Brecha Digital-WPS Office
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Facilitador: Participante:
30/11/22
Introducción
De acuerdo con Pérez (2004), han existido cinco paradigmas tecno-económicos que han cambiado el
rumbo de la humanidad: 1) la Revolución Industrial (1771); 2) la era del vapor y los ferrocarriles (1829);
3) la era del acero, la electricidad y la ingeniería pesada (1875); 4) la era del petróleo, el automóvil y la
producción en masa (1908); y finalmente, 5) la era de la informática y las telecomunicaciones (1971). En
esta última, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (tic) han sido el elemento central,
Sunkel (2006) las ha definido como:
Herramientas y procesos para acceder, recuperar, guardar, organizar, manipular, producir, intercambiar
y presentar información por medios electrónicos; estos incluyen hardware, software y
telecomunicaciones en la forma de computadores y programas tales como aplicaciones multimedia y
sistemas de bases de datos.
A escala global, la evolución y despliegue de las tic ha sido acelerada, no solo en su grado de penetración
y alcance económico, sino en el ámbito social logrando ser un núcleo de transformación, en donde la
aplicación, la generación y la acumulación de conocimiento es un aspecto central para un mayor acceso
a la información. En este sentido, diversos estudios señalan que las tic pueden ser un motor del
desarrollo humano, económico y social (Monge, Alfaro C. y Alfaro J., 2005; Boza, De la O y Méndez,
2009; Black, et al., 2011; Galperín, Mariscal y Barrantes, 2014).
El surgimiento de las tic y sus potenciales beneficios han ocurrido principalmente en un pequeño
número de países (los más desarrollados), dando así lugar a “brechas tecnológicas y sociales” que no
sólo limitan la apropiación social de estas tecnologías entre naciones, sino al interior de las mismas y
entre los grupos sociales (Adams, 1969; Crovi, 2008; Sunkel, 2006).
En la TIC esta nueva desigualdad se ha denominado como “brecha digital”, la cual se reconoce como un
fenómeno complejo que comprende aspectos políticos, económicos y sociales, y se relaciona
intímamente con problemas estructurales de la sociedad global como la pobreza, la exclusión, el
desempleo, la precarización del trabajo, la inequidad en la distribución de la riqueza, además con otras
problemáticas que surgen en la sic marcada por la globalización (Reygadas, 2008).
Desarrollo
1.1 Definición:
El concepto brecha digital es una expresión que se utiliza indistintamente con dos sentidos. Uno de
alcance restringido que remite a las diferencias socioeconómicas entre aquellas comunidades o grupos
sociales que disponen del servicio de Internet y aquellas que no lo tienen. Tiene otro alcance amplio
cuando entendemos que se trata, no solo de Internet, sino de todos aquellos instrumentos relacionados
con las tecnologías de la información y la comunicación (teléfonos móviles, tecnologías de redes,
telecomunicaciones, pda y demás dispositivos) lo que se viene a denominar TIC.
1.2 Evolución:
Está claro que las nuevas tecnologías, además de su importancia en el mundo de la economía, se han
convertido en una potente herramienta de comunicación de valores comunes entre individuos y grupos
generando un contexto nuevo y desconocido hasta el momento. Las TIC y su utilización es un potente
instrumento de cambio y transformación social. Mediante estas herramientas se han superado las
tradicionales esferas de la territorialidad y la propia cultura al proponer el contacto permanente y
continuado entre los individuos de todo el mundo.
Según Internet World Stats, actualizado a diciembre de 2008, hay algo más de 1.400 millones de
internautas de los que el 60% viven en los países industrializados. En Europa hay 384 millones de
usuarios mientras que en África hay 51 millones. Sin embargo hay un crecimiento espectacular en Asia
en los últimos años que colocan a este continente en la cabeza del número de usuarios de Internet. Si
atendemos al grado de penetración en la población de Internet podemos ver que África presenta menos
de un 5%, mientras en el polo opuesto Norteamérica está en un 73% o Europa en un 48%
La gran evolución que ha tenido la tecnología y la gran cantidad de personas que tienen acceso a ella
hoy en día, han hecho que parezca que esta brecha ya está superada. Sin embargo, todavía hay indicios
que demuestran que es necesario fijarse en ella. Hay ciertos factores demográficos y socioeconómicos
que siguen afectando a las brechas digitales, como el sexo, la edad, el tipo de familia, el nivel de estudios
o la situación laboral.
La brecha digital se atribuyó en un primer momento al subdesarrollo y se percibió como algo pasajero
que desaparecería con la popularización de la tecnología. En cambio, la fractura persiste hoy a pesar de
la comercialización masiva de dispositivos electrónicos con acceso a Internet. Las causas pueden ir desde
el alto precio de los dispositivos mencionados a la falta de conocimientos sobre su uso o al déficit de
infraestructuras para su acceso. Al hilo de esto, repasamos cuáles son los tipos de brecha digital:
Brecha de acceso. Se refiere a las posibilidades que tienen las personas de acceder a este recurso. Aquí
entran en juego, entre otras, las diferencias socioeconómicas entre las personas y entre los países, ya
que la digitalización requiere de inversiones e infraestructuras muy costosas para las regiones menos
desarrolladas y para las zonas rurales.
Brecha de uso. Hace referencia a la falta de competencias digitales que impide el manejo de la
tecnología. En este sentido, y por poner un ejemplo, la UIT señala que hay 40 países en los que más de la
mitad de sus habitantes no saben adjuntar un archivo a un correo electrónico.
Brecha de calidad de uso. En ocasiones, se poseen las competencias digitales para manejarse en
Internet, pero no los conocimientos para hacer un buen uso de la red y sacarle el mayor partido posible.
Por ejemplo, en lo relativo al acceso a información de calidad.
La UIT estableció hace unos años el Índice de Acceso Digital (IAD), que mide la capacidad global de los
ciudadanos de un país para acceder y utilizar las TIC. Este índice tiene en cuenta diversas variables
agrupadas en torno a cinco categorías, que son las siguientes: calidad, infraestructura, conocimiento,
accesibilidad y utilización.
La discriminación tecnológica constituye una forma de pobreza y exclusión social, al privar a una parte
de la ciudadanía de recursos esenciales para desarrollarse y generar riqueza. Lo hemos visto con
frecuencia durante la pandemia de COVID-19, al encontrarse numerosos estudiantes y trabajadores con
dificultades para teletrabajar y seguir las clases online. A continuación, repasamos los principales efectos
de la brecha digital:
Incomunicación y aislamiento
Los habitantes de áreas remotas a las que no llega Internet están incomunicados. Algo parecido les
ocurre a los residentes de zonas urbanas que viven desconectados al provocar aislamiento social.
La crisis del coronavirus ha mostrado los efectos de la brecha digital en la educación: profesores y
alumnos en fuera de juego por carecer de la tecnología y las competencias digitales suficientes. También
aumenta la ignorancia al limitar el acceso al conocimiento.
Como vimos al principio, la brecha digital perjudica más a las mujeres que a los hombres, lo que vulnera
los principios de igualdad de género.
La ONU contempla en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 9) la reducción de la brecha digital.
Por ello, en muchos lugares, se han puesto en marcha iniciativas para facilitar el acceso a la tecnología.
Aquí mencionamos algunas de las más relevantes:
Programas de alfabetización digital. Instruyen a los habitantes de las zonas menos favorecidas en el uso
de Internet para mejorar su bienestar personal.
Alianza para un Internet Asequible (A4AI). Este proyecto, liderado por una coalición internacional de
gobiernos, empresas y sociedad civil, persigue abaratar el coste de la banda ancha en zonas concretas
de África, Asia y Latinoamérica.
Free Basics. Esta iniciativa, impulsada por Facebook y otras seis compañías tecnológicas, pretende dar
acceso gratuito a una serie de webs a través de una aplicación móvil.
Starlink. Este proyecto, promovido por el magnate Elon Musk, está lanzando satélites al espacio para
ofrecer Internet de alta velocidad y cobertura global a precios asequibles.
1.4 Aplicaciones:
Este concepto viene a promover la necesidad de realizar esfuerzos necesarios para que el uso y disfrute
de la tecnología pueda llegar a todas las capas de la población. Para ello hay que acercar la tecnología y
formar a los ciudadanos, que existan redes e instrumentos asequibles a toda la población etc. En
definitiva que la tecnología se considere como un bien social, que alcancen sus beneficios a toda la
población y que en la medida que podamos favorecer la inclusión social se irá acortando o
desapareciendo la brecha digital.
La Organización Mundial del Comercio está afirmando que la tecnología será el motor de la nueva
economía mundial. Gracias a las TIC se podrá favorecer la integración de hombres y mujeres de nuestro
planeta en un orden nuevo con nuevas relaciones a escala global. La inclusión social propone la creación
de “entornos favorables” basados en los e-servicios, e-comercio, la administración pública digital, la
normalización del acceso de toda la población a los recursos tecnológicos, etc.
Tras esta primera reflexión conceptual debemos afirmar que no se deben comprender las diferencias
económicas exclusivamente a la luz de la tecnología. La brecha digital no es más que otro reflejo más de
las diferencias socioeconómicas que se dan en nuestro planeta. Con esto no queremos afirmar que la
tecnología en contextos de pobreza y subdesarrollo no vaya a crear riqueza y provocar crecimiento, sino
que hay que atender a los factores sociales y culturales que han causado esta situación y, además esto
particularizarlo en cada territorio.
Siguiendo a Evelio Martínez y Arturo Serrano (Serrano y Martínez 2003) el acceso y uso a las tecnologías
de la información conlleva tres procesos:
La brecha digital se mide y además es necesario hacerlo. Esto se hace teniendo en cuenta una variedad
de factores además de los económicos: sociales, políticos, culturales etc. Antes de la era de Internet,
cuando el servicio más importante era la telefonía la condición de un país se medía en términos de
densidad telefónica, conocida como teledensidad: número de abonados con línea por cada 100
habitantes. Para un país en vías de desarrollo la teledensidad es inferior a 20, en países desarrollados se
supera el 80% (y estamos hablando solo de líneas fijas no de telefonía móvil). Con este concepto se
habla de brecha analógica en función de los datos de cada territorio.
- La calidad: se mide tomando el ancho de banda internacional de Internet per capita y el número de
abonados de banda ancha por cada 100 habitantes.
El Foro Económico Mundial (http://www.weforum.org) ha elaborado otro índice que tiene que ver con
la brecha digital, el NRI (Networked Readiness Index) que mide la preparación de un país o comunidad
para participar y beneficiarse del as TIC. Este índice está compuesto de tres componentes:
Otro estudio pionero fue de Sherry Turkle (1997), quien puso en alerta sobre la manera en que internet
impactaba en nuestros sentidos de identidad y de privacidad, inclusive las consecuencias del anonimato.
Ella estudió cómo un porcentaje altísimo de gente que entraba al chat en aquel momento mentía sobre
su sexo, edad, características físicas o ingreso económico, y que esto no era un fenómeno aislado.
Desde principios de la década de 1990, la cultura digital empieza a ser considerada objeto de estudio
antropológico, debido a sus efectos sobre las identidades nacionales, locales e individuales, en el
lenguaje, además de las consecuencias sociales, políticas y legales en lo que respecta al uso de los
nuevos medios de comunicación.
La gran aportación de la antropología en un futuro inmediato tiene que ir dirigida hacia el estudio y
análisis de la cultura digital. El antropólogo tendrá que estudiar y analizar los valores sociales y culturales
que forman parte del mundo digital, que en los planes de inclusión social de cooperación al desarrollo
sean tenidos en cuenta los valores sociales y culturales de los individuos y grupos para no provocar
actuaciones traumáticas. Y en segundo lugar, en el mundo digital, que empieza a cobrar existencia
paralela está generando todo un sistema de relaciones, estructuras, valores y comportamientos
específicos y será necesario estudiarlos, tanto con los códigos del propio mundo digital como en las
relaciones que se establecen con el mundo real y valorar la influencia y aspectos que se establecen en
estos dos sistemas.
La primera reflexión que debemos valorar cuando hablamos de cultura digital es dimensionar de qué
estamos hablando: ¿la cultura digital como la cultura derivada de la sociedad de la información que se
da en internet?, o bien ¿cultura digital como la utilización de las herramientas digitales? Al hablar de
cultura digital como “cultura de la sociedad de la información”, entendemos aquellos hábitos, actitudes,
y conocimientos subyacentes que son motor de impulso de la sociedad del conocimiento.
Algunas características que queremos proponer vara abordar el estudio de la cultura digital son:
1. La cultura digital se desarrolla en un ecosistema global. La globalidad es el primer concepto y ello nos
hace adoptar actitudes, vínculos y pautas sociales radicalmente diferentes a las que conocemos hasta
ahora.
3. La cultura digital se genera sobre una tecnología específica que acorta los tiempos de emisión-
recepción y es interactiva. De ahí el éxito de los portales dinámicos frente a los estáticos que mantienen
la misma información.
4. La cultura digital deviene constructivista y con un acentuado carácter participativo. Los productos que
se mueven sobre la red son elaborados, definidos, destruidos y reconstruidos por los propios ciudadanos
y grupos.
5. La cultura digital se desenvuelve en un cambio acelerado que se ha convertido en uno de sus signos
de identidad más definitorios. Lo que vale hoy mañana pude estar obsoleto. Los productos que se
elaboran, por tanto, se adaptarán a esta característica. No olvidemos el grandioso éxito de los videos
cortos en portales como Youtube.
6. La sociedad no es del todo permeable a la cultura digital, al menos en estos años, Se necesita una
base de conocimientos y la adquisición de competencias básicas que limita su universalización. Por tanto
es necesario generar esos entornos favorables de los que se hablaba con anterioridad.
El uso y la accesibilidad a las nuevas tecnologías y la aplicación de las tecnologías a los procesos
productivos van a determinar un nuevo marco de diferenciación sociocultural dentro y fuera de las
sociedades. La distancia y la posibilidad de acceder al uso y aplicación de las tecnologías de la
información y la comunicación v a determinar la capacidad de las personas, las empresas o los
diferentes grupos sociales de participar o no en el beneficio el valor añadido y las ventajas que aportan.
Cada vez más, los puestos de trabajo van a ir definiéndose en la medida que el trabajador tenga o no
conocimientos tecnológicos. La presidenta de Microsoft España vaticina que en el 2010 habrá 10.000
puestos sin cubrir por falta de formación. Las empresas incorporan para mejorar su productividad
procedimientos tecnológicos que mejoran su competitividad ya que abren nuevos nichos de negocio o
porque mecanizan de forma rápida y automática procedimientos que antes suponían una fuerte
inversión en mano de obra. La tecnología ha invertido los tiempos y los ha abreviado hasta situaciones
casi insospechables hace unos años.
Quién no se apunte a este carro difícilmente podrá cogerlo dentro de unos años. Quién no se forme en
las habilidades y destrezas adecuadas para incorporarse a este nuevo rumbo va a tener, está teniendo
dificultades para conseguir un puesto de trabajo.
La competencia tecnológica, esto es, las habilidades necesarias para manejar los recursos tecnológicos
es un aspecto fundamental. Se trata de adquirir el conocimiento necesario para abordar el uso de estas
herramientas, las construcciones mentales necesarias, la capacidad de relacionar elementos y saber
trabajar con los nuevos recursos.
A continuación merecería una reflexión el papel y las ventajas que el elearningpuede aportar a la
cooperación al desarrollo y, especialmente, a la reducción de la brecha digital. A nuestro juicio, el
elearning se configura como una potente herramienta que puede contribuir a la formación y la
adquisición de competencias profesionales básicas en aquellas situaciones en las que existan o se
ejecuten proyectos orientados a la reducción de la brecha digital.
En este marco de cooperación al desarrollo el elearningtiene una doble vertiente, sería un proyecto de
transferencia doble ya que por un lado generamos contenidos y conocimientos a zonas
económicamente desfavorecidas pero adquirimos información, ideas, propuestas de aquellas personas
o comunidades con las que trabajamos sobre los contenidos que les proponemos. Es una forma de
captar información sobre los territorios en los que estamos trabajando.
La brecha digital” no es otra cosa que el reflejo de la brecha social en el mundo digital. Si bien se debe
considerar que el uso de las TIC para el desarrollo humano porta oportunidades para reducir la brecha
social para individuales o comunidades, existen una serie de obstáculos a superar para que el uso de las
TIC permita acercar esas oportunidades a las personas y a los grupos, dentro de los cuales la existencia
de una infraestructura de conectividad es sólo el primero. No es suficiente ofrecer un acceso a las
tecnologías para que las personas gratificadas con el uso puedan aprovechar las oportunidades de
desarrollo humano; la educación y más específicamente una alfabetización digital e informacional tienen
un papel central. Los componentes de las telecomunicaciones, de los equipos de computación y de los
programas son requisitos previos y previsibles; sin embargo, los pilares verdaderos de las sociedades de
la información centradas en el desarrollo humano (sociedades de los saberes compartidos) son la
educación, la ética y la participación articuladas como un proceso sistémico. Mientras las personas que
toman decisiones para políticas públicas o proyectos de TIC para el desarrollo no sean educadas para
entender esas evidencias sufriremos de la brecha más peligrosa en términos de efectos: la brecha
paradigmática.
Siguen prevaleciendo los conceptos de que la lucha contra la brecha digital es una prioridad porque las
TIC ofrecen muchas posibilidades de desarrollo tanto para las personas, las comunidades o las naciones.
El concepto de TIC para el desarrollo (TICpD) esta manejado por muchas entidades internacionales,
regionales y nacionales y en todos los sectores (internacional, gubernamental, privado, sociedad civil y
academia). Todos parten de la creencia que el uso de las TIC para el desarrollo es portador de promesas
muy importantes.
Se trata aún de una creencia, muy creíble ciertamente , pero creencia en la medida que la notable
ausencia de evaluación de impacto no ha permitido establecer claramente los frutos de las dos décadas
pasadas de proyectos de ese tipo.