Himno A Lipit-Ishtar

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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SUR

DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES
GABINETE DE HISTORIA ANTIGUA ORIENTAL Y CLÁSICA

HIMNO DE LIPIT-ISHTAR

“Yo soy el rey, el bien criado, de buena semilla por parte de madre, el hijo
del divino Enlil.

Cual retoño de cedro que levanta orgulloso la cabeza,

soy un hombre de fuerza poderosa, de potencia invencible.

En mi juventud, me desperezo con poderío:

soy un león que a todos precede, no tengo rival;

soy un dragón que abre sus fauces, el terror del ejército (enemigo);

soy el águila Imdugud, que otea los montes;

un toro que manda la manada y al que nadie se le resiste;

un bisonte brillante, de ojos relucientes.

Llevo una barba de lapislázuli,

tengo buenos ojos, buena boca, sentidos lúcidos,

poseo la figura de un león salvaje, adornado de generosa belleza;

soy el adorno de todas las palabras (…)

Soy el hijo amado del divino Enlil;

en su templo Ki’ur me entregó el cetro.

Soy la delicia de la divina Ninlil;

en su templo Gagishshu’a me fijó un buen destino (…)

Yo soy aquél a quien el divino Nanna miró con cariño;

él me habló amistosamente en Ur (…)

Yo soy aquél a quien el divino Enki abrió el oído;

él me entregó la realeza en Eridu.

Yo soy el esposo querido (de la divina Innana);

en la ciudad de Uruk hizo que yo, orgulloso, alzara al cielo mi cabeza (…)

Yo soy la joya del reino,


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Lipit-Ishtar, hijo del divino Enlil.

Yo soy el que lleva el cayado de pastor, soy la vida del país de Súmer;

yo soy el labrador que amontona el grano,

el pastor que multiplica la grasa y la leche del rebaño,

que cría en las marismas pájaros y peces,

que llena de agua perenne las corrientes de los ríos,

que acrecienta los productos de la Gran Montaña.

Yo soy aquél al que el divino Enlil donó la gran fuerza,

yo soy Lipit-Ishtar, que en mi juventud le adoro.

Yo soy el que está siempre al servicio de los dioses,

el que cuida sin pausa del (templo) Ekur;

el rey que se acerca al sacrificio con un cabrito en el pecho,

que humilde se lleva (orando) la mano a la boca;

el rey que se presenta a la oración,

que le dice el divino Enlil palabras agradables,

que alegra a la divina Ninlil con su plegaria (…)

Yo soy el que le proporciona a su ciudad seres vivos,

Lipit-Ishtar pastor de todos los pueblos.

Yo soy el rey que aplaca en la batalla sus ganas de luchar,

que no se quita nunca la coraza que se puso cuando niño,

que ciñe la espada fulminante,

que brilla en la batalla como el rayo (…),

el héroe de brillante mirada que pelea gritando,

Lipit-Ishtar, hijo del divino Enlil.

Yo soy quien llena los odres de agua fresca,

el que organiza las campañas, el auxilio del ejército,


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GABINETE DE HISTORIA ANTIGUA ORIENTAL Y CLÁSICA

rey hecho a medida del alto trono,

de entendimiento profundo, que pronuncia la palabra justa (…),

el que pone el derecho en las bocas de todos,

que sostiene a los justos por siempre,

que dicta en pleitos y juicios la sentencia justa,

que saben mandar en todos los países extranjeros.

Yo he decidido que haya justicia en Súmer y en Akkad,

que el país prospere:

¿quién puede medirse con mi decisión?

Yo, Lipit-Ishtar, he conducido a mi pueblo:

¿cuándo podrá ser anulada mi sentencia? (…)”

Extraído de: SANMARTÍN, Joaquín & José SERRANO: Historia Antigua del Próximo Oriente.
Mesopotamia y Egipto, Madrid: Akal, 1998, pp. 58-60.

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