevas reglas tratan de destituir a un líder que fue aprobado por el
Clan Estelar. Eso es muy diferente.
—En eso tienes razón —admitió Espinardo a regañadientes.
—Aunque —Charca de Hiedra maulló—, no es como que el Clan
Estelar sea infalible. Al primer Estrella de Tigre le dieron nueve vidas.
—Eso es cierto. Aunque, si un Clan destituye a su líder, no entiendo
qué pasaría con sus nueve vidas —dijo Caída de Cereza—. Esas vidas las
da el Clan Estelar; los gatos vivos normales no pueden quitárselas,
¿verdad?
—Podríamos intentarlo, si el líder fuera tan vil como Cenizo —maulló
Ratonero, desenvainando las garras. Sus ojos brillaban de enojo, y Zarpa
Flameante recordó que el guerrero había perdido a dos de sus hermanos
como resultado de las mentiras de Cenizo.
Dos o tres gatos del grupo lanzaron exclamaciones de asombro, y
Zarpa Flameante intercambió una mirada horrorizada con su hermano
adoptivo.
—Un líder es un líder —insistió Látigo de Abejorro, mirando al gato
gris y blanco—. No se desobedece a un líder, no se destituye a un líder, y
desde luego no se mata a un líder. Eso seguro te llevaría al Bosque Oscuro.
—Que no se te caiga el pelo. —Espinardo agitó la cola hacia el gato
más joven, quien se echó hacia atrás con expresión ofendida—. No
conoces el Bosque Oscuro, no como Charca de Hiedra y yo. Y el código
nunca ha sido tan rígido. Muchos de ustedes son demasiado jóvenes para
recordarlo, pero yo nunca olvidaré cuando el Clan de la Sombra expulsó a
su líder Estrella Rota, allá en el viejo bosque. Si alguien se lo merecía, era
él. Pero el Clan Estelar no le quitó sus nueve vidas, y no le dieron nueve
vidas al siguiente líder del Clan de la Sombra, Estrella Nocturna.
Leonado, que hasta ahora había escuchado en silencio, se raspó el
manto dorado pensativamente con la lengua.
—Eran otros tiempos, Espinardo. —Su voz era un cálido rumor en su
garganta—. Ahora el Clan Estelar podría estar de acuerdo en quitar las
nueve vidas. Después de todo, ellos animaron a las Luces en la Niebla a
hacer estos cambios al código.
Espinardo agitó una oreja, molesto.
—Ojalá Látigo Gris estuviera aquí para explicarlo —murmuró—. Él
sabía cómo funcionaban las cosas en aquellos tiempos. Simplemente no
entiendo lo que pasó en el Bosque Oscuro, ojalá lo entendiera.
—Muchos gatos desean eso —respondió Leonado—. Pero tenemos
que confiar en que nuestros líderes entienden y harán lo correcto.
La única respuesta de Espinardo fue un gruñido.
—¿Qué opinas tú, Zarpa Flameante? —Zarpa de Laurel murmuró
alrededor de un bocado de ratón—. ¿Deberíamos ser capaces de
deshacernos de nuestro líder?
Zarpa Flameante arrastró su atención de la conversación de los
guerreros veteranos.
—Claro que deberíamos —contestó, medio esperando que los
guerreros veteranos lo escucharan—. Excepto que no creo que eso vaya lo
suficientemente lejos. Tal vez los Clanes funcionarían mejor si
cambiáramos de líderes regularmente.
Los ojos de Zarpa de Laurel se abrieron de golpe, y se atragantó con
su presa, tragándola con dificultad.
—¡¿Qué?!
—Bueno, ¿cuál es la alternativa? —Zarpa Flameante maulló a la
defensiva—. Tal y como está ahora, un gato elegido por el líder anterior
puede mandar a todos los gatos hasta que hayan pasado por nueve vidas
enteras. ¿Cómo es eso justo?
Recuperándose, su hermano adoptivo puso los ojos en blanco.
—Quizá no quieras decir eso muy alto —señaló él—, sobre todo
teniendo en cuenta que nuestro líder, Estrella Zarzosa, es pariente tuyo.
Zarpa Flameante encorvó los hombros.
—De todos modos, nadie me haría caso —murmuró malhumorado.
Obligándose a comer más del ratón, Zarpa Flameante deseó en
silencio que todos los gatos dejaran de juzgarlo por su sangre. Su madre
era Manto de Chispas, hija del líder del Clan, Estrella Zarzosa, y de su
lugarteniente, Esquiruela, quien a su vez era hija de Estrella de Fuego, el
mayor líder que el bosque había conocido jamás. Ningún gato se daba
cuenta de lo duro que era llevar la sangre de gatos como esos en sus venas.
«Hasta medio que me llamo en honor a Estrella de Fuego», pensó Zarpa
Flameante. Mirándose las patas negras, añadió para sí: «Lo cual es raro,
porque yo no soy nada color fuego. Supongo que Estrella de Fuego era un
gato tan grande, que para Manto de Chispas era más importante recordar
a todos los gatos que soy su descendiente, en vez de fijarse en cómo soy en
realidad. Me pregunto si mi padre habría estado de acuerdo».
La mayoría de los gatos nunca mencionaban al padre de Zarpa
Flameante, Canto de Alondra, quien había muerto antes de que tuviera la
oportunidad de conocerlo. La mentora de Zarpa Flameante, Corazón de
Lirio, era la madre de Canto de Alondra, y a veces le contaba historias
sobre él. «Tal vez Canto de Alondra me habría entendido —pensó Zarpa
Flameante con nostalgia—. Corazón de Lirio dice que me parezco a él».
Tragó el último bocado de ratón; Zarpa de Laurel ya había terminado
de comer y estaba sentado, limpiándose los bigotes. Mientras Zarpa
Flameante se pasaba la lengua por las mandíbulas, su madre, Manto de
Chispas, se acercó a ellos.
—Buena suerte en sus evaluaciones —maulló ella.
—¡Gracias, Manto de Chispas! —respondió Zarpa de Laurel,
poniéndose de pie de un salto.
Zarpa Flameante inclinó la cabeza cortésmente.
—Gracias.
—Seguro que lo harás muy bien —le dijo Manto de Chispas.
Zarpa Flameante deseó no sentirse tan rígido e incómodo con su
madre. Sabía que Manto de Chispas lo quería. «Bueno, tiene que hacerlo,
ya que es mi madre». Pero no estaba seguro de que le agradara mucho. A
veces pensaba que ella no lo conocía lo suficiente como para que le
agradara. Manto de Chispas no lo había criado de joven; había estado
demasiado deprimida por la muerte de su padre, Canto de Alondra, y de su
otro cachorro, Pequeño Destello. En su lugar, Raya de Acedera se había
hecho cargo de él.
Más tarde, Manto de Chispas y Zarpa de Pinzón, la hermana de
camada superviviente de Zarpa Flameante, se habían vuelto cercanas
cuando el impostor las había exiliado juntas, dejando a Zarpa Flameante
atrás en el campamento del Clan del Trueno. Tal vez por haber sido
separado de ella tan joven, Zarpa Flameante aún sentía como si apenas
conociera a Manto de Chispas. Ni siquiera estaba seguro de querer
conocerla; se debatía entre esperar su atención porque era su madre y estar
resentido con ella por haberlo abandonado.
Ahora Manto de Chispas no parecía saber qué decirle. Mientras Zarpa
Flameante seguía allí de pie en incómodo silencio, ella hizo una última
inclinación de cabeza, y luego cruzó el campamento hacia donde Zarpa de
Pinzón estaba compartiendo carne fresca con Zarpa de Mirto, la hermana
de camada de Zarpa de Laurel. Zarpa Flameante pudo notar en seguida que
Manto de Chispas se relajó mucho más, entrechocando narices con Zarpa
de Pinzón y dándole un cariñoso lametón alrededor de la oreja. Apartando
la mirada, Zarpa Flameante vio a la madre de Zarpa de Laurel y Zarpa de
Mirto, Raya de Acedera, quien los había acogido a él y a Zarpa de Pinzón.
Ahora les hacía a él y a Zarpa de Laurel un movimiento alentador con la
cola. Inclinando la cabeza en respuesta, Zarpa Flameante dejó escapar un
largo suspiro. «A veces desearía que Raya de Acedera fuera mi madre».
Su mentora, Corazón de Lirio, ya estaba esperando cerca de la entrada
del campamento. Mientras Zarpa Flameante observaba, el mentor de Zarpa
de Laurel, Ratonero, y la mentora de Zarpa de Pinzón, Carbonera, se
acercaron a ella. Un momento después, Ala de Águila, la mentora de Zarpa
de Mirto, salió de la guarida de los guerreros y corrió por el campamento
para unirse a los demás.
—¡Vamos, Zarpa Flameante! —llamó Corazón de Lirio—. ¡Ya es
hora!
Zarpa Flameante se puso de pie mientras el resto de los mentores
llamaban a sus aprendices, y siguió a los otros jóvenes gatos hacia la
entrada del campamento. Aullidos de «¡Buena suerte!» sonaron en sus
oídos de más de sus compañeros de Clan en el claro a su alrededor. Zarpa
Flameante sintió que su tristeza se desvanecía como agua en tierra seca,
sustituida por una emoción nerviosa que le recorría desde las orejas hasta
la punta de la cola.
Afuera del campamento, los cuatro mentores y sus aprendices se
dirigieron en diferentes direcciones. Antes de seguir a Ratonero, Zarpa de
Laurel se detuvo para darle un toque tranquilizador a Zarpa Flameante.
—Tú puedes —maulló.
—Tú también —Zarpa Flameante respondió, apretando el hocico
contra el hombro de Zarpa de Laurel. Luego siguió a Corazón de Lirio
hacia el bosque, en dirección al lago.
Una vez que los olores de los otros gatos y el sonido de sus pasos se
hubieron desvanecido, Corazón de Lirio se detuvo.
—Bien, tienes que ir a cazar —le dijo—. No me verás, pero te estaré
vigilando. Espero que caces muchas presas, así impresionaremos a todos
los gatos del campamento con lo buen cazador que eres.
El tono alegre de Corazón de Lirio, y la forma en que obviamente
esperaba que lo hiciera bien, despertaron la ambición de Zarpa Flameante.
«¡Voy a atrapar algo realmente espectacular!».
Quieto, con todos los sentidos alerta, abrió las fauces para saborear el
aire. Suculentas fragancias de presas fluyeron hacia él, diciéndole que sería
un buen día para cazar. Casi de inmediato distinguió el olor de un ratón y
oyó un roce. Avanzando, localizó el sonido entre un montón de hojas
caídas; incluso pudo ver cómo se movían. «Ahí es donde se esconde el
ratón, ¡puede que incluso haya dos!». Adoptó brevemente la postura del
cazador, pero luego dudó; los ratones no eran presas especialmente
impresionantes. «¡Cualquier bola de pelos tonta puede cazar ratones!».
No le bastaba con aprobar su evaluación cazando cualquier presa; quería
que Corazón de Lirio quedara realmente impresionada.
Enderezándose, Zarpa Flameante se adentró en el bosque, pasando por
alto otro ratón y una musaraña que prácticamente corrió hacia sus patas al
cruzarse en su camino. «Tal vez un pájaro estaría bien —pensó—. Son
más difíciles de cazar».
Unos pasos más adelante, Zarpa Flameante rodeó el borde de un
zarzal y se encontró con una ardilla que mordisqueaba algo con las patas
delanteras a un par de colas de distancia del árbol más cercano. «¡Se ve tan
gorda y jugosa! Sería una presa estupenda para llevar». Zarpa Flameante
se colocó con cuidado en posición y empezó a avanzar sigilosamente,
comprobando que el viento soplara hacia él y apoyando las patas tan
ligeramente como podía. La ardilla parecía no darse cuenta de su
presencia, toda su atención estaba fija en lo que tenía entre las patas. Pero
antes de que Zarpa Flameante estuviera lo bastante cerca como para
abalanzarse, recordó un movimiento que había practicado una o dos veces
con Zarpa de Laurel. Corazón de Lirio nunca lo había visto. «¡Eso seguro
la impresionaría!». El gato negro abandonó su postura y saltó hacia
adelante, lanzándose en un poderoso salto, no hacia la ardilla, sino hacia el
árbol que había detrás. Su intención era girar en cuanto chocara contra el
árbol y rebotar lejos de él, cortando la ruta de escape de la ardilla mientras
huía en busca de seguridad. Pero el espectacular movimiento no funcionó.
Zarpa Flameante chocó contra el árbol con una pata aplastada bajo él; el
dolor le subió por la pata hasta el hombro. Jadeando, intentó corregir su
posición mientras se impulsaba. Pero se enredó en sus propias patas y
calculó mal el salto. Cayó al suelo entre las raíces del árbol, sin aliento. La
ardilla saltó por encima de él y subió corriendo por el tronco, deteniéndose
en una rama baja para proferir insultos a Zarpa Flameante antes de
desaparecer entre las hojas.
El aprendiz se puso de pie, luchando por recuperar el aliento. Los
escombros de entre las raíces se aferraban a su pelaje. Peor aun, cada pelo
de su manto estaba caliente de vergüenza, porque sabía que Corazón de
Lirio debía de estar mirando. Ella habría visto cómo había estropeado el
movimiento; y todavía peor, el alboroto que él y la ardilla habían hecho
habría asustado a cualquier otra presa que hubiese estado lo
suficientemente cerca como para escuchar.
Sacudiéndose la tierra y los restos de hojas del manto, Zarpa
Flameante siguió caminando, decidido ahora a hacer unas cuantas buenas
capturas, capturas sencillas que cualquier guerrero entrenado podría hacer.
«No más alardes», se dijo a sí mismo con severidad.
Se detuvo junto a una mata de helechos, con las orejas aguzadas por el
sonido de una presa escondida en las profundidades de las frondas. No oyó
nada, pero cuando se abrió paso hasta el otro lado, vio inmediatamente una
urraca picoteando el suelo a unas cuantas colas de distancia. Zarpa
Flameante sintió un hormigueo de emoción. ¡Aquella era otra presa
excepcional! Volvió a ponerse en la postura del cazador, comprobando
cuidadosamente que tenía las patas bien metidas y la cola enroscada a lo
largo del costado. Luego, paso a paso, se acercó sigilosamente a la urraca.
«¡Tengo que atrapar esta!». Deslizó una pata hacia delante y estuvo a
punto de posarla sobre una hoja enroscada, pero consiguió retroceder un
latido antes de pisarla y alertar a su presa. Necesitó todas sus fuerzas para
seguir avanzando lentamente, cuando lo que quería era saltar sobre el
pájaro y clavarle las garras. Zarpa Flameante estaba seguro de no haber
hecho ningún ruido, pero antes de alcanzar la mejor distancia para
abalanzarse, la urraca levantó la mirada, ladeando la cabeza como si
hubiera oído algo. «¡Va a salir volando!». Zarpa Flameante se lanzó hacia
delante en un gran salto. Sus garras rozaron la cola de la urraca, que
despegó con un aleteo y un grito áspero, dejando al aprendiz negro con las
garras clavadas en una sola pluma.
—¡Excremento de zorro! —gruñó.
Se quedó mirando al ave con total frustración, luego se obligó a
concentrarse de nuevo y miró sombríamente a través de los árboles. La
ruidosa huida del pájaro habría espantado a la mayoría de las presas
cercanas, una vez más. el estómago de Zarpa Flameante se revolvía
mientras se ponía en camino una vez más. Era plenamente consciente de
que el sol se acercaba a su punto más alto, y esperaba ver en cualquier
momento a Corazón de Lirio saliendo a su encuentro. «Y no he cazado ni
una sola presa. Oh, Clan Estelar, por favor envíame algo… ¡lo que sea!».
Zarpa Flameante siguió avanzando y respiró aliviado cuando percibió
el olor de un ratón y vio a un espécimen flacucho correteando bajo un
arbusto de acebo. Esta vez se deslizó hacia delante con cuidado, sin apenas
atreverse a respirar, y sus patas rozaron ligeramente el suelo. Atrapó a su
presa con un limpio zarpazo, y en el mismo momento otro ratón salió
disparado de su escondite; Zarpa Flameante arremetió con las garras
extendidas y lo atrapó también.
—Gracias, Clan Estelar, por estas presas —maulló con sincera
gratitud.
Pero sabía que no lo había hecho lo suficientemente bien y, lo que era
peor, había perdido la ardilla y la urraca por su propia estupidez. «Podría
haberlo hecho mucho mejor». Solo podía esperar que aún le quedara
tiempo suficiente para añadir más a su patético montón.
Comenzó a rascar rápidamente un agujero para enterrar las dos
capturas, solo para oír la voz de Corazón de Lirio detrás de él,
pronunciando su nombre. Se giró para ver a su mentora saliendo de entre
la maleza. La cola de Zarpa Flameante cayó al ver la mirada de Corazón de
Lirio: donde vio simpatía mezclada con decepción. Su pelaje estaba
caliente de vergüenza. No necesitaba que le dijera que había fallado su
evaluación. «Sé que lo he hecho. Y sé que me lo merecía».
CAPÍTULO 2
—Quédate quieta —maulló Pluma Rizada. Su lengua raspó el manto gris
claro de Zarpa Escarchada con movimientos largos y hábiles—. Sabes que
tienes que estar especialmente limpia y aseada. Es un día muy importante.
Zarpa Escarchada hizo lo que su madre le dijo, aunque sintió como si
su vientre se llenara de mariposas. Sentía tanta emoción que quería saltar,
chillar y perseguirse la cola. «Pero ya no puedo comportarme así —se dijo
a sí misma—. Ya no soy una cachorra; al final del día, seré oficialmente
una aprendiza de curandera».
Durante el último cuarto de luna, Zarpa Escarchada había estado
ayudando a Ala de Mariposa en la guarida de curandería, y ahora estaba
lista para hacer su primer viaje a la Laguna Lunar para la reunión de media
luna. Allí conocería a los otros curanderos, los de los otros Clanes, y
tendría su ceremonia de aprendiza.
—No puedo esperar —exclamó, sin poder reprimir una mueca de
expectación—. Pero también tengo un poco de miedo.
—Tonterías, estarás bien —Pluma Rizada contestó, rozando con la
cola el costado de Zarpa Escarchada—. ¿No hemos sabido siempre que
eres especial? ¿Acaso el Clan Estelar no te eligió para ser una curandera
para el Clan del Río?
—¿En serio crees que lo hicieron? —exhaló Zarpa Escarchada.
—Claro que sí. ¿Recuerdas que soñaste que Garra de Arrendajo te
dejaba sola en el campamento? ¿Y luego murió unos días después? —La
voz de Pluma Rizada se suavizó por un momento al hablar de su pareja, el
padre de Zarpa Escarchada.
Zarpa Escarchada agachó la cabeza. Era demasiado joven cuando
Garra de Arrendajo había muerto como para recordar mucho a su padre,
pero a veces se preguntaba cómo habría sido su vida si él hubiera vivido.
¿Sería su madre tan protectora con ella y sus hermanos de camada?
Un latido después, Pluma Rizada continuó con más energía:
—Predijiste aquella tormenta hace apenas unos días. Y has estado
trabajando duro con Ala de Mariposa en su guarida los últimos días,
aprendiendo todo sobre hierbas y curación. Incluso sacaste esa espina de la
almohadilla de Luz de Vaina. Por supuesto que vas a ser una buena
curandera.
Agradecida por el consuelo, Zarpa Escarchada se recostó en el suave
pelaje marrón de su madre, con un ronroneo en la garganta. «Pluma
Rizada es una gran gata. Si ella cree que puedo hacerlo, sé que estaré
bien». Mientras Pluma Rizada terminaba de acicalarla con un rápido
lametón alrededor de las orejas, Zarpa Escarchada vio a la líder del Clan
del Río, Estrella Vaharina, salir de su guarida, seguida de su lugarteniente,
Juncal.
—La caza ha sido buena hoy —maulló Estrella Vaharina—. El
montón de carne fresca está bien abastecido. Pero cuando envíes a la
patrulla fronteriza, Juncal, tienes que decirles que comprueben si ese tejón
sigue por aquí.
—Claro, entendido —Juncal respondió. Se puso en marcha con un
movimiento de la cola, llamando a sus compañeros de Clan a medida que
avanzaba.
Observando a su líder de Clan, Zarpa Escarchada no pudo evitar
pensar en lo cansada que había sonado su voz, y cómo empezaba a parecer
delgada y frágil. «Me pregunto cuántas vidas le quedan. Tal vez cuando
sea una curandera, sabré cosas como esa».
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz aguda detrás de
ella.
—Vamos, Zarpa Escarchada, deja de soñar despierta. Es hora de irnos.
Zarpa Escarchada se giró y vio a la curandera del Clan del Río, Ala de
Mariposa, detrás de ella. Había una mirada de impaciencia en sus
hermosos ojos ámbar, aunque le dio a Zarpa Escarchada un toque amistoso
en el hombro con la punta de la cola.
—Está lista —maulló Pluma Rizada, dándole a Zarpa Escarchada un
hocico de despedida—. Sé que lo harás bien —ronroneó.
Mientras Zarpa Escarchada se sacudía el manto, oyó un correteo, y los
nuevos aprendices de guerrero del Clan del Río, sus hermanos de camada,
Zarpa de Neblina y Zarpa Gris, corrieron hacia ella.
—¡Buena suerte! —Zarpa de Neblina aulló con entusiasmo.
—Sí, lo harás bien —añadió Zarpa Gris—. Hasta ahora has hecho un
gran trabajo ayudando a Ala de Mariposa. ¿Cómo podrían los otros
curanderos no aceptarte?
Zarpa Escarchada se giró para seguir a su futura mentora fuera del
campamento, luego miró hacia atrás por encima de su hombro.
—¡Oh, espero que tengas razón! —maulló con fervor.
—¡Que todos los gatos lo bastante mayores para cazar sus propias
presas acudan aquí bajo la Cornisa Alta para una reunión del Clan!
La voz de Estrella Zarzosa sonó por todo el campamento; Zarpa
Flameante, quien había estado esperando afuera de la guarida de los
aprendices, flexionando nerviosamente las garras, se levantó y se dirigió al
centro del campamento.
El sol acababa de aclarar las copas de los árboles sobre la hondonada
de piedra. La patrulla del alba había regresado, y aunque Esquiruela había
organizado las primeras patrullas de caza, aún no las había hecho salir. En
su lugar, el Clan comenzó a reunirse. Nimbo Blanco, Centella, Fronde
Dorado y Espinardo se deslizaron fuera del arbusto de avellano que
formaba la guarida de los veteranos y encontraron un lugar soleado donde
podían relajarse. Pelaje Manchado y Dalia estaban sentadas juntas en la
entrada de la maternidad, mientras los cachorros de la reina gris y blanca
jugaban frente a ellas. Corazón de Aliso saludó a Zarpa Flameante con un
movimiento de la cola cuando salió de la guarida de los curanderos,
seguido de Glayo. Los guerreros del Clan formaron un círculo irregular
con Zarpa Flameante en el centro. Esquiruela y Corazón de Lirio se
colocaron una junto a la otra al frente de la multitud. El corazón de Zarpa
Flameante empezó a latir con fuerza. «¡De verdad va a ocurrir!».
Manto de Chispas saltó hacia él y le dio unos cuantos lametones en la
cabeza y los hombros, mientras Zarpa Flameante se retorcía de vergüenza.
—¡No soy un cachorro! —protestó.
—Este es el día más importante de tu vida —Manto de Chispas señaló
con calma—. No es momento de lucir desaliñado.
Zarpa Flameante lanzó un profundo suspiro y se quedó quieto
mientras su madre terminaba de acicalarlo.
Mientras tanto, Pinzón Luminoso se le acercó y entrechocó narices
con él.
—Me pregunto qué nombre te pondrá Estrella Zarzosa —maulló—.
¿Tal vez algo sobre la presa que mataste para aprobar tu evaluación? ¿O
quizá tenga que ver con tus largos bigotes?
Zarpa Flameante no tenía ni idea de qué nombre de guerrero tenía
pensado Estrella Zarzosa para él. Ni siquiera sabía qué nombre quería,
excepto que deseaba no estar atascado con «Flameante».
Finalmente, Estrella Zarzosa bajó por las rocas caídas y se reunió con
Zarpa Flameante en el centro del círculo. El gato negro lo miró y vio un
brillo de aprobación en los ojos ámbar de su líder.
—Una de las tareas más importantes de un líder de Clan es la
formación de un nuevo guerrero —Estrella Zarzosa comenzó—. Y a quien
honramos hoy esperó mucho tiempo para esta ceremonia. —Volviéndose
hacia Corazón de Lirio, continuó—: ¿Ha aprendido tu aprendiz las
habilidades de un guerrero, y comprende las exigencias del código
guerrero?
Corazón de Lirio inclinó la cabeza.
—Lo ha hecho, y lo hace.
—Entonces yo, Estrella Zarzosa, líder del Clan del Trueno, solicito a
mis antepasados guerreros que observen a este aprendiz. Ha entrenado
duro para entender el sistema de su noble código, y se los encomiendo a la
vez como guerrero. —El líder del Clan miró con los ojos muy abiertos a
Zarpa Flameante, y continuó—: Zarpa Flameante, ¿prometes respetar el
código guerrero, y proteger y defender a este Clan, incluso a costa de tu
vida?
Zarpa Flameante levantó la cabeza. Todo su duro trabajo, todas sus
luchas, incluso sus dos evaluaciones fallidas, habían valido la pena para
este momento.
—Lo prometo —respondió.
—Entonces, por los poderes del Clan Estelar, te doy tu nombre de
guerrero —Estrella Zarzosa continuó—. Esquiruela me dice que mostraste
una paciencia e ingenio extraordinarios en tu última cacería, al igual que
Estrella de Fuego. Para honrar esa conexión, a partir de este momento
Zarpa Flameante será conocido como Corazón Flameante, y le damos la
bienvenida como guerrero de pleno derecho del Clan del Trueno.
Zarpa Flameante se quedó mirando al líder de su Clan, con la boca
abierta de asombro. No podía creer el nombre que su líder le había dado.
Ya era bastante malo que «Flameante» formara parte de él, cuando era un
gato negro. Pero ahora Estrella Zarzosa quería cargarlo con el nombre de
guerrero de Estrella de Fuego también. «¿Alguna vez me apreciarán por lo
que soy?».
Mientras tanto, los gatos reunidos lanzaron aullidos de aprobación.
—¡Corazón Flameante! ¡Corazón Flameante!
Zarpa Flameante reunió todo su coraje y levantó la cola para pedir
silencio. Estrella Zarzosa no podría haber dicho palabras que le hubieran
dolido más, hablando de su pariente en un momento especial que debería
haber sido solo para él. Sintió como si le hubieran atravesado el corazón
con garras heladas. «Pero eso solo hace que sea más fácil hacer lo que voy
a hacer ahora».
Sus compañeros de Clan habían empezado a darse cuenta de que algo
estaba mal. Sus alegres coreos se volvieron irregulares e inseguros, hasta
que se apagaron por completo. Todos los gatos miraban a Zarpa Flameante
confundidos. Cuando la hondonada de piedra quedó en silencio, Zarpa
Flameante se levantó.
—Corazón Flameante no será mi nombre —anunció.
Jadeos de asombro recorrieron la multitud. Zarpa Flameante podía
adivinar por qué: Hasta donde sabía, ningún gato había rechazado nunca su
nombre de guerrero, y mucho menos en su ceremonia de nombramiento.
Esquiruela fue la primera en hablar, sus ojos verdes estaban
encendidos de furia.
—¿Qué quieres decir? —preguntó—. ¡¿Cómo te atreves a rechazar tu
nombre?!
A Zarpa Flameante le costó enfrentarse a ella sin estremecerse.
Después de todo, Estrella de Fuego era el padre de Esquiruela; no podía
culparla por estar enojada.
Antes de que pudiera responder, Estrella Zarzosa se volvió hacia su
lugarteniente y le agitó la cola en un gesto tranquilizador. Luego volvió a
mirar a Zarpa Flameante.
—Si no quieres llamarte Corazón Flameante, ¿cómo quieres llamarte?
—preguntó.
—Todavía no lo sé —Zarpa Flameante confesó—. Solo sé que quiero
algo que refleje el gato que soy, no un gato del pasado que todos ustedes
desean que sea. —Su enojo se desbordó, y escupió las palabras—: ¡No soy
Estrella de Fuego! Ni siquiera me parezco a él, por si no se habían dado
cuenta. Pensaré en un nombre perfecto para mí y se los haré saber.
Los gatos intercambiaban miradas desconcertadas, claramente sin
saber cómo reaccionar. Pero Zarpa Flameante creyó ver un destello de
comprensión en los ojos de Estrella Zarzosa. Ningún gato habló con Zarpa
Flameante, excepto su madre, Manto de Chispas, quien se separó de la
multitud y saltó hacia su lado.
—Estás siendo irrespetuoso y un cerebro de ratón —siseó—. Así no te
haces querer por tu Clan.
—¡Eso no es justo! —La protesta vino de la hermana de Zarpa
Flameante, Pinzón Luminoso—. Zarpa Flameante fue humillado cuando le
hicieron tomar su evaluación tres veces, a pesar de que todos saben que
merecía ser un guerrero hace mucho tiempo. ¡Así que lo menos que
pueden hacer es dejarle elegir su propio nombre!
—¡Los guerreros no eligen sus propios nombres! —Esquiruela replicó
con frialdad, erizando su pelaje rojizo oscuro.
Gruñidos y maullidos se elevaron desde el Clan reunido cuando todos
los gatos comenzaron a unirse a la discusión. Al ver cómo había hecho
enojar a Manto de Chispas y a Esquiruela, Zarpa Flameante empezó a
preguntarse si había ido demasiado lejos. Desesperado, se aferró a su
convicción de que tenía razón, pero necesitó todas sus fuerzas para ignorar
la agitación que lo rodeaba y mantener la mirada fija en Estrella Zarzosa.
El líder de su Clan aún permanecía en calma en medio de la agitación,
manteniendo a Zarpa Flameante en su tranquila atención.
Finalmente alzó la voz, y su Clan se quedó en silencio.
—Llegaremos a un acuerdo —anunció—. Zarpa Flameante, te daré un
nombre que refleje mejor tu apariencia y comportamiento, pero que aun así
honre a tu ancestro. Así es este Clan, y te guste o no, Zarpa Flameante,
vemos algunas de las cualidades de Estrella de Fuego en ti. —Levantó la
cola cuando Zarpa Flameante abrió las fauces para protestar—. Tienes
razón en que tu manto no recuerda al fuego —continuó—. Al igual que tu
padre, Canto de Alondra, eres negro como la noche. Así que a partir de
ahora, Zarpa Flameante, serás conocido como Corazón Nocturno.
CAPÍTULO 23
—Así que, Zarpa Escarchada, el Clan Estelar te envió un sueño anoche?
—Ala de Mariposa levantó la mirada de su aseo tan pronto como Zarpa
Escarchada salió de su guarida, parpadeando a la pálida luz del amanecer.
Zarpa Escarchada se detuvo un momento antes de responder. Los
últimos pedazos de su sueño aún se aferraban a ella, y se resistía a
renunciar a la maravilla a cambio de un día ordinario en el campamento
del Clan del Río. «Pero no es un día ordinario —se recordó a sí misma—.
¡Es el día en que tendremos a nuestra nueva líder!».
—¿Y bien? —Ala de Mariposa preguntó, con un borde de impaciencia
en su tono.
—Sí, tuve un sueño —contestó Zarpa Escarchada al fin—. Estaba de
vuelta en la Laguna Lunar, y todo el suelo estaba cubierto de plumas
blancas y rizadas. ¡Era tan hermoso!
—Hmm… Así que Pluma Rizada será nuestra nueva líder
Por un momento Zarpa Escarchada pensó que Ala de Mariposa sonaba
casi decepcionada, o tal vez dudosa, como si de alguna manera no
estuviera contenta de que el Clan Estelar hubiera enviado el sueño.
«¡Seguro que no puede estar celosa de mí! Nunca pareció celosa de
Blima porque podía hablar con el Clan Estelar y ella no».
Cuando Ala de Mariposa volvió a hablar, sonaba tan enérgica y capaz
como siempre; Zarpa Escarchada pensó que debía de estar imaginando
cosas.
—Será mejor que hagamos un anuncio al Clan, para que tú y Pluma
Rizada puedan partir hacia la Laguna Lunar.
Sin esperar una respuesta de Zarpa Escarchada, Ala de Mariposa saltó
más allá de la abertura de su guarida, por la orilla, y a través de los
arbustos hacia el centro del campamento. Zarpa Escarchada la siguió más
despacio, ahogando un gemido al pensar en la interminable extensión de
páramo que tendría que cruzar por segundo día consecutivo.
Para cuando Zarpa Escarchada salió de los arbustos, Ala de Mariposa
estaba de pie en el Tocón Elevado.
—¡Que todos los gatos lo bastante mayores para nadar se reúnan para
escuchar mis palabras! —aulló.
La patrulla del alba, con Luz de Vaina a la cabeza, estaba a punto de
partir, pero se volvió al oír la llamada de Ala de Mariposa. Más guerreros,
Pluma Rizada entre ellos, salieron a toda prisa de su guarida, bostezando y
parpadeando para quitarse el sueño de los ojos. Musgosa salió
sigilosamente de la guarida de los veteranos, se echó en la entrada y
empezó a lavarse las orejas.
En cuanto Ala de Mariposa vio a Zarpa Escarchada, bajó de un salto
del Tocón Elevado.
—Arriba —le maulló, inclinando las orejas para decirle a Zarpa
Escarchada que ocupara su lugar—. Tú deberías hacer el anuncio.
Zarpa Escarchada retrocedió.
—Ala de Mariposa, no puedo… —protestó.
—Tonterías, claro que puedes. —El tono de Ala de Mariposa era
agudo, pero sus ojos ámbar eran cálidos y alentadores—. Fue tu señal.
Sabiendo que no tenía sentido discutir, Zarpa Escarchada se subió al
Tocón Elevado y miró a su Clan. Era muy consciente de las caras de todos
sus compañeros de Clan, levantadas hacia ella, cada una con la mirada
firmemente fija en ella.
«Por favor, Clan Estelar, ayúdame a hacer esto».
—Gatos del Clan del Río —empezó, y luego se dio cuenta de que su
voz era demasiado aguda; casi chillaba como una gatita. Tragó saliva y
volvió a empezar—. Ayer en la Laguna Lunar, el Clan Estelar me envió
una señal, y anoche me la confirmaron con un sueño, un sueño de plumas
blancas y rizadas. Su significado es claro: Pluma Rizada será la nueva líder
del Clan del Río.
Durante unos latidos, el Clan permaneció en silencio, como si
necesitaran tiempo para asimilar lo que Zarpa Escarchada acababa de
decirles. Mientras tanto, Pluma Rizada le dirigió una mirada de sorpresa,
que poco a poco se transformó en una expresión de placer y orgullo.
—¿Yo? —preguntó—. ¿En serio, yo? Oh, gracias, Zarpa Escarchada.
Juro por el Clan Estelar que daré lo mejor de mí para ser una verdadera
líder de este Clan.
Pero mientras hablaba, algunos de sus compañeros de Clan se
volvieron unos a otros, intercambiando miradas incómodas. De la multitud
surgieron murmullos de duda. «¿Y si no aceptan lo que les dije?», pensó
Zarpa Escarchada con ansiedad.
—¿Estás de acuerdo, Ala de Mariposa? —preguntó finalmente Nariz
de Búho.
La curandera agachó la cabeza en respuesta.
—Confío en los instintos de Zarpa Escarchada y en su conexión con el
Clan Estelar —maulló—. Si ella dice que el Clan Estelar ha elegido a
Pluma Rizada, entonces Pluma Rizada será nuestra líder. Además, el Clan
Estelar aún debe aprobarla dándole sus nueve vidas y su nombre. Si se
niegan, sabremos que Zarpa Escarchada estaba equivocada.
El Clan pareció relajarse ante las palabras de Ala de Mariposa,
reuniéndose alrededor de Pluma Rizada para felicitarla. Los hermanos de
Zarpa Escarchada, Zarpa Gris y Zarpa de Neblina, la acariciaron con
orgullo.
—Si no puedo ser líder yo misma —declaró Vespertina, la madre de
Pluma Rizada—, entonces me alegro de que mi hija lo sea. Eres una buena
guerrera, Pluma Rizada, y todos confiamos en ti.
Murmullos de acuerdo surgieron del Clan reunido, sus dudas parecían
desvanecerse como la neblina de la mañana. Zarpa Escarchada sintió alivio
al ver que por fin se había resuelto el problema del liderazgo. El
campamento estaba desordenado: el montón de carne fresca no estaba tan
lleno como de costumbre y los lechos de las guaridas se habían vuelto
rancios. Una líder fuerte y un lugarteniente eficiente pronto se encargarían
de todo eso. «El Clan del Río revivirá pronto y será tan fuerte como
siempre», se dijo Zarpa Escarchada.
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