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Sala: Constitucional

Tipo de procedimiento: Solicitud de revisión

Materia: Derecho civil y constitucional

N° de Expediente: 19-0766

Nº Sentencia: 0309

Ponente: Lourdes Benicia Suárez Anderson

Fecha: 13 de julio de 2022

Caso: Sociedad mercantil INVERSIONES SUKUNI, C.A solicitó la revisión


constitucional con medida cautelar de la sentencia identificada con las siglas RC-000275
del 10 de julio de 2019, dictada por la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo
de Justicia, en la que se casó de oficio y sin reenvío, anulándose el fallo proferido en fecha
11 de junio de 2018, por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Marítimo de
la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, y al conocer del mérito del asunto allí
examinado declaró con lugar la demanda por cumplimiento de contrato de cesión de
derechos, intentado por el ciudadano Hugo Leonardo Dávila Ponce, contra la empresa
peticionaria.

Decisión: 1. COMPETENTE para conocer y decidir la solicitud de revisión aquí


intentada. 2. NO HA LUGAR la solicitud de revisión constitucional, propuesta por la
representación judicial de la sociedad mercantil INVERSIONES SUKUNI, C.A.,
identificados ut supra. 3. REVISA DE OFICIO Y ANULA la sentencia identificada con
las siglas RC-000275, proferida el 10 de julio de 2019 por la Sala de Casación Civil de este
Tribunal Supremo de Justicia, por lo que dicha Sala deberá recabar el expediente en el que
se instruye el juicio allí tramitado y emitir nuevo pronunciamiento con motivo del recurso
de casación que fue oportunamente formalizado e impugnado, atendiendo las motivaciones
que fueron explanadas en esta sentencia. 4. ORDENA a la Secretaría de esta Sala que
remita copia certificada de esta decisión a la Sala de Casación Civil de este Tribunal
Supremo de Justicia y a la Rectoría Civil de la Circunscripción Judicial del Estado
Anzoátegui.

Extracto: “… en el caso sub iudice, se pudo apreciar que la pretensión de solicitud de


control constitucional que fue esgrimida por la peticionaria mediante la vía de revisión,
versa sobre un fallo judicial emitido en fecha 10 de julio de 2019 por la Sala de Casación
Civil de este Tribunal Supremo de Justicia, en un proceso contentivo de la
por cumplimiento de contrato de cesión de derechos, incoada por los aquí solicitantes,
denotándose que en el requerimiento de revisión presentado ante esta Sala Constitucional
se esgrimieron múltiples delaciones en las que se afirmó la afectación del fallo bajo
análisis por varios agravios que, en su criterio, trastocan su validez constitucional y que
conculcaron sus derechos a la defensa, debido proceso y tutela judicial efectiva,
apreciando este órgano jurisdiccional que en forma preliminar, fue reiterativa en invocar
lo sostenido en un voto salvado que fue presentado por uno de los magistrados que
integran el mencionado órgano colegiado, por lo que se estima necesario hacer notar que
este tipo de actuación realizada de conformidad con lo preceptuado en el artículo 104 de
la Ley Orgánica Tribunal Supremo de Justicia, solo representa la discrepancia que ha
podido manifestar el magistrado que no está de acuerdo con el criterio sostenido por la
mayoría sentenciadora en determinado fallo, no resultando acorde a
la jurisprudencia sostenida sobre la institución de la revisión constitucional el que esta
Sala despliegue su facultad revisora extraordinaria de fallos definitivamente firmes por los
votos salvados que haya podido presentar un fallo proferido por un órgano colegiado.

Precisado lo anterior, advierte esta Sala que las delaciones aseveradas por la hoy
solicitante, se sintetizan en la afirmación de que el fallo aquí examinado “…efectúo una
indebida aplicación de las normas y principios constitucionales al [c]asar de [o]ficio la
sentencia dictada por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Marítimo y Tránsito [de
la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui], dictada en fecha 11 de junio de 2018,
e igualmente incurrió en vicios de orden público, al dar por demostrado un hecho que era
objeto de prueba y que fue debidamente controvertido, por la mera declaración efectuada
en el documento de cesión, sin que existiera medio de prueba alguno que verificara tal
afirmación, habiendo quedado demostrado que el instrumento cambiario con el cual la
parte acredita haber sido liberada de su obligación, para la fecha de su emisión no
contaba con los fondos suficientes para su cobro…”, por lo que, en su criterio, se incurrió
en “…violación de los principios constitucionales de expectativa plausible, confianza
legítima, seguridad jurídica y estabilidad de criterio…”.

Ello así y con el objeto de emitir pronunciamiento respecto al asunto que aquí ocupa a esta
Sala, dado que el acto de juzgamiento bajo examen devino de una casación de oficio,
es por lo que se estima pertinente acotar que sobre la mencionada facultad oficiosa esta
Sala Constitucional, en su sentencia n.° 362 del 11 de mayo de 2018, aseveró que la
misma “…constituye un verdadero imperativo constitucional (Vid. Sentencia Nº 116/2002,
de 29.01, caso: José Gabriel Sarmiento Núñez y 1353/2008, de 13.08, caso:
CORPORACIÓN ACROS, C.A.), porque asegurar la integridad de las normas y principios
constitucionales es una obligación de todos los jueces y juezas de la República, en el
ámbito de sus competencias (ex artículo 334 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela), la misma ha de entenderse como un deber, por lo que en su
redacción se sustituirá el vocablo ‘podrá’ por ‘deberá’…”.

En este contexto, debe resaltarse que ya esta Sala Constitucional en el mencionado


fallo n.° 362 del 11 de mayo de 2018, sostuvo que a pesar de la instauración del sistema
de casación sin reenvío que se aplicará al proceso civil venezolano, aún se mantiene en
vigor la institución de la casación de oficio prevista en el 4º aparte del artículo 320 del
Código de Procedimiento Civil, cuya constitucionalidad ya ha sido declarada por esta
Sala en sentencia n.° 116 de fecha 29 de enero de 2002, ya que la casación de oficio no
viola el derecho a la defensa, pues no se trata de un caso de tutela de intereses
particulares, sino de respeto del orden público y de las normas constitucionales, por tanto,
al advertir la sala de casación alguna afectación que involucre al orden público
constitucional puede apartarse del escrito recursivo el que se cimienta el recurso
extraordinario de anulación de fallos y entrar a conocer del mismo, tal y como se realizó
en el asunto que devino en la sentencia aquí examinada, donde se dejó asentado que “…
la [sentencia allí] recurrida infringió palmariamente por falta de aplicación el artículo
509 del Código de Procedimiento Civil, según el cual, los jueces deben analizar y juzgar
todas cuantas pruebas se hayan producido, aún aquellas que a su juicio no fueren idóneas
para ofrecer algún elemento de convicción, expresándose siempre cuál sea el criterio
del juez respecto de ellas…”.

Al amparo de los razonamientos supra esbozados, denota esta Sala que la solicitante de
revisión adujo que la sentencia sub examine contiene vulneración a la confianza legítima y
expectativa plausible por cuanto se le dio un tratamiento no acorde a la jurisprudencia
asentada por la casación civil al vicio de silencio de prueba, de allí que resulte imperioso
significar que ya esta Sala ha determinado que la expectativa legítima es relevante para el
proceso y que nace de los usos procesales a los cuales las partes se adaptan y tomándolos
en cuenta, ejercitan sus derechos y amoldan a ellos su proceder, cuando se trata de usos
que no son contrarios a derecho; en este sentido, se le dio valor al principio de expectativa
plausible, el cual sienta sus bases sobre la confianza que tienen los particulares en que los
órganos jurisdiccionales actúen de la misma manera como lo ha venido haciendo, frente a
circunstancias similares (vid sentencia de esta Sala, n.° 401 del 19 de marzo de 2004).

Partiendo de lo anterior, debe significarse que las consideraciones para decidir plasmadas
en el fallo objeto de solicitud de control constitucional hecho valer por la solicitante, no
son más que el producto del análisis desplegado por la Sala de Casación Civil sobre el
caso que fue sometido a su conocimiento, siendo que de este examen analítico es de lo que
discrepa la requirente de revisión constitucional al insistir en hacer valer los alegatos
esgrimidos en la instancia jurisdiccional, siendo que estos señalamientos destinados a
atacar cuestiones de juzgamiento apreciativo y valorativo desplegado en el acto de
juzgamiento contenido en el fallo aquí examinado, no pueden de ninguna manera erigirse
como fundamento para una solicitud de revisión, no detectando esta Sala una variación de
algún criterio que pudiera afectar la confianza legítima y expectativa plausible de los allí
litigantes. Así se decide.

Siguiendo avante con el análisis de la solicitud de revisión presentada ante esta Sala, se
aprecia que la sociedad de comercio hoy requirente plasmó la denuncia de una serie de
infracciones de índole constitucional, que en su criterio ocasionaron desequilibrio procesal
e indefensión, al momento en que la Sala de Casación Civil resolvió el mérito del asunto
sometido a su cognición, siendo que estas aseveraciones reflejan una mera disconformidad
respecto la manera en que fue valorado el material probatorio hecho valer en el juicio
principal, por ello se considera propicia la oportunidad para reiterar que la valoración
probatoria forma parte de la autonomía e independencia de la que gozan los jueces al
decidir, quienes, si bien deben ajustarse a la Constitución y a las leyes al resolver una
controversia, disponen de un amplio margen de valoración del derecho aplicable a cada
caso, por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo a su entendimiento, como actividad
propia de su función de juzgar (vid. sentencias núms. 325 del 30 de marzo de 2005, 1.761
del 17 de diciembre de 2012, 36 del 14 de febrero de 2013 y 554 del 21 de mayo de 2013,
entre otras).

Así, al advertirse que lo esbozado por la solicitante representa una mera disconformidad
con la manera en que se analizaron las pruebas en el proceso que arrojó como producto el
fallo examinado que resultó adverso a sus intereses litigiosos postulados en juicio, entiende
esta Sala que la requirente de revisión solo pretende hacer valer su inconformidad con el
acto de juzgamiento contenido en el fallo aquí examinado, por lo que se considera
necesario reiterar que “(…) la revisión no constituye una tercera instancia, ni un
instrumento ordinario que opere como un medio de defensa ante la configuración de
pretendidas violaciones, sino una potestad extraordinaria y excepcional de esta Sala
Constitucional cuya finalidad no es la resolución de un caso concreto o la enmendatura de
‘injusticias’, sino el mantenimiento de la uniformidad de los criterios constitucionales en
resguardo de la garantía de la supremacía y efectividad de las normas y principios
constitucionales, lo cual reafirma la seguridad jurídica (…)” (vid. sentencia n.° 2.943/2004
caso: Construcciones Pentaco JR, C.A.).

Cónsono con lo expuesto, estima esta Sala que la pretensión recursiva esgrimida por la
peticionaria resulta ajena a la finalidad del mecanismo extraordinario de revisión de
sentencias definitivamente firmes consagrado en el artículo 336.10 de la Constitución y
previsto en el artículo 25.11 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, el cual,
no puede ser concebido como un medio de impugnación que se pueda intentar bajo
cualquier fundamentación, sino como una potestad extraordinaria, excepcional y
discrecional que ejerce esta Sala Constitucional con la finalidad de uniformar la doctrina
de interpretación del Texto Fundamental y para garantizar la supremacía y eficacia de las
normas y principios constitucionales, por tanto, debe declararse no ha lugar la solicitud de
revisión sub examine, por lo que resulta inoficioso emitir pronunciamiento sobre el
requerimiento cautelar aquí manifestado. Así se decide.

No obstante lo decidido, del exhaustivo análisis acucioso y pormenorizado que desplegó


esta Sala Constitucional sobre la decisión proferida por la Sala de Casación Civil objeto
del examen constitucional desplegado por este órgano, pudo apreciar que la casación
oficiosa allí dictaminada devino de que, en criterio del órgano casacional, hubo falta de
aplicación del artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, indicando en este sentido la
comisión del vicio de silencio de pruebas, siendo que sobre este particular se señaló en el
referido fallo que el juez superior recurrido en casación omitió “todo pronunciamiento
del documento fundamental de la demanda como lo es el contrato de cesión”, así como
también de “…la prueba de informe emitida por el Banco Venezolano de Crédito con la
finalidad de que el Banco, informara si el cheque (…) fue cobrado, depositado o hecho
efectivo por el ciudadano Giusseppe Baglione…”.

Siendo esto así, es de observar que en la sentencia objeto de revisión se hizo transcripción
del extracto del análisis probatorio contenido en el fallo recurrido en casación de fecha 11
de junio de 2018, proferido por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Marítimo y
Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, el cual es del tenor
siguiente:

“PRUEBAS DE LA PARTE ACTORA

Promovió, con el escrito libelar marcado ‘B’, documento de cesión de derechos, de fecha
21 de marzo de 2013, firmado por las partes intervinientes en la causa. En relación a esta
prueba se constata la aceptación de la parte demandada sobre sui (sic) existencia, por
tanto se le otorga valor probatorio. Así se declara.-

…omissis…

Ahora bien, del estudio y análisis de la causa, podemos extraer lo siguiente:


1) las partes ciertamente celebraron el contrato objeto de causa, lo cual no fue desmentido
en el iter procesal, dicha documental se le otorgó en su oportunidad pleno valor
probatorio.

2) En el referido contrato relacionado a la cesión de derecho realizada por el demandado,


sobre una parcela de terreno, es claro que el precio de la negociación fue por la cantidad
de tres millones de bolívares (Bs. 3.000.000).

3) Son contestes las partes sobre la existencia del cheque Nº 00883181, correspondiente a
la cuenta Nº 01040079180790011635, por la indicada cantidad, y dicha documental
corresponde al contrato objeto de causa.

4) La parte demandada aduce en el decurso de la causa, que nunca presentó el cheque


plasmado en el contrato para su cobro (tal alegato resulta verdadero lo cual se extrae de
las actas procesales), por cuanto el mismo quedó asentado con la finalidad de dar
cumplimiento con uno de los requisitos establecidos en el [r]egistro, y que la parte
demandante no canceló lo pactado, únicamente pagó un millón de bolívares.

5) La parte demandante, en el lapso probatorio promovió, prueba de informe, con la


finalidad de demostrar que el ciudadano HUGO LEONARDO DÁVILA PONTE, para el
momento que emitió el cheque número 00883181, correspondiente a la cuenta Nº
01040079180790011635, del Banco Venezolano de Crédito, tenía una línea de crédito
abierta, la cual cubría la suma de tres millones de bolívares (Bs. 3.000.000),
correspondiente a la negociación objeto de causa; quien suscribe puntualiza que esta
probanza aportada por la parte demandante, no abona nada a su favor por el contrario va
en detrimento de esta.

Con base a todo lo anterior, se constata que la parte demandante para demostrar que tenía
disponibilidad para cancelar la cantidad de tres millones de bolívares (Bs. 3.000.000),
pactada en el negocio jurídico que involucra a las partes, promovió en el lapso probatorio,
la prueba de informes dirigida al Banco Venezolano de Crédito, donde se extrae de manera
clara que la referida entidad financiera remite detalles de la línea de crédito que mantuvo
la parte actora, la cual resulta acertada citarla:
…omissis…

El referido cuadro fue remitido por el Banco Venezolano de Crédito, y de [é]l podemos
claramente evidenciar si la parte actora ciertamente disponía o no para la fecha que se
celebró el negocio jurídico, del dinero pactado. Teniendo claro lo anterior, esta alzada
constata que la fecha de la negociación fue el 21/03/2013, y para el momento el
demandante conforme al indicado cuadro disponía de la cantidad de doscientos mil
bolívares (Bs.200.000, 00), lo cual de ninguna manera cubría el monto acordado en la
negociación, el cual era tres millones de bolívares (Bs. 3.000.000,00), por lo que el cheque
plasmado en la negociación sería infructuoso su cobro.

Por tanto, es claro que la parte demandante ciudadano HUGO LEONARDO DÁVILA
PONTE (…) no logró generar convicción respecto al presente asunto, existiendo por tanto
un incumplimiento de su parte al contrato objeto de causa, como lo es, el no tener la
disponibilidad del dinero necesario para cancelar lo pactado; en consecuencia le resulta
forzoso a quien suscribe declarar SIN LUGAR tanto la presente apelación como la
demanda por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO, incoado por el ciudadano HUGO
LEONARDO DÁVILA PONTE (…) contra la [s]ociedad [m]ercantil Inversiones Sukuni
(SUKUNICA), C.A….

Resuelto lo anterior, pasa este Tribunal Superior a emitir pronunciamiento sobre la


reconvención propuesta por la demandada.

Al respecto, se aprecia que la demandada reconvino al demandante para que: ‘…


PRIMERO…RESOLVER, el contrato suscrito en fecha 21 de marzo de año 2.013 (sic)…
SEGUNDO: en pagar la cantidad de Cinco Millones de Bolívares (Bs. 5.000.000, 00) por
concepto de daños y perjuicios, causados a mi representada por el incumplimiento de la
obligación del cesionario de pagar el precio fijado para la cesación de los derecho…’

Así las cosas, saltan a la vista dos hechos irrebatibles, debidamente comprobados en autos,
que son: 1) que ambas partes celebraron Contrato de Cesión de Derechos sobre una
parcela de terreno, descrita en el referido contrato (folio 25 y vuelto, cuaderno principal);
y 2) que la demandante no contaba que el dinero necesario para cancelar la cantidad de
tres millones de bolívares (Bs. 3.000.000,00), pactada en el negocio jurídico de autos, toda
vez que tenía una línea de crédito para el momento de la firma por la cantidad de
doscientos mil bolívares (Bs.200.000, 00), lo cual no cubría el monto por le fue cedida el
50% de los derechos sobre una parcela de terreno propiedad del demandado.

Conforme a ello, esta administradora de justicia indica que la resolución del contrato
peticionada resulta procedente, ya que, se evidencia de autos el incumplimiento de la parte
actora de la obligación contraída, como lo fue el precio pactado, y que según su propio
medio probatorio aportado a los autos como lo fue prueba de informe, determinó que no
contaba con los recursos necesarios para dar por cumplido lo estipulado en el contrato
objeto de litis. Así se decide”.

Denótese como del extracto supra transcrito, se desprende con meridiana claridad como
en el acto sentencial que estaba siendo cuestionado en la sede casacional, se emitió el
juicio valorativo que explanó el órgano decisor respecto a los medios probatorios que la
Sala de Casación Civil consideró como silenciados, por lo que puede inferirse que lo
aseverado en el fallo de casación no se trata de una infracción probatoria, sino una
discrepancia con la interpretación o análisis de la prueba judicial emitido por el juzgador
de instancia, de allí que resulte pertinente traer a colación que la prueba judicial transita
en dos momentos principales, a saber: la apreciación y la valoración. El primero de ellos,
la apreciación del medio de prueba que está determinado por el examen de las condiciones
de legalidad y legitimidad del medio de aportación probatoria; se trata pues de un
ejercicio lógico de subsunción de las características individuales del medio a los supuestos
normativos que predisponen el allegamiento de las pruebas al proceso. Mientras que, por
su parte, la valoración es la aprehensión de los elementos de convicción relevantes que
resultan del contenido de la prueba; por lo que, se trata en este momento, de un ejercicio
lógico y axiológico ponderativo del mérito de la prueba.

En otras palabras, la apreciación es la verificación de validez del medio de aportación


probatoria; mientras que la valoración es propiamente la ilustración del criterio
sentencial, es decir, tiende a la finalidad de la prueba. Esto permite comprender con
facilidad el porqué la valoración de la prueba se corresponde con el arbitrio del juez, o
sea, a su propia e interna convicción de los hechos juzgados; en tanto que la apreciación
del medio probatorio es ciertamente un examen objetivo de legalidad y legitimidad,
susceptible del control vertical de la jurisdicción, a través de la impugnación recursiva
ordinaria o extraordinaria, tal y como ya lo sostuvo esta Sala Constitucional en sentencia
identificada con el n.° 208 del 12 de julio de 2019, así como en la n.° 58 del 7 de abril de
2021.

Así, resulta imperioso reiterar que la valoración probatoria forma parte de la autonomía e
independencia de la que gozan los jueces al decidir, quienes, si bien deben ajustarse a la
Constitución y a las leyes al resolver una controversia, disponen de un amplio margen de
valoración del derecho aplicable a cada caso, por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo
a su entendimiento, como actividad propia de su función de juzgar (vid. sentencias núms.
325 del 30 de marzo de 2005, 1.761 del 17 de diciembre de 2012, 36 del 14 de febrero de
2013 y 554 del 21 de mayo de 2013, entre otras).

Sobre la base de los razonamientos que han sido precedentemente esbozados, entiende esta
Sala Constitucional que la Sala de Casación Civil de este Tribunal Supremo de Justicia en
su sentencia identificada con las siglas RC-000275, proferida el 10 de julio de 2019, al
manifestar una inconformidad con la valoración probatoria claramente expresada por el
juzgador de instancia, invadió esa autonomía e independencia de la que gozan los jueces al
momento decidir y desconoció que estos juzgadores disponen de un amplio margen de
valoración del derecho aplicable a cada caso, por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo
a su entendimiento, como actividad propia de su función de juzgar, inobservando así los
criterios jurisprudenciales de este órgano constitucional que han sido supra invocados y
así se deja establecido.

Adicionalmente y siendo que en la referida sentencia de la Sala de Casación Civil se


imputó la existencia de un presunto vicio de silencio de prueba al fallo del que estaba
conociendo en casación, es por lo que debe destacarse que esta Sala Constitucional, en
sentencia n.° 187 del 7 de abril de 2017, respecto al silencio de pruebas, aseveró que este
vicio se verifica cuando el juez omite cualquier mención sobre una prueba válidamente
incorporada al proceso o cuando a pesar de haberse mencionado, el juzgador se abstiene
de analizar su contenido y señalar el valor que le confiere a la misma o las razones para
desestimarla; siendo importante además que estos elementos probatorios sean relevantes
para la resolución de la controversia.

Ello así, al haberse constatado que, contrario a lo sostenido por la Sala de Casación Civil,
en el fallo de alzada del que se conoció en casación sí se emitió un juicio valorativo que
explanó el órgano decisor respecto a los medios probatorios válidamente allegados al
proceso principal, en modo alguno podría afirmarse la existencia de un vicio de silencio
probatorio, por lo que al tenerse este como tal en el fallo casacional provoca la infección
de este por el vicio de falso supuesto que atenta contra el derecho a la tutela judicial
efectiva que debe privar en todo proceso llevado en sede jurisdiccional.

Ante lo precedentemente establecido, esta Sala, en uso de su facultad oficiosa revisora de


fallos definitivamente firmes, al constatar que la sentencia identificada con las siglas RC-
000275, proferida el 10 de julio de 2019 por la Sala de Casación Civil, invadió
la autonomía e independencia de la que gozan los jueces al momento de analizar las
pruebas, estableciendo desacertadamente la existencia de un silencio probatorio que no
era tal, lo que atenta significativamente con el derecho a la tutela judicial efectiva que
debe imperar en todo proceso judicial, son razones por las que debe revisarse de oficio
esta decisión y anularla por contravenir el orden público constitucional. Así se decide.

Visto lo decidido y atendiendo lo preceptuado en el artículo 35 de la Ley Orgánica del


Tribunal Supremo de Justicia, esta Sala ordena remitir copia certificada de la presente
decisión a la Sala de Casación Civil, para que esta recabe el expediente en el que se da
trámite al juicio contentivo de la demanda por cumplimiento de contrato de cesión de
derechos, incoada por el ciudadano HUGO LEONARDO DÁVILA PONCE, titular de
la cédula de identidad n.° V-9.889.918, contra la sociedad mercantil INVERSIONES
SUKUNI, C.A., inscrita ante el Registro Mercantil Tercero de la Circunscripción Judicial
del Estado Anzoátegui, en fecha 5 de mayo de 2003, bajo el n.° 19, Tomo A-18; y emita
nuevo pronunciamiento con motivo del recurso de casación allí propuesto, atendiendo las
motivaciones que fueron explanadas en esta sentencia. Así se decide”.
Comentario de Acceso a la Justicia: Es menester destacar la sentencia que se analiza,
pues aunque es bastante común la declaratoria de “no ha lugar la solicitud de revisión”, la
SC procede actuar deoficio para determinar la procedencia del recurso extraordinario de
revisión constitucional, en este caso tras constatar que la sentencia de la Sala de Casación
Civil, invadió la autonomía e independencia de la que gozan los jueces al momento de
analizar las pruebas, “…estableciendo desacertadamente la existencia de un silencio
probatorio que no era tal, lo que atenta significativamente con el derecho a la tutela
judicial efectiva que debe imperar en todo proceso judicial, son razones por las que debe
revisarse de oficio esta decisión y anularla por contravenir el orden público
constitucional”.

En esta oportunidad la SC realiza una serie de consideraciones referentes a la actividad


probatoria del juez. Toma en consideración el juez constitucional que la prueba judicial
transita en dos momentos principales, a saber: la apreciación y la valoración. “La
apreciación del medio de prueba que está determinado por el examen de las condiciones de
legalidad y legitimidad del medio de aportación probatoria. Mientras que la valoración es
la aprehensión de los elementos de convicción relevantes que resultan del contenido de la
prueba”.

Advierte la SC que laapreciación de la prueba “es la verificación de validez del medio de


aportación probatoria”; mientras que la valoración “tiende a la finalidad de la
prueba”. Bajo este señalamiento, la Sala consideró que la decisión de la Sala de Casación
Civil sujeta a revisión desconoció la actividad probatoria de los jueces, es decir el conjunto
de facultades que tienen conferidas los juzgadores en materia de pruebas, sobre todo el
“amplio margen de valoración del derecho aplicable a cada caso, por lo cual pueden
interpretarlo y ajustarlo a su entendimiento, como actividad propia de su función de
juzgar”.

En este sentido, para la SC la decisión de la SCC invadió la autonomía e independencia del


juez de instancia en materia de pruebas, en especial porque calificó la existencia de un
silencio probatorio que no era tal, lo que configura un atentado contra el derecho a la
defensa y a la tutela judicial efectiva de las partes. Es por ello, que el juez constitucional
decidió anular la sentencia por contravenir el orden público constitucional, y ordenó al
juzgador civil emitir un nuevo pronunciamiento judicial.

Vale la pena destacar que el llamado vicio del silencio de pruebas se produce cuando el
juez ignora por completo, no juzga, aprecia o valora algún medio de prueba cursante en
autos y se demuestra que dicho medio podría afectar, en principio, el resultado del
juicio, tal como ha sido establecido por el máximo juzgado del país.

Voto Salvado: No tiene

Fuente: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/julio/317889-0309-13722-2022-19-
0766.HTML

Sala Constitucional analizó la apreciación y valoración de la prueba judicial

JURISPRUDENCIA

Mediante sentencia N° 309 del 13 de julio del 2022, la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, realizó un análisis sobre los dos aspectos principales de la prueba
judicial: la apreciación, como examen objetivo de legalidad y legitimidad; y la valoración,
como un ejercicio lógico y axiológico ponderativo del mérito de la prueba.

La Sala Constitucional estableció que “la apreciación del medio de prueba que está
determinado por el examen de las condiciones de legalidad y legitimidad del medio de
aportación probatoria; se trata pues de un ejercicio lógico de subsunción de las
características individuales del medio a los supuestos normativos que predisponen el
allegamiento de las pruebas al proceso. Mientras que, por su parte, la valoración es la
aprehensión de los elementos de convicción relevantes que resultan del contenido de la
prueba; por lo que, se trata en este momento, de un ejercicio lógico y axiológico
ponderativo del mérito de la prueba”.

La apreciación es la verificación de validez del medio de aportación probatoria; mientras


que la valoración es la ilustración del criterio sentencial, es decir, tiende a la finalidad de la
prueba. Esto permite comprender por qué la valoración de la prueba se corresponde con el
arbitrio del juez, o sea, a su propia e interna convicción de los hechos juzgados; en tanto
que la apreciación del medio probatorio es ciertamente un examen objetivo de legalidad y
legitimidad, susceptible del control vertical de la jurisdicción, a través de la impugnación
recursiva ordinaria o extraordinaria.

La Sala Constitucional concluyó que manifestar inconformidad con la valoración probatoria


expresada por el juez, representa una invasión a su autonomía e independencia, con lo cual
se desconoce reconoce que los juzgadores de instancia disponen de un amplio margen de
valoración del derecho aplicable a cada caso, por lo cual pueden interpretarlo y ajustarlo a
su entendimiento, como actividad propia de su función de juzgar.

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