Adoracion de Los Hijos - Cap 2
Adoracion de Los Hijos - Cap 2
Adoracion de Los Hijos - Cap 2
Materia
“La adoración de los hijos”
Capítulo 2
La morada de la presencia de Dios: El tabernáculo de Moisés
El tabernáculo muestra:
1. Cristo: En todas las partes del tabernáculo se lo puede ver y reconocer. El
tabernáculo fue una sombra de Jesucristo (He. 8:5).
Esquema general
II. Era un lugar donde había muerte (allí se sacrificaban animales sin defectos [Éx.
12:5; Lv. 1:10] para el perdón de pecados y ofrendas de paz, entre otros).
Representa a Jesucristo, quien murió por nuestros pecados y transgresiones (Ro.
3:21-26; He. 9:11-14). Él es el sacrificio perfecto e inigualable (Jn. 1:29; He.
9:11-15, 22-28; 10:1-7; 10:10, 14; 10:17-22).
III. Para llegar a la Presencia de Dios debemos pasar por el altar del holocausto,
por Jesucristo, y ser limpios de nuestros pecados. Su sangre tiene poder sobre
el pasado, el presente y el futuro:
1. Perdona. Ef. 1:7 (Pasado)
2. Limpia. 1 Jn. 1:7 (Presente)
3. Justifica. Ro. 5:9 (Futuro)
II. Estaba hecho para que los sacerdotes se laven las manos y los pies. Ellos debían
lavarse luego de hacer cada sacrificio. Este lavamiento limpiaba o purificaba al
sacerdote para poder entrar al Lugar Santo para adorar, de lo contrario moriría
(v. 20).
Una vez que pasamos el altar del holocausto estamos limpios, entonces solo
debemos lavar nuestros pies diariamente para mantenernos puros (Jn. 13:10).
III. El lavacro nos habla de Cristo, la Palabra viviente (Jn. 1:1-2 y 14; He. 1:3). El
agua del lavacro nos habla de la Palabra escrita.
V. Una de las finalidades por las que Jesús se entregó es para hacernos puros y
santos, por sus méritos para nuestro beneficio. De este modo nos ha purificado y
santificado a través del agua, la Palabra de Dios, y tanto los sacerdotes del
tabernáculo como los cristianos de hoy, tenemos que lavarnos en la Palabra de
Dios para poder entrar en el santuario, en el lugar donde Dios se va a revelar
a sus hijos (Jn. 15:3; Pr. 3:8; 4:22; 16:24; 24:14; 30:5; 2 Ti. 3:16; Sal. 119:9).
VI. Los sacerdotes del Antiguo Pacto tenían que lavarse las manos y los pies en esa
fuente.
1. Las manos representan las obras
2. Los pies representan el andar
II. Estaba hecha de oro purísimo, labrado a martillo. Tenía siete brazos, en cada uno de los
cuales ardía una lamparilla o luminaria. Estas siete lamparillas utilizaban el mismo aceite
de olivas machacadas para mantenerse encendidas (figura de la unción del Espíritu Santo
en nosotros, si estamos llenos de Él). Por eso la lámpara simboliza, entre otras cosas, la
revelación divina del Espíritu Santo (1 Co. 2:14).
III. El trabajo del sacerdote era que siempre brille la luz (figura que representa buscar
revelación continua).
III. Además, este elemento dentro del Lugar Santo representa a Jesús como el Pan de Vida
del cual todo hombre debería alimentarse (Jn. 6:58). Jesús es el verdadero Pan de Vida (Jn.
6:35), y lo es para todo su pueblo, y es el único que da vida (Jn. 6:33).
IV. Necesitamos a Cristo (la Palabra) que es alimento (Pan) para su pueblo (representado
por los 12 panes, 12 tribus de Israel, el gobierno de Dios).
Instituto Ríos | Adoración de los hijos 5
Adoración de los Hijos RÍOS CEM
V. La mesa representa tanto a Cristo (Jn. 6:35) como también a la Palabra de Dios, pues
Cristo es también la Palabra (Jn. 1:1) necesaria para llegar a Dios. La Palabra de Dios da
entendimiento y el Espíritu Santo (candelero de oro ubicado en frente a la mesa) hace
comprender las verdades salvadoras de las Escrituras a todos los que desean conocer y
realizar la voluntad de Dios, por eso el candelabro está frente a la mesa.
VI. Dios había dispuesto que “el pan de la Presencia” sea también alimento para los
sacerdotes (Lv. 24:9). Ellos comían el pan en la Presencia de Jehová, y así cada uno recibía
su parte de la delicia de Dios. Nosotros, como sacerdotes del Nuevo Pacto (1 P. 2:9)
podemos comer ese pan continuamente para estar saciados, satisfechos y para dar a otros
(1 Co. 1:9).
II. Dios le dijo a Moisés que el incienso en el altar debía ser quemado perpetuamente. Hoy
esto representa varias cosas, entre ellas: a Jesús, que perpetuamente aboga por nosotros y
en quien habita toda plenitud (1 Co. 1:19), también a nosotros que somos la sal de la
tierra que la preserva de la destrucción, porque Dios busca intercesores que se pongan en
la brecha como vemos en Ezequiel 22:30, y a su vez a Jesús que es nuestro intercesor (He.
7:25) y que también busca adoradores que lo adoren (Jn. 4:23-24).
III. El incienso por sí mismo representa a las oraciones de los santos (Sal. 141:2; Ap. 5:8;
8:3-4) y nuestras oraciones, con alabanzas (He. 13:15), acciones de gracias (Fil. 4:6; Col.
2:7), adoración (Sal. 29:2; Jn. 4:23- 24) y peticiones (Fil. 4:6; 1 Jn. 5:15). Todo esto
compone un perfume que resulta agradable delante de Dios (1 Ti. 2:3).
IV. Sobre el arca estaba la silla de misericordia, de oro puro. En ambos lados había dos
querubines, y entre ellos moraba la Presencia de Dios, desde allí se comunicaba
con el Sumo Sacerdote.
V. En el Lugar Santísimo no había luz artificial, pero la gloria de Dios que moraba entre
los querubines, llamada Shekinah, llenaba e iluminaba todo el lugar.