1 Pedro 1.3 Dios Noa Hizo Renacer
1 Pedro 1.3 Dios Noa Hizo Renacer
1 Pedro 1.3 Dios Noa Hizo Renacer
Este versículo resume el fundamento del Cristianismo, lo cual es dicho así: “Nos
hizo renacer para una esperanza viva”; en otras palabras es la regeneración de un
Creyente. Esta es la principal doctrina, y fue encomendada para ser predicada en todo el
mundo. Esta es la instrucción esencial que hemos de enseñar, y sembrar en el corazón
de todos los hombres que habrían de ser llamados con toda propiedad bíblica, hijos de
Dios.
En aquella circunstancia fue necesario, y ahora también. Estuvieron bajo
persecución, perdían sus bienes y hasta sus vidas, y les recuerda que su herencia no es
en este mundo, sino en el porvenir, nótelo: “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los
expatriados de la dispersión… Para una herencia incorruptible, incontaminada e
inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros” (v1,4). Los bienes que uno obtenga
aquí abajo no pueden ser disfrutado por siempre, finalmente lo perdemos, pero hay un
mundo donde la riqueza no se pierde (v5). Esto aplica a nuestra situación, al Creyente y
al hombre común, porque está generalizado que si no se posee dinero o bienes, no es
feliz, y Pedro les recuerda que la verdadera riqueza no está en este mundo, sino en el
otro (v13). Además dice como alcanzarla: “Nos hizo renacer para una esperanza viva,
por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (v3). Entonces se puede decir: Que
renacer espiritualmente es absolutamente necesario para ser feliz en esta vida y la que
viene.
Haremos dos preguntas: Uno, ¿Qué es renacer espiritualmente? Dos, ¿Por qué es
necesario este renacer?
asuntos: Que el individuo quiere hacer lo que Dios le manda. Y escoge la gloria de Dios
como su mayor anhelo. Veamos estos dos particulares.
Hacer lo que Dios le manda. Todo lo que Dios manda a sus hijos se resume en
esta palabra: santificación: “Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor
Jesús; pues la voluntad de Dios es vuestra santificación” (1Tes.4:2-3). Téngase en
cuenta que el fin de la santificación es que el renacido sea transformado hasta llevarlo a
semejanza con el carácter santo y puro de Jesucristo. Y el medio o instrumento es la
Palabra de Dios, la cual es poderosa para cambiar el viejo hombre en uno nuevo. El
bebé se le da alimento que lo haga crecer; del mismo modo la verdad es el alimento del
alma o nueva criatura. Cuando el Creyente hace la palabra de Dios con corazón de fe, el
poder de Dios actúa y transforma la persona. Mírelo: “Desead, como niños recién
nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1Pe
2:2). La comida hace crecer, pero requiere ser cocinada e ingerida; el Evangelio
entendido y obedecido hace crecer. El aparato digestivo espiritual es obedecer por amor
o con fe.
La gloria de Dios como mayor anhelo. El principio que motoriza todo ser
humano es el egoísmo, eso mueve sus sentimientos, razón, voluntad y planes. En
cambio cuando una persona es renacida de Dios, ya no más el egoísmo, sino la gloria de
Dios. Este anhelo es natural a una nueva creación, como el individualismo a la vieja
naturaleza. Oiga como lo enseña Jesús: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a
sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” (Mt.16:24). Nacer de nuevo o ser un verdadero
Cristiano es hacer el interés de Dios en esta tierra, mi propio interés por siempre. El
renacido tiene una forma propia. A eso la Biblia llama nacer de nuevo por el poder de la
Gracia de Dios, pues sin tal poder nadie puede negarse al egoísmo y servir a Cristo. De
modo semejante ninguna persona puede someterse al gobierno del Evangelio, a menos
que haya un cambio en su naturaleza. Hasta el día en que una persona nace de nuevo el
gobierno de todo su ser es dirigido por su mente natural, tal como ha aprendido de sus
padres, de sus semejantes y en la escuela; al nacer de nuevo entra un nuevo gobierno,
el gobierno del Evangelio. Como un empleado no labora a su antojo, sino que la
administración del negocio regula en qué, cuándo y cómo gastar sus talentos y tiempo
laboral. Es cierto que el renacido a menudo esté expuesto a tentaciones y desviaciones
de su amor a Cristo, y comete infidelidades, pero su corazón tiende a buscar siempre la
gloria de Dios en todo. En un dado momento el bebé pudiera comer tierra, pero esa no
es su comida.
¿Cómo saber si la persona es renacida de Dios? Esto se sabe porque la persona
quiere hacer lo que Dios le manda. Y escoge la gloria de Dios como su mayor anhelo.
para sujetar su enemistad natural, y el nuevo hombre nacido del espíritu actúe que
agrade a Dios. Su inclinación natural es contraria al Señor. En otras palabras, que la
persona ponga sus intereses espirituales por encima de sus deseos e intereses carnales.
Ningún ser humano obedece al Evangelio desde que nace, las cosas que hacemos por
naturaleza son enseñadas por hombres y su propósito es agradarse a sí mismo y a los
demás, pero nunca para agradar a Dios; aunque quisiera, tampoco puede; porque es
necesario nacer de nuevo.
La obra espiritual. Ningún deber del Evangelio que agrade a Dios puede ser
realizado sin una nueva naturaleza. Véase este texto: “Este es el pacto que haré con la
casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a
Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado.” (Jer.31:33-34). La ley debe ser hablada por el Espíritu Santo, recibida en la
mente y escrita en el corazón, antes de ser puesta por obra. Una semilla no puede dar
frutos si no fue sembrada. Los deberes del Evangelio son frutos. Nadie puede dar frutos
como Cristiano, si no lo es Creyente. Las naranjas agrias producen naranjas agrias, pero
no dulce. Si queremos dulces hay que sembrarla de naranjo dulce. Nadie puede dar los
frutos del Espíritu si no lo tiene en él. Todo buen servicio está relacionado a una causa
buena. Hacemos notar que nos referimos a buenas obras delante de Dios, la cual tiene
dos partes, una motivación espiritual y otra humana. La buena obra lo es desde su
origen; motivación del corazón hasta su realización plena. Dios pesa lo que los hombres
no pueden ver: la causa de la obra como también el fruto.
Por una decisión de su razón y buena educación, el hombre pudiera hacer cualquier
acto; pero teniendo la conciencia contaminada por su naturaleza caída en pecado, dichos
actos son corruptos, porque su alma es corrupta. Se requiere limpiarla para que dé
buenos actos. No puede hacer actos espirituales, si no ha nacido del Espíritu. Los
hombres han nacido de sus padres por naturaleza, pero no del Espíritu. Un deber como
este: "Dad gracias a Dios en todo" (1Tes.5:18), no podría ser ejecutado. Un acto sin una
causa espiritual, no puede ser llamado espiritual. Hay hombres fieles a sus esposas,
padres responsables, honestos y diligentes, y ayudadores de su prójimo, pero eso lo
hacen ciertos animales por instinto, y algunos hombres por su raciocinio o
temperamento, pero no pueden ser definidos como buenos, piadosos o espirituales, la
causa espiritual está ausente. Como dijera un puritano: Es su causa lo que define una
acción como instintiva, racional o espiritual. Es la procedencia, no la apariencia lo que
definiría la moralidad de una acción. En fin: El principio que causa y regula una acción es
lo que define su esencia. Hay frutos de moralidad, de conciencia, pero no espirituales, lo
cual Dios requiere. En conclusión es necesario ser renacido de Dios, para hacer buenas
obras que den gloria a Cristo.
El elemento de sinceridad y amor en la regeneración. La sinceridad no puede
ser posible a menos que uno haya renacido. Este texto lo explica: “Y cuando ofrecéis el
animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el
enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le
serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.” (Mal.1:8). Si hubiesen tenido motivos
divinos nunca hubiesen ofrecido el ciego, lo que consideraban inadecuado para sí
mismos, sin embargo lo vieron bueno para darlo a Dios. Los hombres nunca tienen
tiempo para adorar a Dios. Supongamos que una persona aspira a sacar el título de
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Pág. 3 Enero 21/2007
.Pastor Oscar Arocha
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Pág. 4 Enero 21/2007
.Pastor Oscar Arocha
APLICACIÓN
_______________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Pág. 5 Enero 21/2007