Tema 6 - Romanticismo - Werther

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SALÓN ANUAL

LITERATURA
CAPÍTULO VI: EL ROMANTICISMO
PROF. GUSTAVO AGÜERO M.
LA EDAD CONTEMPORÁNEA
La Edad Contemporánea es el nombre con el que se designa al
periodo histórico comprendido entre la Declaración de
Independencia de los Estados Unidos o la Revolución francesa, y la
actualidad. Los acontecimientos de esta época se han visto
marcados por transformaciones aceleradas en la economía, la
sociedad y la tecnología que han merecido el nombre de Revolución
industrial, al tiempo que se destruía la sociedad preindustrial y se
construía una sociedad de clases presidida por una burguesía que
contempló el declive de sus antagonistas tradicionales (los
privilegiados) y el nacimiento y desarrollo de uno nuevo (el
movimiento obrero), en nombre del cual se plantearon distintas
alternativas al capitalismo.
La ciencia y la cultura entran en un periodo de
extraordinario desarrollo y fecundidad; mientras que el
arte contemporáneo y la literatura contemporánea
(liberados por el romanticismo de las sujeciones
académicas y abiertos a un público y un mercado
cada vez más amplios) se han visto sometidos al
impacto de los nuevos medios de comunicación de
masas (tanto los escritos como los audiovisuales), lo
que les provocó una verdadera crisis de identidad que
comenzó con el impresionismo y las vanguardias y
aún no se ha superado.
EL
ROMANTICISMO
(ALEMANIA, FINES DEL S. XVIII – FRANCIA, PRIMERA MITAD DEL S.XIX)
LÍNEA DE TIEMPO DE LA EDAD CONTEMPORÁNEA

FINES s. PRIMERA MITAD DEL


XVIII s. XIX

EL ROMANTICISMO
MARCO HISTÓRICO
El Romanticismo es un movimiento cultural crucial para comprender
la cultura occidental moderna. La filosofía, el arte, la literatura, la
música y la política fueron influenciados por este movimiento, durante
el turbulento periodo de tiempo que se extendió entre el periodo que
se conoce como revoluciones burguesas, que en su definición política
se conocen como revoluciones liberales. En este período el mundo
occidental se había sacudido por la Revolución de las Trece Colonias
de Inglaterra en 1776, la Revolución Francesa en 1789 y por la
Primera Revolución industrial que empezaba a cambiar la vida
tradicionalmente agraria. Por lo tanto los nuevos modos de vida se
debían reflejar en nuevos modos de pensar. El romanticismo pasó a
significar esta nueva experiencia de mundo.
MARCO TEÓRICO DEL ROMANTICISMO
El Romanticismo es un movimiento cultural que se
originó en Alemania y en Reino Unido a finales del
siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra la
Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a
los sentimientos. Es considerado como el primer
movimiento de cultura que cubrió el mapa completo
de Europa. En la mayoría de las áreas estuvo en su
apogeo en el período aproximado de 1800 a 1850.
Este movimiento se difundió por toda Europa durante
la primera mitad del siglo XIX.
Se gesta el llamado prerromanticismo
dieciochesco, en Alemania, con la
escuela literaria Sturm und Drang
(“Tempestad e ímpetu” o “Tormenta y
pasión”) cuyo líder era Goethe; el cual
reacciona contra el racionalismo del
Neoclasicismo. La razón, que tantos
bienes prometía, no había eliminado
los problemas de los hombres; estos,
no solo son “razonables”, poseen también sentimientos, emociones,
fantasías y tienen derecho a expresarlos. Y esto no puede hacerse con reglas
y ataduras sino con libertad. No importa que las obras sean menos
“perfectas” y “regulares”, si en cambio, conmueven y emocionan. La libertad
en el arte, pero también en la política, serán la gran consigna romántica.
CARACTERÍSTICAS
➢ La conciencia del Yo como entidad
autónoma y, frente a la universalidad de
la razón dieciochesca, dotada de
capacidades variables e individuales
como la fantasía y el sentimiento.
➢La primacía del genio creador de un
Universo propio, el poeta como
demiurgo.
➢Valoración de lo diferente frente a lo
común, lo que lleva una fuerte tendencia
nacionalista.
➢El liberalismo frente al despotismo
ilustrado.
➢La originalidad frente a la tradición
clasicista y la adecuación a los
cánones. Cada hombre debe mostrar lo
que le hace único.
➢La creatividad frente a la imitación de
lo antiguo hacia los dioses de Atenas.
➢La nostalgia de paraísos perdidos (de la
infancia o de una nación).
➢ La obra imperfecta, inacabada y
abierta frente a la obra perfecta,
concluida y cerrada.
Es propio de este movimiento un
gran aprecio de lo personal, un
subjetivismo e individualismo
absoluto, un culto al yo
fundamental y al carácter
nacional o Volksgeist, frente a la
universalidad y sociabilidad de la
Ilustración en el siglo XVIII; en
ese sentido los héroes
románticos son, con frecuencia,
prototipos de rebeldía (Don Juan,
el pirata, Prometeo)
Los autores románticos quebrantan cualquier
normativa o tradición cultural que ahogue su
libertad, como por ejemplo las tres unidades
aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de
estilo (mezclando prosa y verso y utilizando
polimetría en el teatro), o revolucionando la
métrica y volviendo a rimas más libres y
populares como la asonante. Igualmente,
una renovación de temas y ambientes, y, por
contraste al Siglo de las Luces (Ilustración),
prefieren los ambientes nocturnos y
luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos
(siniestrismo); venerando y buscando tanto
las historias fantásticas como la superstición.
El Romanticismo también renovó y enriqueció el limitado lenguaje y
estilo del Neoclasicismo, dando entrada a lo exótico y lo
extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y
flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y
exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su
inspiración.
Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo
instintivo y sentimental. «La belleza es verdad». También
representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de
los instintos que presenta el «yo», subjetivismo e imposición del
sentimiento sobre la razón. En consonancia con lo anterior, y frente
a los neoclásicos, se produjo una mayor valoración de todo lo
relacionado con la Edad Media, frente a otras épocas históricas.
El estilo vital de los autores románticos
despreciaba el materialismo burgués y
preconizaba el amor libre y el liberalismo en
política, aunque hubo también un
Romanticismo reaccionario, representado por
Chateaubriand, que preconizaba la vuelta a los
valores cristianos de la Edad Media. En
Alemania, la deriva reaccionaria, que incluía
una invitación a regresar a la Edad Media,
también se dejó sentir en la obra de algunos
de sus máximos inspiradores teóricos, como
los hermanos August Wilhelm y Friedrich
Schlegel, aunque su paroxismo se encontraría
en el opúsculo La cristiandad o Europa (1799)
de Novalis, tal como prontamente advirtió el
poeta post-romántico Heinrich Heine en La
escuela romántica (1836).
El idealismo extremo y exagerado
que se buscaba en todo el
Romanticismo encontraba con
frecuencia un violento choque
con la realidad miserable y
materialista, lo que causaba con
frecuencia que el romántico
acabara con su propia vida
mediante el suicidio. La mayoría
de los románticos murieron
jóvenes. Los románticos amaban
la naturaleza frente a la
civilización como símbolo de todo
lo verdadero y genuino.
CARACTERÍSTICAS
✓Contra el Neoclasicismo
✓Culto al yo (individualismo)
✓Subjetivismo
✓Ansias de libertad
✓Angustia metafísica
✓Gusto por lo popular
✓Atracción por lo sobrenatural
✓Revaloración del pasado
medieval
✓Base filosófica: Liberalismo
REPRESENTANTES
▪ Johann Wolfgang von Goethe (1749 - 1832).
Obras representativas: Las desventuras del joven
Werther

▪ Friedrich Schiller (1759 - 1805). Obras


representativas: Guillermo Tell, Oda a la alegría.

▪ Novalis (1772 - 1801). Obras representativas: Los


Discípulos en Sais, Los Himnos a la noche, Los
Cantos espirituales.

▪ Lord Byron (1788 - 1824). Obras representativas:


Las peregrinaciones de Childe Harold, Caín.
▪ John Keats (1795 - 1821). Obras
representativas: Oda sobre una urna griega,
Hyperion, Lamia y otros poemas.

▪ Mary Shelley (1797 - 1851). Obras


representativas: Frankenstein, El último
hombre.

▪ Víctor Hugo (1802 - 1885). Obras


representativas: Los miserables, Nuestra
Señora de París.

▪ Alejandro Dumas (1802 - 1870). Obras


representativas: Los tres mosqueteros, El
conde de Montecristo.
▪ Edgar Allan Poe (1809 - 1849). Obras
representativas: El cuervo, Los
crímenes de la calle Morgue, La casa
Usher, El gato negro.

▪ José de Espronceda (1808 - 1842).


Obras representativas: Canción del
pirata, El estudiante de Salamanca.

▪ Gustavo Adolfo Bécquer (1836 -


1870). Obras representativas: Rimas,
Leyendas.
JOHANN WOLFGANG GOETHE (Frankfurt, 1749 - Weimar, id., 1832)
Escritor alemán. Nacido en el seno de una familia
patricia burguesa, su padre se encargó
personalmente de su educación. En 1765 inició los
estudios de derecho en Leipzig, aunque una
enfermedad le obligó a regresar a Frankfurt. Una
vez recuperada la salud, se trasladó a Estrasburgo
para proseguir sus estudios.
Fue éste un período decisivo, ya que en él se
produjo un cambio radical en su orientación
poética. Frecuentó los círculos literarios y artísticos
del Sturm und Drang, germen del primer
Romanticismo y conoció al escritor y filósofo Johann
Gottfried Herder, quien lo invitó a descubrir a
Homero, Shakespeare, Ossian y la poesía popular.
En 1772 se trasladó a Wetzlar, sede del Tribunal
Imperial, donde conoció a Charlotte Buff, prometida
de su amigo Kestner, de la cual se prendó. Esta
pasión frustrada inspiró su primera novela, Los
sufrimientos del joven Werther, obra que causó
furor en toda Europa y que constituyó la novela
paradigmática del nuevo movimiento que estaba
naciendo en Alemania, el Romanticismo.
De vuelta en Frankfurt, escribió algunos dramas
teatrales menores e inició la composición de su
obra más ambiciosa, Fausto, en la que trabajaría
hasta su muerte; en ella, la recreación del mito
literario del pacto del sabio con el diablo sirve a una
amplia alegoría de la humanidad, en la cual se
refleja la transición del autor desde el
Romanticismo hasta el personal clasicismo de su
última etapa.
EL PRIMER ROMÁNTICO Y EL ÚLTIMO NEOCLÁSICO
OBRA LITERARIA

➢ El capricho del enamorado (1767), comedia en verso de un acto.


➢ Los cómplices (1768), tragedia en verso.
➢ Götz von Berlichingen (1773), drama.
➢ Las penas del joven Werther (Die Leiden des jungen Werther, 1774).
➢ Clavijo (1774), drama.
➢ Prometeo (1774), poema.
➢ Stella (1775), drama.
➢ Ifigenia en Táuride (1787), drama en prosa, del que hizo anteriormente
una versión en verso yámbico.
➢ Egmont (1788), drama.
➢ La selva negra (1789), Drama teatral
➢ Torquato Tasso (1790), drama.
➢ El Gran Copto (1792), Teatro, Comedias y Farsas, obra en V actos.
➢ Elegías romanas (Römische Elegien, 1795), poemario.
➢ Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister
(Wilhelm Meisters Lehrjahre, 1796), novela.
➢ Epigramas venecianos (1796), poema.
➢ La novia de Corinto (1797), poema.
➢ Hermann y Dorothea (1798), idilio épico en verso.
➢ Fausto, Primera Parte, (1807).
➢ Las afinidades electivas (Die
Wahlverwandtschaften, 1809), novela.
➢ Poesía y verdad, Parte I (Aus meinem Leben:
Dichtung und Wahrheit), autobiografía (1811).
➢ Viaje a Italia (Italienische Reise, 1816).
➢ Diván de Oriente y Occidente (Westöstlicher
Diwan, 1819), poemas.
➢ Elegía de Marienbad (Marienbader Elegie, 1823).
➢ Fausto, Segunda Parte, póstuma (1832).
➢ Poesía y verdad, Parte II (Aus meinem Leben:
Dichtung und Wahrheit), autobiografía (1833).
LAS CUITAS DEL JOVEN WERTHER (1774)

■ GÉNERO: ÉPICO-NARRATIVO
■ ESPECIE: NOVELA
■ FORMA: EPISTOLAR
■ COMPOSICION: NARRADO EN PRIMERA PERSONA
■ ESTRUCTURA: DOS PARTES
■ TEMA: EL AMOR VEDADO
■ OTROS TEMAS: LA EXALTACIÓN DE LA NATURALEZA, EL
DESEO AMOROSO, LA DESCRIPCIÓN DE
LA VIDA BURGUESA.
PERSONAJES:
Los personajes principales de la obra son Werther, Lotte y Albert, que forman un triángulo
amoroso. Hay otros personajes secundarios como los hermanos pequeños de Lotte, el
amigo Wilhelm o el embajador (muestra de la sociedad de la época).

WERTHER:
✓ Narrador de buena parte de la novela, busca
tranquilidad y naturaleza alejado de la ciudad y se
enamora de Lotte que está comprometida con Albert,
lo cual desencadenará el desenlace trágico.
✓ Es el protagonista que nos cuenta su historia a través
de cartas: sus pasiones y sentimientos son revelados
de manera detallada. Fuerte subjetividad.
✓ Werther es un burgués que busca acomodo (frente a
él, Albert pertenece a una clase social ya acomodada).
✓ Joven apasionado que busca la felicidad. Proyecta
sobre la naturaleza sus estados de ánimo que van
desde el entusiasmo al abatimiento. Critica algunos
aspectos sociales y políticos de la sociedad alemana.
CHARLOTTE (LOTTE)

La descripción de Lotte es un retrato, pues


se incluyen tanto rasgos físicos como
psíquicos.
Es una muchacha bella, de hermosa figura
y estatura media. Su belleza, según el ideal
clásico y romántico, implica su virtud.
Fiel a sus promesas: tras la muerte de su
madre se hace cargo de su padre y sus
nueve hermanos tal como le prometió a su
progenitora. También se promete a Albert
por petición expresa de su madre en el
lecho de muerte. Muy querida por sus
hermanos.
ALBERT:

La descripción de Albert es honrado,


amable, sensible, con poco carácter y
comprensible.
Pertenece a una clase social alta y
viaja a menudo a causa de los
negocios.
Al principio de la novela, Werther y
Albert comienzan una amistad
particular, que se convierte en
rivalidad, pues Albert sospechará del
amor que siente Werther hacia su
prometida.
ESTRUCTURA
Novela dividida en dos partes o libros y un epílogo.

1er. Libro: Werther, joven apasionado y sentimental, abandona su ciudad natal para retirarse a la
soledad de Wahlheim. Conoce a Lotte, que está prometida con Albert, y se enamora de ella.
Wilhelm, el destinatario de las cartas, le advierte del peligro y le aconseja abandonar la inactividad
del retiro.

2º Libro y epílogo: Para enderezar su vida, acepta el puesto de secretario de legación en una ciudad
del sur de Alemania (cuyo nombre no se revela). Tiene que sufrir el malhumor y las cicaterías del
Embajador. La noticia de la boda de Lotte y Albert agranda su descontento y acrecienta su
desasosiego.

Pide su cese y prosigue su peregrinación, dirigiéndose a su pueblo natal. Acepta la invitación de un


príncipe, pero no aguanta el aburrimiento de la corte e inicia un vagabundeo que lo lleva al
reencuentro con Lotte. El epílogo es una especie de informe de un narrador desconocido, el “editor”
sobre los momentos finales de Werther: el nuevo acercamiento a Lotte se consumará con un beso,
preludio de lo irremediable: separación definitiva, desesperación y suicidio (con las pistolas de
Albert que Lotte le ha entregado a su criado).
ÚLTIMA CARTA DE WERTHER
Es cosa resuelta, Carlota: quiero morir y te lo
participo sin ninguna exaltación romántica, con
la cabeza tranquila, el mismo día en que te veré
por última vez. Cuando leas estas líneas, mi
adorada Carlota yacerán en la tumba los
despojos del desgraciado que en los últimos
instantes de su vida no encuentra placer más
dulce que el placer de pensar en ti. He pasado
una noche terrible: con todo, ha sido benéfica,
porque ha fijado mi resolución. ¡Quiero morir!
Al separarme ayer de tu lado, un frío inexplicable
se apoderó de todo mi ser; refluía mi sangre al
corazón, y respirando con angustiosa dificultad
pensaba en mi vida, que se consume cerca de ti,
sin alegría, sin esperanza. ¡Ah!, estaba helado de
espanto.
Apenas pude llegar a mi alcoba, donde caí de rodillas, completamente loco. ¡Oh
Dios mío!, tú me concediste por última vez el consuelo de llorar. Pero ¡qué
lágrimas tan amargas! Mil ideas, mil proyectos agitaron tumultuosamente mi
espíritu, fundiéndose al fin todos en uno solo, pero firme, inquebrantable:
¡morir! Con esta resolución me acosté, con esta resolución, inquebrantable y
firme como ayer, he despertado: ¡quiero morir! No es desesperación, es
convencimiento: mi carrera está concluida, y me sacrifico por ti. Sí, Carlota, ¿por
qué te lo he de ocultar? Es preciso que uno de los tres muera, y quiero ser yo.
¡Oh vida de mi vida! Más de una vez en mi alma desgarrada ha penetrado un
horrible pensamiento: matar a tu marido..., a ti..., a mí. Sea yo, yo solo; así será.
Cuando al anochecer de algún hermoso día de verano subas a la montaña,
piensa en mí y acuérdate de que he recorrido muchas veces el valle; mira luego
hacia el cementerio, y a los últimos rayos del sol poniente vean tus ojos cómo el
viento azota la hierba de mi sepultura. Estaba tranquilo al comenzar esta carta,
y ahora lloro como un niño. ¡Tanto martirizan estas ideas mi pobre corazón!
Tú no me esperas; tú crees que voy a obedecerte y a no volver a tu casa
hasta la víspera de la Navidad... ¡Oh Carlota!..., hoy o nunca. El día de la
Nochebuena tendrás este papel en tus manos trémulas y lo humedecerás
con tus preciosas lágrimas. Lo quiero..., es preciso. ¡Oh, qué contento estoy
de mi resolución.
¡Oh! ¡Perdóname, perdóname! Ayer... aquél debió ser el último momento de
mi vida. ¡Oh ángel! Fue la primera vez, si, la primera vez que una alegría pura
y sin límites llenó todo mi ser.
Me ama, me ama... Aún quema mis labios el fuego sagrado que brotaba de
los suyos; todavía inundan mi corazón estas delicias abrasadoras.
¡Perdóname, perdóname! Sabía que me amabas; lo sabía desde tus primeras
miradas aquellas miradas llenas de tu alma; lo sabía desde la primera vez
que estrechaste mi mano. Y, sin embargo, cuando me separaba de ti o veía a
Alberto a tu lado, me asaltaban por doquiera rencorosas dudas.
¿Te acuerdas de las flores que me enviaste el día de aquella enojosa reunión en que ni
pudiste darme la mano ni decirme una sola palabra? Pasé la mitad de la noche arrodillado
ante las flores, porque eran para mí el sello de tu amor; pero, ¡ay!, estas impresiones se
borraron como se borra poco a poco en el corazón del creyente el sentimiento de la gracia que
Dios le prodiga por medio de símbolos visibles. Todo perece, todo; pero ni la misma eternidad
puede destruir la candente vida que ayer recogí en tus labios y que siento dentro de mí. ¡Me
ama! Mis brazos la han estrechado, mi boca ha temblado, ha balbuceado palabras de amor
sobre su boca. ¡Es mía! ¡Eres mía! Sí, Carlota, mía para siempre. ¿Qué importa que Alberto
sea tu esposo? ¡Tu esposo! No lo es más que para el mundo, para ese mundo que dice que
amarte y querer arrancarte de los brazos de tu marido para recibirte en los míos es un
pecado. ¡Pecado!, sea. Si lo es, ya lo expío. Ya he saboreado ese pecado en sus delicias, en
sus infinitos éxtasis. He aspirado el bálsamo de la vida y con él he fortalecido mi alma. Desde
ese momento eres mía, ¡eres mía, oh Carlota! Voy delante de ti; voy a reunirme con mi padre,
que también lo es tuyo, Carlota; me quejaré y me consolará hasta que tú llegues. Entonces
volaré a tu encuentro, te cogeré en mis brazos y nos uniremos en presencia del Eterno; nos
uniremos con un abrazo que nunca tendrá fin. No sueño ni deliro. Al borde del sepulcro brilla
para mí la verdadera luz. ¡Volveremos a vernos! ¡Veremos a tu madre y le contaré todas las
cuitas de mi corazón! ¡Tu madre! ¡Tu perfecta imagen!
“Sereno y tranquilo tocaré la puerta de bronce del sepulcro.
¡Ah! ¡Si hubiera tenido la suerte de morir como sacrificio
por ti! Con alegría y entusiasmo hubiera dejado este mundo,
seguro de que mi muerte afianzaba tu descanso y la
felicidad de toda tu vida. Pero, ¡ay!, sólo algunos seres con
privilegios logran dar su vida por los que aman y ofrecerse
en holocausto para centuplicar los goces de sus existencias
amadas. Carlota: deseo que me entierren con el vestido que
tengo puesto, pues tu lo has bendecido al tocarlo. La misma
petición hago a tu padre. Mi alma se cierne sobre el féretro.
Prohíbo que me registren los bolsillos. Llevo en uno aquel
lazo de cinta rosa que tenías en el pecho el primer día que te
vi, rodeada por tus niños… ¡Oh!, abrázalos mil veces y
cuéntales la desgracia de su amigo. ¡Cómo los quiero! Aún
los veo agitarse a mi alrededor. ¡Ay! ¡Cuánto te he amado,
desde el momento primero de verte! Desde ese momento
comprendí que llenarías vida… Haz que entierren el lazo
conmigo... Me lo diste el día de mi cumpleaños y lo he
guardado como una reliquia santa. ¡Ah! Nunca sospeché
que aquel principio llevaría a este final. Ten calma, te lo
suplico, no desesperes... Están cargadas… Oigo las 12…
¡Que sea lo que tenga que ser! Carlota… Carlota… ¡Adiós!
¡Adiós!
Un vecino vio el fogonazo y oyó la detonación; pero, como
todo permaneció en calma, no averiguó qué había sucedido.
A las seis de la mañana del siguiente día entró el criado en
la alcoba con una luz y vio a su amo tendido, bañado en
sangre y con una pistola. Le llamó y no consiguió respuesta.
Quiso levantarle y vio que todavía respiraba. Corrió a avisar
al médico y a Alberto. Cuando Carlota oyó la puerta, un
temblor convulsivo se apoderó de su cuerpo. Despertó a su
marido y se levantaron. El criado, entre llantos y sollozos, les
dio la fatal noticia; Carlota cayó desmayada a los pies de su
esposo.
Cuando el médico llegó al lado del infeliz Werther, lo encontró en el suelo y sin salvación posible. El pulso latía, pero
todas sus partes estaban paralizadas. La bala había entrado por arriba del ojo derecho, haciendo saltar los sesos. Le
sangraron de un brazo; la sangre corrió. Todavía respiraba. Unas manchas de sangre que se veían en el respaldo de
su silla demostraban que consumó el acto sentado frente a la mesa en que escribía y que en las convulsiones de la
agonía había caído al suelo. Se encontraba boca arriba, cerca de la ventana, vestido y con zapatos, con frac azul y
chaleco amarillo.
La gente de la casa de la vecindad y poco después todo el pueblo se movieron. Llegó Alberto. Habían colocado a
Werther en su lecho, con la cabeza vendada. Su rostro tenía ya el sello de la muerte. No se movía, pero sus
pulmones funcionaban aún de un modo espantoso. Unas veces, casi de forma imperceptible; otras, con ruidosa
violencia. Se esperaba que en cualquier momento exhalara el último suspiro.
No había bebido más que un vaso de vino de la botella sobre la mesa. El libro de Emilia Galotti estaba abierto sobre
el pupitre. La consternación de Alberto y la desesperación de Carlota eran inefables.
El anciano administrador llegó, alterado y conmovido. Abrazó al moribundo, bañándole el rostro con su llanto. Sus
hijos mayores no tardaron en unírsele y se arrodillaron junto al lecho, besando las manos y la boca del herido y
demostrando estar poseídos del más intenso dolor. El de más edad, que había sido siempre el favorito de Werther,
se colgó del cuello de su amigo y permaneció abrazado hasta que expiró. Hubo que quitarlo a la fuerza. A las 12 del
día Werther falleció.
La presencia del administrador y las medidas que tomó evitaron todo desorden. Hizo enterrar el cadáver por la
noche, a las 11, en el sitio que había pedido Werther. El anciano y sus hijos fueron formando parte del cortejo
fúnebre; Alberto no tuvo tanto valor.
Durante algún tiempo se temió por la vida de Carlota. Los jornaleros condujeron a Werther al lugar de su sepultura;
no le acompañó sacerdote alguno.
COMENTARIO
En las primeras cartas, la novela tiene como finalidad principal dar a
conocer el carácter de Werther, su sensibilidad, su emoción ante la
naturaleza. Es un personaje exaltado que pasa de la felicidad apacible
hasta la desesperación. Posteriormente conoce a Carlota, a quien idealiza y
adora con un amor imposible. La primera carta es del 4 de mayo y Werther
se suicida el 23 de diciembre, en vísperas de Nochebuena. La publicación
de esta novela tuvo gran resonancia en Europa debido a la descripción
detallada de la vida burguesa en contraposición al idealismo de Werther, a
su pasión exaltada, a su profunda relación con la naturaleza. Con Las
cuitas delj oven Werther Goethe dio inicio al Romanticismo intimista y
sentó las bases de la novela moderna. La obra tuvo influencia más allá de
la literatura produciéndose casos de suicidios por amor, que la lectura del
Werther favorecía.
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