Introducción Lógicas Paraconsistentes

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LÓGICAS PARACONSISTENTES: UNA INTRODUCCIÓN

JOSÉ LUIS MONTES GUTIÉRREZ


CAMILO ERNESTO RESTREPO RAMÍREZ

DEPARTAMENTO DE INFORMÁTICA Y SISTEMAS


ESCUELA DE INGENIERÍAS
UNIVERSIDAD EAFIT
MEDELLIN, COLOMBIA, S.A.
2000
LÓGICAS PARACONSISTENTES: UNA INTRODUCCIÓN

JOSÉ LUIS MONTES GUTIÉRREZ


CAMILO ERNESTO RESTREPO RAMÍREZ

DEPARTAMENTO DE INFORMÁTICA Y SISTEMAS


ESCUELA DE INGENIERÍAS
UNIVERSIDAD EAFIT
MEDELLIN, COLOMBIA, S.A.
2000
LÓGICAS PARACONSISTENTES: UNA INTRODUCCIÓN

JOSÉ LUIS MONTES GUTIÉRREZ


CAMILO ERNESTO RESTREPO RAMÍREZ

Monografı́a para optar al tı́tulo de


Ingeniero de Sistemas

Director
ANDRÉS SICARD RAMÍREZ
Profesor Departamento de Ciencias Básicas

DEPARTAMENTO DE INFORMÁTICA Y SISTEMAS


ESCUELA DE INGENIERÍAS
UNIVERSIDAD EAFIT
MEDELLIN, COLOMBIA, S.A.
2000
Nota de aceptación

Presidente del Jurado

Jurado

Jurado
A Sara Ramı́rez,
Jorge Restrepo,
Leonor Gutiérrez,
y Aristides Montes
nuestros padres,
con todo amor.
Agradecimientos

Los autores expresan sus agradecimientos a:

Andrés Sicard Ramı́rez, profesor del departamento de ciencias básicas de la Univer-


sidad EAFIT y asesor de esta monografı́a, por haber sido quien nos introdujo en la
lógica paraconsistente, además de sus valiosas orientaciones y dedicación a ésta.

Diego Fernando Montes, gerente de logı́stica de Schott Envases Famacéuticos S.A.,


quien a pesar de la distancia, fue un constante apoyo tanto en el ámbito académico
como personal.

Harold Martina Martı́nez, ejecutivo de proyectos especiales de Suramericana de Se-


guros S.A., por su paciencia y disponibilidad de ayuda.

Camilo Ernesto agradece a Oreida Ruı́z Molina por su constante apoyo, compañia y
amor.

José Luis agradece a Andrés Felipe Montes, Juan Pablo Montes y Diego Fernando
Montes, sus hermanos, por su constante apoyo y confianza.

A La universidad EAFIT y a todos sus profesores, por los conocimientos que quisieron
compartirnos.

Al jurado, por aceptar la revisión y evaluación de esta monografı́a.


A todas las personas que de una u otra forma colaboraron al buen término de esta
monografı́a, por su fidelidad, apoyo y paciencia, sobretodo en las largas noches de tra-
bajo.

Por último, a Aristides Montes y Leonor Gutiérrez, padres de José Luis Montes. Jorge
Restrepo y Sara Ramı́rez, padres de Camilo Ernesto Restrepo. Un agradecimiento muy
especial, por su cariño y amor desinteresado.
Introducción

Esta monografı́a pretende brindar una visión general sobre el amplio panorama que
abre la posibilidad de articular sistemas que contengan inconsistencias, sin que por ello
se desvirtúen.

Para esto, en el capı́tulo 1 se presentan unos conceptos preliminares de lógica, con


el propósito de brindar claridad conceptual sobre algunos aspectos de importancia que
se desarrollarán a lo largo del estudio. Posteriormente, en los capı́tulos 2 y 3 se presenta
de manera sucinta, pero formal, la muy conocida lógica de enunciados y de predicados
clásica. De esta forma se pretende facilitar la asimilación de la lógica paraconsistente
al transitar primero por caminos un poco más conocidos. Como paso siguiente, en el
capı́tulo 4 se hace un análisis filosófico de los principios lógicos, en especial del principio
de no contradicción, por ser éste a partir del cual se introduce la paraconsistencia. De
manera muy informal, en el capı́tulo 5, se hace una presentación de la lógica para-
consistente; y luego, en el capı́tulo 6 se presenta de manera formal algunas lógicas
paraconsistente, haciendo especial énfasis en el cálculo C1 . En el capı́tulo 7, se analizan
las implicaciones epistemológicas de articular sistemas lógicos inconsistentes pero no
triviales, de revaluar la muy arraigada visión del mundo como un “ser” excento de con-
tradicciones. Después, en el capı́tulo 8, se presentan algunas aplicaciones de la lógica
paraconsistente, en especial en el área de la informática. Finalmente, en el capı́tulo 9, se
aborda un análisis de la lógica paraconsistente y la lógica clásica desde varias perspec-
tivas; y luego se presentan algunas posibles aplicaciones de la lógica paraconsistente,
como sugerencia de futuros estudios. Adicionalmente, se presenta el panorama que tiene

v
y tendrá esta controvertida propuesta intelectual.

Aunque a primera vista, el desarrollo de un trabajo de estas caracterı́sticas resulte


muy teórico para un trabajo de grado para optar por el tı́tulo de Ingenieros de Sis-
temas, se considera que el pensar no se detiene en lo práctico, sino también que es
necesario explorar nuevos caminos o propuestas, a fin de ser incorporadas a las labores
diarias.

Y que mejor punto de partida, que emprender un estudio de una propuesta lógica,
si se considera la lógica como el pilar teórico de las herramientas computacionales de-
sarrolladas en la actualidad.

Los autores
Universidad EAFIT, Medelln
7 de Abril de 2000

vi
Índice general

Introducción V

1. Conceptos preliminares de lógica 1


1.1. Preliminares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1.1. Elementos sobre lenguajes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1.2. Lenguaje formal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.1.3. Proposiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.1.4. Conectivos lógicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
1.1.4.1. Negación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.1.4.2. Disyunción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.1.4.3. Conjunción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1.1.4.4. Condicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1.1.4.5. Bicondicional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.2. Teorı́a formal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.3. Metamatemáticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.3.1. Consistencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
1.3.1.1. Consistencia sintáctica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.3.1.2. Consistencia semántica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.3.2. Completitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.3.2.1. Completitud sintáctica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
1.3.2.1.1. Completitud sintáctica en sentido fuerte . . . 12
1.3.2.1.2. Completitud sintáctica en sentido débil . . . . 12

vii
ÍNDICE GENERAL

1.3.2.2. Completitud semántica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12


1.3.2.2.1. Completitud semántica absoluta . . . . . . . . 12
1.3.2.2.2. Completitud semántica relativa a una inter-
pretación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.3.3. Decidibilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.3.3.1. Decidibilidad sintáctica . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
1.3.3.2. Decidibilidad semántica . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

2. Lógica de enunciados 14
2.1. Lenguaje de la lógica de enunciados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.1.1. Alfabeto de la lógica de enunciados . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.1.2. Reglas de formación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2.1.3. Reglas de transformación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2.2. Eliminación de paréntesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.3. Definiciones en L . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.4. Un sistema axiomático para L . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
2.5. Otros sistemas axiomáticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
2.5.1. Sistema axiomático desarrollado por Hilbert-Ackermann . . . . 17
2.5.2. Sistema axiomático desarrollado por Meredith . . . . . . . . . . 17
2.6. La lógica de enunciados como teorı́a axiomática . . . . . . . . . . . . . 18
2.7. Algunas consecuencias sintácticas en L . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
2.8. Principios lógicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
2.9. Tautologı́as . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.10. Modelo en la lógica de enunciados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
2.10.1. Interpretación de los sı́mbolos de enunciado . . . . . . . . . . . 23
2.11. Noción semántica de verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.12. Validez en la lógica de enunciados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.12.1. Validez semántica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.12.2. Validez sintáctica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

viii
ÍNDICE GENERAL

2.13. Metateorema de completitud de Gödel . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25


2.14. Resultados metateóricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

3. Lógica de predicados de primer orden 27


3.1. Lenguaje de la lógica de predicados de primer orden . . . . . . . . . . . 27
3.1.1. Sı́mbolos propios del lenguaje de primer orden . . . . . . . . . . 27
3.1.2. Alfabeto del lenguaje primer orden . . . . . . . . . . . . . . . . 28
3.1.3. Reglas de formación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
3.1.4. Reglas de transformación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
3.2. Eliminación de paréntesis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
3.3. Definiciones en L . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
3.4. Variables libres y ligadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
3.5. Enunciado o fórmula cerrada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
3.6. Sistema axiomático para L . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
3.7. La lógica de predicados como teorı́a axiomática . . . . . . . . . . . . . 31
3.8. Interpretación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
3.9. Satisfacción y verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3.10. Modelos en la lógica de predicados de primer orden . . . . . . . . . . . 34
3.11. Resultados metateóricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34

4. Principios lógicos 35
4.1. Principio de no contradicción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
4.1.1. Cuestionamiento al principio de no contradicción . . . . . . . . 39
4.2. Principio del tercero excluido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
4.3. Principio de identidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

5. Introducción a la lógica paraconsistente 45


5.1. Aspectos históricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
5.2. Aspectos generales de la lógica paraconsistente . . . . . . . . . . . . . . 48
5.3. Aspectos generales de las teorı́as paraconsistentes . . . . . . . . . . . . 51

ix
ÍNDICE GENERAL

6. Lógicas paraconsistentes 54
6.1. Definiciones en C1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
6.2. Sistema axiomático para C1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
6.3. Algunas consecuencias sintácticas en C1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
6.4. Semántica de valoraciones para C1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
6.4.1. Consecuencias de la definición de valoraciones paraconsistentes . 63
6.4.2. Clasificación de la negación paraconsistente . . . . . . . . . . . 64
6.4.3. Un procedimiento de decisión para C1 . . . . . . . . . . . . . . 64
6.4.4. Construcción paso a paso de una quasi-matriz . . . . . . . . . . 66
6.4.5. Algunos ejemplos de quasi-matrices . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6.5. Correctitud y completitud de C1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
6.5.1. Correctitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
6.5.2. Completitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
6.6. Otros sistemas de cálculos paraconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . . 75
6.6.1. Definiciones para Cn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
6.6.2. Un sistema axiomático para los cálculos Cn . . . . . . . . . . . . 75
6.6.3. Algunas consecuencias en Cn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
6.6.4. Relación entre los cálculos Cn , 1 ≤ n < ω . . . . . . . . . . . . . 76
6.7. Lógica paraconsistente de predicados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
6.8. Resultados metateóricos en la lógica paraconsistente . . . . . . . . . . . 78

7. Implicaciones epistemológicas de las lógicas paraconsistentes 80


7.1. Racionalidad y lógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
7.1.1. Aclaraciones previas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
7.1.2. Racionalidad y lógica paraconsistente . . . . . . . . . . . . . . . 82
7.2. Sistemas deductivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
7.2.1. Estatuto ontológico de la contradicciones manejadas en la lógica
paraconsistente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
7.2.2. Articulación lógica de contradicciones . . . . . . . . . . . . . . . 89

x
ÍNDICE GENERAL

7.3. Lo contradictorio en la lógica paraconsistente . . . . . . . . . . . . . . 90

8. Aplicaciones de la lógica paraconsistente a la informática 94


8.1. Bases de datos paraconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
8.1.1. Modelo relacional de datos paraconsistente . . . . . . . . . . . . 96
8.1.1.1. Relaciones paraconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . 97
8.1.2. Construcción de consultas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
8.1.2.1. SELECT tetravalente . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
8.1.2.2. Operadores algebraicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101

8.1.2.3. Proyección (π) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
8.1.2.4. Condiciones tetravalentes . . . . . . . . . . . . . . . . 102

8.1.2.5. Selección (σ) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
8.1.2.6. Union . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
8.1.3. Lógica paraconsistente en la inteligencia artificial . . . . . . . . 108
8.1.4. Circuı́tos electrónicos paraconsistentes . . . . . . . . . . . . . . 111

9. Conclusiones 113
9.1. La lógica paraconsistente desde varias perspectivas . . . . . . . . . . . 113
9.1.1. La lógica paraconsistente desde la negación débil (¬) . . . . . . 114
9.1.2. La lógica paraconsistente desde la negación fuerte (∼) . . . . . . 116
9.2. Posibles aplicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
9.2.1. Un Data Warehouse Paraconsistente . . . . . . . . . . . . . . . 118
9.2.2. Métodos formales paraconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . . 120
9.2.3. Máquinas paraconsistentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
9.3. Perspectivas de la lógica paraconsistente . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

xi
Índice de cuadros

6.1. Paso 1 y 2 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧


¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
6.2. Paso 3a y 3b en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧
¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6.3. Paso 4 y 4a en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧
¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
6.4. Paso 4b y 4b1 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧
¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
6.5. Paso 4b2 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧
¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
6.6. Paso 4b3 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧
¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
6.7. Paso final en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧
¬β)) → ¬¬α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
6.8. Quasi-matriz de ¬α → (α → ((α ∧ ¬α) → β)) . . . . . . . . . . . . . . 71
6.9. Quasi-matriz de ∼ α → (α → ((α∧ ∼ α) → β)) . . . . . . . . . . . . . 71
6.10. Quasi-matriz de (¬α ∨ ¬β) → ¬(α ∧ β) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
6.11. Quasi-matriz de (α → β) → (∼ β →∼ α) . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
6.12. Quasi-matriz de ∼ (α → β) → α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
6.13. Quasi-matriz de (α → β) → ((α →∼ β) →∼ α) . . . . . . . . . . . . . 73
6.14. Quasi-matriz de α → (β → α) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
6.15. Quasi-matriz de α → (β → α) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74

xii
ÍNDICE DE CUADROS

6.16. Quasi-matriz de ¬¬α → α . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75


6.17. Quasi-matriz de ((α → β) ∧ α) → β . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75

xiii
Índice de figuras

1.1. Negación, negación natural y supernegación. . . . . . . . . . . . . . . . 5

6.1. Negación, negación natural, supernegación y negación débil . . . . . . . 65


6.2. Jerarquı́a de los cálculos Cn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

9.1. ΓC1 y Γcpc¬ desde la negación débil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114


9.2. ΓC1 y Γcpc¬ ∪ {α, ¬α} desde la negación débil . . . . . . . . . . . . . . . 115
9.3. ΓC1 ∪ {α, ¬α} y Γcpc¬ desde la negación débil . . . . . . . . . . . . . . . 115
9.4. ΓC1 y Γcpc∼ desde la negación fuerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
9.5. ΓC1 y Γcpc∼ ∪ {α, ¬α} desde la negación fuerte . . . . . . . . . . . . . . 116
9.6. ΓC1 ∪ {α, ¬α} y Γcpc∼ desde la negación fuerte . . . . . . . . . . . . . . 117
9.7. ΓC1 ∪ {α, ∼ α} y Γcpc∼ desde la negación fuerte . . . . . . . . . . . . . 117
9.8. ΓC1 y Γcpc∼ ∪ {α, ∼ α} desde la negación fuerte . . . . . . . . . . . . . 118

xiv
Capı́tulo 1

Conceptos preliminares de lógica

1.1. Preliminares

Se puede pensar la lógica como el estudio del razonamiento deductivo correcto. Este
proceso consiste en obtener conclusiones a partir de suposiciones; estas conclusiones se
conocen como consecuencias lógicas. El razonamiento deductivo correcto es el razon-
amiento deductivo en el que las conclusiones se siguen necesaria e inevitablemente de
las suposiciones o hechos.

En otras palabras, el objetivo fundamental de la lógica es el de explicar la noción de


consecuencia lógica, la cual se da entre un conjunto de enunciados llamados premisas,
y un enunciado en particular, llamado conclusión.

1.1.1. Elementos sobre lenguajes

Un alfabeto A es un conjunto enumerable de sı́mbolos indivisibles. Una secuencia


finita de sı́mbolos de un alfabeto, es llamada palabra o cadena sobre el alfabeto A, y el
conjunto de todas las palabras construı́das sobre A, es llamado el Lenguaje Universal,
y se denota A∗ .

A∗ = {s1 s2 s3 . . . sn /si ∈ A}.

1
1.1 Preliminares

1.1.2. Lenguaje formal

Un lenguaje formal es un subconjunto del lenguaje universal cuyas palabras o ex-


presiones están construidas adecuadamente, de acuerdo a unas reglas de formación
especı́ficas.

Para estructurar un lenguaje formal es necesario contar con los siguientes elementos:

1. Un alfabeto A, sobre el cual se construya el lenguaje.

2. Reglas de formación que establecen criterios para construir expresiones bien


formadas1 (EBF), ya que no toda sucesión finita de sı́mbolos de un alfabeto
deberı́a pertenecer al lenguaje.

1.1.3. Proposiciones

Las proposiciones son combinaciones de términos2 que se caracterizan por tener un


valor de verdad, es decir, pueden ser falsas o verdaderas.

Se habla de proposiciones atómicas, las cuales se expresan mediante una letra, o sea
una variable, como aquellas que no se pueden descomponer en partes, que sean a su
vez, proposiciones. La lógica de enunciados se ocupa solamente de las proposiciones
atómicas y de las que puedan surgir de éstas mediante la aplicación de los conectivos
lógicos. Ası́, el valor de verdad de las proposiciones está dado en función de verdad de
las proposiciones atómicas que la componen.

1.1.4. Conectivos lógicos

Un conectivo lógico es signo que permiten conectar o unir proposiciones.

Por sı́ solos, los conectivos lógicos no reciben un valor de verdad sino que sirven para
1 Expresiones bien formadas son cadenas de sı́mbolos del lenguaje formal construı́das correctamente.
2 Lostérminos son en general las partes constitutivas de todo discurso. Estos pueden ser de dos tipo: categoremáticos,
que pueden ser sustantivos, adjetivos, entre otros; y sincategoremáticos, que son expresiones como “y”, “o” , “no”, entre
otros [Aga86]

2
1.1 Preliminares

determinar el valor de verdad de la proposición en que aparecen en función del valor de


verdad de las proposiciones atómicas que la integran [Aga86].

Para cada conector lógico se define una función llamada “función de verdad” que tiene
su dominio en el campo de los valores de verdad de sus variables y el rango, en el con-
junto de los valores de verdad, con lo cual se puede clasificar a éstas con respecto a la
verdad o a la falsedad.
Los valores de verdad, sin importar cuántos sean, se pueden clasificar como designados,
antidesignados y neutros (ni designados, ni antidesignados). Por valor designado se en-
tiende un valor tal que, si él es el valor de verdad de una oración dada ‘p’, entonces ‘p’
es afirmable.
En caso contrario, por valor de verdad antidesignado se entiende un valor tal que, si él
es el valor de verdad de una oración ‘p’, entonces ‘p’ es negable.
De manera intuitiva, un valor de verdad es designado si y solo sı́ es verdadero; es an-
tidesignado si es falso.

En el caso de la lógica clásica los valores de verdad son {V erdadero, F also}, los cuales
son designado y antidesignado respectivamente. Por convención se usa la cifra “1” para
el valor de verdad “V erdadero” y la cifra “0” para el valor de verdad “F also”. En
ciertas lógicas multivalentes hay valores que son a la vez designados y antidesignados;
y hay también, lógicas en las que hay valores que no son ni designados ni antidesignados.

A continuación se definen los conectivos lógicos y sus correspondientes funciones de


verdad con base en la lógica clásica. Sin embargo, se hará una excepción con el functor
de la negación, para el cual se va seguir una definición más detallada, debido a que es
a través de este functor que se va a introducir la paraconsistencia.

Cabe notar, que para cada functor existe una definición más profunda3 , sin embar-

3 Para un estudio más detallado de cada functor refiérase a [Peñ93].

3
1.1 Preliminares

go, esta opción no será tomada en cuenta en este estudio.

1.1.4.1. Negación

La negación lógica es una operación uniproposicional, la cual se denota por el sı́mbo-


lo (∼).

Desde el punto de vista de la lógica clásica la negación de una proposición o fórmula es


verdadera cuando ésta es falsa, y viceversa.

ρ ∼ρ
1 0
0 1

De manera general, y siguiendo a Lorenzo Peña [Peñ93] se define la negación como


un functor monádico, tal que cumple las siguientes condiciones, para todo ‘p’ (en este
caso, el resultado de encerrar entre barras verticales a una fórmula designará el valor
de verdad de la misma):

1. Al menos uno de entre /p/ y /∼ p/ o bien es designado o bien no es antidesignado.

2. Al menos uno de entre /p/ y /∼ p/ o bien es antidesignado o bien no es designado.

3. /p/ es designado ssi /∼ p/ es antidesignado.

4. Si /∼ p/ es designado, entonces /p/ es antidesignado.

5. /p/ = 0 ssi /∼ p/ = 1.

6. Si /p/ = 1, entonces /∼ p/ = 0.

7. Si /∼ p/ = 0, entonces /p/ es designado.

Un functor uniproposicional es llamado negación natural, si además de cumplir las


condiciones anteriores, cumple también las siguientes para todo “p”:

8. Si /p/ es antidesignado, entonces /∼ p/ es designado.

4
1.1 Preliminares

9. /p/ = /∼∼ p/.

10. Si /∼ p/ = 0, entonces /p/ = 1.

Un functor de negación es llamado supernegación si y sólo si no cumple ninguna de las


condiciones 8 a 10, pero cumple las tres siguientes, para cualquier “p”:

11. A lo sumo uno entre /p/ y /∼ p/ es designado.

12. Si /p/ es designado, entonces /∼ p/ ≤ 0.

13. Si /∼ p/ es designado, entonces /p/ ≤ 0 y 1 ≤ /∼ p/.

En la figura 1.1 se puede observar la relación entre las distintas negaciones definidas,
según las condiciones que cumplan. Ejemplos de estos tipos de negación son los sigu-

Figura 1.1: Negación, negación natural y supernegación.

ientes:
4
Ejemplo 1.1. En el sistema lógico Lw
3 (Weak Variant of Lukasiewicz) , los valores de

verdad se encuentran en el conjunto {1, 1/2, 0}, donde 1 y 1/2 son designados y 0 es
antidesignado. Este sistema tiene la siguiente negación:

ρ ∼ρ
1 0
1/2 0
0 1
4 Sistema presentado por Nicholas Rescher en [Res69].

5
1.1 Preliminares

Se puede observar que esta negación cumple las condiciones 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 11, 12


y 13. Y no cumple las condiciones 9 y 10. Por ésta razón se considera como negación
y no como supernegación, pues además de cumplir las condiciones 11, 12 y 13, cumple
también la condición 8.

Ejemplo 1.2. En el sistema lógico A3 5 , los valores de verdad se encuentran en el


conjunto {1, 1/2, 0}, donde 1 es designado, 1/2 es designado y antidesignado y 0 es
antidesignado. Este sistema tiene la siguiente negación:

ρ ∼ρ
1 0
1/2 0
0 1

Se puede observar que esta negación cumple las condiciones 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 11,


12 y 13. Y no cumple las condiciones 8, 9 y 10. Por ésta razón se considera como
supernegación.

Ejemplo 1.3. En el mismo sistema A3 , se presenta otra negación:

ρ ∼ρ
1 0
1/2 1/2
0 1

Se puede observar que esta negación cumple las condiciones 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y


10. Y no cumple las condiciones 11, 12 y 13. Por esta razón se considera como negación
natural.

1.1.4.2. Disyunción

La disyunción lógica une dos proposiciones o fórmulas con el conectivo lógico “o”,
esta operación se simboliza como ρ1 ∨ ρ2 .

5 Sistema presentado por Lorenzo Peña en [Peñ93].

6
1.1 Preliminares

La disyunción de dos proposiciones es falsa sólo si lo son las dos proposiciones que
la integran y, verdadera, en cualquier otro caso.

ρ1 ρ2 ρ1 ∨ ρ2
1 1 1
0 1 1
1 0 1
0 0 0

1.1.4.3. Conjunción

La conjunción lógica une dos proposiciones o fórmulas con el conectivo lógico “y”,
esta operación se simboliza como ρ1 ∧ ρ2 .

La conjunción de dos proposiciones es verdadera sólo si lo son las dos proposiciones


que la integran y, falsa, en cualquier otro caso.

ρ1 ρ2 ρ1 ∧ ρ2
1 1 1
0 1 0
1 0 0
0 0 0

1.1.4.4. Condicional

El condicional lógico une dos proposiciones o fórmulas con el conectivo lógico “en-
tonces”, ésta operación se simboliza como ρ1 → ρ2 ; donde ρ1 es denominado antecedente
y ρ2 es denominado consecuente.

El condicional entre dos proposiciones es verdadero si y sólo si el consecuente es ver-


dadero o el antecedente es falso.

7
1.2 Teorı́a formal

ρ1 ρ2 ρ1 → ρ2
1 1 1
0 1 1
1 0 0
0 0 1
Afirmar “si p, entonces q”, significa que no se puede al mismo tiempo afirmar la verdad
de p y negar la verdad de q. Esto quiere decir que el conector condicional puede definirse
para el sentido común mediante los de la negación y la conjunción, de la siguiente forma:
[Aga86]
def
ρ1 → ρ2 ≡ ∼ (ρ1 ∧ (∼ ρ2 )).

1.1.4.5. Bicondicional

El bicondicional lógico une dos proposiciones con el conectivo lógico “si y sólo si”,
el cual se simboliza como ρ1 ↔ ρ2 .

El bicondicional entre dos proposiciones es verdadero si y sólo si las dos proposiciones


que la integran son verdaderas o si son falsas.

ρ1 ρ2 ρ1 ↔ ρ2
1 1 1
0 1 0
1 0 0
0 0 1

1.2. Teorı́a formal

Una teorı́a intuitiva permite formular ciertos enunciados. Entre estos enunciados,
unos son verdaderos y otros falsos. Los enunciados verdaderos son los axiomas y los
teoremas. Un teorema es un enunciado que puede deducirse de los axiomas o teoremas
ya demostrados por medio de la concatenación de enunciados intermedios que consti-
tuye una demostración.

8
1.3 Metamatemáticas

Se define una teorı́a formal Σ cuando cumple las siguientes condiciones

1. Un conjunto enumerables de sı́mbolos que son presentados como el alfabeto de Σ.


Una secuencia finita de sı́mbolos de Σ es llamada expresión de Σ.

2. Un conjunto de reglas de construcción, formuladas en forma recurrente, que especi-


fique cuáles son las expresiones dotadas de sentido, se genera ası́ un subconjunto
de las expresiones de Σ denominado conjunto de fórmulas o expresiones bien for-
madas.

3. Un conjunto de expresiones bien formadas que es denominado conjunto de axiomas


de Σ.

4. Unas reglas de inferencia que permiten obtener, partiendo de determinadas expre-


siones bien formadas, otras expresiones bien formadas.

Definición 1.1. (Demostración). Una demostración de una fórmula β de Σ es una


sucesión finita de fórmulas α1 , α2 , . . ., αn , tal que:

1. αn ≡ β.

2. Para todo i ≤ n; αi es un axioma lógico, o bien αi es obtenida de αj y αk , (tal que


k, j ≤ i) por la aplicación de unas de las reglas de inferencia.

Definición 1.2. (Fórmula demostrable). Se dice que α es una fórmula demostrable si


y solo si existe una demostración de α.

Definición 1.3. (Teorema). Un teorema es una fórmula demostrable en Σ.

Definición 1.4. (Modelo). Intuitivamente un modelo es una estructura mediante la


cual se puede verificar la validez de una fórmula dentro de un sistema lógico. Esta
definición será presentada formalmente en capı́tulos posteriores.

1.3. Metamatemáticas

Las metamatemáticas son teorı́as relativas a un sistema formal considerado como


lenguaje objeto que se encuentran formuladas en una metalengua.

9
1.3 Metamatemáticas

Un metalenguaje es por lo general el lenguaje usual al cual se le añaden ciertos sı́mbolos


para designar los elementos del sistema formal.

Los enunciados demostrados a este nivel son denominados metateoremas, los cuales
proporcionan resultados válidos para clases enteras de proposiciones e incluso para la
totalidad del sistema.

De las propiedades metamatemáticas de un sistema formal, las principales son: con-


sistencia, completitud y decidibilidad.

1.3.1. Consistencia

En el enfoque clásico de los sistemas lógicos, la consistencia o coherencia como tam-


bién es conocida es una propiedad de gran importancia debido a que es sobre ésta
donde radica todo el sistema formal, e incluso las definiciones de las otras propiedades
metamatemáticas por lo general descansan sobre el establecimiento de una garantı́a de
consistencia. Por lo tanto un sistema inconsistente ha sido considerado absolutamente
absurdo e inútil, ya que serı́a posible derivar cualquier expresión en éste; e incluso po-
drı́a eliminarse a si mismo pues al poder derivar cualquier expresión, es posible derivar
la negación de sus axiomas con lo que el sistema deja de darse. La lógica paraconsistente
cambia radicalmente esta concepción.

La lógica paraconsistente “soporta” contradicciones en la medida en que es posible


derivar ciertas contradicciones al interior de una teorı́a formal (la cual está cimenta-
da en una lógica paraconsistente), sin que por este hecho se puedan deducir todas las
expresiones bien formadas; no obstante la teorı́a continúa siendo un sistema de in-
ferencia válido y el conocimiento sigue existiendo a pesar de las contradicciones. De
este modo, la lógica paraconsistente ha cambiado sustancialmente la implicaciones que
se creı́a acarreaba derivar una contradicción al demostrar que a partir de ésta no se
derivan todas las expresiones bien formadas y con esto ha desvirtuado en cierto gra-

10
1.3 Metamatemáticas

do la razones que lógicamente se argumentaban para buscar a toda costa la consistencia.

Es importante resaltar que la lógica paraconsistente no produce inconsistencias sino


que las “soporta” en caso de ser derivadas de los axiomas propios de una teorı́a, y no
permite que cada contradicción haga colapsar todo el el sistema.

Las definiciones que se presentan a continuación para la propiedad metamatemática


de consistencia para un sistema siguen criterios “clásicos”, donde se supone que la lógi-
ca subyacente a la teorı́a es la clásica, pero estas definiciones no tienen válidez absoluta
si la lógica subyacente es paraconsistente, esta situación será abordada en los capı́tulos
5, 6 y 7.

La consistencia puede ser vista desde el aspecto tanto sintáctico como semántico, como
se presenta a continuación.

1.3.1.1. Consistencia sintáctica

Se dice que un sistema es consistente sintácticamente cuando en él es imposible


derivar una expresión determinada y su negación. Sin embargo, ésta definición sólo
serı́a útil para aquellos sistemas que tienen la operación negación.

Otra forma de definir la consistencia sintáctica es la siguiente: un sistema formal es


consistente sintácticamente si no es posible derivar en él cualquier expresión.

1.3.1.2. Consistencia semántica

Un sistema es considerado consistente semánticamente si sus expresiones admiten


un modelo.
Si una interpretación es modelo de un sistema, es evidente que nunca podrá ser a la
vez modelo de una expresión y su negación, cosa que precisamente significa que una
de éstas dos expresiones no será derivable dentro del sistema, por lo cual éste resulta
consistente.

11
1.3 Metamatemáticas

1.3.2. Completitud

La completitud, o saturación, también puede ser vista desde los aspectos sintáctico
y semántico.

La importancia de la completitud sintáctica radica en que sin ella el sistema resul-


tarı́a “inadecuado” al no conseguir dominar deductivamente con sus axiomas todas sus
propias expresiones cerradas. Sin embargo, resulta aún más importante la completi-
tud semántica que justifica todos los esfuerzos que se hacen por construir un sistema
axiomático, a fin de dominar sintácticamente todas las proposiciones “lógicamente ver-
daderas” o expresiones válidas [Aga86].

1.3.2.1. Completitud sintáctica

La completitud sintáctica puede ser de dos tipos dependiendo de su alcance, a saber,


completitud sintáctica en sentido fuerte, y completitud sintáctica en sentido débil.

1.3.2.1.1. Completitud sintáctica en sentido fuerte Se dice que un sistema es completo


en sentido fuerte si toda proposición perteneciente a él es derivable o refutable.
Esta definición sólo es aplicable a los sistemas que contienen la operación de negación.

1.3.2.1.2. Completitud sintáctica en sentido débil Se dice que un sistema es completo


en sentido débil si: añadiendo a los axiomas una proposición no derivable del sistema
éste se hace no consistente.

1.3.2.2. Completitud semántica

Se distinguen dos tipos de completitud semántica: completitud propiamente dicha o


absoluta y completitud relativa a una interpretación.

1.3.2.2.1. Completitud semántica absoluta Un sistema es completo de manera abso-


luta, si toda proposición válida de este sistema es derivable, y viceversa.

12
1.3 Metamatemáticas

Un sistema es completo en este sentido, si existe una correspondencia biunı́voca entre


las proposiciones derivables y los enunciados verdaderos.

1.3.2.2.2. Completitud semántica relativa a una interpretación Se dice que un sistema


es completo en relación con una interpretación si toda proposición correspondiente a
un enunciado cierto en esta interpretación es derivable en el sistema.

1.3.3. Decidibilidad

La decidibilidad de un sistema está ligada al hecho de encontrar un procedimiento


mecánico y eficaz que de manera automática permita dar respuesta (afirmativa o neg-
ativa) a un determinada pregunta.

En el caso de los sistemas lógicos, el problema de la decisión puede ser visto tanto
desde el punto de vista sintáctico como semántico, al preguntarse por la derivabilidad
o la validez de una expresión en el sistema.

1.3.3.1. Decidibilidad sintáctica

Un sistema es decidible en sentido sintáctico si se puede dar un procedimiento


mecánico que permita decidir si una proposición es derivable o no en el sistema.

1.3.3.2. Decidibilidad semántica

Un sistema es decidible en sentido semántico si dado un campo de interpretación es


posible encontrar un procedimiento efectivo que permita decidir, para toda proposición,
en este campo si es válida o no.

La existencia de este procedimiento de decisión permite la comprobación automática


de las leyes lógicas, con lo cual podrı́an ser verificadas incluso por una máquina, al no
requerir una autentica capacidad racionante [Aga86].

13
Capı́tulo 2

Lógica de enunciados

La lógica de enunciados tiene como objetivo principal el estudio de la noción de


consecuencia lógica, entre las premisas y la conclusión que se sigue de éstas, dejando a un
lado las cualidades retóricas o estilı́sticas, o la capacidad persuasiva de los argumentos;
considerando únicamente el comportamiento de los conectivos lógicos [Que95].

2.1. Lenguaje de la lógica de enunciados

Un lenguaje L de la lógica de enunciados es un lenguaje formal, cuyos elementos que


lo estructuran se presentan a continuación.

2.1.1. Alfabeto de la lógica de enunciados

El alfabeto de la lógica de enunciados se encuentra constituı́do por:

1. Un conjunto enumerable de sı́mbolos atómicos o sı́mbolos de enunciado1 , es decir:

L = {ρi /i ∈ ω} ,

donde ω es el conjunto de los ordinales finitos,

ω = {0, 1, 2, . . .}.

2. Un conjunto de signos lógicos primitivos u operadores booleanos primitivos com-


pleto, es decir, que cualquier fórmula pueda ser escrita en términos del mismo.
1 En la actualidad se consideran incluso lenguajes con una cantidad no enumerable de sı́mbolos [Que95], pero ésta

posibilidad no será tenida en cuenta en ésta monografı́a.

14
2.1 Lenguaje de la lógica de enunciados

Adicionalmente, con el conjunto elegido debe ser posible expresar todas las fun-
2
ciones de verdad; hay 16 (22 ) funciones de verdad bivalentes de dos argumentos2 .

Se elige el conjunto de operadores {∼, →}, acorde al utilizado por Elliot Mendelson
[Men64].

3. Un conjunto de sı́mbolos de puntuación { ), ( }.

2.1.2. Reglas de formación

Toda sucesión finita de sı́mbolos del alfabeto L es una fórmula o expresión bien
formada si puede obtenerse de la aplicación de las siguientes reglas:

1. Todo sı́mbolo de enunciado ρi es una fórmula.

2. Si α es una fórmula de L, entonces ∼ (α) es una fórmula.

3. Si α y β son fórmulas de L, entonces (α) → (β) es una fórmula.

4. Una sucesión finita de sı́mbolos de L es una fórmula si y sólo si puede ser obtenida
aplicando un número finito de veces las reglas 1, 2 y 3.

2.1.3. Reglas de transformación

La única regla de transformación es la regla de separación o modus ponens: β es una


consecuencia directa de α y (α) → (β).

α
(α) → (β)
β

2A saber:[Haa78]

A B 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16
v v v v v v v v v v f f f f f f f f
v f v v v v f f f f v v v v f f f f
f v v v f f v v f f v v f f v v f f
f f v f v f v f v f v f v f v f v f

15
2.2 Eliminación de paréntesis

2.2. Eliminación de paréntesis

Los paréntesis son sı́mbolos auxiliares que ayudan a agrupar expresiones permitiendo
una escritura más precisa de las fórmulas, y que éstas puedan ser leı́das más fácilmente
y de un modo natural. Sin embargo, para evitar un uso excesivo de los paréntesis y
facilitar la escritura de fórmulas, se hará una convención para la eliminación de los
mismos.

Regla 1: Suprimir los paréntesis que encierran un sı́mbolo de proposición atómico:


(ρ) 99K ρ.

Regla 2: Suprimir los paréntesis que encierran una negación: ∼ (ρ) 99K∼ ρ.

2.3. Definiciones en L

Las definiciones son reglas de formación que tienen por función introducir sı́mbo-
los auxiliares abreviadores. Con esto se introducirán sı́mbolos que no pertenecen al
lenguaje, pero le aportan una economı́a importante al mismo.
def
Definición 2.1. (α ∧ β) ≡ ∼ (α →∼ β).
def
Definición 2.2. (α ∨ β) ≡ ∼ α → β.
def
Definición 2.3. (α ↔ β) ≡ (α → β) ∧ (β → α).

2.4. Un sistema axiomático para L

Se procede a definir un sistema axiomático que permita deducir todos los teoremas
de la lógica de enunciados mediante procedimientos adecuados, es decir, se necesita un
sistema que sea completo y cuyos axiomas sean independientes y coherentes.

Una EBF A es un axioma de L, si A está establecida y su verdad es incuestionada


en el sistema L [Haa78].

16
2.5 Otros sistemas axiomáticos

Ası́, si α, β, y γ son cualquier EBF de L, entonces los siguientes son esquemas de


axiomas de L [Men64].

Axioma 2.1. (α → (β → α)).

Axioma 2.2. (α → (β → γ)) → ((α → β) → (α → γ).

Axioma 2.3. ((∼ β →∼ α) → ((∼ β → α) → β)).

La única regla de inferencia es modus ponens.

2.5. Otros sistemas axiomáticos

Además del sistema axiomático definido, existen otros sistemas axiomáticos que per-
miten obtener el mismo conjunto de teoremas e inferencias válidas para la lógica de
enunciados.

2.5.1. Sistema axiomático desarrollado por Hilbert-Ackermann

Los conectivos primitivos son { ∨, ∼}, se utiliza (α → β) como una abreviación de


(∼ α ∨ β) [LG95].

Axioma 2.4. α ∨ (α → α).

Axioma 2.5. α → (θ ∨ α).

Axioma 2.6. (α ∨ β) → (β ∨ α).

Axioma 2.7. (α → β) → ((θ ∨ α) → (θ ∨ β)).

La única regla de inferencia es el Modus Ponens

2.5.2. Sistema axiomático desarrollado por Meredith

Los conectivos primitivos son { ∼, →} [Haa78].

Axioma 2.8. ((((α → β) → (∼ θ →∼ γ)) → θ) → δ) → ((δ → α) → (γ → α)).

17
2.6 La lógica de enunciados como teorı́a axiomática

La única regla de inferencia es el Modus Ponens

2.6. La lógica de enunciados como teorı́a axiomática

Se presenta, la lógica de enunciados como una teorı́a axiomática L, con las siguientes
caracterı́sticas:

1. Un alfabeto para L, con las mismas caracterı́sticas al definido en las sección 2.1.1.

2. Unas reglas de formación como las definidas en las sección 2.1.2.

3. Unos axiomas como los definidos en la sección 2.4.

4. Y la regla de inferencia es la definida en la sección 2.1.3.

2.7. Algunas consecuencias sintácticas en L

Teorema 2.1. (Teorema de deducción) Si Γ es un conjunto de fórmulas bien formadas,


α y β son fórmulas bien formadas, y Γ ∪ {α} ⊢ β, entonces Γ ⊢ α → β.
En particular, si α ⊢ β, entonces ⊢ α → β [Men64].

Demostración.

Sea la secuencia β1 , β2 , . . . , βn , la demostración para β de Γ ∪ {α}. Se procede entonces


a demostrar por inducción en i, que Γ ⊢ α → βi , 1 ≤ i ≤ n.

1. Para i = 1, β1 debe estar en Γ, o debe ser un axioma de L o debe ser igual a α.


Para los dos primeros casos, usando el axioma 1, se puede tener β1 → (α → β1 ),
y por modus ponens, se tiene que Γ ⊢ α → β1 . En el caso de que β1 , sea igual a α,
por el principio de identidad se puede tener que Γ ⊢ α → β1 .

2. Se asume válido para i = k, donde k < n. Ası́, se tiene que Γ ⊢ α → βk .

3. Para i = n, βi debe estar en Γ, o debe ser un axioma de L o debe ser igual a α,


o se sigue de βj y βm por modus ponens, donde j < i, m < i y βm tiene la forma

18
2.7 Algunas consecuencias sintácticas en L

βj → βi . En los tres primeros casos, se procede de igual forma que para β1 . En el


cuarto caso por hipótesis inductiva se tiene Γ ⊢ α → βj , y Γ ⊢ α → (βj → βi ). Ası́,
usando el axioma 2, se puede tener (α → (βj → βi )) → ((α → βj ) → (α → βi )).
De este modo, por modus ponens se tiene Γ ⊢ (α → βj ) → (α → βi ), y de nuevo
por modus ponens Γ ⊢ α → βi .

Teorema 2.2. De (α → β) y (β → γ) se puede concluir (α → γ).

Demostración.
(α → β), (β → γ) ⊢ ((α → γ)
1. (α → β), (β → γ) ⊢ α→β Hip.
2. (α → β), (β → γ) ⊢ β→γ Hip.
3. (α → β), (β → γ) ⊢ (β → γ) → (α → (β → γ)) Ax. 2.1
4. (α → β), (β → γ) ⊢ (α → (β → γ)) M.P 2 y 3
5. (α → β), (β → γ) ⊢ (α → (β → γ)) → ((α → β) → (α → γ)) Ax. 2.2
6. (α → β), (β → γ) ⊢ (α → β) → (α → γ) M.P 4 y 5
6. (α → β), (β → γ) ⊢ α→γ M.P 1 y 6

Teorema 2.3. De α → (β → γ) y β se puede concluir (α → γ).

Demostración.
α → (β → γ), β ⊢ (α → γ)
1. α → (β → γ), β ⊢ α → (β → γ) Hip.
2. α → (β → γ), β, α ⊢ β→γ Recı́p. T.D
3. α → (β → γ), β, α ⊢ β Hip.
4. α → (β → γ), β, α ⊢ γ M.P 2 y 3
5. α → (β → γ), β ⊢ α→γ T.D.

19
2.8 Principios lógicos

Teorema 2.4. (Introducción y eliminación de la doble negación) α ↔∼∼ α.

Demostración.
⊢ α ↔∼∼ α
(⇐)
1. ⊢ (∼ α →∼∼ α) → ((∼ α →∼ α) → α) Ax. 2.3
2. ⊢ ∼ α →∼ α Teorema 2.5
3. ⊢ (∼ α →∼∼ α) → α Teorema 2.3
en 1 y 2
4. ⊢ ∼∼ α → (∼ α →∼∼ α) Ax. 2.1
4. ⊢ ∼∼ α → α Teorema 2.2
en 3 y 4

(⇒)
1. ⊢ (∼∼∼ α →∼ α) → ((∼∼∼ α → Ax. 2.3
α) →∼∼ α)
2. ⊢ ∼∼∼ α →∼ α Por (⇐)
3. ⊢ (∼∼∼ α → α) →∼∼ α M.P 1 y 2
4. ⊢ α → (∼∼∼ α → α) Ax. 2.1
5. ⊢ α →∼∼ α Teorema 2.2
en 3 y 4

2.8. Principios lógicos

La lógica clásica, y dentro de ésta, la lógica de enunciados se fundamenta en tres


principios básicos que son: el principio de identidad, de no-contradicción y del tercer
excluı́do. Estos serán demostrados con base en el sistema axiomático presentado en la

20
2.8 Principios lógicos

sección 2.4.

Teorema 2.5. (Principio de identidad) α ↔ α. Cualquier proposición se implica a


sı́ misma.

Demostración.
⊢ α→α
1. ⊢ α → ((α → α) → α) → (α → (α → α)) → Ax. 2.2
(α → α)
2. ⊢ α → ((α → α) → α) Ax. 2.1
3. ⊢ (α → (α → α)) → (α → α) M.P 1 y 2
4. ⊢ α → (α → α) Ax. 2.1
5. ⊢ α→α M.P 3 y 4

La demostración en el otro sentido es de forma similar.

Teorema 2.6. (Principio de no-contradicción) ∼ (α ∧ (∼ α)). Una proposición y su


negación no pueden afirmarse conjuntamente.

Demostración.
⊢ ∼ (α ∧ ∼ α)
1. ⊢ α →∼∼ α Teorema 2.4
2. ⊢ (α →∼∼ α) →∼∼ (α →∼∼ α) Teorema 2.4
3. ⊢ ∼∼ (α →∼∼ α) M.P 1 y 2
4. ⊢ ∼ (α ∧ ∼ α) Def. 2.1

Teorema 2.7. (Principio del tercer excluı́do) (α∨(∼ α)). “O se afirma una proposición
o se afirma su negación”.

Demostración.

21
2.9 Tautologı́as

⊢ (α ∨ (∼ α))
1. ⊢ ∼ α →∼ α Teorema 2.5
2. ⊢ (α∨ ∼ α) Def. 2.2

2.9. Tautologı́as

Una tautologı́a es un enunciado que siempre es verdadero, sin importar cuáles sean
los valores de verdad de las letras de enunciado.

Son ejemplos de tautologı́as los principios lógicos y los axiomas, entre otros.

α ∼α α∧∼α ∼ (α ∧ ∼ α)

1 0 0 1
1 0 0 1
0 1 0 1
0 1 0 1

2.10. Modelo en la lógica de enunciados

Ante la necesidad de determinar el valor de verdad de una fórmula, se hace necesario


enfocarse en casos particulares, interpretando las variables proposicionales por proposi-
ciones particulares, de las cuales se conoce su respectivo valor de verdad.

Ası́, se puede pensar en una interpretación como una asignación de valores de ver-
dad a las variables proposicionales que figuran en una fórmula φ.

Se aborda la noción de modelo como el marco de referencia sobre el cual se realiza


la interpretación de una fórmula, de esta forma se llama modelo de la lógica de enun-
ciados a todo conjunto de sı́mbolos atómicos.

22
2.11 Noción semántica de verdad

M es modelo de L sii M ⊆ L, con L = {ρi /i ∈ ω}

2.10.1. Interpretación de los sı́mbolos de enunciado

La verdad de los sı́mbolos de enunciado con relación a un modelo es interpretada


ası́:

ρi es Verdadero sii ρi ∈ M.

ρi es Falso sii ρi ∈
/ M.

2.11. Noción semántica de verdad

Se define el hecho de que una fórmula α sea verdadera o no en un modelo, lo cual se


denota de la siguiente forma: M  α si α es verdadera en el modelo, y M 2 α en caso
contrario.

Recursivamente, se define la verdad semántica en una fórmula de la siguiente man-


era:

1. Si α ≡ ρi ; M  α sii ρi ∈ M.

2. Si α ≡∼ θ; M  α sii M 2 θ.

3. Si α ≡ θ → β; M  α sii M 2 θ o M  β.

2.12. Validez en la lógica de enunciados

En un sistema lógico formal, la validez puede definirse tanto semánticamente como


sintácticamente, es decir, en términos de los axiomas o reglas del sistema, y en términos
de su interpretación.

2.12.1. Validez semántica

Una fórmula α es válida semánticamente en el caso de que sea válida para todas las
interpretaciones; es decir,  α, sii M  α, para todo modelo M de la lógica de enunciados.

23
2.12 Validez en la lógica de enunciados

Esta noción, construı́da en términos de modelos, para verificar la validez de una fórmula
exige examinar un número infinito de modelos.

2.12.2. Validez sintáctica

Una fórmula α es válida sintácticamente en L si α es derivable3 por medio de los


axiomas y las reglas de inferencia de L, es decir, si α es probable en L.

Teorema 2.8. Toda fórmula probable es tautologı́a

De esta forma se asocia la noción de tautologı́a con la noción de validez; lo cual brinda
la posibilidad de verificar la validez de una fórmula con un procedimiento mecánico y
finitario. A continuación se presenta dicho procedimiento.

Definición 2.4. (Asignación). Sea θ una fórmula, se denomina asignación de θ a la


sucesión a1 , a2 , a3 . . . an formada con elementos del conjunto {0, 1} de manera que a
cada ρi que figura en θ se le asigna uno y sólo un valor ai ∈ {0, 1}.

Definición 2.5. (Realización). Una realización de la lógica de enunciados es una fun-


ción f cuyo dominio es el conjunto de todos los sı́mbolos de enunciado y cuyo rango es
el conjunto {0, 1}, de tal forma que:

f : L → {0, 1}.

Definición 2.6. (Extensión de una realización). Sea f : L → {0, 1} una realización del

cálculo proposicional, se puede extender f a una realización f : F → {0, 1}, donde F
es el conjunto de fórmulas del cálculo proposicional, definida para toda fórmula θ de la
siguiente forma:

1. Si α ≡ ρ, ρ sı́mbolo de enunciado, entonces

− −
f (θ) =f (ρ) = f (ρ).
3 Una proposición es derivable si existe una derivación o sucesión de proposiciones, cada una de las cuales es un axioma

o la proposición consecuente de un esquema de derivación, de la cual se constituye la proposición final [Lad69].

24
2.13 Metateorema de completitud de Gödel

2. Si θ ≡∼ α, entonces
− − −
f (θ) =f (∼ α) =f ∗ (α).
− −
donde f ∗ (α) es el valor contrario de f (α), es decir,


− −  0 sii f (α) = 1,
f (θ) =f (∼ α)
 1 sii f− (α) = 0.

− − − − −
3. Si θ ≡ α → β; entonces f (θ) = M ax(f (∼ α), f (β)), donde: M ax(f (∼ α), f
− −
(β)) = 0 sii f (α) = 1 y f (β) = 0.

Definición 2.7. (Satisfacción). Sea f una realización del cálculo proposicional L y f
− −
la extensión de la realización f , se dice que f satisface una fórmula θ sii f (θ) = 1 este
− −
hecho se denota simbólicamente por f |= θ. Si existe una realización f tal que f |= θ,
entonces se dice que la fórmula θ es satisfacible.

Definición 2.8. (Valuación). Sea θ una fórmula con V L(θ) = ρ1 , ρ2 , . . . , ρn , tal que
V L(θ) es conjunto de todos los sı́mbolos de enunciado que figuran en θ, sea 2n el con-
junto de posibles asignaciones a1 , a2 , . . . , an para θ en el espacio de verdad 2 = {0, 1}.
Existe una función:

Vθ : 2n → 2.

donde para cada asignación a1 , a2 , . . . , an , Vθ está dada por Vθ (a1 , a2 , . . . , an ) =f (θ).

El valor Vθ (a1 , a2 , . . . , an ) =f (θ) es llamado Valuación de θ para la asignación a1 , a2 , . . . , an .

Definición 2.9. (Tautologı́a). Sea θ una fórmula cuyo conjunto de sı́mbolos de proposi-
ción es V L(θ) = ρ1 , ρ2 , . . . , ρn . Se dice que θ es una tautologı́a y se denota por ⊢ θ, si
y sólo si la valuación de θ para cada asignación de las variables es 1.

⊢ θ sii Vθ (a1 , a2 , . . . , an ) = 1 para toda asignación a1 , a2 , . . . , an .

2.13. Metateorema de completitud de Gödel

Una fórmula θ de L es tautologı́a si y sólo si es una fórmula válida, simbólicamente:

25
2.14 Resultados metateóricos

 α sii ⊢ α.

Un enunciado es una conclusión axiomática-sintáctica exactamente cuando es una con-


secuencia semántica, lo que implica que los enunciados sintácticamente demostrables
(teoremas) son exactamente las verdades lógicas [Alc95].

2.14. Resultados metateóricos

La lógica de enunciados constituye un sistema consistente, completo sintácticamente


en sentido débil y decidible, de acuerdo con las definiciones presentadas en la sección
1.3

26
Capı́tulo 3

Lógica de predicados de primer


orden

La lógica de predicados de primer orden abarca en cierto sentido a la lógica de enun-


ciados. Es por esto que la lógica de enunciados sólo estudia de manera parcial, lo que
la lógica de predicados de primer orden estudia de manera más detallada.

La lógica de predicados de primer orden permite tener mayor expresividad y utilidad,


considerando no solamente los conectivos, sino también los cuantificadores, variables in-
dividuales (que corresponden a objetos que se consideran como individuos en relación a
los predicados) y variables de predicados (correspondientes a predicados de individuos)
[Lad69].

3.1. Lenguaje de la lógica de predicados de primer orden

Un lenguaje de primer orden es un lenguaje formal L formado con el conjunto de


sı́mbolos propios de L y el alfabeto A, de acuerdo a ciertas reglas de formación.

3.1.1. Sı́mbolos propios del lenguaje de primer orden

Un lenguaje de primer de primer orden está constituido por los siguientes sı́mbo-
los propios: sı́mbolos de predicado o de relación, denotados por P1 , P2 , . . . , Pk ; sı́mbo-
los de función, denotados por F1 , F2 , . . . , Fk ; sı́mbolos de constante, denotados por
C1 , C2 , . . . , Ck , los sı́mbolos propios es un conjunto L tal que:

27
3.1 Lenguaje de la lógica de predicados de primer orden

L = {{Pi , /i ∈ I}, {Fj , /j ∈ J} {Ck , /k ∈ K}}.

Donde I, J, K son cualquier conjunto enumerable de ı́ndices.

Aridez
A cada sı́mbolo de función y de relación se le asocia un número n denominado aridez
del sı́mbolo (tal que n ≥ 1 para los sı́mbolos de relación y n ≥ 0 para los sı́mbolos de
función) que indica el número de argumentos disponibles en el sı́mbolo. Se utiliza la
notación Ani y fjm , donde los exponentes n y m denotarán la aridez de los sı́mbolos Ai
y fj respectivamente.

3.1.2. Alfabeto del lenguaje primer orden

Para construir el lenguaje L de primer orden se introduce el alfabeto A, constituido


por los siguientes sı́mbolos:

1. Un conjunto de sı́mbolos lógicos primitivos : {∼, →}.

2. El sı́mbolo lógico ∀ , llamado cuantificador universal.

3. Un conjunto enumerable de variables individuales {xi , /i ∈ I}.

4. Un conjunto de sı́mbolos de puntuación o paréntesis: { ) , ( }.

3.1.3. Reglas de formación

Las expresiones bien formadas en la lógica de predicados de primer orden deben


seguir, al igual que en la lógica de enunciados ciertas reglas que permitan su construc-
ción, como se presenta a continuación.

Término de L

Los sı́mbolos de función junto con las variables y constantes individuales gen-
eran términos, los términos de L son entonces sucesiones finitas de sı́mbolos de L
y están definidos de la siguiente forma:

28
3.1 Lenguaje de la lógica de predicados de primer orden

1. Todas las variables y constantes individuales son términos.

2. Si fin es un sı́mbolo de función de aridez n, y t1 , . . . , tn son términos, entonces


fin (t1 , . . . , tn ) es un término.

3. Una sucesión finita de sı́mbolos de L es un término si y sólo si puede ser


obtenida aplicando un número finito de veces las reglas 1, 2, y 3.

Fórmula atómica de L

A partir de los sı́mbolos de predicado junto con los términos se generan las fórmu-
las atómicas, las cuales son sucesiones finitas de sı́mbolos de L y están construidas
de la siguiente forma:

1. Si Ani es un sı́mbolo de predicado de aridez n, y t1 , . . . , tn son términos,


entonces Ani (t1 , . . . , tn ) es una fórmula atómica.

Fórmula de L

Las fórmulas se definen de la siguiente forma:

1. Toda fórmula atómica es una fórmula.

2. Si α y β son fórmulas, entonces ∼ (α) y (α → β) son fórmulas.

3. Si x es una variable individual y α es una fórmula, entonces ∀x(α) es una


fórmula.

4. Una sucesión finita de sı́mbolos de L es una fórmula si y sólo si puede ser


obtenida aplicando un número finito de veces las reglas 1, 2, y 3.

3.1.4. Reglas de transformación

Se presentan como reglas de transfomación el modus ponens y la regla de universal-


ización

Regla de separación o modus ponens


Sean α y β fórmulas de L. β es una consecuencia directa de α y α → β.

29
3.2 Eliminación de paréntesis

α
α→β
β

Regla de universalización
Sea α una fórmula de L y x una variable individual. ∀x(α) es una consecuencia inmedi-
ata de α.

α
∀x(α)

3.2. Eliminación de paréntesis

Para la eliminación de paréntesis se adoptan los criterios definidos anteriormente


para la lógica de enunciados en la sección 2.2.

3.3. Definiciones en L

En la lógica de predicados de primer orden se adoptan las definiciones presentadas


anteriormente para la lógica de enunciados en la sección 2.3, a éstas se agrega la siguiente
definición:

Definición 3.1. ∃x(α) ≡∼ ∀x(∼ α).

3.4. Variables libres y ligadas

Una ocurrencia de una variable x en una fórmula α se dice libre, si x no está en el


campo de un cuantificador. Ası́, cuando una variable sólo tiene ocurrencias libres en la
fórmula, se dice que x es una variable libre en la fórmula α.
Una variable que figura en α bajo el alcance de algún cuantificador, se llama variable
ligada.

30
3.5 Enunciado o fórmula cerrada

3.5. Enunciado o fórmula cerrada

Una fórmula α, sin variables libres es llamada enunciado, proposición o fórmula


cerrada.

3.6. Sistema axiomático para L

Si α, β, y γ son cualquier EBF de L, entonces los siguientes son axiomas para L


[Men64].

Axioma 3.1. (α → (β → α)).

Axioma 3.2. (α → (β → γ)) → ((α → β) → (α → γ).

Axioma 3.3. ((∼ β →∼ α) → ((∼ β → α) → β)).

Axioma 3.4. ∀xi (α(xi )) → α(t) , si α(xi ) es una EBF en L y t es un término de L


que reemplaza toda ocurrencia libre de xi en α(xi )1 .

Axioma 3.5. ∀xi (α → β) → (α → ∀xi (β)), si α es una EBF en L sin ocurrencias


libres de xi .

Las reglas de inferencia son:

Modus ponens: β es consecuencia de α y (α → β).

Universalización: ∀xi (α) es consecuencia de α.

3.7. La lógica de predicados como teorı́a axiomática

Se presenta, la lógica de predicados como una teorı́a axiomática L, con las siguientes
caracterı́sticas:
1 α(x
i) simboliza que la expresión bien formada α tiene a la variable xi como una de sus variables individuales.

31
3.8 Interpretación

1. Los sı́mbolos de L son ∼, →, ∀, (, ), un conjunto enumerable de variables individ-


uales xi , letras de predicado Pj , letras de función Fk , y constantes individuales Cl .
Con i, j, k, y l pertenecientes a Z+ .

2. Las reglas de formación son las citadas en la sección 3.1.3.

3. Los axiomas son los citados en la sección 3.6.

4. Las reglas de inferencia son las citadas en la sección 3.1.4.

3.8. Interpretación

Una interpretación es una correspondencia entre las proposiciones elementales de un


sistema con una determinada clase de enunciados cuya verdad o falsedad se determina
independientemente del sistema, ya sea que se trate de proposiciones pertenecientes
a otros sistemas o de enunciados de una teorı́a no formalizada, de manera que a las
proposiciones derivables del sistema correspondan enunciados verdaderos [Lad69].

En términos más formales, se puede decir, que una interpretación o estructura para
L es una pareja < A, ℑ >, tal que:

1. A es un conjunto no vacı́o (llamado dominio de la interpretación).

2. ℑ es una función de interpretación cuyo dominio es el conjunto de los sı́mbolos


propios de L, tal que:

a) Cada sı́mbolo Pin , es interpretado por una relación n-ádica R

ℑ(Pin ) = R ⇐⇒ R ⊆ An .

b) Cada sı́mbolo Fim , es interpretado por una función m-ádica

ℑ(Fim ) = f y f: Am → A.

c) Cada sı́mbolo de constante Ck , es interpretado por un elemento fijo de A

ℑ(C) = t y t ∈ A.

32
3.9 Satisfacción y verdad

3.9. Satisfacción y verdad

Dada una interpretación con dominio D, se define una secuencia s = (b1 , b2 , . . . , bn )


enumerable de elementos de D, que satisfaga una fórmula α bajo esa interpretación. El
conjunto de secuencias de elementos de D se denota por Σ.

Definición 3.2. Como paso preliminar se define una función s∗ de un argumento, con
términos como argumentos y valores en D.

1. Si t es xi , s∗ (t) es bi .

2. Si t es una constante individual, s∗ (t) es la interpretación en D de esa constante.

3. Si fnj es una letra de función y g es la función que interpreta fnj en D según se


definió en la sección 3.8, y t1 , . . . , tn son términos,

s∗ (fnj (t1 , . . . , tn )) = g(s∗ (t1 ), . . . , s∗ (tn )).

Definición Inductiva

1. Si α es una fórmula atómica Anj (t1 , . . . , tn ) y Bjn la relación que interpreta a


Anj según se definió en la sección 3.8, la secuencia s satisface α, si y sólo si
(s∗ (t1 ), . . . , s∗ (tn )) pertenece a la relación Bjn .

2. s satisface ∼ α si y sólo si no satisface α.

3. s satisface α → β si y sólo si s no satisface α o satisface a β.

4. s satisface ∀xi (α) si y sólo si toda secuencia de Σ que difiera de s a lo sumo en el


iésimo componente satisface α.

Definición 3.3. Una fórmula α es verdadera (para una interpretación dada) si y sólo
si toda secuencia en Σ satisface α.

Definición 3.4. Una fórmula α es falsa si y sólo si ninguna secuencia en Σ satisface


α.

Ası́ pues, la verdad de un enunciado (en una interpretación) se refiere a su significado


(respecto a esa interpretación) [Amo].

33
3.10 Modelos en la lógica de predicados de primer orden

3.10. Modelos en la lógica de predicados de primer orden

Se dice que U es modelo de α si se cumple que U es una estructura (interpretación


para el lenguaje) y que α sea verdadera en U. La noción de modelo de un conjunto
de enunciados es una generalización natural: Si k es un conjunto de EBF y todas las
fórmulas de k son verdaderas en U, se dice que la estructura U es modelo de k. La
estructura U debe ser una interpretación para todo el lenguaje en el cual están escritas
todas las fórmulas de k [Amo].

3.11. Resultados metateóricos

La lógica de predicados constituye un sistema consistente, completo semánticamente


en sentido absoluto e indecidible, de acuerdo con las definiciones presentadas en la
sección 1.3.

34
Capı́tulo 4

Principios lógicos

En este capı́tulo se presentan los principios filosóficos de no contradicción, tercer


excluı́do e identidad, los cuales constituyen el corazón de la lógica clásica. Estos fueron
formulados en el siglo IV antes de nuestra era, pero han adquirido válidez universal
siendo determinantes en la visión del mundo manejada en occidente y, por ende pilares
del desarrollo de las ciencias.

Por mucho tiempo los tres principios determinaron la concepción de lo que era la lógica
y la “realidad” misma, siendo vitales en la formalización de ésta y por lo tanto en la
construcción de cualquier sistema deductivo que tratara de explicar en alguna medida
la realidad. En este sentido afirma Edgar Morin en su libro “El método” [Mor92]: “Los
tres axiomas armaron la visión de un mundo coherente, enteramente accesible al pen-
samiento, y todo lo que excedı́a a esta coherencia quedaba a la vez fuera de la lógica,
fuera del mundo y fuera de la realidad”.

En la construcción de lógicas no clásicas se ha cuestionado de una u otra forma la


validez universal de dichos principios, se han construı́do lógicas que los violentan en
ciertos grados y bajo determinadas condiciones. Algunas lógicas, por ejemplo las tem-
porales, cuestionan el principio de identidad; las lógicas polivalentes, el principio del
tercero excluı́do, y las lógicas paraconsistentes el principio de no contradicción. A con-
tinuación se presentan los tres principios, haciendo especial énfasis en el principio de no

35
4.1 Principio de no contradicción

contradicción debido a que en torno a él gira la construcción de lógicas paraconsistentes.


Se presenta entonces dicho principio acompañado por un esbozo de un artı́culo del lógi-
co polaco Jan Lukasiewicz publicado en 1910 en el cual se cuestiona el principio y se
plantea alrededor de la lógica sı́mbolica la necesidad de hacer una revisión del rechazo
radical de cualquier contradicción1 , siendo ésta una posición que fue muy importante
para la construcción de sistemas de lógicas paraconsistentes.

4.1. Principio de no contradicción

El primer pensador que presentó el principio de no contradicción en forma suficien-


temente amplia fue Aristóteles. Aristóteles enuncia tres formulaciones diferentes para
dicho principio en el libro de la “Metafı́sica” [Ari73], las cuales son de orden ontológico,
lógico y psicológico. A continuación se presenta cada una de éstas formulaciones. On-
tológica: “Es imposible que algo pertenezca y no pertenezca a la misma cosa al mismo
tiempo y en el mismo sentido” [Ari73]; lógica: “El más básico de todos los princip-
ios es que formulaciones contradictorias no son verdaderas simultáneamente” [Ari73];
y psicológica: “Nadie puede creer que algo pueda (al mismo tiempo) ser y no ser” [Ari73].

Al presentar Aristóteles el principio de no contradicción afirma que es el más cierto


de todos los principios y que su demostración es imposible, además de no ser nece-
saria. Dice Aristóteles: “Hay otros filósofos que, por su ignorancia, pretenden incluso
demostrar este principio. Porque es realmente ignorancia no saber qué cosas necesitan
ser demostradas y qué cosas no. Es en absoluto imposible demostrarlo todo, ya que
eso supondrı́a caminar hasta el infinito, y total para que ni ası́ diéramos con la de-
mostración. Y ası́ hay cosas de las que no es preciso buscar demostración, dı́gasenos
que otro principio hay que cumpla mejor estas condiciones” [Ari73]. De este modo,
afirma Aristóteles, lo único que se podrı́a hacer es refutar a quien niegue el principio
de no contradicción. Dice, además, que todos los que hacen uso de la demostración en
sus razonamientos van a parar por último a este principio, debido a que por naturaleza
1 Según Andrés Bobenrieth [BM96] es la primera vez que alrededor de la lógica simbólica se plantea dicha revisión.

36
4.1 Principio de no contradicción

este es el principio de todos los demás axiomas.

Ferrater Mora en el diccionario de filosofı́a [Mor83] afirma que todas las formulaciones
del principio de no contradicción pueden reducirse a las tres siguientes: ontológica, lógi-
ca y metalógica. Si se considera dicho principio como un principio ontológico este se
refiere a la realidad y entonces se puede enunciar del siguiente modo: “Es imposible que
una misma cosa sea y no sea al mismo tiempo y bajo el mismo respecto ” [Ari73]. Si
se considera el principio como un principio lógico se enuncia del siguiente modo: “No
a la vez p y no p”, donde ‘p’ es un sı́mbolo de un enunciado declarativo, en este caso
el principio de no contradicciión se convierte en una fórmula lógica o en una tautologı́a
de la lógica sentencial, el cual se presenta ası́ : ∼ (p∧ ∼ p). La presentación metalógica
del principio se realiza en los siguientes términos: “El principio de no contradicción es
una regla que permite ejecutar inferencias válidas ”.

Algunos autores tales como Ferrater Mora [Mor83] y Lukasiewicz [BM96] consider-
an que la formulación psicológica del principio de no contradicción debe ser eliminada,
debido a que la imposibilidad de pensar “algo” es un hecho, no un principio.

Las discusiones en torno al principio de no contradicción, según Ferrater Mora, varı́an


según se acentúen en el aspecto ontolológico, lógico o metalógico de dicho principio.
Cuando predomina el sentido ontológico se trata sobre todo de afirmar el principio co-
mo expresión de la estructura constitutiva de lo real, o bien de negarlo por suponerse
que la propia realidad es contradictoria. Cuando predomina el sentido lógico o met-
alógico se ha tratado de saber si el principio debe ser considerado como un axioma
evidente por si mismo, esto es, un principio de la razón; o bien, debe considerarse como
una convención de nuestro lenguaje que nos permite hablar de la realidad.

Es necesario determinar ¿qué se entiende por contradicción? Alguien se contradice cuan-


do dice que algo es el caso y al mismo tiempo afirma que no es el caso. Si se entiende por

37
4.1 Principio de no contradicción

“p” una variable para una oración asertórica cualquiera, entonces, toda contradicción
tiene la forma de la siguiente aserción compuesta: “p y no-p”. Es importante resaltar
que no siempre es claro que: si en una oración determinada, en la que aparezca un signo
de negación (sea la negación de “p”), el valor que tiene la palabra “no” alcance a estar
claro. Es por lo tanto necesario contar con un criterio concreto por medio del cual se
pueda reconocer una oración dada como la negación de otra oración. Para esto se define
el nexo entre la negación y la falsedad. Cuando se niega una oración se afirma que dicha
oración es falsa. Una oración “q” es por tanto la negación de una oración “p” (q se rep-
resenta como no-p), precisamente cuando es verdadera si “p ” es falsa. A la oración que
es verdadera justamente cuando “p” es falsa, se le llama el opuesto contradictorio de p
[TW97]. Esto aclara un poco el porque de la formulación lógica del principio de no con-
tradicción presentada anteriormente en los siguientes términos:“dos oraciones opuestas
contradictoriamente entre sı́ no pueden ser verdaderas al mismo tiempo”.

En la formulación ontológica del principio presentada por Aristóteles es importante


tener en cuenta la expresión “al mismo tiempo y en el mismo sentido”. Esta aclaración
es absolutamente necesaria para que el principio sea válido, toda vez que la ausencia de
esta restricción abre la posibilidad de fáciles objeciones contra el principio; Aristóteles
complementó la formulación citada con la aclaración: “y a esto se añadirán todavı́a las
demás determinaciones más puntuales frente a las dificultades lógicas”. Estas adiciones
abren la posibilidad de hacer todas las precisiones necesarias según el caso. Ante la
imposibilidad de la demostración directa de dicho principio y la necesidad de refutar
a quien lo niegue, se puede tener la impresión de que quien quiere conservar en firme
el principio de no contradicción corre detrás de quien logra cada vez señalar nuevas
contradicciones aparentes.

El principio de no contradicción no presupone que se tengan predicados completamente


determinados, este principio si implica, sin embargo, que en determinadas situaciones
nos veamos obligados a precisar más exactamente nuestros predicados. La determi-

38
4.1 Principio de no contradicción

nación más exacta es por lo tanto algo que no se da de antemano sino que precisamente
se va dando progresivamente gracias al principio de no contradicción. Esta es también
la razón por la que no se pueden enumerar de antemano todos los puntos de vista
limitantes que serı́an necesario exponer en una formulación formal del principio de no
contradicción [TW97].

Es importante indagar por el fundamento del principio de no contradicción, de otro


modo significarı́a reducir el principio al estatus de una mera presunción, ası́ el re-
conocimiento del principio manifiesta simplemente un acto desicionista, una defensa
racionalista del principio, presentándolo como una de las “nociones comunes” o “ax-
iomas” que sirven de premisa para toda demostración sin poder ser ella misma de-
mostrada, pero entonces serı́a igualmente posible decidirse en contra del principio.

Para Ursula Wolf y Ernest Tugendhat [TW97] decir que el principio de no contradicción
vale, significa únicamente que de lo contrario no podrı́amos decir nada, que de lo con-
trario nuestro hablar se suspenderı́a por si mismo. Afirman también que el principio no
es una ley sobre la realidad; la necesidad que expresa se funda más bien en el significado
de nuestras expresiones linguı́sticas, especialmente el de las expresiones “y” y “no” y
en significado de la forma de predicación.

4.1.1. Cuestionamiento al principio de no contradicción

Andrés Bobenrieth en su libro “Inconsistencias, ¿por qué no?” presenta un esbozo


de un artı́culo publicado en 1910 por el filósofo y lógico polaco Jan Lukasiewicz en el
cual se cuestiona el principio de no contradicción. A continuación se mencionan algunos
de los aspectos presentados por Andrés Bobenrieth acerca del artı́culo de Lukasiewicz.

Lukasiewicz plantea la necesidad de revisar la lógica tradicional y los principios lógicos


determinados en la antiguedad, estudiando ası́ la viabilidad de desarrollar una lógica no
Aristótelica. Esto conducı́a a revisar las leyes lógicas básicas, reformularlas utilizando el

39
4.1 Principio de no contradicción

instrumental lógico-formal de la época y estudiar que tipo de relación existı́a o tendrı́a


que existir entre ellas. Eso permitirı́a ver si son independientes entre sı́, o si se puede en-
contrar una o varias leyes más fundamentales, y finalmente, ver qué justificación puede
tener aquello de que estas leyes son irrefutablemente verdaderas.

Lukasiewicz aborda entonces el estudio del principio de no contradicción concentrándose


en los argumentos de Aristóteles, pues considera que son las formulaciones más claras de
dicho principio, las cuales son de tipo ontológico, lógico y psicológico (presentadas en la
sección 4.1). Lukasiewicz afirma con relación al principio “psicológico” de no contradic-
ción que no puede ser demostrado a-priori, pues se trata de una ley de la experiencia y
que ni Aristóteles, ni nadie señalado por él lo habı́a demostrado empı́ricamente. Al pasar
a estudiar las otras dos formulaciones Lukasiewicz señala que Aristóteles presenta como
leyes últimas indemostrables, tanto el principio ontológico de no contradicción como el
lógico, y esto, según Lukasiewicz, es cuestionable en la medida en que su formulación
se apoya en otras nociones: por una parte utiliza el concepto de negación y, por otra,
al hablar de “al mismo tiempo y en el mismo sentido”, está invocando el principio de
identidad.

Aristóteles plantea que si bien no se pueden dar demostraciones directas genuinas, sı́ se
pueden dar demostraciones de la imposibilidad de que proposiciones contradictorias
sean ciertas al mismo tiempo. Lukasiewicz analiza en detalle las distintas argumenta-
ciones aportadas por Aristóteles en este sentido y muestra que caen en alguno de los
siguientes casos: prueban algo distinto, como el principio de la doble negación; o son
una petición de principio, en la medida en que presuponen el principio de no contradic-
ción, o finalmente, prueban que no puede ser cierta la afirmación de que “todo” es
contradictorio, lo cual no tiene que ser necesariamente afirmado por quienes rechazan
este principio o piden una prueba de él.

Finalizando el artı́culo, Lukasiewicz invierte la carga de la prueba, pues a quien cues-

40
4.1 Principio de no contradicción

tiona el principio de no contradicción los defensores de este principio suelen pedirle que
muestre alguna contradicción en la realidad, y esto es, según Lukasiewicz, pedir algo
imposible debido a que no existe un objeto que sea la negación de algo: solo a partir
de lo dado inferimos su negación, y es en el evento en que infiramos algo, y también su
opuesto, que hallamos contradicciones. Al invertir la carga de la prueba ya no habrı́a
que mostrar un objeto contradictorio, sino exigirles a quienes alegan la universalidad
del principio de no contradicción que muestren que ningún objeto puede llevar a infer-
encias contradictorias.

Finalmente Lukasiewicz no rechaza el principio de no contradicción, pero cambia rad-


icalmente el substrato que permite sustentarlo, afirmando que el principio de no con-
tradicción no tiene, ciertamente, mérito lógico, ya que sólo es válido como suposición
pero este adquiere un valor práctico-ético, lo cual para Lukasiewicz es aún más impor-
tante. El principio de no contradicción es entonces el arma privilegiada contra el error
y la falsedad.

Lukasiewicz hace una afirmación de gran importancia alrededor de la cual giró en gran
medida la problemática de la construcción de sistemas formales inconsistentes: “quien
rechaza el principio de contradicción o quien demanda una prueba de él, seguramente
no tiene que aceptar que todo es contradictorio, especialmente en aquellos procesos y
hechos que determinan los asuntos prácticos”. Este es un cambio radical en la concep-
ción de las implicaciones que se derivan de rechazar el principio de no contradicción.
Este cambio se percibe con mayor claridad al retomar el enfoque clásico de rechazar
dicho principio. Aristóteles habı́a afirmado al respecto que los filósofos que rechazan
dicho principio deberı́an incluso admitir que se puede afirmar y negar todo de todas
las cosas [Ari73]. Se comienza por lo tanto a gestar en el artı́culo de Lukasiewicz un
cambio profundo y trascendental en la concepción de aceptar contradicciones y las im-
plicaciones que de esto se deriva. Esta nueva concepción serı́a determinante para la
construcción de sistemas de lógica paraconsistente.

41
4.2 Principio del tercero excluido

Bobenrieth afirma (producto del análisis presentado por Lukasiewicz) que frente el
principio de no contradicción estarı́amos más ante un criterio o idea regulativa que se
necesitarı́a por las caracterı́sticas propias de la actividad humana que ante una deter-
minación lógica u ontológica.

Bobenrieth concluye que lo fundamental del texto de Lukasiewicz radica en que allı́ se
plantea por primera vez la necesidad de hacer una revisión crı́tica del rechazo radi-
cal de cualquier contradicción, con lo cual Lukasiewicz abrió otra perspectiva frente al
problema de las contradicciones.

4.2. Principio del tercero excluido

El principio del tercero excluido o del tercio excluido afirma que cuando dos proposi-
ciones están opuestas contradictoriamente no pueden ser ambas falsas. En la formu-
lación tradicional se dice que si S es P es verdadero, S no es P es falso, y viceversa.
La formulación correspondiente en la lógica de enunciados del principio constitituye la
tautologı́a con la siguiente forma: p ∨ ∼ p.

“Algunos autores consideran que el principio de tercero excluido es una forma espe-
cial del de no contradicción, otros sostienen su mutua autonomı́a” [Mor83]. El principio
de no contradicción enuncia en la lógica tradicional que dos juicios opuestos contradic-
toriamente no pueden ser ambos verdaderos; el del tercero excluido sostiene la verdad
de uno y la falsedad del otro, sin indicar a cual corresponde ser verdadero o falso.

El principio del tercero excluido ha estado sometido a diversas discusiones, las cuales
han originado en gran medida la construcción de lógicas no aristótelicas. Existen ar-
gumentos que sostienen que es imposible prescindir de dicho principio y en dirección
opuesta se argumenta que en ciertas condiciones el principio puede eliminarse. Entre
los argumentos en favor de la exclusión del principio se plantea que ciertas proposi-

42
4.3 Principio de identidad

ciones son más o menos verdaderas o más o menos falsas, o más verdaderas que falsas;
igualmente se plantea que ciertas proposiciones no pueden probarse ni como verdaderas
ni como falsas. Por ello, siendo estas proposiciones indeterminadas resulta inadmisible
atribuı́rles algún valor de verdad o falsedad, por lo tanto no resulta aplicable el princi-
pio del tercero excluido. Uno de los argumentos en contra de la exclusión del principio
señala que las proposiciones indeterminadas carecen de significación, por lo tanto si bien
no es aplicable el principio no tiene ningún sentido la existencia de dichas proposiciones.

Es importante entonces anotar que si se violenta el principio del tercer excluido se da


paso a la construcción de sistemas en los cuales tanto una fórmula α como su negación
¬α son falsas. Estos sistemas lógicos son denominados paracompletos.

4.3. Principio de identidad

El principio de identidad puede ser analizado básicamente desde los puntos de vista
ontológico y lógico. En el primer sentido se denomina principio ontológico de identidad
(A=A) aquel que afirme que toda cosa es igual a ella misma. En el segundo sentido, se
denomina principio lógico de identidad, por algunos autores, al reflejo lógico del prin-
cipio ontológico de identidad, y por otros, se conoce como el principio: “si p (donde p
simboliza un enunciado declarativo), entonces p” -en la lógica de proposiciones,- y como
el principio: “b pertenece a todo b”, en la lógica de los términos. La separación entre el
principio ontológico y lógico de identidad no resulta fácil. Según Ferrater Mora [Mor83]
en el curso de la historia de la filosofı́a ambos sentidos se han entremezclado (inclu-
so confundido) con frecuencia. Ha sido, además, común en gran parte de la tradición
filosófica considerar que el fundamento del principio lógico de identidad se encuentra
en el principio ontológico, o bien que ambos son aspectos de una misma concepción,
a saber, aquella según la cual siempre que se habla de lo real se habla de lo idéntico
[Mor83]. Algunos autores se han inclinado a pensar que la noción ontológica de identi-
dad tiene una forma lógica y que el principio lógico de identidad tiene alcance ontológico.

43
4.3 Principio de identidad

Algunos autores [Mor83] han hablado también del principio psicológico de identidad,
entendiendo por él, la imposibilidad de pensar la no identidad de un ente consigo mis-
mo, pero de modo similar que ocurrió con el principio de no contradicción este sentido
puede ser excluido, argumentando las misma razones.

El principio lógico de identidad es presentado como una ley de la lógica de enunci-


ados y por lo tanto como una tautologı́a en las siguientes formas: p → p, que se lee
“si p, entonces p” y como p ↔ p, que se lee “p si y sólo si p”; donde p simboliza un
sı́mbolo de enunciado. Otra formulación para tal principio es la expuesta por Alejandro
de Frodisia [Mor83] en los siguientes términos: “todo a es a”, “a pertenece a todo a ”;
esta formulación contiene una constante “todo...es” y una variable de un término “a”,
según Lukasiewicz, Frodisia formuló el principio en base a la doctrina Aristótelica, en
la lógica de términos [Mor83].

La noción de identidad es desarrollada también en “lógica de la identidad”, emple-


ando como signos adicionales de la lógica de predicados de primer orden, los signos
“=”(que se lee “es idéntico a ”, “es igual a”, “es equivalente a”, etc.) y 6= (que se lee
“no es”, “es distinto de”, “es diferente de”.

44
Capı́tulo 5

Introducción a la lógica
paraconsistente

5.1. Aspectos históricos

La lógica paraconsistente surgió como tal alrededor de los años cincuenta, cuando
Newton Carneiro Affonso da Costa y Stanislaw Jaśkowski, en Brasil y en Polonia re-
spectivamente, inician sus trabajos de manera independiente sobre este tema.

Sin embargo, para establecer los precursores del tema es necesario remontarse a los tra-
bajos del lógico polaco Jan Lukasiewicz y del lógico ruso Nicolaj Aliexándrovic Vasiliev,
quienes de manera independiente en 1910/11, contemplaron la importancia de dar una
revisión a algunos principios de la lógica aristotélica, abriendo ası́ la posibilidad de
construir lógicas no aristotélicas, en analogı́a a las geometrı́as no euclidianas; principal-
mente aquellas en las cuales se restringe, en cierto modo, el principio de no contradicción.

En 1910 Lukasiewicz aborda, en su libro “Sobre el principio de contradicción en Aristóteles”


y en un artı́culo de igual tı́tulo publicado el mismo año, el estudio del principio de no
contradicción. Como se ha mencionado anteriormente Lukasiewicz presenta tres formu-
laciones (aristotélicas) diferentes de dicho principio: una ontológica, una lógica y una
filosófica, rechazando cada una de ellas. En este estudio Lukasiewicz destaca la im-
portancia practico-ética de dicho principio, considerándolo como un arma privilegiada
contra el error y la falsedad y desmerita su importancia lógica, al considerarlo sólo

45
5.1 Aspectos históricos

válido como una suposición.

En este primer cuestionamiento del principio de no contradicción (aunque la idea de


Lukasiewicz no era rechazarlo, sino cambiar el substrato que permite sustentarlo) se
abrió una gran brecha que posibilitó la emergencia de lógicas no clásicas.

Por otro lado, en el mismo año en la universidad de Kasán, Vasiliev altamente in-
fluenciado por los trabajos de Lobachevsky sobre la geometrı́a no euclidiana, inició sus
trabajos de construcción de lógicas no aristotélicas. Para ésto, Vasiliev modificó la lógi-
ca en su presentación aristotélica, construyendo lo que se llamó la lógica imaginaria.
La lógica imaginaria, aunque no fue desarrollada dentro de los esquemas de rigor y
amplitud de la lógica contemporánea, establece unos patrones básicos encaminados a
elaborar una nueva lógica no aristotélica.

En 1948 se propuso el primer cálculo proposicional paraconsistente, cuando Stanis-


law Jaśkowski, bajo la influencia de Lukasiewicz, formuló dentro de las teorı́as incon-
sistentes los aspectos conectados con la no-trivialidad. Jaśkowski llamó a su cálculo
lógico cálculo discusivo o discursivo, en alusión a una sus motivaciones a construirlo.
Este lógico polaco quizo construir un sistema en el cual fuera posible reunir todas las
afirmaciones hechas en una discusión, albergando la posibilidad de tener proposiciones
contradictorias. Jaśkowski realmente no axiomatizó su cálculo proposicional, sino que
tan sólo lo definió por intermedio de una interpretación en el sistema de lógica modal S5.

A pesar de la importancia del trabajo de Jaśkowski y de lo relevante que fue, es a


Newton da Costa a quién realmente se le acredita el origen de la lógica paraconsis-
tente tal como es conocida actualmente. En las décadas de los 50 y 60 en Brasil, e
independientemente de los trabajos de Lukasiewicz, Vasilev y de Jaśkowski, Newton da
Costa construyó jerarquı́as infinitas de cálculos lógicos paraconsistentes proposicionales,
cálculos de predicados de primer orden, con y sin identidad, cálculos de descriptores y

46
5.1 Aspectos históricos

teorı́as de conjuntos paraconsistentes [dCL95].

Por muchos años da Costa denominó a sus sistemas como “Sistemas formales inconsis-
tentes”, y fue sólo en 1976 cuando el lógico peruano Francisco Miró Quesada a petición
del mismo da Costa bautizara a estos sistemas con el nombre de lógicas paraconsis-
tentes, durante el Tercer Simposio Latino Americano de Lógica Matemática.

Según el propio da Costa, los principales objetivos de la lógica paraconsistente son


[dA99]:

1. Establecer técnicas lógico-formales que nos permitan una mejor comprensión de


las estructuras lógicas subyacentes en las concepciones de los partidarios de la
dialéctica.

2. Contribuir al entendimiento propio de las leyes de la lógica clásica.

3. Estudiar los esquemas de separación de la teorı́a de conjuntos, cuando se debilitan


las restricciones a ellos impuestas.

4. Contribuir a la sistematización y el balanceo de teorı́as nuevas que encierren con-


tradicciones y de las antiguas que, por ese motivo, fueron abandonadas o prácti-
camente relegadas a un segundo plano.

5. Colaborar en la apreciación correcta de los conceptos de negación y de contradic-


ción.

Newton da Costa no sólo ha contribuı́do al nacimiento de la lógica paraconsistente,


sino también al desarrollo de la misma como un campo autónomo de investigación en
matemáticas creando nuevos sistemas, organizando el tema, estableciendo los precur-
sores de la misma y haciendo sus respectivos trabajos más conocidos [dCBB97].

En 1991 se le dió a la lógica paraconsistente un número de referencia (03B53), que


la califica como una de las disciplinas matemáticas del presente, según el Mathematics

47
5.2 Aspectos generales de la lógica paraconsistente

Subject Classification [BM96].

5.2. Aspectos generales de la lógica paraconsistente

Uno de los argumentos centrales para evitar la existencia de contradicciones al interi-


or de cualquier teorı́a formal ha sido la tesis que plantea que a partir de dos enunciados,
de los cuales uno es la negación del otro, se puede deducir cualquier otra aseveración.
Esto cubre tanto el caso en que los enunciados contradictorios estén en conjunción, como
el caso en que estén en una secuencia implicativa; la primera serı́a en forma conjuntiva
‘(p∧ ∼ p) → q.’, y la otra la forma implicativa ‘p → (∼ p → q)’ o ‘∼ p → (p → q)’. La
tesis anterior se conoce como el principio del Pseudo-Escoto, el cual se enuncia ası́: “Si
p y no-p, entonces q” (siendo “no” cualquier functor de negación).

Definición 5.1. (Teorı́a Trivial). Una teorı́a Σ es trivial si todos sus enunciados (ex-
presiones bien formadas) son teoremas.

Un sistema trivial pierde toda utilidad debido a que en el se puede deducir cualquier
expresión bien formada, sin que sea posible excluir ninguna de ellas. De este modo el
conjunto de enunciados deducibles en él resulta equivalente al conjunto de las expre-
siones bien formadas en dicho sistema. El sistema por lo tanto no aporta ningún tipo
de información. Igualmente las reglas de inferencia pierden completamente el sentido,
ya que por medio de ellas se busca garantizar que por medio de inferencias válidas sólo
sean deducibles ciertas proposiciones, y sólo en la medida en que sean verdaderas.

Si una teorı́a a partir de la cual se pueda derivar una contradición (una proposición y
su negación) está basada en la lógica clásica, entonces se dice que la teorı́a es trivial,
esto es, en ella se puede demostrar cualquier cosa. Evitar la trivialización del sistema se
convierte entonces en un argumento prioritario para evitar la contradicción al interior
de un sistema deductivo, por ello las contradicciones son rechazadas debido a los efectos
que éstas tendrı́an en éste.

48
5.2 Aspectos generales de la lógica paraconsistente

Se establece aparentemente una correspondencia entre aceptar la existencia de con-


tradicciones y aceptar la trivialización del sistema, sin embargo, desde la paraconsis-
tencia son dos fenómenos diferentes: una cosa es que dentro de un sistema exista una
contradicción y otra muy diferente es que de ésta se puedan derivar todos los enunciados
posibles en dicho sistema. La paraconsistencia considera que esto es viable si se evita
que en un sistema lógico exista un esquema deductivo que a partir de una contradicción
genere todas las fórmulas bien formadas; surge entonces, de este modo la posibilidad
de cambiar de lógica, ası́ se da el caso de que al presentarse una contradicción en una
teorı́a que está cimentada sobre la nueva lógica ésta no se trivializa.

Desde el punto de vista sintáctico-semántico toda teorı́a es admisible siempre y cuan-


do no sea trivial. En sentido amplio, ¡existe en matemática lo que no sea trivial! Este
es el parámetro o pregunta que seguirı́a el profesor Newton da Costa en sus investi-
gaciones que darı́an origen a la teorı́a de los “sistemas formales inconsistentes” y que
posteriormente serı́a bautizada como “lógica paraconsistente” [BM96].

Definición 5.2. (Teorı́a Inconsistente). Una teorı́a Σ es inconsistente si ella contiene


al menos dos teoremas de la forma α y ∼ α, uno de los cuales es la negación del otro
[dCL95].

Definición 5.3. (Lógica Paraconsistente). Una lógica se dice paraconsistente si puede


ser la lógica de teorı́as inconsistente pero no triviales [dCL95].

Es importante resaltar que la lógica paraconsistente no produce inconsistencias, sino


que las “soporta”, en caso de ser derivadas de los axiomas propios de una teorı́a, y
no permite que cada contradicción haga colapsar todo el el sistema (al evitar la trivi-
alización del mismo). Esto significa que los sistemas paraconsistentes son consistentes,
sus postulados no incluyen ninguna contradicción y no es posible que a partir de ellos se
genere una contradicción. La lógica paraconsistente permite entonces formalizar teorı́as

49
5.2 Aspectos generales de la lógica paraconsistente

inconsistentes pero no triviales.

Una teorı́a inconsistente basada en un lógica paraconsistente continua aportando in-


formación, las reglas de inferencias mantienen su sentido al permitir que por medio de
inferencias válidas solo se deduzcan ciertos enunciados.

Newton da Costa plantea que las principales razones por las que se rechazan las con-
tradicciones son de “orden técnico” y de“naturaleza filosófica” [BM96]. Las primeras,
obedecen al problema de la trivialización, presentado anteriormente, y las segundas ra-
zones las enuncia ası́: “En cuanto a los argumentos de ı́ndole filosófica, ellos se apoyan
en motivos de carácter lógico, de un modo general. En virtud del clásico principio de
no contradicción, una proposición y su negación no pueden ser verdaderas al mismo
tiempo; debido a ésto, no es posible que una teorı́a válida desde el punto de vista fi-
losófico (o lógico) incluya contradicciones internas. Suponer lo contrario, constituirı́a
aparentemente un error filosófico” [BM96]. Estas consideraciones son estudiadas en los
capı́tulos 4 y 7.

El principio de no contradicción tiene varias formulaciones que no son equivalentes


entre si, dos de ellas son [dCL95]:

1. Dadas dos proposiciones α y ∼ α, una de las cuales es la negación de la otra, una


de ellas es falsa.

2. La proposición ∼ (α∧ ∼ α) es verdadera, donde α es una proposición cualquiera,


∼ es el sı́mbolo de negación y ∧ representa el conectivo de conjunción.

En una lógica paraconsistente L, la primera formulación del principio de no contradic-


ción no puede ser válida, debido a que si L es paraconsistente existe al menos una teorı́a
Σ, basada en L, que tiene como teoremas proposiciones de la forma α y ∼ α; entonces
α y ∼ α deben ser ambas verdaderas en Σ y el principio es violentado. La segunda
formlación del principio de no contradicción puede valer en una lógica paraconsistente

50
5.3 Aspectos generales de las teorı́as paraconsistentes

[dCL95].

5.3. Aspectos generales de las teorı́as paraconsistentes

Para entrar a hablar de teorı́as paraconsistentes, es importante aclarar que en esta


sección se hablará de teorı́a como el cúmulo de fórmulas obtenidas a partir de determi-
nadas reglas de formación y bajo ciertas reglas de inferencia, tal como la define Lorenzo
Peña en su libro [Peñ93], y no como el conjunto de reglas de formación y de inferencia
a partir de las cuales se obtienen los teoremas de la teorı́a, tal como lo utiliza Newton
da Costa en [dCL95].

Definición 5.4. (Fórmulas reemplazables) Si una teorı́a Σ es tal que hay una regla de
inferencia de Σ que permite reemplazar siempre, en cualquier fórmla r, una ocurrencia
de p en r por una ocurrencia respecto de q, entonces se dirá que p y q son reemplazables
en Σ

Definición 5.5. (Teorı́a Inconsistente con respecto a un functor de negación). Una


teorı́a Σ es llamada simplemente inconsistente con respecto a algún functor monádico
(de negación) ‘N’ si y sólo si Σ contiene un functor de negación ‘N’ y también dos
functores diádicos (respectivamente de conjunción y disyunción): ‘∨’ y ‘∧’, tales que,
para cualesquiera p, q y r que sean expresiones bien formadas de Σ [Peñ93]:

1. Si p ∧ q es un teorema de Σ, también lo es p;

2. Si p o q son teoremas de Σ, también lo es p ∨ q;

3. (p ∨ q) ∨ r y (q ∨ r) ∨ p son reemplazables;

4. p, p ∧ p y p ∨ p son reemplazables;

5. (p ∨ q) ∧ r y (p ∧ r) ∨ (q ∧ r) son reemplazables;

6. El functor ’N’ posee las caracterı́sticas siguientes :

a) p ∨ N p es un teorema de Σ;

b) N (p ∧ N p) es un teorema de Σ;

51
5.3 Aspectos generales de las teorı́as paraconsistentes

c) p y NNp son reemplazables;

d) N (p ∧ q) y N p ∨ N q son reemplazables;

e) N (p ∨ q) y N p ∧ N q son reemplazables;

7. Hay algún s tal que tanto s como Ns son teoremas de Σ.

Por lo tanto una teorı́a Σ es inconsistente sii es inconsistente con respecto a algún
functor de negación de Σ. Sin embargo, hay teorı́as que también se llaman inconsistentes
en un sentido más amplio de la palabra, aunque no cumplan algunas condiciones entre
6a y 6e.

Definición 5.6. (Extensión de una teorı́a) Una teorı́a Σ′ es una extensión de otra
teorı́a Σ sii todo teorema de Σ es también un teorema de Σ′ .

Nótese que una teorı́a Σ′ puede ser una extensión de otra Σ sin que cada regla de
inferencia de Σ sea una regla de inferencia de Σ′ .

Definición 5.7. (Extensión recia de una teorı́a) Una teorı́a Σ′ es una extensión recia
de una teorı́a Σ sii Σ′ es una extensión de Σ y cada regla de inferencia de Σ es también
una regla de inferencia de Σ′ .

Definición 5.8. (Teorı́a superconsistente) Una teorı́a Σ es superconsistente sii toda


extensión recia de Σ que sea inconsistente con respecto a algún functor de negación de
Σ es una teorı́a trivial.

Definición 5.9. (Teorı́a paraconsistente) Una teorı́a es paraconsistente sii no es su-


perconsistente.

Una lógica superconsistente es aquella tal que, si se le añade una inconsistencia simple
(o sea un par de fórmulas una de las cuales sea una negación de la otra), el resultado
es un sistema trivial [Peñ93].

52
5.3 Aspectos generales de las teorı́as paraconsistentes

Definición 5.10. (Regla de Escoto) La siguiente regla de inferencia es denominada


regla de Escoto:

p, ∼ p ⊢ q

Todo sistema superconsistente es un sistema consistente que contiene la regla de Escoto


para todo functor de negación del sistema [Peñ93].

Un sistema es paraconsistente sólo si es sólido y no sucede en absoluto que contenga la


regla de Escoto para cada functor de negación perteneciente al sistema, aunque puede
contenerla para algún functor de negación de dicho sistema [Peñ93].

53
Capı́tulo 6

Lógicas paraconsistentes

Aunque en la actualidad existen infinitos sistemas de lógica paraconsistente de enun-


ciados, se abordará este estudió con base en los primeros sistemas paraconsistentes de
enunciados desarrollados por da Costa, esto es, la jerarquı́a de sistemas Cn , 1 ≤ n ≤ ω,
y en especial el sistema C1 .

Da Costa establece ciertas condiciones para los cálculos Cn , 1 ≤ n ≤ ω, con el fin


de que sirvan como base para teorı́as no-triviales, pero inconsistentes [dC74]. Dichas
condiciones son las siguientes:

1. En estos cálculos el principio de contradicción: ¬(α ∧ ¬α), no debe ser un esquema


válido.

2. De dos formulas contradictorias, α y ¬α, no debe ser posible, en general, deducir


un fórmula arbitraria β.

3. Debe ser simple extender Cn (1 ≤ n ≤ ω), al correspondiente cálculo de predicados


de primer orden.

4. Cn , 1 ≤ n ≤ ω, debe contener la mayor parte de esquemas y reglas del cálculo


proposicional clásico, que no interfieran con las condiciones anteriores.

Para estructurar la lógica paraconsistente de enunciados C1 , se define un lenguaje for-


mal L, de forma similar al de la lógica de enunciados clásica, con un alfabeto definido,
tal como se puede ver en la sección 2.1.1, pero adicionándole un nuevo sı́mbolo (¬),

54
6.1 Definiciones en C1

denominado negación débil. Por medio de este operador se introduce la paraconsisten-


cia, el cual difiere del sı́mbolo (∼) (denominado en este sistema negación fuerte) y que
presenta todas las propiedades de la negación clásica. Con este propósito se definen
unas reglas de formación (como en la sección 2.1.2) y unas reglas de transformación
(como en la sección 2.1.3).
De igual forma para la eliminación de paréntesis se siguen los mismos criterios definidos
para la lógica de enunciados clásica (como se presenta en la sección 2.2).

Adicionalmente, en la lógica paraconsistente C1 se utiliza el sı́mbolo: (◦ ), como su-


perı́ndice de una variable proposicional, para indicar que ésta tiene buen comportamien-
to, es decir, que su comportamiento es similar a las fórmulas del cálculo proposicional
clásico.
Para un enunciado α, que sea derivable en el sistema, y que además tenga buen com-
portamiento, nunca se podrá derivar ¬α. Lo anterior indica que para α vale el principio
de no contradicción, ¬(α ∧ ¬α).

6.1. Definiciones en C1

Las siguientes definiciones introducen sı́mbolos que no pertenecen al lenguaje, pero


que le aportan gran economı́a al mismo.
def
Definición 6.1. α◦ ≡ ¬(α ∧ ¬α).
def
Definición 6.2. ∼ α ≡ ¬α ∧ α◦ .

6.2. Sistema axiomático para C1

Se considera el siguiente conjunto de axiomas, los cuales son independientes entre si:

Axioma 6.1. α → (β → α).

Axioma 6.2. (α → β) → ((α → (β → γ)) → (α → γ)).

Axioma 6.3. α → (β → (α ∧ β)).

55
6.3 Algunas consecuencias sintácticas en C1

Axioma 6.4. (α ∧ β) → α.

Axioma 6.5. (α ∧ β) → β.

Axioma 6.6. α → (α ∨ β).

Axioma 6.7. β → (α ∨ β).

Axioma 6.8. (α → γ) → ((β → γ) → ((α ∨ β) → γ)).

Axioma 6.9. β ◦ → ((α → β) → ((α → ¬β) → ¬α)).

Axioma 6.10. (α◦ ∧ β ◦ ) → ((α ∧ β)◦ ∧ (α ∨ β)◦ ∧ (α → β)◦ ).

Axioma 6.11. α ∨ ¬α.

Axioma 6.12. ¬¬α → α.

La única regla de inferencia es modus ponens, β es consecuencia de α y (α → β).

6.3. Algunas consecuencias sintácticas en C1

Para las demostraciones de las consecuencias en L se hará referencia a algunos teo-


remas que serán demostrados más adelante, o que se probará su validez a partir de un
método de decisión presentado en la sección 6.4.3. Posteriormente, en la sección 6.5.2,
se demostrará que C1 es completo.

Teorema 6.1. (Teorema de deducción). Si Γ es un conjunto de fórmulas bien formadas,


α y β son fórmulas bien formadas, y Γ ∪ {α} ⊢ β, entonces Γ ⊢ α → β.
En particular, si α ⊢ β, entonces ⊢ α → β [Men64].

Demostración.

Sea la secuencia β1 , β2 , . . . , βn , la demostración para β de Γ ∪ {α}. Se procede entonces


a demostrar por inducción en i, que Γ ⊢ α → βi , 1 ≤ i ≤ n.

56
6.3 Algunas consecuencias sintácticas en C1

1. Para i = 1, β1 debe estar en Γ, o debe ser un axioma de L o debe ser igual a α.


Para los dos primeros casos, usando el axioma 1, se puede tener β1 → (α → β1 ),
y por modus ponens, se tiene que Γ ⊢ α → β1 . En el caso de que β1 , sea igual a α,
por el principio de identidad1 se puede tener que Γ ⊢ α → β1 .

2. Se asume válido para i = k, donde k < n. Ası́, se tiene que Γ ⊢ α → βk .

3. Para i = n, βi debe estar en Γ, o debe ser un axioma de L o debe ser igual a α,


o se sigue de βj y βm por modus ponens, donde j < i, m < i y βm tiene la forma
βj → βi . En los tres primeros casos, se procede de igual forma que para β1 . En el
cuarto caso por hipótesis inductiva se tiene Γ ⊢ α → βj , y Γ ⊢ α → (βj → βi ). Ası́,
usando el axioma 2, se puede tener (α → βj ) → ((α → (βj → βi )) → (α → βi )).
De este modo, por modus ponens se tiene Γ ⊢ (α → (βj → βi )) → (α → βi ), y de
nuevo por modus ponens Γ ⊢ α → βi .

Teorema 6.2. (Ley de Pierce) ((α → β) → α) → α.

Demostración.
⊢ ((α → β) → α) → α
(α → β) → α) ⊢ α Recip. T.D

1. (α → β) → α ⊢ (α → β) → α Hip.
2. (α → β) → α ⊢ ((α → β) → α) → (∼ α →∼ (α → β)) Esquema
Ejemplo 6.4.
3. (α → β) → α ⊢ ∼ α →∼ (α → β) M.P 1 y 2.
4. (α → β) → α ⊢ ∼ (α → β) → α Esquema
Ejemplo 6.5.
5. (α → β) → α ⊢ (∼ (α → β) → α) → (∼ α → (α → β)) Esquema
Ejemplo 6.4.

1 Este principio puede ser demostrado a partir de los axiomas 6.1 y 6.2, de forma similar a como se hizo en la sección

2.5 para la lógica de enunciados.

57
6.3 Algunas consecuencias sintácticas en C1

6. (α → β) → α ⊢ ∼ α → (α → β) M.P 4 y 5.
7. (α → β) → α ⊢ (∼ α → (α → β)) → ((∼ α →∼ (α → Esquema
β)) → α) ejemplo 6.6.
8. (α → β) → α ⊢ (∼ α →∼ (α → β)) → α M.P 6 y 7.
9. (α → β) → α ⊢ α M.P 3 y 8.
10. ⊢ ((α → β) → α) → α T.D en 7.

Teorema 6.3. (Prueba por casos) (α → β) → ((¬α → β) → β).

Demostración.
⊢ (α → β) → ((¬α → β) → β)
(α → β), (¬α → β) ⊢ β Recip. T.D

1. (α → β), (¬α → β) ⊢ (α → β) → ((¬α → β) → ((α ∨ ¬α) → Ax. 6.8


β))
2. (α → β), (¬α → β) ⊢ α→β Hip.
3. (α → β), (¬α → β) ⊢ (¬α → β) → ((α ∨ ¬α) → β) M.P 1 y 2
4. (α → β), (¬α → β) ⊢ ¬α → β Hip.
5. (α → β), (¬α → β) ⊢ (α ∨ ¬α) → β M.P 3 y 4
6. (α → β), (¬α → β) ⊢ (α ∨ ¬α) Ax. 6.11
7. (α → β), (¬α → β) ⊢ β M.P 5 y 6
8. (α → β) ⊢ (¬α → β) → β T.D en 7.
9. ⊢ (α → β) → ((¬α → β) → β) T.D en 8.

Teorema 6.4. (Teorema (¬α ∨ α◦ )).

Demostración.

⊢ ¬α ∨ α◦

58
6.3 Algunas consecuencias sintácticas en C1

1. ⊢ (α ∧ ¬α) → ¬α Ax. 6.5


2. (α ∧ ¬α) ⊢ ¬α Hip.
3. (α ∧ ¬α) ⊢ ¬α → (¬α ∨ α◦ ) Ax. 6.6
4. (α ∧ ¬α) ⊢ ¬α ∨ α◦ M.P 2 y 3
5. ¬(α ∧ ¬α) ⊢ α◦ Def. 6.1
6. ¬(α ∧ ¬α) ⊢ α◦ → (¬α ∨ α◦ ) Ax. 6.7
6. ¬(α ∧ ¬α) ⊢ ¬α ∨ α◦ M.P 5 y 6
7. ⊢ ¬α ∨ α◦ Teorema 6.3
en 4 y 6

Teorema 6.5. (Teorema de Morgan) ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β).

Demostración.
⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)

1. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ (α ∧ β)◦ Hip.


2. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ ¬(α ∧ β) Hip.
3. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ α → (β → (α ∧ β)) Ax. 6.3
4. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ α Hip.
5. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ β → (α ∧ β) M.P 3 y 4
6. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ β Hip.
7. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ α∧β M.P 5 y 6
8. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ α → (α ∧ β) T.D en 7
9. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ (α ∧ β)◦ → ((α → (α ∧ β)) → ((α → Ax. 6.9
¬(α ∧ β)) → ¬α))

59
6.3 Algunas consecuencias sintácticas en C1

10. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ (α → (α ∧ β)) → ((α → ¬(α ∧ β)) → ¬α) M.P 1 y 9
11. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ (α → ¬(α ∧ β)) → ¬α M.P 8 y 10
12. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β, α ⊢ ¬(α ∧ β) Hip.
13. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ α → ¬(α ∧ β) T.D en 12.
14. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ ¬α M.P 11 y 13
15. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ ¬α → (¬α ∨ ¬β) Ax. 6.6
16. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), β ⊢ ¬α ∨ ¬β M.P 14 y 15
17. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), ¬β ⊢ ¬β Hip.
18. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), ¬β ⊢ ¬β → (¬α ∨ ¬β) Ax. 6.7
19. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β), ¬β ⊢ ¬α ∨ ¬β M.P 17 y 18
20. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β) ⊢ β → (¬α ∨ ¬β) T.D en 16
21. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β) ⊢ ¬β → (¬α ∨ ¬β) T.D en 19
22. (α ∧ β)◦ , ¬(α ∧ β) ⊢ ¬α ∨ ¬β Teorema 6.3
en 20 y 21
23. (α ∧ β)◦ ⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) T.D en 22
24. α◦ , β ◦ ⊢ α◦ → (β ◦ → (α◦ ∧ β ◦ )) Ax. 6.3
25. α◦ , β ◦ ⊢ α◦ Hip.
26. α◦ , β ◦ ⊢ β ◦ → (α◦ ∧ β ◦ ) M.P 24 y 25
27. α◦ , β ◦ ⊢ β◦ Hip.
28. α◦ , β ◦ ⊢ α◦ ∧ β ◦ M.P 26 y 27
29. α◦ , β ◦ ⊢ (α◦ ∧β ◦ ) → ((α∧β)◦ ∧(α∨β)◦ ∧(α → β)◦ ) Ax. 6.10
30. α◦ , β ◦ ⊢ (α ∧ β)◦ ∧ (α ∨ β)◦ ∧ (α → β)◦ M.P 28 y 29
31. α◦ , β ◦ ⊢ ((α ∧ β)◦ ∧ (α ∨ β)◦ ∧ (α → β)◦ ) → (α ∧ Ax. 6.4
β)◦ ∧ (α ∨ β)◦
32. α◦ , β ◦ ⊢ (α ∧ β)◦ ∧ (α ∨ β)◦ M.P 30 y 31
33. α◦ , β ◦ ⊢ ((α ∧ β)◦ ∧ (α ∨ β)◦ ) → (α ∧ β)◦ Ax. 6.4

60
6.3 Algunas consecuencias sintácticas en C1

34. α◦ , β ◦ ⊢ (α ∧ β)◦ M.P 32 y 33


35. ⊢ (α ∧ β)◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) T.D en 23
36. α◦ , β ◦ ⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) M.P 34 y 35
37. ¬α, β ◦ ⊢ ¬α Hip.
38. ¬α, β ◦ ⊢ ¬α → (¬α ∨ ¬β) Ax. 6.6
39. ¬α, β ◦ ⊢ ¬α ∨ ¬β M.P 37 y 38
40. ¬(α ∧ β), ¬α, β ◦ ⊢ ¬α ∨ ¬β Si Γ ⊢ α, Γ∪
{β} ⊢ α
41. ¬α, β ◦ ⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) T.D en 40
42. β◦ ⊢ α◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) T.D en 36
43. β ◦ ⊢ ¬α → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) T.D en 41
44. β◦ ⊢ (¬α → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))) → Ax. 6.8
((α◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))) →
((¬α ∨ α◦ ) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))))
45. β◦ ⊢ (α◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))) → ((¬α ∨ M.P 43 y 44
α◦ ) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)))
46. β◦ ⊢ (¬α ∨ α◦ ) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) M.P 42 y 45
47. β ◦ ⊢ ¬α ∨ α◦ Teorema 6.4
48. β ◦ ⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) M.P 46 y 47
49. ⊢ ¬β → (¬α ∨ ¬β) Ax. 6.7
50. ¬β ⊢ ¬α ∨ ¬β Recip. T.D
en 49.
51. ¬β ⊢ (¬α ∨ ¬β) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) Ax. 6.1
52. ¬β ⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) M.P 50 y 51
53. ⊢ β ◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) T.D en 48
54. ⊢ ¬β → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) T.D en 52
55. ⊢ (¬β → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))) → Ax. 6.8
((β ◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))) →
((¬β ∨ β ◦ ) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))))

61
6.4 Semántica de valoraciones para C1

56. ⊢ (β ◦ → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β))) → ((¬β ∨ M.P 54 y 55


β ◦ ) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)))
57. ⊢ (¬β ∨ β ◦ ) → (¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β)) M.P 53 y 56
58. ⊢ ¬β ∨ β ◦ Teorema 6.4
59. ⊢ ¬(α ∧ β) → (¬α ∨ ¬β) M.P 57 y 58

6.4. Semántica de valoraciones para C1

En 1977 da Costa y Alves propusieron una semántica paraconsistente bivaluada para


C1 .

Una valuación para C1 es una función υ: F → {0, 1}, donde F es el conjunto de


fórmulas de C1 , tal que valen las siguientes relaciones [dCL95]:

υ1. Si υ(α) = 0, entonces υ(¬α) = 1.

υ2. Si υ(¬¬α) = 1, entonces υ(α) = 1.

υ3. Si υ(β ◦ ) = υ(α → β) = υ(α → ¬β), entonces υ(α) = 0.

υ4. υ(α → β) = 1 si y solo si υ(α) = 0 o υ(β) = 1.

υ5. υ(α ∧ β) = 1 si y solo si υ(α) = 1 y υ(β) = 1.

υ6. υ(α ∨ β) = 1 si y solo si υ(α) = 1 o υ(β) = 1.

υ7. υ(α◦ ) = υ(β ◦ ) = 1, entonces υ((α → β)◦ ) = υ((α ∧ β)◦ ) = υ((α ∨ β)◦ ) = 1.

Es importante aclarar que esta función de valoración no es veritativo funcional, es decir,


para el caso de la negación débil el valor de verdad de una fórmula, para la cual es el
conectivo principal no depende únicamente del valor de verdad de sus componentes. Ya
que de υ(α) = 1 no se puede concluir que υ(¬α) = 1 o que υ(¬α) = 0.

62
6.4 Semántica de valoraciones para C1

6.4.1. Consecuencias de la definición de valoraciones paraconsistentes

υ(α◦ ) = 1 ⇔ υ(α) 6= υ(¬α)

Demostración.

(⇐) Si υ(α) 6= υ(¬α), por υ5 se tiene que υ(α ∧ ¬α) = 0, y por υ1 se tiene que
υ(¬(α ∧ ¬α)) = 1, de lo cual, por la definicón 6.1 se tiene que υ(α◦ ) = 1.

(⇒) Por la definición 6.1 anteriormente citada se tiene que α◦ ≡ ¬(α ∧ ¬α), luego
si υ(¬(α ∧ ¬α)) = 1; se puede dar que υ(α ∧ ¬α) = 0 o υ(α ∧ ¬α) = 1.

1. En el caso que υ(α ∧ ¬α) = 0, por υ5 es inmediato que υ(α) 6= υ(¬α).

2. En el caso que υ(α ∧ ¬α) = 1, entonces υ(α) = υ(¬α) = 1 por υ5.


Como consecuencia directa de las valoraciones se tiene también que υ(α◦ ) =
0 ⇔ υ(α) = 1 y υ(¬α) = 1.

Por lo tanto no se puede dar el caso de que si υ(¬(α ∧ ¬α)) = 1, entonces


(α ∧ ¬α) = 1. Razón por la cual υ(α) y υ(¬α) deben ser diferentes necesaria-
mente.

A continuación se demuestra que υ(α◦ ) = 0 ⇔ υ(α) = 1 y υ(¬α) = 1.

a) (⇒) Si υ(α◦ ) = υ(¬(α ∧ ¬α)) = 0, por υ1 se tiene que υ(¬¬(α ∧ ¬α)) = 1,


lo cual por υ2 se tiene que υ(α ∧ ¬α) = 1. Y por υ5, υ(α) = υ(¬α) = 1.

b) (⇐) Si υ(α) = υ(¬α) = 1, se tiene también como consecuencia directa


de las valoraciones que υ(α) = 0 ⇔ υ(∼ α) = 1 como se puede ver a
continuación:

1) (⇒) Por la definición 6.2 se tiene que ∼ α ≡ (¬α ∧ α◦ ). Si se supone


que υ(∼ α) = 0, entonces por υ5, se puede tener que:

a ′ υ(¬α) = 0, donde por υ1 y luego por υ2 se tiene que υ(α) = 1.

b ′ υ(α◦ ) = υ(¬(α ∧ ¬α) = 0, donde nuevamente por υ1 se tiene que


υ(α ∧ ¬α) = 1, y por υ5 se tiene finalmente que υ(α) = 1.

63
6.4 Semántica de valoraciones para C1

2) (⇐) Si υ(∼ α) = 1, por υ5 se tiene que υ(¬α) = 1 y υ(α◦ ) = 1. De


ahı́, por υ4, se tiene que υ(α → α) = 1 y υ(α → ¬α) = 1. Finalmente,
de υ3 se tiene que υ(α) = 0.

De υ(α) = 1 y de υ(α) = 0 ⇔ υ(∼ α) = 1, se tiene que υ(∼ α) = 0, donde


υ(α◦ ) = 0.

6.4.2. Clasificación de la negación paraconsistente

Como se aclaro previamente la función de valoración de C1 no es veritativo funcional,


ya que si υ(α) = 0, υ(¬α) = 1; pero si υ(α) = 1, υ(¬α) = 0 o υ(¬α) = 1.

Si se analiza esta negación con respecto a las condiciones definidas en la sección 1.1.4.1,
se llega a un conflicto que no fue posible resolver a lo largo de esta monografı́a, pués las
condiciones que debe cumplir una negación definidas por Lorenzo Peña, no se cumplen
para la negación débil paraconsistente.

Es posible justificar este conflicto, debido a que no existe una corriente paraconsistente
única, sino que existen múltiples enfoques para los cuales cada autor sigue criterios
diferentes para lograr evitar la trivialización de un sistema ante la presencia de incon-
sistencias.

Es por esto que la negación definida por Newton da Costa en su sistema C1 , es una
negación que cumple las condiciones: 1, 7, 8 y 10 de las condiciones definidas por Loren-
zo Peña. En la figura 6.1 se puede observar la relación entre las distintas negaciones
presentadas por Lorenzo Peña, incluyendo entre estas a la negación débil de C1 .

6.4.3. Un procedimiento de decisión para C1

Da Costa y Alves (1977) presentan un procedimiento de decisión para C1 llamado


quasi-matrices y cuya construcción para una fórmula α sigue los siguientes pasos [Sie99]:

64
6.4 Semántica de valoraciones para C1

Figura 6.1: Negación, negación natural, supernegación y negación débil

1. Escriba en una lı́nea una lista de las variables que intervienen en α.

2. Disponga bajo la lı́nea anterior lı́neas sucesivas conteniendo todas las combina-
ciones posibles de 0 y 1 que puedan ser atribuı́das a las variables.

3. Escriba en una nueva columna, la lista de todas las negaciones de las variables
proposicionales; y para cada negación y para cada lı́nea:

a) Escriba 1 si en aquella lı́nea la variable a negar toma el valor 0.

b) Bifurque la lı́nea y escriba 0 en una parte y 1 en la otra si en aquella lı́nea la


variable a negar toma el valor de 1.

4. Haga una lista de las subfórmulas de α en orden creciente de complejidad y de la


negación de las subfórmulas propias de α para cada subfórmula β y cada lı́nea:

a) Si β no es una subfórmula negada, proceda como en la tabla de verdad del


cálculo proposicional clásico.

b) Si β ≡ ¬θ, y si θ toma el valor 0 escriba 1, si θ toma el valor 1:

1) Si θ ≡ ¬δ, verifique si δ y ¬δ toman valores diferentes, en este caso escriba


0, en caso contrario bifurque la lı́nea y escriba 0 en una parte y 1 en la
otra.

2) Si θ ≡ δ ∧ ¬δ, escriba 0.

65
6.4 Semántica de valoraciones para C1

3) Si θ ≡ δ∧λ o θ ≡ δ∨λ o θ ≡ δ → λ, verifique por un lado que δ y ¬δ toman


valores diferentes y por otro lado que λ y ¬λ toman valores diferentes, en
este caso escriba 0, en caso contrario bifurque la lı́nea y escriba 0 en una
parte y 1 en la otra.

Por medio de este procedimiento de decisión se puede determinar la validez de una


fórmula. Una fórmula es considerada como válida si esta tiene un valor igual a 1 (en la
última columna) para cada fila de la quasi-matriz correspondiente.

6.4.4. Construcción paso a paso de una quasi-matriz

Para una mejor comprensión de las quasi-matrices, se procederá a realizar la con-


strucción paso a paso de la quasi-matriz para la fórmula (¬(α → β)∧¬(β∧¬β)) → ¬¬α.

1. Siguiendo paso a paso el algoritmo presentado en la sección 6.4.3, se procede con la


lista de las variables que intervienen en la fórmula y con todas las combinaciones
de 1 y 0 que pueden ser atribuı́dos a las variables, tal como se aclara en los pasos
1 y 2. Esto se puede observar en la tabla 6.1
α β
0 0
0 1
1 0
1 1

Cuadro 6.1: Paso 1 y 2 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

2. En la tabla 6.2 se puede observar la lista de todas las negaciones de las variables
proposicionales, siguiendo los pasos 3, 3a y 3b.

3. En la tabla 6.3 se puede observar la lista de las subfórmulas que no son negadas,
y con las cuales se procede de igual forma que en el cálculo proposicional clásico
(CPC), según los pasos 4 y 4a.

4. En la tabla 6.4 se puede observar como se procede con las subfórmulas que son
negadas (β ≡ ¬α), y que en un caso en particular son negadas también (α ≡ ¬γ).
En este caso se siguen las indicaciones de los pasos 4b y 4b1.

66
6.4 Semántica de valoraciones para C1

α β ¬α ¬β
0 0 1 1
0 1 1 0
1
1 0 0 1
1 1
1 1 0 0
1
1 0
1

Cuadro 6.2: Paso 3a y 3b en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

α β ¬α ¬β α→β β ∧ ¬β
0 0 1 1 1 0
0 1 1 0 1 0
1 1 1
1 0 0 1 0 0
1 1 0 0
1 1 0 0 1 0
1 1 1
1 0 1 0
1 1 1

Cuadro 6.3: Paso 4 y 4a en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

5. En la tabla 6.5 se puede observar como se procede con las subfórmulas que son del
tipo ¬(α ∧ ¬α), caso que es tenido en consideración en el paso 4b2 del algoritmo.

6. En la tabla 6.6 se puede observar como se procede con las subfórmulas que son del
tipo ¬(α → β), caso que es tenido en consideración en el paso 4b3 del algoritmo.

7. En la tabla 6.7 se puede observar como se procede con las subfórmulas mayores
que agrupan a las demás subfórmulas para ası́ completar la quasi-matriz para la
fórmula completa. Para esto se sigue el paso 4a, pues estas subfórmulas no son
negadas.

6.4.5. Algunos ejemplos de quasi-matrices

Ejemplo 6.1. En la tabla 6.8, se puede observar la quasi-matriz para la fórmula


¬α → (α → ((α ∧ ¬α) → β)), con lo cual se puede ver que no es cierto que de
una premisa y de su negación débil se deduzca cualquier fórmula.

67
6.4 Semántica de valoraciones para C1

α β ¬α ¬β α→β β ∧ ¬β ¬¬α
0 0 1 1 1 0 0
0 1 1 0 1 0 0
1 1 1 0
1 0 0 1 0 0 1
1 1 0 0 0
1
1 1 0 0 1 0 1
1 1 1 1
1 0 1 0 0
1
1 1 1 0
1

Cuadro 6.4: Paso 4b y 4b1 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

α β ¬α ¬β α→β β ∧ ¬β ¬¬α ¬(β ∧ ¬β)


0 0 1 1 1 0 0 1
0 1 1 0 1 0 0 1
1 1 1 0 0
1 0 0 1 0 0 1 1
1 1 0 0 0 1
1 1
1 1 0 0 1 0 1 1
1 1 1 1 0
1 0 1 0 0 1
1 1
1 1 1 0 0
1 0

Cuadro 6.5: Paso 4b2 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

Ejemplo 6.2. En la tabla 6.9 se puede observar la quasi-matriz para la fórmula ∼ α →


(α → ((α∧ ∼ α) → β)), con lo cual se puede ver que de una premisa y su negación
fuerte es posible deducir cualquier otra fórmula.

Ejemplo 6.3. En la tabla 6.10 se puede observar la quasi-matriz para la fórmula


(¬α ∨ ¬β) → ¬(α ∧ β), con lo cual se puede ver que algunas leyes de Morgan no
son válidas.

68
6.4 Semántica de valoraciones para C1

α β ¬α ¬β α→β β ∧ ¬β ¬¬α ¬(β ∧ ¬β) ¬(α → β)


0 0 1 1 1 0 0 1 0
0 1 1 0 1 0 0 1 0
1 1 1 0 0 0
1
1 0 0 1 0 0 1 1 1
1 1 0 0 0 1 1
1 1 1
1 1 0 0 1 0 1 1 0
1 1 1 1 0 0
1
1 0 1 0 0 1 0
1
1 1 0
1
1 1 1 0 0 0
1
1 0 0
1

Cuadro 6.6: Paso 4b3 en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

Ejemplo 6.4. En la tabla 6.11 se puede observar la quasi-matriz para la fórmula


(α → β) → (∼ β →∼ α), con lo cual se puede ver que la contraposición es válida
en cuanto a la negación fuerte.

Ejemplo 6.5. En la tabla 6.12 se puede observar la quasi-matriz para la fórmula


∼ (α → β) → α, con lo cual se puede ver el comportamiento clásico de la negación
fuerte.

Ejemplo 6.6. En la tabla 6.13 se puede observar la quasi-matriz para la fórmula


(α → β) → ((α →∼ β) →∼ α), con lo cual se puede ver el comportamiento clásico de
la negación fuerte, en éste caso con la reducción al absurdo.

69
6.5 Correctitud y completitud de C1

α β ¬α ¬β α→β β ∧ ¬β ¬¬α ¬(β ∧ ¬β) ¬(α → β) ¬(α → (¬(α →


β)∧¬(β ∧ β)∧¬(β ∧
¬β) ¬β)) →
¬¬α
0 0 1 1 1 0 0 1 0 0 1
0 1 1 0 1 0 0 1 0 0 1
1 1 1 0 0 0 0 1
1 0 1
1 0 0 1 0 0 1 1 1 1 1
1 1 0 0 0 1 1 1 0
1 1 1 1 1
1 1 0 0 1 0 1 1 0 0 1
1 1 1 1 0 0 0 1
1 0 1
1 0 1 0 0 1 0 0 1
1 1 0
1 1 0 0 1
1 1 1
1 1 1 0 0 0 0 1
1 0 1
1 0 0 0 1
1 0 1

Cuadro 6.7: Paso final en la construcción de la quasi-matriz para (¬(α → β) ∧ ¬(β ∧ ¬β)) → ¬¬α

6.5. Correctitud y completitud de C1

Las definiciones de validez, modelo, consecuencia semántica o satisfacibilidad son


definidas de manera usual, tal como las define Elliot Mendelson en su libro [Men64].

Lema 6.1. Toda teorı́a no trivial tiene un modelo.


Como en el caso clásico, la demostración parte del hecho de que toda teorı́a no trivial
puede ser extendida a una teorı́a máximal no trivial.

6.5.1. Correctitud

Si una fórmula bien formada α es un teorema de L, entonces α es válida. En forma


simbólica:

Γ ⊢ α ⇒ Γ |= α.

Demostración.

70
6.5 Correctitud y completitud de C1

α β ¬α ¬β α ∧ ¬α (α ∧ ¬α) → β α → ((α ∧ ¬α) → β) ¬α → (α → ((α ∧ ¬α) → β))


0 0 1 1 0 1 1 1
0 1 1 0 0 1 1 1
1 0 1 1 1
1 0 0 1 0 1 1 1
1 1 1 0 0 0
1 1 0 0 0 1 1 1
1 0 1 1 1
1 0 1 1 1 1
1 1 1 1 1

Cuadro 6.8: Quasi-matriz de ¬α → (α → ((α ∧ ¬α) → β))

α β ¬α ¬β α ∧ ¬α ¬(α ∧ ¬α) ¬α ∧ α∧ ∼ α (α∧ ∼ α → ∼ α →


¬(α ∧ ¬α) α) → β ((α∧ ∼ (α →
α) → β) ((α∧ ∼
α) → β))
0 0 1 1 0 1 1 0 1 1 1
0 1 1 0 0 1 1 0 1 1 1
1 0 1 1 0 1 1 1
1 0 0 1 0 1 0 0 1 1 1
1 1 1 0 0 0 1 1 1
1 1 0 0 0 1 0 0 1 1 1
1 0 1 0 0 1 1 1
1 0 1 0 0 0 1 1 1
1 1 0 0 0 1 1 1

Cuadro 6.9: Quasi-matriz de ∼ α → (α → ((α∧ ∼ α) → β))

La demostración se hará por inducción, probando que los axiomas son válidos y que la
regla de inferencia (modus ponens) preserva la verdad (en el sentido de que es imposible
que las premisas sean verdaderas y la conclusión falsa).

1. En la tabla 6.16 se puede ver la quasi-matriz para el axioma 1.

2. En la tabla 6.15 se puede ver la quasi-matriz para el axioma 6.

3. En la tabla 6.16 se puede ver la quasi-matriz para el axioma 12.

4. Para el resto de los axiomas se procede a hacer la quasi-matriz correspondiente


forma similar.

5. En la tabla 6.17 se puede ver la quasi-matriz para la regla de inferencia Modus


Ponens 2 .
2 Cabe anotar que aunque es diferente probar la validez de ((α → β) ∧ α) → β) y probar la validez de:

71
6.5 Correctitud y completitud de C1

α β ¬α ¬β ¬α ∨ ¬β (α ∧ β) ¬(α ∧ β) (¬α ∨ ¬β) → ¬(α ∧ β)


0 0 1 1 1 0 1 1
0 1 1 0 1 0 1 1
1 1 0 1 1
1 0 0 1 1 0 1 1
1 1 1 0 1 1
1 1 0 0 0 1 0 1
1 1 1 0 0
1 1
1 0 1 1 0 0
1 1
1 1 1 0 0
1 1

Cuadro 6.10: Quasi-matriz de (¬α ∨ ¬β) → ¬(α ∧ β)

α β ¬α ¬β α→β β ∧ ¬β α ∧ ¬α ¬(β ∧ ¬(α ∧ ∼β ∼α ∼ (α →


¬β) ¬α) β →∼ β) →
α (∼
β →∼
α)
0 0 1 1 1 0 0 1 1 1 1 1 1
0 1 1 0 1 0 0 1 1 0 1 1 1
1 1 1 0 0 1 0 1 1 1
1 0 0 1 0 0 0 1 1 1 0 0 1
1 1 0 0 1 1 0 1 0 0 1
1 1 0 0 1 0 0 1 1 0 0 1 1
1 1 1 0 0 1 0 0 1 1
1 0 1 0 1 1 0 0 0 1 1
1 1 1 1 0 0 0 0 1 1

Cuadro 6.11: Quasi-matriz de (α → β) → (∼ β →∼ α)

6.5.2. Completitud

Si una fórmula bien formada α es válida, entonces α es un teorema de L. En forma


simbólica:

Γ |= α ⇒ Γ ⊢ α.

Demostración.
α
α→β
β

en el caso de C1 si es equivalente, ya que siempre que α es 1 y que (α → β) es 1 ocurre que β es 1.

72
6.5 Correctitud y completitud de C1

α β ¬α ¬β α→β ¬(α → β) (α → β) ∧ ¬((α → ∼ (α → β) ∼ (α →


¬(α → β) β)∧¬(α → β) → α
β))
0 0 1 1 1 0 0 1 0 1
0 1 1 0 1 0 0 1 0 1
1 1 0 0 1 0 1
1 1 0 0 1
1 0 0 1 0 1 0 1 1 1
1 1 0 1 0 1 1 1
1 1 0 0 1 0 0 1 0 1
1 1 0 0 1 0 1
1 1 0 0 1
1 0 1 0 0 1 0 1
1 1 0 0 1
1 1 0 0 1 0 1
1 1 0 0 1

Cuadro 6.12: Quasi-matriz de ∼ (α → β) → α

α β ¬α ¬β α→β (β ∧ ¬β) (α ∧ ¬α) β◦ α◦ ∼β ∼α α →∼ (α →∼ (α →


β β) →∼ β) →
α ((α →∼
β) →∼
α)
0 0 1 1 1 0 0 1 1 1 1 1 1 1
0 1 1 0 1 0 0 1 1 0 1 1 1 1
1 1 1 0 0 1 0 1 1 1 1
1 0 0 1 0 0 0 1 1 1 0 1 0 1
1 1 0 0 1 1 0 1 0 1 0 1
1 1 0 0 1 0 0 1 1 0 0 0 1 1
1 1 1 0 0 1 0 0 0 1 1
1 0 1 0 1 1 0 0 0 0 1 1
1 1 1 1 0 0 0 0 0 1 1

Cuadro 6.13: Quasi-matriz de (α → β) → ((α →∼ β) →∼ α)

Si Γ |= α, entonces toda valoración que es modelo de Γ es tal que υ(α) = 1. Luego si


υ(α) = 1, entonces υ(∼ α) = 0. Esto quiere decir que no existe una valoración tal que
sea modelo de Γ y υ(∼ α) = 1, esto es Γ 2∼ α. Por lo tanto, Γ ∪ {∼ α} no tiene modelo
y es trivial, según el lema 6.1. De esto tenemos lo siguiente:

73
6.5 Correctitud y completitud de C1

α β ¬α ¬β β→α α → (β → α)
0 0 1 1 1 1
0 1 1 0 0 1
1 0 1
1 0 0 1 1 1
1 1 1 1
1 1 0 0 1 1
1 1 1
1 0 1 1
1 1 1

Cuadro 6.14: Quasi-matriz de α → (β → α)

α β ¬α ¬β α∨β α → (α ∨ β)
0 0 1 1 0 1
0 1 1 0 1 1
1 1 1
1 0 0 1 1 1
1 1 1 1
1 1 0 0 1 1
1 1 1
1 0 1 1
1 1 1

Cuadro 6.15: Quasi-matriz de α → (β → α)

1. Γ, ∼ α ⊢ ∼∼ α Por ser trivial


2. Γ, α ⊢ ∼∼ α Ya que ∼ se comporta
clásicamente
3. Γ ⊢ ∼ α →∼∼ α T.D en 1
4. Γ⊢ α →∼∼ α T.D en 2
5. Γ⊢ (α →∼∼ α) → ((∼ α →∼∼ α) →∼∼ α)) Teorema 6.3
6. Γ⊢ (∼ α →∼∼ α) →∼∼ α M.P 4 y 5
7. Γ ⊢ ∼∼ α M.P 3 y 6
8. Γ⊢ α Eliminación doble ne-
gación

74
6.6 Otros sistemas de cálculos paraconsistentes

α ¬α ¬¬α ¬¬α → α
0 1 0 1
1 0 1 1
1 0 1
1 1

Cuadro 6.16: Quasi-matriz de ¬¬α → α

α β ¬α ¬β α→β ((α → β) ∧ α) ((α → β) ∧ α) → β


0 0 1 1 1 0 1
0 1 1 0 1 0 1
1 1 0 1
1 0 0 1 0 0 1
1 1 0 0 1
1 1 0 0 1 1 1
1 1 1 1
1 0 1 1 1
1 1 1 1

Cuadro 6.17: Quasi-matriz de ((α → β) ∧ α) → β

6.6. Otros sistemas de cálculos paraconsistentes

Tal como se habı́a mencionado en la introducción de este capı́tulo, da Costa no


presentó sólo un cálculo paraconsistente, sino toda una jerarquı́a de estos cálculos; la
jerarquı́a de cálculos Cn , 1 ≤ n < ω.

6.6.1. Definiciones para Cn

Para los cálculos Cn se adoptan las definiciones hechas para C1 en la sección 6.1 y
adicionalmente se hacen las siguientes:
def
Definición 6.3. αn+1 ≡ (αn )◦ , 1 ≤ n < ω.
def
Definición 6.4. α(n+1) ≡ α(n) ∧ αn+1 , 1 ≤ n < ω.
def
Definición 6.5. ∼(n) α ≡ ¬α ∧ α(n) .

6.6.2. Un sistema axiomático para los cálculos Cn

Para la construcción de estos cálculos se siguen las mismas condiciones que para C1 ,
y sus axiomas sólo difieren de éste en la forma paraconsistente de reducción al absurdo
(Axioma 6.9 de la seccion 6.2), y en el axioma de propagación del buen comportamiento

75
6.6 Otros sistemas de cálculos paraconsistentes

(Axioma 6.10 de la seccion 6.2). Los otros axiomas son iguales a los de C1 , e incluso se
conserva la regla de inferencia modus ponens, como se puede ver a continuación:

Axioma 6.13. α → (β → α).

Axioma 6.14. (α → β) → ((α → (β → γ)) → (α → γ)).

Axioma 6.15. α → (β → (α ∧ β)).

Axioma 6.16. (α ∧ β) → α.

Axioma 6.17. (α ∧ β) → β.

Axioma 6.18. α → (α ∨ β).

Axioma 6.19. β → (α ∨ β).

Axioma 6.20. (α → γ) → ((β → γ) → ((α ∨ β) → γ)).

Axioma 6.21. β (n) → ((α → β) → ((α → ¬β) → ¬α)).

Axioma 6.22. (α(n) ∧ β (n) ) → ((α ∧ β)(n) ∧ (α ∨ β)(n) ∧ (α → β)(n) ).

Axioma 6.23. α ∨ ¬α.

Axioma 6.24. ¬¬α → α.

La única regla de inferencia es modus ponens, β es consecuencia de α y (α → β).

6.6.3. Algunas consecuencias en Cn

Todas las principales propiedades sintácticas de C1 son también válidas para cada
cálculo Cn , siempre y cuando se sustituya apropiadamente α◦ por α(n) , y ∼ α por
∼(n) α. De esta forma, las consecuencias dadas en la sección 6.3 para C1 , son válidas
para los cálculos Cn , si se sigue la recomendación previamente dada.

6.6.4. Relación entre los cálculos Cn , 1 ≤ n < ω

El cálculo C1 es estrictamente más débil que el cálculo proposicional clásico y Cn es


estrictamente más débil que Cm , si m < n. Un cálculo Cn es considerado más débil que

76
6.7 Lógica paraconsistente de predicados

Figura 6.2: Jerarquı́a de los cálculos Cn

un cálculo Cm si m < n, en el sentido de que todos los teoremas de Cn son también


teoremas de Cm , y no al contrario. En la figura 6.2 se ilustra esta relación.

Lo anterior se debe a que al menos una fórmula que es válida en el cálculo proposicional
clásico no lo es en C1 , como es el caso de la fórmula ¬(α ∧ ¬α). Igualmente, existe una
fórmula que es válida en C1 , y que no es válida en C2 , como es el caso de la fórmula
¬(α◦ ∧ (α ∧ ¬α)). Y ası́ sucesivamente cada cálculo Cn es más débil que el cálculo Cm ,
siempre y cuando m < n.

Newton da Costa, en éste sentido, concluye: “...podrı́amos afirmar que la razón hu-
mana parece alcanzar la cima de su potencia en la medida en que más se acerca al
peligro de la trivialización” [BM96].

6.7. Lógica paraconsistente de predicados

Es posible extender la jerarquı́a de cálculos Cn a una nueva jearquı́a de cálculos de


predicados que se denota Cn∗ , donde 1 ≤ n < ω.

El primero de éstos cálculos (C1∗ ), se construye a partir de C1 , agregándole los pos-

77
6.8 Resultados metateóricos en la lógica paraconsistente

tulados para el cálculo de predicados de Kleene3 , más otros tres axiomas: dos que
permiten utilizar el “buen comportamiento” en el cálculo de predicados.

Axioma 6.29. ∀x(α(x))◦ → (∀xα(x))◦

Axioma 6.30. ∀x(α(x))◦ → (∃xα(x))◦

Y otro que afirma que si α y β “son fórmulas congruentes”4 , o una se obtiene de la


otra eliminando cuantificadores vacı́os, entonces α ↔ β es un teorema.

La única regla de inferencia es modus ponens, β es consecuencia de α y (α → β).

La construcción de los cálculos de la jerarquı́a Cn∗ , donde 1 ≤ n < ω, se hace a partir


los cálculos Cn y sustituyendo el sı́mbolo ◦ por (n) , en los dos primeros nuevos axiomas.

En 1975 Ayda I. Arruda demostró que los sistemas Cn∗ no son decidibles por matri-
ces finitas. Sin embargo, la misma Ayda I. Arruda en colaboración con Newton da
Costa [AdCC77] extiende el método de valuaciones para éstos sistemas.

6.8. Resultados metateóricos en la lógica paraconsistente

El cálculo C1 en particular, y los cálculos Cn en general, son consistentes (no triv-


iales), completos sintácticamente en sentido débil y decidibles en sentido semántico..

El cálculo C1∗ en particular, y los cálculos Cn∗ en general, son consistentes (no triv-
3 Estos son:

C → α(x)
Axioma 6.25.
C → ∀xα(x)

Axioma 6.26. ∀xα(x) → α(t)

Axioma 6.27. α(t) → ∃xα(x)

α(x) → C
Axioma 6.28.
∃xα(x) → C

Donde: x es una variable, α(x) es una fórmula, C es una fórmula que no contiene libre a x, t es un término que está libre
con respecto a x en α(x) [Kle74].
4 “...dos fórmulas con congruentes si difieren solamente en sus variables ligadas, y las variables ligadas correspondientes

están ligadas por cuantificadores correspondientes” [Kle74].

78
6.8 Resultados metateóricos en la lógica paraconsistente

iales), completos sintácticamente en sentido débil e indecidibles.

Estos sistemas son consistentes, debido a que son un subconjunto de la lógica clásica, la
cual es consistente; adicionalmente son completos sintácticamente en sentido débil ya
que los cálculos Cn y Cn∗ son finitamente trivializables. Por último, los cálculos Cn son
decidibles en sentido semántico ya que existe un método de decisión, las quasi-matrices,
para verificar la validez de las fórmulas.

79
Capı́tulo 7

Implicaciones epistemológicas de las


lógicas paraconsistentes

La idea de apropiarse de la realidad de una forma coherente y consistente ha mar-


cado el desarrollo de la ciencia. Uno de los pilares fundamentales de esta visión ha sido
por lo tanto el rechazo a-priori de cualquier contradicción, esto ha ejercido una influ-
encia determinante en la búsqueda del conocimiento, a la vez que se ha impuesto como
requisito la consistencia para la existencia y legitimización del conocimiento cientı́fico.
Sobre los principios lógicos se construyó en gran medida el conocimiento occidental,
siendo éstos un requisito indispensable para cualquier teorı́a cientı́fica, y fundamento
del desarrollo de la ciencia. Con la matematización de la lógica aristótelica, ocurrió que
el vı́nculo entre ciencia, matemática y lógica se fortaleció enormemente. De este modo
la lógica clásica se convirtió en garante del razonamiento matemático, de las teorı́as del
conocimiento y del conocimiento cientı́fico en general.

El siglo pasado emerge la lógica paraconsistente como una propuesta lógico-matemática


que formula un cuestionamiento al rechazo a-priori de cualquier contradicción, de-
mostrando incluso, la posibilidad de articular lógicamente contradicciones, de construir
teorı́as que se sustenten en la lógica paraconsistente y que no se trivialicen a partir de
ciertas inconsistencias. Ası́, las teorı́as siguen por lo tanto siendo sistemas de inferencia
válidas que aportan conocimiento. Hoy dı́a, que a partir de la lógica paraconsistente se
ha venido gestando un cambio en la forma como concebimos el mundo, el conocimiento

80
7.1 Racionalidad y lógica

y la ciencia, este es un cambio de profundas y majestuosas implicaciones, que sólo ahora


comienzan a ser exploradas. A continuación se presentan algunas de las implicaciones
epistemológicas que podrı́a tener la lógica paraconsistente.

7.1. Racionalidad y lógica

Edgar Morin [Mor92] define las teorı́as racionales como sistemas de ideas que son
coherentes, es decir, sus diferentes elementos están estrechamente unidos entre sı́ según
los procedimientos lógicos de deducción o/e inducción, además sus enunciados obede-
cen al principio de no contradicción. Ası́ los sistemas de ideas establecen una relación
verificable y no arbitraria con el mundo objetivo al que se aplican. Se percibe entonces
una fuerte conexión entre la racionalidad y la obediencia a principios, axiomas u opera-
ciones lógicas. De allı́ que Morin afirme que la certeza racional está indispensablemente
unida a la deducción y a la no contradicción, la cual aparece como un requisito para la
racionalidad.

Desde Aristóteles se ha dicho que uno de los requisitos mı́nimos de racionalidad, y


quizás el más importante, es el cumplimiento del principio de no contradicción. De
este modo podemos afirmar que el comportamiento clásico siempre ha consistido en
rechazar cualquier contradicción a-priori, o bien, imponer las restricciones necesarias
para eliminarla de cualquier teorı́a para garantizar ası́ la existencia de conocimiento.
La ciencia clásica siempre ha considerado a las contradicciones como un error de razon-
amiento, por esta razón debı́an ser eliminadas, desvirtuando de paso el razonamiento
al que conducı́an.

7.1.1. Aclaraciones previas

La lógica paraconsistente no es una corriente filosófica, y no constituye una visión


global del mundo, de hecho ha sido desarrollada por diferentes autores con distintas
motivaciones y desde diferentes aproximaciones. Por lo tanto no se puede hablar de
una única noción o concepto de racionalidad que fundamente la lógica paraconsistente;

81
7.1 Racionalidad y lógica

puede existir, eso sı́, una interacción profunda entre las diferentes nociones de racionali-
dad que fundamentan la paraconsistencia. Además, el centro de la investigaciones sobre
paraconsistencia ha radicado en evitar la trivialización de un sistema deductivo a partir
de una contradicción, y esto pertenece básicamente al ámbito de la ciencias deductivo-
formales, mientras que la noción de racionalidad es mucho más amplia. Es de resaltar
que lo que se pueda decir alrededor de la racionalidad no pertenece a la lógica para-
consistente, ni ésta tiene que tomar una posición al respecto; esta es una problemática
que la toca, pero que se le escapa. La lógica paraconsistente aporta, eso sı́, elementos
que deben ser considerados en la reflexión de lo que realmente es la racionalidad.

7.1.2. Racionalidad y lógica paraconsistente

Lo anterior no quiere decir que la lógica paraconsistente no tenga profundas implica-


ciones sobre la noción de racionalidad. Por ello, afirma Bobenrieth [BM96] que, por el
contrario, es posible aventurar que casi no hay concepción de racionalidad (de las habit-
uales en la reflexión occidental) que no se vea afectada por las implicaciones implı́citas
en la posibilidad de desarrollar sistemas sensatos de lógica paraconsistente; de hecho,
si se pudo desarrollar la lógica paraconsistente fue porque se asumió la posibilidad de
desprenderse de la concepción tradicional de racionalidad.

La lógica paraconsistente afecta la noción de la racionalidad en la medida en que es


una estructura racional que permite manejar inconsistencias rechazando por lo tanto en
algún sentido el principio de no contradicción y estableciendo niveles de las contradic-
ciones que son aceptables y las que no son aceptadas dentro del sistema. Se cuenta ahora
con una herramienta para manejar las contradicciones, lo cual se distancia enormemente
del enfoque clásico. Es por lo tanto importante indagar en qué medida y cómo afecta
esto la noción de racionalidad, debido al vı́nculo que históricamente se ha reconocido
entre la racionalidad y la no contradicción y a la estrecha relación existente entre las
inconsistencias y la racionalidad.

82
7.1 Racionalidad y lógica

Se puede sostener que siempre que se aborde el tema de las inconsistencias en los con-
textos racionales, la lógica paraconsistente tiene algo que aportar en dicha discusión.
Debe ser claro que antes que una noción de racionalidad, lo que hay detrás de la lógica
paraconsistente es la oposición a todas las concepciones según las cuales las contradic-
ciones y las inconsistencias son inarticulables racionalmente. La lógica paraconsistente
ha hecho posible plantear la idea de una concepción sobre racionalidad que incluya la
posibilidad de manejar racionalmente situaciones inconsistentes (entendiendo la expre-
sión “manejo racional” en el sentido particular de ser al menos articulable de acuerdo
con los criterios propios de las ciencias deductivo-formales). La lógica paraconsistente
ha sentado las bases para una perspectiva que no busque a toda costa excluir las incon-
sistencias de los procesos racionales, está abierta la posibilidad de estructurar nuevas
nociones de racionalidad (a partir de las herramientas de análisis que ella ha aporta-
do). Bobenrieth afirma que parece viable estructurar una teorı́a paraconsistente de la
racionalidad, la cual parecerı́a tener mucho sentido. Autores como Graham Priest y
Richard Routley afirman que la teorı́a de la razón tiene que ser paraconsistente, pero
aclaran ellos también que no se debe olvidar que lo que han aportado los desarrollos
lógicos estudiados sólo toca el aspecto deductivo y que hablar de racionalidad implica
referirse a un cúmulo de factores no deductivos, como los inductivos, analógicos y di-
alécticos.[BM96]

El filósofo Peruano Miró Quesada [BM96] refiriéndose a las implicaciones de la lógi-


ca paraconsistente en la racionalidad afirma que el desarrollo de los sistemas de da
Costa es muy importante, justamente porque han mostrado que las posibilidades de-
ductivas de la razón son más amplias de lo que se creı́a; esto debido a que al poderse
eliminar la validez absoluta del principio de no contradicción, sin que la razón deje de
funcionar eficientemente, se ha mostrado que el funcionamiento de la razón es diferente
de lo que se pensaba, justamente en la medida en que se hizo posible que la presencia
de inconsistencias en un sistema no implicara su total derrumbe.

83
7.1 Racionalidad y lógica

Es importante anotar que una caraterı́stica común en las diferentes nociones de racional-
idad planteadas o sugeridas por los autores de lógica paraconsistente presentados por
Bobenriteh, en el libro “Inconsistencias ¿por qué no?” [BM96] es, justamente, la refer-
ente a los principios lógicos. En las diferentes propuestas paraconsistentes el principio
claśico de no contradicción, a pesar de ver su rango restringido, de ninguna manera se
elimina totalmente. Ası́ que dicho principio en vez de ser un principio constitutivo de
la racionalidad, pasa a ser un criterio regulativo de los procesos racionales, o sea, que a
pesar de su importancia, no determina qué es lo que se puede entender como racional.
Sobre este mismo tema Bobentieth continua afirmando que los principios lógicos, que
antes se consideraban como la base mı́nima de todos los otros postulados racionales,
ahora se mantienen, pero después de haber sido relativizados, cumpliendo en su nueva
situación un papel fundamental, aunque diferente al que antes tenı́an.

Sobre este mismo tema Miró Quesada afirma[BM96] que el desarrollo de las lógicas no
clásicas, al cuestionar los principios lógicos fundamentales, habrı́a permitido mostrar
que no es en ellos donde radica lo determinante de los procesos racionales sino en estruc-
turas más profundas. Da Costa afirma que las nuevas lógicas muestran que la logicidad
y racionalidad no se identifican, esto se basa en el hecho de que se pueden desarrollar
distintos sistemas lógicos en los cuales pueden valer o no ciertos principios lógicos, pero
siempre manteniendo el carácter de sistemas racionales. Da Costa afirma además que la
racionalidad no se identifica con un sistema de lógica, y si bien se puede plantear que ex-
isten principios básicos de la razón, estos no coinciden con las leyes lógicas tradicionales.

Según Bobenrieth [BM96] el propósito racional de la ciencia serı́a buscar que todas
las teorı́as sean consistentes entre sı́, buscando articular ası́ una presentación consis-
tente del mundo. Si se toman diferentes teorı́as formalizadas utilizando herramientas
lógicas (incluso si en cada teorı́a la lógica subyacente es la lógica clásica) es una real-
idad cotidiana del quehacer cientı́fico el que estas teorı́as resulten inconsistentes entre
sı́. Bajo este enfoque la consistencia sigue siendo un ideal. Ideal que se manifiesta en los

84
7.2 Sistemas deductivos

procesos racionales: se presenta de este modo una contradicción ya que en los procesos
racionales se actúa buscando la consistencia como ideal de racionalidad y el hecho es
que esto no se cumple totalmente. Por esta razón si se quiere caracterizar la lógica que
subyace a los sistemas teóricos deductivos, tomados en su conjunto, ésta tendrá que
tener elementos paraconsistentes, ello debido a que a ese nivel surgen inevitablemente
inconsistencias (ası́ ha sido hasta ahora), y además, parece claro que ese conjunto de
conocimientos no es trivial.

Nosotros consideramos que lo que hasta ahora se ha logrado es muy importante para el
manejo de las contradicciones en los sistemas deductivos, y esto tiene grandes implica-
ciones ya que, ante la insinuación de sistemas racionales que manejen inconsistencias,
el principal argumento que se esgrimı́a para evitarlas era la supuesta imposibilidad de
articularlas en un sistema deductivo, argumento que ya no es válido.

Miró Quesada [BM96] considera que los esquemas tradicionales del concepto de razón
han sido rebasados por el desarrollo de la más racional de las disciplinas: la lógica.
Afirma, igualmente, que si queremos comprender lo que está sucediendo en el campo
de la lógica tenemos, inevitablemente, que elaborar un nuevo concepto de razón que
permita dar cuenta de los sorprendentes resultados a los que se está llegando, en los
últimos tiempos, la teorı́a deductiva. Pero elaborar un nuevo concepto de razón significa
nada menos que la renovación de la filosofı́a del conocimiento. Podemos concluir con
Miró Quesada quien cree que el camino ya está comenzando a seguirse y que es el único
que habrá de permitir recuperar la visión de conjunto hacia la que apunta toda filosofı́a
auténtica.

7.2. Sistemas deductivos

Los argumentos para afirmar que es imposible aceptar contradicciones en los sis-
temas conceptuales que tratan de explicar el mundo son de orden ontológico y lógico.
Los primeros, básicamente consisten en afirmar que el mundo no es contradictorio, por

85
7.2 Sistemas deductivos

lo cual siempre que se quiera explicar el mundo la explicación debe evitar cualquier
tipo de contradicción, de otro modo estarı́a equivocada. Los argumentos de tipo lógico,
afirman, principalmente, que no es posible razonar lógicamente manteniendo contradic-
ciones, por lo tanto es necesario evitar que surjan o resolverlas cuando se presentan. La
lógica paraconsistente toca directamente esta problemática, afecta, y en gran medida
desvirtúa las razones que hasta ahora se esgrimen para la supuesta imposibilidad de
razonar lógicamente manteniendo contradicciones (en la sección 7.1.2 se hace notable
además que la lógica paraconsistente tiene profundas implicaciones en las nociones de
racionalidad). En el sentido ontológico, por ejemplo, es válido preguntarse que referente
tienen en la realidad las contradicciones que se manejan en la lógica paraconsistente.
De este modo, a partir de ésta, se obtienen diferentes visiones que aportan elementos
de análisis para la discusión ontológica de las contradicciones.

A continuación se presentan las diferentes visiones ontológicas de las contradicciones


que son manejadas en la lógica paraconsistente y posteriormente las razones lógicas que
defienden la imposibilidad de razonar en presencia de contradicciones y cómo la lógica
paraconsistente afecta cada una de ellas.

7.2.1. Estatuto ontológico de la contradicciones manejadas en la lógica


paraconsistente

La lógica paraconsistente permite plantear inconsistencias que difieren de lo que


histórica- mente se ha entendido por contradictorio, en la medida en que éstas son for-
muladas en términos de un functor de negación débil, el cual es diferente del functor
clásico de negación; se acrecienta ası́ la importancia de analizar el referente existencial
que tienen las inconsistencias manejadas en la lógica paraconsistente.

Frente al argumento ontológico de que el mundo es consistente, y con él las formu-
laciones y justificaciones ontológicas del principio de no contradicción, es importante
aclarar que ninguno de los autores de lógica paraconsistente presentados en este tra-

86
7.2 Sistemas deductivos

bajo plantea que dicho principio no vale en ningún caso; lo que discuten es la válidez
universal de dicho principio, únicamente plantean que pueden haber ciertos casos o
situaciones concretas en que dicho principio no valga.

No existe un consenso entre los diferentes autores de lógica paraconsistente acerca del
referente existencial de las contradicciones que son manejadas por esta, y es de aclarar
que las diferencias no son sólo de matices sino de fondo. A grandes rasgos, hay dos corri-
entes extremas en este sentido. La primera de ellas implica la aceptación de teorı́as que
son inconsistentes pero no triviales; en este enfoque las contradicciones se presentan no
sólo porque se asuma que en el “mundo” hay contradicciones (según Bobenrieth una de
las mejores exposiciones en este sentido se puede encontrar en un autor que sostiene una
de las posiciones paraconsistentes más “débiles”, se trata de Diderik Batens). La segun-
da posición es presentada principalmente por el lógico australiano, Graham Priest; esta
posición denominada dialética, (traducción del término en inglés “dialetheia”, el cual se
obtiene de las raı́eces griegas “dia”: para dos y “aletheia”: para verdad, busca significar
“verdad en dos vı́as”). Esta noción expresa que ciertas teorı́as paraconsistentes son ver-
daderas, en el sentido en que realmente existen contradicciones verdaderas. Según esta
visión, la paraconsistencia se encarga de estudiar y estructurar teorı́as inconsistentes
pero no triviales, y en su interior estarı́a la posición dialética que postula que esto se
justifica porque hay contradicciones verdaderas. Priest va aún más allá, y plantea lo
que él denomina: “paraconsistencia global”. Según esto el requisito de la consistencia,
ası́ como su búsqueda es un profundo error filosófico, ya que lo “correcto” serı́a acep-
tar en general la existencia general de inconsistencias; por lo tanto, se hace necesario
manejar una lógica substituta de la clásica, de tipo paraconsistente1 .

Batens plantea que incluso si se asume que el mundo es consistente y que las teorı́as
tarde o temprano tienen que convertirse en teorı́as consistentes la paraconsistencia ten-
drı́a sentido, debido a que en este proceso se pueden descubrir inconsistencias en ciertas

1 Otro autor que esta de acuerdo con esta posición radical es Lorenzo Peña [Peñ93].

87
7.2 Sistemas deductivos

teorı́as, inconsistencias que serı́an superadas posteriormente, pero esto puede tomar mu-
cho tiempo; por lo tanto, si se exige la consistencia a toda costa, entonces esto llevarı́a
a carecer de una teorı́a que presenta cierta utilidad. En estas situaciones las teorı́as
tendrı́an un carácter defectivo en la medida en que no reflejan la consistencia del mun-
do, y esto, asumiendo que se ha aceptado este supuesto. Pero este carácter defectivo
no es suficiente para privarse del mejor instrumento interpretativo (la teorı́a) que hasta
ahora se ha logrado articular, se continúa trabajando entonces en evitar las inconsis-
tencias, pero mientras esto se logra, el instrumental de la lógica paraconsistente serı́a
muy útil, e incluso necesario, si se quiere enfrentar las situaciones en las que se tienen
inconsistencias aunque estas sean “temporales”. La posición de Batens no es aceptar
irrestrictamente el planteamiento de la necesaria consistencia, pero es tal vez el autor
que más se acerca a esto entre los que aceptan y promueven la lógica paraconsistente.
Batens se opone por lo tanto radicalmente a la idea de la “paraconsistencia global”
defendida por Priest [BM96].

La gran mayorı́a de investigadores en el área asumen una posición “intermedia”, la


cual trata de no adquirir un compromiso respecto de si el mundo, o la realidad que
se esta estudiando es o no es inconsistente. Esta es, por ejemplo, la posición adoptada
por Da Costa. En esta misma lı́nea Jean-Yves Béziau y Otávio Bueno plantean una
“división del trabajo”, en el sentido de que una cosa serı́a el trabajo en los fundamentos
de la paraconsistencia y otra la filosofı́a de la paraconsistencia. Las investigaciones en el
primer sentido se mantienen en el ámbito de lo matemático-formal, mientras que la otra
se escaparı́a de él. Sin embargo, según dichos autores el desarrollo a nivel de los funda-
mentos formales involucra importantes cuestiones filosóficas, pero a su vez consideran
que se puede trabajar en ese primer nivel sin comprometerse con posiciones filosóficas
[BM96].

88
7.2 Sistemas deductivos

7.2.2. Articulación lógica de contradicciones

A continuación se presentan algunos de los argumentos de tipo lógico a los que se


ha recurrido históricamente para defender la inadecuación lógica de contradicciones y
de este modo deslegitimizar la posibilidad de manejar contradicciones en los sistemas
conceptuales que explican el mundo.

Se ha afirmado que es imposible manejar lógicamente contradicciones. Sabemos que


esta imposibilidad se fundamenta en que si un sistema acepta dos aseveraciones contra-
dictorias como válidas, entonces, el sistema ya no servirı́a para diferenciar lo verdadero
de lo falso, justamente en la medida en que está aceptando como verdadero dos enun-
ciados, en los cuales si uno es verdadero, el otro tienen que ser falso.

Se ha creı́do, igualmente, que una contradicción implica el caos lógico, entendiendo


este en dos sentidos: el primero de ellos, indica la supuesta imposibilidad de articular
racionalmente proposiciones contradictorias entre sı́, en tanto la actitud racional serı́a
buscar descartar una de ellas. Las raı́ces de este argumento se encuentran en los orı́genes
de la filosofı́a y ciencia occidentales. El segundo sentido, puede ser entendido como el
hecho de que un sistema que contenga una contradicción serı́a trivial en el sentido que
a partir de ella se prodrı́a deducir cualquier cosa.

Es obvio que todos los argumentos planteados anteriormente se ven directamente afec-
tados por la lógica paraconsistente. Ası́: hemos visto que, desde la lógica paraconsistente
se sabe que un sistema puede aceptar contradicciones como válidas y seguir diferen-
ciando lo verdadero de lo falso. De hecho el sistema no pierde la condición de ser un
sistema de inferencia válida que preserva la verdad. El desarrollo semántico de los sis-
temas paraconsistentes ha demostrado que se puede estructurar una semántica en la
cual, en casos particulares, tanto una aseveración como su negación sean verdaderas,
sin que por esto se pierda la cadena de inferencias válidas y sin que esto conlleve a que

89
7.3 Lo contradictorio en la lógica paraconsistente

todo resulte “verdadero”.

Los sistemas paraconsistentes hacen posible manejar lógicamente contradicciones, per-


miten localizar las contradicciones y aislarlas, pero manteniéndolas en el sistema, incluso
aprovechar el hecho de que se haya dado determinada contradicción, en la medida en
que permiten distinguir entre las expresiones cuya contradictoria no se puede deducir
en el sistema (enunciados de buen comportamiento, según las definiciones presentadas
para el cálculo paraconsistente C1 ) , de las que sı́ pueden convivir con su “opuesta”. Es
este sentido, el manejo lógico que se les da a los enunciados “clásicos”, es igualmente
“clásico”, mientras que los otros enunciados se pueden manejar utilizando muchos de
los instrumentos que aporta la lógica clásica [BM96].

Frente al argumento de la trivialización del sistema, es un hecho evidente que los


sistemas de lógica paraconsistente tratados en este trabajo evitan el fenómeno de la
trivialización a partir de una contradicción, como producto de la exclusión de algunos
postulados de la lógica clásica, impide entonces que de una fórmula del tipo (p ∧ ∼ p) o
(p →∼ p) sea deducible cualquier otra fórmula, es decir rechaza el principio del Pseudo-
Escoto y todas sus fórmulas implicativas para evitar ası́ la trivialización del sistema.

De este modo, la lógica paraconsistente desvirtúa en gran medida los argumentos que
soportaban la imposibilidad de manejar lógicamente contradicciones abriendo ası́ la
posibilidad al menos en el sentido lógico de elaborar sistemas deductivos contradicto-
rios que expliquen el mundo o algún ámbito de la realidad.

7.3. Lo contradictorio en la lógica paraconsistente

Existe una divergencia considerable en relación con la concepción filosófica de lo


contradictorio. La lógica paraconsistente aporta elementos de análisis en este sentido,
justamente al permitir plantear inconsistencias que difieren de lo que históricamente
se ha entendido por lo contradictorio (según la lógica clásica) al establecer distintas

90
7.3 Lo contradictorio en la lógica paraconsistente

formas de negación. A continuación presentamos algunos interrogantes que surgen a


partir de la propuesta paraconsistente como también algunos de los “aportes” de esta
en la concepción de lo contradictorio.

Los sistemas de lógica paraconsistente estudiados en este trabajo permiten articular


contradicciones en el sentido no clásico por medio de la definición de un functor de
negación débil que difiere del functor de negación manejado en la lógica clásica (este
último functor es considerado como un functor de negación fuerte). En los sistemas de
lógica paraconsistente algunas de las formulaciones del principio de no contradicción
no son válidas para el functor débil. Frente a esta situación es válido preguntarse: ¿Un
functor de negación que no obedezca completamente al principio de no contradicción
es una “negación”?. Para algunos autores como Quine y Slater [Bézb] la respuesta es
negativa: el principio de no contradicción está implı́citamente contenido en la definición
de negación, y por ende sólo existe una negación, la cual está perfectamente definida
en la lógica clásica. En esta misma dirección es posible pensar que el principio de no
contradicción es una propiedad fundamental de la negación y que no tiene algún senti-
do denotar como “negación” a un conectivo lógico que no cumple esta propiedad. Sin
embargo es difı́cil concebir que la negación definida en la lógica clásica da cuenta de las
negaciones utilizadas en los lenguajes naturales.

Béziau [Bézb], afirma, frente a la pregunta de si la negación débil de la paraconsis-


tente puede ser aún denominada “negación”, que este es un problema que continúa
abierto y que tiene básicamente dos sentidos: En el sentido matemático se deben in-
vestigar cuáles son las propiedades de la negación que son compatibles con el rechazo
del principio de no contradicción, y en el sentido filosófico se debe de precisar si las
propiedades de la negación paraconsistente son aún suficientes para caracterizar la idea
de negación.

Es importante aclarar que en ninguno de los sistemas paraconsistentes estudiados en

91
7.3 Lo contradictorio en la lógica paraconsistente

este trabajo se plantea que el principio de no contradicción no vale en ningún caso


o sentido, lo que sus autores discuten es la válidez universal de dicho principio (los
autores que se salen un poco de esta tendencia son Priest y Routley. Dichos autores,
frente al estatuto ontológico de las contradicciones manejadas en la lógica, asumen una
posicición dialética [BM96], es decir, no se ha afirmado que todo sea contradictorio sino
que puede haber ciertos casos o situaciones concretas en que dicho principio no valga.

Al respecto de los “aportes” de la lógica paraconsistente, se presentan a continuación


y se analizan algunos de los aspectos abordados por Bobenrieth. Limitándose estricta-
mente al sentido lógico, el que dos aseveraciones sean contradictorias se puede entender
de acuerdo con dos criterios diferentes. Sintácticamente, quiere decir que una es la
negación de la otra; y semánticamente, que si una aseveración es verdadera, entonces
la otra tiene que ser falsa, y si es falsa, entonces la otra tiene que ser verdadera, de
manera tal que ambas no pueden ser simultáneamente verdaderas; esto último, bien sea
porque se excluyen mutuamente, o bien, porque están predicando de un mismo objeto
propiedades incompatibles.

Afirma Bobenrieth que el desarrollo de la lógica paraconsistente ha llevado a sepa-


rar los dos criterios, en la medida en que permite que en un sistema deductivo existan
inconsistencias, entendidas como la coexistencia de dos fórmulas de la cuales una es
la negación de la otra, aceptando que ambas pueden ser verdaderas, en el sentido que
ambas tienen un referente dado en la interpretación del sistema; de modo que ambas
tendrı́an en la semántica el valor “designado”.

De este modo además de la innovación sintáctica que evita la trivialización del sistema
a partir de ciertas inconsistencias, los sistemas paraconsistentes tienen una innovación
semántica que permite la coexistencia en determinado modelo de las fórmulas inconsis-
tentes.

92
7.3 Lo contradictorio en la lógica paraconsistente

La lógica paraconsistente ha llevado además a realzar y “legitimizar” el hecho que


no es necesario limitarse a un sólo tipo de negación, esto en función de la utilidad
e importancia que puede tener definir diferentes functores de negación. Se define un
functor para la negación “débil” y uno para la negación “fuerte”, el débil permite que
tanto una proposición como su negación sean ambas válidas, el fuerte no permite esto, y
corresponde por tanto a la negación clásica. El functor de negación débil es un sı́mbolo
primitivo y el fuerte es definido a partir de éste y de alguna conectiva. Cada negación se
caracteriza de acuerdo con los principios que se cumplen para cada operador monádi-
co: para el “fuerte” valen todos los clásicos, mientras que para el débil dejan de valer
algunos de éstos.

El problema de entender lo contradictorio sigue planteado, es posible objetar en algunos


sentidos la forma como se estructuran las contradicciones (en término de un functor
de negación débil) que son soportadas en la lógica paraconsistente, pero es un hecho
que éstas no conducen a la trivialización del sistema y pueden coexistir en determina-
dos modelos que interpretan el sistema (a pesar de tener ambas valores designados), es
indudable que éstos son aportes de gran consideración que han sido realizados por la
lógica paraconsistente, tanto para entender lo contradictorio como para plantear nuevos
enfoques en los que puede ser estudiado y demostrar su viabilidad.

93
Capı́tulo 8

Aplicaciones de la lógica
paraconsistente a la informática

La lógica paraconsistente tiene diversas y abundantes aplicaciones en diferentes áreas


de la informática, especialmente en áreas de inteligencia artificial. Un sistema inteligente
es indudablemente una estructura deductiva/inductiva que tiene que enfrentarse con
inconsistencias, provenientes de diferentes orı́genes y por diferentes razones, y que no
resulta viable y/o adecuado descartarlas arbitrariamente.

Todo sistema que de una u otra forma pretenda tener un comportamiento “inteligente”
e interactuar con el “mundo” a través de su conocimiento se ve sometido a razonar
(inferir y deducir) en medio de información contradictoria, bien sea porque las fuentes
que aportan la información suelen ser diversas, por lo cual es muy probable que se
incorporen datos o criterios que resulten inconsistentes con otros ya contenidos por el
sistema; o bien porque el sistema no disponga de los medios para discernir y optar por
alguna de las aseveraciones contradictorias; o porque no cuente con un único mecan-
ismo óptimo y preciso para adquirir información de un hecho especı́fico, por lo cual
se ve obligado a tener diferentes medios para la percepción de un mismo hecho, estos
diferentes medios pueden generar contradicciones.

Es por lo tanto de gran importancia que un sistema informático que pretenda ser
“inteligente” en algún sentido cuente con sistemas lógicos que le permitan articular y

94
manejar contradicciones. La lógica paraconsistente aporta todo este instrumental lógico.

Es vital que un sistema inteligente no se vea obligado a rechazar a priori entre dos
sentencias contradictorias, impidiendo de este modo el ingreso de nueva información o
sustituyendo la que ya se posee, por lo tanto resulta enormemente beneficioso para el
sistema poder manejar ambas sentencias contradictorias (siempre y cuando el sistema
no se desarticule), en la medida en que cada una de ellas tiene su valor y éste se perderı́a
si se elimina una de las dos, en virtud de procedimientos preestablecidos. Se limitarı́a
entonces enormemente la cantidad y calidad de la información que el sistema maneja
y la concordancia con el “mundo” real y las necesidades de éste, como también su ca-
pacidad para adquirir nueva información.

Las investigaciones sobre las aplicaciones informáticas han sido abundantes y prom-
etedoras en los últimos años, en este sentido afirma Bobenrieth [BM96] que en general,
se puede decir, que desde 1985, en lo que ha progresado substancialmente la investi-
gación en lógica paraconsistente ha sido en relación con las aplicaciones, pues en este
campo se han producido mayores innovaciones que en la parte teórica. Entre las in-
vestigaciones, se tiene, el desarrollo por parte de un grupo de investigadores en Brasil
de aplicaciones en robótica y sistemas de producción, en la sección 8.1.3 se presentan
esbozos de los trabajos realizados en este sentido. Ası́ mismo en São Paulo algunos
investigadores del Instituto de Estudios Avanzados de la USP han logrado desarrol-
lar un lenguaje de programación que han denominado “Paralog”, este lenguaje debe
su nombre al hecho que abarca el lenguaje Prolog estándar, pero también está basa-
do en una lógica anotada1 , por lo que se constituye en un “Prolog paraconsistente”.
Afirman sus creadores que este lenguaje además de englobar el Prolog patrón extiende
su alcance, permitiendo manipular los conceptos de inconsistencia y/o paracompletud,
intratables en el Prolog patrón. Se tiene además, el desarrollo de lo que se llama lógica

1 La lógica anotada es una lógica paraconsistente desarrollada por un grupo de investigadores en inteligencia artificial

en Estados Unidos, mediante la cual se da la posibilidad de albergar ciertas inconsistencias en sistemas de información,
sobre todo en sistemas expertos.

95
8.1 Bases de datos paraconsistentes

anotada por parte de un grupo de investigadores en inteligencia artificial en los Estados


Unidos, liderados principalmente por V. Subrahmanian, de la Universidad de Syracuse.
En estas investigaciones se introduce un sistema lógico paraconsistente, denominado
lógica anotada, estableciendo una forma de programación paraconsistente [HAS87] (la
formulación de la lógica anotada como un sistema lógico completo es obra de da Costa,
Subrahmanian y Vago). La programación anotada evidencia una enorme fuerza y sim-
plicidad, encontrando las más variadas aplicaciones en numerosos sistemas expertos de
la economı́a, la medicina, entre otros [dCL95].

Estas aplicaciones demuestran que la lógica paraconsistente es mucho más que un sim-
ple formalismo lógico-matemático y que su alcance va cada vez más allá de las inves-
tigaciones en matemáticas puras. Las aplicaciones en este sentido tienen un enorme
horizonte que apenas comienza a explorarse, es un hecho que los conceptos de lógica
paraconsistente ya tienen un lugar ganado en muchos campos, entre ellos la inteligencia
artificial.

8.1. Bases de datos paraconsistentes

Una generalización del modelo relacional de datos ha sido desarrollada por Rajiv
Bagai y Rajshekhar Sunderraman [BR95], dicho modelo esta basado en la lógica para-
consistente tetravalente de Belnap [Hun96] y es capaz de manipular información con-
tradictoria e incompleta. Rajiv Bagai redefine la sentencia SELECT del SQL [Bag98],
permitiendo definir consultas sobre el modelo relacional de datos paraconsistente. A
continuación se presentan brevemente algunos elementos esenciales del modelo rela-
cional de datos paraconsistente y posteriormente la forma como se redefine la sentencia
SELECT del SQL para este modelo.

8.1.1. Modelo relacional de datos paraconsistente

Los fundamentos teóricos del modelo relacional de datos son aportados por la lógica
clásica de enunciados de primer orden [BR95], dicho modelo cuenta entonces con una

96
8.1 Bases de datos paraconsistentes

plataforma teórica respetable, sin embargo una de sus limitaciones es la débil aplicabil-
idad a situaciones “no clásicas” que involucren información incompleta o contradictoria.

El modelo relacional de datos paraconsistente permite la existencia de información


incompleta y/o contratradictoria a nivel de una tupla en una relación. La incompleti-
tud al nivel de una tupla se entiende como la imposibilidad de saber si una determinada
tupla pertenece o no a una relación, de forma similar la inconsistencia a nivel de tupla
se presenta cuando se considera que una tupla en particular debe y no debe pertenecer
a la relación.

En el modelo relacional paraconsistente se presenta el concepto de “relaciones para-


consistentes”, las cuales son estructuras matemáticas en la que se fundamenta dicho
modelo. Una relación paraconsistente contiene dos clases de tuplas, unas que definitiva-
mente pertenecen a la relación y otras que no pertenecen a la relación, estas relaciones
son estrictamente más generales que las relaciones ordinarias, en este sentido se afirma
que para cualquier relación ordinaria existe una relación paraconsistente con la mis-
ma información, pero no viceversa. En el modelo relacional paraconsistente se definen
además operadores algebraicos tales como selección, proyección y producto sobre las
relaciones paraconsistentes, los cuales son extensiones de los operadores clásicos.

8.1.1.1. Relaciones paraconsistentes

Las relaciones paraconsistentes proveen un marco sobre el cual se construye el mod-


elo relacional paraconsistente.

Sea Σ un conjunto finito de nombres de atributos denominado esquema de relación


(o simplemente esquema). Para cualquier nombre de atributo A tal que A ∈ Σ, dom(A)
es el dominio no vació de valores para A. Una tupla en Σ esta definida por medio de
la siguiente función, t: Σ → ∪ dom(A), tal que t(A) ∈ dom(A), para todo A ∈ Σ. Por
A∈Σ

97
8.1 Bases de datos paraconsistentes

medio de Γ(Σ) se denota el conjunto de todas las tuplas para el esquema de relación Σ.

Definición 8.1. (Relación paraconsistente) Una relación paraconsistente en algún es-


quema Σ es una pareja R = hR+ , R− i, donde R+ y R− son cualquier subconjunto de
Γ(Σ).

Intuitivamente, R+ puede ser considerado como el conjunto de todas las tuplas para
las cuales la propiedad R es considerada verdadera, y R− el conjunto de todas las
tuplas para las cuales la propiedad R es considerada falsa. Notese que R+ y R− no
son necesariamente excluyentes entre sı́, además que es posible que R+ y R− juntos no
cubran todas las tuplas en Γ(Σ), dando ası́ lugar a la incompletitud.

Ejemplo 8.1. Se puede considerar como ejemplo el caso de un paciente en un hos-


pital al que se le realizan dos pruebas diferentes e independientes para determinar el
diagnostico de una enfermedad. Los resultados de los exámenes practicados pueden ser
ocasionalmente contradictorios, ası́ una prueba resulta positiva y la otra negativa para
un mismo sı́ntoma. Para asegurar un tratamiento adecuado es importante no descartar
alguna de las dos pruebas arbitrariamente.

Supongase entonces que a dos pacientes P1 y P2 se les realizan pruebas para el chequeo
de los sı́ntomas s1 , s2 y s3 . Los resultados de las pruebas son presentados en la siguiente
relación paraconsistente denominada TEST para el esquema {P,S}:

TEST
P1 s1
P1 s2 P1 s3
+ −
P2 s1 P2 s1
P2 s3

La relación paraconsistente contiene la información de las pruebas realizadas. El


paciente P1 resulta positivo para los sı́ntomas s1 y s2 , y negativo para s3 . Para el paciente
P2 la pruebas arrojaron resultados positivos para los sı́ntomas s1 y s3 , como también
negativo para el sı́ntoma s1 . Notese además que el resultado de las pruebas para el

98
8.1 Bases de datos paraconsistentes

paciente P2 del sı́ntoma s2 es desconocido, esta incompletitud en la información se


puede deber a varias razones, tales como que no fue aportada por las pruebas, o los
resultados completos aun no están disponible o incluso que en algún momento previo
la información fue descartada por no ser considerada importante. Los resultados de P2
también fueron positivos y negativos para el sı́ntoma s1 , tal inconsistencia puede ser
producida porque las diferentes pruebas arrojaron resultados diferentes.

Ahora se define una función caraterı́stica tetravalente de una relacion paraconsistente,


encargada de asignarle a cada tupla (de una determinada relación paraconsistente) uno
de los siguientes valores: ⊤ (contradictorio), t(verdadero), f (falso) y ⊥(desconocido).
Se usa el sı́mbolo 4 para denotar el conjunto con esto valores, se tiene entonces: 4 =
{⊤, t, f, ⊥}.

Definición 8.2. (Función caracterı́stica de una relación paraconsistente) La función


caracterı́stica de una relación paraconsistente R = hR+ , R− i basada en el esquema Σ,
se define como: ΨR : Γ(Σ) → 4, la cual está dada por:



 ⊤ Si t ∈ R+ ∩ R− ,


 t Si t ∈ R+ − R− ,

ΨR (t) =



 f Si t ∈ R− − R+ ,


⊥ De otro modo.

Sobre el modelo definido anteriormente es viable construir y definir la sintaxis y semánti-


ca para la construcción de consultas por medio de la clausa SELECT del SQL. El modelo
relacional de datos paraconsistente es desarrollado y presentado ampliamente por Rajiv
Bagai y Rajshekhar Sunderraman en [BR95].

8.1.2. Construcción de consultas

Para el modelo definido anteriormente es viable redefinir la sintaxis y semántica de la


clausa SELECT del SQL para la construcción de consultas. Para este efecto se redefinen
también algunos operadores del álgebra relacional. A continuación se presentan algunas

99
8.1 Bases de datos paraconsistentes

definiciones en este sentido, que aportan los elementos necesarios para poder ilustrar de
una manera representativa por medio de un ejemplo la construcción de consultas sobre
el modelo de datos relacional paraconsistente.

8.1.2.1. SELECT tetravalente

La forma básica de una sentencia SELECT de SQL contiene tres partes esenciales :
select, from y where, con el siguiente formato:

select A1 , A2 , . . . , Am
from R1 , R2 , . . . , Rn
where C

Donde A1 , A2 , . . . , Am es la lista de nombres de atributos cuyos valores van a ser re-


cuperados en la consulta, R1 , R2 , . . . , Rn es la lista de los nombres de la relaciones
requeridas para procesar la consulta y C es una expresión booleana que identifica las
tuplas a ser recuperadas por la consulta. Se asume que cada nombre de atributo sólo
pertenece a una relación, esto para simplificar la notación.

El resultado de la sentencia SELECT es una relación con los atributos A1 , A2 , . . . , Am


seleccionados de los atributos de R1 , R2 , . . . , Rn con las tuplas que satisfacen la condi-
ción booleana C. Utilizando operadores algebraicos serı́a:

πA1 ,A2 ,...,Am (σC (R1 × R2 × . . . × Rn )),

donde π, σ y × son las operaciones tradicionales de proyección, selección y producto


definidas sobre relaciones ordinarias.

En la generalización del SELECT para abarcar relaciones paraconsistentes se mantiene


la sintaxis clásica, sin embargo ahora R1 , R2 , . . . , Rn representan relaciones paraconsis-
tentes y C no es una condición bivalente sino tetravalente. El resultado de la general-
ización de la sentencia SELECT es el valor de la expresión algebraica:

100
8.1 Bases de datos paraconsistentes

    
π A1 ,A2 ,...,Am (σ C (R1 × R2 × . . . × Rn )),

  
donde π, σ y × son respectivamente las operaciones algebraicas de proyección, selección
y producto que actúan sobre relaciones paraconsistentes (estas serán definidas en la
subsección 8.1.2.2), el resultado de la generalización de la sentencia SELECT es también
una relación paraconsistente.

8.1.2.2. Operadores algebraicos

Para definir el SELECT tetravalente que actúe sobre relaciones paraconsistentes se


requiere generalizar los operadores algebraicos comunes (producto, selección y proyec-
ción) para dichas relaciones.


La definición para el operador algebraico producto(×) es omitida en este trabajo, de-
bido a que no es relevante para el ejemplo que se propone presentar. Una definición
detallada de dicho operador es desarrollada en [Bag98].

Inicialmente se introduce alguna notación.

Definición 8.3. Si Σ y ∆ son esquemas de relación tal que ∆ ⊆ Σ, entonces para toda
tupla t, tal que t ∈ Γ(∆), se define tΣ de la siguiente forma:

tΣ = {t′ ∈ Γ(Σ)/t′ (A) = t(A), para todo A ∈ ∆}.

Por medio de tΣ se denota el conjunto de todas las extensiones de t. En otras palabras,


tΣ es el conjunto de todas las tuplas en Σ que coinciden con t para todos los atributos
de ∆.


8.1.2.3. Proyección (π)


Definición 8.4. (Proyección (π)) Sea R una relación paraconsistente en el esquema

Σ, y ∆ ⊆ Σ. La proyección π ∆ (R) está dada por:

101
8.1 Bases de datos paraconsistentes

π ∆ (R)+ = π∆ (R+ ),


π ∆ (R)− = {t ∈ Γ(Σ)/tΣ ⊆ R− },


donde π∆ es la proyección ordinaria.

8.1.2.4. Condiciones tetravalentes

En la generalización de la sentencia SELECT las condiciones en la clausula where


al ser evaluadas, el resultado pertenece al conjunto 4 (definido anteriormente como
4 = {⊤, t, f, ⊥}). Mientras que en el where tradicional la evaluación de las condiciones
siempre son t o f. Los valores adicionales ⊤ y ⊥ son de gran importancia en la ejecución
de las consultas, más aun si existen consultas anidadas.

Sea µ una subconsulta anidada con la forma:

(select...from...where)

La consulta anidada se presenta en la clausula where de la sentencia SELECT. Y sea


R la relación paraconsistente en el esquema Σ que la subconsulta µ evalúa. Algunas de
las condiciones de la clausula where que involucran la consulta anidada µ se evalúan de
la siguiente forma:

1. La condición

exists µ

se evalua ası́:



 f Si R− = Γ(Σ) y R+ = ∅,


 ⊤ Si R− = Γ(Σ) y R+ 6= ∅ ,




 ⊥ Si R− 6= Γ(Σ) y R+ ⊆ R− ,


t De otro modo.

2. Para cualquier tupla t ∈ Γ(Σ), la condición

t in µ

102
8.1 Bases de datos paraconsistentes

se evalúa según la función ΨR (t), presentada en la definición 8.2

Rajiv Bagai en [Bag98] define además de la evaluación de las condiciones que tengan
las formas anteriores, como evaluar la condición en caso de que esta tenga las siguientes
formas: t > any µ y t > all µ.

Las condiciones que involucran los operadores lógicos not, and y or son evaluadas
según sus respectivas tablas de verdad en la lógica paraconsistente de Belnap, si C y D
son condiciones entonces:

El valor de la condición not C está dado por:

C not C
⊤ ⊤
t f
f t
⊥ ⊥

El valor de la condición C and D está dado por:

and ⊤ t f ⊥
⊤ ⊤ ⊤ f f
t ⊤ t f ⊥
f f f f f
⊥ f ⊥ f ⊥
El valor de la condición C or D está dado por:

or ⊤ t f ⊥
⊤ ⊤ t ⊤ t
t t t t t
f ⊤ t f ⊥
⊥ t t ⊥ ⊥

103
8.1 Bases de datos paraconsistentes


8.1.2.5. Selección (σ)


Definición 8.5. (Selección (σ)) Sea R una relación paraconsistente en el esquema Σ
y C una condición tetravalente en las tuplas de Σ. Entonces la selección sobre R según

la condición C, denotada por σ C (R), es una relación paraconsistente en el esquema Σ,
dada por:

σ C (R)+ = R+ ∩ {t/C es t o ⊤para t},




σ C (R)− = R− ∪ {t/C es f o ⊤para t}.




8.1.2.6. Union

SQL provee el operador union para unir subconsultas. A continuación se define


dicho operador.

Definición 8.6. Sean µ1 y µ2 subconsultas que evaluan respectivamente las relaciones


R1 y R2 en el esquema Σ, la subconsulta:

µ1 union µ2

que evalua la relación paraconsistente R en el esquema Σ está dada por:

R+ = R1 + ∪ R2 + ,
R− = R1 − ∩ R2 − .

Ejemplo 8.2. En La relación paraconsistente TEST en el esquema {P,S} presentada


en el ejemplo 8.1 considerese la siguiente consulta:
Qué pacientes presentaron resultados contraditorios en la pruebas realizadas para al-
gunos de los sı́ntomas?

La sentencia SELECT para la consulta es la siguiente:

select P
from TEST
where not((P,S) in TEST))

104
8.1 Bases de datos paraconsistentes

La consulta considerada desde el SQL habitual pretende obtener los valores del atributo
P para aquellas filas de TEST que satisfacen la condición de la clausula where, sin
embargo debido a que la condición en la clausula where es exactamente las filas que no
pertenecen a TEST el resultado de la consulta serı́a vació.

Utilizando la lógica paraconsistente tetravalente de Belnap, el resultado de evaluar la


condición where pertenece al conjunto 4 ,es necesario evaluar dicha condición para cada
fila posible con los atributos Σ = (P, S). Los elementos del conjunto resultante 4Γ(Σ)2
 
son combinados con TEST acorde con la semántica definida para σ y π por medio de
la cual se obtiene finalmente una relación paraconsistente como resultado de ejecutar
la consulta.

Por lo tanto, para cada una de las seis filas de Γ(Σ) primero se evalúa la condición
C de la clausula where, se obtiene:

(P,S) ((P,S) in TEST) C = not((P,S) in TEST)


(P1 , s1 ) t f
(P1 , s2 ) t f
(P1 , s2 ) f t
(P2 , s1 ) ⊤ ⊤
(P2 , s2 ) ⊥ ⊥
(P2 , s2 ) t f


Ahora, se obtiene σ C (T EST ), según la definición 8.5.
De

σ C (R)+ = R+ ∩ {t/C es t o⊤para t},




se obtiene:
2 Por medio de 4Γ(Σ) se detona el conjunto de todas las funciones de Γ(Σ) en 4.

105
8.1 Bases de datos paraconsistentes

σ C (TEST)+ = {(P1 , s1 ), (P1 , s2 ), (P2 , s1 ), (P2 , s3 )} ∩ {(P1 , s3 ), (P2 , s1 )}




σ C (TEST)+ = {(P2 , s1 )}.




De

σ C (R)− = R− ∪ {t/C es f o⊤para t},




se obtiene:

σ C (TEST)− = {(P1 , s3 ), (P2 , s1 )} ∪ {(P1 , s1 ), (P1 , s2 ), (P2 , s3 ), (P2 , s1 )}




σ C (TEST)− = {(P1 , s1 ), (P1 , s2 ), (P1 , s3 ), (P2 , s1 ), (P2 , s3 )}.




Se tiene entonces:


σ C (T EST )

P1 s1
P1 s2
+ P2 s1 − P1 s3

P2 s1
P2 s3


Para obtener π P de la anterior relación paraconsistente, se recurre a la definición 8.4

de π.
De

π ∆ (R)+ = π∆ (R),


se obtiene:

π P (σ C (T EST ))+ = {P2 }.


 

De

π ∆ (R)− = {t ∈ Γ(∆)/tΣ ⊆ R− },


según esta definición en el ejemplo se tiene:

106
8.1 Bases de datos paraconsistentes

π ∆ (σ C (T EST ))− = {t ∈ Γ(∆)/tΣ ⊆ (σ C (T EST ))− },


  

donde:

∆ = {P } y Σ = {P, S}.

P1 Tupla1
Γ(∆) =
P2 Tupla2

Según la definición 8.3, se tiene para toda tupla t, tal que t ∈ Γ(∆):

T upla1Σ = {(P1 , s1 ), (P1 , s2 ), (P1 , s3 )},

T upla2Σ = {(P2 , s1 ), (P2 , s2 ), (P2 , s3 )},

se puede observar que

T upla1Σ ⊆ (σ C (T EST )− ),


T upla2Σ * (σ C (T EST )− ),


por lo tanto, se puede concluir a partir de la definición 8.4 que

π P (σ C (T EST ))− = {P1 },


 

finalmente


πP (σ C (T EST ))


+ P2 − P1

Este es el resultado de la sentencia SELECT.


El resultado muestra que a partir de las pruebas practicadas, el paciente P2 se presentó re-
sultados contradictorios para alguno de los sı́ntomas (actualmente S1 ), pero el paciente
P1 no presentó resultados contradictorios para algún sintoma a partir de las misma
pruebas.

107
8.1 Bases de datos paraconsistentes

8.1.3. Lógica paraconsistente en la inteligencia artificial

En [AdSR] Jair M. Abe and Flávio, S. Correa da Silva y Marcillo Rillo presentan
algunas áreas de aplicación de la lógica paraconsistente en la inteligencia artificial, éstas
son: percepción, planeación, aprendizaje, comunicación y razonamiento.

Se exploran entonces algunas de las posibles aplicaciones que pueden tener las lógicas
paraconsistentes y paracompletas3 en sistemas de inteligencia artificial para representar
el conocimiento y razonar a partir de éste. Los sistemas que integran varios sistemas
de computación como planeadores, bases de datos, sistemas de visión, entre otros serán
denominados agentes.

En la actualidad una de las grandes áreas de trabajo se encuentra en adaptar los


agentes aún más a la realidad, lo cual se refleja en la necesidad de que éstos realicen
tareas más complejas y de mayor precisión. Este aumento de complejidad en las tareas
realizadas por cada agente, se refleja en una disminución en el rendimiento de los mis-
mos. Es por esto que se ha visto la necesidad de descentralizarlos para que cada uno
de ellos tenga un mejor desempeño en su área. Sin embargo, el problema se revierte al
momento de sincronizar la comunicación entre ellos y la transmisión de conocimiento,
abriendo cabida a las inconsistencias.

A continuación se presentan las cinco áreas en las que se considera que las lógicas no
clásicas pueden ser de gran importancia para resolver problemas comunes y la posible
influencia de las lógicas paraconsistentes y paracompletas. Son entonces:

1. Percepción. Abarca los problemas de adquisición de conocimiento a partir del am-


biente por parte de los agentes a través de la interpretación de los resultados
aportados por sensores.

3 Una lógica es llamada paracompleta si puede servir de lógica subyacente a teorı́as en las cuales tanto una fórmula

(α) como su negación (∼ α) sean falsas, las teorı́as paracompletas no satisfacen el principio del tercero excluido.

108
8.1 Bases de datos paraconsistentes

En la percepción es importante considerar que la precisión aportada por los sen-


sores tales como sistemas de visión, sistemas auditivos, sensores táctiles, etc. no
es la ideal para la mayorı́a de las aplicaciones. Por esta razón en muchas aplica-
ciones más de un sensor es utilizado para obtener una misma información. De este
modo múltiples sensores utilizados para percibir un único estimulo hacen posible
la aparición de información contradictoria. Por ejemplo, un sistema de visión de
un robot puede “mirar” através de un vidrio y concluir que se puede seguir en
esa dirección, que no hay barrera alguna, mientras un sistema auditivo en la mis-
ma situación puede concluir que no se puede seguir adelante porque hay alguna
barrera, ambas informaciones contradictorias son percibidas por el robot al mismo
tiempo. Tales problemas pueden ser considerados como parte de los problemas que
habitualmente son denominados problemas de incertidumbre de razonamiento con
múltiples fuentes de evidencia4 .

2. Planeación. Propone metodologı́as para determinar y razonar acerca de las ac-


ciones que los agentes necesitan (o se cree que necesitan) realizar en el futuro para
alcanzar sus objetivos.

Uno de los principales problemas en la planeación es determinar realmente que


consecuencias puede acarrear ejecutar una acción, por ejemplo si los efectos de eje-
cutar una acción son “complejos” o son dependientes del contexto. Es posible que
un agente asuma que cierto objeto está en una determinada posición(definida en
el tiempo de planeación), cuando realmente está en una posición diferente porque
otro agente lo colocó allı́. De este modo en el tiempo de ejecución los agentes
pueden encontrar información que resulta contradictoria con la información inicial
que se considero en el tiempo de planeación.

3. Aprendizaje. Se considera como el incremento del conocimiento de un sistema,


usando el conocimiento interno de los agentes del sistema y la información que el
4 El término en inglés: multiple-source evidence in uncertain reasoning.

109
8.1 Bases de datos paraconsistentes

sistema puede adquirir a partir del ambiente.

Es muy común el caso que los ambientes donde los robots trabajan esten solo
parcialmente estructurados y que los objetivos y las “intenciones” de los robots no
cambien con gran velocidad. Un robot puede necesitar aprender como ensamblar
un dispositivo basado en “situaciones” pasadas. Dos o más situaciones pueden con-
tener información contradictoria a algún nivel de detalle, sin embargo todas estas
en su conjunto aportan gran cantidad información que puede resultar útil en estas
condiciones.

4. Comunicación. Abarca los problemas que se presentan en la actualización contin-


ua del conocimiento de todo el sistema en conjunto, debido a que el conocimiento
está distribuido entre agentes que se comunican.

Un sistema distribuido puede tener diferentes dispositivos que se comunican y que


cooperan para realizar tareas especificas. A partir de esta comunicación es suma-
mente probable que surjan diferentes tipos de inconsistencias, ya sea por omisión
de información, transmisión de información demasiado tarde, entre otras.

5. Razonamiento. Es la inferencia de conclusiones a partir del conocimiento que los


agentes tienen. Si las bases de conocimiento son paraconsistentes (en el sentido
que almacenan algún tipo de contradicción) las inferencias que se realicen tendrán
que utilizar las reglas de inferencia paraconsistentes adecuadas.

Es importante aclarar que las situaciones presentadas anteriormente son simples y


pueden ser solucionadas parcialmente usando sistemas clásicos de lógica. Sin embargo
la introducción de sistemas lógicos que manejen “adecuadamente” contradicciones para
la solución de estos problemas, acercan cada vez los sistemas de inteligencia artificial
a un desempeño “ideal”. En [AdSR] se presentan además dos posibles aplicaciones de
las lógicas paraconsistentes y paracompletas, el primero de ellos está orientado a la
representación y combinación de múltiples fuentes de información para razonamien-

110
8.1 Bases de datos paraconsistentes

tos con incertidumbre y el segundo, a la representación de conocimiento en sistemas


distribuidos.

8.1.4. Circuı́tos electrónicos paraconsistentes

En [dSFAS97b] se presentan en forma sumamente breve circuı́tos digitales inspira-


dos en la lógica paraconsistente anotada Pτ presentada por da Costa, Subrahamanian
y Vago [dSFAS97b] en 1991. Según los autores estos circuitos permiten manejar señales
inconsistentes pero no por este hecho su estructura se trivializa.

Afirman los autores que los resultados obtenidos en este sentido son pioneros en el
uso de conceptos de paraconsistencia en la teorı́a de circuitos y que las aplicaciones
tienen un gran horizonte debido a que por medio de los conceptos de la lógica para-
consistente en la teorı́a de circuı́tos, se amplia el alcance de las aplicaciones donde los
conflictos de señales son comunes, tales como circuitos de sensores en robótica, industria
de la automatización de circuitos, control de señales en circuitos electrónicos, etc.

En los circuitos se definen seis estados, Por medio de τ se denota el el conjunto de


los valores de verdad correspondientes a cada estado. Se tiene entonces:

τ = {0, 21 , 41 , 34 , 1, ⊥}

Donde intuitivamente se pueden considerar de la siguiente forma: 12 , indefinido; 1, ver-


dadero; 0, falso; 41 , menos falso; 34 , menos verdadero y ⊤ como inconsistente.

Se define el operador de negación ∼ como una función:

∼: τ → τ

Tal que:

111
8.1 Bases de datos paraconsistentes

α ∼α
1 0
0 1
1 3
4 4
3 1
4 4
1 1
2 2

⊤ ⊤

En [dSFAS97b] se define además el operador complemento y las compuertas AND y OR,


se afirma que cualquier otro circuito puede ser expresado por medio de los circuitos AND
y complemento. Para el trabajo futuro los autores expresan la inquietud de construir
un “modulo analizador paraconsistente”, el cual serı́a un circuito que analiza señales,
detecta conflictos entre ellas y las trata “adecuadamente”.

112
Capı́tulo 9

Conclusiones

9.1. La lógica paraconsistente desde varias perspectivas

Tal como se afirmó en la sección 7.1.2 el desarrollo de nuevas lógicas, en particular


la lógica paraconsistente, ha mostrado que logicidad y racionalidad no se identifican
completamente. Es decir, ha sido posible estructurar sistemas lógicos que mantienen
su caracter racional, aún cuando en ellos pueden o no valer ciertos principios lógicos,
simplemente considerando, a nivel sintáctico, distintos conjuntos de teoremas y reglas
de deducción y, a nivel semántico, distintos tipos de modelos.

La relación entre la lógica paraconsistente y la lógica clásica puede ser concebida desde
dos puntos de vista. El primero de ellos, “desde” la negación débil, en el cual se puede
ver la lógica paraconsistente como un subsistema de la lógica clásica y el segundo, “des-
de” la negación fuerte, en el cual se puede ver la lógica clásica como un subsistema
de la lógica paraconsistente. En el primer caso, los sistemas paraconsistentes, como lo
afirma Andrés Bobenrieth, “son sistemas más <<débiles>> que los clásicos, en el sen-
tido de que todos sus postulados son también postulados clásicos, y no al contrario”
[BM96]. Si a los axiomas de C1 , se le adiciona como otro esquema axiomátio el prin-
cipio de no contradicción ¬(α ∧ ¬α), éste serı́a equivalente a la lógica clásica. En el
segundo caso, afirma da Costa “...hay sistemas paraconsistentes, que aunque difieren
del clásico lo contienen como una parte que se aplica en ciertos casos” [dCL95]. Esto
puede ser entendido, según el propio da Costa, como “. . . la lógica clásica está contenida

113
9.1 La lógica paraconsistente desde varias perspectivas

en la paraconsistente, en el sentido que en un sistema paraconsistente el manejo de los


enunciados de ≪ buen comportamiento ≫ utilizando el operador de negación fuerte,
puede coincidir totalmente con el que hace de sus teoremas la lógica clásica, pero la
lógica paraconsistente permite, además, hacer deducciones para las que no se compor-
tan clásicamente y agrega otro operador de negación” [BM96].

Ahora, si se analizan los distintos sistemas lógicos desde un nivel “metasistémico” como
lo llama Andrés Bobenrieth [BM96] se ve que entre ellos hay incompatibilidades, en el
sentido de que en unos es derivable lo que en otros no. Ésto puede ser entendido de dos
maneras: lo que es derivable a partir de la lógica, o lo derivable a partir de una teorı́a
que tiene por lógica subyacente esta lógica.

A continuación se presenta la relación entre la lógica clásica y la lógica paraconsis-


tente desde las posiciones anteriormente planteadas.

9.1.1. La lógica paraconsistente desde la negación débil (¬)

Observando cada sistema desde la negación débil, se pueden considerar algunos casos
especiales, que se presentan a continuación:

1. Si se considera a ΓC1 como el conjunto de teoremas de C1 , y a Γcpc¬ como el


conjunto de teoremas de la lógica proposicional clásica, se tiene una relación que
puede ser observada en la figura 9.1.

EBF
Γcpc¬
ΓC 1

Figura 9.1: ΓC1 y Γcpc¬ desde la negación débil

Como se observa en la figura 9.1 ΓC1 está contenido dentro de Γcpc¬ , pues existe al

114
9.1 La lógica paraconsistente desde varias perspectivas

menos un teorema en el CPC que no es teorema de C1 . Tal es el caso de la fórmula


¬(α ∧ ¬α), la cual si es incluı́da en ΓC1 , éste colapsarı́a en Γcpc¬ .

2. Si se considera a ΓC1 y Γcpc¬ más una inconsistencia del tipo {α, ¬α}, se tiene una
relación que puede ser observada en la figura 9.2.

EBF = Γcpc¬ ∪ {α, ¬α}

ΓC 1

Figura 9.2: ΓC1 y Γcpc¬ ∪ {α, ¬α} desde la negación débil

Se observa en la figura 9.2 que al incluir una inconsistencia en Γcpc¬ , éste se triv-
ializa; lo cual conlleva a que el conjunto de sus teoremas sea igual al conjunto de
expresiones bien formadas (EBF). Por esta razón ΓC1 está contenido dentro de
Γcpc¬ ∪ {α, ¬α}.

3. Si se considera a ΓC1 más una inconsistencia del tipo {α, ¬α}, y a Γcpc¬ , se tiene
una relación que puede ser observada en la figura 9.3.

#
EBF
ΓCP C¬
#
" !
" !
ΓC1 ∪ {α, ¬α}

Figura 9.3: ΓC1 ∪ {α, ¬α} y Γcpc¬ desde la negación débil

Se observa en la figura 9.3 que al incluir una inconsistencia del tipo {α, ¬α} en
ΓC1 ¬ , el conjunto de teoremas es un poco más amplio, sin embargo, en Γcpc¬ existe
al menos un teorema que no forma parte de ΓC1 . También cabe notar, que ΓC1 no
se trivializa al incorporar una inconsistencia del tipo anteriormente dicho.

115
9.1 La lógica paraconsistente desde varias perspectivas

9.1.2. La lógica paraconsistente desde la negación fuerte (∼)

Observando cada sistema desde la negación fuerte se pueden considerar algunos casos
especiales que se presentan a continuación:

1. Si se considera a ΓC1 como el conjunto de teoremas de C1 , y a Γcpc∼ como el


conjunto de teoremas del cálculo clásico positivo y los teoremas que involucran la
negación fuerte, es decir, el cálculo proposicional clásico con la negación fuerte de
C1 ; se tiene una relación que puede ser observada en la figura 9.4.

EBF
ΓC 1
ΓCP C∼

Figura 9.4: ΓC1 y Γcpc∼ desde la negación fuerte

Se observa en la figura 9.4 que Γcpc∼ está contenido dentro de ΓC1 debido a que
ΓC1 no sólo permite deducir las fórmulas positivas del CPC y las fórmulas que
involucran la negación fuerte (∼); sino que también permite deducir fórmulas que
involucren la negación débil (¬).

2. Si se considera a Γcpc∼ adicionándole una inconsistencia del tipo {α, ¬α}, y a ΓC1 ,
se tiene una relación que puede ser observada en la figura 9.5

EBF
ΓC 1

ΓCP C∼ α, ¬α

ΓCP C∼ ∪ {α, ¬α}

Figura 9.5: ΓC1 y Γcpc∼ ∪ {α, ¬α} desde la negación fuerte

Se observa la figura 9.5, que Γcpc∼ no se trivializa, pues Γcpc∼ sólo se pueden

116
9.1 La lógica paraconsistente desde varias perspectivas

manipular fórmulas positivas y aquellas que involucren el operador de negación


fuerte (∼).

3. Si se considera a ΓC1 con las condiciones anteriores y a Γcpc∼ de igual forma pero
adicionándole a ΓC1 una inconsistencia del tipo {α, ¬α}, se tiene una relación que
puede ser vista en la figura 9.6

EBF
ΓC1 ∪ {α, ¬α}
ΓCP C∼

Figura 9.6: ΓC1 ∪ {α, ¬α} y Γcpc∼ desde la negación fuerte

Se puede observar en la figura 9.6 que al incluir una inconsistencia del tipo {α, ¬α}
a ΓC1 , el conjunto de teoremas de ésta se amplı́a pues ΓC1 cuenta con axiomas que
le permiten manipular la inconsistencia.

4. En la figura 9.7 y 9.8 se puede observar el caso en el cual se incluye una inconsis-
tencia del tipo {α, ∼ α}, a ΓC1 y a Γcpc∼ respectivamente. En éste caso se puede
ver que a la teorı́a a la cual se le adiciona una inconsistencia del tipo {α, ∼ α},
se trivializa pués con los axiomas con los cuales se cuenta en ambos casos no es
posible manipular inconsistencias de ese tipo.

EBF = ΓC1 ∪ {α, ∼ α}

ΓCP C∼

Figura 9.7: ΓC1 ∪ {α, ∼ α} y Γcpc∼ desde la negación fuerte

117
9.2 Posibles aplicaciones

EBF = ΓCP C∼ ∪ {α, ∼ α}

ΓC 1

Figura 9.8: ΓC1 y Γcpc∼ ∪ {α, ∼ α} desde la negación fuerte

9.2. Posibles aplicaciones

En esta sección se proponen algunas posibles aplicaciones de la lógica paraconsis-


tente en otras áreas de la informática, en las cuales se considera que podrı́a resultar de
gran utilidad la posibilidad de articular sistemas inconsistente pero no triviales.

Es importante resaltar que al término de esta monografı́a los autores desconocen infor-
mación acerca de la aplicaciones aquı́ propuestas y pretenden plantear la posibilidad de
desarrollar futuros estudios sobre estos temas.

9.2.1. Un Data Warehouse Paraconsistente

De forma similar a como se emplea la lógica paraconsistente en las bases de datos, se


considera que puede ser igualmente práctico utilizarlas en el proceso de implementación
y manejo de un data warehouse, obteniendo de ésta forma, lo que se llamarı́a un data
warehouse paraconsistente.

De manera intuitiva, un “data warehouse es un conjunto de datos integrados orien-


tados a una materia, que varı́an con el tiempo y que no son transitorios, los cuales
soportan el proceso de toma de decisiones de una administración” [GR96].

A la hora de implementar un data warehouse, surgen muchos problemas, entre los


cuales se cuentan:

1. La integración de datos y metadatos de varias fuentes.

118
9.2 Posibles aplicaciones

2. Calidad de información.

3. Condensación y adición de datos.

4. Sincronización de fuentes.

5. Aspectos de desempeño.

6. Administración de metadatos.

Se considera que la lógica paraconsistente puede ayudar en el manejo de las dos primeros
problemas. Al utilizar como lógica subyacente de un data warehouse una lógica para-
consistente, se estarı́a permitiendo la subsistencia de inconsistencias o de información
incompleta en el sistema, hecho éste que resulta muy frecuente, si se considera que un
data warehouse recibe información de distintas fuentes, algunas de ellas incluso exter-
nas a la compañia; de esta forma se estarı́a ampliando el panorama de la información
que se tiene.

Igualmente, es importante considerar que en los sistemas de data warehouse actuales,


los datos extraı́dos deben ser uniformes y consistentes; razón por la cual, a menudo se
sacrifica información, o se somete ésta a estudios tediosos con el fin de completarla,
a fin de mantener la consistencia del sistema. Si se utilizara la lógica paraconsistente,
como lógica base, no se correrı́a el riesgo de excluı́r del sistema información que puede
resultar valiosa.

Por otro lado, al momento de “sacarle” provecho a un data warehouse, la minerı́a de


datos es uno de los procesos más importantes. La minerı́a de datos consiste en explorar
los datos almacenados en el data warehouse, y hacer un análisis de éstos con el fin de
aportar “conocimiento” a la compañia.

Para realizar la minerı́a de datos se utilizan herramientas de análisis estadı́stico, des-


cubrimiento de conocimientos, sistemas de visualización, sistemas de información ge-
ográfica, entre otros.

119
9.2 Posibles aplicaciones

La lógica paraconsistente, resulta especialmente práctica en las herramientas de de-


scubrimiento de conocimientos, las cuales son técnicas con raı́ces en la inteligencia
artificial y el aprendizaje con máquinas. En dicha tarea, es necesario hacer inferencias
con los datos que se tienen, con el fin de aumentar la base de conocimientos del data
warehouse, de manera que se tenga nuevo conocimiento que resulte importante para la
toma de decisiones.

Es ası́, como en distintas áreas resultarı́a práctico tener un data warehouse paraconsis-
tente. Algunas de estas áreas pueden ser: comerciales, para identificar el comportamien-
to de clientes, con el fin de identificar segmentos de micromercado; análisis financiero,
para detectar fraudes, administración de riesgos de créditos, identificación de riesgos de
siniestros, entre otros.

9.2.2. Métodos formales paraconsistentes

En el proceso de desarrollo de software, uno de los objetivos principales es el ase-


guramiento de la calidad, entendiendo por calidad del software: “Concordancia con los
requisitos funcionales y de rendimiento explı́citamente establecidos con los estándares
de desarrollo explı́citamente documentados y con las caracterı́sticas implı́citas que se
espera de todo software desarrollado profesionalmente” [Pre95].

Sin embargo, el desarrollo de software se puede ver afectado por la aparición de in-
consistencias en algunas etapas de desarrollo como se considera a continuación:

1. Gestión de requerimientos: es muy probable que durante esta etapa surjan incon-
sistencias, ya sea porque se recolectaron requerimientos de distintos usuarios, o
porque se hizo una gestión “pobre”, en el sentido de que no se reflejan completa-
mente los requerimientos del usuario.

2. Diseño: en esta etapa es factible que aparezcan inconsistencias debido a que las
soluciones alternativas de diseño entre los analistas pueden ser distintas e incluso

120
9.2 Posibles aplicaciones

contradictorias e inconsistentes.

3. Implementación: si en las etapas anteriores no se ha detectado las inconsistencias,


o no se han tratado es posible que queden en el software y se traduzcan en posibles
errores.

A menudo, se invierten grandes cantidades de tiempo en detectar este tipo de incon-


sistencias, y a menudo se sacrifica información siguiendo un criterio no muy objetivo
sobre lo que es verdadero y lo que no lo es.

Por esta razón, como complemento a las tareas de ingenierı́a del software, se utilizan los
métodos formales. Los métodos formales intentan aplicar la lógica y las matemáticas
para diseñar, desarrollar y analizar sistemáticamente distintas clases de sistemas (tanto
hardware como software). Esto tiene el potencial de:

Garantizar un nivel de calidad más alto en los productos.

Encontrar errores sutiles en los sistemas complejos.

Encontrar errores sistemáticamente en etapas tempranas en el desarrollo del sis-


tema, reduciendo ası́ el costo de desarrollo.

Es en este punto donde se considera que la lógica paraconsistente pueda resultar de


gran utilidad, pues si se utiliza como el lenguaje de especificación / captura de requer-
imientos; no se hace necesario desechar la información inconsistente a-priori, evitando
de esta forma la posibilidad de perder información que podrı́a resultar valiosa.
Utilizando un método formal paraconsistente, no solo se lograrı́a manipular las incon-
sistencias que resulten, sino que también se podrı́an identificar, para darles una manejo
especial si es que ası́ se requiere.

Es importante aclarar que con ésto no se está sugiriendo el desarrollo de software con
inconsistencias, sino que lo que se propone es hacer un manejo adecuado de éstas en
algunas etapas del desarrollo de software.

121
9.2 Posibles aplicaciones

9.2.3. Máquinas paraconsistentes

Con una visión un poco futurista, y acompañados por la visión similar de Ray
Kurzweil1 [Kur99], los avances de la tecnologı́a van encaminados a creación de “máquinas”
o sistemas, que de una u otra forma puedan interactuar con la raza humana, que puedan
reemplazarlos en ciertas labores, y por qué no, que le sirvan de compañia.

Los avances en inteligencia artificial, hoy en dı́a, permiten que las “máquinas” o sistemas
puedan desarrollar actividades o razonamientos ligeramente parecidos a los del hombre,
tanto en la rápidez de éstos, como en lo correcto de los mismos. Incluso, hay tareas en
las cuales los sistemas tiene una mayor capacidad de respuesta que la media del hombre.

Los grandes avances de la actualidad, no sólo a nivel de software, sino también a niv-
el de hardware, dan un panorama bastante amplio y prometedor. En poco tiempo,
consideramos, se tendrán sistemas de tamaño muy reducido y grandes capacidades de
procesamiento, con lo cual, la cantidad de transacciones por segundo será de tal mag-
nitud, que estos sistemas tendrán la capacidad de realizar “razonamientos” de buena
“calidad” y cantidad de tiempo sorprendentes. Los razocinios de estos sistemas serán
muy similares al de un humano promedio, y en algunas ocasiones superior.

Ante estas grandes posibilidades, la necesidad de que estos sistemas se puedan rela-
cionar de una forma más directa con el hombre se ve más cerca.

Considerando que un sistema de estas caracterı́sticas tenga que interactuar con dis-
tintas personas, se ve la necesidad de que este pueda soportar inconsistencias. Por lo
cual, tal como lo afirma el propio Newton da Costa [dCL95], “...quizás no sea una ex-
ageración afirmar que las máquinas del futuro serán, básicamente, paraconsistentes”.
La relación hombre-máquina, tendrá que ser en cierta medida, paraconsistente. Esto,

1 Ray Kurzweil ha realizado numerosos inventos, entre los cuales se incluyen máquinas para ciegos y sistemas con

tecnologı́as para el reconocimiento de patrones.

122
9.3 Perspectivas de la lógica paraconsistente

dada la naturaleza contradictoria del pensar humano.

9.3. Perspectivas de la lógica paraconsistente

Es imposible predecir el futuro de una propuesta intelectual como la lógica para-


consistente, la cual ha sido desarrollada por diferentes autores con las más diversas
motivaciones e intereses. A pesar de llevar casi cinco décadas desde su origen, no existe
un consenso único de la lógica paraconsistente, ni de sus implicaciones epistemológicas
y filosóficas, ni de su estatuto ontológico, ni de la orientación que deben tener los fu-
turos estudios lógico-matemáticos en este sentido. Sin embargo, se considera que en los
últimos cincuenta años a partir de la lógica paraconsistente se ha venido generando un
cambio silencioso, percibido por pocos, pero que a la larga va a afectar profundamente
nuestra visión del mundo, nuestra concepción de la ciencia, de la tecnologı́a y de nuestra
razón.

La lógica paraconsistente ha abierto posibilidades hasta ahora impensables de las posi-


bles direcciones que la ciencia podrı́a tomar al tener el instrumental lógico para articular
y manejar lógicamente contradicciones. Por mucho tiempo la idea de conocimiento y
de ciencia misma excluı́an cualquier tipo de contradicción en las teorı́as cientı́ficas que
tratan de explicar el mundo. Sobre estas bases, se construyó la idea de ciencia, y de ésta
una visión del mundo. La racionalidad producı́a ciencia y la misma racionalidad junto
con la ciencia llevaban a rechazar cualquier tipo de contradicción. Hoy es la misma
razón, la que lleva a articular y manejar racionalmente contradicciones, se está frente
a un cambio en las raı́ces que originaron todo el conocimiento occidental, no se puede
asegurar que consecuencias se derivarán de estas nuevas raı́ces, pero se cree que serán
majestuosas. Como con toda propuesta intelectual el tiempo se encarga de depurarla,
perfeccionarla o eliminarla, la lógica paraconsistente no es ajena a este devenir cientı́fi-
co, sin embargo, se cree que es un hecho palpable hoy en dı́a, que los esfuerzos en la
creación de la lógica paraconsistente y su supervivencia como propuesta intelectual ya
están garantizadas debido a múltiples razones prágmaticas percibidas en su útilidad en

123
9.3 Perspectivas de la lógica paraconsistente

la inteligencia artificial.

El origen mismo de la lógica paraconsistente ya es “paradójico”. Quién habrı́a pen-


sado que una propuesta intelectual, que estarı́a en capacidad de “cuestionar” las raı́ces
en las que se fundamenta toda la ciencia occidental y de generar horizontes impensables
por muchos siglos para el conocimiento humano, se iba a originar precisamente en una
región que siempre ha estado marcada por la dependencia intelectual, Latinoamerica.
Este ya es un hecho por si mismo diciente y enormemente significativo.

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