Ecosistemas en Venezuela
Ecosistemas en Venezuela
Ecosistemas en Venezuela
Las zonas entre 3.000 y 4.500 metros de altura de Los Andes de Venezuela, Colombia, Ecuador
y el norte del Perú, son ambientes templados llamados páramos. Allí, la temperatura, la
humedad, la insolación, la precipitación y el viento, producen un clima extremo impredecible.
El Frailejón con sus flores amarillas adorna el páramo en octubre; las margaritas moradas del
Tabacote, las flores fucsia y amarillas del Chispeador, el azul y blanco del Chocho, el rojo, verde
y amarillo de la Bandera Española, el amarillo chillón del Saní, la Salvia purpúrea y la rojiza
Cizaña, conforman el colorido caleidoscopio del Páramo.
El Cóndor de Los Andes y el Águila Real son las aves más grandes del lugar. Entre las pequeñas,
la Paraulata o Siote, el correporsuelo y el chivito de páramo o tucusito, disfrutan de las frías pero
asoleadas mañanas. El Conejo y la Musaraña abundan pero resulta muy difícil verlos.
Vivir en el Páramo, cerca del cielo, es poder atravesar las nubes, congelarse o quemarse cada
veinticuatro horas debido a las temperaturas bajas y a la insolación. Es otear ensimismado el
paisaje y pasar el frío tomando chocolate caliente o un "calentaíto" mientras el atardecer se
refleja sobre la laguna.
selva nublado
A partir de 800 metros de altura sobre el nivel del mar, y hasta más arriba de los 2.500 metros,
nuestras cordilleras montañosas provocan condensaciones de vapor de agua atmosférico que, en
forma de nubes, envuelve casi constantemente estos parajes.
Las selvas que se desarrollan en las cumbres y en los costados de las montañas tropicales están
constantemente inmersas en esas masas nubosas. Durante la época de lluvias, la nubosidad
predomina en las frescas madrugadas y las tardes. Durante las horas más asoleadas, las nubes se
disipan para mostrar el fulgurante verdor de la montaña.
El clima a esas alturas con una temperatura media de 19 grados centígrados, es casi perfecto. Allí
no existe el calor extremo de las selvas tropicales ni el frío extremo de las grandes cumbres de
Los Andes.
En ese ambiente acogedor, viven muchas especies de plantas y animales. En medio del
dominante verdor de la selva, destacan joyas coloridas, en forma de flores, insectos, ranas y
pájaros. Como el agua de las nubes envuelve todos los espacios, las plantas se dan desde el suelo,
hasta sobre la última rama del árbol gigante cuya copa forma el techo de la selva.
sábanas Llaneras
Las sabanas llaneras conforman uno de los paisajes de mayor impacto visual en el Llano
venezolano. En ellas divisando hasta el horizonte, podemos ver las nubes conformando la
tormenta e invadir los cielos y humedecer el suelo que las alimenta; podemos ver el humo de las
quemas tornando gris el perfil del pasto seco; podemos ver las garzas en vuelo y las corocoras,
surcando sobre nuestras cabezas.
Un régimen de lluvias de seis meses de sequía y seis meses de precipitaciones, hacen de las
sabanas llaneras un ambiente de extremas condiciones de vida. La vegetación rala de gramíneas,
obedece a que a menos de un metro de profundidad, existe una costra de suelo dura,
impenetrable, que no permite el crecimiento de árboles muy grandes. Sencillamente no se
alcanza el agua bajo estos suelos duros, e impenetrables.
Hay muchas clases de sabanas en los llanos venezolanos. La que ilustramos es típica de la Mesa
de Guanipa, en el centro del estado Anzoátegui. La vegetación dominante es la “paja peluda”, (el
Trachipogon de los botánicos) dispuesta en macollas y cubriendo grandes espacios en los cuales
de vez en cuando se observa un arbolito. Estos son los chaparros y alcornoques, resistentes al
fuego de la sabana que es frecuente en el verano.
La flora está representada por un estrato herbáceo y un estrato de chaparros en la sabana. En los
bosquecitos aislados llamados “Matas” y en las costas de los ríos crecen árboles más grandes. En
las zonas inundadas de estas sabanas, crece la palma Moriche. Los venados caramerudos, los
conejos y variadas especies de aves pueblan estos lugares de ensueño. El hombre los ha utilizado
para la caza y para el cultivo extensivo de vacunos.
Amazonia
Ubicada en la región central y septentrional de América del Sur la selva amazónica es el bosque
tropical más extenso del mundo. Abarca aproximadamente siete millones de km² (40% del
territorio sudamericano). Y comprende nueve países, de los cuales Brasil y Perú poseen la mayor
extensión, seguidos por Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y
Surinam. La Amazonia fue declarada como una de las siete maravillas naturales del mundo, el 11
de noviembre de 2011.
Esta inmensa selva presta muchos servicios al planeta. Es el pulmón del mundo, ya que abriga
más de la mitad de los bosques tropicales y es hogar de millones de especies. Es una rica fuente
de biodiversidad y contiene alrededor de un cuarto de todas las especies terrestres. A pesar de su
importancia, no escapa de presiones que ponen en riesgo su equilibrio y los derechos colectivos
de sus habitantes. Por eso, la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada
(RAISG), se dedica a conocer, mapear y explicar la selva.
Provita (Asociación Civil Sin Fines de Lucro, fundada en febrero de 1987, como una iniciativa
de estudiantes de biología de la Universidad Central de Venezuela) es parte de RAISG y para
nosotros es clave ampliar el acceso a la información que generamos sobre la Amazonía.
bosques desidiosincrasia
El clima estacional del llano parece no afectar mucho al bosque tropical de la zona. Es cierto que
la carestía de agua durante la época de sequía e un factor limitante de la vida, pero el bosque de
los llanos casi siempre crece y se desarrolla en suelos que de algún modo tienen constante
suministro de agua. Estos bosques son llamados secos o deciduos, debido a que están
constituidos por especies de árboles capaces de botar sus hojas, como un mecanismo de
conservación de agua cuando la sequía aprieta.
El grado de caducidad del bosque es variable, ya que no todas las especies de árboles del bosque
pierden la hoja. Por eso, se pueden observar copas sin hojas entre otras que todavía se mantienen
verdes. El bosque de galería, en cambio, crece a orillas de los ríos y como sus raíces están en
constante contacto con el agua, inclusive en la época de sequía, no están sometidos a un estrés
que le haga botar sus hojas.
En gran parte, las especies maderables de estos bosques han sido explotadas por su gran valor
para la industria, como el apamate, la caoba, el cedro, el acapro, el mijao y el saquisaqui. Entre
las que persisten, un grueso número, son aquellas que tienen mayor valor como productoras de
frutos y semillas que utilizan los animales de cría. El guásimo, la guama, el coco-e-mono, y
muchas otras son de las más conocidas.
La estructura física del bosque seco, presenta casi siempre tres doseles. Uno de gramíneas y
pequeños arbustos cerca del suelo, otro un dosel medio de árboles pequeños hasta los cinco o
seis metros y el dosel de los árboles más grandes, superando a veces los treinta metros de alto.
Entrelazadas, trepando hasta sobre las copas, viven las lianas o enredaderas que muchos
animales usan como sus escaleras entre las copas.
Manglar
El Manglar está representado en Venezuela por las siguientes especies: Rhizophora mangle,
Rhizophora harrisonii, Rhizophora racemosa (mangles rojos); Avicennia germinans, Avicennia
schaueriana (mangles negros); Laguncularia racemosa, y Conocarpus erectus (mangle
botoncillo).
En cuanto a su tipo de flora, las especies de estos bosques retienen sus hojas durante todo el
año y son denominadas siempre verdes. Los suelos contienen altas concentraciones salinas por
estar mezclados con agua marina. Los árboles forman colonias impenetrables, densas, con raíces
aéreas descendentes hasta el agua, que ayudan a la acumulación y formación de suelo. Las
especies constituyentes de la formación manglar pueden alcanzar alturas de hasta 25 m, pero
generalmente son más pequeñas.