Módulo 6
Módulo 6
Módulo 6
DIVERSIDAD
RECURSOS Y ADAPTACIONES
PARA LA ATENCIÓN
EDUCATIVA EN NEAE Y NEE
MÓDULO 6. ADAPTACIONES METODOLÓGICAS Y RECURSOS
PARA LA ATENCIÓN EDUCATIVA EN ALUMNADO CON
TRASTORNOS EMOCIONALES
INTRODUCCIÓN
El abordaje de las emociones, así como de los estados emocionales y su gestión,
afortunadamente se está instaurando como estructura básica en el contexto psicológico y
educacional. Este auge ha sido consecuencia, fundamentalmente, del aumento de patologías
asociadas a aspectos emocionales, o lo que entendemos como trastornos emocionales.
Tradicionalmente, estos trastornos se asociaban a una población adulta. Hoy en día, no solo
pertenecen a este tipo de población, sino que también se incluye la población infantil.
Por estos mismos motivos, la gestión de las emociones es uno de los parámetros que debemos
tener muy en cuenta en el momento de trabajar con los niños y adolescentes en los centros
educativos.
En este módulo trataremos de manera específica los trastornos emocionales más comunes:
En los trastornos del estado de ánimo se pierde esta sensación de control y se experimenta un
malestar general. El rasgo esencial de los trastornos de esta categoría es que todos ellos reflejan
un desequilibrio en la reacción emocional o del estado de ánimo que no se debe a ningún otro
trastorno físico o mental. Estos se dividen en dos grupos, trastornos bipolares y trastornos
depresivos.
DEPRESIÓN
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se caracteriza por presentar un elevado
malestar. Puede darse en niños/as o en adultos, pero cuando la depresión infantil se da en
niños/as, debido al hecho de que no poseen recursos para manejar sus emociones, o si los
poseen, lo hacen en menor medida, interfiere más en su desarrollo.
- Duración del episodio depresivo: mínimo de dos semanas y no estar relacionado con
el consumo de ninguna sustancia.
- Humor depresivo:
3. Irritabilidad.
4. Hipersensibilidad.
5. Negativismo.
B. Ideación autodespreciativa.
1. Sentimiento de inutilidad.
2. Deseos de muerte.
3. Tentativas de suicidio.
4. Ideas de persecución.
• Dificultades para concentrarse (por ejemplo, se puede observar una bajada brusca del
rendimiento académico, que se distrae constantemente o quejas de memoria)
- Factores causales:
o Divorcio o separación.
o Abuso sexual.
o Conflictos en la pareja.
ADAPTACIONES METODOLÓGICAS
- Ayudas en las tareas. Tareas por pasos pequeños. Ayudará a valorar sus logros.
La ansiedad es una emoción normal que todas las personas hemos experimentado, forma
parte de mecanismos básicos de supervivencia y es una respuesta a situaciones del medio que
nos resultan sorpresivas, nuevas o amenazantes. La ansiedad incita a actuar, a enfrentarse a una
situación amenazadora o nos prepara para escapar.
Sin embargo, como toda función de un sistema del organismo, este mecanismo que
normalmente debe ayudarnos a enfrentarnos a una situación puede verse alterado, resultando
esto en una respuesta desadaptativa que ocasiona disfunción en la vida cotidiana, en otras
palabras, un trastorno de ansiedad.
La ansiedad en la adolescencia
¿QUÉ SON LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD?
Cuando los niños/as no superan los miedos y las preocupaciones típicos de los
niños/as pequeños/as, o cuando los miedos y las preocupaciones son tantos
que interfieren con las actividades escolares, en la casa o en el juego,
puede que se diagnostique un trastorno de ansiedad. Ejemplos de los
distintos tipos de trastornos de ansiedad incluyen los siguientes:
La ansiedad puede presentarse en forma de miedo o preocupación, pero también puede hacer
que los niños/as estén irritables y enfadados. Los síntomas de la ansiedad también pueden
incluir problemas para dormir, además de síntomas físicos como fatiga, dolores de cabeza o
dolores de estómago. Algunos niños/as ansiosos/as no comunican sus preocupaciones y, por
lo tanto, los síntomas pueden pasar desapercibidos.
Los síntomas de ansiedad variarán en función de la edad y el desarrollo del niño/a. Algunos de
los más frecuentes son:
o Irritabilidad.
o Rabietas frecuentes.
o Miedos Excesivos.
o Inquietud motora.
o Pensamientos obsesivos.
- Sintomatología en adolescentes:
o Obsesiones y rituales.
o Angustia.
o Sentimientos de despersonalización.
o Obsesiones y compulsiones.
o Desrealización.
o Temores y miedos.
Algunos de los trastornos más frecuentes de ansiedad que encontramos en niños, niñas y
adolescentes son:
- Trastorno de ansiedad por separación: los niños/as están preocupados por estar
separados de sus padres y persona de cuidado. Estos niños/as pueden tener dificultad a
la hora de dejarlos en la escuela y durante el día.
- Ansiedad social: niños y niñas excesivamente cohibidos, haciendo que sea difícil para
ellos/as participar en clase y socializar con sus compañeros/as.
- Trastorno de ansiedad generalizada: los niños/as se preocupan por una amplia variedad
de cosas cotidianas, presentado dificultad en el perfeccionismo y en todo aquello que
tienen que presentar o hacer en el contexto escolar
- Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): sus mentes están llenas de pensamiento
estresantes no deseados. Tienden a aliviar estos pensamientos con acciones repetitivas
como lavarse las manos, cortar papeles… convirtiéndose en rituales compulsivos. A este
tipo de trastorno dedicaremos un apartado específico en este módulo.
Hay muchos tipos distintos de ansiedad, la cual es una de las razones por las que puede ser
difícil de detectar en el aula. Lo que todas estas cosas tienen en común, dice el neurólogo y
antiguo profesor Ken Schuster, PsyD, es que la ansiedad “tiende a cerrar el cerebro”, lo que hace
que la escuela sea difícil para los niños/as ansiosos/as.
En el artículo “La ansiedad en el salón de clases” por Rachel Ehmke en el portal “Child Mind
Institute” aparecen diversos factores a tener en cuenta cuando se nos presenta un alumno/a con
ansiedad, tales como:
- Problemas para responder preguntas en clase: algunas veces a los niños/as les irá
perfectamente bien con las pruebas y las tareas, pero cuando los/as maestros/as les
preguntan algo en clase se quedan estancados. Ellos/as podrían haber estado prestando
atención a la lección, e incluso puede que sepan la respuesta, pero cuando los mencionan,
el nivel de ansiedad se vuelve tan alto que no pueden responder.
- Problemas en algunas materias: cuando un niño/a comienza a tener dudas sobre sus
habilidades en alguna materia, la ansiedad se puede volver un factor que se interpone en
el aprendizaje o en mostrar lo que sabe. Algunas veces esto puede ser malinterpretado
como un trastorno de aprendizaje cuando es realmente simplemente ansiedad. Sin
embargo, la ansiedad también puede ir mano a mano con los trastornos de aprendizaje.
Cuando los niños/as comienzan a notar que algo es más difícil para ellos/as que para los
otros/as niños/as, y que ellos/as se están quedando atrás, es comprensible que se
pongan ansiosos. El período anterior a que sea diagnosticado un trastorno de aprendizaje
puede ser particularmente estresante para los niños/as.
Saber cómo ayudar a un niño que se encuentra en este estado es fundamental en padres y
docentes. Los niños/as con trastornos de ansiedad necesitan aprender a manejar sus emociones
y a tenerlas en cierto estado de control para poder desarrollarse con normalidad. Pero cuando
los límites de ansiedad trascienden lo normal, estos niños/as necesitan especial atención y
cuidado por parte de padres y docentes. A continuación, brindamos algunos consejos sobre
cómo ayudar a los más pequeños/as a superar los estados de ansiedad:
B. La importancia de las rutinas: según los especialistas, los niños/as que padecen de
trastornos de ansiedad necesitan llevar una rutina y control en su día a día. De esta
manera, el docente puede hablar con los padres del niño/a explicándole la importancia
de establecer rutinas en la vida de sus hijos/as, ya que éstas le ayudan a ahuyentar los
episodios de ansiedad o miedo que les puede suponer la falta de organización. En este
punto, es bueno aconsejar que la rutina del menor incluya hacer ejercicios físicos, ya que
esto le ayudará a aliviar el estrés.
C. Ayudar al niño/a a conocer las emociones: es bueno que el niño/a pueda identificar los
distintos sentimientos que puede atravesar una persona. Ayudarlos a “ponerle nombre”
(identificarlas) a las distintas emociones lo ayudará a comprender cómo se siente y cómo
podría actuar cuando un sentimiento negativo aparece para que el mismo no crezca. Se
trata de ayudarlo a conocer los distintos estados de ánimo para que él mismo pueda
reconocer cuál lo asalta y como podría mantenerlo bajo control. Este tema puede ser
trabajado en clase con distintas figuras del rostro humano que manifiesten lo que una
persona está atravesando, con una dinámica que implique propuestas por parte de los
alumnos sobre cómo podrían hacer sentir mejor a una persona cuando no se encuentra
bien o qué medidas podrían tomar para superar distintos temores.
D. No desacreditar al niño/a: buscar un espacio para dialogar a solas con el niño/a, ya que,
si existe una crítica frente a sus pares, la autoestima del niño/a se debilitará. Demuéstrele
que usted es un adulto en el que puede confiar y que el aula es un espacio donde puede
estar seguro/a. Un docente atento sin dudas ayuda a crear un mejor futuro para cada uno
de sus alumnos, dejando huellas de amor imborrables que moldearán un ser más seguro
de sí mismo y más comprometido con su entorno.
OTRAS ESTRATEGIAS DE ACTUACIÓN EN EL AULA: (fuente Understood)
B. Organizar el aula, horarios y rutinas: Permita que el estudiante se siente donde esté más
cómodo (cerca de una puerta, en la parte del aula, cerca del maestro/a o de un amigo/a).
Agrupe al estudiante de manera que esté con un maestro o amigos durante las
excursiones escolares. Autorice que el estudiante se tome un descanso para caminar por
el pasillo, ir a tomar agua o salir del aula cuando lo necesite. Realice un plan para que el
estudiante se ponga al día si ha faltado a clase (por ejemplo, que no entregue una tarea o
asignarle un lapso de tiempo determinado para ponerse al día con los deberes). Notifique
con anticipación la llegada de maestros sustitutos u otros cambios en la rutina. Avise con
antelación las transiciones que se aproximan, como el receso y el almuerzo, y practiquen
las transiciones en privado o en un lugar tranquilo.
D. Presentar conceptos o lecciones nuevas: brinde tiempo extra y/o un lugar separado para
realizar los exámenes de manera de reducir la ansiedad de rendimiento. Consienta el uso
de lista de palabras, hojas de referencia o tarjetas con datos (para los estudiantes que se
bloquean o “se quedan en blanco” durante los exámenes). Establezca límites de tiempo
para hacer la tarea o reduzca la cantidad de tarea. Informe al estudiante que los deberes
que no haya terminado en ese lapso de tiempo no afectarán sus calificaciones.
Proporcione apuntes de clase a través de un email o del portal de la escuela para que el
estudiante lo revise con anticipación. Notifique cuáles son los próximos exámenes (no
los “cuestionarios sorpresa”).
Para concluir este apartado os dejamos unos vídeos de la psicóloga Begoña de Torres-Peralta
Paege con algunas pautas simples de actuación ante trastornos de ansiedad que, aunque están
dirigidos a padres y madres, son perfectamente exportables a las aulas:
b. Fácilmente fatigado.
d. Irritabilidad.
e. Tensión muscular.
D. La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej.,
una droga, un médicamente) ni a otra afectación médica (p. ej., hipertiroidismo).
E. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., ansiedad o
preocupación de tener ataques de pánico en el trastorno de pánico, valoración
negativa en el trastorno de ansiedad social (fobia social), contaminación u otras
obsesiones en el trastorno obsesivo-compulsivo, separación de las figuras de apego
en el trastorno de ansiedad por separación, recuerdo de sucesos traumáticos en el
trastorno de estrés postraumático, aumento de peso en la anorexia nerviosa,
dolencias físicas en el trastorno de síntomas somáticos, percepción de
imperfecciones en el trastorno dismórfico corporal, tener una enfermedad grave en
el trastorno de ansiedad por enfermedad, o el contenido de creencias delirantes en la
esquizofrenia o el trastorno delirante.
El afectado debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días durante al menos varias
semanas seguidas. Entre ellos deben estar presentes rasgos de:
- En los niños suelen ser llamativas la necesidad constante de seguridad y las quejas
somáticas recurrentes.
La ansiedad es un estado del organismo que trata de responder a una situación que considera
amenazante, así que en realidad es una reacción de alarma que se mantiene en el tiempo, mucho
después de que sea apropiado que lo haga. En un momento dado nos sirve para superar
situaciones comprometidas, pero se convierte en un trastorno si se mantiene en el tiempo. Los
signos en los que puede manifestarse, y que podemos observar en los alumnos/as, son los
siguientes:
- Podemos comprobar que el alumno/a se preocupa mucho y por muchas cosas, de una
forma que no se puede considerar normal.
- Cuando hablamos con él/ella, vemos que le cuesta mucho trabajo controlar esa
preocupación.
- Se muestra inquieto/a, impaciente, como esperando que suceda algo malo sin que
pueda decirte exactamente qué es eso que le preocupa.
- Animar al niño a hacer una lista de «cosas que salieron bien hoy» al final del día. Esto
ayuda a aquellos niños propensos a la ansiedad a que desarrollen un estilo cognitivo
optimista, fomentando que sean capaces de fijar su atención en lo positivo, así como
valorar sus éxitos diarios.
Para alguien que no sufre esta enfermedad, las ideas obsesivas carecen de sentido, pero
el niño/a se siente incapaz de frenarlas y le causan gran sufrimiento, suele preguntar a sus
padres de forma constante sobre ellas, además de llevar a cabo compulsiones para aliviar la
ansiedad provocada por la obsesión.
• Obsesiones:
o Miedo a contaminarse.
o Dudas excesivas.
• Compulsiones:
o Limpiar constantemente.
o Ordenar objetos.
o Realización de comprobaciones.
o Repetir y contar.
o Rituales de aseo.
o Masturbación compulsiva.
Las compulsiones, a diferencia de los tics y manías, se realizan de forma consciente, al niño/a le
causan angustia y sufrimiento porque se sienten distintos a los demás y avergonzados por lo
que les ocurre.
Sintomatología:
▪ Tener pensamientos, impulsos o imágenes mentales no deseados que ocurren una y otra
vez y que causan ansiedad o angustia.
▪ Tener que pensar en algo o decir algo una y otra vez (por ejemplo, contar o repetir palabras
una y otra vez en silencio o en voz alta).
▪ Tener que hacer algo una y otra vez (por ejemplo, lavarse las manos, colocar cosas en un
orden específico o revisar las mismas cosas una y otra vez como, por ejemplo, ver si la
puerta está cerrada con llave).
▪ Tener que hacer algo una y otra vez de acuerdo con ciertas reglas que deben ser
respetadas de manera exacta para hacer que la obsesión desaparezca.
Los niños/as tienen estos comportamientos porque sienten que de esa manera prevendrán
acontecimientos malos o harán que se sientan mejor. Sin embargo, el comportamiento no está
conectado normalmente a un peligro real o a algo malo que esté sucediendo o, a su vez, el
comportamiento es extremo, como lavarse las manos varias veces en una hora.
Es común que muchos niños/as tengan rutinas a la hora de comer, acostarse o cuando se
despiden. Estas rutinas generales se atenúan a medida que los niños/as crecen. Los niños/as
que tienen TOC continúan con estas rutinas ya pasada la edad correspondiente, o se vuelven muy
frecuentes, intensas o molestas, y empiezan a interferir con la actividad diaria del niño.
El TOC puede hacer que la vida diaria resulte muy estresante para los niños/as. Generalmente,
los rituales requieren mucho tiempo, y los niños/as llegan tarde a la escuela o a sus actividades.
Esto genera tensión o discusiones en la familia. Los niños/as no son capaces de disfrutar el
tiempo con sus amigos o divertirse cuando el TOC ocupa su tiempo libre. En la escuela, las
obsesiones y los rituales tales como revisar, borrar y rehacer tareas, afecta a la atención y a la
concentración, al cumplimiento de las tareas y a la asistencia escolar. Los niños/as más mayores
y los/as adolescentes pueden creer que están “locos” y trabajen duro para esconder el TOC a los
demás. Sobrellevar el día a día con el TOC puede ser agotador. Los niños/as diagnosticados de
TOC tienen, generalmente, rituales a la hora de acostarse que sienten que deben realizar. Por lo
tanto, se acuestan tarde y están cansados durante el día. Todo este estrés los pone tristes,
irritados o explosivos.
EL TOC EN LA ESCUELA (fuente: Child Mind Institute)
Comportamientos que se pueden ver en los estudiantes con TOC. Puede ser fácil para un
profesor malinterpretar los síntomas del TOC como trastorno oposicionista desafiante, o como
TDAH. Pero hay señales que indican que un niño está luchando con el TOC, incluso si está
escondiendo su ansiedad.
• Frecuentes peticiones para ir al baño: esto podría ser para lavarse las manos, si
alguien cerca del niño/a tose o estornuda o si tocó algo que percibe como
contaminado. Pueden tener la imperiosa necesidad de lavar el material escolar -
bolígrafos, lápices, mochilas, libros... También podría ser una excusa para salir de
clase y simplemente estar lejos de todo el mundo, así poder tener un respiro.
• Quedarse atascado en las tareas: a veces los niños/as con TOC tendrán que terminar
algo o entenderlo hasta el final, antes de poder seguir adelante. Si, por ejemplo, un
niño/a está revisando lo que hizo mal en un examen de matemáticas y el profesor dice
“ahora vamos a abrir el libro de texto y empezaremos nuevo tema”, él no va a ser capaz
de cambiar la tarea, porque sigue centrado en revisar lo que había hecho mal.
• Volver una y otra vez: si un niño/a sale de clase y se empieza a preocupar por que se
dejó un lápiz, va a volver a entrar en clase para ir al escritorio y comprobarlo. Puede
suceder que si tuvo un mal pensamiento cuando atravesó la puerta, para neutralizarlo
atravesará de nuevo la puerta diciendo una palabra, por ejemplo. Si tuviera un mal
pensamiento cuando baja un tramo de las escaleras de camino a clase, puede que
tenga la necesidad de volver a subir la misma escalera, incluso aunque eso signifique
llegar tarde a su siguiente clase.
• Borrado obsesivo: pueden estar borrando repetidamente las letras hasta que tengan
un aspecto perfecto. También podría haber usado una palabra que le molesta. Por
ejemplo, si tiene miedo a vomitar y ha escrito la palabra vómito, podría no ser capaz
de soportar ver esa palabra, por lo que la borra. Los profesores comienzan a ver
agujeros en el papel. La tinta traspasa a la parte posterior de la página. Una gran
cantidad de diferentes áreas de la escritura se convierte en un problema.
Para los niños/as que luchan con el TOC, asistir a clase puede llegar a ser muy complicado y
difícil. Aquí hay algunas medidas que se pueden adoptar para ayudarles y facilitar su aprendizaje:
• Dejar de leer en voz alta: Los niños/as que sienten que necesitan leer perfecto pueden
tener que volver a leer frases o párrafos enteros una y otra vez para asegurarse de
que los leen bien. Así que la lectura se convierte en una tarea muy laboriosa, y la
lectura en frente de la clase puede convertirse en una pesadilla. Por lo que si esto es
un problema para el alumno, hay que prescindir de ello.
• Libros en audio: A los niños/as que les suponga un problema la lectura, los libros en
audio pueden ser una solución.
• Fragmentar la tarea en partes: Mirar una página entera de matemáticas puede hacer
que los niños se sienten abrumados y ansiosos. Ayuda a los niños/as a mantenerse
centrados en hacer los problemas en lugar de preocuparse.
• Preaviso: Irritabilidad y frustración son dos de los sentimientos que los niños/as con
TOC sienten diariamente. Los cambios en el programa pueden ser muy perjudiciales
para un niño/a con TOC, por lo que puede ser útil para los/as profesores avisar
anticipadamente de las cosas. Los niños/as que saben qué esperar son menos
propensos a ser abrumados por los cambios.
Los niños/as con este trastorno a menudo son objeto de burlas y acoso debido a sus síntomas.
Los niños/as se sienten muy incómodos con sus rituales, a sabiendas de que están siendo
observados. Puede ser útil educar a toda la clase sobre lo que está pasando, especialmente si el
niño/a va a estar en el mismo colegio durante años, y puede tener un gran apoyo por parte de los
otros niños.
AGORAFOBIA
Según el DSM-V: Miedo o ansiedad acusados que aparecen prácticamente siempre respecto a
dos o más situaciones prototípicamente agorafóbicas (transportes públicos, lugares abiertos,
lugares cerrados, hacer colas o estar en medio de una multitud, y/o
estar solo fuera de casa) que, además, se evitan activamente,
requieren la presencia de un acompañante o se soportan a costa
de intenso miedo o ansiedad. La persona teme o evita dichas
situaciones por temor a tener dificultades para huir o recibir ayuda
en caso de aparición de síntomas similares a la angustia, u otros
síntomas incapacitantes o que pudieran ser motivo de vergüenza.
• Se aísla de las demás personas, sobre todo de los niños/as de su misma edad.
• Duerme mucho.
• Siente depresión.
El niño/a que sufre de agorafobia siente intensas sensaciones fisiológicas que aparecen
súbitamente y aumentan de manera gradual. Entre estas sensaciones o síntomas de la
agorafobia en niños/as, se encuentran:
• Sudoración excesiva.
• Náuseas y vómitos.
• Pérdida de control.
• Taquicardias.
• Dolor en el pecho.
• Visión borrosa.
• Palidez.
• Nerviosismo extremo.
• Calambres.
• Miedo a morir.
Otras fobias que se pueden desarrollar a partir de la agorafobia:
Tipos de Agorafobia:
Algunos especialistas también pueden clasificar esta patología según las diferentes situaciones
que se pueden contemplar en una persona agorafóbica:
• Ataque de pánico previsible en una situación segura: El niño/a predice que va a tener
un ataque porque está muy activo emocionalmente, ya sea por alegría, estrés, tristeza,
enfado o preocupación, por lo que evita tener niveles altos de emoción.
Su cuerpo interpreta ciertas funciones fisiológicas o cambios corporales vitales que realiza
la persona los malinterprete de forma catastrófica y genera una gran cantidad de ansiedad
que, finalmente termina con un episodio de pánico.
El tratamiento que hasta ahora ha ofrecido mejores resultados en los agorafóbicos es la terapia
de exposición, un tipo de terapia del comportamiento. Aproximadamente el 90 por ciento de las
personas que se someten a ella mejoran. Esta terapia suele combinarse con antidepresivos.
Con la ayuda de un especialista, la persona busca, confronta y permanece en contacto con lo que
causa sus temores hasta que su ansiedad va aliviándose poco a poco debido a la familiaridad
que adquiere con la situación.
Detectar a los alumnos/as con estos trastornos es relativamente fácil: su actitud ante exámenes,
su relación con los compañeros/as, con los docentes… Desde el aula o el centro se pueden llevar
a cabo una serie de medidas que pueden centrarse en la prevención y en la mejora del problema
si este ya existe. Esto exige una mayor observación del grupo por parte del profesorado y el
contacto permanente con los padres.
En este tipo de trastorno, tanto la prevención como la solución deben ir encaminadas de una
labor padres-profesores. Lo primero que debemos conocer es si la actitud del niño/a o joven está
provocada por algo irracional, es decir, algo que el niño/a o adolescente piensa que puede ocurrir,
o si hay una realidad constatada, y que puede ser provocada por una falta de atención por parte
del centro y/o profesores.
La fobia puede surgir por miedos reales o irreales. Si se trata de miedos infundados, padres y
profesores tienen que hacer ver al alumno/a que el centro educativo no presenta ningún
problema para ellos/as y potenciar los aspectos positivos que el centro tiene, no sólo como
elemento fundamental para su preparación académica y formación personal, sino como lugar
clave para establecer relaciones sociales que tan importantes son a estas edades para tener un
desarrollo adecuado. Los miedos más frecuentes en este tipo de casos irreales son el miedo a
hablar en público en el aula, porque piensan que lo van a hacer mal, que van a empezar a
tartamudear, a sudar y que el resto se van a reír de él/ella.
Para ayudar a superar esta situación podemos crear debates en clase en los que participan los
que quieren y cada uno da su opinión, evitando preguntas personalizadas, con temas ajenos a la
materia y atractivos/as para ellos/as. El profesor debe ser consciente del problema del alumno/a.
Pero la fobia puede tener una base real, es decir, un problema concreto que se produce en el
centro y que hace que el alumno/a no quiera asistir. En estos casos lo más normal suele ser un
conflicto con los compañeros/as, un enfado con el grupo habitual, casos de burlas, agresiones
físicas o verbales, acoso… Una entrevista con los padres, profesores y alumnos/as puede dar luz
a esta situación, poniendo en marcha el protocolo que el centro debe poseer para los casos de
acoso, sea este del grado que sea, en colaboración con los EOEP o Departamento de Orientación
en su caso.
Hay que tener en cuenta los ataques de pánico. El ataque de pánico es una reacción excesiva
ante un hecho, y que presenta un miedo irracional hacia algo que en condiciones normales no
presenta ningún problema. Lo primero es dar apariencia de normalidad. Se debe ayudar al
alumnado a identificar cuáles son los antecedentes de estos ataques. Si el ataque aparece, el
niño/a debe asumir que tiene un tiempo de duración, debe esperar a que pase, no intentar
controlarlo, porque esto genera más ansiedad. Si ocurre en el aula, se debe explicar al alumno/a
que no debe temer que el resto se dé cuenta, ya que no suele ser así, sólo ven que un
compañero/a se encuentra mal. Se debe salir del aula si esto le ayuda. No se le debe agobiar con
preguntas y, cuando pase el ataque, se le pueden dar pautas para otras ocasiones, como
controlar la respiración o buscar ayuda en las personas más allegadas. Debe ser consciente de
que el ataque de pánico no es peligroso y sí temporal.
Los niños/as con mutismo selectivo no hablan en situaciones en las que sería socialmente
apropiado para ellos hablar, como en la escuela.
Es un trastorno que suele estar marcado por una elevada ansiedad social y que se inicia antes
de los 5 años, aunque puede dar su cara cuando el sujeto comienza a ir al centro escolar. No es
un trastorno muy frecuente en la sociedad, aunque dentro de su reducida prevalencia se
manifiesta menos en los adolescentes y los adultos que en niños pequeños, por lo cual es más
frecuente en los infantiles (APA, 2014).
Los niños con mutismo selectivo presentan una serie de síntomas diagnósticos, según la DSM-
5 (APA, 2014), y que se muestran a continuación. Éstos son apoyados y complementados por
síntomas como la timidez excesiva, el miedo a la humillación social, aislamiento y retraimiento
social, también el miedo a "apegarse" a otros, rasgos compulsivos, negativismo y pataletas o
comportamiento controlador o negativista, en especialmente en sus casas.
Estos niños sufren y a su vez presentan dificultades en las escuelas, ya que la comunicación en
la escuela es un elemento clave y diario. A veces, ellos deciden comunicarse a través de
estrategias no verbales como por ejemplo señalando o haciendo ruidos sonidos (Aires, 2015).
Variables predisponentes:
Variables precipitantes:
• Modelo familiar con relaciones sociales inadecuadas y/o escasas: ausencia o escasez
de experiencias de contacto e interacciones sociales. Depresión en los padres, no asistió
a guardería, vive a las afueras de la ciudad….
• Excesiva atención por no hablar (puede ser que al alumno se le pregunte reiteradamente
si ha hablado, cómo, cuándo, cuánto, con quién…)
• Tanto el profesorado que imparte clase al niño/a como sus compañeros/as piensan y
verbalizan que no habla, ni va a hablar.
Partiendo del concepto de mutismo como un miedo exagerado a hablar, se entiende que una de
las maneras de superarlo consiste en afrontar las situaciones socio comunicativas que lo
provocan. Dado que en la escuela se producen gran cantidad de situaciones de este tipo, será
uno de los entornos prioritarios en los que se debe centrar la intervención. La tarea fundamental
del profesorado y especialmente del tutor-a del niño-a será, por una parte, la de establecer una
vinculación afectiva positiva con el niño-a que le aporte la seguridad suficiente para enfrentarse
a las situaciones, y por otra parte, la de diseñar y planificar actividades de clase que requieran de
una comunicación verbal.
• Asignar pequeñas tareas de responsabilidad dentro del aula y del centro educativo
ajustadas a la edad (hacer recados, repartir/recoger material, borrar la pizarra, pedir
fotocopias al conserje…).
• Planificar y diseñar momentos diarios y frecuentes en los que el profesor/a haga una
pregunta sencilla al alumno/a (inicialmente se solicitará una respuesta de una sola
palabra, progresivamente se plantearán preguntas que requieran respuestas de mayor
longitud).
• Organizar en torno a los rincones del aula pequeños grupos de trabajo y/o de juego
en los que se le facilite al niño el intercambio verbal con compañeros/as. Es
importante que los agrupamientos sean establecidos previamente por el profesor/a
cuidando especialmente la composición de los grupos (inicialmente con los niños con
los que tiene una mayor relación).
• Por último, señalar que las recomendaciones que se sugieren no van a producir los
mismos cambios en todos los niños/as: para algunos/as serán suficientes estas
pautas, en otros, sin embargo, no producirán los efectos deseados. En estos últimos
se deberá profundizar en la evaluación psicopedagógica y desarrollar un programa
más específico en función de ella.
• Adquirir una buena relación con el niño/a: “Invertir” tiempo para conocer al niño/a que
tiene mutismo selectivo, sus gustos y sus aversiones, y participar con él en
actividades divertidas y relajadas.
• Hacerle saber al niño/a que será capaz de hablar cuando esté listo. Asegúrate de que
el niño/a sabe que la meta es que él sea capaz de hablar sin ansiedad, pero no lo
fuerces. Hay diferentes etapas de la comunicación que permite el progreso hacia la
vocalización:
• Conocer las situaciones en las que el niño/a se siente cómodo y en las que se siente
incómodo hablando: Una vez que determine las situaciones en las que el niño/a se
sienta cómodo/incómodo hablando, tendrás un punto de partida. Podrás simular las
situaciones en las que el estudiante si sienta cómodo hablando, y poco a poco añadir
elementos o compañeros en un ambiente seguro para fomentar su comunicación
verbal.
• Tener una rutina estructurada: Las situaciones no estructuradas pueden hacer que un
niño/a con mutismo selectivo sienta ansiedad. Deja que el niño/a sepa de antemano
cualquier cambio que habrá en la rutina (ya sea visitas de otras personas o cambio de
actividades).
Algunas orientaciones a la hora de trabajar con este tipo de alumnado pueden ser:
• Evitar tanto la sobreprotección como la ignorancia del problema ya que no hacen más
que reforzar el mutismo.
• Desarrollaremos una relación afectiva con el alumno/a que sea positiva para este/a y
que le aporte seguridad para enfrentarse a otras situaciones.
• Asignar pequeñas tareas de responsabilidad dentro del aula y del centro educativo
ajustadas a la edad (hacer recados, repartir/recoger material, borrar la pizarra, pedir
fotocopias al conserje).
• Aumentar nuestro control en la relación del alumno/a con el contexto escolar a fin de
evitar el aislamiento.
CONCLUSIÓN:
Son muchos los casos de Mutismo Selectivo que se presentan diariamente en nuestras escuelas.
Por ello, es importante que, como docentes, conozcamos este trastorno y sepamos cómo actuar
si se nos presentan alumnos/as que lo padezcan. Por último, señalar que, además de las
anteriores, cualquier propuesta de intervención es aceptable siempre y cuando sea efectiva en la
superación de este problema social por parte del alumnado.
RECURSOS PRÁCTICOS PARA LA ATENCIÓN EDUCATIVA EN
ALUMNADO CON TRASTORNOS EMOCIONALES
De acuerdo con las adaptaciones metodológicas desarrolladas, os proponemos una selección
de recursos que os pueden ayudar a su puesta en práctica. En cada uno os encontraréis una
propuesta para su desarrollo según el código descrito, aunque todos los recursos se pueden
modificar y adaptar a cada etapa y a su puesta en práctica tanto individual como grupal.
Los recursos ofrecidos en módulos anteriores, sobre todo los referidos a atención, autocontrol y
autoestima, yoga y mindfulness (módulo 2) inteligencia emocional y mejoras de conducta
(módulo 4) son también aplicables en trastornos emocionales.
RUTINAS
Los niños pueden aprender a lidiar con la ansiedad a través de la adquisición de dos habilidades
cruciales: capacidad para calmarse y resolver problemas. La escalada de la ansiedad en los niños
puede ser expresada y percibida como un comportamiento desafiante. El establecimiento de
rutinas les puede servir para estos dos ámbitos, ya que saber que es lo que va a pasar a
continuación o dividir las tareas en pequeños pasos les ayudará a tomar conciencia y gestionar
mejor su respuesta emocional. Algunas estrategias que nos pueden ayudar serían:
Planificadores
Horario intercambiable
Normas de aula
Frases positivas
Frases motivadoras
Dinámicas de autoconocimiento.
Dinámicas de autoestima.
Dinámicas empatía
Practicar la meditación con niños implica realizar multitud de actividades en las que los niños
están enfocando su atención en su respiración, en algo que están viendo, en algo que están
haciendo… con el objeto de, en primer lugar, calmar la mente.
Porque el moverse en el mundo le hace conocerse a sí mismo, y a la vez entrar en relación; con
el mundo, con el entorno, con los otros niños y niñas, con los adultos y nos ayudará a evitar el
mutismo selectivo. Algunos recursos que nos pueden ayudar en este cometido son:
Frases motricidad
De ratón a ratón
Como ayudar a su hijo -Guia sobre el TOC para padres (OCD, Chicago)
Inteligencia Emocional
https://tocgranada.com/
https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/ninos-ansiedad-cuando-no-solo-cuestion-nervios
https://www.educaweb.com/noticia/2007/12/03/ansiedad-alumnado-deteccion-control-2655/
https://www.educaweb.com/publicaciones/monografico/2007/convivencia-aulas/
https://www.fundacionanaed.es/index.php/interesa-t/articulos-de-interes/89-articulos-de-
interes/406-depresion-en-ninos-y-adolescentes-informacion-para-padres-y-educadores
https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/depresion-ninos-informacion-padres-familiares
https://www.redcenit.com/depresion-infantil-como-ayudar-al-nino/
https://biblioteca.unirioja.es/tfe_e/TFE001150.pdf
https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/12-ninos-timidos-padecen-fobia-social
https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/consejos-vencer-timidez-durante-infancia