Dejad A Los Niños Venid A Mi - MI
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Sin embargo, como ustedes saben, especialmente si son padres o abuelos, tías, tíos u otra persona que cuida a sus hijos, junto con la
alegría vienen las responsabilidades; la responsabilidad de amar y cuidar al niño y de guiarlo o guiarla en el camino del Señor.
Esto no siempre es fácil, y la verdadera sabiduría viene solo cuando buscamos a Dios por Su bendición y guía reveladas en Su Palabra, y
a través del consejo práctico dado en el Espíritu de Profecía.
Saben, durante el tiempo de Cristo, los padres también tenían alegrías y preocupaciones, y muchos anhelaban una bendición especial de
Jesús. En el Evangelio de Marcos, leemos acerca de uno de esos encuentros.
Lamentablemente, los discípulos no fueron muy acogedores.
Leemos acerca de esto en Marcos 10:13-16 [Lea Marcos 10: 13-16].
13. Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban.14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo:
Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino
de Dios como un niño, no entrará en él.16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.
Qué hermosa e instructiva imagen de cómo Jesús recibió y bendijo a los niños.
¡Los niños son muy abiertos, confiables y sin pretensiones, rasgos importantes que debemos tener cuando nos acercamos a nuestro Padre
Celestial.
En el libro Ministerio de Curación, Elena de White nos da una mirada tras bambalinas sobre este encuentro. Ella dice:
“Cuando las madres acudían deseosas de que Cristo bendijera a sus pequeñuelos los discípulos las miraban con desagrado. Creían que
los niños no iban a obtener provecho de una visita a Jesús, y que a él no le agradaría verlos. Pero el Salvador comprendía el solícito
cuidado y la responsabilidad de las madres que procuraban educar a sus hijos conforme a la Palabra de Dios. El había oído los ruegos de
ellas.” (p. 25).
Ella continúa mencionando que estos jóvenes no eran solo bebés, algunos estaban en su infancia y otros eran jóvenes.
“Al enseñarles”, ella escribió “Se colocaba al nivel de ellos. Él, la Majestad de los cielos, respondía a sus preguntas y simplificaba sus
importantes lecciones para que las comprendiera su inteligencia infantil. Plantaba en la mente de ellos la semilla de la verdad, que años
después brotaría y llevaría fruto para vida eterna.,”
Luego agrega este mensaje muy importante para nosotros hoy: “Al decir Jesús a sus discípulos que no impidieran a los niños el acercarse
a Él, hablaba a sus seguidores de todos los siglos, es decir, a los dirigentes de la iglesia: Ministros, ancianos, diáconos, y todo cristiano.
Jesús atrae a los niños, y nos manda que los dejemos venir; como si nos dijera: Vendrán, si no se lo impedís.” (p. 27).
Amigos, ¿es su iglesia amigable y apoya a los niños y jóvenes? ¿Se interesan personalmente en ellos? ¿Los conocen por su nombre?
¿Les han mostrado el amor de Jesús en la forma en que los escuchan demostrando que les importan y les animan en su vida espiritual?
Los maestros de escuela sabática, líderes del Ministerio Infantil, líderes de Conquistadores y Jóvenes tienen un papel vital en guiar a los
niños y jóvenes a Jesús, animándolos a hacer de Jesús su mejor amigo y compartir su amor con los demás.
Pero no solo depende de estos líderes, por importantes que sean. Recordemos que los niños y jóvenes nos están observando a usted y a
mí para ver cómo vivimos nuestra fe. Para ver qué tipo de diferencia hace Jesús en nuestras vidas. ¡A través de Su poder dejemos que
nuestras luces brillen intensamente mientras guiamos con alegría a los jóvenes hacia Él
Deuteronomio 6:7-9
Traducción en lenguaje actual
7 y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el
camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes. 8 Escríbelas en tiras de cuero y átalas
a tu brazo, y cuélgalas en tu frente. 9 Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones
de tu ciudad.
“En la iglesia del hogar los niños han de aprender a orar y confiar en Dios. Enseñadles a repetir la ley de Dios. Así se instruyó a
los israelitas acerca de los mandamientos “ Y las repetirás a tus hijos… Venid con humildad, con un corazón lleno de ternura,
con una comprensión de las tentaciones y peligros que hay delante de vosotros mismos y de vuestros hijos; por la fe vinculadlos
al altar, suplicando el cuidado del Señor por ellos. Educad a los niños a ofrecer sus sencillas palabras de oración. Decidles que
Dios se deleita en que lo invoquen.
¿Pasará por alto el Señor del cielo tales hogares, sin dejar una bendición en ellos? No, por cierto. Los ángeles ministradores
guardarán a los niños así dedicados a Dios.
CM 109.4
*** Sobre todas las cosas, los padres deben rodear a sus hijos de una atmósfera de alegría, cortesía y amor. Los ángeles se
deleitan en morar en un hogar donde vive el amor y éste se expresa tanto en las miradas como en los actos.
Padres, permitid que el sol del amor, la alegría y un feliz contentamiento penetre en vuestro corazón, y dejar que su dulce
influencia impregne el hogar. Manifestad un espíritu bondadoso y tolerante, y estimuladlo en vuestros hijos cultivando todas las
gracias que alegran la vida del hogar. La atmósfera así creada será para los niños lo que son el aire y el sol para el mundo
vegetal y favorecerá la salud y el vigor de la mente y del cuerpo
Mientras el Espíritu Santo influye en los corazones de los niños, colaborad en su obra. Enseñadles que el Salvador los llama.
El Salvador mira con infinita ternura las almas que compró con su sangre. Pertenecen a su amor. Las mira con indecible cariño.
Su corazón anhela alcanzar, no sólo a los mejor educados y atractivos, son también a los que por herencia descuido prestan
rasgos de carácter poco lisonjeros. Muchos padres no comprenden cuán responsables son de estos rasgos en sus hijos… Pero
Jesús mira a estos niños con compasión.
FV 272.1
Dichosos los padres cuyas vidas son puro reflejo de la vida divina, de tal modo que las promesas y los mandamientos de Dios
despierten en los hijos agradecimiento y respeto; dichosos los padres cuya ternura, cuyos sentimientos de justicia y cuyo
carácter paciente sean fieles intérpretes para el niño del amor, de la justicia y la paciencia de Dios, dichosos los padres que al
enseñar a sus hijos a amarlos, a confiar en ellos y a obedecerles, les enseñen por eso mismo a amar a su Padre celestial, a
confiar en él y a obedecerle. Los padres que han hecho a sus hijos semejante dádiva los han enriquecido con un tesoro más
precioso que los tesoros de todas las edades, un tesoro que dura por toda la vida.
Trabajen los padres por los suyos, con amor, fe y oración hasta que gozosamente puedan presentarse a Dios diciendo: “He
aquí, yo y los hijos que me dio Jehová
Los niños son muy susceptibles a las enseñanzas del Evangelio; sus corazones están abiertos a la influencia divina y son
tenaces para retener las lecciones recibidas. Los niñitos pueden ser cristianos y tener una experiencia espiritual de acuerdo a su
edad.
Padres si no dais a vuestros hijos la educación que Dios os impone darles por precepto y ejemplo, tendréis que responder a
Dios por los resultados
Maestros ¡que oportunidades tenéis! ¡Qué privilegio está a vuestro alcance al moldear la mente y el carácter de los jóvenes que
están a vuestro cargo! ¡Qué gozo será para vosotros encontrarlos en derredor del gran trono blanco, y saber que habéis hecho
lo que podías para prepararlos para la inmortalidad! Si vuestra obra resise la prueba del gran día, como la música más dulce en
vuestros oídos sonará la bendición del Maestro: “Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu señor”