Aunque Él No Lo Sepa - Primeros Capítulos

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Aunque él no lo sepa

Los Zuccarelli, Libro Cinco.


Mar B. Prat

Publicado por Mar B. Prat Productions, 2020.


Copyright ã 2020 by Mar B. Prat.

Todos los derechos reservados.

Los personajes y eventos retratados en este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas
reales, vivas o muertas, es incidental y no pretende ser de la autora.

Esta es una traducción al español de la versión original. La autora no pretende ofender a nadie
ni incomodar al lector con cualquier fallo ortográfico que pueda haber. Y anticipadamente,
pide disculpas al lector.

Advertencia: Esta historia en ocasiones puede contener lenguaje fuerte y descripciones


explícitas de escenas de violencia. La autora no pretende ofender a nadie ni causar ningún
tipo de daño a los lectores.

Libro no recomendado para menores de dieciséis años.

Escrito por Mar B. Prat.

20 de junio de 2020.
AVISO: No sigas leyendo si no has leído “La reina de azúcar”.

Con el nacimiento de su primera hija, Eleanor y Jaxson están empezando su propia familia.
Convertirse en padres no ha sido fácil y ahora tienen que adaptarse a una nueva vida. Mientras
lo hacen, el resto de los Zuccarelli intentan superar el dolor que provocó Jenna Zuccarelli
ahora que saben que ella ya no es una amenaza.

Como siempre en esta familia, los problemas no cesan y los Zuccarelli tendrán que seguir
luchando entre el dolor y las alegrías. Tienen un muy buen motivo para hacerlo ahora que
son uno más. Mientras el futuro se abre camino, el pasado colisiona de nuevo con fuerza. El
regreso de los Delle Donne no es lo único que vuelve a sacudir a toda la familia. Las sorpresas
causarán secretos, y los secretos se guardarán con mentiras. Con el mismo objetivo,
arriesgarse y proteger a la familia. Y, aunque él no lo sepa, la vida puede sorprenderles a
todos una vez más.
Para mi Padrina.

Gracias por seguir cuidándome y amándome,


como has hecho siempre y como sigues haciendo ahora.
Me siento afortunada por todo lo que he vivido contigo,
y por todo lo que me has enseñado.
Te echamos muchísimo de menos pero sabemos que sigues aquí.
Te quiero,
tu reina.
EPÍLOGO

-GRAYSON-

El silencio se apodera del salón y me concentro en observar las llamas de la chimenea. Estar
aquí, con mi espalda caliente y mientras observo estos bonitos tonos en amarillo i naranja
normalmente me relaja. Hoy no. Con cuidado bajo la mirada al iPad que me ha dado Tyler y
leo de nuevo el mensaje. Es simple. Fondo blanco y letras negras.

¿De verdad os pensabais que una Zuccarelli es capaz de hacer todo esto? Es un poco cutre
usurpar la identidad de un muerto.

Pero nos hemos divertido. Y ahora estamos de vuelta. Nos vemos pronto.

PD: Saludos a la futura reina Zuccarelli

-¿Cómo?

Muevo mi silla cuando Brayden habla, para alejarme de la chimenea y poder verlos a todos.
Menuda estampa. La piel de Bray es una mezcla de azul, amarrón, verde y amarillo, el color
de sus hematomas. A su lado tiene un fantasma, porque Leta claramente lo parece. Su peluca
rubia y de pelo largo y liso le ayuda a cubrir su rostro, con este flequillo que apenas deja ver
sus ojos. Está sentada al lado de Brayden, encogida en el sofá y sin ni siquiera alzar la mirada
de la alfombra.

-¿Cómo nos ha llegado esto?- repite Brayden.

-Easton.- le responde Cody.

Alejo mi mirada del salón para dirigirme al jardín. Hoy es un soleado día de primavera pero la
humedad hace que todo el césped del jardín brille como si fuese una piscina de diamantes.
Por eso Easton ha necesitado un grueso anorak sin gomas en las mangas para que pueda
acomodar esos gruesos vendajes que protegen sus manos. Jenna le ha jodido de verdad. Ni
siquiera estar con Vanessa Alonzi parece alegrar su mañana. Oh, y ella le ha gustado desde
que la conocimos casi. Vanessa Alonzi normalmente es un árbol de navidad pero hoy viste
unos simples, y viejos, tejanos con un largo abrigo negro.

-Pobrecita.- dice entonces Lea.

La zia lo intenta de verdad y tengo que felicitarla. Un vestido de algodón en color perla con
mangas francesas parece de lo más simple. Pero ella sabe cómo conjuntarlo con un cinturón
en color herrumbre y unos maravillosos boneca en el mismo color. Le entiendo, ponerse ropa
bonita parece que puede ayudarte a sentirte mejor también. ¿Pero sabéis qué? No es así.

-¿Qué va a hacer ahora?- pregunta Brayden.

-Enterrar a sus padres.- le responde Tyler.- Zucca le ha dado permiso y se los va a llevar a
California.

-Vio cómo Jenna los mataba delante de sus narices.- susurra Brayden negando con la cabeza.
-Y por lo que sabemos, Vanessa lo hubiese hecho si sus padres hubiesen supuesto algún
peligro para Eleanor.- añade la nonna antes de presionar sus labios muy juntos.- Sólo por
esta familia.

-¿Qué va a hacer después?- pregunta Brayden.- ¿Se queda en California? ¿Zucca deja que se
vaya?

-No, va a volver.- le explica Tyler.- Algo me dice que vamos a verla por aquí durante mucho
tiempo.

Sí, yo también tengo esa sensación. Cuando miro a Vanessa Alonzi veo el dolor, y una
verdadera desgracia. Pero ya no quiere acercarse a nosotros sólo por Easton, ha elegido a su
reina y ha demostrado saber protegerla. Zucca va a mantenerla muy cerca y Eleanor va
asegurarse de ello. Vanessa Alonzi se queda con nosotros.

-¿Algo más?- le pregunta Tyler con esperanzas a Easton cuando éste vuelve al salón.

-No.- rechaza Easton.

Entonces intenta quitarse el abrigo pero sus vendajes se enganchan y al final Easton se lo
quita dando golpes con él contra el suelo hasta que puede darle una patada. Sigo el
movimiento del abrigo hasta que llega a los pies del piano.

-¿Podemos rastrear el mensaje de alguna forma?- pregunta Tyler.

Lo intenta, como siempre, pero esta es una pregunta estúpida.

-¿Qué cojones dices, Ty?- le pregunta Easton enfadado.- ¿Nunca podemos hacerlo y ahora
nos van a dejar migas electrónicas para que podamos llegar hasta ellos?

-Easton, cariño, sólo intenta ayudar.- le recuerda la nonna con una sonrisa muy triste.

-¿Dónde está Noah?- le pregunta Easton.- ¿Y el nonno?

-Horneando un pastel con Elise.

-Esta mujer se merece el mejor de los aumentos de sueldo.- susurra Brayden.- Y unas jodidas
vacaciones.

-¿Y con quién nos quedamos, Bray?- pregunta Easton todavía cabreado.- Porque ahora mismo
podemos contar con los dedos de las manos las personas que sí quieren ayudarnos.

-¿Desde cuándo Zoey Thompson y Eleanor son inseparables?- pregunta Tyler.

La nonna rápidamente busca mi mirada y yo me muerdo la lengua. Fuerte.

-No importa eso ahora.- dice Cody.- Lo importante es que sí podemos confiar en ella. La tía
puede pilotar un avión. Créeme, vamos a necesitarla.

No me engaña. Nosotros odiamos a Jenna, él no. Nunca va a poder hacerlo. De la misma


forma que va a quedarse con un montón de preguntas sin respuesta. Y sin la venganza que
tanto necesita.
-Los malditos Delle Donne.- susurra Tyler.- ¿Alguna vez va a terminarse esta pesadilla?

-No.- le responde Easton negando con la cabeza.- No hasta que encontremos cuál de ellos
está vivo y le metáis una maldita bala en la cabeza.

Es rápido, demasiado. Ya está asumiendo que él no va a poder disparar. Y lo odio.

-La verdad, era demasiado surrealista que Jenna hubiese usurpado su identidad.- dice
Brayden.- Si lo pensamos bien, es muy triste intentar ser una reina de una familia muerta. Y
ella podía hacerlo mucho mejor.

-No si el Delle Donne que sigue vivo y esa bruja decidieron unirse.- rechaza Tyler.- Sabemos
que Kenneth Luzio está metido en esto pero que hay una tercera persona. Y esa tercera
persona podría ser un Delle Donne.

-Maldito el día en que no acabamos con todos ellos.- susurra Easton alejándose hacia el piano.

-¿Y ahora qué?- pregunta Tyler.- Porque mira cómo estamos.

Tyler está realmente enfadado y en otro momento estaría gesticulando, jugando con su reloj,
o tocándose el pelo, por ejemplo. Ahora no puede porque tiene ambas manos ocupadas. Mi
hermana no se conforma con una, quiere las dos. Está sentada en un sillón, o mejor dicho,
acostada contra él porque esconde sus pies debajo de su culo. Tyler se ha sentado a su lado,
no en el otro sillón, en el apoyabrazos. Pero no ha sido suficiente y Madison se ha aferrado a
una de sus manos, y en segundos ha hecho lo mismo con la otra. Como un maldito imán.
Tyler, como su pareja, responde a cada movimiento de Madi. Primero comprueba que ella
está bien, después coge aire para seguir cuidándola. La verdad, ¿cuántas veces he deseado
ver esto finalmente? Estos dos sin poder separarse, juntos en la cama, y en cada rincón de
esta casa. Pero no así.

-No vamos a decir nada.- anuncia de pronto la nonna.

-¿Cómo dices?- pregunta Easton dándose la vuelta de golpe para vernos a todos.

-No vamos a decir nada.- repite la nonna.- Ninguno de nosotros.

-¿Al resto o a…-pregunta Brayden también con sorpresa.

-A Jaxson y Eleanor.- especifica la nonna.- Nadie dice nada.- añade y entonces nos mira uno
por uno.- Vamos a gestionar esto nosotros.

-¿Nosotros?- pregunta Easton.- ¿Os quedáis aquí?

-Cariño, soy bisabuela, por supuesto que me quedo aquí.- le responde la nonna antes de
peinarse un mechón de pelo hacia atrás.- Ya veremos cómo lo hacemos, pero es evidente que
tenemos que quedarnos un poco más.

-Nonna, habéis estado…-le dice Tyler.

-Tyler.- le interrumpe la nonna.- No te ofendas, pero miraros. Y todos podemos odiar a esa
desgraciada, pero muy en el fondo, fue vuestra hermana y dejar que se vaya no va a ser fácil.
-Estamos jodidos pero vamos a salir de esta.- le dice Tyler siempre tan positivo.

-Y voy a estar aquí para verlo.- defiende la nonna.- También para asegurarme que mantenéis
vuestras bocas cerradas.

-Mientras tú has planteado que se lo escondamos a Zucca, él ya lo sabrá.- le dice Brayden.-


Es Zucca, y tiene a Elise, a Zoey Thompson y a Vanessa Alonzi.

-Tiene una hija, cariño.- le dice la nonna.- Tenemos un poco de ventaja. Y Elise, Zoey y
Vanessa le aprecian como nosotros así que van a cooperar.

-Cien dólares a que Elise ya se lo está contando.- susurra Brayden.

-Que sean doscientos.- le dice Cody.

-Ya basta.- interrumpe la nonna.- Se han convertido en padres, de la peor manera posible, y
vamos a ayudarles.

-Podemos intentarlo pero tienen razón.- le dice Tyler.- Zucca ya lo sabe.

-Vamos a intentar que no sea así, cuanto más tiempo, mejor.- le propone la nonna.- Tiene
que pensar en mucho ahora, y no en los Delle Donne. Decir adiós a Jenna no va a ser tan
fácil como parece, y se ha perdido uno de los mejores momentos de su vida. Sin tener en
cuenta que va a ver cómo Eleanor se derrumba precisamente por eso. Y porque lleva meses
siendo una reina Zuccarelli sin tener idea de cómo. Se sintió muy sola. No estabais vosotros
y no estaba Jaxson. Y procesar esto, no va a ser fácil.

-Maldita Jenna.- susurra Brayden.- ¿Crees que van a superarlo?- añade para la nonna.

-Por supuesto que sí.- responde Tyler.- Tienen a Alice, esto lo cambia todo.

-Qué maravilla de ángel.- dice Lea antes de secarse una solitaria lágrima.

-Va a ser un infierno.- dice Cody negando con la cabeza.- Como si todo esto no fuese
suficiente.

-Por eso mismo vamos a callarnos todos.- repite la nonna.- Ya tienen suficiente, no vamos a
añadir a los Delle Donne.

-Esto es surrealista.- dice Easton.- ¿Cuánto crees que vamos a poder esconderle algo así?-
añade antes de reírse mientras niega con la cabeza.

-¿Y qué hacemos?- pregunta Cody.- No tenemos nada.

-Pues como siempre.- dice Brayden antes de echar un suspiro.- Vamos a esperar que nos
ataquen, y a ver qué cojones se inventan para la próxima vez.

-No.- rechaza la nonna.- Vais a cuidaros. Mucho. Los unos con los otros. Nada de uno per
aquí y el otro por allá. Vais a manteneros unidos porque incluso ahora, incluso después de
todo lo que ha ocurrido, aquí seguimos.

-Joder con Eleanor.- dice Cody negando con la cabeza.


-¿Os lo dije o no os lo dije?- pregunta Tyler.- Leona.

-Ya ves.- dice Brayden con una sonrisa triste.- Y qué mierda. Sin Zucca.

-Una verdadera mierda.- digo yo y entonces noto un montón de miradas.

-No vas a decir nada, Grayson.- me amenaza la nonna.

Y Eleanor una vez pensaba que era una abuela normal. Niego con la cabeza y le prometo con
la mirada que no se lo voy a decir. Después hago girar las ruedas de mi silla y me acerco a la
puerta.

-Grayson.

Me detengo de tal forma que mis palmas queman. Entonces me giro lentamente y la veo.
Medio escondida detrás del brazo de Tyler, fuertemente agarrada a sus manos, y muy
diferente a quién es realmente ella.

-No se lo digas.- me ordena Madison.- Todavía no entienden lo que ha ocurrido.- añade.- Deja
que disfruten de esto todo lo que puedan.

Tyler le sonríe antes de darle un beso en la cabeza, orgulloso de ella, y mi hermana vuelve a
refugiarse en él abrazándose a su brazo. Le asiento en silencio y entonces me voy.

-Cien a que se lo cuenta.- dice Brayden.

-Doscientos. - añade enseguida Easton.

Pulso el botón del ascensor con rabia y después espero hasta que las puertas se abren. Odio
esta máquina con todas mis fuerzas. El sótano ya es un espacio moderno y antiestético, ¿pero
el resto de la casa? Tiene una historia, un carácter. La madera, las alfombras, las flores, los
cuadros. Y este maldito ascensor que encima ni siquiera tiene las puertas del mismo color que
las paredes para camuflarlo un poco más. Pero bueno, me lleva hasta el piso de arriba que es
lo que quiero. Entonces doy unos golpes en la puerta y me espero. Insisto cuando nadie me
abre y espero un poco más. Hasta que veo a Zucca. Baja su mirada instantáneamente y
entonces me frunce el cejo.

-Creo que es la primera vez que llamas a la puerta.- se burla.

-Muy gracioso.- le digo y le doy un golpe suave con mi silla mientras él se ríe.- Ya te he visto
desnudo demasiadas veces.

-¿G?

Zucca me sonríe de lado abriéndome más la puerta de la habitación y entonces entro en la


oscuridad. Las luces de las mesillas están encendidas y por eso toda la habitación está en la
penumbra. Veo a Eleanor en la cama, con su enorme perro cerca de ella y su hija en sus
brazos. Su hija. Me acerco a ellas rodeando la cama y entonces apoyo mis codos en el colchón
para inclinarme y ver a mi sobrina.

-Hola, E.- le saludo en voz baja.- ¿Duerme?


-Sí.- me responde con una sonrisa cansada.- ¿Cómo estás? ¿Qué hacéis? ¿Cómo están los
otros?

-Ele.- le regaña suavemente Zucca volviendo a la cama junto a ella.

-Están bien.- le respondo a Eleanor y ambos sabemos que es mentira.- Hola princesa.- saludo
a Alice.- Es preciosa.- susurro antes de mirar la sonrisa orgullosa de su madre.

-Toma.- le dice Eleanor a Zucca.

Mi hermano prepara sus brazos y recoge a su hija como si lo hubiese hecho toda la vida.
Eleanor se apoya en él y se asegura de que Alice sigue durmiendo pacíficamente. Es relajante
verlos así, finalmente. Y extraño. Es como si estuviese viendo un viejo recuerdo. Hace mucho
tiempo que sé que un día estaría viendo esto. Y hoy por fin, está sucediendo.

-Mira qué pestañas más largas.- le dice Eleanor a Zucca.- Y son de un color más claro. Quizás
le cae este pelo negro y después es rubia.

-No.- rechaza Jaxson.- Vas a ser como tu madre.- le susurra a su hija.- Y me vas a dar los
mismos problemas.

-Ey.- protesta Eleanor.

Después acaricia con suavidad precisamente el pelo de su hija. Alice no se despierta, sigue
durmiendo junto a sus padres. Y su perro. Esto va a ser divertido de verdad. Eleanor siempre
ha tenido dos sombras: Zucca y Mephisto. Pero el perro está traicionándola, ahora es uno
más que no puede apartar su mirada de Alice Zuccarelli. Alice Zuccarelli. La nueva reina. Su
madre ha tenido que dejarle claro a Jenna que nada ni nadie va a poder destrozar nuestra
familia. Me jode admitir que Jenna casi lo ha conseguido, pero supongo que nunca pudo saber
que Alice nos salvaría. Esta niña llegó a este mundo hace pocos días, pero como todos los
niños, tiene un propósito. Algún día llevará la corona Zuccarelli, pero hasta entonces, va a
recordarnos una vez más por qué tenemos que seguir luchando contra todo lo que venga. Por
quién, de hecho. Por nuestra familia.

-Sky.- me llama Zucca.- ¿Estás bien?

-Por supuesto.- le respondo.- Estoy esperando a que, por fin, me des a mi sobrina.

Me rueda sus ojos y Eleanor me sonríe sin protestar. De hecho, coge a su hija para
entregármela a mí. Alice se retuerce un poco con el movimiento pero se calla cuando la acuno
en mi pecho.

-Queremos que seas su padrino, G.- me explica Eleanor.

-No esperaba menos.- le digo sin apartar los ojos de su hija.

Escucho su risa y cuando levanto mi mirada me encuentro con el mismo amor que siempre.
Mi mejor amiga se apoya en mi mejor amigo y después se abraza a su brazo. Te lo dije, E,
sois un equipo.

-¿Qué hora es?- le pregunta Eleanor a Zucca.


-No tengo ni idea, nena.- le responde él frotándose su barbilla con su mano libre.- ¿Tienes
hambre? ¿Quieres ir abajo?

-No, tengo sueño.- susurra Eleanor y Zucca se ríe abrazándola mejor.

-¿Estás cómoda? ¿Te duele algo? ¿Quieres que…

-No me duele nada.- le responde Eleanor abrazando su cuerpo y cerrando sus ojos.- Sigue
acariciándome el pelo antes de que empiece a perderlo.

-No vas a perder el pelo, nena.- le dice Zucca riéndose antes de darle un beso en la cabeza.-
Hueles bien.

-Es obvio que tú también necesitas dormir.- le dice Eleanor riéndose.

Bajo mi mirada hacia Alice y después me muerdo la lengua porque la nonna tenía razón.
También Madi. Zucca y Eleanor todavía no son conscientes de lo que ha ocurrido, de lo que
esto va a suponer para ellos como pareja y para nosotros como familia. Pero ahora mismo,
están haciendo lo que tienen que hacer. Disfrutar de su familia. De su hija. De su vida. Tienen
a su equipo y eso es lo más importante. Vamos a tener que decir adiós a Jenna, a nuestra
manera. A aceptar lo que nos ha ocurrido a lo largo de estos meses. A convivir con sus
consecuencias. Y a perseguir a los malditos Delle Donne, de nuevo. Pero de momento, es
mejor pensar que todo está bien, porque así es cómo me siento cuando miro a Alice. O cuando
levanto mi mirada de nuevo y me doy cuenta de que Zucca y Eleanor se han dormido, juntos
finalmente.

-Tienes unos padres magníficos, A.- le susurro a mi sobrina.- Todavía no eres consciente de
ello, pero algún día vas a sentirte muy afortunada por tenerles a tu lado.- añado.- Aunque,
déjame decirte una cosa, voy a ser tu tío favorito. No me falles, ¿eh? Soy su favorito así que
tengo que ser tu favorito también.- continuo.- Y ahora mismo vamos a ir a mi habitación
porque este pijama que te han puesto, déjame decírtelo, es muy soso.- le explico.

Después se retuerce un poco y coloco un poco mejor sus manoplas para proteger sus
pequeñas manos. Incluso a través del tejido, puedo notar cómo ella se aferra a mis dedos.

-No te preocupes, no voy a soltarte tampoco.- le prometo.- Bienvenida a la familia, Alice


Zuccarelli.

¡¿Por qué no se me había ocurrido este nombre?! Es perfecto.


CAPÍTULO 1

Unos días más tarde

Eleanor

Alice está llorando. Abro mis ojos en un sobresalto, buscándola en la oscuridad hasta que la
encuentro. Mephisto está durmiendo a su lado, con la cabeza apoyada en sus patas
delanteras. Mi perro está durmiendo, por lo que mi hija no está llorando. De hecho, duerme
pacíficamente y compruebo que la manta no le moleste y que no haya perdido su chupete.
Está tranquila pero sigo escuchando sus llantos. Con cuidado muevo una pierna y me clavo
algo duro bajo mi muslo. Cuando apoyo mi pie en el suelo, casi resbalo al incorporarme porque
piso una manta. Protejo mis codos de los extremos de la cuna de madera porque ya me he
dado alguna vez con ella. Se lo dije a Jaxson, no la necesitamos aquí en estos momentos. Por
cierto, ¿dónde está Jaxson?

Sin encender más luces, me oriento hasta que llego a la puerta de la habitación y la abro.
Entonces oigo unos llantos más fuertes pero no tengo que girarme para comprobar una vez
más a mi hija. Tengo que comprobar a Jaxson. Aleja la vista de la televisión y veo cómo
parpadea seguidamente para eliminar las lágrimas que se le acumulan en los ojos. Miro con
preocupación su evidente tristeza y me acerco lentamente hacia él. Los llantos cesan entonces
y cuando me siento a su lado echo un vistazo a la puerta entreabierta que he dejado atrás.
Después apoyo mi cabeza en el respaldo del sofá y miro la pantalla de la televisión. El vídeo
de esa noche se ha detenido. Hay un bebé en mis brazos que casi no reconozco. Es increíble
lo mucho que pueden cambiar los recién nacidos en cuestión de días. En concreto, durante
dos semanas.

-¿Por qué no vuelves a la cama?- le pregunto a Jaxson antes de mirarle de reojo sin mover
mi cabeza del respaldo.

Básicamente veo su ancha espalda bajo una camiseta gris que hace un par de días que viste.
Apoya sus codos en sus rodillas y se frota su barba mientras hunde su cabeza. Se tortura día
tras día, o noche tras noche, con este vídeo. A este paso, sabrá más detalles que yo de lo que
ocurrió esa noche. Se tortura de esta forma, viendo una vez tras otra lo que se perdió.

-Lo siento.- se disculpa de nuevo.- No quería despertarte.

-Ya has visto este vídeo demasiadas veces, Jaxson.- le recuerdo.

No me dice nada porque sabe que tengo razón. Quise tener este vídeo para que él pudiese,
de alguna forma, presenciar el nacimiento de nuestra hija. No me imaginé que en realidad
sería una potente arma que le abriría un poco más la herida.

-Tendría que haber estado allí.- repite una vez más.- No sé por qué no vi que era una mala
idea. Bueno, una tras otra. No se pueden tomar peores decisiones en tan poco tiempo.

Y de nuevo entra en este bucle.


-Se metió en mi propia casa, dos veces.- continúa.- Y jugó conmigo, contigo, con todos.
Delante de mis narices. Dos veces.- añade.- Tendría que haberle metido una maldita bala en
la cabeza. De esa forma, nada de esto hubiese ocurrido. Grayson caminaría como siempre.
Easton podría usar sus dedos como siempre. Violet tendría su cabello. Brayden no sería un
cuadro de colores. Cody tendría menos detalles, y eso le iría bien. Lea seguiría lejos de aquí,
pero tranquila. Los nonni en Nueva York. Noah con sus amigos. Tyler en paz. Y Madison sin…

Como siempre se rompe con ella. Las consecuencias físicas y psicológicas que dejó Jenna en
nuestros hermanos están siendo devastadoras. Jenna atacó personalmente a cada uno de
ellos, por lo que supo cómo destrozarles la vida de la mejor manera. Sabía qué tenía que
hacerles a cada uno de ellos para causarles el mayor daño posible. Inevitablemente te
preguntas quién está ‘mejor’ o quién va a ‘recuperarse’ más rápido. Depende del momento
del día, o del día que tengan ellos. Hay días en que Brayden intenta empezar a entrenar, con
ejercicios suaves, pero lo ves y piensas que no se ha rendido. En otro momento Easton quiere
romper a cabezazos un ordenador, porque no puede hacerlo con sus manos todavía muy
delicadas. Grayson se viste como siempre, lo más elegante que puede, pero entonces ves que
tiene que ir en una silla de ruedas, o dando saltos con dos muletas. Supongo que cada uno
de ellos, dependiendo del momento, acepta mejor o peor lo que les ha hecho Jenna. Violet y
Madison no lo aceptan, simplemente sobreviven a ello. E inevitablemente, te das cuenta de
que algún día, aunque tarde en llegar, Violet va a luchar contra lo que Jenna le ha dejado. Su
pelo va a crecer, Brayden seguirá a su lado, y la música de ballet que sigue repitiéndose en
su cabeza va a detenerse. No veo ese día en Madison. No hay que decir quién está ‘mejor’ o
quién lo tiene más ‘fácil’, pero es evidente que Madison lo tiene muy complicado. ¿Cómo
aceptas eso en tu vida? ¿Cómo te recuperas de un abuso sexual? ¿Cómo intentas convivir con
ello para siempre? ¿Cómo recuperas un recuerdo que te han destrozado de por vida?
Definitivamente Tyler no va alejarse de ella mientras Madison obtiene sus respuestas.

-Es hoy.- añade Jaxson.- ¿Te has dado cuenta?

No necesito ver un reloj o la fecha de hoy para saber que ya es 2 de abril. La fecha probable
de parto era hoy. Según los cálculos de Ty y Madi, Alice tendría que haber nacido hoy. Pero
se adelantó, y por eso hace casi dos semanas que la tenemos en casa.

-Tendría que haber nacido hoy.- sigue Jaxson.- Y hubiese estado contigo, y no te habría
dejado sola así.- dice señalando la pantalla de la televisión.- Mis errores provocaron que tú
estuvieses sola. No sólo me quitaron el día más feliz de mi vida a mí, también te lo quitaron
a ti y…

Se rompe una vez más sosteniendo su rostro con ambas manos, con la cabeza baja mientras
escucho sus lágrimas. Cuando rozo su espalda con mi mejilla sus llantos empiezan a ser más
violentos y en pocos segundos su cuerpo se sacude. Cierro mis ojos cuando la vista se me
nubla con mis propias lágrimas. Una noche más. Y entonces empieza nuestra hija. Mi cuerpo
cae hacia delante cuando pierdo mi apoyo en Jaxson. Él se levanta a la velocidad de un rayo
y entra en la habitación. Me cuesta levantarme del sofá porque mis rodillas protestan y
arrastro los pies hasta la puerta. Mephisto ya no duerme tampoco, olfatea a su protegida
porque sabe que le ocurre algo. Jaxson está recogiéndola del capazo que hizo Dona y cuando
la niña está con su padre sigue protestando. Me acerco a ellos mientras ella chilla y chilla más.
Cuando llego a su lado acaricio su frente con uno de mis dedos pero su ceño sigue
frunciéndose y su cara está poniéndose muy roja. Está enfadada porque es muy impaciente
y lo quiere todo para ayer. Como su padre, vamos.

Cojo una de la decena de almohadas que tenemos en la cama. Si antes ya me estresaba con
los cojines de decoración, ahora hace días que ni los veo porque siguen en el armario donde
los guarda Jax porque en la cama hay más almohadas que personas. En el sillón hay dos
chupetes, otra almohada y dos mantas diferentes, una de ellas de camino a la lavadora cuando
me levante de aquí. Desabrocho la camisa de Jax que tengo puesta cuando estoy acomodada.
Ahora no me pongo sus camisetas porque no son tan prácticas. Alice sigue protestando
cuando su padre la lleva junto a mí, porque no entiende que estoy a punto de darle lo que
reclama con esta exigencia. Cuando Jaxson me la da, Mephisto se sienta delante de mí y me
observa amenazadoramente. Su mensaje: dale a mi protegida lo que le hace feliz. Mi perro
también se relaja cuando entiende que estoy haciendo precisamente esto. Y Alice se calla
finalmente. Le doy el borde de la camisa para que no se agarre a mí y me fijo en sus pequeños
dedos y uñas. En serio, ¿por qué las uñas de los bebés crecen tanto? Bueno, supongo que,
mirando las mías, también me doy cuenta de que crecen como las de los adultos.

-¿Estás cómoda?- me pregunta Jaxson.

Le asiento y entonces se acomoda en el borde de la cama. Vuelve a sostener su cabeza con


sus manos, pero esta vez no la baja sino que me observa. No puede aguantar mucho porque
resopla y echa su cuerpo hacia atrás hasta que su espalda toca el colchón. Treinta segundos
más tarde, cuando Alice se duerme en mi pecho porque no tenía hambre sino que sólo quería
un poco de atención, su padre también se duerme finalmente. Sé que si dejo a mi hija de
nuevo en el capazo va a despertar a su padre. Después de unos días, aprendes a abrocharte
la camisa con una mano mientras que con el otro brazo sostienes a tu hija.

Cuando abro la puerta del pasillo Mephisto ya está delante de mí y sus pisadas quedan
amortiguadas gracias a la alfombra. Hay pocas luces encendidas aunque sé que hay mucha
gente despierta en estas habitaciones. Una vez llego a la cima de las escaleras ya huelo la
comida y no son ni las cinco de la mañana. Escucho a Dona cuando Mephisto entra en la
cocina rápidamente, atraído por la comida que ella está preparando. Y entonces veo a mi
abuela adoptiva dándole un trozo de carne a mi perro. Ella sonríe mirando el espectáculo que
hace Mephisto masticando y tragando. Después gira su cabeza y nos ve a nosotras. Como he
dicho, no son ni las cinco de la mañana pero Dona ya está levantada y cocinando, algo que
le gusta mucho y que hace a estas horas porque necesita relajarse. A mí la cocina me estresa
pero a ella le calma. Por eso toda la cocina está llena de comida, por eso se ha protegido su
jersey azul cielo con un delantal beige, y por eso se ha puesto las gafas de cerca, para poder
leer una receta de un enorme libro que tiene en una encimera.

-Hola.- le saludo.

-Hola cariño.- me corresponde con dulzura.- ¿Alguien no te deja dormir?- añade con una
sonrisa mientras se acerca a mí.

Comprueba a Alice y le manda un beso con sus labios cuando ve que duerme tranquila en mis
brazos. Después se vuelve junto a una cazuela y también le echa un vistazo.
-¿Qué estás cocinando?- le pregunto mientras me siento en un taburete.

-Coda.- me responde en italiano.- ¿Sabes qué es?

-No.- le respondo.- Pero huele bien.

-Oh, no, eso que hueles son taralli.

-Tampoco sé que son.- le digo con una sonrisa.

-Es un snack. Y he hecho con ajo, cebolla y sésamo.

-Definitivamente eso es lo que huele bien.- reconozco y ella me sonríe.

-La coda es carne de vaca condimentada con algunos vegetales.- me explica mientras me
enseña la olla con la que está trabajando ahora.- Voy a dejar un poco en el congelador, porque
siempre viene bien si algún día quieres hacerlas con rigatoni.

Dona ya no tiene espacio en todos los congeladores que hay en esta casa porque básicamente
siempre está cocinando por ‘si algún día’. Pero supongo que cada uno de nosotros tiene su
manera de distraerse. La de Grayson es vestirse con un jersey de cuello alto en color fucsia.
Hay muy pocas personas con más de diez años de edad a las que éste color les siente bien.
Grayson es uno de los afortunados. El potente jersey fucsia rompe con un poco de color el
resto de la ropa de Grayson. Negro en la americana, negro en los pantalones y también en el
cinturón y en el único zapato que viste. Quizás mi hermano tenga un yeso en la pierna pero
ha arreglado sus pantalones para no tener que ir en chándal, que es lo que haríamos el resto.

-¿Te he despertado?- le pregunto.

-No.- me responde arrastrando su silla por la cocina hasta las escaleras.- Y en todo caso tu
hija me habría despertado con su berrinche.- añade mientras recoge las muletas.

Ni siquiera le ofrezco mi ayuda porque la rechazará. Y tampoco insisto porque es más que
suficiente que finalmente utilice el ascensor para subir y bajar. Grayson se levanta de su silla
y sube los tres escalones hasta la parte alta de la cocina. Después se acomoda a mi lado y
tampoco me muevo para acercarle otro taburete. Él ya se encarga de buscar uno para apoyar
su pierna en la parte baja de éste.

-¿Quieres que lo intente?- me pregunta cuando ya ha dejado las muletas apoyadas en un


lado.

Alargo mis brazos y Grayson recibe a su ahijada sin que ella proteste mucho, para mi suerte.
Cuando tengo los brazos libres los muevo un poco de arriba abajo, de derecha a izquierda, y
también masajeo mis músculos. Sostener un bebé de dos semanas aparentemente parece
fácil. Y lo es si lo sostienes sólo un rato. Pero hora tras hora, y día tras día, y noche tras
noche, bueno, te cansas. Sobre todo porque no tienes mucho rato para que tus brazos
descansen porque tu hija los echa de menos.

-Puedo sostenerla un rato más.- se ofrece Grayson.


-No son ni las cinco de la mañana.- le recuerdo.- Supongo que habrá alguien que sí que podrá
dormir.

-¿Tú has dormido?- me pregunta.- Puedo aguantar sus lágrimas un rato.

-No voy a dormirme si está llorando.- defiendo.

-No vas a dormirte.- me corrige.- Punto.

-Bueno, pues ya dormiré algún día. Se hacen mayores y entonces lo echas de menos, ¿no?

-Te queda mucho para eso, querida.- me dice Dona.- Vas a tener que aprender a dormir sin
ella, y ella sin ti.

-Bueno, Jaxson se ha dormido finalmente así que no quiero que se despierte. Y lo oye todo
siempre.

-¿Se ha dormido?- me pregunta Dona contenta por las noticias.

-Sí.- afirmo asintiendo con la cabeza.- Finalmente.- añado en un susurro.

-Ha estado con el vídeo de nuevo, ¿no?- adivina Grayson y le asiento.- ¿Quieres que hable
con él? ¿Quieres que le pida a Easton que destruya ese vídeo de una vez por todas?

-Grayson.- le regaña Dona suavemente.- No puedes…

Se detiene entonces y frunce el ceño.

-La puerta.- añade alejándose del fuego.

Ella misma se acerca a la puerta de la cocina, pero sospecho que se refería a otra puerta.

-Vanessa.- saluda con sorpresa en su voz.

-Buenos días, señora Zuccarelli.- saluda Vanessa.

-Cariño, ven aquí.- le pide/ordena Dona.- No puedes desearme unos buenos días si el sol
todavía no ha salido. ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Los Ángeles?

Dona se aleja de la puerta cuando Vanessa Alonzi se acerca a nosotros. Su largo abrigo blanco
está abierto y me pregunto cómo sus bailarinas metalizadas en color rosa son una buena
opción de zapato para un día, una noche, de lluvia como la de hoy. Supongo que combinan
con los pantalones en color rosa pastel, y curiosamente, también con un jersey en color verde
también en tono pastel con puntilla en el cuello. Su pelo marrón y corto estilo pixie parece
mojado, pero deduzco que es el efecto que causa algún gel, que seguramente ha utilizado
porque no ha tenido tiempo de ir a casa a por una ducha. Como ha dicho Dona, Vanessa
tendría que estar en Los Ángeles porque volvía a Oregon a mediodía.

-Buenos días.- saluda educadamente.- Señora Zuccarelli.- añade para mí.

-¿Una semana en Los Ángeles y ya no me llamas Eleanor?- le pregunto con una sonrisa suave.-
Me alegro de verte de nuevo.
Me gusta ver que consigo una sonrisa en sus labios. No se fue a Los Ángeles de vacaciones.
Se fue a Los Ángeles para decirles adiós a sus padres, a quiénes vio morir delante de sus ojos
de forma violenta. Es cierto que los Alonzi nos traicionaron, pero siempre van a ser los padres
de Vanessa pase lo que pase. Aunque fuesen cómplices de Jenna, aunque le mintiesen a
Vanessa, aunque la utilizasen para llegar hasta mí, bueno, en el fondo son papá y mamá para
ella.

-Gracias, yo también.- me corresponde con una sonrisa corta.

-¿Por qué has vuelto antes?- le pregunto.

-¿Vanessa? ¿Vanessa, dónde estás?

Ella con los ojos me responde, y la voz de Easton también. Es evidente que la chica ha
adelantado su regreso porque Easton se lo ha pedido. Ella está preparada para empezar un
nuevo día, aunque me imagino que acaba de aterrizar en Portland. Easton se habrá encargado
de conseguir un avión para ella y ella ha dejado Los Ángeles enseguida. A juzgar por el aspecto
de mi hermano pequeño, él tampoco ha pegado ojo esta noche.

-Oh, hola.- nos saluda al resto cuando se da cuenta de que no sólo Vanessa está en la cocina.-
¿Has llegado bien?- añade para Vanessa.

-Sí, señor.- le responde Vanessa causando un gesto de rechazo por parte de Easton.

-No tenías que llegar tan rápido.- le dice Easton.- ¿Has estado en tu apartamento?

-Me has dicho que era urgente.- le dice Vanessa y Easton parece contento cuando le trata sin
formalidades.

-Bueno, sí.- le confirma Easton.- Tengo que enseñarte muchas cosas. Son unos
incompetentes.

-¿Le has hecho volver de Los Ángeles en medio de la noche para enseñarle cosas de
ordenadores?- le pregunta Dona y le está regañando.

-Tenemos trabajo, nonna.- defiende Easton.

-Tienes un equipo entero que podría infiltrarse en la CIA.- le dice Grayson con clara
desaprobación por la actitud de Easton.

-Que son unos incompetentes.- defiende Easton.- Con los que no puedo confiar y tampoco
pueden entrar en esta casa.- añade.- Vámonos.

-Easton, por favor, deja que por lo menos descanse un par de horas.- le pide Dona.

-¿Estás lista?- le pregunta Easton a Vanessa y ella le asiente.- ¿Tienes un coche?- añade y
obtiene de nuevo una respuesta afirmativa.- Vámonos entonces.

-¿Quieres ir al campus ahora?- le pregunta Grayson.

-Sí.- afirma Easton.- Así ya estaremos allí cuando lleguen los equipos.
-No llames a Elise.- le ordena Dona.- ¿Me escuchas, Easton?

-Como si fuese tan fácil esconderle cosas a esa mujer.- susurra Easton alejándose de la cocina.

-Con permiso.- pide Vanessa antes de seguirle.

Dona susurra algo en italiano pero no consigo entenderlo porque se gira para echar un vistazo
a la olla nuevamente. Grayson me ofrece su ayuda de nuevo cuando ve que intento mover
mis brazos sin despertar a Alice pero le niego con la cabeza. La conozco demasiado ya. De la
misma forma que Grayson rechaza mi ayuda cuando quiero prepararle un café. Quizás se está
unos minutos más, pero quiere hacerlo él solo.

-Ey.

Me giro para ver la puerta de nuevo. Brayden entra en la cocina con la respiración alterada.
Se está quitando unos guantes negros y cuando sus dedos están libres se quita el gorro
también. Su pelo negro está humedecido con sudor y mojado por la lluvia. Con los guantes y
el gorro en una mano, baja la cremallera de su armilla impermeable. El tronco de su cuerpo
está seco pero las mangas de su jersey deportivo están humedecidas. Lo mismo ocurre con
sus pantalones cortos y con sus mallas, y sus zapatillas deportivas han entrado barro hasta la
cocina.

-¿Has salido a correr a estas horas?- le pregunta Grayson con horror.

-Sí.- afirma Brayden.- Tenía que aprovechar.

-¿Para meterte una leche porque no se ve nada?- añade Grayson.

-Porque Leta está dormida.- le responde Brayden con enfado.

-¿Violet está durmiendo?- pregunta Dona con esperanza.

-Sí.- le responde Brayden.- Finalmente.- añade con rabia mientras se acerca a la nevera.

¿Violet está durmiendo? Eso es una novedad. Nadie dice nada mientras Brayden saca una
botella de la nevera, con un líquido naranja en ella. Bebe un par de tragos con la puerta de
la nevera todavía abierta y después la cierra antes de cerrar también el tapón de la botella.

-¿Se ha dormido?- le pregunta Grayson con sorpresa y también con acusación.

-Por supuesto que no se ha dormido.- le responde Brayden de mal humor.- Ty le ha dado algo
para que se durmiese.

-¿Le habéis drogado?- pregunta Dona con horror.

-Pues claro.- responde Brayden como si fuese una obviedad.- ¿Cómo crees que se ha
dormido? Llevaba cinco días sin dormir nada, ni una miserable siesta. Al final Ty le ha dado
no sé qué y se ha dormido. Lleva ya un par de horas durmiendo.

-¿Sola?- pregunta Dona todavía con horror.

-No, Tyler está con ella.- le explica Brayden.


-¿Y Madison?- le pregunta Grayson.

-¿Tú qué crees?- le pregunta Brayden.- Pues con Ty, obviamente. Está durmiendo también.

-¿También habéis drogado a Madison?- pregunta Dona alteradísima.

-Sí, nonna. No duermen, y consecuentemente ni Ty ni yo lo hacemos.- le responde Brayden.-


También te drogaríamos a ti si nos dejases, porque no es normal que a las cinco de la mañana
estés preparando la cena de Navidad.- añade.- O que Eleanor tampoco haya dormido en cinco
días.- sigue todavía enfadado.- Me voy a la ducha.

Nadie le detiene mientras observamos cómo se aleja de la cocina.

-Porque salir a correr en medio de la noche es de lo más normal.- susurra Dona con sarcasmo
mientras se acerca al fuego de nuevo.

Escucho el suspiro de Grayson y entonces da saltos hasta la encimera porque no ha cogido


sus muletas. Por suerte no ha llenado hasta arriba su taza de café, aunque una gota cae por
el borde de la taza.

-Hola, hola.- saluda una voz más cantarina que las nuestras.

Entonces veo cómo Lea entra en la cocina. Deja su enorme bolso en un taburete y encima
pone un largo abrigo, guantes y una bufanda que combinan perfectamente. Se acerca a la
cafetera casi con prisa y prepara su café para llevar con impaciencia. Cuando está de espaldas
a mí puedo apreciar su moño bajo y me doy cuenta de que sus pendientes brillan te los mires
por dónde te los mires.

-Me gusta el vestido.- elogia Grayson admirando la pieza marrón.

-Gracias, cariño.- le agradece Lea mientras saca la leche de la nevera.- Me lo compré ayer.
Pensé en ti en ese momento. Tendrías que venir conmigo a Seattle algún día de estos. Te va
a gustar el nuevo aparador de Gucci.

-¿Te vas a Seattle ahora?- le pregunta Grayson.

-Sí.- le responde Lea.- De hecho, voy muy tarde.

-¡¿Pero cómo se puede ir tarde si ni siquiera ha salido el sol?!- grita Dona.

Y Alice se despierta con el malestar de su bisabuela justo en este momento. Dona verbaliza
un ‘lo siento’ hacia mí y le ofrezco una sonrisa suave para calmarla. La verdad es que comparto
lo que ha dicho y entiendo su frustración.

-Ven, dámela.- me dice Lea.- No puedes cargar con ella todo el día.

-Estoy bien.- rechazo suavemente.- ¿Por qué tienes que irte tan temprano a Seattle?

-No puedo dormir, y quizás es temprano aquí pero no en otras partes del mundo. Quiero ser
productiva si todo lo que sé hacer es dar vueltas en la cama una y otra vez.- añade antes de
mirar a Dona.- Que es exactamente lo que haces tú con la cocina. Así que no sé por qué te
escandalizas tanto cuando tú haces exactamente lo mismo.- defiende.

Después lanza besos al aire para el resto y coge su bolso, el abrigo, los guantes y la bufanda
con la mano que no tiene ocupada con su termo de café. Escucho el sonido de sus tacones
por todo el recibidor aunque el ruido quede apaciguado gracias a las alfombras. Dona se
vuelve junto a la olla visiblemente enfadada y Grayson echa un suspiro antes de beber un
poco de café. Yo por mi parte, me levanto y me alejo de la cocina. Mephisto me sigue y
cuando le abro la puerta del jardín no quiere salir porque Alice sigue llorando. Así que mi
perro camina detrás de mí cuando empiezo a moverme por la casa. Con un poco de suerte,
Alice va a calmarse en mis brazos y con el movimiento. Dos vueltas completas en el recibidor,
y mi bebé vuelve a dormirse.

En el salón se escuchan cerdos y cuando me fijo en la tele veo una familia de cerditos de color
rosa mundialmente conocida. Noah está imitándoles y se ríe de su propia imitación, lo que
me causa una sonrisa. Está en pijama todavía y ha cubierto la mitad inferior de su cuerpo con
una manta.

-Buenos días, Noah.- le saludo.

-Hola Eleanor.- me corresponde.- ¡Alice!

Me siento a su lado y él deja de prestarle atención a los dibujos animados porque mi niña le
interesa más. Cuando se da cuenta de que Mephisto también ha venido tiene dudas para
dividir su atención. Supongo que siempre puede acariciar a Mephisto con sus manos mientras
que observa a Alice con sus ojos.

-¿Qué haces aquí tan temprano?- le pregunto intentando peinar un poco su pelo.

-No podía dormir.

-¿Por qué? ¿Has tenido una pesadilla?

-No, estoy triste. No puedo dormir si estoy triste.- me responde con una sinceridad que
atraviesa mi corazón.

-¿Estás un poco mejor ahora que estamos aquí contigo?

-Un poco.- me responde y entonces se apoya bien en el sofá de nuevo.- No quiero ir al cole.

-Pero tienes que ir.- le recuerdo.

-Ya no me gusta. Quiero volver a la playa con la nonna, y con el nonno.- me explica.- Y con
Mephisto, y con Alice y contigo.

-Ya lo sé.- susurro.- Pero ahora estás aquí. Y no puedes estar todo el día viendo la tele.

-¿Por qué no? Me gusta.

-Porque tienes que ir al cole, y aprender cosas, y estar con tus amigos.
-Pero mis amigos están en Nueva York.- defiende.- No me gusta el cole de aquí.

-¿Quieres que te lleve yo?

-Zucca dice que no puedes venir.- susurra con un rencor que sigue sorprendiéndome porque
nunca, nunca, nunca se lo había escuchado y menos con Jaxson.- Dice que tienes que
descansar y que Cody y la nonna me acompañan. Además, no quiero ir. No me gusta ese
cole.

-Noah, no puedes quedarte en casa todo el día.

-Es lo que haces tú.- me recuerda ahora muy enfadado.- ¿Por qué no puedo quedarme?

Se levanta enfadado del sofá y casi se cae por culpa de la manta. Se la quita con rabia y lanza
al suelo con fuerza antes de irse por la puerta que no he utilizado yo. La familia de cerditos
rosas canta alegremente una canción y les observo casi con desprecio. Pura mentira.
CAPÍTULO 2

-Eleanor.- me llaman.

-¡Ya lo sé!- grito.

Después cierro mi boca y mis ojos y dejo que el agua caliente caiga por todo mi cuerpo. Bajo
los chorros de la ducha los llantos de mi hija suenan un poco más lejos pero sigo
escuchándolos. Entonces la puerta se abre y cuando me giro veo a Jaxson a través de la
mampara de cristal. Alice llora escandalosamente en sus brazos. Hace dos semanas que llegó
a mi vida, y todavía no me acostumbro a que haya alguien que me reclame desesperadamente
mientras yo necesito una ducha.

-Nena, te quiere a ti, no sé qué más hacer.

-¡Pues entretenla!- le ordeno desesperada.

Cierro el agua con una mano y después abro la puerta de la mampara. Noto perfectamente
la corriente de aire frío y enseguida tengo escalofríos. Tengo más cuando veo a mi hija
increíblemente enfadada. Sus babas ensucian la camiseta gris de Jaxson y sus dedos retuercen
precisamente el tejido de ésta.

-No sé qué le ocurre. Acaba de comer.- dice Jaxson.

-Necesito una ducha.- le explico con desesperación.- Una. Ducha.- enfatizo.- Puedo contar
con mis dedos las veces en las que me he duchado en dos semanas. Y sólo con una mano las
veces que me he lavado el pelo.

-Ya lo sé, pero no sé qué hacer. No deja de llorar.

-Entretenla.- le repito.- No te estoy pidiendo un día de spa, Jaxson.- le recuerdo cabreada.-


Sólo quiero ducharme antes de meterme en la cama porque necesito sentirme limpia y
relajada, especialmente porque no voy a poder dormir así que esta es mi forma de descansar
un poco. Haz lo que sea.

-Vale, vale.- acepta en derrota.

Cierro la puerta de la mampara con fuerza y más tarde él también cierra la del baño. No se
va de la habitación sin embargo, así que escucho perfectamente los gritos de Alice. Ahora no
llora, está gritando. Y yo ni siquiera abro el agua de nuevo. Supongo que quizás mañana
tengo suerte y puedo lavarme el pelo. Mi albornoz está hecho un ovillo en el suelo porque
Alice lo ensució, y a mí también por cierto. Así que cojo una toalla negra de Jaxson e intento
secar mi cuerpo lo más rápido posible. Después ato un nudo fuerte y salgo del baño. Jaxson
se pasea por la habitación meciendo a nuestra hija en sus brazos pero Alice sigue protestando.
Sin decirme nada, me entrega a la niña y yo la recojo. Como siempre, sólo quiere mi piel y mi
pecho pero no porque tenga hambre, simplemente porque necesita estar conmigo. Después
de esta ducha, incluso si ha sido cortísima, mis músculos se han relajado bajo el agua caliente
así que sostenerla ahora mismo es más cansado también. Espero y deseo que los bebés de
cuatro, siete y once meses dejen de exigir estar en brazos todo el día porque no sé si voy a
ser capaz de sostener a mi hija si sigue así durante mucho tiempo. Me siento en el sillón y me
clavo algo en el culo. ¿Qué hace aquí mi móvil? Cuando por fin me acomodo, entonces la
pinza que recoge mi cabello es la que se me clava. Me la quito y dejo que caiga al suelo, sin
el más mínimo intento de recogerla. Jaxson es quien la recoge y se la lleva al baño. Escucho
el agua enseguida. ¿En serio? ¿En serio va a ducharse delante de mis narices ahora mismo?
Después de unos minutos escuchando el agua de la ducha, Jaxson regresa a la habitación.
No se ha duchado así que no sé qué estaba haciendo en la ducha. Vuelve con un peine y con
un bote de pulverizador en color negro. También con una toalla que utiliza para cubrir a Alice,
cosa que no le gusta.

-Ya, ya.- le susurra.- Será un momento.- añade y después se dirige a mí.- Echa tu cabeza
para adelante.

Sigo sus indicaciones aunque muy sorprendida. Entonces escucho el sonido del spray y
después Jaxson me peina el pelo. Agarrando mechón por mechón para desenredar las puntas.
Está aplicándome champú seco y me está peinando el pelo. Alice eventualmente se
acostumbra a estar cubierta y creo que se duerme mientras que Jaxson no se detiene hasta
que se asegura de que estoy peinada.

-Gracias.- le susurro mientras veo cómo vuelve de nuevo al baño.

No me dice nada y cuando vuelve se sienta en la cama. Después apoya sus codos en sus
rodillas y sostiene su cabeza con sus manos. Él también necesita champú seco, y un afeitado.

-¿El primer mes?- le pregunto en voz baja.

-El de tu hija.- susurra con una sonrisa corta.

Le sonrío un poco y después quito la toalla para ver cómo Alice duerme pacíficamente junto
a mí. Con cuidado la separo de mi pecho pero protesta enseguida.

-Por favor.- susurro apoyando mi cabeza en el respaldo y cerrando los ojos.

-Dame.- dice Jaxson.

-No, va a llorar más.- rechazo acunando a Alice junto a mí.- Déjala, no importa.

Escucho su resoplo de frustración, que me frustra más a mí. Cuando abro de nuevo mis ojos
él está concentrado con su móvil. En las dos últimas semanas raramente le he visto con él.

-¿Va todo bien?- le pregunto.

-Sí, sólo quería leer un poco.- me responde y entonces sube su mirada.- ¿Quieres que lo
intentemos de nuevo?- me propone y resopla cuando niego con la cabeza.- Eleanor, no puedes
estar todo el día con ella en brazos.

Como si no lo hubiese estado haciendo durante semanas.

-Sí, ya lo sé.- dice como si me hubiese escuchado.- Ya sé que es precisamente lo que has
estado haciendo. Pero no puedes seguir así.- defiende.- ¿Qué te parece si montamos el
cochecito y salimos a dar una vuelta?
-¿Ahora? ¿Las once de la noche y quieres ir a dar una vuelta?- le pregunto con sarcasmo.

-Evidentemente que ahora no.- me responde también con sarcasmo.- Pero mañana iremos.
Necesitas respirar aire fresco, y moverte.

-¿Qué intentas decirme?

-Que, como todo el mundo, no puedes encerrarte en esta casa sin volverte loca.- me
responde.- Y sí, también sé que es lo que has hecho durante meses. Precisamente por esto
necesitas salir, tomar el aire. No puedes estar todo el día en casa, sin ruidos, sin gente. Sabes
que no es bueno ni para ella ni para ti.- defiende.- Si no quieres ir a dar una vuelta por el
jardín, quizás podemos volver al centro comercial.

-Fuiste al centro comercial porque estaba cerrado.

-Voy a cerrarlo de nuevo si de esta forma sales de casa.- me promete.- No puedes seguir así,
Eleanor. Y yo tampoco.

-Pues vete. No te he dicho que te quedes aquí. Vete ahora con Bray al gimnasio, o vete
mañana con Lea a trabajar.

-No quiero ir a trabajar o con Bray. Quiero que tú salgas de casa, que dejes un rato a…

-No voy a dejarla sola.

-Ele, no vas a dejarla sola. Vas a dejarla con gente que quiere ayudarla y ayudarte para que
tú puedas descansar un rato. Me gustaría quedarme una noche con ella para que tu durmieses
pero…

-No le gustan los biberones.

-No, a ti te gusta que a ella no le gusten los biberones.- defiende.- Ni siquiera dejas que se
acostumbre a estar sin ti porque no te alejas de ella.

-Eres tú el que no me ha dejado ni ducharme porque no sabía qué hacer con ella.

Su resoplo me molesta pero por suerte no dice nada más. De hecho, se levanta y rodea la
cama para meterse en ella desde su lado. Se entretiene con el móvil y cuando se aburre
enciende la tele. El programa de política que quiere ver no me interesa, y parece que a él
tampoco porque se duerme. Mi enfado se me pasa cuando le veo abrazado a una almohada,
con el cuello medio torcido, y profundamente dormido de puro agotamiento. Me levanto con
cuidado y me acerco a él para quitarle la almohada. Gruñe algo mientras se recoloca pero
sigue descansando y no se despierta mientras cubro su cuerpo con el edredón. Después salgo
de la habitación con Mephisto siguiéndome y no apago la tele para que Jax siga durmiendo
tranquilo.

-Hola.- saluda Grayson.

-Ey.- le responde Easton.


Me asusto porque la puerta está cerrada y estoy sola en la salita. Bueno, con Alice y Mephisto
pero ciertamente ni Easton ni Grayson están aquí.

-¿No duermes, cariño?- pregunta Dona.

Y Dona tampoco. ¿Por qué escucho sus voces pero no les veo? ¿Y por qué sus voces suenan
un poco mecanizadas?

-Venga, vamos rápido.- dice Easton.- Es mejor que no estemos mucho rato.

Me acerco al sofá y me pongo a lanzar cojines y mantas por todas partes hasta que localizo
el intercomunicador. De hecho, el vigila bebés. ¿Dónde está el otro? ¿Por qué puedo escuchar
yo ahora si normalmente es el otro el que está en esta habitación?

-¿Avisamos al resto?- pregunta Easton.

-No.- rechaza Grayson.- Mi hermana se ha dormido y espero que Ty esté haciendo lo mismo.
Y Bray ya tiene una noche movidita porque Leta ha intentado cortarse la peluca, de nuevo.-
explica.- ¿Qué tenéis? ¿Por qué Vanessa ha vuelto antes y por qué no me has dicho nada?

-No te pongas así, lo primero.- le avisa Easton.

-Me pongo así porque estoy mintiéndoles a mis mejores amigos delante de sus narices.-
defiende Grayson.

¡¿Cómo?!

-¿Quieres contárselo?- le pregunta Easton y suena molesto.- ¿Cuántas veces Zucca se ha


mordido la lengua para que tú estés un poco más feliz? Haz lo mismo tú ahora.

-Easton.- le regaña Dona.- Venga, no os peleéis.- añade.

-¿Qué tiene Vanessa?- pregunta Grayson.

-Hemos encontrado el contacto entre los Alonzi y Jenna.- anuncia Easton.

-¿Vivo o muerto?

-Es un poco más complicado que esto.- le responde Easton.- Vanessa ha estado revisando la
lista de nombres que encontramos gracias a todo lo que sus padres dejaron. Algunos de ellos
ya hemos confirmado que también eran cómplices de Jenna. Vanessa y Elise han repasado la
lista como estamos haciendo nosotros. Los Alonzi dejaron tanta información como pudieron
sobre algunos nombres, pero hay otros que simplemente son eso, nombres. Y son falsos,
diminutivos, o lo que sea. Y uno de ellos es ‘Wheels’.

-Wheels.- repite Grayson.

-Por Ana Wheeler.

-¿Ana Wheeler?- repite Grayson.- ¿Una mujer?


-Sí.- le confirma Easton.- Trabaja en Nueva York, en el departamento de contabilidad. No está
casada, sin hijos, vive en Brooklyn, su madre vive a pocas calles de ella, eficiente en el
trabajo…-enumera.- Pero estaba en esa lista así que hemos estado vigilándola. Ya hemos
aprendido que cuando los encerramos aquí no abren la boca, así que hemos estado vigilándola
para que ella hiciese un movimiento en falso.

-Dime que ha sido así de estúpida.- suplica Grayson.

-Hace tres días recibió un ramo de flores en la oficina.- le explica Easton.- A la mañana
siguiente no se presentó porque se puso enferma.

-Eso es humano, no estúpido.- nota Grayson.

-No está en su apartamento, y su madre tampoco está en el suyo.- añade Easton.- Ambas
han desaparecido.

-Oh, oh.- susurra Grayson.

-Tenemos dos teorías.- explica Easton.- La primera, si estaba relacionada con los Alonzi y con
Jenna, Kenneth o la tercera persona, o ambos, han decidido matarla porque los Alonzi y Jenna
están muertos. Pero no encaja mucho. Ana Wheeler tenía que saber que con Jenna y los
Alonzi muertos, ella estaba en peligro. Nosotros íbamos detrás de ella para buscar información
y Kenneth y la tercera persona lo hacían para silenciarla. Trabaja para nosotros, en nuestras
oficinas, así que podía hacer un trato con nosotros. Y la segunda…

-Está de vuelta al trabajo.- adivina Grayson.- No trabajaba ni con los Alonzi, ni para Jenna.
Los Alonzi le tenían en su lista para tener otro nombre con el que protegerse. Ana Wheeler
trabaja para Kenneth o para la tercera persona, o para ambos. Le enviaron el ramo de flores
para darle el mensaje. Mucha gente recibe ramos de flores, y encima se lo mandaron a la
oficina. A nuestra oficina.

-¿Sabemos algo de ella o de su madre?- pregunta Dona.- Algo que hayamos encontrado en
sus apartamentos…

-La floristería desde donde se enviaron las flores parece normal.- le explica Easton.- Pertenece
a una cadena con varios establecimientos en la costa este. Nada raro. Lo que puede ayudarnos
son esos dos apartamentos, el de Wheeler y el de su madre. La zia y Cody se irán para
comprobarlo. Nadie puede entrar en esos apartamentos porque no me fío de nadie para que
lo haga. Alguien de los nuestros protegería a Wheeler, porque no olvidemos que tanto ella
como los Alonzi trabajaban para nosotros. Además, la zia y Cody van a aprovechar para
ocuparse de algunos negocios en la ciudad. Ellos dos son los que trabajando más en la
empresa estos días.

-Bueno, supongo que ya es más de lo que teníamos ayer.- admite Grayson.- ¿Y qué pasa con
Vanessa Alonzi y Elise?- añade.- Elise está en el Caribe de vacaciones y trabaja más que
cuando está aquí. Y Vanessa se supone que se fue a Los Angeles para poder despedirse de
sus padres, y no de los cómplices de Jenna.
-Cariño, Elise es Elise.- dice Dona.- Y Vanessa tiene que vaciar una casa con muchos
sentimientos encontrados. Está triste porque ha perdido a sus padres, pero también está
enfadada y tiene muchas preguntas. Entiendo que quiera ayudar para encontrar algunas de
esas respuestas.

-Esperemos que Wheeler hiciese como los Alonzi para protegerse y tenga algo en su
apartamento que pueda ayudarnos.- dice Easton.- Quizás el viaje sólo sirve para que la zia y
Cody se ocupen de algunos asuntos de la empresa, pero bueno…

-Ya es más de lo que teníamos ayer.- repite Grayson.

-Zucca no puede saber esto.- defiende Easton.- Quizás no tenemos nada, y ni siquiera sabe
que recibimos esa nota de los Delle Donne. No quiero agobiarle si no tenemos nada.

-Zucca no va a quedarse en casa.- le dice Grayson.

-Va a hacerlo porque tiene una recién nacida.- defiende Dona.

-Puedo ir con Vanessa pero Zucca sabe que estos días estoy más ocupado con la familia que
con la empresa.- dice Easton.- Bray ya tiene suficiente con Leta. Ty tiene a Madi.

-Puedo ir yo.- se ofrece Grayson.

-No, no.- rechaza Easton.- A ti te necesitamos cerca de Zucca y Eleanor.

-Estoy hartándome de ser el que les miente y les mantiene alejados de todo esto.-defiende
Grayson.

-Eres su favorito.- le recuerda Easton.- Para lo bueno y también para lo malo. Vas a asegurarte
de que siguen en su burbuja de papás primerizos.

-Vale.- acepta Grayson con resignación.- Pero la zia y Cody necesitarán ayuda en Nueva York,
especialmente si tú no puedes ir.

-Elise White irá con ellos.

-¿Cómo dices?- pregunta Grayson y entonces empieza a reír.- Zucca está creyéndose las
vacaciones forzadas de Elise porque se las merece pero no va a dejar que su fiel asistente se
vaya a Nueva York sin llamarla cada diez minutos para conseguir todos los detalles. Y es un
milagro que Elise no haya abierto la boca, la verdad.

-Elise no ha dicho nada.- defiende Dona.- Sí, es fiel a Jaxson, pero precisamente por eso,
ahora sabe que lo que más le conviene es estar con su familia. Créeme, no ha dicho
absolutamente nada.

-Y Zucca no va a saber que Elise está en Nueva York.- añade Easton.- Va a pensarse que
sigue de vacaciones y tú vas a encargarte de que esté lo suficientemente ocupado como para
que ni siquiera sospeche lo contrario.

-Cuando Zucca se entere de esto...- susurra Grayson.


-Tiene suficiente con lo que tiene.- defiende Easton.- Las cenizas de Jenna siguen abajo y
todavía tiene que ir a decirle adiós como hizo en su día con Cora.- añade.- Razón de más para
que te quedes cerca porque no estabas cuando se metió en esa caja para despedirse de Cora
pero ya te lo aseguro: no va a ser bonito.

-Vale, vale.- acepta Grayson con resignación.- Distraerles. Zia, Cody y Elise en Nueva York. Y
el resto a esperar desde aquí.

-No exactamente.- puntualiza Dona.- Vamos a aprovechar e irnos con ellos.

-¿Cómo?

¡¿QUÉ?!

-Grayson, cariño.- dice Dona con dulzura.- Tu abuelo no está bien y Noah necesita volver a
su vida. La isla, todo esto…es un desorden que no le conviene.

-Va en serio.- refuerza Easton.

-El nonno cada vez que ve a Madison se descoloca. Sabe que algo está mal pero no sabe qué.
Y Noah cada vez está más aislado.

-Pensaba que querías quedarte para asegurarte de que nadie dice nada.- le dice Grayson a
Dona.

-Bueno, creo que tú eras el que más me preocupabas.- le dice Dona.- Además, Jaxson no
puede vigilarme tan bien en Nueva York, especialmente ahora que está tan distraído. Voy a
ayudaros en todo lo que pueda. Yo también tengo contactos. Sí, cariño, no te preocupes que
antes vas a darles tu aprobación.

-Vale.- dice Easton con notable alivio.- Mucha prudencia.

-Sé lo que me hago.- se defiende Dona.

-Qué desastre.- susurra Grayson.- A ver cuánto tarda Zucca en descubrir todo esto. Ya verás,
ya verás…

-Está sorprendiéndonos a todos porque habrá que hacer otra apuesta si mañana no lo
descubre.

-Niños.- les regaña Dona.- Venga, a dormir. O a intentarlo.

Se desean buenas noches y entonces llega el silencio. Estoy alucinando. ¿Por qué están
escondiendo toda esta información? Bueno, que me la escondan a mí no me sorprende, ¿pero
a Jaxson? No, imposible. Él tiene que saber algo. Grayson seguro que le ha dicho algo. No me
puedo creer que Grayson no le haya dicho nada a Jaxson. Claro que, bueno, no le dijo que
yo estaba embarazada así que quizás sí ha sabido esconderle otro secreto.
CAPÍTULO 3

-Esto huele fenomenal, nonna.- elogia Brayden entrando en el comedor.

-Gracias, cariño.- le agradece su abuela con una sonrisa cálida.

Admiro la mesa llena de comida y preparada para nueve personas. Esto quiere decir que Lea
y Cody siguen en Seattle y que no van a comer con nosotros. Tiene sentido porque si están
en Seattle llegan a casa para cenar, pero ahora me pregunto si realmente están en Seattle.
¿Se han ido ya a Nueva York?

-Mi niña.- dice Grayson con orgullo cuando Jaxson vuelve al comedor con Alice en sus brazos.

-Pues toma tu niña.- le dice Jaxson acercándose a él.- Ha comido, tiene un pijama limpio y
llevo veinte minutos paseándola para que se duerma. A ver si tú tienes más suerte.

-Hola, A.- la saluda Grayson muy contento.

-Está harta de ti esta niña, Grayson.- se burla Brayden con una sonrisa.

-Venga, chicos.- nos instruye Dona.

El Risotto al Gorgonzola de Dona siempre es espectacular y con el frío que hace me apetece
mucho. No he salido de casa más que para abrirle la puerta del jardín a Mephisto pero la
sensación de frío la tengo de todas formas. No llueve pero está la niebla baja y muchísima
humedad. O sea que es como si estuviese lloviendo. 3 de abril y la primavera no ha llegado
todavía a Oregon. Qué extraño.

-Mira, mira cómo se duerme conmigo.- presume Grayson.

-Gracias, Alice.- dice con sarcasmo Easton.- Como si tu tío no tuviese suficiente ego.

-Me da igual mientras se duerma.- dice Jaxson y sostiene su cabeza en sus puños.

-Si esta mañana casi no ha llorado.- defiende Grayson.

-Joder que no ha llorado.- protesta Jaxson.

-Jaxson Zuccarelli.- le regaña suavemente Dona.- Cuidado con tu lengua.

-Maldices igual que yo.- se defiende Jaxson frunciendo su ceño mientras se cruza de brazos.-
¿Por qué no tengo arroz?

-Toma, pesado.- le dice Tyler ofreciéndole su plato.

-Ya me lo contarás el día que seas padre.- susurra Jaxson recogiendo el plato.- Gracias.-
añade antes de meterse una enorme porción de arroz en su boca.

Alice creo que lo hace expresamente. Yo no sé cómo lo sabe, pero cuando Jaxson y yo
empezamos a comer ella decide empezar a llorar. Cada día.

-No gruñas.- le regaña Dona a Jaxson.


Jaxson le dice algo pero tiene la boca demasiado llena y no se le entiende. Grayson intenta
quedarse con Alice pero, cuando ve que la niña insiste, Jaxson la recoge. ¿Comer con una
sola mano? Fácil. Cuando yo me termino mi plato ofrezco quedarme con Alice pero Jaxson lo
rechaza porque ella está a punto de dormirse. A veces es como si luchase por no dormirse.

-¿Cafés?- ofrece Brayden.

-Doble.- le pide Jaxson antes de beber un poco de su copa de vino.

Brayden y Dona se están un rato largo preparando los cafés, bastante largo. No se me pasa
por alto que Easton se levanta de la mesa para ayudarles, quién no puede utilizar sus manos.
Y entonces los tres vuelven y se ven nerviosos. No hay nada como saber que esconden algo
para que entonces te des cuenta de lo obvio que es que esconden algo. Se hace más evidente
cuando dulcemente echan a Alessandro y Noah para que se vayan al sofá a ver la tele un
rato.

-Chicos, tenemos que hablar.- anuncia Dona.

Y así empieza su discurso lleno de mentiras.

-¿Cómo que os vais?- pregunta Jaxson sorprendido.- ¿Por qué?

-Cariño, tenemos que volver a nuestra vida.- le dice Dona con dulzura.- Tu nonno no está
bien aquí. Está desorientado, le vienen recuerdos, es agotador. Sin olvidar que ve que algo
no va bien.

-Y Noah no está bien tampoco.- añade Easton.

-Necesita adaptarse de nuevo.- dice Jaxson.- Necesita todos sus juguetes de vuelta. Y vamos
a hacer dos habitaciones en este piso. Así, en una podéis dormir vosotros, nonna, y en la otra
la zia. La casa es lo suficientemente grande.

-¿Con una recién nacida y quieres hacer obras?- le pregunta Tyler confundido por la propuesta
de Jaxson.

-Cariño, es lo mejor.- le dice Dona.

-Estás sola en Nueva York.- le recuerda Jaxson.- Aquí nos tienes a nosotros.

-Que sólo le damos más problemas todavía.

Jaxson deja de mirar a su abuela cuando Madison habla.

-Es así.- dice la morena antes de retocarse un mechón de su ahora corto pelo.- Es más fácil
vivir con el nonno y Noah en Nueva York, que quedarse aquí y ver día tras día el desastre de
nietos que tiene.

-Madison, querida, eso no es cierto tampoco.- le dice Dona.- Siempre me gusta estar con
vosotros.
-Ya has cuidado de nosotros durante mucho tiempo, nonna.- le dice Madison.- Y que te quedes
aquí sólo va a hacerte más daño.

-Vas a llamarme, señorita.- le avisa Dona.- Vas a llamarme y quiero verte. Y si me voy, vas a
encargarte de cocinar para todos. Y Violet va a ayudarte.

-¿Qué es esto, el siglo pasado?- protesta Grayson.- Las mujeres en la cocina y los hombres al
campo.

-Cariño, sólo tú y Tyler sois capaces de no intoxicar al resto.- le dice Dona con una sonrisa.-
Tú tienes que descansar esa pierna, y Tyler sé que va ayudar aunque se lo prohíba.

-Estoy bien, nonna.- defiende el médico rubio.

-Descansa.- le ordena Dona.

Observo en silencio cómo la abuela se encarga de organizar su partida y las consecuencias


de ella. Es como si quisiera asegurarse de que cada uno de sus nietos sabe qué tiene que
hacer cuando ella ya no esté.

-Señorito Brayden.- le detiene Dona un rato más tarde cuando en el comedor ya no queda
casi nadie.- Sabes perfectamente cómo poner un lavaplatos. Ayuda a limpiar ahora mismo.

-Voy.- acepta Brayden.

-Te ayudo.- se ofrece Tyler siguiéndole.

-Tu quietecito, señorito Tyler.- le avisa Dona.

Dudo que Tyler obedezca a su abuela, la verdad. Se va con Bray y eso implica que Dona,
Jaxson y yo nos hemos quedado solos en el comedor mientras yo recojo el mantel de la mesa.

-Quédate aquí.- le pide Jaxson a Dona.- Podéis incluso buscaros una casa aquí. Noah se
acostumbrará y el nonno estará más tranquilo si no estamos siempre cerca.

-Cariño, esta es tu vida. Sabes que voy a ayudarte siempre, pero tengo que volver a Nueva
York. Con lo que tenéis aquí, no necesitáis preocuparos por Noah o por tu nonno.- añade.-
Además, si no estoy aquí, hay alguien que va a empezar a hacer algo en lugar de estar todo
el día como la sombra de otra persona. Y no puedes confiar en nadie ahora mismo para que
vengan a limpiar, a cocinar, o a lavar los montones de ropa que seguro que tenéis en vuestra
habitación.

-¿Le digo a Madi que me lave la ropa o qué?- le pregunta Jaxson con sarcasmo.

-Lo que sea que la ayude a distraerla un poco.- le responde Dona.- Y a Violet. También puedes
mandarles que limpien los coches, o lo que se te ocurra.

-Bueno, pues quédate y se lo mandas tú.- insiste Jaxson.- No quiero que te vayas sola a
Nueva York. No tienes que estar aquí para cocinar, puedes quedarte y…
-Aunque es evidente que te pareces mucho a tu abuelo, esto de no poder dejar de hacer
cosas viene de mi parte.- le dice Dona con una sonrisa.- Quiero volver a casa, presumir de
bisnieta con mis vecinas, cuidar de mis flores, volver a mis clases de pintura…

-Puedes hacer todo esto aquí y la única diferencia es que no estarás sola.- insiste Jaxson.

-Jaxson.- susurro.

-¿No me dirás que quieres que se vayan?- me pregunta o me ataca.

-Por supuesto que no.- rechazo.- Pero entiendo que quieran recuperar su vida.

-No vamos a estar lejos.- le dice Dona a Jaxson y él resopla.

Dona me guiña un ojo agradecida por mi ayuda y después coge el mantel que sostengo y se
lo lleva para la cocina. Jaxson entonces me mira enfurecido y yo niego con la cabeza.

-Va a estar muy sola.- me recuerda.

-Ya lo sé, pero no puedes obligarla a quedarse.- le digo.- ¿Quieres ir a dar una vuelta?

Ahora frunce el ceño.

-Necesito un poco de aire fresco.

Ahora gira su cabeza para comprobar el horrible tiempo que hace antes de mirarme de nuevo,
con el ceño más fruncido.

-Tengo el arroz aquí.- le explico y señalo mi garganta.- Tú me dijiste que necesito salir de
esta casa, ¿no?- le recuerdo.- ¿Nos vamos a dar un paseo?

-¿Solos?- me pregunta todavía más sorprendido.

-Bueno, se ha dormido así que no quiero arriesgarme a meterla en el cochecito y que se


despierte.- le respondo mirando cómo nuestra hija descansa en sus brazos.

-Em, vale.- acepta con confusión.

-Voy a buscarme mis botas de agua.- le explico.

-Voy a ver con quién la dejo.- me imita todavía muy sorprendido por mi propuesta.

Sé que le sorprende pero es evidente que necesitamos salir de esta casa para estar tranquilos.
Incluso cuando sé que no hay cámaras en las habitaciones, bueno, todavía hay teléfonos que
Easton puede pinchar. No son paranoias mías.

-Me quedo yo con ella.- defiende Grayson mientras bajo las escaleras.

-No, la nonna no me deja hacer nada así que yo voy a estar un rato con ella.- replica Tyler.

Jaxson observa entretenido cómo sus hermanos se pelean por Alice. Por lo visto, no quiere
cambiarse sus zapatillas negras porque ya tiene el abrigo puesto con capucha incluida.
-E, dile que yo me quedo con Alice.- me pide Grayson.

-Haced lo que queráis pero no la despertéis.- le respondo mientras sigo bajando las escaleras.

-¿Por delante o por el jardín?- me pregunta Jaxson.

-Lo que quieras.- le respondo.- Me, ¿vienes?- le pregunto a mi perro.

-Qué pregunta más estúpida, E.- se burla Grayson con una risa y le saco la lengua.

-Nos vemos.- me despido acercándome a Jaxson porque quiere salir por la puerta principal.-
¿Dónde está Alice?

-Con la nonna.- me responde mientras me abre la puerta de casa.- Estos dos pueden pelearse
lo que quieran pero la nonna va a quedarse con la niña. Especialmente ahora que se va.

Yo también me pongo la capucha de mi anorak y escondo mis manos en los bolsillos porque
no he cogido unos guantes. Jaxson se coloca a mi lado enseguida y caminamos juntos sin
decirnos nada.

-Es extraño estar aquí sin Mephisto, ¿eh?- me pregunta unos minutos más tarde.

-Sí, un poco.- le respondo.

Entonces escondo mi barbilla y mi boca dentro del anorak.

-¿Me escuchas?- le pregunto a Jax.

-Sí.- me responde mirándome.- ¿Qué te ocurre?

-Tápate la boca como si tuvieses mucho frío.- le indico.- Que de hecho, sí que hace.- me
corrijo.- Sólo por si Easton echa un vistazo por las cámaras en algún momento.

-¿De qué hablas?- me pregunta pero sigue mis instrucciones.

-Están escondiéndonos cosas.- le explico.- El resto. Todos, de hecho. ¿Lo sabes?

-¿De qué hablas?- repite.- ¿Puedes detenerte? Con el anorak y caminando no me estoy
enterando de nada.

-No, sigue caminando.- rechazo.- Ayer escuché a Grayson, Easton y tu abuela.- le explico.-
Gracias al vigila bebés que no quise comprar pero que tú compraste de todas formas.

-Explícate, Eleanor.- me pide.

-Vanessa ha estado investigando a sus padres, y tienen pistas.- le explico.- Se supone que
nosotros dos no podemos saber nada porque no quieren que nos preocupemos por los Delle
Donne o quien sea.

-¿Los Delle Donne?- me pregunta sorprendido.- No conseguimos una confesión completa pero
Jenna estaba usurpando su identidad.
-Parece que no es tan fácil.- le digo.- Estaba ella, Kenneth y otra persona. Los sicilianos eran
una opción pero podría ser que Jenna, en lugar de usurpar la identidad de los Delle Done, la
usase porque trabajaba con uno de ellos.

-¿Cómo…

-No lo sé, no escuché gran cosa.- le explico.- No hablaron mucho rato. Vanessa y Elise han
estado repasando la lista de nombres que dejaron los padres de Vanessa para protegerse.
Algunos de ellos han sido confirmados como cómplices, muchos han huido…-enumero.- Pero
hay una mujer, Ana Wheeler, que trabaja en las oficinas de Nueva York. La tenían vigilada
para ver si hacía algo sospechoso. Hace tres días recibió un ramo de flores en la oficina. A la
mañana siguiente no regresó a trabajar porque estaba enferma. Pero tanto ella como su
madre han desaparecido. No están en sus apartamentos. La zia y Cody van a irse a Nueva
York con la excusa de un viaje de negocios para averiguar si en esos apartamentos hay algo
que pueda ayudarnos, porque no confiamos en que alguien lo haga por nosotros y destruya
cualquier prueba. Los Alonzi, Wheeler, y muchos más trabajaban para nosotros. Es probable
que esta mujer también nos haya traicionado y esté trabajando para Kenneth Luzio o la tercera
persona. No quieren decírtelo, ni a mí, por preocuparte si resulta que no tienen nada. Al
parecer los Delle Donne han enviado una nota, pero no sé cuándo lo hicieron.

Jaxson no dice nada durante unos segundos y cuando habla me sorprende con su pregunta.

-¿Cuándo te enteraste de esto?

-Ayer por la noche.- le respondo.- Estabas dormido y no quería despertarte.

-¿Por eso no has dormido en toda la noche?

-Bueno, si yo no iba a dormir por la curiosidad, como mínimo he intentado que Alice sí te
dejase dormir a ti.

-Eleanor…-me regaña suavemente.

-Céntrate.- le pido.- Todos están trabajando en esto y la misión de Grayson es asegurarse


que nosotros no nos enteremos de nada. Tus abuelos no vuelven a Nueva York porque tu
abuela necesite las clases de pintura. Quieren irse para que ella pueda trabajar sin que tú
estés en la misma casa.

-Joder.- protesta.- Ya me parecía absurdo.

-Absurdo tampoco es porque tienen su vida, Jax, y aunque sean tus abuelos tienen una edad
y ya han sufrido lo suficiente como para que estén aquí día tras día. Sin olvidar que, aunque
Jenna fuese así, bueno, fue su primera nieta y está muerta.

-Ya, ya lo sé. Un motivo más para que no se vayan.

-Bueno, no van a ser los únicos.- le aviso.- Imagino que tu tía y Cody van a regresar esta
noche de Seattle diciendo que hay algún problema en Nueva York, o quizás quieren ir a cerrar
algún negocio allí.- le explico.- Van a irse para aprovechar el viaje.- añado.- Y Elise va a ir con
ellos aunque para nosotros va a seguir de vacaciones.
-Y como saben que estoy más que distraído con Alice…

-No parece reciente.- le digo.- Lo de Nueva York lo han descubierto ahora, pero Vanessa se
fue a Los Ángeles hace una semana y Grayson hablaba como si hiciese días que nos esconde
algo.

-Joder.- maldice.

Su cabeza ahora mismo está trabajando a toda velocidad y sé que quiere volver a casa para
empezar a jugar con su móvil un rato.

-¿Y por qué no me ha llamado Zoey?- protesta Jaxson más tarde.

-Tanto Dona como Grayson saben que es tu hermana.- le recuerdo.- Y saben que fue capaz
de escondernos a todos dónde estabas tú cuando te entregaste en ese rancho en Idaho.-
añado.

-Ele…-susurra con remordimiento.

-Ya está, en serio.- le aseguro.- Pero es normal que no confíen en ella porque es muy fiel a
ti. De hecho, es sorprendente que Elise no te haya llamado ya.

-Sí, eso es una primera vez.- nota.

-¿Qué vas a hacer?- le pregunto.

-No lo sé.- me responde.

-Tienes que decírselo.- le digo.- Que lo sabes.- especifico.- Easton no puede irse a Nueva
York. Bray tiene que quedarse por Leta. Tyler sigue recuperándose, tiene a Madi y encima no
sabe tanto como tú o East. Cody y Lea van a necesitarte.

-No voy a irme a Nueva York, Ele.- me dice como si me estuviese regañando.- Me fastidia que
no me lo cuenten pero tienen un buen motivo para hacerlo.

-Jax, no puedes dejarles solos con esto.

-No, no puedo dejarte a ti con Alice.- me corrige.- No duermes, no descansas, no te separas


de ella, y ahora mismo estás dando un paseo y alejada de ella porque si empezase a llorar
tendríamos que volver a casa y tú no podrías hablar conmigo.

Escondo más mi rostro en el anorak y fijo la vista al suelo. El asfalto brilla por la humedad y,
de hecho, no llueve, pero los mechones de mi pelo que están fuera de la capucha están
humedeciéndose.

-Eh.- me reclama Jaxson agarrando mi codo izquierdo para detenerme.- Lo digo en serio, sea
cual sea la pista que tienen, voy a quedarme contigo.

-Puedo entender que necesites trabajar de nuevo.- le digo.- De hecho, has estado sin hacerlo
durante meses. Tu tía necesita ayuda en la empresa, estoy segura. La universidad sigue sin
decano, porque Jeremy Accardi sigue desaparecido y no va a volver a su puesto. Y en la
familia es evidente que hay problemas.

-Ele, no voy a volver.- me explica.- Puedo hacer un par de llamadas para conseguir un nuevo
decano. La zia puede darme algo de trabajo, desde casa. Y la familia puede organizarse de
otra forma. De hecho, el único motivo por el cual la zia y Cody tienen que ir personalmente a
Nueva York a investigar es porque confiamos en muy pocas personas que puedan hacer el
trabajo. Easton necesita a Vanessa por aquí, porque la chica no sabe tanto de ordenadores
pero le está ayudando en más de un sentido. Elise no ha hecho vacaciones, está en el Caribe
con conexión a Internet para trabajar con todo lo que le da la zia.

-Me estás dando motivos para que tú vayas a Nueva York. Vete, voy a estar bien aquí. Alice
también.

-No quiero separarme de vosotras. Estoy pagando ese error todavía. Y quiero quedarme
contigo. Aunque no lo veas, lo único que yo no puedo hacer y tú sí es darle de comer. Por lo
demás, puedo encargarme igual que tú. Va a tardar más en dormirse, va a llorar un poco más
en mis brazos, pero al final, se acostumbrará. No tienes que estar veinticuatro horas todos
los días con ella, Ele.

-Soy su madre.

-Y eres maravillosa, pero si no te cuidas vas a romperte en mil pedazos.

Resoplo dentro de mi anorak pero él ve el gesto de todas formas.

-No te estoy diciendo que te vayas de viaje y la dejes en casa.- añade.- Pero tienes que
entender que no pasa nada si no estás tooooodo el día con ella. O que podemos hacer turnos
para dormir. O que incluso podemos salir un rato tú y yo de paseo como ahora, y que de
hecho, también podemos salir con ella.

-Da igual eso ahora.- le digo.- ¿Qué vas a hacer con esto? Bueno, ¿qué vamos a hacer?
¿Actuamos como si nada? ¿Les decimos que sabemos algo?

-No lo sé, déjame pensarlo.

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