Seminario

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B) Humedad Relativa del Ambiente

La humedad relativa (HR) es el porcentaje de vapor de agua presente en el aire en relación

con la cantidad máxima que puede contener a una temperatura específica (punto de

saturación). Se mide con higrómetros o psicrómetros. La HR varía de 0% (aire

completamente seco) a 100% (aire saturado) (Arundel et al., 1986). La HR está inversamente

relacionada con la temperatura: a mayor temperatura, menor HR para la misma cantidad de

vapor de agua.

Importancia del Agua para los Microorganismos

El agua es esencial para la vida microbiana. Constituye 70-95% de la masa celular y es el

medio en el que ocurren las reacciones bioquímicas (Madigan et al., 2015).

Funciones: Funciona como solvente para nutrientes y desechos, reactivo en hidrólisis (ej.,

digestión de polímeros), estabilización de estructuras celulares (membranas, proteínas) y

termorregulación a través de evaporación.

Actividad de Agua (aw):

La aw es un concepto clave, definido como la presión de vapor de agua en el sustrato dividida

por la presión de vapor del agua pura a la misma temperatura (Scott, 1957). Rango: 0

(sustrato seco) a 1 (agua pura).


Límites de crecimiento microbiano (Chirife & Fontana, 2007)

MICROORGANISMOS ACTIVIDAD DE AGUA (AW)

BACTERIAS general aw > 0,91

LEVADURAS aw > 0,88

HONGOS FILAMENTOSOS algunos crecen a aw 0.70-0.75

Ejemplos específicos:

Staphylococcus aureus (intoxicación alimentaria): aw mínima 0.86 (Genigeorgis et al.,

1971).

Aspergillus flavus (toxina aflatoxina): aw mínima 0.81 (Pitt & Hocking, 2009).

Mecanismos de Adaptación Microbiana:

− Osmorregulación: Acumulación de solutos compatibles (ej., glicina, betaína) para

mantener la presión osmótica (Csonka, 1989).

− Biofilms: Comunidades microbianas encapsuladas en matriz extracelular que retiene

agua, permitiendo crecimiento a HR más bajas (Costerton et al., 1995).

− Esporas: Estructuras resistentes (ej., Bacillus, Clostridium) que sobreviven en

condiciones de baja HR (Setlow, 2006).

Influencia en Diversos Ecosistemas:

a) Suelo:

HR afecta la disponibilidad de agua en los poros del suelo. A HR <90%, la actividad

microbiana disminuye significativamente (Stark & Firestone, 1995).


Ejemplo: Fijadores de nitrógeno (Rhizobium) requieren HR alta para nodular raíces (Zahran,

1999).

b) Aire:

Aerosoles: La supervivencia de patógenos aéreos (ej., Mycobacterium tuberculosis) aumenta

a HR baja (<50%) (Tang, 2009).

Interiores: HR <30% favorece virus respiratorios; HR >60% favorece hongos y ácaros

(Arundel et al., 1986).

c) Superficies:

Equipos médicos: HR alta promueve biofilms de patógenos como Pseudomonas aeruginosa

(Donlan, 2001).

Materiales de construcción: A HR >80%, crecen hongos como Stachybotrys (toxinas) y

Serpula lacrymans (podredumbre seca) (Andersen et al., 2011).

Interacciones con Otros Factores:

− Temperatura: A mayor T°, microorganismos toleran menor aw (Taoukis &

Richardson, 2007).

− pH: Extremos de pH reducen tolerancia a baja aw (Krebs et al., 1983).

− Nutrientes: Alta concentración de solutos (ej., sal, azúcar) reduce aw disponible.


C) Presencia y Concentración de Gases Atmosféricos

Composición del Aire Atmosférico

El aire seco a nivel del mar contiene aproximadamente:

− 78% nitrógeno (N₂)

− 21% oxígeno (O₂)

− 0,93% argón (Ar)

− 0,04% dióxido de carbono (CO₂)

− Trazas de otros gases (Seinfeld & Pandis, 2016)

Esta composición varía con la altitud, humedad, actividad biológica y contaminación

(Finlayson-Pitts & Pitts Jr., 2000).

Oxígeno (O₂): El oxígeno es esencial para los microorganismos aerobios, quienes lo

utilizan como aceptor final de electrones en la respiración celular. Una concentración

adecuada de oxígeno favorece el crecimiento de bacterias aerobias estrictas como

Bacillus subtilis, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus, y hongos

filamentosos como Aspergillus fumigatus (Beliak et al., 2021). Por otro lado, los

microorganismos anaerobios obligados, como Clostridium botulinum, Methanosarcina

barkeri y Methanobacterium formicicum, no toleran el oxígeno y su crecimiento se ve

inhibido en presencia de este gas (Lyu & Whitman, 2020).

Dióxido de carbono (CO₂): El dióxido de carbono es crucial para los microorganismos

autótrofos, como las bacterias quimiosintéticas (Thiobacillus denitrificans, Nitrosomonas

europaea) y las microalgas fotosintéticas (Synechocystis sp., Chlorella vulgaris), ya que

lo utilizan como fuente de carbono. Investigaciones han demostrado que concentraciones


elevadas de CO₂ pueden mejorar el crecimiento y la productividad de microalgas como

Chlorella vulgaris (Srinivasan et al., 2022). Además, algunas bacterias heterótrofas, como

Pseudomonas, también pueden utilizar CO₂ como fuente de carbono en condiciones

aerobias (Müller et al., 2015).

Nitrógeno (N₂): El nitrógeno atmosférico es una fuente importante de este elemento para

los microorganismos fijadores de nitrógeno, como las bacterias Rhizobium

leguminosarum, Azotobacter vinelandii, y las cianobacterias Anabaena sp. y

Trichodesmium erythraeum. Estas bacterias tienen la capacidad de convertir el nitrógeno

atmosférico en compuestos nitrogenados asimilables, lo que les permite crecer y

proliferar en ambientes con bajas concentraciones de fuentes de nitrógeno (Rocha et al.,

2019).

Gases tóxicos: Ciertos gases presentes en el ambiente pueden ser tóxicos para los

microorganismos y afectar negativamente su crecimiento y supervivencia. Por ejemplo,

altas concentraciones de ozono (O₃) pueden inhibir el crecimiento de bacterias como

Escherichia coli, Saccharomyces cerevisiae y Bacillus subtilis en el suelo (Shao et al.,

2019). Sin embargo, algunos microorganismos como Ralstonia eutropha, Desulfovibrio

vulgaris y Dehalococcoides mccartyi son tolerantes a gases tóxicos como el monóxido de

carbono (CO) y pueden utilizarlos como fuente de energía (Leier et al., 2016).

Es importante destacar que las concentraciones óptimas de estos gases pueden variar

según el microorganismo y el hábitat específico. Algunos microorganismos pueden

adaptarse a condiciones extremas de concentración de gases, mientras que otros son más

sensibles a los cambios. La investigación en este campo es crucial para comprender mejor

el impacto de los gases atmosféricos en el crecimiento microbiano y sus implicaciones en

diversos ecosistemas.
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