03 Fonatur Los Cabos

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LOS CABOS
El nombre de Los Cabos fue adoptado en 1982, cuando varios poblados aledaños fueron reconocidos en conjunto como un solo municipio.
Debido a una histórica rivalidad entre las delegaciones de Cabo San Lucas y San José del Cabo por convertirse en cabeceras
territoriales, aunado al surgimiento de otros Cabos, como Cabo del Este (en Buenavista) y Cabo Pulmo (en Los Barriles), el
gobernador de Baja California Sur, Alberto Alvarado Arámburu, atinadamente decidió que el municipio se llamara Los Cabos.
Fernando Rivera Álvarez.
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Una tercera belleza natural fascinaría al


equipo de jóvenes banqueros que capitaneaba
Fonatur, quienes a pesar de haber detectado
Cancún e Ixtapa, insistían en ubicar hermosos
lugares para desarrollar polos turísticos.

UN OASIS EN MEDIO
DEL DESIERTO

A moldear la belleza del desierto.

1968 Banxico selecciona 6 sitios ideales para desarrollos turísticos, entre ellos San José del Cabo.
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S an José del Cabo sería la elección. Las forma-


ciones naturales de roca al extremo sur de la
Península de Baja California, que embellecían sus
playas, lo harían inigualable e inusual. Aunado a
ello tenía los ingredientes que buscaba el equipo
de Fonatur, bajo la tutela de Ernesto Fernández
Hurtado.
En 1968, Baja California Sur mantenía una débil
economía y una escasa población, lo que desde
hacía años preocupaba a las administraciones fe-
derales. Paradójicamente, el territorio contaba con
inigualables bellezas naturales que se destacaban
en dos mil 230 kilómetros de costa entre el Océa-
no Pacífico y el Mar de Cortés.
Por tal motivo, y una vez que Baja California Sur
fue declarado estado libre y soberano en 1974, Fo-
natur fijó su mirada en la península para que alber-
gara dos nuevos desarrollos turísticos: los corre-
dores de Los Cabos y de Loreto. El Banco Mundial San José del Cabo.
ya había otorgado un crédito por 50 millones de
dólares como inversión semilla para arrancar los
nuevos Centros Integralmente Planeados (CIP).
En ese entonces los fundadores de Fonatur,
Ernesto Fernández Hurtado y Antonio Enríquez
Savignac, estaban enfocados en los desarrollos
de Cancún e Ixtapa, y a la par preparaban el plan
maestro para el CIP que se ubicaría en San José
del Cabo, donde se comenzaría a trabajar en la
expropiación de terrenos y la construcción de vi-
viendas y oficinas del Fondo, tarea que le sería en-
comendada a Francisco Fernández Urueta.

Cabo San Lucas.

1974
El 25 de octubre se publica en el Diario Oficial un decreto expropiatorio de 295 hectáreas en San José del Cabo,
Baja California Sur, destinadas a urbanización y uso turístico.
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Fernando Rivera Álvarez.

Pero sería hasta 1982, durante la administración de


Miguel de la Madrid Hurtado, cuando la mano de Fo-
natur llegaría a moldear la belleza de un desierto con
hermosas playas, para dar vida al poblado de San José
del Cabo, origen y extremo del corredor turístico que
hoy conocemos como Los Cabos.
Fue el propio De la Madrid, al frente de la Subdirec-
ción de Crédito de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP), quien en 1975 dio un fuerte impulso a
la creación del sector turismo, como una futura fuente
generadora de inversión, divisas y empleo.
Guillermo Rosell de la Lama.
Miguel de la Madrid platica que él fue uno de los ges-
tores para que el entonces presidente Luis Echeverría
Álvarez entendiera los beneficios del desarrollo de Can-
cún y, por consiguiente, la creación de los CIP que es-
taban por venir.
A decir de Fernando Rivera Álvarez, director del CIP de
San José del Cabo (1980-1983), años antes de asumir
la primera magistratura del país, De la Madrid Hurtado
ya entendía la importancia y trascendencia de impulsar
el desarrollo de una nueva industria sin chimeneas, y
acomodaba sus piezas para lograrlo.
“Yo, al estar coordinando las giras presidenciales, me
enteré de que el arquitecto Guillermo Rosell de la Lama,
secretario de Turismo, me había invitado a trabajar como
director en Los Cabos, cargo que ya estaba platicado y
autorizado por el licenciado De la Madrid, sin que yo me
enterara”, comenta Rivera Álvarez.
En ese momento, Rivera Álvarez no entendía por qué
lo movían de su puesto, si todo indicaba que el licencia-
do De la Madrid asumiría la Presidencia de la República.
Sin embargo, sin titubear aceptó la dirección de Fonatur
en San José del Cabo, donde se planeaba la creación
de un polo turístico diferente de Cancún, Acapulco, Ma-
zatlán e Ixtapa.

1976
Existen 10 hoteles con una oferta de 544 cuartos y poco más de 34 mil turistas.
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Plan maestro.

Los Cabos sería un destino de alta calidad y de baja Así fue que a partir de 1982 el equipo de Fonatur,
densidad, donde en lugar de construir 10 hoteles de cua- encabezado por Kemil Assad Rizk, con el aval del pre-
tro estrellas, la misión sería levantar centros de hospedaje sidente Miguel de la Madrid Hurtado y del secretario de
de cinco estrellas, gran turismo y de categoría especial. Turismo, Antonio Enríquez Savignac, tendría como mi-
“No se querían hoteles que sobrepasaran los cuatro sión detonar el turismo en Los Cabos, tomando como
pisos o que estuvieran pegados uno con el otro, para experiencia las debilidades encontradas en Cancún e
evitar hacer de San José del Cabo un destino masivo”, Ixtapa, y retomando con fuerza la personalidad natural
recuerda quien fuera el director del CIP. de la zona como un destino de glamour.

Playas de Cabo San Lucas.


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La belleza de San José del Cabo y su cercanía a Cabo San Lucas
–un poblado donde había cuatro importantes hoteles que recibían
turistas de alto nivel– ayudaría a que el sitio elegido por los pioneros
de Fonatur fuera un éxito desde sus inicios.

CABO VS CABO

El Estero

San José del Cabo no podía presumir de la actividad Fue hasta entonces que se retomaron los trámites
turística que ya tenía Cabo San Lucas, mucho menos y la instalación de los servicios básicos en las mil 500
de tener servicios básicos, pero ser un lugar virgen sería hectáreas de terreno que se habían adquirido en los
el motivo más poderoso para erigir ahí la obra maestra años setenta sin cuestionamiento alguno, debido a la
que impulsaba un pequeño gran grupo de banqueros impactante belleza del lugar y a su naciente vocación
desde Fonatur. hotelera.
Calladamente, en los años sesenta el turismo de Cali- Y aunque en esos años el país atravesaba por un pe-
fornia (EU) ya había descubierto en Cabo San Lucas un riodo de desequilibrio, recesión económica e inflación
paraíso que originó la construcción de algunos peque- histórica, el equipo de Fonatur nunca bajó la guardia y
ños hoteles y, en consecuencia, que dio pie al nacimien- persistió en su misión de regularizar los predios y co-
to de la vocación turística en la región. menzar con el diseño del plan maestro del nuevo CIP.
No obstante, la edificación del corredor turístico co- Ignacio López Bancalari, quien sería discípulo y suce-
nocido hoy como Los Cabos comenzó oficialmente en sor de Fernando Rivera Álvarez como director del CIP,
San José del Cabo en 1980. recuerda que San José del Cabo era de una belleza

1977 El número de vuelos llega a 380, transportando a 43 mil visitantes. El 5 de julio, se adquiere un crédito
de 42 millones de dólares con el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento para obras de infraestructura.
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nunca antes vista. “Ver el mar junto al desierto, con un palmar pegado a la
ciudad de San José, que se llama El Estero, no tenía igual.”
Se trataba del casco de una misión que albergaba un pequeño y pinto-
resco pueblito cuya construcción data del siglo XVII, donde la gente era
muy amable y con costumbres y una forma de hablar parecida a la de los
habitantes de Tijuana, Baja California, y de San Diego, California (EU), por su
cercanía con Estados Unidos.
Fonatur trabajaría ahí sin problemas, aunque desde el inicio se enfrentaría
a la inconformidad de los inversionistas, porque el organismo sólo volteaba
a ver a San José del Cabo y olvidaba impulsar el desarrollo de Cabo San
Lucas, ubicado a sólo 32 kilómetros y donde ya existía una mínima pero
selecta actividad turística.
López Bancalari recuerda que constantemente le preguntaban: “¿Cuándo Ignacio López Bancalari.
va a entrar Fonatur a pavimentar Cabo San Lucas? ¿Por qué pavimentar
San José del Cabo, si ahí no hay hoteles?”
Y era cierto. En Cabo San Lucas el Fondo sólo tenía 56 hectáreas alrede-
dor de la Marina, por lo que sus posibilidades en esa zona eran limitadas.
Sin embargo, a la par que Fonatur colocaba las bases de San José del Cabo,
en Cabo San Lucas la iniciativa privada nacional y extranjera hacia lo propio.
“Teníamos temor de que la belleza y el nivel de turismo que se había desa-
rrollado, aunque incipiente, se fuera a desperdigar con la llegada de Fonatur,
pero verdaderamente vimos que el Fondo podía ser un buen aliado, aunque
no siempre fue así en todas las administraciones”, cita Luis Coppola Joffroy,
presidente del hotel Finisterra.
Poco a poco se solidificaba la relación entre Fonatur y el sector empre-
sarial, misma que se intensificaría en 2007, cuando por primera vez en la
historia del centro turístico hombres de negocios y autoridades locales al-
canzaron acuerdos para realizar en conjunto obras de repavimentación.

Carretera a Cabo San Lucas.

1968
El equipo de Banxico define 6 posibles lugares para desarrollar Centros turísticos. Dos en Baja California Sur (Los Cabos
y Loreto), dos en Oaxaca (Huatulco y Puerto Escondido), uno en Quintana Roo (Cancún) y otro en Guerrero (Ixtapa).
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La Misión de San José del Cabo, data del siglo xviii.


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la edificación del
corredor turístico
conocido hoy como
Los Cabos comenzó
oficialmente en San
José del Cabo en 1980.
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“Quien llegaba a Los Cabos en los años setenta se enamoraba del lugar o
simplemente nunca se adaptaba, porque acostumbrarse a vivir rodeado de
tranquilidad y de silencio era difícil. Volteabas para un lado, y había agua;
volteabas para el otro lado, y también. Sencillamente su belleza era mágica”,
destaca Mirna Linda Arjona López, viuda de Cándido García, quien llegaría a
operar el hotel Twin Dolphin.

LEJOS DE LA CIVILIZACIÓN

San José del Cabo.

La valiosa presencia de esta mujer marcaría la


pauta de la convivencia y la vida social entre em-
presarios, trabajadores, nativos y turistas de esa
época. Incluso, Linda García, nombre con el que
se haría conocida, fue pionera con la instalación
de la primera sala cinematográfica.
“La sala de cine estuvo en el patio de mi casa,
prácticamente en la playa. La pantalla era una sá-
bana blanca amarrada a un par de postes, donde
utilizábamos un reproductor de películas para pa-
sar las cintas de Tin Tan. Yo hacía palomitas y las
vendía a un peso con 50 centavos.”
Linda García.

1981
BMO la empresa de mantenimiento del Fonatur, inicia operaciones ofreciendo servicios de vigilancia y limpieza de lotes vacíos.
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Tampoco hay que olvidar el primer sitio para bailar. Se


llamaba La Montaña, y era una palapa situada en un cerri-
to, donde dos personas –violín y guitarra en mano– arma-
ban divertidas noches de baile interpretando, sin cesar,
las únicas tres canciones que se sabían, platica Linda.
En esa época se podía llegar a Los Cabos por ferry,
avión o carretera, dice, aunque por vía terrestre tan sólo
de La Paz –la capital del estado– a Los Cabos se hacían
ocho horas.
“Cabo era un pueblo de 800 habitantes que estaba
totalmente desconectado del resto del país. No había
radio ni periódicos ni teléfono ni carreteras, y la poca luz
eléctrica sólo la tenían los hoteles, así que prácticamente
no sabíamos qué pasaba al otro lado de la República.”
Entonces no había muchos autos; apenas algunos
Volkswagen sedán y camionetas pick up, que no era
Mick Jagger, Nora y Luis Coppola (actual Senador de la República) en el bar del
necesario cerrar con llave –como tampoco las casas hotel Finisterra durante la boda de Keith Richards, diciembre de 1983.
o los cuartos de hotel–, gracias a lo pacífico del lugar,
asegura Julián García, pintor que vive en Los Cabos
desde finales de los 80.
Claro que en los inicios del polo turístico también
hubo cosas desagradables. “Los nativos no podían en-
trar a los pocos hoteles que había. Sólo tenían acceso
los turistas”, que en ese tiempo eran personajes como
John Wayne, Jackie Kennedy, Bill Crosby, Lucille Ball y
Dwight David Eisenhower, luminarias que frecuentaban
Los Cabos debido a su impresionante belleza y a “su
lejanía y falta de comunicación con el mundo, lo que les
permitía pasear por sus calles con tranquilidad.”

Hoteles de playa.

1983 El número de cuartos es de 1,319 en 15 hoteles y el turismo extranjero representa el 73%.


Al igual que Cancún, Los Cabos alcanza el rango de destino internacional de prestigio, a los 7 años de comenzar operaciones.
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Vista al mar.

Además, y pese a que México no había abierto sus


puertas al comercio exterior, en Los Cabos de los años
setenta la comida venía de Estados Unidos; los carga-
mentos llegaban a La Paz y se distribuían a través de
taxis aéreos. Incluso era más fácil conseguir cigarrillos
Benson & Hedges que Raleigh.
Otra de las peculiaridades, comenta Julián García, era
que los hoteles cerraban del 15 de julio al 15 de octu-
bre, porque en esas fechas el clima no era tan favora-
ble y sencillamente no había turistas. Y qué decir de
los apellidos de los nativos (100% mexicanos), quienes
tenían algunos tan sonados como Ritchie, Winkler, Co-
llins, Taylor y Kennedy.
Su singularidad y glamour hacían de Los Cabos un
destino mágico al que fueron llegando jóvenes de otros
estados a probar suerte y a comerciar con actividades
poco convencionales como la pintura, las artesanías y Obras de pavimentación.
el buceo.
Cómo no contar cuando en Los Cabos se dio el auge
de los grandes servicios, que culminó en 2003 con la
apertura de la tienda Soriana. “El día que se inauguró
fue como si hubiera entrado Hollywood a Los Cabos.
Las filas para ir a comprar eran interminables.”

1984
Fonatur lleva a cabo acciones de saneamiento ambiental en el estero de
San José del Cabo. El aeropuerto maneja la operación de 2 mil 951 vuelos.
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En 1980 en San José del Cabo no había autoridades, por lo que Fonatur podía
hacer lo que fuera necesario para desarrollar el destino sin contar con más
autorización que la propia.

ABRIENDO BRECHA

Comienza la edificación.

Fernando Rivera Álvarez, el primer director del CIP de San José del Cabo, cita que
esa “situación fue mal vista por algunas personas y autoridades del estado, y a los
directores del CIP les llegaron a llamar Los Virreyes, porque se decía que hacían lo que
querían sin pedir permiso.
“No tomábamos decisiones por mala fe –asegura–, sino porque había que hacer las
cosas a como diera lugar, y no había a quién pedirle permiso... Todo era como Dios
nos diera a entender.”
Pero las decisiones de Fonatur se mantenían en tela de juicio. La más recordada,
dice Fernando Rivera, sería la de reubicar a una pequeña comunidad rural llamada
Misión Vieja.
Se trataba de un grupo de 59 familias cuyas tierras estaban en el corazón de lo que
sería el campo de golf, y había que moverlas. El traslado no sería sencillo y Fonatur
tendría que hacer valer su autoridad.

1986 Inicia la obra civil y exteriores de la Casa Club del Campo de golf de San José del Cabo y las canchas de tenis.
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El asunto no se concretó a la compraventa de los te-


rrenos; las familias querían más. Liderados por Víctor
Palacios Avilés, proveniente del magisterio –quien años
después ocuparía el cargo de presidente municipal–,
las familias pusieron un poste de luz, y a manera de una
horca colgaron una soga con un cartel que decía: “Esta
cuerda es para el arquitecto Fernando Rivera. De aquí
no nos van a sacar.”
No había de otra: bajo el cargo de director de Fonatur
de San José del Cabo, Fernando Rivera Álvarez tendría
que actuar para evitar que el suceso se complicara o
incluso se replicara.
Los primeros castillos.
Se determinó negociar, y con autorización de la Direc-
ción General de Fonatur y de la Secretaría de Turismo,
Rivera Álvarez les ofreció un lote en lo que sería la uni-
dad habitacional Súper Manzana 9, aunque al final tuvo
que comprometerse a otorgarle a cada familia no 300
sino 525 metros cuadrados.
“No estaba autorizado para cambiar los metros de
terreno, pero cuando tuve que tomar la decisión, ya
pasaban de las 11 de la noche y no había a quién con-
sultarle, así que decidí que se les dieran las tierras. Las
cosas tenían que resolverse.”
Sin embargo, las 59 familias parecían haber encon-
trado la debilidad de Fonatur, y una semana después le
Conectando caminos.
dijeron al director del CIP que no se iban a salir porque
no podían vivir en un terreno vacío. Ahora querían que
se les construyeran casas de concreto y al gusto de
cada familia, petición que sería aceptada tiempo des-
pués, pero fue la última.

Levantando muros.

1987
A cuatro años el turismo extranjero representa 86.2% de los visitantes.
138

Esta situación la quisieron repetir tres familias más que se habían


instalado en lo que sería la entrada del boulevar Mijares, quienes ya
habían sido notificadas de los trabajos de Fonatur y con las cuales se
negoció de manera equitativa.
Fernando Rivera Álvarez recuerda haber dado la orden de comenzar
a pavimentar, y cuando faltaba el cruce donde vivían esas personas,
las mandó llamar para informarles que se les iba a dar casa –como a
las familias anteriores–, pero que tenían que desalojar de inmediato, a
lo cual se negaron.
“Ya no iba a negociar más, así que mandé traer maquinaria de de-
molición, y les dije: ‘Si no nos dejan, lo vamos a hacer.’ Y asunto
arreglado.”
Adela Castillo de Araiza, una de las amas de casa de las familias
reubicadas, dice que el miedo al progreso estaba latente, dado que
no se sabía si las condiciones de vida realmente mejorarían en el corto Siguiendo el trazo al pie de la letra.
plazo. Pero a pesar de los desacuerdos que se suscitaron, la mayoría
de las familias no sólo obtuvo una vivienda decorosa con todos los ser-
vicios básicos, sino también puestos de trabajo permanentes, gracias
a la entrada de Fonatur.
Rivera Álvarez tenía que seguir tomando decisiones en pro de la con-
clusión del Proyecto Los Cabos, y los fines de semana hacía traer a
sexo servidoras para animar las fiestas de los obreros, quienes ya co-
menzaban a poblar el destino y necesitaban divertirse.
“Era un trabajo bestial el que los primeros obreros hacían. El fin de
semana tenían que despejarse para rendir de lunes a viernes, así que
había que darles incentivos.”
Bajo esas condiciones comenzaron a llegar trabajadores del interior
de la República, que en un principio vivían en tiendas de madera o de
cartón, con servicios elementales. Así, con todo y contra todo, la edifi-
cación comenzaba en San José del Cabo.

Drenaje.

1988 Fonatur ordena un estudio prospectivo para tener agua potable en la cuenca del río Santiago.
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Siguiendo al plan de trabajo.

Si en San José del Cabo se quería abrir camino, había que hacerlo a golpe de machete
o con un jeep de doble tracción. Personas de las localidades cercanas y provenientes
de todo el país comenzaron a ocuparse como peones, albañiles y contratistas. Cuando
se requirió más gente se trajo de Michoacán, Querétaro, Sinaloa, Chiapas y Oaxaca.

TRABAJO PARA TODOS


Para transportar a los obreros se rentaron aviones de
Aeroméxico, y se les construyeron viviendas provisio-
nales a un costado del hotel Presidente, el primero que
ellos mismos ayudarían a erigir en San José del Cabo.
Fernando Rivera Álvarez tenía todo el aval del entonces
director de Fonatur, Mario Moya Palencia, quien había
dado la orden de tener lista esa obra en dos años.
Eduardo Valente Montaño, nativo de la zona y taxista
por más de 20 años, comenta que a partir de ese mo-
mento y durante muchos años más, Fonatur motivó la
creación de fuentes de trabajo de la misma forma que
impulsó la capacitación y profesionalización de los pres-
tadores de servicios de Los Cabos.
Mario Moya Palencia.

El BMO
El BMO participa
participa en en la reparación
la reparación de de daños
daños causados
causados porpor la tormenta
la tormenta tropical
tropical Raquel.
Raquel. LosLos Cabos
Cabos llega
llega a 22
a 22 hoteles,
hoteles,
1990
concon más
más de
de 255
255 mil
mil visitantes
visitantes que
que logran
logran un
un récord
record memorable
memorable yy su
su aeropuerto
aeropuerto rebasa
rebasa los
los 44 mil
mil vuelos.
vuelos.
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Siempre hubo trabajo para todos en San José del Cabo,
aunque en sus inicios los vaivenes no fueron un tema olvi-
dado. Los materiales para la construcción debían traerse por
ferry o vía aérea desde La Paz o Estados Unidos, porque ir a
La Paz por carretera prácticamente implicaba un día perdido.
Durante la década de los noventa, a raíz del lanzamiento
del centro turístico, la problemática para realizar las obras de
infraestructura se resolvió gracias a las nuevas vías de comu-
nicación, aunque la propia evolución del destino dio paso a
nuevas aristas, algunas con alto grado de complejidad.
Valente Montaño recuerda los enfrentamientos que se sus-
citaron entre los transportistas cuando comenzó a regularse la
actividad turística: “Al principio, el trabajo de taxista era muy Juntas de trabajo.
bien pagado, había días que se ganaban 300 dólares, o hasta
seis mil dólares por semana, lo cual generó intereses políticos.
“Entonces surgieron muchas empresas de transportación
turística, y en esa medida la Secretaría de Comunicaciones
y Transportes comenzó a dar permisos para ofrecer servicios
públicos en aeropuertos y sitios turísticos, lo cual ocasionó
enfrentamientos entre los taxistas.
“Había ocasiones en que los turistas eran bajados de co-
ches particulares a medio camino, porque el reglamento decía
que sólo ciertas empresas podían prestar servicios al centro
de San José.” Todo parecía indicar que las normas no escritas
prevalecían en materia laboral.
O cómo olvidar la forma en que Eduardo Atamoros, director
del CIP Los Cabos (1983 a 1986), evitaba la continua rotación
de los peones. Cuando los contrataba “hacía que trajeran a Eduardo Valente Montaño.
sus esposas para que también fueran entrevistadas, porque
son ellas las que influyen para que un trabajador se quede en
un lugar o se vaya”.

Un destino con vocación marítima.

1995 El BMO participa en la reparación de daños ocasionados por el huracán Henrriette.


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142

El hotel Presidente sería la


primera obra a inaugurar, a
la par de la infraestructura
de servicios básicos de San
José del Cabo: las primeras
calles, el boulevar Mijares
y el Malecón. Su edificación
tardaría dos años; había
que hacer que todo
surgiera de la nada.

Hotel Presidente.

1996 Fonatur ordena el anteproyecto del parque recreativo Estero San José, e instalaciones náuticas en San José del Cabo.
143

LA EDIFICACIÓN
“Después de salvar varios contratiempos para su cons- que cuando comenzó a operar no contaba con licencia
trucción, el 22 de octubre de 1982 el hotel Presidente de construcción ni de ubicación.
fue inaugurado por el entonces primer mandatario, Mi- Finalmente, con su puesta en marcha, Fonatur daría el
guel de la Madrid Hurtado.” banderazo de salida al desarrollo turístico y hotelero de
Fernando Rivera Álvarez, director del CIP Los Cabos Los Cabos.
(1980-1983), afirma que con la puesta en operación del Eduardo Atamoros afirma que los grandes hoteles
Presidente se estableció que el nivel mínimo de cons- que servirían de despegue a San José del Cabo serían
trucción de los hoteles sería de 4.5 metros sobre el nivel el Presidente y posteriormente el Posada Real (hoy Best
del mar, y no de tres, como se había establecido en el Western), a pesar de que antes en la zona ya destaca-
plan maestro. ban el Palmilla (hoy One & Only Palmilla), El Chileno (que
La indicación no era para menos. “Faltaban tres me- fue demolido) y el Twin Dolphin, que al igual que los dos
ses para inaugurar el hotel –recuerda Rivera Álvarez– hoteles de Cabo San Lucas, el Sol Mar y el Finisterra,
cuando vino el ciclón Paul y todo se inundó. Se tuvo desde sus inicios recibían a huéspedes de alto poder
que trabajar a marchas forzadas, en tres turnos, con adquisitivo.
todos los obreros que había en ese momento, porque Luis Coppola Joffroy recuerda que Los Cabos fue un
la inauguración estaba comprometida.” destino que creció ordenadamente, primero de forma em-
Entre los directivos de Fonatur de aquella época se pírica y después gracias a la visión de empresarios como
cuenta que el hotel Presidente se construyó tan rápido su padre, Luis Coppola Bonillas, fundador del Finisterra.

1999
Se inicia la construcción del muelle fijo con dos muelles flotantes a los lados para recibir ecocruceros en la dársena
de la Administración Portuaria Integral de Cabo San Lucas
144

Corredor del Hotel Palmillas.

Posteriormente, el apoyo de Fonatur sería primordial, ubicada en medio de San José del Cabo y Cabo San
aunque en 2002, con John McCarthy en la dirección de Lucas, la cual tenía una extensión de tres mil hectáreas
Fonatur, se pondría en riesgo el nivel turístico con que y seis kilómetros de playa.
había nacido el destino. Este emprendedor, que ya era reconocido en la dé-
Eduardo Sánchez Navarro Redo también sería uno de cada de los ochenta en el sector inmobiliario, recuerda
los empresarios que sumaría esfuerzos para desarrollar que en aquella época “las autoridades estaban ávidas
ese polo turístico, e incluso quien propiciaría el corredor de inversiones de empresarios mexicanos.”
más importante de Los Cabos, donde se ubican hote- Otro de los hombres de negocios que vieron una
les como Las Ventanas al Paraíso. oportunidad en la crisis de 1998 gracias a la entrada
Sánchez Navarro llegó a Baja California a pasar su de los swaps –instrumentos de inversión que utilizó el
luna de miel y fue tal su sorpresa al conocer Los Ca- Gobierno Federal para pagar deuda– fue Don Gabriel
bos que decidió investigar si había terrenos disponibles. Escarrer, dueño de Grupo Sol Meliá Hotels & Resorts.
Tuvo éxito, y adquirió una propiedad de Miguel Alemán,
145

Vista de la Marina.

“Hasta 1989 no había nada que hacer; estábamos pi-


cando piedra. Si no hubiera sido por los swaps, hubiera
sido muy difícil comenzar”, apunta Sánchez Navarro.
Pero así como los swaps ayudaron, recuerda que
en 2001 el ciclón Juliette arrasó con todo lo construi-
do hasta entonces, incluido su hotel Casa del Mar y el
campo de golf.
“En ese momento pensé que todo se había terminado,
pero como mandado por Dios, Javier Burillo pasó y me
dijo: ‘Qué lugar más maravilloso, quiero comprarlo.’ Sor-
prendido, le contesté: ‘Si me lo quieres comprar…’ y le di
un precio altísimo. A los cuatro meses, Javier Burillo era
un empresario que se sumaba al desarrollo de Los Ca-
bos”, y le daba la fortaleza financiera a Sánchez Navarro.
Luis Coppola Joffroy.

Ciclón Juliette. Eduardo Sánchez Navarro Redo.

2000
Fonatur instala el alumbrado público que va de la ciudad lineal de San José del
Cabo al aeropuerto internacional con una longitud de 11.8 Km.
146

“Lo mejor que pudo


hacer Fonatur fue
que la iniciativa
privada y el gobierno
trabajaran de la mano
por el desarrollo de
Los Cabos”.

Después de 30 años, Manuel Díaz Rivera se consolida como uno de los inversionistas más importantes de Los Cabos con el impulso de hoteles boutique en Cabo San Lucas y La Paz.

MANUEL DÍAZ RIVERA


Manuel Díaz Rivera, quien llegó a la península guiado por el rumor de que Fonatur de-
tonaría ahí un gran proyecto turístico, se convertiría en uno de los empresarios más
importantes de Cabo San Lucas.
Con apenas 26 años, llegó a Los Cabos en 1976 apoyado por su padre, un empresario
reconocido en el sector inmobiliario por construir fraccionamientos como Lomas de Te-
camachalco y La Herradura, en el Estado de México.
Díaz Rivera recuerda que su padre adquirió 10 hectáreas en 1974, con el objetivo de
edificar el fraccionamiento El Pedregal, que sería uno de los primeros desarrollos de
Cabo San Lucas.
Un año después, la familia Díaz Rivera emigró a La Paz, y Manuel se trasladó a Los
Cabos, justo el día en que pegó el huracán Lisa. “Yo estaba en La Paz cuando escuché
que venía el meteoro –recuerda–, así que me dirigí a Los Cabos en un Vocho. De milagro
no me llevaron los arroyos, aunque llegué como a los dos días de camino. Ése fue mi
bautizo de ciclones.”
El éxito que tendría el empresario posteriormente sería precedido de otras vicisitu-
des. “En Cabo no había leche ni frutas ni verduras. Cuando podía, iba a La Paz a hacer
el súper; si no, encargábamos la comida a San Diego, porque aquí no había nada.”
La situación no era diferente en términos de construcción. “Mi hermano Pablo y yo
teníamos un camión que mandábamos a Guadalajara por ferry para comprar cal, alam-
brón y clavos. Esa maroma salía más barata que ir a La Paz.”
En 1976 arrancaría la primera etapa de su fraccionamiento y concluiría en 1978,
tiempo en que tuvo que enfrentarse a la falta de servicios básicos y la escasez de mano
de obra.
Pese a los contratiempos, Manuel Díaz Rivera tendría grandes frutos, y en el mediano
plazo adquiriría nuevos terrenos. No había quien parara el crecimiento de Los Cabos.
“En 1975 ya estaban los hoteles Hacienda y el Finisterra, después vendría el Mar de
Cortés y la pista de aterrizaje junto al hotel El Chileno.”
Actualmente, Manuel Díaz Rivera construye un fraccionamiento residencial en La
Paz, con 900 lotes para casas y condominios, donde los servicios, zonas comerciales, co-
legios y actividades recreativas serán un complemento. Además se encuentra en busca
de financiamiento para la realización de un hotel boutique en el fraccionamiento Cape-
lla Pedregal en Cabo San Lucas.
Gracias al exclusivo turismo que recibe Los Cabos, la plusvalía del área se mantiene
al alza, para beneficio de los inversionistas inmobiliarios y el destino en general.

2001 Fonatur construye la 3ª ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales de San José del Cabo.
Fonatur participa en la reparación de daños causados por la tormenta tropical Juliette.
147

Servicios de infraestructura básica como el drenaje tendrían su


complejidad al ser construidos en terrenos arenosos, donde no se
puede excavar de forma vertical, y simultáneamente hay que erigir
una pared de piedra.

MENESTERES DEL PARAÍSO

José López Portillo, Rosa Luz Alegría, Fernando Rivera Álvarez

La obra más complicada fue el Paseo Malecón, dice


Fernando Rivera Álvarez. “El tubo de drenaje era muy
grande e iba a tal profundidad que en varias ocasiones
se deslavó la tierra, hasta que se metió malla de mar,
que hace el efecto de una pared.”
Inicialmente hechas de cartón y madera, las vivien-
das para los obreros se transformaron en un pequeño
hotel integrado por casas rodantes traídas de Estados
Unidos, una de las cuales se volteó en la carretera de
camino a San José del Cabo ocasionando un retraso
en la edificación del hotel Nuevo Sol, recuerda Ignacio
López Bancalari.
La primera terminal aérea se ubicaba en la zona don-
de se erigían los hoteles. Era una pista de terracería pe-
queña, hasta que en 1982 Fonatur llegaría a construir el
aeropuerto de San José.
Fue ese mismo año cuando San José del Cabo y
Cabo San Lucas integraron el municipio de Los Cabos,
designación en que intervendría la mano del Fondo.
“A nosotros nos tocó ser miembros del jurado que
eligió el logotipo del municipio –recuerda Rivera Álva-
rez–, cuyo primer presidente sería Héctor Palacios Avi-
lés, aquel primer líder de las familias que se oponían a
Héctor Palacios Avilés.
vender sus terrenos” y quien se convertiría en una pieza
clave para el desarrollo de la entidad.

2002
Queda terminada la construcción de la carretera de 4 carriles que va del aeropuerto internacional de San José del Cabo a la Glorieta de Fonatur, con una longitud de 42 Km.
Los Cabos durante el mes de octubre del 2002 fue sede del Foro Económico de Asia-Pacífico (APEC).
148

“Tuve la suerte de hacerme muy amigo del delega-


do municipal y luego del presidente municipal, lo cual
facilitó mi relación laboral”, dice Fernando Rivera Álva-
rez, quien además era yerno del entonces gobernador
de Baja California Sur, Alberto Alvarado Arámburu, con
quien mantuvo una relación de trabajo equitativa: la
administración estatal ayudó en situaciones difíciles, y
Fonatur apoyó con partidas presupuestales para desa-
rrollar infraestructura.
Debido a la vocación pesquera y al elevado tráfico de
transportación marítima de la región, años más tarde
Fonatur también ordenaría la construcción de la Marina,
el único proyecto que realizaría en Cabo San Lucas. Centro de salud.

Fue diseñada a semejanza de la Marina de Puerto


Banús, al oeste de Marbella, España, por Noldi Schreck,
un arquitecto de origen suizo radicado en México, y se
hizo realidad en 1994, durante el sexenio de Carlos Sa-
linas de Gortari.
Contrario a lo esperado, refiere Ignacio López Banca-
lari, esta construcción haría que la gente de Cabos San
Lucas volviera a pensar que Fonatur no se preocupaba
de esa zona. “La Marina se planeó y desarrolló con una
altísima densidad de embarcaciones, a tal grado que se
convirtió en una cortina de concreto que no se incorpo-
ró al pueblo.”

Oficinas de gobierno.

Aeropuerto.

2003 Para el año 2003, habiéndose superado la meta de escrituraciones de lotes unifamiliares, otorgando así la seguridad jurídica a
familias residentes de Los Cabos, se liberaron los plazos de construcción de la mayor parte de los inmuebles que comercializa Fonatur.
149
150

Poco crecimiento y muchos impuestos

Al inicio de la década de los noventa, Fonatur no sólo soportaba presiones


políticas, sino que su estructura interna comenzaba a debilitarse, lo que
afectaba directamente la operación en Los Cabos.

EL PRIMER DECLIVE
DEL FONDO
Gonzalo Franyutti de la Parra refiere que aun cuando el
prestigio del Fondo era una realidad, a su interior se ve-
nía arrastrando el deterioro sufrido por los años, puesto
que el Gobierno Mexicano dejó de tener a Fonatur y al
turismo como una prioridad.
Detalla que al tomar la dirección de Los Cabos, en
1996, se encontró con un Fonatur “venido a menos”,
con problemas de presupuesto, limitadas asignaciones
de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, adeu-
Gonzalo Franyutti De la Parra.
dos al Banco Interamericano de Desarrollo y créditos
que se estaban reestructurando.
Para hacerse de recursos, la Dirección General del
Fondo optó por “vender, vender y vender”, ya que la
SHCP recortaba el presupuesto cada año y el dinero no
alcanzaba para operar.

2004 Se termina la construcción del parque recreativo en el Cerro del Vigía y del andador pluvial de acceso a la playa pública entre
los lotes 9 y 10 de la zona turística de San José del Cabo.
151

“Era un corporativo muy achicado. Fonatur estaba Tal práctica se repetiría desde entonces, pese a que
necesitado de recursos, y el camino era la venta de te- Fonatur, por reglamento, debía entregar el mantenimien-
rrenos. Además, la situación política era incómoda y al to del centro turístico a las autoridades municipales al
turismo no se le daba la importancia estratégica que concluir las obras de construcción.
requería, lo que lastimaba la permanencia y el futuro de “El problema es que las autoridades municipales no
la institución.” quieren que se les haga entrega del mantenimiento de
Pese a los esfuerzos de los directores de los diferen- la zona, pero sí manejar la planta de tratamiento de
tes CIP, el Fondo seguía carente de recursos y se des- aguas negras que hizo el Fondo, porque ese servicio
vanecía poco a poco. “Había dejado de ser una depen- se vende a varios desarrolladores y hoy se ve con fines
dencia importante y no figuraba más en el presupuesto de lucro”, señala Franyutti de la Parra, que a un año de
federal”, asevera Franyutti de la Parra. su nombramiento deja la dirección en Los Cabos, y seis
A todo ello se sumarían condiciones incómodas que años después regresa a trabajar durante la gestión de
se traducían en desajustes financieros para la directi- John McCarthy.
va de Fonatur en Los Cabos. “El alcalde de San José Ambos directivos se conocieron en 1976 cuando tra-
del Cabo, Miguel Antonio Olachea, exigía a Fonatur el bajaban en el área de turismo de Bancomer. Dos déca-
pago de prediales sobre los terrenos que desarrollaba, das después, curiosamente John McCarthy cuestiona-
situación que se había aceptado con anterioridad y ría a Franyutti de la Parra su decisión de incorporarse
que en ese momento le costó al Fondo varios millones a Fonatur, sin imaginar que, años más tarde, él mismo
de pesos.” estaría al frente de la dependencia.

2004
Se realizan obras de contingencia en infraestructura dañada por los huracanes
Howard y Javier por un monto de más de 9 millones de pesos.
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153
154

“Si Fonatur no hubiera estado


al frente de la construcción
de San José del Cabo, las cosas
hubieran sido más difíciles para
los inversionistas que llegamos”.

Ni la crisis detiene la confianza de Ernesto Coppel Kelly para


invertir en Los Cabos, donde consolida un proyecto de 800
hectáreas para construir 1,000 residencias y dos campos de golf.

ERNESTO COPPEL KELLY


Ernesto Coppel Kelly fue uno de los empresarios que llegó en 1989 a comprar te-
rrenos en Cabo San Lucas y a construir el hotel Pueblo Bonito, abierto al público
desde 1991.
Arribaría a Los Cabos después de haber desarrollado con éxito el complejo Pue-
blo Bonito en Mazatlán, Sinaloa, su tierra natal, y después de haber escuchado
que en este destino estaban vacacionando cada vez más turistas estadounidenses
de alto poder adquisitivo.
“Yo abrí terreno en el Pacífico de Los Cabos porque era lo más barato; sabía
que en ese bello lugar podía haber mercado para todos, siempre y cuando se hi-
cieran bien las cosas.”
Así como las crisis se superan con firmeza y sin dejar de invertir, también es po-
sible construir desarrollos inmobiliarios de gran calidad incluso en zonas conside-
radas peligrosas por los vientos que soplan en la zona del Pacífico, en Los Cabos.
Coppel Kelly considera que el turismo puede desplazar al petróleo y las remesas
como principal generador de divisas en México. “Sólo es cuestión de seguir dando
pasos en materia de promoción y enfocarla hacia el mercado a conquistar: Esta-
dos Unidos, uno de los países más ricos del mundo, del cual somos vecinos.”
La industria turística en México genera hoy más de 20 mil millones de dólares en
divisas, al sumar a la actividad de los destinos turísticos esquemas residenciales que
van en ascenso como el “tiempo compartido”.
Coppel Kelly seguirá apostando por el desarrollo de Los Cabos, ya que a las 700
hectáreas que integran el conjunto Pueblo Bonito se anexarán 800 hectáreas con
más de tres kilómetros de playa, donde se proyecta la construcción de dos cam-
pos de golf y mil residencias.
Y como es un emprendedor comprometido con el impulso a la industria sin chi-
meneas, analiza la posibilidad de invertir en el nuevo CIP que se crea en Sinaloa.
Mientras, en Los Cabos –donde llegó a vivir en 1994– su prioridad es la conquista
del turismo proveniente de Los Ángeles y San Diego (EU). “Atraer este mercado
nos permitirá duplicar e incluso triplicar la afluencia de vacacionistas, no sólo en
mis desarrollos, sino en todo México.”
Para el empresario, una crisis económica no significa meterle un freno al turis-
mo; por el contrario, lo considera un momento de oportunidad para salir adelante
y aprovechar todas las ventajas que esta industria provee.
155

En un principio, Los Cabos no tuvo la afluencia de turistas y divisas que presenció


Cancún, pero sí resintió de igual forma las condiciones políticas del país, que hacia
finales de la década de los ochenta desestabilizaron su desarrollo. Pero el éxito del
CIP estaba probado y tarde o temprano el destino despegaría.

HABLEMOS DE POLÍTICA
Después de que Antonio Enríquez Savignac y Kemil Assad
Rizk se despidieran de la Secretaría de Turismo y la Dirección
General de Fonatur, respectivamente, las cosas en Los Cabos
no volverían a ser iguales durante casi 20 años.
Basta recordar que entre 1991 y 1993, Los Cabos pasó un
muy mal rato, particularmente en el tema inmobiliario, porque
en ese tiempo no había turistas mexicanos ni canadienses, y
el desarrollo dependía en 90% del mercado estadounidense,
principalmente de los vacacionistas de la Costa Oeste y del
sur de California.

10 años de inercia sin crecimiento

2005
La inversión de Fonatur en Los Cabos de 1977 a 2005 fue de 2,441 millones de pesos en urbanización, obras de cabeza,
equipamiento turístico y urbano, estudios y proyectos, planeación, operación y mantenimiento.
156

La Marina.

“En esa época, California entra en una crisis financie-


ra. El mercado inmobiliario se desploma y se vive una
recesión. Y como dice el dicho: si le da gripe a Estados
Unidos, le da pulmonía a Los Cabos, por lo que todos
los desarrolladores importantes técnicamente quebra-
ron”, cita Gonzalo Franyutti de la Parra.
Recuerda que durante la gestión de Emilio Gamboa
Patrón como director general del Fondo, la tendencia
hacia el interior del organismo era lograr el equilibrio fi-
nanciero y la estabilidad política. “Curiosamente, a me-
diados de los noventa el gobernador de Baja California
Sur era Guillermo Mercado Romero, quien tenía mucho
Emilio Gamboa Patrón. interés en que Fonatur hiciera algo en el estado.”

2006 Durante este año Los Cabos tuvo una ocupación del 73% , rango más alto alcanzado en su historia con 10,880 cuartos en 74 hoteles.
157

Y aunque hubo continuas reuniones entre Gamboa


Patrón y Mercado Romero, e incluso acuerdos para que
se hicieran algunas obras de infraestructura que estarían
bajo la supervisión de Franyutti de la Parra, él asegura
que “no se hizo mucho hasta varios años después, cuan-
do se construyó la Escalera Náutica bajo la dirección de
John McCarthy en Fonatur, no necesariamente por con-
vicción, sino porque siempre hubo presión política para
que el Fondo hiciera algo por Baja California Sur”.
158

Con el paso de los años, el apetito por adquirir terrenos en San José del Cabo
se incrementó entre inversionistas nacionales y extranjeros, quienes regateaban
e incluso pedían concesiones especiales para librar las reglas de construcción
y comercialización de la zona, señala Carmen Gorráez Chávez, quien fuera
directora del área de ventas del CIP Los Cabos de 1980 a 2006.

QUIÉN ES QUIÉN EN LOS CABOS

Cabo San Lucas.

Los predios más cotizados llegaron a ser los aledaños a la Ma-


rina. En un principio lo fueron los lotes con frente de playa, que
posteriormente fueron exclusivos para los hoteleros, quienes
no podían manejar el modelo de tiempo compartido, por el
nivel de turistas que el destino preveía atraer, pero la situación
fue cambiando, y años más tarde ese esquema sería uno de
los atractivos de venta del desarrollo de Los Cabos.
Para Fernando Rivera Álvarez, la ambición de los inversio-
nistas por hacerse de propiedades en esta parte de Baja Ca-
lifornia Sur y la omisión por parte de Fonatur para prever la
explosión demográfica que el destino en su conjunto llegaría
a tener, fruto de los miles de puestos de trabajo generados,
son los desaciertos que en la última década han ocasionado
el desordenado asentamiento poblacional.
Silvia Hernández, secretaria de Turismo (1994-97), comenta
que en esa época a Los Cabos le faltaba unidad. “Desde en-
tonces, era un destino muy gringo. Cuando uno paseaba por
la zona no se sabía si estabas en México o en el extranjero.
Los anuncios, los menús y los precios se manejaban, al igual
que ahora, en dólares.”
159

De 1997 a 1999 el panorama no cambiaría mucho,


bajo la tutela de Óscar Espinosa Villarreal, entonces se-
cretario de Turismo.
2001 sería un año en que la iniciativa privada entra-
ría con fuerza a Los Cabos. Nombres como Manuel
Díaz Rivera y Ernesto Coppel Kelly sonarían con fuerza
al convertirse en los propietarios de los terrenos más
grandes y de mayor plusvalía en Cabo San Lucas y San
José del Cabo.
Para John McCarthy Sandland, Los Cabos era un
destino “donde la participación de Fonatur nunca fue
lo que se pretendió, dado que todo estaba vendido ya
en 2002, y sólo se podía ajustar el Proyecto Puerto Los
Cabos, donde el Fondo es socio, y licitar el Proyecto
Club Campestre.”
Luis Coppola Joffroy asegura que de 2002 a 2006 el
desarrollo del polo turístico no sería parejo para quienes
llegaban a comprar, quienes iban a trabajar y quienes ya
vivían en los alrededores, motivo por el cual durante va-
rios años se frenaría el avance de terrenos en la zona.
Carmen Gorráez dice que “las ventas para Fonatur
fueron pocas ese año, y la meta no se cumplió.” El 2001
y 2002 no fueron la excepción, pero la situación daría Carmen Gorráez.
un vuelco inesperado, y los siguientes tres años la com-
praventa se elevaría al por mayor.

Taxistas.

2007
Se termina la construcción del 9º campo de golf en Los Cabos, consolidándose así como el destino golfístico por excelencia.
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161

Carlos Mora.

Un grupo hotelero que se sumaría al glamour de Los Cabos, se-


ría Grupo Vidanta, propietaria de Mayan Resorts, y quien inicia su
relación con Fonatur a principios del año 2004.
Carlos Mora, vicepresidente de la cadena hotelera recuerda que
el primer ejercicio de acercamiento se establece cuando manifies-
tan su intención de adquirir el predio número doce en San José
del Cabo así como el campo de golf y la casa club que Fonatur
construyó en la zona.
“Desde entonces Grupo Vidanta cuenta con los más espectacu-
lares desarrollos en los principales destinos turísticos del país; Ri-
viera Maya en Quintana Roo, Acapulco en Guerrero, Nuevo Vallarta
en la Riviera Nayarit, Mazatlán en Sinaloa, Puerto Vallarta en Jalis-
co, Puerto Peñasco en Sonora y una de nuestras más esplendo-
rosas y bellas inversiones que es precisamente la que construimos
en San José del Cabo ubicado en Baja California Sur”.
Sin embargo, el paso de esta cadena hotelera mexicana propie-
dad de Daniel Chávez Moran no ha sido sencillo. El mantenerse
entre las grandes ligas, y en destinos de estándares internaciona-
les ha sido a que mantienen un perfil como tal.
“Las instalaciones cuentan con 175 master suites que incluyen
tres suites lunamieleras, así como una suite Presidencial. Además
de un campo de golf y una nueva casa club con los más altos ni-
veles de calidad” comenta Carlos Mora.
“Cabos es un destino muy atractivo en costos, hay vuelos direc-
tos de Estados Unidos, la parte productiva de lo que hay que en-
tender de la zona es la del turista, y si le agregas la del glamour.”

2008
Se inicia la 4ª ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales de San José del Cabo.
162

San José del Cabo es otro de los destinos que para 2006
se convertiría en una de las tareas casi resueltas para la
administración de Miguel Gómez Mont, gracias a que Cabo San
Lucas siempre se ligaría al desarrollo de Fonatur y viceversa.

LA CARA ACTUAL

Miguel Mario Blásquez y Coppel sería el director del CIP y


el encargado de llevar a cabo la tarea del renovado Fondo.
Los objetivos eran sencillos, pero por demás importantes.
Se trataba de duplicar la ya insuficiente capacidad de la
planta de tratamiento, que empezaba a inundar al puerto
con malos olores.
“Los Cabos ya olía a aguas negras, y la gente lo comen-
zaba a notar. La planta de tratamiento se tuvo que ampliar
de 100 a 250 litros por segundo, para seguir atendiendo el
corredor turístico y los poblados aledaños”, cita Blásquez
y Coppel.

2008
Se inicia la 4ª ampliación de la planta de tratamiento de aguas residuales de San José del Cabo a 250 lps.
Fonatur contribuye a las obras del Par Vial con la aportación del proyecto arquitectónico a ejecutar.
Ese año arriban 418 cruceros al Puerto de Cabo San Lucas.
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Adicionalmente, Gómez Mont haría recuperar 58 lotes


que se encontraban invadidos, y en 2007 se empezaría
a desarrollar ahí un complejo de condominios residen-
ciales.
Otra problemática a la cual se enfrentó a las orillas de
la Marina ubicada en Cabo San Lucas fue el comercio
ambulante.
Los Cabos es un destino que aún tiene mucho por
crecer. Empresarios de la talla de Luis Coppola Joffroy,
Eduardo Sánchez Navarro Redo y Fernando Senderos,
y los grupos Mayan, Sol Meliá y algunos españoles, son
sólo algunos de los que le apuestan a realizar grandes
inversiones a las orillas de Los Cabos, específicamente
en Cabo del Este.

Equipo del CIP de Los Cabos.


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EL PRESIDENTE COMENTA...

México en materia de turismo de frente a otros países, tiene una “identidad


muy propia”, así lo considera el presidente de México, Felipe Calderón
Hinojosa, quien asegura que “en México tenemos un gran abanico de
opciones turísticas, donde cabe toda la gama de servicios que en el mundo
se pueden prestar a los turistas naciones e internacionales. Desde los sitios
turísticos de sol y playa, hasta los de naturaleza arqueológica, cultural, y de
aventura, por mencionar algunos ejemplos.
”Hoy recibimos a cerca de 25 millones de turistas extranjeros por año, pero
nuestro potencial es infinitamente superior, dada la riqueza de nuestras
bellezas naturales y de los servicios que los mexicanos ofrecen en todos los
rincones de nuestro México.
”Hoy somos, en el mundo, el país que ocupa el primer lugar en reservas
arqueológicas, así como el primer lugar en zonas naturales protegidas, el
cuarto lugar en ciudades reconocidas como patrimonio de la humanidad,
el décimo en arribo de turistas y el décimo cuarto en ingresos por turismo.
La actividad turística registra más de un millón 900 mil fuentes de trabajo
relacionadas de manera directa con el sector, lo que representa poco más
del 5% del personal ocupado en el país.
”Son éstos logros y oportunidades, lo que nos hace pensar en que podemos
alcanzar una mejor posición de desarrollo en el sector turístico a nivel
mundial, lo cual pretendemos será sustentable y sostenible en el tiempo”.
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