Espana y El Correo de Andorra
Espana y El Correo de Andorra
Espana y El Correo de Andorra
Gerhard Lang-Valchs
profesor jubilado
This article presents an insight of the v ery particular postal history of Andorra,
closely related to the developments in neighbouring Spain. It includes some
until now unknown or never published historical facts, explains the coming into
being of the Spanish Postal Administration in Andorra and finishes with a look at
the still nowadays very special postal relations between Spain and the Valleys
of Andorra. [Spain, postal service, Andorra]
Andorra era y sigue siendo una singularidad dentro del conjunto de países
europeos e incluso a nivel mundial. Esta singularidad no estriba en su
pequeñez sino en su peculiar historia y su muy particular historia postal. A
pesar de su constitución democrática de 1993, Andorra sigue sin tener una
administración de Correos propia. Tanto Francia como España se encargan
hasta nuestros días del envío de cartas, certificados, paquetes y demás
servicios para el extranjero que hoy en día se suelen ofrecer a sus clientes en
las oficinas postales.
Los principios
Una comunicación por cartas desde Andorra hacia España y viceversa tiene
que haber existido desde que existen los pueblos andorranos, primero como
parroquias eclesiásticas y luego civiles, y, de forma más frecuente, desde que
empezó a existir el Consejo de la Tierra, órgano supremo de la administración
civil. Pero esas comunicaciones eran, al fin y al cabo, más bien esporádicas y
no necesitaban de una organización fija. Cosa parecida habrá que decir de los
principios de la correspondencia resultante de la actividad empresarial y
comercial. Los pocos comerciantes extranjeros que de vez en cuando se
establecían en Andorra intentaban mantener sus contactos personales y, por
supuesto, comerciales con su antigua patria y con sus proveedores. Las
actividades de las forjas andorranas a partir del siglo XV y XVI y la posterior
comercialización de sus productos, sin embargo, crearon una necesidad de
comunicación creciente que se refleja p.e. en la correspondencia comercial de
la casa Areny-Plandolit.[3] La correpondencia privada iba a la zaga sobre todo
por el analfabetismo de la época.
Durante los siglos XVII y XVIII los contactos oficiales desde Andorra hacia fuera
iban dirigidos a Foix, Tarascon y Toulouse donde solían residir los vegueres
franceses, encargados junto con sus colegas episcopales españoles de la
administración de la justicia; muy raras veces iban mas allá. Los contactos
comerciales, por otra parte, iban dirigidos a las forjas de la zona y a Toulouse,
el centro comercial francés más cercano. En la parte española el punto de
orientación oficial era la Seo de Urgel, sede del obispo copríncipe de Andorra,
en algunos casos hubo contactos con ciudades de las comarcas catalanas
cercanas, raras veces Barcelona o Madrid. Prácticamente lo mismo ocurría en
el plano comercial.
Para hacer llegar las cartas a su destino, la correspondencia desde Andorra era
entregada a los así llamados traginers que se trasladaban con sus mulas con
cierta regularidad a los pueblos y países vecinos para que o la llevaran
directamente a su destinatario o la entregaran en una de las oficinas de correo
a su paso. Ese mismo procedimiento lo practicaría también el Consejo de la
Tierra para hacer llegar sus cartas a los vegueres, que no residían en los
Valles, a los copríncipes o a autoridades españolas y francesas y viceversa,
según el caso, mientras que para la correspondencia oficial interior (Tribunal de
Corts, notario y administración comunal) parece haber existido un servicio
ocasional propio. La razón para ese procedimiento era que las únicas estafetas
de correos ubicadas dentro de un radio de alcance razonable eran las de Foix
(1710) y Tarascon (1780), en la parte francesa. Antes de que La Seo de Urgel
tuviera estafeta (hacia 1730), las más próximas españolas estaban en Lérida,
Tarragona, Barcelona y Gerona, en la línea de la carrera de postas de Madrid a
Barcelona que seguía desde allí para París. Exceptuando sus dos extremos
laterales, todo el Pirineo era de difícil comunicación y estaba por ende también
postalmente mal comunicado. La peor parte se llevaba Andorra, con el cierre
de sus puertos con Francia durante la mitad del año.
La expansión y mejora del servicio postal en Cataluña hasta mediados del siglo
y las medidas del nuevo rey Felipe VI (1746- 1759) quedan reflejadas en el
manual que publica Pedro Alonso Rodríguez para el uso de la administración
postal en el año 1765.[5] En las últimas décadas la cobertura postal en
Cataluña se había hecho prácticamente total. El correo llega hasta los últimos y
más recónditos rincones del Principado, como p.e. a los pueblos del Valle de
Arán. No se para tampoco en la frontera andorrana. Los nombres de 34
parroquias, pueblos, cuartos y caseríos citados en el manual documentan
claramente un servicio que cubre también la práctica totalidad de los Valles.
A primera vista sorprende que diez años más tarde se hubiera reducido la
cobertura postal en los Valles, situación que queda aparentemente reflejada en
el manual de Francisco Xavier de Cabanes de 1775 donde se citan tan sólo 19
sitios andorranos servidos por el correo español.[6] Pero, en el fondo, el
número exacto de pueblos servidos no importa. Sería mucho más interesante
conocer detalles sobre la naturaleza de este servicio. ¿Cómo nació dentro del
juego de oferta y demanda que reflejan los manuales y cómo se organizó
concretamente? Los pocos documentos de los que disponemos no nos
permiten una contestación clara y contrastable. Hay que admitir que nos
tenemos que servir de especulaciones aunque, teniendo el cuenta el posterior
desarrollo, parecen bastante lógicas.
Pero no era lo mismo el uso de la estafeta para los propios urgelenses que
para los andorranos. Desde las estafetas no existía aún el reparto a domicilio y
había que pagar, naturalmente, el porte de la carta al recogerla en la oficina.
Dentro de un pueblo o de una ciudad la gente que esperaba cartas se pasaba
por la oficina de Correos para preguntar allí o informarse a través de las listas
de correos que comunicaban al público las cartas sin recoger. Los otros
destinatarios eran avisados a través de amigos, vecinos o conocidos para que
fueran a recoger su correspondencia.
El siglo XIX
Un nuevo capítulo para el correo a nivel mundial se inició con el así llamado
Congreso Postal de Berna en 1874 donde se acordó una mayor cooperación
de las administraciones postales de todos los países que quisieran afiliarse
para facilitar y simplificar el envío de la correspondencia internacional y luego a
luego también de los demás servicios.
En 1902 llega con Juan Laguarda un nuevo obispo a la Seo de Urgel que se
propone ayudar decididamente a los andorranos a mejorar sus bastante
deficientes infraestructuras. Después de conectar Andorra con la Seo de Urgel
por telégrafo (1903) y un año más tarde por teléfono, enfoca la creación de una
administración de Correos en los Valles. Los andorranos, en principio
encantados con esos planes, insisten en que el jefe de la administración – igual
que en el caso del telégrafo y del teléfono – tenía que ser un andorrano. Pero
cuando todo está casi a punto se celebra el Congreso Postal de Roma (1906)
en el que los franceses se habían propuesto inicialmente anclar en los
estatutos de la UPU un servicio postal franco-hispano compartido para Andorra,
cosa obviamente incompatible con los planes españoles. Con algunos trucos
diplomáticos los representantes españoles consiguieron disuadir a los
franceses impidiendo la iniciativa oficial y dejando paso libre a sus propios
propósitos. Pero el torpe manejo de las adjudicaciones y los nombramientos
correspondientes por parte española desata una ola de indignación en los
Valles. El Consejo General renuncia finalmente a la instalación de la
administración postal y tanto el obispo como los españoles no ven otra solución
que aceptar esta decisión.
El intento definitivo
Desde finales del siglo XIX los andorranos habían intentado con cada nuevo
obispo-copríncipe crear su propia administración de correos. Los siguientes
intentos toparon con la Primera Guerra Mundial y el final del obispado de Juan
Benlloch (1907-1918).[17] No se conoce, sin embargo, hasta de los años 20
ningún intento iniciado por parte de la administración española que pretendiera
cambiar o mejorar el sistema de servicio tal como fue implantado en 1877.
Según algunos autores fue durante el Congreso Postal de Madrid en 1920,
según otros en el siguiente celebrado cuatro años más tarde en Estocolmo,
cuando, supuestamente, se le recordó a la delegación española que tenía que
mejorar el servicio postal en Andorra. En los documentos oficiales, sin
embargo, no ha quedado rastro de tales propuestas, sugererencias o
reclamaciones, si es que realmente se hicieron.[18] La iniciativa española que
enfoca una reorganización del correo en Andorra y que llevaría a la
implantación de una administración postal española, parece ser,
paradójicamente, resultado de una iniciativa francesa.
Desde hacía años los andorranos se venían quejando ante su veguer francés
de las deficiencias del todavía inoficial servicio postal galo de la Veguería que
tras más de 30 años de funcionamiento se había convertido, en la mente de
ellos y de hecho, en un servicio oficial. Sobre todo en los meses de invierno, el
servicio era muy irregular y hasta inexistente por la impracticabilidad de los
puertos y otras deficiencias. Al fracasar los intentos de remediar la situación y
al no ceder las quejas, el veguer se vio obligado a llevarlas a París, al
Ministerio del Interior y a la administración francesa de Correos. Esta dirigió
una carta a su homóloga en Madrid preguntando sí había algún inconveniente
para autorizar la conducción del correo francés para Andorra por territorio
español, entrando por Bourg-Madame/Puigcerdá y saliendo por la Seo de Urgel
evitando así el problema de los puertos nevados.[19] De la administración
española en Madrid recibe la respuesta que tan sólo el Consejo de Ministros
tiene competencia en éste caso.
La imposición española
La reacción francesa
Dos curiosidades hay que mencionar en este contexto. El texto del convenio
francés difiere del español. No me refiero al cuerpo del texto propiamente dicho
sino a lo que prodríamos llamar un preámbulo. La existencia de un preámbulo
firmado por el rey, en este caso, no es extraño en sí sino por su contenido. Dice
que el acuerdo se formaliza “previo conocimiento y expresa aprobación del Ilm.
Sr. Obispo de Urgel, Co-príncipe de los Valles de Andorra”. Los franceses se
habían negado a negociar con el obispo y no habían aceptado, por su parte,
ninguna intervención episcopal y en la versión francesa del convenio tan sólo
se encuentran los párrafos negociados y acordados.
Con la “España nacional” no había contacto directo. Las cartas tuvieron que
entrar primero en Francia y tomar desde allí el camino marítimo hasta Lisboa,
Gibraltar o el Marruecos Español para poder llegar a su destino. Con la
conquista de Irún y San Sebastián por las tropas franquistas se abre en
septiembre de 1937 un paso fronterizo que permite la comunicación por
carretera y ferrocarril así como la comunicación postal entre la parte “nacional”
y Francia.
Todo esto lleva durante los siguientes nueve meses a una situación postal
grotesca. Hay tres administraciones de Correos en Andorra: la francesa, la
republicana y la “nacional”. La de Escaldes era la única que recibía el correo
desde España y desde donde se podía mandar la correspondencia a la parte
republicana. Pero como los demás funcionarios y carteros no la reconocían
tenía no pocas dificultades para distribuir el correo. Filemón López se dedicaba
mientras tanto al correo interior y permitía de vez en cuando que algunos de los
“suyos” distribuyeran algunas “cartas republicanas”. Así siguió la situación
hasta febrero de 1939.
Hay que mencionar aún una cosa poco conocida: los ensayos para una serie
de sellos republicana para Andorra. A lo largo de la contienda se habían ido
agotando gran parte de los valores de la serie emitida en 1935 y se tenían que
usar franqueos mixtos o incluso sellos españoles. A finales de 1938 la
Administración de Correos decidió preparar una nueva serie para Andorra. Los
ensayos ya habían sido impresos y la llegada a las oficinas estaba prevista
para la primavera siguiente. Pero el curso de la guerra lo impidió. Los ensayos
son poco conocidos y muy pocos ejemplares han sobrevivido la guerra.
Cuando se publicaron por primera vez fotos de ellos en una revista filatélica, el
autor del artículo no sabe ubicarlos en el tiempo.[26]
La posguerra
La nueva era no solamente trajo nuevos sellos sino también una nueva
censura. La censura postal franquista relevó a la republicana. Con el fin de la
Guerra Civil a principios de abril, sin embargo, la censura aún no termina su
trabajo. Seguirá con el nombre de Censura Gubernativa y enpalma con el
control que irían ejerciendo casi todos los países europeos durante la Segunda
Guerra Mundial sobre la correspondencia hacia el extranjero. Controla el correo
entrante y saliente por la vía española, incluida, en parte, la vía francesa por
territorio español de la Seo de Urgel a Puigcerdá. Tampoco terminará su
trabajo con el fin de la guerra ....
La España democrática
Notas
[1] A finales del siglo XIX se intentó construir por parte del ministerio de Asuntos Exteriores
algún derecho basándose en los artículos del concordato con el Vaticano de 1853, alegando
que, partiendo del derecho de presentación de los obispos que allí se concedía al Rey de
España, se podrían deducir e reivindicar ciertos derechos (por cierto sin definir nunca) por ser
el obispo de la Seo de Urgel ciudadano español.
[2] No es éste el lugar de documentar la historia postal francesa relativa a Andorra aunque
tendremos que referirnos en algún momento a ella. Esta historia la cubren los siguientes
artículos o libros: François Dupré: Els serveis de la Poste Française s’estenen a Andorra a
partir del 16.6.1931, Andorra 1998 y Gerhard Lang-Valchs (GLV): L’Organització del servei
postal francès a Andorra en Papers de Recerca Històrica 6, pág. 14-21. Los fracasados
intentos andorranos y españoles en este contexto se documentan en GLV: Els primers segells
y assatgos non emessos d’Andorra, Papers de Recerca Històrica 7, 2013 y en los capítulos
correspondientes de la tesis doctoral Die Bischöfe von Seo de Urgel als Kofürsten von Andorra
(1901-1940) Saarbrücken 2011 (Una versión española está en preparación.).
[3] Véase: Olivier Codina Vialette: De fer et de laine. Les vallées andorranes du XVIe au XIXe
siècle, Perpignan/Andorra 2005.
[4] No sabemos nada cierto del servicio postal interno del Consejo de la Tierra. Las pocas
noticias y cartas privadas que se conservan sugieren que este servicio, efectivamente, se
extendió al muy reducido correo privado y que era gratuito. Esta gratuidad era hasta nuestros
días una cosa casi mítica en Andorra.
[5] Pedro Alonso Rodríguez, Instrucción General para dirigir con seguridad las cartas ..., Madrid
1765.
[6] Bernardo Espinalt: Dirección General de cartas en forma de Diccionario, Madrid 1775.Hay
que buscar la explicación para esta discrepancia entre ambos manuales en la distinta ubicación
laboral de sus autores. Espinalt es el director general de la Administración central de Madrid,
Pedro Alonso Rodríguez es el director general de la Administración de Correos de Cataluña. En
su oficina en la capital del Principado, Alonso dispone de más datos y maneja información más
auténtica sobre (Cataluña y) Andorra que Espinalt en la capital del reino.
[7] Un servicio francés oficial se crea tan sólo en 1930/31.
[8] El origen de este matasellos se ha ligado al siempre mal entendido intento de emisión de
una serie de sellos andorranos, fabricados por Plácido Ramón de Torres en 1896. [La gran
mayoría de los catálogos de sellos y publicaciones a propósito siguen datando esa serie
erróneamente en 1875 o 1890. Véase: GLV: Els primers segells.] Sobre la poca lógica de dicha
explicación: GLV: Der Stempel “CORREUS ANDORRA”. Die Frage seiner Herkunft, Andorra-
Philatelie Nr. 79/XII/2012, pág. 2089-2093.
[10] Carte itérinaire de l’Espagne et du Portugal où sont tracées toutes les routes de poste
nouvellement établies. [Título bilíngüe en francés y alemán.] (Mapa anexo al Guide des
voyageurs en Portugal et en Espagne, Weimar 1820.)
[12] Carta de correos y postas de las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona,
Barcelona 1860 (mapa). Servicio de Correos de las capitales de provincia y partidos judiciales
de España trazado por la Dirección General de Correos, Madrid 1865 (mapa).
[13] Hasta ahora siempre se ha dicho que los franceses fueron los autores de este servicio. En
su carta del 6 de julio de 1882 al prefecto de Perpiñán el Síndico General de Andorra
desmiente enérgicamente esta versión. Archives du Ministère des Affaires Etrangères de
France (Paris) [AMAEF], Andorre, tome 8, nº 30.
[14] En este contexto conviene recordar lo dicho en la nota 8 sobre la serie de sellos
andorranos no emitidos, llamada erróneamente “carlista” por algunos catálogos, fruto de un
fracasado intento andorrano de establecer una administración postal propia independiente en
1896.
[16] En los documentos firmados en 1878 en el Congreso Postal de París aparece Andorra por
primera y única vez en el párrafo XXXII, apartado 4º donde se habla del “Territorio de la Unión”.
En 1884/85 la Viguería Francesa, reubicada en Sallagouse y luego en Prades, organiza un
servicio de correo interno con peatones desde Porté via Soldeu a Andorra. No tiene carácter
oficial.
[17] El comienzo de la Primera Guerra Mundial impidió la celebración del Congreso Postal de
1914 en el que el copríncipe episcopal iba a presentar una solicitud de ingreso de Andorra en la
UPU. Con la designación del Msgr. Benlloch para la sede episcopal de Burgos los planes de
organizar una administración postal propia andorrana, apoyados por España, se quedaron
finalmente en el tintero.
[18] El único documento oficial apunta hacia otra cosa. La delegación española en Estocolmo
tenía órdenes de bloquear decididamente una temida iniciativa francesa que variara el “párrafo
andorrano”. Sin embargo, no hubo tal intento. AMAE, R 444, (exp. 12), 22/22ª y 129 (nº 8 y 10).
[24] Coincidiendo en el tiempo con la firma del acuerdo bilateral franco-hispano, los andorranos
habían presentado ante sus copríncipes otra solicitud para un servicio postal interno propio.
[Archives des Pyrénées Orientales, Délégation pour Andorre, 1723W, cartón 136, Andorre,
Timbre-Postes, carta del Consejo General al prefecto de los PO del 21.5.1930.] Además
concedieron una licencia para la creación y explotación de una línea aérea Andorra – Seo de
Urgel – Barcelona que no llegó a inaugurarse como línea postal con todos sus permisos
oficiales a falta de un último vuelo de ensayo en mayo de 1932.
[26] Pubilcidad Filatélica, 17, oct/dic 1949, p. 16, col.2; véase también Philandorre 12, 1982, p.
7/8.
[28] A partir de 1999 se refleja la actual situación también en el cambio de la leyenda Correus
Principat d’Andorra a Correus Espanyols.
[31] Con la aprobación de la Constitución Andorrana los copríncipes renunciaron implícita, que
nunca explícitamente, a sus derechos en y sobre Andorra que, en su mayor parte, quedaron
refundidos en ella. Los derechos que giran alrededor de la comunicación postal, sin embargo,
no figuran en ninguna parte de los acuerdos o tratados. Esto significa que el obispo de la Seo
de Urgel, aunque se haya desentendido en la práctica de su “coparticipación” en la cuestión
postal, sigue en posesión de sus antiguos derechos. Esto implica una participación episcopal,
en este momento no realizada, en cuestiones postales referentes a Andorra según los
“acuerdos” con Primo de Rivera, única base jurídica desde 1928 de la administración postal
española en los Valles de Andorra.
[32] A raíz de la gratuidad que tenían los envíos normales en los Valles se llegó, a pesar de la
reducción generalizada del envío de cartas motivado por la introducción de las nuevas
tecnologías (telefonía móvil, SMS, etc.) a una saturación y al colapso por el envío masivo de
publicidad.
[33] A día de hoy una carta normal cuesta 36 céntimos mientras que el correo francés cobra 60
céntimos.
Ficha bibliográfica: