Compendio de Psicología Del Desarrollo

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La adolescencia

Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos

INDICE
© Universidad Estatal de Milagro – UNEMI

FORMATO CONTROLADO: FR0018/ v1.0 / 18-11-2019


PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

La adolescencia y su desarrollo evolutivo

Unidad 1
Objetivo unidad.
Identificar las características bio-psico-sociales del período de la adolescencia
y las sub-fases que se presentan, relacionándolas con el contexto en que se
desarrolla.

Tema 2: El contexto actual y desarrollo adolescente

Subtemas:

Subtema 1: Género, familia y sociedad.


Subtema 2: subfases de la adolescencia
Subtema 3: esferas biológica, psicológica y socioafectiva.

Objetivo tema

Describir las características de género, familia y sociedad durante la


adolescencia.
Detallar las fases y sub-fases del desarrollo de la adolescencia.
Describir las esferas biológica, psicológica y socioafectiva presentes en la
etapa de la adolescencia.

Introducción
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Casas y Ceñal (2005) hacen referencia en que la adolescencia debería ser el


mejor periodo de la vida de los seres humanos, debido a que la mayoría de las
funciones tanto físicas como psicológicas se encuentran en plenitud;
contradictoriamente, los adolescentes no han gozado buena fama, aunque
posiblemente sea la adaptación a esta sociedad “moderna” lo que contribuya a esta
imagen, ya que las condiciones culturales y sociales han ido cambiando rápidamente
en los últimos años.

Casas y Ceñal (2005) identifican que se presentan ciertas dificultades en


cuanto a la adaptación de algunos rasgos y condiciones causando probablemente un

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alto grado de estrés, traduciéndose esto en diversas patologías típicas de este
periodo.

Eresta et al, (s.f) indican que la globalización significa en la vida de los


adolescentes hallarse expuestos a constantes y rápidos cambios tecnológicos y de
acceso a la información así como también a modelos de vida notoriamente distintos
de aquellos que tuvieron las personas en un pasado; describen que ser adolescente
en esta época, implica determinantes en el tránsito a su vida adulta debido a la crisis
actual, como resultado pueden verse afectadas las competencias y habilidades para
encontrar un camino hacia la concreción de sus proyectos.

Según la perspectiva de Lillo (2004) cuando el adolescente cambia su


ubicación social, de la infancia a la adolescencia; da lugar a un la calificación del
adolescente como “joven” adquiriendo así un nuevo status social; el adolescente
experimenta en esta etapa un mundo inexplorado en el que debe experimentar las
alternativas que su medio le ofrece. “Se halla en el desafío de elegir roles, aprender
a desempeñarlos, descartarlos y nuevamente explorar otros para encontrar en ese
proceso aquel que mejor se adecua a sus inquietudes” (Erickson, 1979 y Marcia,
1980 citados por Eresta et al, s.f).

Es así que desde el punto de vista de Jolis y Gianobi (2000) la relación entre
los adolescentes y su contexto histórico y sociocultural a través de distintas épocas,
muestra que los adultos, responsables de su inserción en la cultura, carecen de un
conocimiento adecuado de los intereses propios del mundo adolescente, abriéndose
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una distancia que se intenta llenar de sentido a partir de significarla como brecha
generacional entendida como una “profunda división entre los padres y sus hijos en
actitudes, valores, aspiraciones y visiones del mundo” (Fieldam, 2007) (pp. 437) que
hacia el fin del milenio surge como un abismo hacia el cual el adolescente actual
parece precipitarse, por lo tanto “la crisis adolescente se inscribe en un mundo en
crisis”.

Al respecto Krauskopf (2011) indica que con la globalización y modernización


los adolescentes “deben efectuar una integración de muy diversos insumos y
disyuntivas”, con estos cambios, el dominio directo de la familia o la escuela sobre

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su entorno va encaminado a interpretar la realidad con códigos diferentes entre las
generaciones.

Desarrollo de subtemas

Género, familia y sociedad

Género.

Tuñon y Eroza (2001) exponen que género se entiende como “el sexo
socialmente construido y es una categoría que da sentido al comportamiento de los
sujetos en tanto seres socialmente sexuados” (pp 210). Es decir, el género no radica
en el sexo biológico sino en las experiencia vividas desde la infancia y relacionadas
con la asignación de roles para cada sexo. Así es indispensable entender que género
no tiene que ver con el sexo biológico por tanto ¿Cómo se da o entiende este
constructo?

En ese sentido Fernández (2015) refiere que “la identidad de género se


comprende como un proceso dinámico y relacional bajo el cual se incorporan
representaciones simbólicas y significados socioculturales asociados a la diferencia
sexual” (pp. 49).

Según Vega, Maza, Roitman y Sanchez (2015) los cambios que trajo la
postmodernidad convoca a entender nuevas formas y dimensiones de sexualidad, a
partir de esto se identifica que cobra gran importancia este concepto, este término
en latín “genus” que significa nacimiento; el género es una construcción social y no
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el resultado de la separación natural de roles sujetos a la condición biológica de los


individuos.

Fernández (2012) expone que, en la adolescencia en vista de los diferentes


cambios corporales y psíquicos que trae el desarrollo de esta etapa se torna como
eje central la construcción de la identidad de género, proceso que articula lo
individual con lo sociocultural.

Para Fernández (2012) las diferentes transformaciones físicas y psicológicas


de suma importancia y complejidad en esta etapa son innumerables, pero

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principalmente se enfocan en la consideración del cuerpo adolescente y su relación
con la sexualidad, a partir del desconocimiento y reconocimiento corpóreo, emergen
nuevos modos de acceso a la sexualidad, lo que implica una reorganización que
debe realizarse en este periodo.

En vista de todos los cambios que se presentan en esta fase son recurrentes
los cuestionamientos en torno a la construcción de identidad de género, la necesidad
de interpretar los cambios corporales que irrumpen sin aviso. Para Turbet (2000)
citado por Fernández (2012) el nuevo ideal del yo transita por la identificación que
orientan su identidad sexuada y genérica, los cuales son trasmitidos de manera
principal por la familia y los modelos socioculturales del entorno, propiciando la
dialéctica entre separación e identificación.

Para Fernández (2015) la intensificación del cumplimiento de roles asignados


por los diferentes entornos (familia, escorar y social) plantea la responsabilidad e
influencia de los grupos sociales, los adolescente tienen en la subjetividad y en la
instauración de ciertas maneras reconocidas como válidas de vivir su identidad de
género.

Familia.

La OMS (1981) refiere que se considera familia en todas las culturas como “el
agente primario de la sociedad para la promoción de la salud y la calidad de vida del
individuo” (p.1). Silva et al (2006) expone este concepto desde una perspectiva
psicológica, más precisamente desde la teoría sistémica en donde se puede definirla
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como “una unidad social con sus propios procesos evolutivos” (p 27). Esta definición
conlleva a considerarla como un segmento de un grupo más amplio en un periodo
histórico particular en el tiempo. Ahora bien, es importante entender ¿Qué papel
cumple la familia en el desarrollo del adolescente?

Silva et al (2006) mencionan que la familia debe ser considerada como ese
sistema que está en constaste interacción con el entorno, es donde se van
entretejiendo los lazos afectivos primarios, los modos de expresar el afecto, la
vivencia del tiempo y del espacio; de esta forma se van construyendo los vínculos
esenciales que entrelazados van construyendo la identidad de un sujeto: vínculos

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espaciales, temporales y sociales (Grinberg, 1976 citado por Silva et al, 2006).
Además es un sistema que opera a través de pautas, cuyas funciones más o menos
específicas y fundamentales son; la socialización básica de los niños, la reproducción
de nuevas generaciones, la trasmisión de valores, ideales, pensamientos y conceptos
de pautas de sociedad a la que pertenecen (Silva, et al, 2006).

Al respecto Santrock (2003) hace alusión que la familia es la socialización


reciproca la cual es “el proceso por el cual los hijos socializan a los padres, del
mismo modo que los padres socializan a los hijos” (p. 120). Enfatiza en la
importancia que tiene la sincronía en las relaciones entre padres e hijos,
entendiendo la sincronía como “la interacción cuidadosamente coordinada entre
padres e hijos, en la que a menudo y sin saberlo, sintonizan mutuamente sus
comportamientos” (p. 121). Destaca en que la alternancia de turnos que tiene lugar
en la negociación entre padres y adolescentes refleja la naturaleza recíproca y
sincrónica de las relaciones (Santrock, 2003).

Papalia, Wendkos & Duskin (2009) refieren que “la edad se convierte en un
poderoso agente de unión durante la adolescencia. Los adolescentes pasan más
tiempo con sus pares y menos con sus familias” (p. 530). Sin embargo los valores
fundamentales de la mayoría de los adolescentes siguen siendo más cercanos a los
de sus padres de lo que se cree en general (Offer y Church, 1991 citados por
Papalia, Wendkos & Duskin, 2009).

Teniendo en cuenta los cambios tanto físicos como psicológicos que se


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presentan en el desarrollo de esta etapa, se precisa preguntarse ¿Qué tan cierto es


que los adolescentes tienden a presentar conflictos y alejarse de sus familias en este
periodo?

Aunque por mucho tiempo se ha dicho que los años adolescentes son un
epoca que implica confusión emocional, conflicto con la familia, alejamiento de la
sociedad adulta, comportamiento desenfrenado y rechazo de los valores adultos
(Papalia, Wendkos & Duskin, 2009), investigaciones basadas en escuelas con
adolescentes sugieren que solo cerca de uno de cada cinco adolescentes se ajustan
a este perfil (Offer y Schonert, 1992 citados por Papalia, Wendkos & Duskin, 2009).

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Papalia, Wendkos & Duskin (2009) mencionan que al mismo tiempo que los
adolescentes recurren a sus pares para obtener modelos de rol, compañerismo e
intimidad dependen de sus progenitores como base segura a partir de la cual
pueden experimentar diversas situaciones, los adolescentes más seguros tienden a
tener relaciones más sólidas y sustentadoras con padres que están en sintonía con la
manera en que los jóvenes se ven a sí mismos, que permiten y alientan sus
esfuerzos de independencia y que les proporcionan un puerto seguro en tiempos de
estrés emocional (Allen et al., 2003; Laursen, 1996 citados por Papalia, Wendkos &
Duskin, 2009).

Pero Elzo (2005) citado por Silva et al (2006) considera que las familias a
grandes pasos están cada vez más frágiles e inestables, con consecuencias aún no
delimitadas para las futuras generaciones. De esta manera se afirma como la familia
es uno de los principales factores de influencia sobre los adolescentes tanto en su
modo de estar como en su modo de ser, dado que influyen de manera directa en la
forma y grado en el que los adolescentes podrán satisfacer sus necesidades
existenciales, materiales, emocionales, intelectuales y relacionales (Silva, et al.,
2006).

Sociedad.

Krauskopf (2011) expresa que el desarrollo humano “tiene por metal el


enriquecimiento progresivo personal y social, el cual avanza en la adolescencia
mediante la actualización de capacidades que permitan la convivencia social positiva,
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rescatando las necesidades personales y el progreso colectivo en un ajuste e


integración de trasformadores”.

Respecto a esto Gaete (2015) refiere que la adolescencia se caracteriza por


el desarrollo de la competencia emocional y social, haciendo referencia a esta última
que además de facilitar la progresiva autonomía, las relaciones con los pares
cumplen funciones importantes, contribuyendo de manera significativa al bienestar y
desarrollo psicosocial de los jóvenes (Gutgesell y Payne, 2004; Sanders, 2013 y
Culbertson, Newman y Willis, 2003 citados por Gaete, 2015) influyen además en el
proceso de búsqueda y consolidación de identidad ampliando de esta manera las

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perspectivas de las costumbres y las normas sociales y prevén el contexto para el
ejercicio de las destrezas y satisfacción de una serie de necesidades interpersonales.
Lo anterior abre una incógnita respecto al papel que juega la sociedad en esta etapa
y ¿cómo influye en el desarrollo del adolescente?

En ese sentido Krauskopf (2011) expone que es en la adolescencia es donde


se replantea la definición personal y social del sujeto a través de una segunda
individuación que moviliza a procesos de exploración, diferenciación del medio
familiar, búsqueda de pertinencia y sentido de vida. Hoy en día el adolescente es el
reflejo de la sociedad que se encuentra inmerso, además es evidente que el entorno
y la familia, tal situación se hace crítica en los tiempos actuales pues los
adolescentes son los agentes de cambios culturales que demandan al medio adulto
una reorganización en los esquemas psicosociales incluyendo el establecimiento de
nuevos modelos de autoridad e innovadoras metas de desarrollo (Krauskopf, 1994
citado por Krauskopf, 2011).

De lo anterior Güemes, Ceñal e Hidalgo (2017) mencionan que los


adolescentes son el reflejo de la sociedad en el que se encuentran inmersos, es
evidente que el entorno y la familia han cambiado de forma radical en las sociedades
actuales; los jóvenes son consumidores de moda, tecnología con nuevas formas de
ocio y entretenimiento (internet, consumo de SPA, exploración sexual) esta cultura
de hedonismo, ocio y egocentrismo ha sustituido al esfuerzo personal, su
comportamiento en casa ha cambiado (aislamiento, redes sociales, internet), así
como también el tamaño y estructura de los hogares se ha modificado, las personas
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viven más, tienen menos hijos y cada vez más tardíos, se ha reducido el tamaño de
las familias, se ha incorporado a la madre al trabajo , los padres tienden a ser más
permisivos, han aumentado las separaciones y aparecen nuevas formas familiares
(monoparentales, uniparentales, parejas sin hijos, homosexuales, etc) la familia que
es el principal apoyo del adolescente es una estructura social y cultural en crisis,
todo ello conlleva a importantes repercusiones para el desarrollo y la salud integral
del adolescente (Güemes, Ceñal e Hidalgo, 2017).

Sub-fases de la adolescencia

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Aunque el crecimiento y la maduración sea un continuum, Krauskopf (1999)
refiere que con el fin de realizar una sistematización que posibilite un mejor
entendimiento de las fases y las características de esta etapa, describe la evolución
de la adolescencia en tres fases; las cuales han sido denominadas; fase puberal o
adolescencia temprana, adolescencia media y adolescencia tardía; es indispensable
no homogeneizar ya que los aspectos involucrados pueden no llevar el mismo ritmo
madurativo (Casas y Ceñal, 2005), así que se debe tener en cuenta que no se trata
de secuencias rígidas, pues las aceleraciones y desaceleraciones de los procesos
dependen de factores como subculturas, situación socioeconómica, recursos
personales y tendencias previas, los niveles en salud mental, desarrollo biológico, las
interacciones con el entorno y las relaciones de genero e intergeneracionales
(Krauskopf, 1999).

Esta etapa es durante la cual el ser humano alcanza la maduración física, el


pensamiento abstracto y establece su propia identidad, aunque puede llegar a ser
“problemática”, la mayoría de los adolescentes lo superan sin ningún conflicto
(Casas y Ceñal, 2005). En este sentido ¿Cuáles son las características y cambios que
se presentan en las diferentes etapas del desarrollo de la adolescencia?

Fase puberal o adolescencia temprana.

Güemes, Ceñal e Hidalgo (2017) mencionan que esta etapa abarca


aproximadamente desde 1os 10 a los 13 años y se caracteriza fundamentalmente
por los cambios puberales. Krauskopf (1999) menciona que en esta etapa la
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preocupación gira básicamente en torno de lo físico y lo emocional, se reestructura


la imagen corporal haciendo un ajuste a los cambios emergentes, el estado de
ánimo tiende a ser fluctuante, hay una fuerte autoconciencia de las necesidades y
deseos de comprensión y apoyo por parte de sus redes de apoyo, los grupos
tienden a ser del mismo sexo facilitando el fortalecimiento de identidades y roles.

La pérdida del cuerpo infantil implica dejar comportamientos propios de la


niñez, abandonar esas identificaciones y encontrar nuevas orientaciones de conducta
(Krauskopf, 2011). También existen duelos por la pérdida del cuerpo infantil y su
status, así como la imagen de los padres seguros y protectores (Aberastury, 1971

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citado por Krauskopf, 2011), aquí las fortalezas y debilidades del sistema familiar
contribuyen a la interpretación de los hechos y a la perspectiva que orienta las
acciones y actitudes (Krauskopf, 1999).

Krauskopf (2011) refiere que tradicionalmente el comienzo de la pubertad,


inicia el discurso en que los mayores enfatizan los riesgos y perspectivas morales, la
autonomía en la toma de decisiones no es fomentada, el desarrollo de las
características sexuales secundarias llevan en muchas ocasiones a la incertidumbre
de desempeñar un rol, lo que posibilita la vulnerabilidad ante comentarios, prejuicios
y estereotipos.

Según Bendeck (2019) es aquí donde se fundamenta la intimidad, forjando un


mundo interior o interioridad, elemento que es de suma importancia para desarrollar
una personalidad independiente, quiere dejar de relacionarse y ser relacionado con
otros niños, pueden surgir situaciones en las que es consciente, se da cuenta de sus
diferencias respecto a los demás y obtiene consciencia respecto a sus limitaciones.

Adolescencia media.

Esta etapa comprende de los 14 a los 17 años aproximadamente y según


Güemes, Ceñal e Hidalgo (2017) se caracteriza sobre todo por los conflictos
familiares, debido a la relevancia que adquiere el grupo; es en esta época cuando
pueden iniciarse con una alta probabilidad las conductas de riesgo. Esta fase se
caracteriza por una búsqueda marcada de nuevas formas de comportamiento junto
con una ruptura definitiva con la infancia (Castillo, 1999 citado en Bendeck, 2019),
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pasa de estar “en” el mundo como posición infantil a situarse en “perspectiva” frente
a él, desde una visión más madura y desarrollada.

Para Krauskopof (1999) esta etapa se identifica por la búsqueda de la


afirmación personal y social, pueden aflorar las vivencias del amor, la búsqueda de
canalización de los emergentes impulsos sexuales, la exploración de las capacidades
sociales y el apoyo en la aceptación por el grupo de pares, dinamizan la afirmación
personal y social en esta fase, la familia ha dejado de ser el espacio privilegiado para
confirmar sus habilidades y autoestima, la sexualidad adolescente debe ser vivida
fuera de la familia y los nuevos roles son ensayados y comprobados en grupos de

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pares y ámbitos de la sociedad más amplia, esto confirma nuevas condiciones para
el desarrollo social que contribuyen a la diferenciación del grupo familiar y a la
autonomía (Krauskopof, 2011).

En ese sentido Bendeck (2019) menciona que el elemento esencialmente y


con el que se diferencia de la etapa anterior es el nivel de reflexión; el cual es
mucho más profundo respecto a los diferentes cambios que experimenta, ahora el
adolescente quiere profundizar en el sentido que tienen y explicarse cada tema, es
como si necesitara formar su concepción y la percepción que tiene del mundo, el
adolescente promedio se va conociendo, profundiza en sí mismo y comienza a
reflexionar personalmente, a sentirse alguien y a quererlo ser cada vez más.

Krauskopof (2011) menciona que es importante reconocer que para los


adolescentes, el amor, el goce y la amistad son factores muy importantes las cuales
tienden a suprimirse en la edad adulta. Por otra parte, el desarrollo intelectual de la
adolescencia trae consigo nuevos recursos que sirven para la diferenciación de
identidad y replantear las relaciones, el desarrollo intelectual es una forma de
insertarse en el mundo, además existe interés por actividades nuevas, el plano social
pasa a ser muy importante y no para la explotación de nuevas capacidades
personales en la búsqueda de autonomía e independencia.

Adolescencia tardía.

Abarca desde los 18 hasta los 21 años y se caracteriza por la reaceptación de


los valores paternos y por la asunción de tareas y responsabilidades propias de la
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madurez Güemes, Ceñal e Hidalgo (2017).

Esta es la última etapa del adolescente hacia el logro de su identidad y


autonomía, según Gaete (2015) para la mayor parte de los adolescentes es una
etapa de tranquilidad y aumento de integración de su personalidad, si todo ha
avanzado hasta el momento de manera adecuada en las fases anteriores, incluyendo
las redes de apoyo primarios el adolescente estará en una buena vía para manejar
las tareas de la adultez.

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Para Bendeck (20199) esta fase se caracteriza porque presenta mayor
optimismo sobre el concepto que ha desarrollado sobre sí mismo y el adolescente
suele recobrar el equilibrio perdido en las dos anteriores fases; el adolescente
comienza a comprenderse y encontrarse con sí mismo y se siente usualmente ya
integrado en el mundo que vive. Sin embargo, si no se ha completado los aspectos
referidos anteriormente, puede desarrollar problemas con el aumento de su
independencia y las responsabilidades de la adultez joven, desarrollando
posiblemente trastornos emocionales (Radzir, Sherer y Neintein, 2005 citados por
Gaete, 2015). Ahora bien es importante aclarar que no siempre se llega a ese nivel
de desarrollo, existen adolescentes que a pesar de encontrarse cronológicamente en
esta fase aún se encuentran anclados a alguna de las anteriores (Castillo, 1999
citado por Bendeck, 2019).

Para Krauskopof (2011) en la última fase de la adolescencia se comienza a


“evolucionar en un proyecto de vida complementario con el proyecto familiar a una
forma de enfrentamiento personal y social propia que se deberá ir poniendo a
prueba con la práctica concreta y aportaría a la consolidación de identidad y roles”.
En las culturas modernas se espera que el adolescente mantenga un locus de
control externo, esto significa que los adolescentes dejen de atribuir lo que les
ocurre a circunstancias externas (locus de control externo) sino que puedan
reconocer y expresas sus capacidades de iniciativa, anticipación de resultados y
manejo de consecuencias, negociación en la toma de decisiones y puesta en práctica
de la solución de problemas, de esta forma procuran que sus sentimientos de
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adecuación y seguridad provengan de sus propias realizaciones (Krauskopof. 1999).

La tabla 1, representa de forma esquemática y sintética los cambios más


relevantes que pueden reconocerse en las tres principales fases de la adolescencia.

Tabla 1

Fases de la adolescencia

Adolescencia temprana - Duelo por el cuerpo infantil y por la


(preocupación por lo físico y relación con los padres.

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emocional ) - Reestructuración del esquema e
imagen corporal.
- Ajustes emergentes a cambios
sexuales físicos y fisiológicos.
- Estimulo de nuevas posibilidades que
abren estos cambios.
- Necesidad de compartir los
problemas con los padres.
- Fluctuaciones del ánimo.
- Fuerte autoconciencia de
necesidades.
- Relaciones grupales con el mismo
sexo.
- Movimientos de regresión y avance
en la exploración y abandono de la
dependencia.

Adolescencia media - Diferenciación del grupo familiar.


(preocupación por la afirmación - Duelo parental por la pérdida del
grupal) hijo fantaseado
- Deseo de afirmar el atractivo sexual
y social
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- Emergentes impulsos sexuales


- Exploración de capacidades
personales.
- Capacidad de situarse frente al
mundo y a sí mismo.
- Cuestionamiento de aspectos
comportamentales y posiciones
previas.
- Preocupación por lo social.

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- Grupos heterosexuales.
- Interés por actividades nuevas
- La pareja como extensión del yo.
- Búsqueda de autonomía.
Adolescencia tardía - Búsqueda de afirmación del proyecto
(preocupación por lo social) personal-social.
- Reestructuración de las relaciones
familiares.
- Locus de control interno.
- Desarrollo de instrumentos para la
adultez.
- Exploración de opciones sociales.
- Avance en la elaboración de la
identidad.
- Duelo parental por la separación
física.
- Grupos afines en lo laboral,
educacional, comunitario.
- Relaciones de pareja con
diferenciación e intimidad.
- Capacidad de autocuidado y cuidado
mutuo.
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Nota: recuperado de Krauskopof (1999).

Esferas de la adolescencia

Esfera biológica

¿Qué cambios biológicos se presentan en esta etapa?

Autores como Santrock (2003), hace énfasis en que los procesos biológicos
hacen referencia a todos los cambios físicos que experimenta un sujeto, añade los
genes, las condiciones hereditarias, el desarrollo cognitivo, el aumento de peso y

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estatura, las habilidades motoras y los cambios hormonales, todos estos procesos
reflejan el papel que desempeñan en el desarrollo adolescente.

Ravera (1974) citado por Feldman (2007) menciona que en cuestión de


meses, un adolescente crece varios centímetros, un aspecto de este cambio es la
racha de crecimiento, una etapa de crecimiento en estatura y peso. Mehran (1997)
citado por Feldman (2007) refiere que a diferencia de los bebes que también crecen
a un ritmo extraordinariamente rápido, los adolescentes son conscientes de lo que
sucede en su cuerpo y reaccionan con pánico o satisfacción, pasando largos ratos en
el espejo, pero son pocos los que son neutrales a cerca de los cambios por los que
están pasando, algunos de los cambios no son solo físicos sino también psicológicos.

Según Silva, et al. (2006), estos aspectos biológicos hace referencia a los
cambios físicos que presentan los adolescentes en esta etapa, como lo son el
crecimiento corporal dado por aumento de peso, estatura y cambio de las formas y
dimensiones corporales; aumento de la masa y la fuerza muscular (más marcadas
en el varón); aumento de la capacidad de trasportación de oxígeno, incremento en
los mecanismos amortiguadores de la sangre, maduración de los pulmones y el
corazón, dando por resultado un mayor rendimiento y recuperación más rápida
frente al ejercicio físico; al incrementarse la velocidad del crecimiento se cambian las
formas y dimensiones corporales, esto no ocurre de manera armónica por lo que es
común que se presenten trastornos como son: torpeza motora, incoordinación,
fatiga, trastornos del sueño entre otros, lo que puede ocasionar trastornos
emocionales y conductuales de manera transitoria, desarrollo sexual caracterizado
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por la maduración de los órganos sexuales, aparición de caracteres sexuales


secundarios y se inicia la capacidad reproductiva (Feldman, 2007).

Para Silva, et al. (2006), es importante considerar siempre que la biología


tiene un valor relativo en cuanto a predisposición, pero que debe tenerse en cuenta
siempre la interrelación con los niveles psicosociales.

Esfera psicológica

Los procesos psicológicos de la adolescencia comienzan en general con la


llegada de la pubertad y los importantes cambios corporales que trae consigo

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(Gaete, 2015). En un inicio, el desarrollo psicológico se caracteriza por la existencia
de egocentrismo, característica normal en los niños y adolescentes el cual disminuye
progresivamente dando paso a un punto sociocéntrico (propio de la adultez). ¿Qué
cambios psicológicos específicos se presentan en esta etapa?

Según Silva et al (2006) hace énfasis en que la adolescencia es una etapa


importante en el desarrollo psicológico pues es aquí donde se establecen los ejes
que forjan la consolidación de su identidad, se consolida la consciencia del yo y su
identidad sexual, además se fortalece su sistema de valores, estos factores
corresponden a su vez a los lineamientos generales de la estructuración de la
personalidad que se ha forjado desde la infancia.

En este sentido Henderson (1976) menciona que la tarea de reformular los


conceptos sobre sí mismo y gestar al acceso de la condición adulta implica la
búsqueda de una nueva identidad que se forja sobre todas las identidades infantiles
anteriores.

La identidad que es un concepto de Erick Erickson se basa en la “percepción


que tiene el sujeto de su propia mismidad a través del tiempo y también en la
percepción de que los demás lo reconocen”. Según Henderson (1976) el concepto
psicosocial que involucra los roles que desempeña el sujeto y el lugar que le es
asignado en la compleja trama de relaciones sociales, la identidad estable de da
cuando se ha llegado a cumplir uno o varios roles en forma continuada, cosa que
para el adolescente es casi imposible, es así que una crisis por la búsqueda de
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identidad es un aspecto normal en la adolescencia. El sujeto va a emerger de la


crisis a medida que va afianzando determinantes aspectos; su relativa autonomía
respecto a su núcleo familiar y sus pares, su identificación sexual, su orientación
vocacional y su escala de valores (Henderson, 1976).

En esta fase los adolescentes suelen mostrarse más analíticos, pasando del
pensamiento abstracto al pensamiento concreto, lo que supone que realicen
diferentes hipótesis, corrijan falsos preceptos, consideren alternativas de solución y
llegar a conclusiones propias, en esta etapa hay una tendencia a la elección de una
ocupación y la necesidad de capacitación para su desempeño; necesidad de

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formulación y respuesta para un proyecto de vida (Aberastuy y Nobe, 1972 citados
por Silva, et al. 2006).

En cuanto a los procesos cognitivos Santrock (2003), menciona que implican


aquellos cambios en el pensamiento y la inteligencia de un individuo, cuando el
desarrollo cognitivo avanza hacia las operaciones formales, los adolescentes se
vuelven capaces de ver las incoherencias y los conflictos entre los roles que ellos
realizan y cumplen, la solución de estos conflictos ayuda a la elaboración de su
identidad (Feldman, 2007).

Esfera socioafectiva

Respecto a los procesos socio-afectivos Santrock (2003), indica que tiene que
son aquellos que tienen que ver con los cambios que se dan en las relaciones de los
individuos con otras personas, las emociones, la personalidad y el papel que
desempeñan los contextos sociales en dicho desarrollo. En la adquisición de
conductas, normas y comportamientos la sociedad es de gran influencia, este
proceso se denomina socialización, el cual pasa por una etapa conflictiva durante la
adolescencia (Brukner, 1975 citado por Santrock, 2003).

Güemes, Ceñal e Hidalgo (2017) enfatizan que en la fase temprana de la


adolescencia se despierta un gran interés por los amigos del propio sexo, cuyas
opiniones adquieren gran importancia, en detrimento con la de los padres, esto
puede considerarse como un estímulo positivo (interés por el deporte, lectura, etc) o
un estímulo negativo (consumo de alcohol, drogas), a medida del desarrollo el papel
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que juegan los amigos es muy importante, produciéndose una intensa integración
con el grupo de iguales y por consecuencia de sus valores, reglas, formas de vestir y
por el contrario se va alejando un poco más de su familia, en la fase tardía el grupo
va perdiendo interés, existe menos exploración y experimentación y se emplea más
tiempo en establecer relaciones más íntimas; se forman parejas (Krauskopf, 1999).

Krauskopf (2011) indica que las relaciones intra-generacionales permiten


afirmar la identidad y refuerzan los procesos de independización, diferenciación; la
identidad grupal condiciona y trasciende la identidad de cada uno de los miembros y
brinda un espacio diferenciador de la familia, en palabras de Baró (1976) citado por

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Krauskopf (1999), el poder de un grupo es uno de los elementos constitutivos de
esa identidad.

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La adolescencia

Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos


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INDICE

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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

Unidad 1

La adolescencia y su desarrollo evolutivo

Objetivo unidad.
Identificar las características bio-psico-sociales del período de la adolescencia
y las sub-fases que se presentan, relacionándolas con el contexto en que se
desarrolla.

Tema 1: La adolescencia

Subtemas:

Subtema 1: El trayecto de la niñez a la pubertad


Subtema 2: Pubertad y adolescencia: definiciones y características
Subtema 3: Elementos específicos de la adolescencia
Subtema 4: cambios cognitivos y sensaciones

Objetivos tema.

Describir las características y los cambios que ocurren en la pubertad.


Describir las características y elementos específicos de la adolescencia.
Describir los cambios a nivel cognitivo y sensaciones durante la adolescencia.
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Introducción

La Organización Mundial de la Salud (OMS) (s.f), define la adolescencia como:

El periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la


niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años. Se trata de una de
las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano, que se
caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios, superado
únicamente por el que experimentan los lactantes. Esta fase de crecimiento y
desarrollo viene condicionada por diversos procesos biológicos. El comienzo
de la pubertad marca el pasaje de la niñez a la adolescencia. (p.1)

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Teniendo en cuenta la definición anterior, es importante destacar que su
concepto no es uniforme aunque existen varias aproximaciones. El origen del
termino adolescencia procede del latín “adolescere” que significa crecer o madurar
(Muus, 1991 citado por Ortuño, 2014). Este concepto hace referencia a sus
principales características, el crecimiento o maduración respecto a la etapa anterior,
la infancia. La maduración se produce en diferentes niveles y compone una de las
transformaciones más relevantes e importantes en el desarrollo humano; a pesar de
existir una serie de marcadores que señalan el comienzo de la misma, su inicio y su
finalización carecen de uniformidad; por tanto comprender este tema y su desarrollo
depende de la sociedad, el momento histórico y de distintas aproximaciones como
los ámbitos físico, emocional, y cultural (Ortuño, 2014). En este sentido ¿Qué se
entiende por adolescencia?

Resulta difícil llegar a un acuerdo respecto a los significados de este concepto


ya que se lo puede entender y abordar desde diferentes perspectivas. En este
panorama García y Parada (2017) mencionan que de acuerdo con la visión
disciplinar que se la defina, la adolescencia ha sido percibida de varias maneras;
entre ellas como “un periodo de metamorfosis”; “una entidad semipatológica”; “un
duelo del cuerpo infantil, un nuevo cuerpo de características inéditas en cuanto a
responsabilidades y creatividad”; “una etapa de crisis; una etapa biológica con
características específicas por grupos etarios en la cual se alcanza la madurez
sexual”; “el logro de la madurez sexual y posibilidad de reproducirse” o “un proceso
universal de cambio con connotaciones externas particulares de cada cultura”
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(Freud, 1905; Cadavid, 1924; Aberastury y Knobel, 191; Erickson, 1971; OMS, 1995;
Papalia, Wendkoss y Duskin, 2005, Aberastury, 2006 citados por Garcia y Parada,
2017).

En este orden de ideas Dávila (2004) menciona que el concepto de


adolescencia corresponde a una construcción social, histórico, cultural y relacional,
que a través de las diferentes épocas y procesos históricos y sociales han ido
adquiriendo denotaciones y delimitaciones diferentes, Giddens (2000) citado por
García y Parada (2017) expresa que se hace necesario entender que el ser humano
interactúa en el medio sociocultural, ya que es la “construcción de una de una

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urdimbre social que se va gestando de acuerdo con el contexto social, histórico,
político y cultural”.

Para García y Parada (2017), entender al ser humano como “aquel que
interactúa en un medio sociocultural, particular en cada contexto y que a partir de
sus vivencias, percibe experiencias que lo transforman en medio de la vida cotidiana,
se considera necesario pluralizar al momento de hacer referencia a estos colectivos
sociales” (pp. 350). Por ello Dávila (2004) menciona la necesidad de hablar y
concebir diferentes “adolescencias”, en un amplio sentido de la heterogeneidad que
se puede presentar, pues ser adolescente, entonces puede significarse de múltiples
formas y contextualizarse tanto histórica como geográficamente de manera distinta.

Los cambios que se dan en el desarrollo son el resultado de los procesos


biológicos, cognitivos y socioemocionales, estos procesos están entrelazados entre si
conforme el adolescente se va desarrollando (Santrock, 2003).

Desarrollo de subtemas

Trayecto de la niñez a la pubertad

Sánchez (2006) hace énfasis en que “en el transcurso de la vida, se pasa por
momentos complejos y definitorios de lo que estamos haciendo y lo que seremos
más adelante” (p. 437). Es por esto que en este camino de la transición de la
infancia a la adolescencia se integra, sintetiza y expresa las crisis de las etapas
anteriores (Erickson, 1992 citado por Sánchez, 2006). Este trayecto constituye un
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paso decisivo, una reconstrucción vital de nuestro ser que nos lleva a resurgir como
individuos nuevos hacia el reto de ser adultos (Sánchez, 2006). En esa medida
¿Cuáles son las características específicas que se presentan en esta transición?

Henderson (1976) refiere que la pubertad es un periodo bien delimitado,


quizás por estar marcado por hechos biológicos. Se define como “el periodo en que
madura el aparato sexual, manifestándose este por la aparición de la menstruación
en la mujer y por la emisión del semen en el varón, siendo el sujeto desde ese
momento capaz de procrear” (pp. 21).

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Henderson (1976) refiere que la pubertad se caracteriza por el brote de
crecimiento característico de la edad y acompañado por la adquisición de los
caracteres sexuales secundarios, lo cual hace que la conformación corporal infantil
se pierda definitivamente.

Santrock (2003) menciona que estas transiciones evolutivas en la vida del ser
humano suelen ser coyunturas importantes; por tanto la transición de la infancia a la
pubertad implica una serie de cambios biológicos, cognitivos y emocionales. ¿Cuáles
son los cambios que se presentan en esta etapa?

Santrock (2003), menciona que entre los cambios biológicos se puede señalar
la pubertad con su estirón, los cambios hormonales, y la maduración sexual; además
durante la pubertad o adolescencia temprana se producen una serie de cambios en
el cerebro que permiten pensar de manera más compleja, también se producen
cambios en las pautas de sueño.

En esta misma línea Santrock (2003), indica que entre los cambios cognitivos
que se asocian a esta transición se encuentran el incremento del pensamiento
abstracto, idealista y lógico, es así que cuando los niños pasan a ser adolescentes
comienzan a pensar de una forma más egocéntrica, adquieren mayores
responsabilidades en cuanto a la toma de decisiones que durante su infancia.

Santrock (2003) hace referencia a los cambios socioemocionales como lo que


acompañan a esta transición es que existe un mayor deseo de independencia, el
incremento de los conflictos con los padres, y una mayor motivación por pasar el
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tiempo con sus iguales, las conversaciones con los amigos se vuelven más íntimas
caracterizadas por una mayor implicación personal, el rendimiento escolar se
convierte en algo más serio y aumentan los problemas académicos, los cambios en
la maduración sexual se asocian a un mayor interés por las citas y las relaciones de
pareja, además se pueden presentar más cambios anímicos que en los niños
(Papalia, Wendkos & Duskin 2009).

Para Santrock (2003) es importante resaltar que la transición de la infancia a


la adolescencia es compleja y multidimensional, implicando cambios en diferentes

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aspectos de la vida del individuo, por lo que completar eficazmente esta transición
se requiere capacidad de adaptación y el apoyo de su red de apoyo más cercana.

Papalia, Wendkos & Duskin (2009) hace referencia a que algunas


investigaciones atribuyen el aumento de la emocionalidad y cambios de estado de
ánimo en la adolescencia temprana o pubertad a los desarrollos hormonales
presentes en esta etapa. De hecho, las emociones negativas, como la angustia y la
hostilidad, al igual que los síntomas de depresión en las niñas, aumenta
progresivamente con la pubertad (Susan y Rogol, 2014; citados por Papalia,
Wendkos & Duskin, 2009). Sin embargo, otras investigaciones demuestran que
factores como el sexo, la edad, temperamento y momento de ocurrencia de la
pubertad, quizá moderen o anulen las influencias hormonales (Kaplowitz et al,.
1999; citados por Papalia, Wendkos & Duskin, 2009).

Pubertad y adolescencia: definiciones y características generales

Pubertad.

Adolescencia y pubertad no son términos sinónimos, más bien el primero


representa un proceso más amplio que incluye al segundo (Izco, 2007), según el
autor el concepto de pubertad tiene que ver únicamente con el desarrollo biológico,
este proceso por lo común puede durar de tres a cuatro años en ambos sexos y
acaba mucho antes que finalice la adolescencia, considerándola como el marcador
del inicio de dicha etapa; (Santrock, 2003) define la pubertad como “un periodo en
el que se produce una maduración física rápida asociada a los cambios corporales y
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hormonales que tienen lugar durante la adolescencia temprana”. Henderson (1976)


señala que los cambios biológicos condicionan una pérdida definitiva del cuerpo
infantil. En este orden de ideas durante la pubertad ¿Cómo cambia nuestro cuerpo
en esta etapa del desarrollo?

Henderson (1976) menciona que los cambios puberales son vividas de forma
muy intensa y distinta, esto implica como el niño acepta o no los atributos de su
sexo y según conceda valor de lo que ha perdido y lo que ha adquirido, en este
sentido la pubertad fija rumbos, límites y pone en marcha el abandono de la
condición infantil y del lazo con los padres.

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Es así que la pubertad es considerada como un fenómeno biológico complejo
a través del cual se desarrollan los caracteres sexuales secundarios, se obtiene la
maduración sexual completa y también se manifiesta con cambios conductuales y
psicológicos (Soriano y Argente, 2017). Papalia, Wendkos & Duskin (2009)
mencionan que estos cambios son parte de un proceso largo y complejo de
maduración que comienza incluso antes del nacimiento, y sus ramificaciones
psicológicas pueden continuar hasta la adultez.

Susman y Rogol (2004) citados por Papalia, Wendkos & Duskin (2009)
refieren que en la actualidad los cambios que enuncia la pubertad comienzan
típicamente a los ocho años en las niñas y a los nueve años en los varones, pero
existe un amplio rango de edades para diversos cambios (tabla 1).

Tabla 1:

Secuencia común de cambios fisiológicos en la adolescencia

Características femeninas Edad de primera aparición


Crecimiento mamario 6-13 años
Crecimiento de vello púbico 6-14 años
Crecimiento rápido del cuerpo 9.5 y 14.5 años
Menarquia 10 y 16.5 años
Aparición de vello axilar Aproximadamente dos años después de
Aumento en la secreción de glándulas la aparición del vello púbico
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sebáceas y sudoríparas (que pueden Casi al mismo tiempo que la aparición


conducir al acné) del vello axilar
Características masculinas Edad de primera aparición
Crecimiento de testículos y escroto 9-13.5 años
Crecimiento de vello púbico 12-16 años
Crecimiento rápido del cuerpo 10.5- 16 años
Crecimiento del pene, glándula 11-14.5 años
prostática, vesículas seminales Prácticamente al mismo tiempo que el
Cambio en la voz crecimiento del pene
Espermarquia Cerca de una año después de comenzar

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Aparición del vello facial y axilar el crecimiento del pene
Aumento en secreción de glándulas Aproximadamente dos años después de
sebáceas y sudoríparas (que pueden la aparición del vello púbico
conducir al acné) Casi al mismo tiempo que la aparición
del vello axilar
Nota: recuperado de Papalia, Wendkos & Duskin (2009).

Feldman (2007) refiere que la pubertad es el periodo durante el cual los


órganos sexuales maduran, empieza cuando la hipófisis cerebral indica a otras
glándulas del cuerpo de los niños que produzcan las hormonas sexuales, andrógenos
(hormonas masculinas) y estrógenos (hormonas femeninas) en niveles adultos. La
hipófisis también ordena al cuerpo que incremente la producción de hormonas del
crecimiento que interactúan con las hormonas sexuales para producir la racha del
crecimiento y la pubertad.

Papalia, Wendkos & Duskin, (2009) exponen que esta etapa está
caracterizada por el desarrollo de características primarias y secundarias.

Las características primarias son los órganos necesarios para la reproducción.


en las mujeres, los órganos sexuales incluyen los ovarios, las trompas de
escroto, vesículas seminales y próstata, durante la pubertad estos órganos
crecen y maduran (p. 465).

Respecto a las características secundarias Papalia, Wendkos & Duskin, (2009)


hacen referencia a
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Los signos fisiológicos de maduración sexual que no implican directamente los


órganos sexuales, un ejemplo son las mamas en las mujeres y los hombros
amplios en los varones, otras características sexuales secundarias son los
cambios en la voz y la textura de la piel, desarrollo muscular y crecimiento de
vello púbico, facial, axilar y corporal (p. 465).

Papalia, Wendkos & Duskin, (2009) expresan que es difícil generalizar


respecto a los efectos psicológicos al inicio del momento de la pubertad porque esta
depende de la forma en que el o la adolescente y personas que giren en su entorno

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interpreten dichos cambios. Los efectos de la maduración temprana o tardía tienden
a ser negativos cuando los adolescentes están mucho más o menos desarrollados
que sus iguales, cuando no consideran que los cambios sean ventajosos y cuando
sucesos estresantes como la llegada de la pubertad o el inicio de la secundaria
ocurren al mismo tiempo (Peterse, 1993; Simmons, Blyth y McKinney, 1983 citados
por Papalia, Wendkos & Duskin, 2009).

Por otra parte Urquijo y Gonzales (1997) analiza que el púber se encuentra,
por las características de sus cambios, en un periodo transitorio de confusión que
rompe con la identidad infantil y enfrenta al Yo con nuevos objetivos, impulsos y
ansiedades. Es así que

el adolescente en esta etapa percibe su cuerpo como extraño, cambiado y con


nuevos impulsos y sensaciones, se percibe así mismo como diferente a lo que
fue, nota cambiadas sus ideas, metas y pensamientos y percibe que los
demás no lo perciben como antes y necesita hacer un esfuerzo más activo y
diferente para obtener respuestas que lo orienten (p.9).

Adolescencia.

Krauskcopf (2017), hace énfasis en que el desarrollo del ser humano tiene
que ver con el progreso personal y social; este avanza en la adolescencia mediante
la “actualización de capacidades que permiten la convivencia social positiva,
rescatando las necesidades personales y el progreso conectivo en un ajuste e
integración”. Como ya se ha mencionado anteriormente la adolescencia es un
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periodo vital en el desarrollo del ser humano, definirla es aun complicado debido a
los diferentes enfoques que se le pueden brindar, además que para el desarrollo de
la misma es indispensable tener en cuenta todos los factores que pueden influir
como los biológicos, psicológicos y culturales.

Es así que el termino adolescencia es visto como un constructo cultural,


concebido por lo general como un periodo biopsicosocial comprendido entre los 10 y
20 años aproximadamente, aquí se presentan cambios importantes a nivel corporal,
así como también la adaptación a nuevas estructuras psicológicas y ambientales que
conducen de la infancia a la adultez (Silva, et al. 2006).

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Debido a la multiplicidad de conceptos Lozano (2014), hace énfasis en que los
rasgos constitutivos de la adolescencia, muy variados y heterogéneos, no se deben
entender como predicados permanentes e inmutables, sino que por el contrario se
deber ver como realidades cambiantes en el mismo curso de la adolescencia.

Elementos específicos de la adolescencia

Castillo (1999) citado por Bendeck (2019) menciona que:

La adolescencia es entendida como una fase de desarrollo del hombre que


permite el paso de la infancia a la adultez, es una etapa “puente” pero
transitoria, entre dos realidades muy alejadas y diferentes entre sí; infancia y
adultez, esta es una época de maduración y crecimiento, los cambios de esta
etapa se presentan como una oportunidad de cambio cualitativo de la
persona.

Como lo menciona Silva, et al. (2006) se debe considerar que cuando se


habla de adolescentes se hace referencia a personas que viven en contextos socio –
históricos cambiantes, que han desarrollado las potencialidades de nuestra especie
casi completamente; capaces de realizar una acción simbólica en función de la
imagen que tengan del mundo y de sí mismos, ofrecidas por su cultura y también
con su relación con otros individuos con los cuales están construyendo una historia
personal de vida con un significado y valores.

Etapas de la adolescencia.
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La adolescencia representa la segunda etapa de un proceso y el desarrollo


evolutivo que experimenta cualquier persona. Como ya se ha señalado esta etapa
que es de carácter transitoria, se prolonga en el tiempo durante varios años y
precisamente por su larga duración contribuye a incrementar la diversidad de
quienes se encuentran inmersos en este proceso. Es por ello que existen y se
evidencian diferencias notables entre un adolescente y otro, en ese sentido es
importante referir que dentro del gran grupo de adolescentes concurren diversos
sub-grupos que experimentan momentos vitales distintos (Izco, 2007). ¿Cuáles son

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las etapas de la adolescencia? Y ¿ qué cambios que se presentan en cada una de
ellas?

A continuación para dar respuesta a nuestras preguntas se tendrá en cuenta


el modelo que expone Bendeck (2019), sobre las fases de la adolescencia, en donde
destaca que las edades señaladas son orientativas y que las mujeres empiezan y
terminan el periodo de adolescencia un año antes que los varones
aproximadamente.

Bendeck (2019). Además se debe hacer énfasis en que las dimensiones más
destacadas del desarrollo del adolescente se dan en el plano intelectual, moral,
sexual, social y en la elaboración de la identidad; es importante destacar que no se
trata de consecuencias rígidas, pues las aceleraciones y desaceleraciones de los
procesos dependen, de las diferentes subculturas, la situación socioeconómica, los
recursos personales y tendencias previas, los niveles alcanzados de la salud mental y
el desarrollo biológico, las interacciones con el entorno y entre otras las relaciones
de género e intergeneracionales (Krauskopf, 1999 citada en Krauskopf, 2017)

Adolescencia inicial o puberal.

Bendeck (2019), menciona que esta etapa por lo general inicia en la pubertad
(10-12 años), en donde se presentan los primeros cambios físicos, se producen
ciertos cambios psicológicos que posiblemente son consecuencias de los cambios
físicos (Izco, 2007) e inicia el proceso de maduración cognitiva que tiene repercusión
sobre el funcionamiento del sistema nervioso.
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El púber puede sentirse admirado y sorprendido debido a lo que está


sucediendo, se pregunta sobre su sentido y su porqué. La gran mayoría de estos
cambios no son provocados por él mismo sino que son el resultado de su biología y
es que sus órganos sexuales se están desarrollando (Krauskopf, 2017).

Según Bendeck (2019), es aquí donde se fundamenta la intimidad, pasando


del pensamiento concreto al pensamiento abstracto, dicho de otra forma es donde
comienza a forjar un mundo interior o una interioridad, este es un elemento de
suma importancia para lograr desarrollar una personalidad independiente, pueden

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surgir situaciones en donde se da cuenta, es consciente de sus diferencias respecto
a los demás.

Por lo general el adolescente intenta crear su criterio, en cuanto a lo social


quiere dejar de relacionarse y de ser relacionado con los niños, pero percibe que aún
no es aceptado por los adolescentes. Crece en la persona una inseguridad que
posiblemente no existía en la infancia, obtiene conciencia de sus limitaciones y
debilidades y se siente algo solo e indefenso ante ellas (Bendeck, 2019).

Al mismo tiempo la inestabilidad motriz y afectiva puede hacerse presentes;


también surge un mecanismo de defensa que va orientado a la protección de sí
mismo debido a cómo percibe el mundo, como algo incierto, la respuesta ante ello
es no compartir esa intimidad. A pesar de todo lo mencionado se considera esta
etapa como relativamente tranquila (Castillo, 1999 citado por Bendeck, 2019).

Adolescencia media.

Bendeck (2019) expresa que se encuentra comprendida entre los 13 y 17


años, esta fase se caracteriza por una búsqueda marcada de nuevas formas de
comportamiento junto con una ruptura definitiva con la infancia (Castillo, 1999
citado en Bendeck, 2019). Se puede decir que se pasa del “despertar del yo” al
“descubrimiento consciente del yo”. El adolescente promedio se va conociendo,
profundiza en sí mismo y comienza a reflexionar personalmente, a sentirse alguien y
a quererlo ser cada vez más.
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Bendeck (2019) menciona que el elemento esencialmente diferente con la


etapa anterior es que el nivel de reflexión es mucho más profundo respecto a los
cambios que experimenta, ahora quiere ahondar en el sentido que tienen y
explicarse cada tema, es como si necesitara formar su concepción y la percepción
que tiene del mundo.

Por ello según (Izco, 2007) entre otras cosas, esta fase se caracteriza por

la aparición de conductas contradictorias, el adolescente se mueve entre la


inseguridad y rebeldía “en esta crisis interna y de la personalidad, el joven se

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enfrenta de manera caótica a una serie de retos que ha de superar con la
llegada a ser un adulto (p. 78).

Según Bendeck (2019), de aquí se puede visibilizar porque en algunas


ocasiones de la inestabilidad afectiva, ya que en ocasiones el adolescente aún no
cuenta con posturas definitivas respecto a las diferentes realidades que se le
presentan, por lo tanto es natural que surja una rebeldía ante aquellas situaciones,
especialmente cuando se exige que actué de cierta forma, por ello se refleja una
actitud de inconformismo y agresividad ante su inestabilidad afectiva; diferencia de
la anterior, esta fase puede llegar a ser negativa. Porque parece “negar cuánto hay
de razonable y elevado y hallarse en camino de retroceso” (Vallerstein, 1967 citado
por Bendeck, 2019).

Las consecuencias de este proceso tienen que ver con la profundización de la


intimidad, un pensamiento más reflexivo, exaltación de la libertad, el distanciamiento
con respecto a la niñez y todo lo que conlleva y los sentimientos de duda e inclusive
de inferioridad. Poco a poco el adolescente se va conociendo poco a poco, detectas
sus limitaciones, identifica lo que es y lo que le gustaría llegar a ser (Izco, 2007).

Por tanto la segunda adolescencia consiste en empezar a descubrirse en


palabras de Guembe y Goñi (2004) citados por Izco (2007) “al igual que para un
niño todo lo que le rodea es nuevo, para el adolescente lo es todo lo que siente
dentro de sí, sin darse cuenta se va haciendo adulto” (p.11).

Adolescencia superior o tardía.


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Según Bendeck (2019), puede desarrollarse entre los 16 a los 20 años, esta
fase se caracteriza porque presenta mayor optimismo sobre el concepto que ha
desarrollado sobre sí mismo, es aquí donde el adolescente suele recobrar el
equilibrio perdido en las dos anteriores fases; el adolescente comienza a
comprenderse y encontrarse con sí mismo y se siente usualmente ya integrado en el
mundo que vive.

Ahora bien es importante aclarar que no siempre se llega a ese nivel de


desarrollo, existen adolescentes que a pesar de encontrarse cronológicamente en

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esta fase aún se encuentran anclados a alguna de las anteriores (Castillo, 1999
citado por Bendeck, 2019).

Según Izco (2007) es el momento en el que el joven ha dejado de reaccionar


de manera imprevisible contra todo y contra todos, quedan lejos los episodios de
rebeldía, recupera la vida armónica con su familia; convive armónicamente con el
entorno y se afianzan en su interior los valores positivos.

Es esta etapa donde el optimismo sobre el concepto de sí mismo es afirmado;


la afirmación positiva es lo que predomina, aún existe un afán de comprender y ser
comprendido. Algunos llaman a este momento como “el despertar del yo mejor”.
Esta es la etapa donde se deben tomar y asumir decisiones importantes junto con el
sentido de responsabilidad que implicaran trazarse un proyecto de vida (Krauskopf,
2017).

Cambios durante la adolescencia.

Como lo menciona Silva, et al. (2006), se puede sintetizar los principales


hechos que caracterizan a la adolescencia, con relativa independencia de las
influencias sociales, culturales y étnicas en los siguientes aspectos; biológicos y
psicológicos.

Aspectos biológicos

Según Silva, et al. (2006), a estos aspectos biológicos hace referencia el


crecimiento corporal dado por aumento de peso, estatura y cambio de las formas y
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dimensiones corporales; umento de la masa y la fuerza muscular (más marcadas en


el varón); aumento de la capacidad de trasportación de oxígeno, incremento en los
mecanismos amortiguadores de la sangre, maduración de los pulmones y el corazón,
dando por resultado un mayor rendimiento y recuperación más rápida frente al
ejercicio físico; al incrementarse la velocidad del crecimiento se cambian las formas y
dimensiones corporales, esto no ocurre de manera armónica por lo que es común
que se presenten trastornos como son: torpeza motora, incoordinación, fatiga,
trastornos del sueño entre otros, lo que puede ocasionar trastornos emocionales y
conductuales de manera transitoria, desarrollo sexual caracterizado por la

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maduración de los órganos sexuales, aparición de caracteres sexuales secundarios y
se inicia la capacidad reproductiva.

Para Silva, et al. (2006), es importante considerar siempre que la biología


tiene un valor relativo en cuanto a predisposición, pero que debe tenerse en cuenta
siempre la interrelación con los niveles psicosociales.

Aspectos psicológicos

Silva, et al. (2006) refiere que la adolescencia es una etapa importante en el


desarrollo psicológico de un ser humano, pues es en esta etapa donde se forja su
personalidad, se consolida la consciencia del YO (adquirida en la primera infancia),
se consolida su identidad sexual y se fortalece su sistema de valores, entre los
aspectos más relevantes se encuentran la búsqueda de sí mismo, de su identidad,
una necesidad de independencia y tendencia grupal, evolución del pensamiento
concreto al abstracto, manifestaciones y conductas sexuales relacionadas con el
desarrollo de su identidad sexual, tendencia a contradicciones en las manifestaciones
de su conducta y fluctuaciones del estado anímico, una relación especial que puede
llegar a ser conflictiva con los padres, actitud social reivindicativa.

En esta fase los adolescentes suelen mostrarse más analíticos, formulando


diferentes hipótesis, corrigiendo falsos preceptos, considerando alternativas de
solución y llegando a conclusiones propias respecto a un tema. Existe una tendencia
a la elección de una ocupación y la necesidad de capacitación para su desempeño;
necesidad de formulación y respuesta para un proyecto de vida (Aberastuy y Nobe,
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1972 citados por Silva, et al. 2006).

Silva, et al (2006) hace hincapié en que en la adolescencia se establecen los


ejes para la constitución de la identidad juvenil y adulta; estos ejes corresponden a
su vez a los lineamientos generales de la estructuración de la personalidad que se ha
forjado desde la infancia.

Por otra parte Santrock (2003) refiere la naturaleza del desarrollo


mencionando que la adolescencia está determinada por procesos biológicos,
cognitivos y socioemocionales.

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Autores como Santrock (2003), hace énfasis en que los procesos biológicos
hacen referencia a los cambios físicos que experimenta un individuo, como ya se ha
mencionado anteriormente, además añade los genes, el desarrollo del cerebro, el
aumento de peso y estatura, las habilidades motoras y los cambios hormonales de la
pubertad, todos ellos reflejan el papel que desempeñan en el desarrollo adolescente.

En cuanto a los procesos cognitivos Santrock (2003), menciona que implican


aquellos cambios en el pensamiento y la inteligencia de un individuo, como por
ejemplo memorizar un poema resolver un problema de matemáticas e imaginarse
como será convertirse en una estrella de cine, que reflejan los procesos cognitivos
que se involucran en esta etapa; conforme el desarrollo cognitivo avanza hacia las
operaciones formales , los adolescentes se vuelven capaces de ver las incoherencias
y los conflictos entre los roles que ellos realizan y los demás, la solución de estos
conflictos ayuda a la elaboración de su identidad (Feldman, 2007).

Respecto a los procesos socioemocionales Santrock (2003), indica que tiene


que ver con aquellos cambios que se dan en las relaciones de los individuos con
otras personas, las emociones, la personalidad y el papel que desempeñan los
contextos sociales en dicho desarrollo. En la adquisición de conductas, normas y
comportamientos la sociedad es de gran influencia, este proceso se denomina
socialización, el cual pasa por una etapa conflictiva durante la adolescencia (Brukner,
1975 citado por Santrock, 2003).

Aquí comportamientos como responder a los padres, agredir a otro,


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desarrollar asertividad la alegría de estar en una fiesta o reunión con sus amigos y la
orientación de los roles sexuales de la sociedad reflejan el papel que desempeñan
los procesos socioemocionales en el desarrollo del adolescente (Santrock, 2003).

Cambios cognitivos y sensaciones

Santrock (2003) alude que los adolescentes no son solo seres biológicos,
también son seres mentales, refiere que en esta etapa se producen cambios
importantes en la cognición, aunque existes variaciones entre adolescentes, debido a
los factores que influyen en su desarrollo como ya se lo ha mencionado, los
adolescentes poseen habilidades cognitivas más sofisticadas que los niños, estos

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cambios que tienen lugar en el pensamiento de los adolescentes no solo les permite
resolver problemas más complejos en diferentes áreas académicas sino que también
logran modificar la forma en que analizan su vida a nivel social. ¿Cómo se presentan
los cambios en la cognición del adolescente?

Por otra parte es importante resaltar que el pensamiento adolescente no se


encuentra eximido de los cambios que se presentan en la adolescencia; estas
modificaciones producto del desarrollo que se observa en función de lo hereditario,
la maduración, la interacción social y los procesos cognitivos de equilibración,
otorgan al adolescentes nuevas herramientas para poder manejar información
(Urquijo y Gonzalez, 1997). En este sentido los autores mencionan que ir
modificando las características de sus vínculos infantiles, los adolescentes cambian
su forma de pensar lo que le permite operar de manera eficiente en el mundo y
adquiere la capacidad para vincularse con la realidad de otra manera, es decir, se
inicia con el pasaje de la acción al pensamiento, para transformarse en una nueva
forma de operar, ya no solo sobre objetos reales sino sobre objetos ideales que
harán posible el establecimiento de nuevas configuraciones cognitivas. Su velocidad
en el procesamiento de información continua en aumento, a pesar de que su
pensamiento siga siendo inmaduro en algunos sentidos, muchos adolescentes ya
tienen la capacidad de razonamiento abstracto y de sofisticaos juicios morales, así
mismo pueden planear de manera más realista el futuro (Papalia, Wendkos &
Duskin, 2009).

Varios autores como Santrock (2003), Papalia, Wendkos & Duskin (2009),
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Feldman (2007), exponen la teoría Piaget la cual es la teoría del desarrollo cognitivo
más conocida y ampliamente comentada., Piaget hizo énfasis en que los
adolescentes están motivados a entender el mundo porque es biológicamente
adaptativo, en esta teoría los adolescentes construyen activamente su mundo, no se
limitan a acumular en sus mentes información procedente del entorno.

Según Papalia, Wendkos & Duskin (2009), para dar este sentido los
adolescentes organizan sus experiencias, clasifican y separan las ideas importantes
de las menos importantes y las conectan entre sí; no solo organizan sus

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observaciones y experiencias, sino que también que adaptan su forma de pensar
para incluir varias ideas, porque la información adicional mejora la comprensión.

Santrock (2003) teniendo como referente la teoría de Piaget, expone que en


la construcción activa de la comprensión los adolescentes utilizan esquemas. Un
esquema es un concepto que existe en la mente del individuo para organizar e
interpretar la información; el interés de Piaget sobre los esquemas se focalizaba en
cómo los niños y adolescentes organizan y dan sentido a su experiencia.

Piaget (1952) citado por Santrock (2003), afirmo que los niños y adolescentes
utilizan dos procesos para usar y adaptar sus esquemas; la asimilación y
acomodación. La asimilación tiene lugar cuando un individuo incorpora información e
un esquema preexistente, en este proceso el esquema no se modifica, respecto a la
acomodación refiere que tiene lugar cuando un sujeto ajusta sus esquemas
preexistentes a nueva información. Además en su teoría expone que la equilibración
es el mecanismo que explica como los niños y adolescentes cambian de un estadio
del pensamiento al siguiente. El cambio tiene lugar cuando se experimenta un
conflicto cognitivo o un desequilibrio al intentar comprender el mundo exterior, al
final como resultado el niño o adolescente tiende a resolver dicho conflicto y alcanza
un nuevo equilibrio cognitivo.

Piaget afirmo que las personas pasan por cuatro estadios o etapas de
pensamiento diferentes: sensoriomotor; preoperacional; de las operaciones
concretas y de las operaciones formales. Haciendo referencia a la última, esta etapa
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puede emerger entre los 11 y 15 años de edad correspondiendo al último estadio


de pensamiento.

Feldman (2007) teniendo en cuenta la teoría piagetiana, expone que es el


periodo donde se desarrolla la habilidad para pensar de manera abstracta; los
adolescentes comienzan a considerar en términos abstractos y no solo en términos
concretos, con capaces de poner a prueba su comprensión de manera sistemática,
los adolescentes usan el razonamiento formal, en el cual empiezan con una “teoría”
general acerca de que pridice el “resultado” particular y por consecuencia deducen

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explicaciones ante dichas situaciones en las que se ven reflejados ese resultado en
particular.

Al respecto Papalia, Wendkos & Duskin (2009) hace referencia que el


concepto de Piaget acerca de las operaciones formales como culminación del
pensamiento maduro es demasiado estrecho, ante ello refiere que la investigación
neopiagetiana sugiere que los procesos de pensamiento en la adolescencia son más
flexibles y variados. El tipo de pensamiento que ejecutan los adolescentes está
vinculado con lo que piensan, al igual que con el contexto y los tipos de información
y pensamiento que se consideran importantes en su cultura (Case y Okamoto, 1996
citado en Papalia, Wendkos & Duskin 2009).

Es más la teoría de Piaget no considera de manera pertinente los avances


cognitivos como el avance en capacidad de procesamiento de información,
acumulación de conocimiento y pericia en campos específicos, y el papel que cumple
la metacongnición, la concienciación y vigilia de los propios procesos y estrategias
mentales; esta capacidad para “pensar en lo que uno está pensando” y por
consiguiente ser capaz de manejar los propios procesos mentales, es decir, una
función ejecutiva mejorada, quizá sea el principal avance del pensamiento
adolescente, el resultado de los cambios en el cerebro, es así que el adolescente va
tomando control de su vida mental, eligen en que pensar, cuando y donde hacerlo y
de esta manera como asignar su esfuerzo cognitivo (Kuhn, 2006).
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La adolescencia

Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos


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INDICE

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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

Unidad 2

Factores psicológicos y conductas de riesgo en la adolescencia

Objetivo unidad.
Reconocer los factores y conductas de riesgo en la adolescencia.

Tema 1: Factores psicológicos de riesgo

Subtemas

Subtema 1: Definición
Subtema 2: Origen y causas de los factores
Subtema 3: Factores de riesgo psicosociales

Objetivos tema.

Realizar una definición respecto a los factores de riesgo en la adolescencia.


Describir el origen y las causas de los factores de riesgo en la adolescencia.
Describir los factores de riesgo psicosociales en la adolescencia.

Introducción

Peñaherrera (1998) refiere que la adolescencia desde una perspectiva del


desarrollo biopsicosocial, es vista como un proceso complejo, esto supone que los
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adolescentes tienen que hacer frente a una variedad de situaciones estresantes de


tipo biológico, psicológico y social que posiblemente los ubica frente a algún
elemento de riesgo, incrementando de esta manera ciertos comportamientos que
involucran su salud integral.

Al respecto Krauskopf (2002) también menciona que los cambios que se


presentan en esta etapa conllevan a un replanteamiento de la definición personal y
social del sujeto a través de una segunda individuación que moviliza diferentes
procesos de exploración, diferenciación de medio familiar, búsqueda de pertenencia
y sentido de vida, los que posiblemente conllevan a una ansiedad transicional y

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vulnerabilidades especificas (Bloss, 1981; Ausubel, 1964; Erickson, 1974 citados por
Krauskpf, 2002)

Respecto a las vulnerabilidades específicas Greshman (1986) citado por


Krauskpf (2002) destaca que los adolescentes no han aprendido a enfrentar
situaciones resultantes de las tensiones propias de su desarrollo y de las condiciones
del ambiente.

En ese sentido Tarín y Navarro (2006) refieren que la adolescencia


representa un periodo crítico en el inicio y afianzamiento de conductas de riesgo, las
cuales se presentan como la evidencia práctica y concreta de la exposición a factores
de riesgo. Por tanto los factores de riesgo “implican determinadas conductas de
riesgo, las cuales son acciones activas o pasivas que involucran peligro para el
bienestar y que conllevan directamente a consecuencias negativas para la salud o
comprometen aspectos del desarrollo” (Argaez, Echeverría, Evia y Carrillo, 2018, p.
260).

El concepto de riesgo en la adolescencia se ha manifestado por la posibilidad


de que las conductas o situaciones específicas conducen a daños en el desarrollo
que pueden afectar tanto el conjunto de sus potencialidades como deteriorar la
salud y bienestar en general (Weinstein, 1992 citado por Krauskpf, 2002).

De lo anterior Páramo (2011) destaca que existen numerosos factores en el


universo adolescente que posiblemente estarían desarrollando ciertas conductas de
riesgo y en cierta medida influenciando en algunas de las patologías más frecuentes
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de la edad, dichos factores tienen un origen tanto interno como externo y estarían
implicados en ellos factores personales, familiares y sociales.

De lo anterior Peñaherrera (1998) refiere que los comportamientos de riesgo


estarán relacionados con

Aquellas conductas que los exponen a interferir el logro de las tareas


normales del desarrollo, la asunción plena de nuevos roles sociales, la
adquisición de habilidades sociales, el despliegue de sentimientos de
adecuación y la competencia social. Sin embargo estos comportamientos

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también pueden formar, en algún sentido, parte de un proceso normal de
adaptación social, a través del cual los individuos se ubican en un medio
social determinado (p. 272).

Para Salas (2018) la situación de vulnerabilidad y la condición de dependencia


en la etapa del desarrollo evolutivo que atraviesa el adolescente, así como también
diferentes situaciones del medio social pueden convertirse en situaciones que
promuevan el desarrollo de ciertas conductas peligrosas o de riesgo, es así que en
cada contexto social y cultural se puede determinar factores tanto protectores como
de riesgo que juegan un papel fundamental en la presencia de dichos
comportamientos.

En este sentido para Peñaherrera (1998) el estudio de estas conductas y


factores de riesgo en la adolescencia ha adquirido gran relevancia e importancia
debido al incremento de adolescentes involucrados en comportamientos como son
los actos delincuenciales, la experimentación con drogas, la deserción escolar, los
embarazos no deseados, las manifestaciones de violencia y pandillaje, entro otros,
que conllevan a una replantación del modo de intervenir, tanto en el ámbito escolar,
el familiar y el personal.

Desarrollo de subtemas

Definición

¿Qué se entiende por factor de riesgo?


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Según la Organización mundial de la salud (OMS) (2013) un factor de riesgo


es “cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su
probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión” (p.1).

Para Pita, Vila y Carpente (2002) los factores de riesgo son:

Cualquier característica o circunstancia detectable de una persona o un grupo


de personas que se sabe asociada con un aumento en la probabilidad de
padecer, desarrollar o estar especialmente expuesto a un proceso mórbido.
Estos factores de riesgo (biológicos, ambientales, de comportamiento, socio-

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culturales, económicos…) pueden sumándose unos a otros, aumentar el
efecto aislado de cada uno de ellos produciendo un fenómeno de interacción
(p.75).

Así también para Gómez (2008) los factores de riesgo son “todas aquellas
situaciones, atributos o cualidades de un sujeto o comunidad que predisponen a una
mayor probabilidad de daño a la salud e incrementa inestabilidad física, psicológica y
social”

En este sentido se puede decir que los factores de riesgo van precedidos por
conductas las cuales “al ser ejecutadas con intencionalidad consciente o no, tiene la
probabilidad de producir un daño, enfermedad o lesión a uno mismo o a los demás”
(Salazar, Ugarte, Vasquéz y Loiz, 2004, p. 179 citado por Garzón, 2018). Por lo tanto
analizarlos e identificarlos es oportuno y pertinente puesto que estos pueden
involucrar peligro para el bienestar y acarrear consecuencias negativas en los
mismos (Gómez, 2008).

Cabe mencionar que los adolescentes específicamente en esta etapa pasan


por periodos críticos asociados a tareas del desarrollo, concretamente en el ámbito
de las relaciones, el aprendizaje y la construcción de la identidad personal (Almonte
y Montt, 2012). Durante la transición biopsicosocial los adolescentes exploran
comportamientos generadores de riesgo, los mismos que pueden comprometer su
salud, supervivencia e inclusive su proyecto de vida (Orbegoso, 2013 citado por
Garzón, 2018). Además “la sensación de omnipotencia e invulnerabilidad con el
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pensamiento mágico de que a ellos no les ocurrirá nada” son algunos de los
componentes para situar al adolescente en situaciones de riesgo (Rivero y Fierro,
2005, p. 23 citado por Garzón, 2018).

Para Papalia, Duskin y Feldman (2012) las condiciones anteriormente


mencionadas posiblemente se deban a que las estructuras del cerebro involucradas
en las emociones, el juicio y la organización de la conducta y el autocontrol, en este
periodo aún no se encuentran totalmente formadas, lo que posiblemente podría
explicar las elecciones poco sensatas de los adolescentes, como la toma de riesgos y
la tendencia a mostrar arrebatos emocionales.

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Por su parte Pineda y Aliño (1999) citados por Salas (2018) definen los
factores de riesgo como aquellos elementos que pueden tener los adolescentes para
tener o presentar un alto nivel de probabilidades de resultados no deseados o de
daño. En este sentido se ha logrado identificar ciertos factores que aunque no
constituyen en si una conducta de riesgo, han sido señaladas como elementos que
incrementan la vulnerabilidad juvenil y que están presentes en el medio en el que el
adolescente se desenvuelve y en sus antecedentes de personalidad (Salas, 2018).
De esta manera se puede expresar que “los factores de riesgo son el escenario
donde se desarrollan las conductas problema o conductas de riesgo” (Díaz y
Gonzales, 2014, p. 2).

Origen y causas de los factores de riesgo

Los factores de riesgo pueden intervenir en la aparición de conductas de


riesgo o problemas en los adolescentes. Para ello se tendrá en cuenta los distintos
enfoques que indica Santrock (2003) se han desarrollado para entender las causas
de este tipo de comportamientos y sus características. Ver tabla 1

Tabla 1

Origen y causas de los factores de riesgo

Factores biológicos. Desde el enfoque biológico los


problemas en los adolescentes se
atribuyen a un funcionamiento
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inadecuado del cuerpo, se centran en el


cerebro y los factores hereditarios y
genéticos como posibles causas de los
problemas.
Factores psicológicos Entre estos factores que pueden
provocar problemas en los adolescentes
se encuentran, los pensamientos
distorsionados, la confusión emocional,
el aprendizaje inadecuado y las

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dificultades para interactuar con otros.
Además se atribuyen a los problemas o
conductas de riesgo presentes en los
adolescentes las experiencias tempranas
estresantes y las experiencias sociales
que tienen con otras personas.
Factores socioculturales Respecto a los factores de riesgo se este
tipo es importante considerar que la
frecuencia e intensidad varían de una
cultura a otra, asociándose estas
variaciones a aspectos sociales,
económicos, tecnológicos y religiosos
existentes en cada una de las culturas.
Enfoque biopsicosocial Se considera que los tres tipos de
factores; biológicos, psicológicos y
socioculturales interactúan en el
desarrollo de conductas de riesgo o
problemas en los adolescentes. Así, por
ejemplo el hecho de que un adolescente
empiece a consumir drogas puede
obedecer a la combinación de dichos
factores, biológicos (predisposición
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genética y procesos cerebrales),


psicológicos (confusión emocional y
dificultades relacionales) y
socioculturales (pobreza). A esta
combinación de factores se le llama
enfoque biopsicosocial.
Nota: autoría propia

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Factores psicosociales de riesgo

Para Arias, Canti y Torres (2017) un riesgo psicosocial puede ser entendido
como un conjunto de circunstancias o hechos personales, familiares o sociales que
tienen relación con un hecho directo, afectando de cierta manera el desarrollo
integral de un individuo.

De lo anterior surge la pregunta ¿Cuáles son los factores de riesgo


psicosocial? Y ¿Cómo influye en el desarrollo del adolescente?

Las características propias de los adolescentes dan origen a diversos factores


de riesgo de tipo psicosocial los cuales pueden ser definidos según Herrera (1999)
como “características o cualidades de una persona o comunidad que se sabe van
unidas a una mayor probabilidad de daño a la salud” (p.39), teniendo en cuenta lo
anterior se podría concretar el factor de riesgo psicosocial como un suceso interno y
externo que afecta el desarrollo físico y psicológico de una persona (Arias, Canti y
Torres, 2017).

Para sintetizar y entender de una manera más clara las múltiples relaciones y
experiencias que involucran directamente al adolescente a fin de resolver de manera
equilibrada las demandas internas y externas, se tendrá en cuenta el modelo de
Barcelata, Durán y Lucio (2004) en donde organiza cinco dimensiones e indicadores
de riesgo; personales, sociales, familiares, educativos y de la salud.

Factores de riesgo personales.


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Para Almonte y Montt (2012) el desarrollo personal está directamente


relacionado con el temperamento y el carácter, el cual está influenciado y
determinado por factores psicosociales, para ello es pertinente ahondar en
situaciones que se involucran directamente con la autoimagen, el autoconcepto y la
autoestima. Ya que en ocasiones según Gómez (2018) las experiencias negativas
tales como; carencias afectivas, criticas hostiles, pérdidas significativas, relaciones
fraternas con componentes de abuso, producen daños en la integridad y se
convierten en un factor de riesgo para desarrollar baja autoestima, autoeficiencia y
estilos de afrontamiento.

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De lo anterior se evidencia entonces que las respuestas emergentes como
conductas concretas de riesgo (violencia, droga, embarazos, suicidio, etc) se
vinculan a factores de riesgo de tipo personal.

Los cuales según Gómez (2016) son:

Historia personal; modo de resolver situaciones infantiles de conflicto;


programación neurobiológica; la utilización de determinados mecanismos
habituales de defensa frente a situaciones desestabilizadoras de la identidad;
la percepción subjetiva del impacto de las experiencias; la capacidad de
afrontamiento con que se maneja y el grado de capacidad y flexibilidad
cognitiva para la resolución de problemas, etc. (p.2).

La interacción de estos aspectos determina la forma en que el adolescente


afronta y resuelve los riesgos asumiéndolos como respuestas adaptativas (Gómez,
2016).

En este sentido cabría preguntarse ¿Por qué los adolescentes adoptan estas
conductas de riesgo que ponen en riesgo su salud y bienestar en general?

Para ello Gómez (2016) refiere que los adolescentes en muchas ocasiones no
perciben el riesgo como tal, por una característica evolutiva propia de este periodo:
el egocentrismo” ellos fantasean historias personales en las que no se perciben
expuestos a ningún riesgo”. (p. 2). Lo anterior conlleva a que presentan una
sensación de invulnerabilidad que les hace sentirse inmunes, es decir; uno de los
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factores de riesgo de más peso en este periodo, es justamente, la misma conducta


de riesgo propia de la adolescencia (Gómez, 2016).

Gómez (2016) refiere que además los rasgos y características de personalidad


juegan un papel fundamental en los adolescentes que buscan experimentar estas
conductas de riesgo, entre estas se encuentran la necesidad de estimulación
permanente y búsqueda de novedad, aventura; alto nivel de actividad, energía y
dinamismo; dificultad del control de impulsos; necesidad de demostrar que son
pensadores independientes y que pueden resolver sus propios problemas y
conflictos; rechazar los planes a largo plazo, prefiriendo responder rápidamente a

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cada situación sin previo análisis de consecuencias; compromiso en ciertas
conductas aun sabiendo que resulten en consecuencias negativas (Gómez, 2016).

Hay autores como Peñaherrera (1998) que defienden y entienden que las
conductas de riesgo cumplen un papel positivo con respecto a una función
adaptativa y que pueden ser funcionales para que el adolescente: logre su
autonomía; cuestione normas y valores vigentes; aprendan a enfrentar situaciones
de ansiedad y frustración; anticipen experiencias de fracaso; logren la estructuración
de su personalidad y afirmen y consoliden su proceso de maduración.

Factores de riesgo familiares.

Para Garzón (2018) la familia es el grupo de personas más próximas a un


individuo, estas ofrecen apoyo, cercanía, paciencia, seguridad y estabilidad; además
que es la primera institución que impone reglas y normas morales que influyen en
las diferentes relaciones en que el adolescente se desenvuelve.

Según Garzón (2018) en ocasiones la familia práctica modelos inadecuados de


autoridad que pueden volverse en un factor de riesgo sobre todo cuando tienen un
impacto negativo, entre estos factores se encuentran; trato violento, baja
autoestima, comunicación indirecta, normas rígidas e inhumanas, enlace temeroso y
acusador con la sociedad. Para entender la dinámica familiar es importante hacer
énfasis en los modelos de autoridad que se practican, estos permiten conocer como
es la conformación familiar y dinámica familiar y las formas de interacción del
adolescente (Barcelata, Durán y Lucio, 2004).
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A continuación se tiene en cuenta los modelos de autoridad que se pueden


convertir en un riesgo para la vida de los adolescentes

Tabla 2

Estilos de crianza

Estilo de crianza Padres Adolescentes


Estilo autoritario Imponen voluntad sin No tienen iniciativa, no
reconocer derechos. pueden tomar decisiones.

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Estilo sobreprotector Control absoluto. No logra la
Padres muy sensibles y independización y
cariñosos. autonomía.
Estilo arbitrario Rigen sus acciones por el Inseguros, desprotegidos
estado de ánimo. e insatisfechos.
Brindan poco apoyo, son
considerados fríos
efectivamente.
Estilo punitivo y violento Buscan errores y defectos Resentimiento,
para hacérselo notar. humillación, rabia y
frustración.
Estilo permisivo No imponen reglas ni No se adapta a la
autoridad. sociedad, actúa en función
Evitar regular las a sus propios deseos.
conductas de sus hijos.
Nota: recuperado de Otero (2013) citado por Garzón (2018)

Según Almonte y Montt (2012) estos estilos de crianza alteran el desarrollo


adecuado de la identidad de los adolescentes, ya que por lo general se presentan
emociones perturbadoras que llegan a generar desilusión, decepción y heridas que
ponen en duda ciertas creencias y deseos que forman un Yo inseguro y confundido
acerca de su futuro. Además la falta de reglas y normas que se dan por
inconvenientes en el manejo de roles dentro de la familia y la sociedad dificulta o
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limita el adecuado desarrollo de la personalidad, puesto que no logran adaptarse con


facilidad a las normas que rige la sociedad (Arce, 1995 citado por Garzón, 2018).

Factores de riesgo escolar.

Para Barcelata, Durán y Lucio (2004) el colegio es la segunda institución


reguladora en donde pasan mayor tiempo los adolescentes, por lo anterior es de
vital importancia reconocer el desempeño, la adaptación, la automotivación y la
relación que tienen los adolescentes con sus maestros y compañeros.

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Según Almonte y Montt (2012) en ocasiones la falta de recursos sociales,
cognitivos o destrezas físicas para poder destacar en el área escolar, potencia la
frustración, los problemas de aprendizaje, ausentismo, deserción escolar y repetición
del año.

Por otra parte las relaciones con los compañeros pueden verse afectadas
cunado se presenta agresión hacia sus pares, burlas, bullyng y marginación
(Páramo, 2011), estas condiciones pueden aparecer como “fantasmas” y pueden
irrumpir la tranquilidad de los adolescentes porque afectan e influyen de forma
negativa las posibilidades de alcanzar sus metas (Eresta y Delpino, 2012 citado por
Garzón, 2018)

Factores de riesgo social.

Ahora bien, es importante preguntarse ¿Qué papel juga la sociedad respecto


a los factores de riesgo en la adolescencia?

Como lo menciona Gómez (2016) es imprescindible entender “que todo riesgo


supone siempre una perspectiva vincular. Ya que toda acción humana tiene un
destinatario” (p. 4); es decir que toda conducta nos conlleva a considerar estos
factores sociales.

A saber la adolescencia es una etapa en la cual la interacción con sus pares y


la sociedad en general cumplen un papel fundamental ya que tienen que ver en la
inserción (Barcelata, Duran y Lucio, 2004).
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Para Garzón (2018) cuando la inserción se obstaculiza al enfrentarse a


ambientes frustrantes, castigos e intromisiones en la vida privada, el adolescente
puede mostrarse evitativo, aislado de los grupos, negando su interés por participar
actividades propias de su edad (Almonte y Montt, 2012). Esto podría ser un factor
de riesgo ya que algunos adolescentes antes que permanecer solitarios, se incluyen
en grupos marginales, al no encontrar la autoafirmación que requieren la buscan en
dichos grupos en donde fácilmente encuentran patrones inadecuados de conducta
(Rivero y Fierro, 2005 citado por Garzón, 2018).

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Los estímulos sociales han cambiado notoriamente en los últimos años y esto
afecta la construcción de las estructuras de identidad; el choque cultural, la
urbanización, la pérdida de valores, el sentimiento de vulnerabilidad y pobreza entre
otros; son factores que se asocian con las conductas de riesgo en los adolescentes
y agravan también las consecuencias de las mismas (Gómez, 2016).

Factores de riesgo en la salud.

Según Garzón (2018) la adolescencia se encuentra caracterizada por diversas


experiencias novedosas e intensas que amplían las redes sociales y la búsqueda de
su autonomía e independencia, debido a esto, un número considerable de
adolescentes son propensos a experimentar circunstancias que son nocivas para su
salud así como alteraciones con respecto a los hábitos: de higiene, alimentación,
sueño, actividad física, consumo de drogas, tabaquismo, entre otros (Papalia,
Feldman y Martorell, 2012) siendo considerados factores de riesgo que alteran su
bienestar en todas las esferas de su desarrollo.

Aláez y Antona (2003) refieren que en los últimos años la morbilidad y


mortalidad adolescente ha cambiado sustancialmente, ya que las enfermedades
físicas no son su principal causa, sino que por el contrario los principales problemas
de salud (accidentes, consumo de sustancias psicoactivas, trastornos de
comportamiento alimentario o conductas sexuales que conducen a embarazos no
deseados y enfermedades de trasmisión sexual) son consecuencia de los
comportamiento y estilos de vida que siguen. Entre estos se encuentran:
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Actividad física.

Al respecto Páramo (2011) refiere que en este aspecto se encuentra el abuso


de ejercicios extremos que conlleva a una afectación en los músculos mediante
lesiones traumáticas de origen deportivo y por otro lado la falta de ejercicio y la vida
sedentaria ocasionan obesidad, hipertensión, problemas cardiacos y cáncer en la
adultez.

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Hábitos alimenticios.

Aláez y Antona (2003) afirman que de los hábitos alimentarios que mantienen
los jóvenes se destaca una serie de factores que pueden convertirse en situaciones
de riesgo para su salud en un futuro. Para Garzón (2008) los factores de riesgo que
tienen que ver respecto a este tema se encuentran aquellos involucrados en las
dietas que llevan los adolescentes, por un lado aquellos que mantienen unas dietas
estrictas pueden presentar ciertos problemas en cuanto a la deficiencia de nutrientes
y minerales importantes; por otro lado se encuentran aquellos que llevan una
alimentación alta en grasa y colesterol en donde se evidencia una tendencia a
presentar obesidad, triglicéridos, diabetes tipo II, entre otras; en ambos casos
mantener una alimentación inadecuada puede influir para que el adolescente
presente problemas en su salud (Aláez y Antona, 2003).

Por otra parte para Aláez y Antona (2003) también alertan sobre un
incremento en los últimos años de los trastornos del comportamiento alimentario,
como lo son la anorexia y la bulimia

Problemas de sueño.

Según Papalia, Duskin y Feldman (2012) los adolescentes en la actualidad no


presentan una buena higiene en el sueño, duermen menos horas de lo que se
supone deberían por diversos motivos, ya sea porque tienen que hacer tareas,
hablar con alguien, enviar mensajes de texto, navegar en la red o simplemente para
parecer mayores. Para Garzón (2018) estas situaciones se vuelven factores de riesgo
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puesto que “contribuyen a la privación del sueño o al insomnio, lo que afecta la


salud, la concentración, el desempeño escolar, la motivación y además ocasiona
nerviosismo y ansiedad” (p.27).

Consumo de drogas.

Para Madrid y Antona (2000) citados por Alaéz, Madrid y Antona (2003) la
evolución del consumo de sustancias psicoactivas SPA se ha visto influenciado por la
influencia social en el uso de las mismas. Este fenómeno se ha favorecido por la
aparición de nuevas sustancias y la incorporación de población (mujeres y

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adolescentes) a estas prácticas, las cuales hace poco eran habituales tan solo en
población masculina (Alaéz, Madrid y Antona, 2003).

Aunque Papalia, Duskin y Feldman (2012) refieren que la mayoría de los


adolescentes no abusan de las drogas, una minoría si lo hace, teniendo en cuenta
que se encuentran en una etapa de descubrimiento se dejan llevar por la
experimentación e inician de manera precoz el consumo de alcohol, tabaco,
marihuana y posteriormente en muchas ocasiones el uso de estas sustancias
psicoactivas dan lugar a patrones de dependencia y adicción tanto física como
psicológica que en gran medida se consolida en la vida adulta.

Para Madrid (2001) el consumo de SPA en la adolescencia presenta unas


características propias que han generado como se lo puede decir en una cultura de
consumo de SPA puesto que marcan pautas de consumo diferentes a otras épocas,
apareciendo nuevas sustancias o patrones de consumo diferenciados, en todo caso
esta cultura se encuentra caracterizada por el inicio cada vez más precoz, el
policonsumo, la incorporación a esta práctica de mujeres, el consumo en el fin de
semana, la asociación con el ocio nocturno y la utilización de espacios públicos.

Sexualidad.

Alaéz, Madrid y Antona (2003) señalan que los cambios a nivel biológico,
psicológico y social contribuyen a la construcción de identidad sexual y la posibilidad
de reproducirse. Es imprescindible señalar que la salud sexual de los adolescentes
no se suscribe a la prevención de riesgos.
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Para Garzón (2018) el tema de la sexualidad en muchas ocasiones es un tema


censurado, es un tabú de tal modo que en muchas ocasiones las familias por la
presencia de ciertos prejuicios en relación con el tema bloquean o anulan toda la
información al respecto, por esto muchos adolescentes buscan y exploran en otros
lugares debido que el despertar de su sexualidad se ve arraigado a la necesidad de
experimentar conductas naturales, pero estas se vuelven un factor de riesgo cuando
los mitos en torno al sexo o una inadecuada orientación incrementan embarazos no
deseados, abortos y/o enfermedades de trasmisión sexual (Alaéz, Madrid y Antona,
2003)

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Salud mental.

Alaéz, Madrid y Antona (2003) refieren que los trastornos emocionales y de


conducta en la adolescencia hay que tomarlos con precaución, se reconocen que a
partir de los 12-14 años se produce un aumento importante en trastornos de
conducta y control de impulsos como reacciones depresivas y estados de ansiedad.
Se identifica que los trastornos prevalente en la adolescencia son la conducta
antisocial, cefaleas recurrentes y dolores inespecíficos, fugas del hogar, trastornos
de conducta alimentaria y la ideación suicida y autodestructiva (Alaéz, Madrid y
Antona, 2003).
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La adolescencia

Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos


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INDICE

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PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

Unidad 2

Factores psicológicos y conductas de riesgo en la adolescencia

Objetivo unidad.
Reconocer los factores y conductas de riesgo en la adolescencia.

Tema 2: manifestaciones de desajuste, desarrollo normal y patológico

Subtemas:

Subtema 1: Características de las manifestaciones de desajuste


Subtema 2: Indicadores de desajuste
Subtema 3: Definición de normalidad y patología
Subtema 4: Características del desarrollo normal y patológico y factores que
intervienen

Objetivos tema.
Caracterizar las manifestaciones de desajuste en la adolescencia
Describir los indicadores de desajuste en la adolescencia
Definir el concepto de normalidad y patología
Describir las características del desarrollo normal y patológico

Introducción
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La adolescencia según Nieto (2013) es el periodo o fase de adaptación


psicosocial en donde los factores que intervienen en el desarrollo de esta etapa
serán determinados por el contexto en donde se encuentra el individuo y lo
esperado por la sociedad.

En la actualidad según Hernández (2016) se ha observado un incremento en


el interés por el estudio de la salud mental de los adolescentes, dando como
resultado una amplia literatura con respecto a esta etapa especifica del desarrollo,
en donde han surgido temas como tabaquismo, alcoholismo, drogas, salud sexual,
embarazo en adolescentes e infecciones de trasmisión sexual (Santrock, 2003;

2
Papalia, Wendkos & Duskin, 2009; Silva et al, 2006). Estas son consideradas
conductas de riesgo ya que ponen en peligro la salud física y mental de los
adolescentes (Hernández, 2016).

Papalia, Wendkos & Duskin (2009) refiere que se ha demostrado que dichos
comportamientos se encuentran influenciados por elementos de carácter biológicos,
psicológicos, sociales y hereditarios, al encontrarse el adolescente inmerso en su
desarrollo con su grupo de iguales, la familia, la sociedad e inclusive el propio
ambiente. Lo cual hace que el adolescente actué en función de los acontecimientos
que durante esta etapa de su vida se vayan presentando como medio de
afrontamiento ante ciertas demandas ya sean positivas o negativas (Hernández,
2016).

Para Ortuño (2014) las situaciones estresantes desde el punto de vista del
desarrollo, tales como la adquisición de una autonomía funcional, situaciones
sociales nuevas, retos académicos, decisiones vinculadas al futuro académico o
profesión y conflictos interpersonales con los iguales o los adultos referentes. Estos
son aspectos que aumentan la vulnerabilidad y por lo tanto la probabilidad de que se
manifiesten diferentes dificultades en la adolescencia que potencialmente pueden
perdurar a lo largo del tiempo y manifestarse en la época adulta (Ortuño, 2014).

Para Cornella (2013) la llamada “crisis de la adolescencia” ha servido de


coartada durante mucho tiempo para entender (o desentender) la conducta del
adolescente, según el autor no cabe ninguna duda de que se trata de una crisis
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importante, una crisis de “originalidad”. Atendiendo a esta crisis se puede caer en el


error de no dar la suficiente importancia a una situación prodrómica de un trastorno
psicopatológico. Se pueden entender lo patológico como aquello que era una
variante de la normalidad o una situación de riesgo, que requería, más que un
diagnóstico, un seguimiento adecuado (Cornella, 2013, p. 197).

3
Desarrollo de subtemas

Características de las manifestaciones de desajuste

Para Hernández (2016) las manifestaciones de desajuste pueden adoptar la


forma de comportamientos no adaptativos y poco eficaces, en función de que el
sujeto no actúa o actúa de manera incorrecta respecto a situaciones específicas, las
manifestaciones de desajuste pueden implicar afectaciones en la capacidad de
razonamiento, en su comportamiento habitual, el reconocimiento de la realidad y la
adaptación a determinadas condiciones de vida.

Para Moral y Sirvent (2008) los desajustes en la adolescencia a nivel


relacional, afectivo y emocional deberían ser interpretados no como un detonante de
trastorno, sino como una tendencia a experimentar cierta inestabilidad emocional
dentro de los límites normales y generados en buena medida por la mediación de los
cambios psicosociales propios de la adolescencia.

Riquelme, García y Serra (2018) han descrito un importante desajuste


psicosocial en la adolescencia analizando un conjunto de criterios muy amplios que
incluye la autoestima, el consumo de sustancias, el rendimiento académico, o los
problemas de conducta de los adolescentes.

Para Santrock (2003) el espectro de los problemas y desajustes en la


adolescencia es muy amplio, ya que estos varían tanto en gravedad como en su
incidencia en función del sexo y el nivel socioeconómico, así como algunos
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problemas pueden ser de escasa duración; otros pueden persistir durante años.

Al respecto Santrock (2003) menciona que algunos problemas que inciden a


desajustes tienen más probabilidades de aparecer en algunos niveles evolutivos que
en otros, por ejemplo, los miedos son más habituales al principio de la etapa
preescolar, muchos problemas relacionados con los estudios emergen por primera
vez en la etapa escolar y los problemas relacionados con el abusos de sustancias
psicoactivas predominan más en la adolescencia (Achenbach y Edelbrock, 1981
citado por Santrock, 2003).

4
Indicadores de desajuste

Santrock refiere (2003) refiere que los problemas en la adolescencia se


pueden categorizar en dos tipos diferentes: problemas de interiorización y problemas
de exteriorización.

Los problemas de interiorización ocurren cuando la persona dirige sus


problemas hacia su interior. Entre los problemas de interiorización se incluyen la
ansiedad y la depresión. Los problemas de exteriorización ocurren cuando la persona
dirige sus problemas hacia el exterior. Un ejemplo de problemas de exteriorización
es la delincuencia juvenil (p. 377).

¿Qué son los problemas de interiorización y cómo influyen en el desarrollo


adolescente?

Hernández (2016) menciona que los problemas emocionales o internalizados


afectan de una forma sustancial la capacidad de los seres humanos para manejar las
demandas de la vida cotidiana, causando problemas de pensamiento, sentimientos,
conducta personal y relaciones personales. Dichos trastornos pueden ser percibidos
de una forma visible principalmente en el rendimiento académico, en las relaciones
personales y la comunicación de los individuos que los presentan (Hernández, 2016).

Achenbach y Edelbrock (1987) citados por Hernández (2016) definen a los


problemas emocionales como aquellos en los cuales las reacciones emocionales y
cognitivas se manifiestan hacia el propio sujeto, cuya relevación puede darse en
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forma de depresión, fobias, ansiedades, caracterizados por la alta contención de


impulsos.

Para Romero (2015) los problemas emocionales se caracterizan por;


inhabilidad de aprender que no puede ser explicado por factores intelectuales,
sensoriales o de la salud; inhabilidad de formar o mantener relaciones
interpersonales con sus pares, sentimientos o conductas inapropiados bajo
circunstancias normales, un humor general de tristeza y depresión, una tendencia a
desarrollar síntomas físicos o temores asociados con problemas personales.

5
Por otra parte se hace necesario entender ¿Qué son los problemas de
exteriorización y cómo influyen en el desarrollo del adolescente?

Hernández (2016) menciona que los problemas conductuales o externalizados


que se presentan en los adolescentes suelen darse una gran variedad de problemas
conductuales no patológicos hasta serias patologías como trastorno disocial,
negativista, desafiante y antisocial de la personalidad (Paquentin, 2009), inclusive
este tipo de problemáticas son más fáciles de identificar, ya que se ha encontrado la
asociación de la externalización de los daños al medio ambiente, ya que estos al ser
derivados de los conflictos internos con su entorno, provocan un desajuste
conductual (Valdivia, 2014 citado por Hernández, 2016).

Los problemas conductuales o externalizados de acuerdo con Romero (2015)


son definidos como comportamientos y alteración psicológicas del ámbito
conductual, cuyas manifestaciones causan conflicto o daño al entorno y otros
implicando indiferencia o violación y trasgresión de las normas sociales.

Entre los principales problemas conductuales según Romero (2015) en


adolescentes se encuentran; comportamiento disruptivo, conductas de agresión
física, conductas de autoagresión. Por otra parte Aken (1999) citado por Hernández
(2016) menciona que los problemas externalizados crean dificultades en el medio
externo de la persona y entre algunos de ellos se encuentran; la delincuencia,
peleas, drogadicción, conducir arriesgadamente y tener sexo sin protección.

¿Cuáles son algunos de los principales problemas y trastornos que afectan a los
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adolescentes?

Como lo menciona Santrock (2003) entre los que se puede señalar están, el
consumo de drogas y consumo de alcohol, la delincuencia juvenil, los problemas
relacionados con el estudio, los problemas sexuales, la depresión y el suicidio y los
trastornos de alimentación.

Definición de normalidad y patología

Para Cornella (2013) la crisis de la adolescencia supone “una desorganización


temporal, una situación de incertidumbre entre las inseguridades de la infancia y las

6
incógnitas de la edad adulta” (p. 197). Esta crisis plantea un importante interrogante
¿Dónde establecer el límite entre lo normal y lo patológico?

Aberastury y Knobel (1994) establece que el concepto de normalidad no es


fácil de establecer, ya que en general varia en relación con el medio socioeconómico,
político y cultural, es decir, la normalidad se establece sobre las pautas de
adaptación al medio.

Se suele decir que la adolescencia es un periodo que “juega” con los límites
entre lo normal y lo patológico, Seoane (2015) menciona que este periodo va
acompañado de múltiples duelos que originan un desequilibrio y desestabilización en
el aparato psíquico, lo que en algunos casos se puede considerar como patológico.
Para Aberastury y Knobel (1994) los duelos por los que pasan los adolescentes son
procesos básicos y fundamentales, es decir, se debe pasar por cierta conducta
patológica para la estabilización de la personalidad.

Diversos autores como Freire y Maggie (s.f) citado por Seoane (2015);
Aberastury y Knobel (1994) determinan que no es fácil delimitar la normalidad o
patología en la Adolescencia.

Anna Freud citada por Aberastury y Knobel (1994) plantea que

Es muy difícil señalar entre lo normal y lo patológico en la adolescencia, y en


realidad toda la conmoción de este periodo de este periodo de la vida debe ser
estimada como normal, señalando además que sería anormal la presencia de un
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equilibrio estable durante el periodo adolescente (p. 41).

En referencia a esta delimitación entre lo normal y lo patológico Aberastury y


Knobel (1994) mencionan que los procesos de duelo exigen al adolescente un actuar
con características defensivas, las cuales pueden ser de tipo fóbico, contrafóbico,
psicopático, maniático o esquizoparanoide según el individuo y según las
circunstancias y diversos factores. Por tanto para Seoane (2015) estos autores
suelen hablar de una “patología normal” (p. 10), ya que el adolescente suele
exteriorizar sus conflictos de acuerdo a su estructura de personalidad y experiencias
previas en la etapa infantil. Pero debido a su proceso y desarrollo y a su aparente

7
patología debe admitirse y comprenderse para ubicar sus desviaciones en el
contexto de la realidad humana que nos rodea (Aberastury y Knobel, 1994).

Seoane (2015) indica que en este periodo los adolescentes suelen mostrar
periodos de grandeza, de ensimismamiento, audacia, mezclado con timidez,
incardinación, urgencia, desinterés, apatía que son concomitantes de una entidad
semipatológica que suelen llamarlo “síndrome normal de la adolescencia”.

Para Seoane (2015) este:

Va caracterizado por una serie de síntomas entre ellas se encuentran; la


búsqueda de sí mismo y de la identidad, tendencias grupales, necesidad de
intelectualizar y de fantasear, crisis religiosas, desubicación temporal
evolución sexual manifiesta que va desde el erotismo hasta la
heterosexualidad genital adulta, actitud social reivindicatoria con tendencias
anti o asociales de diversa intensidad, contradicciones sucesivas en todas las
manifestaciones de la conducta dominada por la acción que constituye la
forma de expresión conceptual más típica de este periodo de la vida,
separación progresiva de los padres, así como constantes fluctuaciones del
humor y el estado de ánimo. (p.10).

Según Freire y Maggie (s.f) citado por Seoane (2015) cuando los adolescentes
atraviesan por esta crisis pueden suceder varias cosas, la primera es que ante las
pérdidas y duelos salga triunfante o bien que ante estas pérdidas desarrolle formas
patológicas de depresión o melancolía.
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Hay ciertas conductas que el adolescente presenta que pueden confundirse


como síntomas patológicos, pero corresponden a formas que tiene para transitar y
afrontar el conflicto psíquico Seoane (2015).

Sin embargo, para Cornella (2013) sin negar la situación de crisis adaptativa
que vive el adolescente, es importante tener en consideración la sintomatología que
presenta para poder entender si actúa y se sitúa respecto el contexto y el entorno
en el que se desenvuelve o si estas conductas van más allá de sus límites.

8
Características del desarrollo normal y patológico y factores que
intervienen

Cornella (2013) sintetiza las variables consideradas como normales, aquellos


signos de riesgo y los signos de alarma considerados como patológicos en el
desarrollo de los adolescentes desde las diferentes esferas del desarollo, los cuales
los clasifica en nueve grupos (ver tabla 1, 2 y 3).

Tabla 1
Variables de la normalidad en la adolescencia
Sueño: Muchos adolescentes, por hábito
cultural o cambio en el ritmo
cardiaco, duermen menos, se
duermen más tarde y presentan a
veces somnolencia diurna.
Alimentación Un elevado porcentaje de la
población femenina y un menos
porcentaje de la población
masculina llevan a cabo dietas
restrictivas, debido a que la
satisfacción producida por el propio
cuerpo declina en la adolescencia.
Psicomotricidad Muchos adolescentes presentas
estereotipias o manierismos sin
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ninguna significación patológica.


sexualidad Son frecuentes la masturbación, la
curiosidad sexual y el peeting
(caricias y tocamientos con otras
personas). Se ha estimado que 40-
60% de adolescentes realizan un
acto sexual completo. Es normal
que pueda existir cierta
incertidumbre respecto a la propia

9
identidad sexual.
Pensamiento La intelectualización es una de las
formas típicas del pensamiento
adolescente, y le lleva a la
preocupación por principios éticos,
filosóficos o sociales. Pueden
aparecer periodos místicos o de un
ateísmo absoluto.
Comunicación y lenguaje Las transformaciones corporales
despiertan sentimientos de miedo y
vergüenza en algunos adolescentes,
y sentimientos de orgullo y
exhibicionismo en otros. Muchos
adolescentes, ante los conflictos
tienen dificultad para explicarse, y
por tanto, para simbolizar y
comunicar lo que sienten o piensan.
Atención: Muchos adolescentes presentan
falta de concentración en las tareas
externas, al depositar toda la carga
afectiva en sí mismos.
Conducta: Muchas veces el adolescente se
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cree en posesión de la verdad y


actúa más de lo que piensa. El paso
al acto (cólera clásica, agresión,
robo, fuga…), si se da de forma
aislada no señala una patología.
afectividad Los cambios de humos son típicos
en la adolescencia. Pueden
apoarecer periodos de frsutracion y
desaliento, aburrimientos,
sentimientos de soledad y

10
desesperanza en el adolescente
normal. En otras ocasiones se dan
periodos de elación y euforia
desmedidos también de forma
normal.
Nota: recuperado de Cornella (2013)

Tabla 2
Signos de riesgo
Sueño: insomnio de corta duración (menos de tres semanas), sonambulismo,
terrores nocturnos.
Alimentación: dieta restrictiva acompañada de cierto trastorno del esquema
corporal o de miedo moderado a engordar, sin una pérdida significativa de peso.
Atracones esporádicos en ausencia de conductas compensatorias (vómitos
autoprovocados, uso de laxantes o diuréticos…). Hiperfagia o disminución del
apetito importantes des de tipo reactivo.
Psicomotricidad: tics notores transitorios (menos de un año de duración)
Sexualidad: exacerbación de las conductas sexuales normales en la adolescencia.
Inhibición de la respuesta sexual. Sexualidad prematura, indiscriminada o
promiscua.
Pensamiento: obsesiones y compulsiones pasajeras o que no perturban la vida
cotidiana del adolescente. Preocupaciones excesivas pero no incapacitantes sobre la
silueta, sobre una parte del cuerpo p sobre los caracteres sexuales. Preocupaciones
hipocondriacas moderadas o transitorias.
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Comunicación y lenguaje: timidez y/o eritrofobia moderadas. Miedo a la relación


con el otro sexo.
Atención: distraibilidad o inatención excesivas de inicio reciente.
Conducta: pasos al acto esporádicos (fugas, robos, gestos de violencia,
conducción peligrosa…). Consumo ocasional de alcohol o cannabis.
Afectividad: reacciones depresivas o ansiosas moderadas frente a acontecimientos
estresantes. Tendencia a la preocupación excesiva ante acontecimientos futuros.
Tendencia a la baja autoestima y a los sentimientos de culpa. Tendencia al
aburrimiento crónico. Alexitimia (dificultad para expresar los efectos en palabras).

11
Nota: recuperado de Cornella (2013)

Tabla 3
Signos de alarma
Sueño: insomnio de larga duración (más de tres semanas). Insomnio asociado a
sintomatología grave. Narcolepsia. Apnea del sueño.
Alimentación: dieta restrictiva, con importante trastorno del esquema corporal o
miedo intenso a engordar; o pérdida significativa de peso. Atracones recurrentes o
esporádicos acompañados de conductas compensatorias (vómitos autoprovocados,
uso de laxantes o diuréticos). Hiperfagia o pérdida de apetito asociados a síntomas
graves.
Psicomotricidad: tics motores transitorios (menos de un año de duración)
Sexualidad: abuso sexual hacia otros menores. Transexualismo (deseo de vivir y
ser aceptado como un miembro del otro sexo).
Pensamiento: obsesiones y compulsiones reiteradas que perturban la vida
cotidiana del adolescente. Preocupaciones hipocondriacas graves y persistentes.
Preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico que provoca grave
malestar, ideas delirantes. Disgregación o incoherencia del pensamiento. Inhibición
o aceleración persistente del pensamiento. Fuga de ideas.
Comunicación y lenguaje: fobia social grave. Retraimiento grave. Verborrea
grave y persistente. Mutismo. Tartamudez. Ecolalias. Neologismos.
Atención: distraibilidad o inatención grave y/o persistente.
Conducta: pasos al acto repetidos y de extrema gravedad. Abuso de alcohol u
otras drogas. Autoagresiones e intentos de autolisis.
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Afectividad: tristeza o alegría patológicas. Angustia patológica. Indiferencia o


frialdad afectiva persistente. Anhedonia.
Nota: recuperado de Cornella (2013).

Para Santrock (2003) los investigadores que trabajan en el campo de la


psicopatología en la adolescencia intentan establecer relaciones entre los
precursores de un problema (como los factores de riesgo y experiencias tempranas)
y los resultados y consecuencias finales (como conductas delictivas o depresión).

12
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13
Índice

Objetivo unidad……………………………………………………………………………………………… 4

Objetivos tema…………………………………………………………………………………….. 4

Introducción………………………………………………………………………………………………….. 4

Desarrollo de subtemas………………………………………………………………………………….. 5

Desarrollo físico, intelectual y social; consolidación de la personalidad………. 5

Desarrollo físico………………………………………………………………………….. 7

Desarrollo intelectual…………………………………………………………………… 8

Desarrollo social………………………………………………………………………….. 9

Consolidación de la personalidad………………………………………………….. 9

Familia, trabajo y contexto social del adulto joven………………………………….. 10

Familia……………………………………………………………………………………… 10

Trabajo…………………………………………………………………………………….. 11

Etapas y cambios de la adultez……………………………………………………………… 12

Cambios físicos………………………………………………………………………….. 13
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Desarrollo cognoscitivo………………..…………………………………………….. 14

Desarrollo social………………………………………………………………………… 15

Desarrollo de la personalidad………………………………………………………. 16

Referencias…………………………………………………………………………………………………… 18

Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos

14
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

Unidad 3

Juventud, adultez y tercera edad

Objetivo unidad.
Identificar las características principales de los periodos posteriores a la
adolescencia; juventud, adultez y tercera edad, desde una perspectiva evolutiva.

Tema 1: La juventud y adultez.

Subtemas:

Subtema 1: Desarrollo físico, intelectual y social; consolidación de la personalidad.


Subtema 2: Familia, trabajo y contexto social del adulto joven.
Subtema 3: Etapas y cambio de la adultez.

Objetivos tema.
Describir el desarrollo físico, intelectual y social en la adultez joven.
Caracterizar aspectos relacionados con la familia, el trabajo y el contexto
social del adulto joven.
Describir etapas y cambios de la adultez.

Introducción

Para Uriarte (2005) existe un amplio consenso a la hora de delimitar etapas


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del desarrollo como la niñez, la adolescencia y la senectud, aspecto que no sucede


con la adultez, quizá esto tiene mucho que ver con la complejidad y la
diferenciación, inter e intraindividual de los sujetos; después de la adolescencia las
personas alcanzan los niveles más altos de maduración biológica y los procesos
psicológicos ya no dependen tanto de ella.

Papalia, Duskin y Martorell (2012) mencionan que en las sociedades


contemporáneas existen diversos indicadores que marcan el inicio de esta etapa
como; la madurez sexual, la legalidad y la madurez psicológica, entre otras. Arnnet
(2006) citado por Papalia, Duskin y Martorell (2012) menciona que esta etapa se

2
define por tres criterios los cuales son; aceptar responsabilidades propias, tomar
decisiones independientes y obtener independencia financiera.

Para Feldman (2007) la edad adulta es una etapa caracterizada por diferentes
aspectos y factores sociales los cuales son muy diferentes de una sociedad a otra y
variables y cambiantes dentro de una misma sociedad; por tanto se diría que la
complejidad, la novedad y la variabilidad de los factores sociales son en gran medida
responsables de que tanto las características individuales como el curso del
desarrollo vital sean distintos en unos adultos y otros (Uriarte, 2005).

Desarrollo de subtemas

Desarrollo físico, intelectual y social; consolidación de la personalidad

¿Cuándo se convierte una persona en adulto?

Según Arnett (2000) la fase posterior a la adolescencia es conocida como


adultez emergente, la cual se encuentra situada entre los 18 y los 29 años de edad,
donde lo más característico es que los jóvenes que la transitan no se vean como
adolescentes, pero tampoco sienten que han alcanzado la adultez.

Según Uriarte (2005) hoy en día se ha prolongado la inmadurez adolescente,


manteniéndolos más tiempo como sujetos dependientes, al respecto menciona que
la transición a la vida adulta no depende tanto de factores biológicos sino de
acontecimientos sociales, los cuales procuran al joven la independencia necesaria
para ser adultos. Esta fase se trata de una etapa exploratoria, una época de
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habilidades, una oportunidad para probar nuevas y diferentes formas de vida


(Papalia, Duskin y Martorell, 2012). Aunque la incertidumbre y confusión
características de esta época pueden marcarlo como algo muy angustiante, la
mayoría de las personas jóvenes tienen una visión positiva de su futuro y lo que
esperan de su vida adulta (Arnett, 2000).

Para Barrera y Vinet (2017) la adultez emergente se manifiesta como un


fenómeno cultural en sociedades industrializadas que para Arnett (2000) se dan a
partir de los cambios sociodemográficos en los últimos años, tales como; el aumento
de acceso a la educación universitaria y culminación de la profesión, el trabajo y la

3
independencia económica; el vivir independiente respecto de los padres o la
postergación de los hitos como el matrimonio y tener hijos (Schaie y Wills, 2003)

Para Arnett, Kloep, Hendry y Tanner (2011) citados por Barrera y Vinet
(2017) este periodo único y heterogéneo presenta características específicas que
pueden variar dependiendo de la cultura en el que se desarrollen los individuos.
Arnett (2000) ha descrito cinco características distintivas de esta etapa; la
exploración de la identidad, inestabilidad, optimismo y posibilidades, estar centrado
en sí mismo y ser una etapa de sentirse “en el medio” de la adolescencia y la
adultez.

Por otra parte Jiménez (2012) hace referencia a una etapa más amplia que
abarca la adultez emergente, ésta es la edad adulta temprana, la cual se considera
como un periodo que comprende un espacio de tiempo prolongado posterior a la
adolescencia, que se ubica dentro de los 20 y 40 años, considerada como una de las
etapas de mayor plenitud en el ser humano.

Para Jiménez (2012) se considera así porque una vez que el adolescente haya
superado la “crisis de la adolescencia” y los aspectos relacionados con su imagen
corporal, orientación sexual, identidad, aceptación social, entre otros; se manifiesta
un estado de bienestar integral desde las diferentes esferas de su desarrollo
(personal, familiar, social, etc…). En la adultez joven se comienza a tomar muchas
responsabilidades a nivel social (pareja, trabajo, hijos, etc…), el rol activo que se
asume, la construcción y consolidación de un estilo de vida y la organización de la
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vida de forma práctica, en donde se llevan a cabo propósitos (Schaie y Willis, 2003).

Desarrollo físico.

¿Cuáles son las principales características del desarrollo físico en la adultez


temprana?

Para Jiménez (2012) los adultos jóvenes son la parte más sana de la
población, en razón de que en general “los órganos, tejidos, y sistemas se
encuentran funcionando de manera eficiente porque se encuentran en la cúspide de

4
la curva del desarrollo normal, sobre todo en aquellos casos en que las adicciones en
sus diferentes modalidades no forman parte de su vida” (p.13).

Según Feldman (2007) en la mayoría de los aspectos el desarrollo físico y la


maduración están consumados en la edad adulta temprana:

La mayoría de gente ha alcanzado su máxima estatura y sus extremidades


son proporcionales a su tamaño, convirtiendo en un recuerdo lo desgarbado
de la adolescencia. Al principio de sus veintes los individuos tienden a estar
saludables, vigorosos y llenos de energía. Aunque la senectud, el deterioro
físico natural producido por la edad, ha comenzado, los cambios relacionados
con la adultez tardía no suelen ser evidentes hasta más tarde en su vida
(p.459).

Para Jiménez (2012); Schaie y Willis (2003) en esta etapa se goza de plena
capacidad física, ya que se alcanzan el máximo de efectividad; pues la fuerza,
energía y resistencia se hallan en su punto máximo desde los 25 años, momento en
el que el cuerpo se ha podido desarrollar casi por completo. También existe una
destreza manual, mayor agudeza visual, se ha logrado el más elevado punto de
coordinación, agilidad, fuerza y resistencia. Cerca de los 50 años la capacidad física
disminuye de manera gradual hasta el punto de que casi no se percibe (Jiménez,
2012; Mancilla, 2000).

Según Papalia, Duskin y Mortinell (2012) la salud en esta etapa puede verse
influida por varios factores como los genes, factores conductuales, alimentación,
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hábitos de sueño, actividad física o consumo de sustancias psicoactivas, estos


factores contribuyen en gran medida a alcanzar un estado de salud y bienestar.

Además para Jiménez (2012) pueden presentarse algunas alteraciones o


afectaciones de origen, es decir, de nacimiento o de secuelas de etapas anteriores
que no solo afecten el aspecto físico sino que también se encuentren vinculadas con
la salud emocional y social.

5
Desarrollo intelectual.

Labouvie (1986; 1990) citada en Feldman (2007) menciona que la naturaleza


del pensamiento cambia de manera cualitativa durante la edad adulta temprana,
hace referencia a que el pensamiento basado en operaciones formales es
insuficiente, ya que la complejidad de la sociedad “requiere especialización, y el
creciente desafío de encontrar el propio camino a través de esa complejidad
requieren de un pensamiento que no necesariamente se base solo en la lógica, sino
en la experiencia práctica, el juicio moral y los valores” (p. 472).

Jiménez (2012) expone que en la edad adulta temprana, el pensamiento “se


ha torna más flexible, abierto, adaptable e individualista como consecuencia de la
capacidad para abstraer, analizar y confrontar los nuevos contenidos cognoscitivos”
(p.22). Además hace referencia a que en esta etapa el aspecto cognoscitivo implica
principalmente tres momentos que va desde:

La adquisición de información y habilidades, es decir, lo que necesita saber,


ya sea mediante la educación formal o informal, para pasar posteriormente, a
la integración práctica de los conocimientos y habilidades, lo que equivale hoy
en día a las competencias; para que, finalmente, en este proceso se
encuentre un significado y propósito de actuar, de las decisiones y los
propósitos (p.22).

Para Jiménez (2012) el desarrollo del pensamiento abstracto permite


comprender y ampliar la percepción del mundo que lo rodea, dando lugar a que
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exista una aceptación de las diversas ideologías y pensamientos y enfrentar de una


manera más adecuada momentos de caos e incertidumbre, dándole sentido desde
su propia reflexión basada en su inteligencia y consciencia moral (Papalia, Duskin y
Mortinell, 2012).

Feldman (2007); Papalia, Duskin y Mortinell (2012) hacen referencia a lo


anterior como pensamiento posformal, tomando el concepto de Labouvie, el cual va
más allá de las operaciones formales, el pensamiento posformal reconoce que los
aprietos de los adultos en ocasiones deben resolverse en términos relativos, además

6
refiere que el pensamiento posformal engloba el pensamiento dialéctico, en resumen
estos dos aspectos:

Reconocen un mundo que en ocasiones carece de soluciones claramente


correctas y erróneas para los problemas, un mundo en el cual la lógica no logra
resolver todas las cuestiones humanas complejas. Más bien, encontrar la mejor
solución a las dificultades implica inspirarse en las experiencias previas e integradas
(p.473).

Desarrollo social.

Para Jiménez (2012) la madurez alcanzada en esta etapa debido al desarrollo


cognoscitivo y moral, facilita al adulto joven para poder experimentar relaciones
sociales sólidas, basadas en el compromiso y la responsabilidad. Estas relaciones
forman parte de una aceptación y reconocimiento de un “yo” sano y diferenciado.
Además pone en evidencia que en esta etapa, se destacan y priorizan relaciones de
igualdad y reciprocidad, pues actos como el respecto a la ley, valores y creencias,
son percibidos como una cualidad moral e intelectual, más que un acto obligado, lo
que conlleva a una vida personal, laboral y social; basada en valores (Jiménez,
2012).

Mancilla (2000) indica que las características de este periodo es que se


destaca la vivencia del amor universal; hacia los amigos, la pareja, si tiene hacia los
hijos o familia y en general hacia todo lo que para él merezca ser amado (la
naturaleza, el trabajo, Dios…).
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En esta etapa el establecer relaciones sanas, saber concluirlas son evidencia


de una personalidad madura, estable y en constante cambio, en este punto vivir en
sociedad representa una condición necesaria para el desarrollo integral del ser
humano (Jiménez, 2012).

Consolidación de la personalidad.

Jiménez (2012) hace referencia que a pesar de los diferentes cambios que se
van presentando a lo largo de años, existen ciertos rasgos de personalidad que se
mantienen, pues estos rasgos son básicos característicos de todas las etapas del

7
desarrollo del ser humano, esto no significa que la personalidad sea estática e
inmóvil, ya que en algunos aspectos se identifican cambios importantes, como en la
autoestima que hace referencia a la aceptación de sí mismo, la autorregulación y la
estabilidad emocional.

Para Papalia, Duskin y Mortinell (2012) en los caminos hacia la edad adulta
“influyen factores como el género, capacidades académicas, primeras actitudes hacia
la educación, raza y origen étnico, expectativas al final de la adolescencia y clase
social” (p. 452).

Jiménez (2012) menciona que un cambio durante esta etapa es la tendencia


de expresar aspectos de la personalidad que en etapas anteriores se habían
reprimido, otra característica es la introspección, en donde los adultos jóvenes
tienden a pensar sobre sí mismas, llevando a un análisis sobre sus actos, el por qué
y lo que hace falta para llevar a cabo. Para Mancilla (2000) la adultez temprana
ofrece una moratoria, un tiempo de espera, sin las presiones del desarrollo y con la
libertad para experimentar diversos papeles y estilos de vida, sin embargo,
representa un momento decisivo en el que se cristalizan de manera gradual los
compromisos del papel del adulto.

En esta etapa también se culmina el proceso de separación-individuación, la


cual conduce a una nueva definición interna de sí mismo como un sujeto
competente y en “soledad confortable” capaz de generar un bienestar desde todos
los aspectos (persona, familiar, social, etc…) (Jiménez, 2012).
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Familia, trabajo y contexto social del adulto joven

Familia.

Papalia, Duskin y Mortinell (2012) exponen que “los adultos emergentes


aunque ya no son niños aun necesitan la aceptación, empatía y apoyo de sus padres
y el apego a ellos no deja de ser un elemento fundamental del bienestar” (p. 455).
Para Aquilino (2006) citado por Papalia, Duskin y Mortinell (2012) el apoyo
económico, en especial el que se usa para la educación, aumenta la posibilidad de
que los adultos emergentes tengan éxito en sus papeles de adultos.

8
Por otra parte Feldman (2007) refiere que entre las principales tareas de este
periodo se encuentran la formación de relaciones interpersonales estrechas, que
generalmente conducen al matrimonio y a la consolidación de una familia; elegir un
compañero aprender a convivir con el cónyuge, empezar una familia, criar a los hijos
y construir un hogar son características distintivas de este periodo, la secuencia
generalmente se compone de noviazgo, matrimonio y familia.

Papalia, Duskin y Martorell (2012) exponen que antes de consolidar una


relación estable, los jóvenes exploran varias relaciones, cuando se consolida el
matrimonio una de los factores que pueden llevar a una crisis es lo económico,
cuando se adopta roles paternos, se anteponen las necesidad de los hijos para poder
ofrecerles una educación adecuada, en pocas palabras, construir un matrimonio
satisfactorio, depende de la capacidad para desarrollar una confianza recíproca y
que comiencen a compartir sus interés y metas próximas.

Trabajo.

Jiménez (2012) hace referencia que el desarrollo cognoscitivo en esta etapa


juega un papel muy importante, ya que el adulto joven comienza a tener capacidad
de aceptar responsabilidades y la capacidad de pensar en forma “meta”, es decir,
está consciente del proceso del pensamiento.

Además otro factor que puede influir en que se desarrolle plenamente este
aspecto es el de formación profesional, ya que para Jiménez (2012) “ayuda a
enfrentar la incertidumbre laboral de manera eficiente, pues desarrollar habilidades y
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competencias para el trabajo y para la vida, existe una mayor posibilidad de


contratación, y por consecuencia de bienestar” (p. 30).

Mancilla (2000) expone que los primeros años de trabajo forman parte de un
proceso de consolidación, ya que este es considerado como una forma de realización
y aplicación de conocimientos, lo que es un medio de obtener dinero, lograr el
reconocimiento social y satisfacer necesidad personales. Cuando este se concibe solo
como un fin, puede ser causa de frustración al no proporcionar otro tipo de
recompensas y satisfacciones, como ser un ser competente, productivo, colaborativo
o proactivo, en este sentido pueden ser los causantes de estrés, enfermedades

9
psicosomáticas y físicas, repercutiendo en si en el bienestar integral del individuo
(Jiménez, 2012).

Por otra parte Papalia, Duskin y Martonell (2012) refieren que la naturaleza
del trabajo hoy en día es muy cambiante y las condiciones laborales cada vez son
más diversas e inestables, estos cambios en el mercado del trabajo cada vez más
competitivo y la demanda de una fuerza laboral altamente capacitada, hacen que la
educación y la capacitación sean más vitales que nunca (Corcoran y Matsudaira,
2005 citados por Papalia, Duskin y Martonell, 2012). La educación superior aumenta
las oportunidades de empleo y poder adquisitivo y mejora la calidad de vida a largo
plazo (Feldman, 2007).

Etapas y cambio de la adultez

Jiménez (2012) menciona que la edad adulta intermedia o adultez, es un


concepto relativamente nuevo, lo cual se debe a la longevidad y estilos de vida cada
vez más diferentes en cada persona.

Para Papalia, Duskin y Martinell (2012) la adultez media se considera una


etapa distinta de la vida, con sus normas y papeles sociales, oportunidades y
dificultades, considerada como un constructo social, ante la cual no existe un
consenso sobre cuándo empieza y termina ni sobre hechos biológicos o sociales que
determinen sus límites.

Para Schaie y Willis (2003); Jiménez (2013) esta etapa puede estar
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comprendida desde los 30/40 hasta los 45/60 años de edad aunque esto es
arbitrario; las personas en esta etapa participan plenamente en las actividades
sociales, se ingresa en la vida profesional; como principales preocupaciones se
encuentran el encontrar un trabajo permanente y encontrar un cónyuge para
consolidar un hogar, además se forjan los roles sociales y profesionales, es
considerada una etapa de gran productividad y es en definitiva el periodo en el que
se consigue la plena autorrealización (Jiménez, 2012).

Para Muñoz, Monreal y Marco (s.f) la edad adulta es un largo periodo de la


vida y dada su amplitud, se puede distinguir en ella ciertas etapas, las cuales van a

10
caracterizar los diferentes momentos del proceso evolutivo con relación a funciones
o roles que puedan desempeñar o desempeñe y conlleve al pleno desarrollo de la
personalidad. Para ello Muñoz, Monreal y Marco (s.f) refieren que existen varias
teorías o modelos que tratan de dar una explicación y proporcionar una visión global
de los procesos y cambios que se llevan a cabo en este periodo; entre ellos se
encuentran:

a) Teoría o modelo motivacional de Huberman, cuyo criterio responde a las


motivaciones, necesidades, intereses respecto a sus elecciones; b) teoría o modelo
empírico de Levinson, Gould y Vaillant, que viene determinada por estudios
realizados con adultos y c) teoría o modelo clínico de Havighurts, Erickson y Maslow,
éste es un modelo clínico que viene dado por las observaciones realizadas a sujetos
disminuidos o autorrealizados (p.101).

Cambios físicos.

Feldman (2007) menciona que los cambios a nivel físico en esta etapa se
deben principalmente al estilo de vida (realizar ejercicio, mantener una adecuada
alimentación, consumo de sustancias o cigarrillo, entre otros), el cual tiene un efecto
importante en esta esfera del desarrollo e inclusive a nivel cognoscitivo. No cabe
duda que los cambios se presentan a lo largo de todo el ciclo vital pero como lo
expone Feldman (2007) estos cambios adquieren un significado totalmente nuevo
durante esta etapa y las reacciones emocionales ante dichos cambios dependen en
gran medida del autoconcepto, esta etapa resulta totalmente difícil.
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Jiménez (2012) refiere que los cambios físicos en un inicio pueden ser
imperceptibles, pero conforme pasen los años se irán acentuando como; las
deficiencias sensoriales, la capacidad sexual y reproductora, entre otras. Estos
cambios son signos de envejecimiento que no solo señalan una reducción en cuanto
el atractivo físico, sino también de vejez y muerte (Feldman, 2007).

Para Schaie y Willis (2003) entre los principales cambios físicos se


encuentran; aparición de canas, calvicie, resequedad cutánea (arrugas); disminución
de la fuerza muscular y de la velocidad de reacción; acumulación de tejido adiposo
en determinados sectores del cuerpo. Es importante aclarar que estos cambios no

11
implican una pérdida de las funciones sino que implican la generación de cambios en
los hábitos de vida (Schaie y Willis, 2003). Feldman (2017) refiere que en esta etapa
por lo general hay una disminución en la estatura y la fuerza y se aumenta de peso.

Para Papalia, Duskin y Martinell (2012) algunos de los cambios fisiológicos son
el resultado del envejecimiento biológico y la composición genética, factores
conductuales y estilos de vida llevados a cabo desde la juventud, pueden afectar la
probabilidad, momento y extensión de un cambio físico.

concuerdan con Jiménez (2012) que menciona que los malos hábitos y el
descuido en lo referente a la salud, pueden “empezar a cobrar la factura con
enfermedades que se vuelven crónicas, sin descartar, por supuesto, las que se
habrán de desarrollar en esta etapa y que de no recibir tratamiento adecuado y
oportuno, pueden ser causa de muerte” (p. 57). Por eso “el mejor antídoto para el
deterioro físico y psicológico parece ser un estilo de vida saludable, incluyendo
ejercicio regular” (Feldman, 2007. P.554).

Desarrollo cognoscitivo.

Papalia, Duskin y Martinell (2012) indican que uno de los principios del
desarrollo señala que los cambios evolutivos y sucesivos siguen un patrón de
desarrollo en cada etapa de la vida, respecto a la cognición el ser humano es un ser
aprendiz de tiempo completo por el resto de la vida, ya que aprender se encuentra
vinculado a los sentidos y experiencias cotidianas.
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Para Feldman (2007) mantenerse activo cognoscitivamente, le permite al


adulto estar en contacto con el mundo físico e inmediato, así como el mundo
intelectual interno, aportando contenidos culturales, científicos y ocupacionales, que
puedan aplicarse en una actividad laboral o recreativa.

Para Schaie y Willis (2003) el logro de la estabilidad, más los cambios físicos
propios de esta etapa:

Generan una fase de introversión que se relaciona con el proceso de


individuación (descrito por Jung). Al haber dominado las presiones externas
se pueden dedicar la energía al conocimiento de sí mismo. Debido a esto, se

12
espera que el adulto medio se conozca más, que el sí mismo se vuelva más
auténtico, en el sentido de que tiene una visión más realista de la vida. Se
viven procesos de duelo (cómo era antes, como soy ahora, qué me queda por
vivir). Las relaciones con el mundo externo se hacen más selectivas.

Desarrollo social.

Para Papalia, Duskin y Martinell (2012), el desarrollo de la personalidad adulta


depende menos de la edad que de los eventos importantes de la vida, es común que
la edad adulta traiga consigo una reestructuración de los roles sociales como;
despedir a los hijos, convertirse en abuelos, cambiar de trabajo o profesión y a la
larga el retiro o jubilación.

Por otra parte Jiménez (2012) hace énfasis en que la vida social de cada
persona se encuentra marcada por ciclos que involucran crisis. Dichas crisis pueden
aprovecharse como grandes oportunidades para el desarrollo y crecimiento personal,
sin embargo, no afrontarlas de la manera más adecuada puede conllevar a un
estancamiento, frustración y monotonía. Constituyen a esta etapa de la vida factores
como; sabiduría, apertura de la mente, flexibilidad emocional y una mayor visión de
las relaciones sociales “pues, en este desarrollo continuo se requiere de otros para
seguir experimentando emociones y para regularlas” (Jiménez, 2012. P. 84).

Según Carstensen (1993) las interrelaciones sociales son íntimamente


relacionadas con la satisfacción subjetiva, lo que permite mantener activos los
recursos vitales, para esta autora son tres los motivos por los que deben iniciarse y
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mantenerse relaciones sociales en esta edad:

Para la regulación directa de las emociones, lo cual no puede ocurrir con uno
mismo, se requiere de otros; pareja-, hijos, amigos, para experienciar emociones,
dirigirlas y regularlas. Para el desarrollo del autoconcepto, como ya se ha
mencionado, por medio de los amigos o familiares, una persona puede reflejarse y
encontrar las conductas que le disgusten y quiera modificar y para la búsqueda de
información, como parte de esa flexibilidad mental y acumulamiento de sabiduría
(p.91).

13
Según la teoría de la selectividad expuesta por Carstensen (1993) las
prioridades en esta etapa de la vida se van desplazando y así sigue ocurriendo a lo
largo de todo el ciclo vital, de tal modo que de un entorno social muy amplio, pero
no tan intenso como el que experimental los jóvenes, se pasa a la madurez media y
luego a la vejez con una concentración más selectiva y emocionalmente muy positiva
de las relaciones sociales. Las relaciones personales que se establecen con amigos y
familiares se encuentran en primer término y adquieren un valor muy elevado,
dichas relaciones pueden permanecer a lo largo del tiempo y permanecen casi
intactas con el paso del tiempo, ayudando a sentirse bien y evitan estados
emocionales negativos en esta etapa y la siguiente.

Desarrollo de la personalidad.

Sandoval (2012) se pregunta ¿Qué es la personalidad? Y menciona que la


respuesta depende en parte de como se la estudia y se la mide. Refiere cuatro
enfoques del desarrollo de la personalidad de la adultez; modelo de etapas
normativas, modelo del momento de los eventos, modelo de rasgos y modelos
tipológicos.

Papalia, Duskin y Mortinell (2012) exponen de manera sintetizada estos


cuatro enfoques del desarrollo de la personalidad en la adultez (tabla 1)

Tabla 1

Enfoques de desarrollo de la personalidad


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Modelos Preguntas Métodos usados Cambio o


planteadas estabilidad
Modelo de etapas ¿La personalidad Entrevistas Los cambios
normativas cambia de manera exhaustivas, normativos de la
característica en materiales personalidad que
ciertos periodos del biográficos. se relacionan con
curso de la vida? las metas, trabajo
y relaciones se
suceden en etapas.

14
Modelos del ¿Cómo ocurren Estudios El momento no
momento de los normalmente los estadísticos, normativo en que
eventos eventos entrevistas, ocurren los eventos
importantes de la cuestionarios. de la vida pueden
vida? causar estrés y
afectar el
desarrollo de la
personalidad.
Modelo de rasgos ¿Los rasgos de la Inventarios de
personalidad se personalidad,
pueden clasificar cuestionarios,
en grupos o análisis factoriales.
conjuntos? ¿Estos
conjuntos de
rasgos cambian
con la edad?
Modelos tipológicos ¿Es posible Entrevistas, juicios Los tipos de
identificar tipos clínicos, personalidad
básicos de clasificaciones Q, muestran una
personalidad? ¿En calificaciones continuidad de la
qué medida conductuales, niñez a la adultez,
pronostican el autorregistros. pero ciertos
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curso de la vida? eventos pueden


cambiar el curso de
la vida.
Nota: recuperado de Papalia, Duskin y Mortinell (2012).

15
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16
Índice

Objetivo unidad………………………………………………………………………………………………. 4

Objetivos tema……………………………………………………………………………………… 4

Introducción…………………………………………………………………………………………………… 5

Desarrollo de subtemas…………………………………………………………………………………… 5

Definición y características generales………………………………………………………. 5

Modificaciones fisiológicas y psíquicas………………………………………………………………. 7

Modificaciones fisiológicas……………………………………………………………………… 7

Modificaciones psíquicas………………………………………………………………………. 10

Influencia del contexto familiar en la tercera edad……………………………………………. 10

Influencia del contexto legal y social………………………………………………………………. 10

Contexto legal…………………………………………………………………………………….. 11

Contexto social……………………………………………………………………………………. 13

Referencias…………………………………………………………………………………………………… 14
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Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos

17
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

Unidad 3

Juventud, adultez y tercera edad

Objetivo unidad.
Identificar las características principales de los periodos posteriores a la
adolescencia; juventud, adultez y tercera edad, desde una perspectiva
evolutiva.

Tema 2: La tercera edad.

Subtemas:

Subtema 1: Definición y características generales.


Subtema 2: Modificaciones fisiológicas y psíquicas.
Subtema 3: Influencia del contexto familiar en la tercera edad.
Subtema 4: influencia del contexto legal y social.

Objetivos tema.
Definir el concepto de tercera edad y sus características generales.
Caracterizar las modificaciones fisiológicas y psíquicas en la tercera edad.
Describir la influencia del contexto familiar en la tercera edad.
Describir el contexto legal y social en la tercera edad.
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Introducción

¿Cómo luce la población hoy en día? Según Papalia, Duskin y Martorell


(2012)

La población global está en proceso de envejecimiento. En el año 2008


casi 56 millones de personas en todo el mundo tenían 65 años o más y el
aumento neto anual es de más de 870.000 cada mes. Se estima que, en

4
el año 2040, la población total de ese grupo de edad ascenderá a 1.3
billones de miembros (p. 540).

Para Jiménez (2012) en los últimos años ha aumentado la esperanza de


vida, como resultado se ha ampliado el tiempo de trabajo, responsabilidades y
la percepción sobre la vida misma, al considerar que llegar a los 60-70 años
como se creía anteriormente no es sinónimo de inutilidad.

Según el Centro Latinoamericano y caribeño de Demografía (2001) por


primera vez en la historia mundial, cerca del año 2050 la población de personas
de tercera edad superara la cantidad de jóvenes, teniendo en cuenta diversos
factores como el descenso de las tasas de fecundidad, aumento de esperanza
de vida y el descenso de la probabilidad de morir entre los 60 y 80 años.

Al respecto Manjarrés (2013) refiere que los cambios que se están


presentando a nivel mundial en relación a esta situación, conlleva a retos para
la atención de la población que envejece. Esta situación, sí bien representa un
éxito de las políticas públicas en salud y el desarrollo socioeconómico de los
países, aún se debe considerar como un reto para la población en general, la
cual debe adaptarse para mejorar la capacidad funcional de las personas
mayores, su participación social y seguridad (Organización Mundial de la Salud
OMS, 2013).

Para el Ministerio de Inclusión Económica y Social (2012-2013) el


envejecimiento al ser un proceso multidimensional que tiene implicaciones a
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nivel personal, familiar y social; implica la puesta en marcha d acciones


integrales y solidarias que contribuyan a revalorizar el rol de las adultas
mayores en la sociedad. El envejecer bien es un ideal para todos, pero esto
solo será posible en parámetros que conlleven el bienestar social en general.

Desarrollo de subtemas

Definición y características generales

¿Qué se considera como edad adulta tardía?

5
Para la OMS (2015) la última etapa del proceso de envejecimiento
corresponde a la vejez, la cual comienza a los 65 años en países desarrollados y
a los 60 en países en vía de desarrollo, plantea que una persona es adulta
mayor a partir de los 60 años de edad y los divide en sub-grupos; tercera edad
60-74 años, 75 a 89 años cuarta edad, 90 a 99 años longevos y personas
mayores de 100 años son consideradas centenarios. Para Jiménez (2012) la
edad adulta tardía o tercera edad es la última etapa del ciclo de la vida y con
ello se producen una serie de cambios en todos los niveles de desarrollo.

Es importante señalar que envejecimiento y vejez no son sinónimos, al


respecto Manjarrés (2013) ha hecho una distinción entre estos dos términos; el
primero corresponde a un proceso que va desde el nacimiento y el segundo es
considerado un estado, una etapa de la vida.

Por otra parte Cobo (s.f) hace referencia al concepto de “envejecimiento


normal” el cual expone es un tema difícil de definir ya que la “normalidad”
depende mucho de la subjetividad; pero como resumen a este concepto se
integrarían referencias a criterios estadísticos, la concepción que se tiene
socialmente respecto a la persona anciana y de las condiciones de vida
esperables en ese circunstancia; es decir, hace referencia a los cambios propios
de dicha edad.

Álvarez (2009) menciona que es indispensable prestar importancia a las


personas que atraviesan en esta etapa porque aquí se comienza un ciclo de la
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vida muy importante y con ello pueden surgir ciertas afectaciones como;
sentimientos de soledad, miedo al abandono, se empiezan a perder ciertas
aptitudes y facultades que de alguna manera hacen sentir útiles e importantes
a las personas, comienzan los problemas de salud, propios de edad, muchas
veces se deja de trabajar; es importante prepararse para poder llevarla de la
mejor manera posible.

En este contexto Álvarez (2009) indica que los proyectos de vida se han
consumado durante la etapa productiva o activa, pero se comienza otra muy
importante y es la de poder trasmitir experiencias y sabidurías que se han

6
desarrollado a lo largo de la vida a las personas que se encuentran a su
alrededor y que de esta forma puedan encontrar en lo aportado a otras
generaciones una satisfacción personal, que traerá consigo bienestar. Para
Cobo (s.f) la principal tarea de la transición a esta nueva etapa es la de
encontrar un equilibrio entre la polaridad joven/viejos, y aceptar de la mejor
manera aspectos como; la entrega de la autoridad y poder a la generación más
joven; el proceso de jubilación el cual es esencial ayuda también a concluir este
periodo; aunque la falta de ingresos, la carencia de intereses, actividades, una
afectada salud o la presencia de una enfermedad, suponen un factor de riesgo
para que el adulto mayor logre adaptarse de manera adecuada a esta transición
(Jiménez, 2012).

Álvarez (2009) indica que el cambio en los roles familiares y


profesionales, subraya el hecho de que la transición a la edad adulta tardía es
importante e indispensable establecer un nuevo equilibrio entre la vinculación a
sí mismo y la sociedad, así como también establecer nuevas formad de
participación social

Modificaciones fisiológicas y psíquicas

Modificaciones fisiológicas.

¿Qué tipo de cambios físicos ocurren en la edad adulta tardía?

Para Papalia, Duskin y Martorell (2012) los cambios físicos que se


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presentan en esta edad son en ocasiones evidentes, aunque su afectación


cambia de una persona a otra, entre ellos los más relevantes según los autores
se presentan en la tabla 1.

Tabla 1

Cambios físicos en la tercera edad.

Vista Hipermetropía estable a los 60 años,


dificultades para percibir la
profundidad, el color y los cambios

7
abruptos de la luz; sensibilidad a la luz
intensa y ceguera nocturna, cataratas,
áreas nubosas y opacas que causan
visión borrosa, ceguera o glaucoma.
Oído Dificultades para escuchar sonidos de
alta frecuencia, pérdida moderada o
grave del oído, desorientación espacial
y pérdida del equilibrio.
Gusto Se pierde papilas gustativas y el bulbo
olfativo, la gente come menos.
Fuerza Disminuye notoriamente y se limita a
ciertas actividades; la coordinación
puede volverse “torpe”, pues la
persona requiere de más tiempo para
reaccionar a un estímulo.
Piel Se torna pálida y manchada, las
varices son comunes.
Cabello Tiende a volverse más delgado y de
color gris-blanco, canicie y calvicie.
Estatura Tiende a disminuir debido a que los
discos de la columna se atrofian,
existe encorvamiento por osteoporosis,
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jorobamiento, y en general la
composición de los huesos cambia,
generando un mayor riesgo de
fractura.
Sueño Se tiende a despertarse durante la
noche y dificultad para conciliar el
sueño, sueños ligeros y menos
periodos de sueño profundo y reposo.
Cambios hormonales Disminución de estrógenos,
testosterona, hormona tiroidea e

8
insulinita, atrofia de órganos sexuales.
Otros Disminuciones de grasa magra (masa
compuesta por musculo sin grasa),
aumento de la proporción de la grasa
en el organismo, incremento de
lipofuscina (pigmento) que envejece
las células. Además existe una
desprotección de las células viejas
frente a la acción nociva de las
moléculas reactivas de oxígeno y
dificultad de mantenimiento de
homeostasia, típica perturbación de los
organismos envejecidos.
Nota: autoría propia.

Para Cobo (s.f) otras de las señales más evidentes del envejecimiento
son; entre los ya mencionados:

Pérdida de sensibilidad en los sentidos, lentitud de movimientos y


amenazas de sufrir crisis de diversos tipos, con consecuencias a veces mortales,
debilidad para encarar infecciones, niveles anómalos de tensión, menor ímpetu
de recuperación tras una enfermedad y secuelas, y frecuentemente se tornan a
inseparables a partir de ésta (p.50).
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¿Cuál es el estado general de salud de los adultos mayores?

Feldman (2007) refiere que la condición de salud en los adultos mayores


en general es buena; marcada en algunas ocasiones por enfermedades crónicas
cuyo origen pudo haberse dado en la juventud o mediana edad, lo que conlleva
a pensar y reflexionar sobre los estilos de vida en etapas anteriores Jiménez
(2012).

Feldman (2007) menciona que aunque las personas son saludables, en


esta etapa

9
Aumenta la incidencia de algunas enfermedades graves y disminuye la
capacidad para recuperarse. La mayoría de los adultos mayores sufre al menos
una dolencia a largo plazo. Las causas principales de muerte en la adultez
tardía son la cardiopatía, el cáncer y la apoplejía. Los adultos mayores también
son susceptibles a trastornos psicológicos como la depresión y trastornos
cerebrales, en especial la enfermedad de Alzheimer (p.620).

Respecto al bienestar en general Feldman (2007) indica que los factores


psicológicos y los estilos de vida influyen directamente en este aspecto, además
un sentido de control sobre la propia vida y el ambiente tiene efectos positivos,
al igual que llevar una dieta balanceada, realizar con frecuencia actividad física
y evitar factores de riesgo como el consumo de algunas sustancias nocivas.

Modificaciones psíquicas.

Para Fernández (2004) “el ser humano no se termina psicológicamente


hablando o no termina su desarrollo cuando aba su máxima maduración física y
biológica” (p. 3). El desarrollo humano desde una perspectiva psicológica,
continua mientras se siguen las transiciones entre el organismo y el contexto
social, en esa etapa de desarrollo y evolución e involución y deterioro , existen
factores psicológicos que experimentan ganancias y otros experimentan
perdidas (Fernández, 2004).
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Respecto a las modificaciones o cambios psicológicos Cobo (s.f) indica


que “se puede notar un frecuente deterioro intelectual, menor rapidez mental,
lagunas en la memoria, disminución de las respuestas adaptativas al entorno,
imposibilidad de concentrarse por más allá de cortos periodos de tiempo, etc”
(p. 50).

Feldman (2007) indica que algunos aspectos de la inteligencia


disminuyen durante la adultez tardía, la inteligencia cristalizada (el almacen de
información, habilidades y estrategias que la gente ha adquirido) permanece
estable y de hecho tiende a mejorar. Aunque las habilidades intelectuales

10
tienden a declinar de manera gradual, otras permanecen relativamente
estables, el intelecto posee considerable plasticidad y se conserva con
estimulación, práctica y motivación.

Fernández (2004) indica que las disminuciones en la memoria afectan


principalmente a los recuerdos episódicos y a la memoria de corto plazo,
mientras que la memoria a largo plazo tiende a conservarse; las explicaciones
de los cambios de la memoria en la adultez tardía se han enfocado en factores
ambientales, disminución en el procesamiento de la información y factores
biológicos.

Influencia del contexto familiar en la tercera edad

Jiménez (2012) refiere que en la actualidad

La perspectiva gerontológica con respecto a la familia, incluye como


prioridad, además de la educación de los hijos o la economía, a asuntos
que tienen que ver con la madurez y la vejez de los miembros de la
familia, la viudez, el apoyo familiar al envejecido y las relaciones y nexos
que se tienen que continuar (p. 117).

Jiménez (2012) indica que una persona mayor que vive con su familia, se
encuentra más estimulada, más alegre y dinámica en comparación que ésta
sola o que ésta internada en un asilo o residencia para mayores. Para Papalia,
Duskin y Martorell (2012) es probable que los padres de edad avanzada tiendan
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a deprimirse cuando por diferentes factores como; enfermedad, falta de


recursos económicos o cualquier otro motivo, se ven en la necesidad de
depender de los hijos; esta dependencia puede desmoralizarlos ya que los
padres piensan que no deben ser cargas para sus hijos; los padres también
tienden a deprimirse cuando sienten que sus hijos no lo cuidan.

Feldman (2007) indica que la mayoría de los adultos mayores vive en


casa con un miembro de la familia. Para Orosa (2003) citado por Jiménez
(2012) en la cultura Iberoamericana lo más característico en la relación familia-
tercera edad, es el rol de la abuelidad, esta relación que se establece entre

11
abuelos y nietos es un elemento positivo, ya que es considerada como una
fuente de renovación y vitalidad; lo funcional de esta relación es que los
abuelos no tienen obligaciones ni responsabilidades, ni conflictos de ningún tipo
a diferencia de la relación que se da con los hijos.

Influencia del contexto legal y social

Contexto legal.

Respecto al ámbito internacional, según el Ministerio de Inclusión


Económica y Social (2012-2012) expone que los derechos de las personas
mayores se encuentran contemplados en la declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948, donde se proclama “el derecho de toda persona a
nivel de vida digna y la seguridad para la vejez”.

Villareal (2005) refiere que los derechos de las personas de la tercera


edad en el marco jurídico internacional se abordados de manera superficial por
diversos instrumentos internacionales, existen dos fuentes principales en las
que se establecen los derechos de las personas adultas mayores; en primer
lugar se encuentran los instrumentos internacionales de las Naciones Unidas y
sus organismos especializados y la segunda proviene de los instrumentos de
derechos humanos de la OEA y sus organismos especializados. Villarreal (2001)
sintetiza los derechos de las personas mayores en dichos instrumentos en
donde “se establecen los derechos fundamentales como la igualdad, la
prohibición de discriminación por cualquier condición, el derecho a la seguridad
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social y condiciones de vida adecuadas, los que son aplicables por extensión a
las personas mayores y de gran importancia para el desarrollo de las libertades
en la vejez” (p.14).

El Ministerio de Inclusión Económica y Social (2012-2012) refiere que las


normas de protección de los derechos de las personas adultas mayores son
relativamente recientes en varios países de Latinoamérica.

Al respecto en el contexto Ecuatoriano Villarreal (2001) expone que este


país fue unos de los primeros de la región en crear una ley para las personas

12
adultas mayores; la Ley Especial del Anciano No. 127 del 06 de Noviembre de
1991, el cual es un instrumento jurídico que contiene diversos aspectos
relacionados con esta población, en su artículo 2 expone “el objetivo
fundamental de esta ley es garantizar el derecho a un nivel de vida que asegure
la salud corporal y psicológica, la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica, la atención geriátrica y gerontológico integral y los servicios
sociales necesarios para una existencia útil y decorosa”.

La actual norma suprema tiene trascendentales avances normativos en


materia de personas adultas mayores, ya que por primera vez se los incluye en
la carta magna, reconociéndose así, de manera explícita, su existencia y
atendiéndose a este grupo prioritario (Ministerio de Inclusión Económica y
Social, 2012-2013). La constitución de la República del Ecuador expedida en el
año 2008 reconoce a las personas adultas mayores como un grupo de atención
prioritaria; otro elemento importante y relevante de esta Constitución es que se
establecen claramente obligaciones del Estado respecto a la protección y
garantías de los derechos de las personas adultas mayores de manera más
completa.

Contexto social.

Según Sandoval (2018)

Los seres humanos son una especie profundamente social. La mayoría


de nosotros desea y necesita el apoyo y el amor de los que nos rodean, y
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somos felices cuando pertenecemos a una comunidad social. Incluso aunque el


tamaño de esa comunidad se reduzca con el tiempo necesitamos la interacción.
Debido a esta necesidad, el aislamiento social, o la soledad, es una variable
importante que afecta la salud psicológica y física (p.193).

Para Jiménez (2012) “es importante que las personas de edad avanzada
cuenten, por lo menos, con un amigo, pues esto les permitirá no perder
contacto con la sociedad y ajustarse mejor a los cambios sufridos por la pérdida
del rol laboral” (p. 118). Para Feldaman (2007) las amistades son muy
importantes al final de la vida, ya que éstos brindan apoyo social y compañía de

13
sus iguales, que se espera comprenda los sentimientos y los problemas propios
de esta etapa.

Aquellos que tienen un circulo activo de amigos han demostrado ser más
felices y saludables, realizan más actividades en grupo y mantienen relaciones
que les permite disminuir los cambios biopsicosociales propios de la edad;
indica que la intimidad es un beneficio de la amistad para las personas adultas
mayores que necesitan sentirse valoradas y queridas a pesar de las diferentes
perdidas físicas o de cualquier otro tipo (Jiménez, 2012).

Para Papalia, Duskin y Martorell (2012) las personas que pueden confiar
sus sentimientos y pensamientos y pueden expresarse abiertamente respecto
de sus preocupaciones y sufrimientos con amigos, enfrentan mejor los cambios
y crisis propios del envejecimiento. De hecho según Sandoval (2018) las
personas que se encuentran socialmente aisladas tienden a ser solitarias y esa
soledad puede influir de manera negativa en su aspecto físico y cognoscitivo.

Sin embargo se debe tener en cuenta que estas relaciones se deben


presentar de forma positiva, de lo contrario estas pueden ser estresores
crónicos (Krause y Rook, 2003 citados por Sandoval, 2018). El apoyo emocional
ayuda a los adultos mayores a mantener o percibir satisfacción con la vida
frente al estrés y el trauma y los vínculos positivos tienden a mejorar la calidad
de vida y el bienestar (Feldman, 2007).
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14
[Escriba aquí]

1
Índice

Objetivo unidad………………………………………………………………………………………………. 4

Objetivos tema……………………………………………………………………………………… 4

Introducción…………………………………………………………………………………………………… 4

Desarrollo subtemas……………………………………………………………………………………….. 6

¿Qué son los centros geriátricos? …………………………………………………………… 6

Tipos de establecimientos geriátricos…………………………………………….. 8

Entidades públicas y privadas ………………………………………………………. 9

Indicadores de abandono del adulto mayor……………………………………………… 9

Importancia de la efectividad en los centros geriátricos…….………………………11

Referencias…………………………………………………………………………………………………… 14
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Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos

2
PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

Unidad 4

Responsabilidad social universitaria y vinculación con la comunidad

Objetivo unidad.
Integrar los conocimientos teóricos con trabajos prácticos de vinculación con
la comunidad, evidenciando la responsabilidad social universitaria.

Tema 1: La tercera edad y los centros geriátricos

Subtemas:

Subtema 1: ¿Qué son los centros geriátricos?


Subtema 2: Indicadores de abandono del adulto mayor.
Subtema 3: Importancia de la efectividad en los centros geriátricos.

Objetivos tema.
Definir que son los centros geriátricos.
Caracterizar los indicadores de abandono en el adulto mayor.
Describir la importancia de la efectividad en los centros geriátricos.

Introducción

Según la Organización mundial de la Salud (OMS) (2018) hoy en día está


sucediendo un fenómeno poblacional; se vive más tiempo en todo el mundo,
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actualmente por primera vez en la historia, la población tiene una esperanza de vida
igual o superior a los 60 años

Entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores a 60


años casi se duplicara, pasando del 12% al 22%. Para el año 2020, el número
de personas de 60 años o más será superior al de niños menores de cinco
años (p.1).

Para Barrios (2004) el tema de la vejez goza de gran actualidad y sobre él


gira una importante problemática la cual se aborda desde dos niveles; en el plano

4
cuantitativo, es obvio que el incremento de ésta población, por sí mismo representa
una problemática que remite a consideraciones socio-económicas y en el plano
cualitativo existe un factor y es la minusvaloración de la función social de la vejez.

Para la Dirección Nacional de Gerontología (2002)

El envejecimiento es un fenómeno universal que afecta a todas las personas,


familias, comunidades y sociedades, es parte del curso de la vida, por lo cual
requiere un enfoque intergeneracional orientado a la búsqueda del bienestar
a lo largo del ciclo vital” (p. 5).

Teniendo en cuenta las implicaciones que tiene esta pauta de envejecimiento,


todos los países a nivel global se enfrentan a diversos retos, cuyos objetivos deberán
estar enfocados en garantizar que los sistemas sanitarios y sociales se encuentren
preparados para afrontar este cambio demográfico (OMS, 2018).

En este sentido Reyes, Cabrera y Alvarado (2017) refieren que la población


adulta mayor en los últimos años ha cobrado gran importancia debido a su aumento
poblacional y expectativa de vida, esto conlleva a que se formulen políticas públicas
en el país. Entre ellas se encuentra la creación de centros gerontológicos, los cuales
son lugares donde personas mayores de 65 años reciben atención integral a nivel de
promoción y prevención de la salud, y en casos que se requiera asistencia para
enfermedades crónicas, degenerativas, cuidados en la recuperación y rehabilitación
(IEES, 2013).
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Para la Dirección Nacional de Gerontología (2002) el perfil de la población que


vive en un centro residencial, requiere atención específica a necesidades desde las
diferentes áreas del desarrollo (físicas, psicológicas y sociales). Lo anterior implica
que deben realizarse cambios en dichos centros para mejorar la calidad de atención,
tanto en recursos humanos como físicos, atendiendo a necesidades individuales
específicas, en donde se tendrá en cuenta la promoción de la autonomía y la
ciudadanía, la participación en el propio cuidado, la capacidad de elección y la
dignidad (Dirección Nacional de Gerontología, 2002).

5
La OMS (2018) refiere que la ampliación de la esperanza de vida brinda
diferentes oportunidades y contribuciones, no solo para las personas adultas
mayores o sus familias, sino también para la sociedad, en estos años se pueden
emprender nuevas actividades en pro del bienestar integral del adulto mayor.

Desarrollo de subtemas

¿Qué son los centros geriátricos?

Según la Dirección Nacional de Gerontología (2002) se denomina centro


gerontológico a los centros de cuidado y atención personalizada e integral para
adultos mayores en los que se encuentra un espacio apropiado para desarrollarse
con autonomía e interacción con personas de edades similares. Estos centros
promueven la valoración y la inclusión del anciano en su mismo grupo etario así
como también en su espacio familiar.

Moyano (s.f) menciona que la residencia geriátrica es una institución total en


tanto debe estar preparada para que el adulto mayor pueda dormir, comer y hacer
uso de su tiempo libre en el ámbito de la misma si es su decisión. Según el Instituto
de Servicios Sociales (1993) citado por Moyano (s.f) define el geriátrico como
“centros que ofrecen atención integral y vivienda permanente a personas mayores
de 60 años, que, por su problemática familiar social y/o económica, no pueden ser
atendidas en sus propios domicilios y necesitan de éstos servicios”

Para Luna y Pereda (2015) citados por Murillo (2018) el centro geriátrico debe
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contar con equipamientos especializados para el cuidado y tratamiento del adulto


mayor, con el fin de mejorar la calidad de vida; la función de este tipo de
establecimientos es la atención médico-geriátrica que requieren usuarios de la
tercera edad con complicaciones propias del envejecimiento.

En este sentido Hidalgo (2008) indica que los centros geriátricos deben
regirse bajo unos principios, los cuales están enfocados en; identificar a este grupo
como población prioritaria en constante crecimiento; la planificación de los servicios
que se brinda en los establecimientos deben estar enfocados en la prevención,
contemplando y comprendiendo las necesidades específicas de cada adulto mayor

6
desde una perspectiva global; los servicios geriátricos deben ser parte del sistema de
salud pública, los cuales deben integrar a la familia y la sociedad; los centros
geriátricos deben promover niveles de asistencia para determinar qué tipo de
tratamiento requiere y garantizar su constancia y por último estos servicios deben
estar al alcance de las personas que lo necesitan (Hidalgo, 2008).

En Ecuador según el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES)


(2018):

Los centros gerontológicos residenciales, están concebidos para albergar a


aquellas personas adultas mayores que no pueden ser atendidas por sus
familiares o que carezcan de un lugar donde residir de forma permanente.
Son servicios de acogida en los que se brinda cuidados y atención integral en
alojamiento, alimentación, nutrición, vestido, salud, recreación, entre otros (p.
9).

El MIES (2018) creo una ficha técnica en donde se especifica un conjunto de


acciones de obligatorio cumplimiento en los centros gerontológicos residenciales
públicos o privados a nivel nacional con el fin de “garantizar la prevención,
protección y restitución de los derechos de la población adulta mayor, por medio de
una atención integral que implemente acciones de cuidado tendientes a fortalecer su
bienestar físico, social y mental para la promoción del envejecimiento activo y
saludable” (p.10).

Para el MIES (2018) la modalidad residencial de los centros gerontológicos en


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donde se ofrece un servicio de alojamiento a personas adultas mayores, los 365 días
del año, durante 24 horas diarias, se puede dar de dos formas; temporal cuando se
trata de personas que una vez estabilizadas y/o ubicadas a sus familias, retornan a
sus domicilios; o permanente cuando se trata de usuarios sin referentes familiares
comprobados en situación de vulnerabilidad o total dependencia. Para el MIES
(2018) en ambos casos “la atención debe ser integral por medio de la estimulación
de sus capacidades, asistencia, alimentación, nutrición, rehabilitación y recreación,
entre otros” (p.11).

7
Tipos de establecimientos geriátricos.

¿Cuáles son los tipos de establecimientos geriátricos?

Según la Dirección Nacional de Gerontología (2002) las instituciones que


atienden y brindan servicios a las personas adultas mayores pueden ser de dos
tipos:

a) Centros de día; son instituciones que atienden con un horario limitado que
suele extenderse desde la mañana hasta la última hora de la tarde y de
lunes a viernes. Es decir; los adultos mayores se reintegran en la noche y
el fin de semana al ámbito familiar y comunitario, y.
b) Residencias u hogares (asilos); las residencias son instituciones que
ofertan una atención integral continuada de 24 horas/día y generalmente
son para estancias prolongadas (p.9).

Para Argudo (2008) los centros de día permiten al adulto mayor mantener
una vida o actividad social parecida a la que podía llevaban previo a la internación,
pero con la conveniencia de poder gozar de un lugar en donde se les brinda
atención y cuidados de forma permanente. Por otra parte las residencias u hogares
deben estar equipados y acondicionados de forma que la persona que se encuentre
residiendo en este tipo de establecimientos logre adaptarse de la mejor manera,
sintiéndose libre y cómodo con su vida diaria y con las actividades que realice
(Argudo, 2008).
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Además la Dirección Nacional de Gerontología (2020) estos centros o


residencias pueden atender a adultos mayores autónomos o dependientes:

a) Autónomos; son aquellas personas que pueden realizar las actividades de


la vida diaria sin el apoyo de personal permanente.
b) Dependientes; son aquellas personas que por razones ligadas a la falta o
pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual, tienen una necesidad de
asistencia y/o ayuda importante para la realización de las actividades de la
vida diaria, que requieren atención social y sanitaria (p.9).

8
Entidades públicas y privadas.

Según Moyano (s.f) la primera gran diferenciación de los centros residenciales


para adultos mayores se centra en la naturaleza del ente creador y administrador de
los mismos; este criterio clasifica a las residencias en públicas y privadas. Para
Moyano (s.f) en general se asume:

Que los centros geriátricos privados proveerán un mejor servicio a sus


residentes que los centros públicos, bajo el fundamento que estos dependen de
financiamiento estatal con las limitaciones de presupuesto, las dificultades de
organización que se asocian a las entidades públicas y la escasa motivación que
provee la lógica sin fines de lucro para satisfacer un cliente y retenerlo, lo que
desembocaría en dificultades para atender y satisfacer las necesidades de los
residentes. Al contrario, suele sostenerse que el financiamiento privado, obtenido del
cobro de cuotas al residente, aporta al ofrecimiento de un mejor servicio, bajo el
presupuesto que la búsqueda de lucro motiva a satisfacer al cliente y así poder
retenerlo, asegurando la rentabilidad del negocio (p. 36).

En ambos casos los centros geriátricos se encuentran regulados por las


reglamentaciones de funcionamiento estipuladas por los entes reguladores estatales
(Moyano, s.f).

Indicadores de abandono del adulto mayor

¿Qué es el abandono? ¿Cómo se manifiesta en el adulto mayor? ¿Cuáles son


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las consecuencias del abandono en el adulto mayor?

Para Fuentes y Flores (2015) en otra época, el cuidado y el respeto hacia las
personas mayores era un acto reciproco; hoy en día los adultos mayores son
considerados seres marginados y vulnerables en su condición, situaciones sociales
conllevan a que el adulto mayor constantemente se enfrente a una lucha por
integrarse a la sociedad y en muchas ocasiones a sus familias (Arzate et al, 2007
citados por Fuentes y Flores, 2015).

La OMS (2020) indica que en el último año, al menos 1 de cada 6 personas


adultas mayores de 60 años han sufrido algún tipo de abuso en entornos

9
comunitarios, las tasas de maltrato hacia esta población son altas en instituciones
como residencias de ancianos y centros de atención de larga duración.

Este tipo de maltrato constituye una violación de los derechos humanos


fundamentales e incluye el maltrato físico, sexual, psicológico o emocional, violencia
por razones económicas o materiales, negligencia, el menoscabo grave de dignidad y
las falta de respeto y el abandono (OMS, 2020).

Para Ruiz y Hernández (2009) el aislamiento y la soledad en los adultos


mayores es cada vez más evidente en la sociedad caracterizada por una creciente
competitividad y deshumanización. Según Flores (2000) citado por Ruiz y Hernández
(2009) en los últimos años se ha identificado que aproximadamente el 20% de la
población experimenta la soledad y el abandono social, lo que ha ocasionado
diversos cambios sociales y culturales que neutralizan los valores que protegían a la
familia y en especial a los adultos mayores.

Fuentes y Flores (2015) refieren que la situación de desamparo de la persona mayor


por alguien que había asumido la responsabilidad de cuidarlo o por la persona a
cargo de su custodia es lo que se conceptualiza como abandono, los lugares más
recurrentes en donde se abandonan a los adultos mayores según la Secretaria de
Salud del Distrito Federal (2006) citado en Fuentes y Flores (2015) son; instituciones
(asilos, hospitales), centros comerciales u otros lugares públicos. Socialmente en
muchas familias, al adulto mayor ya no se lo considera como un miembro más, sino
por el contrario comienza a convertirse en una carga social y económica (Reyes,
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Cabrera y Alvarado, 2017), por lo que muchas familias los dejan en completo
abandono y sin ayuda económica (INEC, 2013 citado en Reyes, Cabrera y Alvarado,
2017).

Ruiz y Hernández (2009); Fuentes y Flores (2015) indican que el abandono es


un tipo de violencia, que se materializa a través de la negligencia, abuso o
abandono. El cual se define como el acto injustificado de desamparo hacia uno o
varios miembros de la familia con los que se tiene obligaciones que derivan de la
disposición legal y ponen en peligro la salud o la vida (Norma Oficial Mexicana, 1999
citada por Ruiz y Hernández, 2009; Fuentes y Flores, 2015). Sin importar la

10
modalidad de este tipo de maltrato el adulto mayor sufrirá un detrimento en su
persona y como consecuencia sus derechos fundamentales serán violentados
(Fuentes y Flores, 2015).

Se entiende por abandono la falta de acción para atender a las necesidades


de un adulto mayor (Fuentes y Flores, 2015). Al respecto la International network
for the prevention of Elder abuse (INPEA) (1997) indica que dentro de las principales
necesidades que corresponden a este tipo de maltrato se encuentran; no proveer
alimentos, ropa limpia, un lugar seguro, atención medica e higiene personal, privar a
la persona del contacto social, no impedir los daños físicos y no prestar la
supervisión adecuada.

De lo anterior Fuentes y Flores (2015) advierten que el tipo principal de


abandono que sufre el adulto mayor es “la falta de atención y cuidado por parte de
sus familiares, el cual afecta directamente aspectos psicológicos y emocionales. Los
adultos mayores suelen deprimirse, presentan falta de apetito, y en casos más
graves, el deseo de no vivir” (p. 166).

Para Delgado (2012) “el abandono familiar tiene repercusiones innumerables


dentro del área afectiva del adulto mayor que van desde la desesperanza, hasta las
ideas de minusvalía y muerte” (p.21). Esto se explica porque cuando se retira a un
sujeto de su núcleo familiar de forma inesperada, sea por razones propias o
externas va a generar en ellos sentimientos negativos, como ansiedad, angustia,
intranquilidad, anhedonia, abulia, estados de ánimo que poco a poco disminuirán
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hasta el punto de poder desarrollar depresión e incluso enfermedades somáticas


(Delgado, 2012).

Importancia de la efectividad en los centros geriátricos

Teniendo en cuenta el incremento del número de personas mayores de 65


años a nivel mundial, fenómeno que da lugar al envejecimiento poblacional,
Villanueva, García, Canga y Canga (2015) refieren que esta nueva realidad supone
un aumento considerable de personas dependientes, puesto que las limitaciones en
la capacidad funcional se amplían en los grupos de edad superiores. Como
consecuencia se encuentra que éstas personas requieren de los llamados cuidados

11
de larga duración; ante esta perspectiva en los últimos años se evidencia que la
oferta de servicios sociales dirigidos hacia personas mayores ha experimentado un
incremento; en este sentido es importante señalar que la institucionalización en un
centro geriátrico puede ser uno de los acontecimientos más importantes en la vida
de una persona adulta (Villanueva, García, Canga y Canga, 2015)

Para Villanueva, García, Canga y Canga (2015) la institucionalización en un


centro geriátrico en muchas ocasiones supone un evento particularmente
estresante, tanto de la persona que ingresa como de su familia; durante los
primeros meses se pueden experimentar sentimientos de pérdida, tristeza, fracaso o
culpabilidad, por tanto es fundamental el apoyo y la orientación de los profesionales
del centro, a través de intervenciones efectivas que aborden las necesidades del
residente como de su familia.

Según Barrios (2004) existen unos derechos fundamentales del adulto mayor
que deben cumplirse durante su permanencia en el establecimiento público o
privado en el que se hallare, en este sentido son de plena aplicación los principios de
las Naciones Unidas a favor de las personas de edad avanzada, aprobados por la
resolución 46 de 1991 que al respecto señalan:

14. Las personas deberán poder disfrutar de sus derechos humanos y


libertades fundamentales cuando residan en hogares o instituciones donde se
les brinden cuidados o tratamiento, con pleno respecto de su dignidad,
creencias, necesidades e intimidad, así como también debe respetarse su
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derecho a adoptar decisiones sobre su cuidado y sobre la calidad de su vida;


5. Las personas de edad deberán tener la posibilidad de vivir en entornos
seguros y adaptables a sus preferencias personales y a sus capacidades en
continuo cambio; 17. Las personas de edad deberán poder vivir con dignidad
y seguridad y verse libres de explotaciones y de malos tratos físicos o
mentales. 18. Las personas de edad deberán recibir un trato digno,
independientemente de la edad, sexo, raza o procedencia étnica,
discapacidad u otras condiciones, y han de ser valoradas independientemente
de su contribución económica (p. 2).

12
Álvarez (2007) refiere que los centros gerontológicos constituyen un nivel
asistencial de larga duración, destinados de forma prioritaria a personas de edad
avanzada, con dependencia física y/o psicológica, comorbilidad y problemática
social; por tanto la implantación de una metodología de calidad y la implicación de
los profesionales de los equipos interdisciplinares en la mejora de la asistencia, son
pilares fundamentales para incrementar el bienestar de las personas adultas
mayores.

Para Álvarez (2007) es importante destacar que la asistencia a estos centros


gerontológicos deberá ser planificada centrándose en la persona y en su seguridad,
la asistencia a los centros así como los servicios ofertados deberán evaluarse
contantemente para que de esta forma se puedan implementar acciones en pro de
mejorar los servicios y con ello poder garantizar la atención integral al adulto mayor.

Según Avedis (s.f) citado por Álvarez (2007) la atención de calidad “es el tipo
de atención que maximiza el bienestar del paciente después de tener en cuenta el
balance de pérdidas y ganancias esperadas, teniendo en cuenta todas las partes del
proceso de atención” (p. 75).

Según la OMS (2018) una atención sanitaria de calidad es aquella que


identifica las necesidades de las personas en cuanto a su salud de una forma total y
precisa y destina los recursos necesarios a estas necesidades de manera efectiva y
oportuna, la atención centrada en la persona y la seguridad son los ejes de la
atención sobre los que se integran la efectividad clínica, la eficiencia de producción,
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las necesidades del personal y responsabilidad social.

Por tanto para Álvarez (2007) la calidad en la atención en el medio residencial


se la debe entender como todos aquellos procesos que garantizar una atención del
adulto mayor desde una perspectiva integral que afecta directamente en su calidad
de vida en todas las dimensiones biopsicosociales de su desarrollo.

Moyano (s.f) refiere que cuando los centros geriátricos ofrecen a los
residentes mayores oportunidades de decidir sobre sus rutinas y su vida diaria
influyen en la percepción de bienestar, esto se puede deber a que el adulto mayor
“posea un nivel de control mayor sobre la organización de su vida, sus actividades y

13
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su tiempo, aumentando la posibilidad de satisfacer las necesidades de hacer o dejar


de hacer en el momento en que éstas aparecen” (p.88).

Índice

14
Objetivo unidad………………………………………………………………………………………………. 3

Objetivos tema……………………………………………………………………………………… 3

Introducción…………………………………………………………………………………………………… 3

Desarrollo subtemas……………………………………………………………………………………….. 5

Responsabilidad social universitaria………………………………………………………… 5

Referencias……………………………………………………………………………………………………. 9

Este compendio recoge textualmente documentos e información de varias fuentes


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debidamente citadas, como referencias elaboradas por el autor para conectar los
diferentes temas.

Se lo utilizará únicamente con fines educativos

PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO II

15
Unidad 4

Responsabilidad social universitaria y vinculación con la comunidad

Objetivo unidad.
Integrar los conocimientos teóricos con trabajos prácticos de vinculación con
la comunidad, evidenciando la responsabilidad social universitaria.

Tema 2: Responsabilidad social universitaria

Subtemas:

Subtema 1: Trabajos prácticos de responsabilidad social universitaria: visitas a


centros geriátricos

Objetivo tema.
Describir la importancia de la responsabilidad social universitaria en centros
geriátricos.

Introducción

Para Malagón (2006) “la universidad es una institución social enmarcada en el


contexto de una formación social históricamente determinada” (p. 80), por tanto “la
interacción de esta institución con la sociedad en la cual esta insertada se da de
diferentes formas y con estructuras diversas, tanto al interior de la institución como
del entorno social” (Malagón, 2006, p. 80).
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Según Malagón (2006) “durante mucho tiempo se ha mantenido como


funciones esenciales de la universidad la docencia, la investigación y la extensión,
siendo esta última considerada como la verdadera “función social de la universidad””
(p. 88); es decir, hoy en día “la función social constituye la esencia misma de dichas
instituciones que brindan educación superior” (Malagón, 2006, p. 88).

A este tema se le suman algunos aspectos puntuales como “extensión,


transferencia, producción y responsabilidad social de vinculación, entre otros, con el
fin de lograr una articulación sustentable con la sociedad” (Vallejo y Govea, 2001
citados por Duque, Reyes y Morocho, s.f, p. 1).

16
Teniendo en cuenta lo anterior Malagón (2006) refiere que “la vinculación de
la Universidad hacia espacios sociales no debe un proceso mecánico, sino que por el
contrario de una forma dinámica es la Universidad la encargada de construir dichos
espacios” (p. 90), por lo tanto este proceso debe ser “realizado de forma
interdisciplinar con diferentes sectores que influyen en dicha relación como los
sectores sociales, políticos, económicos y culturales, que junto a la educación
superior constituyen una sociedad de aprendizaje” (Malagón, 2006, p. 90).

Para Duque, Reyes y Morocho (s.f) la importancia de dicha vinculación


Universitaria con la comunidad se evidencia porque “brinda una oportunidad a los
diferentes actores de la Educación Superior (directivos, docentes, alumnos) a
desarrollar y potenciar diferentes habilidades y poner en práctica los conocimientos
previamente adquiridos por medio de la ejecución de proyectos que resulten
innovadores y pertinentes” (p. 1). De esta forma “se modifica la inercia de la
educación tradicional” (Duque, Reyes y Morocho, s.f, p. 1).

En este sentido Duque, Reyes y Morocho (s.f) mencionan que “la extensión
de la universidad debe estar guiada en establecer una mayor vinculación tanto con
elementos internos como con diferentes sectores sociales para establecer una
interacción creadora, estimuladora y critica con la comunidad” (p. 2) que “permita
asumir un compromiso de participación en el proceso de creación social de cultura y
transformación social” (Castro, López y López, 2017, p. 166).

De lo anterior Duque, Reyes y Morocho (s.f) concluyen que “la Universidad e


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Instituciones de Educación Superior deben tener la capacidad de dar respuestas de


calidad a las diferentes necesidades sociales a través de procesos académicos
dinámicos y comprometidos con el desarrollo humano” (p. 2) y “de ser posible
estableciendo vínculos con diversas organizaciones que permitan brindar atención a
las poblaciones más vulnerables socio-económicamente” (Duque, Reyes y Morocho,
s.f, p. 2), de esta forma “respetando la naturaleza del entorno territorial en que se
inscriban y a su vez la interdependencia de los agentes que interactúan en el
proceso que se esta llevando a cabo que conllevan a la gestión del desarrollo”
(Castro, López y López, 2017, p. 167).

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Desarrollo de subtemas

Trabajos prácticos de responsabilidad social universitaria: visitas a centros


geriátricos

Para Vizcaíno y Estrada (2011) “la vinculación de la universidad con la


comunidad constituye una función de vital importancia, al ser el canal por el cual la
Universidad o Instituciones del sistema de Educación Superior aporta con su
contingente teórico-metodológico a la solución de problemas prácticos de la
sociedad” (p. 2). En ese sentido se indica que la Universidad “no solo debe realizar
investigación y ser una institución de formación, sino que debe contar con un
componente que permita articular esas funciones con la solución de necesidad del
entorno, es ahí donde la vinculación juega un rol importante” (Vizcaíno y Estrada,
2011, p. 2), “constituyéndose en el eslabón que brinda pertinencia a la institución”
(Ley Orgánica de Educación Superior, 2010 citada en Vizcaíno y Estrada, 2011, p. 2).

Por lo anterior se evidencia que la Universidad debe tener estructurado un


“modelo de gestión para la vinculación con la comunidad, que permita dinamizar el
trabajo con los actores que intervienen, además que permita contribuir a mejorar la
formación profesional de estudiantes y docentes brindando un enfoque de servicio a
la sociedad” (Vizcaíno y Estrada, 2011, p. 2).

En Ecuador, La ley Organza de Educación Superior reconoce la


responsabilidad de la universidad con la sociedad y plantea que “las instituciones de
educación superior articularan su oferta docente, de investigación y actividades de
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vinculación con la comunidad, a la demanda académica, a las necesidades del


desarrollo local, regional y nacional”

En este sentido para Raposo y Zabalza (2011) “la formación práctica de un


estudiante universitario es de gran relevancia tanto para el desempeño de la
profesión como para su desarrollo personal y académico, en esta formación, en
donde se destaca particularmente el, por ser un momento de «iniciación» en la vida
profesional” (p. 17). En este sentido “la práctica se convierte así en una situación de
aprendizaje, una experiencia personal y profesional, al mismo tiempo que es un

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componente curricular más, una parte sustantiva y obligada en gran parte de las
titulaciones en la educación” (Raposo y Zabalza, 2011, p. 17).

Hoy en día “se está actualizando la estructura y organización de las


enseñanzas de educación superior, se está haciendo un esfuerzo por poner los
medios materiales y humanos necesarios para elevar la calidad y excelencia del
aprendizaje de los estudiantes” (Raposo y Zabalza, 2011, p. 18). En ese sentido se
procura “enriquecer sus experiencias de aprendizaje práctico con una revalorización
del conocimiento aplicado en los nuevos planes de estudio” (Raposo y Zabalza,
2011, p. 18).

En este contexto, “la enseñanza y aprendizaje de las competencias


profesionales se muestra prioritario, lo que exige poner a los futuros egresados en
escenarios reales, tal y como sucede durante la práctica” (Raposo y Zabalza, 2011,
p. 18).

La Universidad de Milagro en coherencia con lo que establece la Ley, viene


desarrollando programas y proyectos de vinculación con la sociedad “el
acercamiento físico con la comunidad facilita el aprendizaje y la formación de
competencias que servirán para aportar al desarrollo local y nacional, a través de la
trasferencia de conocimientos” (Rodríguez, Fabelo, Iglesias y Gavilanes, 2018, p. 3).

Centrando las practicas académicas en los centros geriátricos se tiene en


cuenta que “el envejecimiento poblacional constituye un problema de salud pública,
que tiene importancia política, económica y social y que a su vez tiene repercusiones
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en el desarrollo de los países, implica varios sectores como la salud, la educación,


infraestructura, economía, entre otros” (Rodríguez, Fabelo e Iglesias, 2017). En este
sentido se puede decir que “si bien, el incremento de la esperanza de vida se
considera un logro para la humanidad, se requieren de intervenciones específicas
que garanticen a los adultos mayores una vida digna y segura”

En ese sentido, para Rodríguez, Fabelo, Iglesias y Gavilanes (2018) las


practicas académicas vinculadas a este contexto en específico se trata de un proceso
que “contribuye a la formación del estudiante de educación superior desde sus
diferentes áreas de formación, en donde desarrolla competencias y habilidades que

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le permitirán brinda una atención de forma integral al adulto mayor y mejorar sus
condiciones de vida” (p. 3).

Por otra parte, la Secretaria de Extensión Universitaria (2014) refiere que las
diferentes actividades dentro de los proyectos encaminadas en ofrecer al adulto
mayor una atención integral aportan “significativos cambios a su cotidianeidad,
logrando integrarlos afectiva y socialmente, alejándolos del aislamiento” (p. 4).
“Dichas actividades deben estar encaminadas siempre en atender las necesidades
específicas de la población donde se va a trabajar, generando en los adultos
mayores un interés y motivación para formar parte de y de esta forma se pueda
cumplir con los objetivos propuestos” (Secretaria de Extensión Universitaria, 2014,
p.4).

Además, la inclusión de los adultos mayores en actividades de las practicas


universitarias deben “posibilitar la conformación de nuevos vínculos sociales,
reintegrando el protagonismo que tiene esta población en nuestra sociedad,
rescatando el legado que tienen para dejar, además que se deben dejar abiertas las
puertas para la continuidad de nuevos proyectos que tengan como objetivo
primordial la promoción de un envejecimiento activo y saludable” (Rodríguez,
Fabelo, Iglesias y Gavilanes, 2018, p. 5).

Bajo la premisa de los nuevos conceptos gerontológicos la Secretaria de


Extensión Universitaria (2014) indica que “la participación familiar y de la comunidad
es de suma importancia, en donde se debe dejar atrás antiguos patrones de
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institucionalización; actualmente las necesidades y demandas por parte de los


adultos mayores requieren de respuestas mas complejas a las tradicionales que hoy
en día resultan insuficientes” (p.4)

Por tanto, las prácticas y proyectos que se deriven de ella deben estar
orientados en “generar y organizar una diversidad de espacios interactivos de
aprendizaje, creatividad, dialogo-reflexión, deportes y cultura” (secretaria de
Extensión Universitaria, 2014, p. 4). “Estos espacios resultan fuente de
enriquecimiento y de bienestar personal para quienes participan, ya que permite al
adulto mayor desarrollar potencialidades, revalorizar recursos personales, facilitar la

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integración social, generando con ello una mayor confianza y en general influyendo
de una forma positiva en su bienestar general y su calidad de vida” (p. 5).

Es así que la Universidad de Milagro lleva a cabo diferentes proyectos de


vinculación los cuales “son los medios por el cual se genera la interacción de la
academia con el medio social y productivo, para impulsar el desarrollo local,
provisional y nacional, como contribución a la mejora de la calidad de vida de los
beneficiarios” (Universidad Estatal de Milagro UNEMI, 2017).

Respecto al proyecto de vinculación con la comunidad en población con


Adultos mayores, la UNEMI desarrollo en el año 2017 un proyecto denominado
“Apoyo Psicológico en el Desarrollo Emocional y Cognitivo de los Adultos Mayores” el
cual tenia como objetivo “desarrollar un programa psicoeducativo gerontológico
dirigido al fortalecimiento cognitivo, emocional y social del Adulto mayor a fin de
contribuir a su calidad de vida con el fin de que conozcan los cambios bio-psico-
sociales que se desarrollan en esta nueva etapa” (UNEMI, 2017).

Por lo general, las intervenciones que tienen que ver con la extensión
académica cubren una demanda que los organismos o instituciones beneficiarias no
alcanzan a cubrir, el trabajo en campo permiten en los estudiantes el desarrollo de
habilidades como el trabajo en equipo, consolidar niveles de empatía y formación de
lideres comunitarios para poder cumplir a cabalidad con los objetivos propuestos en
cada proyecto, es así que estos líderes cumplen un papel importante para cumplir
con los objetivos propuestos.
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