Manual - Unidad 3
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Manual - Unidad 3
Para estar en condiciones de cumplir sus fines el Estado necesita contar no solo con un sistema
robusto de normas jurídicas, sino también con una estructura de instituciones que respondan a un
sistema coherente de frenos y contrapesos. En esta unidad vamos a analizar el significado y
fundamento del principio de separación de poderes y las principales instituciones del sistema de
frenos y contrapesos de la República Dominicana.
Cabe aclarar que, aunque tenga diversidad de funciones, el poder del Estado es uno solo. De ahí
que, cuando se acude a los términos ‘división’ y ‘separación’ de los poderes del Estado, de lo que
se trata propiamente no es de dividir el poder del Estado, sino de repartir sus funciones entre
órganos o instituciones del mismo. Por ‘poderes del Estado’ se entiende tanto sus funciones como
los órganos responsables de ponerlas en práctica.
Montesquieu1 advirtió que toda persona que tiene poder se ve impulsado a abusar de él y llega
hasta donde encuentra límites, añadiendo que ese abuso solo se ve impedido si el poder detiene al
1
MONTESQUIEU, El Espíritu de las leyes, tomo I, Librería General de Victoriano Suárez, Madrid, España, 1906,
pp. 227 y ss.
2
poder. Madison decía en ese mismo sentido: «No se puede negar la naturaleza expansiva del poder,
y por ello debería ser frenado para evitar que exceda los límites que se le han asignado»2.
Cuando el poder del Estado está concentrado en un único punto es muy difícil limitarlo. En cambio,
cuando se encuentra repartido es un poder que va a limitarse a sí mismo de manera mecánica. En
consecuencia, según Montesquieu y otros autores de la tradición liberal, la clave para el buen
gobierno radica en que ninguna persona, institución o clase social monopolice el poder.
Esta doctrina surgió porque la historia había demostrado que la concentración del poder político en
un solo sujeto, el rey, conducía a numerosas arbitrariedades por parte de gobiernos tiránicos,
incapaces de reconocer ni siquiera los derechos más elementales de las personas. De ahí que se
considerara necesario encontrar un mecanismo efectivo para contener dicho poder.
Así, Montesquieu propuso la división del mismo en tres: el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo
y el Poder Judicial. Sostuvo, además, que el poder político correspondía al pueblo, quien lo
ejercería por medio de sus representantes, debido a la imposibilidad de que los ciudadanos lo
ejercieran ellos mismos en los Estados extensos y a los inconvenientes que surgirían en los
pequeños.
Al Poder Ejecutivo le atribuyó, además de las funciones de disponer de la guerra y la paz, prevenir
las invasiones, garantizar la seguridad, recibir y enviar embajadores etcétera, así como otras
relacionadas con la legislación, como la facultad de convocar las cámaras legislativas y de
introducir proyectos de leyes para su discusión y aprobación (iniciativa legislativa).
2
MADISON (James), «Sobre los medios de dar eficacia en la práctica al principio de la separación de poderes», en
HAMILTON (Alexander), MADISON (James) y JAY (John), El federalista, Ediciones Akal, Madrid, España,
2015, p. 384.
3
Concomitantemente, en este sistema también los ciudadanos ven limitada su voluntad. Para ese
autor, la libertad es el derecho de hacer todo lo que las leyes permiten, pues, si un ciudadano pudiera
hacer lo que prohíben, ya no tendría libertad dado que los demás ciudadanos tendrían igualmente
ese poder.
Tenemos, a fin de cuentas, que el poder limitado, tanto para las autoridades como para los
ciudadanos, permite garantizar a través de la ley la libertad de las personas, su seguridad y el goce
de los derechos individuales.
Comprobamos así lo dicho más arriba: la separación de los poderes constituye un método o una
guía de buen gobierno. Es un principio que puede ser implementado mediante diferentes fórmulas
o esquemas.
3
MONTESQUIEU, El Espíritu de las leyes, obra citada, tomo I, p. 237.
4
En Europa Central y muchos países de América se plasmó en la división de los tres poderes clásicos
(ejecutivo, legislativo y judicial). En cambio, en Estados Unidos y otros países se adoptaron dos
divisiones distintas de poderes: una de tipo horizontal (ejecutivo, legislativo y judicial) y otra de
tipo vertical (federación y Estados miembros).
Vale la pena reproducir literalmente ese texto constitucional: «El gobierno de la Nación es
esencialmente civil, republicano, democrático y representativo. Se divide en Poder Legislativo,
Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Estos tres poderes son independientes en el ejercicio de sus
respectivas funciones. Sus encargados son responsables y no pueden delegar sus atribuciones, las
cuales son únicamente las determinadas por esta Constitución y las leyes».
Cada poder del Estado debe respetar y no puede invadir las atribuciones de otro ni interferir en
ellas. Tampoco puede delegarlas sus propias atribuciones, promoviendo con ello que otro poder
asuma funciones que no le corresponden. La relación entre los poderes del Estado se basa en el
deber de trabajar en coordinación y colaboración, con la finalidad de complementarse y controlarse
recíprocamente, nunca con pretensiones de subordinación o imposición.
Dicho principio de separación e independencia de los poderes públicos es de una importancia tan
elevada para el sistema democrático de nuestro país que así lo precisa nuevamente la Constitución
5
en su artículo 7 al referir que se trata de uno de los principios que fundamentan la República
Dominicana.
El Poder Legislativo, del que se ocupa la Constitución dominicana en sus artículos 76 a 121, es
ejercido por el Congreso Nacional, que está compuesto por dos cámaras: el Senado y la Cámara de
Diputados.
Modo de
Sufragio universal directo cada 4 años, estando permitida la reelección.
elección
‒ 7 elegidos en representación de la
comunidad dominicana en el exterior.
El Poder Legislativo siempre ha sido entendido como el órgano más representativo de la voluntad
popular. Si observamos la cantidad de legisladores que integran esa institución en la República
Dominicana y los requisitos exigidos para poder ejercer los cargos, podemos comprender que con
este diseño nuestro Estado se propone garantizar el mayor nivel posible de pluralismo político.
Para poder deliberar, se necesita la presencia de más de la mitad de sus miembros en cada una de
las cámaras. Las decisiones se adoptan por mayoría absoluta de votos, salvo los asuntos declarados
previamente de urgencia o disposición en contrario.
Por otro lado, la exigencia de que los legisladores procedan de la demarcación territorial de quienes
los eligen o hayan residido en ella, aún más en el caso de los diputados, obedece a la necesidad de
que dichos servidores sean cercanos a su pueblo y directamente conocedores de las necesidades de
las personas que van a representar.
Es importante que el trabajo de los legisladores dé respuesta oportuna y eficaz a los problemas que
enfrenta la sociedad. Es la razón por la que las dos legislaturas anuales (períodos del trabajo
legislativo) tienen una duración de ciento cincuenta días, iniciando ordinariamente el 27 de febrero
y el 16 de agosto de cada año. El Poder Ejecutivo puede extender dicho período al convocar a una
legislatura extraordinaria.
Cada cámara cuenta con un presidente, un vicepresidente y dos secretarios, elegidos por los
legisladores de sus respectivas cámaras el 16 de agosto de cada año. El presidente cuenta con
poderes disciplinarios durante las sesiones y representa a su cámara en todos los actos legales. Debe
rendir un informe anual sobre las actividades legislativas, administrativas y financieras realizadas
durante dicho período. También los legisladores tienen que rendir un informe anual de su gestión
a los electores que representan.
‒ Votar anualmente la Ley de Presupuesto General del Estado, así como aprobar o rechazar los
gastos extraordinarios para los cuales solicite un crédito el Poder Ejecutivo.
‒ Legislar cuanto concierne a la deuda pública y aprobar o desaprobar los créditos y préstamos
firmados por el Poder Ejecutivo.
‒ Aprobar o desaprobar los contratos que le someta el presidente de la República, así como las
enmiendas o modificaciones posteriores.
‒ Aprobar o rechazar el estado de recaudación e inversión de las rentas que debe presentarle el
Poder Ejecutivo.
‒ Examinar anualmente todos los actos del Poder Ejecutivo y aprobarlos si son ajustados a la
Constitución y a las leyes.
‒ Supervisar todas las políticas públicas que implemente el gobierno y sus instituciones
autónomas y descentralizadas, sin importar su naturaleza y alcance.
Nótese la gran cantidad de actividades del Congreso Nacional que se relacionan con el Poder
Ejecutivo. Como dijimos anteriormente, se trata de un sistema de colaboración y de frenos y
contrapesos para que el poder no sea arbitrario y se garantice el buen gobierno.
En ese mismo orden, también corresponden al Poder Legislativo, entre otras, las atribuciones de
supervisar todas las políticas públicas que implemente el Ejecutivo y aprobarle los préstamos y
contratos cuyo valor ascienda a los doscientos salarios mínimos del sector público. Puede también
citar e invitar a miembros del Gobierno, pedirles informes y nombrar comisiones especiales de
investigación para asuntos específicos, de modo que pueda prevenir violaciones a la Constitución
y las leyes por parte de los funcionarios.
El Congreso Nacional también se relaciona con el Poder Judicial, por ejemplo cuando le
corresponde la creación de tribunales. Igualmente con las instancias de gobierno local o municipal,
como es el caso, entre otros, de la creación, modificación o supresión de regiones, provincias,
municipios, etcétera o de la conservación de monumentos y del patrimonio histórico, cultural y
artístico.
Además, a través del juicio político, el Poder Legislativo puede sancionar disciplinariamente la
comisión de faltas graves de los legisladores, del presidente y vicepresidente de la República, de
los alcaldes, de los regidores y de los jueces, tanto los de la Suprema Corte de Justicia como los
del Tribunal Constitucional y los del Tribunal Superior Electoral. Tras acusación de los diputados,
los senadores pueden incluso determinar la destitución de dichos funcionarios por la gravedad de
la falta cometida.
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Las cámaras también pueden interpelar (exigir explicaciones) a los ministros y viceministros, al
Gobernador del Banco Central y a los directores o administradores de organismos autónomos y
descentralizados del Estado, así como a los de entidades que administren fondos públicos sobre
asuntos de su competencia.
El Senado y la Cámara de Diputados celebran sus sesiones de forma separada, excepto cuando se
reúnen en Asamblea Nacional. Para esto último deben estar presentes más de la mitad de los
miembros de cada cámara y las decisiones se toman por mayoría absoluta de votos, excepto cuando
la Asamblea se ha sido convocada para reformar la Constitución.
Corresponden a la Asamblea Nacional, entre otras, las funciones de 1) conocer y decidir sobre las
reformas constitucionales, actuando en este caso como Asamblea Nacional Revisora, 2) examinar
las actas de elección del presidente y del vicepresidente de la República y 3) proclamarles,
recibirles su juramento y aceptar o rechazar sus renuncias en caso de presentarlas.
Como es propio de los regímenes presidenciales, nuestro Poder Ejecutivo es ejercido en nombre
del pueblo por el presidente de la República en su doble condición de Jefe de Estado y de gobierno.
A él corresponde dirigir la política interior y exterior del país y la administración civil y militar,
siendo la autoridad suprema de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional y de los demás cuerpos
de seguridad del Estado. El Poder Ejecutivo se encuentra descrito en los artículos 122 a 137 de la
Constitución dominicana.
El presidente de la República es elegido cada cuatro años por voto directo. La Constitución le
permite optar por un segundo período constitucional consecutivo, pero le prohíbe volver a
postularse nunca más tanto para ese cargo como para el de la Vicepresidencia de la República.
Para ser presidente de nuestro país se requiere: 1) ser dominicano de nacimiento u origen, 2) haber
cumplido treinta años de edad, 3) estar en pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos y 4)
no haber estado en el servicio militar o policial activo por lo menos durante los tres años previos a
las elecciones presidenciales.
- Promulgar y publicar las leyes y resoluciones del Congreso Nacional y cuidar de su fiel
ejecución.
- Disponer cuanto concierna a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, mandarlas por sí
mismo o a través del ministerio correspondiente, conservando siempre su mando supremo.
- Tomar las medidas necesarias para proveer y garantizar la legítima defensa de la Nación en
caso de ataque armado actual o inminente por parte de una nación extranjera o poderes
externos.
- Disponer todo lo relativo a las zonas aéreas, marítimas, fluviales, terrestres, militares y
policiales en materia de seguridad nacional.
- Hacer arrestar o expulsar a los extranjeros cuyas actividades sean o puedan ser perjudiciales al
orden público o la seguridad nacional.
- Nombrar a los ministros, viceministros y demás funcionarios públicos que ocupen cargos de
libre nombramiento, así como aceptarles su renuncia y removerlos.
- Designar a los titulares de los órganos y organismos autónomos y descentralizados del Estado,
así como aceptarles su renuncia y removerlos.
- Depositar ante el Congreso Nacional las memorias de los ministerios y rendir cuenta de su
administración presupuestaria, financiera y de gestión ocurrida en el año anterior.
- Someter al Congreso Nacional el proyecto de Ley de Presupuesto General del Estado para el
año siguiente.
- Dirigir las negociaciones diplomáticas y recibir a los Jefes de Estado extranjeros y a sus
representantes.
Como puede observarse, también en las atribuciones del presidente de la República Dominicana
identificamos herramientas del sistema de frenos y contrapesos características del principio de
separación de poderes.
En ese mismo orden, el Poder Ejecutivo se relaciona con el Legislativo en el proceso de formación
de las leyes, puesto que el presidente, además de tener iniciativa legislativa y la facultad de poder
observar la ley, desempeña la función de promulgarla y publicarla.
Al mismo tiempo, con el Poder Judicial, se relaciona, por ejemplo, a través de la atribución
presidencial de conceder indultos. El indulto no es más que una gracia otorgada por el presidente
de la República para perdonar y liberar a una persona que está cumpliendo una pena privativa de
libertad que ha sido impuesta en virtud de una sentencia dada por el Poder Judicial.
Con los gobiernos locales o municipales se relaciona cuando corresponde a la Presidencia autorizar
la enajenación (venta o donación) de inmuebles municipales.
Por otra parte, para el despacho de los asuntos de gobierno el presidente cuenta con la colaboración
inmediata del vicepresidente y de los ministros.
Los ministerios son los órganos esenciales del Poder Ejecutivo para la planificación, dirección,
coordinación y ejecución de la función administrativa del Estado. El artículo 24 de la Ley Orgánica
de la Administración Pública (núm. 247-12) les encarga, en especial, la formulación, adopción,
seguimiento, evaluación y control de las políticas, estrategias, planes generales, programas,
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Cada ministerio se encuentra a cargo de un ministro y cuenta con los viceministros necesarios para
el despacho de sus asuntos. Todos ellos, como hemos indicado, son nombrados por el presidente.
Dada la importancia de la figura del presidente para la gestión administrativa diaria que requiere el
Estado, la Constitución prevé en su artículo 129 cómo proceder para su sucesión si se produce su
falta.
El Poder Judicial de nuestro país está conformado por la Suprema Corte de Justicia, que es su más
alto tribunal, y por los demás tribunales y juzgados creados por la Constitución y las leyes. La
Constitución atiende a este poder en sus artículos 149 a 168.
Se trata del poder considerado por Hamilton como el menos peligroso de todos, puesto que no
influye ni sobre las armas o la fuerza ni sobre el tesoro, siendo un cuerpo intermedio entre el pueblo
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y los legisladores, capaz de mantener a las autoridades dentro de sus límites asignados y de
garantizar los derechos de la ciudadanía4.
Esta institución es de suma importancia porque satisface la necesidad que tienen las personas de
recibir por parte del Estado una respuesta judicial efectiva cuando acuden a él para reclamar sus
derechos e intereses legítimos en el entendido de que han sido afectados o de que pudieran verse
afectados.
Ahora bien, todo Estado democrático y de derecho que se proponga ofrecer a sus habitantes una
respuesta judicial efectiva debe garantizar, entre otras cosas, que los jueces que conozcan de los
casos o reclamos sean competentes en la materia y, además, que actúen con independencia e
imparcialidad.
En ese sentido, digamos, en primer lugar, que el constituyente dominicano concedió al Poder
Judicial autonomía, tanto funcional como administrativa y presupuestaria.
En segundo lugar, la Constitución estipula que la persona aspirante a ser juez del Poder Judicial
debe someterse a un concurso público de méritos mediante el sistema de ingreso a la Escuela
Nacional de la Judicatura establecido por la ley y, además, aprobar satisfactoriamente el programa
de formación de dicha escuela.
4
HAMILTON (Alexander), «El poder judicial y su permanencia con la condición de buena conducta», en
HAMILTON (A.), MADISON (J.) y JAY (J.), El federalista, obra citada, pp. 549 y 551.
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Ambas medidas buscan asegurar que los jueces puedan administrar justicia libres de influencias y
presiones y que sean profesionales idóneos para hacerlo.
En tercer lugar, se establece a nivel constitucional que, una vez un juez ingresa al Poder Judicial,
se somete al régimen legal de carrera judicial para su ascenso, promoción, desvinculación y retiro.
De ahí que los jueces no pueden ser removidos, separados, suspendidos, trasladados o jubilados
sino conforme a lo establecido en la ley. Es lo que sucede, por ejemplo, cuando se demuestra una
falta cometida por el juez mediante un cuidadoso procedimiento disciplinario.
Ahora bien, esta garantía de estabilidad en el cargo (inamovilidad) de la que gozan los jueces exige,
a su vez, 1) que solo puedan dedicarse a sus funciones y a la docencia, 2) que no se les permita
participar en actividades políticas partidistas y 3) que deban capacitarse y actualizarse
permanentemente.
Con todo ello el Estado se propone que, en sus decisiones, los jueces se encuentren libres de
influencias o presiones tanto por parte de los demás poderes públicos como de otras personas y
que, siendo ajenos o sin interés o relación con el caso y las partes en él implicadas, puedan ser
neutrales.
La Suprema Corte de Justicia está integrada por no menos de 16 jueces divididos por salas. Tiene
las siguientes atribuciones:
– Conocer de los recursos de casación. Dichos recursos persiguen anular sentencias dictadas por
los jueces del Poder Judicial cuando entiende que fueron dictadas en función de una incorrecta
interpretación o aplicación de la ley o sin cumplir con las garantías del debido proceso.
– Conocer en último recurso de las causas cuyo conocimiento en primera instancia sea
competencia de las cortes de apelación y sus equivalentes.
– Designar, de conformidad con la Ley de Carrera Judicial (núm. 327-98), a los demás jueces
del Poder Judicial.
Las cortes de apelación o tribunales superiores, por su parte, son responsables, entre otras, de las
siguientes atribuciones: 1) conocer de las apelaciones a las sentencias y 2) conocer en primera
instancia de las causas penales seguidas a jueces de primera instancia o sus equivalentes,
procuradores fiscales, titulares de órganos y organismos autónomos y descentralizados del Estado,
gobernadores provinciales y alcaldes del Distrito Nacional y de los municipios.
Las atribuciones de los demás tribunales del Poder Judicial se encuentran determinadas por las
leyes.
Un órgano muy importante para el Poder Judicial es el Consejo del Poder Judicial, encargado de
las labores administrativas y disciplinarias de la institución.
El Consejo del Poder Judicial está integrado por: 1) el presidente de la Suprema Corte de Justicia,
que es quien lo preside, 2) un juez de la Suprema Corte de Justicia elegido por el pleno de la misma,
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El Distrito Nacional, los municipios y los distritos municipales constituyen la base del sistema
político administrativo local. Gozan de autonomía política y administrativa. La finalidad de estos
entes públicos es procurar el bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de sus
respectivos territorios. Lo expuesto en este apartado relativo al régimen de los municipios se
encuentra señalado en los artículos 199 a 202 de nuestra Constitución.
El gobierno del Distrito Nacional y los de los municipios se encuentran cada uno de ellos a cargo
de los respectivos ayuntamientos. Estos están constituidos por dos órganos complementarios: 1) el
Concejo de Regidores, que es un órgano exclusivamente normativo, reglamentario y de
fiscalización integrado por regidores con sus respectivos suplentes, y 2) la Alcaldía, órgano
ejecutivo encabezado por un alcalde, cuyo suplente se denomina vicealcalde. Los alcaldes y los
regidores son elegidos cada cuatro años por el pueblo de su jurisdicción.
En el caso de los distritos municipales, el gobierno se encuentra a cargo de una Junta de Distrito.
Está integrada por: 1) un director que actúa como órgano ejecutivo y que también tiene suplente y
2) una Junta de Vocales con funciones normativas, reglamentarias y de fiscalización.
Según el artículo 19 de la Ley del Distrito Nacional y los municipios (núm. 176-07), los
ayuntamientos tienen las siguientes atribuciones: 1) ordenar el tránsito de vehículos y personas en
las vías urbanas y rurales, 2) normar y gestionar el espacio público, 3) prevenir, extinguir incendios
y financiar las estaciones de bomberos, 4) ordenar el territorio, realizar el planeamiento urbano, la
gestión del suelo, la ejecución y disciplina urbanística, 5) normar y gestionar el mantenimiento y
uso de las áreas verdes, parques y jardines, 6) normar y gestionar la protección de la higiene y
salubridad públicas para garantizar el saneamiento ambiental, 7) construir infraestructuras y
equipamientos urbanos, pavimentar las vías públicas urbanas, construir y mantener caminos
rurales, construir y conservar aceras, contenes y caminos vecinales, 8) preservar el patrimonio
histórico y cultural del municipio, 9) construir y gestionar mataderos, mercados y ferias, 10)
construir y gestionar cementerios y servicios funerarios, 11) instalar el alumbrado público, 12)
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realizar la limpieza vial, 13) brindar servicios de limpieza y ornato público, recolección,
tratamiento y disposición final de residuos sólidos, 14) ordenar y reglamentar el transporte público
urbano y 15) promover, fomentar y desarrollar la economía local.
Los ayuntamientos pueden, además, colaborar con el Poder Ejecutivo y trabajar conjuntamente con
él en las siguientes tareas: 1) coordinación en la gestión de la prestación y financiación de los
servicios sociales y la lucha contra la pobreza, dirigido a los grupos socialmente vulnerables y,
principalmente, a la infancia, la adolescencia, la juventud, la mujer, las personas con discapacidad
y los adultos mayores, 2) coordinación, gestión y financiación de la seguridad ciudadana y
mantenimiento del orden público, 3) coordinación y gestión de la prestación de los servicios de
atención primaria de salud, 4) promoción y fomento de la educación inicial, básica y capacitación
técnico vocacional, así como el mantenimiento de los locales escolares públicos, 5) coordinación
de la provisión de los servicios de abastecimiento de agua potable, alcantarillado y tratamiento de
aguas residuales, 6) promoción de la cultura, el deporte y la recreación, 7) defensa civil,
emergencias y previsión de desastres, 8) promoción de la prevención de la violencia intrafamiliar
y de género, así como apoyo y protección de derechos humanos, 9) desarrollo de políticas públicas
focalizadas a mujeres jefas de hogar y madres solteras y 10) promoción y fomento del turismo.
Se trata, como puede notarse, de un conjunto de instituciones locales que el Estado ha creado para
poder cumplir sus fines y brindar de manera más eficaz los servicios públicos.
Por último, debemos resaltar que la Liga Municipal Dominicana promueve la interrelación entre
todos los municipios del país, alentando su adecuada organización y el espíritu de cooperación
entre ellos a fin de que establezcan mejores niveles de servicios. Sus funciones están descritas en
el artículo 106 de la Ley del Distrito Nacional y los municipios (núm. 176-07).
Con el propósito de satisfacer el interés general y las necesidades del pueblo, el Estado también
cuenta con diversos entes y órganos distintos de los poderes mencionados. Algunos de estos
organismos tienen rango constitucional, es decir, se encuentran reconocidos en la Constitución
21
Algunos de estos organismos (como, por ejemplo, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional)
tienen como autoridad suprema al presidente de la República. Otros, como el Tribunal
Constitucional, la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral o la Cámara de Cuentas,
no se subordinan jerárquicamente a ninguno de los poderes clásicos, sino que tienen funciones
independientes y la Constitución les dota de autonomía para cumplir sus objetivos acordes a su
naturaleza y la misión que ella misma les encomienda.
Como expuso el Tribunal Constitucional, «los órganos autónomos son creados directamente por la
Constitución para actualizar y perfeccionar el principio de la separación de los poderes. Surgen de
la necesidad de separar determinadas funciones públicas de los procesos normales de gobierno.
Así, la autonomía constituye una garantía institucional asociada a la independencia con que han de
ejercer las funciones encomendadas por la Constitución»5.
La autonomía de estos órganos les permite: 1) planificar sin injerencias de otras autoridades las
políticas, estrategias, metas y objetivos que resulten necesarios para el ejercicio de sus funciones y
2) disponer de sus recursos humanos, materiales y financieros de la forma que resulte más
conveniente para los cometidos y fines que les han sido asignados.
5
TC/0001/15 de 28 de enero de 2015, 9.1.2.
22
La Junta Central Electoral es la encargada de organizar y dirigir las asambleas electorales para la
celebración de elecciones y de otros mecanismos de participación popular. Constituye la máxima
autoridad en materia de administración y organización de los procesos electorales. Es responsable
también de los procesos que llevan internamente los partidos, agrupaciones y movimientos
políticos para la escogencia de candidatos a cargos de elección popular y de conocer respecto del
reconocimiento o extinción de las organizaciones políticas, sus alianzas, coaliciones o fusiones,
entre otras.
Dicha institución, descrita en los artículos 212 y 213 de la Constitución y en la Ley Orgánica del
Régimen Electoral (núm. 20-23), está integrada por un presidente, cuatro miembros y sus suplentes,
elegidos para un período de cuatro años por el Senado de la República con el voto de las dos
terceras partes de los senadores presentes.
El Registro Civil es el lugar donde se asientan las informaciones personales de los ciudadanos,
como el nombre, el domicilio y la fecha de nacimiento, entre otros datos que permiten
individualizar a las personas. El Registro Electoral, por su parte, es el lugar donde se asienta la
inscripción personal, obligatoria y gratuita de todo individuo y ciudadano dominicano que se
encuentre en aptitud de ejercer el sufragio.
6
En el capítulo relativo a las garantías nos referiremos a otras instituciones de rango constitucional y a sus principales
objetivos.
23
Ambos órganos pertenecen a la Junta Central Electoral por la importancia que tiene para esta el
manejo y control absoluto de estos datos de cara a prevenir cualquier injerencia de externos que
pudiera alterar la voluntad del pueblo a la hora de votar y de elegir a sus representantes.
En el Distrito Nacional y en cada municipio se cuenta, además, con una Junta Electoral subordinada
a la Junta Central Electoral. Estas juntas electorales son las encargadas, entre otras cosas, de: 1)
designar a los funcionarios de los colegios electorales, 2) velar por la distribución del equipo y de
los materiales electorales, 3) verificar el cómputo de la votación, 4) expedir los certificados de
elección a los candidatos y 4) anular las elecciones en uno o varios colegios electorales por razones
indicadas en la ley.
Las asambleas electorales funcionan en colegios electorales, que se abren cada cuatro años para
elegir al presidente y al vicepresidente de la República, a los senadores y diputados, a las
autoridades municipales y a los demás funcionarios o representantes electivos. Estas elecciones se
celebran de modo separado e independiente. Las de presidente, vicepresidente y representantes
legislativos y parlamentarios de organismos internacionales, el tercer domingo del mes de mayo y
las de las autoridades municipales, el tercer domingo del mes de febrero.
Tanto la Junta Central Electoral como las juntas electorales deben organizar, dirigir y supervisar
las elecciones y garantizar la libertad, transparencia, equidad y objetividad de las mismas. Para
garantizar la integridad de los procesos, la Junta Central Electoral asume incluso la dirección y el
mando de la fuerza pública durante las elecciones. Esto es así porque es imprescindible que la
ciudadanía pueda confiar en los procesos de elección de sus representantes, en quienes se delega
la toma de las decisiones que marcarán el futuro de nuestro país. Esa confianza, a su vez, sirve de
motivación para que los ciudadanos participen con entusiasmo en los espacios democráticos.
24
Dicho Tribunal se encuentra descrito en los artículos 214 y 215 de la Constitución y en la Ley
Orgánica del Tribunal Superior Electoral (núm. 29-11). Está integrado por no menos de tres y no
más de cinco jueces electorales y sus suplentes, designados por un período de cuatro años por el
Consejo Nacional de la Magistratura, quien indica cuál de ellos ocupa la presidencia.
El hecho de que haya sido creada una instancia exclusivamente para estos fines nos indica la
importancia para nuestro sistema político que el constituyente ha otorgado al respeto de la voluntad
popular y al cumplimiento de las normas en materia de participación y elección de nuestros
representantes.
También esta institución goza de la autonomía e independencia respecto de los poderes del Estado,
elementos imprescindibles para poder ejercer su importante función dentro del sistema de frenos y
contrapesos de que disponemos.
Está integrada por cinco miembros, elegidos por un período de cuatro años por el Senado de la
República de las ternas que le presenta la Cámara de Diputados. Entre sus funciones se encuentran:
1) examinar las cuentas generales y particulares de la República, 2) presentar al Congreso Nacional
los informes sobre la fiscalización del patrimonio del Estado, 3) auditar y analizar la ejecución del
Presupuesto General del Estado que cada año aprueba el Congreso Nacional, 4) realizar
investigaciones especiales a requerimiento de una o de ambas cámaras legislativas, 5) practicar
auditoría externa financiera, de gestión, estudios e investigaciones especiales a los organismos,
entidades, personas físicas y jurídicas, públicos o privados, sujetos a la ley, 6) identificar y señalar
en los informes los hechos relativos a la violación de normas establecidas que originan
responsabilidad administrativa, civil o indicios de responsabilidad penal, 7) requerir a las
autoridades nominadoras la aplicación de sanciones a quien o quienes corresponda en base a los
resultados de sus actividades de control externo, 8) investigar las denuncias o sospechas
fundamentadas de hechos ilícitos contra el patrimonio público o apoyar, si es el caso, las labores
de los organismos especializados en la materia y 9) participar por iniciativa propia o apoyando a
otros organismos en actividades que prevengan o combatan la corrupción.
Para que el Estado pueda cumplir con sus fines, brindar los servicios públicos que la población
necesita y combatir los problemas estructurales que nos afectan, es primordial que los escasos
recursos de que disponemos sean efectivamente distribuidos e invertidos. La Cámara de Cuentas,
como vemos, tiene la importante misión de garantizar que así sea. Para ello, debe ser minuciosa a
la hora de revisar el cumplimiento de las normas jurídicas sobre la contratación pública, el uso y
cuidado de los bienes y el manejo del presupuesto y de los recursos.
Debemos también mencionar que la Contraloría, entre otras funciones, asesora a las entidades y
organismos bajo el ámbito de la ley para mejorar y fortalecer el control interno y realiza
investigaciones administrativas e inspecciones.
Se entiende, pues, que, junto con el Congreso Nacional, la Cámara de Cuentas y la ciudadanía, sea
el soporte fundamental del sistema de frenos y contrapesos para garantizar la buena administración
de los fondos públicos.
Las Fuerzas Armadas es la institución que, de conformidad con los artículos 252 a 254 de la
Constitución y la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas de la República Dominicana (núm. 139-
13), tiene a su cargo la importante misión de defender la independencia y soberanía de la Nación,
la integridad de sus espacios geográficos, la Constitución y las instituciones de la República.
Corresponde, además, a las Fuerzas Armadas la custodia, supervisión y control de todas las armas,
municiones y demás pertrechos militares, material y equipos de guerra que ingresen en el país o
que sean producidos por la industria nacional, con las restricciones establecidas en la ley.
Las Fuerzas Armadas están conformadas por la Fuerza Terrestre, constituida por el Ejército de
República Dominicana, la Fuerza Naval, constituida por la Armada de República Dominicana, y
la Fuerza Aérea, constituida por la Fuerza Aérea de República Dominicana, valga la redundancia.
La institución es obediente al poder civil. Sus miembros no pueden pertenecer a los partidos
políticos. En el desarrollo de su misión, sus miembros tienen un carácter esencialmente defensivo
y no tienen facultad, en ningún caso, para deliberar o apartarse de las instrucciones recibidas por
el presidente de la República, quien es su autoridad suprema.
27
Ese estricto régimen obedece a la necesidad de que las Fuerzas Armadas respondan solo a la
autoridad correspondiente y ejecuten lo que se les ordene. Eso se debe a que, al tener el control de
las armas y seguridad de todo el territorio, las injerencias externas o de los partidos podrían resultar
peligrosas para la estabilidad de nuestro sistema político.
Los miembros de las Fuerzas Armadas ingresan, son nombrados, ascienden y se retiran conforme
al régimen de carrera militar establecido en la ley. El reintegro de sus miembros está prohibido,
salvo en los casos en que la separación o retiro haya sido realizada en violación a la ley.
Los tribunales militares solo pueden conocer de las infracciones y faltas disciplinarias relativas a
las funciones militares. Las faltas penales que constituyan una infracción al régimen penal militar
deben ser instruidas y conocidas por los tribunales penales ordinarios del Poder Judicial7.
La Policía Nacional es otra institución armada, técnica, profesional y obediente al poder civil.
Tampoco sus miembros pueden pertenecer a los partidos políticos ni deliberar o apartarse de las
instrucciones recibidas del presidente de la República.
Esta institución, explicada en los artículos 255 a 257 de la Constitución y en la Ley Orgánica de la
Policía Nacional (núm. 590-16), es fundamental para la protección de la vida, de la integridad y de
la seguridad física de las personas. Más concretamente, tiene como misión 1) salvaguardar la
seguridad ciudadana, 2) prevenir y controlar los delitos, 3) perseguir e investigar las infracciones
penales bajo la dirección del ministerio público, 4) mantener el orden público para proteger el libre
ejercicio de los derechos de las personas y la convivencia pacífica, 5) velar por el respeto de la
propiedad pública y privada y 6) prestar auxilio al Poder Judicial, al Ministerio Público y a otras
autoridades.
Al igual que sucede en las Fuerzas Armadas, el ingreso, nombramiento, ascenso y retiro de sus
miembros se realiza conforme al régimen de carrera policial establecido en la ley y el reintegro de
7
TC/0350/19 de 16 de septiembre de 2019, 11.w.
28
sus miembros está prohibido, excepto en los casos en que la separación o retiro haya tenido lugar
en violación a la ley.
Igualmente, los tribunales policiales solo pueden conocer de las infracciones relativas a las
funciones policiales. Las faltas penales que constituyan una infracción al régimen penal policial
deben ser instruidas y conocidas por los tribunales penales ordinarios del Poder Judicial.
Además de la Policía y las Fuerzas Armadas, existe el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional.
Es un órgano consultivo que asesora al presidente de la República en la formulación de las políticas
y estrategias en esta materia y en cualquier asunto que el Poder Ejecutivo necesite.
También le corresponde evaluar el desempeño de los jueces de la Suprema Corte de Justicia una
vez que han transcurrido siete años desde su elección. La decisión de separar de su cargo a un juez
de la Suprema Corte de Justicia debe estar sustentada. En los artículos 178 a 183 de nuestra
Constitución se encuentran establecidos los principales aspectos relativos a este importante órgano.