Reflejos Patológicos - Neurología Argentina

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5/5/24, 3:41 Reflejos patológicos | Neurología Argentina

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Introducción
DOI: 10.1016/j.neuarg.2018.05.002 Acceso a texto completo Este artículo ha recibido
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Contexto histórico Reflejos patológicos
Reflejos patológicos
1 Citas
Pathological reflexes
Conclusión
Rocío Gordoa, , Gina Marcolina, Veronica Fuentesb, Natalia Lucerob, Cecilia
Luceroc, Carlos Federico Buonanotted
a Concurrente de Neurología, Hospital Nacional de Clínicas, Córdoba, Argentina
b Médica Neuróloga, Hospital Nacional de Clínicas, Córdoba, Argentina
c Jefa del Servicio de Neurología, Hospital Privado, Córdoba, Argentina
d Jefe del Servicio de Neurología, Hospital Nacional de Clínicas, Córdoba,
Argentina

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TEXTO COMPLETO Introduzca su email

Introducción
Publique en
El reflejo se define como la respuesta motriz o secretora,
independiente de la voluntad, desencadenada por la aplicación de un Neurología Argentina

estímulo adecuado, pudiendo ser o no consciente. El término reflejo


se debe a Jean Astruc, quien lo comparó con el haz luminoso que al Guía para autores
impactar sobre un espejo se refleja en él y se proyecta en otra Envío de manuscritos

dirección1. Ética editorial


Servicios de edición
Existen numerosas clasificaciones, y en el presente artículo haremos
uso de aquella que los divide según sea la respuesta fisiológica o
patológica.
Contenido especial
Sherrington, un neurofisiólogo inglés, afirmó hace más de 100 años sobre COVID-19
que el reflejo es la unidad más simple de integración neuronal2,3. A su
vez, postuló una clasificación fisiológica de los reflejos, a los cuales Episodios «stroke-like» en
madre e hija portadoras de
dividió en exteroceptivos e interoceptivos, y a estos últimos, a su vez, enfermedad de MELAS:
en visceroceptivos y propioceptivos1,3. reporte de 2 casos y revisión
de la literatura

Los reflejos exteroceptivos son aquellos originados posteriormente a Hallazgos en el PET/TC-


PET/RM secundarios a la
un estímulo realizado sobre la superficie externa del cuerpo; infección en el sistema
corresponden a este grupo los reflejos osteotendinosos y cutáneos. nervioso central y periférico
por SARS-CoV-2
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Dentro de los reflejos interoceptivos se encuentran los Resultado funcional en


pacientes con infarto
visceroceptivos y los propioceptivos. Los reflejos visceroceptivos, cerebral y COVID-19 en
originados en los diferentes órganos del cuerpo, resultan en efectos Lima, Perú

secretorios y motores sobre el músculo liso visceral. Los reflejos Síndrome de Miller Fisher:
efecto adverso de dosis de
propioceptivos, en cambio, se originan en estímulos internos refuerzo para COVID-19
provenientes de músculos, tendones, huesos, articulaciones y el
aparato vestibular; comprenden el grupo de reflejos encargados del Ver más

mantenimiento de la postura, del equilibrio y de la marcha1.


Herramientas
Los reflejos patológicos son aquellos que se producen de manera
secundaria a una lesión en el sistema nervioso. Pueden ser
superficiales o profundos y constituyen signos de notable valor Imprimir
diagnóstico, por lo cual es fundamental el conocimiento, la búsqueda
Enviar a un amigo
y la interpretación de los mismos. Debido a la vasta cantidad de
Exportar referencia
reflejos patológicos descriptos a lo largo de la historia, de diferentes
significados clínicos, y ante la escasa bibliografía que los reúna en CrossMark
gran número, decidimos realizar el siguiente trabajo de investigación Mendeley
bibliográfica. Estadísticas

Los objetivos de este trabajo son: realizar una breve reseña histórica
de los reflejos, llevar a cabo una revisión de una serie de reflejos
patológicos que pueden presentarse en la práctica diaria y
describirlos según el sitio anatómico en donde se los puede
encontrar, mencionando su significado clínico. Artículos
recomendados

Materiales y métodos
Oportunidades
Se realizó búsqueda de información y selección de literatura en libros complementarias en el
de Semiología Neurológica, Clínica Neurológica y Neurocirugía en la tratamiento de las...
Neurol Arg. 2019;11:221-9
Sala de Profesionales de la Biblioteca Central «Juan José Montes de
Síndrome de muñón
Oca», perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad arterial vertebral:
Nacional de Buenos Aires, y en la Biblioteca «Prof. Dr. J. M. Allende», reporte de un caso...
Neurol Arg. 2019;11:173-6
de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de
Córdoba. A su vez, se ejecutó una búsqueda en las bases de datos
PubMed, Medline, SciELO, LILACS, OVID y Cochrane Library de los
términos MESH «pathological reflexes» y cada reflejo patológico en
particular, utilizando como criterios de inclusión la descripción y el
significado patológico de reflejos anormales. No se estableció como Neurología Argentina se adhiere a los
principios y procedimientos dictados
criterio de exclusión la antigüedad de la bibliografía. por el Committee on Publication Ethics
(COPE)
www.publicationethics.org.

Contexto histórico
Aunque Hipócrates y Galeno hicieron referencia acerca de ciertos
movimientos involuntarios, las primeras personas que comenzaron a

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esclarecer el tema fueron René Descartes y Thomas Willis en el siglo


xvii4.
Descartes en 1660 describió un movimiento reflejo de retirada
del pie cuando este entraba en contacto con el fuego que implicaba
al sistema nervioso central y periférico pero no a la voluntad.
También notó, unos años antes, que el simular un golpe en dirección
a los ojos de la persona esto producía el parpadeo del paciente,
también involuntario5.

El siglo xviii fue el comienzo de la era de los experimentos con


animales mediante el estudio de reptiles decapitados. Robert Whytt
demostró que al introducir una aguja en el canal raquídeo podía
estimular mecánicamente las neuronas medulares e inducir una
respuesta de flexión, así como también lesionar por completo la
médula espinal de la rana, dejándola completamente flácida y sin
capacidad de responder a estímulos; por primera vez se demostró la
presencia de un centro espinal responsable de la integración
sensorial y capaz de desencadenar un movimiento5.

Joseph Babinski tuvo un papel fundamental en el desarrollo del


examen neurológico. El reflejo plantar era conocido por muchos
médicos en el siglo xix, no como lo conocemos ahora, sino como
parte de un movimiento sinérgico de flexión de los miembros
inferiores: al estimular la planta del pie se producía una dorsiflexión
del mismo, y esto ocurría tanto en personas sanas como en aquellas
con enfermedades orgánicas6.

Aunque algunos predecesores habían descrito este fenómeno


brevemente no lo estudiaron sistemáticamente; su significado fue
interpretado por Babinski en 1896, al descubrir la dorsiflexión del
dedo gordo del pie como resultado de una búsqueda sistemática de
signos y reflejos que pudieran diferenciar la hemiparesia histérica de
la orgánica. Fue en febrero de 1896 cuando comunicó el fenómeno
observado. En el tercer y último artículo de Babinski sobre el reflejo
en 1903 señaló, entre otras cuestiones, que se podía observar en
pacientes con una alteración del sistema piramidal6,7. Además,
remarcó que la disfunción del tracto piramidal es necesaria pero no
suficiente para producir el fenómeno de extensión, pudiendo no
estar presente en algunos pacientes8.

En 1904, Alfred Gordon, un neurólogo estadounidense, describió una


respuesta similar presionando firmemente la porción media o
inferior de los músculos de la pantorrilla en pacientes con lesiones
del tracto piramidal, produciendo una respuesta extensora incluso en
situaciones en las que el reflejo de Babinski estaba ausente.
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Chaddock publicó su propia versión del famoso signo en 1911, en la


cual estimulaba la piel de la región cercana al tendón de Aquiles.
Oppenheim postuló una nueva versión del mismo reflejo en la cual la
extensión del primer dedo del pie podía ser obtenida acariciando
firmemente la superficie medial de la tibia9.

Lo que hoy llamamos signo de Hoffmann fue descripto por Hans


Curschmann, un neurólogo alemán, colega y alumno de Johann
Hoffmann, en 1911. El origen del signo fue motivo de controversia
hasta la década de 1930, momento en el cual un estudiante de
medicina llamado Otto Bendheim encontró una referencia hacia el
reflejo en una publicación escrita por Curschmann, en el cual lo
describe como una manifestación de hiperreflexia de las
extremidades superiores. El signo está presente si se produce una
flexión rápida del pulgar y el dedo índice; el signo es incompleto si se
produce la flexión de solo uno de los dedos10,11.

Reflejos patológicos
A continuación, se enumeran y se describen una serie de reflejos
patológicos, organizados en base a su localización anatómica.

Reflejos patológicos de la cabeza

• Reflejo de hociqueo: percutiendo suavemente sobre la parte media


de ambos labios el paciente realiza un gesto de «dar un beso» o de
hociqueo, por contracción del músculo orbicular de los labios. Se
encuentra en la enfermedad de Parkinson, en lesiones del lóbulo
frontal y demencias1,12-14.

• Reflejo de succión o de Oppenheim: el estímulo de la mucosa labial


mediante el contacto con la yema del dedo explorador o con un
bajalenguas provoca movimientos de succión por contracción del
músculo orbicular de la boca12,15; la respuesta podría ser incompleta,
manifestándose solo con la contracción débil del músculo antes
mencionado, o completa, con movimientos de succión de la lengua y
la faringe13. Su presencia es normal en lactantes hasta los 4 a 6 meses.
Se encuentra presente en lesiones del lóbulo frontal, demencias y en
el síndrome seudobulbar1.

• Reflejo glabelar inagotable: el examinador percute la región del


entrecejo con el dedo índice o con el martillo de reflejos; en sujetos
normales, el cierre de los párpados ocurre solo en las primeras
percusiones y luego desaparece. La respuesta se considera positiva
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por parpadeos persistentes después de nueve golpes. En individuos


sanos, la prevalencia es del 30% en los menores de 70 años. Se ha
visto positivo en sujetos con enfermedad de Parkinson, Alzheimer y
otras demencias13,15.

• Reflejo corneomandibular o corneopterigoideo: al estimular la


córnea se produce una desviación de la mandíbula hacia el lado
opuesto. Su presencia es signo de lesión superior al núcleo motor del
trigémino16. No es en sentido estricto una respuesta refleja sino la
liberación de una sincinesia entre el orbicular de los párpados y el
músculo pterigoideo externo.

• Signo de Argyll-Robertson: consiste en la presencia de pupilas


mióticas, ausencia del reflejo fotomotor, con preservación del reflejo
de acomodación. Se considera un signo específico de una lesión o
disfunción en la sustancia gris periacueductal, en el área
inmediatamente rostral al núcleo de Edinger-Westphal, de
presentación en patologías como neurosífilis o en diabéticos17.

• Pupila de Adie o pupila tónica: es una oftalmoplejía intrínseca


benigna en donde el paciente presenta anisocoria con respuesta
pupilar al estímulo lumínico casi imperceptible. El signo más
característico para el diagnóstico es la contracción lenta y leve de la
pupila, con la dilatación posterior gradual producida en minutos u
horas, por presentarse conservada la acomodación. Se utiliza como
prueba diagnóstica el uso de gotas de pilocarpina, que generan una
constricción pupilar rápida e intensa, lo que corrobora la hipótesis
patogénica más aceptada, la cual sugiere que existiría una pérdida de
las células ganglionares y/o las fibras posganglionares parasimpáticas
que inervan a los músculos ciliares, seguida de una reinervación
aberrante casi exclusivamente de fibras acomodativas. Se ha
atribuido a enfermedades virales, y también secundario a
traumatismos orbitarios18.

• Reflejo de Flatau: es la presencia de dilatación pupilar producida


por flexión brusca del cuello. Se encuentra presente en casos de
irritación meníngea, como en meningitis y hemorragia
subaracnoidea19.

• Pupila de Marcus Gunn o déficit pupilar aferente: cuando se


examina la respuesta pupilar secundaria a un estímulo luminoso,
esta se contrae levemente, seguida de una franca dilatación. Se debe
a lesiones a nivel de retina, nervio óptico y excepcionalmente a nivel
del quiasma, tracto óptico o cuerpo geniculado lateral1.

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• Fenómeno de Flynn: las pupilas se contraen paradójicamente en la


oscuridad. Se puede observar en la atrofia óptica, en la neuritis óptica
bilateral secuelar y en el estrabismo1.

• Signo de Chvostek: en caso de existir hipersensibilidad del nervio


facial, al percutir ligeramente con el martillo por delante del
conducto auditivo externo y a 1,5-2 cm por debajo del arco
cigomático se produce la contracción involuntaria de parte de la
musculatura ipsilateral, cierre del orbicular de los párpados y
movimientos de la comisura bucal y las alas nasales20.

• Retracción cefálica: también llamado reflejo de extensión cervical o


de Wartenberg. Un golpe producido con el martillo de reflejos justo
debajo de la nariz, con la cabeza del paciente ligeramente flexionada
hacia delante, produce una retracción involuntaria hacia atrás del
cuello. Tiene como centro reflejo los segmentos cervicales 2, 3 y 4;
por lo tanto, se encuentra presente en lesiones corticoespinales
bilaterales rostrales a la columna cervical, por ejemplo, en esclerosis
lateral amiotrófica; no se encuentra en individuos sin lesiones de la
vía piramidal bilateral21.

• Reflejo cigomático: percutiendo sobre el hueso cigomático se


produce una lateralización ipsilateral de la mandíbula. Se observa en
pacientes con lesiones supranucleares al núcleo del V par21.

• Signo de la cortina de Vernet: cuando existe parálisis unilateral del


IX par, al estimular con un bajalenguas la orofaringe se produce la
contracción de la pared faríngea del lado sano, la cual arrastra a la del
otro lado, produciéndose el fenómeno o signo de la «tramoya» o del
telón de teatro1,22.

Reflejos patológicos de miembros superiores

• Reflejo de Jacobson-Bechterew: con la mano del paciente extendida


y descansando sobre la palma de la mano del explorador se percute
sobre la apófisis estiloides del radio en su cara dorsal, produciéndose
una flexión de los dedos. Se observa en paresias o plejías espásticas1.

• Signo de Hoffman: se sostiene con la mano izquierda del


explorador la mano del enfermo con la palma orientada hacia abajo y
los dedos relajados; se toma el dedo medio del enfermo entre los
dedos índice y medio y se aplica un rápido pellizco a la extremidad de
este dedo produciendo una flexión brusca sobre la falange distal. El
signo se halla presente si se produce una flexión de la falange distal

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de los dedos índice y pulgar. Implica compromiso piramidal por


lesión ubicada por encima de C51,10,11,20.

• Signo de Trömmer: se explora sujetando por la parte lateral el dedo


medio; se aplica un golpe brusco y breve sobre la tercera falange de
este dedo, provocando una extensión pasiva. El signo se halla
presente si se produce la misma respuesta que en el signo de
Hoffman, con el mismo significado patológico1,23.

• Reflejo de prensión forzada: según muchos autores, tiene dos


componentes: uno volitivo y otro puramente reflejo; el estimular la
palma de la mano del paciente con los dedos del examinador o con
un objeto determina una flexión digital que sujeta e impide la
liberación de la fuente del estímulo. Al intentar desprender la mano o
el objeto aumenta la fuerza de prensión. Se encuentra de manera
bilateral en enfermedades cerebrales difusas como en las atrofias
demenciales, hipertensión endocraneana, hidrocefalia, edema
cerebral13,15. Cuando es unilateral, tiene valor localizador de lesión en
el lóbulo frontal contralateral, en las áreas 6, 8, 9, 10 y 11 de
Brodman24.

• Reflejo de aproximación o imantación: consiste en que, al lograr


retirar los dedos u objetos de la mano del paciente, su mano
continúa buscando el objeto en la misma dirección hacia la cual lo
desplaza el examinador. Tiene el mismo significado patológico que el
reflejo de prensión1.

• Reflejo tónico de evitación: el contacto con la cara palmar de la


mano del paciente determina una respuesta de extensión y
abducción de la mano (retirada). Se observa en lesiones parietales
contralaterales1.

• Reacción persecutoria de Pineas: se trata de un complejo


mecanismo reflejo óptico cortical; si al aproximarse un objeto al
campo visual del enfermo este tiende a prehenderlo realizando una
serie de movimientos de búsqueda, tanteo o aproximación, estamos
en presencia de esta reacción, que puede presentarse de manera
bilateral o unilateralmente. Se lo encuentra en pacientes con lesiones
del lóbulo frontal22.

• Reflejo palmomentoniano (Marinescu): se rasca con la uña o con un


objeto romo la superficie palmar de forma rápida y repetitiva sobre la
eminencia tenar, produciéndose una contracción de los músculos del
mentón13-15. Se lo puede observar en forma leve y agotable en el 30%

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de personas sanas, en las enfermedades extrapiramidales y en


atrofias demenciales1. Puede interpretarse como un reflejo de
liberación frontal25,26.

• Reflejos tónicos profundos del cuello (Magnus-de Klejin): se


encuentran presentes en niños hasta los 3 meses de edad. Los
pacientes adultos con lesiones de la porción rostral del tronco
encefálico o daño difuso de los núcleos basales adoptarán una
postura típica de decorticación, con flexión de miembros superiores y
extensión de miembros inferiores, cuando se rote pasivamente la
cabeza; el miembro superior hacia el cual se dirige la cara se
extiende, mientras que el contralateral aumenta su flexión,
retomando su postura inicial cuando el cuello deja de movilizarse.
Refleja afectación de la vía piramidal y extrapiramidal y se lo
encuentra en pacientes con daño difuso del encéfalo o lesiones altas
del tronco encefálico. Ocasionalmente, en pacientes con hemiplejía
debido a lesiones en alguno de los sitios descriptos anteriormente, se
presenta de manera unilateral cuando se genera la rotación cefálica
pasiva hacia el lado espástico1,24,27.

• Fenómeno del hombro de Binda: con la misma maniobra


anteriormente descripta, el hombro opuesto hacia donde se dirige la
cara se mueve hacia arriba y adelante. Tiene el mismo significado
patológico que el reflejo nombrado previamente1.

• Signo de Lázaro: mediante la flexión de la cabeza o con un estímulo


doloroso sobre el esternón, se desencadena una secuencia de
movimientos, que consisten en una flexión bilateral de los brazos,
aducción de los hombros y la extensión de las manos sobre el pecho
o el cuello; pueden presentarse posturas distónicas de los dedos. Se
lo observa en pacientes con muerte cerebral28.

• Reflejo flexor de los dedos de la mano: tiene como centros


integradores los segmentos medulares C8 y D1. Se coloca la mano
del paciente con la palma hacia arriba y en posición intermedia entre
supinación y pronación, apoyando el dorso de la mano sobre el
muslo o bien en la superficie de la cama; el examinador coloca sus
dedos índice y medio sobre la cara palmar de la primera y segunda
falange de los cuatro últimos dedos del examinado, dejando libre el
pulgar. Percutiendo sobre los dedos del examinador se produce una
respuesta de flexión de los dedos y flexión de la falange terminal del
pulgar en caso de lesiones de la vía piramidal22.

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• Signo de Rossolimo de la mano: percutiendo en la cara palmar de


las articulaciones metacarpofalángicas se produce una flexión de los
dedos y supinación del antebrazo. Se encuentra en pacientes con
lesiones de la vía piramidal21.

• Reflejo aductor del pulgar de Marie-Foix: en pacientes con lesiones


de la vía corticoespinal, frotando la región palmar de la mano en la
región hipotenar o en el borde cubital se produce una aducción y
flexión del pulgar, a veces con flexión del dedo índice y medio, más
raramente con extensión del dedo índice21.

• Signo de Oppenheim de la mano: frotando la superficie externa del


antebrazo desde la zona más proximal hacia distal se produce la
misma respuesta que en el anterior, es decir, flexión de los dedos
pulgar, índice y medio. Implica lesión de la vía piramidal21.

• Signo de Schaefer de la mano: pellizcando o comprimiendo los


tendones flexores de la mano a nivel de la muñeca se produce la
flexión y aducción del dedo pulgar; tiene el mismo significado que el
descripto previamente21.

• Signo flexor de Gordon de la mano: al igual que en los anteriores,


se presenta en pacientes con lesiones del haz corticoespinal;
comprimiendo los músculos del antebrazo se reproduce la flexión del
dedo pulgar21,29.

• Signo extensor de Gordon de la mano: con una presión sostenida


sobre el hueso pisiforme de la mano se produce la extensión y en
ocasiones una apertura en abanico de los dedos de la mano21.

• Signo de Chaddock de la mano: percutiendo el lado cubital del


antebrazo en la región proximal a la mano se desencadena la flexión
de la muñeca y extensión de los dedos. Presente en lesiones de la vía
piramidal29.

• Signo de Klippel-Weil: el signo consiste en una flexión involuntaria,


oposición y aducción del pulgar al extender pasivamente los dedos
de la mano cuando existe algún grado de espasticidad que determina
una postura flexora de la región distal del miembro superior21,29.

• Signo de Leri: el examinador debe sostener con una mano el


antebrazo del paciente en supinación y con ligera flexión sobre el
brazo, y con la otra se imprime una flexión pasiva de los dedos de la
mano y la muñeca; en personas sanas esta maniobra se acompaña de
contracción del bíceps braquial y, a veces, flexión del codo; puede
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sumarse una ligera aducción del hombro. Esta respuesta está


ausente en lesiones de la vía piramidal; su ausencia se denomina
signo de Leri. A su vez, puede encontrarse una respuesta aumentada
en lesiones frontales contralaterales21,22,29,30.

• Reflejo nociceptivo de Riddoch y Buzzard: en pacientes con lesiones


severas de la vía piramidal secundarias a lesiones de la médula
espinal, rascando, pinchando o pellizcando en el borde medial del
miembro superior, la axila o la porción superior del tórax se
desencadena una serie de movimientos de la extremidad superior
que consisten en abducción y rotación externa del hombro, flexión
del codo, la muñera y los dedos de la mano. El mismo estímulo
puede provocar una respuesta extensora con elevación, aducción y
rotación interna del hombro, extensión del codo, pronación del
antebrazo, flexión de la muñeca e hiperextensión con aducción de los
dedos. La respuesta flexora es más fácil de obtener al estimular la
mano y el antebrazo, mientras que la respuesta extensora es más
factible de producir mediante un estímulo en el brazo o la axila. Son
consideradas respuestas de automatismo medular21.

• Signo de Wartenberg: el brazo del paciente se coloca en ligera


supinación y, con el segundo al quinto dedo de la mano ligeramente
flexionados, el explorador coloca su mano en ligera pronación y
enlaza sus dedos semiflexionados con los del paciente, de forma tal
que las falanges distales de ambas manos queden en oposición. Una
vez colocados en esta posición ambos realizan una flexión de los
dedos y traccionan hacia atrás, realizando fuerzas opuestas. En
sujetos sanos esta maniobra no origina ningún tipo de movimiento u
ocasionalmente una extensión del dedo gordo con una leve flexión
de su falange distal; en lesiones de la vía piramidal se genera una
aducción, oposición y flexión marcada del pulgar, tanto a nivel de la
articulación metacarpofalángica como de la interfalángica. No es un
signo constante, pero si se encuentra presente representa un signo
precoz de afectación de la vía corticoespinal31-33.

• Signo de Mayer: el examinador sostiene la mano del paciente con


la palma hacia arriba con una mano y con la otra genera la flexión
pasiva, de manera intensa y sostenida de la articulación
metacarpofalángica, especialmente del tercer y cuarto dedo; en
individuos sanos se produce una ligera aducción y oposición del
pulgar, con ligera flexión a nivel de la articulación
metacarpofalángica y extensión de la articulación interfalángica; la
ausencia de esta respuesta es conocida como el signo de Mayer, se
encuentra en pacientes con lesiones en la vía corticoespinal y hasta
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en un 10% de sujetos sin enfermedad, característicamente de


manera bilateral21,22,29,32.

Reflejos patológicos de miembros inferiores

• Signo de Babinski: el estímulo de la planta del pie con el mango del


martillo, rascando su lado externo desde el talón hacia el metatarso, y
luego siguiendo este hasta su borde interno, con ligera a moderada
presión, produce la extensión del dedo gordo y, a veces, apertura en
abanico de los dedos restantes1,34-37. Su presencia indica alteración de
la vía piramidal1.

• Signo de Oppenheim: la extensión del primer dedo del pie puede


ser obtenida acariciando firmemente la superficie anterior de la tibia
con el pulgar y el índice, de arriba hacia abajo1,12,38. Implica lesión de la
vía piramidal.

• Signo de Schäffer: la misma respuesta se logra comprimiendo el


tendón de Aquiles. Sucedáneo de Babinski12,38,39.

• Signo de Gordon: presionando firmemente la porción media o


inferior de los músculos de la pantorrilla en pacientes con lesiones
del tracto piramidal conocido, se produce una respuesta extensora de
los dedos del pie1,12,38.

• Signo de Chaddock: se provoca el signo de Babinski estimulando la


parte externa de la planta del pie. El área inframaleolar externa es el
área reflexógena del reflejo de Chaddok40.

• Signo de Chaddok reverso: la respuesta extensora del primer dedo


se obtiene estimulando el dorso del pie desde medial a lateral a nivel
de las articulaciones metatarsofalángicas. Sucedáneo de Babinski40.

• Signo de Stransky: abduciendo pasivamente el quinto dedo se


obtiene la misma respuesta que en todos los anteriores. Sucedáneo
de Babinski1,41.

• Signo de Gerhartz: sucedáneo de Babinski; comprimiendo con la


mano los aductores del muslo se produce la extensión del dedo
gordo1.

• Signo de Bing: sucedáneo de Babinski; pinchando en forma suave y


repetitivamente la superficie dorsolateral del pie se desencadena la
extensión del primer dedo1.

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• Reflejo de Gonda: sucedáneo de Babinski; se abducen y flexionan,


tomándolos juntos, los últimos tres dedos del pie, generando la
extensión del dedo gordo1.

• Signo de Moniz: sucedáneo de Babinski; se obtiene realizando una


flexión plantar pasiva del pie a la altura del tobillo de manera
brusca21,42.

• Signo de Throckmorton: sucedáneo de Babinski; se explora


percutiendo en la cara dorsal de la articulación metatarsofalángica
del primer dedo del pie medial al tendón del músculo extensor largo
del hallus21,43.

• Respuesta de Cornell: sucedáneo de Babinski; rascando el dorso del


pie a lo largo del lado interno del tendón del extensor largo del
hallus se produce la extensión del primer dedo21.

• Signo de Szapiro: generando presión contra el dorso del segundo


al quinto dedo del pie, de manera tal que se produzca una flexión
plantar pasiva, mientras se estimula simultáneamente la superficie
plantar del pie de la misma manera que al explorar el reflejo plantar,
se desencadena la respuesta extensora del primer dedo. Es una
forma de sensibilizar el signo de Babinski21,44.

• Signo de Bachliarow: sucedáneo de Babinski; percutiendo sobre el


dorso del pie se produce la extensión del dedo gordo1.

• Reflejo de Brissaud: el estímulo de la planta del pie realizado de la


misma manera que al examinar el reflejo plantar determina la
contracción del tensor de la fascia lata; indica lesión de la vía
piramidal1,45,46.

• Reflejo de Rose-Hirschberg: el estímulo de la planta del pie


buscando el reflejo plantar determina la aducción y rotación interna
del pie; indica lesión de la vía piramidal1.

• Reflejo medioplantar de Guillain-Barré: percutiendo o golpeando


suavemente sobre la región plantar media del pie se produce una
flexión plantar de las articulaciones metatarsofalángicas y del tarso,
con apertura en abanico de los dedos; tiene el mismo significado
patológico que el signo de Babinski21.

• Reflejo del talón de Weingrow: golpeando en la base del talón se


produce una flexión plantar con apertura en abanico de los dedos. Se
encuentra en pacientes con lesiones avanzadas del tracto piramidal21.
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• Reflejo tibial antagonista anterior de Piotrowski: percutiendo sobre


el vientre del músculo tibial anterior se produce una flexión plantar
del pie a nivel del tobillo, pudiendo presentarse también flexión
plantar de los dedos. Presente en pacientes con lesión de la vía
piramidal21.

• Reflejo paradójico del tobillo de Bing: golpeando con el martillo de


reflejos sobre la región anterior de la articulación del tobillo se
produce una flexión plantar del pie, presente en pacientes con lesión
del haz corticoespinal21.

• Signo de Hirschberg o reflejo aductor del pie: con un estímulo


táctil superficial sobre el borde interno del pie desde el primer dedo
hasta el talón, se produce una aducción, inversión y una leve flexión
plantar del pie con contracción del músculo tibial posterior; se
encuentra en pacientes con lesión de la vía piramidal21.

• Signo de Balduzzi: similar al anterior, con el mismo estímulo se


produce la respuesta de manera bilateral o en el miembro
contralateral; su presencia tiene el mismo significado patológico21.

• Signo de Von Monakow: acariciando el borde lateral del pie se


produce una eversión y abducción del mismo; presente en pacientes
con lesiones severas de la vía piramidal21.

• Reflejos acortadores, fenómeno de los acortadores o reflejo de


triple flexión: estimulando la planta del pie como cuando se
examinar el reflejo plantar, pinchando o pellizcando el dorso del pie o
de la pierna, o flexionando o extendiendo fuertemente el dedo gordo,
se produce un fenómeno de triple flexión, es decir, un movimiento
sinérgico del pie sobre la pierna, de la pierna sobre el muslo y del
muslo sobre la pelvis. Se acompaña por lo general de extensión del
dedo gordo. Se denomina también reflejo de automatismo medular
o de Pierre Marie-Fox; se debe a lesión piramidal con sección de la
médula espinal1,12,47-49.

• Reflejos alargadores o fenómeno de los alargadores: estimulando la


parte baja del abdomen o la parte alta del muslo, se produce una
triple extensión de muslo, pierna y pie. Posee el mismo significado
patológico que el reflejo de triple flexión1.

• Reflejo de alargamiento cruzado: también llamado reflejo de


Phillipson24, al provocar el reflejo de los acortadores en el miembro
inferior de un lado, el miembro inferior del otro lado se extiende.

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Estimulando alternativamente la planta de un pie y del otro se


origina un movimiento de pedaleo. Implica lesión piramidal severa1.
Solamente se observa en algunos casos de sección medular
incompleta24.

• Reflejo de conjunto o mass reflex (Riddoch): también llamado


hiperreflexia autonómica, en pacientes con lesiones altas en la
médula espinal estímulos como distensión de la vejiga,
procedimientos urológicos o irritación de la piel pueden causar el
reflejo de masa, un síndrome que incluye hipertensión, bradicardia,
sudoración profusa de la cara y cuello y dolor de cabeza severo50, al
tiempo que se evacua la vejiga o el recto, o ambos. Tiene el mismo
significado patológico que los anteriores1.

• Reflejo de defensa de Remak: al rascar la piel en la cara anterior del


muslo se produce la flexión plantar del pie y los dedos. Es un reflejo
de automatismo medular al producirse una lesión severa de la
médula espinal12.

• Reflejo cruzado de los dedos del pie (de Maas): la estimulación de la


planta del pie en el lado sano produce el signo de Babinski en el pie
contralateral; la búsqueda del reflejo plantar en el lado enfermo
produce un Babinski bilateral. Presente en pacientes con lesiones
severas de la vía piramidal a nivel medular1.

• Reflejo de Kocher: pellizcando el testículo se produce una


desviación hacia el lado estimulado de la columna vertebral. Se
observa en lesiones extensas de la vía piramidal a nivel medular1.

• Reflejo de eyaculación: la excitación de la región perineal produce


eyaculación. Presente en lesiones medulares bajas1.

• Reflejo cuboideo (Mendel-Bechterew): si se percute la cara dorsal


del pie medialmente al maléolo externo se produce una flexión de los
dedos. Se observa en las lesiones del haz piramidal27.

• Reflejo de Rossolimo: lo buscamos percutiendo con el martillo de


reflejos la superficie plantar a nivel de la articulación
metatarsofalángica de todos los dedos y alternativamente
percutiendo el pulpejo de los dedos del pie de manera tal que se
produzca una dorsiflexión de los mismos; esto último se puede
realizar en un solo dedo o en más de uno de forma simultánea. El
signo de Rossolimo está presente si se produce la flexión aislada o

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simultánea del primero, segundo, e incluso todos los dedos. Se lo


encuentra en lesiones piramidales12,32,51-53.

• Reflejo de Poussep: la búsqueda del reflejo plantar determina la


abducción tónica y lenta del dedo pequeño o quinto dedo del pie.
Aunque rara vez se reconoce en la práctica clínica, el signo de
Pousepp contribuye a establecer el diagnóstico de una afectación de
la motoneurona superior en el caso de ausencia del signo de
Babinski54,55.

• Relejo plantar tónico: rozando la planta del pie con un objeto romo
desde el talón hacia los dedos se produce una hiperflexión exagerada
de los dedos del pie. El centro de la columna vertebral que integra
este reflejo se encuentra probablemente en los niveles L5-S2, que,
sin embargo, son controlados por estructuras cerebrales superiores.
Las áreas motoras no primarias pueden ejercer un control regulador
del mecanismo reflejo espinal a través de interneuronas; las lesiones
en estas áreas pueden causar una liberación de control inhibitorio, lo
que conduce a una reaparición del reflejo primitivo. Tiene igual
significado que el reflejo de prensión forzada1,56-58.

Reflejos patológicos del abdomen

• Signo de Beevor: cuando un paciente desde la posición de decúbito


se sienta o levanta la cabeza, el ombligo se desplaza en sentido
rostral; este es el resultado de la parálisis de las fibras de la porción
inferior del músculo recto del abdomen, de modo que predominan
las fibras superiores que traccionan el ombligo hacia arriba cuando
se contraen. Característico de una lesión de la médula al nivel de T10,
pero también se describe en la esclerosis lateral amiotrófica y en la
distrofia muscular facioescapulohumeral59-62.

Conclusión
El examen físico neurológico completo, en conjunto con la
anamnesis, son las piedras angulares de la práctica clínica
neurológica; permiten determinar la presencia, la localización y la
extensión de las alteraciones neurológicas, e identificarlas desde el
punto de vista anatómico y/o funcional.

Es frecuente encontrar en un gran número de pacientes la presencia


de los reflejos mencionados previamente; son signos claves que
ocupan un lugar de relevancia en el proceso diagnóstico neurológico
cuando son interpretados correctamente, sobre todo en la
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enfermedad temprana, cuando pueden ser la única anormalidad


presente, o en pacientes con alteraciones del lenguaje o del nivel de
consciencia, en los cuales no es posible establecer una anamnesis
fidedigna. A su vez, ayudan a determinar la localización anatómica
del proceso patológico subyacente, un paso esencial en el proceso de
diagnóstico neurológico, o de las posibles enfermedades subyacentes
causantes de la misma.

Su conocimiento, su búsqueda y su interpretación son de gran


utilidad para arribar a un diagnóstico adecuado de muchas
enfermedades neurológicas y para interpretar los exámenes
complementarios realizados, convirtiéndolos en una herramienta de
relevancia en la práctica clínica neurológica diaria.

Conflicto de intereses
Los autores declaran no presentar ningún conflicto de intereses al
momento de realizar este trabajo.

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