Milagros de Jesús
Milagros de Jesús
Milagros de Jesús
Jesús hizo muchos milagros durante su ministerio en la tierra y los Evangelios nos
narran algunos de ellos. Esos milagros tenían como propósito glorificar a Dios y
mostrar que en realidad Jesús era el Hijo de Dios. Jesús tocó la vida de muchas personas
con la manifestación de su poder y sus obras milagrosas. Sus milagros mostraron
también el gran amor y la compasión de Dios para la humanidad.
1. Sanó a una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias - Mateo 9:20-
21
2. Curación de dos ciegos - Mateo 9:27-31
3. Sanó a la hija endemoniada de una mujer cananea - Mateo 15:21-28
4. Alimentó a una multitud con 7 panes y algunos pescados - Mateo 15:32-38
5. Sacó una moneda de la boca de un pez para pagar los impuestos - Mateo 17:24-
27
6. Secó una higuera - Mateo 21:18-22
7. Curación de otro ciego en Betsaida - Marcos 8:22-26
8. Sanó a un hombre sordo y tartamudo - Marcos 7:31-37
9. Expulsó un demonio de un hombre - Lucas 4:33-35
10. Una pesca milagrosa y abundante que llenó dos barcos - Lucas 5:1-11
11. Sanó a la suegra de Pedro - Lucas 4:38-39
12. La sanidad de un leproso - Lucas 5:12-13
13. Resucitó a la hija de Jairo - Lucas 8:41-56
14. Sanó a otro paralítico - Lucas 5:17-25
15. Calmó la tormenta - Lucas 8:22-25
16. Curación de un hombre con la mano paralizada - Lucas 6:6-10
17. Sanidad de un hombre poseído por muchos demonios - Lucas 8:27-35
18. Sanidad de un muchacho poseído - Lucas 9:38-43
19. Curación del siervo de un centurión - Lucas 7:1-10
20. Expulsó de un hombre un demonio que lo había dejado mudo - Lucas 11:14
21. Resucitó al hijo de una viuda - Lucas 7:11-15
22. Restauró la oreja cortada de un siervo del sumo sacerdote - Lucas 22:50-51
23. Sanó a un hombre con hidropesía (acumulación de líquido) - Lucas 14:1-6
24. Supo con antelación y profetizó que Pedro lo negaría - Lucas 22:31-34
25. Sanó a una mujer encorvada - Lucas 13:11-13
26. La curación de 10 leprosos - Lucas 17:11-19
27. Sanidad de un mendigo ciego en Jericó - Lucas 18:35-43
28. Pesca milagrosa y abundante - Juan 21:1-11
29. La resurrección de Lázaro - Juan 11:1-44
30. Sanidad de un paralítico - Juan 5:1-9
31. Alimentación de una multitud con 5 panes y 2 pescados - Juan 6:5-13
32. Sanidad del hijo de un oficial del rey - Juan 4:46-54
33. Caminó sobre el mar - Juan 6:19-21
34. La sanidad de un ciego de nacimiento - Juan 9:1-41
35. Cambió el agua en vino - Juan 2:1-11
36. ¡Su resurrección! - Juan 20:1-7
4. Sanidad de 10 leprosos
Texto bíblico: Lucas 17:11-19
Jesús se dirigía a Jerusalén pasando por Samaria y Galilea. Por el camino le salieron al
encuentro diez leprosos. Ellos le gritaron a Jesús desde la distancia (pues tenían
prohibido por ley acercarse a las personas sanas):
¡Jesús, Maestro, ¡ten compasión de nosotros!
(Lucas 17:13)
Ellos conocían quién era Jesús y aprovecharon para presentar su petición ante él. Jesús
solo les dijo: «Vayan a presentarse a los sacerdotes.» (Lucas 17:14). Él no les prometió
nada ni les dijo nada más, pero ellos obedecieron. Mientras iban por el camino, los diez
leprosos recibieron sanidad. Sus cuerpos quedaron completamente limpios sin rastro de
la lepra.
Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. Cayó rostro en
tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era samaritano.
—¿Acaso no quedaron limpios los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros
nueve? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?
Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te ha sanado.
(Lucas 17:15-19)
Aunque fueron 10 los hombres sanados, solo uno regresó alabando a Dios y dando
gracias. Ese gesto de adoración y de reconocimiento del poder de Dios en Jesús bastó
para que recibiera un regalo más grande: la salvación. Él, un samaritano, obtuvo
también ese día la sanidad de su alma pues reconoció el señorío de Jesús.
5. Resurrección de Lázaro
Texto bíblico: Juan 11:1-46
Marta, María y Lázaro eran tres hermanos, amigos muy queridos de Jesús. Cuando él
iba a Betania, el pueblo donde vivían, los visitaba y a veces se quedaba con ellos. Un
día, las hermanas mandaron a avisar a Jesús que Lázaro estaba muy enfermo. Cuando
Jesús recibió el mensaje, dijo:
Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que
por ella el Hijo de Dios sea glorificado.
(Juan 11:4)
Jesús se quedó otros dos días donde estaba con los discípulos antes de ir a Betania a ver
a Lázaro. Los discípulos no deseaban ir allá porque temían que les hicieran daño si
regresaban a Judea, ya que los judíos habían intentado apedrear a Jesús. De todas
formas, fueron con él.
Cuando llegaron allá se encontraron con que Lázaro llevaba 4 días en el sepulcro. Por el
camino, Jesús se encontró con Marta y tuvieron la siguiente conversación.
Señor —le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
—Tu hermano resucitará —le dijo Jesús.
—Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final —respondió Marta.
Entonces Jesús le dijo:
—Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el
que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?
(Juan 11:21-26)
¡Claro que Marta lo creía! Ella estaba segura de que en Cristo, ellos tenían la vida
eterna. Marta fue a avisarle a María que Jesús ya estaba cerca y María salió a alcanzarlo.
Jesús tuvo una conversación con ella parecida a la que había tenido con Marta, pero
Jesús quedó muy conmovido al ver a María llorar y preguntó dónde habían puesto a
Lázaro.
Jesús lloró (Juan 11:35) y se dirigió con ellos hacia el sepulcro. Al llegar allí, les ordenó
quitar la piedra.
Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: Padre, te doy gracias porque
me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que
está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.
Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas: ¡Lázaro, sal fuera!
El muerto salió, con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un
sudario.
—Quítenle las vendas y dejen que se vaya —les dijo Jesús.
(Juan 11:41-44)
Tal como Jesús había dicho, la enfermedad no terminó en muerte sino en resurrección.
¡Jesús, el Hijo de Dios fue glorificado! Y ese vino a ser también día de salvación para
muchas personas. El versículo 45 dice: «Muchos de los judíos que habían ido a ver a
María y que habían presenciado lo hecho por Jesús creyeron en él.».