Informe Anaversa Por María Andrea Meza Merino
Informe Anaversa Por María Andrea Meza Merino
Informe Anaversa Por María Andrea Meza Merino
ANAVERSA
en Cordoba
Daños irreversibles
Negación oficial
Recomendación no atendida
Registro de los hechos
Sigue la impunidad
Sitio contaminado
Continuan las afecciones
A un cuarto de siglo
3 Límites y alcance
4 Conclusión
5 Bibliografía
Introducción
En 1962 se estableció en Córdoba, Veracruz, una formuladora de plaguicidas:
Agricultura Nacional de Veracruz S. A. (Anaversa), en el barrio de La Estación, sobre la
avenida 11, entre las calles 21 y 23, a 1.30 km del centro de la ciudad.
Esta planta estaba rodeada de casas de clase media y baja, escuelas, una gasolinera,
iglesias y pequeños comercios. Oficialmente formulaba cinco plaguicidas:
pentaclorofenol, 2,4-D, paratión metílico, malatión y paraquat; sin embargo, en las
paredes del local se anunciaban más de 20 productos, los cuales, si no se formulaban
ahí (de manera ilegal, claro), al menos se almacenaban y vendían.
Daños irreversibles
El 3 de mayo de 1991, alrededor del mediodía, la planta se incendia y explota, lo que
provocó una nube tóxica que se extendió alrededor de un tercio de la localidad. Miles
de personas resultaron afectadas debido a la falta de información sobre las
sustancias que fueron esparcidas, así como al mal manejo de la emergencia. Los más
afectados: los vecinos más cercanos.
Negación ofical
Entre los problemas que puede provocar a la salud humana la exposición a las
sustancias mencionadas están: daños en la reproducción y el desarrollo, defectos
congénitos, afectación al sistema inmunitario y hormonal, diversos tipos de cánceres.
La Asociación de Afectados por Anaversa estima que más de 1 500 personas han
fallecido a consecuencia del accidente; sin embargo, oficialmente no se reconoció
ningún afectado, salvo los casos de intoxicación aguda que se dieron al momento de
la explosión y que fueron dados de alta a los pocos días sin ningún seguimiento.
Recomendación no atendida
Debido a la inacción de las autoridades frente al desastre, la población presentó en
su momento una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la
cual fue atendida y derivó en la emisión de una recomendación (99/1991) por parte de
dicho organismo.
Sitio contaminado
El predio fue abandonado después del accidente, ni los particulares ni el gobierno se
hicieron cargo de su remediación. Actualmente se lee en el portón de la propiedad:
“Se vende, 3600 m2”, cuando después del desastre se pintó en el mismo portón:
“Contaminado, No se vende”.
La clausura llegó tarde: la demolición fue casi total y durante los trabajos se
produjeron polvos y residuos que expusieron por segunda ocasión a la población a
contaminantes sumamente tóxicos de manera masiva.
Los escombros fueron sacados sin protocolo alguno a otro sitio; testigos denunciaron
que fueron tirados en un predio baldío de la colonia Paraíso y que los vecinos que
desconocían su origen empezaron a llevarse materiales contaminados.
A un cuarto de siglo
Ésta es la historia de un grave suceso que ha provocado muerte y dolor, que estuvo
acompañado de irresponsabilidades, omisiones y corrupción. 25 años debería ser
suficiente tiempo para reconocer finalmente los graves errores que se cometieron y
aprender de ellos.
Las actuales autoridades de los tres órdenes de gobierno tienen en sus manos dicha
tarea. Si no la llevan a cabo, no sólo estarán faltando a su más importante
responsabilidad, la de velar por el bien de la ciudadanía, sino que estarán
colaborando al próximo percance de este tipo.
Límites y alcance
hasta ahora ninguna de las víctimas ha recibido el apoyo de las autoridades para
atender su salud, a pesar de que después de 1991 los casos de cáncer y
malformaciones congénitas en la zona empezaron a notar con mayor frecuencia.
A pesar de que algunos investigadores han señalado que los muros, el suelo y la
herrería del edificó que albergó Anaversa, ubicado en la Avenida 11, siguen
contaminados molecularmente, el inmueble luce en el abandono y está a la venta.
Aseguran que fueron más de 20 camiones de carga llenos de material lo que se sacó
del inmueble y nadie supo dónde lo fueron a dejar y, sobre todo, qué repercusiones
pudo generar. Actualmente, el edificio está enmontado y en total abandono y con
varios letreros de estar a la venta.
Conclusión
El pasado 3 de mayo se cumplierón 31 años de la explosión de la fábrica de
Agricultura Nacional de Veracruz S. A, mejor conocida como Anaversa, una de las
catástrofes medioambientales más grandes México.